Edición 421

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En las atrocidades Dios encuentra al ser humano

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Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí Año 9

No. 421

Semana del 09 al 15 de abril de 2017

Iniciamos Semana Santa

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uesto que ya hemos pasado por todo este tiempo de preparación que es la Cuaresma, haremos un pequeño repaso antes de entrar de lleno a la Semana Mayor. Para ellos es necesario tener presente algunos recordatorios para vivirla de acuerdo a lo que la Iglesia nos pide. Anteriormente veíamos que el arrepentirnos y confesarnos, hacer sacrificios (por muy pequeños que sean) e incrementar la vida de oración, son acciones clave para vivir este tiempo; sin embargo, hay que aterrizarlos para poder vivirlos. A continuación te proponemos algunas formas de hacerlo, • Cuando haya discusiones, DIALOGA. Puesto que en ocasiones puede haber diferentes puntos de vista entre cada uno de los miembros de la familia, es necesario discutir de una forma sana, intercambiando ideas y buscando soluciones. Los hijos, al ver discusiones sanas, lo implementarán en su vida diaria, en la escuela, con los amigos, en el trabajo. • Al haber enfrentamientos, PERDONA. Si con el diálogo no fue suficiente y hubo malos tratos y/o malas palabras, atrévete a reconocer tus errores y a ofrecer una disculpa. Los hijos, al ver la reconciliación, se permitirán crecer con la naturalidad del perdón y del amor. • Cuando haya errores, CORRIGE. Jesús lo hacía todo el tiempo y con mucha caridad a sus discípulos y a sus seguidores. Tú, como padre, puedes y debes corregir a tu hijo cuando algo no es del todo correcto. Utiliza palabras suaves y ejemplos para “visualizar” lo que ocurre y lo que se puede evitar; como las parábolas. • Si alguna de las labores domésticas es difícil,

OFRÉCELA. El valor del sacrificio está en ofrecer acciones que no siempre nos son agradables y unir esta “dificultad de realizarlo” al sufrimiento de Cristo en la Cruz. Así tus hijos verán la importancia de ayudar en casa y el valor del sacrificio. • Cuando haya alegrías o tristezas, ORA. Que tus hijos esposo(a) te vean orando de forma “común” al levantarte, al participar de los alimentos, camino al trabajo, al enterarse de alguna noticia y demás, les permitirá conocer a un Dios cercano, un Dios amigo que está dispuesto a escuchar y a ser escuchado. Incluye en tu oración, en la medida de lo posible, el ROSARIO. María es la segunda vía más directa para llegar a Jesús (la primera sería rezarle directamente y comulgar), por algo en las Bodas de Caná, Jesús hizo su primer milagro, por petición de la Virgen, su madre. Para vivir una mejor Semana Santa, aparte de seguir ejercitando estos pequeños consejos, recuerda cuatro cosas importantes: 1. Vivir los oficios de la Semana Santa. Ya sea en tu parroquia o en la más cercana a donde pases este tiempo, procura asistir en familia a los oficios. 2. Practicar el ayuno. Recuerda que el Santo Padre nos invita a practicar no sólo el ayuno de alimentos, sino el ayuno de malas palabras y actos no favorables. 3. Guardar “postura” de luto, interiorizando en la importancia del sacrificio de Cristo. 4. Alégrate por la Resurrección. Para el Domingo de Resurrección (16 de abril), estaremos celebrando el triunfo de Cristo y nuestra redención y liberación del pecado.

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gnese Chiletti ofrece fisioterapia en Thailandia para discapacitados y trata de transmitir el valor del perdón, ese perdón que ella ha concedido a sus secuestradores en la Sierra Leona. Es difícil pensar que la educación familiar no haya influido en las decisiones de Agnese Chiletti. En Fiorano Modenese (Italia), ella y sus nueve hermanos aprendieron qué significa compartir un plato de sopa o las frutas del campo. Para tratar de ofrecer su aporte a la causa, dejó a su familia bio-lógica para entrar, a los 21 años, a la de las Misioneras de María (Javierianas). Sor Chiletti comprendió que “valía la pena vivir la vida siguiendo las huellas del Maestro”. La Sierra Leona fue la primera etapa de su experiencia misional. Llegó al país africano en 1983 y permaneció allí 14 años. Un periodo intenso en el que experimentó “el sentido de hospitalidad y acogida. Fue un don sentirse parte de ellos. Era una alegría –dijo– ver que para muchos niños afectados por la poliomielitis había una salida”. Llegaban cubiertos de polvo porque se veían o-bligados a arrastrarse, pero gracias a la rehabilitación de las monjas podían recobrar una discreta autonomía. Pero desgraciadamente la guerra que explotó en los años noventa complicó los planes de las Javierianas que, en 1995, fueron capturadas por los rebeldes, que las llevaron a la selva con los demás prisioneros de la localidad (había muchos niños), que eran obligados a entrenarse para engrosar sus filas. Las monjas fueron durante 56 días “testigos de lo que sucede en las guerras favorecidas, cuando no provocadas, por el Occidente, implicado en el tráfico de armas. Compartimos – continuó– el hambre, la sed y, sobre todo, el miedo de no sobrevivir. Vi el terror en los rostros de la gente”. Desde hace 17 años, sor Agnese siembra la esperanza en Asia (los primeros cuatro los pasó en China y los demás en Thailandia), en un “continente tan vasto como rico de culturas. Aquí aprendo la búsqueda de la armonía con la naturaleza y el cuidado para nunca poner al otro en embarazo”. Pero el cristianismo es minoritario con res-pecto al budismo. Las religiosas tratan de ofrecer el testimonio del pensamiento cristiano y, en particular, el concepto de perdón, tan alejado del pensamiento budista, según el cual el efecto del pecado solo se puede atenuar haciendo el bien, pero nunca será cancelado. La familia es otro aspecto sobre el que insisten en una sociedad en la que las parejas se deshacen y en la que los niños son abandonados a los cuidados de los abuelos. Concretamente, las misioneras están comprometidas en la fisioterapia para las personas, principalmente para los niños con discapacidades, y en la catequesis. Entran a las periferias de Bangkok y afrontan los problemas de “droga, prostitución y tráfico de seres humanos. La mujer todavía no tiene la misma dignidad que el hombre y, frecuentemente, sufre pequeños abusos y violencias desde la familia. Sobre la dignidad de la persona humana el cristianismo tiene mucho que decir”. El anuncio de la Buena Noticia no encuentra un terreno fértil debido a “muchos condicionamientos religiosos, culturales y sociales, pero cuando echa raíces se convierte en una ocasión de esperanza para todos”.


Domingo 09 de abril de 2017

Semana Santa

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ué barbaridad. Se viven las fiestas más significativas de la fe en medio de ambientes poco festivos religiosos y entre fiestas totalmente paganas y mundanas. ¿Y donde queda entonces la salvación? ¿No se supone que estas fiestas son ante todo de recogimiento interior? ¿No se supone que estas fiestas sean liberadoras? ¿Por qué entonces los cristianos de muchos lugares viven solo fiestas y borracheras, paseos, playas, bares, flojera? Tal vez no sepan que la Semana Santa es una “semana santa”, es decir, un tiempo para santificar la vida, las familias; tiempo de reencuentro con Dios. Para los no católicos esto es tiempo de diversión, pero para los cristianos es o debe ser en realidad la fiesta principal de la fe. Propiamente hablando las vacaciones deberían ser en el verano, no ahora. La Semana Santa no son vacaciones. Son tiempo de pensar más en Dios, en Jesucristo que vino a padecer por nosotros. Hay católicos que salen de vacaciones a muchos lugares y regresan todos arrepentidos (entre comillas) porque no fueron al culto, debido a que paseaban. Esto es increíble, ¿no se supone que en este país hay Iglesias por todos lados? También en los lugares de paseo hay Iglesias, parroquias, templos. Pero prefieren andar en el desorden más que estar con su Señor, meditando la Pasión de Jesucristo. El centro de toda la vida cristiana es la Pascua. Y en la Semana Santa recordamos días importantísimos para nuestra salvación. Jesucristo entra a la ciudad Santa, a la gran Jerusalén, esto lo conmemoramos el domingo de Ramos; nuestro Salvador instituye los sacramentos de la Eucaristía y el Sacerdocio y nos da ejemplo de humildad y servicio como un ministerio al que estamos llamados todos, esto lo conme-moramos el Jueves Santo; Cristo sufre la Pasión terriblemente y es crucificado, muerto y sepultado, esto lo conmemoramos el Viernes Santo; de la tarde del Viernes a la noche del Sábado, la Iglesia se encuentra en silencio, meditando sobre la muerte del salvador, que cargó sobre sí nuestros pecados; el sábado por la noche, celebramos la victoria de Jesucristo que venció a la muerte con su resurrección. Y el domingo de Pascua todos nos alegramos con la feliz noticia: Jesús resucitó de entre los muertos. ¿Cómo entonces podemos entregarnos a una vida mundana y olvidar todas las maravillas que nuestro Señor hizo por nosotros? La Pascua es el centro de toda nuestra vida. Es el Kerygma que anunciaban los primeros cristianos. Esto creemos. Esto es lo más importante. Y esta fiesta de Pascua también se celebra cada domingo, Día del Señor, de hecho así decimos en cada Eucaristía: “anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”. La Pascua es la Nueva Alianza, el Pacto que nos conecta con todo el poder de Cristo. Necesitamos, como Iglesia, renovar nuestro ser de cristianos. Los sacerdotes, por ejemplo, renuevan cada año los compromisos que hicieron el día de su ordenación en la Misa Crismal del Jueves Santo por la mañana; los laicos también deben hacer renovación de sus promesas de bautismo, de hecho lo hacen ritualmente el día de la Vigilia Pascual y el Domingo de Pascua mediante las renuncias al pecado y mediante la profesión de fe. Pero se debe pasar de lo ritual a lo vivencial; es decir, hay que unir la fe y la vida, de lo contrario seremos como los fariseos, y escribas, de quienes Jesús declaraba que enseñaban una cosa pero hacían otra. Se necesita una verdadera coherencia entre fe y vida, entre religiosidad y moral. Ojalá que las celebraciones que se han realizado en esta semana Santa ayuden a la mayoría de los católicos y cristianos del mundo entero, pero en particular de nuestra diócesis, a tener una mayor conciencia eclesial, somos la Iglesia de Jesucristo resucitado: felices Pascuas, feliz vida en Cristo.

La unión entre oración y esperanza Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! En la Sagrada Escritura, entre los profetas de Israel, despunta una figura un poco anómala, un profeta que intenta evadirse de la llamada del Señor rechazando ponerse al servicio del plan divino de salvación. Se trata del profeta Jonás, de quién se narra la historia en un pequeño libro de solo cuatro capítulos, una especie de parábola portadora de una gran enseñanza, la de la misericordia de Dios que perdona. Jonás es un profeta “en salida” y ¡también un profeta en fuga!, es un profeta en salida que Dios envía “a la periferia”, a Nínive, para convertir a los habitantes de esa gran ciudad. Pero Nínive, para un israelita como Jonás, representa una realidad amenazante, el enemigo que ponía en peligro la misma Jerusalén, y por tanto para destruir, ciertamente no para salvar. Por eso, cuando Dios manda a Jonás a predicar en esa ciudad, el profeta, que conoce la bondad del Señor y su deseo de perdonar, trata de escapar de su tarea y huye. Durante su huida, el profeta entra en contacto con unos paganos, los marineros de la nave en la que se había embarcado para alejarse de Dios y de su misión. Y huye lejos, porque Nínive estaba en la zona de Irak y él huye a España, huye de verdad. Y es precisamente el comportamiento de estos hombres paganos, como después será el de los habitantes de Nínive, lo que hoy nos permite reflexionar un poco sobre la esperanza que, ante el peligro y la muerte, se expresa en oración. De hecho, durante la travesía en el mar, se de-sencadena una gran tormenta, y Jonás baja a la bodega del barco y se duerme. Los marineros sin embargo, viéndose perdidos, “se pusieron a invocar cada uno a su dios”: eran paganos (Jonás 1, 5). El capitán del barco despierta a Jonás diciéndole: “Qué haces aquí dormido? ¡Levántate e invoca a tu dios! Quizás Dios se preocupe de nosotros y no perezcamos” (Jonás 1, 6). Las reacciones de estos “paganos” es la justa reacción ante la muerte, ante el peligro; porque es entonces que el hombre hace experiencia completa de la propia fragilidad y de la propia necesidad de salvación. El horror instintivo de morir desvela la necesidad de esperar en el Dios de la vida. “Quizás Dios se preocupe de nosotros y no perezcamos”: son las palabras de la esperanza que se convierten en oración, esa súplica llena de angustia que sale de los labios del hombre ante un inminente peligro de muerte. Demasiado fácilmente desdeñamos dirigirnos a

Dios ante la necesidad como si fuera sólo una oración interesada, y por eso imperfecta. Pero Dios conoce nuestra debilidad, sabe que nos acordamos de Él para pedir ayuda, y con la sonrisa indulgente de un padre responde benévolamente. Cuando Jonás, reconociendo las propias res-ponsabilidades, se hace echar al mar para salvar a sus compañeros de viaje, la tempestad se calma. La muerte inminente ha llevado a esos hombres paganos a la oración, ha hecho que el profeta, a pesar de todo, viviera la propia vocación al servicio de los otros aceptando sacrificarse por ellos, y ahora conduce a los supervi-vientes al reconocimiento del verdadero Señor y a su alabanza. Los marineros, que habían rezado con miedo dirigiéndose a sus dioses, ahora, con sincero temor del Señor, reconocen al verdadero Dios y ofrecen sacrificios y hacen promesas. La esperanza, que les había llevado a rezar para no morir, se revela aún más poderosa y obra una realidad que va incluso más allá de lo que ellos esperaban: no solo no perecen durante la tempestad, sino que se abren al reconocimiento del verdadero y único Señor del cielo y de la tierra. Sucesivamente, también los habitantes de Nínive, ante la perspectiva de ser destruidos, rezarán, impulsados por la esperanza en el perdón de Dios. Harán penitencia, invocarán al Señor y se convertirán a Él, empezando por el rey, que, como el capitán de la nave, da voz a la esperanza diciendo: “¡Quizás vuelva Dios y se arrepienta, [...] y no perezcamos” (Jonás 3, 9). También para ellos, como para la tripulación durante la tormenta, haber afrontado la muerte y haber resultado salvados les ha llevado a la verdad. Así, bajo la misericordia divina, y aún más a la luz del misterio pascual, la muerte puede convertirse, como ha sido para San Francisco de Asís, en “nuestra hermana muerte” y representar, para cada hombre y para cada uno de nosotros, la sorprendente ocasión de conocer la esperanza y de encontrar al Señor. Que el Señor nos haga entender esta unión entre oración y esperanza. La oración te lleva adelante en la esperanza y cuando las cosas se vuelven oscuras, ¡se necesita más oración! Y habrá más esperanza. Gracias.


Domingo 09 de abril de 2017

La Iglesia y la familia

La misión en un mundo secularizado

¡No tengan miedo!

P. Juan José Torres Galván

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ara anunciar el Evangelio hay que conocer a los destinatarios. Vivimos en una sociedad lai-cista y secularizada, que prescinde de Dios y rechaza lo sagrado, una sociedad donde predomina el afán de poder y placer, pensamiento, conciencia y voluntad “débiles” que llevan a una fe débil. Se renuncia a lo sagrado y se considera absoluto el relativismo (todo da igual, todo sirve…). Es importante revisar los frutos de las ideologías y sistemas de los últimos tiempos; la experiencia nos muestra un panorama de conflictos y perversiones a escala mundial. Aspectos culturales: se absolutiza la libertad, el individualismo y “lo nuevo”, se decide dejar a Dios al margen, se “divorcian” las ciencias humanas y sociales de la ética… Ante un panorama así, ¿cómo abrir este mundo a la dimensión trascendente? Decía San Juan Pablo II que la humanidad vive un “retorno religioso” que manifiesta una angustiosa búsqueda de sentido y la dimensión espiritual como antídoto a la deshumanización. Se pueden resaltar algunos avances de la sociedad contemporánea: • La declaración universal de los derechos humanos (1948). • El avance de la democracia en la mayoría de los países. • Mejoría en los servicios de salud y asistencia social. • Mejoría del nivel educativo. • Se acepta y se respeta más a la mujer. • Desarrollo económico. • Globalización de las comunicaciones. • Más infraestructura y servicios públicos. También se dan signos positivos en la Iglesia: • Aumento de vocaciones sacerdotales y religiosas en la primera mitad del siglo XX. • La celebración del Concilio Vaticano II. • Revalorización de la Palabra de Dios. • Desarrollo de la doctrina social de la Iglesia. • Nuevo Código de Derecho Canónico. • Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica. • Celebración de sínodos episcopales y mayor espacio a las Conferencias episcopales nacionales y continentales. • Uso de los medios de comunicación social. Retos a la labor evangelizadora de la Iglesia: • El proceso de evangelización ha sido insufi-ciente y superficial. Falta de testimonio y coherencia en los bautizados. • El aumento de la población mundial (más de 7,200 millones de personas). • El aumento de los católicos en el mundo (más de 1,200 millones). • El número de los sacerdotes no crece al mismo ritmo. En los años posteriores al Concilio Vaticano II hubo muchas deserciones del mi-nisterio sacerdotal y de la vida religiosa. • Se registra un decrecimiento en las vocaciones sacerdotales y religiosas. • Aumenta el secularismo en la sociedad. • Proliferación de sectas y movimientos religiosos relacionados con la “nueva era”. (Referencia de lectura: V CAM. Documento de trabajo, 43-51)

Descansemos en el silencio y en la oración H

emos llegado al Domingo de Ramos, con este día comenzamos la Semana Mayor, la semana en la que meditamos la Pasión, la Muerte y celebramos con mucha alegría la Pascua del Señor. Si no tuvimos en cuenta las invitaciones a vivir la conversión durante el tiempo de la Cua-resma, es una muy buena oportunidad para que en esta semana aprovechemos estos días de reflexión y meditación: Es un buen momento para pensar, meditar y reflexionar sobre el pasado, presente y el futuro de nuestra vida, los hijos e hijas, en el matrimonio, en fin, nuestra familia, nuestra sociedad. Es una buena oportunidad para renovar nuestra fe y dejarnos conducir hacia el camino de la reconcilia-ción con todos nuestros hermanos, en la búsqueda de un porvenir mejor, olvidando la guerra, la discordia, la confrontación.

Sentido de la Semana Santa En esta Semana Mayor, son los días en que se recuerda la crucifixión, la muerte, y la resurrección del Señor Jesucristo. Son unos días propicios para olvidar discordancias y resentimientos y que todos, como hermanos cristianos, nos dediquemos en estos días a la meditación para buscar soluciones a las situaciones difíciles de la familia y por supuesto de nuestra sociedad. Estos días son una oportunidad de mirar a nuestras vidas, encontrar las zonas desérticas y crecer en la esperanza de que el de-sierto pueda florecer. Estos días son una oportunidad para buscar un tiempo con Dios. Tiempo para desnudarte de tus afanes, de revisar tu vida, de adquirir el equilibrio cristiano, de rehabilitarte con la fuerza y el optimismo de Dios. Son los días que nos encaminan hacia la Pascua de Liberación con Cristo. Hagamos de estos días un tiempo con Dios. Apro-vechemos estos momentos en que mientras unos llaman a la guerra, nosotros recemos por la paz; mientras nuestros migrantes son víctimas del discurso del odio y del rechazo, nosotros oremos por la armonía y la buena convivencia entre los pue-blos; mientras hay quienes dan otra perspectiva a la Semana Santa, nosotros descansemos en el silencio y en oración. Los valores del Reino La vida del materialismo consumista nos ha llevado a menospreciar los valores del Reino, a disociar la fe de la vida, a olvidar que el hombre no vive solo de pan sino también de la palabra de Dios. En el fondo es la lucha del “ser” SOBRE EL “TENER”. El “tener” nos lleva a la falta de solidaridad que se niega a compartir, nos convierte en limosneros en lugar de ser promotores de la convivencia de bienes y desarrolladores de dones y carisma.

Nos lleva a la frustración existencial ante las nuevas necesidades creadas artificialmente. El “tener” subordina los bienes al hombre. Nos lleva a la desintegración total de nuestra existencia. El “ser” es fundamentarse en la acción de Dios que nos ha creado. Básicamente es vivir en amor. Acercarse al hermano para extenderle una mano en su necesidad. Es considerar al otro, no como objeto de explotación sino como parte del proyecto de Dios. Ojalá que esta Semana, aprovechemos el tiempo para conocer el proyecto de Dios Padre quien en Cristo “trasforma nuestra condición humilde según el modelo de su condición divina” por eso hemos tenido un tiempo de gracia, como lo ha sido la Cuaresma, pero aún podemos hacer un alto en el camino y preguntarnos a dónde voy y con quién camino. La oración es nuestra fuerza liberadora. Ahí escucharás las palabras del Señor, “si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y que me siga, Quien pierde su vida por mi, la salvará” (Lc.9, 23). Es tiempo para reflexionar Todos buscamos una sociedad más justa, pero esperamos que el otro cambie. La realidad es que el mal está dentro de mí. Si yo no reconozco esto, nada cambiará dentro ni fuera de mí. Pero si tú cambias, habremos encontrado la llave que abrirá muchas puertas por las que podrán caminar innumerables hermanos. Queridas familias potosinas hagamos nuestras las enseñanzas de Jesús, cuya esencia se transmite en el amor al prójimo, en la vocación de servicio y la solidaridad para con todos los seres humanos. Oremos y recemos por todos nuestros hermanos que se encuentran en situaciones difíciles, en guerra, depresión, angustia, enfermedad etc. Recemos por esos inocentes que mueren siendo víctimas de la guerra y el hambre, oremos por nuestros políticos, para que tengan visión de nación, piensen en el prójimo y no en sí mismo. No olvidemos nuestra dimensión personal: confiesa tus pecados en el sacramento de la Reconciliación. Si reconoces tu pecado y pides perdón, habrás abierto la puerta de la sanación interior y, por ende, sanación física. Tras tu confesión vive reconciliado con tu hermano. Purificado de tu pecado crecerán en ti los sentimientos de fraternidad, paz, amor, alegría y generosidad.

+ Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero

Arzobispo de San Luis Potosí


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Nuestra historia

El Colegio de San Ildefonso en la Cd. de México 2da. parte

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l Antiguo Colegio de San Ildefonso es un espacio museográfico de los más representativos de la ciudad de México para exposiciones temporales pero que cuenta además con acervo propio forjado cuando éste era un importante colegio jesuita y de cuando fue sede de la Escuela Nacional Preparatoria, entre 1867 y 1989, además del destacado conjunto de murales realizados en sus muros entre 1922 y 1940 por los más destacados artistas del muralismo mexicano. El conjunto tiene hoy día tres niveles, con tres patios (Chico, de Pasantes y Grande) con fachadas recubiertas con tezontle; y la edificada al sur, entre 1907 y 1931, con dos pequeños patios con el anfiteatro Simón Bolívar, obra del arquitecto Samuel Chávez, concluido en 1910; y el área de oficinas. Fue sede del Museo de la Escuela Nacional Preparatoria (MENPEA). Su acervo estuvo constituido por los murales realizados por David Alfaro Siqueiros (Patio Chico); Ramón Alva de la Canal y Roberto Montenegro (puerta norte); José Clemente Orozco (muros del patio grande); Fernando Alva de la Canal, Jean Charlot y José Clemente Orozco (escaleras centrales); Diego Rivera y Fernando Leal (Anfiteatro Simón Bolívar); además del material e instrumental de los laboratorios de Química, Zoología, Botánica. La sillería de coro de la antigua iglesia de San Agustín de la ciudad de México, obra del maestro ensamblador Salvador de Ocampo (ca. 1665-1732), se conserva y exhibe en el Salón el Generalito. En 1983 la Filmoteca de la UNAM pasó a tener su sede en el Patio Chico. En 1992 el edificio fue restaurado para albergar la exposición México: Esplendores de 30 siglos. Desde entonces el Antiguo Colegio de San Ildefonso es un recinto del patrimonio universitario, administrado por un mandato tripartita integrado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Gobierno del Distrito Federal (GDF). Funciona como centro cultural y de exposiciones temporales. En 2011 la Filmoteca de la UNAM se trasladó a Ciudad Universitaria, y los espacios del Patio Chico pasaron a ser ocupados por el Museo de la Luz. De 1867 a 1910 el edificio fue adaptado a las necesidades de la recién establecida Escuela Nacional Preparatoria, los patios antes concurridos por alumnos jesuitas se fueron poblando por alumnos de preparatoria, la antigua capilla se convertiría en la biblioteca, se instaló un comedor, se colocaron los laboratorios en la planta alta del edificio, incluso se instaló un observatorio. Durante la presidencia de Porfirio Díaz Mori, la Escuela Nacional Preparatoria siguió creciendo, en 1904 se inició la ampliación del edificio original hacia el sur, en los dos predios adquiridos se construyó el anexo de San Ildefonso, el cual incluía un conjunto de oficinas y el nuevo Anfiteatro, culminada su construcción en 1910, fue estrenado para realizar la ceremonia inaugural de la Universidad Nacional de México el 22 de septiembre de 1910. Durante el periodo revolucionario la vida en la Preparatoria se vio ligeramente afectada, durante el gobierno de Victoriano Huerta los alumnos participarían en algunos desfiles militares, incluso algunos se convirtieron en estafetas del ejército federal.

Por Pbro. Rubén Pérez Ortíz

Finalizada la revolución, la vida escolar y académica de la Preparatoria retomó nuevamente su cauce, la gran novedad sería la llegada de los muralistas, los cuales fueron ocupando con sus pinturas pasillos, escaleras, descansos y muros, desde el anfiteatro, el patio chico y el patio grande, con el apoyo de José Vasconcelos. Convirtiendo a San Ildefonso en el corazón del movimiento muralista. La historia de San Ildefonso está íntimamente ligada a la historia de la Escuela Nacional Preparatoria y a la de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ambas escuelas vieron la primera luz en sus muros, sus pasillos escucharon los primeros goyas (porra oficial de la UNAM), en sus aulas se escucharon las cátedras de Gabino Barreda, Justo Sierra, José Vasconcelos, Ezequiel A. Chávez, Vicente Lombardo Toledano, entre muchos otros, y por sus pasillos circularon como estudiantes Octavio Paz, Carlos Fuentes, Miguel Alemán, Adolfo López Mateos, etc. El Antiguo Colegio San Ildefonso, fue sede de los planteles 1 y 3, escenario de conflicto durante la huelga de 1929 y del movimiento estu-diantil de 1968, una de las puertas de acceso del plantel fue volada por un bazukaso, al inicio de 1980 se trasladan el plantel 1 y 3 a sus nuevas sedes. En 1982 se estableció en San Ildefonso el programa multidisciplinario Justo Sierra, el cual se vio enriquecido con el establecimiento del Museo de la Escuela Nacional Preparatoria para la Educación y el Arte (MENPEA), en 1986 a 1990. De 1991 a 1992, el Antiguo Colegio de San Ildefonso inició su proceso de restauración y acondicionamiento para convertirlo en el museo de exposiciones temporales que es actualmente, la administración está bajo control de un triunvirato integrado por la Universidad Nacional Autónoma de México, El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno del Distrito Federal. En 1874 Gabino Barreda autorizó a Juan Cordero la realización del primer mural en el cubo de la escalera del segundo piso titulado Triunfos de la Ciencia y el Trabajo sobre la Envidia y la Ignorancia. Cuando José Vasconcelos asumió como Secretario de Educación Pública la Escuela Nacional Preparatoria abrió sus puertas a un amplio grupo de pintores que se dedicaron a embe-llecer sus muros a partir de 1922:

Entre las palmas y el fracaso L

P. Chava

a vida se nos va entre victorias y derrotas. Las victorias se celebran, pero las derrotas no quisiéramos vivirlas. Aunque el fracaso, también forma parte de la existencia. Nadie quisiera sufrir un fracaso. Pero éste, es inevitable, e incluso hasta necesario. El que no sabe vivir el fracaso, no esta listo para la victoria. Hay quien ignora, que las palmas de la victoria presagian derrota. Los triunfos humanos son tan pasajeros, que hay que estar atentos, para que no nos cieguen, y nos lleven a equivocarnos. Ya lo dice el dicho: que entre más alto volamos es más dolorosa la caída; entre más grande el triunfo, más grande el dolor de la derrota. El hombre anda en busca del éxito. Pero ignora, que no hay éxito más grande que el del amor. Y con éste, se pueden alcanzar muchos triunfos. El éxito indica estar fuera, salir de sí mismo, sin quedar ensimismado. El que no ama, se encierra en su ego; y el ensimismamiento es un obstáculo para el éxito. Ya lo decía San Pablo, que aunque tengamos muchos dones, si falta el amor, lo demás de nada sirve; lo que no se hace por amor, se viene abajo. Con esto queremos decir, que el verdadero éxito se encuentra en el amor. El que ama, es un hombre de éxito. Y sí el amor es la clave del éxito, entonces son pocos los triunfadores. Hay pasajes evangélicos, que hablan de un Jesús fuera de sí. Y en efecto, el verdadero amor nos hace estar fuera de nosotros mismos. El que ama, existe realmente. Porque existir, es estar fuera; salir de sí, para alumbrar a quienes lo rodean. Si los triunfos no están animados por el amor, presagian fracaso. En cambio todo lo que se hace por amor, te lleva al éxito. Hoy es domingo de ramos, y la Iglesia celebra en este día, las palmas y la pasión. Jesús, al entrar a Jerusalén fue recibido con palmas. Pero él, era consciente, que esas alabanzas presagiaban martirio. Para Jesús nada es derrota; porque todo lo hizo por amor. Y éste, fue el impulso que lo llevó a disponerse a morir. Las victorias son humanas; pero la gloria es cristiana. Jesús vivió las victorias efímeras, pero no se detuvo en paladear las palmas; caminó hacia la cruz de la derrota, para morir y así alcanzar la gloria. En Cristo nada es fracaso, porque todo lo hace por amor. Y en el amor se encuentra la victoria. El éxito se alcanza cuando amamos. Porque el amor nos lleva a realizar lo imaginable. Jesús no se acobarda ante la muerte; porque el amor es la fuerza que lo mueve a salir de sí, para afrontar lo que venga. Y el sacrificio que se hace por amor, siempre te lleva al triunfo verdadero.


Cosas y Casos de la vida

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Dar sin medida Por: Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez

colunga46561@hotmail.com

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stos días de Cuaresma tenemos que dar sin medida. Ser generoso significa que estemos dispuestos a desprendernos de algunas de las posesiones que tenemos para ayudar a los que tienen más necesidad. En una ocasión fui testigo de un anciano de escasos recursos, que después de haber recibido algo que le dieron en donación, lo compartió con otro que nada tenía. Ese ejemplo me enterneció mucho y me enseñó a que tenemos que ser atentos a las necesidades de los demás y no ser egoístas.

Ramos ¿tienda de mofles o día de Semana Santa? Por: P. Kino

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on el domingo de ramos se inicia la semana mayor, o semana santa de la Iglesia. Semana donde recordaremos los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

A Cristo lo quieren proclamar Rey, y cuando entra a Jerusalén la gente tomando ramas comienzan a proclamarlo rey, sin embargo al poco tiempo, no salieron en el momento de la cruz a proteger a quien querían hacer rey. Murió solo con unas cuantas personas que lo siguieron hasta la cruz. Cuando la gente te ve con poder, fama, etc., comienzan a saludarte, a echarte piporros (piropos), a presumir que eres su amigo, pero cuando te ven en la desgracia, se vuelven unos desgra…ciadamente malos amigos. Dejaste de ser Obispo, presidente, párroco, director de tal o cual empresa, sea particular o de otro rubro, entonces los que te decían “amigo” y te echaban porras, ahora se vuelvan contra ti. -“Mejor no me le atravieso no me vaya a pedir prestado”-. El que encuentra un amigo encuentra un tesoro, pero hay que permanecer fieles a ese tesoro que Dios nos otorga. Mejor ser al que crucifiquen, que ser el que crucifica. Mejor ser el traicionado que el traidor. Si proclamamos Rey a Jesús, después con nuestra vida no lo vayamos a crucificar.

Ha sucedido que hay catástrofes en algunas comunidades rurales, y se pide a la gente que tiene un poco más de posibilidades, pero a veces no se responde como debiera; sí dan pero no en gran medida. Y a veces las personas que poco tienen son los que comparten más, y si en ese momento no tienen los recursos necesarios, buscan la forma de hacer algo, porque reconocen que esas personas en desgracia están más necesitadas. Mi mamá decía que daba quien tuviera poquito de voluntad. Dar no solamente me refiero a dinero, podemos dar tiempo a los que viven solos o en los asilos u hospitales; compartir ropa o comida o tu amistad, visitando a los amigos. También hacer labores sobre todo en la casa; mamá nos puede ocupar en algo y sería bueno darle una mano. Sugiero que lo que se dé, esté en buenas condiciones; me ha tocado recibir ropa sucia y rota; comida perecedera y medicina caducada. Sólo me pongo a pensar, que algún día tú pudieras recibir esa ayuda y no te gustaría que te dieran basura. Se dice que un sujeto le puso a otro un bote de basura en la puerta de su casa, y el vecino vio lo que le habían dado, lo tomó, vació el recipien-te, lo lavó, le puso flores y unas cuantas frutas y lo puso en la puerta del otro vecino; el primero, al darse cuenta que había recibido unas hermosas flores y unas suculentas frutas, le preguntó: “¿Por qué me has dado este hermoso regalo si yo te di basura?” El otro le contestó: “Porque cada quien da lo que tiene en su corazón”. Demos con generosidad sea o no cuaresma, porque eso es un acto de amor. El egoísta no da porque nunca ha amado. El ejemplo por excelencia de donación sin medida fue Cristo en la cruz, que murió por amor para darnos la vida.

Si hiciéramos un juego, de decir una palabra relacionada con la semana santa ¿Cuál dirías? Tal vez: Vacaciones, oración, enchilada, paseo, resurrección, alcohol,… tú sabrás cuál eliges o cuál aumentas a esta pequeña lista que he realizado. En estos días santos, tal vez te inviten a dar un paseo por lugares bellos, o te inviten a participar de algún evento social, deportivo, cultural, artesanal etc., y no está mal, lo que sí estaría fatal es que por andar en ello, te olvides de reflexionar en los momentos de nuestra historia de salvación. Ojala te des tiempo para asistir también a las actividades que cada parroquia tiene para vivir mejor los días santos, que es lo más importante. Saludos y dentro de poco nos desearemos felices pascuas…

Hasta la próxima.


Momento Teológico

El tema del pecado original en Juan L. Ruiz de la Peña

Construir, Cultivar, Conquistar

Fortaleza y Paciencia

D

(Primera parte) P. Francisco Javier Espinoza Ayala fjespinozaa@hotmail.com

J

uan Luis Ruiz de la Peña, nació en Vegadeo, Asturias, el 1 de octubre de 1937. Al estallar la Guerra Civil en España, su familia, católica y conservadora se marchó de Oviedo al Occidente de Asturias, buscando refugio. En enero de 1954 entró en el Semina-rio de Oviedo y se ordenó sacerdote en 1961. Después, amplió estudios en Roma, en la Universidad Gregoriana, donde tuvo como maestro al jesuita Juan Alfaro Jiménez. También estudió en el Pontificio Instituto de Música Sacra, especializándose en piano y órgano. Fue designado profesor de Escatología, impartiendo lecciones de Antropología Teológica y de Teología de la Creación e inició un diálogo con la filosofía marxista. En 1964 fue designado profesor de Teología Sistemática en el Seminario de Oviedo. Ejerció la docencia de 1971 a 1976 en la Facultad de Teología del Norte, y fue catedrático de Antropología Teológica y Escatología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Fue profesor invitado de la Universidad de Comillas y miembro de número del Instituto de Ciencias de la Religión de la Universidad de Oviedo. Fue uno de los fundadores de la edición española de la revista Communio. Revista Internacional de Teología. Entre sus obras teológicas destacan: “Teología de la creación”; “La Pascua de la creación”; “El don de Dios”; “Imagen de Dios”; “El hombre y su muerte. Antropología teológica actual”; “La otra dimensión. Escatología cristiana”, entre otras. Ruiz de la Peña murió el 27 de Septiembre de 1996. En cuanto al tema que nos ocupa, nuestro autor busca equilibrar el pecado original originante y el pecado original originado. El primer pecado es importante, pero también lo es la situación de pecado posterior. Para Ruiz de la Peña es una necesidad apremian-te la de insistir más en la dimensión social y comunitaria del pecado, que en la dimensión ontológica, y es que, como veremos en la siguiente edición, para este autor, el pecado original sólo surtirá realmente efecto cuando el hombre cometa pecados personales.

Por: Padre Memo Gil

“Señor, respóndeme, porque tu gracia es dulce, y por tu gran misericordia, vuelve hacia mí. No escondas tu rostro a tu siervo; estoy angustiado, óyeme pronto”. (Sal 69,17-18) “Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2Cor 12,9-10)

ios y su gracia, nunca nos abandonan. Por más dura y difícil que pueda parecernos una prueba, siempre habitará en nosotros esa fuerza y esa gracia que sólo Dios puede ofrecer. Sobre todo, si sabemos confiarnos plenamente en su amor y en su providencia hacia nosotros. Así se ejercitará nuestra paciencia, de acuerdo a la esperanza cristiana. Y es que, por lo general, nuestro error está aquí, en que no sabemos ser pacientes de acuerdo a la voluntad de Dios. No es verdadera esperanza lo que nos mueve a decir que nos ponemos en sus manos y que sea lo que Él quiera. Porque, más bien, lo que hay en nosotros es cálculo y predisposición, ante lo que deseamos que se resuelva de manera inmediata. Pues es así como vamos tratando de resolver todo lo que atañe a nuestra vida diaria. Pudiendo llegar a pensar, que sólo nuestras humanas capacidades cuentan para supe-rarlo todo e ir resolviendo percances que nos llevan a pasar un mal momento. Esta forma de proceder sólo va haciendo que nos llenemos de soberbia y autosuficiencia. E inclusive, nos hace que tengamos una imagen distorsionada de Dios. Y hasta que lo convirtamos en un dios a nuestra medida. A la medida de nuestros caprichos, de nuestros intereses, de lo que más nos conviene y como mejor se ajuste a las exigencias de lo que nosotros queremos vivir. Sólo que a la larga, esto nos va dejando más insatisfechos de todo y ante todo. Porque no siempre lo que logremos, será lo más sa-tisfactorio en nuestra vida. Ya que, a veces, puede consistir sólo en algo inmediato y superficial, que no de-

termina profundamente el sentido de nuestra vida. Ser fuertes y pacientes nos exige una verdadera entereza, que sólo se originará en nosotros, si sabemos apreciar lo que en verdad nos pide la prueba. Una prueba que no debe venir a debilitarnos necesariamente, sino que se nos presenta como una lección para aprender. Por eso, hay quien diga que en la vida no hay problemas, hay más bien lecciones, y que los pro-blemáticos somos nosotros. Esto puede ser verdad, sólo a medias. Pues si es cierto que nos cuesta encarar los problemas, porque en gran medida la lección que nos dejen puede ser muy dolorosa. También es cierto que no todos los problemas tienen origen en nosotros mismos, sino que somos influenciados por factores y circunstancias externas. Que al conjugarse con nuestro estado de ánimo o con nuestros prejuicios y temores. Claro que se desencadenará algo por lo que podemos sentirnos superados. Hay que contar con una estrategia. No todo se resuelve en un día y tampoco la peor prueba que podamos vivir será algo definitivo, necesariamente. Dios permite la prueba, porque sabe que somos capaces de superarla. Y además, se nos da así la posibilidad de salir fortalecidos. Ya que la prueba no debe ser vista en términos de ganar o perder, salir victoriosos o darnos por vencidos. Esto empobrece la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos, cuánto confiamos en Dios y de qué somos capaces de enfrentar la adversidad con entereza. Es así, como el ser humano demuestra su valía, ante un paciente abandono en la adversidad, desde donde podrá resurgir precisamente fortalecido.

Miguel de los Santos

El santo de hoy

10 de abril

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ació un 29 de septiembre de 1591 en Vic (Barcelona, España), en el seno de una familia muy piadosa y siendo el séptimo de ocho hermanos.

Ingresa en el convento de los trinitarios calzados de Barcelona en 1603. En 1606 inicia el noviciado en San Lamberto (Zaragoza), profesando el 30 de septiembre de 1607. Llevado por el espíritu de la reforma, se pasa a la descalcez. Toma el nuevo hábito en Oteiza, cerca de Pamplona. Realiza su segundo noviciado en Madrid y Alcalá de Henares, profesando en esta ciudad el 29 de enero de 1609. Fue conventual en La Solana y Sevilla de 1609 a 1611. Estudió filosofía en Baeza desde 1611 a 1614, año que fue enviado a Salamanca a cursar la teología. Al cabo de un año regresó a Baeza, donde concluyó sus estudios teológicos. Desconocemos el lugar y fecha de su ordenación. Durante los siete años que reside en Baeza (1615-1622) ejerció de confesor, predicador y vicario. Finalmente es enviado a Valladolid en mayo de 1622, como ministro del convento, en donde fallece el 10 de abril de 1625, a los treinta y tres años de edad. Vivió su ideal cristiano en la descalcez trinitaria, con sencillez y rigurosa observancia. Destacó por su profundidad mística, mostrada, sobre todo, en su devoción al sacramento de la Eucaristía y en sus frecuentes éxtasis. Se distinguió también por la continua mortificación de su cuer-po y por una intensa vida de apostolado. Se le atribuye un breve tratado místico sobre -la tranquilidad del alma-.

La Orden Trinitaria lo reconoce como patrón de la juventud trinitaria. Fue beatificado el 2 de mayo de 1779 y canonizado el 8 de junio de 1862, fecha en que, la Orden de la Santísima Trinidad, celebra su fiesta.


07 Por Luis Marino Moreno

El maestro sin recetas

El desafío de enseñar en un mundo cambiante

PAULO FREIRE

Editorial Siglo XXI, 2016; 210 192 páginas

¿S

e pueden trasladar al aula las técnicas pedagógicas aprendida s en los libros? ¿Qué pasa cuando la teoría que un maestro estudia choca con la realidad de sus alumnos? ¿Cómo evitar el enojo y la frustración de un docente que prueba todas las recetas y siente que fracasa? En este libro, Paulo Freire parte de estas preguntas para repensar la función de los métodos de alfabetización y, más general, del conocimiento especializado, que su ele ocupar el lugar ideal del deber ser. en vez de ser una herramienta ms en el proceso educativo. A través del diálogo con colegas y estudiantes, Freire explica el alcance de los m todos para enseñar lectoescritura, que son imprescindibles pe ro insuficientes. Porque lo que está en juego no es lo que los niños aprendan a leer, sino que desarrollen su capacidad de conocimiento y de creación de significado. Considerar la técnica como algo primordial es perder el objetivo de la educar en: la lectura de las palabras es un paso necesario para abrirse a la lectura del mundo, y a la escritura y la creación personal. El entrenamiento técnico-científico de los educadores lo es importante cuando permite pensar y decidir sin fórmulas preconcebidas sobre cuestiones decisivas: cómo acompañar el pasaje de la oralidad a la escritura, cómo hacer para que la palabra escrita no se burocratice y conserve la vitalidad de la lengua hablada, cómo partir de lo que traen los alumnos para desarrollar múltiples alfabetizaciones y discursos. Partiendo de su propia experiencia, reflexiona también sobre la alfabetización en ciencias y el modo de alentar la curiosidad epistemológica, la experimentación y el vínculo productivo con el error. El maestro sin recetas es, una vez ms, un aporte fundamental de Freire en pos de una educación que vaya más allá de la instrucción básica, que ofrezca cada vez ms contenidos y herramientas para ser verdaderos ciudadanos en un mundo difícil. En este libro, el autor nos vuelve a regalar una obra magistral, retomando su lucha por una educación humanista liberadora, preocupado por lo ético, la política, la antropología y todo ser humano sin distinción alguna. Libro compuesto por varios de sus trabajos que denuncian los sufrimientos de los oprimidos/as, los perseguidos/as, explotados/as, excluidos/as del mundo pero que anuncia una promesa de mejora si no nos quedamos pasivos y a la espera del cambio, donde nada ocurre, si nada hacemos.

PAULO FREIRE

Es uno de los más destacados pedagogos del siglo XX. Nació en 1921 en Recife, Brasil; fue maestro, creador de ideas y del llamado “método Paulo Freire”, que se utilizó en Brasil en campañas de alfabetización y le acarreó la persecución ideológica, la prisión tras el golpe militar de 1964 y un largo exilio.

Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- Un gran aplauso. Esta fue la cariñosa bienvenida que dieron al Papa los pacientes del centro Sant’Alessio de Roma. Francisco saludó uno por uno a los cerca de 50 niños que usan estas instalaciones. La mayoría de estos niños son invidentes o tienen algún tipo de discapacidad sensorial o intelectual. Francisco se detuvo y saludó a los padres y a los pequeños que le demostraron todo su afecto. Aunque hace meses que terminó el Jubileo de la Misericordia, y con él los llamados “viernes de la misericordia”, el Papa Francisco parece que quiere continuar con esta costumbre que tanto hace felices a aquellos que reciben su inesperada visita. CIUDAD DEL VATICANO.- Cuando regresó de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco dijo que no sabía quién sería el papa en la próxima JMJ de Panamá 2019, pero que Pedro sí estaría ahí. “No sé si estaré en Panamá, pero Pedro sí estará.” Dijo el Papa. Francisco no se toma su trabajo a la ligera, ni olvida a quienes le han precedido. Siempre ha tenido muy presente sus inicios. Tanto es así que uno de sus primeros actos como papa lo dedicó a visitar la tumba de San Pedro, enterrados bajo el Vaticano. PANAMÁ.- Una delegación de 200 personas de varias diócesis de Panamá y de países de Centroamérica y México, recibirán, este domingo de Ramos, la Cruz Peregrina y el ícono de la Virgen María Salus Populi Romani, advocación mariana Patrona de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Los objetos religiosos serán entregados de manos de los jóvenes polacos hoy 9 de abril, en la Misa de Domingo de Ramos que presidirá el Papa Francisco a las 10:00 a.m. (hora de Roma) en la Plaza de San Pedro. VENEZUELA.- La Iglesia en Venezuela sigue preocupada por la situación del país tras las recientes sentencias de la Sala Constitucional. Los obispos llaman a respetar la voluntad del pueblo sobre la Asamblea Nacional y rechazan que, pese a las correcciones anunciadas por el TSJ, se cercenen sus competencias. El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Mons. Diego Padrón, advirtió que la nación avanza hacia un totalitarismo. “Las decisiones políticas tienen graves consecuencias para el destino del país. No habrá soluciones mientras la sociedad civil no tome conciencia de su papel y obligue a los partidos a tomar posturas contundentes”. EL SALVADOR.- El arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas, aseguró este domingo que han invitado al Papa Francisco a visitar el país en agosto próximo, para celebrar el centenario del natalicio del beato Óscar Arnulfo Romero. El arzobispo de San Salvador aseguró que el Papa “no nos adelantó ninguna fecha” de cuándo podría ser canonizado monseñor Romero, ello pese a que el proceso en ese sentido “va adelante sin dificultad”.

Iglesia de México MÉXICO.- La Conferencia del Episcopado Mexicano, da gracias a Dios, se alegra y regocija con la Diócesis de Tampico, por la liberación sana y salva del Pbro. Oscar López Navarro, quien había sido privado de su libertad. Nos es grato saber la noticia de su liberación, lamentamos que como sociedad seguimos siendo afectados por la violencia. Encomendamos nuestra patria a Nuestra Señora de Guadalupe para que tenga paz y se logre vivir en todos los ambientes con una vida digna y sin violencia. MÉXICO.- En vísperas de la Semana Santa, la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada – México, se solidarizó con los cristianos perseguidos en África y pidió oraciones por la Iglesia de este continente. En conferencia de prensa en el salón de usos múltiples de la Catedral Metropolitana de México, la Lic. Julieta Appendini, la directora de esta Fundación, quien en fechas recientes estuvo en Nigeria para conocer de primera mano la situación de este país, lamentó el silencio internacional sobre los cristianos perseguidos por el grupo terrorista Boko Haram, e invitó a la prensa nacional a interesarse por el tema.

Iglesia Potosina SAN LUIS POTOSÍ.- Iniciamos la Semana Santa, nos hemos preparado para ello. Este domingo de Ramos el Ar. Arzobispo Don Jesús Carlos inicia con la bendición de Ramos en la parroquia del Sagrario Metropolitano a las 11:30 para partir de ahí hacia la Iglesia Catedral, lugar en el que presidirá la Santa Misa. Estemos al pendiente de los programas en nuestras parroquias, para participar activamente y prepararnos para la celebración de la Pascua del Señor.


Con su muerte los santos resucitan Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

33 Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», 34 le dieron de beber vino con hiel. El lo probó, pero no quiso tomarlo. 35 Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; 36 y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. 37 Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos». 38 Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. 39 Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, 40 decían: «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!». 41 De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo: 42 «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. 43 Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: «Yo soy Hijo de Dios». 44 También lo insultaban los ladrones crucificados con él. 45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. 46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: «Elí, Elí, lemá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». 47 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías». 48 En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber. 49 Pero los otros le decían: «Espera, veamos si Elías viene a salvarlo». 50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu» (Mt 27, 33-50).

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a sangre inocente del Hijo de Dios, que se entrega y se derrama injustamente, es el drama de la Pasión que nos presenta el Evangelista San Mateo. El efecto de su muerte, para perdón de los pecados, no se dejará esperar, pues inmediatamente muchos resucitarán. El “argumento” de San Mateo es que Jesús es inocente, es justo, y, aunque es llevado a la muerte, nadie quiere hacerse responsable; finalmente, el pueblo será quien asuma la culpa.

Mateo para sintetizar la rectitud e inocencia frente a Dios. Como Justo predicó la justicia en el sermón del monte. La acción más elocuente de evasión de la propia responsabilidad la realiza Pilato al lavarse las manos y decir: “Inocente soy de la sangre de este justo”. Por otro lado, es de notarse que por segunda vez Jesús es llamado justo, mientras que Pilato también se declara inocente. Así, el papel positivo de la esposa de Pilato no tiene efecto en la política y diplomacia de un gobernante; no obstante, ella como extranjera es presentada de manera favorable.

Después de la traición, San Mateo nos dice que Judas, al darse cuenta que Jesús había sido condenado a muerte, fue acosado por el remordimiento e intenta regresar el curso de sus actos presentándose ante los sumos sacerdotes para devolver las treinta monedas de plata diciendo: “Pequé entregando sangre inocente”. Los sumos sacerdotes, viendo que sus planes de prenderlo con engaño para darle muerte estaban funcionando, se deslindan de la culpa diciéndole a Judas: “tú verás”. Luego muestran una falsa rectitud (o cierto temor), al no querer echar las treinta monedas devueltas en la ofrenda del templo, por ser precio de sangre, y deciden adquirir un campo para sepultar a los extranjeros. Judas, por su parte, al ver que no puede hacer retroceder el resultado de su traición, se suicida. Más adelante, en el juicio romano de Jesús, se reitera la inocencia de Jesús y la responsabilidad sobre su muerte. Al igual que en los relatos de la infancia, los hechos son revelados en sueños, y la esposa de Pilato advierte a su esposo: “no te metas con ese justo”. Esta manera de describir a Jesús por una extranjera es parte del diseño fundamental de este evangelio. Por un lado, el que sea una extranjera la depositaria de esa revelación, nos recuerda la pre-sencia de los extranjeros en el nacimiento de Jesús: los magos de oriente. Por otro lado, el hecho que Jesús sea identificado como “justo”, es coherente con la manera de

La acción de Pilato, por otra parte, es semejante a la de los sumos sacerdotes, pues la respuesta que ellos le dieron a Judas arrepentido, es la misma que él dará al pueblo insistente: “ustedes verán”, es decir, allá ustedes, ustedes asuman las consecuencias. El pueblo entero, ofuscado, sin medir sus palabras, asume la responsabilidad diciendo: “¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”. Así como el nacimiento del rey de los judíos provocó signos en el cielo, con el surgimiento de una estrella que guió a los magos de oriente; así ahora, con la muerte del Justo, se dan signos maravillosos en la tierra: “En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos. Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios”. Esta es una manera de mostrar el fruto de la muerte de Jesús, su efecto salvador no se deja esperar, resucitan los santos y los extranjeros abrazan la fe. La historia del principio se repite, cuando nace Jesús, Herodes y toda Jerusalén se inquietan, luego intentan darle muerte; sólo los extranjeros lo buscan con buenas intenciones. Así ahora, los líderes judíos lo llevan a la muerte y todo el pueblo acepta su responsabilidad; serán los extranjeros, los guardias y el centurión, quienes reconozcan a Jesús como Hijo de Dios.

Santo Entierro, Caravaggio

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a versión de Caravaggio disponía seis figuras en un conjunto triangular contra un fondo oscuro.

sa el altar. Siguiendo las figuras, el espectador casi está invitado a inclinarse físicamente.

Las críticas de “excesivo naturalismo” de sus colegas parecen justificadas al mirar a la envejecida María, Madre de Dios, al bajo y fornido Nicodemo y a los pies sucios de Cristo. Sin embargo, estos elementos son los únicos naturalistas de la obra, ya que las figuras están amontonadas sin una profundidad espacial plausible y la luz no tiene una fuente natural.

La cascada de figuras culmina en Cristo, suspendido sobre una losa de piedra que imita al altar que presidiría la obra. Su cuerpo inerte y desvaído cuelga pesado en el aire por encima de una apertura sombría.

En contraste con esta tiniebla, la luz sobrenatural atrae de inmediato la atención hacia la figura femenina que gesticula desde la cumbre de la composición. Sus manos extendidas conducen los ojos hacia abajo, una rareza en el arte: cuando las composiciones normalmente llevan la mirada hacia arriba, Caravaggio compone hacia la base del lienzo, donde descan-

En el mundo de Caravaggio se consideraba que completar una composición era una de las partes más importantes de la destreza artística; dejar un espacio hueco sorprendería de inmediato al espectador coetáneo, hasta que el sacerdote, que celebrara misa en el altar, completara la composición. Trabajando con el concepto de la Pietà de Miguel Ángel, en la que el cuerpo de Jesús parece próximo a caer del regazo de María y sobre el altar, Caravaggio añadió una urgencia a participar en el sacramento, esta ofrenda hecha por nosotros.


El Papa pide rezar por los jóvenes

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a Santa Sede difundió este martes el cuarto video de las intenciones de oración del Papa Francisco, correspondiente al mes de abril de 2017, en el que pide rezar por los jóvenes.

“Sé que ustedes los jóvenes no quieren vivir en la ilusión de una libertad que se deja arrastrar por la moda del momento, que apuntan alto. ¿Es así o me equivoco?”, cuestiona el Santo Padre. “No dejen que otros sean los protagonistas del cambio. Ustedes los jóvenes son los que tienen el futuro. Les pido que lo construyan, que se metan en el trabajo por un mundo mejor”, alienta el “Es un reto sí, ¡Es un reto! ¿Lo aceptan?”, preguntó el Papa a los jóvenes. “Pidan conmigo por los jóvenes, para que sepan responder con generosidad a su propia vocación y movilizarse por las grandes causas del mundo”, concluye Francisco. Cada mes, la Santa Sede hace público un video en el que se recogen las intenciones del Papa sobre los desafíos actuales para la humanidad,

y anima a la Iglesia y a todo aquel que así lo desee, a unirse con él en la oración. Estos videos son una iniciativa de la Red Mundial de Oración en colaboración con el Centro Televisivo Vaticano. En el anterior video publicado en marzo, Francisco pedía rezar por los cristianos perseguidos. En los próximos meses, el Papa Francisco pedirá rezar por las vocaciones, por los cristianos que se han alejado de la fe y por los ancianos, entre otras intenciones.

Convivencia familiar en parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, Estanzuela

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l pasado 18 de marzo en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Estanzuela; se vivió una convivencia familiar donde participaron decenas de familias de distintas comunidades, las cuales asisten a esta bella Parroquia, tales como: Lechuguillas, Puerto de Providencia, Los Uribe, Tanque Grande, Tepozán, Maravillas, Los Rojas, Salitrillo, Jacalillos, Los Pérez y familias de la cabecera de la Parroquia de Estanzuela. Con mucho entusiasmo, alegría y en compañía del párroco el Pbro. David Orta Colunga, junto con el vicario el Pbro. Félix Cabrera Jiménez, compartieron momentos de oración, diversos temas y dinámicas, de las cuales el objetivo fue pasar un rato en verdadera familia en torno de Jesús Eucaristía.

Aniversario del grupo de Oración Padre Pío

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n Armadillo de los Infante se conmemoró y festejó un año de duración del grupo de “Oración del Padre Pío”. La celebración fue oficiada por el Pbro. Carlos Everardo Zúñiga Noriega, contando con una gran participación de niños, niñas y adultos mayores. Así mismo la señora encargada de la promoción del Padre Pío, llevó la reliquia consistente en un mitón (guante), del querido Padre Pío y fue venerada por los asistentes, sintiéndose la presencia de nuestro Santo venerado. De igual forma en el rancho de los Guzmán, llevaron a cabo el inicio del grupo de Oración de Padre Pío.


Nuevo párroco en la parroquia Inmaculado Corazón de María

Por: José Martín Tovar Villanueva

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on mucha fe en Padre Dios y esperanza en el Inmaculado Corazón de María, la comunidad de esta parroquia de la colonia Tercera Grande, recibieron el pasado martes 28 de marzo felizmente al Padre Carlos Praxedis Flores Reséndiz que a partir de ese día ha sido asignado como el nuevo párroco. El vicario General de la Diócesis Pbro. Gerardo Vaglienty Rivera, a nombre del Sr. Arzobispo le dio posesión de su nueva parroquia, posteriormente le entregó las llaves del templo, del Sagrario, sellos y libros sacramentales y, como todo sacerdote, renovó su fidelidad a Cristo. Al padre Carlos también se le hizo entrega simbólica de la sede presidencial “no para ser servido sino para servir”, del ambón desde donde habrá de predicar la palabra de Dios, junto con el Evangeliario ante esta, su gran familia cristiana que este día lo acoge en esta parroquia del Inmaculado Corazón de María. El padre Carlos estuvo acompañado de su familia, amigos y fieles de la parroquia de Jesús Resucitado a quienes agradeció su cariño, sus oraciones en el desempeño de su ministerio sacerdotal. La ceremonia Eucarística fue presidida por el Vicario General, Padre Gerardo Vaglienty y sacerdotes invitados.

¡Dios lo bendiga en su nueva tarea de evangelización!

Nuevo Párroco en Cristo Rey

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a Parroquia de Cristo Rey, de la colonia San Luis Rey, recibió con mucho entusiasmo a su nuevo párroco, el Padre Ignacio Ortega Aguilar. El Vicario General Benjamín Moreno, en representación del Sr. Arzobispo, fue quien diera posesión del P. Ignacio quien acompañado de amigos sacerdotes tomó posesión como nuevo párroco. Después de la homilía, se llevó a cabo la profesión de fe del Padre Ignacio donde renovó sus promesas sacerdotales ante los feligreses, se le hizo entrega de los lugares representativos de la Parroquia, como también las llaves del Sagrario, las llaves de la Parroquia y los libros sacramentales. Que Dios bendiga al Padre Ignacio, en esta su nueva encomienda al frente de la parroquia de Cristo Rey. Felicidades P. Nacho


Domingo 09 de abril de 2017

Misiones 2017

Por: Yonatan A. Hernández C.

Liga Misional Juvenil

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on mucha alegría y entusiasmo los diferentes grupos y movimientos juveniles: Circulo de fe, Génesis, QDS, EPA, LJM Odisea Misionera Santa Cruz, Espíritu Nuevo, Duff, FEF, Brijuchi; quienes además han recibido la capacitación para la celebración de la Semana Santa, que ofreció la Dimensión de Misiones y la Liga Misional Juvenil de nuestra Arquidiócesis, y que tuvo lugar los sábados del mes de marzo en el Colegio Manuel L. Lazcano, con el Lema “Discípulos misioneros en salida, anunciemos el Evangelio de la Vida”, el cual es un eco del CONIAM que en el mes de enero pasado se realizó en nuestra Arquidiócesis. Agradecemos el signo de comunión de cada uno de los Coordinadores de los grupos apostólicos y a los Párrocos, que darán oportunidad de realizar la misión en sus comunidades. Nuestro agradecimiento también a las Madres Marianas que amablemente nos facilitaron las instalaciones para relaizar las capacitaciones a misiones.

Jóvenes seminaristas recibieron el Ministerio del Acolitado Por: Gustavo Alejandro García Vargas

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e llevó a cabo en el Seminario Mayor, la designación del ministerio del acolitado a jóvenes seminaristas. Los jóvenes que han recibido la formación en nuestro querido Seminario y que recibieron el ministerio del acolitado fueron Juan Antonio, Gerardo de Jesús Silva y Miguel Ángel Tobías.

La celebración fue presidida por el Sr. Arz. D. Jesús Carlos Cabrero Romero acompañado por el equipo formador del seminario presidido por el Rector,el Pbro. Efraín Moreno. En una celebración como ésta, los jóvenes son acompañados por sus familiares y amigos, sobre todo por los compañeros seminaristas. El acolito ayuda al diácono y al sacerdote en el altar, distribuyen la sagrada comunión como ministros extraordinarios de la comunión, cuida el servicio del altar, ayudando a las acciones litúrgicas, entre otros servicios. No dejemos de orar por nuestros seminaristas y por las vocaiones al sacerdocio.


¡Pónganse en camino!

Celebrando al Señor

Discípulos misioneros

“Discípulos Misioneros en Salida,

Anunciemos el Evangelio de la Vida” Manolo López, coordinador de la Liga Misional Juvenil

S “La Grande Semana” P. Pedro Mexquitic Arredondo

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ara los primeros cristianos la celebración pascual se inscribía en un cuadro temporal bien preciso: no llegaba en cualquier momento del año, sino al término de un período excepcional, una semana particular en la cual todo tenía inicio, y todo venía llevado a cumplimiento. La llamaban la “grande semana”: del domingo de ramos a Pascua, mientras nosotros hablamos de lunes santo, martes santo, etc. Dicho esto, sería deseable dejar la posibilidad de elegir la terminología antigua, que evoca con mayor fuerza las palabras y los eventos que son fundamentales de nuestra fe. El ingreso en la grande semana sugiere la idea de una éxodo, un camino de liberación que permite pasar de un mundo a otro. No debemos temer de ponernos en camino, ni abandonar por un breve intervalo de tiempo, aquel clima de superficialidad en el cual que la mayoría de las veces vivimos. Esto requiere un poco de coraje. Para encontrar el significado profundo de la grande semana y gustarla en todo su espesor, los cristianos debemos aprender a dedicarle tiempo. No se entra en esta semana excepcional como se parte para un fin de semana. Se necesita esfuerzo para deshacerse de todo lo “viejo”, aquello que es rutina, los viejos horizontes, las ocupaciones y la preocupaciones habituales, las viejas angustias… la verdadera pregunta de hacerse el cristiano es: ¿estoy dispuesto a perder el tiempo para poderlo encontrar como don en la fuente? Durante la grande semana no vale más aquél axioma “el tiempo vale oro”, y no se deja espacio a la sed interior y aquello que es urgente en la óptica de Dios. En estos ocho días se recorren los grandes eventos que Cristo ha vivido para llevar a cumplimiento el misterio de su pascua, por nosotros y con nosotros, a través de la propia persona. El misterio es único, posee su coherencia esencial: es el misterio del paso de la muerte a la vida. La grande semana recorre este misterio en sus diversos momentos. Todo inicia con el ingreso en Jerusalén que nosotros llamamos domingo de ramos. Es curioso: una proclamación anticipada de la realeza de Cristo que entra en la ciudad como su rey, un rey reconocido por los niños y por los pobres y además la proclamación de la pasión del Señor como una anticipación a su ofrenda total de su vida por amor. Viene después el gran tríptico de la última cena. Jesús come por última vez con algunos amigos, aquéllos que ha elegido, de los cuales ha hecho sus

“enviados” (que es el significado de la palabra “apóstol”). Es el momento de la transición del Antiguo Testamento (la historia del pueblo hebreo) al Nuevo Testamento (la historia de Jesús y del pueblo cristiano desde los inicios según la nueva alianza, que no sustituye a la primera sino constituye su prolongación). Cristo nos da el don de una nueva pascua en la fidelidad a la pascua antigua, y lo hace en el mismo gesto, en el mismo instante, con los suyos. En cuanto al viernes santo, es todo excepto una vía dolorosa, en la memoria de la cruz en este día llega la victoria del bien sobre la muerte, y ya desde ahora el triunfo de la pascua. Viernes como portal de ingreso, símbolo de la lucha del amor contra las fuerzas oscuras. Este momento puede asumir los rasgos del lamento y de las lágrimas, de la opresión y del dolor, pero también de la más grande audacia que se pueda imaginar de parte del cristianismo: frente a la cruz se adora al Vencedor de la muerte. Se confiesa en la misma hora en que muere, que él es aquél que retorna en medio a los suyos después de esta suma expresión del amor. Ha combatido el mal y la muerte. Nosotros confesamos que es en aquél amor que Cristo saca la fuerza del Espíritu y la gracia de la re-surrección. Sábado Santo es sin fiesta, alitúrgico, es el momento del silencio, y del gran Sabbat de Cristo. Lo impensable, uno de los momentos más fecundos del cristianismo, que muchos cristianos no llegan jamás a comprender. Es el día del gran recogimiento. Todo calla después del caos de la cruz. Cristo muere. La liturgia acompaña este evento, acompaña su sepultura. Dios entra en el Sabbat. Todo se decide en el jardín de la resurrección y del Edén encontrado. El cristiano gracias a la liturgia, a sus textos, a sus cantos, a la riqueza de sus signos, accede a la visión de la gracia pascual. La Pascua en la liturgia se convierte para el cristiano en visión, precisamente en el sentido en el cual le hablan los textos sagrados. Una vez que sabemos que “pascua” quiere decir “paso”, se comprende que se tratará constantemente de obrar un paso: de la noche al día, del mal al bien, del sufrimiento a la paz, de la carencia a la abundancia. Pascua es vivir constantemente este paso en Dios de todo nuestro ser. Vivamos profundamente la grande semana que iniciamos hoy.

aludos queridos Discípulos Misioneros. Como ustedes saben, ya estamos cerca de la Semana Santa y por tal motivo los jóvenes que los grupos y movimientos apostólicos se han preparado intensamente para realizar con mucha alegría la Misión 2017. Y aun con la efervescencia y haciendo eco del CONIAM hemos decidido tomar como lema: “Discípulos Misioneros en Salida, anunciando el Evangelio de la Vida”. Todos los grupos y movimientos al momento de ir a la Misión y con la preparación recibida colaboramos en la acción evangelizadora de la Iglesia, cuya idea es hacer compartir el mensaje de Jesucristo Muerto y Resucitado para la salvación de todos los hombres. Es por tal motivo que al conjunto de integrantes y quienes encabezan esta gran labor es la Liga Misional Juvenil, bajo la guía de nuestro Director Diocesano. Durante el transcurso del año, como Liga Misional Juvenil hemos participado en algunos momentos de la vida diocesana y apoyamos en lo necesario para que el anuncio del reino siga llegando hasta el último rincón y es de esta manera cómo nosotros como jóvenes respondemos a la invitación del Señor, que en su gran misericordia nos ha llamado a seguirle desde la vocación laical-misionera. Después de las vivencias del CONIAM, nos hemos preparado para la Misión de Semana Santa 2017. Realizando diversas actividades, entre las cuales fueron las capacitaciones para la Misión, llevadas a cabo durante el mes de marzo en las instalaciones del Colegio Manuel M. Lazcano, dirigidas por la Dimensión de Misiones e integrantes de la Liga Misional Juvenil de nuestra Arquidiócesis. Los talleres de preparación versaron sobre tres ejes: Aspecto doctrinal, Aspecto Espiritual y Aspecto Litúrgico, además de un módulo de introducción sobre la necesidad y urgencia de la misión, así como las exigencias de ser enviado como discípulo misionero. Gracias a Dios contamos con la participación de un grupo numeroso de jóvenes que irán a la Misión 2017, y que fue el fruto del trabajo de comunión con cada uno de sus coordinadores, lo cual en verdad agradecemos y valoramos, y alentamos a seguir creciendo en la comunión

con nuestra Iglesia diocesana. Los grupos que serán enviados por parte de la Dimensión de Misiones y la Liga Misional Juvenil son: Circulo de fe, Génesis, QDS, EPA, LJM Odisea Misionera Santa Cruz, Espíritu Nuevo, Duff, FEF, Brijuchi. La Misa de envío por parte del Señor Arzobispo fue el viernes 7 de abril. Agradecemos a los Sacerdotes y parroquias que amablemente nos recibirán para vivir la experiencia de misión: Nuestro Padre Jesús en Salinas; San José en Villa de Zaragoza; Santa Terecita del niño Jesús en la Cofradía Rio Verde; Nuestra Señora de Guadalupe en Corte Primero; Nuestro Señor de la Expiración en el Granjenal, Villa Juárez; Nuestra Señora de la Asunción en Santa María del Rio; San José en Villa Hidalgo; Nuestra Señora del Carmen en el Puente del Carmen Rio Verde; algunas comunidades de la Huasteca Hidalguense; además de contar con la participación de la Liga Misional Juvenil de la diócesis de León que acompañaran las comunidades de la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria en Ahualulco, SLP. Agradecemos también a los padres de familia de los jóvenes que irán de misión por permitirles ser parte de esta magnífica experiencia, que aunque cada que haya oportunidad participan, cada vez es distinta. Agradecemos el apoyo de nuestro director diocesano: el Padre Jesús Nares y al Diácono Rafael Quintá por todo el apoyo brindado así como al equipo de la Dimensión. Agrademos a nuestro Pastor: Don Jesús Carlos Cabrero por confiar en los jóvenes misioneros; y nuestra gratitud a los jóvenes que generosamente serán enviados a compartir la alegría de seguir a Jesucristo misionero del Padre. Nos encomendamos a sus oraciones. Vivamos la Semana Santa.

Liga Misional Juvenil, por la salvación del mundo


Domingo 09 de abril de 2017

Pequeño breviario para agonizantes Por: Juan Jesús Priego

A mí la oración mental siempre me ha costado mucho: mi cabeza, desde que recuerdo, ha sido siempre un panal lleno de zumbidos. Tal es el motivo por el que, cuando rezo, prefiero escribirle a Dios largas cartas en las que le digo todo lo que de otra forma no podría decirle y, también, por lo que he acabado convirtiéndome en un apasionado colec-cionista de oraciones encontradas aquí y allá a lo largo de mis lecturas. Recuerdo, por ejemplo, lo que escribí a Dios una noche en que la idea de la muerte me tomó por el cuello y casi me estrangulaba. Esta larga oración, poco después, se convirtió en el epílogo de un libro que la Universidad Autónoma de San Luis Potosí me publicó en el año 2001 con el título de Devuélveme la alegría. En los alrededores del misterio del mal: «Señor, a la hora en que mi corazón se vuelva loco, cuando los doctores se desesperen y las enfermeras busquen debajo de las sábanas mi pulso perdido; cuando dé lo mismo que exista o no el sedante, Tú no me abandones. Aunque me veas con los ojos cerrados, yo te escucharé por detrás de los párpados. Entonces tómame del brazo… Déjame sentir un poco de calor en esta estancia aséptica que no caldearán los focos ni las pantallas encendidas. Yo te escucharé a pesar del ruido de los aparatos, de la pantalla que registre mis latidos. Estaré atento no a tus labios, pero sí a tu voz. Háblame. Invítame a arrojarme a tus brazos para que no tema dar el salto. Trátame como si fuera un niño al que le dan miedo las cosas nunca vistas. Tú no me fuerces. Me va a dar miedo saltar, pero Tú estate allí. Contigo a mi lado todo será más fácil. Sólo tenme un poco de paciencia y yo lo haré todo por mí mismo. Y, cuando haya saltado, alégrate por mi causa. Haz que no entristezca a nadie el agudo chillido del monitor, que se quedará pitando hasta que todos sepan lo que ha pasado. Únicamente ayúdame a cerrar la boca, y espérame allí con los brazos abiertos». Cuando un amigo mío leyó esta oración anduvo diciendo un poco en todas partes que ésta había sido plagiada de un libro del padre Joaquín Antonio Peñalosa (1921-1999) titulado Diario del Padre eterno. Pero Dios sabe que no fue así, porque en aquel entonces yo no había leído aún ese libro. ¿Cómo explicar tal similitud? Quizá porque

C

Claro que esta oración es mucho más bella que la mía, pero por lo menos no es más sincera, pues ambas nacieron del mismo dolor, de la misma angustia. Por último, para concluir este pequeño breviario parea agonizantes me gustaría transcribir aquí una plegaria que a mí me gusta mucho y que seguramente no conoció el padre Peñalosa, pues el libro en el que yo me la encontré no está entre las obras de su biblioteca; es del poeta belga Karel Van der Oever (1879-1926) y se titula Oración para la hora de la muerte:

ambos, como sacerdotes, compartimos eso que don Miguel de Unamuno llamó cultura ambiente. He aquí lo que, quince años antes que yo –en 1985, había escrito el padre Peñalosa: «Padre, déjame poner unas líneas en tu Diario antes de que se acabe la tarde. Porque ya queda poco sol en las bardas. Y el reloj no da las horas, las quita. »Sé que vas a venir a juzgarme en el momento mismo en que yo me marche. Despiértame, por si me hallo dormido. Anestesiado, inconsciente, descerebrado, con ese inútil parpadeo que se llama vida artificial. »Soy un hombre, ¿me ves? Soy todo el hombre. Amasado en barro pecaminoso. Mírame, Padre, por si yo no puedo verte entonces, Cuando de nada sirva el marcapaso, las radiaciones, el sedante. No habrá otra fuerza que la que tú me des. »Pasa, háblame, vuelve a hablarme. ¿Qué hora es? Es la hora de la fiebre, del pulso perdido, del temor, del corazón vuelto loco. ¿Qué hora es? La noche. Pasa, dime una palabra, la que más te gusta a ti y a mí. ¿Estás ahí, Padre? Míralo, agoniza. Es el estertor, la turbia mirada, la boca abierta, frío, cada vez más frío. El médico dice: “Ha muerto”. ¿Y tú qué dices, Padre? Dime la palabra que espero: “Hijo, pobre y querido hijo mío”».

“Señor, si muero un día de diciembre, las sábanas y mi rostro tendrán el amarillo sucio de la remolacha, mi barba estará enmarañada de sudor, mis manos llenas de angustia agarradas a la almohada. Ten entonces, Señor, a punto para esta pobre oveja tu misericordia inmensa. Porque toda mi vida he sido un pigre, un insensato, un impúdico, un orgulloso, un fatuo; el vino y la cerveza siempre han sido mi flaco y están sucios mis dientes de tabaco. Señor, cuando esté agonizando y mis pies estén fríos como el mármol y la vela gotee ya en mi mano y el doctor diga: ‘Se ha acabado’; cuando al pie de la cama el cura rece: ‘Señor, tomadlo en vuestro seno’, que yo pueda elevarte esta plegaria: ¡Concédeme, Señor, vuestro perdón inmenso!”. ¿Plagio, robo, imitación? Angustia ante lo desconocido, más bien; pero, sobre todo, confianza en un Dios que nunca nos ha dejado solos y que no nos dejará, tampoco, cuando todos se alejen moviendo tristemente la cabeza.

La Virgen que sobrevivió al ISIS

onforme se van liberando las ciudades comienzan a conocerse algunos macabros detalles del horror que el ISIS infundió en el territorio ocupado. Así, por ejemplo, se dieron a conocer las 14 “reglas de conducta” que los milicianos del auto-proclamado Estado Islámico (Daesh) habían escrito en las columnas y las paredes de la iglesia caldea dedicada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Mosul. Según muestra la Agencia Fides en ellas se mostraría sanciones para los que fuman y los que beben, la prohibición a las mujeres de salir de casa si no es necesario o la pena de muerte para quienes blasfeman.. Los yihadistas utilizaban la iglesia como base de operaciones. Al ser rescatada los soldados vieron que no habían dejado ningún vestigio cristiano en el edificio. No ocurrió lo mismo en la Iglesia de Qaraqosh. Allí los yihadistas destruyeron todo pero dejaron una imagen: la Virgen María y el niño Jesús. “Al ver esta imagen extrañamente intacta no podía más que pensar en su protección constante hacia nosotros. Protección que los cristianos perseguidos

conocen y proclaman con insistencia” asegura a Alfa y Omega el padre Luis Montes, misionero del Instituto del Verbo Encarnado en Irak y testigo de los hechos. “No conocemos por qué el Isis la respetó, pero es como un símbolo de su amor de madre que al oído nos susurra: “¡no te preocupes que aquí estoy yo!””, afirma el misionero.


Reclamación de una capellanía (primera parte) LIC. Ricardo García López.

Y

a en varias ocasiones hemos explicado en qué consiste una capellanía, volveremos a explicarlo en atención a las personas que no pudie-ron leer los artículos en que aparecen este tipo de contratos, porque en efecto se trata de un contrato que se parece, un poco, a lo que son los actuales contratos de fideicomiso, y se denominan capellanía porque se celebraban, en la antigüedad, principalmente con alguna parroquia o comunidad de religiosos consiste en que una persona entregaba al titular de una parroquia o a un convento, un determinado bien, que podía ser una o varias casas, uno o varios ranchos, una o varias minas o una determinada cantidad de dinero para que esos bienes se pusieran a trabajar bajo la responsabilidad del párroco o los religiosos que eran los administradores directos de ellos y las ganancias o utilidades que se obtuvieran como producto de la forma en que se habían trabajado, se distribuían según la decisión del dueño de esos bienes, muchas veces el dueño que entregaba esos bienes determinaba que las utilidades se utilizaran para reconstruir el templo, o para comprar los alimentos del párroco o de los religiosos de un determinado convento o para que se pagaran los estudios de un seminarista o de un estudiante religioso o de un joven del pueblo que no tenía los medios económicos para trasladarse y mantenerse en la capital del virreinato de México, del Perú, o en España u otra ciudad europea o también podía determinarse en el contrato que las utilidades se repartieran entre alguna o algunas muchachas casaderas a manera de dote, o que se distribuyera ente las personas pobres de algún barrio o poblado o de los enfermos pobres del Hospital de San Juan de Dios, en fin era un contrato en el que se podían dedicar los productos a todo lo humanamente imaginable, por eso nos atrevemos a decir que era semejante a lo que actualmente es el fideicomiso. Un denominador común a todos estos contratos era que regularmente, el dueño del dinero o bienes, imponía como obligación a los que disfrutarían de las utilidades celebrar misas y responsos si eran sacerdotes religiosos o seculares o mandaran celebrarlos a algún convento o parroquia si no lo eran, todo esto a manera de sufragios en favor del alma de quien entregaba los bienes o de los antepasados del donante o de quien o quienes éste indicara en el contrato. Tal vez esta última sea la razón del porqué se les denominó “Capellanías”. Estos actos piadosos podían ser el único objeto del contrato pero lo más común era que además se determinara dedicar parte de esos fondos a los actos que ya mencionamos al principio. En el contrato que ahora trans-cribimos y que corresponde a la escritura número 67 fechada el 20 de octubre del año de 1788 y está consignada en el Protocolo de Ramón de Otaegui, que era Escribano Real de esta ciudad de San Luis Potosí, en realidad no se trata de un contrato de capellanía sino de un poder que está otorgando la Señora María Gertrudis Chávez a favor de Juan Bautista Machinena de la ciudad de Durango para que éste a nombre

de Gertrudis, reclamara para favorecer al hijo de ésta con los productos que generó una de las tres capellanía que fundó hacía ya muchos años la Señora Juana Javiera Ugarte, tía bisabuela del joven José Ramón Villaseñor, que así se llamaba el hijo de ésta, y a quien correspondía, por razón de parentesco, disfrutar de los beneficios que produjera la capellanía. Como acabamos de explicar, además de aplicar lo producido por el capital principal a los parientes de la Señora Ugarte debía aplicarse además a los niños pobres de una población conocida como Indhé. Tal vez a más de uno le extrañe el por qué la poderdante está pidiendo que este asunto se tramite ante el Obispo, o un tribunal eclesiástico y es que antiguamente, bajo el régimen español, todos los asuntos relacionados con el parentesco, el matrimonio, las defunciones y los testamentos, es decir, todo lo que se refiere a lo que actualmente llamamos derecho familiar, eran controlados por las autoridades eclesiásticas, es por ello que ni siquiera existía el Registro Civil, por lo que todo el que nacía, se casaba, dictaba su testamento o moría, se registraba únicamente en la parroquia que le correspondía y éste era el único documento probatorio de esos actos. Hasta que el Lic. Benito Juárez estableció el Registro Civil el año se 1829. Al estar transcribiendo el contrato un alumno nos preguntó dónde quedaba la población de Indhé que aquí se menciona. Hay que recordar que este pueblo ya existía para el año de 1567 pues ya en el año de 1563, Francisco de Ibarra se internó al norte del Reino de Nueva Vizcaya buscando oro y plata para arrancarlos a la tierra como ya lo había hecho su Tío Diego de Ibarra en Zacatecas en donde éste descubrió las minas. El sobrino de éste, Francisco, se dirigía a Topia el año de 1567, ordenó al Capitán Rodrigo de Río de la Losa que tomara posesión de San Juan Bautista de Indhé que pobló precisamente el día de San Juan, o sea, el 24 de junio de 1567 y también de Santa Bárbara que se pobló el 4 de diciembre de ese mismo año. Decimos que eran pueblos que ya existían porque con anterioridad ya se habían encontrado y por lo tanto ya se estaban explotando importantes yacimientos de plata. Nueva Vizcaya fue la primera provincia que fue explorada y fundada al norte de la Nueva España (hoy México) durante la época virreinal y ocupaba el área que actualmente ocupan los estados de Durango, Chihuahua, Sinaloa y una parte de Coahuila.

Cercanos a la Pascua del Señor…

Humberto Aguilera Aldana

A

nte este maravilloso acontecimiento, debemos afirmar en nuestra mente y nuestro corazón, nuestra fe de que Cristo es el Mesías, el Salvador, nuestro Redentor el que va a vivir esta Pascua haciendo la voluntad de Dios Padre, que por amor nos envió a su Hijo para que redimiera al género humano. ¿Porqué es el Mesías?, porque en Él se cumplieron todas las profecías del Antiguo Testamento respecto a su vida y acciones desde 800 años antes de su llegada, y esto nos da una base muy firme para creer, escucharle y seguirle. No olvidar que sólo a través de Cristo llegaremos al Padre, y que para llegar a Cristo debemos acudir a su Santísima Madre Nuestra Señora. Si creemos que Cristo es Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad, concluimos que la doctrina que nos enseñó, la Iglesia que fundó y las verdades que esta nos enseña son divinas. Son pruebas de la divinidad de Cristo: las profecías sobre Él, los milagros que hizo, la afirmación de Él mismo, la afirmación de su Padre celestial, la santidad de su vida y su doctrina, la afirmación de los apóstoles y la Iglesia. Daniel anunció que desde el edicto para reedificar a Jerusalén hasta la muerte del Mesías no transcurrirían setenta semanas de años. (Dan. 9, 24), y efectivamente la última semana de lo anunciado murió Cristo en la cruz. Jacob profetizó que el cetro real no sería quitado a la familia de Judá, hasta la venida del Mesías (Gen. 49.10) Cuando los judíos le pedían a Pilato la condenación de Cristo y le decían “no tenemos otro rey sino al César, atestiguaban sin advertirlo el cumplimiento de esta profecía. (Juan 19, 15). Miqueas profetizó que nacería en Belen (Miq. 5, 2); Zacarías profetizó que sería vendido en treinta ciclos de plata (Zac. 11, 12) Isaías que nacería de madre Virgen, saldría de la tribu de Judá y vendrían a adóralo reyes de oriente y que sería llamado Emanuel, Dios con nosotros. (Isaías, 7,14) Enseñaría públicamente a los pobres (Isaías, 61, 1 y 28, 19), el mismo Dios vendrá y serán abiertos los ojos a los ciegos y la orejas a los sordos, el cojo saltará como el ciervo y se soltará la lengua de los mudos (Isaías, 35, 4). Que en su pasión sería escupido y abofeteado, (Isaías, 50,6), azotado y despojado de sus vestiduras (Isaías, 53,4), que echarían suertes sobre éstas (Sal. 21,9), le taladrarían las manos y los pies (Sal. 21,18) y le darían a beber hiel y vinagre (Sal. 48,12). El rey David predijo que Jesucristo no experimentaría la corrupción del sepulcro y que subiría a los cielos (Sal. 15,10 y Sal. 23, 7). Sobre su Iglesia, anunciaron que el Mesías establecería un nuevo y purísimo sacrificio (Malaquías, 1,11) y un nuevo sacerdocio. Que fundaría un reino espiritual, el cual habría de extenderse hasta los confines del mundo, y nunca sería destruido. (Isaías, 9, 7). Todo lo anterior se vivió y lo estamos viviendo en la actualidad y es la garantía a nuestra fe, que recibimos en el Bautizo y que debemos pedir a Cristo que crezca para poder seguirlo como Él espera respondiendo a tantas gracias que de Él recibimos. Cristo confirmó que era Dios, cuando le dijo Felipe uno de los apóstoles: Felipe tanto tiempo de estar conmigo y no conoces al Padre, el Padre y Yo somos uno, quien me ve a Mi ve al Padre. Ante esto no puede haber duda de que lo que Cristo nos ha enseñado es el único medio para nuestra salvación, si bien ahora existen muchas religiones, ninguna puede reemplazar a la revelada por Dios. Sin embargo no queremos escuchar el mensaje de Cristo, nos hacemos sordos a la palabra de Dios, no conviene a nuestros intereses, a nuestros gustos, nos bastamos con nosotros mismos, no necesitamos a Dios en ninguno de nuestros actos y pensamientos, no queremos rendir cuentas a nadie, queremos ser “libres”. Debemos profesar una religión, pero no cualquier religión, porque no todas las religiones son buenas, ni son reveladas, ni verda-deras. Su Santidad San Juan Pablo II, ha dejado muy claro que la Iglesia Católica, tiene primacía sobre todas las otras religiones, sin que esto sea un menosprecio. Y expresó: “Nuestro reconocimiento de Cristo como el único Hijo, como el medio que nos permita ver el rostro de Dios, no es arrogancia que desdeñe a otras religiones sino expresión de gratitud gozosa”. En la declaración publicada por el Vaticano y aprobada por el Papa, se expresa que “los seguidores de otras religiones están en situación de grave deficiencia en lo que respecta a la salvación”. De igual manera, el Santo Padre Benedicto XVI, desde sus antiguas oficinas de la Congregación para la Doctrina de la Fe, confirmó esa primacía universal del catolicismo indicando que otros grupos cristianos no son iglesias auténticas. Hemos sido bendecidos en forma única por Dios, la vida actual nos debe hacer reflexionar, que si nos alejamos de Dios, fácilmente somos víctimas de las falsedades del Demonio, que nos pone trampas llenas de sensualidad, oropel y poder, falsas y perversas teorías que son espejismos que nos llevan al abismo. Esto nos debe mover a valorar el inmenso sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, a quien en unos días más acompañaremos en su gloriosa Pascua, signo de su amor infinito y de la fidelidad eterna de su palabra.


Fe y Política

Vaticano

Un método educativo contracultural Jorge E. Traslosheros

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jtraslos@unam.mx

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Twitter: @jtraslos

l otro día, saliendo del metro, me abordó un señor medio calvo, algo panzón y con bigote, muy parecido a los miles de mexicanos que diariamente se mueven por la ciudad. Sin embargo, éste tenía algo muy especial. Había sido mi alumno hacía varias décadas en la secundaria del Instituto Don Bosco, el primer trabajo formal de mi vida, el cual definió mi vocación. Desde entonces soy “profe”. Católico de a pie, laico del común, ciudadano del montón y “profe”. ¡Si señor! Dirigía aquella escuela un salesiano llamado Carlos Armando Morales, a quien debo mi primer y más importante entrenamiento con jóvenes. Además de ser un excelente sacerdote, era un gran formador de educadores. Su método era muy sencillo. Se mantenía en amistosa cercanía, siempre dispuesto al diálogo. Así, cada día, casi sin darme cuenta, entre bromas y pláticas, fui asimilando pequeñas lecciones nacidas de su ejemplo. Lo cierto es que, su testimonio entró en consonancia con lo que yo había recibido de los hermanos maristas en sus colegios. Presencia, amistad y acompañamiento, en equilibrio con la exigencia al cumplimiento del deber. Don Bosco, fundador de los salesianos, desarrolló un método educativo al cual llamó “preventivo”. Su principio activo es la presencia constante del educador entre los educandos. Su lógica radica en anticiparse a los problemas por lo que acompañar, dialogar, aconsejar y orientar son parte sustantiva de su propuesta. Es un método que apela a la razón, al corazón y al reconocimiento de la dignidad de cada persona en la dinámica del Evangelio. Difiere radicalmente del permisivismo sentimentalón, hoy muy de moda; del amiguismo bonachón que mina la autoridad el educador; del individualismo competitivo orientado a la eficacia; así como de las técnicas disciplinarias basados en la represión. Por el contrario, busca formar a la persona de manera integral, en comunidad. También resulta sencillo de aplicar. Bastan pocas reglas, mucha presencia y acompañamiento oportuno. Por su raíz católica tiene vocación universal, por lo que resulta muy razonable también para quienes no son católicos. Pues bien. De manera natural, pasados algunos años, dejé de enseñar en aquella secundaria para buscar nuevos horizontes; pero don Bosco ya nunca me abandonó. Siempre, desde entonces, he tratado de aplicar el método preventivo en los más diversos medios. Así en instituciones religiosas y laicas, como entre creyentes de diversas religiones, agnósticos o ateos y nunca he quedado defraudado. Y mire querido lector que he laborado en las más diversas instituciones, privadas y públicas, pequeñas y grandes, desde educación media, hasta doctorado. Además, por si fuera poco, me ha acompañado una especie de maldición. En aquellos lugares donde entro a trabajar, tarde o temprano me endilgan algún cargo de tipo directivo. Así, entre otras cosas, he sido titular de grupo (lo más demandante que pueda haber), director de preparatoria, director del departamento de humanidades del Tec de Monterrey y, desde hace unos días, coordinador del posgrado de Historia de mi amadísima UNAM. En cualquier situación he buscado aplicar el método preventivo. Porque está basado en la presencia, la razón y el respeto, resulta muy amable con la identidad de cada persona. Nunca he ocultado quién soy, como tampoco lo he exigido de nadie, y eso me ha abierto las puertas al encuentro y el diálogo. El único problema con el método preventivo es que puede resultar agotador y más cuando la vocación flaquea, lo que no es raro en este oficio. A veces nos falla la prudencia, la impaciencia nos juega bromas pesadas y el desaliento amenaza con asfixiarnos en la rutina. En mi caso, suelo combatir los momentos de debilidad con la oración, por lo que tengo mis santitos predilectos para estas faenas. Obviamente, san Marcelino Champagnat y san Juan Bosco; pero también don Marcos García, un hermano marista que me rescató en el momento preciso, justo antes de caer al abismo. Aquel hombre que me abordó a la salida del metro me miró fijamente, preguntó si me acordaba de él y de inmediato soltó la carcajada al ver mi azorada expresión. Bien sabía que eso era imposible entre tantos alumnos, a lo largo de muchos años. Tampoco le importó. Para despedirse me dio tremendo abrazo y me dio las gracias. ¿Puede haber mayor reconocimiento para un profe? Lo dudo.

El fin de los tiempos históricos

Manuel Ocampo Ponce

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n su obra: “La ciudad de Dios”, San Agustín nos enseña que tanto la ciudad de Dios como la ciudad de los hombres, tienen fines opuestos. Mientras la ciudad de Dios tiene como fin la paz eterna, la ciudad de los hombres tiene como fin la destrucción. Porque en la medida en que la ciudad terrena busca el fin en sí misma, no puede sostenerse en algo que sea permanente. El error de la ciudad del mundo radica en colocar en el lugar de lo absoluto y de lo inmutable, lo relativo y mudable que conduce a la nada. De modo que mientras la ciudad de Dios se enca-mina a la paz que trasciende esta vida, la ciudad del mundo tiene su fin aquí. Los ciudadanos de la ciudad de Dios están en el mundo sin ser del mundo. Están en la ciudad temporal, pero sin ser de la ciudad temporal. Por eso para los ciudadanos de la ciudad de Dios, es muy importante reflexionar sobre el tiempo. El hecho de que los ciudadanos de la ciudad de Dios tengan como fin lo inmutable y lo absoluto, conduce a que caigan en la cuenta de que el tiempo no puede ser otra cosa que la participación de la eternidad. De modo que los ciudadanos de la ciudad de Dios son conscientes de que, en este mundo temporal, el cristiano está inmerso en la eternidad. El pa-sado y el futuro son momentos de la eternidad porque, aunque el pasado y el futuro ya no son en nuestra percepción terrena. En realidad, el pa-sado y el futuro siempre han sido y son siempre. Lo que hay es un eterno presente en el que el hombre capta los sucesos de una manera fugaz. El ciudadano de la ciudad de Dios sabe que, el tiempo es como un resquicio por el que el hombre vislumbra la eternidad, y los hechos históricos son como la irrupción de la eternidad en el tiempo que conecta los momentos. El ciudadano de la ciudad de Dios sabe que el presente histórico se encuentra en la eternidad en cuanto la implica. Y es que el presente, en sentido estricto, no es temporal porque lo temporal implica el pasado y el futuro que tienen lugar en el presente. Por eso ni el pasado ni el futuro abren la visión a la eternidad. Sólo el presente es una

ranura por la que el homo viator puede ver la eternidad.[1] De lo anterior se sigue que, aunque los ciudadanos de la ciudad terrena pongan su fin en sí mismos y en el mundo, la historia universal implica la eternidad, de modo que el tiempo histórico supone necesariamente el fin que es la conclusión del tiempo, es decir, lo escatológico. Se trata del fin último después del cual ya no puede haber tiempo histórico, ni historia. El final de la historia en el que se acaba el tiempo histórico. Pero además, si hay fin de la historia, es que hubo un principio o una creación de la historia que tiende al fin. Y es que no hay devenir si no hay fin que atrae el movimiento hacia él. Y un tiempo sin principio ni fin, en rea-lidad no es tiempo porque sería un círculo que da vueltas sin sentido y sin razón; un eterno retorno de lo mismo como lo concebían los griegos. Por eso es necesario comprender que el tiempo tiene un inicio y un fin absolutos. Hay un inicio de la historia y un fin de la misma, es decir, un último hecho histórico. Si reflexionamos un poco más, ve-remos que, sin principio y fin histórico, la Historia deja de ser una ciencia humana y se convierte en una narración de sucesos sin sentido. Pura descripción sin fin, el absurdo que no termina y que, al no tener sentido, se disuelve en la nada. De aquí que el fin de la historia no pueda ser temporal sino estar por encima del tiempo. Y ese fin es el que le da sentido a la historia y está presente en la historia. De modo que el fin ya está presente en cada acontecimiento histórico que nos muestra la eternidad. En conclusión, mientras los ciudadanos de la ciudad del mundo tienen como fin su destrucción, y por lo mismo no ven sentido al tiempo ni a la historia; los ciudadanos de la ciudad de Dios tienen como fin Dios mismo, por eso conciben el tiempo como una participación de la eternidad. Los ciudadanos de la ciudad de Dios son conscientes de que la historia exige un fin que es Dios que, siendo exterior a ella, irrumpe en ella en el misterio de salvación, porque sin Él, la historia no tiene ningún sentido.


¿Qué salieron a ver?

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Cuando los discípulos de Juan se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: “¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salieron a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces ¿a qué salieron? ¿A ver un profeta? Sí, se lo digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino”. “En verdad les digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si quieren admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga” (Mt 11, 7-15).

¿Q

ué salieron a ver al desierto? Esta pregunta dirige Jesús a la multitud luego que los discípulos de Juan se hubieron marchado de vuelta con su maestro. Qué salieron a ver. Es una pregunta profundamente inquietante. Eso significa que Juan no era indiferente a ningún israelita. Juan era toda una celebridad, diríamos con el lenguaje de hoy. Para nadie era desconocido. En su momento, a Juan querían conocerlo todos en Israel. Luego que Jesús pregunta sobre aquello que salieron a ver al desierto, añade: ¿una caña agitada por el viento? Quizá se refiera a Juan Bautista como un hombre del desierto, como una especie de caña, como los carrizos que crecen a las orillas del Jordán. Significaría varias cosas. Una caña es frágil, pero no se quiebra fácilmente. Así es Juan Bautista, un hombre frágil, pero que no se rinde. Que permanece anclado en la Ley de Dios. Las cañas dan testimonio del río y de la fuerza del viento; Juan da testimonio del viento fuerte que viene con Jesucristo. También puede referirse Jesús al Espíritu de Dios que lleva al profeta al desierto a anunciar su palabra. El viento es, tradicionalmente, signo del Espíritu divino. También puede significar, esto de la caña agitada por el viento, a cualquier cosa sin importancia, pero, ¿qué fueron a buscar al desierto? ¿Algo insignificante? Y si era algo sin importancia, entonces ¿por qué iban allá a buscar a Juan todos los israelitas? Jesús pregunta si fueron al desierto a ver a un hombre lujosamente vestido. Ciertamente Juan era todo lo contrario a eso, sin embargo todos querían verlo. La elegancia de Juan Bautista es mucho mayor que su vestimenta. Recordemos el estilo de Juan, el cual no tiene comparación con ningún otro profeta: él vestía con piel de camello, cosa del todo inusual en cualquier lugar del mundo. A los únicos que conozco que vistieran así era a los hombres de las cavernas en la prehistoria. Aquellos hombres se cubrían del frio y de la lluvia con pieles de animales. Los hombres primitivos así solían vestir. Pero no los hombres del siglo primero. Existían grandes comercios de telas finas y corrientes. Los mercaderes de todo aquel tiempo facilitaban telas de todas las especies. Lino, seda, algodón, lana; diferentes tejidos. Las mujeres pasaban su vida en el telar fabricando accesorios para vestir. La industria del vestido era incipiente, pero suficiente. Se fabricaban también sandalias de cuero, con correas; se confeccionaban vestidos de muchos y diversos estilos y costos. Toda la gente podía vestir, por lo menos una túnica y un manto. Los hombres ricos que vestían telas finas habitaban en los palacios y en las cortes reales. Los pobres solo llevaban sus túnicas y mantos. Pero Juan llevaba una ropa totalmente excepcional. Su vestimenta era todo un mensaje. Su elegancia

significaba que el cuerpo vale más que el vestido (Mt 6, 25). Y comía lo que la tierra inculta le podía dar en el desierto: él se alimentaba de miel silvestre y de chapulines. Banqueteaba espléndidamente cada día. ¿Por qué comer saltamontes si había tanto que comer? Él era hijo de un sacerdote judío; bien pudo haberse dedicado al ministerio y comer las ofrendas del templo y sus panes esplendidos. Pero él comía langostas y miel. Podía cazar animales en el desierto, podía tener algunas ovejitas y ser pastor de corderos lo mismo que de personas. Pero él prefirió muchísimo menos que la sencillez. La manera en que Juan se alimentaba significaba que la vida vale más que el alimento (Ib). En fin Juan vivía de la manera que Jesús aconseja a los ciudadanos del reino de los cielos. Jesús decía: miren las aves del cielo que nos siembran ni cosechan y sin embargo el Padre celestial las alimenta cada día gratuitamente; miren los lirios del campo que no tejen ni hilan y de la misma manera el padre celestial los viste con más elegancia que a un rey magnifico como Salomón (Mt 6, 28, 29). Juan era todo un signo del reino de los cielos. La vida está en las manos de Dios. Podríamos decir que de alguna manera es probable que Juan Bautista haya sido inspirador de algunas enseñanzas de Jesús; pero también podemos pensar que el mismo Hijo de Dios inspiró en Juan Bautista actitudes que mostraran el reino de Dios antes que Jesús comenzara su predicación del reino de los cielos. De cualquier manera, Juan Bautista es alguien que vive íntegramente en su persona, en sus palabras, actitudes y acciones la condición del profeta que se sabe en la manos del Todopoderoso. Y, efectivamente, Juan vive, en esos momentos, en un palacio, el de Herodes. En las mazmorras del palacio de Herodes. Anteriormente vivía en la cárcel del desierto y comía los frutos de la tierra reseca del lugar; ahora vivía en otro desierto y comía, lo mismo que antes, con sencillez ¿qué podría un hombre preso vestir y comer ahí? De ese palacio de la injusticia pasaría muy pronto a otro, al del reino de los cielos, en un día de fiesta. Enseguida Jesús pregunta si fueron a ver a un profeta. Y entonces proclama a Juan Bautista como un verdadero profeta, pero no solo eso, sino a alguien que es más que un profeta. Juan era, según Jesús

aquel que viene delante del Señor. De esta manera Jesús se proclama a sí mismo, también, como el hijo de Dios, como el enviado del Padre, pues Juan fue su precursor, cosa que a ningún profeta le fue dado, solo a Juan, el más grande de los profetas. Juan es el más pequeño en el reino de los cielos, él viste pobremente, come pobremente, pone su vida toda en las manos del Padre que es providente, que provee, que otorga, que alimenta, que viste, que consuela. Así de grande es: el que se humilla será enaltecido. Al mismo tiempo Jesús declara que no ha nacido ninguno de mujer más grande que Juan el bautista. Y, con esto, en el reino de los cielos es pequeño, el más pequeño de todos. Y a la vez Jesús hace la invitación a vivir en ese reino. Es toda una llamada a los discípulos, a la muche-dumbre, a buscar el reino de Dios, a desear habitar allí. El reino de los cielos es perseguido siempre y quienes resisten esa violencia lo arrebatan. Finalmente, Jesús declara que el reino de los cielos es para los esforzados, para los que se oponen al modo humano de ver las cosas: los violentos lo a-rrebatan; pero no se trata de la violencia como la entendemos, sino del hacerse violencia a sí mismos; a no participar del modo de vivir que la humanidad egoísta plantea como algo normal. Juan es un ejemplo exagerado de esto, como hemos dicho, al referirnos a su manera de vivir, que contradice absolutamente el estado de cosas de su tiempo y de su pueblo. Por otro lado, los que buscan el reino de los cielos viven a menudo entre incomprensiones y violencias de todo género; la perseverancia en el amor a Dios es la violencia de los aspirantes al reino de los cielos, es decir, los que se esfuercen hasta el fin y no se olviden de su Señor, como bien dirá Jesús: el que persevere hasta el fin se salvará (Mt 24, 13).


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Palabra de Dios Del santo Evangelio según san Mateo 21, 1-11

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uando estaban cerca de Jerusalén y habían llegado a Betfagé en el monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus seguidores y les dijo: «Vayan a la aldea que está enfrente. Allá van a encontrar una burra atada y también un burrito. Desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les dice algo, díganle: “El Señor los necesita, pero él los devolverá después”». Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo uno de los profetas: «Díganle a la gente de Sion: “Mira, tu rey viene hacia ti, humilde y montado en un burro; sí, en un burrito, cría de un animal de carga”». Los seguidores se fueron e hicieron lo que Jesús les había dicho. Trajeron la burra y el burrito, pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. Mucha gente extendía sus mantos sobre el camino. Otros cortaban ramas de los árboles y las extendían en el camino. Los que caminaban al frente de él y los que lo seguían, gritaban: ¡Viva el Salvador, el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Viva Dios que está en los cielos! Cuando Jesús entró a Jerusalén, toda la ciudad se alborotó. Unos preguntaban: ¿Quién es este hombre? La gente contestaba: Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea. Palabra del Señor.

Bendito el que viene en el nombre del Señor

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l domingo de ramos, de la Pasión del Señor, celebramos y recordamos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, era necesario que el pueblo recibiera al Señor Jesús de esa manera, porque una buena parte reconocía en Él la presencia de Dios, sus milagros sus palabras habían trascendido fronteras, su fama era mucha, por eso el pueblo emocionado grita y lo recibe agitando sus palmas, reconociéndolo como el que viene en el nombre del Señor. Por eso la Iglesia hoy sale a la calle con palmas en sus manos y reconociendo en el Señor Jesús al enviado del Padre, gritamos que Cristo es nuestro rey, que es el centro de nuestras vidas, lo reconocemos como el que viene a darnos la vida, la salvación… Este acto de Fe no tendría razón de ser sÍ de verdad no ponemos en el centro de nuestra vida a Dios, no podemos agitar las palmas y gritar que Cristo es nuestro rey, sÍ desconfiamos de Él, si no somos capaces de poner nuestra vida en sus manos antes que en las manos de charlatanes y vividores, no se entiende este acto si confiamos más en nosotros mismos, en nuestras capacidades en nuestro dinero y en nuestros bienes, más que en Dios… Al agitar nuestras palmas tampoco debemos olvidar a que ha llegado el Señor Jesús a Jerusalén, nos dará, la gran prueba de su Amor por nosotros, enfrentará la traición del amigo, el abandono y desprecio de los suyos, el juicio corrupto e injusto en su contra, la ruin sentencia de muerte porque estorba a los intereses de los poderosos. Sus enseñanzas no se quedan en meras palabras y al escuchar el relato de la Pasión siempre nos queda la sensación de un Dios valiente, de un poder humano injusto y de nuestra impotencia por no poder abogar en favor del inocente. Cantemos y gritemos “Bendito el que viene en el nombre del Señor…” pero no dejemos de buscar la justicia y la verdad, no dejemos que la sangre derramada de nuestro salvador sea inútil. Que las palmas y la cruz nos hagan ser mejores seguidores del Señor Jesús. Que ni las palmas nublen la donación del Señor Jesús, ni la muerte sea la última palabra… Pbro. José de Jesús Cruz Rodríguez.

Pastoral de la Salud: «Encuentro con lo Sagrado» José Inés Galván Govea

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ola amigos lectores, mi nombre es José Inés Galván Govea, soy alumno del cuarto año de teología de nuestro querido Seminario Guadalupano Josefino de esta Iglesia Potosina. El día de hoy les quiero compartir una experiencia Pastoral que ha marcado mi vida y mi vocación, en el seguimiento a Jesús. A lo largo de la formación sacerdotal, que nos ofrece el Seminario, tenemos la oportunidad de servir cada año en una pastoral diferente, la cual realizamos cada fin de semana durante el año escolar. Hoy les quiero compartir mi experiencia en la Pastoral de la Salud, en la que fui enviado a servir al hospital del Seguro Social de Zapata, aquí en la capital Potosina. Cuando fui enviado, me dijeron que la Pastoral de la Salud era la presencia y acción de la Iglesia para llevar la luz y la gracia del Señor Jesús Resucitado a los que sufren y a los que los cuidan, y para fomentar una cultura de la vida y la salud. Desde ahí me brotó el nervio, porque iba representando a la Iglesia y a llevar la pre-sencia de Cristo a toda persona con que me encontrara. Inmediatamente pensé: ¿Qué les voy a decir? Ni siquiera soy médico, o psicólogo, o algo así. Le pregunté en la oración a Dios ¿Por qué me enviaba ahí? ¿Por qué yo? Habiendo tantas personas preparadas para atenderles. Sin embargo, Dios siempre habla en el silencio, y pronto iba a saber la respuesta a mis preguntas. En lo personal, a mi siempre me han gustado los retos, por ello le pregunté a un sacerdote: ¿Cuál es el reto de la Pastoral de la Salud? A lo que me respondió con una sonrisa y un pensamiento lleno de espe-ranza: «Primero, el reto de la Pastoral de la Salud es que cada vez que tú te encuentres con una persona, con un enfermo, es un encuentro con el mismo Cristo que esta ahí, que está sufriendo, que está consternado por el estado de vida en que se encuentra». -Lo cual me emocionó mucho, pero lo segundo me dejo totalmente impactado- «Segundo, que la persona con que tú te encuentres, el enfermo… tenga un encuentro con el mismo Jesucristo que lo visita en tu persona, por eso ha de ser muy importante cada gesto, cada palabra, cada mirada». Esto, en verdad, me dejó sin palabras.

4º de Configurado Es así que inicie con temor y temblor mi pastoral encomendada, pronto comprendí que no hay que decir nada, lo importante es el “estar” y el “escuchar”. Cuando alguien pasa por momentos difíciles en la vida, llámese enfermedad, problemas, etc., no quiere que se le diga nada, lo que necesita es alguien que este ahí en ese momento, que le acompañe, y sobre todo, necesita a alguien que le escuche, que no le juzgue, que no le sermonee, sino que le comprenda, que le entienda y acepte en el estado de vida en que se encuentra. La Pastoral de la Salud es ser un agente de la esperanza, es llevar esperanza donde tal vez ya no había nada. Dejar una sonrisa en las personas después de haber tenido un encuentro con ellos, eso no tiene precio. Ahí comprendí que la vocación al sacerdocio no solamente vale la pena, sino, que vale la vida. Cada encuentro con cada persona en el hospital es un encuentro con lo sagrado, porque es un encuentro con Cristo, con un hijo de Dios, de ahí la dignidad que tiene cada persona, que te comparte la vida, su sentir, y eso no tiene valor, es lo más sagrado que puede compartir toda persona. La Pastoral de la Salud es una oportunidad de hacer presente el Reino de Dios, es dar al mismo Dios en la vida, es darse y encontrarse, realizando los mismos dichos y hechos de Jesús, yendo al encuentro del otro al puro estilo de Jesús, contribuyendo así a la realización de ese proyecto huma-nizador que Jesús llama Reino de Dios, el cual le comparte al hombre y que es la mi-sión de la Iglesia. Por esto, qué bello es que un agente de la Pastoral de la Salud pueda expresar: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva» (Lc 7,22). ir y contar a todo el mundo la alegría del Evangelio. Si te llama la atención este testimonio, yo te invito, a que no tengas miedo, y te acerques a tu Parroquia para que puedas servir como agente de Pastoral de la Salud, o si te sientes llamado a dar la vida por medio de la vocación a la vida religiosa o al sacerdocio, acércate al Seminario, y comprueba lo maravilloso que es tomar tu cruz y seguir a Jesús.

Comentarios: ecos_seminarioslp@hotmail.com Facebook: Seminario Mayor SLP Twitter: @slp_seminariogj


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Educando para el amor

Domingo 09 de abril de 2017

...Lo de Dios a Dios

Una ecología integral P. David Grimaldo

E

¿No percibir los estímulos es caer en la tentación? Fil. Rafael Gómez M.

el Espíritu llevó a Jesús al “Luego desierto para que el diablo lo pu-

siera a prueba. Estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer y después sintió hambre. El diablo se acercó entonces a Jesús para ponerlo a prueba y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes. Pero Jesús le contestó: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios” (Mt 4, 1-4). El Señor Jesús venía de estar en oración y reflexión; escuchó durante cuarenta largos días, con sus noches, la voz de su interior y las palabras que salían de los labios de Dios. Hemos abundado mucho en la importancia de la reflexión que pone al sujeto lejos de tensiones y lo hace capaz de percibir claramente a las demandas de los estímulos. Esta clase de reflexión le hace crecer en la madurez afectiva de su estructura psicológica y pone a su organis-mo en condiciones de autocontrol y autodominio. Escribe San Mateo que Jesús, luego de tan larga abstinencia, tuvo hambre; eran esas las condiciones propicias para que el Señor cayera en la tentación de escuchar la voz del diablo que le proponía toda clase de estímulos y que no escuchara la de su interioridad y la que venía de los labios de Dios. Cuarenta días de oración y reflexión alejaron las insidias del diablo que le proponía la urgente demanda de un estímulo demandante: “saciar el hambre”. Pero, dice el Evangelio, que Jesús le ordenó al diablo: “aléjate”. La voz de la serpiente, el diablo, sí fue escuchada por la mujer cuando en los inicios de la humanidad (Gn 3, 1-6) le puso frente a sí el demandante estímulo “del fruto de un árbol que era apetitoso a la vista pero que causaba la muerte”. Cuando la mujer comió, mediante una respuesta inmediata e irreflexiva, le invitó del fruto a su esposo Adán que, mediante la misma clase de respuesta irreflexiva e inmediata, también comió. “Muchos educadores creen que lo co-rrecto es poner al educando en manos del estímulo, pero lo éticamente correcto es ponerlo en manos de la correcta percepción del estímulo. Percibir libre y correctamente la demanda del estímulo implica un conocimiento, por su interioridad, de su ser y su esencia (conocer el origen, consistencia y fin último de su naturaleza humana

y de su Yo, dentro de dicha naturaleza). Implica el conocimiento de la realidad que lo rodea, con sus luces y sus sombras, en el terreno muy concreto de lo sexo-genital. Implica el conocimiento de la fuerza y la debilidad de su estructura psico-se-xual. Implica el conocimiento de los valores éticos y morales adquiridos, para interpretarlos y ajustarlos correctamente con sus actos libres, vo-luntarios y conscientes. Si se quisiera sacar a alguien de la tendencia al alcoholismo, sería incorrecto invitarlo al bar, frente al estímulo del alcohol, para hacerlo capaz de afrontar su impulso. Son muy frecuentes los casos de padres, abuelos y otros educadores que llevan al hijo, algo así como a una iniciación, a lugares de excitación sexo-genital. La respuesta del hijo ante tales estímulos será inmediata y, por el contrario, es conveniente inducirlo a una respuesta mediata, producto de reflexión y de la voluntad libre y consciente. Luego de estas especulaciones mentales el educando podrá percibir, por sí mismo, que es mejor huir de tales experiencias y percibir los estímulos con todo y sus poderosos y variados peligros y “que no es algo prohibido sino inconveniente”. Uno de los fuertes estímulos de nuestro tiempo es evitar, sin reflexionar, todo lo que es prohibido. Son muchos quienes aseguran que la naturaleza humana se inclina, naturalmente, por lo prohibido: lo ilegal, lo inmoral, lo que enferma… Nuestra naturaleza, mientras más humana, más debe estar significada por escuchar la voz de su Creador y por sus elaboraciones mentales, libres, conscientes y producto de la reflexión. Los evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo, por Juan, que también proponía la conversión desde la soledad del desierto: “Jesús, el hombre libre y liberador, impulsado por el Espíritu al silencio y soledad de cuarenta días y noches, solo para escuchar la palabra de los labios de Dios, revierte la figura del irreflexivo Adán que rompió el silencio con la voz del diablo y dejó a la humanidad cautiva. Allí, donde Adán sucumbió a la tentación, Jesús permaneció fiel y despojó al diablo de lo que se había apropiado” (Mc 3, 27).

stimados lectores y lectoras, el núcleo de la propuesta de la Encíclica Laudato si’ es una ecología integral como nuevo paradigma de justicia, una ecología que «incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» (n.15). De hecho no podemos «entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida» (n.139). Esto vale para todo lo que vivimos en distintos campos: en la economía y en la política, en las distintas culturas, en especial las más amenazadas, e incluso en todo momento de nuestra vida cotidiana. La perspectiva integral incorpora también una ecología de las instituciones. «Si todo está relacionado, también la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana: “Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales”» (n. 142). Con muchos ejemplos concretos el Papa Francisco ilustra su pensa-miento: hay un vínculo entre los asuntos ambientales y cuestiones sociales humanas, y ese vínculo no puede romperse. Así pues, «el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada persona consigo misma» (n. 141), porque «no hay dos crisis separadas, una ambiental y la otra social, sino una única y compleja crisis socio-ambiental» (n. 139). Esta ecología ambiental «es inse-parable de la noción de bien común» (n. 156), que debe comprenderse de manera concreta: en el contexto de hoy en el que «donde hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos». «El bien común presupone el respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral. También reclama el bienestar social y el desarrollo de los diversos grupos intermedios, aplicando el principio de la subsidiariedad. Entre ellos destaca especialmente la familia, como la célula básica de la sociedad. Finalmente, el bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distribu-tiva, cuya violación siempre genera violencia. Toda la sociedad –y en ella, de manera especial el Estado– tiene la obligación de defender y promover el bien común» (n. 157). Esforzarse por el bien común significa hacer opciones solidarias sobre la base de una «opción preferencial por

los más pobres». «Esta opción implica sacar las consecuencias del destino común de los bienes de la tierra, pero, como he intentado expresar en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, exige contemplar ante todo la inmensa dignidad del pobre a la luz de las más hondas convicciones creyentes. Basta mirar la realidad para entender que esta opción hoy es una exigencia ética fundamental para la realización efectiva del bien común» (n. 158). Este es el mejor modo de dejar un mundo sostenible a las próximas generaciones, no con las palabras, sino por medio de un compromiso de atención hacia los pobres de hoy como había subraya-do Benedicto XVI: «además de la leal solidaridad intergeneracional, se ha de reiterar la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad intrageneracional» (n. 162). La ecología integral implica también la vida cotidiana, a la cual la Encíclica dedica una especial atención, en particular en el ambiente urbano. El ser humano tiene una enorme capacidad de adaptación y «es admirable la crea-tividad y la generosidad de personas y grupos que son capaces de revertir los límites del ambiente, […] apren-diendo a orientar su vida en medio del desorden y la precariedad» (n. 148). Sin embargo, un desarrollo auténtico presupone un mejoramiento integral en la calidad de la vida humana: espacios públicos, vivienda, transportes, etc. (nn. 150-154). También «nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común; mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente» (n. 155).


Domingo 09 de abril de 2017

P r a C o r a

Domingo de Ramos


Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya)

PREVIA CITA

Col. El Pocito, QuerĂŠtaro, Qro. Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94


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