EL SENTIDO COMÚN - por Karina Zarfino
EL SENTIDO COMÚN:
Un bien más que preciado en estos tiempos por Karina Zarfino
L
a intensa Reconexión con la sabiduría del alma que estamos experimentando, hace necesario potenciar nuestro anclaje a la Tierra para no perder un bien tan preciado: el “sentido común”. Actualmente pareciera estar de moda la preocupación por activar las capacidades sutiles, pero tal vez no lo esté tanto la de atender y comprender la lógica del funcionamiento del sistema energético y el modo en que interactúan nuestros centros, principalmente los inferiores, en las relaciones y vivencias cotidianas. Resulta lógico que activar capacidades psíquicas sin alcanzar antes el orden en el sistema, podría generar mayor distorsión. Pues, ¿qué sentido tendría activar el famoso “tercer ojo” si nuestro centro emocional está vibrando en desequilibrio y conectándonos con los miedos?, o ¿qué sentido activar la glándula pineal sin la menor idea de qué repercusión tiene esto en la vida cotidiana? Hoy día nos encontramos ante un horizonte de infinitas ofertas de lecturas, terapias, talleres y cursos vinculados al despertar de la conciencia. Si bien se trata de una oferta muy valiosa que da respuesta a muchos interrogantes, también cabe recordar la necesidad de mantener activo el sentido común si lo que se anhela realmente es un estado de di-
cha, paz y plenitud en esta experiencia material llamada vida. Se trata de “traer el más allá al más acá”, pues una vida conciente que logra armonía en lo más cotidiano, es prueba concreta de cómo previamente se ha integrado la realidad de aquello que resulta menos evidente. La coherencia es primordial para alcanzar un estado de dicha. Coherencia que en ocasiones olvidamos, dado que algunas veces pasamos por alto lo más inmediato por considerarlo tal vez banal, y nuestras preocupaciones y aspiraciones se instalan más allá del 5° chakra. Desde la perspectiva sutil, la coherencia se refiere a la alineación de los centros creativos: palabra, emoción y pensamiento, que en equilibrio darán lugar a una acción igual de coherente. El sistema energético humano funciona gracias a una dinámica perfecta y divina, y si bien estos movimientos no se perciben con los 5 sentidos físicos, son absolutamente lógicos y capaces de comprenderse cuando hay un compromiso diario y un interés en alcanzar el orden en todos los planos de existencia y, por supuesto, el anhelo genuino de recuperar el propio poder.