LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO Arrepentimiento se traduce en hebreo como: Teshuvá, que literalmente significa: Retorno. El genuino arrepentimiento incluye dos pasos: 1. Reconocer que uno se ha desviado del camino de Dios (que ha pecado, 1 Juan 3:4); 2. Regresar a vivir como Dios manda (como dice Juan: dar frutos de arrepentimiento) (Zac 1.3) Pablo explica en su carta a los Romanos el proceso de arrepentimiento, y lo vincula con el bautismo: (Romanos 6:1-13). Él compara la inmersión en agua como el proceso de morir (a uno mismo), y salir del agua como a la resurrección o volver a la vida (para vivir como Dios manda).(Romanos 6:1-4). El genuino arrepentimiento no es lo mismo que “sentir remordimiento” (porque eso no produce cambio alguno). Arrepentirse, implica reconocer la falta y cambiar. Como vimos antes, es “regresar” al camino de Dios. Por eso Juan llamó la atención de algunos que sólo llegaban a hacer la inmersión pero no cambiaban sus vidas: (Mateo 3:7-10) (Mateo 3:11) Juan explicó que su bautismo es de arrepentimiento. Luego mencionó otro bautismo, no de agua sino de fuego. Juan estaba profetizando que el Mesías traería otro tipo de bautismo: del Espíritu Santo y de fuego. ¿Qué implica eso? * Bautismo del Espíritu Santo: Cuando el Espíritu de Dios mora en nuestros corazones (Ez 36:25-27). Él nos ayuda a hacer lo que no podíamos hacer por nosotros mismos: (Rom. 7:14-25; Rom. 8:110). * Bautismo de Fuego: Por la descripción que hace Jesús, nos lleva a entender que está vinculado con el juicio: (Mateo 3:12) Luego que el Señor nos capacita a obedecer, teniendo al Espíritu Santo en nuestros corazones, Él espera que vivamos como Él manda. (Juan 14), en obediencia, que es la razón del Nuevo Pacto (Jer 31.31-33) Llegará el día en que nos pedirá cuentas. De esto es lo que habla el profeta: (Malaquías 4:1-4) En esa profecía, Malaquías menciona el rol de “Elías”, a quien Juan representó en la primera venida del Señor. Y también vendrá otro “Elías” en los últimos tiempos.(Malaquías 4:5-6) Juan no bautizaba en el Templo, sino en el desierto y en el Río Jordán. La razón de esto es que, en ese tiempo, los lugares para bautizar en Jerusalén se habían convertido en “un gran negocio”. Por eso no debe extrañarnos que cuando llegó el momento en que Jesús quiso hacer su inmersión (heb. Tevilá), no fue al Templo sino se acercó a Juan el Bautista, quien era su primo (sobrino de María), probablemente el Sumo Sacerdote que debía servir en el Templo, pero el lugar estaba comprado por otro. INMERSIÓN DE JESÚS Entre los que llegaron a ser bautizados por Juan estaba Jesús. (Mateo 3:13) Esto confundió un poco a Juan ya que él conocía a Jesús y sabía que él no tenía nada por lo cual arrepentirse.
(Mateo 3:14-15) Jesús no llegó a hacer una inmersión de arrepentimiento, sino a la inmersión de cambio de vida, por el inicio de su ministerio. En ese momento, Jesús comenzó su ministerio como sacerdote (según el orden de Melquisedec—Heb. 7). Él esperó hasta cumplir los 30 años (Lucas 3:23), que era la edad en que los sacerdotes iniciaban su ministerio (Num. 4:3). Aparentemente comenzaban su entrenamiento a los veinticinco años, y luego de cinco años entrenándose, estaban listos para entrar al Tabernáculo o al Templo (Num. 8:24). Jesús es de la tribu de Judá, y no puede ser sacerdote levita. Pero la Biblia señala que sí es sacerdote por “el orden de Melquisedec”, que es anterior y superior al de Aarón (Hebreos 5:10).
8/Jul./2018, 22/27
Compartir para vivir; Vivir para servir; Servir para exaltar.
PENTECOSTÉS ESTAMOS EN CUENTA REGRESIVA
(Mateo 3:13-17) En ese tiempo, prácticamente nadie reconoció el sacerdocio de Jesús, ni tampoco lo reconocieron como Rey, pero Dios Padre sí lo reconoció. Esta fue la cúspide del ministerio de Juan, y marca el inicio del ministerio de Jesús. Luego de esto Juan dijo lo siguiente: (Juan 3:30) Es necesario que El crezca, y que yo disminuya.
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Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.» 1 Pedro 1:15-16 ¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra. Salmos 119:9 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús. Filipenses 2:5
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que se habían retirado al desierto debido a la corrupción del sistema religioso. En ese entonces, el grupo de los Saduceos habían tomado control del sistema del Templo, respaldados por los romanos. La corrupción llegó al punto de vender los puestos principales.
COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS Mateo 3 JUAN EL BAUTISTA ¿Quién era Juan el bautista? El nombre de Juan en hebreo es: Yojanan, y significa: “Favor o gracia de Yahweh/Jehová”. Juan fue el hijo único del sacerdote llamado Zacarías. Su nacimiento fue un milagro, ya que su madre Elisabet era estéril, y no había podido tener hijos (Lucas 1:5-7). (Lucas 1:11-17) Pero un día, el Señor les envió un mensaje diciéndoles que tendrían un hijo. A Zacarías le costó creerlo, ya que además del problema de esterilidad, él y su esposa eran de edad avanzada. Pero el Ángel del Señor le dijo que su hijo tenía una misión especial que cumplir. Zacarías se sorprendió, no sólo por la promesa que tendría un hijo sino también por la misión que éste cumpliría. En día de la circuncisión de Juan (Luc. 1:59-66), vino a Zacarías una palabra profética que confirmaba el propósito de su hijo. (Lucas 1:67,76-79) (Lucas 1:65-66) Lo milagroso del nacimiento de Juan hizo más evidente el propósito especial que él tenía. Muchas señales acompañaron el nacimiento de Juan (embarazo a edad avanzada, de alguien que fue estéril toda su vida; la aparición del ángel en el Lugar Santo; la pérdida de voz de Zacarías y su recuperación en el día de la circuncisión); y todos estos milagros sirvieron de testimonio a muchos… EN EL DESIERTO Pasaron treinta años desde la promesa hasta el cumplimiento. Juan creció y maduró, pero no terminó en los lugares que uno hubiera imaginado, el vivió en el desierto: (Lucas 1:80) Juan era hijo de un sacerdote, del linaje de Aarón. Como tal, se esperaba que él sirviera en el Templo. Pero en lugar de verlo allí, él se fue a vivir al desierto. La Biblia no da detalles de por qué Juan terminó allí, pero podemos entenderlo por el contexto histórico de ese tiempo. En ese tiempo, Juan no era el único judío que vivía en el desierto. Había otro grupo de levitas y sacerdotes
Como reacción, un grupo de levitas fieles a Dios se vieron en la necesidad de huir al desierto, donde procuraban llevar una vida como Dios manda. Este remanente fiel eran conocido como los Esenios, y muchos de ellos vivían en Qumram, una comunidad cerca del Mar Muerto. A pesar de estar en el desierto, su vida giraba en torno al agua, ya que hacían baños rituales todos los días, antes de estudiar la Palabra y antes de comer. Los rollos del Mar Muerto fueron escritos por esta comunidad, y reflejan su interés en los últimos tiempos y la llegada del Mesías. Algunos creen que Juan era parte de esa comunidad esenia, pero no se sabe con certeza si fue así. Algo que lo diferenciaba de los esenios es la vestimenta. Los esenios se vestían con una túnica blanca, pero Juan llevaba otra vestimenta, tal como lo describe Mateo: (Mateo 3:4) Mateo no menciono esto sólo como un dato excéntrico, sino como una señal profética. Esto le recordó a un profeta de antaño que vestía de forma similar: (2 Reyes 1:8). Este dato es significativo porque la Biblia describe a Juan como el mensajero que llegó en “el espíritu y poder de Elías” a llamar al pueblo al arrepentimiento (Luc. 1:17; Mal. 4:5). Juan no se identificó a si mismo como “Elías” (Juan 1:19-27), pero Jesús sí lo hizo (Mateo 11:4; Mateo 17:10-12; Mateo 11:13-14) . En cuanto a los alimentos, Juan comía miel silvestre. Las langostas no se refiere al animal crustáceo del mar, sino a unos insectos similares a los saltamontes, que la Biblia los cataloga entre los animales que se permite comer (Lev. 11:20-23). LLAMADO DE JUAN Otro punto que distingue a Juan de los esenios es que él no se apartó de la gente, sino que salía a predicar al desierto y al río Jordán. (Mateo 3:5-6). Aunque estaba lejos de Jerusalén, la gente viajaba largas distancias para oír a Juan. Tal vez algunos pensaron que Juan estaba desperdiciando su vida en el desierto; pero fue precisamente allí donde debía ir para cumplir su propósito (Isaías 40:3-5; Mateo 3:1-3). La gente estaba intrigada por este sacerdote que pudiendo ocupar un puesto de privilegio, optó por por una vida simple en el desierto. Por eso mandaron a preguntarle: (Juan 1:19-21) ¿Quién era? La gente conocía su identidad y linaje, pero no entendían su misión. Seguramente Juan creció oyendo la historia de su nacimiento y las profecías que recibió con respecto al propósito de su vida. Pero lo más probable es que él mismo tenía duda de qué debía
hacer. Juan dijo que no era “Elías”, pero Jesús luego aclaró que Juan sí era el profeta que vendría en “el espíritu de Elías”, preparando el camino del Mesías (Mateo 11:11-14). (Mat 17:10-13) Jesús confirmó que Elías ya había venido, que Juan ocupaba esa posición, como uno como Elías. No que Elías hubiera reencarnado (lo que no es un concepto bíblico), sino que venía en el mismo espíritu. A Juan le costaba definir quién era él y qué título podían darle, pero una cosa sí sabía: el conocía su propósito. Esto fue lo que respondió: (Juan 1:22-23) “Entonces le dijeron: ¿Quién eres?, para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? El dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto. “Enderezad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías.” Esta respuesta no dejó satisfechos a los entrevistadores. Ellos querían saber específicamente por que razón Juan bautizaba en el río Jordán, en lugar del Templo: (Juan 1:24-27) Juan aclaró que él no era el Mesías, sino sólo el precursor. Y la razón por la que bautizaba no era por purificación para el Templo, sino para arrepentimiento. INMERSIÓN O BAUTISMO HEBREO La palabra bautismo viene del griego: “Baptizo”, que significa: “empapar o sumergir”. Esta palabra se usaba para describir el proceso de teñido, en el cual un objeto se sumerge en tinta, y esta cambia el color del objeto. El acto de inmersión en agua se conoce en hebreo como: Tevilá. El lugar especial donde se hace la inmersión se conoce como: Mikvá, la cual era una pequeña poza que debía cumplir con ciertos requisitos religiosos, el más importante es que contara con agua corriente (no estancada). Casi todas las sinagogas contaban con una Mikvá, pero las principales se encontraban en Jerusalén, ya que todo israelita que querían entrar al Templo debían pasar primero por una inmersión ritual para acercarse en estado de pureza. Muchos creen que Juan “se inventó el bautismo”, pero no es así. En la cultura bíblica hebrea existía el ritual de inmersión, que se usaba con varios propósitos: a. Limpieza ritual. Cuando alguien estaba impuro (heb. Tamei), según la Biblia lo define, debía entonces pasar por una inmersión ritual antes de poder entrar al Templo. b. Cambio de estado. Cuando alguien se casaba, o iniciaba un nuevo ministerio, o se convertía al judaísmo, entonces pasaba por las aguas del Mikvah. Es el concepto de dejar atrás la vida pasada, y entrar a una nueva vida (Juan 3:4-; Efesios 4:22-24) c. Arrepentimiento. Es la inmersión que está vinculada con un arrepentimiento genuino que marca el retorno a vivir como Dios manda. Este último era el bautismo de Juan. Su ministerio era llamar al arrepentimiento a una generación que se había desviado de los caminos de Dios. Por eso, le llamaban: “Juan el Bautista” (heb. Yojanan haMatbil).