El juego

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EL JUEGO Iván Martín


Toni era una persona normal, con una casa y familia normales. Tenía una mujer y dos hijos normales, y un perro de lo más normal. También poseía un trabajo con su propia oficina, en el que únicamente se ocupaba de pulsar continuamente una serie de botones para que todo siguiera siendo normal, como de costumbre. A día de hoy, estamos en un día aparentemente normal en el que Toni acaba de llegar a su puesto de trabajo y ya se ha sentado y preparado para iniciar el día. Hay algo que le extraña, y es que Luís, su compañero de oficina no había llegado aún, pero simplemente pensó que habría enfermado y por ello el motivo de su ausencia. Se dispuso a encender el ordenador, pero para su sorpresa, este no iba, por lo que decidió ir al despacho del director de su empresa para preguntarle a él si sabía lo que pasaba. Al llegar al despacho, el director no estaba, aunque no se extrañó, ya que Toni sabía que era un tipo que estaba siempre ocupado y que seguramente estaría reunido en la sala de reuniones, por lo que decidió ir. Al llegar a dicha sala y ver que no había nadie, Toni se empezó a asustar. Toni se tomó unos minutos para recapacitar sobre lo ocurrido, y en ese mismo instante se percató de algo que le dejó atónito. Una voz en “off” había estado narrando todo lo que hacía e indicándole lo que debía hacer. Al intentar hablarle a esta extraña voz, Toni se dio cuenta de que no podía emitir palabras. Se sentó en una de las sillas de la sala, hasta que se percató de que no podía ver su cuerpo, aunque lo sentía y sabía con toda seguridad que estaba ahí. Era como si fuese un videojuego y que él era alguien que está controlándose a sí mismo desde detrás de un monitor. Toni, como jugador, debía decidir si hacer caso a la voz en “off” o seguir adelante por sí mismo. Este decidió seguir las instrucciones de la voz en off, porque tenía curiosidad por ver donde llegaba esto. Toni se dirigió hacia su despacho, para comprobar si todo seguía igual, o si por lo contrario su ordenador al fin iba y su compañero había llegado. Pero al llegar, observó que nada había cambiado. Todo seguía siendo igual de anormal que al principio del día. Toni le empezó a dar vueltas a todo, se empezó a cuestionar ¿La vida que llevaba hasta el momento era tan buena como él pensaba?, ¿Qué había él hecho mal?, ¿Por qué pasaba todo esto? Entonces, la vista se le empezó a nublar, cada vez se sentía más relajado y pensó que todo aquello sólo había sido un sueño, una mala pesadilla y que cuando despertara volvería a tener otra vez su vida normal y perfecta de siempre. Pero aquello no fue así. Al recuperar la vista, Toni estaba en una especie de sala negra y vacía. Al dar un solo paso, miles de pantallas se encendieron a su alrededor. Todas ellas parecían ser las cámaras de seguridad de distintas oficinas De personas aparentemente normales. En muchas de ellas había gente trabajando y en otras tantas no. Toni observó todos aquellos monitores y encontró algo que quizá le debería haber impresionado, pero en absoluto lo hizo, posiblemente por la cantidad de cosas extrañas que ya le habían sucedido, y era la cámara de seguridad de su oficina. ¿Eso quería decir que le habían estado observando todo este tiempo? ¿Solo había estado continuamente actuando como una simple marioneta? ¿Esto era posible? Pues bueno, Toni, esto no lo estás pensando, pero debido al poder que tengo sobre ti te lo voy a decir. Estás en el motor del juego. Donde se inician todas las partidas de miles de


jugadores de una realidad virtual. Puedes creértelo o no, pero por si no lo entendiste bien, empecemos de nuevo… A día de hoy, estamos en un día aparentemente normal en el que Toni acaba de llegar a su puesto de trabajo y ya se ha sentado y… Un momento. ¿Toni, donde vas? ¡Esto tan siquiera está entre mis papeles! ¡Vuelve a sentarte! Bueno, es algo contradictorio, pero te seguiré el juego. No sé donde quieres llegar con todo esto. En fin, Toni se puso a correr como un loco, dando vueltas por todos sitios, esperando quizás a que fuera la hora de entrar a trabajar y así llegar tarde. Toni sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero aún así seguía corriendo. Bajó al garaje, buscando salir del trabajo. Era normal que quisiera tomar un poco de aire. Al ver que todas las salidas habían desaparecido, volvió al punto de inicio para seguir las instrucciones del narrador… He dicho, que Toni fue al punto de inicio. ¡Toni!, ¡hagamos las cosas bien! ¿Quieres? Pues bien. Al fin Toni accedió a volver al punto de inicio, una vez que se había tomado un pequeño descanso antes de empezar. Toni se dirigió hacia el despacho de su jefe. Ejem… ¡Toni!, ¡Sabes perfectamente que por ahí no se va a la sala! Venga Toni… no marees más la perdiz… no te puedes hacer una idea de todo el trabajo que hay detrás de todo esto, entre preparación, gráficas, alguien que escriba el guión y, bueno, el auditorio desde el que te hablo vale una pasta, ¿Sabes? Sí, sí. Esa es la cara que esperaba que pusieras. Mira a tu alrededor. ¿Lo ves? ¿Ves como todo a tú alrededor se va difuminando? Cada vez va quedando menos… ¿Quién iba a decirme a mí que ésta iba a ser mi última partida. ¿A quién le pareció buena idea ponerle consciencia propia a los personajes? Bueno, pues ya no queda nada de tu mundo. ¿Estás contento? ¿Sabes que acabas de dejar a miles de personas en paro por tu simple estupidez? Pero qué digo… la locura me está envolviendo… ¡Estoy hablando con un montón de pixeles! Con sentimientos, pero no dejan de ser solo pixeles… A todo esto, por si te lo estás preguntando, tu familia y todos tus seres queridos realmente no existen. Son, con suerte, otros jugadores que vivían de ellos al igual que yo de ti. Sé que te resulta muy extraño, pero es lo que hay. Los del otro lado somos los que programamos vuestros días y noches y somos los que decidimos si tenéis hijos o no. Por supuesto, esos hijos dan trabajo a otras muchas personas. Pero todo eso se acabará. No te preocupes, en realidad tú no tienes la culpa de nada. Bueno… Después de esto, lo más seguro es que tu respuesta a mi siguiente pregunta sea que no, pero bueno, no pierdo nada. ¿Te gustaría terminar la partida? Ya sabía yo que no querrías… un momento, ¿Estas asintiendo? ¡Sí! ¡Estas asintiendo! Vaya, Toni, estarás hecho de pixeles, pero eres una gran persona. Pues bien, espera que haga unos ajustes, crearé un único cuarto en el que solo te daré una opción para hacer. Aquí no podrás desobedecerme. Observarás que estás en una sala, de las dimensiones de tu antigua oficina, en la que únicamente hay un teléfono. Ese teléfono empieza a sonar. Toni, intrigado por quién podría ser, lo cogió. Venga Toni, no te queda otra cosa que hacer que coger ese teléfono. Podrá ser tu mujer, o tus hijos, o quizá sea tu jefe. Sé lo que estás pensando, si no existen, ¿Para qué lo vas a coger? Pues ¿Sabes qué? También puedes quedarte quieto y no cogerlo. Aunque así lo único que conseguirás es que los dos entremos en locura por el constante sonido de ese teléfono. Tú elijes. Otra cosa no puedes hacer.


Un momento, ¿¡Que has hecho!? ¡Has desconectado el teléfono! Pero, ¿Cómo? No es posible… esto no está programado por miles de personas para que una simple inteligencia pixelizada, que al parecer resulta tener más inteligencia que un humano, lo destroce todo de esta forma. En fin… iré a informar a mi jefe de lo sucedido, por si ya no se lo habían comunicado. Que sea él quien decida qué hacer con la empresa. El narrador, se dirige hacia el teléfono más cercano y, con nervio y coraje, marca el número de su jefe, al cual, nunca ha visto realmente. Este comunicó lo sucedido. El superior, no hizo tal cosa que dar una gran carcajada, como si de un chiste se tratase. El narrador, algo aturdido y cada vez más nervioso y con voz entrecortada preguntó: -¿A… a qué se debe su risa? ¿He… he dicho algo raro? ¿Pronuncié mal alguna palabra? O por el contrario, ¿Le hace gracia que una empresa de tal importancia y prestigio, como lo es esta, entre en su mayor crisis e incluso quiebre? –A lo que el jefe, con gran seguridad de sí mismo respondió: -¿Empresa de gran importancia y prestigio? *volvió a reír* ¿Realmente cree usted, que con la cantidad de mundos y universos que existen, nuestra empresa es algo importante y prestigiosa? Realmente, si me permite decirlo, tiene usted una mente poco abierta, ¿sabe? –Con voz temblorosa, nuestro narrador respondió: -¿C…Cómo? Verá… no es por contradecirle pero, creo que se equivoca. –Nuevamente, su jefe con gran seguridad dijo: Compruébalo por ti mismo. Devuélvele la capacidad de hablar a Toni y pregúntale qué pensaba él de la vida antes de lo sucedido. –Toni en tono irónico reprochó: Sí, ya. Pero si ni siquiera existe realmente, ¿Cómo esperas que pudiera imaginar tantas cosas? No es más que un pobre palurdo hecho a base de pixeles. –A lo que el jefe respondió: bueno, pues no sé si fui bien informado, pero ese pobre palurdo fue capaz de razonar lo suficiente como para volver loco tu juego. –El narrador, mosqueado dijo: Ya, y lo rompió. Y un juego solo lo rompe un palurdo. –El jefe volvió a reír, esta vez una carcajada casi interminable y respondió: Já já já já. ¡Y te dejó en paro! Já já já. –El narrador enfureció, ya que sabía que su jefe llevaba la razón y contestó: ¡Eso fue por mi despiste y falta de atención! Si hubiera estado más atento le puedo asegurar que ese patán no llega a hacer lo que hizo. –A lo que el jefe dijo: Ya, ya. Sigue cavando tu propia fosa. 1 El narrador, suspiró. El jefe seguía hablando: -Mira… hagamos una cosa, ¿Quieres? Presta un poco de atención a tu entorno, tus actos, tus pensamientos. Recapacita sobre todo. Quizá llegues a alguna conclusión. ¿Quién sabe?- Antes de que el narrador de Toni pudiera decir nada, el jefe colgó. ¿Qué sería lo que quería decir el jefe? ¿Tendría que ver con Toni? *Pensó*. Entonces miró hacia la pantalla del juego. Para su sorpresa estaba apagada. Intentó encenderla de algún modo, pero no había manera. Este se sentó en una silla a recapacitar lo sucedido, tal y como su jefe le dijo. Después de unos minutos, el narrador alzó la vista. Miró a su alrededor pero… no podía creérselo. Todo se estaba difuminando, como si de un juego se tratase. 1


Entonces empezó a darse cuenta. El también tenía su propia voz en “off”. Igual que Toni. Pensó que era imposible… esto no podía ser verdad. Pues sí. Lo es. Yo soy tu narrador. El que te controla. Igual que tú hacías con Toni. Dime, ¿Qué se siente al saber que tu vida se basa en una mentira y que estás hecho de pixeles? ¿Qué se siente al saber que realmente no existes? Mal, ¿Verdad? Pues así fue como se sintió Toni. Pensarás que ahora ya nada tiene sentido, pero no es así. Ahora es cuando todo debería de cobrar más sentido en tu vida. Todos estamos dominados por un ser muy superior, que nos controla desde detrás de una pantalla. Pero, ¿Sabes una cosa? No sabía que había creado un ser tan egoísta. Sí, como lo oyes. ¿Crees que el culpable de todo fue Toni? Para nada. El culpable de todo lo que ha pasado hoy es tu egoísmo. El pensar solo en ti. Lo único que pensaba cuando Toni te desobedecía era que te ibas a quedar sin trabajo. Y, ¿Por qué no se lo explicaste? Si se lo hubieras explicado desde un principio estoy seguro de que te hubiera hecho caso. ¿O crees que Toni hubiera destrozado su mundo si lo hubiera sabido? Sí, ya sé lo que estás pensando. Toni solo era un montón de pixeles. ¿Y qué? Te recuerdo que tú también lo eres, y tienes sentimientos y pensamientos propios. ¿Qué te hace pensar que Toni no los tenía? ¿Sabes que posiblemente yo también esté formado de pixeles? Y También el que me controla a mí. Y el que controla al que me controla. Y el que controla al que controla al que me controla. Buff. Es lioso. Puede parecer una paranoia, pero es la pura realidad. Bueno, ha llegado la hora de que me vaya. Tu mundo se está acabando, y dentro de poco será el mío el que desaparezca, y así llegará un punto en el que todos los mundos desaparezcan. La de cosas que hemos aprendido hoy. ¿Te das cuenta? Es alucinante. Hemos descubierto el significado de nuestra vida. Es algo decepcionante pero, ¿Qué más da? Si vamos a morir de todos modos. Ahora descubriremos lo que nos aguarda después de la muerte. Fascinante, ¿Verdad?... ¿Verdad?.................................... ¡INSERT COIN…!

Ivan Martín es alumno de tercero de ESO, grupo B, y ha resultado ganador del primer certamen de relatos del IES Federico García Lorca en el segudo grupo, alumnos de tercero y cuarto de ESO.


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