Seminario 6 esp

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Apocalipsis 12 es el centro de la revelación del gran conflicto entre las fuerzas del bien y del mal. Este capítulo denuncia al gran enemigo actuando directa e indirectamente en la conducción del mundo en rebelión en contra de Dios. En todos los enfrentamientos ya fue derrotado, pero continua luchando, mientras espera el momento final de su ejecución y la de sus seguidores.


La guerra milenaria de Satanás contra Dios debe ser vista en el capítulo 12 en su lucha contra Jesús y la iglesia. Las personalidades que participan son: la mujer, su Hijo, sus últimos descendientes (o remanente), y el dragón.


Despliegue El drag贸n pelea en contra del Hijo de la mujer: 12:4, 5; 12:7-12 El drag贸n pelea en contra de la mujer: 12:6; 12:13-16; 13:1, 2, 5-10 El drag贸n pelea en contra de los 煤ltimos descendientes de la mujer: 12:17; 13:3, 4, 11-18


El despliegue se extiende hasta el capítulo 13, ya que forma parte de una unidad con el capítulo 12. Allí se puede ver claramente quienes están involucrados en la batalla.


Contendientes por el bien

Contendientes por el mal

El Hijo de la mujer La mujer Los 煤ltimos descendientes de la mujer

El drag贸n La bestia que sale del mar La bestia que sale de la Tierra


El centro de Apocalipsis muestra que el mismo Miguel que peleó con sus ángeles contra del dragón y sus ángeles en el cielo, ahora se levanta nuevamente para librar, de una vez y para siempre, a los últimos descendientes de La mujer. La Palabra profética anuncia:


“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de su pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. .” Daniel 12:1.


El drag贸n pelea en contra del Hijo de la mujer


Y el drag贸n se par贸 frente a la mujer que estaba por dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese (Apoc. 12:4).


1 2

Él es grande Es rojo

3

Tiene siete cabezas

4

Tiene, también, diez cuernos

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Con la cola, derribó un tercio de las estrellas del cielo. Características del dragón, versículos 3 y 4


¿Por qué todo este despliegue para destruir al Hijo? Desde la promesa de Génesis 3:15 fue hecha en el Edén, el enemigo sabía que el plan para la redención humana tenía su fundamento en la venida de Jesús al mundo. Sabía también que, una vez ejecutado este plan, estaría destruido para siempre.


¿Por qué todo este despliegue para destruir al Hijo?

Sabía que después de la muerte, resurrección y ascenso al cielo le quedaría poco tiempo. Por eso todo el empeño para impedir el cumplimiento de las profecías mesiánicas.


El dragón fue derrotado por la eternidad. Este es el contexto de Apocalipsis 12, la entronización de Cristo después de su muerte y resurrección. Él vino, cumplió la misión y venció en lugar de cada pecador que lo acepta como Salvador personal.


Con la victoria de Cristo sobre Satanás y la muerte, el “acusador de los hermanos” aquel que los acosaba de día y de noche, fue eternamente expulsado, versículo 10. Esta expulsión está vinculada al derramamiento de la “sangre del Cordero” (versículo 11). Después del calvario, nunca más tendría acceso al cielo para acusar a los seres humanos que eran fieles a Dios.


La primera es registrada en los versículos 7-9 cuando fue derrotado por Miguel y sus ángeles, fue una expulsión física.


La segunda fue en el calvario, registrada en los versículos 10-12. La encarnación, el ministerio y la muerte de Cristo, mostró quien es el único que puede ser igual a Dios. Él fue “expulsado” moralmente también. La cruz significó la expulsión del príncipe de este mundo (Juan 12:31).


Despliegue: guerra en el cielo


“Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese” (Apoc. 12:4).


El drag贸n pelea contra la mujer


“Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra”, eso es, viéndose vencido por Miguel, “persiguió a la mujer ” (Apoc. 12:13).


El dragón ahora persigue a la mujer, movido por la ilusión de que, si la vence, vencerá a Jesús. La mujer es el símbolo de la iglesia, y es la esposa del Cordero.


La mujer vuela al desierto con sus dos alas de รกguila, cuadro que recuerda el cuidado protector de Dios por Israel al salir de Egipto (ร xo. 19:4). Dios ahora protege a su nuevo Israel, la iglesia.


Lo que sorprende, es que en Apocalipsis 13, la Tierra se abre nuevamente, pero ahora para dejar emerger un poder que actuará contra el pueblo de Dios, dando apoyo a la primera bestia, y la supremacía de la misma volverá con mucho más fuerza.


El drag贸n pelea contra los descendientes de la mujer


El remanente fiel constituye la comunidad final del pueblo de Dios. Sus caracterĂ­sticas son las de la iglesia verdadera, y estĂĄn claramente expuestas en el Nuevo Testamento:


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Tienen a JesĂşs como Salvador personal.

Intentan seguir a JesĂşs como modelo de vida (1 Ped. 2:21). No participan de la impiedad que hay en el mundo, y se abstienen de las pasiones carnales.

EstĂĄ unida por el amor fraternal como una gran familia (Juan 13:34, 35).


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Guardan los Mandamientos de la Ley de Dios como se encuentran en la Biblia (Apoc. 14:12); Tienen los dones espirituales, particularmente el de la profecĂ­a (Apoc. 12:17; 19:10); Esperan a JesĂşs en su segunda venida a este mundo (Heb. 9:28).


Los adventistas del séptimo día creen en cumplir estas especificaciones, pero no se consideran el pueblo exclusivo de Dios. Entienden que los miembros de cada denominación cristiana que se rinde a él, y viven en la luz divina, son también miembros del cuerpo de Cristo.


C贸mo se manifestar谩 la ira del drag贸n contra el remanente


La ira satรกnica se vuelve especialmente contra aquellos que componen el remanente porque honran las instituciones divinas cuando el mundo las considera obsoletas e inconvenientes.


Esta ira se manifestarรก cuando se aproxime el momento del fin. Una vez cerrada la puerta de la gracia, el enemigo actuarรก sin restricciรณn, provocando calamidad tras calamidad en toda la Tierra, y trayendo angustia indescriptible sobre los perdidos.


Llegan a un punto en el que todo parece perdido, pero “recuerdan a Jesús muriendo sobre la cruz del Calvario”, y entonces luchan con Dios, y así prosiguen hasta que escuchan La voz de Jesús: “he peleado en favor vuestro, y en mi nombre sois más que vencedores”. (El conflicto de los siglos, p. 615).



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