Juan XXIII, el Papa Bueno
Año 4
El querido Papa Juan XXIII se ganó a todo el mundo con aquella su bondad que hará historia. Se necesitaba mucha humildad para suceder al Papa Pío XII, y todos vieron en el Cardenal Roncalli al más dispuesto, que, a sus casi setenta y ocho años, sería un Papa de transición, provisional, que haría un papel modesto, y nada más. Pero, ¡cómo se equivocaron todos los que así pensaban! Y quizá el más equivocado de todos era el mismo elegido, como lo demostró en la primera audiencia que concedió a un conocido Religioso del Vaticano, al recibirle con la mayor naturalidad y sencillez: - ¡Ya ve, Padre, me han hecho Papa! Imposible más humildad. Pero éste era el Papa escogido por Dios para realizar en la Iglesia, con solo cuatro años y medio de Pontificado, una renovación profunda con la cual daría una gran vuelta la Historia. Elegido Papa, no perdió nada de su buen humor, y pronto se hicieron célebres tantas anécdotas suyas llenas de simpatía, tan graciosas todas. Como aquella ante un conocido fotógrafo canadiense que venía a retratarlo: Si el Señor sabía que iba a ser Papa, ¿no cree que debió hacerme más fotogénico?... Famosos también algunos hechos que demostraban un corazón inmenso. Como el de su primera Navidad, cuando fue personalmente a felicitar a los presos de la cárcel: Queridos hijos y hermanos: les comprendo. Mi hermano fue detenido una vez por cazar sin licencia... En la primera carta que escriban a sus casas, digan que el Papa ha venido a verlos, que estuvo aquí entre con ustedes... Se salió de los límites que habían trazado los guardias, llegó ante las barreras de seguridad, y ordenó severo: ¡Abran las puertas! No quiero que nada les separe de mí. ¡Todos son hijos del Señor! Fue también inolvidable lo de aquella noche cuando, con la apertura del Concilio, se dirigió a la multitud que atestaba la Plaza: “Y ahora, cuando vayan a casa, les dan a los niños un beso, les hacen una caricia, y les dicen que esa caricia es la del Papa”. Aseguraba un conocido periodista que nunca había resonado en la Plaza de San Pedro un aplauso tan enorme como el que se escuchó esa noche. El Papa Juan pasará a la Historia sobre todo por el Concilio que regaló a la Iglesia. Una vez anunciado, sus colaboradores más cercanos le preguntan: -Pero, Santo Padre, un Concilio ahora, ¿para qué? Y el anciano Papa realizó un gesto profético que será también inmortal. Se dirige a la ventana de su despacho, la abre, y contesta: Para esto, para que entre aire fresco en la Iglesia.
No. 191
Semana del 07 al 13 de octubre de 2012
Inicia el año de la fe No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16).
El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31).
5
DIOS ES EL QUE DA LA FE Y LA INTELIGENCIA. NO PUEDE HABER CONTRADICCIÓN
¿Cómo conciliar la fe y la ciencia? Se ha escrito tanto al respecto, pero el título de este artículo nos da la respuesta. La Biblia no es un libro de ciencia, o de simple literatura. La Biblia es la carta de nuestro Dios a nosotros sus hijos. En ella nos da ...
13
CALLADOS Y SOLOS
Nuestro mundo es un mundo cada vez más silencioso. Silencioso no de ruido, sino de afectos y voces. En la llamada sociedad de la comunicación los hombres cada vez comunicamos menos. Nos hablamos poco los unos a los otros; al encontrarnos por la calle, nos vemos de reojo y apresuramos el paso...
OCTUBRE 07 DE 2012
Celebremos con fe el año de la fe
T
odavía estamos atravesando el umbral de la puerta del Tercer Milenio y en sus primeros doce años ya hemos cargando con una infinidad de experiencias. Algunas nos van llenando de esperanza, sobre todo, ver que tantos proyectos personales y familiares van realizándose; pero hay otras experiencias tan duras como la de la violencia y la desunión que vacían de sentido la vida misma. Por un lado experimentamos la fuerza del amor que nos lanza hacia adelante y por otro lado somos continuamente abofeteados por el drama del desamor que genera tanta muerte. Ser creyentes y por lo tanto cristianos hoy y aquí, no es algo tan simple de explicar. Para unos es una propuesta tan incómoda y tan incompatible con la marcha de este mundo neoliberal, con el que no nos animamos a competir porque tenemos la triste certeza de resultar perdedores y quedarnos arrumbados como esos aparatos descontinuados; para otros muchos ser creyentes y por lo tanto cristianos, puede ser una posición bastante cómoda e incluso llegar a convertir la religión en un “modus vivendi”: ahí me protejo, ahí me la llevo entre creer verdades y celebrar ritos “piadosamente”, ahí también me justifico y encuentro el lugar desde el cual juzgar a los demás por sus obras. Es tan complejo, lo que representa creer hoy al inicio del Tercer Milenio, porque yéndonos a los extremos, o algunos se sienten como los publicanos en tiempo de Jesús (incompetentes para estar delante de Dios); o bien, otros nos sentimos como esos fariseos (dignos de estar ante Dios por tener una “vida supuestamente irreprochable”). (cf. Lc 18,9-14). Hace 50 años el Espíritu Santo golpeó las puertas y ventanas de la Iglesia, con aquel acontecimiento luminoso del Concilio Vaticano II. Acontece precisamente, cuando existe una Iglesia estacionada en la comodidad de sus dogmas, posturas morales y legislaciones canónicas. Una Iglesia que ante el rostro desecho del hombre por la crudeza de dos guerras mundiales, no tiene otra opción mejor que la de ponerse al día (aggiornamento) como signo o sacramento de Cristo en la vida del mundo, leyendo atentamente los Signos de los Tiempos (cf. LG 1). Sin olvidarnos de las palabras de Cristo: “yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20), también para la Iglesia está el imperativo de “cambiar o morir”. Al abordar el tema de la fe, el Concilio en la Constitución “Dei Verbum” sobre la Divina Revelación, presentó una comprensión muy acorde para el hombre de hoy: “Por la fe el hombre libremente se entrega a Dios, rindiendo al Dios revelante el pleno acatamiento de su entendimiento y voluntad” (DV 5). El Concilio Vaticano II subrayó que la fe es DIÁLOGO permanente entre Dios y el hombre: La fe es primeramente un Don que Dios ha infundido en el hombre al autocomunicarse y autodonarse en la plenitud de los tiempos a través de su Hijo Amado (cf. Gal 4,4; Heb 1,1-2); y en segundo lugar, la fe es respuesta libre, personal e integral del hombre que acoge a Dios en su acontecimiento revelador. Este diálogo entre Dios y el hombre es un acontecimiento histórico porque verdaderamente el Dios eterno ha entrado en el tiempo del hombre a través del Misterio de la Encarnación de su Verbo (cf. 1 Jn 1,1-4; Jn 1,14). Es un diálogo de carácter personal, porque es Dios mismo en persona el que se autocomunica en esencia al hombre, se le puede oir, ver y tocar (cf. Jn 20,24-28). Dios ya no habla al hombre sólo con palabras, sino con la Palabra hecha carne, su propio y Amado Hijo; del mismo modo, el hombre no acoge la revelación de Dios sólo con su razón, haciendo un asentimiento intelectual, sino poniéndose en movimiento con toda su persona hacia el Dios que se le revela: inteligencia, voluntad, afectos y circunstancias históricas.
Fundado por el Arz. Emérito Don Luis Morales Reyes
La RED no necesariamente apoya la publicidad de nuestros anunciantes.
Jesús antes de morir hermanos y hermanas: Queridos n nuestra escuela de oración, la cate-
E
quesis pasada hablé sobre la oración de Jesús en la cruz tomada del Salmo 22: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Ahora quiero continuar con la meditación sobre la oración de Jesús en la cruz, en la inminencia de la muerte. Quiero detenerme hoy en la narración que encontramos en el Evangelio de san Lucas. El evangelista nos ha transmitido tres palabras de Jesús en la cruz, dos de las cuales —la primera y la tercera— son oraciones dirigidas explícitamente al Padre. La segunda, en cambio, está constituida por la promesa hecha al así llamado buen ladrón, crucificado con Él. En efecto, respondiendo a la oración del ladrón, Jesús lo tranquiliza: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23, 43). En el relato de san Lucas se entrecruzan muy sugestivamente las dos oraciones que Jesús moribundo dirige al Padre y la acogida de la petición que le dirige a él el pecador arrepentido. Jesús invoca al Padre y al mismo tiempo escucha la oración de este hombre al que a menudo se llama latro poenitens, “el ladrón arrepentido”. Detengámonos en estas tres palabras de Jesús. La primera la pronuncia inmediatamente después de haber sido clavado en la cruz, mientras los soldados se dividen sus vestiduras como triste recompensa de su servicio. En cierto sentido, con este gesto se cierra el proceso de la crucifixión. Escribe san Lucas: “Y cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, lo crucificaron allí, a Él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Hicieron lotes con sus ropas y los echaron a suerte” (23, 33-34). La primera oración que Jesús dirige al Padre es de intercesión: pide el perdón para sus propios verdugos. Así Jesús realiza en primera persona lo que había enseñado en el sermón de la montaña cuan-
Por Pacco Magaña
(Primera de tres partes)
do dijo: “a ustedes los que me escuchan les digo: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian” (Lc 6, 27), y también había prometido a quienes saben perdonar: “será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo” (v. 35). Ahora, desde la cruz, Él no sólo perdona a sus verdugos, sino que se dirige directamente al Padre intercediendo a su favor. Esta actitud de Jesús encuentra una “imitación” conmovedora en el relato de la lapidación de san Esteban, primer mártir. Esteban, en efecto, ya próximo a su fin, “cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo: Señor, no les tengas en cuenta este pecado. Y, con estas palabras, murió” (Hch 7, 60): estas fueron sus últimas palabras. La comparación entre la oración de perdón de Jesús y la oración del protomártir es significativa. San Esteban se dirige al Señor resucitado y pide que su muerte —un gesto definido claramente con la expresión “este pecado”— no se impute a los que lo lapidaban. Jesús en la cruz se dirige al Padre y no sólo pide el perdón para los que lo crucifican, sino que ofrece también una lectura de lo que está sucediendo. Según sus palabras, en efecto, los hombres que lo crucifican “no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). Es decir, Él pone la ignorancia, el “no saber”, como motivo de la petición de perdón al Padre, porque esta ignorancia deja abierto el camino hacia la conversión, como sucede por lo demás en las palabras que pronunciará el centurión en el momento de la muerte de Jesús: “Realmente, este hombre era justo” (v. 47), era el Hijo de Dios. “Por eso es más consolador aún para todos los hombres y en todos los tiempos que el Señor, tanto respecto a los que verdaderamente no sabían —los verdugos— como a los que sabían y lo condenaron, haya puesto la ignorancia como motivo para pedir que se les perdone: la ve como una puerta que puede llevarnos a la conversión” (Jesús de Nazaret, II, 243-244).
OCTUBRE 07 DE 2012
Recemos el rosario en familia
LA PUERTA DE LA FE
(Una lectura popular de la Carta Apostólica del Papa Benedicto XVI con la cual nos convoca a la realización del AÑO DE LA FE)
C
Por P. Juan José Torres Galván
uando la Palabra de Dios anunciada entra en el corazón, se da, por la Gracia de Dios, el encuentro con Cristo que nos lleva de la mano por el camino de la salvación.
Este Año de la Fe conmemora dos aniversarios importantes: los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II y los 20 años de la proclamación del Catecismo de la Iglesia Católica, realizada por el Beato Juan Pablo II. “Los textos del Concilio Vaticano II no pierden su valor y su esplendor” (Juan Pablo II, 6 enero, 2001). El Concilio Vaticano II es “fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia” (Benedicto XVI, 22 dic. 2005). En el año de 1967, el Papa Pablo VI proclamó también un Año de la Fe al celebrar 1900 años del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, fruto de este año Santo fue la proclamación del “Credo del Pueblo de Dios”, una hermosa síntesis del Símbolo de la fe en un lenguaje sencillo y accesible para fomentar el diálogo con el mundo moderno. El Año de la Fe es una invitación a la conversión al Señor, para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. La fe crece y se fortalece cuando se vive como expresión de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y de gozo. El Año de la Fe es una oportunidad para que todos reflexionemos sobre la fe que profesamos, muchas veces cuestionada por los presupuestos de la sociedad en que vivimos. Hay que saber dar razones de nuestra fe. El Año de la Fe es también una oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad, retomando aquello que el apóstol Santiago nos dice “la fe sin obras está muerta”. La profesión de la fe, la celebración de los Sacramentos, que nos comunican la Gracia de Dios y sostienen el testimonio de los cristianos, forman una unidad inseparable. Las comunidades religiosas y parroquiales deben buscar con creatividad como profesar públicamente el Credo. El Papa Juan Pablo II, cuando publicó el Catecismo de la Iglesia Católica nos invitaba a “redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada” (Juan Pablo II, 11 oct. 1992). Hay muchas personas que buscan sinceramente el sentido de la vida y del mundo. Esta búsqueda es ya un preámbulo de la fe. La profesión de fe es un acto personal y comunitario, pues el primer sujeto de la fe es la Iglesia. Cuando decimos “creo” este acto personal se da dentro de la gran comunidad de fe que es la Iglesia. Ella nos comunica este don, nos proclama el Misterio de la salvación y nos educa en el testimonio de vida. El Papa Benedicto XVI nos invita a profundizar, revalorar, estudiar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, que es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. La fe es el itinerario de la historia de la salvación, manifestada en la Iglesia en la vida de la Virgen María, los apóstoles, los mártires y multitud de santos y santas de todos los tiempos. La fe en Cristo, muerto y resucitado para nuestra salvación es nuestra fuerza y nuestra esperanza.
Queridos Hermanos, El día 30 se septiembre tuve la grata oportunidad de estar con 1’300 matrimonios del MFC en el pabellón de la feria y me puse a pensar que hay, en nuestra Iglesia potosina y sociedad, otros muchos matrimonios creyentes en el valor de la familia. Ellos se encuentran en nuestros campos, comunidades, municipios y ciudades; lo que me permite ver con ilusión, que se acerca una aurora de esperanza para nuestra Iglesia y sociedad potosina, de todo México y del mundo entero. ¡Ánimo familias! Este mes de octubre nos ofrece la oportunidad de rezar el Rosario en familia caminando en nuestras vidas con María y Jesús y de vivir con ellos las situaciones de gozo, de dolor y de esperanza en la gloria futura. ¿Por qué es importante el rezo del Santo Rosario? Les presento las razones que nos dan los Santos Padres para que recemos el Santo Rosario sobre todo como la oración de la familia. A lo largo de la historia de la Iglesia, los Santos Papas nos han hablado de las bondades de rezar el Rosario. El Papa León XIII, escribió doce encíclicas sobre el rosario, afirmó que: «El Rosario es la fórmula más eximia y excelente de oración». Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al rosario e insertó el título de “Reina del Santísimo Rosario” en la Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el título de “El Papa del Rosario”. Todos los Papas recomiendan a la Iglesia el Rosario y han escrito más de 500 documentos exhortando a rezarlo. El Papa Pío X decía: “El rosario es un medio de los más eficaces para obtener gracias del cielo, porque es la oración por excelencia”. Pío XII: «El rosario es el breviario de todo el evangelio, meditación de los misterios del Señor, sacrificio vespertino, guirnalda de rosas, himno de alabanzas, plegaria doméstica, norma de vida cristiana, garantía cierta del poder divino, apoyo y defensa de nuestra salvación» (Carta Apostólica al Arzobispo de Manila, del 31 de julio de 1946). «La iglesia no vence con la fuerza de las armas, ni con el poder humano, sino con el auxilio divino obtenido por la oración del rosario, igual que David con su honda contra Goliat» (Ingruentium malorum). Juan XXIII decía: “Si el Papa no reza cada día las tres partes del rosario, el Papa no ha orado”. Juan Pablo II dice que el rosario es su oración predilecta y apenas le dejan solo saca su rosario y comienza a rezarlo. El Beato Juan Pablo II nos presentó una visión para la Iglesia al alba del tercer milenio: Contemplar el Rostro de Cristo y contemplarlo con María. Así resumió también la misión del Apostolado del Rosario, dentro de la tarea de la Nueva Evangelización. ¿Qué es el Santo Rosario? El Rosario es una oración maravillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta oración repe-
timos muchas veces las palabras que la Virgen María escuchó de boca del ángel y de su prima Isabel. A estas palabras se asocia toda la Iglesia. Se puede decir que el Rosario es, en cierto modo, una oración-comentario del último capítulo de la Constitución “Lumen Gentium” del Vaticano II, capítulo que trata de la admirable presencia de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Sobre el fondo de las palabras “Dios te salve, María”, pasan ante los ojos del que las reza los principales episodios de la vida de Cristo, con sus misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, que nos hacen entrar en comunión con Cristo, podríamos decir, a través del corazón de su Madre. Cuando piensas que lo central en tu vida de fe es ir a Misa, descubres que el rezo del Rosario te ayudará no sólo a vivir mejor la Misa, sino tu vida diaria. Cuando te apenas de rezar el Rosario ante hermanos de otra religión pensando que puedes incomodarlos, te das cuenta que al honrar a la Madre, se honra al Hijo así que todo cristiano, aunque no sea católico, puede rezar el Rosario. Cuando tienes necesidad de abandonarte a la oración mental descubres que «el Rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana. Debes saber que en las diversas apariciones que han sido reconocidas por la Iglesia, como Lourdes y Fátima, la Virgen María ha pedido insistentemente que los creyentes recemos el Rosario para pedir a Dios con urgencia por la paz del mundo y la unidad en las familias. Cuando te sientes solo y desamparado, recuerda que Rezar el Rosario es como acurrucarse en brazos de María y dejarla que te consuele y cuide, como una madre. Conclusión Yo les invito, queridos hermanos, recemos el Rosario cada día, dejándonos abrazar por nuestra madre Santísima en esos momentos de dolor y desesperanza cuando el dolor humano quiere debilitar nuestra fe. Recemos juntos cada día el Santo Rosario pidiendo por la paz y la tranquilidad de nuestro México, de nuestro Estado de San Luis Potosí, de cada una de nuestras comunidades que se ven amenazadas por la inseguridad y la violencia que arrastran tras de sí a nuestros adolescentes y jóvenes que han perdido el sentido de su vida y se dejan deslumbrar por el falso “poder” del dinero fácil. Hermanos, es hora de despertar y emprender la lucha contra el mal que nos aqueja con el arma que el Señor pone en nuestras manos: El Santo Rosario. Al rezarlo en familia te ayudará a fortalecer la unidad familiar sabiendo que la familia que reza unida, permanece unida. El Señor les Bendiga Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí
Nuestra historia
El mundo romano al momento de la llegada de Cristo «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer (...) para que recibiéramos la filiación adoptiva» (Ga 4, 45).
Si creés lo que otros dicen de tí, vas a dejar de ser tú Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez
Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortíz
I
ndudablemente el acontecimiento que ha marcado la historia de nuestro mundo es la Encarnación, es decir, la venida del Hijo de Dios en nuestra condición humana. El cristianismo no es una doctrina intemporal, desde su nacimiento en el mundo semítico bíblico, se arraiga profundamente en el mundo romano, convertido en el primer terreno de la evangelización desde que san Pablo despliega las velas de la nueva época de la primitiva comunidad cristiana. El desarrollo cultural había llegado a una altura y esplendor propio de un gran imperio como lo fue el romano. Las industrias florecían en las metrópolis y en las diversas provincias. Una red completísima de carreteras, las grandes vías imperiales: Vía Apia Antica, Aurelia, Domitila y Egnatia, unían las poblaciones más distantes desde el Asia Menor y Egipto hasta Roma y la península Ibérica. Las mismas facilidades de comunicación existían a través del mar Mediterráneo, que, convertido como en un lago, rodeado de posesiones romanas, pudo ser designado como Mare Nostrum, Mar del Imperio. Con esto habían caído las barreras materiales entre los diversos pueblos, y, lo que es más significativo, habían desaparecido, con las fronteras materiales, muchas de las antiguas enemistades raciales. El complemento de esta unificación material y moral lo formaba la unidad de lengua y unidad de cultura, que fue el resultado más tangible y positivo del llamado helenismo. La expresión más tangible y al mismo tiempo más eficaz de estas tendencias y realidades del helenismo cosmopolita fue la lengua universal, que por eso mismo fue denominada Koiné, común. Esto era una necesidad en medio de un imperio tan extenso y variado como el que formaban los dominios de Augusto. Desde luego se marcaban en él las dos partes fundamentales:
(1era. parte de 3)
Oriente y Occidente. Aquél con multitud de pueblos, con sus lenguas y culturas profundamente arraigadas. Sin embargo, desde que Alejandro Magno unió a su Imperio la Siria, Asia Menor y Egipto, todos estos territorios habían quedado sometidos al influjo de la grande Grecia y, por ende, unificados con la lengua griega, sin que por esto desaparecieran el aramaico, copto, árabe y otras lenguas regionales. Muy diversa era la situación en Occidente ya que existía una multitud de dialectos que dominaban en las diversas provincias tales como el céltico en las Galias y Bretaña, el ibero en la hoy España, el púnico en África y el germánico primitivo en la Germania, ya al correr los decenios de dominación romana fue prevaleciendo el Latín que formaba el lazo de unión entre las diversas provincias occidentales. No menos significativo, como preparación para el cristianismo, es el estado religioso del pueblo romano. Más en este punto la preparación era más bien indirecta o negativa, si bien, como resultado final, podemos advertir igualmente una especie de tendencia general y como ansia de soluciones religiosas que respondieran mejor a las necesidades de la naturaleza humana. A excepción del pueblo Israelita, todos los demás pueblos del inmenso imperio grecorromano eran politeístas, creían en la existencia de múltiples divinidades. En el aspecto religioso existía una gran decadencia: era característico que en los hogares griegos y romanos existieran los llamados dioses domésticos que eran la encarnación de los espíritus de los antepasados y, por otra parte, existían los dioses públicos, protectores del Estado: Júpiter, Juno, Minerva, Baco, Mercurio quienes constituían el culto oficial y que fueron con el paso del tiempo un «ateísmo» y una gran «incredulidad» ante el mundo culto y que poco a poco fueron llegando a las masas.
S
i creyéramos siempre lo que otros dicen de nosotros, dejaríamos de ser nosotros mismos. La opinión pública es algo inevitable. No se puede impedir la crítica de los demás. La gente emite juicios muy diversos, y esa diversidad depende mucho de la vida del que opina. Ya decía santo Tomás de Aquino: que “lo que se recibe, se recibe al modo del recipiente”. Esto quiere decir, que lo que uno mira y escucha, lo interpreta de acuerdo a su modo de vivir. Y después de remontarnos a santo Tomás, nos acercamos a Husserl, éste filósofo decía: que todo se recibe en una conciencia, y ésta, está afectada por la experiencia de su propia vida. Ante la crítica humana, hay quienes se protegen, afirmando que no les importa el “qué dirán”, sin darse cuenta que el “qué dirán”, es una preocupación de todos. Al mismo Cristo le importó el “que dirán”, aunque no por las mismas razones que a nosotros. Jesús preguntó a sus discípulos por el decir de la gente, y lo más importante para Él, no era tanto el decir de la gente, sino el juicio de sus amigos. Hay quienes opinan, que no vivimos del “que dirán”, eso es cierto, aunque también es verdad, que sin la aceptación y afecto de los otros, es muy difícil vivir. Lo que importa, no es lo que dice el vecino; lo importante es el decir de mi amigo, que al creerle a mi vecino, podría distanciarse de mí. Otra consecuencia de la opinión pública, es que podemos llegar a creer que somos lo que otros dicen. Decía Martín Buber: que el “yo” se descubre y se afirma en el encuentro con el “tú”. Y si el otro opina mal de mí, puedo llegar a creer que soy, lo que el otro dice de mí. Creer lo que otros dicen de uno mismo, nos puede llevar a perder la identidad. Cuantas personas han dejado de ser auténticas por culpa de una calificación negativa. Cuanto daño hacen los padres al decir a sus pequeños que son unos tontos, porque el pequeño puede creérselo y vivir como si fuera un inútil. Es inevitable, ignorar la opinión ajena. Las palabras tienen una fuerza enigmática que penetra en el fondo del pensamiento, y que afecta a la misma identidad de la persona. Nadie puede juzgar a nadie con exactitud, porque si el juez no conoce su propia vida, es imposible saber acerca de la ajena. Por algo dice el Señor: que primero hay que quitarse la viga que se lleva en el ojo, para poder quitar al prójimo la paja que lleva en el suyo. No sintamos que somos lo que otros dicen, busquemos ser nosotros mismos. Lo más importante, no es lo que dice la gente, lo mínimo que la gente puede expresar, no es más que su modo de vivir. Ortega decía que la vida no puede ser definida, y por eso dijo que: “La vida es la de cada quien”. Por tanto, vivamos nuestra propia vida. Que para conocernos bien, hay que buscar la luz divina y la buena voluntad del prójimo.
05
Hay de todo en la viña del señor Por Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez colunga46561@hotmail.com
Queridos lectores: Recibí un e-mail de una persona, que tristemente se quejaba de conductas no muy ortodoxas ni apegadas a la caridad de una comunidad religiosa donde vivió como asilada, decía que su trato era de indiferencia y con muchas reservas. La verdad me apena mucho que algunos de los consagrados a Dios, no vivamos plenamente la vida según los lineamientos que establecen los estatutos o normas y especialmente, lo que nos enseña Jesucristo sobre la caridad a los demás.
Dios es el que da la fe y la inteligencia No puede haber contradicción Por P. Kino
L
a maestra explicaba a los niños en la clase de catecismo: “Nosotros venimos de Dios”. Un niño levanta la mano y dice: “mi mamá dice que venimos del chango”. Y la catequista contesta, “en asuntos familiares no nos metemos nosotros”. ¿Cómo conciliar la fe y la ciencia? Se ha escrito tanto al respecto, pero el título de este artículo nos da la respuesta. La Biblia no es un libro de ciencia, o de simple literatura. La Biblia es la carta de nuestro Dios a nosotros sus hijos. En ella nos da las pautas para la salvación eterna. Cuando personas con distintas creencias religiosas que nosotros llegan a la casa, tratan de convencernos de que su “religión” es la verdadera. Utilizan literalmente textos de la Sagrada Escritura, y hacen dudar la fe a muchos católicos. No pocos católicos creen lo que ellos dicen, y comienzan a “vociferar” contra la Iglesia, sus ministros, pensando que han sido engañados por muchos años. Otros, que se dicen más científicos, atacan a la Iglesia con los casos de Galileo, con el tema de la inquisición, de los antitestimonios de los sacerdotes etc., y comienzan también a dudar de su fe. La Iglesia es teándrica, es decir humana y divina, y en lo humano hay errores, pecados, pero en lo divino, en lo que Dios nos ha revelado no hay imperfección. Entonces, ¿cómo compaginar lo que dice la Biblia con lo que sucede en la naturaleza? Quiero mencionar una carta que el 21 de diciembre de 1613, Galileo escribe a su colaborador el profesor y matemático italiano Benedetto Castelli. En dicha carta, Galileo le hace una explicación de cómo no puede haber contradicción entre la fe y la ciencia. Galileo reconoce que la Sagrada Escritura no puede mentir, pero sí pueden equivocarse algunos de sus intérpretes o comentaristas, sobre todo cuando hacen interpretación literal de la Escritura. Las palabras, se tienen que situar en su contexto, teniendo en cuenta los destinatarios. Galileo, dice que los interpretes sabios, tendrán que encontrar los sentidos de la Sagrada Escritura, para que no se contradiga la naturaleza con ella. Galileo dice que la Sagrada Escritura no puede mentir o equivocarse, ya que su objetivo es que el hombre encuentre en ella el camino a la salvación. Por eso, en este año de la fe, recordemos que fe y razón no pueden ser dos verdades distintas (pues una sería mentira), y se tiene estudiar y profundizar más cuando vengan las aparentes contradicciones entre fe y razón. CREO SEÑOR PERO AUMENTA MI FE (Profundiza personalmente la siguiente cita: Mc.9,14 – 29).
También he recibido quejas de fieles sobre algunos hermanos sacerdotes, que no van a los hospitales a la hora que son requeridos, por la simple y sencilla razón de que el paciente no es de su parroquia y el enfermo muere sin los auxilios espirituales. Aunque no quiero justificar la actitud del sacerdote, que siempre debe estar presto al servicio, la vida de la Gracia que Dios nos ofrece es permanente y no hay que esperar ingresar al hospital para estar “bien con Dios”. Asimismo, algunos se quejan de nosotros, porque no tenemos tiempo para confesar, o lo hacemos “rapidito”, por la misa que ya casi va a comenzar o porque tenemos otras actividades pastorales y quisieran más tiempo y no se los podemos dar. Hay que considerar y dicho sea de paso, que algunas personas son muy inoportunas y quieren platicar contigo en el momento que estás por salir a la celebración. Qué decir de aquellos “católicos” de nombre que van únicamente a la iglesia en dos momentos de su vida: el día de su bautismo y su funeral y nunca se preocuparon por llevar un vida de fe, ni de gracia, tampoco de instruir a sus hijos en la religión. Viven indiferentes a las cosas de Dios y no les importa ser parte de la Iglesia; no se confiesan, no van a misa, no cumplen con sus deberes de fieles. Y de esos por desgracia hay muchísimos. Yo sé que algunos hemos dado motivo de escándalo y por eso se han alejado de Dios, o cambian de religión o simplemente no les importa la vida de la Gracia. Pero no hay que olvidar que la fe no debe estar puesta en una persona en particular y si ésta falla, ya se vino todo abajo. La fe tiene que ser solamente en Dios. Pero también hay que reconocer que hay muchas religiosas, sacerdotes y laicos comprometidos que en una adhesión a Dios, dan un firme testimonio de vida y de compromiso para hacer que muchos se acerquen a Dios. Aunque hay de todo en la viña del Señor, esfuérzate por ser el mejor y especialmente alcanzar la perfección y la santidad de Dios. Hasta la próxima
No me dejes nada de ti, no abandones,no me arrojes a la
peste de tú pasado
Por Luis Ricardo Guerrero Romero gromeroluisricardo@gmail.com
- El hombre (como especie) cuando nace tiene un aroma, es el aroma divino, que sólo se émula con pequeñas cobijitas que le sirven de nubes al cuerpo. - Hay un sentido, que tiene vigencia en todos los humanos. El olfato; pues podría faltarnos tacto, vista, incluso gusto; pero el olfato nos hace hombres, nos da la vida respirada. - Que manso perfume es la verdad, que combate la peste que poluta al hombre.
T
IGLESIA
Por Pbro. José Antonio Martínez Ortiz
IGLESIA DE LA TRINIDAD. RESONANCIA DEL MODELO DE IGLESIA TRINITARIA La Iglesia es instituida en la comunión santa en el Espíritu de Cristo: venido de la Trinidad, ésta no es obra humana, sino fruto de la iniciativa divina, obra del Espíritu de Dios; por ésta fundamental razón la comunidad eclesial es misterio: no está reducida a las categorías sociales ni valoraciones solamente histórico-políticas, ni a la empresa de un horizonte únicamente terreno; sino que se ofrece como la presencia en la historia, en cuanto que es historia divina, que entrando en la carne del mundo, lo rescata y lo resucita, lo rescata de su caducidad y lo redime para la eternidad. La Iglesia del Padre (Una, jerárquica, creadora, etc.) Los orígenes de la Iglesia están escondidos en lo más profundo del misterio de Dios, de donde brota el amor y también ha brotado la Iglesia, querida por Él desde la eternidad en el designio absolutamente gratuito de su amor siempre vivo a los hombres, comunidad de salvación que abraza desde el primero hasta el último de los justos de la historia. Universalidad de la Salvación en Cristo (Católica, enviada, esposa, etc.) Jesucristo es la expresión del gran amor de Dios que se ha mostrado. Es “el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre” (DA 107). En Él y por medio del Espíritu, el Padre nos hace hijos en su Hijo y pone a nuestro alcance la plenitud de la vida, haciéndonos participar de la comunión. Jesús es el camino que nos permite descubrir toda verdad y lograr la plena realización de nuestra vida (PDP 149). “Sólo quien conoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano (DI 3). Aprendemos que el anuncio fundamental de Jesús en su ministerio terreno fue que el Reino de Dios es Él mismo como enviado del Padre y está al alcance de todo aquel que lo escuche, acepte y se abra a su acción salvadora (PDP 150). Comunión en el Reino de Dios por el Espíritu (Santa, Apostólica, integrada e integradora, etc.) La Iglesia no es el Reino de Dios en su sentido pleno, pero es su comienzo en la tierra, el germen que fecunda la historia. (Cf. LG 3). La Iglesia es el Sacramento del Reino, signo vivo y visible. Es decir, hay una acción del Espíritu y una presencia de valores evangélicos más allá de los límites visibles de la Iglesia (Cf. RM 7). Por consiguiente, la trascendencia del Reino respecto a la Iglesia, llega a identificarse con la obra del Espíritu que sopla donde quiere (Cf. Jn 3, 8), y responde al designio de salvación universal del Padre. Así, la Iglesia es “el templo de Dios vivo” (2 Cor 6, 16) donde habita el Espíritu (Cf. 1 Cor 3, 16), es el lugar de la acción que rejuvenece los planes, criterios y programas de evangelización. El espíritu es quien unifica en la acción, quien crea la comunión y sostiene la misión evangelizadora; haciendo de la Iglesia el lugar de la acción divina en la tierra.
al vez parece extraño, mas en las palabras nada es anómalo del todo. Estas mínimas ideas que bien podrían explicarse con pormenores son por esta vez la antesala de la palabra enREDada: peste. Sin duda es preciso distinguir entre la peste enfermedad y la peste que arruina la verdad en el hombre. La peste como enfermedad, tiene lazos fuertes con la peste de la falsedad. Ambas de griego antiguo, una πανούκλα (panoicla) epidemia, enfermedad; otra ψευστης (pestes) mentiroso. Claro es que fonéticamente existe mayor ubicación y similitud de la segunda palabra con la de nuestro español. Peste es una síntesis de la destrucción, es la palabra para definir la ruina en la vida humana. Mas es al igual la palabra para definir un mal-estar epidémico contagioso. En términos médicos, la peste es producida por un bacilo de Yersin (Yersinia pestis), trasmitido por las pulgas que residen en las ratas. Y es en otra acepción la manera en que denominamos un fétido olor, en algunos diccionarios se reconoce que peste es también la manera de nombrar a “la persona o cosa perniciosa”, una persona dañina, que actúa de modo insano. En latín se conserva la palabra pestis-is, para designar todo lo anterior mencionado. El mal-estar epidémico, es también un malestar de la ética y decoro del hombre. La peste es la mentira que en ocasiones se nos ocurre
llevar a la boca, es una acción fétida y despreciable, es, en fin un mal-estar para conmigo y con el otro. La verdad es el perfume que a todos encanta y a Dios acaricia, ser mentiroso es vivir en la pestilencia y rasguñar la ignominia humana. Valió para Camus la trama que desarrolla en su novela La Peste, valió para la ciudad de Orán también esta cavilación; pues es el denuedo del hombre lo único que le podrá ayudar para salir de la peste y llegar a ser hombres limpios, verdaderos. La peste es bien analogada como mentira en palabras de Martín Lutero, al decir que “una mentira es como una bola de nieve, mientras más tiempo dure el trayecto, más enorme y fatal será”. Así que habrá que pensar mil veces antes de convertirnos en unos pestilentes hablantes enemigos de la verdad.
Centros de formación Canónigo José Ma. Ortega Robles
L
os kínders, las escuelas, colegios, institutos, academias, normales, secundarias, preparatorias y profesionales, son centros de educación de formación.Unos gratuitos, otros de cobro, pero todos nos dan una riqueza, para toda la vida. En unos los maestros son muy humanos, consientes de su misión, pacientes con los niños de mente retardada. En otros los maestros son dueños, no se diga más. Pero cuando van a cobrar su sueldo todos van sonrientes, como lechuga fresca. VAMOS AHORA A LOS PADRES DE FAMILIA Hay algunos que desde que sus niños son pequeñitos, son muy consentidores con ellos, lo apapachan en todo, todo les dan y aunque hagan travesuras los festejan, todo les toman en gracia, nunca los corrigen, pero ya cuando crezcan todo será tarde cuando quieran corregirlos. Los niños cuando son niños no piensan, hay que ayudarles a que piensen. Y cuidado si los maestros los reprenden, porque entonces los padres consentidores ponen el grito en el cielo. Aunque lleguen a la escuela con drogas. Tal vez los niños nunca observan lo que hace un soldado en el cuartel, porque la disciplina militar es muy dura; al que le toque guardia, tiene que permanecer vigilante, en pie día y noche. Hoy día hay tres turnos para los obreros y siempre cada turno debe estar muy pendiente de la hora de entrada y de lo que tiene que hacer. Así quiera Cristo que nosotros estemos muy vigilantes. Cuantas personas salen vivas de su casa y ya no regresan. Cuantas personas se acuestan vivas y amanecer muertas. Cuantos laborando perecen. La vigilancia nos grita al oído que no somos eternos ni absolutos. Cuantos sacerdotes al estar celebrando mueren. Por eso Cristo nos dice: vigilad y orar, porque no sabéis el día ni la hora. El Evangelio es la mejor escuela, la mejor universidad que nos enseña, que nos forma para la vida eterna.
Los libros y sus autores
07 Por Mtro. Luis Marino Moreno F.
Seis ideas para afrontar la crisis
Todas las familias felices
Carlos Fuentes
México Alfaguara, 2006, 421 páginas
“Y
o vengo de una familia en la que cada miembro dañaba de algún modo a los demás. Luego, arrepentidos, cada uno se dañaba a sí mismo” Un ranchero quiere que sus cuatro hijos sean sacerdotes; ellos piensan distinto. Un hombre es humillado por su patrón; su hijo quisiera humillarlo más. Una madre renuncia a su carrera de cantante y se pregunta si valió la pena; su hija renuncia al mundo y vive de los reality shows. El hijo del presidente se rebela contra su padre, pero depende de su protección. Una mujer sufre el sadismo de su marido por amor. Una madre dolorosa explica la vida de su hija al hombre que la asesinó. Una pareja sesentona se reencuentra y se pregunta si de veras fueron jóvenes amantes. Un comandante debe escoger quién morirá de sus dos hijos. La vieja madre de un joven mariachi
Benedicto XVI
(segunda parte)
lo rescata. Una pareja gay enfrenta la tentación. Una prima fea hace peligrar un matrimonio. Un mujeriego se niega a casarse con su amante por temor a matar el placer. Un actor es obligado a enfrentar la realidad por su hijo minusválido. Un hermano incómodo desafía la vida de su frater. Un don Juan juega con dos mujeres que le dan su merecido. Tres hijas se reúnen en torno al féretro de su padre por última vez en diez años. El autor Carlos Fuentes Nació en 1928 y murió en 2012. Connotado intelectual y uno de los principales exponentes de la narrativa mexicana. Algunas de sus obras: La región más transparente; Las buenas conciencias; La muerte de Artemio Cruz; La frontera de cristal; Diana o la cazadora solitaria; Constancia y otras novelas para vírgenes; El naranjo; Los años con Laura Díaz; Instinto de Inez; La campaña; La silla del Águila, Inquieta compañía: El espejo enterrado y Gringo viejo.
PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD
Los pueblos deben mirarse unos a otros de forma solidaria. No puede primar la indiferencia, la envidia, la avaricia, el egoísmo, el odio y el sectarismo. “La humanidad es una sola familia y el diálogo fecundo entre fe y razón no puede menos de enriquecerla, haciendo más eficaz la obra de la caridad en lo social y constituyendo el marco apropiado para incentivar la colaboración entre creyentes y no creyentes, en la perspectiva compartida de trabajar por la justicia y la paz en el mundo”. (Audiencia General 08.07.2009)
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI, exhortó a los cristianos a “gozar por cada gesto e iniciativa de bien, sin envidias ni celos”. Al referirse al Evangelio, el pasado domingo, el Santo Padre señaló que Jesús no sólo no permitió que Juan impida a un hombre, que no era seguidor del Señor, expulsar demonios, sino que “aprovecha aquella situación para enseñar a sus discípulos que Dios puede obrar cosas buenas y hasta prodigiosas también más allá de su propio círculo”.
MÉXICO.- Con la participación de obispos, sacerdotes y agentes pastorales, se realizó el 1º Congreso Mexicano de Pastoral Vocacional, organizado por la Comisión para Vocaciones y Ministerio del Episcopado Mexicano. “La Iglesia de México, al reflexionar sobre la propuesta del plan para la renovación de la Pastoral Vocacional, aporta a los caminos operativos que se sugieren en el mismo, a fin de crear las condiciones que impulsen el salto de calidad que propicie la cultura vocacional”.
LOS ÁNGELES, CAL.- El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, aseguró que los cristianos “no podemos olvidar las enseñanzas de la Iglesia y las demandas de la ley de Dios cuando estamos comprometidos en nuestra vida pública”. Mons. Gómez afirmó que los cristianos “tenemos que asegurarnos de que nuestra participación y nuestra contribución siempre reflejen los valores morales y religiosos que encontramos en las Escrituras y en las enseñanzas de nuestra Iglesia”.
MÉXICO.- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) realizó el “Encuentro Fe y Cultura: Diálogo por la Paz en México”, los días 3 y 4 de octubre en el que participaron destacados intelectuales. El objetivo del evento fue analizar y debatir, con creyentes y no creyentes, cuatro temas concretos: el dolor y sufrimiento de un país; el diálogo que nos reconcilia; las estrategias para la reconstrucción, y las esperanzas para el futuro. El rector de la Universidad Pontificia de México, pbro. Mario Ángel Flores Ramos, y el padre Eduardo Corral Merino, representante de la oficina de la Dimensión de Cultura de la CEM, señalaron que han fueron invitados unos 20 intelectuales para encarar la realidad actual “pues estamos convencidos de que no podemos quedarnos en quejas y lamentos ante la situación que vivimos, sino proponer caminos para salir adelante, sobre todo en bien de quienes más sufren”.
LIMA, PERÚ- El Dr. Gustavo Sánchez Rojas, Profesor principal de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, calificó al Catecismo de la Iglesia Católica como un “regalo de Dios para el tercer milenio”. Sánchez Rojas aseguró que “el Catecismo es un don para el mundo de hoy, aunque, tal vez no al gusto del mundo de hoy, y en ello reconocemos otra peculiaridad. Es un don valiente, porque propone a los hombres y mujeres del presente una verdad que tal vez incomoda y cuestiona, pero que es la única que transforma y salva”. Sánchez Rojas también dedicó su exposición a recordar el camino que se recorrió hasta la presentación del nuevo Catecismo, y subrayó que su origen “está estrechamente ligado al Concilio Vaticano II, si bien no ha surgido directamente por mandato del mismo Concilio”. El Profesor de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima aseguró que “gracias al Concilio, la liturgia se volvió más comunitaria y participativa, expresando la centralidad del misterio pascual de Jesús, la primacía de la palabra de Dios y la participación en la redención obtenida por Jesucristo”.
SAN LUIS POTOSÍ.- El presbiterio Potosino lleva a cabo esta semana su “Congreso” de actualización. Reunidos en las instalaciones del Seminario Mayor, los sacerdotes de la Iglesia Potosina llevarán a cabo sus reflexiones, para esta ocasión, en torno a los elementos de la fe como la gran motivación a continuar fortaleciendo la “Misión Permanente”. Cabe mencionar que, para nuestro nuevo arzobispo don Jesús Carlos, es la primera ocasión que comparte con su presbiterio un buen momento, como lo será ésta semana de estudio. Durante esta semana, en la que inicia el “Año de la Fe”, tendrá su apertura, en nuestra Diócesis, en el Seminario Mayor con la Celebración Eucarística el próximo jueves 11 a las 12:00 hrs.
Por esclerosis cardíaca...
Aldo Blanco Músico Cantautor Católico. Comentarios: aldo.blanco@hotmail.com
Seguimos con la instrucción de los cantos de la misa.
Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez
El Aleluya El Aleluya cae dentro de la clasificación de cantos en la Liturgia esta considerado dentro del grupo de las aclamaciones. La palabra Aleluya tiene su origen en una expresión hebrea que significa ¡alabad a Yahveh! o ¡Alabado sea Yahveh! El Aleluya es la alegría que se canta a sí misma porque no tiene palabras para expresarse. Se asemeja a ciertas formas de júbilo que hay en todos los pueblos, como un milagro de alegría, de poder estar contentos. Antiguamente se cantaba alargando únicamente las vocales de la palabra y haciendo variaciones melódicas sobre ellas: Aaaa, leee, luuu, yaaaaaaa. En el siglo octavo se agregó un verso de alabanza tomado de un salmo, o del Evangelio o cualquier otro texto de la Sagrada Escritura. El Aleluya indica en misa, que hay que prepararnos a escuchar a Cristo en el santo Evangelio
“S
e acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?». El les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?». Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella». Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido». Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio». Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos” (Mc 10,2-16). Jesús se encuentra nuevamente con la multitud. El candente tema de la relación de la Ley mosaica con la enseñanza de Jesús fue un asunto de primera línea en la iglesia naciente, el cual dio lugar a muchas polémicas. Jesús es puesto a prueba, es cuestionado sobre el sensible asunto del divorcio. Según algunos, la pregunta no se refería propiamente a la legalidad o ilegalidad del divorcio sino a las causas “justas” para realizarlo. Este es uno de los casos más conocidos en el que Jesús, lejos de menospreciar la ley mosaica, le descubre su sentido más auténtico. Los varones eran “privilegiados” por la concesión de Moisés dada en Dt 24,1 “Si un hombre se casa con una mujer, pero después le toma aversión porque descubre en ella algo que le desagrada, y por eso escribe un acta de divorcio, se la entregará y la despedirá de su casa.” Jesús, apela al proyecto original de Dios en Gn 1,7 y 2,24, mismo que cita en Mc 10,6-8, el cual consiste en la unión definitiva del hombre y la mujer eliminando toda posibilidad de que el varón despida a su mujer.
Un término clave en este fundamental tema, es la razón que da Jesús al por qué Moisés otorgó la concesión del divorcio: por la dureza de corazón. Paradójicamente algunos explican dicha dureza como debilidad humana. Esta dureza de corazón implica poca disposición para cumplir el proyecto divino sobre el matrimonio. La esclerosis cardíaca o dureza de corazón es un término que sólo aparece tres veces en el Nuevo Testamento: Mc 10,5 nuestro texto; Mt 19,8 texto paralelo al nuestro y Mc 16,14. El texto de Mc 16,14 es un reproche que les hace Jesús a sus discípulos por no haber creído a quienes decían que lo habían visto resucitado. Esta enfermedad espiritual, que implica ausencia de docilidad y por lo tanto desobediencia al proyecto de Dios, a pesar de ser expresada por un término que aparece poco en el Nuevo Testamento, su fuerza radica en su elocuencia intrínseca. La esclerosis del corazón impide al varón, o a la mujer, llevar adelante el proyecto divino para el matrimonio y a preferir anularlo. En tiempos de Jesús entraban en discusión dos escuelas de enseñanza y actualización de la tradición. Una era liderada por Hillel y otra por Shammai. El primero favorecía terriblemente al varón, explicando que, de acuerdo a Dt 24,1, la razón más trivial podría ser suficiente para divorciarse de su esposa. Mientras que Shammai explicaba que únicamente el adulterio era motivo para que el hombre se divorciara de su esposa. Naturalmente la mujer no tenía posibilidad de divorciarse de su esposo. Eso en tiempos de Jesús. No obstante, la audiencia de san Marcos es romana y el caso también se aplica a la mujer. En tiempos de Jesús debió haber sido muy conocido el caso de Herodías, que dejó un esposo y se casó con otro. La advertencia: “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”, no parece estar dirigida al público o a la comunidad en general, sino a los varones, es decir, el varón no puede rechazar a su esposa, no puede deshacer el proyecto de Dios. Después de obviar la dureza del corazón de los adultos, Jesús propondrá la docilidad de los niños como ejemplo a seguir para entrar en el Reino de Dios.
¿De dónde se obtienen estas frases? Las frases que son cantadas en la parte intermedia del Aleluya son de la Sagrada Escritura y se encuentran en el libro llamado Leccionario, el cual propone los versos especiales para cada domingo ordinario y también una colección de versos comunes que se pueden utilizar en cualquier domingo del mismo tiempo litúrgico, o en las ferias de entre semana. ¿Quién canta el Aleluya? Toda la asamblea reunida debe cantar el Aleluya, así toda la comunidad expresa su alegría. Todos deben participar del gozo de tener un encuentro fuerte con el Señor que habla. Es toda la asamblea que se pone en marcha hacia el Señor, aclamando con entusiasmo, dentro de un ritmo comunitario y coral. Por esto no se vale convertir el Aleluya en un canto de estructura similar a la de un salmo responsorial, así como tampoco dejarlo de cantar. ¿Cuál sería la forma ideal de cantar el Aleluya? Con alegría y con gozo, en una postura de pie y atención. Con una distribución del canto de la siguiente manera: Inicia un solista o un pequeño coro cantando ¡Aleluya¡, en seguida la asamblea contesta ¡Aleluya¡, posteriormente la asamblea canta el versículo y todos repiten Aleluya para terminar. Así sería la forma ideal de cantar el Aleluya. Es así verdaderamente otro de los cantos llamados interleccionales (como el salmo responsorial). La asamblea que antes ha escuchado, meditado y sentido, ahora clama jubilosa al Señor. Sin embargo, si no es posible que la asamblea sepa y ensaye el verso intermedio, pues que lo cante el pequeño coro o un solista. ¿Siempre se canta el Aleluya? No. Durante el tiempo litúrgico de la Cuaresma se omite la palabra Aleluya y un verso breve de carácter aclamatorio lo reemplaza. Nosotros conocemos este verso como Honor y gloria a ti Señor. Debemos tomar en cuenta también lo que la introducción general del Misal Romano señala cuando se refiere al Aleluya en el número 39 dice: Si el Aleluya no se canta puede omitirse. Otras opiniones calificada recomiendan que debe omitirse si no se canta. Sin embargo nosotros como músicos hemos de procurar que siempre se cante de la mejor manera posible.
Misioneros listos para la Misión Permanente Por Carlos Cuéllar
En la parroquia de Nuestra señora de Guadalupe ubicada en la comunidad de Estanzuela, durante varios meses con mucho ánimo se prepararon mas de sesenta misioneros de todas las edades para hacerle frente a todos los retos que se nos proponen a nuestro diario existir y poder ser un ejemplo de entrega y semillero de fe hacia con las luces mas extinguidas. El domingo 23 de septiembre el Arzobispo emérito Luis Morales Reyes dio el banderazo de salida a estos 60 misioneros que harán su labor en comunidades pertenecientes a Estanzuela, por medio de la Santa Eucaristía, familias y amigos en general se acercaron al templo para animar a esta gente valerosa y rica en virtudes, y fe. Recordemos que estamos viviendo el proceso que nos propone nuestro cuarto plan Diocesano: la misión permanente y estamos a punto de emprender el año de la fe proclamado por su S.S. Benedicto XVI así que animémonos a una valerosa entrega espiritual.
Nunca es tan temprano, cumple 5 años al aire! Por Lucero Apolo Rodríguez
H
ace 5 años, el 7 de octubre de 2007, Nunca Es Tan Temprano el programa de radio oficial de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, inició sus transmisiones en radio. Este proyecto surgió como una inquietud de aprovechar la oportunidad que Controladora de Medios, otorgó al Sr. Arzobispo Don Luis Morales Reyes, para transmitir cada domingo. En su etapa inicial, el proyecto comenzó como un trabajo de cinco Secretarías (Juvenil, Familiar, Vocacional, Social y Evangelización y Catequesis) produciendo el material radiofónico en las oficinas de la Secretaría de Pastoral Juvenil. Posteriormente, el espacio de producción se ubicó en una escuela de música, frente al Templo del Carmen, contando con donativos de equipo. Más adelante, al construirse la Casa Ichthus “Espacio de la Juventud”, se compartió espacio con la estación de Radio por Internet “Radio Amigos Católicos”. Finalmente se construyó una cabina propia de grabación en las instalaciones de la Dimensión de Pastoral Familiar y, gracias a Dios, ya contamos con equipo propio. Cabe destacar que Nunca es Tan Temprano es un esfuerzo de 15 laicos comprometidos con la Arquidiócesis
Potosina que trabajan para lograr su misión: “Ser un permanente conducto de evangelización, ofreciendo a la Iglesia una sólida herramienta, fortalecida con el dinamismo y la calidad de los recursos modernos para medios de comunicación”. Actualmente, el programa se transmite todos los domingos en punto de las 8 am por el 103.1fm y a las 11 am a través de Imagen y se retransmite en www.radioamigoscatolicos.com y en algunas radiodifusoras en internet de Estados Unidos, México y Sudamérica. Además, se pueden escuchar todos los programas pasados en la página de la Arquidiócesis: www.iglesiapotosina.org
Si quieren formar parte de este gran proyecto no duden en escribirnos a nuncaestantemprano@hotmail.com. Agradecemos enormemente a todos los radioescuchas, a las Dimensiones de Pastoral y a los Sacerdotes por su apoyo incondicional a Nunca es Tan Temprano durante estos 5 años.
Los invitamos a todos ustedes para que conozcan, apoyen y difundan este programa de evangelización en sus comunidades para que sea aprovechado y llegue al mayor número de fieles.
Esperamos seguir siendo instrumentos efectivos de evangelización, bajo la protección de la Virgen del Rosario (a quien le encomendamos el programa), así como continuar trabajando para llegar a más y más hogares de nuestro continente americano. A todos ustedes, muchas gracias y que Dios los bendiga.
Fiesta Patronal en la Parroquia de
Nuestra Señora de las Mercedes “Invoquemos diariamente a la Virgen-Madre misericordiosa”
L
al Señor que se ve en el arduo trabajo realizado en los avances materiales y espirituales de este recinto que está quedando realmente bello.
Nuestro Pastor, primeramente felicitó al padre Gabino Medina Portales por su trabajo realizado como párroco de Ntra. Sra. de las Mercedes durante 3 años, pues le dijo: “Transmites tu amor al Señor a través de tu trabajo; sigue transformando la vida de cada uno de tus fieles y muchas gracias por tu entrega ministerial y tu generosidad
En su homilía nuestro Pastor exhortó a los fieles a practicar las Obras de Misericordia, tanto espirituales como corporales a imitación de la Madre de Dios que celebramos como Nuestra Señora de la Merced, pues Ella es toda misericordia con nosotros, es la mujer que se distingue por su fidelidad y por su fe perseverante y viva. Por eso, la mejor manera de estar en gracia de Dios es vivir apegados a Ella, nuestra dulce y tierna Madre que nos pide ser caritativos como Ella. “Permanezcamos y seamos fieles a la Madre de Dios y Madre nuestra. Pidámosle que nos dé sus ojos y su corazón para ver y amar como Ella amó a los Apóstoles”. “El amor de Jesús es la respuesta de Dios hacia los oprimidos y pobres a través
a Comunidad Parroquial de Nuestra Señora de las Mercedes de la colonia Industrial Mexicana, encabezada por el párroco, Pbro. Gabino Medina Portales, recibió con desbordante regocijo a nuestro Pastor, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, quien se dignó presidir la solemne concelebración Eucarística en dicha Parroquia, que festejó con espíritu jubiloso y desbordante fervor mariano a Su amada Patrona Titular e intercesora de los cautivos y oprimidos, el pasado 24 de septiembre del 2012.
de nosotros, porque se vale de cada uno de sus fieles para ser sus instrumentos de amor, no dejemos que sólo la Santísima Virgen acuda a socorrer a los necesitados, acudamos nosotros a los demás para hacerles el bien porque hoy se necesita un Evangelio vivo, que convenza, para que el Señor llegue a quienes claman justicia y que se preguntan ¿Dónde está Dios? Y que quieren que Dios se haga presente a través de nuestra Caridad”. “Recordemos que cuando Dios sale del corazón del hombre ya no hay buenos sentimientos, hay mucha maldad. Cuando papá y mamá se dan a los hijos y están cerca de ellos se da el amor filial y la familia está unida porque la caridad se prolonga en el hogar y si reconocemos al Señor desde la familia tendremos un mundo mejor que desde luego se reflejará en muchos frutos y bendiciones”.
Por LCC Angélica Maldonado Morales
OCTUBRE 07 DE 2012
Regresó para seguir sirviendo
Por Ricardo Guerrero Romero
Fiesta patronal en la colonia Las Mercedes
E
l señor arzobispo Carlos Cabrero celebró la fiesta patronal en la capilla que lo vio iniciarse como presbítero, él se mostró inmensamente entusiasmado por éste regreso después de 22 años ahora como pastor de la Iglesia Potosina, recordó con los feligreses los momentos en que él mismo iba a pedir sillas o sonido a los vecinos para la celebración. La gente allí presente, el comité de las fiestas patronales y el párroco Juan Martínez Vega, agradecieron con una amable bienvenida a don Carlos. En la celebración el arzobispo potosino, hizo mención de lo importante que es reservar en nuestros corazones la fe viva en Cristo nuestro hermano enviado por obra de Dios Padre y el “hágase” de Sta. María. En el mismo marco el arzobispo de la diócesis dijo que, el hombre en la sociedad re-
quiere de una visión abarcadora que tenga la capacidad de mirar como Dios, la mirada del Padre es: bondad, paciencia, alegría, servicio, amor, entrega total; y que son estas miradas las que ayudarán al ser y quehacer de una comunidad cristiana, de una integración como colonos. Ultimó su homilía recordando que nada de lo antes dicho podía verse realizado sino es por medio de la misericordia, una misericordia que llegue a todos los hombres y cristianos que conforman la capilla de Ntra. Señora de las Mercedes; que por cierto nuestro coterráneo arzobispo don Carlos, apuntó que, el nombre real de Ntra. Señora de las Mercedes es: Ntra. Señora de la Misericordia, y así a fiel ejemplo de su misericordia, todos deberíamos guiar nuestras acciones dejándonos envolver por la voluntad celestial.
“Protección a la Joven” arribó a su 50 aniversario Por LCC Angélica Maldonado Morales
N
uestro pastor emérito, Mons. Luis Morales Reyes, se dignó presidir la Misa de Acción de Gracias con motivo del 50 aniversario de la Asociación Católica “Protección a la Joven”, dado que fue fundada en San Luis Potosí en 1962. La Celebración Eucarística se ofició el pasado Sábado 22 de Septiembre en las instalaciones de dicha institución que celebró con gran regocijo este aniversario, en el que estuvo presente el Pbro. Lic. Eduardo Córdova Bautista, Asesor de “Protección a la Joven”, entre otros sacerdotes invitados que se unieron gustosos a esta magna celebración. En su homilía, nuestro estimado pastor emérito, Mons. Luis Morales Reyes, felicitó a quienes hacen una loable labor en “PROTECCION A LA JOVEN”, y pidió por todas las jóvenes que se han formado y forjado en valores en este lugar,
que ha sido prácticamente su familia, su casa, su hogar, donde aprendieron a valerse por sí mismas y a desarrollarse en todos los aspectos de su vida.
se le ofrece la orientación adecuada. En lo material se contribuye a la realización de una carrera, un oficio, la obtención de un empleo, etc.
La presidenta actual es la señora Bertha Kohrs de Díaz Infante; vicepresidenta sra. Georgina Guerrero García; Tesorera sra. Beatriz Díaz Infante de González y la directora Lourdes Díaz Valdés, por quienes pidió nuestro pastor emérito, para que Dios las siga fortaleciendo, guiando y bendiciendo y así continúen en este trascendente proyecto.
En la Casa Hogar se acoge a jóvenes que tienen interés por su superación personal y que no encuentran en su lugar de origen los medios para lograrlo. Se brinda hospedaje temporal incluyendo los alimentos, a personas de CONAFE que realizan trabajo en las escuelas de las diferentes comunidades del Estado.
La Asociación Católica de “Protección a la Joven” tiene como fin primordial ofrecer a la joven sin distinción de raza, clase social o credo religioso, toda la ayuda moral y material que le sea posible, para preservarla de los peligros y ayudarla a realizar con plenitud su misión en el mundo. En el aspecto moral
El 40% de las jóvenes, trabajan y estudian simultáneamente. De la Casa han egresado jóvenes que ahora son Profesionistas, Maestras, Educadoras, Enfermeras, Médicos, Contadoras, Abogadas, Técnicas Especializadas, etc., es decir personas útiles a la sociedad.
El A, B, C de la Biblia
La fe y la Biblia I Por P. David Campos
niciamos en este mes de octubre el «Año de la fe» al que el Santo Padre ha tenido a bien invitarnos como Iglesia —Y NO SÓLO INDIVIDUALMENTE — para contemplar durante este tiempo de modo especial la virtud de la fe como don de Dios al hombre y que lo capacita para tener un constante encuentro y relación con Él, su Creador (cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 27; Juan 1,11-13). En un documento del Papa Benedicto XVI, comenta éste que la Sagrada Escritura ha de leerse con la fe por delante, pues «incluso la letra del evangelio mata si falta la gracia interior de la fe que sana» (Exhortación apostólica La Palabra del Señor, n. 29, citando a Santo Tomás de Aquino y, a su vez, a San Agustín). Este espacio de lectura busca sernos útil para mejorar nuestro modo de atender, más que sólo leer, la Sagrada Escritura; y quizá en algunas ocasiones nos hemos visto en una necesidad de recurrir a la Biblia como buscando soluciones inmediatas, sin embargo, pareciera más una prueba que ponemos a Dios de que nos diga lo que queremos oír a, en realidad, prestar atención a lo que para cada ocasión el Señor nos habla al corazón, pues, en un ejercicio más completo de estar con la Palabra podríamos ver que «la fe nace del mensaje y el mensaje consisten en hablar de Cristo (Romanos 10,17). En ocasiones pasadas de esta columna mencionábamos que Dios habla y el hombre escucha, una verdadera actitud de escucha es la disposición de obedecer a lo que el Señor pide, ahora, en un caso concreto, podemos entender — como nos dice el Papa — que la respuesta propia del hombre al Dios que habla es la fe (Exhortación apostólica La Palabra del Señor, n. 25). Es necesario, pues, para saber “leer” la Biblia una actitud orante, dialogante, queriendo realmente escuchar la voz de Dios en Su palabra “escrita”, para no terminar leyendo lo que queremos oír — así la palabra, como la lluvia que baja del cielo, no daría su fruto (cf. Isaías 55,10) —. Quiero terminar por ahora insistiendo en un aspecto de la fe para entenderla como necesaria en la lectura y escucha de la Biblia: La Fe es una virtud — junto con la Esperanza y la Caridad —, y como virtud es dada-recibida de gratis, sin embargo, no se confía sólo al hecho de ser un regalo, sino que requiere ejercitarse y fortalecerse para poder vivirla. Una buena manera de ejercitarla es disponiéndonos con la fe a la oración con la Palabra de Dios — porque la fe es la que nos permite, con confianza, sabernos escuchados —, ya que sin este ingrediente esencial nuestro tiempo sería desaprovechado en una simple “lectura”.
Yo CREO...y vivo mi FE
Un año para conocer y profundizar nuestra Fe Por P. Memo Gil
I
niciamos el Año de la Fe en la Iglesia este 11 de octubre. De acuerdo a la convocación que hizo el Papa Benedicto XVI, con la Carta titulada “La puerta de la Fe” (Porta Fidei, en latín). Y en la cual nos expresa su intención y su deseo de cómo espera él que se viva éste año dedicado a profundizar nuestra fe. Debemos reflexionar en lo providencial de ésta propuesta, dada la incertidumbre que se vive en muchos ambientes y la ambigüedad con que se da testimonio de nuestra vida de fe. Pues vivir un año en que debemos fortalecer nuestra experiencia de fe y poder llegar a experimentar una auténtica y renovada conversión al Señor, nos da la oportunidad de descubrir el sentido de profesar y hacer vida la fe. El Papa nos presenta como una novedad el hecho de que la fe sólo se fortalece creyendo. Hoy cuando nos cuesta tanto confiar y creer, la certeza del cristiano en el amor de Dios debe aparecer ante el mundo como esa posibilidad de que la vida tendrá siempre sentido si se vive creyendo. Como nos dice San Agustín: «Creo lo que no veo, y creyendo amo, y amando veo». Por eso hay que intensificar la reflexión sobre los contenidos de la fe y lo que la fe debe significar en éste tiempo, pues esto llevará a todo creyente a confesarla con plenitud y convicción. De esta manera el Papa llama nuestra atención en su carta para que redescubramos los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada.
Además de que también es intención del Papa que sepamos darle a la fe su verdadera dimensión social, pues muchas veces parece que para los cristianos creer se resume a un hecho privado. De ahí que descubramos en muchas situaciones lo que se conoce como divorcio entre la fe y la vida. Ya que para muchos resulta irrelevante participar en celebraciones de fe, en donde sólo son espectadores y no hay un compromiso concreto que lleve a traducir la fe en obras en lo cotidiano de la vida. Por eso el Papa presenta como algo esencial el conocimiento de los contenidos de la fe, para que al confesarla y vivirla se haga con renovada convicción. Y un medio que propone el Papa para profundizar más los contenidos de la fe es utilizar como instrumento de apoyo el Catecismo de la Iglesia Católica. Puede ser que para muchos no resulte muy accesible este Catecismo por su volumen y costo, pero hay subsidios que se ofrecen y que están más al alcance de quien esté interesado. Como lo son el Compendio que ha editado la Conferencia del Episcopado Mexicano, una Síntesis que se ha hecho también del Catecismo y últimamente apareció el Youcat, que es una versión del catecismo para los jóvenes. El Papa reconoce también en su carta que debemos enfrentar el desafío de una fe que está sometida a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad. Dado que la sociedad actual busca reducir todo al ámbito de las certezas racionales, apoyada en los logros científicos y tecnológicos. Pero esto no debe generar en nosotros miedo, al contrario, como nos anima el Papa, es aquí donde debemos manifestar que es gracias a nuestra historia de fe, que reafirmamos la certeza de mirar al futuro fortaleciendo nuestra relación con Cristo, en quien tenemos la garantía de encontrar siempre un amor auténtico y duradero. Así, las pruebas de la vida, toman otro sentido desde una fe que se vive cimentada en la alegría y la esperanza.
OCTUBRE 07 DE 2012
N
uestro mundo es un mundo cada vez más silencioso. Silencioso no de ruido, sino de afectos y voces. En la llamada sociedad de la comunicación los hombres cada vez comunicamos menos.
Pero, ¿a dónde nos llevará semejante silencio?, ¿a dónde nos conducirá esta falta –crónica ya- de convivencia? Quizá a la muerte. ¡No exagero! En un estudio reciente, Michel Maffesoli, el famoso sociólogo francés, constató que existe un lazo estrecho entre progreso y suicidio, entre modernización y desgana de vivir. Y explica que esto es así porque mientras en las ciudades subdesarrolladas las personas todavía conviven entre ellas, en las sociedades ultracapitalistas y de tecnificación exacerbada se ha perdido toda oportunidad y gusto por estar juntas, al igual que todo sentido de pertenencia. «En otras palabras – escribe Maffesoli-, a menor índice de sociabilidad, mayor índice de suicidio» (La parte del diablo. Compendio de subversión posmoderna). Entre menos se relacionen las personas entre sí, más probabilidades tendrán éstas de querer abandonar cuanto antes esta vida en la que se sienten tan desamparadas.
Nos hablamos poco los unos a los otros; al encontrarnos por la calle, nos vemos de reojo y apresuramos el paso; corremos para ser los primeros en llegar al asiento; competimos, nos rebasamos, pero no nos hablamos. Y, ya en el autobús, si por una distracción inocente las miradas coinciden, nuestras cabezas se vuelven inmediatamente hacia otra parte, avergonzadas. Pareciera que el ideal es no vernos, no notarnos: pasar por la vida como pasan en un día de tormenta las motas de polvo. Una fanática adoradora de las comunidades virtuales, Ellen Ullman, confesaba orgullosamente en el ya lejanísimo año de 1995: «La computadora tiene para mí más vida que mis amores, que mi casa y que mi vecino, ese malvado que por poco mata a su esposa». Y añadía, como quien relata algo gracioso: «Una vez me encontré sola frente al monitor de mi computadora y le dije con ternura a la pantalla encendida: ¡Háblame!». «Cuando estás programando –sigue diciendo la señora Ullman- no debes permitirle a tu mente que vagabundee, que se abandone a los pensamientos. Los pensamientos molestan al ordenador. Los pensamientos desaniman a los bites. Un bite se va, se disuelve. Tal vez no regrese nunca. Estás creando un hoyo en tu computadora con la maldita desatención de pensar. ¡No hables! Los otros seres humanos no te sirven. Lo que debes hacer es sincronizarte con la máquina. Sincronizarte con los seres humanos quiere decir romper tu proceso mental de trabajo. Una vez tuve un empleo en el que estuve dos años sin hablar. Todos estábamos solos. Pero cada uno estaba con su máquina. En ocasiones se escuchaba alguna imprecación, algún suspiro. A veces alguien explotaba de rabia y se ponía a golpear su computadora. Quizá algún compañero me haya dirigido alguna vez una mirada, pero no estoy muy segura».
13
«¡Cállate!». ¿Qué es lo que hay detrás de esta orden? ¿A quién beneficiamos con nuestro silencio? Habría que preguntárnoslo seriamente. Una cosa, sin embargo, es cierta: los hombres silenciosos y sin vínculos, suelen ser más eficientes a corto plazo que los demasiado sociables, o por lo menos pierden menos tiempo en reuniones poco productivas –eso es lo que piensan los managers y no pocos sociólogos industriales-. Pero, a largo plazo, ¿qué les espera sino un cansancio infinito, casi mortal?
Callados y solos
Cada uno con su máquina y solo (los otros seres humanos no te sirven): mentiría si dijera que me es imposible imaginar una oficina como ésa en la que trabajaba la señora Ullman; mentiría, porque he visto muchos sitios así y cada vez va habiendo más.
habla más; mientras navegamos en Internet nos encerramos en nuestra habitación cual si fuésemos animales heridos, no vaya a suceder que de pronto el agua de los mares virtuales se encrespe y la navegación se torne peligrosa o, por lo menos, comprometedora...
«¡No hables!»: he aquí la orden de la nueva dictadura. Desde que las películas se hicieron sonoras hay que callar en el cine; frente a la televisión es preciso guardar silencio; cuando el aparato de radio está encendido no se
La orden de guardar silencio que hemos venido escuchando desde hace casi un siglo está surtiendo efecto, pues ahora nos callamos también ante los de nuestra misma especie.
«Las mujeres cantaban en la casa, en el patio y en el jardín; los hombres cantaban en los campos y en el taller. El transistor los ha hecho callar», constataba lleno de nostalgia en su autobiografía René Barjavel (1911-1985), el autor de esa famosa novela que fue Los caminos de Katmandú. Pero muchos años antes que Barjavel, en 1955, el mexicano José Vasconcelos había hecho ya la misma observación: «La máquina por medio del radio ha robado al hombre la palabra y el canto» (Temas contemporáneos).
Para muchos, sobre todo entre los más jóvenes, no hay ninguna diferencia entre un amigo de carne y hueso y un amigo puramente virtual.
Miles de libros se han escrito en tiempos recientes para tratar de convencernos de que las comunidades del ciberespacio poseen la misma dignidad e importancia que las comunidades tradicionales como la escuela, la iglesia o la familia. Pudiera ser. Pero mientras cambiamos al amigo cercano por el desconocido lejano y elogiamos la belleza de las amistades encontradas en algún punto del la autopista informática, ¡qué callados y solos estamos!
A propósito de los estudios universitarios U na frase que se hizo célebre en Europa durante la Edad Media, a propósito de los estudios superiores, y que ya habíamos hablado de ella en otro artículo, decía: Quod Natura non dat, Salmántica non prestat. Si intentamos una traducción literal diríamos en castellano: “lo que la naturaleza no te da, la universidad de Salamanca no te lo puede proporcionar”, pero si hacemos la traducción muy libre diríamos: “Si la naturaleza no te dio habilidad para el estudio, la mejor universidad del mundo no te la puede proporcionar”. Naturalmente que esto se refería a los estudios universitarios que en ese entonces comprendían una amplia gama de conocimientos muy diversificados, que debían ser asimilados por el estudiante, tuviera o no vocación o inclinación a todos ellos, así quien entraba a la universidad debía estudiar filosofía, matemáticas, medicina, música, las lenguas: griega, latina y hebrea, además de otras muchas asignaturas referentes a muy diversas ramas del saber, por ello, quien lograba un título de bachiller ( que según parece, uno de los muchos significados de esta palabra es: el batallador o el que batalla, trabaja o estudia con ahínco y decisión) que es un grado inferior al de licenciatura, dos al de maestría y tres al de doctorado adquiría un gran prestigio en la sociedad y era un nivel académico muy reconocido, con mayor razón se reconocía a quienes habían obtenido el grado de licenciado o doctor en estas universidades porque se había convertido en un verdadero sabio, y muchos lo lograron, pero hay que pensar que esto sucedía, gracias a que había mucho menos distractores que los que ahora tenemos y que la lectura y el estudio en sí eran casi un pasatiempo para una gran parte de los sabios de antaño. Afortunadamente con el paso de los años, los criterios académicos cambiaron y ahora vivimos la época de las especializaciones, esto con el fin de que cada quien se dedique eficaz y eficientemente a aquello para lo que tiene vocación. Por todo esto es que los gobiernos, conscientes de los tiempos que estamos viviendo, han mostrado un gran interés en apoyar las actividades académicas, tanto de las universidades públicas como de las privadas y no sólo en lo que se refiere a los estudios de maestría, especialidades y doctorados sino también en la impartición constante de cursos, conferencias, seminarios, talleres, paneles y las demás actividades de este tipo, que contribuyan a una formación integral de quienes se dedican a la enseñanza y a la práctica de algunas de las profesiones universitarias; a todo esto hay que incluir el servicio de prestamos de material bibliográfico y técnico en todas y cada una de las diferentes áreas del conocimiento. El resultado de todos estos programas es que cada día aumenta el número de personas que no obstante que ya se
encuentran en pleno ejercicio de una profesión o de una actividad productiva y remunerada, pretenden incrementar sus conocimientos sobre su propia profesión o trabajo, u optar por otra profesión diferente o complementaria y toman sus clases fuera de sus horas de trabajo no obstante el sacrificio que implica el trabajar y estudiar al mismo tiempo, pero esos sacrificios no son infructuosos porque las enseñanzas recibidas rinden ubérrimos frutos y son para quienes los aprovechan, un poderoso motivo de aliento y satisfacción. Este es mérito también del claustro de profesores que con el ánimo de compartir sus conocimientos han duplicado sus esfuerzos para poder impartir su cátedra sin menoscabo de sus actividades ordinarias. Al comentar este asunto con un buen amigo, me echaba en cara que él conocía a x doctor (no de medicina sino de grado) cuyos conocimientos eran muy deficientes, a esto, yo le respondí que indudablemente había excepciones pero que no obstante los esfuerzos que se han realizado a ese respecto son válidos y han hecho prosperar a la ciencia en México y que esto no lo podemos desconocer.
Por Mtro. José Ricardo García López
La lectura y el estudio en sí eran casi un pasatiempo para una gran parte de los sabios de antaño. Las excepciones a las que mi amigo se refería no son privativas de México, en todas las universidades del mundo se dan, y se debe más bien a la desenfrenada audacia de esos pseudo sabios y sucede lo que decía mi muy querido maestro don David Palomo Solís: es que se me coló. Por ello es que las autoridades universitarias y las Secretarías de Educación deben implementar estrategias para que cada vez haya menos número de colados.
Diez sencillos consejos para vivir el nuevo Año de la Fe Por Pbro. David Campos
El objetivo de este Año, es reforzar la fe de los católicos y acercar al mundo a la fe mediante el ejemplo. 1. Participar en la Santa Misa para vivir un encuentro personal con Dios, del modo más inmediato, “Una participación regular en la Misa refuerza la propia fe a través de las Escrituras, el Credo, las oraciones, la música sagrada, y la homilía, recibiendo la Comunión y formando parte de una comunidad de fe”. 2. Acercarse al sacramento de la confesión. “Los católicos reciben fuerzas y profundizan su fe celebrando el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación”. La Confesión “llama a volver a Dios, a expresar el dolo por las caídas, y a abrir nuestra vida a la potencia de las gracias sanadora de Dios. Perdona las heridas del pasado y da fuerza para el futuro”. 3. Conocer la vida de los santos ayudará a los fieles a tener ejemplos válidos de cómo vivir una vida cristiana, a través de diferentes formas como la docencia, el trabajo misionero, la caridad, o la oración, y tratando de agradecer a Dios en las acciones y decisiones de la vida cotidiana. 4. Leer la Biblia a diario, porque ofrece un acceso directo a la Palabra de Dios y narra la salvación de los hombres, “no se puede prescindir de la Biblia para un sano crecimiento durante el Año de la Fe”. 5. Leer los documentos del Concilio Vaticano II -del que se celebra este año su 50 aniversario-, para llevar adelante su trabajo de renovación en el campo de la celebración de la Misa, del papel de los laicos, del ecumenismo y en el diálogo interreligioso. 6. Leer el Catecismo de la Iglesia Católica, que desde hace 20 años recoge en un solo volumen los dogmas de fe, de la doctrina moral, de la oración y de los sacramentos de la Iglesia Católica, y sirve como “un verdadero recurso para crecer en la comprensión de la fe”. 7. Participar en la parroquia también puede ayudar a vivir en plenitud el Año de la Fe, porque éste “no puede limitarse al estudio y su reflexión”, y para que “los carismas de todos ayuden a construir la comunidad”. Dar acogida, acompañar musicalmente la liturgia, hacer las lecturas, y dar catecismo, son sólo algunos de los papeles en los que ayudar en la vida parroquial. 8. En octavo lugar, ayudar a los necesitados es algo fundamental, “la Iglesia pide a los católicos hacer donaciones de caridad y socorrer a los más necesitados durante el año de la fe, porque en el pobre, en el marginado, y en el vulnerable, se encuentra Cristo personalmente”. 9. Invitar a los amigos y conocidos a asistir a Misa, “una invitación personal puede realmente marcar la diferencia para alguno que se haya alejado de la fe o se sienta un extranjero dentro de la Iglesia. Todos conocemos a alguien así, por lo que es hermoso llevarlos e invitarlos amigablemente”. 10. Encarnar las Bienaventuranzas en la vida diaria, para crecer en la humildad, la paciencia, la justicia, la misericordia, la transparencia y la libertad. “Son precisamente el ejemplo de fe vivida que acerca al Año de la Fe”.
S
ucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado.
Por qué un año de la fe Por Rino Fisichella
EL DERECHO DE DIOS ¿Por qué un Año de la fe? La pregunta no es retórica y merece una respuesta, sobre todo de cara a la gran espera que se está registrando en la Iglesia para tal evento. Benedicto XVI dio un primer motivo cuando anunció la convocación: «La misión de la Iglesia, como la de Cristo, es esencialmente hablar de Dios, hacer memoria de su soberanía, recodar a todos, especialmente a los cristianos que han perdido su propia identidad, el derecho de aquello que le pertenece, es decir, nuestra vida. Precisamente para dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia de conducir a los hombres fuera del desierto en el que a menudo se encuentran hacia el lugar de la vida, la amistad con Cristo que nos da la vida en plenitud». Esta es la intención principal. No hacer caer en el olvido el hecho que caracteriza nuestra vida: creer. Salir del desierto que lleva consigo el mutismo de quien no tiene nada que decir, para restituir la alegría de la fe y comunicarla de manera renovada. Por tanto, este año se extiende en primer lugar a toda la Iglesia para que, de cara a la dramática crisis de fe que afecta a muchos cristianos, sea capaz de mostrar una vez más y con renovado entusiasmo el verdadero rostro de Cristo que llama a su seguimiento. Es un año para todos nosotros, para que en el camino perenne de fe sintamos la necesidad de reforzar el paso, que a veces se hace lento y cansado, y hacer que el testimonio sea más incisivo. No pueden sentirse excluidos cuantos tienen conciencia de su propia debilidad, que a menudo toma las formas de la indiferencia y del agnosticismo, para encontrar de nuevo el sentido perdido y para comprender el valor de pertenecer a una comunidad, verdadero antídoto a la esterilidad del individualismo de nuestros días. De todas maneras, en «Porta fidei» Benedicto XVI escribió que esta «puerta de la fe está siempre abierta». Lo que significa que ninguno puede sentirse excluido del ser provocado positivamente sobre el sentido de la vida y sobre las grandes cuestiones que golpean sobre todo en nuestros días por la persistencia de una crisis compleja que aumenta los interrogantes y eclipsa la esperanza. Hacerse la pregunta sobre la fe no equivale a alejarse del mundo; más bien, hace tomar conciencia de la responsabilidad que se tiene hacia la humanidad en esta circunstancia histórica. Un año durante el cual la oración y la reflexión podrán conjugarse más fácilmente con la inteligencia de la fe de la que cada uno debe sentir la urgencia y la necesidad. De hecho, no puede ocurrir que los creyentes sobresalgan en los diversos ámbitos de la ciencia, para hacer más profesional su compromiso laboral, y encontrarse con un débil e insuficiente conocimiento de los contenidos de la fe. Un desequilibrio imperdonable que no permite crecer en la identidad personal y que impide saber dar razón de la elección realizada.
16
La fe de los pecadores D
espués volvió a salir al mar; y toda la gente venía a Él, y les enseñaba. Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió. Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que Él come y bebe con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores (2, 12 -17). Mateo, Leví, de quien se habla en esta lectura breve era un pagano, o al menos era considerado tal por los habitantes del pueblo de Israel. Recordemos que los servidores públicos eran considerados automáticamente pecadores puesto que al ponerse a las órdenes del imperio romano se convertían en traidores al pueblo de la alianza. Efectivamente, al servir al pueblo invasor, los publicanos se convertían automáticamente en enemigos de Israel, ponerse del lado de Roma era ponerse en contra de Yavé, de la Alianza, de la Ley y los Profetas; ser publicano era convertirse en pagano, en un aguijón de Roma, que dominaba y sometía al pueblo escogido por Dios. Esto sin contar los importantes ingresos que percibían los publicanos, que se contaban por millones. Los publicanos eran personas acomodadas, eran los ricos del pueblo. Pero, seguramente en el fondo ellos no eran tan malos como se lo pensaban la mayoría de los judíos, por lo menos no fueron ellos los que persiguieron hasta darle muerte al hijo de Dios; al contrario, los que se cerraron al plan de Dios y a la propuesta del reino fueron las autoridades religiosas de los judíos. Los publicanos eran sistemáticamente excluidos, eran quizá peor que leprosos, pues aunque no eran contaminante de impureza, eran tenidos como paganos, y fuera de la vida religiosa; ellos rara vez iban al templo o a las
sinagogas, no porque no lo desearan, sino porque los judíos no los querían ver ni de cerca ni de lejos. Pero para Jesús nadie está excluido de la salvación, de la buena nueva, del reino que anunciaba. Y Él, sabiendo que debía sembrar la semilla de la Palabra, las raíces de la fe, no dejaba fuera a aquellos que por la ambición, el pecado o las circunstancias se alejaban de las promesas del Dios que es Padre amoroso. De hecho algunas veces defendía a los publicanos, contraponiendo pecado por pecado: a los fariseos, hombres sumamente religiosos, pero llenos de hipocresía ante los publicanos, impedidos por el pueblo y por sus pecados a participar en la vida religiosa de Israel. Recuerdo por ejemplo aquella parábola del fariseo que rezaba en el templo muy pagado de sí mismo y henchido de orgullo por su justicia y fidelidad a Dios, pero sin amor; y por otro lado el publicano golpeándose el pecho avergonzado y sin entrar al templo, por no sentirse digno; y concluía Jesús que éste último bajo justificado a casa y no el fariseo ( Lc 18, 9 -14). Alguna vez dijo a los judíos que las prostitutas y los publicanos se les habían adelantado en el reino de Dios. Jesús frecuentemente decía también que había venido a llamar no a los justos sino a los pecadores; y, por lo menos, los publicanos lo eran por mayoría de votos. Jesús, sabiendo lo injusto del pueblo judío hacia los publicanos, se quiso acercar a ellos, darles un lugar en el reino de los cielos; es cierto que tomó sobre sí nuestros pecados. Se hizo amigo de algunos publicanos; y con esto se atrajo numerosas censuras por parte de las autoridades judías. Quizá en algún momento Jesús hubiera podido ser considerado por lo menos un profeta, pero, al asociarse con publicanos, fue desconocido como tal, un profeta no se juntaría con publicanos; pero Jesús es más que un profeta, y, conociendo el corazón del Padre, decide acercarse a publicanos sin importar lo que pensaran de Él, para lograr mostrar profundamente la inmensa
La fe tiene que ver con la Palabra divina, tiene que ver con Jesús que llega y toca, que llega y llama y de la respuesta a esa palabra, a ese toque, a esa llamada.
misericordia del Padre eterno. Recuerdo también con agrado aquel acontecimiento interesante, cuando Jesús se encontró con Zaqueo, un publicano y jefe de publicanos y además muy rico, que habiendo recibido por Jesús en su propia casa, declaró que reembolsaría lo que había cobrado injustamente hasta cuatro veces y que daría de lo suyo a los pobres; Jesús se alegró por ello y declaró a su vez: hoy ha llegado la salvación a esta casa (Lc 19, 1 – 9). Otros varios personajes considerados paganos o pecadores tuvieron relación con Jesús y cambiaron su vida: la mujer de la antigua hemorragia que es curada por tocar el manto, y a la que Jesús le dijo: tu fe te ha curado. O aquella pagana que pidió a Jesús un milagro para su hija enferma, a la que habiéndole Jesús dicho: “no está bien quitarle el pan a los hijos para echárselo a los perros” contestó: sí, pero los perros también comen el pan que cae en la mesa de los amos” y Jesús le dijo: “qué grande es tu fe”. Me viene a la mente también aquel episodio en que un capitán romano le suplica por su criado enfermo, y le expresa a Jesús: “Señor, no soy digno de que entres en mis casa, pero di solo una palabra y mi sirviente sanará”, a lo que Jesús exclamó a los que le seguían: “ni aun en Israel he encontrado una fe tan grande”. Y muchos acontecimientos más nos hablan de la preferencia de Jesús por los excluidos; Él quiere, como el Padre del cielo, que todos puedan ser salvados. Entre los famosos pecadores de que los evangelios hablan, encontramos a uno realmente sorprendente, precisamente Mateo, un publicano a quien Jesús llama justo en la mesa donde cobraba los impuestos; solo le dijo “sígueme”, y aquel lo siguió. Y, después de ser un pecador público, Mateo fue llamado a ser apóstol. De esto se trata la fe, de ser tocados por Jesús, de ser llamados por Jesús; la fe tiene que ver con la Palabra divina, tiene que ver con Jesús que llega y toca, que llega y llama y de la respuesta a esa palabra, a ese toque, a esa llamada. Mateo, después de ser un publicano es convertido en testigo, y ¡de qué manera! Él llegó a escribir uno de los evangelios, o por lo menos a él se le atribuye. Y ese evangelio, según los conocedores, es fuente de otros escritos sagrados. Mateo, Leví, el cobrador de impuestos, el otrora lacayo de Roma, es el apóstol, el testigo de Jesús, el que vio y creyó, el que escuchó y anunció a Jesús. Esto es la fe. La experiencia de fe consiste en aceptar en la propia vida a Jesús como el que llama y el que dispone. Mateo puede ser, en este año de la fe un grande ejemplo de conversión, de seguimiento, de anuncio de la propia experiencia de fe. Una manera excelente de celebrar el año de la fe puede ser imitar a Mateo y a los demás discípulos. Ir a las fuentes de la fe, ir a las Escrituras, ir a los evangelios, que son todos experiencia viva de encuentro personal con Jesucristo, es un buen inicio para celebrar la fe, para reanimarla, fortalecerla, darle nuevos bríos. Jesús nos está llamando, como a Mateo a no poner el corazón en las cosas que viene y van; nos llama también a dejar todo; Él está diciendo, Él sigue diciendo: “sígueme”. Hagamos como Mateo, levantémonos y sigamos a Jesús.
17
Palabra de Dios “Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él” Evangelio según san Marcos 10, 2-16 En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?” Él les respondió: “¿Qué les prescribió Moisés?” Ellos contestaron: “Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa”. Jesús les dijo: “Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos un sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”.
¿A dónde quiero llegar?
Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: “Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”. Después de esto, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo. Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
El divorcio y los niños La unidad permanente del matrimonio es tan importante que Jesús, el Señor nos habla claramente de ella en este domingo. Nos explica con toda claridad la dignidad y la grandeza del matrimonio cristiano visto como una alianza de amor y no como solamente un contrato. Porque de su carácter de alianza y no del mero contrato, surge la fidelidad conyugal que Jesús proclama: una fidelidad sostenida y alentada por el amor y no sólo por la ley. Fue por la dureza del corazón, por la que Moisés permitió el divorcio, aclara Jesús pero, también declara con toda firmeza: “que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”. Hoy más que nunca debemos hacer una súplica al Dios del amor, de la alianza y de la fidelidad por todos los matrimonios cristianos; que no endurezcan su corazón, que no cierren la posibilidad al diálogo, a la comprensión y al perdón. Que nunca se olviden de su alianza de amor, de su promesa de fidelidad y de ayuda mutua; que sean capaces de comprender que cuando hay amor verdadero ningún problema puede destruir su alianza matrimonial. Junto con este tema que bien aclara el Señor, nos recuerda nuevamente que los grandes maestros del Reino de los Cielos son los niños: por su condición débil, por la necesidad que tienen de ayuda de los demás; pero también por la inocencia y la transparencia de su corazón, por que en el corazón de un niño no hay odio, no hay rencores, ni esos sentimientos que de repente se anidan en el corazón egoísta y soberbio de los adultos. Por Pbro. José de Jesús Cruz Rodríguez
Ramón Hernández Aguilar, 1º de Filosofía Escríbenos: ecos_seminarioslp@hotmail.com Sé nuestro amigo en Facebook: Seminario Guadalupano Josefino
E
l caminar de la vida nos presiona de alguna manera para que, como personas, nos cuestionemos: ¿A dónde quiero llegar? Más si somos jóvenes, pues se busca dar sentido a la existencia, se plantean proyectos de diversa índole, incluso se sueña con ser famoso, millonario o conseguir el ideal que en esa etapa de la vida nos planteamos. Pero a pesar del bullicio del mundo que nos rodea, consiente o inconscientemente sigue esa pregunta: ¿A dónde quiero llegar?; pregunta que necesita una respuesta definitiva y última, que parta desde lo más profundo de nuestro interior y sea satisfactoria para estabilizar la armonía de nuestro vivir; de ahí que el hombre busque el fin último de su ser, fin último que debe ser trascendente y que no debe limitarse a nuestra sola existencia. Es por esto que Dios toma la iniciativa y nos invita a todos a alcanzar la santidad, así lo señala el libro del Levítico: “Sed santos, porque yo, el Señor, Dios vuestro, soy santo” (19,2). Ésta debe ser la meta primera a la que debe aspirar todo cristiano, pues de qué servirían todos nuestros planes y proyectos si no vemos más allá, es decir, si no aspiramos a la vida eterna a la que Cristo Jesús nos invita. Ésta es la primer invitación a la que Dios nos llama, toca a cada uno de nosotros responderle en el transcurso de nuestra vida en la vocación especifica que hemos decidido vivir, sea el matrimonio, la vida religiosa, como laico soltero o en el sacerdocio; vocación que debemos elegir libre y conscientemente, en la que primeramente busquemos agradar al creador y ser plenamente feliz con nosotros mismos y con los que nos rodean; así nos enseña Jesús al mostrarnos que lo más importante es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo (Cfr. Mt. 22, 37-40). Para lograr alcanzar la santidad es necesario conocer y configurarse con Cristo, que es el centro de nuestra vida, así lo vemos quienes hemos decidido seguirle en la vocación del sacerdocio, sabemos que es una gran tarea y a pesar de que comenzamos el primer año de filosofía en el seminario, tenemos en claro la respuesta a la interrogante plateada, pues nuestra meta es la santidad y queremos lograrla en esta vocación.
En el primer paso de este caminar buscamos identificarnos con la personalidad de Jesús para poder así configurarnos día a día con ese Cristo, hombre maduro, ideal y responsable, en el cual encontramos sentido a nuestra vida,
pues al igual que la beata Teresa de Calcuta podemos decir que “la santidad no es un privilegio para algunos, sino una obligación para todos, “para usted y para mí”.”, esa es la respuesta a la interrogante ¿A dónde quiero llegar?, pues alcanzar la santidad debe ser el fin último del hombre, ésa es nuestra meta, pues la santidad es Dios y a Dios queremos llegar.
18
…Lo de Dios a Dios
Objetivos del Año de la fe
Por David Grimaldo
¿Qué sentido da el Papa a este Año de la fe? ¿Qué objetivos pretende con él?. La respuesta la hallaremos en los dos documentos con los que fueron convocados los dos años de la fe después del Concilio Vaticano II: el de Pablo VI (1967) y ahora el de Benedicto XVI: “Para confirmar nuestra fe rectamente expresada” (Pablo VI), “redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada” (Benedicto XVI). “Para promover el estudio de las enseñanzas del Concilio Vaticano II” (Pablo VI), “con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza” (Benedicto XVI). “Para sostener los esfuerzos de los católicos que buscan profundizar las verdades de la fe” (Pablo VI); “intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo” (Benedicto XVI).
1 2 3
A estos fines comunes a los dos Papas, Benedicto XVI añade, fijándose en las circunstancias actuales, algunos más: “Invitar a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo”. “Comprometerse a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”. “Suscitar en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza”. “Comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios”.
1 2 3 4
Este último objetivo es el que más recalca el Papa Ratzinger. Le interesa subrayar la inseparabilidad del acto con el que se cree y de los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento: El acto de fe sin contenidos nos conduce a la total subjetivación de la fe. Los contenidos, sin el asentimiento de la fe, instruyen nuestra mente, pero no nos unen a Dios ni son capaces de transformar nuestra vida, de convertirla al Dios vivo. Sólo si la profesión de fe desemboca en confesión del corazón podemos hablar de una fe madura, bien formada, capaz de producir frutos en los demás.
E
Fe cristiana y doctrina social de la iglesia
n la tradición bíblico-teológica encontramos al menos tres referencias fundamentales para la fundamentación de la DSI, estas son: La fe en la Trinidad, la comprensión del ser humano como imagen de Dios y la proclamación del amor de Dios a los pobres y marginados del mundo. En esta ocasión veamos la primera. La fe en la Trinidad. La fe cristiana en la Santísima Trinidad sustenta la acción moral del creyente en la sociedad y la reflexión teórica sobre este compromiso. Esto no es algo nuevo. La confesión de la fe trinitaria, en estas cuestiones sociales, responde a la más genuina tradición de la Iglesia. Así lo encontramos en la liturgia bautismal, en ella, el catecúmeno confiesa su fe en la Santísima Trinidad al tiempo que pronuncia su renuncia a todo lo demoniaco que lo mantenía precedentemente ligado al mal y al pecado. El neófito está dispuesto a vivir de acuerdo a lo que ha profesado. Dice san Hilario de Poitiers: “conservará entero e incontaminado en la confesión de la fe salvadora el misterio de la Trinidad que nos regenera”. El Concilio Vaticano II nos dice, que es posible y necesario intentar esbozar una sistematización de la DSI a partir de la fe en la Trinidad de Dios “una e indivisible, que en Cristo y por Cristo es la fuente y origen de toda santidad” (LG 47). El Papa Pablo VI decía: “hace falta que tengamos siempre presente esta inefable y dialogal relación, ofrecida e instaurada con nosotros por Dios Padre, mediante Cristo en el Espíritu Santo, para comprender qué relación debemos nosotros, esto es, la Iglesia, intentar establecer y promover con la humanidad” (Ecclesiam suam, 73). Sin embargo, debemos reconocer que los cristianos no siempre hemos prestado la suficiente atención a la fuerza y a la belleza de la fundamentación trinitaria, que nuestra fe nos presta, para fundamentar la conciencia y la tarea de la vocación social humana y para orientar la marcha misma de la sociedad. También en el seno de una cultura secular, es preciso redescubrir que la fe en Dios es profunda y definitivamente liberadora. La proclamación de la fe trinitaria puede y debe fundamentar una ética de la fraternidad, en la que los grandes valores de la libertad y de la igualdad han de llegar al fin a encontrar su complementariedad y su equilibrio. La fe en el misterio de la Santísima Trinidad puede liberar al ser humano de la tentación ancestral y siempre renovada de apelar a los ídolos del tener, poder y valer. Los ídolos na-
cen de la pobreza del ser humano, no de la bondad de Dios manifiesta en su donación y oblatividad. Los ídolos no saben de intimidad. No pueden establecer unos criterios de fraternidad entre los seres humanos y, por tanto, no pueden fundamentar la justicia y el amor. También la DSI se acerca a la sociedad como llamada a esa vocación profética que, sin mérito alguno, le ha sido confiada. Es precisamente la fe en la Santísima Trinidad la que orienta el valor del anuncio y la compasión de la denuncia (J.R. Flecha). Este anuncio profético se traduce en la oferta que la Iglesia da al mundo occidental de ciertos valores como son: el concepto y dignidad de la persona, el valor de la comunidad y el sentido de la historia. La DSI anuncia con mucha esperanza estos valores. Pero también denuncia los antivalores. La DSI denuncia aquellos antivalores como el nuevo colonialismo y la masificación. Hoy el colonialismo tiene nuevos rostros, así por ejemplo, el colonialismo de los bienes de consumo, el “tráfico” de productos manufacturados o la apropiación de los canales de la información y los instrumentos de la informatización. Hoy ante la posibilidad de conocer y manipular el patrimonio genético se aventura un nuevo tipo de colonialismo basado en las patentes biotecnológicas, que supondrá nuevas formas de dependencia para los países que se encuentran todavía en vías de desarrollo. La fe en la Santísima Trinidad debe alentar también a denunciar un individualismo liberal que parece negar la solidaridad de la persona con sus semejantes. Esto lleva a un totalitarismo y masificación. Los genocidios de los últimos años son un ejemplo viviente de lo que puede llegar a desencadenar una ideología masificadora.
OCTUBRE 07 DE 2012
Te invitamos a que nos envĂes tus dibujos al correo: semanariolared@hotmail.com
Pr贸ximamente La Red en la Di贸cesis de Matehuala Gracias por abrirnos sus puertas
Escriba y comp谩rtanos sus acontecimientos al correo: semanariolared@hotmail.com
de lunes a viernes de 8:00 a 15:00 hrs.
Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya)
PREVIA CITA
Col. El Pocito, Quer茅taro, Qro. Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94