LA CONSTRUCCIÓN SOCIO HISTÓRICA DEL TERRITORIO del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina: — Notas para conversar — Tatiana Herrera Rodríguez Joven Investigadora Colciencias Claudia Mosquera Rosero- Labbé Dirección
Apoya:
Centro de Estudios Sociales y Departamento de Trabajo Social Facultad de Ciencias Humanas Sede Bogotá
Organiza:
/ Idcarán · Retos en los procesos de autoidentificación étnico-racial en municipios con alto mestizaje interétnico y racial. /
@Tatiana Herrera Rodríguez Autor @Claudia Mosquera Rosero-Labbé Directora del Grupo de Investigación sobre Igualdad Racial, Diferencia Cultural, Conflictos Ambientales y Racismos en las Américas Negras IDCARAN
@Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá Facultad de Ciencias Humanas ―Comité editorial― Luz Amparo Fajardo Decana Nohra León Rodríguez Vicedecana Académica Constanza Moya Pardo Vicedecana de Investigación y Extensión
William Castaño Marulanda Corrección de estilo
Jorge Aurelio Díaz Director revista Ideas y Valores
Clara Buesaquillo Izaquita para rbn&co. Diseño gráfico
Darío Campos Rodríguez Instituto de Investigación en Educación
Digiprint Editores sas Impresión Primera edición Cartagena de Indias 2016
Carlo Tognato Director del Centro de Estudios Sociales - CES Proyecto internacional Ruta del Esclavo: resistencia, libertad, patrimonio de la Unesco Ali Moussa Iyé Jefe de la sección Historia y Memoria para el diálogo intercultural y coordinador de la Ruta del Esclavo: resistencia, libertad, patrimonio Comité Científico Internacional de la Ruta del Esclavo: resistencia, libertad, patrimonio de la Unesco Nelly Schmidt Presidenta María Elisa Velázquez Gutiérrez Vicepresidenta Jane J. Landers y Joel Quirk Relatores Claudia Mosquera Rosero- Labbé Miembro por Colombia del Comité Científico Internacional de la Ruta del Esclavo: resistencia, liberta, patrimonio
Material impreso de distribución gratuita con fines didácticos y culturales. Queda estrictamente prohibida su reproducción total o parcial con ánimo de lucro, por cualquier sistema o método electrónico sin la autorización expresa para ello.
Índice de Figuras /9
Figura 1. Mapa del archipiélago
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Figura 2. Mapa del archipiélago
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Figura 3. Cobertura de la tierra Isla de San Andrés
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Figura 4. Cobertura de la tierra Islas de Providencia y Santa Catalina
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Figura 5. Delimitación de la Reserva Seaflower
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Figura 6. Mapas históricos del archipiélago
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Figura 7. Mapa de migraciones
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Figura 8. Virreinato de la Nueva Granada
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Figura 9. Mapas de poblamiento de San Andrés en el siglo xx
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Figura 10. Mapas de tierras en Providencia
Índice de Cuadros /11
Cuadro 1. Características físicas de las islas del archipiélago
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Cuadro 2. Especies vegetales presentes en el archipiélago
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Cuadro 3. Especies animales presentes en el archipiélago
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Cuadro 4. Resumen de ciclos de poblamiento en el archipiélago
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Cuadro 5. Avances realizados por el Plan para el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina
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Cuadro 6. Comida típica del archipiélago
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Cuadro 7. Establecimientos educativos del archipiélago
Índice de Tablas /24
Tabla 1. Población de Providencia del siglo VXII al XIX
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Tabla 2. Población de San Andrés del siglo VXII al XIX
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Tabla 3. Población de Santa Catalina en el siglo XVIII
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Tabla 4. Población de San Andrés en el siglo XX
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Tabla 5. Población de Providencia en el siglo XX
Índice de Fotografías /72
Fotografía 1. Cat boat en regata
Índice General
/9 Datos geográficos /18 Historia del archipiélago /64 Cultura /75 Vivienda Isleña /81 Discusión sobre el uso del creole como lengua /84 Pensamiento /87 Economía /91 Situación actual del archipiélago /98 Referencias
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― Datos Geográficos ― “Cada sociedad así como produce su propia historia, produce también su propia geografía”. Loraine Vollmer
Geografía física: ubicación y caracterización geográfica
L
as islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina conforman un archipiélago que se encuentra ubicado en el Mar Caribe que hace parte de Colombia, se constituyen, entonces, como departamento de este país y tienen como capital a San Andrés. Son el pedazo antillano del país, por lo que su existencia le provee a Colombia un extenso territorio marítimo que llega a los 250.000 km² de mar territorial. La superficie terrestre tiene un total de 52.5 km² repartidos así: San Andrés 26 km², Providencia 17.2 km², Santa Catalina 1 km² y los cayos, bancos e islotes suman 8,3 km² (De Armas 2012, 4). Se encuentran, más exactamente, al suroccidente del Mar Caribe y al noroeste del territorio continental nacional a una distancia 480 millas náuticas de la costa Atlántica de Colombia y a unas 140 millas náuticas de Nicaragua, por el costado oriental, por lo que se puede observar que el archipiélago está mucho más cerca de Centroamérica que de Colombia. De hecho, San Andrés está situada a 619 km de Cartagena, a 273 km de Colón (Panamá), a 241 km de Puerto Limón, Costa Rica, y a 136 km de Bluefields, Nicaragua (Abello y Giaimo 2000, 5). En términos de meridianos, el departamento se ubica entre los 12° y 16° de latitud norte y los 78° y 82° de longitud oeste (Gobernación de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 2012, 32).
01. 02. 03. 04. 05. 06.
Cayo Bajo Nuevo Cayo Serranilla Cayo Serrana Cayo Quitasueño Cayo Roncador Isla Sta. Catalina Isla Providencia 07. Isla San Andrés 08. Cayo del Sureste 09. Isla de Maíz
05 NICARAGUA
09
Cartagena de Indias
Territorio de Nicaragua Territorio de Colombia
COLOMBIA
Limite maritimo antes del Fallo
Figura 1: Ubicación del archipiélago en relación con el Mar Caribe.
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/ Idcarán · Retos en los procesos de autoidentificación étnico-racial en municipios con alto mestizaje interétnico y racial. /
01. Cayo Serrana 02. Cayo Quitasueño 03. Isla Sta. Catalina Isla Providencia 04. Cayo Roncador 05. Isla San Andrés 06. Cayo del Sureste 07. Cayo de Alburquerque
HONDURAS
NICARAGUA
05 Outline of a bank Maritime boundary established by thw court
07
Oceano Caribe
Figura 2: Ubicación del Archipielago con relación al Mar Caribe. Fuente: Díez (2015).
El archipiélago también está compuesto por varias islas, cayos y bancos coralinos: Johnny Cay, Rose Cay, Rocky Cay, Haynes Cay, Cotton Cay, Cayos Hermanos, Crab Cay, Cayo Basalto, Cayo Vaca, Albuquerque Cay, East-Southheast o Courtown Cay, Grasey Cay, Grunt Cay, bancos de Roncador, Serrana, Serranilla y Quitasueño (Rater 2001). El grupo de islas, cayos e islotes que
conforman el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se ubica sobre el Mar Caribe suroccidental, en una plataforma cuyo origen se debe a procesos vulcanológicos y coralinos. Las únicas porciones emergidas corresponden a las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, además de varios cayos e islotes arenosos.
Fotografía tomada por Claudia Mosquera.
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
Ecosistemas terrestres y marítimos
E
l archipiélago se ubica en la zona de transición entre los trópicos húmedos y secos. La temperatura promedio es de 25 grados centígrados y se presenta estación seca entre diciembre y junio. La isla de San Andrés es de origen coralino y Providencia es de origen volcánico. Las características de las islas se pueden resumir a continuación: Isla
Características
San Andrés
Suave topografía. El relieve se conforma por una serie de colinas y una plataforma coralina que constituye una planicie a lo largo de la costa. Tiene 12.8 km de largo y 3.5 km de ancho.
Providencia
Topografía fuertemente quebrada con paisaje montañoso. El relieve está constituido por una serranía que va desde Diamond Hill hasta Marshall Hill. Hay escasez de tierras planas en la isla.
Santa Catalina
Isla rocosa y muy quebrada. Junto con Providencia suman una superficie aproximada de 25 km².
Cuadro 1: Características físicas de las islas del archipiélago Fuente: Vollmer (1997, 17-19).
Originalmente las islas tenían una vegetación de Bosque seco Tropical en la transición a Bosque Húmedo Tropical, con especies como los cedros gigantes, caobos, palo de Brasil, fustic y mangles. Pero a lo largo del tiempo, y debido a la población de San Andrés y Providencia, los bosques se fueron reemplazando por palmeras de cocos y pastos, por lo que actualmente se observan las huellas de una fuerte intervención humana. Las aguas marinas que rodean al archipiélago tienen un área de 2.000 km², compuesta por un área de plataformas arrecifales, de islas y cayos, y un área de aguas oceánicas (Vollmer 1997, 19). Flora
C
omo se señaló antes, geográficamente el archipiélago se ubica a unos 720 km del noroeste de la costa colombiana y a 110 km de la costa nicaragüense. Desde el punto de vista biogeográfico esta ubicación le permite alcanzar importantes y particulares características a nivel de composición florística, desatacándose la presencia de plantas propias de la plataforma continental Centroamericana y las Antillas, por tal razón la flora establecida sobre el archipiélago se ha gestado de una manera particular, está compuesta por una rica mezcla de especies propias tanto de la zona de vida de bosque seco como del bosque húmedo tropical.
Partiendo de la premisa de que una zona de vida se puede clasificar a partir de la asociación de grupos vegetales integrados en una división natural del clima, los cuales pueden llegar a presentar fisionomías similares en cualquier parte del mundo si se consideran las condiciones edáficas y etapas sucesionales, los factores que se tienen en cuenta para clasificar una región son: la evapotranspiración, la precipitación y la altitud; los límites de las zonas de vida están definidos por los valores medios anuales de estos factores. Por tanto, es importante mencionar que la clasificación de zonas de vida considera únicamente la similitud en la fisionomía, es decir, solo se considera la
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apariencia de su vegetación y no contempla la composición florística de la vegetación presente. Con base en lo anterior y considerando lo descrito por Rodríguez et al. (2012, citado en Pizano y García 2014), en la región Caribe el Bosque seco Tropical (Bs-T) está presente en la franja costera que incluye los bosques insulares de Tierra Bomba, Islas del Rosario, San Bernardo, San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Según el sistema de clasificación ecológico de Holdridge (Espinal y Montenegro 1977; Díaz y Loewy 1992) los límites ambientales del Bosque Seco Tropical son: rango altitudinal de 0 a 1000 m s. n. m, temperatura superior a 24° C y una precipitación media anual entre 1000 y 2000 mm al año. Sin embargo, es posible encontrar en muchos casos sitios más húmedos y más secos, hasta áridos, en otros (Espinal y Montenegro 2014). Estos límites corresponden a los encontrados en el archipiélago. Sobre esta zona de vida la periodicidad de las lluvias se caracteriza por presentar uno o dos periodos marcados de sequía al año. La pérdida del follaje es una de las principales adaptaciones fisiológicas de las plantas a este tipo de ecosistemas, debido al déficit de agua. Existen también adaptaciones estructurales generalizadas entre las plantas, como son la presencia de hojas compuestas y foliolos pequeños, corteza de los troncos lisa y presencia de aguijones o espinas (iavh 1995). En general, la vegetación de esta zona de vida se encuentra altamente intervenida, el Bs-T ha sido reemplazado por pasturas arboladas, bosques fragmentados muy intervenidos y vegetación secundaria en diferentes estados de sucesión, especialmente sobre áreas que presentan una topografía más elevada. Los altos niveles de intervención antrópica han llevado al punto de la desaparición parcial o total, lo que evidencia un estado avanzado de perturbación donde únicamente es posible identificar
pequeños relictos de bosques.1 Estudios realizados en este tipo de bosque han demostrado altos niveles de endemismo y betadiversidad, esto es el resultado de las presiones de selección asociadas a una estacionalidad marcada (Dirzo et al. 2011). En esa medida, y de manera general, algunas de las especies forestales más representativas en el Bs-T se listan a continuación: Indio desnudo (Bursera simaruba), Dinde mora (Maclura tinctoria), Samán (Pithecellobium Samán), Caracolí (Anacardium excelsum), Diomate (Astronium graveolens), Cedro (Cedrela odorata), Dorancé o Martín Galvis (Senna reticulata), Matarratón (Gliricidia sepium), Algarrobo (Hymenaea courbaril), Piñón de oreja (Enterolobium cyclocarpum), Payandé (Pithecellobium dulce), Iguá (Pseudosamánea guachapele), Guayacán roble (Tabebuia pentaphylla), Hobo (Spondias mombin) Azafrás (Bursera graveolens), Algarrobo (Prosopis juliflora), Chel (Ceiba pentandra), Cumulá, Carreto (Aspidosperma polyneuron), Capote (Machaerium capote), Carrapo (Bulnesia carrapo), Búcaro (Erythrina poeppigiana), Aromo o pelá (Acacia farnesiana), Guásimo (Guazuma ulmifolia), Guamo (Inga edulis), Trébol (Platymiscium pinnatum), Jagua (Genipa americana), Chaparro (Palicourea rigida), Retamo (Parkinsonia aculeata), Leucaena (Leucaena leucocephala), Yarumo (Cecropia sp), Olivo (Capparis odoratissima). Totumo (Crescentia 1 Sin embargo, la zona que quizás contó con la mayor extensión de bosque seco en la región Caribe son los Montes de María, dadas las condiciones de suelo que se presentan en esta subregión, así, los municipios de San Juan Nepomuceno y San Jacinto presentan las mejores condiciones de recuperación (Pizano y García 2014). Algunas estimaciones señalan que de los 80.000 km2 originales de bosques secos a semihúmedos que había en Colombia solo quedan cerca de 1.200 km2. Además, se considera que de las seis regiones que originalmente ostentaban bosque seco en Colombia actualmente la presencia de este ecosistema en el país es mayor en la llanura Caribe, que en la actualidad cuenta con mayor cobertura, seguida por su importancia en cobertura de la región seca del río Magdalena y el Valle Geográfico del río Cauca.
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
cujete), Palo cruz (Brownea ariza), Clavellina (Caesalpinia pulcherrima), Vainillo (Senna spectabilis), Garrapato (Lonchocarpus sericeus), Roble (Tabebuia chrysantha). Otra forma de detallar el medio biótico presente en el archipiélago consiste en partir de la cobertura vegetal, la cual, a nivel espacial, se puede entender como la capa de vegetación que se ubica sobre la superficie del suelo que cuenta con diferentes características fisionómicas y ambientales. Por tanto, se pueden identificar desde pastizales hasta coberturas arbóreas densas (bosques naturales). Además, se incluyen espacios artificializados, es decir, espacios surgidos como resultado de la acción directa de elementos antropogénicos, como es el caso de cultivos y asentamientos humanos, esto es, tejido urbano. Desde el punto de vista funcional, es posible considerar una expresión de interacción entre factores físicos y bióticos sobre un determinado espacio (Espinal y Montenegro 1977). También, son el resultado de la asociación espacio-temporal de elementos biológicos vegetales característicos, los cuales conforman unidades estructurales y funcionales (Etter 1994). En esa medida, las comunidades vegetales formadas son el resultado de la intervención de diversas condiciones ozónales, principalmente edáficas, donde factores medioambientales como el clima, la disponibilidad de agua y nutrientes juegan un papel importante sobre las diferentes especies que habitan y conforman estos espacios. La identificación y definición de las coberturas de la tierra presentes en el archipiélago se realizará considerando lo expuesto por la metodología Corine Land Cover, propuesta por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) (ver figuras 3 y 4).
Oceano Caribe
Bosques naturales Lagunas costeras Áreas agrícolas heterogéneas
Figura 3. Cobertura de la tierra Isla de San Andrés. Fuente: Ideam 2010.
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domina ampliamente en la isla de San Andrés, donde se puede encontrar cultivos de coco, yuca, plátano y frutales. - Bosques: son áreas naturales o seminaturales constituidas principalmente por elementos arbóreos de especies nativas o exóticas. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (fao), esta cobertura comprende los bosques naturales y las plantaciones. De manera general, este tipo de cobertura se identifica en su mayor proporción en zonas de colinas altas, donde se pueden apreciar algunos individuos aislados de ceiba, indio desnudo, guácimo, jobo y cedro, entre otros.
Oceano Caribe
- Lagunas costeras: esta cobertura corresponde a superficies de agua salada o salobre, separadas del mar por tierras sobresalientes u otras topografías similares. Pueden tener comunicación con el mar de manera permanente o temporal a través de canales, barras de arena y zonas de pantanos costeros.
Bosques naturales Vegetación secundaria
Figura 4. Cobertura de la tierra Islas de Providencia y Santa Catalina. Fuente: Ideam 2010.
A continuación se realiza la descripción de las coberturas identificadas: - Áreas Agrícolas Heterogéneas: son unidades que reúnen dos o más clases de coberturas agrícolas y naturales dispuestas en un patrón intrincado de mosaicos geométricos que hace difícil su separación en coberturas individuales; los arreglos geométricos están relacionados con el tamaño reducido de los predios, las condiciones locales de los suelos, las prácticas de manejo utilizadas y las formas locales de tenencia de la tierra. De manera general, y debido al uso histórico dado, esta cobertura pre-
Sobre este sector del archipiélago predomina la cobertura de vegetación secundaria; según la metodología Corine Land Cover esta unidad comprende un grupo de coberturas vegetales de tipo natural y producto de la sucesión natural, cuyo hábito de crecimiento es arbustivo y herbáceo, desarrolladas sobre diferentes sustratos y pisos altitudinales, con poca o ninguna intervención antrópica. Para la leyenda de Corine Land Cover, adaptada para Colombia, en esta clase se incluyen otros tipos de cobertura tales como las áreas cubiertas por vegetación principalmente arbustiva con dosel irregular y presencia de arbustos, palmas, enredaderas y vegetación de bajo porte. El origen de esta cobertura se presenta principalmente luego de varios años de la intervención original posterior a los procesos de abandono de áreas intervenidas. Sin embargo, en esta región en las zonas más altas
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
de las laderas, especialmente en el costado de barlovento, predominan bosques achaparrados de arbustos de baja altura pero muy densos, lo que está relacionado directamente con las condiciones naturales del terreno y no precisamente con procesos de intervención. Flora Mangos
Mango de azúcar, barriga llena, tía Raquel, mango común y número once.
Frutales
Jobo, mamoncillo, tamarindo, ciruela, grosella, icaco, coco, naranja, aguacate, limón, pan de fruta, patilla, melón, pepino, banano, plátano, guanábana, chirimoya y ahuyama.
Yuca
Plátano, pimentón, ñame, tomate y ají habanero.
Flores
San Joaquín, Curazao o bougainvillea y carboneros.
Cuadro 2: Especies vegetales presentes en el archipiélago Fuente: Díez (2014, 362-363).
Reserva de biosfera Seaflower
Fauna
A
l igual que las plantas, la fauna presente en este tipo de bioma forestal ha desarrollado formas adaptativas para sobrevivir, pues las elevadas temperaturas, limitadas posibilidades de encontrar agua, la alta competencia y los reducidos hábitats, ha generado que se desarrollen complejas adaptaciones fisiológicas y comportamentales tales como: regulaciones en la temperatura corporal, conservación de agua, hibernación temporal, reproducción tardía, cambios de dietas y migración, para el caso de los mamíferos, o desarrollo de mecanismos fisiológicos que permiten reducir la pérdida de agua por respiración, para el caso de los insectos. Fauna Cangrejo negro de monte 98 especies identificadas de pájaros 2 especies de reptiles endémicas 273 especies de pescado identificadas
F
rente a las graves consecuencias que las islas experimentaron a partir de los cambios económicos y sociales que se desarrollaron a lo largo del siglo xx —a causa de la construcción desmedida de infraestructura hotelera y comercial, la superpoblación producto de las migraciones, el turismo y la precariedad de los servicios para cubrir la demanda—, una vez se determinó que San Andrés sería un Puerto Libre la Unesco declaró al archipiélago, el 9 de noviembre del año 2000, Nueva Reserva Mundial de Biosfera, denominándola Reserva de Biosfera Seaflower. Las funciones básicas de la reserva son reducir la pérdida de biodiversidad; mejorar la calidad de vida; elevar las condiciones sociales, económica y culturales, necesarias para un medio ambiente sostenible (Jackson 2011, 16). Las actividades productivas, turísticas y de servicios se transformarían brindando un nuevo tipo de turismo internacional con bajos impactos ambientales y mejores beneficios sociales (Abello y Giaimo 2000, 27).
Cuadro 3: Especies animales presentes en el archipiélago Fuente: Díez (2014, 362-363).
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Los criterios que tuvo en cuenta la Unesco para reconocer al archipiélago como Reserva de Biosfera fueron: alta biodiversidad, posibilidades de ensayo y demostración del desarrollo sostenible con la participación de la comunidad, suficiente importancia para la conservación, capacidad administrativa para implementar el plan de zonificación y manejo de la reserva. La declaratoria considera modificar el modelo de desarrollo vigente, las formas de ocupación del suelo y el aprovechamiento de los recursos (Restrepo y Ramírez 2001, 34). Limite con Jamaica
01. 02. 03. 04. 05.
Limite con Honduras
Limite con Nicaragua
06. 07. 08. 09.
Bajo Nuevo Serrenilla Serrana Quitasueño Providencia y Santa Catalina Rocador San Andés Este Sudeste Alburquerque
05
07 08 09
Oceano Caribe
Figura 5: Delimitación de la Reserva Seaflower. Fuente: Restrepo y Ramírez (2001, 35).
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
Fotografía tomada por Claudia Mosquera
Los ecosistemas marítimos y costeros del archipiélago representan un paraíso natural con diversas especies biológicas. Los tres ecosistemas que tiene son: arrecifes coralinos, manglares y pastos marinos. Esta reserva representa el 78% del área coralina en el país y allí se encuentran 85 especies de corales, 100 especies de esponjas, 270 especies de peces, 4 especies de tortugas marinas y más de 180 especies de aves (Jackson 2011, 15). Actualmente existe una gran preocupación por parte de la población isleña frente al destino de la reserva, puesto que el 19 de octubre de 2014 se creó el Distrito de Manejo Integrado (dmi), que elimina las Áreas Marinas Protegidas. De acuerdo a Archbold (2015b) los recursos naturales del archipiélago se pondrían en manos del Gobierno central. Estos cambios están con-
templados en la Resolución N° 977 de 2014 del Ministerio de Ambiente y podrían generar conflictos entre la población isleña y el Estado (109). Según Robinson (2015), la Reserva de Biosfera sigue presentando retos y desafíos después de 14 años de declarada. Aún no hay una apropiación total, por parte de la comunidad, de lo que significa y representa ser una Reserva de Biosfera y tampoco se ha ejecutado lo planeado. Varias son las causas de esta situación: 1) desorden urbanístico; 2) generación descontrolada de basuras; 3) falta de un sentido de pertenencia; 4) ejercicio de prácticas poco amigables con el ambiente; 5) precariedad de procesos formativos en asuntos étnicos y ambientales (90).
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― Historia del Archipiélago ― Proceso de asentamiento
C
omprender el proceso de asentamiento del archipiélago y la historia de este territorio nos lleva a un pasado cargado de significados asignados por la población actual que están fuertemente vinculados. Se trata de: una historia muy ideológica, que muestra una preocupación por lo que los isleños perciben como sus principales problemas en relación a su pasado y a su ambiente: su origen, su heterogeneidad racial y sus implicaciones sociales, y su aislada y anómala posición política de la cual proviene su posición cultural ambigua. (Wilson 2004, 66)
El archipiélago ha sido un hijo reclamado y abandonado desde la colonización por diferentes actores legales e ilegales: desde los puritanos ingleses, pasando por los colonos españoles, los corsarios y piratas hasta la Colombia continental. La posición estratégica de las islas ha sido motivo para que tensiones geopolíticas se manifiesten en este territorio insular habitado hoy por descendientes de ingleses, africanos y españoles.
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· Esquema de mapa histórico de San Andrés (1631)
· Esquema de mapa histórico de Providencia (1640)
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
· Esquema de mapa histórico de Providencia (1641)
· Esquema de mapa histórico de Providencia (1648)
Figura 6: Mapas históricos del archipiélago. Fuente: Ratter (2001, 59-62).
Como el pasado del archipiélago se reconoce por tensiones causadas a raíz de los intereses de actores que desembarcaron en el territorio, podemos hablar de varias fases en la historia de poblamiento. Antes de la llegada de los europeos, se tiene registro de la presencia en el archipiélago de Indios Miskitos provenientes de la costa de lo que hoy se conoce como Nicaragua, Costa Rica y Panamá (Vollmer 1997). Las incursiones de esta comunidad tenían como objetivo la caza de especies animales y el aprovechamiento de madera, sin embargo, no llegaron a habitar el territorio. Díez, en su historia periodística, señala que:
Sin embargo, para Wenceslao Cabrera Ortiz, el verdadero descubridor fue Olano, cuya nave fue arrojada hacia las costas de Honduras por una tormenta y fue así como el día de Santa Catalina, el 25 de noviembre de 1510, se tropezó con la isla que lleva su nombre. A la otra gran isla que halló la bautizó Providencia, según el Santoral Católico. (2014, 9)
Luego, en la época de la Colonia, se vivió un periodo inestable en la historia del archipiélago debido al cambio constante de colonizadores, provenientes de Inglaterra y España, y a las fases de colonización, emigración, recolonización, conquista y re-
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conquista (Ratter 2001, 55). A los europeos, aunque tardaron algún tiempo en estabilizarse, podría señalárseles como los primeros pobladores sedentarios del territorio. Así, los primeros europeos en llegar al territorio fueron colonos holandeses, en 1610, seguidos por los colonos puritanos años más tarde, quienes se establecieron por más tiempo (Ratter 2001). De acuerdo con Wilson (2004), antes de la llegada de los puritanos, Providencia pudo haber sido usada por piratas y contrabandistas holandeses a inicios del siglo xvii, pues se tiene registro de su existencia en la Carta universal, publicada en 1527, y en el mapa de Rötz bajo el nombre de Santandes. Crawford (2009) establece el inicio de la colonización puritana con el desembarco, en 1629, de los capitanes ingleses Sussex Cammock y Daniel Elfrich a las islas de Henrietta —nombre que dieron los holandeses a San Andrés en honor a su reina (Díez 2014, 14) y Providencia. Elfrich regresó a Inglaterra, pero primero hizo una parada en Bermudas para informar a su hermano en ley sobre el hallazgo, quien, a su vez, prometió a Nathaniel Rich y otros posibles inversores la potencialidad de las islas para la producción de tabaco, planteando de este modo la posibilidad de superar a Bermudas. Es así que en 1630 se firmó por patente real la carta de la Compañía de la Isla de Providencia, que permitió la llegada de los primeros pobladores de Bermudas, y luego, el 11 de febrero de 1631, la llegada de entre 90 y 100 hombres en el Seaflower desde Inglaterra. Díez (2014) indica que, luego de la plaga presentada en Londres, el conde de Warwick reunió a varios hombres y recibió el registro de cédula el 4 de diciembre de 1630 bajo el nombre de “Compañía de agentes de la ciudad de Westminster para la plantación de las islas de Providencia, Catalina, Henrietta o Andrea y las islas adyacentes que quedan sobre la costa de América” (16). Para Archbold (2015a)
la conformación de esta empresa: es el inicio de una de las más largas disputas por estos enclaves; la presencia inglesa en el Caribe es una extensión de la naciente modernidad europea y un desafío a la hasta entonces indiscutida hegemonía española en otros lugares del hemisferio. (30)
La Compañía estuvo dirigida por Robert Rich, Conde de Warwick; sir Nathaniel Rich, el Conde de Holland; los lores Brooks y Saye-Sole con el señor John Pym. Este grupo de puritanos obtuvo la autorización, el 28 de septiembre de 1629, de tomar Providencia y Santa Catalina. El germen de esta compañía se encuentra en la propuesta fechada el año 1623 por el secretario Conway para “la constitución de una empresa en las Antillas para enviar a la gente desocupada y proteger esta zona para desarrollar el comercio en ellas, así fuera una intervención abierta o en secreto” (Díez 2014, 13). El objetivo de la Compañía era crear un refugio para las víctimas del régimen eclesiástico en Inglaterra (17). Los puritanos llevaron consigo un credo vinculado al trabajo, el ascetismo y la austeridad bajo el auspicio de la “Compañía de Aventureros de la Ciudad de Westminster, para la plantación de las islas de Providencia o Catalina, Enriqueta o Andrea, y las islas adyacentes situadas sobre la costa de América” (Wilson 2004, 57). Las personas que viajaron en el Seaflower eran tanto hombres mayores como jóvenes en capacidad de embarcarse; varios eran galeses que fueron clasificados en trabajadores o plantadores que debían cultivar la tierra y compartir ganancias con la Compañía; artesanos que debían también compartir sus ganancias con derecho a carne, bebida y cinco libras anuales; y aprendices o sirvientes que hacían un contrato por cierto tiempo y recibían alimento, bebida y ropa. Después de una travesía difícil, los hombres se organizaron en familias de seis a siete miembros libres, sin criados y con
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
un jefe (Díez 2014, 16). Los colonos ingleses llegaron por Bermudas y encontraron un suelo propicio en las islas para iniciar una colonia en el nuevo mundo. Su primer asentamiento lo construyeron sobre la Bahía Catalina, hoy conocida como Old Town, y fue bautizado bajo el nombre de New Westminster, donde se ubica actualmente Pueblo Viejo; luego construyeron un poblado en Santa Catalina y otro en Bottom House (Vollmer 1997, 32). Estos provenían de una clase social reconocida y aspiraban hacer carrera con un contrato de dos o tres años en el que al final podían recibir sus propios criados, pero las condiciones del trópico hicieron que con el tiempo el sistema se volviera opresivo y el trabajo esclavizador (17). Los puritanos colonizadores cultivaron tabaco, índigo, rubia y algodón, para exportar, y batatas, fríjoles, higos, naranjas, yuca, plátano, piña y bananos, para su subsistencia. Además, criaron aves y cerdos. También se comercializó con holandeses y franceses la madera de cedro y caoba (1997, 32). Crawford (2009) señala que los nuevos pobladores se establecieron en cuatro tipos de colonos: “Planters with plots of 30 to 50 acres; artisan wage laborers; indentured servants who worked for the planters; and the military men or privateers who protected the colony from foreign attacks”2 (18). A estos pobladores les siguieron comerciantes y puritanos que huían de la persecución anglicana en Inglaterra. Los comerciantes británicos descubrieron cómo lucrarse por medio de la piratería y saquearon barcos del tesoro español en nombre de el “Señor”, aprovechando de este modo la situación estratégica de la isla (Ratter 2001, 58). Por este motivo, Providencia se convirtió en una guarida de piratas como Henry Morgan. 2 “Cultivadores con parcelas de 30 a 50 hectáreas; artesanos trabajadores asalariados; sirvientes que trabajaban para los hacendados; y los militares hombres o corsarios que protegían a la colonia de los ataques extranjeros.” Traducción mía.
La piratería y el contrabando intensificaron sus actividades con la llegada de los esclavizados, pues traían a estos para comercializarlos con los colonos. Debido a la necesidad de fuerza de trabajo, los puritanos compraban los esclavizados a los traficantes holandeses (Crawford 2009). De este modo Providencia se convirtió en la época de la Colonia en un centro de tráfico de esclavizados para el Caribe, dirigido por piratas y contrabandistas, y en una base fortificada para la piratería que para 1634 contaba con 40 piezas de artillería (Vollmer 1997, 35). Hacia 1639 las islas fueron visitadas por el afamado pirata William Jackson, quien las utilizó como base para sus operaciones (Díez 2014, 31). Los ingleses fortificaron a Providencia con 49 cañones y nueve fortalezas para hacer guerra corsaria contra los españoles, con el fin de obtener ganancias gracias a la patente otorgada por la compañía colonizadora (Percival citado en Díez 2014, 34). El rey de España tomó cartas en el asunto y solo después del tercer ataque de flotas españolas, en 1641, los españoles se apoderaron de Providencia, siendo abandonada tiempo después. El Gobierno colonial de España no logró establecer una población hispana y católica en Providencia (Ratter 2001, 63). Hasta 1670 Providencia pasó por varias manos, entre las cuales se destacan las del bucanero Edward Mansvelt (que ocupó Providencia en 1660) y el pirata Henry Morgan (que la ocuparía en 1670), quien aprovechó la localización estratégica para atacar a Panamá (Wilson 2004, 59). Con el objetivo de vigilar la ruta de los navíos y de dominar el territorio desde las Antillas, el 24 de diciembre Morgan desembarcó en Providencia con 1.000 hombres y el comandante español Ramírez de Leyva fue obligado a rendirse con sus 200 hombres. Allí enterró su botín, en lo que se conoce actualmente como la Cueva de Morgan, con la ayuda de sirvientes que después decapitó para ocultar sus riquezas (Díez
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2014, 68). Morgan no expulsó a los soldados ni a los 90 colonos que había, por lo que pudo haberse conformado entonces el primer núcleo de ancestros de los habitantes de Providencia (Cabrera 1980, citado en Vollmer 1997, 39). Morgan parte de Providencia en 1671 con rumbo a Panamá. Desde 1677 hasta 1780 no se presentaron más colonizaciones.3 Aunque no se tiene mucha información sobre este periodo, Vollmer (1997) indica que en 1730 se dio inicio a la llegada de nuevos habitantes provenientes del Caribe, las Islas Británicas y África Occidental, de donde nace la población raizal o nativa del archipiélago. También llegaron personas de Jamaica que salían de allí por la disputa entre España, Francia e Inglaterra y algunos de los primeros descendientes de los puritanos de Maryland (Díez 2014, 77). Este nuevo periodo de poblamiento se llevó a cabo en San Andrés. Pero fue solo hasta el periodo 1787-1788 que se dio el repoblamiento de Providencia.
Entre 1830 y 1880 se presenta una migración paulatina de población de las Islas Cayman, puesto que Providencia era un puerto obligado de los barcos que iban hacia la Costa de Miskitos (Vollmer 1997, 56). Así mismo, durante el auge del coco, entre 1873 y 1906, el poblamiento del territorio experimentó cambios por la llegada de esclavizados liberados de Jamaica y Curazao, pastores, comerciantes y marineros norteamericanos y chinos (62).
Con el aumento en la demanda de algodón, a partir de 1782, y la necesidad de obra esclava para las plantaciones, se intensificó el tráfico esclavista en todo el archipiélago, razón por la cual llegaron esclavizados del Caribe Anglófono y África Occidental (Vollmer 1997, 47). A San Andrés también llegaron ingleses desalojados de Belice a partir del acuerdo firmado entre España e Inglaterra para acabar los conflictos por el Caribe Occidental. 3 Vollmer (1997) hace referencia a la escasez de documentos históricos que aborden este periodo de la historia del poblamiento del archipiélago. El único documento del cual se tiene referencia es un escrito del Capitán William Dampiers, quien pasó por San Andrés en 1680 y la encontró deshabitada aunque se percató de que los jamaiquinos iban frecuentemente a cortar cedro para construir barcos. En 1688 una expedición lleva noticias desde Cartagena acerca del abandono de la isla de San Andrés. Otro documento evidencia la propuesta del gobernador de Costa Rica a España de poblar el archipiélago y señala la presencia de algunos ingleses que construían pequeñas embarcaciones.
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Avanzadas de Colonización (1929 - 1677) Población Raizal (1780 - 1953)
Oceano Caribe
Puerto Libre (1953 - 1991) 01. San Andés 02. Providencia y Santa Catalina
02 01
Figura 7: Mapa de migraciones. Fuente: Vollmer 1997.
En San Andrés los pobladores se asentaron en fincas conectadas por caminos veredales. Los plantadores se establecieron en el filo de La Loma y sobre el mar en San Luis. Esta última era la zona de embarque y desembarque de los cocos y La Loma era el centro de actividades orientadas por la Iglesia Bautista. Los predios de los esclavizados se ubicaron al norte y el este de la isla. Los puertos oficiales eran El Cove y North End. En North End estaban los almacenes de víveres y objetos importados. Si bien no se presentaban diferencias de
clase entre los sectores, la distinción se observaba en las viviendas (Vollmer 1997, 62). Por otra parte, en Providencia, los habitantes se asentaron en caseríos ubicados en las partes planas alrededor de la isla, cerca de la desembocadura de los arroyos. El poblado principal se ubicó en Bahía Catalina y la comunicación con los otros caseríos se hacía a través de una trocha que rodeaba la isla (Vollmer 1997, 48). Con la abolición de la esclavitud los sectores de Bottom House y Southwest Bay quedaron en manos de la población negra (62).
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Estructura de la población durante el proceso de asentamiento (siglos xvii-xix) Para la época de Archbold (1790) se contaban dentro de la población diez personas de ambos sexos y doce negros, todos viviendo allí: Francis Archbold, el más rico y único católico, Juan John, Andrés Brown, y José Hygges, quienes eran protestantes. Había treinta personas en esas cuatro familias y estaban servidos por veintiún esclavizados de ambos sexos descritos como negros y mulatos. (Wilson 2004, 59, citando a Peralta 1890, 138).
En los inicios del siglo xix ya había una población de 300 personas, muchas de las cuales trabajaban en la agricultura y provenían de Jamaica (ver tabla 1 a tabla 3). Sexo/Año
1635
1789
1790
1793
1803
1806
1813
1819
1835
1843
1851
1873
Mujeres
40
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Hombres
500
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Colonas/os
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Personas libres
-
-
-
35
-
-
-
-
-
-
-
-
285 (21)
-
-
-
-
-
-
-
-
Esclavas/os
90
-
-
Indígenas
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
51
320 (32)**
290
300
300
790
342
294
640
947
Total
630*
10
Tabla 1. Población de Providencia del siglo vxii al xix Fuente: Wilson (2004, 59, 61); Vollmer (1997, 55); Díez (2014, 87); Crawford (2009, 19, 25); Parsons (1985, 115). * Se suman los 50 hombres blancos, 40 mujeres (blancas y no blancas) y 90 esclavizados que señala Crawford pues en los censos de siglos pasados no diferenciaban el sexo de los esclavizados. ** Crawford (2009) señala este año una población de 320 personas, mientras que Vollmer (1997) hace referencia a una población total de 32 personas y 21 esclavizados.
Sexo/Año
1789
1793
1803
1806
1836
1843
1851
1864
1873
Mujeres
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Hombres
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Colonas/os
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Esclavas/os
-
207
-
800
-
-
-
-
-
Indígenas
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Total
10
291 (391)*(393)**
1.160
1.200
644
731
1.275
2.298
2.561
Tabla 2. Población de San Andrés del siglo VXII al XIX Fuente: Vollmer (1997, 55); Díez (2014, 87); Crawford (2009, 19-25); Parsons (1985, 115). * Crawford (2009) señala una cifra total de 291 habitantes, mientras que Vollmer (1997) habla de un total de 391. ** Parsons (1985) refiere una población total en San Andrés para el año de 1793 de 393 personas.
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Sexo/Año
1789
Mujeres
-
Hombres
-
Colonas/os
10
Esclavas/os
12
Indígenas
-
Total
22
Las élites acumularon su riqueza gracias a su participación en la industria del coco, la industria marinera y las carreras profesionales de sus hijos, que recibían la educación en países como Estados Unidos y Jamaica (43, 46). Para delimitar su espacio social, las élites establecieron normas y códigos que derivarían en varias de las manifestaciones culturales que caracterizan el archipiélago como la lengua:
Tabla 3. Población de Santa Catalina en el siglo xviii
Especially on San Andrés, island elites adopted cultural behavior and values that sought to distinguish them from the majority of islanders. They took great pride in speaking standard English; elites never spoke Creole to each other or with foreigners. The island elite assumed, correctly, that North American visitors disliked the localized language.5 (Crawford 2009, 45)
Fuente: Crawford (2009, 19, 25).
Clases Sociales Las élites se conformaron por descendientes de líderes blancos y familias de color que se asentaron en la isla a finales del siglo xviii y principios del siglo xix. A finales del siglo xix la sociedad del archipiélago estaba estratificada en términos de clase, color, cultura y género tal y como lo describe Crawford (2009): The elite on both islands consisted mostly of colored sea captains of small trading and turtle vessels, landowners of large coconut walks, and merchant traders. These merchant-traders also served as middlemen, selling coconuts, turtle shell, and other raw materials to North American and Jamaican traders in exchange for goods that in turn they sold to local consumers. They maintained a vibrant regional trade with English-speaking settlements along the Mosquito Coast as well as Jamaica, the Cayman Islands, and the United States. The rest of the inhabitants were mostly black smallholders who earned cash from selling coconuts and other agricultural crops, as well as turtle fishing. While these economic activities afforded them some protection against labor coercion, most islanders found themselves indebted to the elite sector that controlled the terms of commerce.4 (41-42)
4 “La élite en ambas islas consistía mayormente en capitanes de mar de color de pequeñas embarcaciones comerciales y de tortugas, los propietarios de tierras de largos caminos del coco y comerciantes. Estos comerciantes también sirvieron como intermediarios, vendiendo cocos, caparazón de tortuga, y otras materias primas a los comerciantes norteamericanos y jamaicanos a cambio de los bienes que a su vez vendían a los consumidores locales. Mantuvieron un comercio regional vibrante con los asentamientos de habla inglesa a lo largo de la Costa de los Mosquitos, así como Jamaica, las Islas Caimán y Estados Unidos. El resto de los habitantes eran en su mayoría pequeños agricultores negros que ganaron dinero en efectivo de la venta de cocos y otros cultivos agrícolas, así como de la pesca de tortugas. Si bien estas actividades económicas les otorgaron cierta protección contra la coacción laboral, la mayoría de los isleños se encontraron endeudados con el sector de la élite que controlaba los términos de comercio”. Traducción mía. 5 “Especialmente en San Andrés, las élites insulares adoptaron un comportamiento cultural y los valores que buscaron para distinguirse de la mayoría de los isleños. Tomaron gran orgullo al hablar el inglés estándar; las élites nunca hablaron criollo entre sí o con los extranjeros. La élite isleña asumió, correctamente, que los visitantes norteamericanos no les gustaba el idioma local”. Traducción mía.
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Tras la adhesión a Colombia, durante la Constitución de Cúcuta, se comenzaron a distinguir dos clases sociales determinadas por la raza y una estructura de opuestos. De este modo la clase baja estaba definida por: Esclavizados originalmente traídos a las islas, de piel muy oscura, con un naciente creole de inglés mezclado con africanismos y con poca o ninguna educación. Practicaban sus costumbres y tradiciones basadas en los duppies y en los poderes de la danza, la música, los tambores y sus dioses. Extremadamente pobres y dedicados a los trabajos en las tierras de la clase alta y como sirvientes domésticos. Ubicados en su mayoría en Casa Baja [Bottom House] y Suroeste [South West Bay].
ción racial y la exclusión social. Aunque la agricultura de coco abrió las puertas para la movilidad social, las élites de San Andrés no permitieron que los antiguos esclavizados y personas sin tierra se beneficiaran de esta producción. Apellidos Una ruta hacia el pasado y el camino a la comprensión de la visión de los isleños frente a los orígenes de la población de estas islas son los apellidos que siguen vivos hoy en día. Como lo relata Ratter (2001, 66) citando a Petersen (1989), Francis Archbold, un capitán escocés católico que se mudó en 1787 a Providencia junto con su familia y esclavizados, se convirtió en uno de los troncos principales de referencia para las familias que poblaron la isla, así como los Mitchell y los Pomare. Díez (2014) indica que en 1793, según el reporte de un enviado desde Santa Fe de Bogotá del Gobierno de España, en Providencia había cuatro familias de apellidos Archbold, John, Brown y Hygges.
A la clase alta la distinguían las posesiones de significativos terrenos (más de cinco acres), eran plantadores, de complexión más clara. Se refería a ellos como blancos, claros o faires y con buen cabello, que quiere decir liso, y con facciones más europeas. También algunos descendientes de blancos nacidos en las islas o fruto de las continuas mezclas con esclavizados. Tenían la piel un poco más clara que los esclavizados y, por esta razón, se les denominó con el nombre de brown, que significa café. Aun se les conoce así a los habitantes de color menos pigmentado. El grupo, ya nativo, adoptó posteriormente, con la llegada de las religiones tradicionales, sobretodo la bautista, la expresión de respetabilidad, asociada con ciertos comportamientos y estilos considerados más apropiados como hablar bien el inglés estándar, atender las enseñanzas de Cristo, evitar la promiscuidad, si era posible permanecer en un matrimonio monógamo y tener buenas maneras con los parientes y vecinos de la comunidad. (Díez 2014, 172).
Además de la hija de su esposa escocesa que murió en el parto, el capitán escoses tuvo tres hijas y tres hijos en las islas, todos de madres desconocidas, al parecer, sus esclavizadas. Alrededor del ancestro europeo se fue creando un manto de superioridad que se fue diluyendo a lo largo de las generaciones (Díez 2014, 123). Debido a la patrominia, derecho que tenían los amos de imponer el nombre y apellido a sus esclavizados, el apellido Archbold fue tomado por los esclavizados como Archibold (con “i”) para diferenciarse de sus amos, pero con el tiempo esta práctica se olvidó y actualmente los isleños escriben el apellido como el original (131).
La formación de las élites en el archipiélago intensificó de alguna manera la segrega-
Aury también fue una figura clave en los orígenes de los apellidos relevantes de los isleños. Los hombres que conformaban su flota eran soldados británicos que provenían de Kingston (Jamaica), Nueva Orleans, Puerto Príncipe, St. Thomas y la costa de La Mosquitia. Estos marineros se
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quedaron en el archipiélago y se convirtieron en las cabezas de las familias más importantes. Entre ellos se destacan Simon Howard, William Newball, John Britton, John Robinson y un hombre de apellido McBean (Díez 2014, 149-150). Simón Howard se enamoró de Ana Pabla de los Ríos, una indígena que llegó de Simití (Bolívar) y de esta relación resultaron siete hijos que conformaron un tronco familiar de ascendencia indígena y británica. En San Andrés, explica Crawford (2009), las familias de élite se reconocían por los apellidos Bents, Bowies, Corpuses, Forbes, Livingstons y Mays; en Providencia, se identificaron a los Archbolds, Newballs, Robinsons y Howards (42). Cuando los esclavizados comenzaron a ser liberados en 1834, muchos de estos adoptaron los apellidos de sus antiguos amos, lo que dio nacimiento a nuevas generaciones que se autorreconocen como descendientes de ingleses. De hecho, Archbold (2015a, 37) hace referencia a manuscritos que describen los levantamientos de esclavizados ocurridos en las islas y registran los datos de 30 cimarrones sanandresanos en donde se puede observar el listado de algunos apellidos de uso común en la formación de la sociedad actual, tales como Bent, Lever, Walter, Peterson, Forbes, Archbold, McKeller y Wilson. Indígenas Se tiene conocimiento de que durante la época Prehispánica, el archipiélago fue un punto logístico y estratégico para los indios Miskitos de las costas centroamericanas (Vollmer 1997, 16). Los indios Miskitos pertenecieron a la familia Miskito Sumo Matapalpa, habitantes de la Costa de Miskitos, conocida actualmente como La Mosquitia o Costa de los Mosquitos (Nicaragua, Costa Rica y Panamá). Díez (2014), citando a Tomás Ayón (1956), comenta que la denominación de “mosquitos” no se deriva de la proliferación de insectos “sino de una
horda de zambos, o indios mezclados con negros existentes allí, que los españoles llamaron moscos, los filibusteros musties y los ingleses mosquitos”. Cuenta Vollmer (1997, 26) que los miembros de esta comunidad fueron los primeros pobladores del archipiélago, así que podría ser este un primer indicio de la presencia de indígenas en él. Debido a la minoría de las mujeres en las colonias del Caribe, se tuvo conocimiento de incursiones por parte de corsarios en la costa de Nicaragua y Honduras para robar mujeres indias y llevarlas a las islas de San Andrés y Providencia (Ratter 2001, 67). Los habitantes de San Andrés que quedaron luego de la incursión española mantuvieron contacto con los indígenas de la Costa de Miskitos, por lo que se relacionaron con mujeres indígenas para aumentar la población (Vollmer 1997, 37). Los indígenas de la Costa Moskitos también refugiaron ocasionalmente a los esclavizados que escapaban de Providencia (Crawford 2009, 19). Colonos Como se señaló anteriormente, los primeros colonos en las islas fueron los puritanos ingleses interesados en iniciar una nueva vida en una tierra fértil como lo era el suelo de Providencia y San Andrés. Estos colonos se mezclaron eventualmente con los esclavizados negros traídos de África y al abandonar las islas dejaron como legado su cultura, idioma y religión (Gallardo 1986, citado en Ratter 2001, 66). Providencia fue muy importante para la historia del archipiélago en los primeros siglos de la Colonia por su situación estratégica y la calidad de sus suelos, lo que permitió a los colonos puritanos desarrollar sus cultivos y generar una red comercial con el Caribe. Luego de la expulsión de los colonos puritanos por el comandante español Díaz Pimienta, algunos de los colonos escaparon a San Andrés y otros a St. Kitts, en Tobago, otros permanecieron en las regiones de la
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Costa Caribe de Centro América, por lo que es probable que hacia inicios del siglo xviii regresaran a las islas (Vollmer 1997, 37). Ya hacia finales de ese mismo siglo arribaron al archipiélago plantadores jamaiquinos que constituyeron un régimen de plantación diversificada que contó con un buen número de esclavos. Según Archbold (2015a, 36) este evento es de suma importancia para comprender los orígenes de la sociedad creole en el archipiélago. Los colonos españoles fueron pocos, puesto que a España nunca le interesó realmente colonizar completamente el territorio. Solo utilizaba a Providencia como un punto estratégico para controlar el espacio marítimo. Los españoles tuvieron controlada la isla por un periodo de 19 años (desde 1641), por lo que fue el único periodo de la historia de Providencia en la que hubo ocupación de población católica e hispana (Parsons 1985, citado en Vollmer 1997, 38). Esclavizados Los puritanos ingleses no podían ofrecer salarios suficientes a los sirvientes y artesanos, y se negaron a recompensar a los criados por sus trabajos en las obras públicas de isla (Crawford 2009, 18), por tal razón, y a raíz de la necesidad de fuerza de trabajo, los colonos hallaron una nueva fuente de trabajadores en los esclavizados africanos 6. A pesar de que ya se habían introducido esclavizados a la isla, traídos de Bermudas en 1633 por el gobernador Phillip Bell, la Compañía de la Isla de Providencia estuvo reacia a la esclavitud por temor a que se viera afectada la estabilidad económica de su comunidad al presentarse levantamientos y fugas de esclavizados. 6 “La esclavitud es un sistema de explotación económico, destinado a obtener los mayores excedentes posibles con mano de obra trabajando en las plantaciones sin remuneración alguna. Está relacionada con diferentes oleadas de grupos humanos sacados forzosamente de sus lugares de origen por las distintas potencias coloniales europeas.” (Archbold 2013, 10).
Los primeros esclavizados llegaron a Providencia con el arribo del capitán escocés Francis Archbold en 1787. Teniendo en cuenta las relaciones cercanas con la isla de Jamaica, principal mercado comprador de esclavizados, “la mayoría de los esclavizados que desembarcaron en Providencia y Santa Catalina provenían de la Costa de Oro, de los reconocidos ashantis que la tribu fanti vendió a los británicos” (Díez 2014, 121). Archbold se convirtió en un comerciante de oficio de esclavizados y contribuyó al poblamiento de las islas con esclavizados (123). Díez (2014) señala que en 1787 la corona hispana le otorgó a Francis Archbold una concesión de tierra con licencia para cultivarla en Providencia y Santa Catalina, y en 1788 llegó a las islas acompañado de su hija de tres años y de 21 esclavizados. Esto hacía parte de un plan de España para permanecer en lugares estratégicos y evitar la presencia de ingleses. Para obtener esta licencia Archbold tuvo que declararse vasallo del rey de España y católico. Tiempo después (1805), para pedir protección al gobernador británico de Jamaica, el capitán reveló que siempre fue un súbdito inglés, aunque había vivido y trabajado en Providencia y Santa Catalina (122). Otra versión señala que los esclavizados llegaron al archipiélago en 1633 desde la isla Tortuga para explotar madera de tinte. Debido a los malos tratos y la violencia, algunos esclavizados se fugaron y en mayo de 1638 llevaron a cabo una revuelta (Vollmer 1997, 35-36). Esta rebelión fue una de las primeras ocurridas en el Caribe (Díez 2014, 133). Con la colonización, llevada a cabo por parte de España en 1641, los esclavizados de los puritanos fueron enviados a Cartagena. Se presentó nuevamente una intensificación del tráfico esclavista hacia 1782 con el auge de los cultivos de algodón, esclavizados traídos del caribe anglófono y África Occidental. Esta oleada se dio por el arribo
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de los plantadores jamaiquinos. Debido al maltrato recibido y las pésimas condiciones de vida en que vivían los esclavizados, se presentaron dos revueltas significativas en 1799 y en 1841 (Vollmer 1997, 48). Algunos esclavizados fueron castigados después de las revueltas y otros lograron escapar a la Costa de Mosquitos hasta el fin de la esclavitud en las islas. Algunos escapados formaron comunidades cimarronas en Palmeto Grove en Providencia y Battle Alley en San Andrés (Crawford 2009, 33). Los esclavizados trabajaron en las plantaciones de algodón, tabaco, caña de azúcar, maíz, café, entre otros cultivos, de los puritanos ingleses que arribaron a la isla. Algunos esclavizados recibieron tierras por parte de sus amos para el cultivo de sus propios productos (Wilson 2004). En general, los esclavizados vivían en Casa Baja o Bottom House, en Providencia, y se trasladaban en sus jornadas de trabajo a San Andrés por medio de canoas, pues era común que los terratenientes tuvieran sus fincas allí (Díez 2014, 129). Trabajaban de lunes a sábado y los domingos se dedicaban a cultivar los productos destinados a su subsistencia (130). Muchos esclavizados escapaban por el maltrato de sus amos y se refugiaban en la Gruta de Palmito, ubicada en Bottom House al sureste de Providencia. Bottom House se convirtió en una especie de palenque con unas características especiales. Los amos podían entrar y salir de allí al igual que los esclavizados, pero después de las seis de la tarde no se podía cruzar la frontera, señalada por un árbol de totumo ubicado en la salida de Bottom House hacia el norte de la Isla Grande (Díez 2014, 133). Crawford (2009) apunta que hacia la década de los cuarenta del siglo xix casi la mitad de la población de las islas de San Andrés y Providencia fue esclavizada (siendo la población esclava la de mayor cantidad en San Andrés). Los esclavizados vendían
los excedentes de sus cosechas para tener ingresos adicionales, esto benefició especialmente a las mujeres esclavas, quienes tomaron un papel activo en el mercado informal y accedieron así a una oportunidad de independizarse de los dueños de esclavizados (32). La esclavitud fue oficialmente abolida en 1853, aunque se presentaron liberaciones años atrás de acuerdo con testamentos hallados que datan de diez años antes (Wilson, 2004), e incluso mucho más atrás en el tiempo. Por ejemplo, Philip Beekman Livingston a su regreso de Estados Unidos, en 1834, liberó a los esclavizados de su familia por solicitud de su madre, María Archbold, quien vivía en Jamaica, y también solicitó que se dividiera la tierra entre él y los esclavizados (Crawford 2009, 34). Un hecho clave para dar inicio al proceso de liberación de los esclavizados fue la ley del Parlamento Inglés que suprimió la trata de esclavizados en 1807 y, posteriormente, la supresión de la esclavitud por parte de los ingleses en 1838, hecho que influyó en la liberación de los esclavizados de la familia Livingston Archbold. Estas liberaciones coincidieron además con la puesta en marcha de la primera iglesia Bautista en San Andrés, hacia 1847, establecida por Philip Beekman Livingston. A partir de la abolición de la esclavitud las mezclas con ingleses se hicieron más frecuentes, puesto que, como en otras colonias del Caribe, las mujeres eran minoría (Ratter 2001, 67). De acuerdo a Vollmer (1997), quien cita a Pedraza (1986): “El proceso esclavista fue, sin duda, ‘el gestor de las características étnicas de la población raizal’. Desde el momento en que se abolió la esclavitud podemos considerar que ya estaban definidos los componentes básicos de la población, que fueron complementados por migraciones posteriores” (Vollmer 1997, 57). Un hecho importante que modificó las relaciones entre antiguos amos y antiguos
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esclavizados fue la introducción del coco en la economía de las islas. Algunos exesclavizados lograron independizarse económicamente y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, con el tiempo, las élites blancas y de color obstaculizaron el avance de los isleños negros y buscaron todas las formas para apropiarse de la tierra (Crawford 2009, 39-40). Archbold (2015a) refiere justamente que, a pesar de la liberación y el intento de la iglesia Bautista por civilizar y educar a esta población, como se verá más adelante, las estructuras de dominación continuaron vigentes a través de la práctica religiosa que se convirtió en un aliado del proyecto colonizador. Es así que:
Vollmer (1997) analiza la historia del poblamiento del archipiélago a partir de lo que denomina ciclos de poblamiento. Esta categoría es útil para comprender globalmente los momentos significativos de la historia de las islas en los que “los encuentros entre distintos grupos sociales y culturales produjeron nuevos paisajes con nuevas significaciones” (1997, 9). Podríamos resumir estos ciclos para esbozar un panorama general hasta mediados del siglo xx de la siguiente manera:
este nuevo esquema que consolida el poder pastoral de los bautistas en el archipiélago, permite a los ex esclavos acceder a la pequeña propiedad, participan de forma limitada de los beneficios de la explotación de sus productos agrícolas, pero los rasgos de desigualdad y subalternidad en la que venía inserta su población desde el inicio de las actividades coloniales se mantienen vigentes. (55)
Hitos históricos: línea del tiempo
E
s importante, para una comprensión global de la historia del archipiélago, desarrollar un relato general con los hitos que definieron el rumbo de la población y el territorio de las islas y, al mismo tiempo, especificar algunos detalles de esta descripción general. Por este motivo, se presenta a continuación un relato general que deviene en una línea de tiempo sobre los eventos más importantes sucedidos en las islas y una descripción más específica de los ciclos que marcan los periodos claves para entender el desenvolvimiento de los protagonistas de la historia del archipiélago.
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Ciclo
El territorio miskito
Periodo
Características
? - 1629
Comunidad indígena de los miskitos provenientes de la Costa de Miskitos. Aunque no habitaban el territorio accedían al archipiélago de las islas en búsqueda de caza de tortugas, langostas, caracol gigante y peces, así como para el aprovisionamiento de madera. Su intervención en el medio natural fue mínima. Los indios miskitos mantuvieron relaciones amistosas con los corsarios y contrabandistas que llegaron paulatinamente tiempo después de Europa (Holanda y Alemania), pues Providencia se convirtió en un punto de referencia para la navegación. Colonización puritana: entre 1627 y 1629 arriba un grupo de puritanos ingleses provenientes de las Islas Bermudas, o Somer Islands, en un barco comandado por Elfrith y Cammock. Con este último capitán se quedaron 30 hombres en busca de tierra fértil, pues las plantaciones de tabaco habían dejado de ser rentables. Esta población hacia parte de empresas coloniales impulsadas por el partido puritano que se oponía a la corona inglesa.
Las avanzadas de la colonización
1629 - 1677
Después de este hallazgo, los financistas de la colonización fundaron “The Merchants and Adventurers of New Wetsminster” con el fin de realizar plantaciones en el archipiélago, en lo que entonces se conocía como Providencia y Henrietta (San Andrés). Esta compañía buscaba fundar una nueva sociedad igualitaria bajo los principios calvinistas, dedicada a la producción agrícola y con la dirección de los pastores gobernados por un gobernador en Londres. Esta sociedad estaba organizada por plantadores, artesanos y sirvientes. A la sociedad igualitaria de los puritanos le siguió una sociedad desigual basada en la esclavitud. Los esclavizados fueron llevados a las islas a raíz de la muerte de los sirvientes contratados por la compañía y de los obstáculos para la migración de campesinos. Los esclavizados fueron traídos por contrabandistas y piratas que intensificaron sus actividades para proveer a los colonos de fuerza de trabajo capturada, en su mayoría, de veleros españoles. Debido al endeudamiento de los colonos con comerciantes holandeses y los obstáculos políticos de los ingleses, la vida de la sociedad puritana se dificultó. A raíz del robo a embarcaciones españolas, por parte de piratas y contrabandistas ingleses y holandeses, España realizó varios ataques a Providencia y la tomó en su poder bajo la comandancia de Francisco Díaz Pimienta, en 1641. Luego de esta conquista se inicia un periodo de 36 años de ocupaciones militares de españoles (21 años) e ingleses (15 años) en Providencia. En 1667 termina temporalmente una época de ocupaciones.
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Ciclo
El siglo del olvido
Periodo
Características
1677-1780
Durante casi un siglo el archipiélago no es ocupado, solamente visitado esporádicamente por migrantes durante cortas expediciones. Se tienen noticias en un par de documentos sobre el abandono de la isla. En 1730 se inicia un repoblamiento de las islas por parte de personas del caribe anglófono, las Islas Británicas y África Occidental. Aquí se dio el origen de la población raizal o nativa del archipiélago. Este repoblamiento se llevó a cabo en la isla de San Andrés y luego en Providencia, las islas Corn y la Costa de Miskitos.
El poblamiento raizal
1780 - 1953
Periodo de colonización y esclavitud: en 1780 aparece un documento en el que el Capitán Kemble describe la existencia de 12 familias conformadas en gran parte por mulatos. Se consolidó la economía de plantación que requería de esclavizados traídos por Francis Archbold de África Occidental en 1857. Otros fueron traídos del caribe anglófono. Se llevan a cabo revueltas por esclavizados maltratados en 1799 y 1841. Las islas de San Andrés y Providencia son pobladas por los colonos con la instauración de caseríos y caminos veredales. En 1787 arriba el capitán Francis Archbold con licencia del gobernador español para establecerse en Bottom House, así mismo llegan agricultores jamaiquinos a establecerse en Providencia. En 1789 España busca expulsar a los colonos ingleses de la isla, pero la población isleña pide no ser expulsada a cambio de someterse al rey de España, convertirse al catolicismo y no comerciar con Jamaica. Con la ayuda del intérprete del rey, Thomas O´Neill, la petición es aceptada hasta 1795. La sociedad quedó bajo dependencia del mundo hispano. En 1795 recibe la categoría de Puerto Menor y luego dependieron de la Audiencia de Guatemala. El 20 de noviembre de 1803 el archipiélago pasa a jurisdicción del Virreinato de Nueva Granada. En 1811, durante la Guerra de Independencia de Colombia, el gobernador es sustituido por un Cabildo Municipal. En 1822 el archipiélago se incorpora al territorio colombiano y pasa a llamarse Cantón de la Provincia de Cartagena. Desde 1788 se mantuvo comercio de contrabando con los ingleses a la par de un comercio legal con Cartagena. En 1818 el corsario y contrabandista Luis Aury se tomó el archipiélago, izó la bandera de Buenos Aires y Chile y se instaló durante tres años en Providencia. Entre 1823 y 1853 florece el cultivo de algodón y el contrabando. Entre 1830 y 1880 se presenta una migración paulatina de población de las Islas Caimán, puesto que Providencia era un puerto obligado para los barcos que iban hacia la Costa de Miskitos. En 1847 el reverendo Phillip Beekman Livingston funda la primera Iglesia Bautista en La Loma. El Gobierno colombiano ordenó por ley la abolición de la
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Ciclo
Periodo
Características esclavitud en 1851. En las islas, por presión del pastor bautista Livingston, se cumple la legislación en 1853. La liberación de esclavizados modificó la tenencia y el uso de la tierra. El algodón se sustituyó por coco, lo que hacía más compatible el trabajo en las pequeñas propiedades. La sociedad isleña vivió una época de bonanza de este cultivo entre 1873 y 1906 gracias a la exportación de coco a Estados Unidos. En 1912 el Gobierno colombiano expide la Ley 52 mediante la cual el archipiélago se separa del departamento de Bolívar y se convierte en intendencia nacional. A comienzos del siglo xx inicia el proceso de colombianización en las islas. Desde 1926 hasta 1975 la misión católica asumió la educación en las islas. En 1943 se prohíbe el inglés en los colegios y los documentos públicos. En 1928 el Gobierno colombiano realizó el Tratado de Bárcenas-Esguerra. En 1932 una plaga de ratas afecta a los cocoteros en San Andrés.
Cuadro 4: Resumen de ciclos de poblamiento en el archipiélago Fuente: Vollmer (1997).
Siglos xvi-xix Ocupaciones Si nos remontamos un poco más atrás en la historia del poblamiento del archipiélago, puede encontrarse su descubrimiento en el año 1513 por parte de Diego de Nicuesa y Alonso de Ojeda, gobernadores de Veragua (costa caribeña de Nicaragua, Costa Rica y parte de Panamá) y Nueva Andalucía (costa norte de Colombia y Venezuela) por orden del imperio español.7 Solo hasta 1610 llegaron los primeros colonos de Holanda y luego, entre 1627 (en abril) y 1629 (el 28 de abril) los colonos puritanos de Inglaterra (Díez 2014, 14). En 1633 llegaron los primeros esclavizados quienes por malos tratos 7 Vollmer (1997) señala que no hay consenso entre los historiadores sobre el descubrimiento del archipiélago, pues no se tiene claro si fue Cristóbal Colón o Diego de Nicuesa. Solo se tiene certeza de que desde 1542 San Andrés y Providencia figuran en la Carta Universal.
llevaron a cabo una revuelta en 1638. En 1635 hubo un intento de reconquista española. Comenta Díez (2014, 27) que durante este mismo año los puritanos presentes en Providencia y Santa Catalina se fueron rumbo a Inglaterra, luego de que la Compañía decidiera que el sur de Connecticut en estados Unidos era un mejor destino para colonizar. Las islas cayeron en el olvido durante un tiempo después de este abandono. El 24 de mayo de 1641 se dio, finalmente, la ocupación exitosa de Providencia por parte de Francisco Díaz Pimienta (Ratter 2001, 75). Esta reconquista fue producto de la indignación de los españoles ante los asaltos de piratas a sus embarcaciones cargadas con tesoros robados a los indígenas de América del Sur. El comandante
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español Díaz Pimienta confiscó un botín, logró la rendición de los colonos, capturó y expulsó del archipiélago una población de 40 hombres libres y 600 esclavizados. Los puritanos fueron devueltos a Europa y los esclavizados fueron llevados a Cartagena como botín de guerra (Vollmer 1997, 36). Durante el periodo de intento de apropiación del archipiélago, por ingleses y españoles, los enfrentamientos se llevaron a cabo en Providencia. Entre 1641 y 1670 los españoles que quedaron encargados después de la toma y se dedicaron a reforzar las defensas que ya habían construido los puritanos, de este modo se logró crear un gran sistema de defensas. Así, el antiguo Fuerte Warwick se convirtió en el Fuerte de Santa Teresa y alrededor de Santa Teresa se levantó la Fortaleza de San Lorenzo; durante la época de Aury, San Lorenzo fuer reconstruido y se llamó Fuerte de La Libertad y más adelante Fuerte Aury. En Santa Catalina se edificaron el Fuerte de San Jerónimo, el Fuerte Santiago, la Batería de San Mateo y la Plataforma de La Concepción; en Providencia se construyeron el Fuerte San José, la Batería de San Agustín y la Batería de Santa Cruz (Díez 2014, 33). Edward Mansvelt tomó las islas de Providencia y Santa Catalina el 26 de mayo de 1666 junto con Henry Morgan y obtuvieron un botín de 150 eslavos, cinco mil pesos y las joyas de los habitantes. Debido al conocimiento del valor estratégico para el comercio español, España recuperó las islas el 17 de agosto de 1666 bajo el mando del sargento mayor de la Guarnición de Portobello, José Sánchez Jiménez (Díez 2014, 5557). Hacie 1677 termina el interés temporal de España y de Inglaterra por apropiarse del territorio (Vollmer 1997, 39). En 1780 se encuentran en San Andrés 12 familias, conformadas en gran parte por mulatos, descendientes de habitantes que llegaron en 1730. En contraste, Díez (2014) señala que el conocimiento de la presencia
de esta población data de una visita que realizó a finales del siglo xvii, casi un siglo atrás, el norteamericano Stephen Kembell, quien reportó la presencia de pocas familias de diferentes nacionalidades y que en contraposición con este reporte, una expedición española enviada desde Cartagena en 1688 informó que las islas estaban deshabitadas (73). Presencia española Las monarquías española e inglesa firmaron el fin del conflicto en la Convención de 1786, el 14 de julio de ese año. El tratado hace un llamado a la evacuación de ingleses de las comunidades a lo largo de la Costa de los Mosquitos, los cuales se reconocieron oficialmente como territorios españoles (Crawford 2009, 23). A partir del Tratado de Versalles el Vaticano asumió el poder de repartir el nuevo mundo y es así como el archipiélago quedó en manos de España (Díez, 2014, 80). A pesar de la petición dirigida al rey español por parte de los colonos en 1789 (Vollmer 1997), la corte envió un barco en diciembre de ese mismo año para evacuar los colonos restantes con la ayuda del capitán español Juan Castelú y su intérprete irlandés Tomás O´Neille. Era común que irlandeses y católicos fueses aliados, pues en ambos países se profesaba el catolicismo y se consideraban enemigos de los ingleses protestantes (Díez 2014, 81). O´Neille se quedó en la isla y ayudó a los colonos a realizar una nueva petición a la corona española (Crawford 2009, 24) bajo la condición de convertirse al catolicismo y obedecer a España. En 1792 los colonos obtuvieron una respuesta afirmativa de la corona española por medio de la Real Orden del 12 de abril de 1792 (Díez 2014, 81). No obstante, años después muchos colonos aún no hablaban español ni se habían convertido al catolicismo, por lo que se mantuvo una fuerte identidad británica (27).
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En 1795 la sociedad de raíces inglesas y africanas queda bajo la dependencia jurídica de España después de una solicitud de los habitantes ante la posible expulsión de las islas (Vollmer 1997, 51). La corona española encargó al gobernador de Cartagena convertir a San Andrés en un puerto menor, libre de derechos de importación y exportación, luego puso a las islas bajo la jurisdicción del Reino de Guatemala bajo la gobernación de Tomás O´Neille y solo hasta 1803 las islas fueron devueltas a Cartagena bajo el Virreinato de Nueva Granada (Crawford 2009, 24). Díez (2014) señala el importante papel que O´Neill tuvo en todas estas decisiones y la manera como aportó a las islas después de su retorno en 1801, luego de haber sido retirado de su cargo de gobernador por parte del capitán general de Guatemala bajo el pretexto de que durante la guerra iniciada nuevamente entre España e Inglaterra, entre 1798 y 1800, no había terreno qué defender. El mandato del irlandés en las islas se conoce como la Época O´Neill.
tar el derramamiento de sangre. El capitán John Bligh izó en San Andrés la bandera inglesa y O´Neille fue enviado a Cartagena donde fue sometido a un consejo de guerra del cual fue exonerado. Bligh dejó como gobernador de las islas a James Ogle May. Sin embargo, la alianza entre España e Inglaterra para enfrentar a Napoleón facilitó la reanudación del gobierno español sobre las islas. De este modo, O´Neille retomó su posición el 17 de octubre de 1807 y se dedicó a incentivar el cultivo de coco para sacar a la población de la crisis, hasta su retiro en 1809 a causa de los rumores de revolución contra la colonia española (Díez 2014, 89-90).
El archipiélago quedó a la deriva hasta 1801 cuando O´Neill regresó y tomó de nuevo las riendas. Se dedicó a extender el cultivo del algodón en las islas, hecho que les permitió figurar en los mercados de Europa y América. Exportó naranjas a las costas vecinas y fortaleció el cultivo de hortalizas, tabaco y árboles frutales. Además, logró para San Andrés la categoría de puerto menor y exención de impuestos de importación y exportación. (84)
Debido a las quejas sobre los maltratos por parte de españoles y los rumores de contrabando de algodón que desarrollaba O´Neill, los colonos ingleses que habían permanecido en las islas hicieron que el 26 de marzo de 1806 estas fueran tomadas nuevamente por los ingleses. A pesar de que O´Neill trató de defenderse fue tomado por la retaguardia y se entregó para evi/37
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01. 02. 03. 04. 05. 06. 07. 08. 09.
05 07
Bajo Nuevo Serrenilla Serrana Quitasueño Providencia y Santa Catalina Rocador San Andés Este Sudeste Alburquerque
08 09
Oceano Caribe Virreinato de la Nueva Granada
Figura 8: Virreinato de la Nueva Granada. Fuente: Díez (2014, 82).
O´Neill escribió una carta a las autoridades aconsejándoles que dejaran las islas en manos de los ingleses y explicándoles que no tenían el suficiente conocimiento sobre la comunidad española por haber estado asilados del país. Aunque el Gobierno entendió la situación se encontraba impedido para dar solución al asunto debido a las luchas independentistas que tenía que enfrentar y tomó la decisión de dejar las islas en manos de los colonos ingleses, pues eran quienes mejor las conocían y, además, se interesaban en ellas. De esta manera fue designado para gobernar el capitán Luis García y luego un cabildo local conformado por ciudadanos ilustres que gobernó hasta la llegada de Luis Aury (Díez 2014, 90-91). En 1818 el corsario francés Louis Michel Aury ocupó Providencia cuando dio su
apoyo a los líderes hispanoamericanos en la lucha por la independencia de España. De esta manera convirtió a la isla en una base privada que ayudó a financiar las guerras en el continente (Crawford 2009, 29). Las reglas de Aury se impusieron a los isleños, incluida aquella que estipulaba saquear los barcos que se acercaban a la isla. Por tal razón, a pesar de que Aury brindó su apoyo a Simón Bolívar este le escribió en 1821 que recibir la ayuda de corsarios degradaba la bandera, por lo que le obligó a abandonar las islas colombianas (29). Desde otra perspectiva, Aury fue un corsario noble que, más allá de servir a sus propios intereses, quiso servir a su patria y apoyar la labor de Bolívar. Es así que Aury le ofreció ayuda a su enemigo Luis Brión con el fin de proteger un cargamento de mu-
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niciones dirigidas al Libertador que servirían para enfrentar a los españoles. De esta manera, se entregó a la causa de Bolívar ocupando el archipiélago para desalojar a los españoles (Díez 2010, 161 y 168). El italiano Agustín Codazzi fue un gran amigo de este héroe rechazado por el Libertador. A pesar de sus solicitudes de reconocimiento y apoyo a la causa, Simón Bolívar sentenció en 1821 a Aury y le solicitó que partiera de Colombia, pues no se requería del servicio de un corsario (164). A pesar de las transformaciones que realizó en el archipiélago en infraestructura, Aury no figura dentro la lista de próceres de la historia y no se le otorgó el reconocimiento de su entrega a la causa libertaria. Aun así, en Providencia existe el legado de su presencia en las islas. Constitución de Cúcuta En 1822 los isleños de San Andrés y providencia reconocieron la Constitución de Cúcuta y se unieron a la República de la Gran Colombia, pasándose a llamar Cantón de la Provincia de Cartagena. Durante esta época el Gobierno se trasladó a San Andrés bajo el mando de Juan Bautista Faiquere, dejando así a Providencia y Santa Catalina en un letargo (Díez 2014, 171). Archbold (2015a) señala que varios han sido los historiadores que sugieren que la población isleña se anexó voluntariamente al país a través de la Constitución de Cúcuta. No obstante, para esa época, las dos terceras partes de la población estaba constituida por esclavizados, ante lo cual surge la pregunta por saber quiénes realmente tomaron la decisión de anexarse al país. El autor indica que esta decisión fue tomada por una pequeña élite letrada con la intención de permanecer en las islas y mantener sus beneficios por medio de lo que define como seducción. “Los anglosajones que permanecen en el archipiélago lo harán estableciendo algunos acuerdos con
las autoridades españolas, lo que demostraría una vez más que las relaciones de poder operarían más en un escenario de acuerdos y consentimientos que desde el ejercicio de la fuerza” (72). Economía del coco En 1835 San Andrés comenzó a tener un protagonismo más fuerte al adquirir importancia económica por ser productor y exportador de coco hacia los Estados Unidos (Wilson 2004). Crawford (2009) afirma que no hay claridad sobre la manera en que las palmeras de coco reemplazaron los cultivos de algodón; según la tradición oral, a partir de un huracán (ocurrido en 1908) que arrasó con los cultivos de algodón y la importación de semillas de coco desde Panamá, por parte de un esclavista, se desarrolló esta producción; otra versión sugiere que el primer “jefe político”, Antonio Escalono, introdujo el cultivo de coco (35). Abolición de la esclavitud La esclavitud fue abolida en 1853 coincidiendo con la formación de la primera iglesia organizada: la iglesia Bautista se instauró en 1847 en San Andrés (Wilson 2004, 63). Por el contrario, la iglesia Católica fue instaurada hasta mediados del siglo xx con la incursión del Gobierno colombiano al archipiélago. Estos datos difieren un poco con lo planteado por Ratter (2001), pues la primera comunidad bautista fue fundada al regreso de Estados Unidos de Philip Beekman Livingston, en 1834, y la Iglesia católica hizo su aparición en 1902 con los primeros jesuitas. Nuevas administraciones Las islas fueron descuidadas, pues en su lucha por construir las colonias hispanoamericanas los oficiales del Gobierno de la Gran Colombia prestaron poca atención a
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las necesidades de la población isleña. Hasta 1868 las islas fueron un cantón administrado por Cartagena y solo entonces fueron nombradas como uno de los seis territorios nacionales bajo el Gobierno federal, reconociendo así su posición estratégica (Crawford 2009, 30). El Gobierno central expandió su poder al archipiélago mediante el nombramiento de prefectos por parte del presidente. Los concejos municipales se ocupaban de los asuntos locales y el Gobierno central pagaba los salarios de los prefectos, misioneros, profesores de escuelas y se encargaba de la construcción de escuelas, el servicio postal y la protección pública. En 1886 San Andrés y Providencia fueron trasladados nuevamente a su departamento original: departamento de Bolívar (Crawford 2009, 31).
jales isleños dieron la bienvenida a esta nueva administración y elogiaron a Rafael Núñez. En esta etapa de la historia se promulgó la centralización administrativa y una alianza entre el Estado y la Iglesia Católica que promovía la identidad nacional colombiana basada en el idioma español, la cultura hispana y la moral religiosa (Crawford 2009, 49). Fue entonces necesario para el gobierno detener la creciente identificación de los isleños con el idioma inglés y la religión protestante. Así lo expone Crawford citando a Ramírez (1890): In 1890 Prefect Juan C. Ramírez in his annual report offered insight into public administration on the islands. He called his superiors “attention to the fact that the islands” 3.000 inhabitants were English-speaking Protestants and urged the government to take the necessary steps to incorporate them into the nation. “It can be said that these people are foreigners in their [own] country”, stressed Ramírez. “These circumstances”, he explained, “in addition to the commercial ties that they have with the United States, easily explain the desire they have to belong to that nation. Only by force do they accept the title Colombian”.8 (Crawford 2009, 51)
Construcción de nación En relación al periodo que Vollmer (1997) denomina El Poblamiento Raizal, podemos realizar un análisis más detallado en relación con la construcción de nación puesto que este periodo va a dar origen a una serie de procesos y relaciones que darán forma a la actual relación entre el archipiélago y Colombia. Crawford (2009) realiza un análisis profundo de la historia de San Andrés y Providencia entre el periodo de 1870 y 1930, en donde se inició la incorporación de la cultura isleña a la cultura colombiana en el marco de una agenda homogeneizadora del Estado colombiano que impuso la lengua española, la cultura hispánica y el catolicismo romano sobre la lengua inglesa afro caribe y la religión protestante. Esta imposición está influenciada por la coalición liderada por Rafael Núñez hacia la década de 1880 durante su programa de reformas conocido como la Regeneración. Bajo la Constitución de 1886 el archipiélago fue administrado por el departamento de Bolívar. Con la esperanza de garantizar los derechos, el 23 de enero de 1887 los conce-
De acuerdo con la información entregada por este prefecto, los funcionarios departamentales estaban tratando de eliminar las diferencias étnicas a través de una escuela pública abierta. Su argumento se basaba en 8 “En 1890 el Prefecto Juan C. Ramírez en su informe anual ofrece una idea de la administración pública de las islas. Llamó la atención a sus superiores sobre el hecho de que en las islas 3000 habitantes eran protestantes de habla Inglesa e instó al gobierno a tomar las medidas necesarias para incorporarlos a la nación. ‘Puede decirse que este pueblo es extranjeros en su [propia] patria’, destacó Ramírez. ‘Estas circunstancias’, explicó, ‘unidas de las relaciones comerciales que tienen con los Estados Unidos, explican fácilmente el deseo que manifiesta de pertenecer a esa nación. Sólo por fuerza ellos acepte el título de Colombiano’”.
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que las escuelas públicas contribuyeron al desagrado que sentían los isleños por los funcionarios. Entre 1890 y 1910 la vida pública de las islas estuvo marcada por penuria fiscal, malas comunicaciones, escuelas inadecuadas y una ruptura cultural entre los funcionarios del territorio continental y los isleños (Crawford 2009, 53). Siglo xx
L
os sucesos históricos del periodo analizado por Crawford (2009) son importantes en la medida que su abordaje particular permite comprender la distinción étnica que los actores políticos marcaron entre los isleños y los continentales colombianos. Esta distinción se acentuó fuertemente durante el siglo xx. Esta diferencia frente al "otro colombiano" ha sido el resultado de una serie de acontecimientos que se desencadenaron en el siglo pasado a partir de decisiones tomadas por parte del Estado para ejercer control en el territorio insular hasta entonces olvidado. Así mismo, en esta historia las élites han jugado un papel preponderante para movilizar procesos políticos e identitarios en el archipiélago. Canal de Panamá: pérdida del control territorial Un primer hito histórico que marcó el siglo xx fue la secesión de Panamá en 1903 y su impacto en la visión de Colombia sobre el territorio insular. La pérdida de una parte del territorio nacional despertó en el Gobierno nacional una alarma ante la amenaza de continuar perdiendo territorio a lo largo del país, en especial aquellos lugares más alejados, donde la legitimidad de la administración estaba debilitada o no existía, como en el caso del archipiélago. La construcción del Canal de Panamá significó el inicio de un temor, que se acrecentó a lo largo del siglo xx, frente a la soberanía so-
bre el territorio nacional que desencadenó una serie de decisiones y transformaciones en los ámbitos administrativo, económico, político, cultural y social de las islas. La construcción del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos fue un evento importante para el archipiélago a inicios del siglo xx (1904-1913) pues permitió el empleo y la migración de varios isleños. El conocimiento del idioma inglés facilitó la obtención de trabajo en las obras. Durante la crisis de la producción de coco se generó también una fuerte migración de isleños en búsqueda de oportunidades laborales hacia este país y hacia la costa colombiana. Algunos isleños presionaron para que el archipiélago también se separara de Colombia. Por noticias de prensa se sabía el interés en las islas por parte de Estados Unidos y Japón. Se presentó entonces un deseo generalizado entre los isleños de pertenecer a otra nación, ante el descontento por el desinterés del Gobierno colombiano. En noviembre de 1903 un grupo de isleños enviaron una petición al Gobierno panameño de anexar las islas a su país (Crawford 2009, 63). Otro elemento importante para comprender la distinción étnica entre isleños y colombianos es el rol que desempeñaron las élites isleñas en el proceso de la construcción de nación, que desde 1870 reclamaron la separación de Colombia para poder unirse a Estados Unidos y Panamá. Algunos de los eventos que apoyan este argumento son el envenenamiento de agentes federales que administraron San Andrés, la petición a Estados Unidos para pedir ayuda financiera después del huracán de octubre de 1908 que devastó San Andrés y la invitación al Gobierno panameño para que anexara las islas (4). De esta manera, las disputas territoriales a lo largo de la historia del archipiélago han impactado la manera en que se han formado y presentado las identidades raciales y nacionales (9). Así mismo, las dis-
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putas y negociaciones sobre la lengua y la religión llevaron a los isleños a aferrarse a las instituciones Anglo-Caribeñas y consolidar una identidad más local (15). La industria del coco El coco, además de ofrecer una economía para los esclavizados liberados y una posibilidad de intercambio a mediados del siglo xix, se convirtió en una gran industria durante el siglo xx, tanto, que permitió al archipiélago convertirse en uno de los mayores proveedores de coco del país. La industria del coco logró solidificar lazos comerciales con el Caribe británico y Estados Unidos. Este último país aprovechó este comercio para solidificar la industria de la dulcería que allí nacía. Según Crawford (2009), para el siglo xx las élites de San Andrés consolidaron su control sobre la industria del coco y obstaculizaron el camino de los isleños negros para poder independizarse económicamente. Las trasformaciones económicas y sociales no cambiaron la manera de gobernar de los funcionarios desinteresados en el archipiélago. Esto recaería en la reflexión por parte de las élites para lograr una influencia política (47). Entre los años 1903 y 1912 la elite agitó contra el Gobierno departamental de Bolívar, especialmente a partir del aumento del impuesto a los cocos, implementado el 10 de octubre de 1911, y se empeñó en escribir editoriales reclamando un cambio de Gobierno. El gran negocio del coco llegó a su fin hacia la década de los treinta, cuando a causa de una plaga de roedores se afectaron las plantaciones. De este modo, la industria entra crisis sin poder cubrir sus costos. Intendencia nacional Otra manera en la que el Gobierno colombiano hizo presencia en las islas durante el
siglo xx fue por medio de la intendencia (creada en 1912) cuyos puestos importantes eran ocupados por funcionarios traídos del territorio continental colombiano. Ante el temor a la posible pérdida de las islas por el descontento de los isleños, las peticiones a Panamá para anexar las islas y los intereses de países como Estados Unidos y Japón en el territorio, el presidente Carlos Restrepo eliminó el territorio del departamento del Bolívar y envió una comisión para recoger información sobre las islas con el fin de ayudar al Gobierno insular. Archbold (2015a) suscribe la creación de la intendencia nacional a partir de los siguientes parámetros: a) el marco geopolítico en el área tras los acontecimientos del istmo de Panamá; b) el proyecto centralista y conservador de la Regeneración que trata de asegurar un territorio con el que tiene problemas de legitimidad; y c) las inconformidades de los habitantes de las islas frente a la administración bolivarense (78). La intención de la intendencia nacional era acercar las islas al resto de la nación. El 27 de noviembre de 1911 el presidente Restrepo nombró a Santiago Guerrero para realizar el censo nacional en el archipiélago y la descripción de las características sociales y económicas de las islas, con el fin de tener un mayor conocimiento del territorio que iba a gobernar. Guerrero encontró serios problemas de infraestructura que confirmaban el descontento de los isleños frente al Gobierno departamental de Bolívar que los administró y que no había generado progresos materiales en las islas. (Crawford 2009, 64). Esta información causó más preocupación en tanto que Guerrero observó la cada vez mayor presencia de estadounidenses en las islas y la compra de territorio que estaban haciendo. De este modo, presentó un proyecto para crear una nueva administración en San Andrés y Providencia, regulada por las autoridades federales de Bogotá, que se conocería como la intendencia.
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Es así que las élites del archipiélago apoyaron la iniciativa considerando las promesas de Restrepo para mejorar sus relaciones con el Estado colombiano y retirarse del Gobierno del departamento de Bolívar. A partir de este apoyo al cambio de administración, los líderes isleños recibieron intimidaciones del Gobierno departamental, que declaró que los habitantes del archipiélago eran incapaces de autogobernarse en un intento por mantener su autoridad frente a un territorio con potencial comercial debido a su cercanía con Panamá. Aun sobre todas las resistencias del Gobierno departamental de Bolívar, los isleños y el Gobierno federal ganaron la apuesta por convertir al archipiélago en intendencia nacional por medio de la Ley 52 de 1912, autorizada por el presidente Carlos Restrepo. El 1 de enero de 1913 las islas inauguraron su nueva situación administrativa. Entre 1913 y 1930, durante la intendencia, se construyeron varias obras públicas entre carreteras, muelles, puentes y escuelas, pero también se desenvolvieron luchas en el terreno político por la agenda de la administración. En el intento por mejorar las comunicaciones con el continente y ante las quejas por el mal servicio de correo que se prestaba en las islas, el Gobierno construyó una estación de telegrafía en San Andrés en 1914. Esta estación se cerró durante la Primera Guerra Mundial y se volvió abrir en 1920 para comunicarse con el Ministerio de Gobierno. En 1913 se construyó un edificio para la intendencia, una casa-cárcel en San Andrés y un muelle en Providencia (Crawford 2009, 88-89). Así mismo, se promovió la salud pública y el saneamiento; se erradicaron pantanos; se construyeron cisternas, se promovió el uso de letrinas y se educó a la población estudiantil (89). En cuanto a la seguridad, los funcionarios tenían una impresión positiva frente al comportamiento de los isleños como personas respetuosas
y bien educadas, a pesar de que se presentaron riñas con funcionarios implicados y maltrato policial, lo que hizo más conflictivas las relaciones entre los isleños y la policía. De otra parte, la soberanía también fue defendida a raíz de la incursión de pescadores de otros países que se llevaban animales de los cayos del archipiélago sin licencia alguna. Sin embargo, por falta de ayuda de parte del Gobierno federal para aumentar la seguridad, este intento se vio fallido. Tanto en los estudios realizados sobre San Andrés y Providencia (Ratter 2001; Wilson 2004) como en la percepción de las personas actualmente, se hace manifiesta la idea de que el archipiélago ha sido abandonado durante largo tiempo por el Gobierno colombiano y al ser reclamado por este, consciente de la posición estratégica de las islas, durante el siglo xx, se ha convertido en dolor de cabeza para la identidad isleña, pues, se instauró un proceso de colombianización: Bogotá officials sought to correct decades of neglect and poor governance and consolidate their authority on the islands through nationalization. Mainland authorities called it “Colombianization”, which was a program aimed at converting the island population to Catholicism, teaching them the Spanish language, and instilling civic pride and Hispanic customs.9 (Crawford 2009, 162)
Dicho proceso no hubiese sido posible sin la intervención de la Iglesia católica, que se impuso a través de la educación de los niños con el fin de eliminar toda conexión con un pasado protestante e inglés. De este 9 “Los funcionarios de Bogotá trataron de corregir décadas de abandono y de la mala gobernanza y consolidar su autoridad en las islas a través de la nacionalización. Las autoridades continentales la llamaron “Colombianización”, que era un programa destinado a la conversión de la población isleña al catolicismo, enseñándoles el idioma español, e inculcando el orgullo cívico y las costumbres hispanas”. Traducción mía.
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modo, el lenguaje creole y la religión protestante se vieron socavados por la religión católica como única representante de la “madre patria” colombiana. Sin embargo, no podemos hablar de un proceso completamente forzoso, por lo menos no en apariencia, de introducción de la cultura colombiana a las islas. El plan del Gobierno de imponerse en el archipiélago estuvo aparejado de una sutil “seducción” a los isleños por medio de ofertas de trabajo y becas de estudio en el interior del país que llevó a la conversión de varios protestantes al catolicismo (Archbold 2015a).10 “Muchos de ellos dicen que ellos no ‘decían de veras’ realmente su catolicismo pero estaban simplemente explotando la situación. Quienes permanecen protestantes tildan a los renegados como católicos de ‘oficio’ (job catholics)” (Wilson 2004, 50). La conversión de varios de los isleños al catolicismo trascendía la intención de buscar beneficios ante las promesas de las autoridades colombianas y respondía a serias discriminaciones por parte de la intendencia, por medio de estrategias como la negación de los matrimonios bautistas que convertían a los hijos en ilegítimos y les impedían heredar las tierras de sus padres. Para evitar estos actos discriminatorios los isleños se convertían al catolicismo (Crawford 2009, 153). La aculturación en todos los niveles se convirtió en un objetivo clave del Estado colombiano para recuperar las islas. Debido a las observaciones y sugerencias de los funcionarios colombianos después de sus visitas a San Andrés, como la del oficial de la marina Emilio Eitón, se dio inicio a una misión católica. El 2 de enero de 1913 10 Esta noción de seducción es utilizada por Archbold para referirse a la “idea del poder como un conjunto de relaciones, que lejos de recurrir a la fuerza y a la coerción, despliega unas estrategias, utiliza elementos más sutiles como la seducción, estableces redes en el interior de la población y que se multiplica desde diferentes expresiones de la subjetividad” (2015a, 18-19).
los sacerdotes británicos James Fitzpatrick, James Rogan y Herbert Keane llegaron a San Andrés para liderar la misión. Esto con el objetivo, por parte de las autoridades colombianas, de reemplazar a la misión católica estadounidense que había desde 1910 con los josefinos, misionarios de Mill Hill de Baltimore, quienes habían heredado la misión del sacerdote Timoteo San Juan, quien a su vez había continuado la labor del padre Albert Stroebele que ya había iniciado en 1901 la primera misión católica, pero que tuvo mucha resistencia por parte de la iglesia Bautista (Crawford 2009, 124-125). Los misionarios de Mill Hill tuvieron que enfrentar toda suerte de obstáculos económicos hasta que pudieron recibir fondos recaudados en Europa y Estados Unidos, con los que construyeron en San Andrés la iglesia Sagrada Familia, abierta en 1915 (Crawford 2009, 133). A estos obstáculos se sumaron las acciones del intendente Gonzalo Pérez y de los funcionarios continentales en contra de los misioneros y las estrategias de calumnia por parte de las iglesias bautistas y adventistas (134 y 136). A pesar de la conversión de varios isleños al catolicismo por parte de esta misión, los funcionarios consideraron que debían ser reemplazados por sacerdotes colombianos, por lo que en 1926 se nombró la orden española de los capuchinos para tomar la misión católica en el archipiélago liderada por los sacerdotes Eugenio de Carcagente, Cristóbal de Canals, David de Castellfort, Carlos Vicente María de Orihuela y Antonio de Novelda (139). Paralelamente a esta conversión religiosa se llevó a cabo una intervención en la educación de los isleños que apoyaría los objetivos de la administración central. Para los funcionarios colombianos las escuelas en el archipiélago se convertirían espacios que transmitirían la lengua española y producirían ciudadanos patrióticos. Para los funcionarios, la educación recibida por profesores nativos o jamaiquinos estaba
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fortaleciendo la cultura anglo caribe, las costumbres británicas y estadounidenses, y promoviendo la religión protestante. Es así que en 1913 el intendente Gonzalo Pérez abrió varias escuelas en el archipiélago. La apertura de estas llevó a los intendentes a reformular el plan de estudios con la inclusión del idioma español, la historia colombiana y las enseñanzas católicas (Crawford 2009, 143). Aunque se presentaron obstáculos en este proyecto educativo por la falta de inversión y la precariedad de las escuelas, uno de los mayores obstáculos para los funcionarios fue la resistencia de los isleños. Los padres se negaron a enviar a sus hijos a las escuelas a aprender de una religión en la que no habían nacido (Crawford 2009, 145). De ese modo, los hijos fueron sacados de escuelas públicas e inscritos en colegios privados religiosos dirigidos por bautistas y adventistas. Ante este desafío, en 1916 el intendente Manuel Leal hizo la enseñanza del español, la historia y la geografía colombianas obligatorias (147). En la búsqueda de los capuchinos por el control de las escuelas públicas, el 26 de mayo de 1927 llegaron las primeras monjas capuchinas para liderar los colegios de niñas y los sacerdotes se concentraron en los colegios de niños (150). Estos maestros se dedicaron a promover todas las celebraciones colombianas y lograron convertir cada vez más isleños a la religión católica. Frente a esta situación, los bautistas reaccionaron contratando a Noel Gonçalves, de la Guyana Británica, para reavivar la oposición (151). Con los ataques de la intendencia, en 1930 la policía atrapó a Gonçalves acusándolo de desprestigiar a la Iglesia católica y a los funcionarios locales y el inspector de escuela, José Múnevar sustentó el cierre de las escuelas religiosas con el Artículo 13 de la Ley 56 de 1927 (152). Sin embargo, a pesar de los intentos de las autoridades por colombianizar el archipiélago, los isleños no aceptaron el proyecto cultural del Gobierno (153).
En el aspecto político, desde 1923 se desenvolvieron disputas por el poder entre la élite de las islas y los funcionarios encargados de la intendencia. Francis Newball, líder isleño, representó un sector del archipiélago y se enfrentó ante funcionarios por las carencias en su administración. Los conflictos se desataron por el nombramiento en cargos públicos. Los consejos municipales anteriores habían tenido varias autoridades departamentales. Con el fin de recuperar los consejos, los isleños trataron de ejercer más influencia sobre la administración pública. Así se destinó más dinero a obras públicas y escuelas (Crawford 2009, 71). Algunos isleños también se indispusieron contra los líderes raizales en tanto que consideraban que estaban contradiciendo la agenda de la intendencia impidiendo que se aprendiera el idioma del país. Aun así, el Gobierno federal intensificó su administración en las islas y nombró intendentes no isleños, hecho que provocó irritación entre la élite isleña. Memoriales de quejas y peticiones se presentaron entre 1924 y 1930, lo que influyó en la manera en que los isleños construyeron su identidad y se reconocieron como marginales de la nación colombiana (Crawford 2009, 110-111). Varios isleños buscaron a establecer las relaciones armoniosas con el Gobierno central y superar los conflictos que se habían presentado entre funcionarios. Así
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in these memoriales, islanders presented themselves as loyal Colombian citizens who sought to strengthen the ties between the islands and mainland by bridging the gaps in distance, culture, and language between the two regions. In so doing, the petitioners sought to counter public images, found primarily in the Cartagena press, depicting them as separatist and ungovernable. In order to convince Bogotá authorities that they were not agitating for personal ambitions, and that their pleas for better governance were rooted in
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a los cocoteros en San Andrés lo que, sumado a la crisis comercial, produjo una crisis económica en el archipiélago, por lo que varios habitantes migraron a Panamá y la costa colombiana (Vollmer 1997, 65).
demands for citizenship, islanders adopted a rhetorical strategy that emphasized their Colombian identity.11 (Crawford 2009, 112)
Los isleños manifestaron su lealtad a Colombia y su deseo de participar en los asuntos políticos del Estado colombiano. El objetivo era llamar la atención del Gobierno en Bogotá y denunciar el mal comportamiento de los intendentes, en especial el comportamiento sexual que llevaba a los funcionarios a seducir a las hijas de los isleños. No obstante, con el tiempo, la participación política de los isleños no fue cumplida por el Gobierno central. Para el Gobierno federal los isleños no eran ciudadanos sino sujetos que debía ser educados y aculturizados para llevar a cabo el proyecto político colombiano (Crawford 2009, 117). Tratado de Bárcenas-Esguerra En 1928 el Gobierno colombiano realizó el Tratado de Bárcenas-Esguerra por medio del cual le cedió a Nicaragua las Islas Corn y la Costa de Miskitos. Este tratado buscaba garantizar un futuro reclamo de territorio y establecer los límites marítimos entre Nicaragua y Colombia —como se verá más adelante esto influyó negativamente para Colombia en la decisión de La Haya en el año 2012—. Esto afectó a los isleños, pues se instauró un sentimiento de pérdida del territorio. En 1932 una plaga de ratas afectó 11 “En estos memoriales, los isleños se presentaron como ciudadanos colombianos leales que buscaban fortalecer los vínculos entre las islas y tierra firme cerrando las brechas en la distancia, la cultura y el lenguaje entre las dos regiones. Al hacerlo, los peticionarios trataron de contrarrestar las imágenes públicas, que se encuentran principalmente en la prensa de Cartagena, representándolos como separatistas e ingobernables. Con el fin de convencer a las autoridades de Bogotá que no agitaban por ambiciones personales, y que sus peticiones de una mejor gobernanza fueron arraigados en las demandas de la ciudadanía, los isleños adoptaron una estrategia retórica que enfatizaba su identidad colombiana”. Traducción mía.
Puerto libre Hacia mediados del siglo xx los puestos administrativos fueron otorgados cada vez más a los isleños de Providencia, gracias al consentimiento del Gobierno central de Bogotá y como estrategia para ampliar los métodos de seducción para introducir la cultura colombiana. El aparato de Gobierno estaba entonces conformado por el alcalde, el secretario, el personero, el recaudador de impuestos, el registrador, el policía municipal, tres secretarios asistentes, una cartera, un juez y un fiscal responsables del coso que encorrala a los animales, ocho policías comandados por un sargento y el capitán de puerto (Wilson 2004, 51). Sin embargo, como se describirá a continuación, estas oportunidades laborales trajeron otras consecuencias en las trasformaciones sociales de las islas, pues los isleños cada vez más fueron reemplazando su actividad agrícola por una actividad comercial y administrativa lo que generó otro tipo de expectativas (Vollmer 1997, 87). En 1953, el presidente Gustavo Rojas Pinilla declaró a San Andrés un puerto libre mediante el Decreto 2965 de la Ley 13 de 1953, en el que las importaciones no pagaban aranceles. Retornando a los ciclos de poblamiento, que propone Vollmer (1997) para comprender el desarrollo histórico del archipiélago, podemos establecer el ciclo del puerto libre en un periodo que va de 1953 hasta 1991. Convertir a San Andrés en puerto libre tuvo como objetivos promover el desarrollo económico del archipiélago e incorporar las islas como espacio social, político, económico y cultural del territorio colombiano (Vollmer 1997, 70). De otra parte, el proceso se experimentó de manera
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diferente en Providencia y Santa Catalina por lo que trasformaciones demográficas y territoriales se dieron en menor intensidad allí. Al volverse puerto libre, San Andrés se convirtió en un destino turístico para los colombianos continentales y un lugar atractivo para la compra de electrodomésticos y mercancías libres de impuestos. Así mismo, la transformación de la dinámica económica permitió el retorno de isleños que habían previamente migrado a Panamá y la costa colombiana durante la crisis del coco (Vollmer 1997, 66). También se llevaron a cabo transformaciones en infraestructura y la luz eléctrica llegó a la isla, lo que derivó en un alto costo ambiental por el manejo de la planta de energía en la Bahía Hooker. La transformación de San Andrés en puerto libre trajo repercusiones y profundas transformaciones en la estructura de la población y la formación del paisaje, lo que trajo consigo problemas en el medio ambiente (Vollmer 1997, 70). A pesar de esta transformación económica para el país, los sanandresanos continuaban viendo serios problemas sociales en la isla, como la falta de comunicación, la sobrepoblación, la expropiación de la tierra y la marginación raizal en el sector laboral del turismo (Crawford 2009, 156-157). Los isleños pasaron de ser pobladores independientes a empleados o desempleados del sector turístico que se estaba implantando en la isla. De esta esta manera se incrementó un resentimiento hacia el Gobierno colombiano y se acuñó la palabra pañaman para referirse a los continentales. Vollmer lo explica así: El exagerado aumento de la población, junto con la ausencia total de planificación urbana, llevaron a problemas de salud, educación, vivienda y desempleo, problemas que no sólo incluyeron a las clases más pobres de la comunidad isleña sino también a los inmigrantes que fueron llegando con muy pocos recursos económicos. Estos hechos agudiza-
ron, por una parte, el conflicto de clases porque crearon descomposición en la sociedad dando origen al lumpen y, por otra parte, contribuyeron a abrir la brecha entre los nativos y los pañas (o spaniards, los nuevos isleños de origen continental). (1997, 87)
Nuevamente los isleños acudieron al Gobierno central en busca de ayuda para enfrentar esta situación. A finales de la década de los sesenta del siglo pasado los isleños presentaron un manifiesto separatista ante la Oficina de Refugiados de la onu con un respaldo de 10.000 firmas y en Bogotá nació el Club archipiélago unido. Ante la presión de la población isleña el Gobierno colombiano instauró políticas de integración y como respuesta a las posturas de independencia en 1972 el Congreso declaró al archipiélago “Intendencia especial” (Díez 2014, 291). Movilizaciones de la población: migraciones y diásporas Históricamente se han presentado muchas movilizaciones de población que han dado forma a la sociedad del archipiélago. De manera general, los orígenes de estas movilizaciones se pueden resumir así: 1) creación de la Compañía de Providencia en 1629 por parte de los puritanos; 2) ocupación intermitente por parte de ingleses y españoles durante el siglo xviii; 3) ocupación por parte de piratas y filibusteros; y 4) la llegada de plantadores jamaiquinos y esclavizados finalizando el siglo xviii (Archbold 2015a, 118-119). Sirios, libaneses, palestinos y algunos judíos comenzaron a llegar en los años cincuenta. Algunos desde Antioquia y Barranquilla y otros directamente desde el Medio Oriente. Siendo comerciantes, comenzaron a controlar la mayor parte del comercio de San Andrés. A pesar del incremento de su poder, esta población mantuvo sus costum-
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bres culturales en círculos cerrados y permanecieron aislados de la cultura isleña. A mediados de esta misma década llegaron colombianos de Bolívar, Atlántico y Antioquia (Vollmer 1997, 71). Esta migración involucró sectores tales como los obreros, comerciantes, profesores de escuelas y de colegio, servicio doméstico, entre otros (Restrepo y Ramírez 2001, 14). En los años sesenta y setenta llegaron muchos más colombianos de diversas profesiones con la expectativa de oportunidades por el desarrollo de San Andrés. De la Costa Atlántica llegó bastante mano de obra y personal del servicio para trabajar en el sector hotelero. El Gobierno le garantizó vivienda y educación a esta población para promover la política de colombianización (Vollmer 1997, 71-72). En la década de los ochenta la migración a las islas continuó, aunque no de manera tan masiva, pero si ningún control ni planificación. De acuerdo a un estudio realizado con inmigrantes en San Andrés (González 2004), la población que llegó en los años ochenta provenía principalmente de la Región Caribe colombiana: Luruaco (Atlántico), Valledupar (Cesar), Banco (Magadalena), Magangué (Bolívar), Tolú (Sucre), Pivijai (Magdalena) y Cartagena (Bolívar). Esta migración fue analizada no a través de individuos, sino de toda una clase social — clase media baja— que llegó al archipiélago en busca de mejores oportunidades (211). En 1985 llegó población del Valle. Algunos tenían relación con la red de narcotráfico que se consolidó en esa época en el territorio nacional. El archipiélago era un atractivo para invertir en finca raíz y ubicarse estratégicamente en un territorio con conexión a rutas del comercio mundial. Abello y Giaimo (2000) establecen una serie de implicaciones para la isla de San Andrés a raíz del fenómeno migratorio que pueden resumirse en:
- Especulación con el suelo urbano y rural. - Importación masiva de mano de obra proveniente del territorio continental nacional que se establece en la isla. - Grandes construcciones que obtuvieron permisos con la ayuda de funcionarios públicos. - Construcción de una visión sobre la isla como paraíso, lo que generó mayor migración. Para controlar las olas migratorias que se presentaron en el siglo xx se creó la Oficina de Control, Circulación y Residencia (occre) mediante el Decreto 2762 de 1991. Esta instancia surgió a partir del Decreto 2762 de 1991, adoptado por el Gobierno para reglamentar el control de la densidad poblacional del departamento del archipiélago y dar solución al problema de sobrepoblación generada desde el puerto libre. Su objetivo fue garantizar el estándar poblacional sostenible acorde con la extensión territorial y la limitación de los recursos naturales del departamento archipiélago (occre s. f.). La superpoblación resultado de las migraciones ha derivado en otras consecuencias que afectan tanto a isleños como a inmigrantes. De aquí ha surgido un conflicto, mencionado en otros apartados, entre los que nacieron en las islas y quienes han llegado a ella en los últimos sesenta años. A los inmigrantes venidos del territorio continental colombiano se les ha denominado de manera despectiva pañamanes, para diferenciarlos de la población nativa. Bastante se ha escrito sobre la condición de los isleños, pero poco sobre la condición de los pañamanes o colombianos inmigrantes. Es así que un estudio que analiza esta condición (González 2004) señala el proceso de exclusión al que se han visto sometidos estos habitantes que llegan a las islas en busca de oportunidades para mejorar su calidad de vida. En relación con las acciones políticas ejercidas por la población
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raizal en la búsqueda de su reconocimiento, se han derivado consecuencias para la población no nativa o raizal: Ya que la no-inclusión dentro de un grupo políticamente dominante no permite a éstos la posibilidad de la legalidad, que se refleja en la no aceptación laboral, difícil obtención de vivienda y en pertenecer no cultural sino políticamente a un grupo social, influyendo en la autoidentificación étnica. (202)
De otra parte, es importante hacer referencia al papel que han jugado, no solo las migraciones, sino también las diásporas de la población en la historia del archipiélago. Como señala Archbold (2015a, 19), se ha desarrollado en el archipiélago un fuerte ejercicio de biopolítica en el control de las poblaciones a través de estas movilizaciones, es imposible comprender la sociedad isleña sin examinar tanto las dinámicas de las diásporas historias como los movimientos migratorios contemporáneos. Desde la perspectiva de este autor las diásporas “operarían como el detonante desde donde irrumpen los referentes identitarios de diferentes grupos humanos sometidos a las presiones del colonialismo y otras relaciones de poder” (118). Varios isleños han tenido la posibilidad, a partir del siglo xx, de viajar fuera del país gracias a las oportunidades laborales ofrecidas en proyectos como la construcción del Canal de Panamá, los beneficios otorgados por el Gobierno colombiano en programas de becas y a los esfuerzos de las familias con recursos económicos para que sus hijos se formen en otros países y al interior de Colombia, teniendo en cuenta el valor que ocupa la educación como mecanismo de reputación en la sociedad isleña. Estados Unidos se convirtió en un destino ideal para las familias de élite en cuanto al estudio universitario, lo que facilitó el acce-
so a los jóvenes isleños por su conocimiento del inglés estándar. Varias generaciones de isleños han tenido la oportunidad de viajar a otros países, tanto de Centroamérica como países de habla inglesa —Estados Unidos y Europa—. Buena parte de estas personas han retornado a las islas para ejercer sus profesiones o invertir el dinero ganado en actividades laborales, como aquellos que pudieron trabajar en el Canal de Panamá, así, muchos nacidos en el archipiélago entran a formar parte del privilegiado grupo que trabaja a órdenes de los norteamericanos. Se diferencian de los otros trabajadores panameños por encontrarse labrando en la Zona del Canal. Son los llamados zonians y a este grupo pertenecen dos generaciones de trabajadores sanandresanos/providencianos o nacidos en Panamá y de padres sanandresanos/ providencianos. (Archbold 2015a, 98)
Narcotráfico De esta manera, el narcotráfico incrementó su poder en las islas, pues, aunque los actores ilegales provenientes de diversas partes del país no habitaron de manera permanente el territorio, adquirieron bastantes tierras y dejaron mucho dinero que afectó la economía y la cultura isleña. Esta migración fue frenada durante los años noventa por la caída de los carteles de la droga en el país (Vollmer 1997, 72 y 75). Sin embargo, a largo plazo las consecuencias de la presencia del narcotráfico en la década de los ochenta se han dejado sentir en los valores e intereses de la juventud isleña —así como en el resto del país),
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el caso de San Andrés Isla es un paradigma de esta situación, ya que podría afirmarse que, a la par de los factores históricos y geográficos mencionados anteriormente, existen otra suerte de condiciones sociales y culturales que han configurado un
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En medio de estas posibilidades o tendencias del tráfico, se puede ubicar a San Andrés como un punto de paso estratégico de drogas, que se encuentra especialmente cercano al corredor centroamericano, es decir, a la ruta actualmente más activa para el tráfico ilegal que opera en esta región. En este sentido, la ubicación geoestratégica del archipiélago lo dota de una ventaja comparativa importante cuando se trata de hablar de la “salida Caribe” de las drogas que provienen de la Colombia continental. A su vez, la isla permite establecer una fácil conexión con las islas del Caribe occidental más activas en el negocio del narcotráfico: Jamaica, Puerto Rico, Haití y República Dominicana. (Mantilla 2011, 50)
De acuerdo con Mantilla (2011) la condición de los países ubicados en el caribe ha propiciado un contexto favorable para el desarrollo de actividades ilícitas como el tráfico de drogas (42). El territorio isleño ha tenido una relación histórica y geográfica con el Mar Caribe, pues estuvo localizado en la ruta de los galeones en el periodo colonial y sirvió a los intereses de los piratas, insertándose de este modo en los intercambios comerciales legales e ilegales y los procesos de dominación de las potencias europeas. Al mismo tiempo, los habitantes adquirieron destrezas en la navegación a lo largo de su estadía en al territorio insular, lo que se ha convertido en un rasgo cultural aprovechado por las actividades ilícitas para el tráfico de drogas (60). Es así que el archipiélago, que se encuentra en una situación geográfica estratégica, abrió un canal para que el narcotráfico, que se volvió viral en las últimas décadas del siglo xx en Colombia, llevara a cabo sus transacciones ilegales en rutas hacia Europa y Estados Unidos:
De este modo, San Andrés cumple un rol específico en la cadena de narcotráfico que conecta a Colombia con el resto del mundo. De acuerdo al estudio de Mantilla (2011), gran parte de los estupefacientes no entran al territorio insular. En cambio, San Andrés actúa para los traficantes como un lugar de abastecimiento en el mar, así, generalmente, no se toca el territorio isleño. El abastecimiento se refiere principalmente a combustible, a través de lanchas para transportes mucho más veloces que pueden llegar a otros países, y drogas, para la cadena de narcotráfico que usa la ruta del caribe y Centro América. Es así que el archipiélago se ha venido especializando como un lugar de reabastecimiento, aprovechando sus 250.000 km² de mar territorial, la Zona Económica Exclusiva y las fronteras marítimas que comparte con Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Honduras (Mantilla 2011, 51). De este modo, para la primera década del 2000 el negocio ilegal del narcotráfico encontró en el archipiélago un lugar propicio para extenderse y aprovechar las condiciones geográficas y sociales. Mantilla
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describe las características que permitieron la expansión del narcotráfico en este sector del caribe: - La situación geográfica permite el puente entre los países productores y los países consumidores de drogas ilícitas. - La gran fragmentación territorial de la región ha permitido un mayor margen de maniobra por parte de los traficantes. - Bajo costo de las operaciones de tráfico por la región y estabilidad social y política que hace que la región este menos expuesta a conflictos sociales. - El lavado de dinero y el tráfico han sido facilitados por el turismo constante y el desarrollo de la banca externa. - Los altos niveles de corrupción y la presencia de relaciones de informalidad y contrabando influyen y a la vez son influidos por el narcotráfico (43).
Aunque bajo el mandato del Álvaro Uribe y la Política de Seguridad Democrática se impuso un crecimiento del pie de fuerza, los índices de criminalidad asociada al narcotráfico se mantuvieron estables en el archipiélago y los asesinatos por parte de grupos delincuenciales, que se presume se relacionan con las bandas producto del proceso de desmovilización de paramilitares, aumentaron. A las condiciones para la expansión del narcotráfico anteriormente descritas se suma entonces, por un lado, la ineficiencia en la política de reinserción y desmovilización, la cual no tomó en cuenta la configuración del orden social del archipiélago en el que han existido dinámicas de desarrollo de prácticas ilícitas; y por otro lado, el mantenimiento de una política que buscaba atacar el problema de manera punitiva y militar sin tomar en consideración las problemáticas de pobreza y marginalidad en las islas (Mantilla 2011, 54).
Crecimiento poblacional El crecimiento de la población fue desmesurado durante las últimas décadas del siglo xx (ver tablas 4 y 5). Por supuesto, esto afectó la densidad poblacional de la isla teniendo en cuenta su pequeña extensión (26 km²). Con el tiempo, este crecimiento tuvo consecuencias negativas en la tenencia de la tierra por parte de los nativos, un cambio en las relacio-
Sexo/ Año
1912
1918
1938
1951
1952
1962
1964
1966
1973
1985
1988
1992
Mujeres
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-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Hombres
nes económicas y un deterioro del hábitat (Vollmer 1997, 75).
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-
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-
-
Total
3.123 (3.124) *
3.653
4.261
3.705
5.675
7.500
16.731
13.143
22.989 (20.359) **
40.000
42.315
70.0 – 80.000
Tabla 4. Población de San Andrés en el siglo xx Fuente: Vollmer (1997, 63 y 75); Parsons (1985, 115). * Parsons (1985) refiere una población total en San Andrés para el año 1912 de 3.124 personas. ** Parsons (1985) refiere una población total en San Andrés para el año 1973 de 20.359 personas.
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Sexo/ Año
1912
1918
1938
1951
1958
1959
1960
1962
1973
1985
1988
2003
Mujeres
-
-
-
-
1.159
1.123
-
-
-
-
-
-
Hombres
/ Idcarán · Retos en los procesos de autoidentificación étnico-racial en municipios con alto mestizaje interétnico y racial. /
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1.036
1.017
-
-
-
-
-
-
Total
1.930 (1.924) *
2.300
2.267
2.970 (1.970) **
2.195
2.140
2.195
2.100
2.624
3.000
3.617
5.000
Tabla 5. Población de Providencia en el siglo xx Fuente: Vollmer (1997, 63 y 89); Wilson (2004, 46, 48 y 65); Parsons (1985, 115). * Parsons (1985) refiere una población total en Providencia para el año 1912 de 1.924 personas. ** Parsons (1985) refiere una población total en Providencia para el año 1951 de 1.970 personas.
Las consecuencias negativas del crecimiento excesivo de la población en las islas condujo en 1975 a un grupo de providencianos y sanandresanos a proponer al Gobierno nacional, por medio de un memorandúm, la transformación de la intendencia en departamento. Estas peticiones solo fueron escuchadas en la Constitución de 1991. El 20 de febrero de 1993 el archipiélago fue elevado a la categoría de departamento por medio de la Ley 008 de ese año, que remplaza a la Ley Primera de 1972 (Díez 2014, 291-292).
· 1950
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
· 1960
· 1970
Figura 9: Mapas de poblamiento de San Andrés en el siglo xx. Fuente: Vollmer (1997, 92-93).
Uno de los procesos que lleva aparejados el poblamiento masivo de las islas en la segunda mitad del siglo xx es el de la urbanización. Antes de esta época, los pobladores se asentaron de manera dispersa a los alrededores de las islas y las viviendas se ubicaron de manera lineal sobre los caminos (Abello y Giaimo 2000, 9). En los años sesenta se dio inicio al proceso de urbanización cuyo núcleo central se presentó en North End, alrededor del cual surgieron viviendas, hoteles y almacenes; lo que se denomina un poblamiento concentrado en “forma de aceite”. Así, en los barrios de inmigrantes se forman construcciones precarias en los
patios que eran arrendados por los isleños con la condición de construir con materiales no duraderos. Un crecimiento lineal se dio en otros sectores como San Luis y La Loma (10).
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Esta concentración ha tenido dos formas: la del patio isleño tradicional y la de la malla en forma de espina de pescado. En la primera, en toda el área de una antigua finca pequeña se empiezan a construir viviendas, hasta ocupar prácticamente todo el espacio sin trazado de calles, solo caminos peatonales en donde a veces no cabe ni siquiera un
· 1980
/ Idcarán · Retos en los procesos de autoidentificación étnico-racial en municipios con alto mestizaje interétnico y racial. / motociclista. En la segunda forma, a partir de vías precarias sin afirmar y con algún trazado preliminar, se establecen viviendas conectadas por una sola ruta de acceso a la calle principal. (Abello y Giaimo 2000, 10)
El inicio de los asentamientos planificados se da con el Instituto de Crédito Territorial (ict) en 1960 con la construcción de 18 viviendas en el sector de Cabañas de Altamar. Con la participación de Planeación Intendencial se da inicio al estudio para construir viviendas en el sector de Los Almendros en 1972 y para 1976 se da inicio de la construcción de viviendas para 132 familias (Abello y Giaimo 2000, 16). Entre 1970 y 1985 se rellenaron los pantanos y se construyó infraestructura en cemento para el turismo naciente. Como lo explica Vollmer (1997), esta urbanización se realizó a través de la subdivisión de las casas isleñas, construcción de vivienda privada en Sarie Bay, proyectos de vivienda masiva en áreas de relleno de pantanos y manglares en Los Almendros y El Bight, proyectos de autoconstrucción del ict y de las Juntas de Acción Comunal, y la creación de sectores catalogados como subnormales (76-77). A partir de 1985 la construcción se desaceleró para iniciar la ocupación cerca al centro y las playas. En la actualidad hay una escasa oferta de suelos y espacio, lo que afecta la posibilidad de compra a las generaciones futuras y de terreno para cultivos de subsistencia. Todas estas transformaciones físicas se tradujeron en transformaciones sociales y económicas que desplazaron a los nativos de su propia tierra. En esta medida, hacia la década de los ochenta se produjo una
toma de conciencia de ser isleño, a una reafirmación de la identidad del grupo como etnia que se expresa en el fortalecimiento del inglés y del creole (variante del inglés formal que se habla en el Caribe) como lengua materna, en una permanencia del puritanismo bien sea como practicante católico o protestante, en una reafirmación cultural basada en la discriminación racial, en la continuidad del sistema de discriminación por prestigio y en la estructura de la vivienda. (Vollmer 1997, 88)
Constitución de 1991 Como se mencionó anteriormente, las peticiones de los isleños respecto al excesivo poblamiento fueron consideradas en la Constitución de 1991. La nueva Constitución, con las aperturas frente al reconocimiento cultural y la descentralización de la administración, se presenta como una oportunidad para los isleños de cambiar su horizonte político, social, económico y cultural en un momento de crisis originado por las transformaciones que se venían dando desde la mitad del siglo xx. De este modo, el archipiélago es elevado a la categoría de departamento y a través del Artículo 310 se dispone de un régimen especial que busca ayudar a la comunidad nativa dándole prioridad a los temas demográficos y ambientales. Así mismo, los isleños pueden escoger sus propios gobernantes, crear sus propios partidos políticos, como el de s.o.s. (Sons of te Soil), manejar su propio presupuesto y crear sus propias políticas (Vollmer 1997, 98). El 27 de octubre de ese año se elige gobernador para un periodo de tres años. A partir de la política de apertura económica, San Andrés deja de ser el único puerto libre del país por lo que sus actividades económicas principales como lo son el comercio y el turismo entran en crisis, lo que afectó gravemente la economía de la
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
isla. Además, toda la actividad económica que se vio impactada de manera negativa ya había afectado profundamente el medio ambiente gracias a sus construcciones desmedidas y sin planificación, el incremento de la población y la contaminación del agua y el paisaje. A raíz de esta crisis y la oportunidad que brindó la Constitución, el Artículo 37 de la Ley 99 de 1993 crea la Corporación Regional para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina) con sede en San Andrés y cuyo objetivo es proteger y conservar los recursos naturales del archipiélago, planificar el uso del suelo y los recursos del mar, fomentar la integración de las comunidades nativas, entre otras actividades dirigidas a velar por el rescate ambiental de las islas. A partir de este avance, durante la década de los noventa se dio paso a una serie acciones que buscaron frenar las afectaciones generadas en las islas en varios ámbitos (Vollmer 1997): - Con el Artículo 310 el archipiélago obtiene la facultad de controlar la inmigración en su territorio y corregir el problema de densidad poblacional. El 13 de diciembre de 1991 se crea la Oficina de Control de Circulación y Residencia (occre). - El 19 de febrero de 1993 se sanciona la Ley 47 de 1993 que, entre varios de sus objetivos, busca fortalecer la identidad de la cultura isleña. Gracias a esta ley se oficializa la lengua inglesa en el archipiélago, se ordena la enseñanza bilingüe y se determina la creación de una universidad por parte del Ministerio de Educación para impartir conocimientos relacionados con las actividades de las islas. - En marzo 19 de 1994 se da inicio a la construcción de la Universidad Cristiana. El 9 de mayo de 1994 se entrega a la Unesco la propuesta de Reserva de Biósfera para el archipiélago.
- El 30 de agosto de 1994 el partido político raizal s.o.s. interpone y gana una tutela que prohíbe la construcción de nuevos hoteles o establecimientos comerciales mientas no se expida un nuevo plan de ordenamiento territorial. - En octubre de 1994 se realiza en Providencia una marcha cívica para protestar contra la construcción de un centro vacacional en los manglares de McBean. - En julio de 1995 se congela la construcción en San Andrés por tres años. Construcción de la identidad raizal/creole Vale la pena resaltar un elemento que se ha conformado a lo largo de este siglo y que, por su puesto, tiene sus orígenes desde la misma llegada de los primeros pobladores al archipiélago. Se trata de la construcción en curso de la identidad raizal que ha se fortaleció en las dos últimas décadas del siglo xx gracias a los avances en materia jurídica sobre la protección de derechos de las poblaciones étnicas. Las reivindicaciones de la población del archipiélago, frente a siglos de olvido por parte del Gobierno central y su falta de reconocimiento, comienzan a tener eco a partir de, por un lado, la expedición del Decreto 473 de 1986, durante el mandato de Belisario Betancur, el cual buscaba la protección de la población nativa de las intendencias y comisarías, y por otro, de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, donde se resalta el discurso alrededor de la plurietnicidad y multiculturalidad (Archbold 2015b, 33). Ahora bien, para hablar de identidad valdría la pena retomar la estructura de sentimiento hacia la tierra por parte de los pobladores planteada por Wilson (2004), en tanto que los isleños basan su existencia y su relación con los otros de acuerdo con la posesión de la tierra. La identidad isleña está, entonces, vinculada a este factor determinante.
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al ‘Archipiélago Lejano’, la manera de caracterizarse como la población originaria y en la forma de ratificarse como diferentes del resto de los colombianos y del mundo” (Robinson s. f.). A este respecto comenta Díez que
La isla no existe como un mero recurso de subsistencia, sino como un símbolo y como parte integral de la existencia, dando a cada isleño su identidad por encima y contra el resto del mundo. De ahí se deriva que, parte de la identidad isleña del individuo se gana por su propiedad de, y su pertenencia a, una parte específica de la isla. (Wilson 2004, 94)
desde el momento en que Philip liberó a sus esclavizados e instó al resto de terratenientes a hacer lo mismo, es posible asegurar que estaban ya definidos los componentes étnicos, complementados en porcentaje mucho menor por migraciones posteriores. La confluencia de la raza inglesa, la española, la miskita y la africana, con un leve aporte de los jamaiquinos y algunos habitantes de Gran Caimán, dio como resultado un nativo que llevaba en sí mismo la herencia de todas estas culturas y que fue definido como isleño raizal. (2014, 185)
Un elemento importante que constituye la identidad del archipiélago es la concepción de raizalidad. Quizás valga la pena retomar los orígenes de esta identidad que Vollmer (1997) relaciona con el periodo que va de 1730 a 1853 y que comprende la llegada de nuevos habitantes que repoblaron las islas provenientes del caribe anglófono: Escocia, Irlanda y África Occidental. De este modo, la formación actual de la población nativa o raizal del Archipiélago es el resultado de este proceso de poblamiento que se cumplió sobre la base económica de grandes plantaciones de cultivos de exportación como las que florecían en la época en todo el Caribe Británico. (1997, 46)
La idea de raizalidad está fuertemente articulada con la idea de lo creole, la cual busca expresar, justamente, la herencia de una multiplicidad de culturas que, en ocasiones, pareciera que significan lo mismo. Se tiene como denominador común una referencia al pasado en la herencia y la raíz de la cultura. En todo caso, ambas son reivindicadas por la sociedad isleña para reconocerse como comunidad étnica. Archbold dice al respecto que
De acuerdo con Robinson (s. f.), esta rica diversidad compuesta por inevitables diferencias pero también de muchas coincidencias, han creado una “identidad caribeña”, que descansa entre otras características en su “insularidad”, un conjunto de sentimientos definidos por el aislamiento, el tamaño del territorio, y por el cúmulo de prácticas materiales e inmateriales traídas, creadas y mezcladas en razón de las necesidades de supervivencia a través del tiempo. (3)
El término raizalidad “describe y expresa ante todo, un sentimiento de ser de la tierra de las Islas, un sentido de pertenencia /56
en el archipiélago de San Andrés y Providencia lo creole podríamos concebirlo como un conjunto de prácticas culturales afines a un grupo cercano a los 35000 habitantes en la actualidad. Estas afinidades incluyen formatos identitarios básicos como el lenguaje, práctica religiosa, actividades relacionadas con la agricultura y la pesca, pero sobre todo con una forma de ver y entender la vida desde unas cosmovisiones propias. Se reivindica un sentido de pertenencia afincado en una historia común que se extiende
/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
a los tiempos coloniales, desde donde se proyecta ese temprano crisol que se percibe hoy en sus rasgos identitarios. (2015a, 51)
Por supuesto, la construcción de la identidad de una misma comunidad supone una diferenciación con otra. De este modo, la comunidad raizal ha buscado diferenciarse de aquellos que no han nacido en las islas y cuyas costumbres pueden afectar la cultura de la población que lleva varios siglos habitando el territorio. De ahí la importancia en las categorías que designan la comunidad y los conflictos resultantes en la búsqueda de la diferenciación, como lo expresan las siguientes palabras de una residente del archipiélago: Uno de los problemas que tenemos es que nos falta un nombre adecuado para designarnos. Primero nos decíamos “isleños” pero cuando empezó a llegar gente de otras partes a la isla comenzamos a darnos cuenta que ellos también adoptaron ese nombre. Nos llamamos entonces “nativos”, pero las personas que llegaron tuvieron hijos que nacieron aquí y éstos también dicen que son nativos. Por eso, desde los años ochenta se empezó a usar el término raizal para referirse a nuestro grupo étnico. Pero ese apelativo tampoco parece adecuado. Queremos, pues, un nombre propio como lo tienen las naciones indígenas de Colombia y otras como los esquimales o los kamaks en Nueva Caledonia en el Pacífico. (Restrepo y Ramírez 2001, 44)
Archbold (2015a) propone pensar esta construcción identitaria como un proceso de diferencia cultural con los colombianos continentales que se inició en la década de los ochenta con el proceso migratorio y la búsqueda de referentes identitarios por parte de la comunidad isleña que se miraba a sí misma en el espejo de los inmigrantes (115).
Así, lo raizal como referente identitario comienza a afianzarse en la medida que los creoles empiezan a localizar los elementos de una dificultad que tienen con el Estado, haciendo en énfasis en la diferencia frente a lo colombiano, diferencia que parte de un nosotros sí somos de aquí, nuestra cultura es diferente, nuestras raíces se encuentran en esta tierra. (115)
Partiendo de este autorreconocimiento como comunidad, con identidad propia del archipiélago, surge el Estatuto Raizal, impulsado por el Movimiento Raizal a mediados de los años ochenta, cuyo objetivo es reivindicar al pueblo creole. Este es el resultado de un proceso que inició con la Constitución Política de 1991 y que otorgó normas especiales a la comunidad del archipiélago para reivindicar los años de olvido por parte del Estado colombiano: “El Estado además busca relegitimarse, otorgándole a estas categorías [comunidad étnica negra y raizales] ciertos derechos y beneficios para hacer de ellas sus aliados y así consolidar su soberanía en territorios que han estado bajo disputa” (Rivera 2002, 14). A partir de los cambios acaecidos con la carta Constitucional, surge el artículo 310, el cual prevé la fijación de normas legales en distintas materias como la administración, la inmigración, el comercio y el fomento económico; el Decreto 2762 de 1991 para la creación de la occre, que determina quién tiene derecho a fijar su residencia en el archipiélago, quiénes pueden adquirir el derecho a residir de manera permanente o temporal y como se pierde ese derecho; la Ley 47 de 1993 que mantiene las condiciones de puerto libre, de mares y cielos abiertos, y crea el centro financiero internacional, la zona franca industrial y turística, regula la explotación de recursos pesqueros, crea una contribución especial por el uso de la infraestructura pública turística, define las condiciones para la protección de
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la cultura y el patrimonio cultural, establece normas para la protección de los recursos naturales y crea la junta que, por la Ley 99 de 1993, se convirtió en el consejo directivo de Coralina. La ley 99 de 1993 ratifica el carácter especial del territorio y crea este organismo para dirigir el proceso de planificación territorial (Restrepo y Ramírez 2001, 23), posteriormente surge el estatuto de ley raizal, en el año 2000 (González 2004, 199). Ahora bien, el proceso de formación de la identidad no solo ha supuesto una diferencia con otro extranjero o continental, sino una diferencia al interior de la misma comunidad isleña. Rivera (2002) realiza un análisis de la sociedad de Providencia y su proceso en la construcción de una identidad imaginada a través de negociaciones, identificaciones y articulaciones con la sociedad, el Estado y la Nación.12 De acuerdo a esta autora, la sociedad de Providencia se encuentra “dividida y jerarquizada entre unos —en su mayoría de élite— que reclaman su ascendencia inglesa, y unos otros percibidos o que se autoperciben de origen africano. Otros, por su parte, se piensan como mestizos” (15). La identidad que se construye en Providencia, y podría decirse que también en San Andrés, se soporta en un discurso de la etnicidad legitimado por la Carta Constitucional. 12 La autora utiliza el concepto de comunidad imaginada para señalar que “su visibilidad y reconocimiento se logra por la vía de la recreación de su identidad imaginada, y éste es un proceso de construcción, no un dato natural presentado para abogar ante el Estado, una vez ha sido abierto este nuevo espacio, en nombre de sus derechos. El actor étnico que negocia hoy con el Estado tiene que construirse –imaginarse- para representar bien su papel al momento de ser puesto en acción. Y esta construcción está llena de conflictos, pues implica la puesta en escena de múltiples actores (grupos) que desde sus posiciones diferenciadas de poder, sus intereses, su vivencia histórica y sus memorias se representan socialmente de formas disímiles y muchas veces contradictorias, dificultando el logro de la construcción de una única identidad imaginada de corte étnico que no sólo los represente a todos sino que, además, permita reivindicar los derechos de cada uno” (Rivera, 2002, 48-49).
No obstante, de acuerdo a Rivera (2002), este proceso de empoderamiento de la categoría étnica se ha presentado de manera conflictiva para la comunidad de Providencias por varios factores. En primer lugar, los providencianos guardan dolorosos recuerdos de la asimilación cultural de la que fueron objeto, por tal razón rechazan la entidad nacional que estuvo presente y recuerdan el discurso hegemónico de la Carta Política de 1886, a partir de la cual se propuso el mestizaje como mecanismo de ascenso social ubicando jerarquías donde los negros e indígenas estaban en la base de la pirámide social. De este modo, actualmente unos se reconocen como ingleses, otros como africanos y algunos otros como mestizos. En segundo lugar, la etnicidad promovida por la Constitución de 1991 tiene un carácter predominantemente indígena, lo que ha llevado a los providencianos a seguir este arquetipo con la dificultad de incluir la particularidad que ha sido la colonización de la isla, o a resistirse este arquetipo indigenista y perder los beneficios y derechos asociados a él. En tercer lugar, el lugar privilegiado que se le ha otorgado a las comunidades negras de Colombia, a partir de la Ley 70, ha mezclado la posición de los afrodescendientes de otras regiones con los raizales del archipiélago, desconociendo así la historia propia de las islas y las necesidades de los habitantes dada su condición insular, tanto de San Andrés como de Providencia, las cuales han desarrollado procesos históricos distintos y con implicaciones diversas (14-16). Balance a finales del siglo El siglo xx fue para el archipiélago un tiempo de cambios profundos y acelerados, en un intento forzoso del Estado por integrar el territorio a la nación y de la comunidad isleña por enfrentar la transformación de su cultura y sus costumbres. La visibilizarían de las islas ante el país y ante el mun-
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
do produjo consecuencias negativas para la vida social y natural, por lo que varios fueron los debates que se abrieron en torno a la búsqueda de soluciones para reparar los estragos del comercio, el turismo, la delincuencia y las migraciones, entre otros factores. Al mismo tiempo, el proceso continuo de la construcción de la identidad raizal para la comunidad de las islas ha significado la presencia de un conflicto con el otro migrante del territorio continental colombiano reconocido como “paña” y los extranjeros comerciantes, lo que ha creado relaciones de opuestos que atentan contra la convivencia y estabilidad de la sociedad. Un análisis (Avello y Giaimo 2000) que propone un modelo que explica la situación de aislamiento relativo que ha experimentado la isla de San Andrés durante el último siglo podría extenderse a la isla de Providencia, teniendo en cuenta que conforman un mismo territorio insular. El primer modelo se denomina “plataforma continental” y explica la idea según la cual el archipiélago está unido al continente a través de un puente. Este puente sería lo que se denominó a mediados de los años cincuenta del siglo xx “puerto libre”, y que buscaba solucionar los problemas de las islas convirtiendo a San Andrés en plataforma comercial. Básicamente, los problemas atribuidos a este modelo se centran en las crecientes demandas de recursos, especialmente de agua; acumulación de basuras; degradación de ecosistemas naturales; y la pérdida de la calidad del paisaje (7). Otro modelo, que se opone al anterior, surge a inicios del siglo xxi, es el de “isla”, que actualmente es implementado por Coralina para ejercer las normas ambientales vigentes en el país y generar un modelo de desarrollo sostenible. Este modelo intenta abrir la fachada de las islas al caribe y a Centroamérica para implementar un modelo de desarrollo específico basado en la cultura de los isleños y en la idea de desarrollo sostenible (Avello y Giaimo 2000, 8).
Siglo xxi
E
l inicio del siglo xxi se dio con la declaratoria del archipiélago como Reserva Mundial de la Biosfera en el año 2000. De acuerdo al análisis realizado por James (2014), después de las disminución de visitantes en la década de los noventa, en la primera década de este siglo (2000-2012) se han evidenciado dos tendencias: entre el 2000 y el 2009 se vio una lenta recuperación del turismo de visitantes de extranjeros y la agudización del narcotráfico. A partir del 2010 hubo un incremento considerable del turismo gracias a los turistas nacionales. Esto ha generado efectos sobre el medio ambiente insular y presión antrópica sobre los recursos naturales (219). A esto se suma la pérdida de una parte del territorio marítimo que ha prendido las alarmas del Gobierno nacional frente a la situación de la población isleña. Continuación de la fragmentación del territorio: litigio Colombia-Nicaragua A pesar de los avances en materia constitucional, los conflictos en el archipiélago persisten en la actualidad, especialmente en términos de territorio. Aunque Nicaragua ha reclamado el archipiélago como suyo desde el siglo xix, el 19 de noviembre de 2012 la Corte Internacional de Justicia (cij) con sede en La Haya falló sobre el litigio marítimo de los límites entre Colombia y Nicaragua. El fallo determina cambiar la antigua frontera marítima determinada por el Tratado Esguerra-Bárcenas, firmado en 1928, en el que se acordó el meridiano 82° como límite marítimo. Esto significó la pérdida de una gran porción de mar y una reacción de tristeza del pueblo y Gobierno colombianos (Díez 2014, 244). El proceso de litigio se inicia en el año 2001 con la demanda que presentó Nicaragua contra Colombia ante la cij. Este organismo internacional asume el litigio por la
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celebración del Pacto de Bogotá, suscrito el 30 de abril de 1948, en el que los países del continente americano se comprometen a resolver sus diferencias relacionadas con el territorio ante este organismo (Archbold 2015b, 19). Los orígenes de las contiendas territoriales se encuentran en las ocupaciones que se han hecho por parte de los países europeos desde el descubrimiento del archipiélago. Archbold (2015b) refiere un documento de 1807 en el que las islas de San Andrés y la Costa de Mosquitia quedan dependientes del Virreinato de Santa Fe. Este último territorio entra en grave crisis años después, lo que da como resultado su pérdida debido a la toma por parte del Gobierno de Managua y la celebración del tratado Bárcenas-Esguerra en el cual Colombia entrega la Costa de Mosquitia (22-23). A partir de este tratado se da inicio al fraccionamiento del pueblo creole ubicado en este amplio sector del caribe, hecho que implicó para sanandresanos y providencianos perder su conexión con otras comunidades creole y sus familias originarias (59). El tratado Bárcenas-Esguerra fue establecido entre Colombia y Nicaragua el 24 de marzo de 1928. El objetivo era fijar los límites entre los dos países y evitar cualquier reclamación futura. Sin embargo, el 1° de febrero de 1980 el Gobierno sandinista declaró inválido el tratado, esto dio origen a un conflicto diplomático con Colombia. Así, el 5 de diciembre de 2001, Nicaragua presentó finalmente la demanda contra Colombia ante la cij, ambos países expusieron luego sus argumentos de ejercicio de la soberanía sobre las islas, pero todo terminó, de manera negativa para Colombia, con la decisión del año 2012 por parte de la cij. La decisión de la cij causó una gran conmoción en el país, pero en mayor medida, por supuesto, en la población del archipiélago, debido a las consecuencias económicas y culturales que podrían llegar a afectar
a los pescadores y a la comunidad raizal en general. Como lo expresa Archbold (2015b) en su análisis sobre el conflicto territorial entre Colombia y Nicaragua, la decisión de la cij se basó en un total desconocimiento del territorio ancestral de la población nativa y produjo un fraccionamiento del pueblo creole. Según Archbold (2015b), la nación colombiana desperdició casi cien años de un proceso político para consolidar su posición en esta parte del territorio nacional (58). No obstante, este mismo autor (2015b) advierte que la despreocupación que tenía el Estado frente a la demanda establecida en el año 2001 debió ser revisada una vez la cij dio a conocer el fallo de excepciones preliminares, el 13 de diciembre de 2007. Colombia le solicitó a la cij que se declarara impedida para pronunciarse sobre el reclamo de Nicaragua, pero la respuesta fue que, si bien no podía fallar sobre la soberanía en las islas, tenía toda la competencia para realizar la delimitación marítima. Esto debió ser una primera alerta ante lo que se venía para el país en el año 2012. El evento se ha convertido en un argumento para la lucha por la comunidad raizal que ha iniciado su labor de defensa de la población isleña desde finales del siglo xx. De hecho, varias han sido las reclamaciones y va en aumento el descontento de la población de las islas por no ser consultada ni representada en la defensa que presentó Colombia ante la cij (Archbold 2015b). La negación por parte de la cij para que la población participara del proceso de litigio descansa en el artículo 34 de la carta de esa instancia, según el cual el tribunal solo se relaciona con Estados (67). En esta medida, a la población creole se le arrebata un espacio de participación en las decisiones que guiarán el destino de su territorio, por un lado, debido a que el Gobierno colombiano parece no reconocer su autonomía e importancia durante la toma de decisiones, y, por otro, en tanto no es un Estado.
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
Plan para San Andrés, Providencia y Santa Catalina A partir del fallo de la cij del 19 de noviembre de 2012, el Gobierno de Juan Manuel Santos y los gobiernos locales del archipiélago dieron inicio a la formulación e implementación de acciones adicionales y complementarias que conformarían el Plan para San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Entre 2011 y 2014 se multiplicaron las inversiones por parte del Gobierno Nacional con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los isleños. Este plan consistía en invertir 200 mil millones de pesos para financiar proyectos turísticos, de educación, servicios y cultura, y subsidiar a los pescadores afectados por la pérdida del territorio marítimo. Con base en las necesidades de las islas, algunas de las inversiones y de los avances realizados hasta el año 2014, son: ÁREA
AVANCES - Circunvalar San Andrés. Se han invertido $41.000 millones. Avance 75%. - Circunvalar Providencia. Se han invertido $22.280 millones. Avance 92%.
Sector Transporte, comprometido con San Andrés
- Dragado canales de acceso para puertos de San Andrés y Providencia. Invías suscribió convenios por más de 30 mil millones. Esto permitirá la entrada de buques más grandes, con esto se reduce el costo transporte mercancías y disminuye el precio para habitantes de la isla. - Combos de maquinaria. $1.530 millones para hacer mantenimiento de vías: ya se adquirieron cinco importantes maquinarias. - Estudio de movilidad y propuesta de sistema de transporte integrado. El - Departamento Nacional de Planeación (dnp) hizo convenio con la Universidad Nacional para estudio con recomendaciones.
Acciones por la movilidad entre San Andrés y Providencia
- Satena. Subsidios por $5.100 millones. Se han beneficiado 60.700 personas. - Servincluidos (transporte aéreo). Subsidios para 42.000 personas (23.700 turistas y 19.000 residentes). - Conocemos Navegando (transporte marítimo). Subsidios por $1.955 millones, que benefician a 36.200 personas. - Subsidios para mejoramiento de vivienda urbana. 170 subsidios para mejoramiento de vivienda en proyecto San Andrés Living Island for All.
Vivienda para San Andrés Islas
- Subsidios para vivienda nueva urbana. Se aumentó el número de salarios mínimos para el subsidio de vivienda nueva de 70 a 100. - Subsidios para vivienda rural. Convenio con el Banco Agrario en Providencia por $5.000 millones. Se beneficiarán 136 familias.
Agua potable y saneamiento básico en la isla
- Adicionalmente a los recursos del crédito, se adelanta la construcción del Alcantarillado del Distrito No. 4 (Natania), en San Andrés, (inversión de $28.387 millones). Avance: 16%. Cobertura de alcantarillado pasa de 0 al 100% en esta área, lo que implica un incremento del 44% al 73% en la prestación del servicio en la isla. Se benefician 24.000 personas. - Construcción de acueducto para Providencia y Santa Catalina. Inversión de $16.402 millones. Avance de obra: 60%. Se aumenta la cobertura del 60% al 82% de la población: 9.100 habitantes. Habrá servicio continuo los siete días de la semana y con buena calidad de agua.
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ÁREA
AVANCES - Montaje de proyecto piloto de piscicultura marina en San Andrés y Providencia. La consultoría está finalizada y se presentará en San Andrés. - Dotación de 46 motores de 4 tiempos a pescadores artesanales (27 en San Andrés y 19 en Providencia). Se vieron beneficiados 46 pescadores artesanales. - Entrega de 148 kits de seguridad marítima para pescadores artesanales: linterna, flashes, salvavidas, localizadores satelitales, alarmas de pánico y radio de comunicaciones, entre otros. Se beneficiaron 148 pescadores. - Subsidios para pescadores artesanales. Son 6 pagos mensuales por $1.800.000 cada uno. Se han realizado 5.621 pagos a 1.166 pescadores.
Turismo: el fuerte de San Andrés
- Proyecto productivo para pescadores industriales. Convenio entre el Departamento para la Prosperidad Social (dps), la Unidad de Gestión de Riesgo y la Cámara de Comercio de San Andrés. Se prevén seis pagos de incentivo de $600.000 cada uno, y la puesta en marcha del proyecto productivo. Se beneficiarán 70 pescadores que trabajaban en buques industriales. - Capacitación en fortalecimiento de cooperativas y asociatividad. Se han capacitado 905 pescadores en San Andrés y 298 en Providencia, para un total de 1.203. - Granja experimental – Acuaponía, con el apoyo del sena. - Fondo de Seguro Pesquero: se han cubierto los barcos pesqueros industriales. - Apoyo combustible para pesca industrial que busca financiar el 50% del costo del combustible. En total 24 embarcaciones se han visto beneficiadas con esta iniciativa. - Alternativas de Maricultura en Providencia. Se logró con la cooperativa Fish and Farm de Providencia. Se han creado 12 empleos directos. Se realizan experimentos con una diversidad de especies para generar mejores resultados en condiciones de cautiverio. - Cangrejo negro en Providencia. Beneficia a 123 familias de Providencia y Santa Catalina. - Becas de educación superior. Con una inversión de $34.500 millones de pesos se otorgaron créditos condonables para 700 alumnos: 600 para pregrado y 100 para posgrado. Se cubre el 100% del valor de la matrícula y se da un subsidio de sostenimiento. - Inversión en infraestructura y dotación educativa. Entre 2010 y 2014 se pusieron en marcha nueve proyectos de infraestructura.
Educación para San Andrés Islas
- Programa de Inmersiones en el Exterior. Se financió la inmersión de 15 docentes de inglés en Edimburgo (Gran Bretaña) por tres semanas, para fortalecer la enseñanza de inglés. - Programa de inmersión en inglés en Providencia. Se beneficiaron 357 docentes y se vincularon 59 posadas nativas y 33 trasportadores locales. Se espera promover a 368 docentes de básica y media del nivel B1 (pre-intermedio) al nivel de competencias B2 (intermedio) dentro del programa de formación. - Formación en procesos de enseñanza-aprendizaje de creole y de la cultura criolla en la educación preescolar y básica.
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ÁREA
AVANCES - Casa de la cultura de La Loma en San Andrés. Finalizado. - Casa Lúdica en San Andrés. Inversión de $3.000 millones. - Apoyo al Sunset Fest de Providencia.
Cultura: el valor de San Andrés
- Teatro Midnight Dream de Providencia. Fue inaugurado en marzo de 2014. Está dotado con equipos de última tecnología y tiene capacidad para 263 personas. En su construcción se generaron 120 empleos directos. - Centro de producción de contenidos culturales laso y Residencia de creación producción y emprendimiento Old Providence Sound Setters. Participaron 27 creadores, gestores y emprendedores colombianos, 4 brasileros y un equipo de 7 tutores expertos. Líneas de trabajo: producción musical, audiovisual, diseño gráfico y gestión de estrategias comerciales y digitales. - Dotación de la Casa de la Cultura de Providencia. Salas de cómputo dotadas de nuevos equipos y mobiliario.
Atención a primera infancia y jóvenes en San Andrés Islas
- Centro de Desarrollo Infantil en La Loma, en San Andrés. Beneficiará alrededor de 82 niños y niñas. - Estadio de béisbol para niños. Inversión que supera los $1.036 millones de pesos, escenario entregado a la Gobernación. - Realización de juegos de Mar y Playa 2013. Contaron con la participación de más de 1.000 deportistas en 10 disciplinas deportivas.
Deporte y recreación
- I Juegos Deportivos del Caribe Colombiano, 2015. - Programas entrenamiento en baloncesto, béisbol y fútbol. Se busca poyar la asistencia de las delegaciones de fútbol y baloncesto al festival deportivo de Colón, en Panamá, y la compra de implementos deportivos para beneficiar aproximadamente a 500 niños y niñas del departamento. - Intercambios deportivos. Proyecto en marcha desde 2012. 46 jóvenes del archipiélago han participado en intercambios en Jamaica, Estados Unidos de América y Austria en las disciplinas de atletismo, baloncesto y voleibol. - Equipos de cómputo y formación de docentes. 1.050 computadores y 4.710 tabletas. Beneficia a más de 9.000 niños y niñas de 23 sedes educativas. Se redujo de 20 a 2 la relación de niños por computador en el departamento. - Aulas digitales. 20 aulas digitales interactivas, 11 aulas de lectura interactiva. Se benefician más de 10.000 estudiantes.
tic: San Andrés conectado
- Banda Ancha. 1.212 accesos a internet para hogares de estrato 1 y 2, y 4 accesos para instituciones públicas. Proyecto en proceso de instalación. - 4 Puntos Vive Digital. Con este proyecto se han beneficiado 2.900 personas. - 9 quioscos Vive Digital. En proceso de instalación de 6 quioscos en Providencia y 3 en San Andrés. - Subsidio a la tarifa de internet para hogares de estratos 1 y 2. Se benefician 725 hogares.
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ÁREA
AVANCES
tic: San Andrés conectado
- Conectividad en Providencia. Implementación de radioenlace que conecta a San Andrés y a Providencia, y un anillo de fibra óptica alrededor de Providencia. Se beneficiaron 42 instituciones con servicio de internet y se entregaron equipos de cómputo a 25 mipymes del sector turístico. También se entregaron kits educativos a 5 instituciones educativas de Providencia. - 280 computadores para instituciones educativas de Providencia y Santa Catalina. Tres instituciones educativas de Providencia y Santa Catalina y se beneficia a 952 alumnos. - Estudio factibilidad para implementación de tecnologías de potencial térmico oceánico. Incluye conversión de energía térmica oceánica, aire acondicionado basado en agua del fondo oceánico.
Energía para San Andrés
- Diseño de Programa de Eficiencia Energética en San Andrés. Desarrollo de proyectos pilotos sobre eficiencia energética. - Proyecto generación de energía combinada con soluciones de agua potable y/o aguas residuales usando como fuente la energía solar. - Subsidios de energía. San Andrés cuenta con 19.300 beneficiarios de este subsidio. Se subsidia consumo de hasta 800 kwh/mes, en el resto del país esa cifra es 173 kwh/mes.
Salud para San Andrés
- Mejoramiento, recuperación, dotación biomédica e industrial y de infraestructura de la red prestadora de servicios de salud de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Se benefician el Hospital Amor de Patria, el Hospital Local de Providencia, y los Puestos de Salud de La Loma y San Luis de San Andrés. Inversión: $4.000 millones de pesos. - Expedición del Decreto 2273 del 11 de noviembre de 2014 que permitirá realizar transferencias de recursos del Sistema General de Participaciones para subsidiar la prestación del servicio de salud de manera directa. - Ordenamiento territorial con enfoque de derechos Raizales. Se han contratado 15 profesionales en San Andrés y 8 en Providencia y Santa Catalina para la elaboración de los insumos. Proyecto en ejecución. - Registro de población. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (dane) ya cuenta con los resultados preliminares, pero se realizará un tercer levantamiento para reducir la cantidad de hogares que no han sido encuestados.
Asuntos de población y territorio
- Acompañamiento a Consultas Previas: en especial para la ampliación del aeropuerto, el parque de energía eólica de Sopesa, la “planta de residuos sólidos urbanos de Sopesa” y el dragado del puerto de la isla de San Andrés. - Estatuto raizal. El Ministerio del Interior está apoyando la formulación participativa. - Caracterización de la población raizal. Con base en los resultados del registro de población del dane, se pretende identificar las condiciones socioeconómicas y demográficas de la etnia raizal, así como el estado de su cultura. - Estación de Bomberos de Providencia. Proyecto pendiente de que la alcaldía entregue la documentación completa para iniciar procesos en Fonade.
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ÁREA
AVANCES
Defensa: protección en San Andrés Islas
- Escuela de policía raizal. Inaugurada en febrero del 2013 (se graduaron 30 policías con el grado de patrulleros). Se encuentran en proceso de formación 31 estudiantes con beca (matrícula, equipo y bonificación mensual). - Estación de Guardacostas de Providencia. Inversión: $8.600 millones.
Empleo y formación para el trabajo en las Islas
Acceso al crédito
- Adecuación y puesta en funcionamiento de simuladores de navegación full mission gama media del sena. 84 aspirantes para la cualificación y calificación con experticia en maniobras de atraque, desatraque y conducción de embarcación. - Banco Agrario. 77 créditos por valor de $1.482 millones de pesos, entre otros destinos, para financiar el costo de faenas de pescadores industriales. - Bancoldex. Cupo especial de crédito para las empresas del archipiélago que mejora las condiciones de financiación para los empresarios.
Cuadro 5, Avances realizados por el Plan para el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina Fuente: elaboración propia con base en: Urna de Cristal. Portal de participación ciudadana, 18 de noviembre de 2014, Una a una acciones del Plan San Andrés, dos años después del Fallo de La Haya. Recuperado de http://www.urnadecristal. gov.co/gestion-Gobierno/plan-san-andres-fallo-de-la-haya.
Exploración de hidrocarburos Colombia y Nicaragua tiene la intención de llevar a cabo exploraciones en busca de hidrocarburos en el territorio marítimo que corresponde a la Reserva de Biósfera Seaflower. Ha sido la acción de tutela llevada a cabo por el archipiélago la que ha detenido estas exploraciones y el intento de Nicaragua de desarrollar este proyecto en el año 2013 (Archbold 2015b, 16). Sin embargo, comenta Archbold (2015b), no deja de preocupar la ambivalencia frente al destino de la Reserva Seaflower en la decisión tomada por la cij, puesto que una buena parte de esta quedará del lado de Nicaragua y se desconoce si se seguirán otorgando bloques de exploración de hidrocarburos, ya que la Agencia Nacional de Hidrocarburo (anh) ha reconocido que se están haciendo pruebas de sísmica en el archipiélago (102).
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― Cultura ― Mitos y leyendas
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l paisaje montañoso de Providencia se explica por una leyenda isleña, según la cual... Un día el diablo vino a visitar la isla y, al quedar embelesado con tanta belleza natural, se estrelló contra una de sus montañas rocosas y la partió. Con el golpe contra lo que hoy en día se llama “Split Hill”, se le quebraron sus cachos. Estos se multiplicaron y se esparcieron por toda la isla. Se volvieron espinas enormes de un árbol muy abundante que los isleños llaman “cockpur” por su semejanza a las espuelas que tienen los gallos. Estas espinas, apareadas como cachos a lo largo de las ramas, se resguardaron por furiosas hormigas que solo con que el caminante mueva una hoja, se precipitan a millares sobre él y penetran hasta la piel produciendo un intenso dolor. (Vollmer 1997, 18)
puesto que en algunos cuentos aparece como galán o como madre. Se le conoce como Miss Nansi, Old Nanci o Beda Anansi (Brother Nansi, en criollo). Estas historias provienen de la tradición Ashanti, de donde provenían los esclavizados traídos a la Región Caribe y que pertenecían a los grupos fantis, ashantis y ewes de la Costa de Oro (Díez 2014, 120). Creencias religiosas
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a religión protestante y la religión católica son las religiones predominantes en el archipiélago y han estado en conflicto desde que la segunda fue introducida, a partir del proyecto del Gobierno de colombianizar las islas. Sin embargo, hay un tercer elemento en contra del cual la Iglesia cristiana se ha enfrentado y son las creencias provenientes de los cultos africanos que proceden de la presencia de esclavizados que hubo alguna vez en las islas y la relación con cultos del Caribe.
Los mitos y leyendas que representan la identidad isleña se han ido construyendo desde los inicios del poblamiento a partir de historias originarias de las religiones presentes y de las creencias africanas, las cuales permitieron dar un significado a las experiencias de vida en el territorio insular. Una de las narraciones más representativas es la de la araña Anansi. Los cuentos alrededor de esta araña provienen de África y permitieron a los esclavizados traídos desde ese continente sobrellevar la travesía de horror a la que fueron sometidos para llegar a América. Anansi es una astuta y tramposa araña que siempre logra engañar a un tigre; representa las habilidades de una especie más pequeña, pero fuerte. Anansi es amarilla, tiene patas negras, no tiene sexo definido,
Los puritanos definieron el credo durante el periodo de la colonización. Luego de la pérdida de su poder no hubo una definición religiosa clara, pues las iglesias eran usadas como bodegas para el contrabando inglés y el comercio de madera y pesca permitió la entrada de personas bastante heterogéneas a las islas (Pedraza 1988, citado en Ratter 2001, 67). Para Díez (2014), con la llegada de los piratas a las islas la misión religiosa de los puritanos ingleses decayó completamente hasta desaparecer. Ante este vacío de creencias, las prácticas traídas por los esclavizados desde África florecieron. Bottom House se convirtió en un templo de adoración de los dioses ashantis todos los días a las seis de la tarde, con danzas, cantos, alabanzas
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y sacrificios de gallos. El exorcismo de los espíritus malignos (duppies) y los cuentos de Anansi orientaron la vida de la comunidad por mucho tiempo (Díez 2014, 177-178). Ya para el siglo xix el esfuerzo por evangelizar la isla se hizo más fuerte con el papel representado por Philip Beekman Livingston, nacido en Providencia y enviado a estudiar a Estados Unidos. A su regreso, en 1834, emancipó a los esclavizados de su familia por solicitud de su padre —en otras versiones de la historia se trata de la madre— y se dedicó a catequizar y a enseñar a leer y escribir a la población esclava, luego fundó la primera comunidad bautista de San Andrés (Ratter 2001, 68). Por su parte, la Iglesia católica hizo su aparición en el territorio insular a inicios del siglo xx, exactamente en 1902, con la llegada de jesuitas que bautizaron a los primeros 32 isleños (Ratter 2001, 50). En esto pudo haber una gran influencia del prefecto Ramírez que, en 1890, comunicó a sus superiores sobre la influencia de las escuelas públicas en la antipatía que sentían los isleños por los funcionarios al ser dirigidas por personas de habla inglesa y protestantes. El Gobierno central remitió a la isla la comunidad de los capuchinos, con quienes los jesuitas tuvieron fuertes tensiones a pesar de pertenecer a la misma Iglesia. El objetivo de los capuchinos era colombianizar las islas y gracias al apoyo del Gobierno impartieron educación gratuita y otorgaron becas para practicantes de la religión católica. Este proceso educativo se dio entre 1926 y 1975 (Vollmer 1997, 64). Culturalmente, las creencias religiosas presentes en el archipiélago tienen una influencia determinante en la población. Gracias a ellas se han definido códigos y costumbres que siguen los habitantes de acuerdo a la religión que pertenezcan. Así, se tiene definido que los sábados son los días de credo para los adventistas y los domingos lo son para los bautistas y católicos.
Estos días los seguidores se visten de manera formal. Las misas católicas se hacen en inglés y español, y los oficios bautistas y adventistas se hacen en creole (Rivera 2002, 96). Celebraciones
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l argumento de Wilson (2004) acerca de valores como la reputación y la respetabilidad que predominan en la isla de Providencia y que jerarquizan a la población, se sustenta en el análisis de diversas actividades culturales que caracterizan a la comunidad. Una de estas es la fiesta, actividad organizada, planificada y pensada para realizarse en la casa de alguien. De acuerdo a su clasificación, Wilson (2004) plantea tres tipos de fiestas: la de invitación, la fiesta pagada y la fiesta pública. La primera se caracteriza por ser organizada por una pareja de un hogar y la lista de invitados es cuidadosamente diseñada y aprobada por cada uno de los concurrentes. Esta costumbre proviene de una familia migrante de Suecia, los Sjogreens, quienes fueron reconocidos por sus espectaculares fiestas en Providencia. Por otra parte, en una fiesta pagada, si bien es privada, se cobra por la entrada. El objetivo de este tipo de fiesta es recaudar dinero, por lo que tiene un carácter más popular. La noticia de la fiesta es comunicada de manera informal, así que no hay invitaciones a familias específicas. La fiesta pública es generalmente ofrecida por el Gobierno para la celebración de una fiesta nacional. Si bien asiste toda la población, el nivel de atención a los invitados difiere entre las personas de clase alta y las personas de clases populares (Wilson 2004, 134-138).
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Rituales: bautizos, matrimonios y velorios
conservada y apropiada por la población de las islas (orfa 2013, 64).
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os rituales de la vida personal y social que representan las diferentes fases de la vida son experimentados en las islas e influenciados por una serie de conocimientos transmitidos de generación en generación y se originan en la religión y por parte delos habitantes que han poblado la isla provenientes de Europa, África y la Región Caribe. Si bien la religión ha sido una variable importante al definir actividades alrededor de los rituales como el bautizo, el matrimonio y el velorio, las prácticas culturales no se pueden desligar de la cultura del mar y las expresiones resultantes de la insularidad. Bautizos
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Matrimonios
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diferencia del carácter jerárquico de los tipos de fiestas expuesto por Wilson (2004), en los eventos sociales relacionados con los ciclos de la vida no están acentuadas las diferencias sociales. Las bodas se realizan en el hogar de los novios y se hacen bajo propio costo. La ceremonia se lleva a cabo en la iglesia y la recepción en una de las casas de los novios juntos con sus familiares y amigos. Se ofrece comida y refrescos y se comparte un baile (138). Apunta Robinson (s. f.) que los preparativos en torno al matrimonio recrean las creencias supersticiosas de la identidad raizal, así,
s así que el bautismo tiene un fuerte contenido religioso gracias a la influencia de la Iglesia bautista en las islas y, al mismo tiempo, una concepción del mar en el que se desarrolla este ritual. orfa (2013) resalta en su estudio sobre las manifestaciones culturales de la identidad raizal, el fuerte componente espiritual y la creencia en un ser superior de la población isleña. El bautismo es un acto simbólico signo de purificación en el que muere el pecado y nace una nueva vida. Es practicado por bautistas, feligreses de Misión Cristiana y adventistas del Séptimo Día y se realiza en el mar cerca de las playas donde el agua es clara en el que los bautizados son sumergidos y emergidos (orfa 2013, 63-64). Esta práctica inició en las islas con los procesos de evangelización y ha perdurado en las diferentes denominaciones religiosas presentes. Aunque en la Biblia se señala que esta práctica debe hacerse en río la geografía del archipiélago permitió la adaptación del ritual al mar. Sin embargo, aunque se trata de una manifestación esencialmente religiosa, es un práctica cultural aceptada,
el vestido de la novia no puede ser visto ni por extraños y menos por el novio antes de la boda, la torta principal de matrimonio no se distribuye sino entre los familiares y amigos más cercanos días después de la celebración toda vez que una prenda de la novia o una porción de la torta en manos enemigas pueden ser causantes de desgracias en la vida de la nueva pareja. (s. f.)
Velorios
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or su parte, los velorios son menos organizados y su duración depende de la hora de la muerte. Cuando el pastor o cura realiza los ritos y el médico confirma la muerte, un joven cabalga alrededor de la isla anunciando la muerte de la persona. Anteriormente era usado el Conch Shell Blowing, o concha de caracol, como medio de comunicación oral para transmitir la noticia del fallecimiento (orfa 2013, 57). La casa del fallecido es arreglada cubriendo espejos, cerrando ventanas, de-
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teniendo relojes y alistando el cuerpo. Mientras tanto, los acompañantes alistan sillas, preparan café y galletas para atender a los asistentes. Durante la noche se cantan himnos, se bebe café, se cuentan historias y el carpintero trabaja en el patio haciendo el ataúd. Se trata de un momento en el que la gente de toda la isla se junta para dar consuelo y apoyo (139-140). Alimentación
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a alimentación de la población del archipiélago se compone de diversas influencias provenientes de los primeros pobladores anglosajones, africanos y miskitos. La relación con el océano es un factor determinante que complementa la dieta de los isleños al acceder a la comida de mar. De igual forma, la religión ha sido una importante influencia en la significación que se le ha asignado con los alimentos. Entre la comida típica se encuentran los siguientes platos:
TIPO DE COMIDA
Platos fuertes
Postres
DENOMINACIÓN EN ESPAÑOL
DENOMINACIÓN EN INGLÉS
Rondón
Run down
Sopa de cangrejo
Crab soup
Bola de cangrejo
Crab balls
Cangrejo relleno
Crab backs
Empanadas de cangrejo
Crab patties
Cangrejo guisado
Stewed crab
Bola de caracol
Conch balls
Ensalada de caracol
Conch salad
Pescado guisado
Stewed fish
Langosta guisada
Stewed lobster
Caracol guisado
Stewed conch
Salpicón de pescado
Minced fish
Cerdo guisado
Stewed pork
Pollo guisado
Stewed chicken
Torta de plátano
Plantain tart
Torta de pan
Bread pudding
Torta de fruta de pan
Breadfruit cake
Pastel de limón
Lemon pie
Pastel de coco
Coconut pie
Pastel de auyama
Pumpkin pie
Torta de auyama
Pumpkin cake
Torta de jengibre
Ginger cake
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DENOMINACIÓN EN ESPAÑOL
TIPO DE COMIDA
Postres
Otros
DENOMINACIÓN EN INGLÉS
Torta volteada de piña
Pineapple upside-down cake
Torta de navidad
Christmas fruit-cake
Budines de diferentes frutas
Puddings of various fruits
Galletas de miel de caña
Sugar cake
Dulces de grosella, ciruela, coco y piña
Stewed fruits of jumbalin, plum, coconut or pineapple
Especie de bebida lacteal parecida al kumis
A sour milk drink
Peto-colada de maíz
Corn beverage
Torta de yuca
Bami
Pan de coco
Coconut bread
Galletas de la jornada o panecillos
Journey cakes
Roscón
Bun
Cuadro 6, Comida típica del archipiélago Fuente: Díez 2014, 307.
Un alimento bastante reconocido en el archipiélago es el que se conoce como run down. Se asemeja al pancoger de los españoles o al sancocho de los antioqueños y se compone de frutos de mar y tierra. Así, se mezclan en este plato caracol pala (conch), cangrejo o pescado con yuca, batata dulce, ñame, cuatrofilo o bosco (plátano verde y maduro), pan de fruta, ahuyama, cola de cerdo (picteil) y, en ocasiones, iguana y rocko. Se prepara en un caldero sobre leña. En la leche de coco se coloca albahaca, pimienta y picante al gusto. Se agrega poco a poco cada ingrediente y se cubre con arepuesla de harina (dumplings), receta traída desde New Orleans de origen británico (Díez 2014, 303). El journey cake es un alimento importante para la población del archipiélago y es un pan de molde hecho a base de coco. Se preparaba en otros países de herencia anglosajona para la jornada de trabajo. Según la costumbre de la población raizal protes-
tante la comida debía prepararse con anticipación para dedicar el día domingo a los ritos y la oración. El jon-ny-cake —transformación del nombre original— se convirtió en la comida típica del día domingo (Sánchez 2009, 77). La fruta de pan (artocarpus altilis) es un fruto de crecimiento silvestre que se da en muy pocos lugares del país, entre ellos, el archipiélago. En las islas se conoce como breadfruit, es de gran tamaño y tiene un diámetro máximo de 30 cm. Este fruto es de consumo generalizado para satisfacer la demanda local. Se sirve frito o cocido como acompañamiento y se consume cuando aún está verde (Universidad Nacional de Colombia, s. f.). También se prepara en postres y crece en los patios de varias viviendas isleñas.
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La cultura del mar
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a relación de los isleños con el mar trasciende los roles ejercidos para la subsistencia y el entretenimiento, y se convierte en un eje de la identidad y el patrimonio cultural del archipiélago (orfa 2013). El fuerte vínculo con el mar ha tejido el modo de vida de los isleños desde los primeros poblamientos de las islas. El mar se ha convertido en el medio por el cual los isleños llegaron al territorio, se han comunicado con el mundo y que les provee sus alimentos a través de la pesca o llega a ellos desde otros lugares (19-20). En la cultura isleña el mar es un referente vital que constituye la identidad de los pobladores y les permite construir su relación con el mundo. El mar define relaciones, percepciones, modos de subsistencia y roles sociales relevantes como los de los pescadores y navegantes. El territorio del archipiélago está definido también por el mar: en el caso de las islas, ese territorio no son únicamente las partes terrestres donde se construyen las casas y donde muchos desarrollan las actividades diarias. Los isleños raizales viven en pequeñas islas donde la tierra es escasa pero, en cambio, están rodeados de mar. Es por eso que el territorio raizal también es el mar, del cual dependen tantas cosas de la vida cotidiana isleña. Entonces, la memoria también une a los isleños con el mar. (Márquez 2013, 28)
De acuerdo con informe de la orfa (2013), la población isleña consultada priorizó el mar como el principal y más importante patrimonio de la cultura raizal, que se manifiesta en un conjunto de conocimientos y tradiciones que constituyen la identidad. En esa medida, las manifestaciones y prácticas culturales relacionadas con lo marino-costero se comprenden en un conjunto de saberes, conocimientos ancestrales y prácticas
culturales raizales en su convivencia con el mar que, a su vez, se concentran en varios elementos puntuales: 1) conocimientos tradicionales sobre la pesca en el pueblo raizal (sus habilidades, secretos y utensilios); 2) la embarcación cat boat (o catboat como verá más adelante) y el Cat Boat Race; 3) el Conch Shell Blowing (concha de caracol para comunicar mensajes); y 4) el bautismo en el mar. A continuación presentaremos estas y otras manifestaciones culturales de la población isleña. Pescadores y navegantes Pescadores La pesca es una actividad que predomina en el archipiélago y de la cual no se puede prescindir al estar rodeado de tan vasto océano. Por siglos, ha sido parte del modo de subsistencia de los isleños y se ha convertido en uno de los roles de mayor importancia y más significativos para la población. La pesca se considera una actividad predominantemente masculina y se realiza con la ayuda de artefactos como canoas, redes fijas y trampas. Wilson (2004) lo expresa de la siguiente manera en su estudio sobre Providencia: “La pesca es muy tranquila y se hace tanto por deporte como para la subsistencia. Como lo expresa mi amigo Isaac: ‘fuera del arrecife no hay mujer que te moleste, es tan buen deporte como una botella de Jom´s Toddy (ron)’” (48). No obstante, actualmente también hay mujeres que participan de la pesca. Los conocimientos tradicionales sobre la pesca se desarrollan en torno a varios momentos o actividades. El primer momento se trata de la actividad de pescar para la subsistencia y del proceso enseñanza-aprendizaje de generación en generación de ejercicios como la búsqueda y preparación de la carnada. El segundo momento es la preparación, fabricación y utilización de objetos e instrumentos como la nasa (fishpot), la caja de vidrio (waterglass),
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el cordel de mano con anzuelos y la canoa o cat boat. Un tercer momento lo constituye el conjunto de saberes, técnicas y costumbres alrededor de la pesca, como la trasmisión de los conocimientos de la ubicación de los bancos de pesca; los cambios del tiempo, de las corrientes y de la temperatura del agua; los días y horarios de faena; la marcación para la ubicación de las nasas; el manejo de mareas y las fases lunares; y los sistemas de autocontrol para la preservación de las especies (orfa 2013, 29-30). La labor de pescar trasciende el hecho de obtener las especies y abarca un conjunto de saberes.
diversos tipos de técnicas de pesca que conservan de sus antepasados y otras que a las que se han ido adaptando por la introducción de innovación. Estas técnicas son: - Pesca a profundidad con palangre vertical, deep water fishin´ o sounding: consiste en lanzar una línea de plástico con varios anzuelos con carnada a una gran profundidad. Antes se hacía a mano y actualmente muchos usan manivelas para reducir el esfuerzo. Se utiliza sistemas de posicionamiento global (gps) y fishfinders (usa reflejo de las ondas sonoras) para localizar los sitios de pesca y los peces.
Volverse pescador no solo consiste en aprender a manejar cordeles o arpones, a sumergirse varios metros conteniendo la respiración o a tener paciencia bajo el sol, también hay que aprender a descifrar el mar, los vientos, las corrientes y los peces. Hay que desarrollar la vista hasta que lo uniforme adquiera sentido y se convierta en un mapa de indicaciones, hitos, lugares. (Márquez 2005, 41)
- Pesca somera con línea y anzuelo, shallow water fishin´ o line fishin: consiste en lanzar una línea de plástico (antes con línea de algodón) con varios anzuelos con carnada a poca profundidad. Se capturan especies arrecifales.
Los isleños fueron reconocidos como famosos cazadores de tortugas, las cuales eran unas de las principales formas de obtener dinero para comprar algunas cosas que no se tenían en las islas. Estos animales se pescaban en goletas y cat boats. También pescaban otras especies con línea de mano y nasas, para la subsistencia. Esta actividad la combinaban con la agricultura y la cría de animales domésticos (Márquez 2013, 52). El conocimiento de la técnica para la captura de tortugas fue recibido de los indígenas miskitos de Nicaragua y de los vecinos de las Islas Cayman (orfa 2013, 31). Según Márquez (2013) la pesca es un fundamento de la cultura isleña y el sustento de varias familias en el archipiélago. Si bien la caza de tortugas desapareció por la prohibición que se estableció debido al peligro de extinción, los isleños siguen acudiendo a
-Buceo o divin´: sumersión en el mar para la caza de especies marinas. Puede hacerse a pulmón o tanque, aunque este está prohibido en el archipiélago. Se usa equipo de buceo, arpón ( fishin´ gun) y gancho (hook). - Nasas o fishpot: se trata de una trampa para peces, con una o varias entradas, que se coloca en el fondo del mar. Originalmente se hacía con fibras vegetales pero actualmente se fabrican con alambre; hay muy pocos pescadores comerciales que las usan (Márquez 2013, 62-63). Un instrumento que se ha usado en la pesca por los isleños es el waterglass, el cual es un cajón de madera de 12 por 12 pulgadas con un fondo de vidrio que al posarlo sobre la superficie del mar permite observar el fondo marino. Este elemento era utilizado especialmente para ubicar la presencia de tortugas. Otra técnica aprendida por los pescadores fue la tortuga falsa, la cual se tallaba en madera y se colocaba en el agua
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para que flotara y aparentara ser una tortuga hembra para atraer tortugas macho que salían a la superficie (orfa 2013, 32-33). El uso de los métodos y artes para la pesca ha ido variando desde la mitad del siglo xx gracias a la introducción de materiales con la apertura del Puerto Libre. Así, por ejemplo, los cordeles de algodón fueron reemplazados por los cordeles de plástico y el uso de canoas o cat boats por lanchas con motores fuera de borda (orfa 2013, 30-31). Las zonas de pesca de los isleños están más allá del arrecife. Las zonas de pesca son conocidas como los bancos Quitasueño, Serrana, Roncador, Sudsueste, Estesudeste, Serranilla, Bajo Nuevo y Bajo Alicia. Para poder alcanzar esas grande distancias los isleños desarrollaron habilidades para la marinería y la navegación (Márquez 2013, 65). En Providencia se ubican alrededor de toda la isla: Fresh Water Bay, Smoothwater Bay y Santa Isabel (Márquez 2005,32). Como se observa, la pesca ha sido una práctica tradicional en el archipiélago y un referente cultural para sus pobladores. En sus inicios esta actividad fue necesaria para la subsistencia, pero luego se convirtió en un medio para obtener ingresos. De este modo, la explotación de recursos marinos se acrecentó, ejerció presión sobre el medio y generó el deterioro del ecosistema marino (Márquez 2005, 1). Navegantes El océano, además de proveer a los isleños elementos para la subsistencia, se convierte en un espacio para la diversión y la exposición de las habilidades de los habitantes. La navegación es una actividad de suma importancia para los isleños, especialmente para la población de Providencia (Wilson 2004), en tanto que se conjugan valores como la respetabilidad, gracias a la participación en las carreras de canoas. Las canoas son embarcaciones de vela construi-
das y su importancia radica en que: “las apuestas son siempre grandes y, contrario a las carreras de caballos, las carreras de canoas proveen un sentido de participación de la comunidad, ya que las canoas, además de estar identificadas con sus propietarios, se identifican con las comunidades” (Wilson 2004, 54). Los navegantes son reconocidos en relación directa con sus embarcaciones. De ahí que la navegación esté fuertemente unida a la construcción de canoas y botes. Los conocimientos para navegar y construir dependen de la transmisión de generación a generación y son reconocidos actualmente como uno de los mayores patrimonios a rescatar en el archipiélago: La navegación es un arte que se aprende con los años. El arte de ver el mar y de entenderlo, de leer sus cambios y saber qué puede ocurrir, el arte de construir embarcaciones, de saber unir las piezas para hacer un modelo que sirva para lo que se necesita. (Márquez 2013, 29)
La navegación es un rasgo cultural que identifica a la población raizal. Comenta Márquez (2013, 31) que la navegación tradicional del archipiélago se viene consolidando desde hace 400 años, debido a que los isleños son descendientes de marinos, navegantes y pescadores. En la memoria compartida permanece la actividad tradicional de construir embarcaciones y navegarlas. Los tipos de embarcaciones de mayor uso en las islas han sido:
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- Goletas: estas embarcaciones unieron en tiempos anteriores el archipiélago con lugares del Caribe como Bluefields, Puerto Limón, Bocas del Toro, Colón y Cartagena. Algunas fueron construidas en San Andrés desde el siglo xviii y otras fueron traídas desde Islas Cayman. Aunque ya no se usan, actualmente siguen vivas en la memoria de los abuelos.
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- Canoas: estas embarcaciones son heredadas de los indígenas de la región (Centro América) y fueron llevadas por los colonizadores británicos a las islas del caribe. Hasta hace 20 o 30 años eran canoas indígenas llevadas desde Nicaragua y Panamá al archipiélago y acondicionadas por carpinteros isleños. - Catboats o cat boats: provienen de las Islas Cayman alrededor de los años veinte (orfa 2013, 47). El conocimiento de las canoas por parte de los colonos británicos permitió crear nuevas embarcaciones con la suma de los conocimientos indígenas, europeos y africanos. El acondicionamiento de las embarcaciones se hizo para cazar tortugas (Márquez 2013, 32-35). Estas últimas embarcaciones, aparte de ser usadas para la pesca, han sido usadas para realizar regatas y entretener a la población isleña. Así que después de que los cat boats dejaron de usarse para pescar, por la introducción de lanchas con motor, empezaron a diseñarse especialmente para correr. Se importaron velas y mástiles de mayor tamaño y materiales más resistentes (Márquez 2013, 58).
Los cat boats representan parte de la identidad de la población isleña y de las manifestaciones culturales, puesto que el uso que significó para la pesca se extendió al uso recreativo y lúdico. Los cat boats son usados para llevar a cabo las competencias denominadas cat boat races las cuales se llevan a cabo en el mar y dan origen a apuestas, cábalas y predicciones, todo esto en un ambiente festivo en el que participa toda la comunidad. Generalmente, se llevan a cabo casi todos los sábados. El sujeto protagonista es el capitán calificado, quien reúne una serie de conocimientos y habilidades alrededor de la pesca, la navegación guiada por el viento y las corrientes (orfa 2013, 44). Esta práctica cultural se originó de manera espontánea en las faenas de pesca artesanal que emprendían los pescadores hacia el sitio de pesca ( fishing ground). Se hacían apuestas para establecer qué pescadores podían llegar primero a los sitios de pesca y volver al punto de partida. De este modo se hacía más entretenida la jornada pesquera (orfa 2013, 45). Antes de la llegada de los cat boats provenientes de la Islas Cayman las regatas se hacían en canoas (Márquez 2005, 36). Constructores de casas en madera y constructores de embarcaciones
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a madera ha sido un material valorado por los isleños como primordial para el desarrollo cultural del archipiélago. La madera les ha brindado techo y formas de transportarse, por lo que el trabajo que han adelantado diversos constructores, carpinteros y artesanos ha sido reconocido como una de las expresiones culturales de la identidad isleña.
Fotografía 1, Cat boat en regata Fuente: Márquez 2013, 58.
Los intercambios comerciales durante el siglo xviii consolidaron la expresión arquitectónica y permitieron la llegada de comerciantes, médicos y los primeros constructo/74
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res de casas. Los constructores se ubicaron al norte de San Andrés y gracias a ellos la arquitectura depende del transporte marítimo, debido a la necesidad de materiales, las herramientas y el mobiliario heredado de los barcos (Sánchez 2009, 79). Uno de los constructores más reconocidos fue el capitán de goletas jamaicano Palmerston Coulson, quien impulsó la construcción de casas y goletas en San Andrés a principios del siglo xx (80). Por otra parte, los constructores de embarcaciones adquieren, por supuesto, todo su reconocimiento en el contexto del mar y de la necesidad que tienen los pobladores de medios de transporte para la pesca y las tradiciones culturales. Aunque las embarcaciones con motor fuera de borda han ido desplazando desde mediados del siglo xx a las canoas y los cat boats, estas embarcaciones aún existen en las islas y son utilizadas para los eventos de carreras de botes. Es por eso que las embarcaciones construidas por artesanos y carpinteros aún tienen vigencia y valor para la población. La construcción del cat boat se hace con el método de caleteo, en el cual se usan tablas de madera de cedro o caoba con una medida de 1x4 pulgadas, dentro de las cuales se introducen fibras de origen natural. Las fibras se mezclan con aceite y las tablas se unen con puntillas de cobre. Al contacto con el agua la madera se dilata y las fibras quedan atrapadas entre las dos aguas, con lo que se evita la filtración (orfa 2013, 48). A pesar de que estas embarcaciones fueron traídas de Gran Cayman a principios del siglo xx, hacia los años cincuenta comenzaron a construirse en Providencia (orfa 2013, 49). De acuerdo con la investigación de orfa (2013) la construcción de un cat boat se considera un ritual. Esta labor implica para el constructor de embarcaciones la elaboración del croquis mental, el corte del árbol de cedro, el tratamiento de la madera y el armado de las piezas. Al final del
proceso se coloca el nombre otorgado por el propietario y un número para la suerte (48). En la década de los setenta llegaron desde el continente pequeñas lanchas construidas en marine plywood y luego los isleños comenzaron a construir lanchas de madera que eran adecuadas para adaptarles motor. Los constructores diseñaron modelos propios que son actualmente distinguidos: Landel Robinson Model (Márquez 2005, 85). Cuenta Márquez (2005) que los constructores de embarcaciones reconocidos en Providencia han muerto y la tradición de construir embarcaciones está en vías de desaparecer. Las embarcaciones en madera han sido reemplazadas actualmente por la lanchas de fibra de vidrio que empezaron a llegar en la década de los ochenta (85). Otras prácticas culturales
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n el archipiélago se reconocen otras prácticas culturales que se originan del sincretismo entre los antiguos ritos de los esclavizados y el fuerte proceso de cristianización al que se sometió a la población. Las peleas de gallos y las carreras de caballos se convirtieron en unas de las tradiciones más importantes de las islas. Las peleas de gallos tienen lugar en la actualidad en las islas y se desarrollan cada sábado en la gallera de Casa Baja (Bottom House), a veces en la playa Suroeste o donde pueda improvisarse (Díez 2014, 130). Por su parte, las carreras de caballos que se realizan en las playas aún se llevan a cabo en Providencia y son una tradición hípica heredada de Luis Aury (168). Las “tómbolas” son fiestas que se realizan los días festivos. Las más reconocidas son las que se hacen en la playa Manzanillo, en Providencia, y las más famosas son las que se hacen el viernes santo, el 25 de diciembre y el 1 de enero. Las familias se reúnen para preparar el rondón y disfrutar de música (Rivera 2002, 95).
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― Vivienda Isleña ― “La historia de la isla permanece viva en sus casas tradicionales. Ellas son el testimonio en pie de los modos de vida y las tradiciones de sus antiguos pobladores, y son, por tanto, parte de la historia de su gente; de quienes allí vivieron y de quienes la habitan. Algunos de ellos ya no están, pero sus casas permanecen como memoria de una historia propia y a la vez compartida”. Clara Eugenia Sánchez
Características de la vivienda
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astrear los orígenes y el desarrollo de la vivienda isleña nos permite acercarnos cada vez más a la comprensión de lo que constituye la identidad raizal de la población del archipiélago. Por supuesto, la vivienda isleña es una de las múltiples manifestaciones del pueblo raizal, pero que involucra una concepción del mundo y un acercamiento a los orígenes del asentamiento en las islas a través de elementos estilísticos y técnicas constructivas. La relevancia que tienen las casas del archipiélago recae en la conformación de un patrimonio cultural que da fuerza a la población raizal y aporta a su identidad. De este modo, como indica Vélez (2006), “es símbolo de estatus tener una casa que represente la identidad de la arquitectura isleña del Caribe. Tener una casa que represente la identidad de la arquitectura isleña del Caribe confiere ‘respetabilidad’” (37). Orígenes, influencias y desarrollo
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n los inicios del poblamiento de las islas, como señala Vollmer (1997), aunque no se presentaban diferencias de clase entre los sectores, la distinción de prestigio se reflejaba en las características de las viviendas. Como señala Sánchez (2009) la vivienda en madera que se encuentra en San Andrés tiene su origen en
el poblamiento que se dio entre los siglos xviii y xix en el caribe, por lo que guarda una gran semejanza con la arquitectura vernácula de lugares como Bocas del Toro y Colón (Panamá), Puerto Limón (Costa Rica), Bluefields (Nicaragua) e Islas de la Bahía (Honduras), ciudades con las que se mantuvo un fuerte intercambio comercial y cultural (6). Anota Vélez (2006) que los amos y esclavizados adaptaron los espacios y las formas de la arquitectura doméstica británica desde el periodo gótico. De este modo, materializaron en madera lo que en Europa había construido en materiales como la piedra durante los siglos xii y xiii, y el ladrillo a finales del siglo xix en la arquitectura victoriana (8). Díez (2014) sitúa específicamente la influencia de la arquitectura, tanto de la vivienda como de los monumentos religiosos, en la iglesia bautista que fundó su primera construcción en el sector de La Loma, en San Andrés (213). Esta arquitectura anglosajona se diferenciaba radicalmente de la que resultaba de la cultura hispano-católica, por la cual la ciudad se organizaba en torno a la iglesia y la plaza central y los materiales que se utilizaban eran piedra, tapia y elementos pesados. A inicios del siglo xix el poblamiento de las islas se desarrolló a través de las fincas que se iban ubicando en el camino principal. Una vez fueron liberados los esclavos y la población aumentó, las casas se construyeron sobre los mismos caminos, de este
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modo se dio forma a un poblamiento lineal. Con la repartición de tierras, las fincas fueron quedando alejadas de las viviendas. Las viviendas principales se construyeron en grandes patios en donde se mantenía contacto visual entre las casas que pertenecían a personas del mismo núcleo familiar (Abello y Giaimo 2000, 9). Para la mitad del siglo xix se definió la disposición geográfica de San Andrés y se adoptaron rasgos victorianos y técnicas anglosajonas de construcción que influyeron en las viviendas del caribe. Estos elementos y otros rasgos culturales, como las creencias y apellidos, fueron entonces heredados por los esclavizados libertos de sus antiguos amos (Sánchez 2009, 7). “La vivienda también se estandarizó a partir de la liberación de los esclavos, cuando se dio cabida a la incorporación de técnicas constructivas reservadas hasta entonces a los propietarios adinerados” (Díez 2014, 213). En el importante trabajo de Wilson (2004) sobre Providencia, realizado durante la década de los sesenta, podemos observar la arquitectura tradicional de la isla aún presente. Las casas estaban construidas con madera importada, en su mayoría, de Nicaragua y su estilo iba desde cabañas de un solo piso y con un solo cuarto hasta casas de dos pisos con balcón. Casi ninguna casa tenía en ese entonces ventanas con vidrio y todas tenían contraventanas que permanecían abiertas durante el día. Los techos eran de zinc corrugado, cuya forma servía para recoger el agua lluvia. Hasta esa década el tipo de poblamiento de San Andrés fue lineal, es decir, las casas se construían sobre los caminos y a corta distancia entre sí (Abello y Giaimo 2000, 9).
seguridad que requerían los productos libres de impuestos que se iban a ofrecer a los turistas, dejando de lado la arquitectura tradicional a base de madera que trabajaban los isleños. Se empleó entonces a obreros continentales traídos de las costas colombianas, puesto que esta nueva forma de hacer viviendas no era conocida por los isleños cuyas habilidades se desplegaban con el uso de la madera y no del cemento (Wilson 2004). Según Vélez (2006), la conformación de la ciudad para el comercio y el turismo dio como resultado una ciudad construida con parámetros que partían del debate de la arquitectura moderna que surgía en ese momento pero que se implementó con sus defectos. De esta manera se configuró en North End, donde se han presentado las mayores modificaciones a las viviendas (Sánchez 2004), una ciudad de aspecto contemporáneo, en función de las vías, sin considerar la inclusión de aspectos ambientales como parques y arborización. En esta zona se ubicaron los edificios oficiales, la zona hotelera y algunas viviendas (Vélez 2006, 26). De este modo Vélez, al argumentar acerca de la influencia predominante de la arquitectura internacional que se vivía a mediados del siglo xx, define la conformación del archipiélago así:
Para finales de los años sesenta podía observarse la introducción de una arquitectura diferente, a base de concreto a causa de la apertura del puerto libre y la llegada masiva de comerciantes continentales. Esta nueva arquitectura era de concreto por la /78
Consideramos que aquí, tanto en San Andrés como en Providencia y Santa Catalina, siempre ha habido una forma de urbanización alternativa a la ciudad compacta, que surge desde la repartición de los terrenos de los primeros pobladores entre sus esclavos libertos y que ha permitido una simbiosis orgánico-espontánea en este caso, de la ciudad con sus servicios y el campo con su verdor y su extensión, en donde los campesinos se tornaron ciudadanos sin abandonar sus parcelas. La ciudad en sus orígenes se conforma, de acuerdo con la tradición anglosajona, de manera dispersa y es antítesis de la ciu-
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más allá de los instrumentos para cocinar, como totumas y ollas de hierro. Luego de la liberación, los barcos hacia Jamaica encallaban en el archipiélago y allí se inició el intercambio de cosas con el caribe (Sánchez 2009, 12) lo que fue enriqueciendo los objetos decorativos de las viviendas.
dad compacta en trama de damero de la herencia española. […] Paralelamente a esa ciudad tradicional isleña surgió una huella urbana en el norte con las características de la ciudad continental, que presenta parámetros continuos y calles sinuosas que siguen los accidentes geográficos y topográficos. (2006, 29.
Ubicación
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ánchez (2009), en su estudio sobre la vivienda isleña tradicional de San Andrés, señala que las casas se fueron localizando sobre los ejes viales siguiendo el modelo anglosajón de disposición longitudinal sobre las vías principales (95). Las fachadas se ubicaban de cara a la vía. Así, las viviendas se posicionaron sobre La Loma, con una amplia vista sobre la isla hacia el oeste en Cove Sea y hacia el este en Harmony Hall Hill; sobre la costa en North End; en la zona de San Luis; vía Circunvalar (9). De esta manera las vías principales, que antes del siglo xx eran caminos que comunicaban los asentamientos, se conformaron en el punto de referencia para ubicar lo que se hoy se identifica como vivienda tradicional en San Andrés. Por otra parte, la arquitectura en Providencia está ubicada de una manera dispersa y la interpretación de la nueva producción arquitectónica no ha sido exitosa, dado que se retoman algunos detalles y se olvidan disposiciones del espacio. En el caso de Santa Catalina las viviendas se ubican en hilera frente al mar y en una vía peatonal (Vélez 2006, 32). Evolución y forma
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as primeras casas eran tenían piso de tierra, paredes y techo de palma. Las camas se ajustaban con colchones de hojas de plátano y no había utensilios
Con el tiempo, y luego de que isleños regresaran de trabajar en el Canal de Panamá, las viviendas de palma fueron reemplazadas por construcciones de madera y techo de zinc. El tamaño dependía de los recursos de los propietarios y tan pronto comenzaron a surgir los estratos sociales entre la población, quienes podían, importaban los muebles desde Colón, en Panamá (Sánchez 2009, 12). La representatividad de la arquitectura isleña radica en el uso de la madera y en la aplicación de técnicas constructivas asociadas a este material, que se adecuan a las condiciones particulares del clima, la geografía, la cultura y el paisaje isleños (Sánchez 2004, 48). De esta manera, se dio una “eficiente utilización de una tecnología liviana y fácilmente adaptable, denominada entramado de madera” (109). Así, por ejemplo, la inclinación y orientación de los techos y aleros quebrados y la ubicación de las ventanas se ajustan a la dirección de los vientos y buscan proteger las viviendas de los huracanes. La evolución de las viviendas isleñas se expresa desde la casa más pequeña hasta la que tiene dos y tres pisos con sus respectivas ampliaciones y adecuaciones. A partir de 1950 —con la entrada del puerto libre— comenzó un periodo más acelerado de transformaciones debido a, como se mencionó anteriormente, la introducción de materiales como cemento, bloque, tejas y aceros (Sánchez 2004, 107). Es así que elementos como la cisterna reemplaza al tonel —que era un gran tanque de madera—, los pilotes de hormigón sustituyen a los de ma-
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dera, y el cemento y el bloque se usan para las ampliaciones de cocinas y baños (108). La unidad básica de la casa se expandió horizontal y verticalmente. Se elevó del suelo para albergar locales comerciales. Los espacios de la cocina de leña y la letrina, que se encontraban en el patio, se han puesto más cerca de los espacios de la casa gracias a los avances tecnológicos llegados a San Andrés, como la estufa de kerosén y el baño (Sánchez 2009, 27). De igual forma, se presenta un crecimiento hacia la fachada principal, al extenderse el alero que cubre el porche o balcón frontal del primer piso (piazza). En la parte posterior aparecen los dormitorios para los padres y para los hijos (30). En el trabajo de identificación de inmuebles que interpretan la complejidad del patrimonio cultural de San Andrés, Sánchez (2004) señala que las casas se agrupan en conjuntos correspondientes a los sectores de la isla. Hay algunos de estos conjuntos que están en relación directa con la vía y otros que están en la relación directa con los patios (32). Las casas de estos conjuntos comparten las siguientes características arquitectónicas: El balcón aparece en uno, dos o tres costados. El altillo se formaliza de diversas maneras en cinco tipos de techos. La piazza puede estar al frente o en dos costados y es en el primer piso o planta baja. El repertorio de las características específicas propias de esta arquitectura, se expresa también en la dirección de los techos: tienen el techo a dos aguas (caídas de las faldas) o a cuatro aguas. La escalera exterior remata en el balcón. Otras particularidades arquitectónicas que comparten son los aleros quebrados, el remate de cubierta cap house, y otros componentes arquitectónicos que caracterizan con un lenguaje particular caribe las fachadas frontal, posterior y lateral (Sánchez 2004, 32).
De este modo, según Sánchez (2009), puede hablarse de seis variaciones en la forma de la casa isleña que se relacionan con la forma de la cubierta. Dado que las casas estaban hechas con teja de palma se requería de una pendiente muy alta que se conservó en el diseño de las casas una vez fue introducida la teja de zinc. Estas formas son: - Unidad básica: tejado a dos aguas de base rectangular alargada con diferentes variantes. - Shed roof: ático con volumen alargado con ventanas hacia la fachada más larga. - V top: forma típica de la casa isleña. - Darma: ático con balcón con ventanas y puerta hacia la fachada más larga. - Garat: ático que sobresale de la cubierta, la cual tiene un remate perpendicular al de la fachada con ventanas al frente. - Round top: planta casi cuadrada y de techo a cuatro aguas, en cruz o a ocho aguas (32-33). En el proceso de evolución, las casas adquieren carácter urbano al estar relacionadas inmediatamente con la vía, con una clara presencia del andén. En el sector urbano aparece el uso comercial de las viviendas de familia en donde algunas veces se mantienen ambos usos (Sánchez 2004, 114). De allí que sea importante el uso del cemento incorporado en la época del Puerto Libre, necesario para la elevación de las viviendas en un piso más, para la introducción de locales comerciales. Decoración y mobiliario
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a evolución de la forma de la casa vino aparejada de detalles decorativos de estilo victoriano en las columnas de la piazza, los balcones, las barandas, las escaleras y los dinteles de puertas y ven-
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tanas. Por su parte, los colores de las casas, los cuales se conservan en su mayoría hasta hoy, son los mismos de las goletas que llegaban años atrás al archipiélago: ocres, grises, azules y verdes. Estos colores se deben, por un lado, a la disponibilidad de pigmentos que había antes y, por otro, a la cultura y costumbres originarias de la religión puritana de los primeros pobladores según la cual las casas debían ser sobrias y discretas (Sánchez 2009, 37). Al principio la madera de las casas se protegía con barnices, lacas naturales o se calafateaban con brea, al igual que se hacía en los barcos. A inicios del siglo xx se comenzó a producir en Colombia esmaltes brillantes, debido a ello las casas fueron pintadas con diversos colores. Esto abrió la posibilidad para que la pintura que se convirtiera en una impronta expresiva y cultural de la identidad alegre de la arquitectura del Caribe (Vélez 2006, 67). La decoración de las casas tenía influencia de lo colonial americano, donde se combinaban muebles clásicos de China y Alemania (Sánchez 20009, 12). Este mobiliario era traído por los barcos comerciantes del caribe y paulatinamente se convirtió en la referencia estética de la población isleña. Es interesante observar que, considerando las múltiples influencias debido a la llegada de colonos y visitantes provenientes de diversas partes del mundo, las investigaciones han identificado la influencia de elementos culturales de China. Sánchez (2009) elabora un trabajo alrededor de esta influencia en la decoración de las viviendas isleñas y como parte de la identidad raizal, a este respecto comenta que tal influencia se transformó en un elemento doméstico que acabó siendo para muchos el símbolo de la intimidad familiar y su hospitalidad. Al entrar en varias casas de la isla para recoger los testimonios de sus abuelos y sus familias, encontraron que un rincón del comedor re-
posaba una antigua cómoda que se dice que procedía de la China y que contenía la vajilla: el china closet. […] en toda casa isleña debía haber un china closet… el frágil y precioso legado de muchas familias isleñas a sus descendientes. (7)
El china closet era un armario de distintas calidades, precios y tamaños. Se utilizaba para guardar la vajilla usada en ocasiones especiales y exhibirla gracias a las puertas de cristal (Sánchez 2009, 14). En la actualidad se conservan algunos china closet en las islas. Este mobiliario llegó con la inmigración de chinos a San Andrés a principios del siglo xx (6). Significado cultural del patio
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as casas isleñas se caracterizan por estar ubicadas en medio de un espacio amplio que se conoce como patio y donde se llevan a cabo buena parte de las actividades y la vida doméstica. Según Sánchez (2009, 41) la relación entre el interior y el exterior se considera la característica más importante de la casa isleña en San Andrés. La importancia de la relación con el exterior se manifiesta en la conexión de los patios de las casas entre sí, pues estas se reunían por grupos familiares o comunidades. De allí que una de las particularidades de la arquitectura sanandresana fuera la organización en grupos que se identifican por sus vínculos familiares y la ocupación tradicional por sectores (Sánchez 2004, 29). El patio se organizaba en zonas de cultivo, zonas de animales y árboles frutales. En algunos casos el patio albergaba lápidas de la familia, pues los cementerios llegaron después de 1928 con la misión capuchina (Sánchez 2009, 42). Para finales del siglo xx, después de un proceso de introducción de tecnología, comercio y turismo que modificó las construcciones de San Andrés, el patio se confinará a la parte trasera de la casa (60).
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Wilson (2004) realiza un análisis de Providencia no solo desde la perspectiva de las clases sociales sino de la división sexual del trabajo, es decir, de cómo a mujeres y hombres se les asignan tareas diferentes e incluso valores diferentes que deben portar. Así, la respetabilidad corresponde adquirirla a las mujeres y la reputación a los hombres. En este sentido, los espacios están también cargados de un valor determinado y cuyo uso difiere según se es hombre o mujer. La casa está vinculada a la mujer y los bares o tiendas a los hombres. La casa, el patio y la cocina son del dominio de las mujeres adultas que deben estar confinadas allí, mientras los hombres tienen libertad de moverse más allá de la casa (2004, 228). Podríamos decir que con esta división de espacios, relacionada con los sexos, el patio ha adquirido un significado cultural importante entre los lugares que componen la vivienda. Es, como lo sugiere Wilson (2004), una infraestructura con un significado femenino por estar bajo el dominio de la mujer adulta. A diferencia del hombre que depende del mundo de los hombres que se convocan en la playa o tabernas para posicionar su existencia social, “el mundo social de las mujeres está concentrado en el hogar o en el patio aledaño” (243).
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― Discusión sobre el uso del creole como lengua ―
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a lengua es un referente cultural que permite a un pueblo establecer lazos y expresar su pensamiento y concepción del mundo. En el archipiélago la lengua no solo se ha constituido en un elemento cultural representativo de la comunidad isleña, sino que se ha convertido en un espacio político de reflexión alrededor de la construcción de la identidad raizal. El pasado colonial de potencias europeas anglosajonas implantó el uso del idioma inglés y su transformación en una lengua que combinó elementos de este idioma con algunos de la lengua africana de los esclavizados. El proceso de colombianización en el siglo xx representó una ruptura en el uso de la lengua y una imposición del español como lengua nacional. Es así que: en ese momento se comienza el rompimiento del idioma, que era eje fundamental de cohesión cultural. “Alrededor del idioma giran todos los demás elementos que permiten a una cultura tejer sus entrañas. Alrededor de el [él] vienen las manifestaciones, los íconos del imaginario colectivo que se pueden ir elaborando. La lengua es un factor fundamental, y con la implantación del español se rompe bruscamente con este eje cultural. A partir de ahí el choque es más frontal, y ha sido el que más ha deteriorado la calidad de la educación”. (Abello y Giaimo 2000, 35)
El pasado colonial protagonizado por las potencias europeas anglosajonas ha incidido profundamente en el uso del inglés. Esta lengua sirvió para comunicarse durante varios siglos y los esclavizados fueron mezclándola con su lengua original africana. Debido a la presencia que ejerció el
Estado colombiano durante el siglo xx, a través de la educación católica, en 1943 se prohibió el inglés en los colegios y en los documentos públicos (Vollmer 1997, 64). A partir de ese momento palabras del español también fueron introducidas al creole. Esta decisión afectó profundamente la estructura de pensamiento de los isleños, quienes compartían y transmitían sus conocimientos en esta lengua. Actualmente, varios pobladores hablan el inglés estándar, el creole y el español en diferentes contextos. El español es utilizado en los espacios públicos tales como el sector comercial, las oficinas públicas y las escuelas. El inglés estándar es usado en la iglesia, en la cotidianidad como elemento de distinción social, en situaciones formales, en la galantería hacia las mujeres y para el diálogo con extranjeros (Botero, 2007, 280). La importancia del uso del inglés estándar tiene efectos económicos y culturales. Un estudio económico (Yabrudy 2011) analizó la discriminación étnica en San Andrés de acuerdo a los ingresos que reciben los habitantes y encontró que existe una discriminación negativa para aquellos individuos que reciben menores ingresos y una discriminación positiva para aquellos que reciben mayores ingresos. Esto se explica por “el manejo de una segunda lengua (inglés) por parte de los raizales, condición que mejora la calificación y, por ende, la remuneración del capital humano perteneciente a esta etnia” (253). Por tal razón el uso del inglés estándar se ha considerado un mecanismo de ascenso social. De igual forma, la importancia que tiene el inglés estándar para la cultura isleña no ha desaparecido en la actualidad y toma como referencia para la construcción de una iden-
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tidad raizal a una parte de la población de pasado inglés. Archbold (2015a) llama la atención sobre este particular que se relaciona directamente con un pasado colonial, así, comenta que es bastante curioso ver cómo una ocupación relativamente corta como la de los puritanos, se haya convertido con el tiempo en un punto de referencia de gran importancia para muchos habitantes del archipiélago y que el imaginario colonial y sus narrativas hayan pesado tanto en la forma de verse así mismos los isleños. De allí que sea bastante improbable, aproximarse a lo creole sin considerar sus relaciones con Inglaterra y el resto del Caribe anglófono en sus prácticas culturales y en la conformación de sus identidades. (31)
Por su parte, la lengua creole de las islas está permeada por los idiomas criollos del caribe, gracias a las relaciones con otras comunidades caribeñas durante la colonia británica que “en sí mismo, por su sintaxis y morfología, puede decirse constituye otro idioma, pese a contar con un léxico inglés” (Friedman 1989, 145, citado en Ratter 2001, 107). Al creole se han integrado palabras del castellano gracias al contacto de los isleños con población hispanoparlante de Centro y Suramérica. De manera general, el creole es una lengua oral —es decir, que no posee un sistema de escritura alfabética— de base Akán y lexicada en inglés, que históricamente ha sido discriminada por el Estado colombiano por ser un “inglés mal hablado” por diferenciar a sus habitantes del resto de la población colombiana al no hablar español como lengua materna. (Botero 2007, 279)
Se ha presentado un fuerte debate sobre el uso de la lengua creole, primero, por su falta de reconocimiento frente a las instituciones, y, segundo, como un elemento cultural
constitutivo del pueblo raizal en su lucha por ser reconocido como comunidad étnica e identidad cultural. Desde finales de la década del noventa la comunidad realizó el pacto de involucrar la lengua materna —inglés y creole— en los métodos de enseñanza de la primera infancia de manera transicional, aunque no se ha establecido completamente la enseñanza del creole en los establecimientos educativos (Robinson 2015, 79). Sin embargo, no todo el conjunto de la comunidad está de acuerdo con la respetabilidad y el prestigio del uso del creole o Lengua Criolla, como la denomina un estudio realizado alrededor del panorama sociolingüístico de Providencia y Santa Catalina (Abouchaar, Hooker y Robinson 2002). Para algunas personas la Lengua Criolla es importante para la vida, la cultura y la identidad. Pero no se considera apta para la escritura y la expresión del pensamiento. El estudio mencionado identificó que para la población consultada la Lengua Criolla no es una herramienta efectiva para la adquisición de nuevos conocimientos, no contribuye al desarrollo profesional de los estudiantes ni a la promoción laboral, además, no es efectiva como instrumento de comunicación por fuera del contexto de las islas (79). No obstante lo anterior, el creole se continúa transmitiendo a través de la oralidad de generación en generación, a lo que ha contribuido fuertemente en los últimos años la reivindicación del pueblo raizal. Según Botero (2007), el aprendizaje de esta lengua se realiza por medio de la ejemplificación: los niños y niñas observan y repiten lo que ven en sus hogares. En este sistema de aprendizaje las personas mayores gozan de gran respeto, porque son quienes albergan y transmiten la cultura heredada a través de sus relatos. Aunque existe una gramática del creole sus hablantes se niegan a usarla por varias razones: les parece ajena, no comprenden cómo la lengua se puede representar caligráficamente, las reglas
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gramaticales impiden jugar con el sonido y, al ser transcrita, puede suceder que otras personas intervengan en sus discusiones y decisiones (285). De lo anterior se desprende la importancia que tiene para la cultura de la población del archipiélago el poder de la palabra oral que se bridan unos a otros a través del uso del creole. A pesar de los años de imposición del español, el creole tiene un papel que continúa representado a la comunidad isleña. Así,
la población isleña puede caracteri-
zarse como oral dada la naturaleza oral, musical y teatral de su lengua: el creole, pero desde hace más de un siglo, la Iglesia —primero la bautista y luego la católica— se ha encargado de los procesos alfabetizadores de esta población ligados a una política de control y a una necesidad de las iglesias de expandir la fe. Esto significa que los isleños hablan una lengua materna de tipo oral de ascendencia africana e inglesa, rica en repeticiones y silencios, que está acompañada por un lenguaje corporal, por la historia común de un pueblo, por los chistes, el canto, la música y la danza, y por un sistema de conocimientos y de transmisión de conocimientos; mientras que hablan, leen y escriben unas lenguas secundarias: el inglés y el español, que también cargan consigo todo un acervo cultural. (Botero 2007, 287)
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― Pensamiento ― Construcción del pensamiento en el archipiélago
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n el archipiélago han nacido y habitado grandes pensadores y pensadoras que han influenciado el rumbo de la historia de las islas. Desde la religión, la docencia y la labor social han sido reconocidos varios personajes que es necesario resaltar aquí para evidenciar las líneas de pensamiento que han influido en la formación de la identidad isleña.
La religión ha promovido corrientes de pensamiento cuya influencia ha sido determinante en la educación y formación de líderes protagonistas de reformas sociales en el archipiélago. Estas reformas, por supuesto, responden al contexto social que se ha instalado en el territorio desde siglos atrás y que involucra decisiones políticas, económicas y culturales como la abolición de la esclavitud; la llegada de las iglesias bautista, adventista y católica; la creación de la intendencia y el proceso de colombianización que se llevó a cabo en las islas. En este sentido, la religión se ha presentado como una respuesta para la construcción de una nueva sociedad que, en muchas ocasiones, careció de la protección de una autoridad gubernamental. En líneas generales, puede decirse que el pensamiento en el territorio insular, como una construcción social, ha sido el resultado de luchas sociales y posiciones de la población frente a los cambios a los que se han visto enfrentados, cambios que provienen de las relaciones entre diversas naciones y regiones que se han encontrado a lo largo de su historia (ingleses, norteamericanos, africanos, españoles, nicaragüenses, panameños, colombianos, etc.). En este proceso pueden figurar algunos nombres que abanderan el clima social de su época y
representan giros importantes en el pensamiento isleño. A continuación se presentan algunos de estos personajes, representantes de una época por medio de su aporte religioso, político e intelectual. Influencia religiosa
P
hilip Beekman Livingston es un personaje emblemático para el archipiélago, fue la primera persona conocida que liberó esclavizados en las islas (1834), promulgó la alfabetización y llevó la primera iglesia bautista a San Andrés (1847). Nació en Providencia el 16 de enero de 1814 en la familia de un corregidor en la época de Luis Aury, el señor Philip Beekman Livingston y su esposa Mary Archbold, la primera hija de Francis Archbold. Su niñez la vivió durante la adhesión del territorio a Colombia, posteriormente la familia se mudó a Jamaica, donde inició estudios que luego continuó en Estados Unidos e Inglaterra. En el tiempo de la liberación de esclavizados que se inició en Inglaterra, la madre de Philip lo envió a Providencia a liberar a los esclavizados de la familia en 1834. Philip no regresó a Jamaica y se instaló en Providencia, allí contrajo matrimonio con Ann Eliza O´Neill, hija de Thomas O´Neill (Díez 2014, 179-180). Díez (2014, 185) asegura que en la liberación de los esclavizados adelantada por Philip, la cual influyó en los terratenientes de las islas para que hicieran lo mismo, se definieron los componentes étnicos de la población, así, la confluencia de ingleses, miskitos, españoles, africanos, jamaiquinos y caimaneses dio como resultado un nativo definido como isleño raizal. Los libertos ocuparon tierras de sus antiguos amos y otras baldías. La liberación de los
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esclavizados generó un cambio de actitud en la población que se reflejó en una nueva visión hacia el trabajo y el ahorro. Una vez se llevó a cabo la liberación, Philip fundó la primera iglesia bautista en el archipiélago, con la colaboración del Comité Bautista Americano de la Misión Home (Díez 2014, 186). La llegada de esta iglesia tuvo una fuerte acogida gracias a la participación de antiguos esclavizados negros, la integración de los elementos religiosos africanos que permitieron la conservación de las memorias ancestrales —interpretación de sueños, receta de plegarias contra los duppies, lectura de señales del tiempo y conocimiento de plantas medicinales— y la atención de problemas de salud por parte del pastor Livingston (Friedman citado por Díez 2014, 188). Adicionalmente, la educación impartida en diversas materias —aritmética, lectura y escritura— por parte del pastor, motivó la adición de más seguidores a esta iglesia. La cohesión familiar y grupal ha sido un rasgo de la población de origen africano, lo que se expresó en la solidaridad de estas nuevas comunidades religiosas (Díez 2014, 189). Esto, sumado a la experiencia de la abolición de la esclavitud y la formación de la iglesia bautista que promovió la educación, sentó las bases para un nuevo tipo de sociedad con una visión propia del mundo. Después de la abolición de la esclavitud la población isleña encontró en la educación un mecanismo de ascenso social y una oportunidad para construir una sociedad diferente. Esta oportunidad definiría un pensamiento defensor de la educación como núcleo formativo de la iglesia. De esta manera, se estableció un sistema de enseñanza que tuvo su origen en la iglesia bautista y que más adelante seguirían las iglesias adventista —con los pastores profesionales que llegaron a las islas en el barco misionero Herald— y católica, en sus diversas corrientes a inicios del siglo
xx, con los josefistas, el misionero italoamericano Alberto Strobelliy y el reverendo David de Castellfort como representantes, y, posteriormente, con los capuchinos y el apoyo recibido por el Gobierno en la Misión Católica. Aunque la educación pública se instauró en 1871 en las islas gracias al prefecto enviado por el Gobierno de Colombia, Eduardo Mamby, las tres iglesias han orientado la vida espiritual y educativa de la población isleña (Díez 2014,201). Influencia política
E
sta misión religiosa sirvió como instrumento al Gobierno colombiano para iniciar el proceso de colombianización, evangelizar a la población isleña y erradicar cualquier vestigio de la tradición anglosajona a través de la religión, el idioma y la educación. En este contexto, los personajes influyentes del territorio insular respondieron desde diversas posiciones que avalaban o rechazaban el proceso impuesto por el Gobierno. Surgieron entonces opiniones que dieron pie a un debate y una lucha por la cuestión de hacer parte o no del Estado colombiano. Uno de los medios para ejercer este pensamiento fue la prensa. Francis A. Newball es recordado por su intensa campaña para separar el territorio del archipiélago del departamento de Bolívar a inicios del siglo xx. Gracias a su labor como periodista en el periódico The Searchlight promovió la aprobación de la Ley 52, que creó la intendencia de San Andrés y Providencia. Más tarde se convirtió en el primer intendente nativo del archipiélago (Díez 2014, 200). En la actualidad, varios son los líderesa y líderesas que trabajan por el reconocimiento de la identidada raizal. Desde varios frentes: académicos, político, cultural, empresarial y tanto en al archipiélago como en otras ciudades del país, estas
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personas están promoviendo discusiones acerca de las condiciones materiales de la población raizal, los riesgos ambientales del territorio y las decisiones del gobierno nacional que han hecho mella en la vida de los pobladores. Influencia académica
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ntre los personajes más influyentes y reconocidos en las islas se encuentra la historiadora Virginia Archbold. Esta mujer fue una importante influencia para las relaciones entre Colombia y el archipiélago, pues fue designada por el Gobierno del general Rojas Pinilla para intermediar con la población isleña en el proceso de cedulación que se llevó a cabo en todo el país. El mandatario le ofreció estudios en Bogotá después de conocerla en un evento en las islas. El Ministerio de Gobierno patrocinó estudios de comercio, mecanografía, taquigrafía, correspondencia y ortografía a Virginia, y la Registraduría le colaboró con los cursos de reseña y dactiloscopia (Díez 2014, 272). Después de estudiar y trabajar en Bogotá, Virginia regresó en 1976 a las islas. A partir de entonces se ha dedicado a mantener las tradiciones, la historia inédita y a debatir la historia oficial. Fue concejal por tres periodos: 1976-1978, 1978-1980 y 1995-1998 (Díez 2014, 277).
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― Economía ― Tierras y seguridad alimentaria
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l estudio de Wilson (2004) realiza un análisis etnográfico de Providencia y refleja la importancia de la tierra para la constitución de la familia y la propiedad de la población isleña. Además, se convierte en un referente de identidad que ancla a los pobladores al lugar donde viven, los relaciona con sus parientes y les otorga un soporte de apropiación del territorio que habitan. Así lo relata el autor:
reparto a los esclavizados liberados y, a su vez, por la división que han hecho estos al heredar a sus hijos e hijas (ver figura 10).
la vida y la posesión de una parte de una parte de Providencia es lo que hace a una persona diferente de cualquier otra, y al mismo tiempo identifica a aquellos quienes son como uno mismo. Poseer un pedazo de tierra es mirado como un derecho de nacimiento, particularmente para un hombre. Esto asegura una fuente de vida y la aceptación por la comunidad, un lugar donde descansar a cabeza en paz. Cuando se vive en el extranjero a donde no se pertenece y en donde a menudo no se es aceptado, este conocimiento de que se posee un pedazo de tierra en Providencia es quizás el único factor importante en la preservación de la identidad de un hombre. (2004, 73)
La posesión de un pedazo de tierra es la posesión de toda la isla y la pertenencia a otros isleños que también pertenecen a la isla. De esta manera, la tierra asigna un grado de igualdad entre todos aquellos que son isleños y se manifiesta entonces un sentimiento de comunidad y familia (Wilson 2004). El patrón de asentamiento está basado en la pertenencia de la tierra a las primeras familias que habitaron Providencia —Archbold, Davidson, Mckellar, Henry, Livingston— y la subsiguiente división de la misma, por el /89
· División aproximada de la tierra (1830-1850)
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· La división y la propiedad de la tierra en la comunidad
· Partición de la tierra
· Organización de huertos
Figura 10. Mapas de tierras en Providencia. Fuente: Wilson 2004, 77-81.
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La tierra, según Wilson (2004), es el trampolín a la riqueza pues permite a los isleños, una vez reciben la parte que les corresponde de la herencia, trabajarla, generar un excedente y comprar más tierra o invertir en otros negocios, como el comercio, por ejemplo. Sin embargo, es importante tener en cuenta la relación con la tierra que se ha impuesto, tanto en Providencia como en San Andrés, después de la apertura del puerto libre. La llegada de comerciantes, inversionistas, extranjeros —colombianos y no colombianos—, etc., ha impulsado la compra de tierras para la construcción de negocios, hoteles y viviendas de recreo, y muchos de los isleños han vendido parte de sus tierras con la idea de hacer parte de esta nueva ola de desarrollo que, muy al contrario de sus expectativas, los ha puesto en un lugar crítico al perder buena parte de sus tierras. Esto, teniendo en cuenta, además, que las islas son pequeñas y cada vez más se encuentran en posesión de los no isleños. Sin embargo, es también importante tener en cuenta la idea sobre la territorialidad que tienen tanto los isleños como los inmigrantes. Gonzáles (2004) señala que para los isleños la idea de territorialidad tiene un carácter cultural en donde lo relacionado con el suelo se maneja con base en la herencia o a través de traspasos verbales. Los nativos son los dueños del suelo de las islas. Por el contrario, para los inmigrantes o pañamanes, bajo la percepción de que son los otros “invasores”, lo más importante en relación con la tierra es la posesión legal de un lote y una vivienda, que les dé un soporte frente a la exclusión por ser de “afuera”. En cualquier caso, la seguridad alimentaria de los isleños está en peligro, pues la porción de tierra que poseían ha disminuido hasta casi su mínima expresión.
Actividades económicas
T
anto San Andrés como Providencia fueron islas elegidas por los puritanos a su llegada, quienes reconocieron la fertilidad de sus suelos, las condiciones que presentaban para el desarrollo de la actividad agrícola y su posición estratégica para la defensa del territorio y el comercio con otras comunidades del caribe. Los primeros cultivos fueron de tabaco de este modo se aprovecharon los suelos de origen volcánico, pero luego de la incursión del pillaje se abandonó esta actividad. Los puritanos que permanecían en Providencia proveían de algodón a los corsarios que llegaban a las islas con alimentos. En la fase de pillaje la isla de San Andrés se encontraba deshabitada (Ratter 2001, 70). Tras la liberación oficial de los esclavizados, en 1853, la estructura de cultivos se transformó tanto en San Andrés como en Providencia. En la medida en que Providencia iba perdiendo importancia San Andrés iba ganado reconocimiento por parte de Estados Unidos, debido a las exportaciones de copra. Los esclavizados que antes trabajaban en las plantaciones de algodón, una vez fueron liberados, optaron por ser cultivadores y convirtieron las plantaciones en bosques de palmas de coco. De este modo, la importancia asignada a Providencia por su ubicación estratégica se trasladó al suelo plano y fértil de San Andrés (Ratter 201, 72). Dicha importancia surgió gracias al mercado de Estados Unidos, que era el principal comprador de coco. Desde la segunda mitad de la primera década del siglo xix Estados Unidos y Gran Bretaña comenzaron a incorporar el coco a su producción de dulces y hacia 1900 introdujeron los aceites y margarinas, de ahí sus continuas visitas a las islas (Crawford 2009, 36). Debido a estos vínculos comerciales con Estados Unidos, se presenció una fuerte influencia de
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la cultura norteamericana en San Andrés. La demanda de coco se vio afectada por una plaga de ratas y varios años de sequía, pero en 1934, gracias al impulso del Gobierno colombiano al gravar la importación de copra al país, se le dio una ventaja a San Andrés obre otros productores del caribe que habían entrado en competencia por la gran demanda de coco. A diferencia de San Andrés, Providencia mantuvo su economía en la producción de frutas, la pesca y la navegación. La transformación total de la economía de las islas tal como se conocía se produjo por la apertura del puerto libre en 1953, por orden del entonces presidente General Rojas Pinilla. El comercio de diversos productos y el turismo se posicionaron como dos de las actividades económicas principales en las islas hasta la actualidad, lo que reemplazó en gran medida a la agricultura y la pesca, actividades que representaban gran parte de los ingresos de la población hasta ese entonces. A partir de la apertura del puerto libre quienes manejaban el comercio en las islas fueron desplazados por los nuevos empresarios continentales y extranjeros, pues estos contaban con mayor capital, mayor experiencia en comercio y una red de contactos más amplia. Estos factores hicieron que los isleños perdieran el rol protagónico que tenían en la economía de su isla en el último siglo (Yabrudy 2011, 251).
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― Situación actual del archipiélago ―
Población
D
e acuerdo con el censo del 2005 realizado por el dane, el departamento del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina cuenta con una población de 70.554 personas, de las cuales 35.044 son hombres y 35.510 son mujeres. Para el año 2016 se estimó una población total de 77.101, donde 38.366 son hombres y 38.735 son mujeres (dane 2015a), esto es, 49,7% y 50,2% respectivamente. Considerando que la superficie terrestre es de 52,5 km² se puede señalar que hay una densidad poblacional para el año 2016 de 1.343 habitantes/km². Con base en es cifras, para el año 2016 serían 71.946 personas las que habitarían en San Andrés y 5.155 en Providencia. Con esta estimación se podría decir que aproximadamente el 93% de la población del departamento se encuentra viviendo en la isla de San Andrés (dane 2015a). Según el Perfil elaborado por el dane en el año 2010, producto de los resultados de este mismo censo, el 39,4% de la población residente el archipiélago se reconoce a sí misma como raizal, el 17,6% se reconoce como negro, afrocolombiano, mulato o afrodescendiente, y el 0,1% como indígena (dane 2010). La distribución de la población por área, para el año 2016, se presenta de acuerdo con las proyecciones de población del Censo de 2005 de la siguiente manera: en San Andrés se encuentran 53.214 personas viviendo en la cabecera o área urbana y 18.732 personas en el resto o área rural; en Providencia habitan 2.284 personas en el área urbana y 2.871 personas residen en el área rural (dane 2015b). El 73,9% de la población de
San Andrés estaría habitando para el año 2016 el área urbana y, teniendo en cuenta la proporción de esta área en la isla en lo referente a sectores que se reconocen como tal (North End), puede decirse que existe una gran concentración de la población en una pequeña parte del territorio. Respecto al tipo de vivienda, según la Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana 2015 realizada por el dane (2015), en el archipiélago hay 17.000 hogares, de los cuales el 54,5% habita en casas, el 37% en apartamentos y el 8,6% reside en otros tipos de viviendas tales como cuartos, carpas, tiendas, vagones, embarcaciones, refugios naturales, entre otros. Educación
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l archipiélago se ha caracterizado por uno de los índices más altos de alfabetismo en relación con el resto del país. Se debe recordar que, culturalmente, la sociedad de las islas desde hace varios siglos ha valorado la educación como un factor preponderante que permite el ascenso social. En este sentido, fue fundamental la labor que desempeñó la iglesia Bautista en el desarrollo del sistema educativo. Con base en la caracterización que se realizó sobre el sector educativo para el año 2012 (De Armas, 2012), la Secretaría de Educación del archipiélago cuenta con 569 personas para su funcionamiento y la prestación del servicio en todas las áreas administrativas que le compete. En cuanto a la atención directa a los estudiantes, existen nueve establecimientos educativos en la isla de San Andrés y tres en Providencia (ver cuadro 7).
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/ Idcarán · Retos en los procesos de autoidentificación étnico-racial en municipios con alto mestizaje interétnico y racial. / ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS SEDES Escuela Bautista Central La Esperanza Flowers Hill Bilingual School
Escuela Misión Cristiana Flowers Hill Bilingual School Escuela Bautista Emmanuel Escuela El Esfuerzo
Instituto Bolivariano
Escuela San Antonio Instituto Bolivariano
Técnico Departamental Natania
Técnico Departamental Natania Escuela Antonio Nariño
Institución Educativa Técnico Industrial
Institución Educativa Técnico Industrial Concentración Preescolar Urbana
Centro De Educación Media Diversificada Cemed Antonia Santos Centro Educativo Bombona Institución Educativa El Carmelo Institución Educativa de La Sagrada Familia
Centro de Educación Media Diversificada Cemed Antonia Santos Escuela Boyacá Escuela Bombona Institución Educativa El Carmelo Sede Principal Escuela San José I.E. De La Sagrada Familia - Sede Principal Phillip Beekman Livingston Senior
Institución Educativa Antonia Santos El Rancho
Institución Educativa Junín
Institución Educativa Brooks Hill Bilingual School Institución Educativa María Inmaculada
Rubén Darío Institución Educativa Antonia Santos El Rancho - Sede Principal Conc. Simón Bolívar Institución Educativa Junín - Sede Principal Escuela Acción Comunal Barrack Institución Educativa Brooks Hill Bilingual School - Sede Principal Institución Educativa María Inmaculada - Sede Principal
Cuadro 7, Establecimientos educativos del archipiélago Fuente: Gobernación de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (2012). Matrícula Departamental Oficial y Privado. Corte a 07 de noviembre de 2012.
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/ La construcción socio histórica del territorio de Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina / — Notas para conversar —
Se cuenta con 421 docentes en propiedad, seleccionados en los siguientes cargos: 6 rectores, 403 docentes y 12 coordinadores. También se tiene el apoyo de 41 docentes de los 1278 en propiedad y 77 docentes en provisionalidad para atender 9.853 estudiantes (De Armas 2012, 14). No obstante, uno de los factores identificados que inciden en la problemática de la educación se relaciona con la carencia de un cuerpo docente capacitado en nuevas técnicas pedagógicas y la ausencia de nuevas generaciones de docentes (Robinson 2015, 77). En relación con la cobertura en educación básica y media, se reporta en el archipiélago un índice del 68.6% para el año 2012 (Robinson 2015, 74) y una mayor deserción en el nivel secundario, así como un aumento de cobertura en la media con el ingreso de jóvenes y adultos para completar su ciclo de formación en horarios nocturnos (Robinson 2015, 77, citando a la Gobernación del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 2012). Según el diagnóstico realizado en el año 2015 (citado en Robinson 2015) sobre varios aspectos del archipiélago, entre ellos la educación, el problema del sector educativo radica principalmente en la calidad y la pertinencia. Si bien el departamento ha trabajado en la educación para la primera infancia, lo ha hecho de manera discontinua entre los años 2010 y 2011. Según este estudio, se presenta una serie de factores que inciden en los cambios que experimenta este grupo etario que necesita atención especial por su ingreso temprano a la educación: ingreso de madres al mundo laboral para el mejoramiento de la economía del hogar y el embarazo no deseado en adolescentes (Robinson 2015, 75). Algunos factores que afectan el desempeño académico de los estudiantes son en el creciente desinterés y la falta de dedicación de tiempo de los padres en los procesos de formación de sus hijos, sumado al
uso de Internet para la ejecución de tareas con base en el denominado “copiar y pegar”, sin que en este proceso entre en juego el desarrollo de la capacidad de análisis crítico (Robinson 2015, 75). A estos factores se suman problemáticas relacionadas con infraestructura y capacidad instalada, las cuales se encuentran en condiciones precarias y requieren de mantenimiento y adaptaciones para la creación de ambientes más amigables que faciliten un mejor acceso al conocimiento. Los estudiantes tampoco cuentan con espacios y actividades extracurriculares alternativas para la continuidad de su proceso formativo en artes, deporte y demás asignaturas (76). En relación con la pertinencia de la educación, esta sigue los mismos parámetros de calidad de la educación regular de cualquier ciudad del interior del país. Lo que implica un detrimento de las necesidades de las comunidades étnicas protegidas por la Ley General de Educación, que permite la libertad de cátedra y establece un marco específico para la etnoeducación (Robinson 2015, 76). Como consecuencia de lo anterior, los estudiantes experimentan dificultades en competencias de lectoescritura en lengua castellana, en matemáticas y en el enfoque étnico para el afianzamiento de su identidad (77). Se presenta una inadecuada implementación de currículos bilingües y la soledad de los docentes en el proceso de instrucción diaria (80). “En los contenidos curriculares no se evidencia que los docentes hagan énfasis en las diferencias culturales del pueblo raizal respecto a la nación colombiana a través de la enseñanza de la historia de las islas, las problemáticas culturales, ambientales, entre otros” (81). Se ha identificado el fenómeno de deserción de estudiantes que entran tempranamente al mercado laboral. De acuerdo al estudio de Robinson (2015), algunas de las causas para que esta situación se presente son: 1) el ambiente turístico no es propicio para la formación escolar, pues fomenta el
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ocio y la desocupación; 2) la frecuente migración hacia otros destinos interrumpe el proceso educativo y afecta el desempeño de los jóvenes; 3) existe desmotivación de los estudiantes como consecuencia del clima escolar poco interesante; 4) ausencia de personal docente capacitado y de actitud para la enseñanza; 5) el ausentismo de los padres, la falta de responsabilidad con el hogar y la difícil situación económica afectan el desarrollo psicosocial del estudiante y su rendimiento en la escuela (78). Respecto a la educación superior, se cuenta con cinco de estas instituciones en San Andrés. La tasa de cobertura en educación superior es del 25.7%, lo que equivale a 1755 de 5038 estudiantes existentes en el grupo poblacional en edad de acceder a la educación superior (17 a 21 años) (Gobernación del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 2012, 47). La Universidad Nacional de Colombia, Sede Caribe, ofrece 45 programas en pregrado. Semestralmente, la Universidad Nacional ofrece 40 cupos. Sin embargo, la permanencia y la continuidad de los estudiantes en los programas académicos de educación superior se ven afectadas por las difíciles condiciones socioeconómicas (Robinson 2015, 82). Salud
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e acuerdo con el diagnóstico elaborado en el Plan de Desarrollo del archipiélago 2012-2015, según la afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud, se cuenta con una población total de 57.718 afiliados a los diferentes regímenes de salud. El 57% de la población tiene el tipo de afiliación contributivo, el 42% es subsidiado y el 1% es de excepción (54). En lo concerniente al Conpes de Frontera, el diagnóstico de Robinson (2015, 83) señala que el archipiélago posee una cobertura del 10%, muy por debajo del promedio nacional. Las enfermedades que generan mayor
mortalidad y morbilidad en la comunidad de las islas son el dengue clásico y el hemorrágico, seguidos por infecciones respiratorias agudas y enfermedades diarreicas. Tales afecciones se encuentran asociadas a la deficiencia en los servicios públicos y de saneamiento básico, la situación de pobreza y la exclusión social (Robinson 2015, 83). De otra parte, Robinson (2015) señala que, mientras por una parte existe una población adulta con malos hábitos alimenticios y sobrepeso, de otra parte los infantes menores de 5 años que se encuentran en los niveles más bajos del Sisben, 1 y 2, están en riesgo de desnutrición (20%) y desnutrición crónica (0.7%) (83). Existe un alto porcentaje de mortalidad por accidentes de tránsito causado por motocicletas y ajustes de cuentas entre bandas (85). A pesar de estas problemáticas, el sistema de salud no cuenta con la infraestructura y talento humano suficiente y necesario para la prestación de un servicio eficiente y de calidad (Robinson 2015, 84). Los pacientes graves deben ser trasladados hacia la costa colombiana o hacia el interior del país, lo que aumenta los costos de la salud (85). En el archipiélago hay un hospital de primer nivel que funciona en la isla de San Andrés. Providencia cuenta con un hospital cuyo manejo administrativo y de recursos financieros depende del departamento y del Sistema General de Participaciones (sgp) pero no existe una planta de especialistas para la atención de enfermedades específicas (86). Servicios públicos
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egún el Plan Departamental de Desarrollo 2012-2015 el sistema de acueducto en San Andrés se abastece por medio de aguas subterráneas, aguas marinas y aguas lluvias. La comunidad hace uso de estas aguas a pesar de los altos niveles de salinidad y mala calidad. Existen también
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pozos privados con permisos de concesión de Coralina para actividades comerciales. La red de distribución se encuentra dividida en cuatro sectores principales: North End, La Loma, El Cove y San Luis. La empresa Proactiva tiene autorización para la explotación de 40 l/s y en la actualidad tiene una captación de 24 l/s, aproximadamente. Hay baja calidad por la falta de mantenimiento en redes, inadecuado almacenamiento del agua, contaminación, deterioro del recurso y mal uso de fuentes alternas. En Providencia y Santa Catalina el 80% de las viviendas se encuentran conectadas al acueducto municipal. El servicio de agua llega a algunos sectores de las islas un promedio de 2 días al mes alrededor de 12 horas. Se tiene una demanda de agua potable de 14 l/s, de los cuales la planta de potabilización produce 8 l/s. Sin embargo, la baja cobertura y la poca calidad se deben a la inexistencia de redes de tubería madres para algunas zonas altas de la isla y al bajo suministro de agua (Gobernación del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 94). En cuanto al alcantarillado, el Plan de Desarrollo 2012-2015 señala que San Andrés tiene una cobertura aproximada entre el 32% y el 43% en el sector de North End, pues allí se presenta la mayor concentración urbana y de población (Gobernación del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 93). En Providencia el servicio de alcantarillado no se presta porque solo existe un 20% de sistema instalado, la población utiliza pozos sépticos y un 5,6% descarga al mar. De otra parte, Santa Catalina cuenta con 659 metros lineales de red de alcantarillado con dos estaciones de bombeo y planta de tratamiento de aguas residuales (94). Las mayores problemáticas identificadas son baja cobertura, deficiencia de redes, falta de gestión de recursos económicos, altos costos del servicio y renuencia de algunos
sectores de la comunidad para conectarse al sistema de acueducto y alcantarillado. El inadecuado tratamiento de aguas residuales obedece a la falta de recursos económicos, de políticas puntuales y de seguimiento y control sobre el tema. Esto genera una disposición inadecuada de las aguas residuales, afectación a la salud ambiental en la zona rural y las zonas no conectadas, contaminación de acuíferos y afectación de la salud pública (Gobernación del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 93). El servicio de aseo tiene tres componentes: 1) recolección, transporte, barrido y limpieza de vías y áreas públicas, prestado por la empresa de aseo Trash Busters S. A. E.S.P., que opera bajo el esquema de libre competencia; 2) disposición final, bajo la operación de la Unidad de Servicios Públicos del Departamento; y 3) limpieza de playas y zonas verdes, actualmente bajo la responsabilidad de la Gobernación Departamental, a través de la Unidad Administrativa Especial de Control de Servicios Públicos (Gobernación del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 93). En Providencia el servicio de aseo es deficiente para los caminos vecinales de la isla. La disposición final se realiza en el sitio denominado Blue Lizard, operado en la actualidad por el municipio. Todos los días se procesan 3,5 toneladas de residuos sólidos (Gobernación del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 94). Seguridad y convivencia: condiciones de seguridad y violencia intrafamiliar
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l Plan de Desarrollo 2012-2015 señala que el crimen y la violencia constituyen un grave problema social y los índices de delincuencia van en aumento, lo que obviamente afecta a toda la población. Entre los años 2007 y 2011 hubo un incre-
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mento de los homicidios que pasaron de 8 a 22. Factores como la intolerancia, falta de resolución de conflictos, guerras ente grupos organizados al margen de la ley (pandillas y narcotráfico) y la agresividad explican este incremento (153). La Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana 2015 (dane 2015) señala que para el año 2014, en San Andrés, 2.000 personas mayores de 15 años han sido víctimas de algún delito —hurto a personas, hurto a vehículos, hurto a residencias, lesiones personales y extorsión—. De estas personas el 50% son hombres y el 48% mujeres. El grupo etario en el que más personas han sido víctimas del algún delito se encuentra entre los 50 años y más, con una representación del 34,4%, seguido del grupo etario comprendido entre 15 y 29 años, con una representatividad del 27%.
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Esta cartilla se elaboró en el marco del proyecto “Retos en los procesos de autoidentificación étnico-racial en municipios con alto mestizaje interétnico y racial con miras al próximo Censo Nacional de Población y Vivienda en el Caribe colombiano” financiado por la Fundación Ford - Oficina y convocatoria 645 - 2015 jovenes investigadores contrato 0200/2014 colciencias/unal.