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dE SExO Si SE HABLA

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OJO PAStORAL

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alex Chiang

sexo sin mitos

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Existe un rotundo contraste entre la manera en que la juventud piensa y vive su sexualidad con la enseñanza bíblica al respecto. Tristemente, los jóvenes están aceptando mentiras sin saberlo. En Efesios 5:25-33 el apóstol Pablo establece el marco dentro del cual las relaciones sexuales deben ser vividas. En mi conversación con los jóvenes he podido detectar cinco mitos o mentiras inconscientes que están presentes en la manera de pensar y vivir su sexualidad. Son cinco engaños que aceptan sin saberlo. Aquí desarrollaremos el primero:

Ito #1: sexo sIn amor. El primer mito consiste en pensar que es posible mantener relaciones sexuales sin involucrarse emocionalmente con esa persona. Esta capacidad de desasociar el cuerpo del corazón es más común en una sociedad machista; se encuentra más entre los varones que en las mujeres. Es muy difícil para una mujer entregar su cuerpo a quien primero no le ha entregado el corazón. Un hombre, en cambio, tiene una pecaminosa facilidad para tener sexo con una mujer que no ama. Este es el corazón de la prostitución.

Parte de la explicación al problema de la violación sexual como un delito básicamente masculino se encontraría también aquí. Escuché a una joven decir: “Mira, yo puedo tener mi pareja, a quien puedo encontrar en la cama con otra chica; pero, con tal que me siga amando a mí, no hay problema; lo otro es sólo carne, cuerpo”. Aquí encontramos una redefinición del concepto tradicional de fidelidad que resucita las antiguas filosofías dualistas, donde uno podía hacer con el cuerpo lo que quiera con tal de mantener pura el alma. Por el contrario, el apóstol Pablo afirma categóricamente que el amor es la atmósfera en la cual la sexualidad debe ser vivida. Por eso dice: Esposos, amen a sus esposas (v. 25). Más adelante vuelve a recalcar lo mismo: Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo (v. 28). Y luego insiste al decir: En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa... (v. 33). Para la Biblia la sexualidad alcanza su plenitud en el contexto de un hombre y una mujer que se aman. El sexo fue diseñado como una manera de decir te amo, como una forma de decir cuán importante y valioso es alguien para uno. El sexo es el arte de tocar el corazón de una persona y no solo su cuerpo. Este reduccionismo de la sexualidad a la genitalidad es exacerbado por la dura realidad en la que viven los jóvenes en América Latina. La proliferación de los grandes centros comerciales expresa esta alianza estratégica entre diversión y consumo. En estas catedrales comerciales se le grita a los jóvenes por todos lados: “Para divertirte hay que comprar, para divertirte hay que comprar”. Es un grito silencioso pero muy poderoso. Pero, ¿qué les queda a los millones de jóvenes en América Latina que viven en contextos de pobreza y marginalidad que no pueden comprar para divertirse?

Muchos encuentran en el ejercicio de su sexualidad el placer que la sociedad les niega. El sexo gratuito con la pareja de turno se ha convertido en uno de los pocos espacios de placer a bajo costo. Esta es una de las razones de porque los jóvenes se están iniciando sexualmente a edades más tempranas.

Así muchos están descubriendo su sexualidad pero totalmente divorciada de la afectividad. El sexo deja de ser una manera de decir te amo para convertirse en una forma desesperada de encontrar un poco de satisfacción en una sociedad en crisis. Dejamos de acariciar y comenzamos a manosear, convirtiéndonos en mendigos sexuales, suplicando una limosna de placer por aquí y por allá.

Cuando divorciamos el sexo del amor transformamos al otro en un objeto de placer. Sexo sin amor cosifica al otro. En otras palabras lo reduce a “una cosa” que uso para mi propia satisfacción. Por eso la presencia del amor dignifica el sexo al reconocer a mi pareja como persona. Sustraído del contexto del amor, el sexo se reduce a un placer vacío y sin sentido.

alex es peruano, graduado en sociología y educación. conferencista internacional en América Latina. Asesor de la asociación de Grupos evangélicos universitarios del Perú. Autor de varios libros, entre ellos «una bendición llamada sexo» .

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