La magia de cuando el alumno decide coger las riendas Aprendizaje: proceso a través del cual se adquieren nuevas habilidades, destrezas, conocimientos, conductas o valores. Equilibrio: proporción y armonía entre los elementos dispares que integran un conjunto. Mágico: fantástico, asombroso, maravilloso, estupendo, extraordinario, fascinante, misterioso.
Hace un año poníamos en marcha un nuevo postgrado: “Desarrollo de talento en las organizaciones”. Ahora, una vez finalizada la primera edición, me doy cuenta de que, como casi todo en la vida, también el aprendizaje es un ejercicio de equilibrio en el que mezclamos ingredientes esperando que se produzca la alquimia. Primer ingrediente: colaboradores profesionales y expertos en sus campos, que comparten el modelo que queremos transmitir, que se arriesgan y ponen en marcha metodologías innovadoras y, sobre todo, que ponen pasión en lo que hacen. Segundo ingrediente: hacer evidentes las diferentes miradas del sistema organizacional. Unas miradas que tienen a veces visiones contradictorias: organización, profesionales, directivos, profesionales de recursos humanos, etc. Un equilibrio complicado. Cuando hablamos de organizaciones o de personas, es difícil encontrar el equilibrio y esto es una parte fundamental del trabajo de recursos humanos. El equilibrio se da entre expectativas y necesidades de la organización, expectativas y necesidades de las personas, entre los deseos y objetivos de la dirección y los deseos y objetivos de los colaboradores, entre las capacidades existentes y las necesarias, entre la energía puesta en marcha y la deseable. Estamos viviendo momentos muy interesantes, que ponen a prueba a las organizaciones, y por supuesto, a las áreas de recursos humanos. Los profesionales de recursos humanos tenemos que buscar el equilibrio entre lo deseable y lo posible, entre lo que hacemos y lo que funciona, y la búsqueda de nuevas maneras de hacer. Por eso, resulta imprescindible afinar en algunas de nuestras competencias: más que nunca hemos de ser creíbles, proactivos, estar cerca del negocio y generar confianza. Tener miedo no ayuda en la gestión del cambio, hemos de aportar visión estratégica y sistémica. Quizá nos hemos centrado demasiado en la técnica y poco en entender las organizaciones en las que nos movemos y esto genera un equilibrio difícil.
Tercer ingrediente: equilibrar el tiempo dedicado a la reflexión y a la acción, a trabajar el ser y el hacer, a lo digital y a lo emocional, dedicar atención a la persona individual y al grupo. Cuarto, y interesantísimo, ingrediente: equilibrar los contenidos y técnicas necesarias para aplicar ahora mismo, con los inputs i reflexiones orientados a imaginar el futuro cercano. Queríamos animar, casi empujar, a los participantes a verse como protagonistas y, porque no, como pioneros de ese futuro, a viajar del confort a la incomodidad de lo desconocido, a equilibrar la reflexión y la creación, el descubrimiento de lo nuevo y la validación de lo ya hecho. Finalmente, y no por ello menos significativo, queríamos señalar el camino al que invitamos a los participantes en su autoconocimiento como profesionales y como personas, queríamos señalar la identificación, el descubrimiento o la confirmación de aquellos aspectos a poner en valor y aquellos a seguir trabajando que permita a los participantes mantener su equilibrio, también, en esta aventura que es el desarrollo del talento en las organizaciones. Y toda esta mezcla de ingredientes funcionó muy bien, y aquí es donde está la magia, el intercambio, una vez hecha la propuesta. Hay un momento en que los participantes apuestan, eligen tomar las riendas, la responsabilidad de su propio aprendizaje y aceptan el reto, se implican, prueban, retan a los docentes que asumen un nuevo papel menos expertos y más facilitadores, menos transmisores de conocimientos y más provocadores con sentido. Dice Jim Collins en su libro “Empresas que sobresalen”, que “la excelencia no es producto de las circunstancias, que la excelencia es una elección consciente” y esa elección, consciente de los actores que intervienen en un proceso de formación, es lo que marca la diferencia, es lo que hace que la alquimia funcione y que te sientas satisfecho de lo que has vivido, es lo que hace que esperes lo que aún tiene que llegar con ilusión, porque los protagonistas serán diferentes.
Àngels Paredes Mariño Responsable de Desarrollo de Recursos Humanos del Hospital Clínic de Barcelona. Directora del Postgrado en Desarrollo del Talento en las Organizaciones del IL3Universitat de Barcelona.