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De la hoja al cigarro: la obra maestra
Nelson Rivera Oquendo @legalmentenelson
Desde niño he estado ligado al mundo del tabaco sin saber que se convertiría en mi pasión y estilo de vida. Recuerdo a mi abuelo paterno, Don Moncho, sentado en el balcón cortando su yarda de tabaco en cubitos listos para masticar, contando sus historias de cómo recogía tabaco de niño en las fincas de Utuado, Puerto Rico. Al igual que mi papá fumando tabaco en pipa (ese aroma… cómo lo recuerdo). Siempre esperaba con ansias el catálogo de tabaco que le llegaba por correo para contemplar los cigarros que allí se vendían, con ansias de que los ordenara y poder por lo menos olerlos; se veían tan llamativos, esa capa sedosa, esos colores, las vitolas (que en ese momento para mí solo eran tamaños) pero solo pedía picadura de pipa. Desde ese momento comenzó mi pasión.
Bien, hablemos del cigarro, la obra maestra.
Todo comienza por la protagonista de esta historia, “la semilla”. En la siembra encontramos dos plantas de tabaco: la que se utilizará para la confección de los cigarros y la que se utiliza para las semillas; a esta última se le deja la flor, la cual es tapada para evitar la polinización y así se controla la calidad del tipo de tabaco que esa semilla y planta ofrecen; son escogidas rigurosamente en uniformidad de tamaño y pasan a ser plantadas en viveros para producir un embrión durante aproximadamente 42 días, luego se trasplanta al campo el cual debe ser rico en nutrientes, tales como nitrógeno, fósforo, potasio y magnesio. Ahora bien, las plantas destinadas al capote y tripa se plantan al aire libre y bajo el sol; las destinadas a la capa se cultivan bajo tapados (telas) pues este sistema protege las hojas del sol directo y ayuda a mantener su fineza y textura sedosa.HLM
Una vez que sus hojas están listas para ser recolectadas la planta nos autoriza de la forma más noble (acostando su hoja frente al cosechero como cuando un artista dobla su cuerpo frente a su público en agradecimiento), entonces se procede el recogido por piso foliar, estos son algunos de los personajes que complementan la obra maestra que es un buen cigarro. Entre ellos tenemos:
a) Volado. Poco carácter, poca calidad, poco aceite y aroma, pero mucha combustión.
b) Seco. Sabor más dulce, poco aceite, buena combustión y balanceado.
c) Viso. Más fuerte que el seco, menos combustión, más sabor y aroma.
d) Ligero. Menos sabor que el viso, pero mayor fuerza e impacto nicotínico.
Una vez que las hojas (los personajes) son recolectadas se reciben en el rancho de curado donde se separan por corte foliar para la primera curación. Se colocan y cuelgan ensartadas las destinadas a tripa y capote, las hojas para capa se colocan en cujes donde están más separadas. Como sucede en todas las obras, los personajes pasan por el proceso de ensayo.
Primer ensayo. La curación, de aproximadamente 45 días. En esta etapa los almidones y azúcares comienzan a transformarse y la hoja verde pasa a ser marrón. Salen del rancho clasificadas por corte foliar a reposar por un aproximado de dos meses.
Segundo ensayo. Las hojas son hidratadas y pasan a ser fermentadas en cajones por aproximadamente 18 días. De esta fermentación las hojas pasan a ser despalilladas, en este proceso se remueve la mitad de la vena central a las que serán utilizadas para tripa, un cuarto de la vena central a las destinadas para capote y a las hojas que serán utilizadas para capa se le remueve entera, conformando dos capas.
Tercer ensayo. Las hojas pasan a ser acomodadas en pilones al menos 45 días, y van rotando de posición: las de arriba se colocan abajo, las del centro hacia arriba y las de abajo pasan al centro sucesivamente. El pilón alcanza una temperatura de 102°F a 105°F y debe ser monitoreada constantemente.
Cuarto ensayo. Las hojas pasan a ser empacadas para el añejamiento por un periodo de cuatro a cinco años.
Una vez culminados los ensayos, los personajes: Volado, Seco, Viso y Ligero entran en escena a interpretar la obra. Cada hoja por separado es torcida en forma de cigarro, a esto se le llama Grado Puro, para pasar por la audición del Maestro de la Mezcla. El Maestro detecta sabor, aroma, fortaleza y combustión; estas características dependerán del tipo de planta, origen, piso foliar, semilla, nacionalidad, tipo de suelo, cantidad de agua y sol que recibió esta planta. Ahora bien, los personajes escogidos por el Maestro pasarán a ser parte de la obra, y deben armonizar en el cigarro a ser confeccionado. Se procede a
formar las muestras combinando capa, tripa y capote para pasar al cuarto de añejamiento por alrededor de 21 días, donde cada componente de la mezcla jugará su papel protagónico.
Una vez sale del cuarto de añejamiento se comienza la prueba del cigarro donde se comprobará si los componentes de la mezcla armonizaron o requiere mejorarla cambiando alguno. Otros factores que se toman en consideración son la combustión, sabor y aroma. Una vez escogida la mezcla entra en escena ese gran artesano encargado de darle forma a la obra maestra, el Torcedor, quien se encarga de unir cada personaje en tripa y capote con los porcentajes ya indicados por el Maestro de la Mezcla. Una vez que se completa este proceso pasan a ser colocados en los moldes (ya destinados a cada vitola) para ser prensados. El Torcedor se prepara para el producto final: vestir de belleza colocando la capa. Se repite el proceso llevado acabo para la muestra, el cigarro pasará al cuarto de añejamiento. Luego de este añejamiento la Obra Maestra estará lista para ser degustada por los amantes de la hoja.
En honor a las más de 200 manos que trabajan con amor los procesos del tabaco, desde que es una semilla hasta que se transforma en un cigarro. Gracias por su esfuerzo, amor y dedicación para que los amantes de la hoja tengamos las mejores experiencias en cada bocanada… NELSON A. RIVERA OQUENDO