Revista argentina de estudios culturales Órgano oficial del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos Argentinos (ILEC ARGENTINA) Año II, Nº 6 – Junio de 2014 “… Si queremos ser libres, debemos hacer nuestro nomos. Si queremos ser libres, nadie debe poder decirnos lo que debemos pensar” Cornelius Castoriadis (1922-1997)
“Sin Título”/Milo Lockett (Artista plástico argentino) /1967
En este número: Editorial: El laicismo de todos los días // La misa que no fue /Sebastián Sfriso ¿El Estado está o no está?/Julieta Monticone // Laicismo e igualdad de género/ Eduardo Peduto Laicidad en América del Sur / Jacques Lafouge / “Con un cartelito en Facebook no solucionás nada”/Verónica Lemi
EDITORIAL EL LAICISMO DE TODOS LOS DÍAS
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urante estos últimos meses, desde el ILEC ARG estuvimos desarrollando numerosas acciones en diversos puntos del territorio nacional junto con otras organizaciones con las cuales compartimos algunas preocupaciones comunes en torno al laicismo y a la ampliación de los derechos ciudadanos. En este número de Cultura Laica hemos decidido dar cuenta de lo realizado. No vivimos, precisamente, un tiempo de “aguas aquietadas”. Por el contrario, estamos inmersos en una realidad tan intensa, tan vertiginosa, que nos obliga a redoblar nuestros intentos por reflexionar con un grado aceptable de mesura: debemos pensar con prudencia cada palabra que decimos y escribimos, para no tener que estar desdiciéndonos o rectificándonos todos los días. El país se ha visto conmocionado en los últimos meses por una ráfaga de linchamientos en diversas ciudades, lo cual sirvió para poner el tema de la inseguridad y de la ineficacia de la justicia en el centro de la agenda pública. El desánimo de importantes sectores de la población –amplificado hasta el exceso por ciertos medios de comunicación- ha abierto una polémica respecto del “derecho a “autodefensa” ciudadana frente a la “laxitud” del tratamiento de la delincuencia, por parte de un aparato judicial que actúa en un estado de aparente indolencia. El frustrado debate sobre la reforma del Código Penal se ha nutrido, en gran parte, de esta primera polémica. Aun con sus aspectos progresistas y saludables, el proyecto del nuevo Código ha quedado supeditado a una discusión pública estrecha y conceptualmente pobre respecto de la figura penal de la reincidencia delictiva. Como resultado, la reforma se ha quitado de la agenda pública esperando un momento más calmo para su sincera discusión. Ambos acontecimientos de nuestra Argentina contemporánea están marcadas por un mismo signo de época: la banalización del debate político y de la acción ciudadana. En el primer caso, la justificación abierta o velada del linchamiento –que no es otra cosa que un homicidio fraudulentamente elevado a un acto de legítima defensa ciudadana- banaliza la muerte, siempre injustificada, de personas, sean delincuentes o no. El mecanismo, acicateado por los medios, puede tornarse más peligroso que lo que aparenta: la multitud asesina a un miembro de la comunidad porque el que detenta el monopolio de la violencia está ausente, y lo hace con brutal impunidad: en Rosario, tras dos días de agonía, el joven David Moreyra -de apenas 18 años- murió a causa de la golpiza que durante largo rato le propinó una turba de cincuenta personas. Ese “largo rato” de ausencia del Estado permitió esa muerte de la cual nadie se responsabiliza. Así, los que participaron del homicidio, cada cual frente a su conciencia, estarán liberados de pensar que fueron ellos individualmente hablando- quienes causaron esa muerte. Cada uno ellos podrá preguntarse ¿cuál fue la patada o el puñetazo que mató a Moreira: la que le propiné yo, o acaso, la de que propinó mi vecino? Y esa pregunta -que por su formulación sofista, carece de respuesta- es la que libera la conciencia individual de cada uno de los linchadores. Los aparatos represivos del Estado utilizarán su propia ineficacia –la de estar ausentes cuando linchaban a Moreyra- para justificar la necesidad de que se vuelquen mayores recursos en ellos. Dirán: somos inoperantes porque nos faltan agentes en
las calles, nos faltan armas, patrulleros y mejores sueldos. A los responsables políticos y operativos de la seguridad, el asesinato de David Moreyra les viene como anillo al dedo. Por último, nosotros, como sociedad, jamás sabremos si David Moreyra era o no un delincuente. Sencillamente no ha habido debido proceso, pero existen ciertos sectores demasiado inclinados a que no lo haya. Los grupos sociales que con mayor énfasis piden por el endurecimiento de la política de seguridad y de las penas son, paradójicamente, los que menos aluden a las garantías constitucionales y al debido proceso. Parecería ser que si por ellos fuera, la condición de pobreza o la simple portación de cara o de color de piel ya sería prueba suficiente de la condición delictiva de las personas Pero estos grupos no actúan en soledad: electoralmente potables, tienen sus propias representaciones políticas que canalizan sus demandas a través de discursos políticos que muchas veces son huecos, pero no por ello menos efectivos en términos mediáticos. Las intervenciones televisivas, radiales y en medios gráficos de notorios dirigentes políticos acerca de la reforma del Código Penal son una muestra fehaciente de cómo opera este vínculo. A la par del complejo estado de las cosas que acabamos de comentar, hemos afrontado desde el ILEC ARG los renovados embates de ciertas parcialidades religiosas que intentan una vez más colonizar el espacio público. El intento –finalmente frustrado- de celebrar una misa en las instalaciones de la Universidad Nacional de Córdoba, la entronización de imágenes religiosas en el interior de edificios públicos o la presión de la jerarquía eclesiástica respecto del diseño de símbolos públicos –el caso de la bandera municipal de Corrientes-, junto con la arbitraria decisión de un juez de familia salteño Soria respecto a un caso de aborto no punible, son algunas de las muchas acciones que concitaron nuestra intervención. De todas y de cada una de estas cosas, queremos dar cuenta en este número: de la construcción de ciudadanía, de la necesidad de que ciertos hechos graves que afectan a la vida de la República no sean banalizados y de que el espacio público permanezca neutral frente a las parcialidades religiosas. Así, en un sentido amplio, entendemos el laicismo, sin más ni menos. λ
POLÍTICA & SOCIEDAD CIVIL ¿EL ESTADO ESTÁ O NO ESTÁ? Escribe: Julieta MONTICONE ILEC filial CÓRDOBA
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n los últimos días se difundieron por los medios algunos casos de “linchamientos” por parte de vecinos a presuntos ladrones (quienes no serían vecinos de nadie, ni ciudadanos argentinos). Intentaré en las próximas líneas plantear algunas aristas de este fenómeno y de cómo se han visto plasmadas en los medios las diversas reacciones, desde los distintos planos ideológicopolíticos y, sobre todo, dilucidar cuál es el rol del Estado. La sociedad argentina aparenta estar dividida entre los “ciudadanos honestos” y los “ladrones, choros, chorros, malvivientes, etc.” o como en cada caso, los califiquen los medios de comunicación, y uno debe estar a favor o en contra de unos o de otros. Postura simplista que no hace más que reproducir modelos prejuiciosos. Inferir que los “chorros” no son ciudadanos, es decir que no gozan de ningún derecho constitucional, como por ejemplo el Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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debido proceso judicial, es comenzar por las consecuencias y no por las causas. En las últimas horas me la he pasado leyendo comentarios de todo tipo, de la centroderecha diciendo que parece que a estos “presuntos ladrones” (insisto con el “presunto”, porque sin un proceso judicial nunca sabremos de la culpabilidad o no de una persona respecto a un hecho delictivo) habría que someterlos a la pena capital (muerte) o que deberían vivir excluidos (totalmente) de la sociedad, sin reconocerlos como parte del entramado social en el que vivimos todos los argentinos.
Linchamiento/Miguel Det Fuente: http://historietologo.blogspot.com.ar/
Por otro lado, argumentos más humanos, pero no por ello más profundos, de la centroizquierda, que bregan por la búsqueda de las causas por las cuales existen ciudadanos que viven de lo ajeno. Desde un análisis más bien sociológico-político, vemos que existe una proporción de la sociedad que vive excluida, en la extrema pobreza, sin posibilidades de acceso al sistema educativo, de salud, y por supuesto sin la más mínima oportunidad de acceder a un trabajo digno. No es que crea que a los excluidos no les queden alternativas más que salir a robar pero, siendo realistas, el círculo vicioso es profundo y se va profundizando a medida que la brecha entre ricos y pobres en nuestros país se incrementa haciendo que los que hace algunos años eran pobres, hoy sean indigentes. El flagelo de la drogadicción, sobre todo la masificación del consumo del “paco” o pasta base, en las clases sociales más bajas y a cada vez más temprana edad, compone un eslabón más en la cadena de decadencia en la que se sumergen los jóvenes en las villas de emergencia. Esta es la descripción de una situación que no es nueva y que ya ha sido analizada por sociólogos, políticos, etc. La pregunta fundamental es ¿dónde está el Estado? El que debería garantizar todos los derechos consagrados a todos los ciudadanos argentinos, y también a quienes eligen vivir en nuestro país, parece estar ausente, ¿se habrá dormido el Estado? Aparentemente no, porque sigue cobrando los impuestos
todos los meses, sigue generando algunas obras públicas, sigue pagándole los sueldos a los empleados estatales, etc. Pero parece haberse olvidado de que debe ser el garante de ciertos derechos básicos, como el acceso igual al sistema educativo, de salud, a una vivienda digna, a un trabajo digno, a la seguridad física y jurídica. Los linchamientos no son otra cosa más que la ausencia total del Estado ya que, desde el linchado, es caer en manos de turbas iracundas, de masas al mejor estilo de “Le Bon” que buscan “justicia por mano propia” como en la era pre-estatal, en donde la ley del Talión (ojo por ojo) dejó ciego a todos. Sin tener derecho a defenderse, ni siquiera a cumplir, en el caso de ser culpable, una condena. Por su parte, los linchadores, ven en la inoperancia del Estado una situación de desprotección total y de inseguridad que despierta el más primitivo instinto natural del hombre, la búsqueda de la supervivencia. El Estado no está ni para unos ni para otros, ni para prevenir en las causas, ni para actuar sobre las consecuencias, ya que no genera las condiciones para disminuir la pobreza y la exclusión como causas principales de la delincuencia, ni tampoco puede, a través del sistema judicial ni del poder monopólico de policía, actuar durante acto delictivo. Creo que la situación extrema del linchamiento deja desnuda a toda la estructura estatal, desde la Nacional, que no logra generar programas de inclusión social reales, que ni siquiera sabe a ciencia cierta la cantidad de personas que viven en la exclusión ni en qué condiciones viven, allí donde la falta de un diagnóstico real de la situación hace imposible generar planes a largo plazo que puedan generar algún tipo de modificación en el entramado social. Pasando por las provincias, que no responden a la idea de prevenir el delito, y obviamente no aportan desde las políticas de inclusión social, y en menor medida, los municipios desde su rol meramente informativo y preventivo. Ante el exceso de violencia, la respuesta nunca puede ser más violencia, ante la inseguridad la respuesta no puede ser más policías en las calles, ante la falta de Estado la respuesta nunca puede ser la demagogia. λ
LAICISMO E IGUALDAD DE GÉNERO Escribe: Eduardo PEDUTO Sociólogo ILEC – Filial C.A.B.A.
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uchas veces, y el tema que pretendemos abordar no es ajeno, existe una tendencia a abordar los problemas o los conflictos de manera segmentada o en términos de causa-efecto sin reparar que, salvo contadísimas excepciones (y esta afirmación tan sólo la formulamos como resguardo), la mayoría de las cuestiones que atañen a la humanidad son, per se, de naturaleza compleja. Complejidad que puede constatarse a poco que nos sumerjamos en cualquier tema que abordemos y detectemos el conjunto de variables que integran la cuestión. Así contextualizado, podemos intentar trazar algunas de las variables que nos permitan validar la vinculación que intentamos entre laicismo y género. Para ello partimos de una premisa: todo acontecimiento o fenómeno humano cuyos elementos componentes podamos situar, sea de manera coincidente y simultánea o a lo largo del tiempo, es un producto histórico. Efectuada esta precisión veamos entonces la cuestión.
Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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Si bien podemos encontrar conductas o comportamientos inspirados en una posición laica frente a la vida en distintos momentos de la historia, verificaremos que tan solo se trata de episodios aislados. Por lo general, estas acciones son individuales y de escaso o nulo impacto sobre los aspectos sociales e institucionales de las comunidades en las que se producían. Será recién a partir del siglo XVIII que comenzará a configurarse el laicismo como corriente de pensamiento y, progresivamente, a inspirar posiciones políticas y la adopción de medidas de gobierno. Algo análogo, aunque no pueda hablarse exactamente de sincronía, sucede con la corriente de pensamiento orientada a alcanzar la igualdad de género. Cuestión de la que también podemos encontrar aislados testimonios en el pasado pero que recién se corporiza de manera colectiva a partir de la Revolución Francesa. Así, en 1791 podemos encontrar la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana redactados por Olympe de Gouges que será guillotinada tan solo dos años después por su amistad con los girondinos. Entre sus trabajos se destacan aquellos que denunciaban la ostensible invisibilización del papel de la mujer en el mundo del trabajo. Habrá que esperar hasta mediados del siglo XIX para que surjan movimientos feministas con diferentes tipos de reivindicaciones. En el ámbito del movimiento obrero -que inicialmente mantuvo sus características patriarcales- recogerán parte de sus banderas fundamentalmente los anarquistas. Dicho esto, ¿estamos en condiciones de afirmar que existe una calificación negativa o degradada, con raigambre primigenia, en la consideración del papel de la mujer en las diferentes religiones monoteístas sean occidentales u orientales? Estimo que podemos afirmarlo sin temor a equivocarnos. Veamos si no cuál es la perspectiva original en las religiones cristianas, judía y musulmana. Todas comparten que las primeras personas que poblaron la Tierra fueron Adán y Eva. Pues bien: la mujer es creada a partir del hombre para que convivan en el Jardín del Edén (el paraíso) y se establece la prohibición de comer de un fruto determinado. Será Eva la que coma el mismo y tiente a hacer lo mismo a Adán. Como este “cae en la tentación”, Dios decide expulsarlos del paraíso y, para decirlo de manera sintética, transforma su vida eterna en vida finita. Muerte, dolor, vergüenza y trabajo serán el sino de la humanidad a partir del pecado original causado por Eva. Aún aquellas interpretaciones que señalan que el fruto lo comió Eva y que como entendió que era beneficioso se lo convidó a Adán también colocan a la mujer bajo un estereotipo estigmatizador que la ha signado a lo largo de la historia: su bajo nivel de comprensión. En síntesis: en las antípodas del bien y de la inteligencia. Pero, sea por un atributo o por el otro, o por una combinación de ambos, la mujer está siempre escalones atrás en la pirámide de género. Y aunque no podamos sostener de manera lineal que esta génesis en la cosmovisión constituya el eje articulador exclusivo del rol de la mujer en las sociedades profesan estas religiones, de lo que sí estamos seguros es que expresa, entre los demás atributos que podemos distinguir en la construcción del poder en las sociedades humanas, a uno de sus elementos constitutivos. Negar que esta culpa original configuró un fuerte elemento que servía como legitimación del grado de sumisión y servidumbre a la que estaba sometida la mujer sería necio. Pues bien, nos referíamos al poder. ¿Cuántas guerras de sucesión monárquicas hubo a lo largo de siglos a partir de la ausencia de descendencia masculina por parte de los reyes? Se nos podrá señalar que existieron muchas reinas pero comparadas con la cantidad de reyes su número es muy reducido y no hace sino confirmar la regla sostenida a lo largo de los siglos. Y aún más cercano en el tiempo: ¿cuántas mujeres en la estructura de poder empresarial, sindical, judicial o académica? Hay avances indudables pero de ninguna manera es suficiente.
Solamente a partir de una presencia de importantes corrientes laicas de pensamiento, de gradual y progresiva influencia en la vida de las sociedades contemporáneas es que el papel de la mujer irá alcanzando su verdadera valía y, como lógica consecuencia, importancia en la toma de decisiones y en la dinámica del poder. Por eso, sea cual sea el nivel de análisis que desarrollemos, podremos observar como laicismo e igualdad de género se nos presentan ora como procesos paralelos, ora convergentes y en muchas otras ocasiones yuxtapuestos. Si coincidimos con esta mirada, no caben dudas del fuerte proceso de retroalimentación que resulta dable esperar en la continuidad de los esfuerzos de quienes bregamos desde uno u otro campo de intervención así como el poderoso aporte que puede significar para la concreción dinámica de los principios de libertad, igualdad y fraternidad. No en vano estas tres voces, que hace más de 200 años que bajo distintos ropajes y peculiaridades nacionales o regionales vienen constituyendo la bandera de distintos movimientos políticos y sociales, son… femeninas. λ EDUCACIÓN PÚBLICA LA MISA QUE NO FUE Escribe: Sebastián SFRISO ILEC filial CÓRDOBA
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l pasado 2 de abril un estudiante de la Universidad Nacional de Córdoba se puso en contacto con nosotros, preocupado por el anuncio de una misa en el interior de la ciudad universitaria. A poco de indagar, descubrimos que una llamada “Pastoral Universitaria” organizaba una celebración litúrgica de “comienzo de año” e invitaba a los alumnos a llevar sus apuntes para bendecirlos. La sede de la misa era nada menos que el Pabellón Argentina, lugar emblemático si los hay. Todavía incrédulos, publicamos un primer y tímido post, el mismo 2 de abril:
Post de ILEC Córdoba, publicado el 2 de abril
La inmediata y masiva repercusión de este post nos hizo tomar conciencia de que la misa generaba mucho malestar en un gran número de estudiantes, docentes y no docentes de la universidad. A la preocupación por la misa se sumaba la indignación por el silencio de las organizaciones estudiantiles y de las autoridades de la U.N.C. Ese mismo día, tomamos la decisión de publicar una extensa nota del Dr. Lucas Gilardone (un fragmento de la cual reproducimos aparte) en la esperanza de concientizar a representantes estudiantiles y autoridades sobre la gravedad del avasallamiento de un espacio laico como debe ser el de una universidad nacional. Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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La repercusión fue importante pero no logramos respuesta alguna. El 3 de abril convocamos a los estudiantes a redactar un documento (que reproducimos aparte) que reflejara su posición y sus inquietudes. El resultado fue un texto impecable, que hace honor al espíritu del Manifiesto Liminar de 1918. Mientras los estudiantes se pusieron en campaña para recolectar firmas, hicimos otro tanto buscando adhesiones. El 4 de abril publicamos la primera versión del documento, con las adhesiones de varias entidades y cientos de firmas. El impacto fue inmediato y descomunal, lo mismo que el silencio de los organizadores, los representantes estudiantiles y las autoridades universitarias, empecinados en ignorar la intensidad del reclamo. El 6 de abril, a instancias de una estudiante miembro de la joven Iniciativa Laica, recibimos la adhesión del filósofo Mario Bunge, cuyo texto rezaba: “Concuerdo en que es un escándalo que se haga una ceremonia religiosa en una universidad nacional como es la U.N.C. Pero también me parece escandaloso que la misma consista en una "bendición de los apuntes", ya que estos son una reliquia de la universidad medieval. A partir de Gutenberg se estudia por libros y, desde el siglo XIX, también por revistas científicas. Si los reformistas fueran modernos, contestarían con una ceremonia de maldición de los apuntes, a la que yo adheriría con entusiasmo”. Mensajes de apoyo y solidaridad llovieron de todo el país e incluso del extranjero. Investigadores, legisladores, docentes, artistas, estudiantes de los sitios más remotos y hasta teólogos apoyaron el legítimo reclamo de los estudiantes. El 7 de abril debimos republicar el documento, con las nuevas adhesiones institucionales. Finalmente, el 8 de abril, los organizadores y las autoridades universitarias acusan recibo y deciden trasladar la misa fuera del ámbito de la Universidad de Córdoba, cambiando también la fecha de la celebración. Desde el ILEC Córdoba saludamos la decisión con el siguiente comunicado: “El ILEC Córdoba saluda la decisión de los organizadores de trasladar la celebración litúrgica. Defensores del librepensamiento y de la libertad religiosa, celebramos la decisión de la pastoral universitaria de realizar la misa en la iglesia de la Compañía de Jesús. Nuestro agradecimiento a los estudiantes de la U.N.C que, contra viento y marea, han logrado aunar esfuerzos para defender la educación laica. Y a todas las entidades, asociaciones y personalidades que han sumado su adhesión al reclamo de los estudiantes”.
Fuente: ILEC Córdoba
Unos pocos días álgidos nos dejaron varias enseñanzas: que la conciencia laica está viva en nuestra comunidad, que la sinergia entre entidades puede ser una herramienta eficaz y que la llama del librepensamiento y del compromiso ciudadano arde con intensidad entre los jóvenes. Muchos motivos para alegrarnos y para reafirmar los principios del laicismo, el libre-
pensamiento y la tolerancia. Ahora, en tiempos difíciles, más que nunca. Nuestro sincero agradecimiento a los estudiantes de la U.N.C por su tenacidad y por la fuerza de sus convicciones. λ
¿MISA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA? BREVE MANIFIESTO DE INDIGNACIÓN LAICA
(Fragmento del texto del Dr. Lucas Gilardone publicado por el ILEC Córdoba)
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omo si el tiempo no hubiera pasado, como si el almanaque embravecido se hubiera detenido impertérrito en el otoño de 1918, o en los estertores del invierno de 1930, o en cualquiera de los años de la década infame, o en el invierno de 1966 o el otoño de 1976. Como si no hubiese ocurrido la Reforma Universitaria, ni las democracias anhelantes, ni el arduo pluralismo. Como si la Constitución fuera cartón pintado. La cruz otra vez flotando sobre la Universidad, aquella que fue “el refugio secular de los ignorantes, la renta de los mediocres, el lugar en donde todas las formas de tiranizar e insensibilizar encontraron la cátedra que las dictara.” Otra vez los contrarrevolucionarios de Mayo, con sus aspavientos vetustos, acarreando símbolos religiosos a los recintos donde solo debería poder ingresar la razón crítica, la libertad creativa, el librepensamiento. Pero traen los dogmas. La oscura cerrazón del credo, como si no tuvieran sus templos para dedicarse a la manifestación de sus preferencias religiosas. Una ignota pastoral universitaria convoca a una misa en la universidad. En la Universidad Nacional de Córdoba. En la misma universidad de Deodoro Roca, de Saúl Taborda, de Enrique Barros. Una misa. En la universidad. En la U.N.C. ¿Cómo se justifica, en qué términos y bajo la invocación de cuáles principios, que una institución pública, solventada con los fondos de creyentes y no creyentes, se convierta en tribuna de propaganda religiosa? ¿Cómo se entiende que el Estado laico permita que la universidad se destine a los ritos de religión alguna? ¿Cómo se supone que deben sentirse quienes profesan otras creencias, si ven que -nuevamente- una de ellas se enseñorea sobre la universidad que se pretende pública? No es fácil imaginar escenarios más graves para una institución que requiere imperiosamente de la razón crítica. No es fácil tampoco olvidar el cariz de los tiempos en que a la Nación, y por consiguiente a las universidades, les fue impuesta por la fuerza de las bayonetas y la picana la coartada criminal de “nuestro modo de vida occidental y cristiano”. Vivimos en tiempos particularmente difíciles, violentos y dolorosos. Vivimos en tiempos de exaltación de la muerte, de barbarie, de manipulación del dolor ajeno en pos de las arcas electorales o mediáticas. Son tiempos que requieren, hoy más que nunca, que las universidades piensen y elaboren diagnósticos y propuestas para problemas urgentes. Mientras se disuelven la dignidad y la razón de miles de enceguecidos de furia y odio, mientras se alienta el linchamiento, mientras los políticos demagogos cortejan la mentira y la manipulación para lucrar con muertes medievales, la universidad, nuestra universidad, la Universidad Nacional de Córdoba, se limita a organizar misas y bendecir apuntes. Acaso este brote religioso explique más sobre la celebración de la muerte que todos nuestros sesudos análisis criminológicos: donde está la cruz, está la espada. Y la sangre. λ
Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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LOS ALUMNOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA EXIGIMOS QUE SE RESPETE NUESTRO DERECHO A LA EDUCACIÓN LAICA. (Texto redactado por los estudiantes de la U.N.C y publicado por el ILEC Córdoba)
La educación pública y gratuita es uno de los tesoros más valiosos de nuestra sociedad. La oportunidad de contar con una universidad de estas características es un privilegio del que no siempre gozamos. Ganarse estas libertades fue un mérito que corresponde a estudiantes como nosotros que combatieron el dogmatismo religioso y sufrieron las políticas ultraconservadoras. Fue necesario que estos mismos estudiantes decidieran unirse para forjar derechos a partir de sus ideales: su triunfo fue la reforma universitaria de 1918, que exigía una educación libre y laica. Esta reforma permitió a estudiantes y docentes hacer libre ejercicio del pensamiento crítico y dejar atrás políticas que se oponían al avance científico, a la Corda Frates, un círculo cerrado formado por miembros de la curia y, entre otros, por Antonio Nores, rector ultracatólico famoso por su triste frase: "antes que renunciar, prefiero que quede el tendal de cadáveres de los estudiantes". Esta sociedad clerical favorecía a los profesores que promovían la enseñanza católica en sus materias y descalificaban a la ciencia. Hoy en día, la Universidad Nacional de Córdoba dispone de 13 facultades, en las cuales se dictan 86 carreras de grado, 174 de posgrado y 8 carreras terciarias; cuenta con 98 institutos de investigación, 2 observatorios astronómicos, 25 bibliotecas, 16 museos, 1 editorial y 5 centros de salud pública. NINGUNO DE ESTOS LOGROS HABRÍA SIDO POSIBLE BAJO LA CONDUCCIÓN DE UNA SECTA QUE SE BASABA EN EL DOGMA RELIGIOSO COMO MÉTODO Y CONTRADECÍA TODO PENSAMIENTO CRÍTICO QUE CUESTIONARA EL CONSERVADURISMO CON EL QUE SE MANEJABA. Después de tanta lucha para ganar el derecho a la educación libre y laica, los actuales estudiantes de la Casa de Trejo nos sentimos ofendidos porque el día 10 de abril se lleve a cabo una celebración litúrgica de la iglesia católica en las instalaciones del Pabellón Argentina. Es un ultraje a quienes hicieron revolución para brindar mayores oportunidades al desarrollo de esta universidad. Este evento representa un retroceso en los ideales que forjaron esta casa de altos estudios, dándole lugar a una institución que calumnió y persiguió a la ciencia y a todo pensamiento que osara contrariar sus “sagrados” métodos. Promoviendo rituales ajenos a la universidad en el espacio que debería ser destinado a la razón, la cultura y el conocimiento. POR ESO, LOS ALUMNOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA EXIGIMOS QUE SE RESPETE NUESTRO DERECHO A LA EDUCACIÓN LAICA. ¡NO QUEREMOS A LA IGLESIA EN LA U.N.C.! "En las sombras, los jesuitas habían preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habría comportado otra traición. A la burla respondimos con la revolución. La mayoría expresaba la suma de represión, de la ignorancia y del vicio. Entonces dimos la única lección que cumplía y espantamos para siempre la amenaza del dominio clerical. La sanción moral es nuestra. El derecho también." Manifiesto de la Federación Universitaria de Córdoba – 1918 λ
LA MISA EN LA UNC “Atravesada por el tiempo y por los hombres, forjada en las luchas que pugnaron por sumir a los pueblos en la oscuridad o poner al hombre de cara con el conocimiento y la libertad…”
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undada en 1613, la Universidad Nacional de Córdoba fue por más de dos siglos la única universidad del país. La fuerte influencia de los sectores clericales la había convertido en una de las instituciones educativas más arcaicas, llegando al punto de no aceptar las tesis que contrariaran la doctrina social de la iglesia, además de poner impedimentos en la enseñanza de quienes no aceptaran la autoridad eclesiástica.
Fuente: Iniciativa Laica de Córdoba, autor Sebastián Velásquez
La supresión del internado del Hospital Nacional de Clínicas en 1917 fue el motivo que llevó a los estudiantes a organizarse y empezar a hacer frente a las políticas que solo contemplaban los intereses de la élite cordobesa. Las protestas culminaron en un comité; las demandas de los estudiantes eran la autonomía, el cogobierno y la libertad de cátedra. Pero, luego de llamar a elecciones, la Asamblea violó los acuerdos con los estudiantes y nombró como rector a Antonio Nores, candidato del conservadurismo ultracatólico, miembro de Corda Frates, tristemente célebre por su frase: "Prefiero antes de renunciar que quede el tendal de cadáveres de los estudiantes”. Los estudiantes responden tomando la universidad y declarando una huelga. En 1918 se produjo un hito que trascendió las fronteras de nuestro país: el manifiesto liminar, que recogía la adhesión de estudiantes, obreros e intelectuales. En este manifiesto se expresa con fuerza la denuncia de la antigua y anacrónica estructura del gobierno universitario, sumido en la oscuridad del poder clerical. Este documento constituyó la base de la reforma universitaria argentina. Su difusión e influencia se extendió rápidamente al resto de Latinoamérica. En julio de 1918, Nores presenta su renuncia y nace la nueva universidad laica, pública y gratuita. Liberada de la iglesia, la universidad pudo responder a los fenómenos sociales y formar parte del avance científico del que había sido apartada. Así nació la extensión universitaria que permitió la labor de estudiantes y profesores en distintos ámbitos de la sociedad cordobesa, como el trabajo en hospitales,
Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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bibliotecas, institutos de investigación y medios de comunicación. Defender la educación laica no es sinónimo de discriminación religiosa; es más bien el derecho a que cada uno practique su credo de forma íntima, sin influir sobre las decisiones relativas a la enseñanza y gobierno de nuestra universidad. Resultaría absurdo cuestionar este derecho tan básico. Con el pasar del tiempo se respetó y se pretendió cumplir con lo pactado, ya que las celebraciones religiosas no tienen razón de ser en una institución con estos cimientos. Pero un fenómeno tan aberrante como una misa en la U.N.C puede pasar totalmente naturalizado debido al creciente fanatismo por el nuevo papa argentino que en el 2014 ya parece generar una “fiebre religiosa”, suscitada por los artificios de Francisco. Con una invitación vía Facebook, me llegó la noticia sobre el inusual evento; la “Pastoral Universitaria” había organizado una ceremonia religiosa en el Pabellón Argentina, el corazón de la Ciudad Universitaria de Córdoba, programada para el 10 de mayo de este año. El evento se dio a conocer con el título de “misa en la UNC para bendecir apuntes”, en otros términos, una violación al derecho a una universidad laica por el que combatieron los estudiantes del ’18. Los actuales estudiantes de la Casa de Trejo redactamos un texto que retoma los ideales del Manifiesto Liminar, expresando nuestro disgusto. Los ideales de libertad se veían ultrajados en beneficio del mismo credo dominante que tanto costó alejar de la universidad. Aceptarlo significaba acoger a quien fue alguna vez nuestro represor ideológico y moral; un retroceso en la lucha por la libertad ideológica. Los estudiantes buscamos refugio en el ILEC Córdoba, que nos brindó una gran ayuda en todo el proceso de denuncia social, acompañando, orientando y apoyando esta disconformidad. Muy pronto, la queja dejó de ser estudiantil para hacerse eco entre docentes, graduados, instituciones y miembros de la sociedad en general. Cuando se dio a conocer nuestro reclamo, recibimos de parte de las personas que participaban en la bendición de apuntes (entre ellos estudiantes) fundamentos como: “La universidad es pública, el que no quiera misa que no vaya” o “Si permitimos que los homosexuales se manifiesten, también tenemos derecho a manifestarnos nosotros”. A medida que la difusión de la protesta iba en aumento, desde muy lejos nos íbamos uniendo. Un gran número que manifestaba el deseo de una enseñanza laica y libre del dogmatismo religioso. Nos llegaron insultos de todo tipo por reclamar algo que nos parece básico. Pero a los pocos días recibimos la noticia de que la Pastoral Universitaria, la organización que impulsaba la misa, decidió dar marcha atrás, trasladando la celebración a la Iglesia de la Compañía de Jesús. Ante los medios de comunicación manifestaron que todo fue un malentendido. Por su parte, las autoridades de la U.N.C emitieron una declaración diciendo que ellos no habían organizado el evento y explicando que “la Iglesia pidió el lugar y lo facilitamos; lo mismo haríamos si hubiera sido solicitada desde otra religión”. Los estudiantes respondimos con una obviedad, que debería formar parte de la conciencia común: la universidad no es un templo de turno, no queremos ninguna religión en nuestra casa de estudios, la Universidad Nacional de Córdoba y su educación es y debe ser pública y laica. λ Facundo Capdevila. Estudiante de Ciencias Biológicas, Miembro de Iniciativa Laica y afiliado al ILEC Córdoba
DEBATE DE IDEAS LAICIDAD EN AMÉRICA DEL SUR Escribe: Jacques Lafouge1
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n Europa, los franceses, sin hablar de los otros países europeos, contemplan la laicidad a través de su historia. Hoy en día, todas las orientaciones políticas – incluso las más alejadas de dicho principio- admiten que la laicidad está establecida en Francia y que, en cierto modo, forma parte de su historia, obviamente, cada quien la interpreta a su manera. No hay que olvidar que fueron necesarios tres intentos para que dicho concepto cobrara fuerza de creencia o de no creencia, y más aún, algunos se empeñan en sacarlo de su substancia, dado que, más allá de la libertad de creencia o de no creencia, muchas veces se olvida el artículo segundo de la ley de 1905: « La República no reconoce, no otorga salarios, no subvenciona culto alguno». La historia de América Latina – enfocada a escala continental- es muy diferente a la de Europa. Esto explica que la marcha hacia la laicidad resulta contrastada en comparación con la historia de nuestro país. En efecto, el encuentro entre Europa y América ha sido brutal. El hecho es que los españoles y portugueses que desembarcaron en sus costas no tenían otra preocupación más que la de enriquecerse en poco tiempo. En su época, Bartolomé de las Casas había denunciado la brutalidad de los conquistadores, quienes diezmaron las poblaciones indígenas en proporciones aterradoras. Simultáneamente llegaron muchos europeos de diversas creencias. No obstante, los antiguos cultos autóctonos no desaparecieron; permanecieron mezclados con creencias africanas, dado que después de la masacre de los indígenas americanos, se recurrió a la esclavitud de los africanos. Desde entonces, se produjo un doble mestizaje: étnico por una parte y cultural por otra. Por diversas razones se contempla en América un nuevo mundo, una tierra prometida y hasta se creyó vislumbrar los contornos del paraíso. ¿Se crearía un mundo nuevo, un mundo exento del mal? Especialmente, los franciscanos quisieron ver allí la realización de su milenarismo. Ese sueño fue también el del fraile dominico De las Casas, y luego el de las misiones jesuitas y más tarde el de los teólogos de la liberación a quienes se sumaron los mesiánicos evangélicos. Todo ello con la esperanza de crear una cristiandad ideal. En la época de la conquista, el hisopo se alió con el sable con eficacia y ferocidad. Este hecho sigue siendo válido hoy en día, puesto que – casi siempre – el clero ha acompañado a los dictadores. En sus albores, la civilización sudamericana fue edificada en conformidad con el modelo del pensamiento único impuesto por la Iglesia católica española, la cual prometía el orden social y la vida eterna. Ello generó, durante más de tres siglos una lucha enconada por parte de los poderes coloniales hacia cualquier influencia exterior, considerada como funesta.
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Jacques Lafouge es abogado y escritor de origen francés. Experto en asuntos latinoamericanos. Fundador y Director de la Asociación Internacional del Librepensamiento. Vicepresidente de la Fédération Nationale de la Libre Pensée. Past Gran Maestro del Gran Oriente de Francia. Este artículo ha sido publicado en los medios de Francia.
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Cuando en el siglo XIX Colombia debatía sobre la separación de la Iglesia y del Estado, el clero calificaba como «pecado mortal» el hecho de pertenecer al partido liberal, partidario de la libertad de cultos. En el siglo XX un presidente colombiano tachaba al protestantismo de «enemigo de la nación». Así es que América del sur vio desarrollarse un cristianismo específico, el cual, mediante la imposición de un sistema de valores se convirtió en un componente esencial de la sociedad. Cuando las «teocracias coloniales» -según dice Guillermo Uribese convirtieron en Repúblicas independientes, ipso facto, el catolicismo se volvió religión de Estado. Así es que Europa y Francia creyeron ver en América del Sur un continente culturalmente próximo debido al idioma y a los sistemas sociales y religiosos creados a sus modelos. No es seguro, las sociedades sudamericanas tienen construcciones políticas sumamente genuinas. El papel desempeñado por los ejércitos no deja de extrañarnos. Al igual que la actuación del clero de todas obediencias, haciendo hincapié en la reciente irrupción de varias formas de protestantismo en la vida política.
Benito Juárez, 1806-1872, fundador del Estado moderno y laico en México
El catolicismo se implantó paulatinamente en Europa y hubo que esperar siglos para que desaparecieran los «últimos reductos » de paganismo. Los conquistadores europeos llegaron acompañados de sacerdotes, venidos a «extirpar» la idolatría, valiéndose de cualquier medio para ese fin, incluso la incitación a la denuncia de los padres por sus propios hijos. La Inquisición o Santo Oficio, pronto se instaló en México, Lima y Cartagena de Indias. A pesar de limitar su competencia a casos de herejía, no tardó en interesarse en quienes seguían adorando secretamente a sus antiguos dioses, y luego a los judíos, protestantes y extranjeros, y especialmente a los marineros, sospechosos de ser protestantes, o de introducir libros prohibidos, sobre todo los libros de las Luces. Al correr tantos riesgos, la Laicidad tuvo dificultad en manifestarse. En cuanto a la separación de la Iglesia y el Estado, Guillermo Uribe afirma que Colombia se convirtió en un estado laico en 1863. No obstante, en los primeros años de vida republicana, tuvo 7 constituciones y 5 guerras civiles. La Constitución de 1886 y el Concordato de 1887 devolvieron a la Iglesia católica su supremacía religiosa y política. Este hecho es aún más sorprendente porque fue allí en donde se tradujo al español por primera vez en América, en 1794, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Paradójicamente, los nuevos estados creados a principios del siglo XIX no habían roto los lazos con el cristianismo introducido por los conquistadores. Esto se explica por el hecho
de que la Iglesia administraba los servicios sociales, los hospitales, la enseñanza, el registro civil, etc. y que en el momento de la independencia, no existía una administración laica capaz de tomar el relevo. Por otra parte, astutamente, muchas veces la Iglesia sostuvo los movimientos de independencia. Por ejemplo, los dominicos dieron dinero a Simón Bolívar. Algunos sacerdotes fueron instigadores de las insurgencias de Hidalgo, Morelos, Matamoros en México, Delgado y Arce, en Salvador. En Uruguay algunos franciscanos se aliaron con la francmasonería en contra de los conservadores. Al paso del tiempo, apareció la necesidad de estados laicos, en México con Benito Juárez, también en Guatemala, Colombia y Uruguay. Ello acarreó conflictos mortales entre, por una parte, los liberales, librepensadores, racionalistas, anticlericales, partidarios de la libertad religiosa y de la separación de la Iglesia y el Estado, y por la otra parte, los conservadores defensores de las tradiciones y de los privilegios, partidarios del autoritarismo, quienes invocan el orden moral católico. Sea lo que fuese, el estado constitucionalmente más laico es México. La Constitución de 1917 es claramente anticlerical y separa la Iglesia del Estado. Además, prohíbe a todas las organizaciones políticas, valerse de cualquier referencia religiosa. Con todo, la evolución reciente de la política de sus presidentes podría inducir a pensar en un recalentamiento de las relaciones entre el Estado y la Iglesia. Resulta que actualmente más de la mitad de los países del continente ostentan a través de su constitución, una gran benevolencia hacia la Iglesia católica: Costa Rica, Paraguay, Perú, Panamá, Argentina, Guatemala, Salvador, Uruguay. Ello no excluye que los Estados de América central impidan el acceso a los cargos públicos a los ministros de cultos. Puede constatarse así, debido a las diversas circunstancias históricas, una profusión de situaciones peculiares. Por ejemplo, en Uruguay, la ocupación británica en 1807 permitió a los masones, generalmente católicos y a los protestantes y evangélicos, desarrollar rápidamente sus estructuras. De esta manera, logias masónicas, junto a civiles, iniciaban sacerdotes católicos, especialmente franciscanos. Ellas fueron las logias ‘Lautaro’. En tiempos de la independencia de las colonias españolas, no existía en América del Sur, ningún pluralismo religioso y los nuevos estados se hallaban ante el siguiente dilema: que el Estado se subordinara a la Iglesia, o que a esta última se le prohibiera toda clase de actividades políticas y temporales. Hay que añadir que la iglesia se había alejado progresivamente de la realidad cotidiana de las poblaciones sometidas a la pobreza, a la exclusión y a una explotación cada vez más feroz. Eso explica en buena parte el éxito de las sectas protestantes y evangélicas que aportan nuevos ritos, algunos de los cuales recuerdan cultos antiguos que se creían casi desaparecidos. Por ciertos aspectos, podría considerarse que los cultos pentecostales evocan prácticas chamánicas o elementos venidos de África. El antiguo trasfondo indígena también se transluce en dichos ritos. Además, dentro de las poblaciones existe una búsqueda de solidaridad laboral, en la vivienda, la salud, aspectos desatendidos por los poderes públicos y la Iglesia, en países donde los seguros sociales son casi inexistentes, y donde el desempleo casi no está indemnizado. La solución -como pude constatarlo en el Ecuador- estriba entonces en la reciprocidad o la solidaridad de la familia o del grupo social, en la medida en que el Estado conocido como protector ha desaparecido, dejando lugar a una gran incertidumbre en cuanto al porvenir. La política planetaria ultraliberal acarreó simultáneamente enormes desnacionalizaciones y la manumisión del FMI y del Banco Mundial sobre la política de Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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los estados y conllevó a un cuestionamiento de los derechos de los trabajadores y de sus adquisiciones sociales. A eso, los evangélicos responden con una oferta de solidaridad y de paz interior, aunque aquello incluye un aspecto irracional. En efecto, al negar los problemas económicos y sociales, ellos sólo proponen soluciones individuales y espirituales: el hombre y la mujer son considerados como víctimas que es preciso ayudar. Plenamente conscientes de que la educación puede mejorar la suerte de las poblaciones, los gobiernos recurrieron recientemente a diversas sectas protestantes: metodistas, bautistas, presbiterianos, cuáqueros. Así fue como se crearon redes de escuelas primarias, colegios, escuelas normales, técnicas, teológicas. Sobra precisar que ésta es la mejor manera de implantar el protestantismo en tierras donde el apostolado católico se iba agotando. El colombiano Molina declaraba: «la escolarización primaria es el segundo bautismo del hombre», más valdría que este fuese de índole laica. Así es que la promoción de una enseñanza no católica se ha convertido en un argumento de liberación. Molina escribe: «el ser humano es libre cuando tiene acceso a la controversia de ideas puesto que puede defenderse contra las que son regresivas o alienantes». Sin embargo, hay que combatir la ignorancia. Falta determinar si el protestantismo es menos alienante que el catolicismo. Además, hay que anotar que va creciendo constantemente el número de agnósticos, ateos y sin religión, inclusive aunque en tiempos de dictadura las distintas iglesias pudieron servir de refugio, al menos espiritual. En realidad, la colusión entre las Iglesias y el poder dictatorial queda aseverada. De hecho, de una creencia única, se ha ido hacia una creencia plural, en la cual el ateísmo no está ausente. No debe omitirse otro hecho: la ubicación social y el papel de las mujeres. Como pude constatarlo, la mayoría de las veces, ellas tienen el papel de jefa de familia, puesto que muchos hombres huyen del hogar por falta de interés, a causa del alcoholismo o para escaparse hacia otras aventuras. Dentro de esas circunstancias, las mujeres cuestionan el papel subalterno y pasivo que la Iglesia católica les ha asignado. La brasileña Ivonne Guevara escribe: «ser mujer, en sí, es un mal ». Al contrario, el protestantismo tiene una actitud muy distinta hacia las mujeres, reconociendo que ellas desempeñan un papel importante en el seno de la comunidad y pueden llegar a ser pastoras. Todo aquello va reforzado por la conducta de los hombres hacia ellas. Sea como fuese, al igual que en Europa, debe señalarse una indiferencia cada vez más patente hacia la religión católica, extendida a las demás. Los distintos gobiernos sudamericanos han tenido que negociar con una Iglesia católica prepotente, establecida desde los comienzos de la colonización y tener en cuenta las costumbres religiosas de las poblaciones, incluso si la práctica religiosa derivaba más de costumbres ancestrales que de una fe auténtica. ¿Entonces qué diríamos de la laicidad en América del Sur actualmente? Dos tendencias parecen destacarse. La primera atañe a los círculos ilustrados de la población. Existen asociaciones tan activas como multiformes que pregonan, ya sea la separación de las Iglesias y el Estado, ya sea el ateísmo. Cuando en el 2011, la Federación Francesa de los Librepensadores organizó en Oslo el Congreso constitutivo de la Asociación Internacional de Librepensadores, estuvieron presentes algunos representantes de Chile y de Argentina. El año siguiente, en Mar del Plata, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Ecuador, estuvieron representados por varias asociacio-
nes. Representantes de numerosas naciones que no pudieron viajar por falta de recursos enviaron mensajes de apoyo, entre los cuales el más emblemático fue el de la nieta del gran revolucionario mejicano Emiliano Zapata. La segunda tendencia es, más que todo, el propio hecho indígena. Los indígenas se dieron cuenta de que los misioneros, mediante sus sermones y conversiones, se esforzaban por aniquilar el antiguo fondo de creencias y costumbres locales. Varias conferencias internacionales congregando a diversos pueblos o naciones sudamericanas emitieron votos o reivindicaciones para que la espiritualidad indígena fuese respetada y que se devolviesen los objetos y el patrimonio religioso robado a sus dueños legítimos. Se afirmó que las misiones religiosas impusieron criterios y esquemas ajenos a las sociedades indígenas dominadas, y que, bajo una apariencia religiosa, se escondía una explotación económica y humana de las sociedades aborígenes. Por ello solicitaron poner fin a toda actividad misionera. Dichas exigencias fueron formuladas acto seguido. Aquellos movimientos de fondo han encontrado y encuentran aún su salida en la elaboración de Constituciones de corte aparentemente laico. La última Constitución de la República de Ecuador afirma la laicidad del Estado aunque se refiere a Dios y a la Pachamama. Sobra precisar que las Iglesias combaten semejantes redacciones constitucionales y solicitan su modificación. Al igual en Europa, la instauración de la laicidad estatal tiene aún un largo camino por recorrer. En dichas condiciones, el Congreso de la Asociación Internacional de Librepensadores que tendrá lugar en Londres el 11 de agosto 2014, reviste gran importancia. Desde ahora se puede contar con la presencia de delegados de países sudamericanos, los cuales, a pesar de las dificultades económicas que les agobian, tanto como en Europa, tuvieron a bien manifestar su presencia para testimoniar la vitalidad de un movimiento que se vuelve mundial. Por doquier, los Librepensadores se levantan para testimoniar la vitalidad de la acción emprendida. ¡Tendremos que estar presentes en Londres! Saludos fraternales a todos los camaradas de América del Sur y del mundo entero. Un agradecimiento a Guillermo Uribe cuyo pensamiento me confirmó e ilustró en muchos de mis enfoques sobre un continente poco conocido por los europeos. λ París, Mayo de 2014.
“CON UN CARTELITO DE FACEBOOK NO SOLUCIONÁS NADA” Escribe: Verónica LEMI Directora de Acción Respeto Nota de los editores: hace pocas semanas el ILEC tomó contacto con militantes de Acción Respeto, una organización dedicada a realizar intervenciones en la vía pública para concientizar sobre el acoso callejero que sufren las mujeres diariamente. El objetivo de Acción Respeto es generar conciencia en la sociedad para cuestionar la violencia verbal hacia las mujeres en la vía pública y ayudar a construir una sociedad más respetuosa y donde la violencia deje de ser minimizada. A través de una provocadora y a la vez ingeniosa campaña gráfica en la Ciudad de Buenos Aires, la organización ha puesto en el centro del debate el acoso callejero a las mujeres y su propuesta se ha difundido a otros puntos del territorio. Consideramos de mucho valor la propuesta, y es por ello que presentamos este artículo.
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as redes sociales se han vuelto centrales en la vida de muchísima gente: desde las personas comunes y corrientes interactuando con amigos y familiares hasta políticos haciendo campaña, pareciera que “la era de la comunicación” ha transformado no solo la forma de relacionarnos sino también la forma en la que quienes trabajamos por un cambio social llevamos adelante nuestro activismo. Muchos activistas y militantes todavía se resisten al mundo virtual, algunos por considerarlo “poco real”, otros por no comprender del todo el funcionamiento de las redes, lo que les impide explotar el potencial de difusión y, sobre todo, de reacción que pueden generar. Creo que las posibilidades que presentan las redes sociales a diferencia de lo que nos permitían las listas de emails y las salas de chats allá por los inicios del uso mainstream de Internet - son enormes. No solo permite una difusión a través del boca a boca (que en la época de nuestros padres era literal y hoy se convirtió en “compartir” o “retwittear”), que lleva a que miles de personas que no tienen el tiempo o los recursos para llevar adelante un activismo participativo en la realidad puedan igualmente convertirse en agentes de cambio y así generar reacciones en cadena, sino que permite un contacto con activistas de otras partes del mundo y, más aún, la realización de campañas y actividades coordinadas a nivel mundial. El caso de la Marcha de las Putas/Slutwalk es emblemático en ese sentido: en cuestión de dos meses, lo que dos estudiantes de Canadá empezaron como respuesta a un policía particular en una situación particular devino en un movimiento internacional que abarca más de 70 ciudades en todo el mundo, unidas bajo un mismo lema: nada justifica una violación. Es interesante este caso en tanto generó una ola de gente de diversas culturas comunicándose de una punta del mundo a la otra y descubriendo, gracias a eso, que lo que pasa en sus países pasa en todas partes. Lo mismo sucedió en el caso del Occupy/Indignados, relacionado a la situación económica, que en Islandia llegó al punto de lograr que se encarcelara a banqueros y políticos corruptos, dando así una posibilidad de crecimiento económico del 300% para el siguiente año. La organización internacional V-day llevó el uso de las redes un paso más allá con el One Billion Rising (Un billón de pie). La propuesta, que dio la vuelta al mundo, era simple: una de cada tres mujeres fue, es o será víctima de violencia, o sea, mil millones de mujeres son víctimas de violencia; “mil millones violentadas es una aberración, mil millones bailando es una revolución” es el lema que propone que el 14 de febrero la gente se reúna en un punto acordado (virtualmente) para bailar como declaración, como liberación, contra la violencia de género. Decenas de ciudades del mundo se sumaron a esta iniciativa, que con una actividad tan simple continúa difundiendo las realidades de las mujeres en el mundo, desde la trata de personas hasta la explotación laboral y los matrimonios forzados. Es indiscutible que estamos en un momento histórico en el que las redes se presentan como nuevas herramientas para las luchas sociales de todo tipo. Es necesario, entonces, que quienes nos dedicamos al activismo conozcamos y sepamos utilizarlas al máximo para generar conciencia. Por supuesto, no basta con la virtualidad, pero sí se imperioso que se aproveche el alcance de las redes, no sólo para llegar a personas de todas
partes, sino además a los medios, que hoy en día están constantemente atentos a las tendencias virtuales.
Uno de los afiches de la campaña llevada a cabo por Acción Respeto Fuente: www.facebook.com/AccionRespeto/photos/
En el caso de Acción Respeto, nuestro trabajo fue justamente ese: conociendo el mundo del activismo virtual, conociendo el funcionamiento de las redes y, sobre todo, conociendo qué y cómo llama la atención, desarrollamos una campaña que, si bien estaba anclada en Facebook, tenía su correlato en la realidad. Los carteles fueron pensados para funcionar tanto en internet como en la vía pública, pero además, uno de los objetivos era lograr que la gente se acercara desde la vía pública a la página, es decir, que al ver los carteles en la calle se despertara una intriga, un interés, que llevara a la persona a acercarse a la página. Creo que la clave del éxito de la campaña fue precisamente eso, ese diálogo entre la realidad y la virtualidad, ese hipervínculo, por decirlo de algún modo, que permitió que la campaña pasara de la calle a las oficinas, las aulas, los medios, las instituciones. El debate sobre el acoso callejero atravesó todos los espacios de la sociedad fogoneado por los carteles de la calle, pero si sólo hubieran estado los carteles no hubiera generado lo que generó, y lo mismo si sólo hubieran sido carteles en internet. Es importante que, como activistas, pensemos nuestras campañas en el contexto de este diálogo: el balance entre ambos espacios, real y virtual, la interacción entre ellos, es indispensable para el activismo en el mundo hoy en día. Si bien es cierto que hay mucha gente que aún no tiene acceso a internet, su uso está tan extendido y ha permeado tanto la vida de las personas en todo el mundo, que no reconocer su importancia y, sobre todo, las posibilidades que representa para la difusión y la concientización sobre problemáticas sociales diversas es casi que negligente. Estas son las herramientas con las que contamos, que son muchas más que las que tuvieron los grandes movimientos históricos. Está en nosotros saber aprovecharlas: si ellos lograron las cosas que lograron con menos espacios, menos herramientas y más obstáculos comunicacionales, ¿qué no podemos lograr nosotros con todas estas posibilidades que las redes nos abren? λ
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EL LAICISMO EN EL MUNDO MANIFIESTO DE LA III REPÚBLICA Coincidente con la abdicación del rey Juan Carlos I al trono español, importantes intelectuales y personalidades académicas de ese país han dado a conocer un manifiesto donde resaltan la necesidad de constituir una república democrática y, sobre todo, laica. A continuación ofrecemos el texto completo del documento, que hemos extractado del periódico digital “Crónica Popular”, donde l@s ciudadan@s pueden adherir al mismo. Han transcurrido treinta y seis años desde que se instauró en España la democracia con una monarquía constitucional como forma de Estado, con un Rey impuesto por el dictador y nunca sujeto a un referéndum de la ciudadanía. Este fue el principal precio que se pagó en el proceso de Transición de la dictadura a la democracia, al no tener lugar la ruptura democrática y articularse una reforma pactada, bajo la presión ejercida por el ejército surgido del golpe de Estado de 1936 contra la II República, los poderes económicos y la larga mano de los EE.UU. La instauración de esta forma de la Monarquía de Juan Carlos de Borbón fue acompañada, además, por la introducción en la Constitución de 1978 de toda una serie de preceptos que configuran a dicha institución con perfiles claramente antidemocráticos. La clave de bóveda de esta grave contradicción constitucional radica en que el artículo 1.2 proclama que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, y por otro lado el artículo 56, apartado 3, establece que “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Flagrante vulneración del principio de igualdad entre todos los españoles que proclama la misma Constitución. Treinta y cinco años después de aprobada la Constitución que ha regido desde entonces la vida de nuestra sociedad, tenemos la firme convicción de que ha llegado el momento de poner fin a tamaña anomalía. Es evidente que los escándalos de todo orden que han salpicado últimamente a la Casa Real han contribuido a acrecentar la desafección entre la ciudadanía hacia la persona del rey y su familia. Para nosotros, no es una cuestión de personas, sino de la institución monárquica en sí, a la que consideramos obsoleta, anacrónica y contraria a los principios de la democracia, conforme a la cual todos los que nos representan han de ser libremente elegidos por el pueblo, incluido el jefe del Estado. La profunda crisis que vive hoy nuestro país -no solo económica, sino también política y moral- recuerda, salvando las distancias temporales que nos separan de aquel período histórico, la vivida en las postrimerías de la dictadura de Primo de Rivera, que desembocó en el advenimiento de la II República. La Agrupación al Servicio de la República lanzaba entonces un llamamiento a favor de la instauración en España de un régimen republicano. “La Monarquía de Sagunto” -decía ese llamamiento- “ha de ser sustituida por una República”. Pero dado que la Monarquía no iba a ceder “tan galantemente” y el paso a un sistema de poder público solo se rendiría “ante una formidable presión de la opinión pública”, era urgentísimo organizar esa presión, haciendo que “sobre el capricho monárquico” pesase “con suma energía la voluntad republicana de nuestro pueblo”. La Monarquía de hoy, surgida por imposición de un régimen dictatorial y perpetuada por los pactos concertados por los partidos de izquierda con la derecha postfranquista, tampoco es representativa de esa voluntad. El Manifiesto de febrero de 1931 se proponía movilizar a la ciudadanía para que formara “un copioso contingente de pro-
pagandistas y defensores de la República española”. Sus autores llamaban a “todo el profesorado y magisterio, a los escritores y artistas, a los médicos, a los ingenieros, arquitectos y técnicos de toda clase, a los abogados, notarios y demás hombres de ley”. También se refería muy especialmente a la necesidad de contar con “la colaboración de la juventud”, respecto de la cual se expresaban así: “Tratándose de decidir el futuro de España es imprescindible la presencia activa y sincera de una generación en cuya sangre fermente la sustancia del porvenir”.
Fuente: ateneo-obrero.blogspot.com
Lo mismo que ayer, nuestro llamamiento va también dirigido hoy a los intelectuales -escritores, periodistas, artistas-, a los que desempeñan tareas docentes desde la escuela primaria a la Universidad, a los que ejercen profesiones liberales -médicos, ingenieros, arquitectos, abogados-, a los integrantes de la decisiva comunidad científica, a los que ocupan cargos en la función pública, y, por supuesto, a la clase trabajadora, que fue y sigue siendo la que más soporta el peso de las injusticias y desigualdades del salvaje capitalismo neoliberal. Y, de manera muy particular, a las generaciones jóvenes que no participaron en la discusión y aceptación de la Constitución de 1978 pero cuyas consecuencias padecen como el resto de la sociedad. Porque nosotros también insistimos en que su savia nutra el futuro. Ha llegado el momento de que los españoles decidamos en plena libertad el régimen que deseamos para España. Por ello, pedimos la convocatoria de un referéndum, en el que se tenga la posibilidad de elegir libremente entre Monarquía o República. En el caso de triunfar esta última opción, se abriría un periodo de Cortes Constituyentes, en el que se elaboraría una nueva Constitución y se procedería después a la convocatoria de elecciones para la formación de un nuevo Parlamento como representante de la soberanía popular. La Constitución que se adopte debería prever las modalidades de elección del Presidente de la República del nuevo Estado, que adoptaría la forma de República federal. El nuevo Estado no sería aconfesional, como lo es el actual, conforme a la Constitución de 1978, cuyo artículo 16, apartado 3, dice que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”, sino laico, como estipulaba el artículo 3 de la Constitución de 1931: Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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“El Estado español no tiene religión oficial”. En él se fomentarán y divulgarán desde la escuela primaria los valores laicos y republicanos. Desde el final de la Guerra Civil hasta hoy, la consigna más falaz esgrimida por los vencedores del conflicto no ha sido otra que repetir machaconamente que tanto la I República, la de 1873, como la II, la de 1931, constituyeron un fracaso que condujo a España a la ingobernabilidad provocada por el desorden. Quienes aún hoy se permiten formular esta opinión o bien tergiversan deliberadamente el significado de las dos experiencias republicanas o son víctimas del lavado de cerebro que desde hace más de dos siglos (1789, Revolución Francesa) han venido persiguiendo los monárquicos volcados en impedir por todos los medios, incluidos los golpes de Estado de los generales Pavía y Franco, la modernización social y cultural que acarrearon las dos experiencias republicanas, la II en particular. La III República ha de ser la obra de todos los españoles, hombres y mujeres, en un esfuerzo común por dotar a nuestro país de un Estado que esté en consonancia con nuestro tiempo. Una de las mayores preocupaciones de los hombres y mujeres de la II República fue la moralización de las instituciones y de la vida pública degradadas por un sistema, también bipartidista, que desembocó en la primera dictadura militar del siglo XX amparada por el monarca Alfonso XIII. Obviamente, entre las tareas primordiales del nuevo régimen republicano figurará el objetivo de apostar por la igualdad social. También la consecución de un moderno Estado de Bienestar asentado en una fiscalidad progresiva más justa, cuyas conquistas sociales hagan pasar a la historia las hasta ahora conseguidas. La III República no es una quimera, no es una utopía. Es una urgente necesidad de regeneración democrática. Y puede ser una realidad, si todos nos unimos y luchamos juntos por conseguirlo. Sin olvidar las experiencias republicanas del pasado, la III República ha de mirar hacia el futuro. Fuente: http://www.cronicapopular.es/iii-republica/
Novedades institucionales JORNADA DE REFLEXIÓN HISTÓRICA Y CONSTRUCCIÓN CIUDADANA Escribe: Silvana DIAZ ILEC Tucumán
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ajo el auspicio del ILEC filial Tucumán, el Observatorio de la Ciudadanía, la Universidad Nacional de Tucumán y la Logia Estrella de Tucumán, se llevó a cabo el pasado 17 de Mayo en la ciudad de San Miguel de Tucumán, la “III Jornada de Reflexión Histórica y Construcción Ciudadana”, en conmemoración de los 200 años de la permanencia del General José de San Martín en la provincia de Tucumán, más precisamente en la zona que hoy se conoce como “La Ramada de Abajo”, y que fuera la base para el armado de la epopeya independentista de los países hermanos. Esta jornada de reflexión histórica estuvo centrada en tratar de ofrecer a la sociedad tucumana herramientas de análisis que le permitan seguir creciendo en el conocimiento de la historia latinoamericana y su legado, para la transformación y construcción de una actualidad concordante a los ideales de nuestros héroes pasados. Con diferentes personalidades de la cultura, la academia, la diplomacia, la justicia, la salud, el abanico de ponencias fue amplio, dejando un saldo valioso en temas a debatir.
A la presentación, que estuvo a cargo del presidente del Observatorio de la Ciudadanía, Marcelo Villalba, le siguió Ángel Jorge Clavero con el tema “La gesta libertadora como ideal masónico”, y el Dr. Nicolás Breglia, con “Perfil masónico del prócer libertador de tres países” dando un pantallazo general sobre el perfil masónico del General San Martín y los ideales que éste encarnaba. Posteriormente, el embajador de la Rep. Del Perú en Argentina, José Luis Pérez Sánchez Cerro, hizo referencia a la visión de San Martín en materia de derechos humanos, haciendo mención especial la proclamación que hizo en Perú de la libertad de conciencia y culto, la protección de derechos de las minorías y esclavos, la eliminación de la obediencia debida militar, los derechos de la mujer y la necesidad de una educación laica, constituyéndose en un visionario y adelantado en la defensa de los derechos del hombre, proclamados universalmente un siglo más tarde.
Las ponencias también ilustraron aspectos generales de la vida del Libertador. José Pucci, destacado médico local, se refirió al sinnúmero de enfermedades y afecciones que padeció San Martín hasta su muerte y la heroicidad del mismo para afrontarlas en los momentos decisivos de la Independencia. Silvana Díaz y Miryam Posse, dieron el enfoque femenino de la Jornada, presentando el “Rol de las mujeres en la campaña libertadora; Mujeres destacadas de la Independencia Latinoamericana y El ideal de San Martin sobre la mujer americana”. Por su parte Gastón Millón, Carlos Castro y Henry Cocconi, con un toque didáctico y dinámico, presentaron aspectos relacionados con la preparación y armado de la campaña Libertadora y las bases de inicio en la provincia de Tucumán. Con gran interés de los medios de prensa local y público en general, la Jornada culminó satisfactoriamente y dejo como reflexión cuáles fueron los aspectos dignos del General San Martin: determinación, coraje, disciplina, un profundo conocimiento y comprensión de la política, el poder y el respeto de los derechos del hombre y la sociedad, son los algunos de los elementos que forman parte del legado sanmartiniano, que ilumina a todos los argentinos, y es el ejemplo a seguir para construir una sociedad mejor. Λ
SE CONSTITUYÓ EN TRELEW LA FILIAL LOCAL DEL ILEC
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l pasado 28 de mayo se realizó la asamblea constitutiva de la filial Trelew del ILEC, la más austral de nuestro país. Han sido elegidos como autoridades de la misma a los siguientes ciudadanos: Presidente: Rodolfo Sebastián TRIEMSTRA Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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Vicepresidente: Julio KATEZ Secretario: Franco DIANTINA Secretario adjunto: Carlos Alejandro GOYANES Tesorero: Daniel Oscar FERREIRA Vocales: Luis Emilio LAFARJA Mauricio Gustavo FITTIPALDI Maximiliano Alejandro MARTINO Edgardo Damián MARTINO Antonio Miguel FRITZ Revisores de Cuentas: Carlos Manuel BELTRAN Brian Ariel DI LUCA Nos congratulamos de este acontecimiento y les deseamos éxitos en su gestión, que se sumará a los esfuerzos que venimos realizando en muchos puntos de nuestro extenso territorio. λ
NUEVAS AUTORIDADES EN LAS FILIALES DE ROSARIO Y CORRIENTES
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urante los meses de abril y mayo hemos recibido comunicación formal acerca de la elección de nuevas autoridades en nuestras filiales de Rosario y Corrientes. Han resultado elegidos como nuevas autoridades l@s siguientes ciudadan@s: Filial Rosario Presidente: Roberto GIBBONS Vicepresidente: Natalia RICARDI Tesorero: Lucas MIGLIORATTI Secretario: Marcelo PETRUZZI Vocales Titulares: Eduardo ORAYEN Lorena FERRAND Rodolfo ESCALADA Antonio SAGRIPANTI Vocales Suplentes: David ESNE Gonzalo CARNERO Gabriela Victoria DÍAZ COLODRERO Marcela CURTO Viviana GONZÁLES Colaboradores: Alejandro GEMBAROVSKI Ignacio DEBIASI
Cultura Laica es una publicación del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos de la República Argentina (Asociación Civil sin fines de lucro). Editor responsable: Rubén Manasés Achdjian Consejo de redacción: Carlos Alejandro Cebey (La Plata) María José Albaya (Córdoba) Sebastián Sfriso (Córdoba) Agustín Gómez Augier (Salta) Gabriela Gaspar (Salta) Roberto Gibbons (Rosario) Beatriz Gómez (Ciudad de Buenos Aires) Jorge Roberto Constantino (Necochea) Francisco Daniel Ferrelli (Necochea) Marcelo Villalba (Tucumán) Carlos Cónsole (Tucumán) Silvana Díaz (Tucumán) Nicolás Carenzo (Jujuy) Verónica Sato (Jujuy) Sede Central: Av. Mariano Boedo 1115/1117. Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C1239AAN) Recibimos sus sugerencias en: http://ilec-argentina.org/contactenos/ Ejemplar disponible en Internet: http://ilec-argentina.org/category/cultura-laica/ Sígannos en Facebook. https://www.facebook.com/groups/ilecargentina/ República Argentina, junio de 2014 Todo el material compilado en esta publicación es de libre disponibilidad para sus lectores con la sola mención de la fuente. Entendemos que toda forma de producción de conocimiento e información es siempre la resultante de una construcción colectiva (Licencia GFDL)
Filial Corrientes Presidente: Leonardo OTARÁN Vicepresidente: Zunilda Susana GIMÉNEZ Vicepresidente 1º: Javier VALLEJOS Secretario: Carolina BERESI Secretario adjunto: Alejandro MAURIÑO Tesorero: Luis PORTILLO Vocales: Jorge María GUARROCHENA Gabriel Adalberto TOLEDO Marina JUÁREZ COLLADO Denis SPINOLA José Santiago ASAYAG Revisores de cuentas: Juan Martín FARAH Carlos Leandro LUPPI Saludamos a las nuevas autoridades de nuestras dos filiales del Litoral Cultura Laica/ Año II/Nº6/Junio de 2014
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