El arte como herramienta para la conservación. La Península de lo Yucatán hospeda una amplia variedad de flora y flora por sus peculiaridades climáticas y ambientales. Parte de esas especies son endémicas, lo cual quiere decir que no se pueden encontrar en otro lugar del mundo. A lo largo de la costa noroeste yucateca hay un ejido conocido llamado Sisal, donde existe y resiste una riqueza de vida tanto acuática como terrestre. Sisal etimológicamente significa “agua de la ciénaga”. Son los pantanos el hábitat de diversas aves el flamenco, que llena el cielo de colores y de sonidos al amanecer y al atardecer. Aquí crecen los bosques de manglares, ecosistemas muy complejos, donde suelen vivir cocodrilos y jaguares, ubicados en la cima de la cadena alimenticia. Esa concisa descripción naturalista del territorio sisaleño nos introduce a un escenario tropical, el resultado de un proceso de evolución empezado hace millones de años. La historia de Sisal desde un punto de vista socioeconómico esta relacionada a la industria del henequén del siglo pasado. Su puerto estaba vinculado a los vaivenes de ese material exportado por todo el mundo y eso justifica el uso del termino Sisal para identificar la fibra textil. Como es debido la crisis del henequén cambió la economía de Sisal junto a las relaciones humanas con el medio ambiente. Actualmente las actividades principales son la pesca artesanal y el turismo veraniego. Los conocimientos sobre las corrientes, los vientos, las mareas, los tiempos de regeneración del pulpo (Octopus maya), del pepino de mar (Holothuroidea), del mero (Epinephelinae) son intrínsecos a los pescadores sisaleños, asegurando el trabajo a las generaciones futuras y la conservación de los seres que viven el mar. En general la pérdida de esos saberes locales pone en riesgo tanto la biodiversidad cuanto al humano mismo que tiene que entender lo mucho que depende del medio ambiente del cual es parte. Ya que es evidente que civilizaciones humanas nacen, se desarrollan y colapsan, nuevos equilibrios surgen en esa danza continua de la vida. La naturaleza no es únicamente una realidad física, tangible, también es fuente de creatividad, de emociones. En las 33 piezas de Igor F Solís, líneas, formas y colores reproducen parte de la biodiversidad de Sisal y sus interacciones con los humanos, bajo esta concepción arte y ciencia se funden. Dentro de cada obra hay una investigación detallada de la especie animal o vegetal seleccionada que consiste en la lectura de artículos científicos y en la revisión de material fotográfico. Cada vez y en cada pieza se continua el esquema de trabajo y los resultados han sido siempre únicos y irrepetibles. Eso porque no se trata exclusivamente de unir unas nociones de tipo naturalístico con técnicas artísticas, hay una parte emocional que involucra al creador, única e irrepetiblemente, generando así un estilo extremamente personal y propositivo. Desde que existe la especie humana existe el arte y las evidencias más antiguas, la pinturas rupestre siendo éste el Hombre del Paleolítico su mayor exponente, dibujando caballos y bisontes en las paredes de sus cuevas dejó testimonio y preciosismo de aquellos tiempos, pasando lo mismo con los Mayas gracias a las esculturas y bajorrelieves de sus asentamientos, sirviendo muchas de sus cerámicas como testimonies de su existir y costumbres. Gracias a estos grandiosos legados artísticos y de documentación se nos ha permitido conocer plantas y animales que estaban en sus entornos en aquellas épocas. En tiempos modernos, representar a través de las artes la naturaleza es una manera única y
genuina para entrar en contacto con ella, amarla y protegerla. Conocer para preservar. “La coexistencia respetuosa y armoniosa de especies diversas es la sola garantía para la sobrevivencia del planeta” Edward Wilson, Padre del concepto de Biodiversidad Jessica Ferretti.