2 minute read

vivirán su cuar ma?

Aquí l dejam go inter ante para vivirla..

Tr l hu l de J o Introducción (1ª Parte)

Advertisement

Alguien ha dicho que la Iglesia perdió en el siglo XVIII a los intelectuales, en el siglo XIX a los trabajadores, en el siglo XX a las mujeres y en el siglo XXI podría perder a la juventud si no es capaz de comprender sus reivindicaciones legítimas. La evangelización de la juventud es cuestión de vida o muerte para la Iglesia, o como dicen también: “renovarse o morir”.

Hay sin duda, una preocupación en la Iglesia por trabajar con los adolescentes y jóvenes, pero al mismo tiempo hay perplejidad, porque no se sabe muy bien cómo animarlos y acompañarlos con el mensaje de Jesucristo. La pandemia por el COVID, ha significado un parteaguas también en la pastoral juvenil. Cuando visito los decanatos una constante de los asesores y coordinadores es: “padre, aquí desaparecieron los grupos y movimientos juveniles con la pandemia“ o “se fueron pero ya no volvió la mayoría”.

Confieso que al principio me lamentaba por ello, pero ahora ya con el caminar de tres años de pospandemia, aunque efectivamente ha habido un cambio cultural, que ha “reseteado” nuestras metodologías y pedagogías de pastoral juvenil, sin embargo, también creo que es tiempo de hacernos conscientes y “sintientes” de que la cabeza del joven del siglo XX es diferente a la del joven de este inicial siglo XXI. Hemos pasado de trabajar con los jovenes “millennials” (los nacidos en 1985 hasta el año 2000 aprox.) a los jóvenes “centennials” (nacidos en el 2000 hasta llegar a hoy). Es un gran desafío, vivimos en un momento de gigantescas transformaciones pero hay tiempo. Será nuestro trabajo con la juventud la que nos mostrará si estamos a la altura del desafío de este momento histórico.

¡Hasta la próxima!

#Cuaresma ¿A tí cuál te tocará?

¿Tanrápido Cuar ma?

Joven ya empezamos Cuaresma este Miércoles de ceniza (22 de febrero) ¿estás listo para vivir este tiempo litúrgico? Si no sabes cómo hacerlo, te mostramos aquí tres acciones que la Iglesia nos propone para vivir plenamente el tiempo Cuaresmal.

Ayuno: Un acto de sacrificio, no solo de comida y bebida, sino también de nuestro egoísmo, vanidad, orgullo, odio, pereza, murmuraciones, malos deseos, venganza, impureza, ira, envidia, rencor, injusticia, insensibilidad ante las miserias y necesidades del prójimo. Todo aquello que nos cuesta podemos hacerlo ayuno, esto como una ofrenda de esfuerzo hacia Dios.

Limosna: Un acto de amor y misericordia, y que no solo sea material, sino prestar ayuda a quien la necesita, enseñar al que no sabe, dar un buen consejo a quien lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido.

Oración: Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso. En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso. La oración es generadora de amor e induce a la conversión interior.

¡No olvides asistir a la imposición de ceniza!

This article is from: