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Siempre a su lado

Diario de Navarra Domingo, 18 de octubre de 2020 NAVARRA 17

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Pandemia de la covid-19. En San Juan de Dios (I) m

Carmen López, servicio limpieza. Virginia Pérez, médico.

Yolanda Santesteban, psicóloga. Beñat Goñi, atención religiosa. Rakel Gorritxo, enfermera.

Pili Huarte, voluntariado. María Asunción Sánchez, enfermera.

Iñaki Vicente, fisioterapeuta.

Siempre a su lado

El Hospital San Juan de Dios se transformó al inicio de la pandemia y sus unidades se fundieron en una. Hoy la situación es diferente. Pero hay un antes y un después en la vida de sus profesionales. ¿Qué sienten trabajando frente a la covid?

IVÁN BENÍTEZ Pamplona

NO es una luz cualquiera. Ésta es intensa, muy blanca, pero no un blanco mortecino. Todo lo contrario. Su “piel”, fina, clara, alegre, vital, envuelve a cualquier hora del día el umbral de entrada del Hospital de San Juan de Dios. El mismo edificio donde los profesionales van más allá de la medicina.

Es un martes y 13 otoñal en el que las cifras de contagios por covid-19 en Navarra siguen aumentando. Una paciente ha dejado una maceta con orquídeas en el mostrador del hall. En el centro del hemiciclo, junto a una columna, un celador con un parche azul en el ojo izquierdo, Rafa Ambrosio, toma la temperatura a las visitas en la frente y en la muñeca. Al otro lado de recepción, Nieves Mendioroz informa y registra las entradas. Una estantería acristalada hace la función de tienda solidaria con pulseras y todo tipo de colgantes. Y una carta del menú del día por 8.70 euros recuerda que la vida sigue, aunque a pequeños pellizcos. Hay otros destellos. Un cartel obliga el uso de dos tipos de mascarillas: quirúrgica o ffp2. Y otro ruega comportarse con “responsabilidad y solidaridad”. Luces y sombras.

El blanco adquiere un tono ocre al introducirnos por un pasillo donde se ubica el auditorio. Una exposición de fotografías de rincones de Pamplona decora una de las paredes. Al fondo, a contraluz, se distinguen las siluetas de Carmen López Salas, de 63 años, empujando el carro de la limpieza, y las de Silvia Echavarren Zozaya, responsable de Comunicación, y María González Ascarza, jefe clínico de la Atención Paliativa. Caminamos juntos hacia la primera planta. “Por seguridad, mejor por las escaleras”, recomienda la médico. Al llegar, abren una puerta (la letra D) con dispositivo de seguridad. Al entrar, a la izquierda, queda la sala Arima, el “alma” del hospital, y un poco más adelante el despacho de Virginia Pérez ((jefe clínico de la Unidad de Crónico) y también el corazón del Equipo de Soporte de Atención Domiciliaria (ESAD). Junto a un ventanal que mira a Burlada y al río Arga, una nube de globos felicita a una compañera por su cumpleaños. Y al final del pasillo, el despacho de María González, siempre con la puerta abierta pero sin ventanas. El interior es sobrio. Una mesita circular, una mesa colmada de papeles, un corcho y una estantería de la que “suena” un latido: tres frases escritas a mano en tres folios. “Que nos salgan arrugas en las comisuras de tanto reír”, dice el mensaje, al unir las tres frases. “Es una canción de Rozalén”, susurra María.

De esta manera, con una sonrisa, comienza un recorrido de conversaciones por la Planta Covid de San Juan de Dios. Un itinerario en el que solo se busca eso, susurrar emociones. Tocar con las “yemas” de las palabras los corazones del personal sanitario y no sanitario que durante estos meses de pandemia han acompañado y siguen acompañando a pacientes en la soledad. “Personas -subrayan- que bien podrían ser nuestros abuelos o nuestros padres”.

“La pandemia ha devuelto la muerte a nuestras vidas” María González (32 años, jefe clínico de Atención Paliativa)

María se sienta en la pequeña mesa circular de reuniones de su despacho. Se le escapa un suspiro antes de hablar, señal de que hay mucho guardado en su interior. “A los sanitarios aún no nos ha dado tiempo a caer psicológicamente”, desliza, con un brillo en la mirada. A sus 32 años, cuatro de experiencia en cuidados paliativos y uno como responsable de la Unidad, confiesa que al inicio de la carrera de Medicina mantenía una mirada utópica de la profesión, quizá influenciada por las series de la televisión. Y que al final se inclinó por medicina interna porque era la que mejor representaba lo que ella buscaba: ser algo así como un director de orquesta que pone de acuerdo al resto de especialidades. María terminó la carrera y obtuvo la residencia en Badajoz. Allí conoció un gran equipo médico y también una medicina que, a su pesar, no curaba a los pacientes crónicos, sino que los “parcheaba”. Y sintió frustración. Aquella inquietud le llevó a buscar nuevos senderos. Y caminó hasta que entreabrir la puerta de los cuidados paliativos. Y su vida cambió. Aquí descubrió un trabajo en el que el rol de médico “va más allá”, dice. Aprendió a sentir lo que siente un paciente: el miedo a la muerte, la incertidumbre del futuro, el sufrimiento... Aprendió que la persona está por encima de todo y que el paciente, su familia y su entorno, todos juntos, conforman una esfera, la “mirada” de los paliativos.

Del escepticismo al miedo

Al recordar el inicio de la pandemia, en

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Estas fueron las razones, sentimientos e impresiones de los profesionales frente al COVID-19. El periodista Iván Benítez nos lo contó.

Beñat Goñi

Atención Espiritual y Religiosa

“Estuvimos a su lado. Tuvimos experiencias muy bonitas porque los pacientes se sentían muy confortados. Tratábamos de sosegar, de apaciguar”.

María González

Jefe Clínico de Atención Paliativa

“Le dije a mi equipo que los pacientes estaban solos y que tenían que sentarse con ellos a hablar. Han hecho una labor impresionante y desde entonces han dejado de ser las mismas personas”.

Virginia Pérez

Jefe clínico Unidades Crónico y Subagudo

“Hemos aprendido mucho, hoy la actividad del hospital se mantiene y además hemos sostenido una planta Covid”.

Iñaki Vicente

Responsable de Fisioterapia y Rehabilitación

“No voy a negar que la epidemia hizo mella y que sufrimos estrés o ansiedad…. pero nuestro papel de rehabilitadores era esencial y lo hemos ofrecido”.

Carmen López

Servicio de limpieza

“Acompañamos mucho a los pacientes en su soledad. La gente necesita sentirse escuchada”.

Yolanda Santesteban

Psicología EAPS

“Covid 19 ha alterado el orden natural de nuestro trabajo y relación con el paciente, su entorno y su familia. A la vulnerabilidad de la enfermedad se ha sumado el aislamiento”.

Rakel Gorritxo

Enfermera responsable del ESAD (Equipo de soporte de atención en domicilio)

“Esto pasará pero necesitamos una conciencia de educación, necesitamos inculcar el respeto a los demás”.

María Asunción Sánchez

Responsable de enfermería de Quirófano y Cirugía

“Fue duro no poder abrazar a tus hijos al llegar a casa. Todo esto les ha hecho madurar. Saben que nuestro trabajo es vocacional y que teníamos que prestar ayuda”.

Helvia Izkue

Trabajo Social

“El virus ha procurado un cambio radical en el modo de atender la parcela social en un hospital. Ha añadido incertidumbre a situaciones por sí mismas complicadas”.

Pili Huarte

Responsable Unidad de Voluntariado

“Mi equipo entero tuvo que salir del hospital cuando era más necesario que nunca acompañar. También a los pacientes no Covid, pacientes mayores, muy frágiles, que no entendían qué estaba pasando….y sí, conseguimos muchas sonrisas”.

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