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EL PABELLÓN DORADO
La historia de Kinkaku-Ji comenzó en 1397, siendo edificado un palacio para el Shogun Ashikaga Yoshimitsu, una casa de campo para su retiro, quien tras su muerte, estipuló que su casa se convirtiese en un templo Zen dedicado a la secta Rinzai. Como templo, gran parte de sus alrededores, habitaciones y otros elementos arquitectónicos serían demolidos o destruidos en incendios o como parte de las constantes guerras ocurridas durante el tiempo en que Kioto sirvió como capital imperial. Al final, solamente el edificio principal de tres pisos y sus jardines a los alrededores serían preservados hasta nuestros días, dotando al Pabellón la apariencia tradicional y hermosa que posee hoy en día.
El actual templo se compone de una edificación sumamente tradicional, de tres pisos y tejado a cuatro aguas al más puro estilo japonés feudal. Su exterior reluce su icónica apariencia dorada y negra de donde proviene su nombre, esto gracias al recubrimiento de Pan de oro, destacando del paisaje como una joya en mitad del estanque a su alrededor y el verde paisaje arbolado de la zona más tradicional de Kioto. Sus interiores están decorados al estilo palaciego tradicional japonés, diciendo en sus diferentes niveles esculturas de Buda y otros objetos sagrados.
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A pesar de tener el acceso restringido, sus ventanas permanecen abiertas todo el tiempo para que los visitantes aprecien su hermoso interior tradicional. La visita a este recinto permite apreciar el encantador templo, su hermoso estanque espejo en el exterior, y su característico entorno natural, con jardines feudales y bosques verdes en perfecta simbiosis cultural con el templo. La buena suerte beneficia a sus visitantes puesto que el boleto de entrada funciona como un amuleto de buena suerte debido a sus kanjis inscritos, por lo que la experiencia está completa para ser bendecido por este vestigio de la cultural más tradicional japonesa, directamente de Kioto, un paraíso cultural por excelencia.