80 años Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna
Autores: Javier Petric1 (investigador a cargo) Cristóbal Molina2 (coautor)
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jpetric1@uc.cl cmolina3@uc.cl
Índice
1. 1942-1952: Inicios del Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna.
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2. 1952-1962: Entre lo amplio y lo particular: formación del médico integral.
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3. 1962-1972: En dirección a la subespecialización pediátrica.
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4. 1972-1982: Hacia la mitad del camino: una identidad que se consolida.
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5. 1982-1992: De la mano de grandes amigos.
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6. 1992-2002: La década de la investigación.
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7. 2002-2012: El Hospital Amigable Dr. Luis Calvo Mackenna.
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8. 2012-2022: Los niños y niñas nos mueven.
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Palabras iniciales
Hace 80 años en Av. Antonio Varas 360, el Hospital de Niños Dr. Luis Calvo Mackenna iniciaba sus funciones. Y ahora, luego de 8 décadas, podemos mirar hacia atrás y saber que a lo largo de este camino el objetivo inicial sigue intacto: salvar y sanar a niñas y niños.
Las siguientes páginas se organizan de acuerdo a las décadas que componen estos 80 años, las cuales forman un todo narrativo que repasa tanto los grandes hitos, como las visiones, tendencias y decisiones que han afectado el quehacer médico. De esta manera, este relato tiene como objetivo destacar las labores personales y colectivas; los momentos alegres y difíciles. Agradecemos la confianza del director Dr. Michel Royer, quien junto a Paloma Chávez han sido enérgicos promotores y editores de este proyecto. Luego, damos las gracias por su participación al Dr. Antonio Banfi; Dr. José Cofré, Dra. Angela Delucchi; Padre Juan Pablo García Huidobro; Constanza Labbé; Dr. Walter Ledermann; Dr. Jorge Lastra; Macarena Miranda; Dra. María Elena Santolaya; Diacono José Luis Urra; y Dra. Milena Villarroel; quienes amablemente compartieron sus experiencias, las que han sido un valioso insumo para este escrito.
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1942-1952: Inicios del Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna.
La década de la construcción y los cimientos. Década marcada por la transición en infraestructura que sufre un Hogar de Niños Huérfanos que se transforma en un Hospital, gracias a la visión de dos médicos visionarios. Junto al concepto Hospital surge también el de docencia, como elemento colaborativo y de empuje.
Los niños y niñas nos mueven, y hacer una mirada general de estos 80 años de historia es pensar en el legado y tradición tanto del Dr. Luis Calvo Mackenna, como de las y los profesionales que hasta el día de hoy encarnan este espíritu: la excelencia asistencial, la inquietud investigativa y la rigurosidad docente. Decir 80 años es injusto con la historia, el Hospital encuentra sus inicios en la carrera del Dr. Luis Calvo Mackenna, en los congresos nacionales de Protección a la Infancia de 1912, en su dirección de la Casa Nacional del Niño desde 1927, en la compañía del Dr. Aníbal Ariztía desde al menos 1933, y por sobre todo, en la misión de sanar a los niños.
Clave para el desarrollo y la excelencia desde los primeros días de la Institución, ha sido la alianza desarrollada con la Universidad de Chile y su Facultad de Medicina a través de la Cátedra Extraordinaria de Pediatría y luego con el Departamento de Pediatría y Cirugía infantil, una relación que ha acompañado en el camino desde el año 1933 en la Casa Nacional.
Hacia 1927, a cargo del arquitecto Guillermo Franke, se inician las obras de lo que 15 años después sería el Hospital que hoy conocemos. En 1933, las instalaciones abrieron sus puertas, y la idea de que el lugar fuera un hospital pediátrico tomaba más y más fuerza, sin dejar de lado a la Casa Nacional del Niño. Sin embargo, el año 1937, fallece el Dr. Luis Calvo Mackenna. No obstante, en 1942 se materializó su sueño, se inauguró un hospital pediátrico que no podría haber llevado otro apellido, y en honor a su persona el centro llevaría por nombre: Hospital de Niños Dr. Luis Calvo Mackenna.
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Para 1942 el Hospital se constituye como un centro asistencial, docente y de investigación. Según Decreto de Ley, se comienza a trabajar en conjunto con la Universidad de Chile en términos asistenciales y docentes. Para iniciar las operaciones, el Dr. Aníbal Ariztía, quien ya era jefe de Sección en la Casa Nacional del Niño, aceptó hacerse cargo del nuevo hospital, comenzando así formalmente estos 80 años de historia.
De estricto carácter y vestido permanentemente con un largo delantal, Ariztía buscó orientar la asistencia y la docencia de la pediatría poniendo al niño por delante, por lo que fiel a su escuela alemana, promovió la versatilidad médica de los doctores y el mutuo apoyo entre profesionales. De esta manera, potenciando las grandes especialidades, sus estudiantes vieron al niño como un todo, legado que hasta el día de hoy convive con las nuevas visiones médicas. Su espíritu empapó al Hospital, entregando un sello en el cual la incansable curiosidad, el constante estudio y continuo perfeccionamiento en una búsqueda permanente por sanar a los pacientes, ha navegado en los vaivenes del tiempo, y luego de 80 años, sigue demostrándose día a día.
Generalmente, los inicios son una etapa de aprender y crecer, y al poco tiempo de entrar en operación, el Hospital comenzó a fortalecerse. Solo dos años más tarde, para 1944, se crea el Servicio de Cirugía Pediátrica a cargo del Dr. Carlos Urrutia, que trae consigo a los doctores Helmuth Jaeger y Alfredo del Río. De esta manera, el 9 de diciembre de 1944 se recibieron los primeros niños en la Policlínica y el 29 de diciembre se practicó la primera intervención quirúrgica. Luego, el año 1945 fue testigo de la puesta en marcha del que hoy conocemos como el Departamento de Kinesiología a cargo del Dr. Jorge Zlatar, junto a Alicia Gazpo.
Sin dudas, el año 1947 nos deja un hito muy relevante para el Hospital, el país y por qué no, el mundo: la fundación de la Sociedad Pro-Ayuda al Niño Lisiado, que más tarde da origen al Centro de Tratamiento y Recuperación de Lisiados (Teletón), presidida por el Dr. Carlos Urrutia, y el Dr. Helmut Jaeger en la vicepresidencia. Esta organización se transformaría en una de las instituciones más valoradas de Chile, que sin fines de lucro y dedicada a la rehabilitación integral de niños, niñas y jóvenes con discapacidad motora, busca mejorar la calidad de vida de quienes acuden, promoviendo la inclusión social. 5
Mientras tanto, a fines de los años 40’, vemos cómo el Hospital crece en cuanto a equipamiento, donde destaca la creación del Laboratorio de Fotografía y Cinematografía en 1948, herramientas que entregaron mucha más precisión y perspectivas al diagnóstico. A su vez, de la mano del Dr. Carlos Urrutia, se crea en 1949 el primer Banco de Huesos en Chile, un hito sumamente relevante para la medicina nacional y la historia del Calvo Mackenna. Hacia finales de 1949 y principios de 1950, se suma el área de Maquinarias, ejemplo de modernización en las instalaciones del Hospital. De esta manera, aquellos años se caracterizaron por un fortalecimiento estructural, que indudablemente traería consigo una mejora en la asistencia al paciente.
Como se ha dicho, la docencia es uno de los tres pilares fundamentales sobre los que se erige el Hospital Calvo Mackenna. Por ejemplo, además de las cátedras extraordinarias del Dr. Aníbal Ariztía en la cual insistía en lo metódico, como la elaboración de las fichas médicas, hacia el año 1948 se inician giras por regiones a modo de conferencias. Estas instancias fueron llevadas a ciudades como Concepción, Valdivia y Osorno, siendo dirigidas a la experiencia quirúrgica y ortopédica, practicándose intervenciones con reuniones de tipo seminario a objeto de hacerlas eminentemente prácticas.
Y así, en un abrir y cerrar de ojos pasaron 10 años de funcionamiento en los cuales, sin duda, se comenzó a hacer realidad lo que Luis Calvo Mackenna soñó. Esta primera década del Hospital fueron años de abrir caminos y levantar pilares, asentarse en el barrio, darle un sello al Hospital, y por sobre todo asistir a los niños y niñas, que, a fin de cuentas, son lo que nos mueve. Así, ya estaba todo listo para lo que vendría, la segunda década de vida del Hospital, la cual, guiada por brillantes y comprometidos profesionales, vendría a consolidar lo labrado en estos primeros años.
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1952-1962: Entre lo amplio y lo particular: formación del médico integral. Una década marcada por la instalación del espíritu del Hospital: la asistencia, investigación y docencia, y el afán de abordar patologías complejas como la primera cirugía cardíaca. La construcción del concepto pediátrico del niño como un todo. Luego de 10 años de funcionamiento formal, la década que inicia en 1952 estuvo marcada por el crecimiento institucional y médico. En estos años, entre otras figuras, destacan dos doctores en cuya esencia habita parte del espíritu de la institución: Helmut Jaeger y Aníbal Ariztía. Con un férreo compromiso en la asistencia, investigación y docencia, contribuyeron a hacer del hospital una institución que combinaba la rigurosidad asistencial con una amplia gama de saberes médicos y humanos. Junto al incansable apoyo de todo aquel que habitaba el Calvo Mackenna, estos dos profesores lideraron una transformación desafiante y a la vez brillante. Donde sólo había cimientos hicieron, junto a todo el equipo, una estructura sólida que se convertiría en un Centro Hospitalario y Docente de primer nivel y de reconocido prestigio. Esta institución, cada vez más consolidada, incentivó la llegada de variados alumnos, muchos de los cuales quedaron vinculados tanto a los profesores como al Hospital. Difícil sería entender el notable trabajo y crecimiento que experimentó el Hospital si no se considera también el aporte del Dr. Carlos Urrutia quien en esos años se desempeñaba como jefe del Servicio de Cirugía. Además de lo que más arriba ya se ha expuesto sobre su labor, es de recalcar su acción cuando la situación mundial parecía cerrarle las puertas a un eventual camino del Hospital hacia la prosperidad. Durante la Segunda Guerra Mundial y los años posteriores a ésta, Chile se vio enfrentado a una escasa importación de material médico europeo y estadounidense, lo que muy pronto hizo notorio el déficit instrumental y de equipos quirúrgicos. Fácil hubiese sido quedarse en la comodidad de lo viejo y conocido, pero la tenacidad de este doctor pudo más. Ante la situación, acompañado de otros profesionales y de un grupo de benefactores, Urrutia propicia el aporte, por ejemplo, de la Industria de Instrumental Quirúrgico “Ortox”, en la que se fabricaban todos los equipos necesarios para el desarrollo de nuestra medicina. Esta búsqueda, no solo ayudó a sobreponerse al problema, sino que también otorgó eficiencia y crecimiento institucional a la hora de cubrir las demandas del hospital.
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Pero no por lo anterior la comunicación con el extranjero se iba a detener. En 1953, empezando esta segunda década del Calvo Mackenna, el Dr. Helmut Jaeger obtuvo una beca de la fundación Kellog que le permitió viajar a Estados Unidos y conocer los avances en los tratamientos de las afecciones cardíacas. Consiguió además parte de los recursos para crear el primer Centro Cardiovascular Infantil de nuestro país, y gracias a esto se empiezan a realizar las primeras cirugías cardíacas en Chile. Aquello marcaría el inicio de una carrera ascendente en dicha materia, que hasta el momento casi no era explorada en Chile. El apoyo y estímulo que del Dr. Urrutia recibió Helmut Jaeger, se comprueba al reparar en que el sucesor de Urrutia en la Jefatura del Servicio no sería otro que Jaeger. Un año después, en 1954, ingresa como pediatra un doctor que sería importantísimo para el futuro desarrollo de nuestro Hospital: Federico Puga, también conocido como “Fico”. Rápidamente se integró al grupo académico del Hospital bajo la tutela del profesor Aníbal Ariztía. El mismo Fico cuenta que hasta el año 60 pasó su tiempo en las galeras, como le llamaban al Policlínico que funcionaba en el subterráneo del Hospital. De ahí en adelante se le designó la especialidad de Nefrólogo, para lo cual tuvo que prepararse en una beca en el Hospital del Salvador. Ahí, además de montar un laboratorio elemental, logró desarrollar su capacidad de buscar recursos, una habilidad que quedó en evidencia cuando fundó AMICAM (Corporación de Amigos del Hospital Luis Calvo Mackenna) algunas décadas más tarde. Durante este tiempo, entraba rápidamente en escena el Dr. Jorge Howard, quien fue ocupando puestos mayor importancia en el hospital, a la vez que su carrera docente también continuaba de manera favorable. Fue designado Jefe 2º de Clínica y poco después, Jefe 1º. Desde esta posición impulsó, ya en la segunda mitad de la década de 1950, un prometedor proyecto que el Servicio de Pediatría presentó a la OMS (Organización Mundial de la Salud). Esta iniciativa propició la designación del Hospital Luis Calvo Mackenna como sede de un Centro de Prematuros. El objetivo era generar un espacio en que se otorgara una atención de excelencia al paciente, además de una educación de primer nivel a los profesionales. Para conseguirlo, viajó a diversos países con el fin de conocer el funcionamiento de este tipo de centros y ahí estableció contacto con importantes figuras de la pediatría en lugares como Estados Unidos, Suiza e Inglaterra. Así, quedaba preparado el terreno para la creación de un
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Centro de Prematuros que se hacía cargo de recuperar la energía y dignidad de este pequeño ser. Pero nada de esto hubiese sido posible ni se entiende correctamente, si no se pone atención en la figura del Dr. Aníbal Ariztía. Este doctor, de quien Howard fue su principal colaborador en ese tiempo, realizó una titánica labor médica y docente que dejó impregnado un sello, que para ese momento, calzaba perfecto con los objetivos de un hospital en franco crecimiento. Él sentía cierto temor por el progreso indiscriminado de las especialidades, ya que pensaba que esto podría significar que se perdiera el concepto de niño enfermo como un todo y el médico pusiera énfasis solo en su especialidad. Por esto, apoyó con especial fuerza el desarrollo de las grandes especialidades como Broncopulmonares y Neurología. Este criterio, cuya herencia continúa hasta el día de hoy, fue entendido y de cierta forma replanteado por el Dr. Howard, quien en la década siguiente ya tendría tiempo para llevar a cabo su postura que apunta a la subespecialización. Así, gracias a la incansable labor, no solo de los doctores recién nombrados, sino que a toda la comunidad que compone el Hospital, se consolidó el paso de una institución en formación a una en desarrollo. Esto, se puede ver reflejado en hitos como la realización de la primera operación compleja al corazón con circulación extracorpórea, un hecho inédito en Chile a cargo de Helmut Jaeger en 1957; la instalación, en 1958 de la primera UCI Pediátrica cardiológica, en el Centro Cardiovascular Infantil; la organización del IV Congreso Latinoamericano de Ortopedia y Traumatología, realizado en Santiago a fines de 1959 e impulsado por los doctores Urrutia y Alfredo del Río; la creación del Servicio de Pediatría; o la puesta en marcha de una capilla que desde aquella década ha sido un espacio de reflexión y esperanzas para pacientes y familiares.
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1962-1972: En dirección a la subespecialización pediátrica. Etapa del desarrollo de la subespecialización. Se conjuga lo universal con lo particular. El Hospital comienza su camino hacia la complejidad. Gracias al financiamiento y apoyo externo, se consolidan unidades de excelencia que marcarán la historia posterior de la Institución. Paulatinamente y a medida que las necesidades del Hospital iban acomodándose a nuevos tiempos y objetivos, se fue consolidando un recambio generacional. Recogiendo la herencia que dejaban los que salían, los doctores que tomaban la batuta también impregnaron su propio sello a nuestra querida institución. Y así como en Chile se organizaba un mundial de fútbol, cuya consigna contenía un relato que de la nada buscaba conseguirlo todo, un hospital ya francamente formado intentaba transformar el todo en más. Si bajo la tutela del Dr. Ariztía el Hospital caminaba hacia la unificación de saberes, encarnada en un médico integral, ahora, y bajo las ideas de Jorge Howard la situación se complementaría con nuevas perspectivas. El camino apuntaba hacia la pediatría de la subespecialización, vía que permitiría un progreso más rápido y eficaz de la medicina, lógicamente sin nunca perder de mira el objeto central de la ecuación: el niño. Así, la jubilación de Aníbal Ariztía, en 1964, llegaba en el momento justo y preciso para dotar de nuevos aires al Calvo Mackenna. Sucedido por el profesor Howard, se produce un paulatino cambio de paradigma que permitió conjugar lo universal con lo particular. Esto claramente no quiere decir que una posición se haya impuesto sobre la otra, sino que, tal como en todas las cosas, el tiempo pide cambios y el Hospital no se quedó atrás. Prueba de esto es que, pese a su retiro, el Dr. Ariztía siguió concurriendo al Servicio entregando desinteresadamente su experiencia y su saber, como el más sencillo de los ayudantes. Con este nuevo criterio se dio impulso a varias especialidades. Los estudios de Genética, estuvieron a cargo del Dr. Aspillaga; de Hematología se encargó el Dr. Winter; el Dr. Jarpa, quien recientemente se había especializado en Estados Unidos se ocupó de la Nutrición de los Lactantes. Además, se formó un Laboratorio en la Cátedra dedicado exclusivamente a la investigación, que dirigió el Dr. Martner. La Dra. Sims, quien en el Hospital Manuel Arriarán había desempeñado idénticas funciones, se ocupó de la Ginecología 10
de Adolescentes. Esto último cobra especial relevancia cuando se repara en que sirvió de base para la educación sexual de la juventud, ámbito tan contingente al día de hoy. Pero el aporte de Howard no quedaría ahí. Consecuente a su postura ligada al perfeccionamiento de las distintas disciplinas de la medicina, impulsó en esos años 60 una serie de cursos como: Avances en Recién Nacido y Prematuro, Neurología, Nefrología, Infectología, Broncopulmonar y Hematología. En ellos participaron docentes de primer nivel mundial como los Dres. Royer, Gianantonio, Mozziconazzi o Atal. Estos cursos han constituido una tradicional y sólida participación del Hospital Luis Calvo Mackenna en la formación de postgrado en pediatría. Este progresivo avance que experimentaba el Hospital, ahora de la mano de la filosofía del Dr. Howard, ocurría junto a otros hitos que evidencian el notable crecimiento del Calvo Mackenna. Así, el Dr. Jaeger continuaba en su misión de perfeccionar y agilizar las técnicas quirúrgicas cardiovasculares, gracias a la experiencia que había ido adquiriendo producto de una demanda siempre creciente de operaciones. En concordancia con su fuerte espíritu pionero, implantó en 1966 el primer marcapaso en un bloqueo congénito a un niño de 2 años, una afección en la conducción eléctrica entre aurícula y ventrículo, función determinante de la contracción del músculo cardíaco. Esta faena no sería nada fácil, ya que después de varios recambios de la unidad generadora, el paciente fue transferido a un hospital de adultos para seguir su control. Hasta aquí todo parece una historia perfecta en que, en un avance incansable, el Hospital caminaba hacia una idílica perfección. Pero detrás de estos notables hitos, las penurias económicas ponían por delante un escenario no tan auspicioso. Para subsistir, cada año había que depender del Estado o de subvenciones, las cuales no eran suficientes para cubrir la demanda de atención y tratamiento que aumentaba diariamente. Recibir donaciones no era tan fácil y las finanzas del Hospital no se escapaban de la fiscalización. ¿La solución? Crear una Corporación sin fines de lucro, que permitiese proyectarse a futuro. Gracias a las conversaciones con el Rotary Club de Providencia, del cual Jaeger era socio fundador, logró que esta entidad lo apoyara para crear en 1967, una institución de beneficencia privada sin fines de lucro, destinada a apoyar la Cirugía Cardíaca Pediátrica. Así 11
nació la Corporación Salvémosle el Corazón al Niño (SALVECOR). El 27 de julio de ese año se reunían en la residencia del ministro Plenipotenciario de Dinamarca en Chile, Christian Plaetner-Moller, el embajador de Gran Bretaña en Chile, Frederick Mason; socios del Rotary Club de Providencia y médicos del Hospital Luis Calvo Mackenna, con el propósito de crear esta corporación de beneficencia. Su primer directorio fue presidido por el Dr. Darío Verdugo Binimelis y constituido el día 24 de agosto de 1967. Una vez erigida la Corporación, el Dr. Jaeger junto al directorio convencieron a la autoridad estatal y municipal para cooperar. De este modo, lograron habilitar una sala de estar para niños ambulatorios y se ampliaron las dependencias de Esterilización, Laboratorio y de la sala de Hemodinámica y Angiocardiografía del Centro Cardiovascular. Se remodelaron, además, el Pabellón Quirúrgico de Operaciones, la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Cardiovascular y el Banco de Sangre. Estrechamente ligado a los aportes de esta nueva Corporación de beneficencia, estuvieron los siguientes hitos realizados en el año inmediatamente posterior. En 1968 y liderado por el Dr. Humberto del Pozo, se crea la primera Unidad Oncológica Infantil y de la mano del Dr. Patricio Olivos y tiempo más tarde del Dr. Jaime Cordero, se instala la primera Unidad de Cuidados Intensivos de Pediatría. Ambos proyectos estuvieron fuertemente influenciados por los Drs. Jorge Howard y Patricio Olivos, demostrando una vez más el claro espíritu de iniciativa y proyección que tanto ha caracterizado a nuestro Hospital.
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1972-1982: Hacia la mitad del camino: una identidad que se consolida A pesar de lo complejo de esta década, se mantiene el trabajo en la vanguardia de unidades pioneras, la creatividad, y el apoyo de la sociedad civil. Para 1972, el Hospital ya en una consolidada mayoría de edad, no dejaría por ello estático su continuo perfeccionamiento. Con 30 años de historia recién cumplidos, aquella cuarta década iniciaba con la noticia de la jubilación del Dr. Jorge Howard. Pero ésta no se haría efectiva sin antes participar de otro aporte. En el último año de jefatura de un doctor cuyo aporte al Hospital es invaluable, impulsó, junto al Dr. Federico Puga, la habilitación del Departamento de Nefrología. Su objetivo: contribuir a la atención de los pacientes con afecciones renales. Esta Unidad se iba a constituir como un paradigma de desarrollo de especialidades y sería la base del nuevo proyecto de infraestructura y Consultorio Adosado de Especialidades. Este adelanto se hizo posible gracias, entre otras cosas, a la colaboración de la embajada de los Países Bajos que consistió en una importante suma de dinero. Con ese aporte se logró adquirir instrumental de laboratorio y se adecuó un espacio físico para mantener camas de hospitalización y salas de atención de enfermos ambulatorios, tomas de muestras para exámenes e incluso cirugía menor. Todo esto quedaría a cargo de quien, alrededor de una década después, fundaría AMICAM. Esta experiencia quedó plasmada en un interesante libro escrito por todos los integrantes del equipo y coordinado por los Drs. Howard y Puga. El texto fue publicado por la Editorial Andrés Bello. Pero su espíritu asistencial y su vocación pediátrica no terminarían aquí. La jubilación de quien hasta entonces ejercía la jefatura, vino entre otras cosas porque el año anterior había aceptado el cargo de Pediatría en la Universidad de Texas. Allí trabajó durante 5 años junto a figuras tales como los Drs. John Nelson, Heinz Eichenwald y George McCracken. En ese lugar tuvo a cargo la docencia de Pediatría y además pudo realizar diversas investigaciones científicas. Luego de eso, entre los años 1976 y 1979, tuvo a su cargo el Departamento de Pediatría de la Universidad de Brasilia y luego el de la Santa Casa de Sao Paulo realizando una vasta labor académica y entregando su amplia experiencia ahora en la docencia.
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En la década de los 70 se instalan en el Hospital los primeros grupos de voluntarios. Se trata de las Damas de Rosado y Damas de Café, agrupaciones de la sociedad civil que se levantan por el bienestar del niño, niña y su familia. En adelante y durante toda la historia del Hospital, más de 50 agrupaciones y fundaciones, han dejado aquí su cariño y dedicación, transformándose en un motor fundamental para los cambios con sentido. Durante estos años, tanto Chile como Sudamérica vivieron tiempos convulsos y aciagos, y el ámbito de la medicina claramente no se podía quedar ajeno. Prueba de esto constituye la labor realizada por Federico Puga (en ese tiempo presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría), quien en esos años se ofreció para atender a los detenidos en la Embajada de Italia. Como él mismo lo relata, en un ambiente lleno de “caras tristes, afligidas, muy desesperadas y, en un hacinamiento que fue muy ignorado por la población”. Una prueba más del compromiso irrestricto con la salud. Paralelamente, el Calvo Mackenna era activo partícipe de la formulación del Programa Nacional de Neonatología, lo cual contribuyó al creciente desarrollo de especialidades pediátricas y quirúrgicas derivadas, elemento que alcanzaría su consolidación en esta década. De esta forma se contribuía, además, a fortalecer el paradigma que bajo la tutela del Dr. Howard el Hospital había iniciado, entregando así más herramientas y espacios para el desarrollo de las subespecialidades. Pero entre tanto trabajo, también había tiempo para la risa. En 1975 empieza periódicamente a circular de mano en mano, una revista que entre la sátira y la erudición de su autor revelaba particulares aspectos de la vida interna del Hospital. A cargo del Dr. Walter Ledermann, dos copias de The Calvimacken Journal of Infectious Chacharalata, escritas a máquina, corrían por los pasillos, las cuales llenas de alegorías médicas y cotidianas, contribuyeron a hacer del ambiente hospitalario un lugar familiar. Dos años después, en 1977, hubo una sesión de directorio de SALVECOR que sería decisiva para el futuro desarrollo del Hospital. El problema surge ante la necesidad de ampliar el Centro Cardiovascular no existiendo un espacio físico para ello y el interés de fundar un Instituto de Cardiología Infantil. El Dr. Jaeger, a cargo de la iniciativa, reflexiona: “Siempre he pensado que es imposible realizar con éxito las operaciones cardíacas sin la colaboración de 14
un equipo de pediatría bien preparado. Por eso era vital que el futuro Instituto pudiera estar cerca del Calvo Mackenna para facilitar su asesoría. Mirando los alrededores del Hospital detecté un sitio eriazo ubicado en Humberto Bianchi 1851, de aproximadamente 2000 𝑚2 , que pertenecía a la municipalidad de Providencia”. Así, en la sesión de Directorio Nº 76, se acordó solicitar a la municipalidad la donación de este terreno y gracias a la gestión de la Sra. Adriana Olguín de Baltra, presidenta de la Junta de Vecinos Nº 3 de Providencia, se consiguió, 3 años después, que el alcalde lo donara a título gratuito a SALVECOR. El plazo para la construcción era de 10 años. Hay algo, que, aunque ocurrido un año antes de lo recién mencionado, se constituye como un hito fundamental en lo que hoy es el Hospital Luis Calvo Mackenna. El 11 de enero de 1976 ingresaba al Hospital, por una infección urinaria y con tan solo una semana de vida, la paciente Daniela Castillo. Tanto ella como el personal completo dieron muestra del espíritu que ha caracterizado a nuestra institución desde su fundación hasta el día de hoy. Con valentía y profesionalismo, se sacó adelante una dificilísima tarea cuyos resultados se encuentran tan vivos como la paciente. El legado de Daniela Castillo es invaluable y, a la vez, visible. Muchos de los símbolos que nos han acompañado y siguen haciéndolo hasta el día de hoy, remiten a este caso y es precisamente a través de ellos que se ha logrado generar una identidad común entre funcionarios y pacientes del Calvo Mackenna. Conocidos son la escultura donada por su padre, el gran escultor Sergio Castillo, exhibida en la entrada y los logos con los que el Hospital se da a conocer.
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1982-1992: De la mano de grandes amigos Se inician los programas de formación de especialidades junto a la Universidad de Chile y se consolidan las unidades de punta. Junto al cumplimiento de medio siglo de existencia, y la mitad de los años con los que cuenta hoy, se inaugura un proyecto que fue resultado de años de trabajo. Bajo la consigna que el Dr. Howard había instalado algunas décadas atrás, que ponía especial énfasis en el desarrollo de especialidades, se inauguró el Consultorio Adosado de Especialidades y el Servicio de Urgencias en 1982, servicio que hasta en ese entonces funcionaba en el subterráneo del Hospital. Estos avances permitieron a quienes forman parte del Hospital seguir más fieles que nunca a los tres pilares: asistencia, investigación y docencia. Cada especialidad, ahora se forma de unidades autónomas que, sin nunca dejar de dialogar entre ellas, permiten un fructífero desarrollo del oficio de la pediatría. La quinta década llegaría también con la fundación de una institución que nos acompaña hasta el día de hoy, y que en su desarrollo ha ido dejando anécdotas de todo tipo. Las acciones de AMICAM, que fuera fundada por el Dr. Federico Puga en 1985, han ido siempre con la sincera intención de ayudar, no solo a la modernización del Hospital, sino también al avance de la pediatría en general y, por consecuencia directa e intencionada, a los niños. Esta Institución, comienza un 30 de enero la recolección de fondos para lograr cuatro objetivos: 1) Dotar al Hospital de los equipos de diagnóstico y tratamiento que se requieran, 2) Remodelar y/o construir los espacios que sean necesarios, 3) Facilitar el perfeccionamiento de médicos, tecnólogos, enfermeras y otros mediante el otorgamiento de ayuda económica para que puedan acudir a seminarios, congresos y cursos, 4) Hacer más amable y acogedor al Hospital para los pacientes y sus familiares. Estos amigos del Hospital, que hasta batieron dos Récord Guinness en el afán de ayudar fueron quienes, entre muchos aportes, lograron traer a Chile y al Calvo Mackenna el primer laparoscopio. Cuenta el fundador de la Corporación, Adolfo Latorre, que una vez le ofrecieron uno de regalo. En el Hospital casi no se conocía y le dijeron que ese tipo de equipos nunca serían útiles en menores. Hoy el Calvo Mackenna tiene tres. Tiempo después, el mismo llevó un robot quirúrgico que obedecía al simple mando de la voz. Solo dos médicos se interesaron 16
en usarlo y finalmente no se adquirió porque elimina al ayudante y, por lo tanto, la posibilidad de contar con practicantes jóvenes. Otra muestra más del fuerte compromiso con la docencia que habita en la institución. Así como con la docencia, esta década nuevamente evidencia el vínculo con la investigación. Entre el año 1982 y 1983, se inicia la Alimentación Parental propiciado por Abdalla Harun. Luego, en 1985 se crea el Comité de Infección Intrahospitalaria, lo que permite intensificar el desarrollo académico en ese ámbito. Prueba de ello es la adjudicación de los primeros proyectos Fondecyt en Inmunología y Parasitología. Ahora con fondos estatales, se consolidaba un reconocimiento a la importancia de la investigación en esta temática y el papel pionero del Hospital en dicha materia. La intención de seguir generando conocimiento se continuaría manifestando con fuerza en esta década y aquello sería reconocido por la OMS en 1987, quienes destacaron al Hospital y su Centro de Investigación por un proyecto de rehidratación oral del lactante. El mismo año, también se inician los programas de formación de especialistas en materias derivadas de la Universidad de Chile y el Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna, como lo fue la Hemato-oncología pediátrica. Pero claramente el ámbito de la asistencia no se podía quedar atrás. En 1985, gracias el vínculo con la Universidad de Helsinki, se introduce el examen Proteína C reactiva, haciéndose con una importante herramienta de diagnóstico la cual se traduce en eficiencia en el flujo y la consecuente derivación de pacientes a las distintas unidades. Se crean, además, en 1987, la Central de Nutrición Parenteral, la Unidad de Hemodiálisis y el Comité de Ética Clínica del Servicio de Pediatría del Hospital. Este último estuvo liderado por el Dr. Antonio Banfi, quien también fuera el impulsor de las conferencias Aníbal Ariztía, cuyo aporte se hacía cada vez más patente. Y como si no fuera suficiente, y en la medicina nunca lo es, el año siguiente también estuvo colmado de innovaciones ligadas a la asistencia. Se crearon el Servicio de Odontología, la Unidad de Pediatría Ambulatoria y Adolescencia y se inició el Programa de Oxigenoterapia domiciliaria. Estos tres avances contribuyeron fuertemente a seguir ampliando la asistencia especializada en los pacientes.
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Pero no todo en esta década eran noticias felices. Mientras todo iba viento en popa entre innovaciones, donaciones y publicaciones, el año 1986 trajo consigo una triste noticia: el fallecimiento del Dr. Aníbal Ariztía. Si bien este hecho caló profundo en la interna del Hospital, recordó —y sigue haciéndolo— el invaluable legado de su figura, uno que continúa presente, y honrando su memoria, no solo dentro de los pasillos del Calvo Mackenna, sino también en el mundo que constituye el ámbito de la pediatría en Chile. Recordaremos siempre su labor docente, sus más de 70 trabajos publicados en Chile y el extranjero, así como su irrestricto amparo hacia las bases fundamentales de la pediatría, las que defendió durante toda su vida. Acercándonos al término de esta década, en 1988, el Instituto de Salud Pública (ISP) asignó al Hospital el código 22, lo que le significó que el Calvo Mackenna se transformara en el primer Centro Nacional de Trasplante Pediátrico registrado en el país, un hito que nos llena de orgullo. En esta senda, un año después, específicamente el 30 de septiembre de 1989, se realiza el primer trasplante renal en el Hospital, en el cual participan la Unidad de Nefrología y Urología, además del apoyo entregado por la Unidad de Urología del Hospital del Salvador. De esta manera, este notable avance vendría a consolidar la imagen del Calvo como un hospital de referencia y especialización pediátrica. Sin embargo, estos años nos tendrían una última noticia, el inicio de las Conferencias Aníbal Ariztía en el año 1991. Estas instancias buscaron otorgar un reconocimiento académico a tan insigne profesor y doctor. En palabras de su organizador, el Dr. Antonio Banfi, “la idea original de estas instancias académicas, que se instalan en el Hospital desde el año 1991, fue dar cabida a que las personas que se habían formado con Aníbal Ariztía expresaran -en su campo respectivo de especialización en la Pediatría- su aventura en desarrollar una especialidad y en formar equipos”. Estas conferencias han sido presididas a lo largo del tiempo por figuras tales como el ex Rector de la Pontificia Universidad Católica, Juan de Dios Vial Larraín; Dr. Howard; Dr. Jaeger; Dr. Puga; profesor Dr. Joaquín Luco; o el Dr. Víctor Díaz.
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1992-2002: La década de la investigación. El desarrollo de la cirugía compleja como salida real para salvar vidas, y la investigación clínica como un pilar, marcan la agenda de estos años.
Acercándonos al final de siglo, esta década significó un notable crecimiento investigativo que se anunciaba desde hacía varios años y que seguiría desarrollándose en el siglo XXI. Sumado a esto, también se registran célebres intervenciones quirúrgicas, acuerdos internacionales y apertura de nuevas unidades. De esta manera, la sexta década del Hospital son años de notable crecimiento institucional.
A comienzos de esta década, en 1992, inició el Proyecto de la Fundación Kellog para el Hospital, iniciativa que buscaría fortalecer la idea de ofrecer una atención integral al paciente. A su vez, entre los años 1992 y 1996, por iniciativa del Dr. Antonio Banfi comienza a circular la revista “Calvomackenna, Medicina y Cirugía del Niño”, ejemplares que fueron impresos y distribuidos por Laboratorios Pfizer, convirtiéndose en un insumo docente y de discusión académica. Luego, de 1994 a 1998, la producción literaria ligada al Hospital vio nacer al diario “El Calvito”, un periódico de circulación interna, creado por iniciativa del Dr. Osvaldo Artaza y distribuido por todos los servicios y unidades. Finalmente, la década literaria terminó con el lanzamiento del recordado “Daniello” o “Danielillos” en el 2001, los cuales a partir de la aguda pluma del Dr. Walter Ledermann, fueron una publicación semanal y jocosa que aparecía los lunes en la cartelera del Servicio de Pediatría, alcanzando 416 números hasta el año 2011.
Sin dudas, las intervenciones quirúrgicas complejas fueron célebres en estos años. Así, el 29 de junio de 1993, es una fecha muy recordada por todo el país, pues en las instalaciones del Calvo Mackenna se realizó la primera cirugía en Chile para separar a José y Marcelo Fuentes, siameses unidos por sus abdómenes. Este procedimiento fue ampliamente difundido y documentado. Luego, en el año 1995, 4 pacientes del Hospital recibieron trasplantes hepáticos en Clínica Alemana y Clínica Las Condes, para este cometido, la participación de profesionales del Calvo Mackenna fue clave. De la misma manera, en 1996, se ejecuta el primer trasplante de médula ósea en paciente oncológico pediátrico del sistema público, siendo otro 19
hito de estos años. En razón de esto, vemos cómo el Hospital continúa afianzándose en las prácticas quirúrgicas complejas, siendo pionero a nivel nacional.
La década de la investigación. Estos años fueron fundamentales para la labor investigativa, y así lo recuerdan las Dras. Angela Delucchi, María Elena Santolaya y Milena Villarroel. En 1994, se firma un relevante convenio entre el Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna, el Hospital St. Jude de Memphis en Estados Unidos, el Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Oriente y la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Este acuerdo apuntó a formar lazos a través de la investigación colaborativa en enfermedades catastróficas de la infancia, además de educación médica a través del intercambio de estudiantes, profesionales y académicos.
El camino investigativo vería en el año 1997 un momento clave. Por iniciativa del Dr. Antonio Banfi, se inaugura la Unidad de Investigación Clínica Integrada, evento que dotó de una autonomía a los investigadores, permitiendo un fortalecimiento en este pilar que ha sabido dejar su huella en estos 80 años. El mismo año, se separó el Comité de Ética Clínica y del Ético Científico Pediátrico para revisión de protocolos de investigación y resguardo de los derechos de los sujetos de la investigación. Al poco tiempo, en 1998, el vínculo con la Universidad de Chile se vuelve a estrechar cuando inician el programa de Doctorado en Ciencias Médicas, lo que terminaría por incorporar profesionales altamente especializados a los hospitales.
Por otro lado, estos años también serían un preludio hacia el vuelco humano y social que tendría el Hospital tiempo más tarde. De esta manera, en 1996, se crea la Fundación Profesor Aníbal Ariztía (FUNDAR), proyecto que busca promover y gestionar actividades en el ámbito de la salud, lo que genera recursos dirigidos a apoyar al Calvo Mackenna en su labor. Esta entidad, ha sido partícipe en mejoras de infraestructura, adquisición de equipos e instrumental médico, como también en el apoyo en horas médicas que han permitido disminuir listas de espera. En esta misma línea, en 1997, se realiza la inauguración de la primera biblioteca hospitalaria en Chile. Un año más tarde, en 1998, la escuela hospitalaria comenzaría sus funciones, institución que fue refundada el año 2009.
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2002-2012: El Hospital Amigable Dr. Luis Calvo Mackenna.
Junto a la excelencia, docencia y la investigación, se instaló el concepto de dignidad en la atención y el de Enfoque de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Las médicas líderes marcan agenda y se consolidan.
El cambio de siglo había llegado y los años 2000 no sólo significaron un cambio en la numeración, sino que traería consigo nuevos rumbos para el Hospital. Sin embargo, esta década nos recibió con dos tristes noticias: en febrero del 2003 y noviembre del 2006 fallecen los Drs. Jorge Howard y Helmut Jaeger respectivamente. Sin dudas, las noticias calaron profundamente en todos los que lo conocieron, en sus estudiantes, colegas y pacientes. Dicen por ahí que solo muere quién es olvidado, y seguramente no será el caso de Howard y Jaeger, ya que sus legados rondan hasta el día de hoy dentro de las paredes del Calvo Mackenna.
Junto al pesar por la muerte de dos referentes, el Hospital se embarcaría en años que serían de suma relevancia, tiempos que apuntaron a replantearse la labor más allá de lo estrictamente médico. Estas inquietudes encuentran un hito previo en el año 2004, donde la Educadora de Párvulos Valeria Díaz compartiera libros con las niñas y niños del Hospital, comenzando prontamente con la revista Jirafa, nombre que alude a una figura alargada que cargada de cuentos se paseaba por los pasillos del Hospital. Esta revista fue es un espacio dedicado a los niños, sus miedos, sus alegrías y sueños; ejemplo de la búsqueda de una atención integral.
Junto con el anuncio de ser un Hospital Autogestionado en el año 2006, la búsqueda de atención integral hacia los niños tendría en el año 2008 un momento de inflexión. El Calvo Mackenna decide transformarse en un Hospital Amigable, un modelo que comenzó a mirar a la cara a niños y niñas, cambiando para siempre la forma de atender, comprender y empatizar con el niño enfermo y del cual Dr. Luis Calvo Mackenna fue precursor. En razón de esto, se establece un equipo multidisciplinario coordinador para la implementación de este modelo, 21
conformado por trabajadores sociales, psicólogos, educadora de párvulos, enfermeras y sociólogos. Algunas iniciativas que nacen desde este nuevo modelo son la primera biblioteca infantil, la irrupción del teatro o los recordados “Viernes Entretenidos”, actividades lúdicas que durante al menos 10 años cambiaban viernes a viernes la cara del Hospital. Así, el objetivo siempre ha sido alentar a que el establecimiento se transforme en uno que respete su infancia, celebre las risas e invite a soñar; algo que sin dudas contribuye a disminuir el miedo y reconfortar a los pacientes del Calvo Mackenna.
El año 2009 trajo consigo una refundación del Colegio Hospitalario. De la mano de Constanza Labbé. El 1 de marzo del año 2009 el Colegio Hospitalario Con Todo El Corazón abre sus puertas, obteniendo el reconocimiento ministerial el 10 de junio del mismo año. En ese tiempo, el director Dr. Osvaldo Artaza depositó su confianza en el proyecto, y desde entonces el Colegio ha sido una parte fundamental del Calvo Mackenna, siendo un lugar de aprendizaje, amistad y, sobre todo, amor y cariño.
Por otro lado, estos años también fueron de un notable crecimiento en otras dos áreas: la administración y la investigación. De la primera, podemos decir que, en paralelo a un cambio generacional, la administración de las distintas dimensiones del Hospital fue encontrando nuevas caras, herramientas e ideas, fortaleciendo la eficacia y agilidad de la institución. Sobre la investigación, destaca la creciente internacionalización y consolidación femenina que venía demostrándose desde el siglo pasado. En este contexto, diferentes iniciativas y trabajos ejemplifican este fortalecimiento, como lo fue el surgimiento de la Unidad de Trasplante de Médula Ósea bajo el liderazgo de la Dra. Julia Palma, el trabajo liderado por la Dra. María Elena Santolaya sobre estratificación de riesgo en pacientes inmunocomprometidos; los Congresos en Turquía, España o Estados Unidos en los cuales la unidad de Nefrología representada por la Dra. Angela Delucchi fue protagonista; o los grupos latinoamericanos de Oncología Pediátrica en los cuales la Dra. Milena Villarroel fue líder.
Esta década cerraría las persianas con la inauguración del nuevo edificio Ena Craig de Luksic el 10 de mayo del 2011, instalaciones que contendrían a las Unidades de Trasplante Médula Ósea, Paciente Crítico Cardiología, Hospital de Día y Servicios Generales. De esta 22
manera, estos años fueron enriquecedores para el Hospital, en los cuales la semilla que plantó el Dr. Luis Calvo Mackenna y que ha sido regada durante estos largos años por comprometidos y brillantes profesionales, alcanza muchas ramas. Con la atención integral por delante y con la infancia en el centro.
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2012-2022: Los niños y niñas nos mueven.
Se consolida un Modelo de Atención respetuoso con los y las niñas y jóvenes, y se avanza en técnicas de cirugía de punta. El Hospital de exportación.
Hace 80 años, un pequeño Hospital abría sus puertas bajo la dirección del Dr. Aníbal Ariztía, quien en memoria de su colega el Dr. Luis Calvo Mackenna, comenzaría un viaje que hasta el día de hoy vemos en marcha. Luego de estas 8 décadas, el motivo inicial sigue intacto: sanar a niñas y niños, labor que sin dudas tiene algo de especial y que requiere más que solo medicina.
Para el Hospital, la década de la que aún somos parte, se estrena el mismo año 2012 con la apertura del Centro de Trasplante y Oncología (TROI), un lugar destinado a la atención ambulatoria en tratamientos oncológicos y trasplantes de médula ósea. Este centro integral constituye un modelo innovador en la atención pediátrica de los hospitales públicos en Chile, conjugando las nuevas tecnologías con terapias complementarias. Convencidos de que el tratamiento oncológico infantil puede tener una mejor evolución si el niño está en un ambiente amigable, el TROI vistió sus paredes de colores y formas, espacios que pretenden generar alegría, fomentar la creatividad y transmitir energía positiva. Así, el TROI es una muestra de dos elementos muy importantes que son un referente nacional: la excelencia médica y el diseño de espacios como tratamiento. De la misma manera, el TROI también es ejemplo de trabajo ágil, eficiente y con sentido entre instituciones públicas y privadas, en este caso, la Fundación Vivir Más Feliz y el Hospital.
Sin dudas, los nuevos aires que trajo consigo la transformación hacia un modelo de Hospital Amigable, han seguido desarrollándose fuertemente en estos años. Además del TROI, el año 2016 se levanta el proyecto del Pabellón Amigable, el cual, mediante un mejoramiento en la infraestructura, buscaría mejorar la experiencia de niños y niñas que se someten a cirugía, un camino que inicia mucho antes de entrar a un pabellón. Un año después, en 2017, se registró la inauguración de la “Sala Talentosos”, un espacio donado por el Festival Solidario de Talentos, que permite que niños, niñas y jóvenes desarrollen y conozcan sus talentos. De esta 24
manera, hoy, luego de 80 años de historia, podemos sentirnos orgullosos de este enfoque, que ha mejorado el viaje que cientos de infantes realizan cuando ingresan al Hospital.
En el año 2017 se inaugura la nueva Unidad de Paciente Crítico del Hospital, con lo que se amplía la capacidad de unidades de paciente crítico pediátrico y neonatal en una edificio moderno, más ecológico y amigable con las familias. Esta mejora se explica por la continua búsqueda de mejorar la atención integral de los pacientes.
Durante esta década y en la lógica del desarrollo del modelo de atención Hospital Amigable, se avanzó en la participación y entrega de información cercana a los y las usuarias del Hospital a través del trabajo de Cuentas Públicas diseñadas para la infancia y adolescencia, especialmente en su lenguaje y formato. Estas acciones han aportado a la transparencia, siendo un llamado a ser partícipes de lo que ocurre en el Hospital.
Como en todo orden de cosas, la Pandemia del 2020 golpeó fuertemente al Calvo Mackenna. Varios funcionarios cercanos al retiro así lo recuerdan. Marzo del 2020 los alejó del Hospital, y luego de tantos años de servicio, tuvieron que observar desde fuera cómo los profesionales dieron una batalla incansable ante el virus Covid-19. Durante los primeros meses la situación sanitaria nacional era crítica, y lamentablemente, el Hospital fue testigo del primer deceso infantil a causa del virus.
La situación requería de un rápido reordenamiento de las funciones. El Calvo Mackenna, como todos los recintos hospitalarios, tuvo que saber adaptarse. Una de las primeras áreas que se vio duramente afectada fue la escolaridad, pero prontamente, en abril del 2020 el Colegio Con Todo El Corazón migró hacia la modalidad online. De igual manera, la capilla se vio obligada a cerrar y en su puerta se construyó un altar improvisado. También, las dependencias del Hospital se convierten en lugares de estudio y avance en el desafío de encontrar una vacuna, participando activamente en un proyecto internacional en busca de la protección. En lo asistencial, los desafíos fueron múltiples; la Urgencia debió saber separar sus funciones para evitar contagios entre usuarios, los sectores de Hospitalización debieron aprender a atender con todas las protecciones y evitar infecciones cruzadas, pabellón habilitó 25
un quirófano exclusivo con todas las medidas, las unidades críticas aprendieron del manejo de la enfermedad en sus diferentes presentaciones, laboratorio dio respaldo a toda la red del Servicio Oriente mediante la detección del virus por la técnica de PCR, el área ambulatoria incorporó la telemedicina, las teleconsultas y las visitas domiciliarias. Y en medio de todo ello, seguir respondiendo, a nuestros usuarios, a las necesidades de la red, mantener la capacidad de trasplante de médula ósea, trasplante hepático y renal, cardiocirugías complejas, los tratamientos oncológicos y a todo aquel niño o niña que requiriera una atención compleja. En paralelo, zonas del Hospital fueron dotadas de conexión gratuita a internet gracias a un convenio de acceso a servicios digitales culturales, y dada la emergencia se comenzó a privilegiar el acompañamiento mediante medios electrónicos.
Si bien el año 2020 y gran parte del 2021 la pandemia fue la principal protagonista, el Calvo Mackenna ha vuelto a abrir sus puertas a la presencialidad, el acompañamiento 24/7 al paciente, las clases presenciales, y las aperturas de zonas como la Capilla, o actividades comunitarias.
Por otro lado, no todo es pandemia, y esta década vio surgir avances relevantes en técnicas quirúrgicas, tales como el implante de válvulas cardíacas percutáneas, cirugías de vía aérea compleja en momento de parto (EXIT), la adquisición de técnicas mínimamente invasivas en cirugías complejas (recién nacidos, trasplantes, oncológicas), el uso de injertos vascularizados en cirugías de malformaciones craneofaciales, la microcirugía y las técnicas de radiología intervencional, las técnicas endoscópicas para atresia de coanas y laringe, los implantes cocleares, entre tantos otros, en ese ímpetu incesante por sanar y mejorar la calidad de vida. Así, el Calvo Mackenna sigue avanzando en técnicas de punta e innovación quirúrgica, acompañado de un importante fomento a la investigación, visitas en los constantes congresos e instancias académicas, y de un modelo de atención integral.
Encontrándonos mejor preparados y con una mochila de experiencias, llegamos a los 80 años de historia. Luego de 8 décadas, el Hospital sigue avanzando por la senda que un día imaginó el Dr. Luis Calvo Mackenna. Los grandes procesos han sido los protagonistas y a partir de los tres pilares fundamentales: la asistencia, investigación y docencia, el Hospital carga consigo una visión que enseña a ver a niñas y niños a los ojos, los cuales siendo atendidos 26
desde distintas disciplinas son sanados, acompañados y rehabilitados. Viven en estas paredes las escuelas de Ariztía y Howard, el ser pioneros en técnicas innovadoras, el importante valor de ser un hospital amigable, el ser una institución inquieta y deseosa de nuevo conocimiento, y siendo una escuela que año a año entrega al país médicos de excelencia.
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“80 años parece mucho tiempo, y es que en realidad lo es. No sin dificultades, la semilla que plantó el Dr. Luis Calvo Mackenna hoy es un robusto árbol, que en sus fuertes ramas encuentra su forma. Si miramos hacia atrás, el camino ha sido guiado por un grupo humano al que le damos las gracias por entregar de una u otra forma sus vidas a la pediatría. Doctoras y doctores, enfermeras y enfermeros, auxiliares, voluntarias y voluntarios, y a todas y todos los que han sido de alguna manera parte de esta historia”
Javier Petric.
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Bibliografía:
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AMICAM entregó dos video laringoscopios de última generación al Hospital Calvo Mackenna que permiten intubar a pacientes a través de una video cámara, http://www.amicam.cl/amicam-entregara-dos-video-laringoscopios-de-ultimageneracion-al-hospital-calvo-mackenna-que-permiten-intubar-a-pacientes-a-traves-deuna-video-camara/
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Carta de Federico Puga a Antonio Banfi. 2003.
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Conferencias
Aníbal
Ariztía,
https://calvomackenna.cl/informacion_academica/conferencias_anibal_ariztia -
“Corazón Pionero”, Corporación Salvémosle El Corazón al Niño. 2005
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Colegio Hospitalario Con Todo El Corazón: http://www.contodoelcorazon.cl/
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Damas Del Café, https://www.damasdecafeoncogar.cl/voluntarias/
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“Diez años de labor”, Carlos Urrutia, 1954.
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“El hospital público como comunidad humana de aprendizaje”, Osvaldo Artaza. 2010.
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Especialistas
presentan
desafíos
en
vía
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https://www.savalnet.cl/mundo-medico/noticias/especialistas-presentan-desafios-envia-aerea-pediatrica.html -
Fundación Ariztía, https://www.fundacionariztia.cl/post.php?id=1.
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“Los Niños Nos Mueven”, Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna. 2017.
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“Origen y desarrollo de los hospitales para niños en Santiago”, René Artigas y Elizabeth Montenegro. 2001
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“Revista Jirafa”. https://calvomackenna.cl/comunidad_amigable/revista_jirafa
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“Teletón”. https://www.teleton.cl/nosotros/
-
Trabajo interdisciplinario entre Hospitales de la Red Oriente permite resolver con éxito compleja cirugía en recién nacido realizada en el útero de la madre, https://www.calvomackenna.cl/noticias/blog/05/2022/431
-
Urólogos del Calvo Mackenna realizan nueva cirugía guiados por médico francés, que permitirá mejorar la calidad de vida de niños y niñas con extrofia vesical, https://calvomackenna.cl/noticias/blog/12/2021/406
-
“IV Conferencia anual Profesor Aníbal Ariztía”, Antonio Banfi. 1995.
-
“29 años”, Corporación de Amigos del Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna (AMICAM). 2014. Entrevistas
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Entrevista a Constanza Labbé. Entrevistador: Javier Petric. 04/03/2022
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Entrevista al Dr. Antonio Banfi. Entrevistador: Javier Petric. 22/03/2022.
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Entrevista al Dr. Jorge Lastra. Entrevistador: Javier Petric.28/04/2022.
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Entrevista al Dr. José Cofré. Entrevistador: Javier Petric. 14/03/2022.
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Entrevista al Dr. Marcelo Ducheylard. Entrevistador: Javier Petric.05/05/2022.
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Entrevista a la Dra. María Angela Delucchi. Entrevistador: Javier Petric. 29/03/2022.
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Entrevista a la Dra. María Elena Santolaya. Entrevistador: Javier Petric. 23/03/2022.
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Entrevista a la Dra. Milena Villarroel. Entrevistador: Javier Petric. 06/04/2022.
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Entrevista al Dr. Walter Ledermann.Entrevistador: Javier Petric. 21/03/2022.
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Entrevista a Macarena Miranda. Entrevistador: Javier Petric. 10/03/2022
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