Edición 118

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Año 3

No. 118

Semana del 08 al 14 de mayo de 2011

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Rosario regalado por Juan Pablo II sostuvo a madre cuyo recién nacido casi muere

“Durante los cinco días que mi hijo permaneció hospitalizado, no solté el rosario que el Papa me había regalado”, afirmó Claudia Lucía Sayago, la madre que leyó a Juan Pablo II el mensaje de los jóvenes mexicanos durante su visita del 2002 y que recibió un rosario de manos del Santo Padre. Claudia, entonces de 24 años, supo que ese día su vida había cambiado. Años después, el Papa que le había regalado un rosario se convertiría en un valioso intercesor ante Dios cuando la vida de su hijo Aciprensa recién nacido peligraba, de-

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LA MUERTE ES ALGO PASAJERO

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bido a un sufrimiento fetal en el momento del parto. “Los médicos habían dicho unas palabras para referirse al estado de salud de mi pequeño: ‘El niño va contra corriente’. Pero aquello, lejos de desalentarme me recordó la grandeza del Papa, que invitaba a los jóvenes a vivir contra corriente y de la mano de Cristo”, afirmó Claudia al Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME). En una entrevista difundida el viernes 29, la madre relató que su hijo fue bautizado de emergencia en el hospital

EL NÚMERO DE LA BESTIA

con el nombre de Juan Pablo. Tres días después ya estaba el niño en casa, para sorpresa de todos y de los médicos, que hasta hoy consideran inexplicable que el pequeño no tenga ninguna secuela. Claudia recordó que el día en que tuvo que acercarse a Juan Pablo II para leerle el mensaje de los jóvenes: “Fue durante la Misa de canonización a San Juan Diego, justamente en el ofertorio. Me acerque a él y me incliné para extenderle la carta en la que le expresábamos todos los jóvenes el amor que sentíamos por él; el Papa la tomó y asintió con su

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cabeza, después me bendijo y me regaló un rosario que aún conservo”, relató. Claudia dijo que bastaron unos pocos segundos para experimentar en la persona de Juan Pablo II el amor de Dios. “Al mirarme pude sentir su inmensa bondad, al escuchar su voz, mi alma se llenó de gozo, quería abrazarlo y llorar de alegría, pero debía conte-nerme porque era un acto oficial”, señaló. “Yo estoy muy contenta por haber estado cerca de él, de un santo que no me lo platicaron sino que lo vi”, afirmó Claudia.

¡QUÉ POCA!


MAYO 08 DE 2011

Los discípulos de Emaús ¿Y nosotros?

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Editorial

Por Pacco Magaña

oy San Lucas nos ofrece un maravilloso relato de la aparición de Jesús resucitado a los dos discípulos de Emaús. Ellos eran judíos piadosos. Habían celebrado la Pascua de Jesús. Tienen todos los datos: tienen el dato del sepulcro vacío, el testimonio de las mujeres que aseguran haberlo visto resucitado y las predicciones de Jesús. Caminan como alguien que vuelve de un funeral: qué bueno era, poderoso en obras y palabras pero lo han crucificado, ha muerto y todo se acabó.

Santa Brígida Queridos hermanos y hermanas: En la ferviente vigilia del gran jubileo del año 2000, el venerable siervo de Dios Juan Pablo II proclamó copatrona de toda Europa a santa Brígida de Suecia. Les quiero presentar su figura, su mensaje y las razones por las que esta santa mujer tiene mucho que enseñar —todavía hoy— a la Iglesia y al mundo.

Ha muerto en ellos la fe y desaparecido toda esperanza, sólo les queda el amor y ese amor es lo que será su salvación. Dice San Agustín: “Si todas las Biblias del mundo se destruyeran por cualquier cataclismo y permaneciese una sola copia y de esta copia no fuese legible más que una sola página y de esta página sólo una línea fuese la de la primera carta de Juan donde está escrito “Dios es Amor”, estaría todo salvado, porque toda la Escritura se resume aquí. Ella es una carta de amor enviada por Dios a la humanidad”.

Conocemos bien los acontecimientos de la vida de santa Brígida, porque sus padres espirituales redactaron su biografía para promover su proceso de canonización inmediatamente después de su muerte, acontecida en 1373. Brígida nació setenta años antes, en 1303, en Finster, Suecia, una nación del norte de Europa que desde hacía tres siglos había acogido la fe cristiana con el mismo entusiasmo con el que la santa la había recibido de sus padres, personas muy piadosas, pertenecientes a familias nobles cercanas a la Casa reinante.

Sobre esta pasaje escribió J. Guitton: “Es la mejor síntesis de todo el Evangelio y debe ser leída con el espíritu del bautizado que quiere hacer suya la experiencia de Cristo resucitado que tuvieron los dos privilegiados de Emaús: oír la Palabra, dejarse interpelar por Ella; abrir el corazón para que arda; reconocer a Jesús que es el mismo de la historia pero no ya sometido a las leyes físicas del espacio y del tiempo; llenarse de alegría y sentir la imperiosa necesidad de comunicar a los demás el propio hallazgo”. Tal vez nosotros nos vemos retratados en estos dos discípulos que caminan hacia Emaús. Tienen una clara crisis de fe: “Nosotros esperábamos…” No están seguros de nada. No reconocen al Maestro; sus ojos están cegados. En nuestra vida hay días de oscuridad. No reconocemos al Señor ni aunque se presente como compañero de camino. Lo podemos reconocer en la fracción del pan, o sea, en la Eucaristía.

Podemos distinguir dos períodos en la vida de esta santa. El primero se caracteriza por su condición de mujer felizmente casada. Su marido se llamaba Ulf y era gobernador de una importante provincia del reino de Suecia. El matrimonio duró veintiocho años, hasta la muerte de Ulf. Nacieron ocho hijos, la segunda de los cuales, Karin (Catalina), es venerada como santa. Se trata de un signo elocuente del compromiso educativo de Brígida respecto de sus hijos. Por lo demás, su sabiduría pedagógica fue apreciada hasta tal punto que el rey de Suecia, Magnus, la llamó a la corte durante cierto tiempo, con el fin de instruir a su joven esposa, Blanca de Namur, en la cultura sueca.

Lo podemos reconocer en la celebración de la Palabra: “les explicaba las Escrituras”. Cuando en nuestra celebración se proclama el Evangelio, es Jesús mismo, aunque no lo veamos, ni nos parezca oírle directamente, quien nos comunica su mensaje, más aún, quien se nos da Él mismo, porque Él es la Palabra definitiva de Dios. Lo podemos reconocer en la comunidad. Cuando los Discípulos de Emaús llegaron a donde estaba el grupo de Jerusalén, oyeron la Buena Noticia: “era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón”. Lo podemos reconocer en la caridad fraterna. Ellos aunque estuvieran tan desanimados, tuvieron la gran idea de invitar al “Peregrino” desconocido a cenar con ellos. Y allí se les abrieron los ojos. La caridad fraterna es la mejor clave para reconocer la presencia del Señor en nuestra vida. Que hoy, al participar en la Eucaristía, sea nuestra propia experiencia y nuestra alegría: ¡El Señor ha resucitado!

(Primera de tres partes)

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Brígida, guiada espiritualmente por un docto religioso que la inició en el estudio de las Escrituras, ejerció una influencia muy positiva sobre su familia que, gracias a su presencia, se convirtió en una verdadera «iglesia doméstica». Junto con su marido, adoptó la regla de los Terciarios franciscanos. Practicaba con generosidad obras de caridad con los indigentes; incluso fundó un hospital. Al lado de su esposa, Ulf aprendió a mejorar su carácter y a progresar en la vida cristiana. Al regreso de una larga peregrinación a Santiago de Compostela, realiza-

da en 1341 junto a otros miembros de la familia, los esposos maduraron el proyecto de vivir en continencia; pero poco tiempo después, en la paz de un monasterio donde se había retirado, Ulf concluyó su vida terrena. Este primer período de la vida de Brígida nos ayuda a apreciar lo que hoy podríamos definir una auténtica «espiritualidad conyugal»: los esposos cristianos pueden recorrer juntos un camino de santidad, sostenidos por la gracia del sacramento del Matrimonio. No pocas veces, precisamente como sucedió en la vida de santa Brígida y de Ulf, es la mujer quien con su sensibilidad religiosa, con la delicadeza y la dulzura logra que el marido recorra un camino de fe. Pienso con reconocimiento en tantas mujeres que, día tras día, también hoy iluminan a su familia con su testimonio de vida cristiana. Que el Espíritu del Señor suscite también hoy la santidad de los esposos cristianos, para mostrar al mundo la belleza del matrimonio vivido según los valores del Evangelio: el amor, la ternura, la ayuda recíproca, la fecundidad en la generación y en la educación de los hijos, la apertura y la solidaridad hacia el mundo, la participación en la vida de la Iglesia.


MAYO 08 DE 2011

CATÓLICOS “COMETAS”

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os cometas son pequeños astros compuestos por hielo y polvo que usualmente desarrollan una atmósfera brillante y largas colas cuando están cerca del Sol. Alguno de los más populares, el cometa Halley, aparece cada 76 años, haciéndose visible a los ojos humanos. “Constatamos que en nuestra Iglesia existen numerosos católicos que expresan su fe y su pertenencia de forma esporádica, especialmente a través de la piedad a Jesucristo, la Virgen y su devoción a los santos” (DA 160). Esta afirmación de los obispos de América Latina es una constatación dolorosa. Desafortunadamente, abundan los bautizados que sólo manifiestan su fe cuando llega la fecha de la fiesta patronal de su pueblo, cuando sus hijos reciben la Primera Comunión o la Confirmación o cuando asisten a la celebración por un difunto. Es frecuente escuchar la frase de los católicos “embarazados”: “Yo voy a Misa cuando me nace”… ¿Será esta una forma válida de vivir la fe? Desde el día de nuestro Bautismo fuimos injertados en la vida de Dios, somos llamados a vivir en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El encuentro íntimo con Jesús es indispensable para llegar a la vida comunitaria y a la actividad misionera. Si no cultivamos esa relación personal con Jesucristo, es muy fácil que caigamos en expresiones muy tibias y difusas de lo que es la vida cristiana. No olvidemos que la vida cristiana es una vocación. Hemos sido llamados a la fe. Este llamado lo recibimos en el seno de una comunidad cristiana. Somos llamados en compañía de otros, también llamados a la vida cristiana. Se trata de una vocación que es al mismo tiempo una con-vocación. Es por esta razón que se afirma que no hay discipulado sin comunión. La comunidad cristiana es el lugar donde recibimos la fe. La fe en Cristo nos lleva a insertarnos en una comunidad cristiana. No sería auténtico el acontecimiento cristiano que no lleve a los bautizados a experimentar su pertenencia a una comunidad cristiana. La comunión se alimenta cuando recibimos el Pan de la Palabra de Dios y el Pan del Cuerpo de Cristo. San Pablo afirma que “Todos los que comemos del mismo Pan, formamos un mismo Cuerpo” (ver 1 Co 10, 17). Esta comunión se realiza en el amor. La Iglesia se vuelve atractiva a la humanidad cuando vive en comunión, así lo afirma Jesús: “Padre, que todos sean Uno, para que el mundo crea” (ver Jn 13,34). El Espíritu Santo infunde en cada uno de los cristianos dones y carismas encaminados a la construcción de la comunidad eclesial. Esto significa que cada uno es responsable de aportar esos dones y carismas para el bien y la vitalidad de la comunidad cristiana. La comunidad cristiana, por su parte, debe propiciar que cada uno de sus miembros tenga los espacios necesarios para enriquecer a su comunidad con los dones que ha recibido de Dios. ¡Que Jesucristo Resucitado siga suscitando mucha vida y creatividad en cada una de nuestras comunidades cristianas! NOTA: Puedes ampliar esta reflexión leyendo los párrafos 154-163 del Documento de Aparecida.

Apreciados lectores y lectoras:

PARA AYUDARLES Y AYUDARME a seguir viviendo intensamente este bello tiempo de la Santa Pascua, corazón de nuestra fe católica, les comparto esta oración de san Anselmo de Canterbury que me encontré en mi Lectio Divina. San Anselmo fue monje benedictino y vivió en Inglaterra hace casi mil años, del 1033 al 1109. El estilo de orar de este santo nos ayuda a salir de nuestra vanidad y vacías superficialidades para llevarnos a las profundidades de Dios y de nuestro espíritu que ansía, sin saberlo, encontrarse con Dios y saciarse de su presencia. Hay que hacer un esfuerzo para comprenderla. Hay que leerla un par de veces y después rezarla con serenidad y lentitud espiritual. Tiene un sabor a las oraciones de san Agustín. Es un buen ejercicio de interiorización. Es una sencilla enseñanza de cómo platicar con Dios, como lo hacemos con un papá, con un amigo. En el párrafo seis, encontramos una filial queja hacia Dios. Pienso que podría expresar la queja confiada de muchos creyentes ante la situación que vive México. Es una bonita, elocuente y profunda oración que nos viene bien en Pascua. ¿Podría ser una oración para decirse todos los días, por la mañana o por la noche? ¡Nos llevaría dos minutos! Dos minutos para Dios y para nosotros. ¿Seremos capaces de encontrar ese tiempo en las dieciséis horas hábiles del día? “Ea, hombrecillo, deja un momento tus ocupaciones habituales; entra un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de ti las preocupaciones agobiantes, aparta de ti tus inquietudes trabajosas. Dedícate un rato a Dios y descansa siquiera un momento en su presencia. Entra en el aposento de tu alma; excluye todo, excepto a Dios y lo que pueda ayudarte para buscarlo, y así, cerradas todas las puertas, ve en pos de Él. Señor, mi Dios, enseña a mi corazón dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte. Señor, si no estás aquí, ¿dónde te buscaré, estando ausente? Si estás por doquier, ¿cómo no descubro tu presencia? Cierto es que habitas en una claridad inaccesible. Pero ¿dónde se halla esa inaccesible claridad?, ¿cómo me acercaré a ella?, ¿quién me conducirá hasta ahí para verte en ella? Y luego, ¿con qué señales, bajo qué rasgos te buscaré? Nunca te vi, Señor, Dios mío; no conozco tu rostro.

¿Qué hará, altísimo Señor, éste tu desterrado tan lejos de ti? ¿Qué hará tu servidor, ansioso de tu amor y tan lejos de tu rostro? Anhela verte, y tu rostro está muy lejos de él. Desea acercarse a ti, y tu morada es inaccesible. Arde en el deseo de encontrarte, e ignora dónde vives. No suspira más que por ti, y jamás ha visto tu rostro. Señor, tú eres mi Dios, mi dueño, pero, con todo, nunca te vi. Tú me has creado y renovado, me has concedido todos los bienes que poseo, pero aún no te conozco. Me creaste, en fin, para verte, pero todavía nada he hecho de aquello para lo que fui creado. Entonces, Señor, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo te olvidarás de nosotros, apartando tu rostro? ¿Cuándo, por fin, nos mirarás y escucharás? ¿Cuándo llenarás de luz nuestros ojos y nos mostrarás tu rostro? ¿Cuándo volverás a nosotros? Míranos, Señor; escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros. Manifiéstanos de nuevo tu presencia para que en todo nos vaya bien; sin eso, todo será malo. Ten piedad de nuestros trabajos y esfuerzos para llegar a ti, porque sin ti nada podemos. Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca, porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas. Deseando te buscaré, buscando te desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré”. ¿Qué les pareció esta forma de orar? El hombre le habla a Dios como su creatura. El hijo le habla al Padre con gran confianza. No se esperan respuestas. Dios siempre escucha y responde porque nos ama. Su gran silencio, su divino silencio, es su palabra bondadosa, es siempre su respuesta paternal y providente a nuestras quejas y súplicas. Él nos concede todo, según su voluntad, y para nuestro bien. Lo que toca a nosotros es estar atentos a las señales que nos ofrece cada día, y escuchar su bendita Palabra. Ahí está Él atendiendo nuestras plegarias. ¡Ánimo! ¡Platiquemos con Dios cada día! “Y, hasta que nos volvamos a encontrar, que el Señor los guarde en la palma de su mano”. +Luis, Arzobispo de S. Luis P.

Queremos conocer su opinión, escríbanos a: semanariolared@iglesiapotosina.org ó semanariolared@hotmail.com Me dejan extasiada con tanta bellezada plasmada en hojas de papel. Es exquisito leer su periódico. Esta lectura de “Dios felizmente creador de maravillas” me encantó así que lo publiqué como nota en facebook y tuvo muchas respuestas afirmativas. Sigan así, que yo seguiré leyendo ¡ quisiera que publicaran una donde nos haga reflexionar a los jóvenes de nuestro porvenir, de cuánto hay afuera por conocer y sorprendernos de todo lo que nuestro creador a hecho para nosotros! Mi nombre es Karen Carrizales tengo 17 años y soy felizmente amada por Dios.


La imagen de Juan Pablo II de la Plaza de San Pedro, es una foto del polaco Galazka Gaudium Press

La muerte

es algo pasajero Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

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odo lo que vivimos y aquello que hicimos, ahora forma parte del pasado. En la vida suceden tantas cosas, unas que agradan y otras que duelen. Pero esas cosas, se suceden unas detrás de las otras. Eso significa que todo pasa y nada permanece. Un acontecimiento, le cede el paso a otro suceso.

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oven y sonriente, con su mirada característica. Es la imagen de Juan Pablo II seleccionada para el panel de grandes dimensiones utilizado en la ceremonia de beatificación, colocado en la fachada de la Basílica vaticana y solemnemente desplegado después de la fórmula de beatificación. Para la imagen fue elegida un foto inédita realizada por Gregorio Galazka, polaco que hace más de 25 años fotografía las ceremonias en el Vaticano. La fotografía elegida fue tomada el 19 de febrero de 1989 durante una vi-sita del Papa Wojtyla a una parroquia en Roma. “Juan Pablo II -dice el fotógrafo polaco- siempre fue una persona que era agradable de fotografiar debido a que su rostro cambiaba muchas veces durante un evento. Era fotogénico. Para un fotógrafo

era un verdadero placer para fotografiarlo. Las fotos salían solas....” Las fotos de Gregorio Galazka fueron conocidas para la nominación gracias a su colaboración con la publicación “Totus Tuus”. Una vez una persona le dijo a Galazka que tal vez un día alguna foto suya pudiese servir para la beatificación. Así, el fotógrafo comenzó a buscar una imagen en sus archivos. Presentó aproximadamente 5 fotos, y se escogió aquella en que el Papa aparece con aspecto juvenil. También se ha llevado a cabo un álbum con fotos de Gregorio Galazka para la beatificación, bajo el título en latín de “Ioannes Paulus II Beatus” en siete idiomas, incluyendo español y portugués.

PEREGRINACIÓN A LA CRUZ DEL APOSTOLADO EN JESÚS MARÍA

domingo 15 de mayo Eucaristía 12:00 hrs. Salida de autobuses 9:00 hrs en: Alameda Juan Sarabia (a un costado del templo San José)

Parroquia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote (Ricardo B. Anaya) Centro de espiritualidad de la cruz del apostolado (Arenisca esq. Dolomita)

Cooperación $ 50.00 Regreso: 16:00 hrs. Puntos de venta boletos: • librería la cruz (zaragoza 605, centro) • capilla del Espíritu Santo, (centro) • parroquia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote • C.E.C.A.P. (Arenisca esq.Dolomita) Informes Tels: 128.53.40 / 814.41.45

Cel 44.41.77.23.05

Hay personas que sufren de más, por las desgracias que les acontecen. Ellas comentan, que están pasando por una situación desesperada. Sin darse cuenta, dicen palabras, que ayudan a mitigar su pena. El decir que “están pasando”, significa que la desgracia pasará. Por tanto, no tiene caso sufrir demasiado, por algo que mañana ya no va a existir. Los sufrimientos y los sinsabores de la vida, no forman parte de las cosas que perduran. El dolor es algo pasajero. No tiene caso dar tanta importancia, a lo que mañana será pasado. No le demos el corazón a lo que va a pasar; ni a lo bueno, ni a lo malo, porque nada es permanente. Lo más doloroso para un hombre, es tener conciencia de su muerte. Sufre, porque no puede evitar el fin. Pero la muerte, también es pasajera, no permanecerá para siempre. En la Pascua, Cristo ha dado el paso. El ha experimentado el dolor de la cruz, ha pasado por la muerte. Y al pasar por ella, llegó a la gloria de la vida eterna. Gracias a esta pascua, es que la muerte pasa. Y ésta, ya no es el destino del hombre. No tengamos miedo a dar el paso. No hay que temer la pascua. Hay que atravesar el mar rojo del dolor y de la muerte, para llegar a tener una vida trasformada. La muerte no tiene la última palabra. Después viene lo que tiene permanencia. Una vida gloriosa, gracias a la resurrección de Cristo.

Próximo

Congreso Eucarístico Diócesano

2 de septiembre 2011


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Sólo vamos al nopal cuando tiene tunas...

Gracias mamá Estimados lectores:

Los interesados Por P. Kino

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a frase con la cual titulo este artículo, es para dar a entender como de pronto sólo buscamos a personas cuando necesitamos algo de ellas. Pondremos algunos ejemplos: - La mujer casada sólo busca al marido cuando es quincena, pues no sea que se vaya a la “hora feliz” con el gasto, pero una vez que ya ha obtenido lo que quiere, puede volver la indiferencia ante el susodicho esposo. - Los hijos casados ya no visitan a sus respectivos padres, alegando tal vez cierta independencia, pero eso sí, tienen la necesidad de salir a alguna parte y “sacarrájatelas”, le llevan los nietos a las abuelitas para que se los cuiden... ¿no que mucha independencia? - Nunca se pararon con el maestro de su hijo a ver cómo iba en sus estudios, hasta que ya “le dieron “crank” de la escuela, entonces sí van a ver al “ingrato profesor” a ver por qué su criatura reprobó año o fue expulsado, pero ya es demasiado tarde. - Poco o nada nos acordamos de ver un amigo o familiar hasta que tenemos la necesidad de pedirle prestado dinero o algún objeto, entonces sí, nos acordamos de que “el nopal tiene tunas”. En el campo religioso nos puede pasar lo mismo: - Casi no nos confesamos, hasta que nos van a hacer al-

guna operación, y tenemos miedo no salir con vida de la misma. - No vamos a misa, porque decimos que Dios está en todas partes, pero cuando nos corrieron del trabajo, nos acordamos que de manera especial está en la Eucaristía, y vamos a encomendarnos a misa para que nos mande un trabajito. Podría poner infinidad de ejemplos en el campo religioso, cuando tal vez jamás nos acordamos de ayudar a la Iglesia a través del diezmo, ayudar algún sacerdote con necesidad, visitar un sacerdote enfermo, ayudar al seminario, y “de pilón” a veces hablar mal del Obispo o presbítero, pero eso sí, necesitas una misa, un bautismo, una confesión, una ayuda espiritual y entonces es cuando te acuerdas que ese “nopal del Obispo o del presbítero tiene tunas”… En síntesis, no te acuerdes de Dios y del prójimo sólo cuando quieras sacar provecho de ellos, somos familia, y en todo momento, tenemos que estar al pendiente todos de todos, y no sólo cuando necesito tunas de aquel nopal.

Yo creo que hoy se amerita este tema, y lo hago con mucho gusto, como un gesto de gratitud a mi madre, y lo extiendo para todos aquellos que todavía tenemos la dicha de disfrutarlas. Te veo ahora cansada, con los años encima, los dolores te afligen, y todavía te esfuerzas en atenderme, ayudarme cuando lo necesito, y procuras no quejarte. Finges que no pasa nada, que estás bien, y sin embargo, te duele. Quiero agradecerte de corazón todo lo que has hecho por mí; desde que estaba en tu vientre, de cómo deseabas que ya estuviera en tus brazos; de cómo fui creciendo día a día. Ahí estabas tú; cuidando una tierna florecilla que había nacido de tus entrañas y que le dabas y le has dado lo mejor, para que crezca fuerte, y sobre todo esté orgulloso de ti. No quiero dejar pasar el momento para decirte cuánto te quiero. Gritar a los vientos que eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Sé que algún día los lazos que nos unen se romperán, que te extrañaré el día de tu partida, sin embargo siempre estaremos juntos hasta la eternidad. Y mientras llega ese momento inevitable, quiero aprovechar cada momento para abrazarte y demostrarte mi cariño y mi respeto. Estar contigo el mayor tiempo posible, no hacerte enojar ni batallar, más bien quiero hacerte grato el momento, y reír y disfrutar mientras Dios nos preste la vida. Así que de corazón gracias por todo y que Dios te bendiga y te recompense todo lo buena que has sido conmigo. De nuevo GRACIAS Hasta la próxima.


¿Caín dónde esta tu hermano Abel?

Las partes de la Eucaristía y su fundamento:

LA ORACIÓN DE LOS FIELES Por Pbro. José Antonio Martínez Ortiz.

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l terminar el Credo, se sigue con la oración universal, la cual cierra esta parte de la Liturgia de la Palabra. Se llama universal porque se suplica por las necesidades de todos los hombres. “En la oración universal u oración de los fieles, el pueblo, responde de alguna manera a la palabra de Dios acogida en la fe y ejerciendo su sacerdocio bautismal, ofrece a Dios sus peticiones por la salvación de todos. Conviene que esta oración se haga normalmente en las Misas a las que asiste el pueblo, de modo que se eleven súplicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por los que sufren alguna necesidad y por todos los hombres y la salvación de todo el mundo” (OGMR 69). La oración de Jesús. Los evangelistas, especialmente Lucas, subrayan unánimemente la oración intensa y frecuente de Jesús durante su vida pública; ella se inserta en el ritmo ordinario de la jornada, como parece indicar Marcos (1,35), y se hace más intensa en momentos particulares y significativos, como el bautismo (Lc 3,21-22), la elección de los apóstoles (Lc 6,12), la transfiguración (Lc 9,2829), antes de algún milagro, como la multiplicación de los panes (Jn 6,11) y la resurrección de Lázaro (Jn 11,41). Su actitud de oración se hace aún más intensa en las horas de la pasión (Jn 12,27s); en la última cena, cuando pronuncia su gran oración de glorificación e intercesión (Jn 17); en medio de la angustia del huerto de los Olivos, cuando llama a Dios Abbá y se pone en sus manos (Mc 14,36); en el grito del abandono sobre la cruz, pronunciado con las palabras del Sal 21: “Dios mío, Dios mío...” (Mc 15,34), y en la oración de confianza extrema con la que se pone en las manos del Padre antes de expirar (Lc 23,46). Los evangelistas no señalan ningún gesto de oración en el Resucitado; pero Él, según la carta a los Hebreos, está vivo, a la derecha del Padre, e intercede por nosotros (Heb 7,25)

La oración de la iglesia. Desde las primeras páginas de los Hechos la comunidad de los discípulos, fiel a las enseñanzas de Jesús, aparece como un grupo que ora (He 1,14; 2,42; 4,24s; 12,5.12), que se distingue por dos notas evangélicas derivadas de la enseñanza del Maestro: la unidad de los corazones y la perseverancia fiel. Las comunidades apostólicas que van naciendo se reúnen en asamblea para la escucha de la palabra y la oración (Ef 5,18-20; Col 3,16-17). Pablo ofrece el ejemplo de su oración ardiente con las grandes bendiciones que abren sus cartas (Ef 1,3-14; Col 1,3.13-20) y con la exhortación a una intercesión universal (1 Tim 2,1-8). El cristiano tiene conciencia de orar con el mismo espíritu de Jesús (Rom 8,15; Gál 4,6) y en su nombre. Las fórmulas de la oración son generalmente “salmos, himnos y cánticos inspirados” (Ef 5,18), pero tienen ya la riqueza del misterio de Cristo y de la revelación hecha por su palabra, como podemos ver por las oraciones de Pablo y por los fragmentos de los antiguos himnos cristianos contenidos en las cartas apostólicas (Ef 5,14; Flp 2,511; 1 Pe 2,21-25). También Jesús es invocado como Señor; se espera su venida con la fórmula Maraná tha, “Ven, Señor Jesús” (1 Cor 16,22; Ap 22,20). Todo el culto de la iglesia primitiva se desarrolla, por tanto, en un ambiente de oración, con fórmulas apropiadas; junto con la fracción del pan, la oración es el sacrificio espiritual de los cristianos, ofrenda de alabanza a Dios, fruto de los labios que confiesan su nombre (Heb 13,15) 9. Esta rica experiencia, que va desde el AT hasta la praxis de la comunidad apostólica, sigue siendo el punto de referencia para toda oración cristiana, que debe conformarse a los mismos principios e inspirarse en los mismos sentimientos.

Canónigo José Ma. Ortega Robles.

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ué has hecho con tu hermano? La voz de la sangre de tu hermano grita desde tierra hacia mí. Por lo tanto maldito serás y vivirás lejos de este suelo fértil que se ha abierto para recibir la sangre de tu hermano que tu mano derramó. Qué crimen tan tremendo privar de la vida a un semejante, porque la vida es un tesoro del que sólo Dios puede disponer. La vida es otro de los misterios de Dios. La vida es tener fuerza, inteligencia, energía para movernos, pensar, motor de la voluntad, del corazón, luz para inventar, memoria para mirar el pasado, amor para amar y mirar aunque sea de lejos el porvenir, por eso la vida no se puede comprar, ni con todo el oro del mundo. Pero volvamos a ver el pecado de Caín. Se han multiplicado sus consecuencias; por eso tantas viudas, huérfanos y miserias ocasionadas por tantos criminales y crimenes motivados por los vicios y pasiones; estos privan del tesoro que Dios ha dado y del que sólo Él puede disponer. Pero a esos bandidos Dios les preguntará ¿en dónde está tu hermano Abel? Recuerden esos asesinos que la Santa Biblia dice el que a hierro mata a hierro muere, no por el puñal criminal, sino por la daga de su Dios, justicia Divina. Y se oirá como un trueno ante el mundo para los reproches que pudieran pasar por la aduana de la justicia divina: id malditos al fuego eterno para ustedes. Y los seguidores de Satán.

¿Te interesa tenerlo? ¡Tenemos uno de regalo! Un mundo sin fin, de Ken Follett

Llámanos a partir del lunes 9 de mayo de 8:00 a 15:00 hrs. Tel. 814 99 43


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Los libros y sus autores

Nieve Orhan Pamuk

México Alfaguara 2006, 501 páginas Por Luis Marino Moreno

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uando la tormenta de nieve aísle la ciudad nada podrá evitar un acto de-

sesperado… En pleno invierno, un poeta y periodista viaja a la remota ciudad de Kars, en la frontera de Turquía, después de largos años de exilio político en Europa occidental. La ciudad que encuentra es un lugar conflictivo: hay una ola de suicidios de chicas a las que se les ha prohibido llevar las cabezas cu-biertas a la escuela, los islamitas van a ganar las elecciones locales, y el jefe de los servicios de inteligencia es de una eficiencia brutal. Pamuk utiliza sus poderes para mostrarnos los dilemas críticos de la Turquía contemporánea. ¿Cómo puede responder al fundamentalismo islámico? ¿Y cómo puede un artista lidiar con estos temas?... Orhan Pamuk Nació en Estambul, Turquía. Ha realizado estudios de arquitectura y periodismo, y ha pasado largas temporadas en Estados Unidos, en la Universidad de Iowa y en la Universidad de Colombia. Es autor de ocho novelas, entre ellas La casa del silencio (1983), El libro negro (1990), El astrólogo y el sultán (1991), La vida nueva (1994), Me llamo Rojo (2003) y Estambul (2006). Ha obtenido numerosos reconocimientos internacionales, como el Premio al Mejor Libro Extranjero en Francia, el Premio Grinzane Cavour en Italia el Premio Internacional IMPAC de Dublín, ambos por Me llano Rojo, y sus libros se han traducido a más de treinta idiomas. En 2005 ha recibido el Premio de la paz de los libreros alemanes. Obtuvo el Premio Nobel de la Literatura en el año 2006.

Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- Las celebraciones con motivo de la beatificación de Juan Pablo II concluyeron este lunes con una misa en honor al nuevo beato que se celebró en la Plaza de San Pedro y fue presidida por el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. La misa contuvo las lecturas incluidas en el misal para la celebración de un Papa y se rezó una oración colectiva dedicada a Juan Pablo II. Esta oración pide a Dios que conceda a los cristianos “abrir confiadamente los corazones a la gracia salvadora de Cristo”, siguiendo “las enseñanzas” de Juan Pablo II. CIUDAD DEL VATICANO.- Peregrinos de todo el mundo comenzaron a rendir homenaje a los restos de Juan Pablo II este domingo a las dos de la tarde, tras la beatificación. Siguiendo un cordón de seguridad, el río humano discurrió por la derecha de la Basílica Vaticana, rodeando el altar de la Confesión y el baldaquino de Bernini, y desembocó nuevamente en la plaza a través del otro lado del templo más grande del catolicismo. Horas de espera no desanimaron a las decenas de miles de personas que buscaban ver por última vez su ataúd, antes de que sea depositado en un altar de la basílica. La escena recordó el homenaje al cuerpo presente de Karol Wojtyla antes de los funerales del 8 de abril, que atrajo a una inesperada e indescriptible muchedumbre, dispuesta a permanecer en la cola durante 24 horas para poder despedirse unos segundos del pontífice.

Iglesia en México CIUDAD DE MÉXICO.- El nuncio apostólico en México: monseñor Christophe Pierre presidió una Misa de Acción de Gracias en la Basílica de Guadalupe en honor del “papa mexicano”, antecesor de Su Santidad Benedicto XVI. En su mensaje, el Nuncio Apostólico recordó que la presencia del pueblo de México a los pies de la Virgen de Guadalupe a quien el hoy beato amó siempre, significa un regalo divino para toda la Iglesia puesto que ella, la Guadalupana, permitió a Juan Pablo II ser un gran Papa y ahora concede la gracia de hacerlo beato: “Acogiendo a Juan Pablo II en cinco ocasiones, el pueblo mexicano tuvo la dicha inmensa de verlo transitar en sus calles, escuchar sus palabras, admirar su testimonio de vida, de fe y amor”. MÉXICO.- En varias diócesis de México, se llevaron a cabo homenajes al Beato Juan Pablo II, he aquí algunas de ellas: San Luis Potosí: se realizó una Eucaristía en Catedral presidida por el Arzobispo Don Luis Morales Reyes, después de la celebración se realizó una procesión en la Plaza de Armas, encabezada por una imagen de Juan Pablo II, y acompañada por cientos de fieles. León Gto.: una serie de eventos, desde el 30 de abril, concluyeron con la Eucaristía el domingo por la tarde en la Plaza Expiatorio. Querétaro: En el Estadio “La Corregidora”, el 30 de abril, con la presencia de grupos y movimientos, celebró la Eucaristía el Obipo Mario de Gasperín. Zacatecas: En Lomas de Bracho, lugar donde Juan Pablo II estuvo en 1990, el Obispo Jesús Carlos celebró la Eucaristía antes unos 4000 fieles que se congregaron en el lugar. Torreón: Ante un monumento, ubicado en en el Blvd. Juan Pablo II, se rindió un homenaje oficial al “Amigo de México”, que fue presidido por Don José Guadalupe Galván, quien dirigió un mensaje a las personas ahí reunidas. Guadalajara: Mas de 35 mil fieles se reunieron en el Estadio Jalisco, para participar en la velada de Oración por la Paz, en el marco de la Beatificación de Juan Pablo II. Al momento de dar su mensaje el Cardenal Juan Sandoval dijo que “hay que pedirle que desde el cielo ruegue por México para vivir en Paz, amando a Cristo”. Tuxtla Gutiérrez: Se llevó a cabo una velada juvenil en el parque Juan Pablo II, para conmemorar la Beatificación de Juan Pablo II, se celebró la Eucaristía presidida por Don José Luis Mendoza, Obispo auxiliar del Lugar.


“¡Y se quedó…!” E

l pasaje de Emaús me hace recordar las palabras del Santo Padre Benedicto XVI, el Domingo de Pascua en su bendición urbi et orbi: “Cristo resucitado camina delante de nosotros hacia los cielos nuevos y la tierra nueva (cf. Ap 21,1), en la que finalmente viviremos como una sola familia, hijos del mismo Padre. Él está con nosotros hasta el fin de los tiempos. Vayamos tras Él en este mundo lacerado, cantando el Aleluya. En nuestro corazón hay alegría y dolor; en nuestro rostro, sonrisas y lágrimas. Así es nuestra realidad terrena. Pero Cristo ha resucitado, está vivo y camina con nosotros. Por eso cantamos y caminamos, con la mirada puesta en el Cielo, fieles a nuestro compromiso en este mundo.” Emaús de por sí tiene todo para cautivar, cautiva a los románticos, a los de compromiso social, a los teólogos, a los artistas, etc. Es una escena cargada de humanismo y de pensamiento teológico a la vez. Por otro lado, es como una fotografía de la Iglesia, una Iglesia que camina con su Señor resucitado, herida por la realidad terrena pero sanada y conquistada por el fuego

de su Palabra que la ena-mora en el camino de la vida, desterrando las sombras de la tristeza y el fantasma de la soledad. Ante todo, la consolida en la fracción del pan. El Tercer Evangelio encierra en este cuadro casi una síntesis de su pensamiento y un ideal de comunidad cristiana, que ante todo es itinerante, pero no camina sola; es misionera, jamás deja de anunciar; tiene fragilidades y su ánimo toca fondo, por eso requiere la Palabra ardiente del Señor, necesita que el Resucitado le explique todos los pasajes de la Escritura, pues sin Él no alcanza a entender el misterio del Mesías sufriente (elemento único de San Lucas), está limitada y necesita claridad, la claridad que sólo le otorga la contemplación del Señor en la fracción del Pan. Los gestos humanos colorean la historia, pero en ellos se esconde el mensaje teológico. Es al mismo tiempo un estilo lucano para evangelizar. Baste recordar piezas de su evangelio como la parábola del buen samaritano. Entre esos gestos humanos encontramos la tristeza de los dos discípulos caminantes, afectados por el desencanto, car-

“ Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús “ (Lc 24,13).

gan con una profunda decepción. Enseguida viene la charla de “desahogo” con un desconocido, la cual les brinda la oportunidad para externar toda su desilusión. Naturalmente, no pueden asimilar la crucifixión. Han escuchado testimonios que sólo les parecen rumores, pues a Él, a Jesús, no lo han visto. Estas palabras resumen la causa de su tristeza y de alguna manera sintetizan la primera escena del drama: están tristes porque no lo han visto. Los sentimientos humanos parecen alcanzar un clímax cuando ellos, aparentemente por su cultura hospitalaria le dicen: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado”; sin embargo, más que una oferta, el contexto hace que dicha invitación sea leída como una súplica. Es una reacción de quien no quiere dejar escapar

ese remanso de paz que experimentaron durante el camino, como más adelante lo dirán: su corazón ardía al escucharlo que les explicaba las escrituras. Por otra parte, el evento encierra un estilo pastoral de Jesús que San Lucas debió haber adoptado en sus comunidades de Grecia, un estilo de acercamiento, un método dialogal, una instrucción que ilumina el camino de la vida, pero que también es escucha y que implica salir a los caminos y saber integrarse al caminar pesado y triste de los hombres a fin de volverlo alegre por la palabra ardiente de Jesús y la fracción del pan, que es la hospitalidad de Dios, el acto de atención amorosa por el que necesita de mí (Joseph Ratzinger, Jesús de Nazaret).


Encuentro Interdiocesano de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB´S)

C

on la participación de 15 parroquias de San Luis Potosí y 3 de la Diócesis de Matehuala se llevó a cabo el Encuentro Interdiocesano de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB´S), en la Casa de Retiros de “El Realejo”, Parroquia de Guadalcázar. La reunión fue clausurada con una solemne Concelebración

Celebración de Beatificación del Papa Juan Pablo II Por Pbro. José Juan Morales Trejo

Eucarística, la cual fue presidida por el Obispo de Matehuala, Monseñor Lucas Martínez Lara, en el Realejo, Guadalcázar, SLP. En un ambiente lleno de fraternidad y alegría se compartieron las buenas nuevas, así como experiencias positivas vividas en las CEB´S a lo largo de 24 años, recordando que el inicio de las CEB´S es común para las dos diócesis. Después de la presentación y el compartir de las buenas noticias, vino un análisis de la realidad actual, comentando la situacion del País, de nuestro Estado y Municipios. La iluminación fue dada a partir del Documento de Aparecida, con el tema: “LAS CEB´S: COMUNIDADES DE DISCÍPULOS Y MISIONEROS”, la cual fue impartida por el Pbro. Juan José Torres Galván.

Concierto en la Catedral Metropolitana Potosina

C

on motivo de la celebración de la Semana Santa en San Luis Potosí, se ofreció un emotivo concierto en el interior de la Catedral Metropolitana de San Luis Potosí, recinto que en varias ocasiones ha albergado a la orquesta local y se ha convertido además, en sede alterna de la misma. Por tal motivo y en vísperas de la tradicional celebración de la Semana Mayor en esta capital, el Coro y la Orquesta Sinfónica local que dirige José Miramontes Zapata, interpretó selecciones de “La Pasión según San Mateo” de Johann Sebastian Bach.

“N

osotros, acogiendo el deseo de nuestro hermano Cardenal: Agostino Va-llini, nuestro Vicario General para la Diócesis de Roma, de muchos otros hermanos en el Episcopado y de muchos fieles, después de haber tenido el parecer de la Congregación para la Causa de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el Venerable Siervo de Dios, Juan Pablo II, Papa, de ahora en adelante sea llamado Beato y que se pueda celebrar su fiesta en el lugar y según la regla del derecho, cada año, el 22 de octubre, en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo” Estas fueron las palabras de SS Benedicto XVI en el rito de beatificación del Papa Juan Pablo II. En el segundo domingo de Pascua, que el beato Juan Pablo II dedicó a la Divina Misericordia. Por eso se eligió este día para la celebración de beatificación ya que además hace 6 años el 2 de abril de 2005 a las 21:30 hrs en la Vigilia de esta fiesta de la Divina Misericordia, el Papa era llamado por Dios para estar en su presencia, celebrándose los funerales en la Plaza San Pedro y su sepultura en las Grutas Vaticanas el día 8 de abril. Ante la presencia de más de un millón de personas, Autoridades políticas y religiosas de diferentes partes del mundo, que llenaron la Plaza San Pedro, la Vía de la Conciliación y lugares aledaños. Desde un día antes los fieles, inundados de alegría por esta fiesta no dejaban de agitar las banderas, de rezar el rosario en grupos, y de celebrar con cantos y porras. El Papa Benedicto XVI recordó además el contenido del lema del escudo del beato Juan Pablo II: ‘Totus tuus’, que corresponde a la célebre expresión de San Luis María Grignion de Monfort, en la que Karol Wojtyła encontró un principio fundamental para su vida: “Totus tuus ego sum et

omnia mea tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor tuum, Maria”: ( Soy todo tuyo y todo cuanto tengo es tuyo. Tú eres mi todo, oh María; préstame tu corazón). Elevemos nuestra oración a Dios para que por intercesión del Beato Juan Pablo II, podamos reconocer cómo Dios actúa en los acontecimientos concretos y personales de cada uno de nosotros y que su ejemplo de vida así como sus múltiples escritos, nos ayuden a crecer en la fe para acercarnos cada día más a Dios colmando a nuestra nación mexicana con bendiciones siempre abundantes, haciendo nuestras las palabras finales pronunciadas en la homilía del Papa Benedicto XVI: “¡Dichoso tú, amado Papa Juan Pablo, porque has creído! Te rogamos que continúes sosteniendo desde el Cielo la fe del Pueblo de Dios. Amén.”


“Cristo, mi alegría y esperanza ha resucitado” Fiesta patronal en la Parroquia de Jesús Resucitado

Por LCC Angélica Maldonado Morales

“¿

Qué sentimos cuando nos dicen que Cristo Resucitó?, ¿Qué significa para nosotros esa verdad absoluta?. Debería significar mucho para nosotros porque ES LA VERDAD MÁS IMPORTANTE DE NUESTRA FE CATÓLICA, porque si Cristo no hubiera Resucitado, vana sería nuestra Fe, nos lo dice el apóstol San Pablo”. “María Magdalena exclamó: “¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!”, y es así como debemos dar testimonio de Cristo Resucitado. Sabemos que no quedó muerto y sepultado, sino que por el poder del Espíritu Santo HA RESUCITADO”. “Cristo destruyó la piedra que tapaba el sepulcro, se presenta a las mujeres que fueron muy de madrugada a buscarlo, se les apareció diciéndoles: “¡No teman. He resucitado” y así Jesucristo se nos presenta a nosotros, nos sale al paso de la vida cuando parece que todo está perdido, cuando vemos todo en tinieblas, cuando parece que EL MAL NOS DOMINA y todo es obscuridad, cuando una ola de malos momentos parece envolvernos, y cuando ya parece que los vicios triunfan ÉL SALE A NUESTRO

ENCUENTRO, para fortalecernos, guiarnos con su Palabra Divina, apoyarnos, orientarnos y sumergirnos en su amor misericordioso, profundo e indescriptible, para que no nos dejemos vencer por los momentos adversos, por los momentos difíciles de sufrimiento y dolor”.

de Jesús y a implorar siempre al Paráclito Divino. El Templo Parroquial lució a su máxima capacidad, donde el calorcito se sentía a flor de piel, pero donde también se recibió el calor Divino del Espíritu Santo, regalo precioso de esta Pascua Florida de Resurrección.

Así lo señaló durante la solemne concelebración Eucarística en honor a Jesús Resucitado nuestro Pastor, Mons. Luis Morales Reyes, quien presidió la Fiesta Patronal en la Parroquia de Jesús Resucitado en la colonia Juan Sarabia, acompañado del Párroco, Pbro. Lic. José Manuel López Facundo, de nuestro Vicario General, Mons. Antonio Torres Herrera y del Pbro. José de Jesús López Castillo (P. Kino).

Mons. Luis Morales Reyes, indicó: “San Pablo nos pide buscar las cosas de arriba, nos exhorta morir al pecado, siendo humildes y reconociendo que todos tenemos algún mal que superar y vencer, todos tenemos algún pecado que eliminar de nuestra vida, incluso hasta los niños tienen algo de qué desprenderse, puede ser de sus desobediencias, de sus desganos, perezas, caprichos, optando por comprometerse a ser mejores cada día, siendo responsables y obedientes, haciendo bien lo que deben hacer y renunciando a todo tipo de mal”.

En esta magna festividad, con el objetivo de honrar con más amor a Jesús Resucitado, nuestro Pastor impartió el Sacramento de la Confirmación a un gran número de fieles, quienes acompañados de sus Padrinos, recibieron el Don del Espíritu Santo, sus 7 dones y sus 14 frutos y los exhortó a ser amigos

“Todos tenemos algo que corregir de nuestras vidas, sin excepción, para poder RESUCITAR CON CRISTO, DEJEMOS EL MAL QUE NOS DOMINA, por eso digámosle a Jesús que se quede con nosotros porque el pecado nos quiere dominar y robar la paz del alma, porque nuestro futuro es incierto, tiene muchos peligros, sinsabores, adversidades, que nos dé su Espíritu Santo para que nos apartemos del mal y sus tentaciones”. Por su parte, el Pbro. López Facundo, agradeció en gran medida la presencia de nuestro Pastor en esta solemnidad, que ciertamente es la más importante del año y que marca y consolida nuestra fe, pues CRISTO HA VENCIDO A LA MUERTE Y AL PECADO.

Es la verdad más importante de nuestra fe católica, porque si Cristo no hubiera Resucitado, vana sería nuestra Fe


MAYO 15 DE 2011

Fiesta patronal en la Parroquia de

Nuestra Señora del Buen Consejo de la Garita de Jalisco “Hagan lo que mi Hijo les diga”

Mayo: mes del Seminario

Dura crisis de valores,

afirma el Rector del Seminario Mayor Por LCC Angélica Maldonado Morales

“E

s una dura realidad el que hay una gran crisis de valores que tienen sus raíces en la desintegración familiar, lo que complica las situaciones adversas en los jóvenes que bien pudieran tener la vocación a la vida Sacerdotal o religiosa y como vivimos en un ambiente globalizado, no nos damos el tiempo de analizar el fenómeno de ésta perdida de valores, y no sólo de los religiosos, sino simplemente humanos”. “En el Seminario se inculca que no vean en el celibato una exigencia o una renuncia, sino más bien una entrega voluntaria y plena a Dios, para servirle más en plenitud, lo cual es triste que muchas veces no se entiende, y menos ahora en que los valores parece que cada vez más van en declive, por lo que todo el equipo formador del Seminario está preocupado y estamos precisamente trabajando en eso, para que los jóvenes aspirantes al Sacerdocio quieran estar satisfechos con su vocación y que estén seguros de ese llamado que el Señor les hace”.

Por LCC Angélica Maldonado Morales

E

l pasado viernes 29 de abril, fieles de la Parroquia de Nuestra Señora del Buen Consejo encabezados por su Párroco, Pbro. José Luis Guzmán Pérez, festejaron con gran regocijo y devoción Mariana a su Santa Patrona titular, a quien se le organizó una gran fiesta, que consistió en una emotiva celebración Eucarística presidida por nuestro Vicario General, Mon. Antonio Torres Herrera, acompañado de varios Sacerdotes invitados concelebrantes, que se unieron a esta magna festividad en la que también hubo danzas autóctonas, que nos recordaron a nuestros antepasados y por ende nuestras raíces, por supuesto no podía faltar la pólvora y lo mejor de nuestro amor para la Madre de Dios y Madre Nuestra, como el hecho de comprometernos a ser mejores seres humanos, mejores cristianos y hombres y mujeres devotos de María Santísima, Quien nunca quiere la perdición de sus hijos sino su arrepentimiento. En su homilía, nuestro Vicario Gener-

al aconsejó a los fieles a crecer en el amor a María Santísima, Quien nos quiere cerca del amor de su Divino Hijo Resucitado, diciéndonos: “HAGAN LO QUE MI ÉL LES DIGA”, tal y como lo dijo en las Bodas de Caná a aquellos hombres a quienes se les acabó el vino, pero que por su intercesión creyeron en Jesús, pues Ella INTERCEDE POR NOSOTROS ante Su Hijo que no le niega nada. “María Santísima nos enseña a ir al encuentro de Cristo Jesús, y nos pide que reconozcamos a Jesús Resucitado en nuestra vida; nos llama a ser servidores de los demás recordando sus palabras: “YO NO HE VENIDO A SER SERVIDO SINO A SERVIR”, sigamos pues este ejemplo de amor que la Virgen María y Jesús nos dieron, ciertamente estamos aquí porque todos queremos ser seguirdos de sus huellas y ser testigos fieles de su amor”. “Que el ejemplo de amor, bondad, mansedumbre, humildad, espíritu de servicio, oración, fe y obediencia que tuvo para con Su Hijo, María Santísima, nos ayude a ser mejores hijos de Dios”.

“Estamos conscientes de que los jóvenes, necesitan de una formación integral que hay que implementar y consolidar para el bien de la sociedad. Todos tenemos un compromiso muy grande con nuestros jóvenes, porque no podemos seguir permitiendo que los antivalores predominen y generen más corrupción, odio, violencia, desunión, hedonismo, avaricia, afán de poder, de placer sin compromiso, etcétera”. Así lo señaló el Rector del Seminario Arquidiocesano Guadalupano Josefino, mejor conocido como Seminario Mayor, Pbro. Erasmo Valero Sánchez quien ofreció una conferencia de prensa con los representantes de los medios de comunicación, acompañado de los sacerdotes: Marco Antonio Luna Aguilar, ecónomo; Miguel Cardozo García, Prefecto de Disciplina, y Noé Francisco Estrada Hernández. “Cada año se ordenan entre 3 y 4 sacerdotes, pero algo que nos da mucho gusto y satisfacción es que el 27 de mayo el señor Arzobispo, monseñor Luis Morales Reyes, ordenará a 11 diáconos, y el 31 de agosto, los ordenará sacerdotes. Por último dijo que al seminarista que se le prepara por nueve años si ya tiene preparatoria, y si llega sin bachillerato se le agregan 3, siendo 12 en total. Las áreas en las que se les prepara son: la humana, espiritual, intelectual y pastoral.


Capilla del Seminario Mayor U bicada al centro del conjunto arquitectónico del Seminario Arquidiocesano Guadalupano Josefino, mejor conocido como “Seminario Mayor”, el cual está sobre la carretera a México ó 57, precisamente en el kilómetro 5. Rodeado de amplias áreas verdes muy bien cuidadas y decoradas con un nicho que alberga la escultura de San Francisco de Asís realizada en cantera rosa, así como un pequeño espejo de agua del cual emerge una cruz de concreto. Se accede a la capilla a través de un agradable y amplio andador y posteriormente una escalinata.

La Capilla es de planta circular antecedida por una cubierta plana sostenida por pilares y que circunda el recinto. El interior de planta circular libre con excelente iluminación debido a que prácticamente todo el recinto está delimitado por grandes ventanales, excepto el área del presbiterio, el cual muestra al centro la imagen escultórica de Cristo Resucitado y a sus lados imágenes pictóricas de gran valor artístico de la Virgen de Guadalupe y del Señor San José con el Niño Dios.

Sobresale del lado derecho el bello Sagrario el cual está resguardado en una estructura recubierta de mármol blanco, la puerta del Sagrario muestra en relieve un fino trabajo el cual contiene un cáliz con resplandor así como espigas con racimo de vid.

La cubierta del recinto es una especie de cono invertido con domo en la cúspide, el cono simboliza un silo que resguarda a los seminaristas que son la semilla que en el futuro darán frutos en la viña del Señor como pastores.

Capilla del Seminario Menor E l acceso a la Capilla es por un costado del sotocoro. Pequeño y acogedor recinto que invita a la oración y a la con-templación, de una sola nave con cubierta plana e iluminación a través de ventanales con vidrios en color ámbar.

El ábside de la Capilla está recubierto con lambrín de madera y sobre éste, podemos apreciar al centro la imagen escultórica de un Crucifijo; un poco más abajo se encuentra el Sagrario el cual muestra los símbolos Eucarísticos, como son el Pan y el Pescado, a los lados del presbiterio, podemos contemplar la bella imagen escultórica de la Virgen de Guadalupe y del Señor San José con el Niño Jesús.


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MAYO 08 DE 2011

El número de la bestia -¿Y

a le asignaron su número? -me preguntó gentilmente la encargada de la lavandería-. Sí, cuando pasó usted a registrarse con el administrador, éste debió por fuerza haberle asignado un número. ¿Lo recuerda usted? No, la verdad es que no lo recordaba. ¿De qué número me estaba hablando? -En realidad, señorita, yo no sabía que… -Pues vaya a preguntarlo; de otra manera no podremos proporcionarle las etiquetas. -¡Dios mío, otro número! Señorita -le dije-, soy el 128 según el número de mi cuarto; el 428 según el número de mi teléfono interno; el 13095 según la matrícula de la Universidad, y el 55 por el lugar que ocupo en las listas de los profesores. ¿Falta todavía otro número? Por toda respuesta la señora tomó el teléfono: -Sí, Priego. ¿115? De acuerdo. Muchas gracias, señor administrador, es usted muy amable. La mujer colgó el teléfono y dibujó una sonrisa. -Dice el señor de la administración que es usted el 115. Aquí tiene las etiquetas. Se trataba de las etiquetas que tenía que coserle a mi ropa para que no se confundiera con la de los demás alumnos

realidad sagrada que representa cada persona (realidad que queda expresada con el nombre de cada cual), no: a él sólo le interesa la masa y el número.

en las gigantescas lavadoras del Colegio. Ni hablar, a partir de ese momento comenzaba a ser también, por desgracia, «el 115». ¡Ay, ya lo decía Galileo: la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos! Para los pitagóricos, esa especie de secta filosófica que floreció en Grecia alrededor del siglo V antes de Cristo (y para quienes el número perfecto era el 10), todo podía ser convertido a números, desde los el mecanismo de las esferas celestes hasta las modestas notas musicales. (Una vez, una preciosa niña de rizos dorados lloraba desconsoladamente porque había sacado un nueve en su último examen de geografía. Al verla hecha un mar de lágrimas, la maestra se le acercó y le dijo al oído: «No te preocupes, preciosa. Si dejas de llorar, te pongo un 11», con lo que no hizo sino que la pequeña redoblara el llanto. «¡No, no quiero un once –decía gimoteando -, yo quiero un diez!». Con lo que queda demostrado que los pitagóricos siguen ejerciendo en nuestros am-bientes culturales posmodernos una influencia nada despreciable). ¿Y cuándo nació la llamada cultura digital si no desde el momento en que fue posible convertir los sonidos, las palabras y las imágenes en ceros y unos, es decir, en lenguaje binario, como se lo llama? Sin embargo, hay algo que no nos está permitido convertir en número, y este algo es el hombre.

Una de las cosas que más llama la atención al leer los libros santos es que Dios se dirige siempre a sus siervos llamándolos por su nombre. «¡Moisés! ¡Moisés!» (Éxodo 3, 4), se levantó la voz de Yahvé desde la zarza ardiente. «¡Samuel! ¡Samuel!» (Samuel 4, 10). «Ahora, así dice Yahvé, tu Creador: No temas, que yo te he rescatado. Te he llamado por tu nombre. Tú eres mío» (Isaías 43,1). Dios se sabe nuestro nombre y lo pronuncia amorosamente desde que estábamos en el seno materno. Mejor aún, si pudimos llegar un día al seno materno es porque Dios pronunció un día nuestro nombre, llamándonos de la nada al ser. El diablo, por el contrario, prefiere utilizar no nombres, sino

números. Es curioso que el libro del Apocalipsis se refiera a él precisamente con el número 666. Nuestro Papa actual, cuando todavía firmaba sus libros con el nombre de Joseph Ratzinger, dijo una vez en una de sus homilías que había que ver en este hecho un elocuente simbolismo, pues lo diabólico es aquello que cosifica y convierte a las personas en cosas numeradas. En tiempos de Hitler los prisioneros de los campos de concentración habían perdido sus nombres, pero llevaban un número tatuado en uno de sus brazos. («Me llamo 174517, dice Primo Levi en Si esto es un hombre; nos han bautizado, llevaremos mientras vivamos esta lacra tatuada en el brazo izquierdo»). Al diablo no le interesa la

Y ya que Dios llama siempre a todos por su nombre,

¿No estaría bien aprendernos los nombres de aquellos que nos rodean para pronunciarlo también nosotros? ¡Esto es importante!

Con esto no quiero decir que la pobre señora de la lavandería sea culpable de quién sabe qué cosa: para facilitar su titánica labor era necesario que se las viera con cifras. Quiero decir únicamente que allí donde el ser humano es visto únicamente como una cosa, como un número –es decir, allí donde no se respeta su valor ni su dignidad de imagen de Dios-, allí se está ejerciendo una verdadera labor de satanismo, como la de aquel economista que dijo a un anciano en un debate transmi-tido por televisión: «Vosotros, los viejos, sois ya demasiados. Os habéis convertido en una carga tanto para el Estado como para vuestros hijos. Por los miserables veinticinco o treinta años que habéis trabajado exigís un suelo vitalicio. ¿Por qué nos robáis el aire? Lo que tendríais que hacer es moriros». Culto auténtico al demonio, aunque sin velas negras ni gatos desollados. Y ya que Dios llama siempre a todos por su nombre, ¿no estaría bien aprendernos los nombres de aquellos que nos rodean para pronunciarlo también nosotros? ¡Esto es importante! A nadie le gusta que lo olvidemos, sobre todo si nos lo hemos encontrado por las calles de la vida más de una vez. Y, sin embargo, a veces pasan años y años sin que sepamos cómo se llama a ciencia cierta aquel señor de hábitos invariables que trabaja dos escritorios más allá del nuestro. Pronunciar el nombre de los otros, es decir, no olvidarlo, es ya, en cierto sentido, imitar a Dios. Y creo que, como propósito –y como un auténtico y abnegado ejercicio del espíritu-, no estaría del todo mal...


Por Pbro. J. Javier Pacheco

S

i hay días donde se hace palpable aquella bella frase de la canción de Aute que reza “hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma”, esos días son estos, la ciudad. Casi como con actitudes verificables da la bienvenida a miles de fieles de todas partes del planeta con hermosos días claros y un clima sumamente tolerable, es de todos sabido que la majestuosa Roma siempre ha sido cosmopolita, pero este verano es especialmente ecuménico, católico, universal; y es que las personas que arriban a este especial rincón del mundo, quieren como muchos en todas las iglesias locales ser testigos de la Ceremonia de canonización del venerable Juan Pablo II. Los caminos que nos conducen a Roma son ahora muchos más que los que posiblemente han conducido en otras ocasiones a fieles del mundo a ceremonias del Vaticano, hoy en pleno siglo XXI, proporcionalmente hablando seremos una minoría quienes asistamos personalmente a las inmediaciones de la plaza de san Pedro y eso que no seremos menos de dos millones de asistentes, pero aun así somos minoría ya que es una cantidad brutalmente mayor la que por diversos medios electrónicos como t.v. radio, Internet, tweter, youtube entre otras, seguirán paso a paso esta gran celebración que definitivamente nos alegra en el alma. Pero ¿cómo se vive una celebración de la iglesia universal de esta magnitud a ras de cancha? Permítanme acompañarlos en una breve narración diversa a la que seguramente ya escucharon, vieron o leyeron en algunos de los medios al alcance, ¿qué cosa será lo diverso? En primer lugar que se los contará alguien que no es reportero y por lo tanto no tengo patrón que me marque la ruta y en segundo lugar que se los narra un hermano en la fe que junto a esos millones de almas están viviendo momento a momento desde el lugar de los hechos y sin sesgos comerciales los acontecimientos a nivel de cancha.

1

.Comencemos platicando sobre una cosa que parecería casi irrelevante en esta gran fiesta de beatificación, el tema es ¿cómo viven este momento quienes habitan esta ciudad? No podemos hablar de una actitud unánime de todos los ciudadanos, pero si de lo que alcanzamos a ver y escuchar quienes sin ser de aquí habitamos en Roma; resulta que inmediatamente después de que se anuncio la fecha del primero de mayo como fecha donde se llevaría a cabo dicha ceremonia, a muchos organismos y personajes del ámbito laboral no les pareció del todo agradable la idea, ya que esto eclipsaría de alguna manera los eventos que anualmente se realizan por el día del trabajo, pero curiosamente poco a poco fue desapareciendo ese fantasma y no es para menos, ya que meditando las cosas, después de todo Juan Pablo II fue especialmente querido por los ciudadanos de Roma, y bueno, claro que, los más contentos después de los miles de católicos Italianos son los comerciantes que por ningún motivo postergarían tan especial acontecimiento.

Las crónicas de Karol

a pagar el precio; a las ocho de la mañana, sólo dos horas antes de la misa, los monitores comenzaron a trasmitir las imágenes desde los diversos puntos y es así como comenzamos a darnos cuenta de manera global las dimensiones de la celebración, un rato más tarde iniciaron las indicaciones litúrgicas en 5 idiomas, el rezo de la coronilla de la divina misericordia y sorprendentemente como si estuviera dentro del programa las nubes fueron retirándose y el cielo comenzó a lucir extraordinariamente azul.

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. Los días anteriores a la celebración la ciudad ha estado recibiendo a miles de peregrinos que han podido disfrutar de todo lo que ordinariamente Roma representa, una cultura milenaria reflejada en una ciudad museo que para donde quiera que te dirijas te ofrece monumentos, templos, callejuelas, plazas y un sinfín de elementos culturales que nos hacen confirmar efectivamente que: “Roma no se construyó en un día” a todo esto se han sumado temporalmente actividades organizadas por el estado Vaticano y la municipalidad como exposiciones, conciertos, presentación de libros, conferencias, programas de televisión, actividades religiosas etc. todo esto con la finalidad de dar un sinfín de opciones a los miles de visitantes que concluyeron su peregrinaje con una bellísima celebración eucarística el primero de mayo en la plaza de San Pedro.

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. Horas antes a la magna celebración Eucarística, el ambiente vivido en la calle que conduce a la Basílica de San Pedro era sumamente fraterno y cordial, todas las inmediaciones al lugar central comenzaban a recibir hasta con 20 ho-ras de anticipación a los participantes de la misa, banderas de todos los países en medio de pequeños campamentos improvisados, multitud de lenguas, gente de todas las edades y condiciones le dan ese toque universal que la iglesia siempre ha tenido y que Juan Pablo II ha sabido potenciar, caminando por dicha Vía podías tranquilamente encontrarte a grupos carismáticos haciendo sus alabanzas sabatinas, jóvenes cantando y jugando, religiosas de todos los colores habidos y por haber, incluso podías encontrarte a personajes que en algún otro momento de la vida ordinaria en sus países de origen sería difícil reunir, tal es el caso de el famoso Juanito ese que por semanas estuvo en los noticieros de nuestra patria y otros igualmente conocidos y desconocidos, pero todos con la idea clara de saber a lo que venían, a un acto de iglesia; tal vez esto nos haga recordar precisamente el carisma de universalidad e igualdad que debe haber siempre en nuestra comunidad.

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. Con todos los pronósticos climatológicos en contra, comenzaron los momentos fuertes de nuestra gran fiesta, con un cielo totalmente encapotado

y lluvias intermitentes, muchos como ya hemos mencionado, se plantaban apartando un buen lugar en la vía de la conciliación pero otros más, asistían por la tarde del sábado a las explanadas del Circo máximo para juntos recordar con testimonios, imágenes, cantos y enlaces a todo el mundo los principales momentos de la vida de Karol Wojtyla, algunos de las principales participaciones fueron el encargado de la sala de prensa vaticana que durante mucho tiempo colaboró con el papa, el Arzobispo de Cracovia y la religiosa que recibió el milagro de beatificación, en una segunda parte de este momento se realizó la velada de oración, los principales santuarios marianos del planeta, unidos a los peregrinos de Roma, rezaron un rosario donde México desde la basílica de Guadalupe tubo como siempre su alegre y concurrida participación, el ambiente a pesar del clima era muy bueno y cabe destacar que de ninguna manera mermo la participación, al contrario todavía después de la primera parte del programa 9:30 pm seguían llegando ríos de personas que deseaban unirse a tan agradable momento.

5

. Para la gran mayoría de visitantes la noche del sábado implicó una romería de actividades en las calles que conducen a San Pedro, tal vez por ratos durmieron un poco o lo que se pudo junto a su grupo de origen, pero en realidad, fue una noche de “velar armas” como dice el estribillo, todos los templos de la ciudad permanecieron abiertos para asistir a los visitantes, había centros de ayuda por toda Roma, un despliegue de seguridad increíble, y se ofrecía alimento y agua de manera gratuita en los principales puntos de reunión, realmente es destacada la paciencia que la ciudad ha tenido con propios y extraños, otro milagro mas de Juan Pablo es justamente que los Romanos hayan sido tan amables todos estos días.

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. A las seis de la mañana del día citado, los contingentes de personas se hacían cada vez más grandes, por todas las entradas al Vaticano había puestos de ingreso donde se les indicaba a quienes llegaban, su puesto preciso en la celebración; con un cielo todavía muy nublado las perspectivas no podían ser más que de lluvia, pero al parecer todos estábamos dispuestos

. Unos minutos antes de las 10:00 am tiempo de Europa, el coro comenzó con música procesional que anunciaba la llegada de todo el cortejo pontificio, las banderas y aplausos de los asistentes no se hicieron esperar y así comenzaba de una vez por todas, lo que hoy ya es historia, no sabremos nunca con exactitud cuántos estuvimos en la celebración, pero una cosa si nos ha quedado clara, la voluntad de muchas personas en el mundo que ese domingo de manera presencial, vía medios de comunicación o celebrando la Eucaristía en su parroquia es la de manifestar no solamente el gran cariño al nuestro hoy Beato Juan Pablo II sino también manifestar la gran necesidad de líderes comprometidos con el pueblo o mejor dicho con todo el pueblo, queda claro que este fenómeno tiene muchas aristas por leer, muchos metamensajes por analizar, pero es que sorprende como cuando un pastor cumple con sus funciones no solamente se santifica él por su trabajo, sino santifica a muchísimas personas con su testimonio, hay muchos que lo único que recibieron de Juan Pablo II fue una sonrisa pero eso les bastó para confirmar que Dios les ama inmensamente.

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. Karol no nació siendo santo ni tampoco siendo Santo Padre, ha sido como todos nosotros, ha tenido que ser bautizado para comenzar a ser Cristiano, ha tenido que ser probado para demostrar su fidelidad, ha tenido que formarse, ha tenido que desarrollar una vocación específica para buscar la felicidad y el servicio a sus semejantes incluso en sus últimos días ha tenido que testificar con el sufrimiento y la ancianidad lo que implica seguir a Jesucristo.

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. Queridos lectores de la Red, ¿cómo debemos leer el acontecimiento que acabamos de vivir en nuestra Iglesia? La beatificación del Papa debe mantenerse lejana a las grandes tentaciones de ver la “vida santa” como algo lejano e imposible, como algo que solo a los otros le corresponde, no olvidemos que este acto del cual fuimos testigos no es un momento donde alguien otorga santidad o cosa parecida, sino el reconocimiento público de las virtudes que se vivieron durante la vida, del nunca sencillo seguimiento del Señor “se es santo en vida o de plano no se es nunca” decía el Arzobispo de Cracovia en el circo máximo. La antigua y equivocada forma de ver al Vaticano como una fábrica de hacer santos es definitivamente equivocada. Que el testimonio de este gran personaje de nuestro tiempo aliente a la iglesia a seguir el camino radical del evangelio y que por su intercesión las plegarias de paz para nuestra Patria


MAYO 08 DE 2011

¡Un Cristo resucitado! Por Mons. Enrique Díaz

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Para concedernos que libres de temor… Por Javier Algara

A

un amigo presumidamente agnóstico que se preguntaba burlonamente ante sus colegas de tertulia que para qué servía la fe, en especial la cristiana, alguien, inesperadamente, le respondió que para quitar el miedo. Carcajada solemne del agnóstico. “Entonces la fe es solamente para los miedosos. Pero a mí me sale sobrando. Hombre, que yo no le tengo miedo a nada. Manejo autos de carrera, me he lanzado en paracaídas en el Sótano de las Golondrinas, juego en la bolsa de valores, he lidiado toros bravos, y no hay pico elevado ni risco empinado al que no haya yo vencido”. Y miró con desdén al que se había atrevido a contestarle. Éste no se inmutó y le reviró: “Pues con todo, yo estoy seguro que tú también tienes miedo. La prueba es que estás peleado con tu hermano por el asunto ese de la herencia de tu abuelita”. Otra carcajada del agnóstico. “¿Qué tiene que ver eso con el miedo?” –preguntó engallado- “El gandalla de mi hermano se quiere quedar con toda la herencia. Como comprenderás, eso no me hizo nada feliz. Obviamente, me defendí, nos dijimos de cosas, le mandé un abogado y por eso no nos hablamos. Mientras no se haga justicia, ni modo. Así es la vida. Yo simplemente estoy peleando lo que me toca. Si no, me van a ver la cara”. Sin alterarse, serio, el interlocutor le responde: “Pues para mí que eso también es miedo. Miedo peor que el que tienes a la muerte. Miedo a

verte destituido, burlado, por tu hermano. ¿No crees? Miedo a sentirte débil frente a él, a que él te aniquile”. Y continuó: “Cuando puedas perdonarle sinceramente lo que te hizo, sin reclamarle nada, sabré que de verdad no tienes miedo a nada. Y tú también lo sabrás, porque tendrás paz. Ese valor, sin embargo, sólo lo da la fe en Cristo”. El Sermón de la Montaña es el compendio de los mandamientos del cristiano. Cumplirlos, hasta sus últimas consecuencias, exige un valor que no puede salir de la mera naturaleza humana. Es un valor como el que tuvo Cristo ante la Cruz, los mártires ante sus victimarios, los confesores ante las críticas de los demás, las vírgenes ante los encantos del mundo, los esposos fieles ante la tentación del aborto, del divorcio o la infidelidad. Valor para aceptar otro hijo más; para no hacer una trampita financiera que me puede hacer más rico; para “desperdiciar” mi tiempo escuchando a la anciana que me repite la misma historia por enésima vez, etc. Valor para hacer las cosas que la Iglesia nos pide a pesar de las burlas de amigos y familiares. Para morir por el que me hace daño. Para vivir siempre como Dios quiere que vivamos. Eso sólo lo puede hacer quien se ha convertido en una persona distinta, nueva, gracias a la resurrección de Cristo. Para eso nos sirve la fe. Para que “libres de todo temor, arrancados de la mano de nuestros enemigos (los que nos pueden hacer temblar de miedo), le sirvamos a Dios en santidad y justicia todos los días de nuestra vida”.

.M. Subirachs, el reconocido escultor que ha enriquecido con su arte religioso la Sagrada Familia de Barcelona, tiene una obra de Jesús Resucitado que se encuentra el Monasterio de Montserrat. La obra es una larga lápida, con la ausencia de cuerpo, donde aparecen el rostro, los pies, las manos y el costado, todos con las señales de las heridas, pero con la iluminación de la resurrección. Es su “Cristo Resucitado” que a muchos llena de esperanza y de fe, y que a otros los deja un poco desconcertados al no contemplar un cuerpo glorioso y percibir solamente las extremidades y el costado herido. Ensalzado por unos y criticado por otros, Subirachs ha inspirado toda la polémica que podría crear un artista contemporáneo sobre todo con su paradoja visual de las imágenes en negativo. No sé si a propósito de esta obra, pero seguro sí por estas señales, Subirachs afirmaba en una entrevista: “Hay demasiadas señales como para no creer y dejar de ser agnóstico”. El Apóstol Tomás encajaría perfectamente en nuestro mundo: su desparpajo para negar lo que todos están viviendo, sus dudas y su exigencia de pruebas, son características propias de un mundo moderno donde no creemos más que aquello que experimentamos, que tocamos y que probamos personalmente. Parece a propósito para convencernos de que hay señales objetivas de la resurrección de Jesús tanto las ofrecidas por Él mismo a sus apóstoles, como las pruebas vivas que presenta la primitiva comunidad en los Hechos de los Apóstoles. Si por un lado Jesús presenta los argumentos irrefutables de un cuerpo desgarrado, amoroso, entregado por amor a los hermanos, por otro lado la comunidad ofrece las consecuencias claras de ese amor: una palabra que se hace vida constantemente, el amor expresado en el partir y compartir lo que se tiene, una oración que al mismo tiempo eleva y compromete, y una Eucaristía que es expresión de la más grande unión con el Resucitado y con los hermanos. Nuestra fe aparece con frecuencia demasiado convencional y vacía, como si solamente siguiéramos tradiciones y costumbres religiosas, formalismos externos que fácilmente se desprenden cuando se enfrentan a un cuestionamiento serio. Cristianos de nombre, de papel y aburridos. Pero para los primeros cristianos el encuentro con el Resucitado fue un vendaval que los sacudió en su interior y una experiencia que trastocó

toda su vida, sus costumbres y sus creencias. De los tonos oscuros que amenazaban con terminar con aquella comunidad adormecida y asustada, replegada en sí misma y sin horizontes, se pasa a la explosión radiante de luces y esperanzas fincadas en la victoria de quien ha dado la vida por nosotros y que al final ha vencido a la muerte. El encuentro con Jesús vivo y resucitado transforma a sus discípulos en personas nuevas, reanimadas, llenas de alegría y de paz. Al liberarlos del miedo y la cobardía, les abre nuevos horizontes y los impulsa a proclamar la Buena Nueva y dar testimonio, a todo el que lo quiera escuchar, del Cristo vivo y resucitado. Pareciera que el soplo de Jesús sobre ellos y sus palabras: “Reciban al Espíritu Santo”, producen un doble movimiento que es fuerza en su corazón y que es impulso que los arrebata para manifestarse hacia los hermanos. Como si creara una corriente interior que los une hasta sentirse con un solo corazón y con una sola alma, pero que no les permite permanecer encerrados en sí mismos sino que los empuja a manifestar y transmitir esta nueva vida a los hermanos. Tan poderosa es la experiencia de la resurrección que quien la cree y la experimenta se compromete en una vida más humana, más plena y más feliz. Las primeras comunidades han intuido todo lo que significa la resurrección de su Señor y por eso son capaces de iniciar un tiempo nuevo, con el domingo como día del Señor, con la escucha y reflexión de la palabra, con una mesa puesta a disposición de todos, donde el que necesita puede tomar, donde al que le sobra puede aportar, para hacer la mesa común. No se manifestará la resurrección de Jesús en medio de nosotros si no pasa por el compartir. La Eucaristía, el Cordero hecho pan para dar vida, se hace evidente cuando “nadie pasa necesidad”, cuando nadie es excluido y cuando la Palabra se comparte. Contemplemos hoy las llagas de Jesús que gritan resurrección, contemplemos también las señales de las primeras comunidades que tenían un solo corazón y una sola alma, y que se reunían diariamente en el templo y en las casas, compartían el pan y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. ¿Qué señales estamos dando nosotros de resurrección? ¿Hacía a dónde nos lleva nuestra experiencia de Jesús vivo? ¿Dónde descubrimos y mostramos las llagas gloriosas? ¿Cómo es nuestra vida en comunidad y qué tan dispuestos estamos a


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“Hay que adoptar a los hijos propios, lo mismo que hay que adoptar a los propios padres”.

C

onocí hace años a un hombre que estaba comprometido en matrimonio con una muchacha; y meses antes de que llegara la esperada fecha de unirse enamorados, la prometida perdió a su hermana, que además era viuda, por una malvada enfermedad, la cual murió dejando en el desamparo a cuatro hijos. En esta situación ella decidió hacerse cargo de los pequeños y rechazar la oferta de matrimonio de aquel hombre. Sin embargo, aquel hombre, el cual amaba de sobremanera a su novia, al ver la entereza y donación de ella hacia los indefensos niños de su hermana, la admiró muchísimo más y decidió casarse con ella para criar entre los dos a los hijos de la difunta. Cosa algo extraña, ellos no pudieron tener hijos propios. Pero no les hicieron falta, en esos cuatro chavales derrocharon a manos llenas su amor de padres. Ellos adoptaron de corazón a éstos y los trataron siempre como si fueran suyos. Nada les faltó con respecto a su formación ni con respecto al amor. El que no fueran los padres conforme a la sangre no les impidió en manera alguna ser verdaderos padres para ellos. El amor a los hijos puede ser condicionado, obligado, exigente y exigido. Es probable que el amor paterno no siempre sea perfecto; considero que el único amor paterno perfecto es el de Dios Padre hacia Dios Hijo. Y con muchísimo más perfección el amor de Dios Padre hacia los que son de Cristo. Jesús, al enseñar a los discípulos a orar diciendo: Padre nuestro, hace mucho más que enseñar a orar; les da a conocer que Dios les ama y les elige para ser hijos. El amor puede ser comprometido y es valioso; pero el amor puede ser desinteresado y es exquisito; de alguna manera Jesús enseña también esto a sus discípulos cuando les dice, con respecto al amor: y si solamente aman a los que les aman, ¿Qué hacen de extraordinario?; ustedes, pues, amen a su prójimo y oren por sus enemigos; así serán hijos del Padre celestial, que hace salir su sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos”.

Este texto aquí hay que entenderlo, no sólo referido al amor a los enemigos, sino a los que no nos aman, a los que si bien pueden necesitarnos, no es nuestra obligación atender; a aquellos que podríamos ver con indiferencia. Un ejemplo bellísimo de este amor abnegado y gratuito es el que expone Jesús a sus discípulos en el episodio del buen samaritano. Oh, sí. Cuánto grande puede ser el corazón humano; que no sólo está hecho para guardar dentro a muchos, especialmente a los que nos son dados; pero de una manera especial, a los que son escogidos por nosotros para ser amados, para llevarles dentro nuestro. Así, dando amor gratuito a quienes parecemos no debernos, mostramos el rostro del Padre creador amantísimo que, sin tener ni necesidad ni obligación hacia nosotros, nos escoge por medio de su Hijo Jesucristo, para amarnos, para darnos aun sin que tengamos mérito en ello, la vida eterna, la salvación, la resurrección, la gloria.

Toda paternidad viene de Dios, lo mismo que toda filiación. Hay que adoptar a los hijos propios, lo mismo que hay que adoptar a los propios padres; de la misma manera que aquel hombre y aquella mujer que, sin haber tenido hijos propios, nacidos de su carne, pueden amar a los que le son dados para amar; a quienes se debe, pero no por obligación, sino por elección. Ser padre es adoptar a los hijos. Ser hijo es adoptar a los padres. Mientras esto no ocurra la paternidad, la maternidad y la filiación no existirán.


Palabra de Dios

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“De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón”

A $99. 90

Evangelio según San Lucas 24, 13-35 El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. El les preguntó: “¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?”

Por Oscar Azel Govea Rangel 3ro Teología

S

eguramente te has topado con alguna de las diferentes tiendas del centro de nuestra ciudad, iluminadas con las grandes promociones de “barata”, “oferta” ó “for sale”, ya sea por fin de temporada, a causa de la crisis económica o porque simplemente son “chafas” o robadas, que quieren deslumbrar los ojos de los compradores compulsivos o hacer más llevadera la tan meticulosamente mencionada “Crisis del siglo”. Hablar de crisis económica en nuestro tiempo y en nuestro “ambiente” puede resultar para muchos una perdida de tiempo o simplemente un caso de burla, con el firme reproche de vivir de lo que nuestra gente “de a pie” deposita en las múltiples alcancías del “santo de su devoción”, esperando que le haga el milagrito de “ya no ser pobre”, “conseguir novia (o)”, “conservar el trabajo”, “aliviarse de las enfermedades y dolencias”, “que atrapen a los delincuentes”, “que ya no haya drogas”, “que ‘mijo’ pase el examen”, “que cambien al padrecito”, “que gane mi partido”, etc., etc., etc. Tal vez te has identificado con alguna de las anteriores peticiones, o has pensado ya en las posibles soluciones para ellas; lo que es muy cierto es que pueden tener su raíz en la pérdida de valores que nuestra sociedad está viviendo y nosotros con ella. Valor es objetivo, es decir, existe en las cosas independientemente de que un su-

jeto la conozca. Los valores son tales, porque guardan una relación armoniosa con el ser humano. De acuerdo con lo anterior, una persona con valor moral es aquella que actúa en la misma línea de sus tendencias y exigencias como ser humano. Ser moral, de alguna manera es equivalente a ser más hombre, ser más humano, apropiarse de sus cualidades. Lo esencial en la conducta moral está en la libertad guiada por los valores superiores. La persona con valor moral es todo lo contrario del sujeto mezquino, egocéntrico, interesado exclusivamente en su propio bienestar y comodidad. El valor moral lanza al individuo fuera de sí mismo, en un amor noble, desinteresado, de benevolencia. La persona con valor moral manifiesta y contagia una felicidad que surge de su propia interioridad; gracias a la felicidad que no depende de las circunstancias externas, sino de su propio estado de conciencia. La conducta de la persona con valor moral, concuerda con lo que piensa y con lo que sale de su boca. Tiene puesta su atención en el valor intrínseco del acto que realiza.

Así, lo que encontramos en nuestra ciudad a $99.90, seguramente para ti no es comparable con lo que del valor hemos comentado, sin embargo queremos hacer

este paralelo en relación con lo que preocupa las mentes de la inmensa mayoría de nosotros: la crisis económica más que la crisis moral; la dificultad para pagar la escuela, más que la búsqueda de la mejor educación; dónde pasar las próximas vacaciones de verano, más que buscar el momento de encuentro familiar; qué es lo que mejor nos combina, más que el que todos tengan algo digno que vestir, etc. $99.90 es para algunos lo más barato, para otros la meta en la alcancía que les proporcione un mejor bienestar en el futuro; para otros no significa otra cosa que lo que en sí mismo vale. Pretendemos que Dios tome el lugar más importante en el aparador del corazón en este tiempo, que nos permita rescatar lo mejor de nosotros para nuestras familias, para nuestras comunidades… porque (como decía el P. de Lubac), no es verdad que el hombre, aunque parezca decirlo algunas veces, no pueda organizar la tierra sin Dios. lo cierto es que sin Dios, no puede a fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre.

Unos de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?” El les preguntó: “¿Qué cosa?” Ellos le respondieron: “Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo: “¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria” Y comenzaron por Moisés y siguieron con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer”. Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!” Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: “De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón”. Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra de Dios

Donde el pan se parte Los caminantes de Emaús, nos dan hoy su testimonio de encuentro con el Señor. Jesús Resucitado; un encuentro que se actualiza en la vida de cada cristiano que afirma su fe en el Resucitado: Hoy al igual que entonces, el Señor. Se hace peregrino con nosotros, conoce nuestras calles y calzadas y comparte nuestras ilusiones y desilusiones; con toda paciencia nos escucha y luego con sencillez y claridad nos explica las escrituras, a tal grado que hace arder nuestro corazón; porque su palabra es una espada de dos filos que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Es respetuoso de nuestro espacio, hace como que va de paso, para no presionar en nada nuestra experiencia; acepta con alegría la invitación para sentarse a nuestra mesa. Digámosle como le dijeron los discípulos de Emaús (quédate con nosotros porque se hace tarde, quédate con nosotros la mesa de mi corazón esta lista…) Y los reconocieron al partir el pan, porque donde el pan se parte ahí esta Jesús: donde hay caridad, donde hay comprensión, donde hay perdón, donde se vive la alegría… así se parte el pan y donde se parte el pan, se comparte la vida. Así en la intimidad y en la confianza de la familia y de sus amigos se hace presente Jesús. Sin importar la hora, el cansancio, el tiempo recorrido, los discípulos de Emaús regresan a Jerusalen, se convierten en Misioneros del resucitado y llevan la buena nueva de la vida a los demás. Así, en cada Eucaristía renovamos la experiencia de Emaús. Compartimos con el Señor. Jesús nuestras ilusiones y desilusiones, dejamos que sus palabras nos ilumine, nos sentamos a la mesa y partimos el pan, para luego al salir a llevar esta buena noticia al mundo entero. Por José de Jesús Cruz Rodríguez


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Por Salvador I. Reding Vidaña

H

ay una frase que decimos en México cuando alguien hace algo indebido: ¡que poca madre! ¿Suena feo? No debería. Detrás de esta expresión hay un reconocimiento implícito a la labor educativa de las madres de familia. Cuando se reflexiona en la formación de los niños en la familia, se piensa que es principalmente el esfuerzo materno, de ese que proviene de tantas horas de convivencia en el hogar, y que se complementa con el cuidado paterno, cuando el papá llega a casa de su trabajo. Buena parte de esas enseñanzas, las recibimos con el buen ejemplo. Tratándose de madres solas, por ausencia, abandono o muerte de un padre, esta labor de formación en valores queda básicamente a cargo de esas madres. Las mamás que también trabajan, de todas maneras, aprovechan las escasas horas de convivencia familiar para trasmitir valores, obediencia a Dios y buen comportamiento con los demás. Por supuesto que en la formación de valores para los niños, en muchas ocasiones, la mayoría afortunadamente, intervienen también otros miembros de la familia y gente cercana. Pero entre éstos, siempre se ha esperado, y con razón, que las abuelas hagan parte de esa labor de formación identificada con la madre (ellas son las madres del papá o de la mamá del niño). Finalmente, son madres en segunda generación. Por eso, cuando una persona demuestra con sus actos que carece de valores, se piensa en automático que le faltó esa formación ontológica que las madres dan a los hijos − y a los hijos de sus hijo(a)s −. Por eso, y no por malas razones ni

lenguaje torcido, se hace referencia a los malvados diciendo “qué poca madre” o “no tiene (o más bien no tuvo) madre”. Así, con esas reacciones idiomáticas hacemos, lo más probable que sin darnos cuenta, un homenaje a las madres y a su labor formativa en valores, respeto a Dios y a las demás personas con quienes vivimos o nos encontramos en el camino de la vida. El Día de las Madres, además de servir para comprarles regalos (que muchas veces son más para la casa o la cocina, que para su disfrute o lucimiento personal), darles muchas felicitaciones, abrazos, besos y llevarlas a comer “fuera” para que no cocinen ni laven trastes ese día, o visitar sus tumbas y orar por ellas si han muerto, debemos hacer otras cosas. ¿Cuáles son esas otras cosas? Reconocer su esfuerzo permanente de formación en valores, buenas costumbres y hábitos sanos. Pero además tener una fuerza de voluntad reiterada, permanente, de seguir sus buenos consejos (¡y órdenes!), y vivir según esos valores y buenos tratos que las madres se empeñan en enseñar y exigir a sus hijos. Que quienes nos rodean, beneficiarios (o víctimas) de nuestras diarias acciones, no tengan nunca razón para pensar o decir de nosotros: “este(a) no tiene o parece que no tuvo madre”. Al contrario debemos, con nuestro actuar, ganarnos la imagen de que en nuestro hogar hubo (o hay) una madre de grandes valores enseñados a nosotros, sus hijos. La mejor manera de honrar a las madres es ser siempre gente de bien, como ellas quieren, exigen y esperan de nosotros. ¡Muchas felicidades y honor a quienes trasmiten esos valores y buenas costumbres, de generación en generación!

Juan Pablo II y la familia Por Rafael y Norma Gómez Dimensión de Pastoral Familiar

A

partir del 16 de octubre de 1978 todas las personas y todas las familias tuvimos un defensor que hablaba, miraba y tocaba con todo su ser a las vidas para que fueran lo que Dios quiere que sean. Para Juan Pablo II, ningún sueño fue inalcanzable porque soñaba los sueños de Dios, los hacia suyos y daba su vida porque se hicieran realidad. Desde que el apareció dejando de ser Karol para ser Juan Pablo, los creyentes nos supimos y nos sentimos arropados como cuando Dios nos dice: “Yo te he amado con un amor eterno” (Jer 31,3). Hoy queremos hablarles de lo que dijo, y la mejor manera de hacerlo es permitiendo que el propio Juan Pablo II les hable de un tema que bien puede ser un resumen de sus tareas pastorales a favor de la familia. ASEGUREMOS A LOS NIÑOS UN FUTURO DE PAZ (L’Osservatore Romano No. 1, pp 1 y 2, 1 de enero de 1996). Amadísimos hermanos y hermanas: 1. Hoy es el primer día del nuevo año que el Señor nos concede. En el umbral de este inicio, dirijo a todos mi cordial deseo de un feliz y sereno 1996. Un año de solidaridad fraterna y de paz para todos. La iglesia, peregrina en la historia, camina en el tiempo y comparte con todos los hombres la celebración del inicio del año nuevo; pero la vive y la celebra en la perspectiva que es la propia: la perspectiva de la fe. Hoy, en la octava de la Navidad, elevamos los ojos desde la cuna de Belén donde “la Palabra de Dios se hizo carne” (cf. Jn 1,14), y fijamos la mirada en la Madre de Jesús, Hijo de Dios e Hijo suyo. Así, en el primer día del año solar, como una espléndida miniatura sobre la primera página del calendario, la Iglesia coloca la solemnidad litúrgica de la Santísima Madre de Dios; y a partir de esta consoladora verdad de la fe, inicia su camino por los senderos del tiempo. Al comienzo de la vida de todo hombre se halla el seno y el rostro de una madre, al inicio de la vida de la Iglesia se encuentra el corazón in-

maculado de María: joven humilde de una aldea insignificante como Nazaret, nueva Eva que cambió consí el destino del mundo. A nosotros, que nos preguntemos como será el nuevo año, María nos presenta su niño: Mira –parece decirnos-, el tiempo tiene el rostro de Jesús, el rostro de un niño. Y, gracias a Él, todo niño, por decir así, es símbolo de la historia humana que vuelve a comenzar desde el inicio, con gran esperanza. 2. Precisamente a los niños esta dedicado el tema de la jornada mundial de la paz, que hoy celebramos: ¡Demos a los niños un futuro de paz! Los niños de la tierra, en este final de siglo, son el brote del tercer milenio: piden, para su futuro, fermentos de paz, la “Herencia de un mundo mas unido y solidario” (Mensaje para la jornada mundial de la paz, 11) El mundo, tan necesitado de paz, debe escuchar su petición. Los pequeños encarnan “las esperanzas, las expectativas y las potencialidades” de la familia humana (ib., 9) son testigos y maestros de esperanza, sentimiento que viven con “ímpetu gozoso” (ib., 7). No apaguemos la esperanza en su corazón, no ahoguemos sus expectativas de paz. 3. Es realmente importante que todos los adultos

nos preocupemos de asegurar a los niños un futuro de paz. Es nuestra tarea y nuestra responsabilidad. A grandes pasos, nos acercaremos ya a la histórica meta del año 2000, etapa importante del camino de la humanidad. El Señor nos conceda llegar renovados en el espíritu y generosos para realizar un mundo más solidario y acogedor. Os invito a orar por esa intención, mientras junto con vosotros encomiendo a María, Madre de Dios y Madre nuestra, el año 1996, recién comenzado. A ti María, presentamos nuestros propósitos de bien; te suplicamos que extiendas sobre nosotros y sobre todos los días del nuevo año el mandato de tu maternal protección: “Santa Madre de Dios, no desoigas la oración de tus hijos necesitados, líbranos de todo peligro, Virgen gloriosa y bendita”. En la beatificación de Juan Pablo II, que es el inicio al reconocimiento de la santidad, la Iglesia se alegra y se compromete a ser el signo de santidad que la hace ser el Nuevo Pueblo de Dios. Por eso, recibir la herencia que dejó a nuestros niños, es decirle a los adultos que son ellos el camino de encuentro de los niños y de todos con su Creador y es soñar con Él para que nuestros niños sean santos como Él es santo.


MAYO 08 DE 2011

Sólo con un corazón nuevo podremos reconocer a Jesús ¡¡Coloréalo!!

III DOMINGO DE PASCUA

Encuentra las 7


INF. 258.60.45 HIMALAYA 680 TOCAR PORTON DE MADERA

AVISO URGENTE Nos han reportado que en Parroquias de la ciudad y de algunos municipios como Santa María del Río, andan personas pidiendo ayuda para el “Seminario” casa por casa, ofreciéndoles libritos o flores. El Seminario no manda a los seminaristas casa por casa y la colecta se anuncia y se realiza en los Templos, algunas Parroquias nos apoyan enviando los sobres de la colecta con personas debidamente autorizadas e identificadas por el Párroco, para que no se dejen sorprender. Mayores informes (444) 8 24 50 19 8 24 50 98

¿Le duelen mucho las rodillas?

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