Nadie culpa a Burroughs

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NADIE CULPA A BURROUGHS Parece que hay ciertas cosas que una no puede decir en un ámbito intelectual como si existiera un código ético irrompible dentro del homérico mundo de la literatura. Una no puede decir, por ejemplo, que Proust es aburrido, que Joyce es aburrido, que Borges es aburrido, Una no puede decir, por ejemplo, que su prosa es tan densa que dan ganas de escupir sobre ella.


Una no puede decir: Los relatos de Carver no me provocan nada, sólo curiosidad por saber por qué está considerado un genio. Sin embargo, uno sí puede decir que Virginia Woolf es aburrida o Djuna Barnes o Marguerite Duras o Violette Leduc o Clarice Lispector o Herta Müller o Elfriede Jelinek. Uno, incluso, puede dimitir de su puesto de ‘guardián de las letras’ si se les entrega un Premio Nobel. Uno sí puede decir: “La poesía de Sylvia Plath (aquí cambiar su nombre por el de Anne Carson,


Anne Sexton, Birgitta Trotzig, Marianne Moore, Pizarnik, Patti Smith, Sharon Olds) es incomprensible.” Uno puede declararse experto surrealista sin haber leído a Joyce Mansour o Unica Zürn sin haber comprendido su locura. Hans Bellmer es a quien hemos terminado conociendo. Él ataba el cuerpo de Unica con cuerdas lo retorcía lo lesionaba, para conseguir algo brutalmente visual -un cuerpo mutilado-. Ella acabó mutilada en un manicomio. Por cierto,


el aburrido de Joyce publicó su jodido Ulises gracias a la ayuda de Sylvia Beach. La librera de la calle de l’Odéon. Él no se lo agradeció nunca. ¿Cómo íbamos a hacerlo nosotros? Uno puede declararse experto Beat sin haber leído a Diane di Prima, ni su polvo con Kerouac. Kerouac la tenía pequeña y por eso escribía en rollos largos. Pero esto tampoco puede decirse. Sin embargo, uno puede decir, incluso, puede gritar: “No sé quiénes son esas Mujeres” Y no importar –absolutamentenada. William Burroughs


mató a Joan Vollmer de un disparo en la cabeza. Jugaban a Guillermo Tell, o eso hemos querido creer todos. Ella tenía un vaso en su cabeza Él no acertó. La noticia fue: “Su arma mató a su bonita, joven esposa.” Pasó trece días en la cárcel. Su arma, ninguno. Y nadie siente un escalofrío cuando Burroughs dice: “jamás habría sido escritor sin la muerte de Joan”. Joan era una de las mentes maravillosas de la generación Beat


Es probable que “Joan hubiera sido escritora sin el homicidio de Joan”. Nótese aquí el milagroso matiz de las palabras.

“La cena está lista” Irene Cuevas


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