La arquitectura del siglo XX

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Manuel A. Torremocha Jiménez

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TEMA 27. LA ARQUITECTURA DEL SIGLO XX. I. LA ARQUITECTURA HASTA EL 1917. La arquitectura del siglo XX nació de un complejo proceso que abarca toda la primera mitad del siglo. Hay una primera fase, hasta 1917, bastante floreciente, en la que convergen los últimos ecos del modernismo con las experiencias protorracionalistas y las utopías futuristas, pero es truncada por la guerra.

II. LA ARQUITECTURA EN LA FASE DE ENTREGUERRAS. 1. Arquitectura historicista y vanguargista. Tras este brutal paréntesis se reinicia la actividad arquitectónica, que alcanza en la fase de entreguerras un gran interés. Hay todavía una oposición de quienes contraponen pasado y presente, una diferencia entre una arquitectura de oficio, historicista, que fue la más prolífica, y otra arquitectura vanguardista y minoritaria, que busca respuestas entre las que se encuentran las siguientes:

a. Expresionismo (1905 - 1925). Se trata de un grupo experimental,

que se manifiesta a través de escritos y dibujos, con poca obra construida. b. “Art Decó” (década de los 20). Movimiento injustamente considerado como una versión frívola de las conquistas racionalistas. Poca obra construida. c. Racionalismo. Será la corriente de mayor trascendencia. Busca un lenguaje no individual, regido por el principio de que la forma sigue a la función, y caracterizado por los siguientes rasgos: 1. Características técnicas: 1.1. Uso de materiales altamente industrializados, especialmente el hormigón armado (técnica que consiste en insertar cables de acero a una masa de hormigón para sumar los esfuerzos de tensión). Éste había sido utilizado por primera vez a fines del siglo XIX, pero su introductor en la arquitectura fue A. Perret, que no lo empleó como recurso técnico disimulado, sino como elemento formal con sentido estético propio. Es un material barato, adaptable, incombustible y anticorrosivo, pero, además, permite con su fluidez plástica un nuevo método compositivo para la construcción en esqueleto, diferente a la conseguida con acero, y activa el desarrollo de la arquitectura estructural, nuevas posibilidades en la


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contraposición carga/soporte y planta libre. Además la retícula invariable de la estructura permitirá la prefabricación y fabricación en serie, con abaratamiento importante de los costes, aunque conlleve peligro de monotonía formal. A veces se alterna con otros materiales industriales más nobles acero, cristal- o con ladrillo. 1.2. El muro no es importante. Queda reducido a una ligera membrana de cerramiento, que se perfora con grandes vanos tanto porque la técnica constructiva lo permite como porque las exigencias del espíritu de la época se dirigen hacia grandes aberturas que proporciones a los interiores luz y aire. El muro-cortina será un sutil revestimiento exterior.

1.3. Los soportes son pilares de diferente sección, con un armazón interno de redondos de acero, unidos por cercos y recubiertos de hormigón. Ofrecen nuevas posibilidades, como ángulos abiertos en los bloques o soportes libres en la planta baja.

1.4. Las cubiertas en general son adinteladas, y están formadas por vigas de hormigón armado o planchas, del mismo material, que se apoyan directamente en los soportes, con los que forman el esqueleto. Presentan brazos en resalte, que se estrechan hacia el exterior, placas de cubierta que sobresalen de los soportes y parecen flotar en toda su masa, consiguiendo un efecto ligero e ingrávido de gran audacia constructiva. En menor medida se utilizarán también bóvedas de hormigón, con moldeos poco comunes y cúpulas del mismo material, llenas de posibilidades, pues se hacen de finas láminas, de 6 a 8cm de espesor (“cáscara de huevo”).


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1.5. Desnudez decorativa. Los elementos decorativos desaparecen a favor de una homogeneidad rectilínea y desnuda; la ausencia de decoración añadida ha sido dictada por la estética de las formas abstractas, en un afán de que la tecnología y materiales se reflejen a sí mismos. En algunos casos, sin embargo, se dará cabida al uso del color.

2. Los valores plásticos: 2.1. Hay una gran preocupación por la proporción y los trazados reguladores, que hacen constante referencia a las formas ideales del clasicismo, pese a las grandes diferencias de los modelos propuestos, y con una nueva fisonomía artística, derivada de su tendencia a la simplicidad. La escala humana es un punto importante de referencia, como podemos ver en el Modulor de Le Corbusier.

2.2. El triunfo de la asimetría es un rasgo típico del racionalismo y su afán de definir el edificio por su función, y se relaciona con la influencia de la poética cubista y abstracta. Por estas mismas razones es olvidado el eje de composición cerrado.

2.3. El espacio interno aporta nuevas fórmulas basado en la “planta libre” (siguiendo principios racionalistas). Ésta, permitida gracias a los nuevos sistemas constructivos, se manifiesta en paredes interiores que se curvan y mueven libremente, conectando diversos ambientes y consiguiendo las dimensiones y distribuciones que se adecuan a las diferentes funciones (es una arquitectura que se plantea lograr el mayor beneficio social al menor coste económico). Rompe con el pasado inmediato y su visión en perspectiva, pero en ciertos aspectos reasume la voluntad gótica del espacio continuo y la experiencia barroca de muros ondulados y movimiento de volúmenes, aunque siempre dentro de consideraciones funcionales.


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2.4. Los volúmenes exteriores responden a una composición ortogonal distinta a la tradicional. De nuevo aquí es el hormigón armado el que permite la ejecución de voladizos, antepechos... y, sobre todo, bajos libres y remates en terraza horizontal que definen la nueva imagen. 3. Interés por el urbanismo: Se concibe la arquitectura unida a la ciudad y da reglas para su expansión o nuevos asentamientos. Se trata de acomodar a los hombres al nuevo ritmo de vida y organizar sus agrupaciones y, frente a los métodos de urbanismo devastador de Hausmann -que son los que se han adoptado desde mediados del siglo XIX-, se proponen nuevas fórmulas, que enlazan en la ciudad-jardín de Howard, y la “Cité industrielle” de Garnier, primer proyecto de ciudad industrial del siglo XX, culminando en las teorías de Le Corbusier.

Ciudad Jardín de Howard

“Cité industrielle” de Garnier

Los edificios más representativos que hacen son las viviendas sociales, en especial rascacielos de viviendas, construcciones industriales, edificios administrativos, teatros, salas de conciertos y estadios deportivos.


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4. Corrientes del Racionalismo: 4.1. Racionalismo funcionalista. 4.1.1. BAUHAUS ( 1925-1933 ). Esta corriente es fundada por Gropius en Weimar. Se trata de un centro pedagógico y experimental de arquitectura y diseño. Trasladada en 1925 a Dessau se decanta por la arquitectura racionalista, bajo las sucesivas direcciones de Meyer y Van der Rohe. Aunque entra en decadencia en 1930 y es finalmente clausurada en Berlín en 1933, ejercerá una enorme influencia que crece al emigrar sus componentes a otros países de Europa y a Estados Unidos. Se caracteriza por: la introducción de ventanas horizontales los muros-cortina estructuras en las que domina el ángulo recto Walter Gropius. Edificio de la Bauhaus (Dessau, Alemania) No puede entenderse el arte y la arquitectura del siglo XX sin la participación de la Bauhaus. Gropius (1883-1969) fundó esta Escuela de Arte y Diseño en el año 1919, en Weimar. Su talante progresista y la confesa ideología marxista o de izquierdas de algunos de sus maestros supuso que, cuando la derecha asumió el poder local, lassubvenciones cesaran. Entonces, se tomó la decisión (1925) de trasladarla a Dessau, localidad en la que apenas duraría ante la llegada de los nazis al poder. El por entonces director, Mies van der Rohe (1886-1969), pretendió salvaguardar la institución, trasladándola a Berlín (1932). Un año más tarde, los nazis cerraron y disolvieron la Escuela. La Bauhaus ya se había trasladado al edificio proyectado por Gropius como nueva sede. Es de suponer que las concepciones arquitectónicas del que fue su director estuvieran acordes con las propuestas constructivas de la institución docente. El edificio estaba formado por tres cuerpos geométricos, comunicados por el interior. Cada pabellón había sido diseñado para acoger una actividad determinada y, conforme a esta, así había sido concebido. La función determinó la forma: el ala reservada como estudio de los artistas ofrecía amplios ventanales que articulaban muros-cortina y que disponían de cristal en las esquinas. Todo estaba enfocado a ofrecer mayor luminosidad al interior. Por su parte, en los pabellones reservados a viviendas y espacios comunales, había un claro predominio del muro sobre el vano. Entre los materiales empleados estaba el cemento, el ladrillo, el acero y el vidrio. Su uso combinado había sido norma también en una de las vanguardias arquitectónicas, el expresionismo, que contaba con mayor presencia en Alemania. Tampoco eran nuevas la simplicidad y la desornamentación del edificio que muestra la Bauhaus, ni el aspecto


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cúbico de sus componentes. Algo muy similar se había visto en la Casa Schröder (1924), obra del neoplasticista Rietveld. De Stijl o neoplasticismo buscó una representación tridimensional de aquellas propuestas planas y pictóricas que realizó su principal representante: Mondrian. En ambos casos, Bauhaus y neoplasticismo, también se optaba por las cubiertas planas, en contra de la tradicional a dos aguas.

4.1.2. Le Corbusier ( 1887-1965 ). El francés Le Corbusier se relaciona con la rama purista del cubismo. Para él el urbanismo deberá plantearse el modelo de ciudad a partir de es cuatro funciones. Hay que separar zonas industriales y comerciales, de viviendas, zonas verdes, calles y avenidas. Habrá diferentes vías según los usuarios: de alta velocidad, vías normales, vías peatonales, de vehículos lentos y bicicletas. Se entiende que todo el espacio es el campo y la ciudad se introduce en él por zonas, pero lo urbano no debe romper el campo, lo rural. Le Corbusier entendía que cada barrio debe tener su parque, cada ciudad su parque metropolitano y cada región su parque natural, se decir, una ciudad que no rompa la unidad natural. Los tres sectores económicos tienen tres tipos de suelo: el industrial en una ciudad lineal, una línea de fábricas, otra línea paralela de comunicación y otra línea paralela de viviendas. Así hoy en día los polígonos industriales son lineales siguiendo las vías de salida de las ciudades. Con respecto a las viviendas, Le Corbusier rompe la calle como vía de comunicación con casas a ambos lados. Es una distribución de grandes bloques en grecas y suprime la calle integrando espacios poblados y vacíos. Estas unidades de habitación (Unidad de habitación de Marsella) están realizadas a base de líneas rectas, ángulos rectos, estructura en plantas repartidas en pisos, capaces de albergar hasta 1200 personas. Para las casas individuales fuera de la cuidad, su arquitectura se basa en los famosos “Cinco puntos para una nueva arquitectura” expone lo fundamental de su concepción artística:


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IES LAS MUSAS EDIFICIO SOBRE PILOTIS: Los pilares exentos o pilotis de la estructura portante separan el edificio de suelo natural. De este modo se asegura el respeto del edificio hacia el terreno, al margen de sus irregularidades topográficas. El suelo se libera para favorecer las circulaciones de acceso y el ingreso esfuerza su sentido de recorrido, al mantener en todo momento la relación con el paisaje.

PLANTA LIBRE: al separar la estructura vertical de las paredes interiores, la planta se libera de cualquier función portante. Si los edificios antiguos se sustentaban sobre muros de carga, que dividían los interiores en crujías ahora son los pilares o columnas exentas las que soportan las cargas .a si, las divisiones del espacio interior responderán a motivos estrictamente funcionales o espaciales permitiendo tanto los espacios fluidos como las composiciones de carácter orgánico. FACHADA LIBRE: La estructura no solo se disocia de los muros interiores, sino también de los muros de fachada. El cerramiento exterior del edificio se convierte, por tanto, en un autentico lienzo o piel ligera. De este modo se consigue una composición libre de los huecos de fachada, de acuerdo a las necesidades del espacio interior: iluminación y vistas.


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IES LAS MUSAS VENTANAS LONGITUDINALES: La ventana apaisada o fenetre en longueur es una consecuencia de la fachada libre liberada de su función portante, la fachada ligera se puede abrir en largos huecos horizontales, correderas (una invención del propio le corbusier ). Este tipo proporciona mucha mas luz y enmarca el pai-saje con amplitud, permitiendo la proyección del espacio interior hacia el exterior.

TERRAZA O CUBIERTA JARDÍN: el terreno que ocupa el terreno se recupera en la cubierta plana, construida como jardín colgante o terraza jardín. La plantación, así, es mas controlada y fácil de mantener, además, el espacio de está terrazas funciona como filtro el interior y las vistas amplias del paisaje.

Le Corbusier. Unidad de habitación de Marsella Hacia mediados de siglo, Le Corbusier, con su Unidad de habitación de Marsella, entró en la larga lista de arquitectos que se enfrentaron a la necesidad de construir viviendas sociales. La diferencia se encuentra en que el suizo afincado en Francia antepuso la comodidad y la prestación de servicios a los inquilinos de su propuesta. La «casa del chiflado», como popularmente se llamó, estaba formada por 17 pisos que albergaban 350 viviendas, de diferentes tamaños y la mayoría de ellas constituidas por pequeños pabellones de dos pisos dispuestos al tresbolillo. El conjunto se apoyaba en 40 pilotis de hormigón que, como en casos anteriores, creaban una planta inferior libre y abierta, adecuada para aparcamiento y para obtener una efectiva integración con el entorno. En la terraza dispuso una serie de servicios colectivos que incluían gimnasio, pista de atletismo, área teatral al aire libre, parvulario, piscina y otras zonas de recreo para niños. En la tercera planta concentró la oferta comercial al situar una carnicería, una panadería y otros establecimientos que cubrían las necesidades de los inquilinos sin tener que desplazarse.


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Le Corbusier. Casa Saboya (Poissy, 1929)

Le Corbusier (1887-1965), protagonizó la más ambiciosa renovación del lenguaje arquitectónico contemporáneo. Sus aportaciones son múltiples, como también las morfologías de sus proyectos. La vivienda unifamiliar o villa centró gran parte de su actividad en los primeros años. En torno a ella estableció el prototipo de casa Domino. El nombre vendría justificado por la referencia al juego, por un lado, en el agrupamiento en zigzag de las casas y, por otro, por el parecido que en planta tenían las columnas exentas con los puntos negros de las fichas del dominó. El desarrollo de esta concepción culminó en la Villa Saboya (Poissy, 1929). En ella aplicó sus cinco principios básicos: a) terraza jardín; b) fachada libre; c) ventana apaisada; d) planta libre; y e) pilotis. Su aspecto externo, un paralelepípedo blanco y austero, coexiste con la presencia de formas curvas muy suaves en los muros de la cubierta, espacio al que se accede mediante rampas internas. La ausencia de decoración hace que sea la proporción, la recuperación de la sección áurea, el principal responsable de los valores estéticos de la vivienda. Le Corbusier estableció el «modulor» o sistema de proporciones basado en las medidas humanas.


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Le Corbusier. Iglesia de Notre-Dame-du-Haut (Ronchamp, Francia)

El objetivo que anheló Gaudí de convertir la Sagrada Familia en «la catedral del siglo XX» parece lograrlo Le Corbusier en su Notre-Dame-du-Haut (Ronchamp, 1950). Concebida en palabras del arquitecto como «lugar de silencio, de paz y alegría interior», esta iglesia representa cierto acercamiento del arquitecto a los postulados organicistas, visibles en la apariencia escultórica del edificio. El templo ofrece cierto primitivismo que remite a monumentos megalíticos, por medio de unos muros ligeramente inclinados que ocultan la puerta de acceso y sobre los que se apoya una cubierta cóncava (curvada en el centro y alzada en los extremos). El cemento empleado le permite estas orgánicas formas que recuerdan la silueta de una hoja o de una concha. La asimetría, junto con la ausencia de color y ornato, se adueñan del exterior. Si simple es el exterior de la iglesia, su interior queda dominado por la diafanidad espacial y el recogimiento logrado mediante la luz que entra a través de los cristales policromos de unas ventanas irregulares hundidas en los muros. La preocupación lumínica determina la triple orientación de los vanos abiertos en las tres torres (más de veinte metros de altura), a fin de lograr un mayor aprovechamiento de la luz natural.


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4.2. Racionalismo orgánico. 4.2.1. Frank Lloyd Wright y A. Aalto. Buscan una nueva relación de elementos y la humanización de la arquitectura. Se considera que el edificio es un organismo vivo que se relaciona estrechamente con su contexto ambiental. Wright inicia su obra con la construcción de casas individuales en la zona de Chicago, llamadas “casas de la Pradera”, en las que ensaya la nueva arquitectura. En ellas son notas distintivas la horizontalidad y las cornisas muy salientes, con decoraciones basadas en rectas y planos ortogonales. La Casa de la Cascada está totalmente integrada en el espacio en que se ubica. Frank Lloyd Wright. Casa Kaufmann o de la Cascada (Pennsilvania, EE.UU.) La casa Kaufmann es un claro ejemplo de la ansiada convivencia entre naturaleza y obra humana, que buscaban los representantes de la tendencia organicista. Se asienta sobre una roca y sobre una cascada natural, alzándose tres plantas sin que se produzca una violenta ruptura con el entorno. Solo la presencia de la chimenea y su evidente trazado vertical parecen romper, al menos, durante un instante, la unidad entre naturaleza y arquitectura. «Ninguna casa», afirmaba Wright, «debería estar en una colina o en otro sitio. Debería “ser” la colina. Pertenecer a ella. Colina y casa deberían vivir juntas». Los materiales empleados tampoco suponen una seria agresión a ese espacio: madera, piedra rústica y hormigón. La primera, mayoritaria en el interior, se combina con la piedra. Esta, a la vez, configura unos muros que, por su rusticidad, contrastan con la planitud y regularidad de los voladizos de hormigón que se expanden hacia la caída del agua. La aparente adecuación del edificio y de los materiales al entorno pudo verse en peligro de no haber mediado el cliente y su discreción. Wright, que consideraba el hormigón como un material de «poca calidad en sí mismo» al ser un conglomerado, pretendió cubrir esos voladizos con pan de oro. La insistencia del creador y la resistencia del cliente concluyeron con una solución intermedia, como fue la de pintar de color albaricoque estas superficies. Anteriormente a la casa Kaufmann, Wright había extendido el modelo de «casa de la pradera» (casa Robie), dictada por la hegemónica presencia de la chimenea, así como por la planitud del entorno. Las propuestas constructivas las describía el propio arquitecto en 1908, cuando señalaba: «La pradera posee una belleza propia y nosotros deberíamos reconocer y acentuar su belleza natural, su silenciosa llanura. De ahí... los voladizos protectores, las terrazas bajas y los muros extendidos que delimitan jardines privados».


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BIBLIOGRAFÍA Manuel A. Torremocha

Apuntes de Historia del Arte

Julio Armesto y otros

Historia del Arte Comentario de obras maestras (I). Port- Royal Didáctica, Granada 2002 Arte del siglo XX, Diccionarios Oxford Análisis y comentario de la obra de arte, Ed. Edinumen, Madrid, 1994 Historia del Arte, Ed. Almadraba, Madrid 2007

VV.AA. Felisa Morante Javier Lizasoain


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