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¿CÓMO ADAPTAR LAS CIUDADES AL CAMBIO CLIMÁTICO?: FINANCIACIÓN Y BUENAS PRÁCTICAS

En el estudio que presentó la Dra Carter hay más de 2,900 medidas de adaptación en la base de datos; las ciudades y los centros urbanos presentan un mayor compromiso y crecimiento a pesar de ser una de las categorías menos representadas. En el análisis de las tendencias de las medidas de adaptación, se ve también un incremento en las prioridades de adaptación en los países de Latinoamérica y el Caribe como es el caso de Chile y Panamá, Costa Rica y República Dominicana que están generando un impacto a nivel mundial en temas de adaptación.

LA COP 26, HERRAMIENTAS TÉCNICAS Y FINANCIACIÓN DE ADAPTACIÓN

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La directora interina de la Práctica de Resiliencia Climática del World Resource Institute, la Dra. Rebecca Carter, señaló que la COP 26 es importante para las ciudades ya que conlleva una rendición de cuentas por parte de los países signatarios, fomenta la inclusión, la construcción de confianza y la aceleración y aumento de ambición de medidas climáticas.

Además, es un mecanismo de colaboración multilateral para conservar el contexto y renovar la cooperación y solidaridad, sobre todo en periodos de crisis; y por otro lado, brinda un espacio para que las comunidades, los países vulnerables, los municipios de todos los países se reúnan y puedan decidir cómo cerrar las brechas de adaptación y cómo buscar financiamiento para las medidas de mitigación.

Si bien existe cierta incertidumbre ante las condiciones del evento de la COP 26 debido al COVID-19, es probable que sea un escenario híbrido, comentó la Dra. Carter, y por lo tanto, habrá eventos laterales escasos con eventos virtuales y otras actividades complementarias en las que participarán diversos actores como, las instituciones internacionales como la ONU, la oficina del secretario general, los donantes e instituciones financieras multilaterales, los países del G20, los países en vías de desarrollo, los grupos regionales y los actores no estatales como los representantes del sector privado y de la sociedad civil.

Ahora bien, los actores globales podrán conocer los temas, las prioridades y las perspectivas de los países previo al evento de la COP 26 en reuniones como las semanas climáticas regionales.

Lo que se espera de la COP 26, indicó la Dra. Carter, es lo siguiente:

• Cerrar la brecha de compromisos para limitar el aumento de la temperatura a 1.5º grados.

• Adoptar las reglas de implementación.

• Desarrollar los planes de adaptación divididos en tres áreas:

1. Las ambiciones que se centran en las fuerzas de mitigación y la recuperación post COVID para un planeta más resiliente y verde.

2. Conocer reglamentos más transparentes para que los países puedan comunicarse mejor en el marco del acuerdo de París.

3. El paquete de la Solidaridad.

Por otra parte, el objetivo global de adaptación radica en que el mundo logre una capacidad de adaptación, fortalecimiento, resiliencia y reducción en la lucha contra el cambio climático ya generado. Es fundamental, indicó la Dra. Carter, medir y seguir de cerca todos estos esfuerzos, evaluar las necesidades para abordar este desafío.

A medida que los impactos del cambio climático se van intensificando, habrá pérdidas y daños permanentes. Para ello, es necesario buscar mayor operacionalización, generar más medidas como el fondo de pérdidas y daños, la implementación de negociaciones y los mecanismos internacionales como la red de Varsovia.

En cuanto a las finanzas, la Dra. Carter señaló que la principal prioridad en materia de adaptación es llegar a la meta de 100 mil millones de dólares de financiamiento para ayudar a los países en desarrollo a tomar medidas para combatir el cambio climático. Asimismo, debe haber un esfuerzo para establecer metas de financiación colectiva posterior al 2025, se debe designar objetivos, mecanismos y fondos para pérdidas y daños, así como iniciativas dirigidas a países vulnerables.

Junto con la comisión de adaptación, hay más de 50 organizaciones de varios países que incluyen una serie de objetivos en la toma de decisiones a nivel local como empoderar a las comunidades locales, abordar las desigualdades estructurales, invertir en las capacidades locales, dejar un legado institucional, generar medidas de colaboración e inversiones, entre otros.

Experiencias A Nivel De Ciudad Y Organizaci N

A continuación, a través de casos de ciudades y países de la región como las Bahamas, la ciudad de Panamá y Costa Rica, se conocerán los avances en políticas públicas, los esquemas institucionales de proyectos y estrategias de cambio climático que van a ayudar a ver estos temas de adaptación en acción.

Las Bahamas

Trevor Johnson, el fundador de The Bahamas Climate Change Campaign, comentó que en el 2019 Las Bahamas sufrió uno de los más grandes impactos con el Huracán Dorian, registrando los siguientes daños y acciones inmediatas:

• Hubo un total de 4,600 evacuados lo que requirió la construcción de 50 albergues y refugios.

• El 26,7% de las estructuras fueron totalmente arrasadas y alrededor de 46% sufrieron graves daños. Muchos edificios tuvieron daños catastróficos y fueron destruidos.

• Uno de los sectores más afectados fue el sector educativo lo que representó un total de pérdidas de 72 millones de dólares.

• Otros sectores que también se vieron afectados fueron el sistema de telecomunicaciones, de transporte, de infraestructura, de energía eléctrica, etc.; lo que alcanzó un total de 3,000 millones de dólares en pérdidas, que representa la cuarta parte del PBI del país.

A raíz del Huracán Dorian, el gobierno de Bahamas definió las próximas acciones en la agenda para hacer frente a los desastres naturales:

• Formar un comité para la reconstrucción luego de desastres. Estas instituciones se encargan de establecer un plan de mitigación de eventos y de un plan de respuesta a los peligros naturales.

• Fortalecer y llevar a cabo la agenda legislativa de los ministerios con legislación integrada para abordar la preparación y la gestión de desastres.

• Revisar las normas de construcción para asegurar la resiliencia a largo plazo mientras se espera la aprobación de la legislación para desastres.

• Mejorar los códigos de construcción frente a desastres futuros en conjunto con el ministerio de obras públicas para crear una caja de herramientas para la mitigación de las tierras en las islas.

• Crear un plan territorial para una mejor planificación ante los impactos del cambio climático.

Asimismo, Johnson indicó que los desafíos que enfrenta las Bahamas debido a:

• La existencia de múltiples vulnerabilidades físicas y geográficas.

• Las islas están en riesgo de sufrir grandes impactos en desastres naturales debido a que tienen poca elevación sobre el nivel del mar. Hay un total de 400 mil habitantes en 17 islas y la mayoría de estas islas son pequeñas.

• La frecuencia de producción de huracanes en la región. En los últimos años, las Bahamas han sufrido cinco huracanes: Matthew, Irma, Joaquin, María, Dorian que produjeron más de 5,000 millones de dólares en pérdidas y daños.

Finalmente, los países en desarrollo como Las Bahamas, señaló Johnson, necesitan más acción y educación y se espera que foros como la COP26 ayuden a cerrar las brechas brindando conocimiento técnico y herramientas en gestión de desastres que tanto necesitan. Como dijo Helen Keller: “Solos podemos hacer tan poco, juntos podemos hacer mucho más”.

Ciudad de Panamá

Jannia Samuels, la arquitecta y subdirectora de Resiliencia de la Alcaldía de Panamá, contó que la dirección de resiliencia se constituyó a través de la elaboración de una estrategia con fondos de C40. La ciudad de Panamá participó en 2014-15 pasando a ser la primera ciudad en Centroamérica que forma parte de la red de ciudades resilientes. A partir de 2015 y 2016, se elaboró una estrategia de resiliencia de la ciudad que hace un compendio de medidas intersectoriales, desde el sector educativo, transporte, social, gobernanza, ambiental, entre otros. Hacia el 2019, la nueva administración tomó dichas líneas estratégicas y creó la dirección para implementar las acciones de forma legal y así llevar a la ciudad de Panamá a ser una ciudad resiliente.

El plan de resiliencia de la ciudad de Panamá comprende 10 objetivos, 3 de los cuales están enfocados en temas ambientales como los siguientes:

• Hacer un mapeo de vulnerabilidad en la cuenca de Tocumen. Este se llevó a cabo antes de la pandemia, gracias a los fondos obtenidos del Ministerio de Economía y Finanzas y del Banco Mundial. La zona de Tocumen es una de las zonas costeras más propensas a desastres naturales como inundaciones y en esta se ubica el aeropuerto internacional.

• Realizar un estudio para prever distintos escenarios y repensar ciertas decisiones como la inversión de la tercera pista de aterrizaje.

• Incluir los resultados de este mapeo en el plan de ordenamiento territorial junto con otros proyectos para la mitigación de desastres.

En cuanto al financiamiento, Samuels comentó que Panamá tiene diversos desafíos que abordar:

• La necesidad de la descentralización de Panamá ya que actualmente es un país bastante centralizado.

• Las ciudades dependen del recaudo de los municipios y se les destina sólo un porcentaje de los fondos para hacer inversiones.

• Al ser una ciudad pequeña sólo puede tener acceso a fondos más grandes de organizaciones financieras como el BID o el Banco Mundial por medio del gobierno central y sus ministerios para desarrollar proyectos de gran escala.

Finalmente, parte de la estrategia de resiliencia, indicó Samuels, fue establecer una mesa interinstitucional de resiliencia lo que facilitó la comunicación con el gobierno y las instituciones para pedir ayuda en financiamiento, hacer convenios y así poner en marcha los proyectos. Es necesario, añadió, trabajar en dar mayor autonomía a los gobiernos locales.

Costa Rica

Andrea San Gil, fundadora del Centro para Sostenibilidad Urbana en Costa Rica y asesora de la Oficina de Cambio Climático de Costa Rica y AFD, resaltó que la vulnerabilidad climática va íntimamente conectada con otros tipos de vulnerabilidades como la social, racial, económica, de género, entre otros. Por tanto, las personas vulnerables tienden a ser las más afectadas al momento de lidiar y adaptarse a los impactos del cambio climático ya que cuentan con menos oportunidades.

Hay ciudades como Quito, por ejemplo, que han implementado programas para reducir brechas o impactos en las poblaciones más vulnerables. Quito identificó que tenían retos de vulnerabilidad importantes: por un lado, el reto de soberanía y seguridad alimentaria ya que el 95% de los alimentos que se consumían eran importados; por otro lado, había un reto de vulnerabilidad social puesto que el 27% de la población vive en condiciones de pobreza siendo la mayoría mujeres y migrantes; y además, tenían un reto de vulnerabilidad física ya que estas personas vivían en asentamientos con terrenos inestables y de alto riesgo. Para solucionar estas vulnerabilidades, Quito desarrolló un programa de huertos comunitarios donde se producen hortalizas para venta y autoconsumo en el que se capacitó a las mujeres vulnerables en temas de negocios para que se empoderen e incrementen sus ingresos; y de esa manera, también se logró estabilizar los terrenos para reducir la vulnerabilidad física. Este es un ejemplo de proyecto de adaptación climática ya que está reduciendo el riesgo de vulnerabilidad.

Otro ejemplo es la ciudad de Barcelona, donde se identificó que el 70% de las muertes por olas de calor es de mujeres y, asimismo, el 70% de la población vulnerable de la ciudad son mujeres. En este contexto, desarrollaron un plan climático con una alineación muy fuerte de género para reducir la brecha y la vulnerabilidad social.

Es muy importante cuando se plantean los planes o programas de adaptación climática:

• Recoger información y analizar quienes son los más vulnerables ante los impactos de la crisis climática en las ciudades para lograr múltiples impactos positivos y responder a las ODS.

• Plantear indicadores y medidas de adaptación específicas que vayan de acuerdo al contexto, a las personas a quienes va dirigido y al impacto que la ciudad quiere generar para lograr sinergias medibles en adaptación y otras áreas urbanas. Por ejemplo:

1. Hay áreas de gran oportunidad como los espacios públicos o áreas verdes que mejoran indicadores como la salud mental, la competitividad, valor de suelo, la permeabilidad del agua en zonas urbanas, entre otros.

2. En términos de movilidad urbana, se puede trabajar en adaptación climática comprendiendo que una diversidad de opciones, así como una buena conectividad permite mejorar la resiliencia de las ciudades en situaciones de crisis.

3. En el sector de vivienda y ordenamiento, la titulación es un factor clave ya que la mayoría de las personas vulnerables están ubicadas en zonas de riesgo, se deben de tomar acciones para reducir la vulnerabilidad social y conectarlo también con la vulnerabilidad climática.

• Involucrar a la ciudadanía para crear soluciones innovadoras ante los distintos desafíos climáticos. En los espacios verdes, por ejemplo, se deben pensar en soluciones basadas en la naturaleza que vayan más allá de los parques, pensando en otro tipo de innovaciones como los corredores biológicos, las gotas de lluvia en la ciudad, etc.

• Modificar la regulación para que estas soluciones sean más fáciles de implementar y se debe generar incentivos para que las personas quieran invertir.

Por otra parte, Gil mencionó que hay que ser creativos e innovar en mecanismos de financiamiento. No todo proviene del gobierno, hay otras opciones como las alianzas público-privado o APP. Hay que buscar el financiamiento de otros sectores y no sólo el ambiental como el sector salud, de recreación, entre otros ya que todos pueden contribuir.

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