ES ESE AMOR/ por Gabriela Saporito

from Edicion 24 Septiembre-Octubre 2019

"El Miedo en los niños a la hora de Dormir"

"ES ESE AMOR"

“Poder manifestarnos como espíritu llevando una existencia Humana nos regresa a la fuente, nos abriga el Alma, nos reconforta y nos sana”

Con este sentir amoroso y profundo de reconocimiento y reconexión me comunico y brindo lo que puedo manifestar como Mi Misión, abrigando corazones rotos, despabilando mentes adormecidas, transmitiendo mensajes recibidos, despertando Conciencia Universal. En este cálido espacio quiero regalarles una breve reflexión de lo que entiendo los Seres Humanos necesitan aprender: Amar-Se

Cuando construimos y desarrollamos el amor hacia nosotros mismos, es cuando edificamos el pilar fundamental de nuestra existencia.

Amor cuyo punto de partida es amarse, para poder construir ese cimiento amoroso y bondadoso que necesita toda persona y a partir de allí; crecer y desarrollarse como un adulto seguro, capaz, honesto, amoroso, benévolo, que se conoce y que se respeta y que apuesta a llevar una vida plena, con alegrías y bienestar, siendo absolutamente desde su amor, desde ese amor que alberga y que es su espíritu.

Este amor a uno mismo nada tiene que ver con el egocentrismo, el egoísmo, la vanidad ni con la brutalidad, muy por el contrario, estos sentimientos de baja frecuencia vibratoria se desarrollan justamente cuando falta el amor hacia uno mismo, pues estos sentimientos que menciono; no se alimentan del amor y le recrean al Ser Humano, esa falsa ilusión de amor hacia si mismos que creen tener y que en realidad no lo tienen.

Ese amor que construimos primero en nosotros es el que nos permite amar al prójimo, amar al semejante, amar a ese otro ser vivo.

Y no podría ser de otra manera esta maravillosa construcción de amarse y amar, pues es imposible regalar, ofrecer, lo que no se tiene. No puedo dar lo que primero no poseo en mi interior.

No puedo darte amor si primero no lo tengo en mi interior para conmigo, si no lo sembré por mí y para mí.

Si solo he sembrado un campo seco y estéril; ¿Qué podré cosechar para mi propia persona? y entonces; ¿Qué podré cosechar para ti?

Esa bondad amorosa con que me trato con que transito esta vida humana, es el mismo amor bondadoso que les comparto a las personas.

Ese respeto, esa voluntad y esa autenticidad amorosa con que me manifiesto, es el mismo amor respetuoso, voluntarioso y autentico que le transmito al prójimo a través de mis acciones.

Ese amor libre que me deja ser, que me deja expresarme desde mi legitimidad y en ningún momento intenta cambiarme, es el mismo amor libre con que voy a amar a mi prójimo, sin intentar cambiarlo para que sea lo que no es, aceptándolos desde mi amor benévolo sin cambiarlos.

Ese amor que me respeta, que me cuida, me protege, me da seguridad, es el mismo amor con el cual voy a tratar a las personas, un amor respetuoso, que otorga seguridad, que protege, que cuida, que alberga.

Ese mismo amor con el que le hablo a mi mente para que pueda comprender algunas cuestiones de esta vida humana, es el mismo amor con el que les voy a hablar a los seres humanos para que puedan comprender si está dentro de sus posibilidades y de su voluntad amorosa comprender y aceptar. Ese mismo amor con el que me pido disculpas si cometí algún error en mis acciones, es el mismo amor con el que disculpare al prójimo, con el que voy a comprender, con el que daré oportunidad, para que lo haga mejor la próxima vez, si es que puede hacerlo conforme a su desarrollo espiritual.

Y todo esto es posible cuando primero construimos, desarrollamos y edificamos el amor hacia nosotros mismos para luego hacerlo expandible hacia la Humanidad toda.

Ese amor no se mencionará, ni se reclamará, se mostrará en cada uno de nuestros actos cotidianos y ese amor nos protegerá, nos dará alegrías, nos regalará sonrisas y abrazos y será una dulce mirada contemplativa, comprendiendo y respetando.

Ese amor no es ni verdadero, ni incondicional; porque es amor y el amor no necesita de adjetivos que lo califiquen y lo midan por tamaño.

Es amor existente en el interior de cada uno de nosotros, que está a nuestra disposición para que lo desarrollemos y lo compartamos con los seres humanos y así lograr la evolución espiritual que traemos como misión de vida en esta existencia humana.