Via Crucis Paulino

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Vicaría de Comunicación Obispado de Jaén

Diócesis D Dió ió i d de JJaén é


«Ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz» (Gal 3,1).

ViaCrucis con SanPablo Diócesis de Jaén Año Paulino 2008-2009


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a cruz revela “el poder de Dios” (1 Cor 1,24), que es diferente del poder humano, pues revela su amor: “La necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres” (1 Cor 1,25). Nosotros, a siglos de distancia de san Pablo, vemos que en la historia ha vencido la cruz y no la sabiduría que se opone a la cruz. El Crucificado es sabiduría, porque manifiesta de verdad quién es Dios, es decir, poder de amor que llega hasta la cruz para salvar al hombre. Dios se sirve de modos e instrumentos que a nosotros, a primera vista, nos parecen sólo debilidad. El Crucificado desvela, por una parte, la debilidad del hombre; y, por otra, el verdadero poder de Dios, es decir, la gratuidad del amor: precisamente esta gratuidad total del amor es la verdadera sabiduría. San Pablo lo experimentó incluso en su carne, como lo testimonia en varios pasajes de su itinerario espiritual, que se han convertido en puntos de referencia precisos para todo discípulo de Jesús: “Él me dijo: Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza” (2 Cor 12,9); y también: “Ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir lo fuerte” (1 Cor 1,28)”. BENEDICTO XVI. AUDIENCIA DEL 28 DE OCTUBRE DE 2008.

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Carta Pastoral del Sr. Obispo de Jaén para la Cuaresma de 2009 Jaén, 10 de febrero de 2009 Muy queridos fieles diocesanos: El próximo día 25, “Miércoles de Ceniza”, comenzamos un tiempo privilegiado, de cuarenta días de gracia. La Iglesia nos invita como bautizados a profundizar en la obra redentora de Cristo en nuestras vidas, a recorrer la historia de la creación y de la redención humana, obra del amor de Dios. Con los cristianos de todo el mundo caminaremos espiritualmente hacia el Calvario, meditando los misterios centrales de nuestra fe para desde la Cruz de Cristo llegar a la alegría de su Resurrección. Tres son los principales medios que la Iglesia pone a nuestra disposición y nos exhorta para este recorrido: La escucha asidua de la Palabra de Dios. La práctica más intensa del ayuno penitencial y la limosna, como ayuda generosa al prójimo necesitado, y La oración, sobre todo eucarística. 1. La escucha de la Palabra a) Ésta transforma siempre nuestro interior y nos comunica la verdad para vivirla y testimoniarla. Por esta Palabra conocemos quiénes somos, de dónde venimos, qué debemos hacer en esta vida, y la eternidad a la que caminamos. Nos ayuda para abrir nuestro interior al amor misericordioso de Dios y a convertirnos a Él, más y más, al comprobar nuestras pobrezas. b) Esta Cuaresma será una buena ocasión, en medio del Año Paulino, para releer sus Cartas, conocer su vida y el desarrollo de las primeras comunidades cristianas. Las trece Cartas que le atribuye la Tradición, son los primeros escritos del Nuevo Testamento y la correspondencia más importante de todas las épocas para los cristianos. San Pablo trata de animar y orientar en todos ellas a las comunidades que surgían en diversas ciudades fuera de Palestina, o a personas concretas, conocidas por su ministerio. Son todo


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ViaCrucis conSanPablo un ejemplo de teología viva. En ellas, Cristo se convierte en referencia y motivo de esperanza para aquellos primeros cristianos y, hoy, para nosotros. 2. El ayuno penitencial y la limosna

a) El Mensaje del Santo Padre, Benedicto XVI, para la Cuaresma de este año, centra su atención sobre el valor y el sentido del ayuno. Sus palabras sencillas y profundas, a que nos tiene ya acostumbrados, presentan al pueblo cristiano el sentido que debe tener “privarse de algo”,con sentido penitencial. Los sacerdotes pondrán al alcance de los fieles encomendados este Mensaje y, por ello, me limito a destacar únicamente estas palabras del Papa: “Para los creyentes -el ayuno- es en primer lugar una terapia para curar todo lo que impide conformarse a la voluntad de Dios.” “Puesto que el pecado y sus consecuencias nos apremian a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor.” “El verdadero ayuno… tiene como finalidad comer el alimento verdadero que es hacer la voluntad del Padre.” Pertenecemos a una civilización sobresaturada de bienes y estaría bien plantearnos seriamente si para encontrarnos con Dios necesitamos de tantas cosas, o si más bien, por el contrario, nos lo impiden o dificultan. Es ocasión para distanciarnos de lo innecesario, incluido el tiempo perdido, y buscar la verdadera riqueza: abrirnos al Señor y crear espacios para escucharle con mayor dedicación y sosiego. b) La limosna penitencial tiene también sentido de respuesta a nuestra cercanía a Dios. Desde Él, miramos de modo nuevo a nuestros hermanos y a sus necesidades. Quien mira el rostro de Cristo desde su interior, descubre lo que es amar al prójimo en su verdadera profundidad. Con la limosna y haciendo el bien a los demás, compartimos los dones recibidos con quienes se encuentran en cualquier necesidad y nos mostramos solícitos con sus pobrezas, como respuesta al amor que Dios nos tiene. “Jesús, al ver la multitud, se compadeció de ella” (Mt 9, 36). La Iglesia, consciente de su misión, continúa con Cristo dirigiendo su mirada conmovida hacia toda persona necesitada. La situación de carencia de bienes, de trabajo, de salud, de soledad… de quienes viven cerca y lejos de nosotros, son manos en espera de nuestra respuesta personal y organizada, a través de Cáritas y Manos Unidas principalmente. 3. La oración cuaresmal a) Escuchábamos hace tres domingos que Jesús de Nazaret, después de una intensa jornada en Cafarnaúm, “se levantó de madrugada, se marchó a un descampado y allí se puso a orar.” (Mc 1, 35).


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¡Qué grande es poder entrar en contacto con el Señor del mundo, que Él nos escuche y nosotros podamos escucharle! Busquemos tiempo en el recorrido cuaresmal, “ayunemos” de ocupaciones innecesarias para estar con el Señor y escucharle sin prisas. Hablemos con Él de todo, desde el silencio del corazón. Insistamos, en comunión, que envíe obreros a su mies y nos ayude a ser buenos obreros en su viña. Desde la intimidad personal, descubramos sus dones en nuestras vidas y en el desierto de nuestras pobrezas, encontremos su presencia amorosa. b) En el Plan Pastoral diocesano, para este curso, destacábamos el cuidado especial de la celebración eucarística dominical. El pan y la copa que compartimos nos une en la aspiración de unidad con todos y con todo. La Eucaristía es el hogar del amor, el gran tesoro de nuestra Iglesia, la más valiosa herencia que el Señor nos ha regalado. “Es el tesoro escondido en el campo”. Quien lo encuentra, ya nunca lo abandonará. Será lo primero en su vida. La Eucaristía dominical y diaria, vivida “desde dentro”, con Cristo y la comunidad, la prolongación de esta fiesta de nuestra fe en la adoración eucarística, señalan a los creyentes el camino para entrar en la historia de nuestros hermanos, y unirnos, con toda la humanidad, al canto eterno del amor trinitario con Cristo, por Él y en Él. c) Otras prácticas tan arraigadas en las comunidades cristianas de Jaén, como el vía crucis, ayudan también a descubrir el amor y el poder de Dios y la debilidad humana. La Diócesis ofrece un texto de esta piadosa práctica basado en los textos del Apóstol San Pablo, pero conviene también y así vienen haciéndolo de forma progresiva buen número de parroquias, orar asimismo con la Iglesia mediante la liturgia de las Horas. 4. Catecumenado a) La cuaresma pretende ser un catecumenado anual para seguir descubriendo y disfrutar de la realidad gozosa de nuestro bautismo; para revisar serenamente y en profundidad sus exigencias. Caminantes con Cristo Jesús por el desierto cuaresmal, alimentados por sus Palabras y Sacramentos, Penitencia y Eucaristía, Él toma la iniciativa para que descubramos su rostro con mayor cercanía y nitidez. “Ven y sígueme” (Lc 18, 22), nos susurra con su mirada amorosa al inicio de la Cuaresma y nos anima a subir con Él hasta Jerusalén para celebrar el misterio de la Pascua. b) Los niños y niñas en edad escolar, y los adultos no bautizados, inician este año, como importante novedad diocesana, su catecumenado que finalizará en la Noche de Pascua del 2010.


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ViaCrucis conSanPablo Se ha creado un servicio diocesano, que preside el Delegado Episcopal de liturgia, y seguimiento del itinerario catecumenal aprobado para la Diócesis de Jaén de acuerdo a las “Orientaciones pastorales para la Iniciación Cristiana de niños no bautizados en su infancia”, de la Conferencia Episcopal Española del año 2004. Informen los sacerdotes a sus respectivas Comunidades encomendadas, sobre este servicio que iniciamos con esperanza, seguros de sus frutos. “Reconciliarnos con Dios”. Ésta es la exhortación del Apóstol San Pablo, la misma que hace veinte siglos escribía para los cristianos de Corinto. Que no recibamos en vano la gracia de Dios, porque es tiempo de salvación.

Pedimos que en este itinerario nos acompañe María, la Madre del Redentor. Que nos ayude a llegar purificados y renovados a las celebraciones del Misterio Pascual de Jesucristo. Os bendice con todo afecto en el Señor, ? RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ. OBISPO DE JAÉN.


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Introducción

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iguiendo el sentir de la Iglesia Católica que mira a Jesucristo de la mano de San Pablo en este Año Jubilar, hemos compuesto el presente VIA CRUCIS basado en los textos del apóstol de Tarso.

La Diócesis de Jaén en su Plan de Pastoral, durante el presente año, quiere profundizar en la vivencia de comunión eclesial como dimensión imprescindible para la fe cristiana. Uniendo estas dos coordenadas, diocesana y universal, da como resultado este VIA CRUCIS PAULINO. Está pensado para poder ser rezado en distintos lugares y momentos de la cuaresma, y en las diversas comunidades locales que forman nuestra diócesis. Los autores son variados. Reflejan la riqueza de nuestra Iglesia Particular del Santo Reino en sus personas, carismas y ministerios, todos encabezados por su pastor y obispo D. Ramón del Hoyo López. Desde cada uno de los arciprestazgos se aporta el comentario de una estación, así se hacen presentes todos y cada uno de los rincones de esta vasta y hermosa tierra jiennense, y va aflorando su fe cristiana que tiene orígenes centenarios. Tienes en tus manos una propuesta de oración, con san Pablo, para acompañar a Jesús en el camino de la cruz. La riqueza y variedad de sus reflexiones refleja precisamente el modo de orar de nuestra gente. Es el resultado de una experiencia orante. Para que su lectura pueda ser llevada a cabo no sólo en forma privada, sino también en comunidad, se han propuesto en cada paso unos comentarios no demasiado extensos, y que se expresan con un lenguaje directo y existencial, fáciles de entender, al menos en la intención final de cada estación, incluso por los niños. Cada una de las estaciones de este VIA CRUCIS arranca de un texto paulino que pretende iluminar, desde la experiencia vivida por el apóstol de Tarso, el escándalo de la cruz. Pablo, siempre maestro, llegó a escribir aquello de: “sólo sé una cosa, a Cristo, y a éste crucificado” (I Cor 1,17). Es el mismo apóstol que hoy nos ayuda a comprender y a celebrar ese misterio de amor tan grande que consiste en dar la vida. Misterio que cuando se comienza a saborear, es capaz de hacer brotar del corazón expresiones propiamente paulinas como: “Sé de quien me he fiado” (2 Tim 1,12). Como los miembros de un mismo cuerpo, variados pero unidos, los cristianos de la Diócesis de Jaén, nos congregamos en oración en torno al crucificado, “necedad para unos…, pero para nosotros, la fuerza de Dios” (I Cor 1,18).


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ViaCrucis conSanPablo 1ª Estación

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE Elaborado por D. Ramón del Hoyo López. Obispo de Jaén. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Estad alerta, manteneos en la fe,…todo lo que hagáis que sea con amor” (1 Cor 16, 13-14)

El Hijo de Dios, paradójicamente, se presentó ante la máxima institución judía, el sanedrín, revestido con los harapos de un malhechor. Los setenta y un miembros, reunidos en semicírculo en torno a Jesús, son como una fría cortina de hostilidad y desconfianza. Jesús lo ve pero no sucumbe. “¿Eres tú el Cristo?... ¿Eres tú el Hijo de Dios?”, le preguntan y, lleno de serenidad y amor, les dijo: “Yo soy”. Este era el nombre y apelativo de Dios (cf. Ex 3, 14). Soy el Mesías a quien esperáis y “el hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios”. Pero no les interesaba un Mesías así. No lo necesitaban. El sol del Viernes Santo ya se asomaba en Jerusalén tras el monte de los Olivos. Aun estaban muy recientes sus palabras, pronunciadas en el Cenáculo, sobre el amor, mandamiento “nuevo” para sus discípulos. Seguro que Jesús paseó su mirada amorosa por aquel semicírculo de los miembros del Sanedrín y no lo condenó. Por todos caminaba hasta la cruz. “Amaos como yo os he amado”, debía repetir una y otra vez entre los contrastes y escarnios de aquellas horas. Pablo de Tarso hizo tan suyo este mandamiento “nuevo” signo y señal de los discípulos de Cristo, que escribe a los fieles de Corinto: “Cuanto hagáis, hacedlo por amor”.


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ORACIÓN: Señor Jesús condenado a muerte por amor a la humanidad, atado a la cruz sin salvarte a ti mismo. Tu que nos has salvado a tantos, dirige tu mirada ahora sobre nosotros. Ten piedad, y perdónanos haberte echado de nuestras vidas por no interesarnos, como el Sanedrín. Ayúdanos a escucharte por que Tú eres el Hijo de Dios. Que, como el apóstol Pablo, tengamos el firme propósito de hacerlo todo por amor. Que los cristianos de esta Iglesia de Jaén decidamos amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestros hermanos como a nosotros mismos, como Él nos amó. Amén. PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 2ª ESTACIÓN

JESÚS CARGA CON LA CRUZ Elaborado por miembros de un equipo de visitadores de enfermos. Arciprestazgo de Alcalá la Real. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia”. (Col 1,24)

Poniendo el belén en la iglesia, aunque parecía estar pasiva y nerviosa, reflexionaba y me decía: “Hace dos mil años viniste a los tuyos y no te recibieron, no había sitio para ti. Y hoy, ¿te hacemos hueco? Muchos fueron los llamados para este trabajo, poca es la respuesta. Tú, Cristo, nos diriges la pregunta que hiciste a tus discípulos: para vosotros ¿quién soy yo? Un rosario de respuestas bellísimas y verdades hermosas podemos decir, pero al final de los misterios está la Cruz que besamos con nuestros labios, pero a veces no llega al corazón. Tú, Cristo Resucitado, amor de mi vida, eres entre tantas cosas el gran desconocido al que tengo que conocer para que te conozcan. ¡Hay tanto que hacer! Cuanto más te acercas invisiblemente a la agonía de Cristo, más llevamos en nosotros un reflejo del Resucitado. Cuando paso por los barrios y las casas y hablo con la gente, siento la necesidad de que cada uno haga en mi mano la señal de la Cruz, el signo del perdón de Dios, porque yo, cristiano comprometido, no he llevado la alegría del Resucitado al mundo que nos espera, privándolo de esa gracia y felicidad. Da alegría cuando te acercas al mundo del dolor, con qué sencillez te reciben y esperan, Señor; pero aún así sigues siendo el gran desconocido por la masa de la gente. Salgamos de nuestra comodidad. Nuestro mundo está lleno de hombres y mujeres que esperan, ponte en camino y enjuga lágrimas, ponte en camino y escucha a la gente, deja la prisa y atiene esa soledad, consuela al triste, libera con tu palabra, tu consuelo, tu ayuda y tu servicio al que está encadenado. Sonríe al que viene de fuera y tiéndele tu mano. No pases


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de largo, no anules tu corazón, y carga con su cruz. Aprende a decir con san Pablo aquello de: “me alegro de sufrir por vosotros…, así completo los dolores de Cristo”. Ayúdanos, Señor, a terminar tu obra redentora. Ayúdanos a construir tu Reino: reino de paz, de justicia y de amor. Ayúdanos, Señor, a descubrirte en cada persona, por feo que parezca su disfraz. Ayúdanos a encontrarte en cada acontecimiento o circunstancia. Ayúdanos a descubrirte en el canto, en las rosas y las espinas, en la risa de un niño, en el llanto del anciano. Ayúdanos a besar tu Cruz hasta que se inunde el alma de gratitud. Ayúdanos, Señor, a salir de nosotros para que entres Tú. ORACIÓN: Vamos a rezar especialmente por los enfermos, los que sufren en el cuerpo o en el alma. Y por los que se dedican a su servicio, por profesión o por vocación. Que en nuestras comunidades parroquiales sean acogidos los llantos y dolores de nuestros hermanos sufrientes. PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 3ª ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ Elaborado por un joven. Arciprestazgo de Martos-Torredonjimeno. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Cor 4, 7-10).

Al pensar en la caída del Señor me viene a la mente un accidente que tuvo mi hermana. Fue muy aparatoso, ella quedó inconsciente, y en ese momento mis padres y yo nos vinimos abajo, pero al verla despertar nos vinieron todas las fuerzas y esperanzas. Viendo a Jesús caído, también perdemos la fe y la ilusión de seguir adelante. Nos sentimos tristes de que el peso de nuestros pecados lo derribe. Sin embargo Jesús se levanta tras caer y, al levantarse, nos hace recuperar la esperanza. Nosotros caemos en el pecado, y nos derribamos a nosotros mismos, pero con Jesús podemos levantarnos y seguir adelante. Los cristianos tenemos al Señor como modelo, y en Él encontramos el camino para salvarnos del pecado, nuestra mayor caída. Seguir su ejemplo es levantarnos siempre que caemos. Junto a él, la caída es tan sólo un pequeño rasguño que nos hace más fuertes para levantarnos. Sáname Jesús, líbrame del mal, dame tu valor, porque sin ti no hay salvación. Jesús, que nuestras caídas nos ayuden a darnos cuenta que sólo tú puedes sanarnos. Señor, te agradecemos tus caídas porque en ellas encontramos el perdón y la fuerza para levantarnos. Al mirarte, con san Pablo queremos decir mil veces aquello de: “nos derriban, pero no nos rematan”; porque, “estamos apurados, pero no desesperados”.


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ORACIÓN: En la oración de esta tercera estación vamos a tener presentes a los jóvenes de nuestra Diócesis: los que comparten nuestra fe cristiana, y los que van buscando una luz para sus vidas. Le pedimos al Señor que detrás de sus caídas, tengan fuerza para levantarse.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 4ª Estación

JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE Elaborado por un sacerdote. Arciprestazgo de Arjona. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “De este Evangelio me han nombrado heraldo, apóstol y maestro, y ésta es la razón de mi penosa situación presente; pero no me siento derrotado, pues sé de quien me he fiado y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el último día el encargo que me dio”. (2 Tim 1, 11-12).

La segunda carta a Timoteo fue escrita por Pablo cuando llegaba al final de su vida apostólica y las dificultades se agudizaban. La predicación encuentra serios obstáculos por parte de las autoridades del Imperio Romano. Timoteo, desalentado por la grave situación, recibe algunos consejos de Pablo. Éste, para infundir la fortaleza necesaria, lo anima para que reavive la gracia de la imposición de las manos, de su ordenación, y así pueda completar su misión: el encargo que recibió. El contexto de su conversación es la propia imposición de las manos que transmite los “carismas”, los dones para utilidad de la comunidad. Estos carismas son la fortaleza, la caridad y la templanza. La fortaleza sirve para dar energías y no avergonzarse de los sufrimientos que se padecen por anunciar el Evangelio con prudencia y caridad. Pablo sabe en quién ha puesto su confianza, y tiene seguridad absoluta de que no se verá defraudado, a pesar de las dificultades por las que está pasando. Nos dice la tradición que cuando Cristo se dirigía al Calvario, se encontró con su Madre. El pueblo cristiano ha visto en ella, en medio de esa situación de dolor, a la Madre de la Confianza, la que supo decir “sí” a Dios, y mantenerlo hasta el final. María, en la calle de la Amargura, anima a su Hijo Jesús a abandonarse en las manos del Padre. Hoy también a nosotros, que somos sus hijos, nos recuerda el valor de tener la seguridad absoluta y de fiarse plenamente, ya que nada ni nadie nos separará del amor de Dios.


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ORACIÓN: Rezamos en esta estación por todos los sacerdotes de nuestra Diócesis. Que, cuando el camino se haga difícil, sepan encontrar a María, Madre de la Confianza. Que Ella siga intercediendo por los pastores de la Iglesia para que, en las dificultades de su ministerio, sepan decir como Pablo: “sé de quien me he fiado”. Para que sean sacerdotes según el corazón de Cristo.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 5ª ESTACIÓN

JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO A LLEVAR LA CRUZ Elaborado por un miembro de Cáritas. Arciprestazgo de Andujar. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y así cumpliréis la ley de Cristo. Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Examine cada cual su propia conducta y entonces encontrará en sí mismo, y no en otro, el motivo de sentirse satisfecho; pues cada uno tiene que llevar su propia carga.” (Gal 6, 2 – 5)

Jesús mismo desea dejarse ayudar en su propio Calvario. Acepta la ayuda de Simón de Cirene, un campesino al que complicaron la vida, pero que la ganó al abrazar la cruz del Señor. Desde entonces “cireneo” es sinónimo de todo ser humano caritativo y sacrificado que ayuda a su prójimo. Con Simón de Cirene Jesús nos envía un claro mensaje: el Creador quiere colaboradores, el Redentor busca corredentores. Dios nos deja que le echemos una mano, así nosotros crecemos en dignidad, y Dios mismo se complace en sus hijos que se esfuerzan por ayudarle y que comparten como hermanos la carga. También nosotros podemos hacernos cirineos del cuerpo místico, que es la Iglesia, entregándonos generosamente a su servicio, gastándonos del todo por el Evangelio. El auténtico cireneo no lo es de fachada, no es un sepulcro blanqueado al servicio de su protagonismo o imagen social, es un ser que se compromete voluntaria y gratuitamente ante la llamada que Cristo nos hace en aras al crecimiento del Reino de Dios a favor de los más desfavorecidos, de los más pequeños y desvalidos. Bien había comprendido esto Pablo de Tarso cuando es capaz de escribir a los cristianos de Galacia con estos palabras: “Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas”. En esto resume toda la Ley de Cristo.


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ORACIÓN: Señor Jesús, que tuviste la experiencia de sentirte aliviado por el Cireneo en el camino del Gólgota, y notaste la mano amiga que se acercaba hasta ti para ayudarte a llevar el peso de la cruz, anima Tú nuestros corazones creyentes para que aprendan a amar, amando; para que aprendan a servir, sirviendo; para que aprendan a ayudar, ayudando. Fortalece especialmente a los que dedican su tiempo y sus energías por trabajar en las distintas cáritas de nuestra diócesis de Jaén.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 6ª ESTACIÓN

EL ENCUENTRO CON LA VERÓNICA Elaborado por un miembro de Vida Ascendente. Arciprestazgo de La Carolina-Bailén. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “¿Quién enferma sin que yo enferme?, ¿quién cae sin que a mí me dé fiebre?”. (2 Cor 11,29).

Una mujer se abre paso, con fuerza, entre la multitud cuando ve a Jesús cargado con la cruz camino del Calvario y con el rostro desfigurado por los golpes, el sudor y la sangre. La Verónica lo consuela, le ayuda y le transmite su amor al limpiarle la cara de todo lo que nuestros pecados han depositado en ella y, con ese gesto valiente, consigue dejar al descubierto el verdadero rostro de Cristo. Señor, hoy tu rostro también está desfigurado y oculto por la pobreza, la injusticia, la soledad, la violencia, la enfermedad y todos los males existentes en el mundo. Ayúdanos a vencer la cobardía y el miedo al qué dirán para que, con diligencia y amor, actuemos como verdaderas verónicas. Enséñanos a encontrarte en los hermanos más pobres, en todos aquellos que el mundo desprecia y abandona. Haznos capaces de estar cerca de los que sufren y descubrir el valor redentor del sufrimiento. Impúlsanos a trabajar por un mundo mejor en el que podamos limpiar tu rostro, de nuevo, y consolarte en los hermanos más necesitados. Que seamos capaces de asumir las palabras de San Pablo a la comunidad de Corinto: “¿quién enferma sin que yo enferme?”. Alienta, Jesús, a las mujeres para que la sociedad no consiga desposeerlas de su capacidad de ternura y entrega a los demás; protégelas para que dejen de ser víctima de la violencia


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cobarde que hoy se ejerce sobre ellas, e impulsa su afán por paliar el sufrimiento de este mundo, injusto, en el que la pobreza tiene rostro femenino. Señor, haznos entender que necesitas nuestro arrojo y compromiso, nuestras manos de verónicas y una gran dedicación para que los hombres recuperen la esperanza y te descubran como Padre amoroso.

ORACIÓN: Vamos a orar de forma especial por la mujer en nuestra sociedad. Para que siga siendo valiente al dar ternura y ayuda femenina al que anda necesitado. Para que no sea víctima de la violencia por razón de su sexo.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 7ª Estación

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ Elaborado por un anciano. Arciprestazgo de Linares. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor”. (2 Cor 5, 6-8).

Jesús ha recibido la ayuda del Cireneo para llevar la cruz, y sin embargo cae por segunda vez. La Divinidad se esconde tras el peso del madero ignominioso. La Divinidad se va ocultando a medida que se acerca a la muerte, hasta el punto de tener que gritar: “¡Padre, ¿por qué me has abandonado?”. Tú, Jesús, en esos momentos en que la cruz te oprime sobre tu cuerpo en la tierra, has sacado fuerzas mirando al pasado; has recordado aquello de tu Bautismo, y lo de tu Transfiguración: “Tú eres mi Hijo amado, el predilecto”. Mirando al cielo te pusiste de pie, abrazaste tu cruz, y seguiste adelante hacia el Calvario. Para nosotros, los jubilados, esta estación tiene un significado paralelo. ¡Cuantas caídas y tropiezos llevamos sobre nuestro cuerpo! También el jubilado esconde su experiencia, su saber y su ser, tras el hecho de no ser productivo, de no ser necesario, de ser incomprendido, de estar solo. Esta inutilidad aparente es nuestra cruz. Nos cuesta trabajo aceptar la nueva situación del anuncio de una nueva enfermedad y del peligro de la muerte cercana.

Nosotros jubilados, como san Pablo, caminamos sin ver casi nada, solamente “guiados por la fe”. Sabemos que la Iglesia nos quiere, nos respeta, nos admira, y por supues-


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to, nos necesita, esa es parte de nuestra fe. Esa fe que nos guía nos hace ver todo de otro modo. Nos hace comprender que somos ricos en tiempo, con posibilidades para educar a las nuevas generaciones, con oportunidades para orar y para escuchar en tiempos de prisas. Nosotros, conservamos la fe, cuando vienen las caídas, y sabemos que la vida es un don de Dios, por eso perseveramos dando afecto y ternura, sin interés a cambio, aunque a veces, como san Pablo, “preferimos desterrarnos del cuerpo, y vivir junto al Señor”.

ORACIÓN: En esta estación vamos a orar especialmente por los ancianos que, ante los fracasos y caídas, sienten la tentación de la desesperación. Para que comprendan que se puede caminar por la vida, “guiados por la fe”.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 8ª ESTACIÓN

JESUS CONSUELA A LAS MUJERES Elaborado por una catequista. Arciprestazgo de la Sierra de Segura. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde”. (Rom 12, 14-15).

El evangelista Lucas nos recuerda que un grupo de mujeres, siguiendo a Jesús en su camino de cruz, lloraban y se lamentaban por Él. Jesús agradece el gesto, pero les indica que miren a su alrededor, a sus propios hijos, y manifiesten esos sentimientos por ellos. La comunidad cristiana, desde el principio, no olvidó esa escena, y supo recoger la enseñanza, así la viene recordando en la octava estación del Vía Crucis. San Pablo profundiza en el mensaje, y nos recuerda que somos un solo cuerpo, y en esa unidad debe reinar el amor, un Amor Nuevo: el amor de hermanos, que perdona, que es perseverante, que es humilde y paciente, que se esfuerza sólo en hacer el bien, que es generoso y alegre, atento a las necesidades de los que nos rodean, y dispuesto a actuar con prontitud en su consuelo. Amor que sabe llorar con el que llora, y reír con el que ríe. Nuestra tarea, siguiendo al apóstol, es por tanto hacer el bien. Aliviando el llanto de los que lloran, estaremos derrochando el Amor; alegándonos con los que se alegran, estaremos igualmente derrochando ese mismo Amor. Y así nuestro amor no será una farsa, ni una actuación teatral para quedar bien. La mejor manera de seguir al Cristo de la cruz es no ser indiferentes ante al sufrimiento ajeno.


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ORACIÓN: Pedimos por todos los catequistas de nuestras parroquias, para que con valentía, sepamos enseñar a los niños, a los jóvenes y a los adultos que el Amor a Cristo no es algo abstracto sino comprometido seriamente, y quien lo vive, ha de saber ponerse al nivel de la gente sencilla, compartiendo tristezas y gozos, esperanzas y fracasos.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 9ª Estación

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ Elaborado por un cofrade. Arciprestazgo del Condado-Las Villas. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Cor 12, 1-10).

Tan extremada era su debilidad y tan excesiva la crueldad de los verdugos, que querían hacerle apresurar el paso cuando apenas le quedaba aliento para moverse. Tú, Señor, no te quejabas. Una y otra vez, y ésta es la tercera, en que te levantabas con la mirada fija en el Calvario. Sabías que ése era el único camino que nos llevaba a la salvación. Con tu propia obediencia y con tu propia humillación, nos enseñas que nada podemos ganar cuando buscamos la gloria con las artimañas que nos ofrece este mundo. Sólo desde la debilidad vivida en ti, y desde la seguridad puesta en el Amor del Padre, seremos capaces de levantarnos cada día de nuestros sufrimientos y caídas, y así dar testimonio a los débiles, a los marginados, a los enfermos y a los despreciados de este mundo. Pero todavía nos queda mucho por madurar para poder decir con san Pablo: “cuando soy débil, entonces soy fuerte”, porque hemos colgado en tu cruz nuestra vida, y la hemos gastado en comunión con los hermanos. Vendrán muchas caídas y fracasos, pero los viviremos contentos en medio de las dificultades sufridas por Cristo nuestro Señor. Oh Padre, que has querido redimirnos desde la debilidad de tu Hijo Jesús, enséñanos a optar por su estilo de vida basado en el Amor desde la humildad y desde la obediencia a tu


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proyecto, sin desistir ante las dificultades. Haz que sepamos estar contentos en medio de los insultos y privaciones sufridos por seguir sus mismos pasos.

ORACIÓN: Oramos en esta novena estación de forma especial por todas las cofradías de nuestra Diócesis, por todos nuestros hermanos cofrades que las componen, para que sigan luchando incansables desde el esfuerzo y el trabajo en comunión, a pesar de las caídas, por sembrar la Buena Noticia de Jesucristo en medio del mundo.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 10ª ESTACIÓN JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Elaborado por una niña. Arciprestazgo de Cazorla. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “(Jesús), a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, Se rebajo, obedeciendo hasta la muerte, Y una muerte de cruz”. (Fil 2, 6-8).

En humildad, nadie te gana Señor; en esa asignatura tú eres el mejor, y nos la enseñas con tu vida. Viéndote despojado de tus vestiduras me enseñas a ser humilde, y a estar siempre cerca de mis padres , de mis compañeros y de los que me necesitan. Te arrancan tus vestidos pegados a ti por la sangre de tus heridas. Aunque lejos del dolor que tú sentiste en el Calvario, a veces nosotros también sentimos cómo nos arrancan algo por dentro, en los momentos difíciles de nuestra vida, sobre todo cuando perdemos a un ser querido. Por eso te pido que sepamos siempre ofrecerte el recuerdo de los momentos difíciles y las separaciones que nos desgarran, uniéndonos a tu dolor, a tu pasión y esforzándonos por consolar a nuestros padres, a nuestros amigos, a los compañeros de clase, y a todos los que sufren. Que nos olvidemos un poco de nosotros mismos, y que no seamos a veces tan egoístas. Quisiera convertirme para siempre a ti, Señor, para que me enseñes a ser austera y desprendida de tantas cosas que tengo que no me hacen falta. Y que todos aprendamos a acercarnos cada día más a lo que tú nos pides en tu Evangelio. Que entendamos, como lo entendió san Pablo, que tu verdadera desnudez fue rebajarte y ponerte a nuestra altura


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humana, para que también nosotros, en medio de tanto orgullo, estemos dispuestos a despojarnos y estar cerca de los humildes.

ORACIÓN: Pedimos por todos los niños y niñas que creen que la felicidad está en tener muchas cosas. Para que viendo a Cristo desnudo, vayamos comprendiendo que para amar de verdad, hay que saber prescindir de muchas de ellas.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 11ª estación

JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ Elaborado por una religiosa de vida activa. Arciprestazgo de Úbeda. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de la profecía y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe como para mover montañas; si no tenga amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve”. (1 Cor 13,1-3).

Pablo, en el encuentro con Jesús había comprendido, que había muerto y resucitado por todos, y por el mismo. En la cruz por tanto, se había manifestado el amor gratuito y misericordioso de Dios. Pablo experimenta este amor en sí mismo, experimenta la salvación en sí mismo, día tras día, porque el crucificado desvela por una parte la debilidad del hombre, y por otra, el verdadero poder de Dios, la gratuidad del amor. Esta realidad la vive plenamente en una actitud de servicio en especial, con los más pobres y con los enemigos. Señor, si yo tuviera amor y entrañas de misericordia.... - Saldría de mí para encontrarme con los necesitados, -

de mi patria para ayudar a los que sufren,

-

de mis caprichos para socorrer a los hambrientos,

-

de mi actitud crítica para comprender a los que fallan,

-

de mi insuficiencia para contar con los que no valen,

-

de mis prisas para dar un poco de tiempo a tos abandonados,

-

de mi pereza para socorrer a los que están cansados de gritar,

-

de mi burguesía para compartir con los pobres.


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ORACIÓN: Que tu Espíritu, Señor, nos lleve a profundizar cada día más en la conversión del corazón, para poder ser en medio de los hombres y mujeres de nuestro tiempo presencia significativa y respuesta adecuada a los grandes desafíos de hoy.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 12ª ESTACIÓN

JESUS MUERE EN LA CRUZ Elaborado por una religiosa de vida contemplativa. Arciprestazgo de Baeza. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “ Cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado”. (1 Cor 2,2).

Te miro, Señor, muerto en la cruz por mi amor, y quedo adorándote. Recuerdo la profecía de Isaías refiriéndose al Siervo de Yavéh: “Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos” (Is 53, 3). Podría creer que estas palabras se refieren al estado lastimoso en que te encuentras, pero no es así, porque sigue la profecía diciendo: “Él soportó nuestros sufrimiento, y aguantó nuestros dolores” ( v 4). Esta fealdad de Cristo, es mi fealdad, ese desecho de hombre, son mis heridas y mis pecados. Eso es lo que yo contemplo en el cuerpo crucificado del Señor. Y si no lo veo, no estoy salvado; y si no lo veo, no estoy reconciliado; y si no lo veo en Él, el pecado permanece en mí, y para mí no sirve de nada la muerte de Jesucristo. En la cruz de Cristo toda la humanidad dejó su pobreza, su pecado y sus heridas. “Al que no había pecado, Dios lo hizo expiación por nuestro pecado” (2 Cor 5,21). Cristo en la cruz es como el gran pecado del mundo, pero acogido por el amor infinito del Padre. Así, el lugar del pecado se ha convertido en lugar de gracia, por eso ahora entiendo lo que dice el apóstol Pablo a la comunidad de Corinto: “Sólo me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado”.


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Señor: danos sed para venir a tu cruz que es como el sacramento precioso de la reconciliación, donde nos das todo lo que eres, y acoges a cambio lo que nosotros somos. Danos confianza y sencillez para acogerla y buscarla. Danos, Señor, espíritu de niños para acoger tu gratuidad, y dejar que nos envuelvas, nos sustentes y nos cuides. Aliméntanos con la flor de los granos de trigo y la roja bebida de la uva que es la Eucaristía, y haz de nosotros unas criaturas nuevas que vivan en el gozo de sentirse infinitamente amadas por ti.

ORACIÓN: Vamos a orar ahora por las religiosas de vida contemplativa que a lo ancho de nuestra diócesis de Jaén consagran su vida al Señor. Pidamos para que, con su vocación llena de renuncias, sigan dando testimonio como san Pablo, de Jesucristo, y éste crucificado.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 13ª ESTACIÓN

BAJADO DE LA CRUZ Y EN MANOS DE SU MADRE Elaborado por una familia. Arciprestazgo de Mágina. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud”. (Gal 5,1).

San Pablo en su carta a los cristianos de Galacia exhorta con fuerza a estas comunidades a no volver a la ley de Moisés y a no abandonar la libertad que Jesucristo les ha otorgado. Como padres cristianos nos preguntamos muchas veces si estamos educando a nuestros hijos en una auténtica libertad. Muchos de los problemas que hay en la familia hoy en día son debidos a una formación que no ha tenido suficientemente en cuenta que la libertad sin valores no ayuda a crear relaciones justas y sanas. Muchas veces nos dejamos llevar por la corriente y no somos capaces de dar a nuestros hijos la educación que sabemos es la mejor para ellos. Es decir, no somos libres. Contemplando a María con Jesús muerto en sus brazos seguramente recordando cuando era pequeño y lo estrechaba contra su pecho, nos preguntamos qué pensaría ella. ¿Estaría arrepentida de haber enseñado a su Hijo a actuar siempre según lo que le dictara su conciencia, es decir, a ser libre? ¿Pensaría que no había merecido la pena decir sí a la voluntad del Padre? No, María siempre fiel, y siempre libre, mantuvo su sí hasta el final, hasta este momento de oscuridad y de prueba. La Inmaculada no se dejaría llevar por la tentación de renunciar a la libertad para refugiarse en las seguridades. Te damos gracias Padre, por la libertad de María y la de tu Hijo Jesús que nos han hecho libres a nosotros. Gracias por todos los que siguen siendo libres a veces a costa de muchas


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cosas. Y te pedimos por todas las familias para que sepamos vivir y crecer en la auténtica libertad.

ORACIÓN: Tenemos presente ahora en nuestra plegaria a las familias, para que sepan vivir y educar en los valores que de verdad hacen libres a sus miembros.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 14ª estación

JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO Elaborado por un seminarista. Arciprestazgo de Ntra. Sra. de la Capilla de Jaén. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?; ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?. ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?... Estoy convencido que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro”. (Rom 8,35. 38-39).

Estas son unas hermosas palabras de San Pablo en las que se expresa la esperanza cristiana y la confianza inquebrantable en el amor que Dios nos tiene. Este es el fundamento de nuestra seguridad, pues si Dios está con nosotros y nos ama hasta el extremo de darnos a su propio Hijo, nadie podrá apartarnos de su amor. El amor de Dios, el que Dios nos tiene, se ha manifestado en el amor de Cristo que se ha desvivido por todos. Este amor es una fuerza victoriosa que nos libera del pecado y de la muerte y de cualquier amenaza. Pablo sabe muy bien que el cristiano está sometido a muchos peligros y necesidades: el sufrimiento, la angustia, la persecución, el hambre..., pero de todo ello sale victorioso con la ayuda de aquel que nos ha amado. Ninguna realidad creada puede separarnos de la omnipotencia del amor. Ante el Señor Jesús puesto en el sepulcro se hace el silencio, un silencio elocuente que nos ayuda a recordar tantos gestos y palabras de Cristo…Es el gran momento de la esperanza cristiana, pues lo que se ha sepultado no es la muerte, sino la Vida. Se ha enterrado el Amor, y el Amor es más fuerte que la muerte; el Amor de Dios crucificado y enterrado ha tocado todas nuestras muertes y las ha convertido en semillas de resurrección. Ahora es el tiempo de la verdadera esperanza, el tiempo de encender nuestras lámparas y salir en busca del Amor, al encuentro de quien ya nos ha encontrado primero.


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ORACIÓN: Padre bueno: en Cristo tu Hijo nos revelas tu amor, nos abrazas como a hijos y nos ofreces la posibilidad de descubrir tu rostro misericordioso. Señor, abre con tu fuerza las puertas de nuestro corazón, para que arraigue en él tu amor crucificado, y ya nada pueda apartarnos de ti. Que este amor sea la luz que nos muestre la vocación a la que Tú nos llamas: ser santos como Tú eres santo. Te pedimos también, que nunca falten a tu Iglesia sacerdotes que, con la palabra y los sacramentos, preparen el camino para el encuentro contigo.

PADRE NUESTRO.


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ViaCrucis conSanPablo 15ª Estación

JESÚS HA RESUCITADO Elaborado por una maestra. Arciprestazgo de Ntra. Sra. de El Valle de Jaén. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. “Es doctrina segura: Si morimos con Él, viviremos con Él. Si perseveramos, reinaremos con Él. Si lo negamos, también Él nos negará. Si somos infieles, Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo”. (2 Tim 2, 11-13).

Señor Jesús: hemos recorrido tu camino de dolor y muerte. Estamos conmovidos por tan crueles sufrimientos: varón de dolores, despojado de figura humana, entregado a la muerte y una muerte de cruz. Nos espanta la injusticia, la maldad del ser humano, la nuestra, la mía propia. Pero el mayor asombro es que todo lo contemplado en las estaciones precedentes, sucedió por AMOR: por tu amor obediente al designio salvador del Padre, por tu amor generoso hacia nosotros, tus hermanos. Gracias por comprarnos con tu sangre; gracias al Padre, que por medio de su querido Hijo, nos ha elegido, adoptado, liberado. La carta de S. Pablo –ya próximo su martirio- a uno de sus discípulos (2 Tim. 2, 11-13), nos anuncia: “Si vivimos con Él, si (a pesar de nuestra pobreza y dificultades) perseveramos con Él, si morimos con Él, reinaremos con Él”. Afirmación rotunda: reinaremos, resucitaremos, porque Cristo HA RESUCITADO. Él se abaja, nos toma de la mano y nos dice: despierta tú que duermes, pues no te liberé para que permanezcas cautivo del mal; levántate pues eres mi obra, creado a semejanza del Padre; gózate, pues yo he merecido para ti el reino de los cielos. Basta que hayas permanecido unido a mí como el sarmiento a la vid.


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¡Alabado seas, Señor Jesús!. Tu gloriosa Resurrección hace posible la nuestra. ¿Cabe noticia más feliz?. Tú, Maestro bueno, Pedagogo de la humanidad, ayúdanos a vivir y comunicar tan alegre noticia. Timoteo, el querido hijo en la fe de S. Pablo, es requerido por éste –repetidas veces- a enseñar tan saludable doctrina; a proclamar, en todo tiempo, el mensaje; a transmitir con oraciones, obras y palabras la buena noticia del Evangelio. Hoy, que siguen siendo actuales y urgentes las recomendaciones de Pablo a Timoteo, necesitamos la acción poderosa del Espíritu en nuestras vidas: luz y fuego en nuestro interior, ilusión y esfuerzo en nuestra docencia. ORACIÓN: Para que las madres y padres de familia sembremos y cultivemos con ternura la semilla de la fe en nuestros pequeños. Para que maestros y profesores orientemos la mente y el corazón de nuestros alumnos hacia la auténtica Verdad, Belleza y Bondad.


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ViaCrucis conSanPablo Para que todos nosotros, que configuramos la actual sociedad, respetemos la dignidad de la persona y construyamos un mundo justo y fraterno. Escucha nuestra oración, Jesús Resucitado. En Ti esperamos, pues sabemos de quién nos hemos fiado. Tú que eres fiel y estás sentado a la derecha del Padre, intercediendo siempre por nosotros. Amén. PADRE NUESTRO.


Vicaría de Comunicación Obispado de Jaén

Diócesis D Dió ió i d de JJaén é


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