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diarioUNO.pe AÑO: 2
Nº 94
EDITOR: PACO MORENO
DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE DE 2015
Un texto de un exmilitante sobre reuniones en torno al antiimperialismo de Víctor Raúl Haya de la Torre.
VÍCTOR HURTADO OVIEDO
El amor por el hombre sin dientes de Dmanisi
LUIS LOAYZA
El avaro
CÉSAR AUGUSTO DÁVILA
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El niño que volvió
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DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE DE 2015
tuits de la semana
QUE TAL RAZA
EL ELEGIDO DE LA SEMANA
ALAN GARCÍA
“Primero: Ley Pulpín sí, luego Ley Pulpín no. Hace una semana, retirar fondos AFP sí, y después ya no. ¿En qué quedamos?” (García ataca a PPK).
LUIS LOAYZA
SERGIO TEJADA
El avaro
“La universidad que queremos según el aprofujimorismo: más plagio, más plata para campaña, más Cotillos”. (Sergio Tejada da en el clavo).
VERÓNIKA MENDOZA
“Penalizar el aborto en caso de violación NO resuelve nada, solo pone en riesgo vida de las mujeres en centros clandestinos” (Verónika Mendoza, de posiciones firmes).
Yo quería a Kouri; pero me ganó Alan.
COPIÓN
MARCO ARANA
“Los más expuestos a los embates del cambio climático son por lo general las comunidades más pobres” (Marco Arana, sobre el deterioro climático).
MARISA GLAVE
“Cada uno de los derechos que tenemos, las mujeres los hemos logrado luchando. No pedimos que nos regalen nada. Seguimos luchando” (La luchadora Marisa Glave).
KENJI FUJIMORI
“Hoy cumplí con entregar chalecos antiexplosivos para la Policía y nuestra seguridad. Pronto, el polígono que merece Radio Patrulla”. (Kenji, en campaña con la PNP. ¿Es legal?).
Soy el tío George; no el tío Xerox.
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S
é que cuando voy por la calle y un conversador se inclina al oído de otro y disimuladamente me señala, está diciendo que soy el avaro. Sé que cuando llega un traficante de telas o mujeres o vinos y pregunta por los hombres de fortuna, me nombran pero añaden: “no comprará nada, es avaro” Es verdad que amo mis monedas de oro. Me atraen de ellas su peso, su color -hecho de vivaces y oscuros amarillos-, su redondez perfecta. Las junto en montones y torres, las golpeo contra la mesa para que reboten, me gusta mirarlas guardadas en mis arcas, ocultas del tiempo. Pero mi amor no es solo a su segura belleza. Tantas monedas, digo, me darán un buey, tantas un caballo, tierras, una casa mayor que la que habito. Con uno de mis cofres de objetos preciosos puedo comprar lo que muchos hombres creen: la felicidad. Este poder es lo que me agrada sobre todo y el poder se destruye cuando se emplea. Es como en el amor: tiene más dominio sobre la mujer el que no va con ella; es mejor amante el solitario. Voy hasta mi ventana a mirar, perfiladas en el atardecer, las viñas de mi vecino; la época las inclina hacia la tierra cargada de racimos apetecibles. Y es lo mejor desearlos desde acá, no ir y hastiarse de su dulce sabor, de su jugo.
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diarioUNO.pe CÉSAR AUGUSTO DÁVILA
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legó encanecido por el tiempo, con la mirada brumosa que se perdió en lejanías, ansioso de contar su historia, con la plomiza barba descuidada, un éxito que arrastraba al caminar tranqueando, un vigoroso hijo que lo ayudó a trepar al podio y el llanto contenido por el hermano que se le perdió en el camino de la vida. De sus amores no dijo nada. Solo hizo un recuento enumerador de la
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modesta prole lograda, sonriendo engreidor al referirse a sus biznietos. Claro, ahora tiene 83 años, murmura, sin embargo con orgullo, que se llama Felipe Vargas La Rosa y añade que se sigue sintiendo un niño, esta noche en que la vida lo ha traído de regreso, al albergue de chicos olvidados, que lo acogió cuando aún no entendía lo que le estaba pasando. “Mis padres, me dejaron cuando tenía cuatro”, relata sin explicar mucho, mientras el fantasma de su hermano, bailotea en su memoria y él trata de buscarlo-como siempre-en medio de la
gente que aligera la noche con un par de heladas copas. “A mí nadie me visitaba”, me dice peleando a la brava con dos lagrimones que centellean en su trajinada cara. “Los domingos, a la hora de la visita, yo me iba a palomillar con los otros solitarios. Claro, me acompañaba mi hermano también. Recuerdo que nos deslizábamos a la playa y ahí jugábamos con el tiempo como quien le corre a la tristeza. Pero, oiga, amigo periodista. Nunca un montón de soledades sirven para aliviar esa ausencia que nos duele. En fin, las monjitas vicentinas, eran una suerte de madres suplentes. Dios las bendiga. Eran unas santas. Nunca nos dejaban llorar. Ahí estaban para enseñarnos canciones en idiomas extraños. Para contarnos cuentos hermosos, en los que casi siempre, un hada buena consuela a los niños sin ternura, o los ángeles de Dios,
nos ayudan a encontrar nuestro camino”. “Y ahí nomás, se produjo el milagro. Una tarde de aquellas, un señor alto, delgado, con su sombrero, Borsalino, creo que le dicen, se acercó a mí para preguntarme, por qué no estaba en el patio de visitas. El dolor, la bronca, todo junto, me impidió contestarle .Pero él con sus ojos de hombre bueno, adivinó toda mi historia y me dijo: “Tú nunca estarás solo, mientras comprendas que todos esos niños sin visita como tú, son tus hermanos. Mira cuántos tienes. Y así será en tu vida. Cuando encuentres a los que sufren, a los abandonados, a los que tienen hambre…esos, son tu familia. Ayúdalos, defiéndelos, aliméntalos, abrígalos. Esa es la familia que te regala Dios ¿Me entiendes?-Y claro que le entendí. Ese señor, era el mismísimo Doctor Augusto Pérez Araníbar. El hombre que me dio el mejor
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consejo que he recibido jamás. Acá, en el Puericultorio, estuve hasta los 19, pero salí convertido en fabricante de botas y zapatos. Después, me contrató una empresa. Luego gané una beca y recorrí casi toda la América, aprendiendo y organizando zapaterías. Alcancé eso que llaman éxito. Sé que mi hermano de sangre, se me perdió en el camino, pero por donde he andado, siempre he mirado a los más pobres, como la hermosa familia que me enseñó a apreciar el Dr. Pérez Araníbar. Un hombre que consagró su vida a amparar a los niños…sin visita”. Así me dijo y se perdió luego en la noche, como quien sigue buscando a su hermano, mientras remedia la soledad rodeado por la familia que, aunque es otra, sigue habitando esta casa grande que albergó largamente, sus tristezas de niño abandonado.
El niño
que volvió ERAN UNAS SANTAS. NUNCA NOS DEJABAN LLORAR. Ahí estaban para enseñarnos canciones en idiomas extraños. Para contarnos cuentos hermosos, en los que casi siempre, un hada buena consuela a los niños sin ternura, o los ángeles de Dios, nos ayudan a encontrar nuestro camino”.
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4 DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE DE 2015 MARCO ANTONIO FLORES VILLANUEVA -Desde Boston, USA
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n setiembre del 2008 un preocupado grupo de militantes del APRA tuvo la sana y acertada iniciativa, desde un organismo independiente de “estudiosos” de la ideología de Haya de la Torre (tal vez los últimos), de convocar a los apristas del mundo a un conversatorio en torno a la “Vigencia y Proyección del libro el Antiimperialismo y el APRA”, a propósito de la conmemoración de los, entonces, 80 años de ese trascendental Opus de Víctor Raúl. Participé de ese conversatorio, interesado como estoy desde fines de los ochentas en la renovación del pensamiento de Haya, y motivado por el tema que sugería el ejercicio del cogito confrontando las tesis de Víctor Raúl con el presente y su proyección a un futuro cercano. Pero fue grande mi decepción, pero no sorpresiva, el confirmar, a través de las exposiciones que escuché desde Lima, que los ponentes habían hecho del análisis del pensamiento de Haya, que precisa de un escrutinio actualizado y prospectivo frente a la nueva realidad del mundo, un examen puramente histórico, apilando fechas que se retrocedían al pasado más remoto y que llegó, inclusive, a los orígenes de la civilización griega. Así, durante dos sábados de aquel setiembre del 2008 los expositores se dedicaron a rememorar a los héroes de las polis griegas, a los pensadores europeos, a los anarcosindicalistas, a González Prada y Nicolás de Piérola, a la lucha del APRA contra el comunismo, a Mariátegui y su debate con Haya y otros aspectos ya largamente auscultado por estudiosos de las ciencias sociales en el país. SE HUNDÍAN EN LA ESTADÍSTICA CRONOLÓGICA Y ocurría que mientras esos grandes expositores sabatinos del pensamiento de Haya de la Torre se hundían literalmente en los libros de la estadística cronológica, dicho sea de paso, sin modificar lo que se tiene ya estudiado sobre ese particular, la bolsa de valores de New York se aprestaba entonces, y lo subrayo, setiembre del 2008, a abrir una nueva jornada dramática para el capitalismo financiero de los Estados Unidos, que se enfrentaba al derrumbe de grandes corporaciones bancarias golpeadas por la grave crisis económica, sin parangón desde la gran depresión del 29, y que afectó al gran país del norte; sin calcular, esos prolijos exponentes del pasado, las consecuencias que el drama norteamericano traería a las playas de su “nueva Iberia”. Y mientras en ese conversatorio de hace siete años, los “analistas” del pensamiento de Haya se encontraban ocupadísimos recolectando los pasos añejos andados por Bakunin y Proud-
Crónica de la últi de “intelectuale
Y mientras en ese conversatorio de hace siete años, los “analistas” del pensamiento de Haya se encontraban ocupadísimos recolectando los pasos añejos andados por Bakunin y Proudhon, sucedía por esas fechas que las inversiones internacionales productivas, es decir las que generan trabajo, trasmiten tecnología y propenden a la acumulación de capital en el país receptor, continuaban alejándose cada vez más.
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hon, sucedía por esas fechas que las inversiones internacionales productivas, es decir las que generan trabajo, trasmiten tecnología y propenden a la acumulación de capital en el país receptor, continuaban alejándose cada vez más, lo que forzosamente interpelaba y cuestionaba seriamente la tesis hayista “ningún país subdesarrollado podrá salir de su retraso sin la ayuda económica y tecnológica de los países desarrollados” . Y mientras hace siete años nuestras “joyas generacionales” del Aprismo se sumergían en un debate “definitivo” para el presente y el futuro del APRA, el mismo que giraba en torno, nada menos, que “del aprismo de José Carlos Mariátegui” (con el escrutinio erudito de hechos, citas y cartas amarillas cargadas de decenios y polvo), acontecía que la tecnología avanzaba dramáticamente, como lo sigue haciendo hoy, modelando la vida de esta nueva civilización que en menos de veinte años ha pasado de la comunicación digital a la virtual y se aprestaba ya, en un giro tremendo para el mundo, a adentrase a la comunicación holográfica que destrozará, en un futuro muy cercano, conceptos de espacio y arrinconará el tiempo en un
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ima (de)generación es” apristas
olo sentido.
ESPACIO-TIEMPO HISTÓRICO Y mientras siete años atrás el mundo rrastrado, por el fenómeno del desarrollo ormidable de la tecnología, cuestionaba biertamente referentes que habían sido xpuestos como particulares por Haya en u primer ensayo del 35, “Espacio-Tiempo Histórico” (es decir Ciencia, Estado, Cultua y Arte), nuestros “nuevos intelectuales” pristas se desvivían con la vocación a lo pretérito analizando “profundamente” a los narcosindicalistas, sin reparar que el viejo eón no había descartado la evolución de esos eferentes hasta una uniformidad futura, al eñalar en ese mismo ensayo “…aunque la nterdependencia de pueblos, acelerada por a Técnica, acerque cada vez más al mundo a a ESTANDARIZACIÓN”. Cita que, recordada por el suscrito en el conversatorio del 2008, no conmovió a aquellos deportistas de la ronología puntual, no interpeló el cogito de nuestros profesores de la biblioteca de Cronos, no ofendió la vocación a lo pretérito de nuestros jóvenes avejentados por el corrido omántico de la exposición historicista.
Y mientras en setiembre del 2008 un sector del Partido Demócrata vencía teóricamente a los defensores ortodoxos de la globalización corporativa, inspirada por Robert E. Rubin en el octenio de Clinton, y se aprestaba a redefinir los términos de la globalización, a esa misma hora en los predios “intelectuales” del APRA, pese a la sugerente comunicación virtual que nos unía en aquel lejano conversatorio, tercamente retrocedía a fechas pretéritas, y en un “esfuerzo” de “interpretación del mundo de hoy” terminaba enlazando a Víctor Raúl con el presente recurriendo al fácil, o desesperado, expediente de su actualidad sobre la base de la vocación hayista por la integración continental. Enunciado importante pero no excluyente de tópicos más urgentes aquí señalados. Y mientras aquellos “nuevos” valores de la “enciclopedia aprista” nos regalaban hace siete años volúmenes de palabras, como tomos de pesada exposición histórica (y puramente histórica), sucedía que la Nanotecnología, que crece aceleradamente en los Estados Unidos y compite con la India, ya había comenzado, con apetito insaciable, a tragarse de un bocado todo cuanto el género humano ha
concebido, medicina, familia, derecho, seguridad, energía, expectativa de vida, educación, en suma sociedad, lo que llevará a nuestra civilización a un nivel de desarrollo inimaginable por esta generación. Y llevándose, de paso, a todos los paporreteros “virtuales” de lo acontecido, de aquello que alguna vez fue futuro cercano y que también otros quisieron deliberadamente ignorar, con las graves consecuencias que en el presente vivimos, sepultando, así, nuestro mañana. Precisamente con esa admonición terminé mi participación en aquel conversatorio del 2008 sobre la “proyección” de la obra fundamental de Haya, profundamente preocupado con la intonsa y bárbara excusa “ese no es el tema de nuestra exposición, compañero Flores” de aquellos que se negaban a situar el cogito en el presente y adentrarlo al futuro. DESDE SU EXILIO DE PARÍS Pues bien, ese tampoco fue el tema
de dichos “compañeros” cuando hace catorce años García regresó, aparentemente contrito, de su dorado exilio de París, para encontrar mal parados en el ayer a los ponentes de setiembre del 2008. Por ello al llegar a Lima fue fácil para García soplar el polvo de los libros anarcosindicalistas y, de paso, a sus anacrónicos expositores, para entronizar, sin oposición alguna situada en la centuria al interior del partido, su famoso “Perro del Hortelano”, o el llamado “Aprismo Light”, que no es otra cosa que la rendida pleitesía al modelo económico primario exportador al que se encuentra aupado dos desgracias de nuestra sociedad: La incompetente y corrupta clase política del país y, de otro lado, la rancia oligarquía del Perú alejada de toda imaginación creadora e innovadora. Por ello no alcanzo a entender el zapateo de hoy de algunos ponentes de aquel conversatorio de setiembre del 2008, ante la potencial alianza de García con el Partido Popular Cristiano
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de la “candidata de los ricos” (García dixit 2001, refiriéndose a la entonces candidata Lourdes Flores Nano). Ellos cayeron sin atenuantes a los pies de García al desperdiciar la oportunidad dorada de alzarse sobre la crónica historicista y, así, construir el futuro del pensamiento aprista, oteando, como lo hizo Haya, el porvenir desde la izquierda democrática. Esa fue una (de) generación de “intelectuales” apristas, tal vez la última. Y es que la mejor lección que la historia puede ofrecer a esos “apristas”, es la obra interpelatoria de Haya a su presente y su monumental visión de un porvenir que, tal vez, ha trascendido ya nuestra propia historia a la luz de los fenómenos que impactan a la civilización y la destinan a un futuro que aún ignoran, terca y deliberadamente, aquellos incansables paporreteros de la data, los amigos incansables de la vieja y mohida crónica, enterrados bajo el polvo del pasado que fue y que no volverá jamás.
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CARLOS SANDOVAL CÁCERES Médico Geriatra / pachogeriatra@yahoo.es
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e conoce como viejismo a aquel prejuicio relacionado con los adultos mayores, ancianos, en otras palabras lo relacionado a la vejez; y es un prejuicio tan extendido que lo practican la sociedad, los servicios de salud y lo más anecdótico, los propios pacientes. Veamos un caso. Estaba realizando la consulta externa en una oficina asignada para mí durante mi época del residentado médico, cuando acudió a atenderse un caballero muy activo, dinámico y muy agradable y derrochaba mucha simpatía, digamos que su nombre era Florián. Florián tenía 95 años y verdaderamente no parecía, aparentaba por lo menos unos 10 años menos, era un hombre totalmente lúcido, locuaz, de habla fluida y trato muy amable, muy educado, pues en su vida activa fue maestro de una escuela local. Durante la consulta conversamos de todo, desde un poco de política local hasta fútbol local. El detalle de Florián es que era ciego, cuando le pregunté la razón de su ceguera, me contó que hace unos 10 años, cuando tenía 85 años le diagnosticaron cataratas las cuales se encontraban en una etapa muy avanzada y que requería como único tratamiento la cirugía, la cual no se realizó. Cuando le pregunté porque no lo habían operado me respondió con un poco de pena, quebrándosele la voz, que no lo operaron en aquella ocasión porque tanto el médico como sus hijos consideraron que Florián estaba muy anciano y que debido a su avanzada edad ya no era oportuno operarlo. Recuerdo que me indigné, sentí un nudo en la garganta pues, consideré que privaron a un hombre activo dinámico, independiente y lúcido de gozar de la visión condenándolo a la ceguera, a limitar su vida y a convertirlo en una persona discapacitada. Si en ese entonces a sus 95 años era lúcido y activo, cómo sería 10 años menos. El viejismo, “ageism” en inglés, término introducido por el gerontólogo norteamericano Robert Neil Butler en 1969 y que se refiere al prejuicio, que tiene la sociedad contra el proceso del envejecimiento. Se dice que el viejismo comenzó con la revolución industrial o mejor dicho con la industrialización de la sociedad, pues antes de esta etapa, el anciano dedicado a la agricultura, la ganadería, artesanía, la docencia etc., no tenía problemas económicos grandes y era dentro de lo aceptable dueño de su tiempo y de su espacio y su experiencia era respetada pues su conocimiento y pericia se logró luego de muchos años de trabajo sos-
No mires
mis arrugas,
atiende a mi experiencia
TODO PARTE DE CASA,
eduquemos a nuestros hijos para que crezcan en una sociedad que vuelva a valorar al adulto mayor como el sabio que siempre ha sido y que recupere su sitial en la sociedad que por miles de años ocupó siempre.
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tenido. Con la revolución industrial la experiencia paso a un segundo plano y lo que se necesitaba era de mano de obra barata y esta recayó en los jóvenes que iban a realizar actividades rutinarias, básicas y repetitivas, la máquina reemplazo al hombre pero sobretodo reemplazó la experiencia, se pasó a la producción en masa, en cantidad dejando a la calidad a un lado. Desde el punto de vista médico, era un criterio de exclusión para ingresar a una unidad de cuidados intensivos, el solo hecho de ser anciano, lo descalificaba de ingresar a recibir terapia intensiva de soporte, con instrumental complejo, así como algunas intervenciones de gran complejidad como los trasplantes de órganos; hoy en día si nos damos una vuelta por las salas de emergencias, hospitalización o de cuidados intensivos de cualquier hospital general vamos a ver que están ocupadas en su mayoría por personas adultos mayores ya que esta concepción errada ha ido desapareciendo. En medicina el criterio más importante, para una intervención médica, o quirúrgica más que la edad, es el grado de independencia funcional, es decir, la capacidad de la persona para valerse por sí misma, el ser independiente. Diariamente vemos a personas de más de 80 años que están en perfectas condiciones físicas mientras que hay personas de 60 con grados de dependencia extrema, muchos en hemodiálisis, amputados, o dependientes del oxígeno por varios motivos, dejando de ser independientes y funcionales sino personas discapacitadas. Desde el punto de vista social, vivimos en una sociedad anti envejecimiento, en donde el anciano es mal visto, se le ve como una persona pasada de moda, e inútil. Esta sociedad mitifica a la juventud pero desde el punto de vista físico, orientándolo a la belleza externa y basta dar una mirada a la televisión, a los comerciales, a las novelas y ver como el anciano ocupa roles de segunda categoría. Podemos ver como muchas personas llegan a extremos, muchas veces hasta ridículos para conservar una “eterna juventud”, pero externa, sometiéndose a cirugías plásticas deformándoseles el rostro, la expresión, llegando finalmente a ser una caricatura de ellos mismos. Nuestra sociedad está descuidando los valores y, los principios, ve lo exterior, es decir mira el continente y no el contenido, mira el envase y no el producto del envase. Todo parte de casa, eduquemos a nuestros hijos para que crezcan en una sociedad que vuelva a valorar al adulto mayor como el sabio que siempre ha sido y que recupere su sitial en la sociedad que por miles de años ocupó siempre.
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l Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, envió una carta con advertencias y consejos al presidente electo de Argentina Mauricio Macri, que reproducimos de manera íntegra. Macri empezará una nueva era en un país en que los poderes fácticos y los errores gubernamentales han generado una grave económica. “La Argentina ha marcado caminos en la jurisprudencia nacional e internacional en materia de Memoria, Verdad y Justicia, sobre los que no retrocederemos como pueblo, así como con otros derechos conquistados en los últimos años y que deberían ser profundizados”, le dice el Nobel; pero leamos la carta completa.
Señor Presidente electo de la República Argentina Ing. Mauricio Macri Reciba mi fraterno saludo de Paz y Bien. Quiero felicitarlo por el triunfo electoral con que el pueblo lo ha consagrado como Presidente de la Nación. Es una gran responsabilidad asumir los desafíos de la construcción democrática, junto a una sociedad que busca fortalecer su participación organizada en las decisiones y políticas que hacen a su vida y que reconoce en la integración continental y regional en defensa de los derechos humanos y de los pueblos, un horizonte de valores y obligaciones indivisibles que permiten superar la pobreza y el hambre y forjar nuevos caminos en el desarrollo. Desarrollo que debe proteger los bienes y recursos de nuestros pueblos y hacerse en equilibrio con la Madre Tierra, sin confundirlo con el crecimiento a cualquier costo, la explotación, la contaminación y la desigualdad. La Argentina ha marcado caminos en la jurisprudencia nacional e internacional en materia de Memoria, Verdad y Justicia, sobre los que no retrocederemos como pueblo, así como con otros derechos conquistados en los últimos años y que deberían ser profundizados. Hay además importantes asignaturas pendientes que el nuevo gobierno tiene la responsabilidad de asumir, como es el derecho de los pueblos originarios a sus territorios, identidad y valores culturales que contempla la Constitución Nacional y que son violados permanentemente. La lucha contra la corrupción y el crimen organizado requiere de políticas integrales y la construcción de consensos sociales y políticos respetuosos de los derechos y promotores de la inclusión y el fortalecimiento comunitario. A 10 años de la derrota del ALCA, Argentina no puede rifar los márgenes de soberanía ganados sometiéndose a la falsa libertad de los nuevos acuerdos de entrega pregonados, como el Tratado Trans-Pacífico o TISA. Así también en materia de endeudamiento y soberanía financiera, no es cediendo a los reclamos injustos de los fondos buitres, ni continuando de pagar deudas ilegítimas e ilegales a costa de las necesidades del pueblo, que se logrará sentar las bases de una economía fuerte y equitativa. Todo lo contrario. Ningún gobierno argentino debería asumir nuevas deudas sin revisar la legitimidad de lo que se está pagando y por fuera del control soberano. Como con todos los gobiernos nacidos del mandato popular, estaremos abiertos al diálogo desde nuestra histórica postura de independencia de los partidos y los gobiernos, respetando las diferencias que hacen a la diversidad democrática. Creemos que desde las políticas públicas es posible construir nuevos paradigmas de vida al servicio de nuestro pueblo. Le reitero las felicitaciones tanto a Ud. como a quienes le acompañan en la conducción institucional del país, deseándole sabiduría y esperanza en los desafíos que las y los argentinos, todos los habitantes de nuestra patria, tenemos por delante. Adolfo Pérez Esquivel Premio Nobel de la Paz Presidente, Fundación Servicio Paz y Justicia.
DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE DE 2015
La carta del
Nobel a
Macri
HAY ADEMÁS IMPORTANTES ASIGNATURAS PENDIENTES QUE EL NUEVO GOBIERNO tiene la responsabilidad de asumir, como es el derecho de los pueblos originarios a sus territorios, identidad y valores culturales que contempla la Constitución Nacional y que son violados permanentemente.
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8 DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE DE 2015
El amor por el hombre sin dientes de
Dmanisi OTRAS
DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo
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a conciencia es el chismoso que llevamos dentro y que, falto de iniciativa, solamente se ocupa de observar al vecino que tiene más cerca (nosotros). Siendo tan tumultuosa la vida del vecino de arriba –quien podría llevar por el mal camino a Charlie Sheen–, la conciencia nos instala un fiscal de entrecasa y nos indica el buen camino cuando ya íbamos a llegar a la meta por el otro. La conciencia nos persigue tanto, que nos hace sentar en el banquillo de los acosados. A veces, a la conciencia la llamamos el “otro yo” y el “superyó”, de modo que con el yo ya somos tres. Sin embargo, hay otros otros yos, que no somos nosotros, sino los prójimos: los seres humanos que nos están próximos (= prójimos). Nuestra condición de mamíferos gregarios nos ha programado para ayudar a los prójimos, para sentir compasión por ellos; pero no somos los únicos en el mundo. Christina podría explicarnos algo de aquello, mas el problema es que no puede hablar. Christina es un chimpancé hembra que habita en una selva de Tanzania. Hace dos años, ella dio a luz a una hembra aquejada del síndrome de Down, y de una hernia que le impedía sentarse. La cría nunca pudo alimentarse sola, de manera que Christina la amamantó durante un lapso extraordinario. Según biólogos de la Universidad de Kioto, solamente Christina y su hija mayor podían cuidar a la cría pues su madre impedía que otros chimpancés la tocasen. La cría murió a los dos años. Ese caso no es único. En su libro El bonobo y los diez mandamientos (cap. IV), el primatólogo Frans de Waal recuerda el caso de una macaca que nació sin manos ni pies, pero que sobrevivió y se reprodujo pues sus congéneres la ayudaron y la alimentaron. ¿Qué instinto se impone así a la previsible actitud de dejar morir –o de matar– al pariente incapaz de
valerse por sí mismo? Fue el instinto que actuó hace 1,8 millones de años en Dmanisi (Georgia, Cáucaso), donde vivió un hombre falto de dientes. Sus familiares, homínidos, masticaron la comida y se la dieron, aunque quizá él haya sido “una carga” para el grupo (vide Jordi Agustí: La gran migración, cap. III, 5). A la inversa, algunas sociedades –como los chukchis, de Siberia, y los bororos, del Brasil– mataban a los ancianos que no aportaban trabajo al grupo. Esto nos repugna, pero se entiende en medios naturales muy arduos, donde los bienes creados escasean. Lo entendemos hoy mirando el ayer, aunque podemos imaginar que tales muertes se cometieron llorando y donándose el consuelo de que una vida mejor recibiría al abuelo. Gracias al tiempo, toda la familia se reencontraría en otro mundo alrededor de otro fuego: eterno, pero no infernal. Lo que no podemos entender es la razón económica de mantener “inútiles” en tiempos tan difíciles como los de las cacerías inciertas y de las glaciaciones, pero las respuestas pueden ser muy simples: compasión y amor al prójimo. Los tiempos cambian, mas los seres humanos seguimos trepados al árbol de la evolución, balanceándonos en sus ramas entre el egoísmo y la compasión.
La conciencia nos persigue tanto, que nos hace sentar en el banquillo de los acosados. A veces, a la conciencia la llamamos el “otro yo” y el “superyó”, de modo que con el yo ya somos tres. Sin embargo, hay otros otros yos, que no somos nosotros, sino los prójimos: los seres humanos que nos están próximos (= prójimos).
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