ALFONSO XIII

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EL REINADO DE ALFONSO XIII: LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN El reinado de Alfonso XIII (mayoría de edad 1902-1930) fue un periodo convulso en la historia de España. Se produjo la crisis del sistema de Cánovas, al tiempo que la sociedad y la economía experimentaban los primeros indicios de modernización. Como respuesta a esta crisis el Sistema respondió con una tímida línea reformista a principios de siglo y con el final del sistema político después. Por su parte, el Rey Alfonso XIII intentó sustituir el inoperante juego político por un sistema autoritario sustentado por los militares. Eso le costó el trono. 1. Regeneracionismo y revisionismo político. El regeneracionismo en Castilla y León. El Regeneracionismo surge en el contexto del “Desastre del 98”, que provoca una situación de crisis de la conciencia nacional y un gran descontento de toda la sociedad. De ahí surgieron propuestas de reforma y modernización política que partían del reconocimiento del retraso de España frente al mundo y exigían una renovación política social y cultural. La mayor parte de los regeneracionistas criticaban el sistema de la Restauración en sí. Este es el caso de intelectuales como Unamuno o Pio Baroja o el de Joaquín Costa o Giner de los Ríos, uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza, que aspiraban a regenerar la sociedad desde la educación. Para Costa el sistema político tenía dos graves problemas: la oligarquía y el caciquismo. El país estaba dirigido por una “minoría absoluta que atiende exclusivamente a su interés personal, sacrificando el bien de la comunidad”. Para Costa la solución queda resumida en su famosa frase: “escuela, despensa y siete llaves para el sepulcro del Cid”. En el caso de Castilla y León los partidos del Turno solían obtener una victoria aplastante en las elecciones, signo de que el caciquismo estaba muy arraigado. En general, y a pesar de alguna revuelta como la de Tierra de Campos en 1904, el campesinado castellano no optó por la vía revolucionaria, sino que adoptó el Agrarismo, un pensamiento que culpabilizaba de sus males a los obreros industriales y no a los caciques. Asimismo, el campesinado castellano militó mayoritariamente en los sindicatos y círculos católicos. El caso más importante de regeneracionismo castellano-leonés surgió en Valladolid: la Unión Nacional liderada por Santiago Alba, que agrupaba a la pequeña burguesía. Asimismo, en 1916 intentó llevar adelante una Reforma Agraria. Estos intentos regeneracionistas fracasaron. Hasta 1912 las medidas que se toman están marcadas pr el Regeneracionismo desde el poder (denominado Revisionismo). Se trata de un serio intento de reformar el Sistema de la Restauración desde dentro (sin cambiar los fundamentos) y adaptarlo a las nuevas demandas sociales lideradas por los movimientos obreros moderados. Los protagonistas del Revisionismo fueron Maura y Canalejas. La primera manifestación del Revisionismo fue la “revolución desde arriba” del gobierno conservador de Maura, que surgió como reacción a la victoria electoral de la coalición nacionalista Solidaritat Catalana en esa región (1907), favorecida por los graves acontecimientos de 1905 (comentarios satíricos contra el ejército en la revista Cu-cut) y la aprobación de la Ley de Jurisdicciones (1906) en la que serían juzgados por la corte militar las críticas al ejército, identificadas ahora como críticas a la Patria. Las bases del programa de Maura (Partido Conservador) fueron: • Ley de Protección de la Industria y actuaciones dirigidas a mejorar las actividades agrarias. • Creación del Instituto Nacional de Previsión (antecedente de la Seguridad Social). Reguló el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños. • Ley de Administración Local, por lo que se creaban las mancomunidades, asociaciones de las Diputaciones de cada región. Un primer paso hacia el autogobierno regional. IES VALLE DEL TIÉTAR – PROF. ISABEL DE LA FUENTE – EL REINADO DE ALFONSO XIII. LA CRISIS...

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Ley de Reforma Electoral de 1907. Concedió automáticamente el escaño en las circunscripciones en que se presentara un solo candidato (maquillaba un poco el fraude electoral). Todo su programa reformista se vio frenado por la crisis de 1909.

2. La quiebra del sistema: conflictividad social y crisis de 1909, 1917 y 1921. En este contexto de inestabilidad política el país tuvo que enfrentarse a graves problemas: • Aumentó la presencia de los partidos políticos que se oponían al Sistema: ◦ Los anarquistas crearon en 1910 el sindicato CNT (Confederación Nacional de Trabajadores), de carácter anarcosindicalista, que lucharía por conseguir una sociedad libertaria mediante la acción directa. Más extremista fue la FAI (1927, Federación Anarquista Ibérica). Su implantación seguía siendo mayoritaria en Cataluña y Andalucía. ◦ Los socialistas se afianzaron en el País Vasco, Asturias y Madrid. De su seno surgirá, como escisión, el Pdo. Comunista de España (PCE) en 1920, con poca relevancia. ◦ Los partidos republicanos adquirieron cada vez más fuerza. Tanto el Partido Radical de Lerroux como el Partido Reformista de Melquíades Álvarez. ◦ Los partidos nacionalistas se consolidaron. En Cataluña el nacionalismo se dividió entre un grupo conservador en torno a la Lliga Regionalista de Cambó y otro de izquierdas y republicano en torno a Ezquerra Republicana de Catalunya de F. Maciá. • La “cuestión religiosa”. Se reavivaron las protestas contra el poder de la Iglesia, extendiéndose el anticlericalismo. • La “cuestión militar”. El ejército recibía cada vez más crítica por su responsabilidad en el Desastre del 98, lo que aumentó el descontento de los militares. • El “problema de Marruecos”. En la Conferencia de Algeciras de 1906 se acordó el reparto entre Francia y España del territorio marroquí. A España le correspondió la franja norte (el Rif). En 1909 se inició un conflicto bélico muy impopular que alejó aún más a los militares de la opinión pública. La semana trágica de Barcelona (1909) fue la primera crisis grave que sufrió el Sistema de la Restauración tras la Guerra de Cuba (1898). Estallaron a la vez todos los conflictos latentes y comenzó la lenta ruina de dicho sistema político. Esta sublevación no respondía a ninguna ideología concreta, sino que fue una explosión de descontento popular motivada por el paro en el sector textil y el embarque de los soldados reservistas destinados a Marruecos en el puerto de Barcelona. Entre los amotinados había anarquistas, republicanos y catalanistas que tomaron las calles de la ciudad durante una semana. Una de las manifestaciones de estos desórdenes fue la violencia contra la Iglesia y la quema de conventos, tan irracional como espontánea. Las clases bajas urbanas identificaban a la Iglesia con el orden constituido y con los intereses de las clases dominantes. La respuesta del gobierno de Maura fue el uso de la fuerza y una represión exagerada: juicio y ejecución del anarquista Ferrer Guardia. Los acontecimientos desencadenaron una fuerte presión internacional y de la oposición que acabaron con el programa reformista de Maura, sustituido por el liberal José Canalejas (1910), que llevó a cabo el último intento revisionista: nuevas leyes laborales, la eliminación del impuesto de consumos, la Ley del Candado (que limitaba la creación de nuevos conventos e instituciones religiosas) y, sobre todo, la Ley de Reclutamiento (1912) que eliminaba el “soldado de cuota”, aunque no acababa con las discriminaciones respecto al servicio militar. Estas reformas se vieron truncadas por el asesinato de Canalejas en 1912. Se abrió así un periodo (1912-1923) en el que se manifestó la crisis de los partidos del Turno (Conservador y Liberal), que no eran partidos de masas y, por tanto, dependían demasiado de sus líderes. Cuando estos desaparecían, la falta de liderazgo produjo luchas internas por el poder. España no participó en la I Guerra Mundial (1914-1918), aunque la opinión pública estaba IES VALLE DEL TIÉTAR – PROF. ISABEL DE LA FUENTE – EL REINADO DE ALFONSO XIII. LA CRISIS...

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dividida entre aliadófilos y germanófilos. España pasó a ser suministradora de materias primas y alimentos a los contendientes. Las exportaciones aumentaron y se vivió una época de crecimiento económico que provocó el ascenso generalizado de los precios (inflación). Sin embargo los beneficios no se repartieron equitativamente. Los salarios no aumentaron al ritmo que los precios. Las clases bajas perdieron poder adquisitivo y aumentó el descontento y la conflictividad social. Todos estos problemas acabarán en la crisis de 1917, en la que convergen las siguientes cuestiones: • La cuestión militar. El descontento entre los oficiales “peninsulares” ante los rápidos y, a veces, inmerecidos ascensos de los “africanistas” culminó con la creación de las Juntas Militares de Defensa (1916), especie de sindicato militar (que iba contra la disciplina militar y la subordinación del ejéricto al poder civil). Se sublevaron a principios de 1917 por el descontento contra la política del gobierno liberal: pérdida del poder adquisitivo de los militares, favoritismo en la concesión de destinos a Marruecos, exigencia de exámenes de “aptitud” considerados como una “deshonra”. El Manifiesto de las Juntas de Defensa supone la reaparición del protagonismo del ejército en la política, pues los militares aparecen como los garantes de los principios sagrados de la patria (unidad nacional, orden política, etc.). El Rey lejos de luchar contra este movimiento, lo apoyó, convencido de que el ejército era la mejor defensa contra la oposición política al Sistema de Turnos y el mejor sustituto frente a la crisis política de dicho sistema. • Crisis parlamentaria. 70 diputados y senadores, por iniciativa de Cambó, constituyeron en Barcelona una Asamblea Nacional de Parlamentarios. Se trató de una especie de “parlamento alternativo” a las Cortes que pretendía unir a toda la oposición política al Sistema (republicanos, socialistas y nacionalistas). Demandó un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes (ojo: eso significaría una nueva Constitución... ¡de lo que os habéis librado!!!). Podría haber sido una revolución política incruenta, pero fracasó por las propias diferencias entre sus componentes, la oposición frontal del Rey y del ejército, el miedo de los grupos burgueses a la Huelga General y el ofrecimiento a los catalanistas de la Lliga a participar en gobiernos de concentración. • Crisis social. En agosto de 1917 la CNT y la UGT convocan una huelga general. Más importante que las reivindicaciones laborales (típicas de una huelga) eran las reivindicaciones de un cambio en el sistema político que justifican que se califique a ésta como una huelga revolucionaria. La huelga tuvo éxito en las zonas urbanas. La respuesta del gobierno fue negarse a negociar y el uso de la fuerza (un centenar de muertos y miles de detenidos). La huelga general, sin embargo, trajo inmediatas consecuencias. Ante la amenaza de una revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus reivindicaciones y apoyaron la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Dato y la formación de un gobierno de coalición en el que entró la Lliga Regionalista, provocó la inmediata desactivación de la Asamblea de Parlamentarios. La aplicación de la Ley de Fugas, que establecía la pura y simple ejecución sin juicio de los detenidos, exacerbó aún más el conflicto. A partir de 1917 se sucedieron los gobiernos de concentración, y la conflictividad social aumentó muchísimo. Es en este contexto en el que hay que situar el fenómeno del “pistolerismo” catalán, con enfrentamientos a tiros entre miembros de los sindicatos libres (al servicio de los patronos) y del sindicato único anarquista. En 1921 los anarquistas asesinaron a Dato, dos años más tarde el líder anarquista Salvador Seguí murió asesinado. Esta era la situación cuando estalla la crisis de 1921 relacionada con la Guerra de Marruecos. Esta había comenzado en 1909 contra las kabilas (grupos tribales rifeños) dirigidas por Abd el-Krim, que amenazaban constantemente los puertos de Ceuta y Melilla. El dominio del Rif se planteó como una cuestión de honor militar que hiciera olvidar el Desastre del 98 y restableciera el prestigio nacional. La sociedad española estaba dividida, incluso IES VALLE DEL TIÉTAR – PROF. ISABEL DE LA FUENTE – EL REINADO DE ALFONSO XIII. LA CRISIS...

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los militares, entre los que apoyaban la guerra, africanistas (favorecidos por los ascensos conseguidos por méritos de guerra) y los juntistas (marginados en la Península y sometidos al ascenso por riguroso escalafón). En el verano de 1921 las tropas españolas mal pertrechadas y mal dirigidas por el general Fernández Silvestre, cayeron en una emboscada de los rifeños en lo que se conoce como el Desastre de Annual. Se perdieron más de 13000 hombres y la propia ciudad de Melilla estuvo a punto de caer en manos de Abd el-Krim. Estos hechos provocaron una terrible impresión en la opinión pública y se organizaron protestas que pedían el abandono inmediato de la contienda. La presión llevó a la formación de una comisión militar que investigara los hechos, dirigida por el general Picasso. En el Expediente Picasso se evidenciaban las irregularidades, la corrupción y la ineficacia del ejército español en África. El 13 de septiembre de 1923, un cúmulo de circunstancias, llevaron al general Miguel Primo de Rivera a dar un golpe de Estado, iniciando el último periodo del reinado de Alfonso XIII. 3. La dictadura de Primo de Rivera: 1923-1930 Las causas que explican el triunfo del golpe de Primo de Rivera fueron varias: la inoperancia de los partidos del Turno, el estado de agitación social influido por la Revolución Rusa de 1917 (Trienio bolchevique en Andalucía; terrorismo anarquista, patronal y estatal en Barcelona), el desastre de Annual y el ejemplo del triunfo del fascismo en Italia. El golpe contó con el apoyo del empresariado catalán, interesado en acabar con el peligro anarquista, con el de un sector del ejército, partidario de la mano dura contra el desorden social, con la oligarquía terrateniente y, sobre todo, con el del Rey, que vio en el golpe el único medio de perpetuar la monarquía. El Directorio militar (1923-1925) fue el primer periodo de la Dictadura. Se trataba de un gobierno formado por militares que suspendió, aunque no derogó, la Constitución del 76, pues pretendía ser una solución temporal a la crisis. Se prohibieron los partidos políticos y se suspendieron los derechos individuales. Este primer periodo estuvo coronado por varios éxitos como la recuperación del orden público tras la dura represión de los anarquistas catalanes y el Desembarco de Alhucemas (1925) gracias a la colaboración con los franceses. El éxito de la operación otorgó al dictador una gran popularidad, animando a Primo de Rivera a continuar al frente del país. Así, en 1925 se restableció el Consejo de Ministros, sustituyendo al Directorio militar. Era un intento de perpetuar la dictadura. El nuevo gobierno fue conocido como Directorio civil, por la participación de políticos civiles. En 1927 se creó la Asamblea Nacional Consultiva, formada en su mayoría por miembros de la Unión Patriótica (partido formado por Primo de Rivera), elegidos mediante sufragio restringido. Su proyecto de nueva constitución (otra... Ja, ja, ja...) disgustó a todos. A la altura de 1929 la Dictadura apenas tenía respaldo, empezando por el rey; y encima se vino encima la gran crisis económica mundial. Se puede sintetizar la política del nuevo gabinete en tres ámbitos: • Política económica intervencionista. En un contexto internacinal expansivo (“los felices veinte”). Se creó el monopolio de petróleos estatal (CAMPSA) y Telefónica. • Fomento de las obras públicas: carreteras, ferrocarriles y obras hidráulicas. • Política laboral. Creó los “comités paritarios” para resolver los conflictos entre obreros y patronos. Sorprendentemente contó con la colaboración de los socialistas. La crisis mundial de 1929 devolvió a España a la huelga y el desorden social. La oposición a la dictadura aumentó e incluso surgieron discrepancias dentro del propio ejército. El 27 de enero de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al Rey y éste se apresuró a aceptarla. Murió en Francia dos meses después. Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al general Berenguer. Se iniciaba así un periodo IES VALLE DEL TIÉTAR – PROF. ISABEL DE LA FUENTE – EL REINADO DE ALFONSO XIII. LA CRISIS...

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conocido humorísticamente como “la Dictablanda”, en el que se intentó infructuosamente volver a la situación previa a 1923. Los partidos políticos ilegalizados durante la dictadura (republicanos, nacionalistas y socialistas), cansados de esperar la normalidad política, firmaron el Pacto de S. Sebastián (1930) para derribar a la monarquía. Con Alfonso XIII cada vez más aislado, incluso los militares empezaron a ver con buenos ojos la posibilidad republicana. Incluso la CNT apoyó la conspiración. El 12 de diciembre de 1930 fracasó una sublevación militar republicana en Jaca. Sus líderes, Galán y García Hernández, fueron juzgados y ejecutados. La mayor parte del Comité Revolucionario (creado para coordinar la oposición a la monarquía y presidido por Alcalá Zamora) fue detenido en medio del creciente descontento. Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931 dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de abril. Se trataba de ir volviendo poco a poco a la legalidad constitucional. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante en las zonas urbanas de los partidos del Pacto precipitaron la abdicación del Rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.

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