Movimiento de mujeres en el salvador desde su invisibilidad histórica hasta la incorporación de la p

Page 1

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOM A DE M ÉXICO POSGRADO EN CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES

MOVIMIENTO DE MUJERES EN EL SALVADOR (1986-2008) DESDE SU INVISIBILIDAD HISTÓRICA Y POLÍTICA HASTA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO.

TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE

DOCTORA EN CIENCIA POLÍTICA PRESENTA

MARÍA CANDELARIA NAVAS TURCIOS ASESORA

DOCTORA SILVIA SORIANO HERNÁNDEZ CENTRO DE I NVESTIGACIONES SOBRE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE-CIALC UNAM

Sinodalas Dra. Aimeé Vega Montiel Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-CIICH UNAM Dra. Carola García Calderón Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM Dra. Elvira Hernández Carballido Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo Dra. Martha Patricia Castañeda Salgado Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-CIICH UNAM Dra. Lucero Jiménez Guzmán Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias Cuernavaca, Morelos UNAM Dra. Olivia Tena Guerrero Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-CIICH UNAM

MÉXICO, D. F. MARZO 2013


INDICE INTRODUCCIÓN.................................................................................................................1 I. Importancia del tema......................................................................................................1 II. Marco teórico-metodológico.........................................................................................3 1. Objetivos.........................................................................................................................9 2. Planteamiento del problema..........................................................................................9 3. Estructura de la Investigación.....................................................................................11

Capítulo I 1.1 Análisis histórico de la Investigación......................................................................13 1.2 La participación política de las mujeres desde la teoría de género......................13 1.3 Discriminación: Mujeres socializadas para accionar en el espacio privado........17 1.4 El sufragio como un derecho de las mujeres..........................................................19 1.5 Construcción y ejercicio de la ciudadanía de las mujeres salvadoreñas............31 1.6 Los Nuevos Movimientos Sociales. NMS.................................................................45 1.7 El Movimiento de Mujeres en El Salvador.MM.........................................................50

CAPÍTULO II 2. Desde la creación de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas.1957-1993.................56 2.1Primera organización de mujeres de origen popular...............................................61 2.2 Las mujeres salvadoreñas y el Movimiento popular...............................................67 2.3 Mélida Anaya Montes.................................................................................................70 2.4 Inicio de la lucha armada y el papel de las mujer...................................................76 2.5 Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador –AMPES- 1975....................84 2.6 Asociación de Mujeres de El Salvador –AMES-: 1978-1983...................................86 2.7 Asociación de Mujeres Salvadoreñas –ASMUSA- 1983..........................................94 2.8 Guerra negociada: Acuerdos de Paz en El Salvador............................................102


CAPITULO III 3. De la guerra a la paz: haciendo visibles a las mujeres salvadoreñas..................108 3.1 Primero pasos para su visibilización.....................................................................108 3.2 Eclosión de organizaciones y ONGs de mujeres y feministas. Bases del Movimiento de Mujeres-MM- en El Salvador..........................................................122 3.3 De guerrilleras a feministas: Origen de las organizaciones de mujeres Post-conflicto............................................................................................................127 3.4. IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe.......................................145 3.5 Mujeres 94.................................................................................................................147 3.6 Concertación Feminista Prudencia Ayala –CFPA.................................................155 3.7. Las Mujeres Rurales: Su Organización.................................................................165 3.8. Del avance en la participación de las mujeres....................................................179 3.9 Dificultades para participar......................................................................................185

CAPITULO IV 4. Estrategias del Movimiento de Mujeres en El Salvador: 1997- 2008.....................190 4.1La Pobreza y las Mujeres en El Salvador................................................................191 4.2. Balance Mínimo del Movimiento de Mujeres........................................................196 4.3. Los aportes del MM a la Sociedad Salvadoreña...............................................201 4.4 Análisis de las Estrategias desde el MM...............................................................206 4.5 Análisis de las Estrategias de empoderamiento organizativo de las mujeres rurales, en el marco de la integración regional.....................................................261 4.6 A manera de recapitulación.....................................................................................282 Conclusiones Generales...............................................................................................295 Referencias Bibliográficas.............................................................................................301 Anexos.............................................................................................................................310


Yo no estimo tesoros ni riquezas, y así, siempre me causa más contento. poner riquezas en mi entendimiento que no mi entendimiento en las riquezas…… Sor Juana Inés de la Cruz. (Fragmento del poema “Quéjase de la suerte: insinua su aversión a los vicios,y justitifica su divertimiento a las musas)*

Introducción En esta investigación se presenta la evoluciòn del Movimiento de Mujeres en El Salvador-MM, a partir de la identificación de la primera organización de mujeres de base popular: Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas fundada en 1957, así como sus aportes en el desarrollo histórico y político del país. Se analiza cómo se incorporan a las organizaciones mixtas como obreras, campesinas, maestras, estudiantes en el marco de los movimientos sociales y populares, en la lucha armada hasta la conformación de organizaciones de mujeres, para reivindicar su condición y posición de género. Durante aproximadamente veintidos años: 1986-2008 el MM ha logrado impactar en la sociedad salvadoreña diseñando estrategias novedosas logrando cambios legales, institucionales, culturales a partir de la incorporación de la perspectiva de género en sus análisis. Se pretende visibilizar este accionar y posicionar académicamente la temática abordada.

I. Importancia del tema El trabajo de investigación titulado: Movimiento de Mujeres en El Salvador. Desde su invisibilidad histórica hasta la incorporación de la perspectiva de género que se presenta como tesis de Doctorado, abarca desde 1986 hasta 2008. Analizaremos un primer momento de

transición de post-guerra, de 1992 a

1995, y luego un segundo momento del accionar y ascenso del Movimiento de Mujeres (MM) y sus estrategias de acción, de 1996 a 2008. *

Antología General de la Poesía Mexicana Desde la época prehispánica hasta nuestros días OCEANO, 2012 (p. 129)

1


El desarrollo del tema se fundamenta, por un lado, en mis investigaciones académicas y, por otro, en mis actividades como

militante del movimiento

feminista en El Salvador. Su antecedente principal es la Tesis de Maestría en Estudios Latinoamericanos, defendida en 1987, bajo la asesoría del Maestro Miguel Concha Malo con el título de Las Organizaciones de Mujeres en El Salvador: 1975-1985, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Dando continuidad a esa misma temática, de acuerdo con mi asesora, la Dra. Silvia Soriano Hernández, decidí actualizarla, profundizarla y ampliarla.

Uno de los fenómenos característicos de la sociedad salvadoreña ha sido la polarización social, el descontento popular y la progresiva politización de campesinos, obreros, estudiantes, docentes, mujeres. Si tomamos como punto de partida la primera fase de acumulación de capital marcada por el despojo de las tierras ejidales a las comunidades campesinas indígenas, en 1880, encontramos que desde ese momento mujeres y hombres han participado activamente en la búsqueda de transformaciones de las condiciones de vida de los sectores populares, hasta llegar a la guerra civil que duró aproximadamente veinte años, de 1971 a 1991.

El problema principal de esta Investigación se refiere a que, pese a que las mujeres han participado activamente en la lucha social y política, su presencia ha sido invisibilizada, ignorada, y poco reconocidos sus aportes a los cambios socio políticos. l Por ello considero fundamental responder las interrogantes siguientes: ¿Por qué esta investigación? ¿Qué importancia tiene la indagación sobre el origen y desarrollo de las organizaciones

que actualmente integran el Movimiento de Mujeres en El

Salvador? En los sectores académicos y políticos de El Salvador no se ha estudiado ni se ha valorado la contribución del movimiento de mujeres a los cambios sociopolíticos y culturales, si bien se han dado algunas investigaciones al respecto desde las organizaciones de mujeres. Por ello es importante que la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, 2

valide el aporte de la


investigación feminista en la interpretación de la historia política salvadoreña, dada la poca relevancia de estos estudios en la academia salvadoreña. Asimismo, retendo aportar a este debate mostrando que el movimiento de mujeres

tiene

actualmente

definidos

su

objetivo

(su

visión),

su

identidad(demandas específicas) y sus adversarios (patriarcado y capitalismo.

II. Marco Teórico-Metodológico El análisis de nuestro objeto de estudio se realizó desde la teoría feminista tomando el contexto salvadoreño como una totalidad socioeconómica y política desde el surgimiento de la primera organización de mujeres de base popular (la Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, en 1957, fundada por obreras del Partido Comunista Salvadoreño) hasta 2008. Nos basamos en la investigación feminista mundial y en sus teorías

de género porque postulan una visión

liberadora de la mujer. En mi caso he tomado como base las investigaciones de las doctoras Marcela Lagarde y Martha Patricia Castañeda Salgado La Dra. Lagarde sostiene que “El género es más que una categoría, es una teoría amplia que abarca categorías, hipótesis, interpretaciones y conocimientos relativos al conjunto de fenómenos históricos

construidos

en torno al sexo. El género está

presente en el mundo, en las sociedades, en los sujetos sociales, en sus relaciones, en la política, en la cultura. El género es la categoría correspondiente al orden sociocultural configurado sobre

la base de la

sexualidad: la sexualidad a su vez definida históricamente por el orden genérico” (Lagarde, 97: .26)

Afirma además que el género es una construcción simbólica de los atributos asignados a las personas a partir del sexo: características biológicas, físicas, económicas, sociales, psicológicas, jurídicas, políticas y culturales.

Por su parte para la Dra. Castañeda afirma que “La investigación feminista está anclada en la teoría feminista… y es una manera particular de conocer y de producir conocimientos, caracterizada por su interés en que éstos contribuyan a erradicar la desigualdad de género que

3


marca las relaciones y las posiciones de las mujeres respecto de los hombres” (Castañeda, 2008:10-12)

Lo distintivo

de la investigación feminista es poner en el centro,

como

protagonistas en la construcción y la producción de conocimientos, a las mujeres en cuanto sujetos cognoscentes y sujetos cognoscibles.

Este doble rol de las mujeres ha sido posible por ciertas condiciones históricas, sociales y científicas. Tiene relación con la inserción de las mujeres en la ciencia, en la academia y en la construcción de su ciudadanía.

Sin embargo, no podemos sustraernos del tema por su vínculo tan estrecho con la construcción del sujeto político “mujeres ciudadanas por la demanda de sus derechos”

Las investigaciones centradas en las mujeres pretenden conocer y producir conocimientos para contribuir a la erradicación de las desigualdades de género, que derivan de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, lo cual puede resumirse en la subordinación de las mujeres a los hombres.

Nos interesan las mujeres no en su condición esencial, sino como producto de la construcción genérica, es decir, “como sujetos de género”. Coincido con la Dra. Patricia Castañeda cuando afirma que en la investigación feminista se trata “… de conocer los procesos a través de los cuales las mujeres, y cada mujer en su particularidad, sintetizan en sus vidas y experiencias, las condiciones género que las determinan. En esta perspectiva abonaron

de

las distintas

corrientes de pensamiento feminista contemporáneo al precisar la diferencia entre el concepto Mujer y la categoría Mujeres. Mujer refiere a la abstracción filosófica de su condición en el mundo. Mujeres alude a las mujeres concretas cuya situación permite aprehender las características comunes que las aglutinan en categorías sociales específicas” (Castañeda, 2008: 66)

. Las mujeres salvadoreñas sujetas de esta investigación feminista, han sido analizadas

desde

la

perspectiva

de

género,

herramienta

teórica

y

metodológica, que ha permitido elaborar una crítica a las áreas de conocimiento tradicionales, argumentando la necesidad de analizar en 4


profundidad la aplicación de conceptos y la superación de supuestos que aún persisten en las distintas disciplinas del saber. Complementando ese planteamiento, expone la Dra. Norma Blazquez: “Esta perspectiva (de género) no busca únicamente el examen de la población de las mujeres o de la condición

femenina para

eliminar la

subordinación, proporciona, además, una óptica diferente para reconocer la realidad y propone que si el conocimiento se construye, al menos en parte, desde la propia realidad social, es parcial si no toma en consideración las relaciones sociales fundamentales y especialmente las que se reproducen en términos de desigualdad y dominación, como la existente entre los géneros” (Blázquez, 2011:11)

La perspectiva de género, base fundamental de la teoría feminista, da marco a este trabajo, con sus categorías y conceptos de análisis que, con todo su potencial, me han permitido integrar las concepciones históricas, sociales y políticas de la sociedad salvadoreña.

La invisibilidad de las mujeres es uno de los elementos de su condición de género. La investigación feminista

tiene como objetivo hacerlas presentes,

abrir su accionar en la sociedad, explicando dónde y cómo están: “Saca a la luz los conocimientos, los saberes, los valores, las formas de producción, la participación en la reproducción, la estética, los conceptos filosóficos, los cuerpos y las sexualidades, las concepciones del mundo, las posiciones políticas, los aportes económicos, materiales y simbólicos, las creaciones artísticas, en fin, todas las expresiones del ser y hacer de las mujeres, que permanecen desconocidas, ignoradas, silenciadas u omitidas” (Castañeda, 2008: 87).

Un reto importante para seguir profundizando en este tema lo constituye el establecer mujeres, en

la diferencia entre investigación feminista

e

investigación

de

una primera aproximación se podría establecer que en la

investigación de mujeres

se parte de la condición de vida, entendida ésta

como: “conjunto de características que tienen las mujeres a partir de su condición genérica en determinadas circunstancias históricas. Expresa la existencia concreta de las mujeres particulares, a partir de sus condiciones reales de vida. Contiene e incluye: formación social:

5


donde se nace, vive y muere; relaciones de producción/reproducción: clase, grupo de clase, tipo de trabajo

de actividad vital. quién hace qué, cómo

hace qué . quien decide qué.

definiciones en torno a la maternidad.conyugalidad, filialidad adscripción familiar.Nivel de vida Acceso a bienes materiales y simbólicos etnia, lengua y religión definición política, grupo de edad, relaciones con H y M, con h en el poder, preferencias eróticas” (Lagarde, 1991: 50).

En la investigación feminista se parte del orden fundado sobre la sexualidad considerado como un orden de poder. La Dra. Lagarde, al respecto apunta. “Es conjunto es un complejo mosaico de

creación y distribución de los poderes que se

expresan y concretan en formas de vida, en oportunidades y restricciones diferenciales de acuerdo al sexo. Aquí juegan un papel preponderante la sociedad y el Estado quienes poseen un conjunto de objetivos ligados al control , al ordenamiento y sanción de la sexualidad. Es todo un complejo de mecanismos y

funciones estatales que orientan la vigilancia del

cumplimiento de la división sexual del trabajo y de la vida, controlando la subjetividad y los cuerpos de las y los ciudadanos, también le interesa el logro del consenso para que ese orden social y modo de vida se produzca y reproduzca” ( Lagarde, 1997: 66)

El avance teórico y metodológico de las investigaciones feministas y de género ha permitido desarrollar tres dimensiones:

La primera es la construcción sociocultural e histórica que se hace de las mujeres y los hombres. El género tiene su origen en cada época y sociedad, como diferenciación sexual de los cuerpos, concepción sujeta a cambio y transformación. Ahora, en 2013, ser mujer o ser hombre en El Salvador no es lo mismo que serlo en Irán, pues las normas, valores y actitudes adquieren manifestaciones diferentes en cada una de esas sociedades. De modo similar, Prudencia Ayala, cuando en 1930 se autoproclamó candidata a la Presidencia de El Salvador, no se imaginó que estaba sentando las bases para que ochenta años después una concertación de organizaciones y de mujeres independientes llevara su nombre y retomara su legado.1

En una segunda dimensión, el género también constituye una categoría de análisis social de la realidad, representa una nueva forma de interpretar la realidad para identificar los diferentes papeles y tareas que llevan a cabo los hombres y las mujeres en la sociedad, así como las asimetrías e inequidades 1

Se trata de la Concertación Feminista Prudencia Ayala-CFPA-que fue creada en 1997 por organizaciones de mujeres y mujeres independientes.

6


en las relaciones de poder. Reconocer las causas que las producen y formular mecanismos para superar esas brechas es aplicable a los ámbitos: laboral, educativo, familiar, personal. La categoría de género ha permitido estudiar la dinámica de las relaciones intrafamiliares, los roles, tareas, la posición que cada miembro tiene en el interior de la familia y las consecuencias desiguales de su ejercicio. En una tercera dimensión, el género es una categoría política dado que implica acción para transformar las inequidades. Reconoce al patriarcado como sistema de dominación y reconoce la construcción androcéntrica de nuestras sociedades. Ello implica cuestionar el sistema de dominación y establecer compromisos para transformar las inequidades, lo cual nos lleva a reconocer el accionar del movimiento de mujeres, la legitimidad de su lucha y la necesidad de que los estados establezcan políticas nacionales de equidad. En cuanto categoría para el análisis social de la realidad, el género ha permitido a las Ciencias Sociales

crecer en objetividad, en criterios de

verificación y en disciplinariedad.

Su principal aporte consiste en convertir a las mujeres en sujetos y objetos de conocimiento, lo cual en la práctica ha consistido en develar la actividad social femenina y en mostrar su valor específico. Para eso fue necesario ir descubriendo y construyendo categorías y metodologías que presentaran una visión objetiva del quehacer de mujeres y hombres en la sociedad.. Analizar la situación de las mujeres y de los hombres en el marco de las relaciones de

género se ha convertido en una tarea permanente de las

ciencias sociales.

Otro aporte ha sido el enfoque holístico e interdisciplinario de su planteamiento teórico, que integra diversas disciplinas científicas como la Antropología, la Psicología, la Filosofía, la Historia y la misma Sociología. Hay entonces una amplia variedad de posiciones y de formaciones, que

pueden ser

constantemente revisadas.

Desde esa óptica interdisciplinaria se han creado, en el ámbito de la Ciencias Sociales, nuevos mapas cognitivos. Este es el caso de las temáticas referidas

7


a la masculinidad, el erotismo, el cuerpo y la sexualidad con una mirada más plural

sobre

cuestiones que eran pensadas fundamentalmente por la

medicina, el derecho o la religión.

También recoge los resultados de la investigación académica, de mujeres y hombres, sin limitarse a los de mujeres para mujeres. Los

aportes de la

investigación feminista han permitido también a los hombres repensar ellos su propia particularidad.

Otro aporte ha sido el diálogo, la negociación y la circulación compartida por hombres y por mujeres, en espacios unas veces violentos y otras, pacíficos como parte de las dificultades para asumir los cambios.

Finalmente, el compromiso político y la toma de posición, radicales las más de las veces, frente a transformaciones progresivas pero estructurales del ser y quehacer sociales desde una identificación con causas de abierta implicación política, sin que ello afecte la objetividad de sus premisas ni la rigurosidad de su praxis científica.

Con la información obtenida nos propusimos analizar la participación de las mujeres en la construcción y el ejercicio de la ciudadanía, desde una perspectiva de género, lo cual implica por un lado, una forma de mirar y de pensar los procesos sociales, las necesidades, las demandas, los objetivos y beneficios del desarrollo, y por otro, supone una metodología de trabajo que considera a las mujeres como agentes de cambio que impulsen una adquisición individual y colectiva de poder (“empoderamiento”)2, que las ponga en equidad frente a los hombres y les posibilite relaciones con diferentes actores y espacios.

2

De acuerdo con Schuler, el empoderamiento es “un proceso por medio del cual las mujeres incrementan su capacidad de configurar sus propias vidas y su entorno; una evolución en la concientización de las mujeres sobre sí mismas, en su estatus y en su eficacia en las interacciones sociales”. Shuler, Margaret. “Los derechos de las mujeres son derechos humanos: la agenda internacional del empoderamiento”. En León, Magdalena (Compiladora). Poder y Empoderamiento de las Mujeres. TM Editores/U.N. Facultad de Ciencias Humanas: Bogotá, Colombia. 1997 Pp. 31

8


1. Objetivos de la investigación

A. Objetivos:

General: Proporcionar las bases para profundizar en la investigación socio-política e histórico-cultural de las mujeres organizadas en El Salvador.

Específicos: a. Sistematización crítica del proceso de gestación, evolución, desarrollo y consolidación del Movimiento de Mujeres, haciendo énfasis en sus momentos de mayor crecimiento y definición de sus estrategias. b. Análisis de las estrategias y principales ejes de acción del Movimiento de Mujeres, en el marco de la construcción y ejercicio de la ciudadanía, desde la perspectiva de género.

B. Planteamiento del problema

El problema o situaciòn que originó esta investigacióbn está relacionado con la identificación de la invisibilidad de las mujeres salvadoreñas en la historia y en la polìtica, tanto como personas individuales o como mujeres organizadas y/o participando activamente en los movimientos sociales, en los movimientos populares revolucionarios y en el movimiento de mujeres.

Argumentamos que dicha invisibilidad està directamente vinculada con las pautas socio culturales que han pautado qué es ser mujer y qué es ser hombre en la sociedad salvadoreña, están determinadas por el patriarcado, expresadas en comportamientos, formas de pensar, en la distribución del poder, en la vida privada y en la vida pública, como elementos que estructuran y activan las relaciones intergenéricas.

El presente estudio pretende exponer las raíces de esa invisibilidad y las múltiples formas de participación de las mujeres en la historia y en la política.

9


Sus líneas de atención se centran en la identificación de los principales momentos de las organizaciones de mujeres y de los avances en la construcción y ejercicio de su ciudadanía, avances y restricciones que impiden la participación equilibrada de mujeres y hombres en los espacios de poder público y adopción de decisiones, así como las circunstancias

y las

condiciones históricas y políticas a nivel nacional,regional e internacional que permitieron el auge, desarrollo y la potenciación de organizaciones de mujeres que conformaron el Movimiento de Mujeres en El Salvador, en el período comprendido entre 1986 y 2008. Y sus antecedentes inmediatos.

La

metodología de trabajo ha incluido la revisión y el análisis

de textos

especializados, tanto a nivel nacional como centroamericano y latinoamericano, entre ellos los instrumentos internacionales y nacionales que protegen y tutelan los derechos de las mujeres, e información estadística sobre la participación ciudadana y política de las mujeres.

Se tomaron en cuenta fuentes primarias y secundarias, entrevistas a lideresas y revisión biblio-hemerográfica en el Archivo General de la Nación y el Museo Nacional de Antropología. También hemos realizado entrevistas a informantes clave: especialistas, militantes feministas, conductoras de movimientos sociales, a quienes agradecemos su disposición y su tiempo para socializar su experiencia investigativa. Las entrevistas se realizaron para obtener datos de las lideresas.

También se

ha realizado una revisión socio-histórica de

los aportes

individuales y colectivos de las mujeres a los cambios socio-culturales y políticos en El Salvador. Las entrevistas personales han resultado valiosas tanto para conocer los aportes individuales como para fundamentar los aportes generacionales o

grupales, dada la escasez bibliográfica sobre algunos

períodos, especialmente el de 1930 a 1950; han servido igualmente para comprender las primeras inquietudes acerca del feminismo y de los roles de las mujeres en la sociedad salvadoreña. Se realizaron alrededor de veinte y cinco entrevistas a lo largo de diez años, con el objetivo de enriquecer y cubrir los vacíos de los materiales escritos.

10


C .Estructura de la Investigación

Este

trabajo de investigación se divide en dos momentos: el período de

transición de post-guerra, de 1992 a 1995, y luego un segundo momento, que parte del accionar y ascenso del Movimiento de Mujeres (MM) y sus estrategias de acción, de 1996 a 2008.

El análisis de nuestro objeto de estudio se realizó desde la teoría feminista tomando el contexto salvadoreño como una totalidad socioeconómica y política desde el surgimiento de la primera organización de mujeres de base popular (la Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, en 1957, fundada por obreras del Partido Comunista Salvadoreño) hasta 2008. Nos basamos en la investigación feminista mundial y en sus teorías

de género porque postulan una visión

liberadora de la mujer.

Sus líneas de atención se centran en la sistematización crítica del proceso de gestación, evolución, desarrollo y consolidación del Movimiento de Mujeres, en El Salvador y el análisis de las estrategias y sus principales ejes de acción, en el marco de la construcción y ejercicio de la ciudadanía. En un contexto de limitaciones y restricciones que impiden la participación equilibrada de mujeres y hombres en los espacios de poder.

Bajo estas consideraciones, el presente estudio busca contribuir al análisis y a la reflexión

para profundizar en la investigación socio-política e histórico-

cultural de las mujeres organizadas en El Salvador.

En el capítulo I, se exponen el análisis histórico de la Investigación, la relación entre política y género para explicar la participación política de las mujeres, la socialización genérica y la conformación de las esferas pública y privada; el sufragio como un derecho y la construcción de la ciudadanía de las salvadoreñas. Los nuevos movimientos sociales y el movimiento de mujeres en el contexto de post guerra.

11


En el capítulo II se inicia con

la creación de Fraternidad de Mujeres

Salvadoreñas en 1957, se analiza la gestación de organizaciones femeninas, muchas de ellas conformadas en el exilio y otras dentro del país, para apoyar la lucha popular. Se analizan los inicios del actual Movimiento de Mujeres-MM- y la integración de la perspectiva de género en las demandas y denuncias. Asimismo le empiezan a dar una dimensión regional e internacional al incipiente movimiento.

El Capítulo III presenta un análisis de los hechos que van de los Acuerdos de Paz a la eclosión de organizaciones de mujeres bases del Movimiento de Mujeres de El Salvador. Así como el papel de las ex guerrilleras en la creación de las principales organizaciones de mujeres que conformarían dicho movimiento.

Las Estrategias del Movimiento de Mujeres en El Salvador: 1996- 2008, se analizan en el Capítulo IV, se presenta un Balance Mínimo del Movimiento de Mujeres y los principales aportes a la Sociedad Salvadoreña

12


CAPITULO I

1. Análisis histórico de la Investigación

Si bien en términos jurídicos, mujeres y hombres gozan de iguales derechos para participar en la vida política del país, esa igualdad no se da en la práctica porque la participación no es igualitaria en el ámbito público. La participación de las mujeres ha sido lenta y más bien escasa.

Los espacios políticos todavía suelen entenderse en códigos masculinos, ya que siguen siendo los hombres quienes mayoritariamente ocupan los cargos públicos y quienes toman las decisiones ejecutivas excluyendo o marginando a las mujeres de los procesos estratégicos y de las deliberaciones sobre el interés colectivo.

Al no tener igualdad de oportunidades la ciudadanía femenina sigue siendo “incompleta” o “de segunda”. Su presencia es muy limitada en los espacios de poder; y cuando logran acceder a ellos, se ven restringidas por la discriminación o por diversas formas de violencia.

1.2.

La participación política de las mujeres desde la teoría de género

La teoría de género permite sopesar la participación política concreta de las mujeres,

así como identificar y explicar los mecanismos estructurales y

culturales que determinan la desigualdad.3 La política constituye uno de los ámbitos sustantivos en que se expresa la desigualdad entre hombres y mujeres. Sus dispositivos y estructuras restringen el derecho de las mujeres para acceder y participar de la misma manera que los hombres en los ámbitos que definen el interés colectivo.

3

El género se refiere a los significados que la sociedad asigna a mujeres y hombres por medio de la diferenciación de roles, actitudes, conductas y responsabilidades definidas como “propias de mujeres” y “propias de hombres”. Esta categoría se centra en las relaciones sociales entre hombres y mujeres (es decir, relaciones de género), por ello es importante subrayar que género no es sinónimo de mujeres. Según Joan Scott (2003), el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder; es un elemento constitutivo de las relaciones de género basadas en las diferencias que distinguen los sexos. De tal manera que las identidades femeninas y masculinas se encuentran determinadas por los procesos diferenciados de socialización, por lo que no son simples derivaciones de las diferencias biológicas, sino complejas construcciones sociales cargadas de significados que se proyectan y activan por medio de las diversas estructuras que regulan la sociedad (Scott, 2003: pp. 289-301).

13


Los miembros de una comunidad se involucran en la política para regular conflictos y adoptar decisiones vinculantes, es decir, obligatorias para los miembros de esa comunidad.

Nos podemos aproximar al estudio de la política a partir de una descripción de la estructura política existente en una sociedad determinada. Desde esta perspectiva nos preguntaremos de qué forma se organiza la acción política, ya sea a lo largo de la historia de las diferentes formaciones sociales o a partir de las reglas, los códigos y las instituciones que la definen puntualmente.

La política adquiere diversas formas que se resumen en tres: estructuras, procesos y resultados. La política se plasma en un conjunto de instituciones o reglas (recogidas primordialmente en la Constitución o leyes fundamentales del Estado) que establecen el contexto en el cual se desarrolla la intervención política. Esta se configura como un proceso en el que participan actores que representan al Estado (por ejemplo, el gobierno), a los electores (los partidos políticos) o a determinados grupos sociales (por ejemplo, los sindicatos y las asociaciones empresariales) que, desde perspectivas diversas y, en ocasiones, opuestas, discuten, negocian y acuerdan determinados cursos de acción. Si tales discusiones, negociaciones y acuerdos son efectivos, producen resultados formales (pactos suscritos, normas legales aprobadas...) o informales (compromisos orales) orientados hacia la solución temporal o definitiva de los problemas que suscitaron la intervención. La política conjuga, pues, estabilidad (estructuras y resultados) con dinamismo (procesos), si bien, como es obvio, lo estable no es permanente o inmutable. Los actores que intervienen en el proceso político intentan hacer valer su capacidad de influir en la toma decisiones a fin de que éstas se ajusten a sus valores (o preferencias ideológicas) e intereses. A esa capacidad de influencia se le denomina poder político.

La distribución del poder político en una sociedad concreta depende del tipo de régimen: “…las democracias reparten el poder político entre muchos actores, comenzando por los votantes. Por el contrario, las dictaduras concentran el poder político en determinadas instancias, privando del mismo a todas las

14


que pueden perturbar la forma de gobernar impuesta, en primer lugar, a la ciudadanía” (Vallés, 2006: .20).

La teoría política y los estudios de género han buscado explicar, durante décadas, las razones de la persistente marginación y exclusión de las mujeres de las esferas políticas y los efectos de ello en la imposibilidad de avanzar hacia una mayor equidad social y hacia el empoderamiento de las mujeres como sujetos sociales. Pese a ello las inequidades de género se mantienen vigentes en la participación política a pesar de la igualdad formal de las personas ante la ley que garantiza igual goce de derechos a mujeres y hombres, situación que constituye un problema central en las democracias modernas.

Según la teoría de género, las raíces de esta desigualdad se ubican en la propia constitución del Estado moderno surgido de la Ilustración. 4 Este movimiento político-filosófico se desarrolló en el siglo XVIII y planteó como atributos masculinos: la razón, la igualdad, la individualidad y la autonomía de los individuos. Se argumentaba que la individualidad y la autonomía eran cualidades propias y exclusivas de los hombres y en consecuencia, también lo serían de la ciudadanía.

En La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) se impuso el sello masculino excluyendo a las mujeres como titulares de derechos, negándoles la categoría de la ciudadanía y como consecuencia los derechos inherentes a esa condición. La filosofía de la Ilustración consideraba la razón y la igualdad como cualidades intrínsecas del hombre, no así de la mujer.

Como resultado de lo anterior, se universalizó la visión androcéntrica del mundo, al definirse

al hombre como sujeto de derechos.

Alda Facio

explicita al respecto:

4 La Ilustración se originó en Europa, particularmente en Francia e Inglaterra durante el siglo XVIII. Este movimiento reivindicó una nueva ideología que buscaba iluminar al mundo (“Siglo de las Luces”), a través del uso sistemático de la razón.

15


“El androcentrismo

que

permea

todas

nuestras instituciones ha

redundado en que todas las disposiciones legales tengan como parámetro, modelo o prototipo al macho de la especie humana, de la misma manera en que la anatomía toma como modelo al cuerpo masculino y de la misma manera en que el concepto de ser humano se .

reduce al concepto de hombre” (Facio, 1992 : .74)

Consecuentemente, la política se delimitó como un ámbito masculino, y se justificó la exclusión de las mujeres por su supuesta imposibilidad de concebir ideas y discernir ideologías o normas morales. La filosofía de la Ilustración puso en entredicho la calidad de humanas de las mujeres en cuanto al ejercicio de loa autoridad, del liderazgo y de las decisiones de interés colectivo. Se les excluyó del estatus de individuo y se les privó de la participación en el mundo público. Las bases de la política se pensaron y definieron a partir de las normas y prácticas masculinas (Medina, 2010: 18).

Para cumplir cabalmente su papel las cualidades que tendrían que ser cultivadas en los hombres se centrarían en desarrollar su autonomía, su individuación5 y su liderazgo. Las mujeres, en contraste, deberían ser socializadas siempre bajo la tutela de un varón (el padre, el hermano, el esposo), confinadas a la vida privada, orientando su educación a la sumisión, a la dependencia y a la obediencia, con la maternidad como su papel prioritario.

Este proceso de socialización se fundamenta en el sistema patriarcal, es decir en la ideología y en las estructuras institucionales que mantienen la opresión de las mujeres. Según Alda Facio es “Un sistema que se origina en la familia dominada por el padre, estructura reproducida en todo el orden social y mantenida por el conjunto de instituciones de la sociedad política y civil, orientadas hacia la promoción del consenso en torno a un orden social, económico, religioso y político, que determinan que el grupo, casta o clase compuesto por mujeres, siempre estará subordinado al grupo, casta o clase compuesto por hombres, aunque puede ser que una o varias mujeres tengan poder, hasta mucho poder, como las reinas y primeras ministras, o que todas las mujeres ejerzan cierto tipo de

5

Individuación se refiere a la propia persona u otra, con abstracción de las demás, en: Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española: 1992.

16


poder como lo es el poder que ejercen las madres sobre los hijos y las hijas” ,

(Facio, 1992: 38).

La oposición entre las cualidades “propias de los hombres” y las “propias de las mujeres” conformaría al espacio público como

esencialmente

masculino, mientras que el espacio privado sería inherente a lo femenino, el lugar “natural” de las mujeres, que se distingue por su subordinación real y simbólica al poder masculino. En público se ubicaría lo político, lo social, lo económico, lo cultural, es decir, todas aquellas actividades o esferas vitales para el interés colectivo de la sociedad. En oposición, el espacio privado se conformaría en la esfera íntima de lo familiar y de lo doméstico. La dicotomía entre lo público y lo privado determinó la división sexual del trabajo, que se caracteriza por la definición de jerarquías, disparidades y relaciones de poder entre los géneros. Lo masculino se impuso sobre lo femenino generando desigualdades y discriminaciones en cuanto al acceso, uso y control de oportunidades, en la adopción de decisiones, en el manejo de los recursos, así como en la falta de reconocimiento de sus derechos.

1.3 Discriminación: Mujeres socializadas para accionar en el espacio privado Lo que ha mantenido a las mujeres fuera de la política es la división que existe entre lo público y lo privado, división en la que tradicionalmente la mujer se ocupa de la reproducción en el ámbito privado y el hombre de la producción en el ámbito público, “así pues, este modelo de familia dejó asignadas a las mujeres a un espacio real y simbólico -que representa a la naturaleza- la choza como espacio privado y en que quedan en una posición de subordinación e inferioridad frente a los varones. En contraste, son estos quienes salen al mundo exterior de la cultura, es decir, a la esfera pública” (Sánchez, 2001. Citado en Ulloa, 2007: p. 218). Las mujeres se encuentran en desventaja en comparación con los hombres, ya que ellos han sido educados para estar en ese espacio, en cambio a ellas mujeres se les educa de forma diferente aun cuando se sabe que ya no están sometidas a permanecer en casa.

17


La permanencia histórica de la mujer en lo privado la ha llevado a verse ella misma de forma “natural” como la encargada del trabajo doméstico, pues aunque trabaje es quien también asume las funciones del hogar en la mayoría de casos; duplica así su trabajo y a la vez se excluye de la política. A ese respecto señala Nordstrom “cómo una diferencia biológica, que en sí misma no entraña inferioridad, ha sido causa de una exclusión sistemática de la mujer del poder político, mediante el ejercicio del poder político” (Nordstrom, 1990: 24). La política ha ido alimentando la desigualdad y legitimando el status quo, “la división sexual del trabajo transformó el sexo biológico en género social” (Ulloa, 2007: 225). Así, la discriminación y la exclusión de la mujer se explican como la división sexual del trabajo. A ese respecto, Brown habla de una inclusiónexcluyente: “La inclusión-excluyente para quienes se ven como los otros y las otras, estuvo presente desde el inicio. En el caso de las mujeres, su no inclusión estuvo relacionada con la asociación de éstas a la naturaleza por oposición al mundo de la cultura, privilegio exclusivo de los varones. Una cultura, cabe aclarar, en la que tendrá preeminencia el concepto ilustrado de razón, del que eran portadores los varones y del que carecían las mujeres”. (Brown, 2004: 115).

Apelando a la naturaleza, se trataba de justificar la supuesta incapacidad de las mujeres para el ejercicio político. El mismo Brown explica cómo y para qué era incluida la mujer: “Si las mujeres eran idénticas, no eran iguales ni individualizables. Carentes de razón y de autodeterminación, se les excluyó sin más del pacto aunque fueran incluidas también bajo el tutelaje y la protección del padre de familia (o el Estado) y tratadas como eternas menores de edad” (Ibid: 115).

El contrato social implicó la subsunción del contrato sexual entendido como no político. No fue resultado de un efecto no querido, sino una de las condiciones para su establecimiento” (Ibíd.: 125).

18


Este planteamiento concuerda con el de Ulloa en que la división sexual del trabajo convirtió lo biológico en género social, atribuyéndose a la naturaleza la exclusión y discriminación de las mujeres. Mientras que los hombres eran vistos como seres racionales capacitados para tomar decisiones inteligentes, las mujeres eran vistas como

incapaces para la política relegando así su

funcionalidad sólo a la reproducción del sistema.

En torno a ese mismo contrato social que reducía la función de la mujer a lo privado, Postigo asegura que “el pacto que tuvo lugar entre sujetos libres e iguales y que dio lugar a la sociedad civil estuvo acompañado por otro contrato paralelo entre hombres y mujeres que consolidó sus obligaciones peculiares dentro de la ciudadanía: el matrimonio. Como resultado de éste, las mujeres prometieron obediencia a los hombres a cambio de protección, y se ocuparon de las funciones reproductivas en la esfera doméstica”. (Postigo, 2006: 4). Es plausible la correspondencia entre los planteamientos de estas autoras acerca del contrato social que dio paso al contrato sexual.

1.4 El sufragio como un derecho de las mujeres¡Error! Marcador no definido.

El movimiento social internacional conocido como sufragismo surge del debate de la Ilustración sobre la exclusión de las mujeres del pacto social que dio origen al Estado moderno. Los derechos políticos y la ciudadanía tenían como fundamento la exclusión femenina y la confirmación de los varones como sujetos políticos. El sufragio era restringido según requisitos económicos, raciales y sociales.

A finales del siglo XIX las mujeres no eran sujetos legales y se definían como seres dependientes del padre o del marido; se evocaba la feminidad desde la maternidad, la entrega a la familia y el confinamiento en la casa. En contraste, el varón era considerado un ciudadano y sujeto político activo. Ellas para la casa (esfera privada) y ellos para la política (esfera pública), tal como lo habían diseñado “ilustradamente” los pensadores franceses.

19


El voto se les negó a las mujeres en el siglo XIX y hasta mediados del XX. Las constituciones adoptadas en las repúblicas latinoamericanas dotaron a las mujeres de nacionalidad por nacimiento en el territorio nacional, pero no de ciudadanía, entendida ésta como el derecho a elegir y a ser elegido. Las constituciones de América Latina “enfatizaban el género: se dirigían a un ser emblemáticamente hombre: el ciudadano; los hombres mayores de edad” (Lavrín, 2002: 47 )

Las luchas sufragistas permitieron avances en la construcción de la ciudadanía femenina, noción que cubre tres dimensiones: la social, sobre los derechos del bienestar social y económico; la política, que se centra en el derecho al voto y a la intervención en lo público; y la civil, que abarca la libertad individual, la igualdad ante la ley, los derechos de propiedad y de justicia.

El enfoque social podría aplicarse a ciertas propuestas del feminismo histórico que desde la valoración positiva de la maternidad criticaban el monopolio masculino no tanto en relación con la política sino más bien con el bienestar social y con la sociedad civil.

La demanda del sufragio femenino trasciende la dimensión de ciudadanía política; fue considerada como una reivindicación radical en cuanto a las pautas culturales y las conductas de género. Esta lucha no fue fácil, duró aproximadamente 80 años, lapso equivalente a tres generaciones de mujeres. Los argumentos de los anti-sufragistas expresaban la preocupación de que el sufragio femenino llevara a la masculinización de las mujeres, al abandono de sus deberes familiares y al libertinaje sexual.

A través del sufragismo se afirmó la necesidad de fortalecer los procesos de individuación de las mujeres y de su autonomía en la toma de decisiones. En 1948 se reconoció internacionalmente como derecho humano fundamental la participación de las mujeres en la vida la política, a través de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece, en el Artículo 21, el derecho de toda persona a participar en el gobierno de su país. Si bien esta declaración como reconocimiento internacional es un tanto difusa, contribuyó a que la mayoría de las naciones hicieran un reconocimiento jurídico-legal, la

20


igualdad entre mujeres y hombres, el cual supone que todos los individuos son iguales ante la ley. La igualdad jurídica de mujeres y hombres se fundamenta en la asignación igual de los derechos fundamentales para todas las personas, eliminando por tanto los obstáculos para que cada individuo desarrolle sus capacidades en las distintas esferas de la vida.

Por ejemplo, en Estados Unidos el movimiento sufragista estuvo ligado al movimiento antiesclavista. Una de las resoluciones de la Convención de Séneca Falls, Nueva York, en 1848, que convocó a las mujeres a “discutir la condición social, civil, religiosa y los derechos de la mujer”, culminó con la Declaración de Sentimientos, en la cual se rechazó el estatus social subordinado de las mujeres estadounidenses, y se estableció que era un deber de las mujeres estadounidenses “asegurar su derecho sagrado al sufragio electivo”. Así se marcó en ese país el inicio de la lucha sufragista.

En América Latina no fue sino hasta los años veinte y treinta del siglo XX que se desarrolló un movimiento sufragista propiamente dicho. Si bien desde el siglo XIX se dieron hechos aislados en algunos países, el voto femenino no fue visto como una prioridad ni considerado en las agendas de las organizaciones de mujeres latinoamericanas, que surgieron en el siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, ya que se privilegiaron las demandas de la educación y otros derechos civiles.

Para algunas autoras como, Rina Villars, una de las razones básicas que explica el carácter marginal que tuvo en sus inicios la demanda del sufragio femenino, fue la ausencia de una tradición sufragista democrática en América Latina debido, entre otras causas, al persistente caudillismo en la mayoría de los países de la región, en donde los procesos electorales fueron prácticas dominadas por la violencia y la ilegalidad. Por ejemplo, “…entre 1850 y 1900 solamente el 2.3% de la población masculina en América Latina tuvo acceso al sufragio” (Villars, 2001: 137)

21


La ausencia de una práctica sufragista efectiva en la población masculina sumada a las prácticas patriarcales, determinó que las primeras feministas latinoamericanas privilegiaran las demandas de

educación y de derechos

civiles y postergaran la demanda sufragista. En México, por ejemplo, el movimiento sufragista generó reacciones encontradas en la opinión pública y en la prensa se publicaron con frecuencia virulentas caricaturas en contra del sufragio, en las que las mujeres aparecían en imágenes grotescas subvirtiendo los

roles

sexuales:

el

hombre

asumía

funciones

domésticas

que

tradicionalmente desarrollan las mujeres. El sufragismo mexicano contó con líderesas destacadas, apoyadas por el contexto de la revolución y los cambios constitucionales; sin embargo su lucha culminó en 1948.

En Costa Rica los opositores al sufragio femenino argumentaron por la prensa que las mujeres no tenían capacidad para participar en política; y expresaron el temor de que ellas descuidaran sus obligaciones como esposas y como madres. En Honduras no puede hablarse de un movimiento sufragista entendido como el conjunto organizado de acciones colectivas en pro de los derechos políticos de las mujeres hasta en los años cuarenta del siglo XX. El Ecuador fue el primer país en otorgar el derecho al voto, en 1929, como una medida política de la coalición conservadora, entonces en el poder, que buscaba ampliar su base en el “sector” femenino.

Algo similar ocurrió, en 1939, en El Salvador como resultado de una reforma constitucional durante la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez. Mientras que el voto masculino fue consignado como obligatorio, el femenino se dejó como voluntario, efectivo solamente para las mujeres que tuvieran por lo menos tres años de educación primaria; sin embargo, “es fácil deducir que la aprobación del sufragio femenino tuvo entre sus motivaciones, la necesidad del régimen de ampliar su base política entre las mujeres y garantizar el apoyo de éstas para la reelección de Martínez” (Íbidem: 147). (Villars, 2001 :147)

Sintetizando: en América Latina la promulgación del voto femenino no tuvo un carácter homogéneo sino que fue el resultado de la combinación de muchos

22


factores: campañas pro-sufragistas llevadas a cabo por mujeres feministas, intereses

de las élites de poder, procesos internos de democratización o

modernización y la presión internacional que después de la segunda guerra mundial favoreció el ensanchamiento de la democracia en la mayoría de los países del mundo.

Estudios recientes (Rodríguez, 2002: s/n) consideran que si bien en el período de 1890-1930 prevalecía en Centro América una visión conservadora de las mujeres y del Estado sobre los roles de género, por el papel decisivo de las mujeres en los procesos de reforma social, construcción de la nación y mantenimiento del orden social, hubo en El Salvador voces disidentes y contestatarias, como la de Prudencia Ayala, quien colocó el sufragio femenino en la agenda nacional.

Las salvadoreñas poco a poco recibieron el influjo del movimiento feminista mundial, que ya llevaba algunos años de haberse constituido formalmente: en 1888 se creó el Consejo Internacional de Mujeres. En 1921 se organizó en Madrid una Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas que promovió la formación de ligas femeninas en los países latinoamericanos.

En la Sexta Conferencia Panamericana de La Habana, en 1928, se estableció la Comisión Interamericana de la Mujer (CIM), para el estudio de las condiciones civiles de las mujeres. En ese mismo año en el Congreso Internacional Femenino de Buenos Aires, estuvo presente la salvadoreña Alicia Lardé de Venturino. También en la Universidad Popular (creada por líderes comunistas) se organizaban conferencias con destacadas figuras femeninas y escritores salvadoreños como Alberto Masferrer.

El primer logro de la CIM fue la Resolución de la Octava Conferencia Internacional Americana. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, la recién creada Organización de las Naciones Unidas asumió la necesidad de evaluar la situación de las mujeres y plantear acciones, fundamentalmente de corte tradicional. 23


Otra muestra de la participación política de las mujeres salvadoreñas se dio en 1932, cuando un número considerable de mujeres de la ciudad, en su mayoría campesinas, se sumaron al movimiento encabezado por Farabundo Martí y formaron comités de mujeres campesinas para apoyar el levantamiento que fue reprimido indiscriminadamente por las tropas del General Maximiliano Hernández Martínez.

Los relatos de la época dan cuenta de que, durante esas jornadas insurreccionales, las fuerzas rebeldes fueron expulsadas por las tropas del ejército y se alojaron en Sonzacate, un pueblo de origen indígena, situado en el occidental departamento de Sonsonate. El pueblo de Sonzacate se convirtió en un bastión revolucionario, se destacó entre los rebeldes una mujer conocida como la “camarada Julia” o “Julia la Roja”, quien desempeñó un papel importante en la defensa de ese bastión.6 Norma Guirola de Herrera retoma de las memorias del líder obrero Miguel Mármol que: “.. muchas de ellas ayudaron a curar heridos, a esconder compañeros, a trasladar militantes del golpeado partido Comunista Salvadoreño. Cientos de mujeres anónimas ayudaron a la reconstrucción del partido que había perdido a sus principales dirigentes pero que continuaba firme en la lucha”. (Guirola, 1983:15; Dalton,1983:70)

En 1939, igual que en 1930 en la coyuntura de Prudencia Ayala, la prensa dio amplia cobertura al tema, reproduciendo casi en su totalidad el debate de la Asamblea Constituyente

acerca del derecho de las mujeres al voto. La

Comisión redactora, para justificar la inclusión del artículo que otorgaba ese derecho, contó con la participación del Dr. Carlos Escobar Serrano para que, como ponente del proyecto, lo argumentara ante la Asamblea Constituyente. Para esta innovación, la comisión se basó en dos cosas: “Primero que hay muchas mujeres muy inteligentes, preparadas y patriotas; y segundo que nunca se ha evitado que la mujer tome participación en la lucha política. Cuando se trata de elecciones supremas o locales lo primero que aparece es un comité femenino; es cosa a la cual están habituadas ya las 6

Camarada Julia es mencionada de manera escueta por Thomas Anderson ( EDUCA: 1976), en El Salvador, Sucesos Políticos de 1932 , en la p.184 ,no hay más datos.

24


mujeres salvadoreñas. ¿Por qué no reconocerles ese derecho dentro del marco legal? Cuando nuestros abuelos introdujeron la separación de la Iglesia y el Estado se creyó que vendría una bancarrota social; cuando nuestros padres proclamaron principios más revolucionarios también se creyó que vendrían perturbaciones sociales; nada de eso

ocurrió. Ahora al dar

nosotros el voto a la mujer, estoy seguro que tampoco habrá bancarrota en la sociedad” (LP, 1938: 6dic).

El punto generó debates, como era de esperarse en la sociedad patriarcal salvadoreña, dando lugar a participaciones encontradas. Un ejemplo: el diputado Guzmán Trigueros apoyó la iniciativa con esta opinión: “…está justificado que la asamblea conceda el derecho al voto a la mujer. La humanidad se encamina hacia

la guerra y amenaza destruir la

civilización. En tanto la mujer no tenga derecho al sufragio no podrá oponerse a la guerra; no poca ha de ser entonces la influencia de la mujer para que El Salvador no se lance a la guerra en un caso dado. Debemos ir hacia la paz y si la mujer no interviene en la vida nacional, esa finalidad contra la guerra la vamos a perder. Démosle el voto a la mujer con restricciones porque es un ensayo y no sabemos el resultado. Al hacerlo así procedemos con buenas intenciones. El diputado doctor Jaimes dijo que le parecía innecesario discutir sobre el voto

a la mujer: Las palabras dichas han demostrado que con esta

innovación se sienta el principio de que la mujer está en condiciones iguales al hombre” (ibidem).

Por su lado el diputado Aguilar pidió que “si se dice tácitamente que tienen deberes y derechos, que se les den en forma efectiva. Actualmente han llegado muchas mujeres al mismo nivel del hombre” .

Cáceres Prendes (1995) afirma que si bien la mayoría de las intervenciones de los diputados fueron favorables a la propuesta, si se analizan sus argumentos, resulta que, por un lado, lo ligan estereotipadamente con aquellos símbolos que caracterizan el ser mujer: la paz y el sostén espiritual de la sociedad, ya que no se “puede ir a la bancarrota”; y por otro lado, con algunas restricciones ya que se trataba de un ensayo del cual no se sabían los resultados.

25


La cuestión se dejó condicionada a una reglamentación que posteriormente debía emitirse como ley de la República: “…hay que reconocer el derecho como ensayo para que la ley sea la que se reforme y no la Constitución en caso de que no resulte favorable; pues la enmienda de la Constitución no se podría efectuar con la misma facilidad que una reforma de las leyes afectaría”

El artículo fue finalmente aprobado con 27 votos a favor y 8 en contra, en sesión de la Asamblea Nacional Constituyente, del 5 de diciembre de 1938, con la siguiente redacción: “Se otorga a la mujer salvadoreña el derecho del sufragio con las limitaciones y condiciones que determinará la ley reglamentaria de elecciones”.

El Salvador fue el primer país centroamericano en otorgar el voto a las mujeres. Sin embargo, el artículo Constitucional nunca se produjo, al parecer por las dificultades políticas y sociales que en sus últimos cinco años enfrentó el régimen dictatorial de Hernández Martínez, quien habría tenido particular interés en impulsar esta iniciativa, ya que veía en el voto femenino un caudal electoral a favor de su reelección.

Justamente en los meses previos a la caída de Martínez, surgió una organización de mujeres con fines políticos: el Frente Democrático Femenino que tenía como objetivo promover la incorporación de las mujeres de los distintos estratos sociales a la lucha por los cambios, las reformas democráticas al sistema político y la demanda de la renuncia de Martínez.

Los cambios democráticos que buscaba el Movimiento del 447, que fueron la reforma del sistema político y la instauración de la democracia en El Salvador, no aparecieron después de la caída de Martínez, por lo que la lucha continuó con los mismos objetivos. En 1945 nace la Asociación de Mujeres Democráticas de El Salvador, cuyas actividades continuaron siendo las mismas del Movimiento del 44. Esta organización estableció un órgano divulgativo 7

Se conoce así al movimiento social que aglutinó mujeres y hombres de diferentes sectores sociales y políticos que realizaron acciones resistencia y denuncia exigiendo la renuncia del dictador Maximiliano Hernández Martínez, fundador de la dictadura militar en El Salvador en 1931.

26


propio que se denominó Tribuna Feminista, cuya orientación estaba marcada por la coyuntura política del momento.

En 1948 se aprobó la Convención sobre los Derechos Políticos y Civiles de la Mujer, la cual fue ratificada por El Salvador en 1951. Se fundó la Liga Femenina Salvadoreña en 1947, que incidió en la conquista del sufragio sin restricciones, en 1950.

En la VIII Conferencia Panamericana de diciembre de 1947 en Perú, patrocinada por la Unión Panamericana, se impulsó la igualdad entre mujeres y hombres y se recomendó su incorporación en las legislaciones de cada país, en lo cual ya se habían adelantado: Uruguay, Paraguay y Cuba. El Salvador estuvo ahí representado por Dña. María Guillén de Rivas, quien presentó una ponencia titulada “Las Mujeres salvadoreñas piden igualdad con los hombres”

En 1948 se firmaron otros dos convenios: la Convención Interamericana sobre la Concesión de los Derechos Políticos de la Mujer, en la cual se reconoce que “el derecho al voto y a ser elegido para un cargo nacional no deberá negarse por razones de sexo”; y la Convención Interamericana sobre la Concesión de los Derechos Civiles de la Mujer, en la que los “Estados Americanos convienen en otorgar a la mujer los mismos derechos civiles que goza el hombre”.

Tras el derrocamiento de Hernández Martínez, un hombre de su confianza, el General Salvador Castaneda Castro, fue elegido presidente, en 1945. Muchos obreros habían sido encarcelados

y se había exiliado a los dirigentes

reformistas. exiliados. Se dio entonces una reactivación del movimiento social, especialmente del movimiento obrero, demandando el contrato colectivo, una jornada de ocho horas, el derecho de huelga y libertades civiles para todos. En diciembre de 1948, el General Castaneda fue depuesto mediante un golpe militar. El panorama económico y político de la época se perfila en esta cita: “Las divisiones en el seno de la oligarquía, que venían de 1944 (con la caída de Martínez), tenían que ser resueltas. Los precios del café consistentemente elevados durante el período de la post guerra habían evitado el caos. Sin embargo, los elementos más visionarios de El Salvador

27


sabían que algunas cosas tendrían que cambiar para que todo siguiera igual” (Armstrong y Rubín, 1983:44)

Los oligarcas modernizadores que intentaban la diversificación de su propia riqueza

y de la base económica del país, se impusieron a los oligarcas

terratenientes

cuyas

fortunas

estaban

enraizadas

en

la

economía

agroexportadora y no querían participar en el desarrollo del país. En los años cincuenta comenzaron a circular opiniones diferentes con respecto a los medios políticos y económicos que pudieran mantener esa prosperidad.

Como salida

buscaron aliados en una nueva generación de militares que

habían sido formados en el extranjero, muchos en USA; eran profesionales y tecnócratas

menos que generales de carrera,

partidarios de sacar a El

Salvador del monocultivo del café, deseosos de que el ejército contribuyera no a la represión sino al desarrollo del país. De este grupo surgió el Coronel Oscar Osorio quien dirigió el golpe de estado y dos años después, en 1952, fue elegido Presidente.

La revolución de diciembre de 1948 dio inicio a un período de modernización sin precedentes en el país: en el ámbito cultural, se pretendía articular un discurso de nación y de identidades cívicas, adoptando como eje un proyecto modernizador. Estos intentos del Estado afectaron a las mujeres.

Según Armstrong y Rubín (ibid: 45) el gobierno de Osorio desarrolló una estrategia de tres vertientes que “ permanecería como el marco de dominación en El Salvador durante las décadas por venir: a) el desarrollismo: la creación de las condiciones para permitir la expansión y modernización de la economía; b) el reformismo: ajustar las estructuras sociales y políticas existentes para mantener el sistema un paso delante de sus propias contradicciones; y c) la represión que se reservaba para quienes no pudieran ser absorbidos porque querían más que un cambio paliativo”.

El historiador Jorge Cáceres Prendes (1993) hace un análisis sobre el surgimiento de las organizaciones feministas en la coyuntura de modernización del estado durante el período 1948-50.

28


Se adoptó en 1950 una nueva Constitución que logró articular la propuesta modernizadora y establecer los principios que han orientado hasta el presente la acción del Estado. En las discusiones previas a la aprobación de esa Carta Magna participaron activamente varias intelectuales.

En 1948-1949 se intentó conformar un movimiento social de apoyo al proyecto gubernamental

incorporando a diferentes sectores. En la conformación del

Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD), oficialista, se organizaron sectores como el “PRUD obrero” y el “PRUD femenino”, en el cual participaron mujeres con alguna tradición de lucha a favor de las causas feministas.

El voto femenino

aparece plenamente en la Constitución de 1950, al ser

establecido el voto universal sin impedimento alguno. Su antecedente había sido, veinte años atrás, la postulación de Prudencia Ayala como candidata presidencial en las elecciones de 1930. “… la inestabilidad política junto con las actitudes retrógradas sobre el papel de la mujer en la sociedad prolongaron las luchas sufragistas y la consolidación de un movimiento de mujeres hasta 1950 cuando se creó la nueva constitución que concedía igualdad de derechos políticos para ambos sexos” (Ticas, s/f: : 6).

“La obtención del voto femenino salvadoreño dependió en gran medida de la crisis nacional de los años cuarenta y de la organización colectiva de las fuerzas feministas, factores que Lynn Stoner ha indicado que fueron comunes a otros movimientos de mujeres en el continente” (Ibidem: 8).

Además, se eligieron las primeras mujeres para cargos públicos, entre ellas la primera alcaldesa salvadoreña, Rosario Lara vda. de Echeverría, en el municipio de Berlín, Usulután. Una muestra de apertura por parte del gobierno fue el patrocinio de un seminario del Consejo Interamericano de Mujeres (CIM). En el prudismo de la primera época se podía identificar una tendencia profeminista: la igualdad entre hombres y mujeres se articulaba en la propuesta democratizadora de la modernización. Sin embargo, este a apoyo duró poco, ya que el PRUD se derechizó y el movimiento social fue duramente reprimido.

29


Más tarde, en 1957, surge la Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, integrante del Frente Nacional de Oriente, que derrocó en 1960 al coronel José María Lemus, cuya dictadura torturó a mujeres en las cárceles de la policía y lanzó a otras al exilio. La Fraternidad realizó una intensa labor cultural, educativa y política. Su plataforma de acción buscaba la organización de las mujeres campesinas, de las empleadas domésticas, de las vendedoras de los mercados y de las trabajadoras en general para que sus derechos fueran efectivos. Su accionar estuvo influido por la fundación de la Confederación Nacional de Trabajadores, que logró aglutinar a 1500 vendedoras de los mercados, profesionales y enfermeras (García, 1989: t. 1, : 16)

El aislamiento cultural del país y la represión social por parte de regímenes autoritarios, fueron desde principios del siglo XX

factores contrarios al

movimiento sufragista. Pese al surgimiento de la Liga Femenina en 1948, no hubo movilizaciones directamente enfiladas al derecho del sufragio, el cual fue propiciado más bien por regímenes autoritarios, como el de Martínez y el de sus continuadores, quienes promovieron el voto femenino para capitalizarlo a su favor.

Sin embargo, el reconocimiento al sufragio no ha sido suficiente para abolir la exclusión de las mujeres de los espacios políticos. Si bien es una condición necesaria, no es suficiente para garantizar el ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres.

El derecho al sufragio habilitó a las mujeres para participar en la política, pero no logró superar las desventajas de su condición social.8 Aunque formalmente ellas tengan igualdad de estatus, su edad y su pertenencia étnica o social siguen negando en la práctica la igualdad de ciudadanía con respecto a los hombres.

8

UNIFEM (Informe Anual 2006-2007) señala que la condición de las mujeres hace referencia a las características socioeconómicas que configuran sus niveles materiales de vida, mientras que la posición de las mujeres alude a su ubicación social con relación a los hombres, medida en términos de diferencias de “oportunidades” entre ambos en el acceso diferenciado al poder político, a los recursos productivos, etc. Por tanto, trabajar en torno a la condición y posición de las mujeres significa introducir cambios sustantivos en las estructuras y factores sociales que determinan la desigualdad de género en los distintos ámbitos de la sociedad.

30


Esta situación es grave no solamente para las mujeres sino también para la sociedad, pues impide a las personas desplegar su potencial político a favor de los proyectos colectivos. La ausencia de las mujeres en los espacios de decisiones públicas malogra el ejercicio de la ciudadanía e implica

que el

carácter patriarcal de las instituciones del Estado no se ha logrado superar. En las dos últimas décadas del siglo XX y aún más en la primera década del siglo XXI, la desigualdad en la participación política de las mujeres ha motivado un cuestionamiento internacional acerca de la representatividad de los gobiernos, así como la necesidad de garantizar a mujeres y hombres el derecho de participar en la política de forma efectiva y equilibrada.

Estudios recientes muestran que en aquellos espacios de poder en los que existe presencia femenina, hay mayor afluencia en las decisiones colectivas. Muchas formas de hacer política o de conducir la vida económica podrían ser más receptivas a la diversidad, a nuevos valores de convivencia, a nuevos beneficios para la familia, así como a la reivindicación del trabajo doméstico, la co-educación, la visibilización histórica de las mujeres, etc., con lo cual se enriquecería la vida pública. Las mujeres siguen siendo limitadas en su acceso a la política y en su participación social.

La exclusión de las mujeres es histórica, producto del hegemonismo político que las discrimina por su condición de género. El feminismo ha puesto en evidencia esa problemática: es vital conocer las razones por las que las mujeres siguen siendo impedidas de vivir una ciudadanía real.

1.5 Construcción

y ejercicio de la ciudadanía de las mujeres

salvadoreñas.

Ciudadanía es un concepto y una práctica heterogénea que ha ido cambiando en el transcurso histórico en los diferentes escenarios locales y mundiales. Es un concepto en proceso de permanente construcción. Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado Océano (1994), ciudadanía es: “Calidad y derecho de ciudadana”, “ciudadana: natural o vecina de una ciudad”, ciudadano: “El o la que está en posesión de los derechos que le permiten tomar parte gobierno de un país”.

31

en el


Para el colectivo CIDEM, ciudadanía es la “Condición legal que implica gozar de ciertos derechos políticos (como la capacidad de votar y ser votada) otorgados por el Estado y que siguen participando en la cosa pública, por ejemplo, la autoorganización para influir en las políticas públicas, ejercicio político de derechos y responsabilidades de las personas en la cosa pública dentro de un sistema democrático” (CIDEM, 2001:32).

De manera general, para el periodo moderno la ciudadanía es definida como el estatuto que hace referencia a una dimensión jurídica, inseparable de la dimensión política, puesto que implica una gama de obligaciones y derechos vinculados a la condición de miembro de una comunidad política.

La ausencia de datos ha sido señalada por investigadoras e investigadores como una limitante en el conocimiento de la participación ciudadana femenina en El Salvador, de sus aportes a los cambios sociopolíticos. Para Elsa Moreno, la participación de las mujeres se ha realizado en el marco de regímenes autoritarios que por su propia naturaleza no solamente han impedido la libre expresión y la participación política de las mismas, sino que “también impidieron la creación de una memoria colectiva sobre la cual construir la historia del país. Esta limitación, aunque por diferentes razones, es extensiva al movimiento social, el cual no tuvo la oportunidad ni la visión necesaria para acumular esta memoria. El déficit de información resulta abrumador cuando se trata de establecer la participación de las mujeres en la historia política del país; los pocos esfuerzos realizados en esta materia, tienen como denominador común la total invisibilización del papel de las mujeres 9 (Moreno 1997: 8). A este propósito dice Sonia Ticas: “Es indicativo el gran silencio que ha habido en el país no sólo al tratarse de la historia oposicionista sino en particular respecto a la historia política de las mujeres… La invisibilidad de la mujer salvadoreña en el discurso oficial era por lo tanto un hecho, hasta los años de la pos dictadura que ellas mismas exigieron ser inscritas en el plan maestro de la nueva nación aunque fuera a partir de su rol reproductor”. (Ticas, 2003: 3)

9

negritas nuestras.

32


Los diarios oficiales de las décadas de 1920, 1930 y 1940 arrojan muy poca información sobre las asociaciones, comités u otras organizaciones de mujeres que solicitaron legalizar su situación. A lo largo de estas décadas,

las

expresiones organizativas de las mujeres no adquirieron características de militancia feminista propiamente dicha, sino que existieron como rama femenina de entidades políticas o sociales, sindicatos u otras organizaciones. Ubicadas entre los años

1920-1970, su enfoque

era clasista: sus

reivindicaciones quedaban implícitas en las demandas del proletariado; cuando se lograra el triunfo de la clase obrera, las mujeres también se liberarían.

La equidad significa igualdad de oportunidades en lo que se conoce, lo que se sabe hacer y en las cualidades que se tienen. De la misma forma, la igualdad de oportunidades

supone la obtención de

beneficios por efecto de la

participación. La equidad significa acceso real a las oportunidades que se presentan, condiciones apropiadas para aprovecharlas y

disfrutar de los

productos del trabajo. Todo ello apunta a una participación de las mujeres en igualdad y en pleno ejercicio de su condición ciudadana.

Por eso, la ciudadanía tiene que ver con la igualdad de oportunidades de participación activa y plena, para ejercer derechos y tomar decisiones que influyan en la producción, distribución y apropiación de los recursos materiales y simbólicos de cada sociedad y territorio en cada época histórica. La construcción y ejercicio de la ciudadanía de las mujeres remite a la participación activa en

las instancias de toma de decisiones, bajo la

concepción de las mujeres como sujetos con derechos y como sujetos políticos constructores de democracia. El poder compartido se ha reconocido como requisito esencial para ella.

Este nivel de participación dependerá de varios factores: La promoción de estructuras, políticas y esfuerzos organizados de la participación de las mujeres; La existencia de un tejido socio-institucional que apoye y promueva a las mujeres; La capacidad de las mujeres para conformar su propia organización.

33


El análisis de la construcción y ejercicio de la ciudadanía de las salvadoreñas obliga, también, a ubicarse en los procesos sociales y políticos que ha vivido y vive el país en torno a la participación y organización de las mujeres términos

de

aporte,

de

modificación

de

estructuras

en

organizativas

e

institucionales (incluidas las gubernamentales) y de las formas de concebir e implementar los procesos mismos.

Sin embargo, a medida que la concepción y la práctica de la ciudadanía va evolucionando hacia la ampliación de derechos y deberes, van surgiendo nuevos análisis y críticas sobre

sus implicaciones. Autores como Antón y

Rivero (2000) y García y Gomárriz (2000: 114) analizan la ciudadanía en tres niveles:

Ciudadanía formal:

la ciudadanía concede a las personas la gama

de

derechos y deberes por cuanto se pertenece a una nación, sin importar si los conocen y exigen; significa que se le otorga el estatus formal de la ciudadanía, es decir los fundamentos materiales para hacer valer tales derechos sociales. Ciudadanía sustantiva: se presenta cuando

los derechos y deberes son

conocidos, apropiados y ejercidos bien sea para criticarlos, redefinirlos o ponerlos en práctica. Ciudadanía

activa: cuando se va más allá del reconocimiento de los

derechos y obligaciones y las personas se hacen sujetos responsables con juicio político, se interesan por participar políticamente.

García y Gomárriz consideran otros elementos para la caracterización de la ciudadanía activa Para ellos, dicha participación requiere tanto la existencia de capacidades efectivas como el deseo de hacerlo, “dándole así gran importancia a la voluntad de hacerlo” (García y Gomárriz: 2000: 89).

La ciudadanía plena implica necesariamente la sintonía de los dos componentes que le dan vida: la construcción y la práctica; pues un ciudadano o ciudadana “puede tener ciudadanía formal y ciudadanía sustantiva y pese a ello realizar un ejercicio de su ciudadanía raquítico y sin tono vital” (ibid.: 87), conformándose con el solo reconocimiento de derechos y obligaciones, lo cual

34


significa una escasa participación política que impide el desarrollo pleno de la ciudadanía.

La construcción de la ciudadanía

femenina es un proceso

conquista de la autonomía frente a las restricciones

ligado a la

impuestas por las

instituciones, llámense matrimonio, iglesia o Estado.

Uno de los temas polémicos es el de la representación y participación política de las mujeres;

pese a los avances, la representación de las mujeres en

niveles directivos de los partidos políticos, en el parlamento, en los gobiernos locales, en los procesos electorales, etc. está por debajo de su participación global en la sociedad como fuerza de trabajo o como educadora, por ejemplo. Cuando se habla de representación femenina, se apuesta a que lo femenino ingrese en la política en varias dimensiones, que van desde lo simbólico hasta lo programático, llegando a la presencia física de las mujeres en todas las dimensiones o ámbitos del poder político.

En El Salvador -como en la mayoría de países de la región- el desarrollo de los derechos ciudadanos de las mujeres se ha dado

combinando estrategias

desde arriba y desde abajo, con predominio de estas últimas; el movimiento de mujeres, sin lugar a dudas, se ha convertido en el actor social y político “cuyas demandas y propuestas han desafiado con mayor profundidad el autoritarismo que prevalece en las esferas políticas, económicas, sociales y culturales salvadoreñas” (Herrera, et.al., 2008: pp. 29-60), convirtiendo en bandera de lucha su aspiración a la ciudadanía activa y plena.

La primera gran conquista de las mujeres salvadoreñas como ciudadanas fue la obtención del derecho al sufragio en 1950. En las siguientes décadas, la agitación social, el descontento y luego la guerra fueron el escenario en que un alto porcentaje de

mujeres rurales y urbanas se identificaron con las

demandas de sus respectivos gremios: maestras, obreras, campesinas, pobladoras de tugurios, estudiantes, cooperativistas; posteriormente se incorporaron a la lucha armada.

35


Otro momento importante en la lucha por la ciudadanía de las mujeres, fue el que se vivió en el periodo de posguerra; cuando fueron omitidos los intereses y necesidades de las mujeres en los procesos de reconstrucción nacional, soslayando las cuotas de autonomía y empoderamiento que habían alcanzado durante el conflicto, para reinsertarlas nuevamente en las tareas domésticas (Murguialday, 2001:38-42).

A partir de los Acuerdos de Paz en 1992 en El Salvador, se empezaron a desencadenar, con especial énfasis, procesos de participación en diferentes ámbitos y espacios tanto a nivel local, municipal, regional como nacional.

Muchos municipios propician la creciente participación de la ciudadanía y de las comunidades. Las condiciones generadas por estos procesos fueron sacando a la mujer de “lo privado” hacia “lo público”: las mujeres comenzaron a prestar interés en intervenir y lograr objetivos específicos; fueron descubriendo cómo establecer “correas de transmisión” que les permitan transitar en los dos ámbitos sin descuidar ninguno, lo cual contribuye a no escindir su participación, reforzar la confianza, la seguridad en sí mismas y en sus decisiones.

Otro elemento vital en la adquisición de conciencia ha sido el contacto con el feminismo; por ser este un movimiento que pone a la mujer como sujeto, identifica el problema de su subordinación a partir de las desiguales relaciones de

poder

entre

los

géneros.

El

feminismo

tiene

como

intenciones

fundamentales:

Acabar con las relaciones de dominación. Poner fin a la discriminación sexual. Luchar a favor de sus derechos e intereses. Crear conciencia, transformar las estructuras institucionales y legales. Introducir una perspectiva de género en la concepción de la democracia, en nombre de principios específicos como la igualdad, los derechos, la autonomía, la dignidad, la realización propia, el reconocimiento, el respeto, la justicia y la libertad.

36


El primer contacto con el feminismo lo tuvieron las mujeres salvadoreñas en el contexto de la guerra (1971 – 1991), periodo que coincidió con el Decenio de las Mujeres de Naciones Unidas 1976-1985, cuando el movimiento de mujeres y el pensamiento feminista estaban en auge a nivel internacional, apoyados por los eventos mundiales y regionales. Como dice Molyneux “el feminismo de la segunda ola maduró en América Latina en un periodo de crisis política” (Molyneux, 2001: p.18). El contacto con feministas de otros países influyó en numerosas mujeres salvadoreñas que salieron de El Salvador en esa época.

El feminismo permea en la conducta, los valores, las acciones, los principios mediante los cuales las personas se reconocen como parte de un grupo, de un territorio, como poseedoras de derechos y deberes. Esto se encuentra formalmente estipulado en la Constitución Nacional de 1983; pero en la realidad no todos los y las integrantes de la sociedad acceden a esos beneficios ni asumen las responsabilidades de la misma manera. La defensa de los derechos y la capacidad para exigirlos son condiciones relevantes en la construcción y ejercicio de la ciudadanía.

Los movimientos sociales propulsores de los derechos ciudadanos cobraron mucha fuerza en América Latina en las décadas de los setenta y ochenta; posteriormente dieron paso a la conformación de las organizaciones de la sociedad civil para tratar de reconstruir los vínculos sociales y un nuevo pacto social que se había roto o no existía, como en el caso salvadoreño, tras el periodo de guerras o dictaduras militares. Por ello es importante el rol de las organizaciones del movimiento social y de mujeres en un momento de agresividad del mercado y debilitamiento del Estado, como consecuencia de los procesos de globalización.

Las organizaciones del movimiento de mujeres se han ido consolidando a partir de los Acuerdos de Paz, concentrándose en la construcción de la ciudadanía de las mujeres según el contexto nacional lo haya requerido. Finalizada la guerra, la preocupación fue conquistar o reconquistar aquellos derechos civiles, políticos, sociales y culturales que se extraviaron durante el conflicto, como el derecho a la libre expresión, a la organización y asociación, a la participación política, a elegir y ser elegidas. Igualmente se ocupan en la

37


generación de autonomía, desde la económica hasta la autonomía de su propio cuerpo.

En cuanto a la ciudadanía femenina el Estado debería contar con una institución autónoma, que velara por ellas. Ese rol debiera cumplirlo el Instituto Salvadoreño de Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), creado en 1996, cuya principal misión es “promover y propiciar el desarrollo integral de las mujeres, mediante el cumplimiento de la Política Nacional de la Mujer -PNM- y la ejecución de su Plan de Acción, propiciando condiciones de igualdad y equidad entre los géneros” (ISDEMU, 2005). En consecuencia, la misión actual de este Instituto debería centrarse en la construcción de la ciudadanía femenina..

Los planteamientos de la PNM se limitan a un eje denominado de protección y participación ciudadana, cuando la ciudadanía es mucho más amplia. Contemplan tres áreas de acción estratégicas que solo abordan algunos derechos civiles y políticos10, y dejan fuera derechos tan importantes para las mujeres como los derechos sexuales y reproductivos.

El ejercicio de

una ciudadanía femenina se ha expresado en actividades

colectivas o como participación de base

en los movimientos sociales, con

fuerte presencia en los ámbitos locales. Pero esa participación se ha enfocado en la demanda de servicios comunales, y no se ha traducido en el acceso al poder local, como lo han demostrado diferentes estudios al respecto.11

En el estudio de Arana y Santacruz (2005: 56) se identifican tres tipos de obstáculos que enfrentan las mujeres salvadoreñas para la participación política:

1)

cultura

machista

(el

machismo

discrimina

a

la

mujer

considerándola incapaz y débil) (40.3%); 2) incapacidad de las mujeres (falta 10

11

Los tres ejes son Violencia contra la mujer, Legislación y Participación ciudadana y política; los objetivos estratégicos para el eje de participación ciudadana y política son promover la participación de las mujeres en desarrollo local, fomentar la práctica del ejercicio de los derechos ciudadanos y políticos de las mujeres y su reconocimiento social y desarrollar la capacidad y liderazgo para que puedan tener acceso a la toma de decisiones. (ISDEMU: Política Nacional de la Mujer, 2005). Moreno, María Elena, Navas, María Candelaria (2003), “Participación de las Mujeres en el Desarrollo Local Estudio comparativo de seis municipios de El Salvador”. Fundación Nacional para el Desarrollo-FUNDE, San Salvador. Herrera, Morena

38


de preparación académica) (15.2 %);3) falta de conocimiento de la política (son incapaces, etc.) (7.4%). Estos resultados deberían ser suficientes para que el Estado y el Movimiento de Mujeres consensuaran una estrategia de superación de tales obstáculos.

La historia política salvadoreña ha demostrado que la adquisición de derechos de ciudadanía no ha sido producto de dádivas de los gobiernos de turno, sino de la lucha constante por parte de la población que no puede acceder a la satisfacción de sus necesidades básicas. Fue necesario que las organizaciones populares realizaran luchas antimilitaristas, antiimperialistas, una guerra civil que duró más de una década. La trascendencia de esas luchas ha sido aun mayor para las mujeres en los procesos de organización gremial, sindical, intelectual, etc., para así defender sus intereses de manera colectiva.

El movimiento de mujeres ha incidido en la promoción, movilización y fortalecimiento de las mujeres rurales, de las trabajadoras de maquila, de las trabajadoras del sexo (Organización de Mujeres Exprostitutas “Flor de Piedra”); de las regidoras y alcaldesas( Asociación Nacional de Alcaldesas, Regidoras de El Salvador-ANDRISAS-); de las parlamentarias y ex parlamentarias (Asociación

de

Parlamentarias

y

Ex

Parlamentarias

Salvadoreñas-

ASPARLEXSAL).

Muchas de estas organizaciones accionan desde su problemática de mujeres, sobre todo para enfrentar la pobreza, la precariedad, ya que el Estado no ha respondido a sus carencias y demandas. Como indica Herrera, “se trata de acciones centradas en la consecución de mejores servicios públicos para sus comunidades y familias, pero lo hacen desde su condición de mujeres y en numerosos casos, combinando su accionar reivindicativo con reflexiones y demandas en torno al ejercicio de sus derechos como mujeres” (Herrera, 2008: 35).

Para analizar la ciudadanía femenina salvadoreña propongo enmarcarla en dos tendencias: la que prevaleció antes del surgimiento del Movimiento de Mujeres,

y la

que se impuso a partir de las reivindicaciones propias,

39


organizadas por ellas con cierta autonomía desde su especificidad de ser mujeres.

El pensamiento marxista llegó a El Salvador en la década de los años 20s; el Partido Comunista Salvadoreño-PCS- se fundó en 1930 y fue el punto de partida para el desarrollo del movimiento obrero y de un sector de intelectuales llamados desde entonces “de izquierda”, que nuclearon la oposición gobiernos

a los

pro oligárquicos y pro imperialistas. Aún no se han realizado

investigaciones precisas sobre la historia de las ideas marxistas a partir de esos inicios, pero podemos afirmar que el enfoque de la lucha de clases como motor de la historia prevaleció en una masa crítica importante hasta la firma de los Acuerdos de Paz (enero de 1992). Ese, pues, fue el enfoque teórico de la primera tendencia orgánica de las mujeres: la clase social y la organización eran determinantes en las transformaciones estructurales. De tal concepción surge la Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas (1956), primera en su género. Fue fundada por obreras organizadas alrededor del Partido Comunista Salvadoreño. (Estudiaremos su aporte en el Capítulo II).

Existió de forma paralela una representación minoritaria de feministas no ligadas a una organización, pertenecientes a la

academia, al ateneo, al

periodismo, a las expresiones literarias, que tuvieron alguna presencia y ejercieron cierta influencia desde su identidad femenina pero sin trascender a niveles organizativos o a demandas feministas.

En nuestra investigación abordamos tanto a las organizaciones de mujeres como a los grupos independientes, desde ambos enfoques: el de la lucha de clases y de género, para así dar cuenta de ambas tendencias.

Entre las organizaciones tradicionales12, las de

que se abordarán están las denominadas

profesionales, las vinculadas a la producción, al

comercio, al crédito y en general las organizaciones reivindicativas 12

Las organizaciones tradicionales de mujeres son las más numerosas y antiguas; aglutinan a las que dependen de la profesión o actividad del esposo en su papel de amas de casa. Son agrupaciones de esparcimiento y entretención, con agendas femeninas rutinarias; su práctica se orienta a la beneficencia o al esparcimiento social. Reafirman el concepto y el papel tradicional de la mujer en su dependencia de la actividad laboral del hombre; modelizan la caracterización clásicamente femenina de bondad, de caridad hacia los

40


Proponemos tres grupos o bloques de organizaciones de mujeres: las vinculadas al movimiento social en su conjunto, las que se involucraron en la guerra y las que surgieron en la post guerra.

1920- 1970: Las organizaciones de mujeres ligadas al movimiento obrero en el marco de la lucha de clases.

1971-1992: Las organizaciones de mujeres que apoyaron el proyecto contrahegemónico en el marco de los movimientos populares revolucionarios.

1993-2008 Las organizaciones de mujeres con reivindicaciones propias o de género, que corresponden al surgimiento de demandas específicas del ser mujer y conforman el actual Movimiento de Mujeres.

En los dos primeros períodos los sectores subalternos se constituían a partir de su determinación e identidad de clase. Consecuentemente, las mujeres y/o sus organizaciones debían “sumar fuerzas” para otros movimientos, para otras reivindicaciones de carácter general. Las transformaciones estructurales, a ese nivel, resolverían todas las formas de opresión, incluida la de género.

Las salvadoreñas se integraron a estas luchas sociales aproximadamente en 1987, cuando se fundaron las primeras organizaciones con dimensión de género. Ellas inician las reflexiones, los debates y las formas específicas de organizaciones

de mujeres. Dice Soriano a ese respecto: “Los primeros

intentos organizativos de las mujeres, no provinieron de ellas mismas, y como consecuencia de ello , sus demandas y reivindicaciones giraban en torno a las de la organización que las impulsaba; sería hasta el fin de la guerra, que algunas lograron hacer suyo un discurso de género” (Soriano, 2007: p.203). Hacia 1993 surgieron numerosas organizaciones de mujeres e instituciones que velarían por sus derechos específicos.

necesitados. Fungen como mecanismos sociales de control y mantienen las conductas tradicionales de la mujer. Lejos de buscar una nueva dimensión en su desarrollo enfatizan los valores y los roles tradicionales.

41


Estamos conscientes de que esta propuesta no está completamente acabada; se presenta más bien como una base para posteriores estudios; sin embargo, se justifica porque cubre un vacío en la historia sociopolítica del país. En Centro América los años 80’s fueron de guerra; las mujeres salvadoreñas subvertían el orden estructural al salir de sus casas no para casarse o hacerse monjas, sino para incorporarse a la clandestinidad o a los frentes de guerra, rebelándose contra lo establecido. Fueron los primeros pasos para llegar, ya en los años 90’s, a encarar la transformación de la vida cotidiana de las mujeres. Sin embargo, en el resto de los países latinoamericanos, en los años 80 comenzaron a surgir organizaciones no gubernamentales, centros de investigación, áreas o unidades de la mujer en diversas universidades, que promovieron la organización,

los derechos de las mujeres, la investigación

feminista,los estudios y diagnósticos de la situación y condición de las mujeres.

A inicios de esa década, en 1981, se dio el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano,

en

Bogotá,

Colombia,

donde

doscientas

mujeres

provenientes de México, República Dominicana, Puerto Rico, Panamá, Curazao, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, Colombia y latinoamericanas residentes en Europa o Estados Unidos, discutieron sobre

cuatro

problemáticas: sexualidad, vida cotidiana, mujer y cultura, y feminismo y lucha política. Esta última provocó la mayor discusión a partir de una propuesta presentada por Marysa Navarro. La investigadora panameña Urania Ungo lo cita así: “… el feminismo en Latinoamérica debe estar insertado en la realidad política y social del continente. Las condiciones históricas, socio-económicas y políticas de América Latina exigen que el feminismo forme parte de la lucha antiimperialista. El denominador común de las feministas que asistieron al encuentro es el convencimiento de que el feminismo latinoamericano debe estar comprometido con los cambios sociales profundos y debe dirigir su accionar a las mujeres de los sectores más oprimidos” . (Ungo, 2002 : 65).

Este acuerdo generó desacuerdos sobre cómo realizar la meta, pero reconoció la especificidad de las luchas de las mujeres en el marco de las luchas sociales

42


y el compromiso del feminismo con la lucha frontal contra el capitalismo y la subordinación femenina. Para la misma autora: “El feminismo se extendió por toda Nuestra América, “importado” por latinoamericanas de clase media, con altos niveles de educación, profesionales e intelectuales, con relaciones internacionales y en su gran mayoría con experiencia política” ( Ungo, 2002 :56) .

La afirmación anterior podría aplicarse a Centro América, principalmente a Costa Rica; sin embargo, desde que las centroamericanas comenzaron a participar en los encuentros feministas a partir del IV Encuentro Feminista y del Caribe realizado en Taxco, México, en octubre de 1987, se podría afirmar que el feminismo latinoamericano adquirió un nuevo rostro, como lo manifestaron las mismas centroamericanas: “La creciente participación de las mujeres en los movimientos populares centroamericanos

es

un

hecho

político

evidente

e

incuestionable.

Engrosando las filas de organizaciones gremiales, sindicales y sociales o sentando las bases de organizaciones con carácter específico, la mujer centroamericana presenta al mundo un nuevo rostro en lucha” (OXFAM, 1988: 9).

¿Qué implicaba ese nuevo rostro? Parte de la respuesta se podría encontrar en los objetivos que se plantearon para la realización de dicho Taller:

a. Crear un espacio en el cual las mujeres representantes de diferentes

sectores

y

organizaciones

populares

pudieran

intercambiar las experiencias de lucha desde una perspectiva de género, considerando su inserción en el marco de la violencia y guerra que caracteriza a la región. b. Reflexionar en torno a la necesidad impostergable de integrar la práctica feminista (reivindicaciones de género, etnia y clase de mujer) a los proyectos de lucha contrahegemónica de la región, como condición insoslayable para el logro de una liberación humana integral (ibídem: 10).

43


Esta experiencia marca para Centroamérica un nuevo feminismo, aquel que no se queda anclado en los escritorios o en las aulas universitarias sino que llega a los sectores populares, a las mujeres rurales, con el objetivo, a veces difícil, de integrar el análisis de clase con el análisis de género Así lo afirman ellas mismas al presentar sus Memorias: “Hemos querido compartir con ustedes el proceso de nuestra discusión, con el propósito de hacer más claros los trazos, expresiones y gestos del nuevo rostro del feminismo latinoamericano: la participación cada vez mayor de las mujeres centroamericanas Consideramos que el gran reto de las mujeres centroamericanas es recuperar la dimensión y la identidad feminista para incorporarlas a la lucha de la liberación de sus pueblos y hacer posible la construcción de una sociedad que suprima la opresión y la explotación de género, etnia y clase” (ibídem).

Nos encontramos entonces ante un acontecimiento que marcará la historia sociopolítica del mundo, quien deberá presenciar durante el período comprendido entre 1965 y 2006 una incalculable producción teórica y metodológica, así como la generación de cambios socioculturales que dependerán de los contextos sociales y políticos que marcarán su evolución y su expresión específica. Es imposible, para efectos de este trabajo, anotar todo ese recorrido, por lo cual se tratará de resumir los avances más destacados del período.

Si bien todas las sociedades conocidas son patriarcales, sus formas de expresión y sus mecanismos son diferentes para cada sociedad o cambian con el tiempo en la misma sociedad. Analizar las características sociales y temporales específicas le da a la categoría de patriarcado un carácter histórico. También permite constatar que las desigualdades entre hombres y mujeres no tienen origen biológico o natural sino social

Otro punto importante del análisis es que la reflexión y la elaboración teórica del feminismo llegó a las universidades y centros de investigación, donde las mujeres y algunos hombres -de todas las disciplinas- iniciaron un trabajo riguroso de investigación acerca de las características socioculturales que determinan la condición de las mujeres y sobre los mecanismos que convierten 44


el sexo biológico en característica social. Se creó la especialidad de Estudios de la Mujer. Se realizaron investigaciones empíricas sobre la realidad de las mujeres, se revisaron las teorías sociales, políticas y económicas vigentes para explicar el fenómeno de la desigualdad entre lo femenino y masculino. Así surgió la categoría de género para diferenciarla del sexo.

1.6 Los Nuevos Movimientos Sociales.NMS

Los Movimientos Sociales, como forma de acción colectiva, se han construido y manifestado a lo largo de la historia moderna como expresión del conflicto social entre el sistema dominante y aquellos a quienes domina. Dan cuenta del desarrollo de la conciencia de grupos, sectores, cuerpos sociales. Todos los enfoques de análisis coinciden en que los movimientos sociales parten de la necesidad de explicar el conflicto.

Sin embargo estos grupos sociales devienen en movimiento social únicamente cuando construyen identidades, tienen una visión a futuro de una situación distinta y actúan ante sus adversarios, rompiendo los límites, para conseguir cambios sociales.

En buena parte del siglo XX los movimientos sociales fueron analizados desde la perspectiva socio-política como expresión de los conflictos de clase, su accionar y sus luchas como parte de su enfrentamiento con el sistema. Sin embargo, su acción se subordina en gran medida a las líneas preferenciales de los partidos políticos que se proponen la conquista del poder. Así, el sistema solamente podría ser cambiado cuando se lograra la toma del poder para transformar de raíz ese sistema y construir uno en el que las reivindicaciones de los sectores populares fueran definitivamente resueltas.

Al referirnos a los NMS debemos considerar el origen de este fenómeno en Europa en los años sesenta en vinculación con los llamados derechos posmateriales y con la nueva relación entre lo público y lo privado. El primer caso se refiere a la defensa del medio ambiente, los derechos de los consumidores y los movimientos por la calidad de vida. El segundo

hace referencia

principalmente al feminismo y a los movimientos de defensa de las minorías,

45


que buscan colocar a nivel público temas e identidades que se circunscribían al ámbito de lo privado.

En los últimos veinticinco años una serie de fenómenos sociales y políticos han convulsionado la región latinoamericana y del Caribe: movimientos de liberación, revoluciones triunfantes, etc., que se conciben como temas de análisis científico-social.

La irrupción en la escena latinoamericana de los

llamados Nuevos Movimientos Sociales (feministas, ecologistas, teólogos de la liberación, pacifistas, consumidoras y consumidores) han ido desplazando al movimiento obrero-campesino de la izquierda tradicional, cuestionando sus enfoques ideológicos desde un “postmodernismo” que reivindica el fin de las ideologías y valida los nuevos movimientos sociales en oposición a los enfoques ideológicos,

proponiendo transformaciones, sobre todo en las

esferas culturales y jurídico-legales, a través de acciones generalmente pacíficas.

Emprendiendo así el cuestionamiento del enfoque ideológico, se desarrolla una corriente que se ha dado en llamar el “postmodernismo” que reivindica el fin de las ideologías, y explica el surgimiento de nuevos movimientos sociales en oposición a los enfoques ideológicos, como reivindicando hacer cambios, hacer transformaciones, particularmente en las esferas cultural y jurídico-legal de la acción generalmente pacífica. Para Touraine “Los nuevos movimientos sociales no tienen por principio la transformación de las situaciones y las relaciones económicas.; defienden la libertad y la responsabilidad de cada individuo, solo o colectivamente, contra la lógica impersonal del beneficio y la competencia y también contra un orden establecido que decide lo que es normal o anormal, lo que está permitido o prohibido “ (Touraine ,2005:135)

Durante los años 80s, como sabemos, se gestaron en El Salvador y en el resto de Centroamérica los llamados “Movimientos Populares” entendidos

como

acciones colectivas contrahegemónicas que planteaban demandas específicas por una sociedad justa. Así, los maestros se organizaron en ANDES 21 DE

46


JUNIO, los estudiantes universitarios en AGEUS, los campesinos en FECCASUTC, los obreros en FUSS, etc.

En la década de los noventas, después de la firma de los Acuerdos de Paz, asistimos a la explosión de nuevos movimientos y a la paulatina transformación de los planteamientos de los años 60-70, ya que en las nuevas condiciones los conflictos fueron otros, las formas de acción política eran nuevas e innovadoras.

En esta nueva fase de los Movimientos Sociales destacan el Movimiento de Mujeres, el de los vendedores informales, el ecologista, el de consumidoras y consumidores, el de los trabajadores del Estado: médicos, trabajadores del Ministerio de Hacienda, etc.

En la Sociología moderna connotados teóricos de los movimientos sociales, como Alberto Melucci, Alain Touraine, Manuel Castells, Cohen y Arato, Mardones, entre otros, nos permiten acercarnos a una demarcación

más

directa de los actuales movimientos sociales:

Para Melucci un movimiento social es una forma de acción colectiva que apela a la solidaridad, lo que sugiere capacidad para compartir en el marco de la acción colectiva, sus miembros se reconocen unos a otros como similares, como actores que tienen los mismos problemas, porque pertenecen a un determinado segmento social. Por otra parte, un Movimiento Social hace evidente un conflicto social. Para Alain Touraine (2006)“la noción de movimiento social sólo es útil si permite poner en evidencia la existencia de un tipo muy específico de acción colectiva, aquel por el cual una categoría social, siempre particular, pone en cuestión una forma de dominación social, a la vez particular y general, e involucra en ella valores, orientaciones generales de la sociedad que comparte con su adversario, para privarlo de tal modo de legitimidad”(Touraine,2006: 260 )

47


Los Movimientos Sociales por lo tanto son cuestionadores de una forma de dominación socio-cultural. Un Movimiento Social puede romper los límites del sistema en que se producen y reproducen como expresiones colectivas de la sociedad civil.

Los Movimientos Sociales se construyen en relación o en correlación con el contexto político-económico donde se expresa la

correlación de fuerzas

sociales. Su objetivo es modificar esa realidad; suelen plantearlo desde una perspectiva estructural incluyendo una perspectiva coyuntural.

Pueden tener distinta extensión en el tiempo, desaparecer, no solamente porque se estructuran en una coyuntura determinada, por ejemplo en oposición a un proyecto de privatización, a la construcción del periférico, etc. sino porque aunque se planeen a más largo plazo no logren construir una sólida identidad colectiva.

También pueden actuar en un espacio pequeño, un barrio, un municipio, o alcanzar

nivel

nacional, regional e inclusive mundial (por

ejemplo: el

movimiento globalifóbico o antiglobalización). Dependiendo de sus objetivos pueden cuestionar el sistema, estructuralmente hablando, o alguna de sus partes.

Mencionemos algunos rasgos comunes de los nuevos movimientos sociales: a. Su base social trasciende la estructura de clases. El origen social de los participantes es difuso y diverso, no provienen de ningún grupo, sector o clase social en particular; la cohesión se logra con base en valores o temáticas compartidas y su composición se explica por la edad, el género, la orientación sexual o la pertenencia a un sector o profesión.

En el caso salvadoreño, si bien es compartida en tanto que las convocatorias a la movilización social no tienen como eje articulador la estructura de clases en sentido estricto, también es cierto que por la historia política salvadoreña, los actuales movimientos sociales tienen una fuerte connotación de clase, no tanto por los discursos, pero sí por su composición.

48


b. No se identifican con una ideología política en particular

ni tampoco la

ideología constituye un elemento unificador. Tienden más bien a caracterizarse por el pluralismo de ideas y valores, con una orientación pragmática: es el sentido de “ser “, de nombrarse a sí mismos de forma individual y colectiva lo que permite construir las identidades en los movimientos sociales.

El Salvador, dadas las precarias condiciones de vida y la historia política de las organizaciones sociales, se abre a una mayor presencia de las ideologías políticas.

c. Buscan ampliar su participación en decisiones de interés colectivo, mayores oportunidades en la vida política o civil, otorgándoles gran importancia a las dimensiones civiles de la sociedad frente a las vinculadas al Estado. Los actores que participan en los movimientos sociales toman como objetivo los aspectos sociales más que la economía o el Estado y plantean asuntos o demandas relativas a la democratización de las estructuras de la vida cotidiana dando prioridad a formas de comunicación e identidad colectiva

d. Son heterogéneos en sus formas de acción y organización, a veces la diversidad en las demandas puede llegar a traslaparse. En general se centran en aspectos íntimos de la vida humana o bien reivindican cuestiones de la vida cotidiana que no están basadas en intereses estrictamente económicos, ni de clase.

e. Desarrollan formas de organización un tanto descentralizadas, abiertas y democráticas, con formas de liderazgos flexibles, cambiantes , generando organizaciones específicas: concertaciones, grupos de presión, etc.

f. Tratan de

mantener cierto distanciamiento del modelo tradicional de

organización política, que se traduce en autonomía en relación a los sistemas políticos.

49


1.7 El Movimiento de Mujeres en El Salvador.MM

En los últimos quince años en El Salvador y con mayor antelación en otros países de América Latina, se ha dado un movimiento amplio de mujeres que incluye, como lo propone Virginia Vargas Valente: “(...) la vertiente feminista, la vertiente popular y la vertiente de las mujeres que actúan en los espacios formales – tradicionales de organización y acción política (...) la presencia de cada una de las mencionadas vertientes ha impactado en los distintos ámbitos de la vida en estos países. Uno de ellos ha sido en El Salvador el de la organización y acción política, el de la vertiente popular y el feminista.

Para las autoras del libro Movimiento de Mujeres en Centro América, estas diferencias se presentan así: “Distinguimos al Movimiento de Mujeres como aquél que reúne mujeres independientemente de sus demandas, en tanto el Feminista es aquél que se reúne en función de luchar contra la subordinación de la mujer, siendo portador de una utopía. En el caso centroamericano, el Movimiento feminista comparte con el movimiento de mujeres la característica de la búsqueda de los cambios que mejoren la condición y/o posición de las mujeres en la sociedad y aporta a éste un componente ideológico que ahonda en las causas de la subordinación apuntando a la construcción de propuestas alternativas susceptibles de ser compartidas por diversas expresiones del movimiento” (Aguilar: 1998: 14)

Consideramos que en el nuevo

accionar de los movimientos sociales, el

movimiento de mujeres y sus diferentes expresiones constituyen parte del mismo. Desde una perspectiva histórica, al relacionar dicho movimiento con el accionar de las organizaciones de mujeres encontramos tres momentos(como ya lo hemos mencionado antes):

50


a) Las organizaciones de mujeres ligadas al movimiento obrero

en el

marco de la lucha de clases.

b) Las

organizaciones

de

mujeres

apoyando

el

proyecto

contra-

hegemónico, en el marco de los “movimientos populares revolucionarios “(Menjívar: 1985).

c) Las organizaciones con reivindicaciones propias o de género, que es el momento en que surgen las demandas específicas del ser mujer.

Sin embargo, en los últimos años se ha debatido en el seno de los movimientos sociales, sin que dicho debate sea abierto, sobre el carácter del Movimiento de Mujeres y la perspectiva feminista en El Salvador, ya que existen dudas acerca de su verdadero papel en el seno de los movimientos sociales y de su impacto social, probablemente como producto de la resistencia a los cambios socioculturales.

Pretendo aportar a este debate mostrando que el movimiento de mujeres tiene actualmente definidos su objetivo (su visión), su identidad(demandas específicas) y sus adversarios (patriarcado y capitalismo), asumiendo los planteamientos de Manuel Castells quien afirma que ”la fuerza y vitalidad del movimiento feminista radica en su diversidad, en su adaptabilidad a las culturas y a las épocas … Además, los movimientos específicos, y las mujeres concretas dentro de ellos, suelen trascender las categorías

mezclando

identidades, adversarios y objetivos en la definición propia de su experiencia y lucha” (Castells,1999:224).

De ahí que

otro reto

sea encontrar el núcleo fundamental de la fuerza

transformadora del movimiento de mujeres, compartido con movimientos sociales

los nuevos

en El Salvador, y contribuir así al fomento del

pensamiento feminista.

Llamaremos Movimiento de Mujeres al constituido por todos los espacios organizativos para enfrentar, socializar, reconocer y resolver necesidades e intereses ligados a la condición de género subordinado y discriminado. Se

51


caracterizan por la búsqueda de cambios que mejoren la condición y/o posición de las mujeres en la sociedad. Además se construyen y deconstruyen permanentemente. Es esta definición la que guiará nuestra investigación.

En el transcurrir del feminismo en El Salvador (1986-2008) el movimiento de mujeres lo podemos analizar desde tres ópticas: a) Movimiento de mujeres es toda y cualquier organización de las mujeres en función de intereses específicos o no, sean de pensamiento conservador o progresista. Ejemplos: Organización de Mujeres Sí a la Vida en contra del aborto, de corte fundamentalista; las áreas de la Mujer en cooperativas, gremios y organizaciones no gubernamentales mixtas. b) Movimiento de Mujeres es la organización de las mujeres en función de intereses específicos de género, que están presentes en el barrio, la comunidad, el país y que puede o no estar articulado. Ejemplos: Asociación de Mujeres Rurales del Bajo Lempa-ASMUR-, Mesas de Género de la Alcaldía Municipal de San Salvador, Política de Equidad de Género de la Alcaldía de Santa Tecla, Asociación de Mujeres de Oriente, entre otras. c) Movimiento de Mujeres

son todas las expresiones organizadas con

capacidad para articularse, con altos niveles de organicidad, con capacidad de negociación e interlocución con el Estado y con otros sectores de la sociedad civil y los movimientos sociales; de estructurar sus demandas, siendo protagonistas de los cambios sociales y de su condición y posición genérica. Ejemplos: Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida- Las Dignas-; Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes- Las Mélidas-; Movimiento Salvadoreño de Mujeres-MSM-; El Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer-IMU-; la Asociación de Mujeres Flor de Piedra.

Para el logro de sus objetivos es necesario que se den procesos de concientización permanente sobre las relaciones de poder y jerárquicas entre hombres y mujeres, así tener claridad sobre las desigualdades de clase, etnia, raza, preferencia sexual y edad.

52


Para analizar la conexión del movimiento con la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres, es necesario actualizar el carácter y el accionar de los nuevos movimientos sociales. Partimos de que el Movimiento de Mujeres es

social, pues expresa la acción de las mujeres en procesos

históricos y culturales

De lo anterior se derivan estas preguntas: ¿Se puede caracterizar el movimiento de mujeres

como movimiento social? ¿Cuáles son las

características teóricas útiles para definir un movimiento social?

Los movimientos sociales tienen ideas básicas que los conforman, ¿cuáles serían las ideas básicas de los movimientos feministas?

1. Sentimiento de fraternidad/sororidad (de soror, hermana, fraterna): se explica por la tendencia de los seres humanos a solidarizarse ante situaciones desfavorables; para las mujeres significa: acopio de potencialidades para el cambio personal y social, empoderamiento a todo nivel. 2. Discriminación, injusticia básica sentida y vivida en todos los ámbitos de la vida social: económica, política, cultural y sexual. Las mujeres la han soportado por siglos. 3. Gracias a la acción de las antepasadas, han tenido la posibilidad de mejorar e imaginar un mundo pleno de potencialidades equitativas y armónicas. 4. Los cambios democráticos en la casa y en el país, la igualdad, el desarrollo y la paz, la equidad de género, la independencia económica, política y social, para que la mujer conquiste derechos individuales y sociales en plano de igualdad con respecto a los hombres; acceder al poder para vivir dignamente.

Consideramos el movimiento de mujeres como movimiento social porque ha conducido la acción de las mujeres frente a procesos históricos y culturales que datan de hace varios siglos. Puede señalarse que el movimiento feminista se ha expresado de manera discontinua ya que ha tenido períodos de auge y de retroceso.

53


La historicidad de una sociedad es el lugar de los conflictos más importantes, el campo de historicidad es el conjunto formado por los actores sociales y por el objetivo de sus luchas Para Alain Touraine:” Un movimiento social no es solo una afirmación, una intención (identidad) , tiene un adversario(oposición) y un objetivo (utopía, proyecto, en el campo cultural de la lucha) de una totalidad.(Touraine,2005: Partimos de

que

los movimientos sociales

se

definen como “acciones colectivas cuyo impacto transforma los valores y las instituciones” (Castells: 1996, 220),( Alexis,1986: 27).

Los movimientos de mujeres son ante todo movimientos de tipo cultural muy diferentes de aquellos cuyas orientaciones socioeconómicas que se anclaban en las sociedades industriales. Las actuales han trascendido a aquellas, para dar paso a un tipo de sociedad que Touraine califica como postsocial “porque todas las categorías que organizan nuestra representación y nuestra acción no son ya propiamente sociales sino culturales” “Se trata de una visión de la sociedad, dominada bajo formas diversas, por una élite dominadora de los recursos y encargada de transformarla, a la sociedad y su entorno, élite a la que

las

demás

categorías,

como

las

mujeres

están

subordinadas,

(Touraine,2005:166)

El movimiento de mujeres es antes que nada modernizador: su voluntad de conquistar más iniciativas, más derechos para las mujeres es la tendencia central a partir de la cual se situan las tendencias más cercanas a la ideología de la clase dirigente y de otras, más contestatarias y preocupadas por unirse a otros movimientos sociales.

La acción de cambio sociocultural está dirigida por el ACTOR, (MM) que trata de destruir un orden social (PATRIARCADO) apunta a construir un nuevo orden (EQUIDAD

DE GÉNERO). Encontramos que Identidad, Oposición y

Totalidad se marcan perfectamente en el Movimiento de Mujeres en El Salvador.

Según la tipología clásica

de Alain Touraine

“un movimiento social se

presenta como la combinación de un principio de identidad, un principio de

54


oposición

y un

principio

de

totalidad”(Touraine.2006:259).

Cuando

el

movimiento actúa efectivamente sobre esta fórmula su capacidad de acción histórica es más fuerte. Identidad: que se refiere a la autodefinición del movimiento, de lo que es a nombre de quien se habla. Se habla a nombre de las mujeres salvadoreñas y de ellas mismas como seres humanos.

Sabemos que el concepto de identidad es fundamental para la comprensión de un movimiento social, ya que explica por qué los individuos deciden unirse a un movimiento, también depende de los factores de la oportunidad política y de las redes organizacionales.

Oposición-Adversario: hace referencia al enemigo principal del movimiento según lo identifica éste de forma explícita. El enemigo principal está definido como el sistema patriarcal y aunque no es muy explícito, también, el sistema capitalista o capitalismo patriarcal. Define el núcleo del conflicto: para algunas autoras y autores la noción de “conflicto cultural” es ahora lo medular como lo fueron el conflicto económico de la sociedad industrial y el conflicto político que dominó los primeros siglos de la modernidad.

Totalidad: Utopía, visión u objetivo social: se refiere al tipo de orden o de organización social que el movimiento desearía obtener en el horizonte histórico. La utopía está basada en la emancipación, propone una nueva ética , la transformación de las relaciones entre los géneros la equidad de género o igualdad de derechos, incluidos los reproductivos, es decir, el desarrollo de valores del movimiento que incluyen el programa y la ideología. El programa es el esquema de cambio que el Movimiento propone y la ideología es el cuerpo de ideas que justifican el programa

y estrategia del movimiento social. La

construcción de la identidad, la definición del adversario y la claridad de la visión u objetivo social forman parte del proceso de definición del movimiento de mujeres, analizar y explicar dicho proceso forma parte de nuestra investigación

55


CAPÍTULO II

2. Desde la creación de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas.19571993. El sello más destacado de este período histórico en El Salvador (1957-1993), es la participación política de las mujeres en el marco de los movimientos populares que buscaban un cambio social y político del país, aunque no estuvo exento del surgimiento de organizaciones de mujeres. Se puede señalar que hubo dos modalidad de participación de las mujeres: 1) la participación directa en las organizaciones sociales mixtas: sindicatos, estudiantiles, campesinas, magisteriales, comunales; 2) las organizaciones de mujeres creadas como mecanismos de incorporación de sectores sociales, no vinculados a las organizaciones sociales antes señaladas sino como amas de casa, trabajadoras independientes , profesionales. Respecto a la participación de las mujeres en las organizaciones mixtas, no existe información disponible que permita establecer las características, condiciones, porcentaje en que ésta se produjo, como ya lo han señalado, también, otras autoras (Moreno, 1997: 17).

Las organizaciones de mujeres surgidas en este período podríamos enmarcarlas en la concepción de los denominados Movimientos Femeninos “entendidos éstos como aquellos que luchan por la igualdad, en relación con los hombres, dentro de la lucha popular”(Navas, en Menjivar y Camacho, 1983: 220). Estos movimientos son impulsados por mujeres pertenecientes a sectores campesinos, obreros, vendedoras del sector informal, que plantean a través de sus organizaciones específicas, demandas por su igualdad en la sociedad.

Con relación al movimiento campesino en El Salvador, es desde finales del siglo XIX que se tiene cuenta de él. Como consecuencia de la escasez de tierras y la alta concentración de la propiedad en pocas manos, producto de la

56


expropiación de tierras ejidales a partir de 1880. En 1932 se produjo el primer gran estallido social; por esta razón el movimiento campesino fue proscrito y declarado ilegal por los regímenes autoritarios que gobernaron el país desde entonces.

Sin embargo, desde mediados de los años cincuenta el campo se despierta silenciosamente bajo el doble efecto de una rápida modernización económica, acompañada por una fuerte migración hacia las ciudades y luego bajo el trabajo de la teología de la liberación. En El Salvador, un país fervientemente católico, el horizonte de las mujeres había sido por mucho tiempo limitado siguiendo el modelo de la Virgen María –pura, virgen y sacrificada-; pero es precisamente gracias a la Iglesia progresista que muchas mujeres – campesinas, estudiantes, madres de familia- empezaron a participar en la vida pública. No existen datos para fundamentar la participación de las mujeres dentro de las organizaciones campesinas.

La Iglesia y algunos intelectuales progresistas promovieron las primeras organizaciones campesinas que después, a finales de los años setentas se incorporarán a las organizaciones populares de masas. La participación pública de las campesinas será decisiva y se verá reflejada en el elevado número de ellas que se incorporaron a estas organizaciones, dentro de la población civil y posteriormente a la guerrilla en las zonas rurales.

Al interior del movimiento sindical la proporción de mujeres incorporadas es un poco mayor, a partir de su inserción en el mercado laboral salvadoreño desde muy temprana edad dadas las condiciones económicas y sociales del país, de allí que probablemente su participación haya sido mayor que dentro de las organizaciones campesinas. Existen datos sobre la incorporación de las mujeres en los sindicatos solo a partir de 1986, de los años anteriores no existen

registros.

En

este

año

la

membresía

sindical femenina

es

aproximadamente el cincuenta por ciento. De las obreras sindicalizadas, es que surgirá la primera organización popular de mujeres, como lo veremos más adelante.

57


Aunado a lo anterior, en 1951 el gobierno de Osorio patrocinó con entusiasmo un seminario del Consejo Interamericano de Mujeres –CIM-, el cual fue promovido y atendido por representantes del régimen. Dentro del proyecto “populista” del régimen parecía haber una tendencia de promover a las mujeres en el discurso oficial, ya que en el periódico oficial de la época La Tribuna Libre se expresaba apoyo a la causa femenina (Moreno, 1997:19).

Sin embargo esta estrategia duró poco tiempo al perder el PRUD su empuje inicial; ya que bajo la presión de los sectores más tradicionales del ejército se retoma el estilo autoritario y represivo, el cual constituía, a juicio de estos sectores, la vía más expedita y segura de controlar y mantener el poder. El Mayor Osorio es sustituido por el Coronel José María Lemus, quien asume como presidente de El Salvador en 1956, bajo el auspicio del PRUD.

En 1960, a un año del triunfo de la Revolución Cubana, bajo la influencia del programa de Estados Unidos para América Latina, llamado la “Alianza para el Progreso” –que pretendía promover una estrategia de interrelación con América Latina fomentando la democratización y la incorporación de nuevos sujetos sociales-, surgen en El Salvador dos nuevos partidos políticos: el Partido de Conciliación Nacional –PCN- y el Partido Demócrata Cristiano-PDC-.

El PCN fue creado por la Junta de Militares que desplazó a la Junta Revolucionaria, que produjo la caída de Lemus en octubre de 1960 a enero de 1961, cuando es derrocada por dicha Junta de Militares al mando de Julio Adalberto Rivera,

que asume el poder y que le da continuidad a la línea

“oficial” establecida por el PRUD. La Junta Revolucionaria constituida por militares y civiles había iniciado un proceso de apertura política que fue considerado, nuevamente, como peligroso por los sectores reaccionarios y retrógrados, lo cual dio lugar a su caída.

El PDC surge en 1961 bajo la influencia de una corriente política internacional, encontrando gran acogida en el país, en especial en la clase media e intelectual y los sectores populares que veían la posibilidad de construir un proyecto político alternativo al oficial.

58


El PCN y el PDC, durante los siguientes veinte y cinco años fueron los partidos que rigen la vida política del país. El PCN representando al partido instrumento del ejército, hasta el golpe de estado que derrocó al Coronel Carlos Humberto Romero en 1979, y el PDC, como representante de una oposición moderada proveniente de la sociedad civil.

En los dos partidos hubo participación de mujeres pero ligada a las labores logísticas y al trabajo organizativo, especialmente en el PDC, partido que supo aprovechar el discurso de inspiración religiosa con su énfasis en la estabilidad social y la seguridad de la familia. Parte de su estrategia organizativa se basó en la creación de “comités femeninos”, cuya acción fue decisiva para el desarrollo y crecimiento del partido.

El PDC desarrolló un discurso que enaltecía el rol de la mujer como madre, tocando de esa manera uno de los valores culturales más arraigados en la identidad femenina salvadoreña, es fuerte en la región centroamericana, con excepción de Costa Rica. El prototipo de feminidad vigente en la sociedad salvadoreña sigue considerando a la maternidad como la meta fundamental de las mujeres, sobre este eje se articula la identidad femenina, lo cual influyó en sus vidas entonces y ahora (Vásquez y Murguialday. 1998: 14). Así abanderó la lucha por una legislación que protegiera los derechos económicos de las esposas y madres, exigiendo a los padres el cumplimiento de sus responsabilidades económicas y de crianza. En el saludo a las madres en 1961, el PDC expresaba: “Solamente con sus intereses económicos así protegidos puede la mujer salvadoreña estar libre para realizar su gran misión de ser: la reina del hogar y educadora de sus hijos” (cit. Moreno, 1997: pag.20 ). Este discurso impactó fuertemente, en especial, entre las señoras de los mercados, probablemente debido a que ellas eran jefas de hogar que enfrentaban difíciles condiciones de sobrevivencia dada la informalidad en que desempeñaban sus actividades económicas y la persecución de que eran objeto.

Es este sector caracterizado por su combatividad y representatividad numérica, considerado un importante bastión electoral; uno de los que determinaron el

59


triunfo del PDC en la alcaldía capitalina para Napoleón Duarte, fundador y líder carismático del partido, durante varios períodos de 1964 a 1976 y posteriormente su elección a la presidencia de la república en 1984. Para ese tiempo

el

PDC

había

cambiado

radicalmente

su

programa

político,

convirtiéndose en instrumento de la política contrainsurgente de los Estados Unidos y de sus aliados en este proceso; la oligarquía y el ejército salvadoreño.

Desde esta época el voto de las mujeres será capitalizado por los partidos políticos pero sin considerar su derecho a ser elegidas. Durante los años setentas el PCN, el partido oficial, se mantendrá en el poder mediante el fraude electoral, la persecución y represión a sus oponentes; como respuesta los movimientos sociales que alcanzaron altos niveles de organización, ejerciendo una fuerte presión que para finales de la década era incontenible.

En 1970, por escisión del Partido Comunista, nace la primera organización guerrillera, las Fuerzas Populares de Liberación Nacional –FPL. Durante esta década,

marcada

por una crisis económica creciente y revoluciones

victoriosas en Nicaragua (1979) y otros países vecinos, se desarrolla un fuerte movimiento social en el cual juegan un papel

central las maestras y los

maestros, estudiantes, campesinas y moradoras de barrios urbano marginales. Todos estos sectores

estaban ansiosos por impulsar la lucha contra el

autoritarismo militar de la época.

En 1971 se produce el secuestro del

empresario Miguel Regalado Dueñas, en el cual son implicados varios estudiantes universitarios y en 1972 el gobierno del Coronel Armando Molina (Partido de Conciliación nacional-PCN), decide invadir militarmente el campus universitario, suspender la autonomía y reprimir todo brote opositor.

Esta

situación generó descontento social, dando lugar al incremento de la organización.

En la década de los años ochentas el PCN comienza perder poder, pues no había podido ejercer el control de los movimientos sociales y armados. Los militares del sector progresista dan un golpe de estado, incorporando otros actores sociales diferentes a los tradicionales, con el propósito de restablecer el control social, así logran conformar la llamada primera Junta Revolucionaria,

60


ya que pronto es sustituida por la segunda Junta convocada por la oligarquía, sectores tradicionales del ejército y la embajada de Estados Unidos.

Fraudes electorales, golpes de Estado, represión hacen y obligan al movimiento social a cambiar sus estrategias de lucha; frente a la desconfianza, se pierde la esperanza de la vía política, por lo cual desde los años setenta se registra

un

recrudecimiento

del

descontento

social.

Las

mujeres

particularmente se insertan en los movimientos populares desde su respectivo sector social y tienen participación directa en las organizaciones mixtas como sindicatos,

campesinos,

grupos

religiosos,

estudiantiles,

magisteriales,

profesionales. Sobre la participación de las mujeres en estos procesos hay un vacío histórico, ya que no hay información disponible que nos permita establecer las características y condiciones en que ésta se produjo.

Es

precisamente

en

este

período

cuando

aparecen

las

primeras

organizaciones exclusivamente de mujeres, cuyo énfasis era sectorial, en particular son obreras, ligadas al Partido Comunista Salvadoreño, de forma directa o indirecta como esposas o compañeras de destacados dirigentes, como se ha mencionado antes, aunque también elaboraron reivindicaciones y estrategias de acción propias ligadas a la esfera doméstica. Las mujeres se integran a las diferentes organizaciones que conforman el movimiento popular e incluyen sus demandas de clase en la plataforma de las demandas populares.

1957: Destaca la creación de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas (Ligada al Partido Comunista). 1969: Surge el Comité de Mujeres Sindicalistas. 1970: Se crea el Comité provisional de Mujeres Salvadoreñas. 1975: Las dos organizaciones anteriores constituyen la Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador –AMPES- que inicialmente concentró su atención en las mujeres trabajadoras.

2.1 Primera organización de mujeres de origen popular.

61


El surgimiento de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas en 1957, es un hecho trascendente para los movimientos femeninos, ya que es la primera organización específica de mujeres en oposición al régimen que surge en el seno de un partido político. Sus fundadoras tienen influencia del Partido Comunista Salvadoreño, fundado en 1930. Doña Berta Deras de Aguiñada Carranza recuerda

La fundamos junto con otras compañeras, Lilian Jiménez, poeta salvadoreña, Ana Rosa Ochoa, intelectual; la madre de Lilian, Doña María Jiménez; Rosa María de Castellanos; Amelia Martínez, compañera del sindicalista Oscar Martínez, (asesinado durante la huelga magisterial de 1968), Tulita Alvarenga, compañera del Comandante Marcial (Salvador Cayetano Carpio) y yo13.

Norma Guirola de Herrera apunta sobre su fundación: “Esta organización nació dentro de un auge organizativo del pueblo salvadoreño, que se expresó en el desarrollo del movimiento sindical, estudiantil y político… estuvo integrada por mujeres provenientes de los distintos sectores sociales y surgió como la primera organización femenina realmente popular en El Salvador, con todo el apoyo de las mujeres de izquierda y del Partido Comunista de El Salvador. Fraternidad de Mujeres nació y se ligó especialmente al movimiento sindical. El trabajo principal de esta organización fue dirigido a la infancia; participó en las luchas de masas y fijó sus reivindicaciones propias y las del niño. En 1960, siendo integrante del Frente Nacional de orientación Cívica, participó en el derrocamiento de José María Lemus” (Guirola, 1983: 10).

La organización es fundada en el período que gobierna José María Lemus (1958-1961), representante de la oligarquía salvadoreña y de los militares, en el marco del surgimiento de la Confederación General de Trabajadores –CGT-, como Central Única de Trabajadores. Realizaron gestiones ante el Ministerio del Interior para lograr su inscripción legal, pero ésta nunca les fue concedida. FRATERNIDAD DE MUJERES fue la primera organización de mujeres en El

13

Entrevista personal a Doña Berta Deras de Aguiñada Carranza. Fundadora de Fraternidad de Mujeres, octubre de 2003. Todas sus citas en este capítulo se refieren a esta entrevista.

62


Salvador que se integró a la Federación Internacional de Mujeres –FDIM- a la cual perteneció hasta principios de los años setentas. En la actualidad son miembras la Asociación Movimiento de Mujeres “ Mélida Anaya Montes” y el Movimiento Salvadoreño de Mujeres –AMS-. De manera colectiva comenzaron a estructurar la organización. Doña Berta recuerda: “Entonces nos juntamos y empezamos a redactar los estatutos. Y luego que los hicimos y se aprobaron por el grupo inicial, los mandamos al Ministerio del Interior y nunca nos los aprobaron; entonces abrimos un local, el primero que abrimos, en la Avenida España, entre la 1ª y la calle Arce, que es enfrente de donde estaba el edificio de Correo, ya en la segunda planta, ahí nos reuníamos, por las condiciones políticas fuimos cambiando el local, después nos venimos aquí por la 4ª Avenida al costado de donde estaba la Alcaldía, por la calle del Palo Verde por ahí teníamos local”.

Son momentos de efervescencia popular, Fraternidad es influida por los acontecimientos políticos, así como por la fundación de la federación obrera y se propone como objetivo fundamental: “Luchar por mejorar las condiciones de vida de las familias salvadoreñas, derecho al trabajo en un clima de justicia y paz y por los derechos humanos en general” (Berta Deras)

En sus inicios el propósito de la organización fue aglutinar mujeres de las más variadas tendencias políticas y religiosas, sin embargo al final participaron principalmente mujeres sindicalistas, mujeres de los mercados, algunas profesionales y maestras simpatizantes de las ideas de izquierda; sus actividades más destacadas estuvieron relacionadas con este sector.

Fraternidad de Mujeres estaba constituida principalmente por mujeres de la clase trabajadora. Doña Berta Deras de Aguiñada recuerda: “Organizamos a las vendedoras ambulantes, vendedoras de productos lácteos. Teníamos clases de mecanografía dábamos charlas, teníamos círculos de estudio donde se veía la situación de la mujer también estudiábamos artículos de Lenin, de Marx ya que la idea era esa llegar al poder; luchábamos porque las mujeres ganaran igual salario que los hombres,

63


que tuvieran buenas condiciones de trabajo, bueno hasta hicimos una campaña porque en las fabricas grandes pusieran guarderías”.

Sus estatutos contienen las siguientes demandas: Que la mujer campesina pueda organizarse y luchar por sus derechos. Que las mujeres que trabajan en los servicios domésticos tengan derecho a gozar de seguridad social y a ser protegidas por las leyes laborales. Que las mujeres puedan asegurar el principio de “igual pago por igual trabajo” y que el Estado establezca guarderías infantiles. Que las luchas laborales defiendan el trabajo y protejan a las mujeres empleadas en el comercio y que no sean explotadas. Que las mujeres de los mercados sean tratadas con dignidad. Por la dignidad de las mujeres profesionales, así como las enfermeras y maestras. Que el Estado cumpla sus obligaciones dentro del Código de Trabajo. Que el Estado construya más edificios escolares y centros de recreación. Que los niños sean considerados los elementos más preciados de la vida humana. Por la unidad de todas las mujeres del país, sin distinción de clases. Por la paz y fraternidad de las naciones.

Sus principales tareas iban encaminadas a apoyar las luchas sindicales; sus bases de apoyo se encontraban en mujeres de todos los sectores sociales: señoras de los mercados, compañeras o esposas de obreros, estudiantes universitarios, profesionales y empleadas domésticas. También estaban las vendedoras de productos lácteos, vendedoras ambulantes que reclamaban el respeto a los derechos ciudadanos. Mediante un recurso de amparo lograron la protección para las señoras de los mercados, quienes eran perseguidas por la policía por realizar actividades económicas fuera de los mercados. También apoyaron a los presos políticos.

Fraternidad de Mujeres realizaban actividades culturales, educativas y políticas, sus afiliadas participan en actividades de protesta contra el régimen. Apoyaban a sindicalistas que eran perseguidos por el régimen de Lemus y a sus respectivas familias, realizaban pequeños mítines exigiendo la libertad de

64


prisioneros políticos. Llegaron a tener más de 1000 miembros distribuidas así: 500 en San Salvador; 400 en Santa Ana; 250 mujeres simpatizantes en Ahuachapán y San Miguel.

Dña. Berta de Aguiñada recuerda: “Era mucha actividad entonces, yo le digo, ahora es diferente, porque en esa época no podíamos exponernos porque había represión, una vez recuerdo nos dicen que vayamos a repartir propaganda, íbamos las de Fraternidad sabíamos que había que perder el miedo porque había que entregar de mano en mano las hojas, entonces íbamos cinco, tres adelante, y dos atrás, veníamos sobre la segunda Avenida aquí por la lotería, las que veníamos adelante éramos Clarita Lechuga, Rosita que fue vendedora ambulante y yo. Ya habíamos terminado y atrás venia esta señora María y se la entrega la ultima a un hombre y era oreja y entonces el hombre cuando la vio empieza a seguirla y ella como es vendedora estaba acostumbrada a correr y cuando nos alcanza y cuando iba a cazar el semáforo cabal en la esquina donde hay un puesto de venta de bicicletas entre la segunda y la sexta me parece Av., calle, se pone el semáforo y ya no puede pasar y la toma del brazo y pasamos, y la sentó el hombre ahí en la esquina y ella decía ¡Me quieren secuestrar…! Y entonces yo le digo señor y que ha hecho ella y se saca la hoja, y yo no creo que ella ande haciendo eso, y no me dijo nada el hombre y ella seguía entonces le dijo a uno, en eso pide un taxi, pero en eso que ella hace mucha bulla, la gente se empieza fijar, miren se llevan a la señora peligroso, porque no van a la radio reloj en ese entonces estaba en el edificio donde estaba la farmacia Santa Lucia”.

Lograron montar un periódico: Fraternidad14 y en donde reproducían material sobre formación política que distribuían entre sus miembras. Fundaron una pequeña escuela para los hijos e hijas de sus afiliadas llegando a atender cerca de 150 niños/as llamado “Alianza Infantil de la Amistad” con el que desarrollaron actividades culturales. Organizaban clases de mecanografía, actividades culturales, presentaciones de teatro, clases de danza, de inglés y de literatura, atendidas por maestros y profesionales de tendencia progresista. Muchos de los participantes se incorporarían a la lucha armada posteriormente.

El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 conmocionó a la izquierda salvadoreña, precisamente a finales de ésta década hay un repunte de los 14

Ha sido imposible encontrar algún ejemplar de este periódico.

65


movimientos populares expresados en huelgas de trabajadores de aceros, de textiles, de transportistas, de maestros, etc. El creciente ascenso de dichos movimientos coincide con una nueva crisis del sistema, ambos elementos generaran al interior de las organizaciones de izquierda una lucha ideológica muy fuerte relacionada con la estrategia de lucha a seguir. FRATERNIDAD DE MUJERES

no es ajena

a tal lucha ideológica, así recuerda una sus

integrantes que vivió ese momento: “En 1968 ya empezaban algunos roces ideológicos dentro del Partido Comunista Salvadoreño (fundado en 1930) y como Fraternidad era parte del partido Comunista, empezó a afectar el trabajo con mujeres, claro la lucha empezó dentro de la dirección del partido y luego un desmoronamiento de la Dirección. Eran necesarias nuevas formas de lucha, la Revolución Cubana había sido la chispa y el ejemplo. Era necesario que nosotros, los luchadores revolucionarios, dejáramos de lado los planteamientos reformistas y parlamentaristas, y planteáramos al pueblo nuevas formas de lucha para la 15

toma del poder” .

Doña Tulita Alvarenga de Carpio recuerda los principales logros de Fraternidad de Mujeres: “Estuvimos presentes en congresos obreros con propuestas de aumentar el número de mujeres en las directivas de los sindicatos; hicimos campañas para que se prohibiera el trabajo nocturno de las mujeres, aunque muchas no estaban de acuerdo porque era el turno que mejor les pagaban y les permitía estar con sus hijos durante el día; apoyo a todas las huelgas convocadas por los sindicatos aquí preparábamos la comida y además hablábamos con las compañeras o esposas de los huelguistas para que ellas los apoyaran”.

Doña Berta Deras de Aguiñada, afirma: “Logramos despertar el interés de las mujeres por lo menos en Fraternidad, porque estaba la Liga Femenina (fundada en 1947) pero no hacía trabajo como lo hacíamos nosotros, de ligarnos a las obreras, a las vendedoras de los mercados, entonces se logró hacer que participaran, hacer que las mujeres sindicalistas adquirieran su papel, no eran simples trabajadoras, si no que vieran que tenían derechos, ver como estaban ellas en el Código de Trabajo”. 15

Doña Tulita Alvarenga de Carpio. Fundadora de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas. Todas sus referencias son de la entrevista personal realizada en enero de 2004.

66


Los elementos más avanzados de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, como Tulita Alvarenga, Fidelina Raymundo y otras, abandonaron la organización y Fraternidad de Mujeres dejó de existir en 1969. Ese año ésta marcado por la crisis del estado salvadoreño, que recrudece la represión contra la oposición, y es en este contexto que la Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas deja de realizar actos públicos, y a su vez se ve afectada por la profunda lucha ideológica al interior de la izquierda.

2.2.

Las mujeres salvadoreñas y el Movimiento popular.

En la década de los setenta, el sector sindical tuvo un destacado liderazgo en el movimiento popular y dentro de él las mujeres sindicalistas tuvieron protagonismo. A inicios de esta década se creó el Comité de Mujeres Sindicalistas que más tarde se convertiría en el Comité Provisional de Mujeres Salvadoreñas; estas dos organizaciones constituyen, en 1975, la Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador (AMPES), la cual desaparece en 1980. “Primero formamos el Comité Provisional de Mujeres Salvadoreñas en 1970; pero en el 75’ se convirtió en AMPES Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador; como AMPES participamos en un congreso en Moscú. También, por ejemplo, les celebrábamos a los niños la Navidad, entonces íbamos en las fabricas teníamos gente, entonces recogíamos juguetes, les hacíamos piñatas, eso cuando teníamos academia de corte y confección” (Berta Deras).

La represión contra la oposición se incrementa en este período; los regímenes militares contienen violentamente los movimientos huelguísticos y las luchas reivindicativas gremiales y estudiantiles. Es a partir de 1970 cuando surgen en El Salvador las organizaciones político-militares, que entonces presentaban una alternativa de lucha popular, en las que gradualmente se van incorporando algunas mujeres, principalmente maestras y estudiantes.

Mientras el país atravesaba un período de convulsión política, en la esfera internacional se dan cambios que cuestionan el modelo de desarrollo, y específicamente, el papel que las mujeres juegan en él. La problemática de la discriminación de las mujeres pasa a ser contemplada en la agenda

67


internacional, en 1972 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el año 1975, Año Internacional de la Mujer, con el objeto de intensificar medidas encaminadas a promover la igualdad entre hombres y mujeres para asegurar la integración plena de éstas en el desarrollo.

En 1975 se realiza en México la Conferencia Mundial del Año de la Mujer, que fue apoyada por la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que se proclamó el decenio 1976-1985, Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz.

En la coyuntura de este y otros eventos internacionales relacionados con la problemática, se funda en el país la Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador (AMPES), la cual fue miembro de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM). Inicialmente, AMPES concentró su atención en las mujeres trabajadoras y colaboró con los sindicatos influenciados por el Partido Comunista Salvadoreño. “Formamos un comité provisional de mujeres, eso fue en el 73; entonces ahí ya era más amplio, no estaban sólo las trabajadoras, sino que otras; y así estuvimos trabajando hasta el 75 que fue el año Internacional de la Mujer, se celebro en México; también entonces ahí el comité se convirtió en Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador, AMPES. De las mujeres sindicalistas, comité de mujeres sindicalistas, ahí estuvo Camelia Cartagena, Clara Lechuga, Aída Cartagena, Rosa Delfina Guirola; así estuvimos desde el 75 hasta el 80. También como AMPES pasamos a formar parte de la Federación Internacional de Mujeres FDIM: Participamos en un congreso en Moscú” (Berta Deras).

El año 1975 es testigo de manifestaciones estudiantiles y de represión; a la vez se trata de proyectar una imagen distorsionada de la realidad del país, llegando al extremo de ser sede del evento de belleza Miss Universo. Esto también tiene su explicación en la bonanza económica que experimentó la oligarquía cafetalera debido al alza de los precios internacionales del café. La Asociación de Educadores Salvadoreños (ANDES) se pronuncia en contra de dicho concurso frente a la realidad de las mujeres salvadoreñas, a la vez que lo vincula al intervencionismo norteamericano. ANDES tiene como antecedente la

68


creación del Comité Coordinador de los Maestros, por iniciativa de la líder magisterial la Dra. Mélida Anaya Montes, quien redactó el texto siguiente:

Andes 21 de junio Frente a Miss Universo 37-24-37. Dominio de varios idiomas. Gusto refinado en el vestir. Medidas de un cuerpo escultural y atributos que responden al más refinado gusto estético de una clase que domina en parte del mundo. Con buenos denominadores universalizan su gusto, tanto dentro de un país como a escala mundial, y tratan de imponerlo. Como buenos financieros invierten dinero, ingenio y energías para convertir el evento estético en una oportunidad para lucrar; como buenos políticos de su clase hacen girar la atención nacional e internacional sobre sus objetivos. Este es un rostro. Frente a frente se alza otro rostro: tal vez un 70-70-70 0 un 20-50-20. Unos pómulos manchados a los 20 años o unas profundas arrugas a los 30. Mal hablada o callada, amarillenta y peor vestida. Dos rostros frente a frente el 19 de julio de 1975 en El Salvador. El uno, el de miss UNIVERSO, expresión de las clases explotadoras, el otro el anónimo – en este evento- el de la clase explotada. El uno atrae turistas, miradas y se pasea en todo el territorio a través de los canales de televisión. El otro está oculto. Para lucir un rostro y atraer divisas se pone al servicio hasta la INTERPOL; para que se oculte el otro, también está la INTERPOL. En un mundo convulsionado, en un país en el cual la fuerza social del oprimido lanza sus gritos de desesperación y de lucha, se escenifica un evento trivial que resulta trágico al contemplar el otro rostro: enfermizo, manchado, arrugado de penas y sufrimiento. Frente a frente dos rostros, Andes toma posición en el estrado del rostro oprimido. Sería cruel e insensato que los maestros ayudáramos en lo más mínimo a bordar el velo de una Miss con el cual se pretende ocultar el dolor de las Marías de la clase a la cual pertenecemos. Frente al rostro de una ciudad limpia y pintada oponemos el mesón, la covacha, el rancho… Nos negamos a limpiar la bandeja en la cual se solaza la clase explotadora. Nuestro camino es el de la lucha por reivindicaciones como gremio magisterial, nuestro camino es el de contribuir a que nuestra clase explotada se libere.

69


Honramos en esta época de ruptura, a la que se sacrifica en la lucha revolucionaria, honramos las virtudes de los caídos en la lucha revolucionaria, veneramos esas arrugas a los 30 años en la mujer salvadoreña porque sabemos que las dejó el dolor. Admiramos la mirada penetrante de nuestras mujeres que escrutan el futuro. Frente a miss universo, ofrecemos el rostro de la obrera, el de la campesina, el de la maestra… Frente a la INTERPOL oponemos a nuestro anónimo pueblo explotado que vencerá toda barrera y gritará al mundo la victoria de una clase oprimida y humillada por centurias y entonces el mundo conocerá nuestro verdadero rostro. Por todo esto miss universo…no eres nuestro rostro, nuestro ideal, nuestra lucha. Eres ajena a nosotros, Miss Universo. Andes rinde tributo a la mujer del pueblo explotado salvadoreño. San Salvador, 1º de junio de 1975. Por la Dignificación del Magisterio Consejo Ejecutivo (Campo pagado (LPG, 2jun:1975).

El texto anterior es escrito en el marco de la lucha popular, que en ese momento estaba adquiriendo las características de guerra civil. En 1971 se había realizado la Gran Huelga de ANDES 21 de junio; en 1972 el presidente Arturo Armando Molina

interviene militarmente a la

Universidad de El Salvador, hay un auge de los movimientos sociales: estudiantes, enfermeras, pobladores de tugurios, etc. Las mujeres en este momento no luchaban por sus reivindicaciones propias, estaban en el marco de los movimientos populares adscritas a sus respectivos gremios, en el proyecto revolucionario. Fue pertinente escribir el texto desde una organización de maestros, ya que en ese momento las mujeres eran aproximadamente el 75% de sus asociados.

Por lo tanto, el contenido del manifiesto expresa justamente un discurso de lucha de clases en el marco de la pobreza, contrastando la miseria de los sectores populares con la opulencia y superficialidad de los concursos Miss Universo. También es importante destacar la utopía revolucionaria reflejada en el mismo.

2.3.

Mélida Anaya Montes

70


Quién fue la autora del texto16 : Dra. Mélida Anaya Montes. Nació en SantiagoTexacuangos, Departamento de San Salvador, el

17 de mayo de

1926. Maestra Normalista, estudió Pedagogía en La Universidad de

El

Salvador, obteniendo el Doctorado en Educación. Fue Subdirectora de la Escuela Normal España, Coordinadora de Estudios de la Escuela Normal Superior. Durante su vida y en el ejercicio de estos cargos, se caracterizó por su abnegación, disciplina

enérgica, leal a

sus principios y

compromisos

éticos, combinadas estas características con un carisma y don de gentes.

Fundadora y dirigenta gremial de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños –ANDES 21 de Junio(1965) - , lo que la situa como pionera de los movimientos sociales y populares de la década de los años 70s y 80s, impregnando al contenido de sus demandas de análisis de la realidad de la Educación en El Salvador y el papel del magisterio en los cambios sociales del país.

La vida de la Dra. Anaya Montes se le puede analizar desde muchas aristas: como mujer, maestra, dirigenta magisterial, profesional, intelectual y como comandanta. Podemos distinguir o destacar dos momentos o facetas: la primera de ellas está referida a su vida en el magisterio nacional iniciándose como maestra de educación primaria en Zacatecoluca. Fue la subdirectora de la Escuela Normal de Maestras España, desde fines de los años 50’s hasta 1963.en esta institución se formaban las maestras de educación primaria. Es recordada por las maestras formadas por ella como una maestra integral. Viaja a España en 1961, becada por el gobierno español a realizar un curso de especialización en pedagogía.

En 1964 asume la Coordinación de Estudios de la Normal Superior, institución formadora de maestros de educación media, es justamente entonces que comienza a aglutinar bajo su liderazgo y del grupo gestor a la Asociación Nacional de Maestros ANDES, que es fundada el 21 de junio de 1965, después de una manifestación de maestros y maestras que habían viajado de todo el país para participar en San Salvador, la entrega de una plataforma de 16

Profesora Gladis Colato, fundadora de ANDES, confirma dicha autoría. Entrevista personal realizada por María Candelaria Navas, en octubre de 2006.

71


demandas centrada en los cambios en el escalafón magisterial, al entonces Presidente de El Salvador, Francisco Armando Molina. ANDES 21 de Junio, bajo el liderazgo de Mélida Anaya y desde Consejo Ejecutivo serán protagonista de dos grandes huelgas nacionales de maestros, en 1968 y en 1971. Siendo electa secretaria de conflictos en ANDES.

Desde este cargo trabajó incansablemente por implementar leyes que protegieran de manera justa a los maestros, quienes precisamente en este período atravesaban por situaciones que dañaban la integridad moral, económica, laboral que se resume en una alta explotación por parte de los gobiernos militares, vigentes desde 1932.

Aplicó, junto a sus compañeros de dirección, muchas tácticas como paros laborales, huelgas de hambre, etc., siempre buscando el diálogo y los acuerdos.

La doctora Mélida Anaya Montes fue reconocida públicamente por numerosas actividades realizadas en el ámbito de la educación, luchó por hacer cambios en esta rama, no sólo en la calidad de enseñanza, sino en el mejoramiento de la situación laboral de

miles de maestros. Por ello participó como pieza

importante en ANDES 21 DE JUNIO.

Entre los principales logros de las luchas magisteriales lideradas por la Dra. Mélida Anaya Montes, siendo ella integrante del Consejo Ejecutivo de ANDES en varios períodos gradualmente, obtuvieron: la ley del escalafón magisterial, un seguro colectivo y la ley especial del maestro, entre otros; pero todos estos triunfos fueron el resultado de numerosas manifestaciones que fueron apoyadas por otras organizaciones sociales que de manera unida hicieron presión a los gobiernos.

Ingresa a la Universidad de EL Salvador a estudiar el Doctorado en Educación en 1959. En su vida de estudiante universitaria tuvo destacada participación en asambleas, foros, conferencias entre otras actividades públicas.

72


Como intelectual escribió los siguientes documentos:17 Los Estudios Sociales: Su influencia en las Formas de Vida de los Pueblos y las Técnicas de su Enseñanza (Rev. Educación, 1965:65), se destacan de este documento algunos párrafos que muestra algunas ideas de su pensamiento educativo: “La Educación como influencia sistemática ejercida sobre los educandos con un fin claramente definido, constituye un arma poderosa. Mediante ella inculcamos una concepción del mundo, una moral, reglas de convivencia humana, determinados rasgos de carácter y de voluntad, ciertos gustos e incluso algunas cualidades físicas” (Ibidem.).

En el texto argumenta la

importancia en la formación de actitudes, pues

contribuye a : Tener criterio propio e independiente para tomar partido en los problemas sociales. Imparcialidad en la investigación del material de estudio. Respeto a las opiniones ajenas. Amplitud de ideas. Ayudar a eliminar los prejuicios sociales, chauvinistas, religiosos y muchos otros.

El Planteamiento Integral de la Educación y sus relaciones con el Derecho Socioeconómico en El Salvador. Tesis para optar al título de Doctora en Ciencias Sociales de la Educación, en febrero de 1969, tiene 263 páginas.

La Segunda Gran Batalla de Andes, Primera Edición , Editorial Universitaria 1972, con 380 páginas. Este libro contiene fundamentalmente una relación de los hechos

acaecidos en la huelga magisterial de 1971, con algunas

referencias a las huelgas de 1967 y 1968. Como producto de su “entrenamiento en Vietnam”, escribió un libro escrito probablemente en 1980, proscrito en bibliotecas y librerías. También hay artículos

17

sueltos que

probablemente

aparecieron como anónimos en

La referencia es sobre la base de los documentos encontrados a la fecha.(2005)

73


periódicos, revistas, etc., en aquellos momentos caracterizados por la inseguridad y la represión.

La segunda fase en su vida se refiere al giro radical en su vida, que la llevó a vivir en la clandestinidad, por la inseguridad y persecución. En esta fase ella se incorpora a las FPL (Fuerzas Populares de Liberación) cuyas acciones tuvieron mucho peso en la sociedad salvadoreña. Es electa como

la segunda

comandanta de las FPL, desde entonces se integró a la vida clandestina dejando a un lado su vida como maestra y como profesional de la educación e intelectual. En las FPL toma el nombre de comandante “Ana María”; siempre demostró firmeza en sus decisiones y acciones, “mente fría y corazón ardiente” era su consigna, tomada de los revolucionarios clásicos. Ella como revolucionaría debería mantener frialdad y calcular sus acciones, pero a la vez impregnar de humanismo dicho quehacer.

Porque la injusticia le había tocado directamente, ya que había sido testiga de los atropellos del sistema. Siempre demostró que cuando se proponía algo lo conseguía, porque era una mujer con metas claramente definidas. Cuando se le interrogaba sobre las dificultades para mantener una guerrilla durante tanto tiempo sin que hubieran montañas en un país como El Salvador, de poca extensión geográfica (21.000 Kms. ) ,ella respondía que: las montañas eran el pueblo que protegía el trabajo clandestino y a la guerrilla.

Mélida Anaya Montes definitivamente tiene un lugar en la historia salvadoreña. Y es necesario seguir indagando sobre su vida ya que debe de recordársele en El Salvador por la población salvadoreña como mujer, maestra, intelectual, guerrillera, revolucionaria y luchadora. La cita siguiente resume parte de su vida revolucionaria:” Mélida Anaya Montes es síntesis de la lucha de la mujer salvadoreña y durante los últimos 30 años el motor político que vinculó a los maestros , a los universitarios y a los profesionales con los obreros y los campesinos para integrar, al lado de los pobladores de tugurios y otros grupos sociales marginados , el más grande movimiento de masas, templado y forjado a sangre y fuego a través de todas las formas de lucha .Este movimiento de masas es la base de la inquebrantable capacidad político militar del Frente

74


Farabundo Martí para la liberación Nacional y del Frente Democrático Revolucionario”(Guirola de Herrera,1983:131)

Ahora bien, cuando la Dra. Anaya Montes nació, en la década de los años veintes, las mujeres salvadoreñas a penas comenzaban a incursionar en la educación, recordemos que durante este período, dos fueron las áreas en que las salvadoreñas tuvieron más presencia social: el magisterio y la literatura, en especial la poesía. Fue un ejemplo para las generaciones de maestras al cambiar sus medias de seda por los zapatos deportivos que facilitaban el recorrer kilómetros de distancias en las marchas multitudinarias que dirigía y posteriormente cambiarlas por las botas de campaña de guerrillera, cuando ya tenía más de cincuenta años.

La Comandanta Ana María era todavía, al momento de ser asesinada, la Segunda responsable de las FPL, en Managua ,Nicaragua en abril de 1983, aun cuando las circunstancias exactas de su muerte todavía no están claras, su asesinato se ubica en otro momento crítico de la izquierda salvadoreña , en particular de las FPL, la discusión giraba en torno al rumbo que debería seguir la lucha armada, se dice que ella era partidaria de una salida negociada a la guerra, en oposición al Comandante Marcial, Primer Responsable, quien sostenía que la guerra era: popular, armada y prolongada.

La comandancia revolucionaria del FMLN , al dar la noticia de su muerte, apuntaba lo siguiente: ” La Dirección Revolucionaria Unificada (DRU) del FMLN con profundo dolor comunica al pueblo salvadoreño y a todos los pueblos del mundo el alevoso asesinato de nuestra querida compañera Mélida Anaya Montes, comandante Ana María, segunda responsable del Comando Central de las Fuerzas Populares de Liberación(FPL) y miembro destacado de esta Dirección Revolucionaria Unificada, ocurrido en Managua, Nicaragua , el día 6 de abril en horas de la madrugada”(cita de Guirola de Herrera,1983:130).Era, precisamente, la DRU la instancia negociadora del conflicto armado.

Cronología mínima: 1926 abril nace en Santiago Texacuangos, departamento de San Salvador. 75


1959 : Subdirectora de la Escuela Normal España. 1960 : Ingresa a la Universidad de El Salvador a estudiar el doctorado en Educación. 1963: Coordinadora de Estudios en la Escuela Normal Superior. 1965 : Fundadora de Andes 21 de junio 1968: Primera Gran Huelga de Andes 21 de Junio. 1969: Obtiene su título de Doctora en Educación 1970: Surgen las FPL 1973-74: Ingresa a las FPL 1971: Segunda Gran Huelga de Andes 21 de junio. 1975 : masacre estudiantil 1977: se va a la clandestinidad con el seudónimo de ANA MARIA 1983 : es asesinada en Managua, Nicaragua, tenía 57 años. Mujer, Maestra, Dirigenta Magisterial y Guerrillera, la Dra. Mélida Anaya Montes rompió los paradigmas tradicionales de ser mujer, injustamente aún no hay un reconocimiento público sobre sus aportes. El estigma de haber sido guerrillera y las circunstancias de su muerte, aún persisten en las generaciones de hombres y mujeres actualmente.

Las fundadoras de la Asociación de Mujeres Mélida Anaya Montes-LAS MELIDAS- (1992), surgidas de la dirigencia y las bases de las FPL, han retomado su legado histórico, pero aún esta pendiente escribir un libro sobre su vida que le haga un justo homenaje recopilando información de su vida y su pensamiento, por medio de dirigentas y dirigentes que aún viven.

2.4.

Inicio de la lucha armada y el papel de las mujer

En este período histórico y con el auge del movimiento popular, a mediados de los años 70, las mujeres se integran a las diferentes organizaciones que conforman este movimiento e incluyen sus demandas de clase, siempre dentro de la plataforma de las demandas populares.

En 1977, en respuesta a las violaciones de los derechos humanos, se funda el Comité de Madres y Familiares de Presos, Desaparecidos y Asesinados Políticos “Monseñor Oscar Arnulfo Romero”. (COMADRES), precursora de las organizaciones en pro de la defensa de esos derechos. Las actividades de esta

76


organización se centran en la defensa de los derechos humanos y dar asistencia a los presos políticos.

La sociedad salvadoreña se ha caracterizado por tener divisiones abismales entre la oligarquía y los demás estratos sociales, aunado a lo anterior, una polarización política por la falta de diálogo y de una institucionalidad democrática, que pudiera garantizar la alternabilidad en el poder político por la vía electoral, la confrontación de los gobiernos de derecha y los militares unidos contra la ciudadanía salvadoreña, lo habían impedido.

A finales de la década de los 70, la falta de espacios de participación democrática, unida a las condiciones de crisis socio-económica, conducen al conflicto armado que se desarrolló durante la década de los 80. El surgimiento del movimiento armado revolucionario en El Salvador a finales de los años setenta, fue el final de una historia de injusticia social, de persecución, represión y muerte a toda forma de manifestación en contra de esa situación.

De 1970 a 1981 se dio el proceso de gestación de guerra de guerrillas en El Salvador, que desembocó en una guerra civil en enero de 1981. Paralelamente, entre 1969 y 1979 se desató la crisis del modelo agroexportador de café, algodón y caña de azúcar, en una economía encaminada hacia la globalización y regionalización. Sin embargo este modelo en crisis, se asentó sobre la dictadura militar, sin tomar en consideración el golpe de Estado del 15 de octubre de 1979, y la guerra abierta a partir de 1981, agotada la vía electoral y la ausencia del diálogo del gobierno con los sectores políticos, sociales y económicos marginados. “La guerra civil en un pequeño territorio, es un zafarrancho en un mesón”, decía el general Omar Torrijos, ex presidente de Panamá, quien se esforzaba por entender la guerra contra todo pronóstico, ya que El Salvador un país sin montañas, con vías múltiples de comunicación y acceso para cualquier lugar. Es decir, no existía teóricamente un lugar para comenzar un grupo guerrillero rural en una montaña lejana” (Sancho, 2002: 153).

La guerra en El Salvador, según protagonistas de la misma, no siguió las leyes clásicas ni las académicas, ni motivada por las super potencias. Se dice que sí

77


tuvo influencia de las Fuerzas Armadas Rebeldes-FAR, de Guatemala entre 1971-1975. El sandinismo se conoció hasta en 1978 y entró triunfante a Managua en 1979; también se conocían otras experiencias de América Latina, como de Los Tupamaros de Uruguay, El ERP y los Montoneros de Argentina, de Brasil con Marighela, del MAS de Venezuela, el socialismo de Cuba , la experiencia

del Che Guevara..” Tampoco fue inspirada por Moscú, ni

Washington, Pekín o La Habana. Sus orígenes, dice uno de los fundadores Eduardo Sancho (Idem: 154), fueron propios y nacionalmente liderada por un grupo de estudiantes universitarios, provenientes de la pequeña burguesía acomodada e ideológicamente de la corriente social cristiana, con influencias del marxismo”. Este grupo de estudiantes y el extraordinario dirigente obrero /panadero Salvador Cayetano Carpio de formación estalinista, antiguo dirigente del Partido Comunista Salvadoreño-PCS, fueron los fundadores “primigenios o los parteros históricos”, de la revolución salvadoreña. Carpio renunció a este Partido en 1968, este partido se opuso a la lucha armada y solamente se incorporó hasta septiembre 1980.

Según la visión de algunos de los fundadores esta guerra no adquirió un carácter nacional, “fue una guerra civil con visión nacionalista de rebelión contra una parte de la estructura represiva del Estado”(Ibidem.). La guerra civil duró más de 10 años siendo varios los momentos que se vivieron como acontecimientos, que desarrollaron el aparato militar guerrillero, de carácter regular e irregular. La idea fundamental y esencial era generalizar la guerra de guerrillas

en la modalidad urbana, en el primer momento histórico de

la

gestación: 1971-1980. Los momentos se pueden subdividir en lapsos: 1970-1972: período en que se emprendió la preparación guerrillera del núcleo madre. 1972-1975: surgieron cuatro organizaciones guerrilleras que no se pudieron unificar y conformaron cuatro grupos diferentes: FPL, ERP, PRTC y RN. El Partido Comunista Salvadoreño, se creo en 1930 como ya se ha mencionado. 1975-1979: inicio de la construcción de una estrategia de guerrilla, para dar el salto al asalto y uso del sabotaje. 1979-1983: inicio de la guerra de movimientos y de posiciones, se rompe el orden jurídico institucional y se inicia el éxodo de población hacia Estados Unidos, México y otros países, así como

78


las migraciones internas a las ciudades más importantes del país. 1981,la primera gran ofensiva nacional militar. 1984-1988: recrudecimiento de la guerra creación de cuatro frentes : Occidental “Feliciano Ama”; Oriental “Francisco Sánchez”; Para Central “ Anastacio Aquino”; Central “Modesto Ramírez”. 1989 -1991: se inicia la batalla estratégica en la capital San Salvador como objetivo de ataque principal, con la ofensiva militar de 1989 se logra una posición en la mesa de negociación, que se había iniciado entre 1984-1987 por presiones de la comunidad internacional, que obligó a las dos partes a buscar una salida negociada a la guerra. 1992: firma de los Acuerdos de Paz en Chapultepec, México, este país y Francia actuaron como mediadores.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, fue el principal protagonista de la guerra, se constituyó como instancia de coordinación de cinco organizaciones político militares independientes provenientes de diferentes sectores del movimiento social. La primera organización que optó por la vía armada para lograr la transformación social y política del país fueron las Fuerzas Populares de Liberación –FPL-.fundado por un grupo que tenía como líder al legendario guerrillero comandante Marcial (Salvador Cayetano Carpio), disidente el Partido Comunista Salvadoreño, que no compartía la decisión de éste de mantenerse en la posición política electoral. La segunda organización en fundarse fue el Ejército Revolucionario del Pueblo –ERP-, cuyos miembros provenían de la juventud social demócrata y social cristiana que no compartía con el PDC su viraje a favor de la oligarquía salvadoreña y favorable a los intereses de Estados Unidos. En 1975, con motivo del asesinato del poeta Roque Dalton que era miembro del ERP, esta organización se dividió. De esta escisión surgen las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional –RN-. Un grupo de intelectuales funda, a fines de los años setenta el Partido de los Trabajadores Centroamericanos –PRTC- cuyos objetivos eran: incorporarse a la lucha armada y la creación de una instancia que integrara los diferentes movimientos armados de la región. El Partido Comunista, como ya se mencionó fue el último en incorporarse a la lucha armada.

Paralelamente a la acción militar

muchas y muchos fueron los y las

protagonistas, que apoyaron abiertamente la lucha armada: la Iglesia católica, de la línea de la teología de la liberación; el movimiento popular revolucionario

79


encabezado por campesinos y obreros, estudiantes, maestros; la Universidad Nacional, la solidaridad internacional; algunos sectores no organizados de la sociedad salvadoreña, muchos fueron víctimas de las acciones represivas de los gobiernos y las fuerzas armadas, quienes con la ayuda militar y económica de Estados Unidos lanzaron diferentes operativos con el objetivo de eliminar a la guerrilla y a sus bases de apoyo. Para Váquez y Murguialday (1996) la revolución salvadoreña estuvo basada

“en el marxismo, la teología de la

revolución y el guevarismo”.

Las mujeres se incorporaron a la lucha política y militar de esos años; su oposición a los regímenes militares y al imperialismo norteamericano fue influenciada por los lineamientos de las organizaciones político-militares de izquierda. De allí que su vinculación a la lucha armada, fue través de las organizaciones que conformaron el FMLN que tenían sus bases en

la

población civil. Norma Guirola afirmaba en 1983 “Estamos conscientes de que la mujer salvadoreña

aún tiene que resolver muchas necesidades reivindicativas

propias, como el problema del machismo, que es un problema cultural muy arraigado en nuestro pueblo. Pero estamos claros y conscientes de que en estos momentos la lucha principal de todos, es contra la oligarquía criolla y el imperialismo yanqui.. Es por eso que la mujer se ha incorporado masivamente a todos los frentes de lucha. Y en el bregar diario por liberarnos conquistaremos también nuestros legítimos derechos de igualdad con el hombre” ” (ibid, 83:19).

Ellas representaron en la guerra un 30% del total de los combatientes; sus motivaciones para incorporarse son dos: las mujeres del área rural lo hicieron por que se vieron arrastradas por el terror y la inseguridad y las del área urbana con un poco más de conciencia y de compromiso militante. La vivencia de la guerra fue distinta para mujeres y hombres porque distinta fue su inserción, sus tareas, sus expectativas, su involucramiento político, y diferentes eran también sus identidades y los impactos que en ellas ocasionó el conflicto. Las mujeres se movieron en siete escenarios. Un 30% de las mujeres llegaron a puestos de poder. (Vásquez y Murguialday.1996: 35)

80


El prototipo de feminidad vigente en la sociedad salvadoreña sigue considerando a la maternidad como la meta fundamental de las mujeres, sobre este eje se articula la identidad femenina. Lo cual influyó en sus vidas entonces y ahora.

Las colaboradoras del frente del área rural hacen un balance positivo de su participación. Las mujeres-montaña fueron las nutrientes indispensables mientras la guerra fue el eje central de la lucha revolucionaria.. las que colaboraron de forma voluntaria y por conciencia expresan más a menudo satisfacción por haber sido protagonistas y artífices. Qué pasa ahora con las mujeres rurales. Para las urbanas las ganancias fueron pírricas. Para las rurales no hubo cambios en sus concepciones sobre la sexualidad, más bien reafirmaron los patrones tradicionales.

La posguerra posibilitó el surgimiento y fortalecimiento de de las concepciones feministas en algunos sectores del movimiento de mujeres.

Por otro lado, las mujeres vinculadas a la derecha también se organizaron en torno a sus intereses de clase, dando abierto apoyo a los militares y siendo voceras de la campaña anticomunista de la ultraderecha. En parte, ellas respondieron a la crisis tratando de ignorar su existencia –continuaron con sus innumerables

eventos

sociales-,

pero

también

se

manifestaron

para

salvaguardar sus privilegios; como mujeres, sintieron que era su deber patriótico proteger a sus hijos, sus familias, su religión y por encima de todo, su enorme riqueza. En diciembre de 1979, se formaron dos organizaciones cívicas: la Cruzada Pro Paz y Trabajo y el Frente Femenino Salvadoreño. Las marchas organizadas por la Cruzada aglutinaron a cerca de 90,000 personas (aunque estas cifras pueden haber sido infladas) y recibió apoyo financiero de los militares de ultraderecha y sus respectivos partidos políticos.

Después de la ofensiva militar de 1989 con su secuela de destrucción y muerte, el gobierno de El Salvador y el FMLN habían llegado a la conclusión de que la terminación de la guerra por la vía militar era imposible. Dirigentes políticos,

81


empresarios y otros sectores influyentes de la sociedad se sumaron a la búsqueda de una salida política. La coyuntura internacional también favoreció el proceso de negociación y facilitó el camino hacía la paz. Ya que Estados Unidos y la Unión Soviética, potencias involucradas de alguna manera en la guerra civil salvadoreña con visiones e intereses contrapuestos,

habían

disminuido hasta desaparecer su tradicional rivalidad, expresada en la llamada “guerra fría”. Con los ACUERDOS DE PAZ se inicia un nuevo período en la historia salvadoreña.

La característica que presentan las organizaciones de mujeres antes de 1980 es la poca o nula integración de las reivindicaciones de género en sus objetivos y plataformas. Esto debido a la priorización de los graves problemas nacionales: la represión, la pobreza, el desplazamiento forzoso de poblaciones enteras, los asesinados y desaparecidos; problemas que las organizaciones de mujeres toman como banderas de lucha, con el costo de dejar sus reivindicaciones específicas de género en segundo plano. “Primera oleada” de organizaciones femeninas, muchas de ellas conformadas en el exilio y otras dentro del país, para apoyar la lucha popular. La característica principal de estas organizaciones de mujeres es la nula reivindicación de género en sus objetivos, demandas o plataformas. Este período coincide con el auge del conflicto armado y las migraciones masivas, dentro y fuera del país, por razones políticas. Al iniciar los años 80 18, nacen otras organizaciones de orden popular, organismos no gubernamentales privados y organismos internacionales, dándole una nueva perspectiva a la problemática de las mujeres. De igual manera, surgen organizaciones que pertenecen al llamado feminismo revolucionario. Destacan: 1978: Asociación de Mujeres de El Salvador-AMES-se podría decir que es la única de este período que tiene trabajo en zonas suburbanas y rurales, en las zonas conflictivas. Se involucró de lleno en la lucha revolucionaria, realizó importante trabajo educativo y publicó algunos manifiestos sobre la condición 18

En 1980 es fundada la Asociación de Mujeres para la Democracia “Lil Milagro Ramírez”, ligada al Frente de Acción Popular Unificado (FAPU). En 1983 surge la Asociación de Mujeres Salvadoreñas (ASMUSA), y en 1984 la Federación de Mujeres Salvadoreñas. Entre 1984 y 1985 se funda la Organización de Mujeres por la Paz (ORMUSA), vinculada al Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC). (García y Gomáriz, 1989:pag.70)

82


social y laboral desde la óptica de la doble explotación: de clase y como trabajadora.

Vinculada al Bloque Popular Revolucionario (BPR); a esta organización de mujeres se le reconocen dos aportes principales: la conceptualización del feminismo revolucionario como única vía capaz de resolver los problemas de las mujeres y la inserción de las mujeres en el proceso revolucionario, que demostraron su capacidad de participación y dirección. 1980: Asociación de Mujeres por la Democracia Lil Milagro Ramírez 1983: Asociación de Mujeres Salvadoreñas-ASMUSA1984: Federación de Mujeres Salvadoreñas 1984-85: Organización de Mujeres por la Paz AMES, realizó un importante trabajo educativo y publicó un buen número de manifiestos sobre la condición social y laboral de las mujeres bajo la óptica de la doble opresión ( de género y de clase). En 1980 comenzó a formar Comités barriales de Mujeres en los distritos pobres de San Salvador, los cuales tuvieron considerables éxitos. Debido a las condiciones políticas, el tipo de trabajo organizativo que ésta organización realizó en las ciudades fue bastante restringido. Las miembras de AMES trabajaban en cooperativas y apoyaron el trabajo humanitario recogiendo y repartiendo medicina y ropa. En los campamentos de refugiados del interior ayudaron a las guarderías y programas de alfabetización. A la vez, las distintas organizaciones de mujeres intentaron aglutinarse en torno al Comité Unificado de Mujeres Salvadoreñas (CUMS). Dicho Comité fue propuesto por primera vez en octubre de 1981 por las organizaciones populares: Frente de Acción Popular Unificado- FAPU-, Unión Democrática Nacionalista-UDN-,Partido

Revolucionario

de

los

Trabajadores

Centroamericanos –PRTC-, Bloque Popular Revolucionario-BPR- y Ligas Populares 28 de febrero-LP28-, a través de mujeres pertenecientes a éstas, que estaban exiliadas en Costa Rica. Sin embargo, se presentaron dificultades ideológicas para organizar un comité unificado tanto en El Salvador como en el resto de países donde había representaciones de las diferentes fuerzas políticas. Las comunicaciones al interior del país entre las organizaciones de mujeres fueron difíciles de mantener y las representantes en el exilio demasiado dispersas a través de América Latina , Europa y Estados Unidos.

83


2.5 Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador –AMPES- 1975.

Esta organización es fundada por mujeres miembras del Partido Comunista Salvadoreño. Tiene dos antecedentes: el Comité de Mujeres Sindicalistas, que funcionó entre 1960 y 1970; y el más inmediato, el Comité Provisional de Mujeres Salvadoreñas que funcionó, de 1970 hasta antes de la constitución de AMPES, en 1975.

Entre las actividades que ambas organizaciones realizaron se encuentran las siguientes: - Discusión del Código de Trabajo, en particular las relacionadas con la organización o sindicalización. - Visita a comunidades de barrios y cantones de la periferia de San Salvador. - Actividades de motivación hacia las mujeres como: clases de manualidades, charlas sobre la situación del país, etc. - Participación

en

manifestaciones

y apoyo

a

las

huelgas

obreras

(AMPES,1983: 2)

Sin embargo, según testimonio de una de sus fundadoras, que también participó en Fraternidad de Mujeres: “Cuando ya se había disuelto Fraternidad de Mujeres continuamos trabajando con las mujeres, pero más partidariamente. Este trabajo, el partidario, lo desarrollamos más como Comité de Mujeres Sindicalistas, ya que era un medio de atraer a las mujeres para que participaran en la lucha sindical”. (Berta Deras)

Como Comité de Mujeres Salvadoreñas, se responsabilizaban de la preparación de actividades diversas y no en especial de las mujeres. “Viajábamos con otras compañeras del Partido Comunista a los diferentes barrios o cantones de San Salvador, para atender a las comunidades. Hacíamos trabajo de masas y formábamos directivas en los lugares que llegábamos. El procedimiento era el de pasar un cuestionario en el que se les pedía a los pobladores de esa zona que indicaran las necesidades más

84


urgentes de la comunidad. A nivel de partido hicimos mucha experiencia comunitaria en ese período.

Pero ya estaba la guerra ya se había anunciando la guerra, entonces nosotros apoyábamos como AMPES a las mujeres llevábamos allá a una que murió y yo tengo muchos documentos en Nicaragua que los deje donde una amiga nicaragüense, Ileana la capitana Ileana, traíamos y la llevábamos, colaborábamos con AMLAE Asociaron de Mujeres de Nicaragua “Luisa Amanda Espinoza”. (Berta Deras).

AMPES en ese momento se planteaba como objetivos los siguientes: -

Luchar por los derechos de la mujer trabajadora. Luchar por las necesidades de los niños. Luchar por la libertad de los presos políticos Luchar por las reivindicaciones sociales de las obreras

Se podría decir que las actividades de esta asociación están ligadas de manera directa a las realizadas por el Partido Comunista, por ejemplo: trabajaron como Frente Femenino de la Unión Democrática Nacionalista –UDN- , durante el proceso electoral previo a las elecciones de 1977, así lo confirma una de sus fundadoras: “AMPES, prácticamente dejó de funcionar como tal y todas las mujeres nos incorporamos a los diferentes frentes de lucha del partido Comunista Salvadoreño” (Berta Deras)

Es el período de los años 80´s, en que la lucha armada pasó a ocupar un lugar prioritario en el proceso de la guerra civil en El Salvador. Es hasta 1983 que se encuentra una de sus primeras publicaciones, firmada por la Representación de AMPES en México, que dice lo siguiente: “La presente publicación es un esfuerzo de la Representación en México de AMPES, filial del Comité Unitario de Mujeres Salvadoreñas –CUMS-. Pretendemos con esta publicación dar a conocer la participación de la mujer salvadoreña en el proceso revolucionario en marcha y al mismo tiempo demandar la solidaridad internacional de todas las mujeres del mundo para nuestra lucha.”

Es la única publicación de la Representación de la que se tiene conocimiento y en ella

hay un solo artículo sobre la historia de la mujer salvadoreña;

85


referencias al pelotón de mujeres Silvia, llamamientos a la solidaridad y denuncias.

Se conocen, además, dos números del boletín de AMPES llamado Compañera Silvia. Silvia fue una destacada militante del PCS, posteriormente se incorporó a tareas militares en el Frente Paracentral Anastasio Aquino, en los Cerros de San Pedro. Murió en un enfrentamiento en agosto de 1981, también, “En su honor se constituyó el Pelotón de Mujeres “Compañera Silvia”, el 20 de diciembre de 1981… se componía de tres escuadras cada una con su respectiva jefa quienes eran nombradas por el Estado Mayor de acuerdo con su capacidad política y militar. “Nosotras, decía Ileana, jefa del pelotón Silvia, las mujeres combatientes, estamos dispuestas a continuar luchando; sabemos que vamos a vencer. Históricamente, el imperialismo está derrotado. Aunque aumente la ayuda militar al ejército salvadoreño, aunque trate de invadirnos, nosotras estamos dispuestas a vencer o morir, se acorte o se alargue esta guerra que nos ha sido impuesta” (Guirola, 1983: 15 - 22).

2.6

Asociación de Mujeres de El Salvador –AMES-: 1978-1983.

Se podría decir que es la única organización de este período que tiene trabajo en zonas suburbanas y rurales, en las zonas conflictivas. Se involucró de lleno en el esfuerzo revolucionario, realizó importante trabajo educativo, además publicó algunos manifiestos sobre la condición social y laboral desde la óptica de la doble explotación: de clase y como mujer trabajadora.

Vinculada al Bloque Popular Revolucionario (BPR) a esta organización de mujeres se le reconocen dos aportes principales: la conceptualización del feminismo revolucionario como única vía capaz de resolver los problemas de las mujeres y la inserción de las mujeres en el proc proceso revolucionario, que demostraron su capacidad de participación y dirección.

AMES realizó un importante trabajo educativo y publicó un buen número de manifiestos sobre la condición social y laboral de las mujeres bajo la óptica de la doble opresión (de género y de clase). En 1980 comenzó a formar Comités

86


Barriales de Mujeres en los distritos más pobres de San Salvador, los cuales tuvieron un éxito considerable. Debido a las condiciones políticas, el tipo de trabajo organizativo que esta organización realizó en las ciudades fue bastante restringido. Las miembros de AMES trabajaban en cooperativas y apoyaron el trabajo humanitario recogiendo y repartiendo

Esta organización nace en 1978, quedó legalmente constituida en septiembre de 1979 en una Asamblea que llevó el nombre de “Isaura de Gómez”, una maestra que fue asesinada junto a su hija de 12 años, por la guardia nacional. 19

.

AMES tiene como antecedente inmediato al Comité Coordinador de los Mercados “Luz Dilian Arévalo”, formado por mujeres vendedoras de los mercados y vendedoras ambulantes. Tenía como objetivo que las mujeres de este

sector

tuvieran

organización

específica

para

luchar

contra

las

arbitrariedades de la policía municipal y mejorar sus condiciones de vida. También este Comité tuvo destacada labor en pro de los presos políticos que estaban en la cárcel de Santa Tecla. La AMES se funda “como un medio de incorporación a la lucha de aquellos sectores de mujeres que por su condición especial (amas de casa, profesionales, maestras, pobladoras de tugurios y estudiantes) no se habían incorporado a la lucha popular. El proceso de desarrollo de esta organización tiene dos períodos: Primer período: va desde 1979 año de su fundación, hasta el primer trimestre de 1983. Va desde su fundación hasta los cambios surgidos al interior de las Fuerzas Populares de Liberación Nacional-FPL.

Segundo período: de 1983 a 1985 va desde su toma de posición con respecto a apoyar un proyecto de Gobierno de Amplia Participación –GAP- hasta su cierre.

Primer Período: 19

AMES. Los datos sobre AMES son extraídos de sus publicaciones: Desde los Frentes; Posición de AMES por la paz, la distensión y desarme; Cómo nacemos y qué hacemos; Desarrollo de la participación política de la Mujer Salvadoreña y su influencia en el proceso de Liberación Nacional, publicadas en México por la Representación de AMES en 1983.

87


Los principales documentos de AMES se produjeron en este período, escritos centrales sobre su posición acerca del papel de la mujer en la sociedad; se sientan las bases para el trabajo en las zonas bajo control del FMLN y las estructuras organizativas que se impulsarán allí en el área rural; también emitieron varios números de sus boletines. Se considera que AMES fue, la primera organización de mujeres de la más reciente generación en El Salvador, que funda sus planteamientos en una concepción diferente acerca del trabajo con y para las mujeres, dentro de lo que en muchos de sus documentos denominan “feminismo revolucionario”: “Pensamos, que la característica del feminismo revolucionario es que éste se encuentra dentro de un proyecto de transformación total de la sociedad”. (AMES,Cómo nacemos,1983: 4).

Organiza y moviliza a las mujeres en torno a sus condiciones y reivindicaciones propias, además de oponerse al régimen. Reconoce la condición específica de ser mujer. Estaba constituida por mujeres de diferentes sectores del pueblo. Su objetivo fundamental fue organizar a las mujeres para que tomaran conciencia de su condición y se incorporan a la lucha de liberación del pueblo.

Se concebían como una organización independiente, que reconocía la autoridad

del FMLN-FDR. En entrevista a una representante de AMES,

sostiene: “…Las reivindicaciones fundamentales y prioritarias de la mujer son estos momentos las del pueblo, es decir, las de las amplias masas de trabajadores y superexplotadas” (ibid 40)

Los estatutos de la Asociación fueron aprobados en 1979, sus objetivos: a. Luchar por la vigencia de la igualdad de la mujer en los campos político, económico, social, jurídico, cultural y laboral. b. Defender los derechos de los menores, especialmente en lo relativo a la protección a que están obligados sus padres y el Estado; asimismo velará por la erradicación de la mendicidad y delincuencia infantiles.

El lema de la AMES fue: Conquistando los derechos de la mujer y la niñez construiremos la nueva sociedad. La Asociación considera que es

88


importante insertar la problemática de la mujer en las tareas del momento y discutir las formas más adecuadas para superar la situación de discriminación, propone para ello cuáles deben ser las posiciones revolucionarias y feministas: “Cuando una revolución es verdadera, se acompaña de conquistas de la mujer en todos los ámbitos sociales de la mujer participa en un plano de igualdad en la producción, en lo cultural, lo social, etc.

En nuestro país se está operando un proceso revolucionario que tiene entre sus objetivos acabar con las desigualdades sociales y dentro de ellos se concibe la igualdad de la mujer con el hombre en todos los ámbitos de la vida social, como una de las principales metas a lograr.”

Asimismo consideraba que desde ese momento, se debería prever con qué actitud política se debería enfrentar la situación de la mujer, después del triunfo: Aún después de que se constituya el Gobierno Democrático Revolucionario, nosotras tenemos que seguir luchando contra la actitud tradicional del hombre y la mujer. Los resabios del sistema de explotación y opresión seguirán existiendo por algún tiempo, principalmente en lo que concierne a la mujer eso no puede desaparecer de la noche a la mañana. Esta lucha es prolongada, eso no quiere decir que no tenga fin. Pero los hombres también deben tomar conciencia de que esta lucha también les incumbe a ellos y a mí me gusta cómo AMES enfocar estos problemas, pues de esta forma aprendemos a conducir el comportamiento de nuestros esposos e hijos.

Tienen claridad sobre la doble explotación de las mujeres, que se expresa así: El ingreso de una mujer a la militancia en forma consciente implica un recorrido mucho más largo y arduo que el que efectúa el hombre, ya que es necesario saltar un sinnúmero de barreras para nuestra incorporación, si valoramos todas estas barreras, es desde la partida un salto doblemente cualitativo. Obviamente ello no significa que hayamos solucionado nuestra problemática específica de “ser mujer”, ni que la militancia sea la panacea que permita alcanzar nuestra propia identidad. Sin embargo, pensamos que la característica del feminismo revolucionario es que éste se encuentra dentro de un proyecto de transformación de la sociedad. También sabemos que la liberación de la mujer requiere un nivel de conciencia colectiva, producto del desarrollo de una ideología. Y esa nueva ideología no será sino resultante de

89


un proyecto de una nueva estructura de la sociedad, sin propiedad privada y sin explotación del hombre por el hombre.

Formas de lucha: las luchas de la AMES se enmarcaban dentro de la estrategia de Liberación Nacional del pueblo. AMES al igual que otros gremios como ANDES, opinaba que: “Plantear reivindicaciones específicas de la mujer ante el gobierno y manifestaciones públicas no se puede realizar, ya que éste no se encuentra en capacidad de resolverlas, pues representa a intereses antipopulares. Es por eso que AMES, aun siendo independientes, reconoce al FMLN-FDR como la única alternativa capaz de llevar a la sociedad salvadoreña los cambios estructurales necesarios, donde la mujer podrá cristalizar sus reivindicaciones 20

populares” (AMES, 1983: 10) .

Realizó un importante trabajo educativo y publicó un buen número de manifiestos sobre la condición social y laboral de las mujeres, bajo la óptica de la doble opresión (de género y de clase). En 1980 comenzó a formar Comités Barriales de Mujeres en los distritos más pobres de San Salvador, los cuales tuvieron un éxito considerable. Debido a las condiciones políticas, el tipo de trabajo organizativo que esta organización realizó en las ciudades, fue bastante restringido. Las miembras de AMES trabajaban en cooperativas y apoyaron el trabajo humanitario recogiendo y repartiendo medicina y ropa. En los campamentos de refugiados del interior ayudaron a las guarderías y programas de alfabetización. Su principal aporte a la teoría feminista fue el concepto de Feminismo Revolucionario “Pensamos, dicen, que la característica del feminismo revolucionario es que éste se encuentra dentro de un proyecto de transformación total de la sociedad” (AMES, 1982). Comité Unitario de Mujeres Salvadoreñas –CUMS-

Nace en San José, Costa Rica en mayo de 1981. Se constituye por mujeres que militan y representan a las siguientes organizaciones políticas: Frente de Acción Unificado –PRTC-; Ligas Populares 28 de febrero-LP 28-; Movimiento 20

AMES. desde los frentes…….Ibidem

90


Nacional Revolucionario –MNR-; Unión Democrática Nacionalista –UDN-; Movimiento Popular Social Cristiano –MPSC-. Se crea para aglutinar a las mujeres de dichas organizaciones: “decidimos fundar una instancia femenina unitaria

que

nos

permitiera

fortalecer

eso

precisamente,

la

unidad

revolucionaria” (CUMS, 1983).

Es precisamente la ausencia de una organización de mujeres representativa la que nos llevó a formar lo que hoy es el CUMS, formado en el exilio en un primer momento, pero extendido en lo que hoy son las zonas bajo control del FMLN y en el área urbana.

Pueden pertenecer al CUMS todas las mujeres salvadoreñas que estén de acuerdo con su carta de principios, sin distinción de credo religioso, partido político o grado de escolaridad. Mujeres de todos los sectores: vendedoras, campesinas, obreras, profesionales, estudiantes, colonas, etc. El CUMS nace dentro del FDR, con el objetivo fundamental de aglutinar a las mujeres salvadoreñas que ya participan en las organizaciones populares reivindicativas y luego a las que hemos tenido oportunidad de asumir el papel que nos corresponde en el proceso por falta de una ORGANIZACIÓN DE MUJERES”

En el documento “La Mujer”, que el CUMS dio a conocer en diciembre de 1982, se dice que en esos momentos el trabajo fundamental, del CUMS es: Luchar por el derecho a la autodeterminación del pueblo salvadoreño. Conseguir la mayor solidaridad mundial para impedir la intervención directa del imperialismo en El Salvador. Luchar por la paz.

Asimismo mantienen que el CUMS es consciente de que mientras no funcione un Gobierno Democrático Revolucionario, las mujeres no podrán lograr sus verdaderas reivindicaciones. Y que su aspiración es que las mujeres salvadoreñas puedan participar en los diferentes niveles del gobierno revolucionario, constituyendo ese triunfo la garantía para que la mujer salvadoreña logre sus reivindicaciones plenas y la conquista de la verdadera felicidad. Agrega que, en dichas condiciones, “se pondrá todo el interés por 91


educar al hombre contra el machismo y se luchará por que la mujer no sea discriminada en ningún nivel”(CUMS, Mujer, s/n).

En julio de 1983, se conoce el documento: La Mujer: su participación en la lucha del pueblo salvadoreño, en el análisis que se hace, se parte de la característica esencial de la incorporación de la mujer en la lucha, y sostiene: En El Salvador, las mujeres nos hemos organizado dentro del contexto de las organizaciones populares a través de planteamientos gremiales políticos con relación al trabajo y no a la condición de la mujer.

Consideran que el planteamiento central del CUMS es impulsar las reivindicaciones femeninas, pero no como parte esencial del movimiento revolucionario, sino como parte de las actividades para lograr los objetivos trazados, los cuales son: la toma del poder y el afianzamiento de la participación de la mujer en el período de la reconstrucción.

También es prioritario: Respaldar las iniciativas de paz del FMLN-FDR, oponerse a la intervención militar, exigir el derecho del pueblo salvadoreño a su autodeterminación y respeto a su autonomía.

En ambos documentos, se hace una síntesis histórica de la mujer salvadoreña en las luchas populares y un análisis de las condiciones de vida de las refugiadas; concluyen solicitando ayuda material y solidaria para difícil situación de estas mujeres. Sin embargo, su discurso aún no incorpora la perspectiva de género, está orientado por la coyuntura de guerra que se vivía.

El CUMS se traza como objetivos principales: a. Brindar apoyo a todas las mujeres que se encuentran en condiciones difíciles en el exilio, propiciando un espacio para su organización en torno a la defensa de sus derechos y elevando su nivel de conciencia política, que permita integrarla al proceso de guerra revolucionaria. b. Impulsar y llevar adelante programas de bienestar socioeconómico cultural (salud, trabajo, educación, etc.) y cursos de capacitación

92


técnica con la perspectiva de preparar condiciones para la etapa de reconstrucción.

Carta de principios del CUMS Luchar por los derechos de la mujer como trabajadora, ciudadana y madre. Luchar por organizar a las mujeres salvadoreñas para conquistar y defender los derechos que como ser humano le corresponden. Luchar por el derecho de la mujer trabajadora “a igual trabajo, igual salario”; “a capacitación igual, categoría de trabajo igual. Prevención y tratamiento de las enfermedades profesionales. Como ciudadana, luchar por el derecho a la educación, a la salud y a que ejerza sus derechos políticos innegables Como madre, luchar por el derecho al descanso pre y post-natal, justo y necesario. Luchar por ayuda estatal para la crianza y educación de sus hijos. Luchar por el desarrollo integral y armonioso de la mujer por su igualdad de derecho ante la educación, la ciencia y la cultura con relación al sexo masculino. Luchar por los derechos de la familia y de la infancia. Luchar por el derecho a la integridad familiar, destruida como consecuencia de la guerra civil que separó a los esposos de sus hijos, para que todos los niños salvadoreños tengan un hogar constituido. Ingresos de la familia suficientes para una vida decorosa. Luchar por el abaratamiento del alto costo de la vida. Luchar por el bienestar de los refugiados y por la defensa de sus derechos, haciendo cumplir los tratados internacionales que los amparan. Luchar por una niñez sana, física y mentalmente, para que sean hombres y mujeres útiles a la comunidad. Luchar por el derecho a la salud y a la distracción de la infancia. Promover ante organismos internacionales competentes el interés para que se tomen medidas necesarias con el fín de reunificar a la familia salvadoreña, promover la solidaridad internacional hacia los huérfanos y refugiados de nuestro país. Luchar por el derecho del pueblo salvadoreño a la soberanía nacional y la paz. Luchar por el derecho del pueblo salvadoreño a la autodeterminación nacional para poder constituir su propio destino. Luchar por la defensa del derecho de la no intervención en El Salvador. Luchar por la solidaridad mundial contra el genocidio, que ha cobrado miles y miles de víctimas entre las mujeres y los niños salvadoreños. Luchar por el derecho a la paz del pueblo salvadoreño. Por la conquista y defensa de los derechos de la mujer y el niño.

Comité Unitario de Mujeres Salvadoreñas- CUMS

93


El Salvador, Centro América, 1983.

2.7 Asociación de Mujeres Salvadoreñas –ASMUSA- 1983. Surge en los primeros meses de 1983,

“como una respuesta a la masiva

incorporación de la mujer a la lucha revolucionaria”, tanto en las zonas rurales, de control del FMLN, como en las zonas de expansión (de control político, más no militar en el sentido estricto) e incluso en las ciudades.

ASMUSA desarrolló su trabajo con mujeres rurales en: Cerros de San Pedro, San Agustín- Tres Calles, zona costera de Usulután, zona norte de San Miguel y Guazapa. Los primeros núcleos fueron creados en los cantones Amatitán Arriba y Amatitán Abajo, en los Cerros de San Pedro.

El método que más

uso para la incorporación de las mujeres fue la

conformación de grupos de apoyo a los frentes, en especial en las actividades de producción, salud y educación. Afirmaba al respecto: Las formas que adoptan nuestros planteamientos organizativos están en relación con nuestras condiciones de existencia, la construcción del poder popular y de nuestra organización y resistencia dentro del proceso de guerra que libra nuestro pueblo.

En el aspecto productivo implementaba proyectos de hortalizas, talleres de costura y panadería; en educación: programas de alfabetización de adultos y educación elemental; reflexiones en torno al papel de la mujer en la lucha del pueblo salvadoreño; la mujer y las relaciones sociales y familiares. En salud: charlas sobre educación sexual, programa materno infantil; formación de brigadistas de salud; charlas y participación en programas de medicina preventiva, letrinización y control de vectores.

ASMUSA afirmaba que: La incorporación de la mujer no ha sido una tarea sencilla la principal limitación la encontramos en el orden cultural e ideológico, donde la tradicional marginación y régimen de injustas estructuras sociales han colocado a la mujer dentro de los sectores sociales más afectados por la ignorancia y el analfabetismo, los prejuicios, la infravaloración de las

94


capacidades y el machismo, han sido definitivamente escollos, que sólo han podido combatirse y superarse, en cierta medida, en la práctica.

De las consideraciones anteriores se desprenden los objetivos de ASMUSA: -

Elevar los niveles participativos de la mujer, cualitativa y cuantitativamente, preparándola para su eficaz participación tanto en el actual proceso de de guerra como en el futuro proceso de reconstrucción de nuestra patria.

-

Lograr la superación individual y colectiva de las mujeres, buscando superar el atraso ideológico, no sólo en la mujer como “sector social” sino en la sociedad en su conjunto, tratando de operar y desarrollar los gérmenes de la nueva sociedad del hombre nuevo.

-

Incorporar a la mujer en las nuevas formas de trabajo que se determine en los órganos de poder popular, con una participación más consciente, a fin de lograr las bases ideológicas para una férrea resistencia y enfrentar los problemas que provocan la destrucción y la guerra.

1980: Asociación de Mujeres por la Democracia “Lil Milagro Ramírez”. Esta organización surge con el nombre de esta destacada dirigente de la Resistencia Nacional –RN– una de las cinco organizaciones del FMLN. 1984: Federación de Mujeres Salvadoreñas 1984-85: Organización de Mujeres por la Paz.

Las distintas organizaciones de mujeres que intentaron aglutinarse en torno al Comité Unificado de Mujeres Salvadoreñas (CUMS), se enfrentaron a múltiples dificultades para organizar un comité unificado tanto en El Salvador como en el resto de países centroamericanos, que no se pudieron superar, debido principalmente a las comunicaciones entre los frentes de guerra, el trabajo urbano de masas, al interior del país, y

las representantes de las

organizaciones de mujeres en el exilio, en América Latina y Europa. Al iniciarse la década de los 8021 nacen otras organizaciones de orden popular, organismos no gubernamentales privados y organismos internacionales, 21

En 1980 es fundada la Asociación de Mujeres para la Democracia Lil Milagro Ramírez, ligada al Frente de Acción Popular Unificado (FAPU). En 1983 surge la Asociación de Mujeres Salvadoreñas (ASMUSA), y en 1984 la Federación de Mujeres Salvadoreñas. Entre 1984 y 1985 se funda la Organización de Mujeres por la Paz (ORMUSA), con vínculos al Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC). (García y Gomáriz, 1989: pag. 32)

95


dándole una nueva perspectiva a la problemática de las mujeres. De igual manera, surgen organizaciones que pertenecen al llamado “feminismo revolucionario”, difundido por AMES.

Esta explosión de organizaciones de mujeres se debió principalmente a que las organizaciones político militares revolucionarias, promovieron activamente su formación, no sólo por razones organizativas, sino como importante medio logístico y económico en el desarrollo de la guerra.

Pese a que la mayoría de estas organizaciones tenían como objetivo central el apoyo a la lucha armada; en varias de ellas, de manera gradual comienza a darse un deslinde entre los objetivos políticos partidarios y los objetivos de género, cuyos efectos se verán en el período de la post guerra.

Muchos factores contribuyeron a dicho deslinde algunos de ellos son los siguientes:

a. Participación de mujeres líderes en la lucha armada en eventos internacionales en donde no solamente se analizaba la violencia social, sino también la de género. b. La influencia de mujeres internacionalistas incorporadas a la lucha armada. c.

La vinculación y participación de salvadoreñas, en el exterior, en organizaciones feministas y de solidaridad con la lucha armada.

Dentro de las primeras organizaciones de mujeres que intentan incorporar la respectiva de género en el marco de la guerra están: El Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer –IMU- y la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz- ORMUSALa “segunda oleada” de organizaciones que, provenientes de organizaciones políticas de izquierda, comienzan a analizar “la problemática de la mujer”, lejos de asumirse feministas.

Pasado el Decenio de la Mujer (1975-1985) e iniciadas las primeras pláticas entre las fuerzas guerrilleras y el gobierno, los organismos de cooperación

96


disponen de financiamiento para proyectos con mujeres; en esa coyuntura surgen algunas organizaciones de mujeres.

Durante la primera mitad de la década de los 80´s tiene lugar el repliegue del movimiento popular debido a la represión política, pero en la segunda mitad se experimenta un resurgimiento en el contexto de los espacios de participación abiertos, como parte de la política de contrainsurgencia. Por otro lado, respondiendo a las necesidades de financiamiento de las organizaciones político militares de izquierda, surgen nuevas organizaciones de mujeres. Esto se ve favorecido por el contexto internacional en torno a la problemática de las mujeres (producto de las Conferencias Mundiales), ya que los organismos de cooperación internacional disponen de financiamiento para proyectos con mujeres.

Así, en 1986 se fundó la Coordinadora Nacional de Mujeres Salvadoreñas (CONAMUS), la Unión Salvadoreña de Mujeres (USM), y el Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer (IMU). En 1987, como respuesta a la necesidad de captar mayor solidaridad internacional para el FMLN, algunas salvadoreñas exiliadas en México formaron la Unión de Mujeres “Mélida Anaya Montes”; en los dos años siguientes surgieron la Asociación de Mujeres Marginales (AMMA), la de Mujeres Indígenas (AMIS), el Movimiento Salvadoreño de Mujeres (MSM), la Asociación Democrática de Mujeres (ADEMUSA), la Asociación de Mujeres Salvadoreñas (AMS) y la Coordinadora de Organismos de Mujeres (COM), integrada por CONAMUS, AMS, MSM, ADEMUSA y ORMUSA.

Autoras como Soro (1993) señalan que es a partir de 1987 cuando se empieza a perfilar el actual movimiento de mujeres, con la aparición de las organizaciones de mujeres antes mencionadas. Desde su nacimiento, algunas de estas organizaciones integraron elementos de la “problemática de género de las mujeres” en sus denuncias y demandas, a pesar de que surgieron vinculadas a organizaciones políticas de izquierda. Este acercamiento a los planteamientos de género, estuvo relacionado a varios hechos: uno de ellos fue la participación de algunas mujeres (fundadoras de las organizaciones) en encuentros y actividades de mujeres en el exterior (la Conferencia de Nairobi y

97


el IV Encuentro Feminista de Taxco en México); otro hecho fue el retorno al país de mujeres exiliadas próximas a los movimientos feministas en el exterior; y por otro lado, al trabajo de investigación y difusión de mujeres feministas salvadoreñas.

Es pertinente destacar en este momento histórico la participación de aproximadamente 30 mujeres centroamericanas, 7 eran salvadoreñas, en el taller “Mujer Centroamericana Violencia y Guerra” en el marco del IV Encuentro Feminista. Durante tres días discutieron temas novedosos, pues ninguna había participado en los tres encuentros anteriores. Los temas que se debatieron fueron “Mujer y Feminismo”; “Mujer: Política y organización” ;y “Mujer y Solidaridad”.

Las salvadoreñas participantes pertenecían a las siguientes organizaciones: Instituto de la Mujer de El Salvador, Coordinadora Nacional de la Mujer Salvadoreña –CONAMUS-, Centro de Promoción Social, Centro de Apoyo a Desplazados de Guerra, Departamento de Sociología

de la Universidad

Centroamericana José Simeón Cañas, Unión de Mujeres para la Liberación Nacional Mélida Anaya Montes, precisamente una representante de esa organización afirmaba: “En El Salvador, no existen organizaciones puramente feministas, los movimientos de mujeres han estado motivados por la lucha del pueblo. La mujer salvadoreña se incorporó a la lucha popular desde 1932, en un movimiento obrero-campesino, sin embargo la guerra que afronta ahora contra la intervención norteamericana ha frenado su propia lucha. Las organizaciones del FMLN luchan por que haya justicia, fuentes de trabajo, justa distribución de la riqueza, que la gente pueda comer, que los niños no se mueran de desnutrición…” (Memorias, 1988: 4)

Sin embargo en las conclusiones y reflexiones finales del taller hay algunos esbozos y rasgos del futuro movimiento de mujeres en la región centroamericana, se lee en la introducción: “La creciente participación de las mujeres en los movimientos populares centroamericanos es un hecho político evidente e incuestionable. Engrosando las filas de organizaciones gremiales, sindicales y sociales o sentando las

98


bases de organizaciones con carácter específico, la mujer centroamericana presenta un nuevo rostro en lucha.

Ubicadas en una situación histórica candente las mujeres de Centroamérica participan

en

los

movimientos

populares

desde

una

perspectiva

revolucionaria, que no de facto les otorga una conciencia de su ser femenino; pero en este contexto de impulsos transformadores también se encuentran las organizaciones específicas de mujeres que aún se debaten entre la priorización de sus demandas o la dimensión de las misma en una lucha global.” (Ibidem)

A pocos meses de realizado el IV Encuentro Feminista y justamente (Navas, 1988:5) el 8 de marzo de 1988, Día Internacional de la Mujer, las organizaciones de mujeres desarrollaron actividades, en plena guerra, como: mesas redondas, actos, jornadas; la actividad más importante fue la marcha que concentró alrededor de seis mil mujeres, en donde por primera vez en la historia de El Salvador, se corearon consignas como: “La Mujer presente en la lucha por la paz” “Por la dignidad de la mujer todas a luchar” “Mujer que se organiza, mujer que se libera” “Alto al reclutamiento forzoso de nuestros hijos”

Con un clavel rojo y una paloma de papel en las manos llegaron a la plaza cívica frente a la catedral metropolitana, para celebrar una oración por la paz y denunciar la situación de la mujer en medio de la guerra, se pronunciaron contra el reclutamiento forzoso y a favor de una solución negociada al conflicto; asimismo el Comité Pro Unificación de la Mujer Salvadoreña sostuvo que las elecciones próximas22, no representaban una salida a la difícil situación nacional. La Organización de Mujeres Salvadoreñas –ORMUSA- realizó una mesa redonda que abordó los problemas sociales de la mujer salvadoreña, las exponentes coincidieron en señalar que las consecuencias del conflicto armado recaían sobre los hombros femeninos “porque los varones han tenido que

22

Se referían a las elecciones Alcaldes y Diputados del 20 de marzo de 1988, que fueron ganadas por ARENA.

99


enrolarse en la guerra” y “el peso de la familia lo tiene la mujer”. ORMUSA invitó a unificar esfuerzos por construir un gobierno de consenso nacional, que proyectara las bases de una paz con justicia social.

También fueron importantes los resultados del Primer Encuentro de Mujeres por la Paz en El Salvador, organizado por el Instituto de Investigación Capacitación y Desarrollo de la Mujer –IMU- creado en 1986, realizado en la Universidad Nacional en diciembre de 1987, con la asistencia de mas de 300 mujeres de sectores populares, y representantes de organizaciones o asociaciones vinculadas a la lucha social del pueblo salvadoreño. Las mujeres concluyeron que la causa principal de la desintegración de la familia salvadoreña, es la injusta estructura social que sume en la miseria y en la opresión a las grandes mayorías marginadas.

También hicieron señalamientos sobre las mujeres refugiadas y desplazadas de guerra ”quienes se han visto obligadas a abandonar sus comunidades campesinas como resultado del conflicto armado”; sobre las sindicalistas señalaron: “la mujer obrera expresa su rol activo en todas las luchas reivindicativas tanto económicas como políticas”; las mujeres que trabajan con sectores religiosos, manifestaron que “no basta con predicar el reino de Dios en la tierra, es necesario acompañar a los sectores más necesitados”. Como parte de las conclusiones apuntaron: - “Que existe la necesidad de formar un Comité pro Federación de Mujeres Salvadoreñas para promover el conocimiento de la problemática de la mujer e impulsar las luchas a su favor y de esta manera resolver las necesidades de miles de mujeres que demandan orientación a la lucha por sus derechos”. - Que “el sistema jurídico no protege a la mujer en lo relacionado con el matrimonio, fomenta la irresponsabilidad paterna al no defender a la madre soltera; y que dentro del marco de los derechos humanos la afecta doblemente, ya que sufre la desaparición de sus cónyuges

e hijos y por ello

la

desintegración familiar, obligándole a convertirse en la única responsable de la familia”.

100


Pese a que hay indicios e incipientes acciones de género, aún el discurso es referido al análisis de clase y a la situación de guerra que se vivía en esos años; apenas se estaba gestando el movimiento de mujeres que se conformaría entre 1990 y 1992 que toma auge después de los Acuerdos de Paz.

Con la ofensiva militar del FMLN en 1989, comenzó un período de negociación que anuncia el final del conflicto armado y el inicio de una nueva etapa en la vida política del país. En este período surgen nuevas organizaciones de mujeres y las que ya existían reorientaron sus estrategias de manera más congruente con sus reivindicaciones de género. Los pocos espacios de participación democrática que se abren durante este período, también tuvieron sus repercusiones en las organizaciones de mujeres.

Las capacitaciones ofrecidas por organismos internacionales como UNICEF, jugaron un papel importante en la reorientación de estrategias de estas organizaciones. En 1988, UNICEF auspició un curso sobre teoría de género que se constituyó en un espacio para que las mujeres de estas organizaciones profundizaran en el análisis de la opresión femenina, e hizo posible que se formara el Centro de Estudios Feministas (CEF), que se constituyó en el primer colectivo dedicado a la difusión del feminismo en el país.

De los estudios realizados a finales de la década y del período por UNICEF, dan cuenta de la existencia de una gama de organizaciones de mujeres que expresan la diversidad en la composición y en la acción social23 como producto de la crisis y la guerra que transforma en la práctica el papel tradicional de la mujer. Por ejemplo, de 74 organizaciones de mujeres que funcionaban en el país a finales de esta década de la mayoría (68.9%) eran organizaciones debase de carácter social y de beneficencia o gremiales, las cuales no realizaban actividades

que estuvieran dirigidas a beneficiar a las mujeres

salvadoreñas. Este es el momento en que comienzan a perfilarse las

23

Por ejemplo la Asociación de Señoras de Arquitectos de El Salvador, Asociación de Mujeres Universitarias, Comité Pro Clubes de Amas de Casa Campesinas, Asociación Nacional de Enfermeras, Coordinadora Nacional de la Mujer salvadoreña (CONAMUS) y Comité de Madres Monseñor Romero, entre otras.

101


organizaciones no gubernamentales –mixtas y de mujeres- como un fenómeno nuevo en El Salvador. 1986:- Coordinadora Nacional de la Mujer Salvadoreña –CONAMUS-. Unión Salvadoreña de Mujeres –USUMInstituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer –IMUEntre 1987 y 1989: Asociación de Mujeres Marginales –AMMAAsociación de Mujeres Indígenas –AMISMovimiento Salvadoreño de Mujeres –MSMAsociación Democrática de Mujeres –ADEMUSAAsociación de Mujeres Salvadoreñas –AMSCoordinadora de Organismos de Mujeres –COM- integrada por: CONAMUS, AMS, MSM y ORMUSA. De estas organizaciones, las que permanecieron activas e incorporaron en sus discurso las demandas feministas, son las siguientes: IMU, CONAMUS, AMS, MSM y ORMUSA.

2.8 Guerra negociada: Acuerdos de Paz. Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en El Salvador

El primero de enero de 1992, la guerra termina oficialmente con la firma de los Acuerdos de Paz entre la extrema derecha, que tras derrocar a la Democracia Cristiana estaba en el poder desde 1989, y el FMLN. Empieza entonces un nuevo período en la historia salvadoreña: el de la transición a la democracia, que supuestamente acontecerá entre el final de la guerra y las elecciones convocadas para principios de 1994. Durante estos dos años y tres meses el país vive una rápida transformación, marcada por la esperanza, para ambos bandos. El tercer período de surgimiento de agrupaciones de mujeres o la “tercera oleada”: “… se produce en el marco del proceso de desenlace de la guerra civil. La imposibilidad de la victoria militar por ninguno de los bandos enfrentados, la apertura al proceso de negociación, la firma de los Acuerdos de Paz y el inicio del proceso de desmovilización del FMLN y de los cuerpos de seguridad, son algunos de los elementos más importantes del contexto en el que aparecen nuevas organizaciones de mujeres”. (Aguilar,et.al., 1998:76).

102


La experiencia acumulada de los grupos y organizaciones de mujeres, analizados en los períodos anteriores, así como el contexto internacional favorable a la lucha por los derechos humanos de las mujeres, dará lugar a un replanteamiento y un acercamiento a posiciones feministas. A principios de 1990, CONAMUS crea la primera clínica de atención a mujeres víctimas de la violencia; a mediados de ese año surge Mujeres por la Dignidad y la Vida (DIGNAS). Respecto al surgimiento de LAS DIGNAS, ellas recuerdan: “Había pasado la gran ofensiva militar del FMLN de noviembre de 1989 y parecía que el enfrentamiento militar como alternativa de lucha social entraba en descenso. En este marco, la Resistencia Nacional(-RN-una de las cinco organizaciones que integraron el FMLN) decide fortalecer su influencia en organizaciones sociales ya que no contaba con una organización de mujeres ; orienta a algunas de sus militantes sobre todo urbanas y provenientes de organizaciones del movimiento popular-para trabajar en la conformación de un amplio gremio que diera voz femenina a sus planteamientos políticos y que se convirtiera en una plataforma de captación de recursos externos”(Las Dignas, 2000, pag.14).

A finales de 1990 se realizó en Argentina el V Encuentro Feminista, en el que participaron varias salvadoreñas y centroamericanas que se comprometieron a realizar el siguiente encuentro en la región. Con el impulso de estas mismas mujeres, se crea a principios de 1991 la Concertación de Mujeres por la Paz, la Dignidad y la Igualdad, la cual se definió autónoma con respecto a las organizaciones políticas o más concretamente los partidos políticos integrantes del FMLN. A finales de este mismo año, dicha concertación aglutinaba a unos veinte grupos de mujeres y mujeres independientes, además preparaba el Primer Encuentro Nacional de Mujeres, que tuvo lugar en San Salvador a principios de 1992. En 1991 nacieron nuevos centros y grupos de mujeres como Mujer Ciudadana, el Centro de Estudios de la Mujer Norma Virginia Guirola de Herrera (CEMUJER), la Iniciativa de Mujeres Cristianas (IMC), el Movimiento Social de Mujeres y el Grupo de Mujeres Universitarias (MUES). Asimismo, surgen espacios para el trabajo con mujeres en ONGs y organizaciones mixtas, como 103


el Programa de la Mujer en COACES, Secretaría de la Mujer en el Comité Cristiano Pro-desplazados de El Salvador (CRIPDES) y la Asociación Nacional de Trabajadores Agrícolas (ANTA); nacen también comités femeninos en ANDES, en UNADES y las Mujeres Socialcristianas. (Las Dignas, 1993: 17)

Es necesario anotar, de forma breve, el papel de las ONGs de mujeres en nuestro contexto, empezando por su caracterización “ Son instituciones con un equipo

profesional

y

funcionalmente

especializado

de

colaboradoras

remuneradas que a veces cuentan con una pequeña cantidad de voluntarias” (Álvarez, 2002: 55), son tipificadas como organizaciones intermedias que reciben financiamiento de organizaciones bilaterales o multilaterales, así como por instituciones extranjeras. Sus tareas consisten en elaborar informes, desarrollar proyectos y elaborar estrategias de incidencia ante el Estado.

Transfieren recursos internacionales a organizaciones de base y apoyan su desarrollo, de allí su carácter de intermediarias. Para Sonia Alvárez, la diferencia entre las ONGs de mujeres y las otras que no lo son, se puede ver en dos aspectos: “La mayoría no considera su trabajo como “ayuda para otros”, sino como aporte para la transformación de las relaciones de poder entre los géneros. En segundo lugar la mayoría de las colaboradoras se ve como parte integral del movimiento de mujeres, el cual comprende a otras mujeres incluidas las pobres y trabajadoras para las cuales trabajan” (Idem: 57). En el caso salvadoreño, las organizaciones no gubernamentales surgidas años antes y después de los Acuerdos de Paz serán trascendentales para

el

desarrollo y auge del movimiento de mujeres.

También a finales de 1991, surge la Asociación de Mujeres de Occidente (AMO), como una iniciativa sin filiación político partidaria, de campesinas que se dedican a actividades agrícolas y a la venta informal. Se forma un grupo heterogéneo donde coincidieron católicas y evangélicas, campesinas y citadinas, de pensamiento progresista y conservador. Esta asociación salé a la luz pública en enero de 1992 con el inicio de capacitaciones. 1990: CONAMUS 104


Mujeres por la Dignidad y la Vida –DIGNAS1991: Concertación de Mujeres por la Paz, la Dignidad y la Igualdad Mujer Ciudadana Centro de Estudios de la Mujer “Norma Virginia Guirola de Herrera” – CEMUJERIniciativa de Mujeres Cristianas –IMCMovimiento Social de Mujeres –MSMGrupo de Mujeres Universitarias –MUESAsociación de Mujeres de Occidente –AMO1992: Nace el Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes –MAMSe crea la Red por la Unidad y el Desarrollo de las Mujeres, que llegó

a

aglutinar hasta 30 organismos de mujeres, entre gubernamentales y no gubernamentales. 1993: La celebración del VI Encuentro Feminista en El Salvador constituyó un verdadero reto para las incipientes feministas salvadoreñas, dado que apenas estaban introduciéndose en la teoría y filosofía feminista. Fueron precisamente las convencidas en San Bernardo, Argentina, quienes conmocionadas aceptaron la realización de este encuentro.

Se puede afirmar que en noviembre de 1993 con el cierre del Encuentro, se sella este período a través de las declaraciones de una de las participantes salvadoreñas: “Por mucho tiempo nos enrolamos en un proyecto histórico nacional, para la construcción de la democracia en este país. Para pensar en los derechos de nosotras, es necesario pensar qué significa eso respecto a otras realidades, a otros espacios históricos nacionales en donde la democracia tiene una trayectoria. Ese es un elemento que hay que tener en cuenta, porque implica que la construcción del feminismo no puede ser igual para todas, e implica también la necesidad de buscar las coincidencias…En la construcción de la nueva democracia las salvadoreñas

todavía no tenemos experiencia, nos

metimos a la guerra desde diferentes puestos de batalla, desde diferentes ámbitos y espacios políticos y perdimos la identidad de nuestros propios intereses. Ahora estamos recogiéndolos, sacándolos a la luz, debatiendo las

105


propuestas sobre el poder, en una sociedad tan cerrada y machista como la salvadoreña” (Memorias, 1993).

Es el momento preciso en que las salvadoreñas estarán sentando las bases para la creación del Movimiento de Mujeres –MM- que nos ocupa.

Desde el ámbito académico,la carrera de Sociología de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, comienzan a producirse las primeras tesis que incorporan el enfoque de género, así como estudios elaborados por nacientes organizaciones no gubernamentales surgidas de la sociedad civil. En estas iniciativas tuvo influencia

notable el “Programa Centroamericano

Educación para la Mujer y supervivencia infantil” (1988-1991) que en El Salvador aglutinaba a cuatro organizaciones no gubernamentales y tenía un fuerte componente de género; desde este programa se realizó la primera política gubernamental de equidad de género, que fue presentada a los candidatos a la Presidencia de la República en las elecciones de 1989, Alfredo Cristiani, de ARENA, y Fidel Chávez, de la Democracia Cristiana, en mayo de ese año. Consultoras feministas como la antropóloga brasileña Mireya Suárez, la abogada costarricense Alda Facio y la investigadoras feministas dominicanas Magali Pineda y Belkis Munes, aportaron sus conocimientos y experiencias en el proceso de sensibilización e información a mujeres técnicas y profesionales de las organizaciones gubernamentales y a un núcleo de mujeres de diferentes profesiones y sectores sociales que hicieron suya la utopía feminista. Conferencias, cine foros, el Programa Televisivo brasileño ”Malú Mujer”, capacitaciones, intercambios de experiencias permitieron y contribuyeron a la creación, al interior del programa de UNICEF, del Círculo de Estudios de la Mujer

al

que

acudían

semanalmente

alrededor

de

veinte

mujeres

representantes de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, para intercambiar sobre su trabajo con mujeres de base y de sectores medios. Entonces, existía la Oficina de la Mujer que funcionaba desde el Ministerio de Educación. La investigación “Análisis de la situación actual de la mujer y el niño en El Salvador” (Navas, 1988b), es el documento que sirvió de base para sustentar

106


la Formulación de Políticas de protección de la Mujer y el Niño que fue presentado a los candidatos a la presidencia de la República del año 1989. Es importante aclarar que, era necesario

seguir manteniendo el binomio

madre/hija/o; ya que la que la guerra no había concluido, además, el planteamiento de género todavía no era considerado académico y pertinente.

¿Cuáles fueron en ese momento las características que perfilaron el ser mujer en El Salvador en el momento previo al despegue de las futuras organizaciones de mujeres que eclosionaron a partir de 1992? Se destacan algunos datos del estudio sobre la mujer y el niño, antes citado:

Para 1992 habían transcurrido 12 años de guerra civil; consecuentemente la crisis socio-económica era grave: la CEPAL estimaba, en 1985, que el 57.7% de la población urbana vivía en estado de pobreza. La mayoría de ellas, el 44.5% no cubre sus necesidades básicas en alimentos, otro 13.1% sólo lo hace en este rubro pero no en los servicios básicos como vivienda, salud, educación, vestimenta, etc.

La mayoría de la población económicamente activa PEA se encuentra en el sector informal de la economía y dentro de éste la población femenina constituye la mayoría relativa. Una estimación del 80 al 90% de la PEA femenina se desenvuelve dentro del sector informal.

La tasa global de fecundidad del total de mujeres de entre 15 y 49 años en la zona rural era de 5.90 y en el zona urbana de 3.78. El analfabetismo en las mujeres era del 30.2%. En el área metropolitana de San Salvador el 26% de los hogares eran dirigidos por mujeres. En 1985 existían 500 mil personas desplazadas, entre de las cuales el 25 % de las familias dependían de la madre.

El período se cierra con el finalización de la guerra civil, para dar paso a la llamada fase de transición de post guerra y al auge de las organizaciones de mujeres que conformarán el Movimiento de Mujeres en El Salvador –MM-.

107


CAPITULO III

3. De la guerra a la paz: haciendo visibles a las mujeres salvadoreñas El ojetivo de ete capítulo es presentar el origen, desarrollo y consolidación del Movimiento de Mujeres en El Salvador Post Conflicto en el marco de los Nuevos Movimientos Sociales.

3.1 Primero pasos para su visibilización Después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, comienza en El Salvador un nuevo capítulo de su historia. Los Movimientos Sociales y el Movimiento de Mujeres son impactados por los cambios que se experimentan al pasar de la guerra a la paz. Si bien los Movimientos Sociales clásicos que giraban alrede alrededor de las demandas de clase por mejorar salarios, horarios, asistencia social; durante la guerra civil los Movimientos Populares Revolucionarios se incorporaron a la estrategia revolucionaria por una nueva sociedad; en la postguerra los movimientos sociales necesitarán nuevo instrumental teórico y metodológico para su interpretación.

Para el caso del Movimiento de Mujeres y el surgimiento de nuevas organizaciones con demandas específicas del ser mujer en nuestras sociedades, fue necesario recurrir

a aquellas interpretaciones explicativas

sobre las relaciones sociales entre hombres y mujeres y las disparidades de género expresadas en los diferentes espacios sociales, económicos, políticos, culturales, lo cual permite iniciar los estudios de género en El Salvador. Para ubicar el momento en que se inscriben dichos análisis se hace necesario presentar algunos antecedentes.

La incorporación sistemática del abordaje de género en las ciencias sociales ocurre a partir de la década de los setenta, cuando en las universidades se comienzan a crear núcleos de investigaciones y cursos sobre la condición de las mujeres y las relaciones de género y en las asociaciones científicas se institucionalizan grupos de trabajo sobre los mismos temas.

108


Es en las universidades donde comienzan a surgir investigadoras e investigadores comprometidos con la causa femenina y a partir de los años ochentas, aparecen en América Latina los llamados centros de estudios de la mujer, que después se convierten en centros de estudios de género, y así las categorías se van probando a la luz de las primeras investigaciones que comenzaron a rastrear la historia de las mujeres, su situación en el trabajo, la salud, la política, la educación, y se comienzan a usar y divulgar las categorías y conceptos feministas como :

Patriarcado: “Sistema de valores, costumbres, prácticas legales, económicas, sociales, que permite la subordinación femenina o término elegido para significar el orden socio moral y político que mantenía y perpetuaba la jerarquía masculina. Un orden social, económico, ideológico que se reproduce por sus propias prácticas de apoyo con independencia de los derechos adquiridos” (Vallejo, 2004: 42)

Doble o triple jornada: se dice que al descubrir esta categoría se abrió la caja negra de la subordinación femenina, ya que dada la socialización de varones y mujeres, es a ella a quien le corresponde el trabajo reproductivo en los tres niveles: biológico, de la fuerza de trabajo y social, que se realiza en el interior del hogar y que además separa la vida doméstica (esfera privada) de la vida pública (esfera pública). A partir de este descubrimiento se acuña la categoría División sexual del trabajo. Feminismo

Citas actualizadas de autoras reconocidas por sus aportes científicos al tema y un resumen de algunas corrientes feministas. “El feminismo ha sido y es la más importante y decisiva revolución social de la modernidad, a diferencia de una revolución política, una revolución social no estalla : ocurre. Una revolución social es también siempre una revolución cultural” (Agnes Héller,1987). “Resistencia de las mujeres a aceptar roles, situaciones sociales y políticas, ideologías y características sicológicas que tienen como fundamento el que

109


hay una jerarquía entre mujeres y hombres que justifica la discriminaciónde la mujer” (Judith Astelarra,1984). “Es un movimiento social y político y también una teoría que parte de la toma de conciencia de las mujeres como colectivo humano oprimido, explotado y dominado por el patriarcado bajo sus distintas fases históricas, conciencia que nos lleva a luchar por la liberación de nuestro sexo a través de las transformaciones de la sociedad que se requieran. De esta manera, el FEMINISMO no se circunscribe a luchar por los “ derechos de las mujeres”, sino a cuestionar profundamente y desde una perspectiva nueva, todas las estructuras de poder, incluyendo ( pero no reducidas a ésta) las de género” (Alda Facio, 1992: 70).

Concluyendo diremos que Feminismo es una teoría y una práctica política no sexista. Que no está en contra de ningún género. Es una filosofía humanista que busca transformar las relaciones de género a favor de la integridad, igualdad, equidad y dignidad de las personas, hombres y mujeres.

Millones de mujeres en todo el mundo han construido la cultura y pensamiento feministas a partir de su vida particular, individual en contexto de lo colectivo. Se trata de una nueva concepción del ser humanas, promueve el desarrollo de comportamientos y conductas de equidad.

Propone: 1. Que las mujeres y los hombres se vean desde una perspectiva de autoconocimiento crítico y reconocer el derecho y la capacidad que cada una de ellas tiene para no aceptar condiciones de marginación, alienación y discriminación. 2. Revertir la dominación, desmontar sus mecanismos con base a la experiencia vivida. No basta aceptar que existe, saber dònde està: pareja, familia, trabajo, partido, organizaciones e instituciones. 3. Deben desarrollar nuevos métodos de conocimiento y análisis para que cada una a partir de su identidad pueda re-conocer su historia y la historia de las demàs. 4. Invita a deconstruir el orden patriarcal y todos los ordenes opresivos. Proponiendo un cambio profundo en la concepción sobre el poder y su ejercicio.

110


Los diferentes tipos de feminismos que surgieron reflejaron las diversas posiciones sociales y de clase de las mujeres que asumieron la causa del feminismo, como también sus experiencias políticas y sus relaciones con otros movimientos, el caso de Centroamérica es peculiar ya que ha sido influenciado por luchas y movimientos nacionalistas.

Según el Diccionario Espasa Calpe , mover es un término que viene del latín moviere, que significa hacer que un cuerpo deje el lugar o espacio que ocupa y pase a ocupar otro . Es dar motivo para hacer una cosa , persuadir, inducir o incitar a ella, crear los efectos de ánimo que inclinan o persuaden a hacer una cosa . En tanto movimiento es la acción o efecto de mover o moverse: generar alteración, inquietud, conmoción.

De acuerdo a algunos teóricos como Touraine ( 1998), Castells (1986), Melucci (1986), Camacho y Menjívar ( 1985), Aguilar ( 1998) y otros/as ,las características generales de un movimiento social son las siguientes:

1. Son fenómenos que expresan acciones colectivas, de masas, de numerosos

grupos

y,

en

muchos

casos,

implican

grandes

movilizaciones. 2. Son producto de procesos sociales, no de acciones espontáneas. Hay antecedentes históricos que les preceden, aunque, generalmente hay una causa directa que desencadena un movimientos social. 3. Requiere una organización social y política, al principio puede ser elemental, después puede evolucionar hacia una organización más compleja. 4. Son expresiones de clases sociales dominadas que reaccionan ante conflictos que manifiestan la lucha de clases. 5. Su ideología explícita o implícita puede aparecer o detectarse a través de la presentación y explicación de sus demandas. 6. Son fenómenos de fuerte impacto social y político porque tiene la fuerza y la legitimidad para cambiar o transformar la sociedad, aunque ello suceda a largo plazo.

111


7. Sus formas de expresión y de desarrollo son específicas de acuerdo con los miembros que participan, según el momento histórico en que aparecen en la sociedad. 8. Por sus demandas, su ideología, y en ocasiones por su manera de actuar colectivamente, confrontan al Estado, al gobierno, a las autoridades, a las instituciones formales y al stau quo. En especial por ser expresión de clases sociales dominadas, son objeto de represión.

Precisamente uno de los primeros problemas metodológicos que se ha encontrado, ha sido darse cuenta de que los datos en los censos, en los informes estadísticos, no estaban desagregados por género y que se utilizaba la categoría hombres como inclusiva de mujeres. Al decir hombres estamos hablando de mujeres también, se decía; se tenía que hurgar para hacer a las mujeres visibles. Entonces se dijo: si los métodos cuantitativos no nos hablan de las mujeres, tenemos que probar con los métodos cualitativos. Y así fue: el testimonio, la entrevista en profundidad, la historia de vida, los grupos focales eran y son técnicas que nos proporcionan datos sobre ellas.

En el caso de la investigación sociológica, como se sabe, los testimonios o relatos de vida pueden cumplir la función exploratoria, la función analítica y la función

sintética

o

expresiva,

validando

las

técnicas

cualitativas

de

investigación. El uso del testimonio oral favorece la imaginación sociológica ya que la coyuntura actual en sociología, como en otras disciplinas, está en el pluralismo de las teorías y de los métodos. Como muy bien lo afirma Daniel Bertaux: “Los relatos de vida, redescubiertos al fin, son utilizados de múltiples maneras, ya que hacen que la investigación se centre en el punto de articulación de los seres humanos y de las jerarquías sociales, de la cultura y de la praxis, de las relaciones socioculturales y la dinámica histórica, podría ser que de la diversidad de sus utilizaciones emerja poco a poco un enfoque unificador que sobrepase las fronteras actuales de la sociología como tal. (…) Las fuentes orales pueden iluminar los efectos de las relaciones entre lo individual

y el contexto socio-cultural; además, proporcionar

valiosa

información sobre la dinámica de las relaciones de poder y dominación vistas desde abajo. Con las historias de vida grabadas de las mujeres como nuestra

112


fuente de información primordial, podemos comprender su situación de dominación y opresión y sus categorías culturales para interpretarlas. Independientemente de que estas respuestas sean de adaptación o de resistencia, constituyen importante información acerca de cómo opera el sistema a nivel individual en contextos sociales y culturales particulares” (Navas, et.al, 2001:7-9)

La aceptación de la categoría género en el ámbito académico no ha sido fácil; se ha visto como algo trivial e intrascendente, en algunas sociedades más que en otras; también ha sido necesario un trabajo paciente, solitario, sin interlocución, comprometido. Para apoyar su institucionalidad se han realizado cinco conferencias mundiales, la ONU ha considerado necesario promover acciones en beneficio de las mujeres a partir de las inequidades entre hombres y mujeres, expresadas de la siguiente manera: “Los platos de la balanza de la equidad mundial están desequilibrados. El que corresponde a la mujer está sobrecargado de responsabilidades mientras que el del hombre de un exceso de poder. Una ventaja atrae a la otra de modo que la mayor parte de la riqueza del mundo pertenece a los hombres y la mayor parte del trabajo deben realizarlo las mujeres. La mujer representa el 50% de la población mundial, realiza aproximadamente los dos tercios de las horas de trabajo, recibe la décima parte del ingreso total y posee menos de la centésima parte de la propiedad mundial. Desde la primera conferencia mundial realizada en México en 1975, la ONU ha planteado que la mujer es miembro activo, con plenos derechos, y a la vez parte importante del desarrollo de los pueblos... Se acordó entre múltiples acciones, que cada país debería realizar estudios de docencia e investigación, así como de difusión en instituciones de educación superior destinados a la sociedad en su conjunto “ (Vallejo, 2004: 16).

Actualmente, como lo afirma la socióloga argentina Gloria Bonder, la categoría de género en poco más de dos décadas de "uso intensivo", si bien no se podría afirmar que se ha desgastado, lo cierto es que está siendo revisada a partir de posturas teóricas que demuestran la interrelación del pensamiento feminista con las corrientes teóricas dominantes en distintos momentos:

funcionalismo,

marxismo,

diversas

escuelas

dentro

del

psicoanálisis, post-estructuralismo, postmodernismo, etc.“ (Bonder, 2002:.13).

En los años ochentas en El Salvador había una guerra civil por lo que los primeros trabajos que incorporan la perspectiva de género, desde las mujeres, 113


se pueden encontrar en los inicios de esa década, realizados por académicas que se encontraban fuera del país, exiliadas, refugiadas o en actividades relacionadas con la solidaridad. Al interior del país este proceso podríamos decir que se inicia cerca de 1986. En el plano teórico, las investigaciones sociológicas comenzaron a incorporar a las mujeres en cuanto categoría sociológica y no solamente como simple variable estadística y descriptiva.

De alguna forma influyeron los acuerdos del sistema de Naciones Unidas en el sentido de que cada país debería realizar estudios de docencia e investigación, así como de difusión en instituciones de educación superior destinados a la sociedad en su conjunto.

Si se toma como punto de partida para los Estudios de las Mujeres y de Género, el hecho de que en El Salvador por primera vez 12 mujeres: liderezas representantes de organizaciones, sindicatos, academia, etc, estuvieron presentes en el “Taller Mujer Centroamericana Violencia y Guerra” en el marco del IV Encuentro Feminista realizado en 1987 en Taxco, México, marca el primer acercamiento entre la teoría y la práctica feminista. Podríamos decir que han trascurrido 18 años, un tiempo corto para medir el impacto en cuanto la de-construcción de una cultura patriarcal acendrada en todas las instituciones y espacios de la sociedad salvadoreña.

Sin embargo, a riesgo de no presentar un trabajo sistemático y documentado ya que aún no se ha realizado una evaluación del impacto social de las acciones y el trabajo realizado por el movimiento feminista y de mujeres, se presenta a continuación un punteo de los momentos y áreas de los estudios de la mujer y de género en el país, como un marco necesario e imprescindible para el empuje del movimiento de mujeres.

Antes y después de la firma de los Acuerdos de Paz (entre 1983 y 1995) proliferaron documentos que rescataban la experiencia de las mujeres en la guerra. Se inician como testimonios orales, con el objetivo de denunciar la violación de los derechos humanos principalmente de las detenidas, desaparecidas, capturadas y torturadas y no con fines académicos. Sin embargo, aportan y dan elementos para sentar las bases reflexivas y de

114


análisis sobre el uso del testimonio, tanto dentro de la narrativa como de la investigación social. Para el caso de la investigación sociológica, los testimonios o relatos de vida pueden cumplir la función exploratoria, la función analítica y la función sintética o expresiva, validando las técnicas cualitativas de investigación.

Se podría decir que estos documentos lograron generar reflexiones y probablemente se utilizaron algunos para planificación y formulación de proyectos. Los testimonios podrían constituir un material fundamental para conocer la experiencia, el pensamiento y los sentimientos de un sector de mujeres que tuvieron un papel destacado en la lucha revolucionaria. Restituyendo así su propia historia y a su vez re-conceptualizando la historia. “Estudiar el pasado de las mujeres comenzando por el análisis de su propia vida y de su contexto o entorno social, contribuye a enriquecer su propia historia como parte de la historia de toda la humanidad “ (Navas, et.al, 2001:3).

A continuación se hace una revisión de algunos de los primeros trabajos, que se registran sobre la especificidad femenina salvadoreña, que comenzaron aplicando las técnicas de la historia del tiempo presente, retomando la historia de vida como principal fuente de información. En el país, este esfuerzo se ha centrado en la recolección de testimonios orales sobre las mujeres y conflicto armado o las mujeres y su papel en la transición. Los cuales serán agrupados desde la siguiente tipología: testimonio, entrevista, autobiografía, biografía y académicos, que pueden utilizar algunas de las técnicas anteriores y que podrían representar las experiencias individuales y colectivas en una primera fase temporal que estaría ubicada entre 1977 y 2000. La palabra “testimonio” puede tener diferentes significados: según el Diccionario de la Lengua Española (1994) es el “Instrumento legalizado en que se da fe de la certeza e impostura del hecho”. El Instituto Panos (1999: 1) considera los “testimonios orales, resultado de entrevistas de amplio alcance en torno a una serie de temas que tienen por base la memoria personal y la experiencia”. Este concepto está íntimamente ligado al de historia del individuo

115


y de la subjetividad. Posibilita la creación de una memoria histórica que amplía el alcance de sus palabras y las cosas que la rodean.

Las mujeres se vuelven sujetos de la historia, creando a la vez conciencia de su especificidad histórica, tanto entre ellas mismas, como en ámbitos más amplios, como los universitarios y en la historiografía oficial (Ramos: 1992:10). Para lograr esta nueva historia es necesario un enfoque diferente que incluye la interrogante acerca de cómo ellas, mujeres, han vivido los diferentes hechos y formas de relación con los hombres en los diferentes aspectos de la vida social. Para la historiadora Asunción Lavrin “el tema de la literatura testimonial femenina me ha parecido que es un tipo de producción intelectual que se ha desarrollado con mucha pujanza en los últimos 25 años y que merece mucha atención. Siendo un género que comparte historia, literatura, sociología y política, el testimonio ya ha adquirido “mayoría de edad” y me pareció oportuno llamar la atención sobre el mismo” .

En 1975, Ana Guadalupe Martínez, una líder estudiantil y fundadora del Ejército Revolucionario del Pueblo -ERP- fue capturada, torturada y violada en la cárcel y liberada gracias a una acción del ERP que secuestró al millonario Luis Poma, el rescate por su liberación exigía una suma de dinero y la libertad de presos políticos de su organización . Recibieron el rescate, los presos fueron liberados, pero el Sr. Poma muere antes de ser liberado. De estos sucesos y de su vida en prisión, antes de volver a las montañas, narra Ana Guadalupe Martínez en su testimonio Las Cárceles Clandestinas en El Salvador, que apareció publicado por primera vez en 1977.

También se destaca el libro elaborado por Norma Virginia Guirola de Herrera, quien nació en 1947: La Mujer en la Revolución Salvadoreña, (Claves Latinoamericanas, México, 1983) es de los primeros trabajos que salieron a la luz pública, en el exterior, cuando aún al interior del país se conocía muy poco sobre lo que estaba pasando, por las condiciones de represión y control policial. También para esas épocas la guerra entre el FMLN y el gobierno todavía no era abierta y sistemática, pese a que en enero de 1981 se había dado la primera ofensiva militar del FMLN. Su autora fue dirigenta del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), desde muy joven, proveniente de una familia

116


comprometida con las luchas populares, ya que su padre, el profesor Víctor Manuel Guirola, fue un conocido luchador social, militante también, del PCS.

Podemos afirmar que Norma Virginia fue una mujer visionaria y comprometida en la incorporación del análisis de género a partir del conocimiento de la posición y condición de las mujeres salvadoreñas. Fue fundadora del Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer -IMU- en 1987, la primera Institución no gubernamental que se especializa en los temas de género, fue una osadía, de su parte, ya que el IMU inició su trabajo organizativo y reivindicativo en la clandestinidad y fue hasta después de la firma de los Acuerdos de Paz, que pudo abrir públicamente sus instalaciones.

Participó, siendo de los mandos principales del PCS, en la planificación y ejecución de la ofensiva político-militar del FMLN en 1989, donde murió asesinada por las tropas salvadoreñas, después de combatir dirigiendo un pelotón de mujeres cerca de San Marcos, en las afueras de San Salvador.

En su libro se presentan entrevistas de mujeres luchadoras de cuatro de las cinco tendencias (no se entrevistaron militantes del PRTC), que integraron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional –FMLN- partido fundado en octubre de 1980, en la clandestinidad; entrevistó a obreras, campesinas, estudiantes, maestras quienes hablan de su participación y compromiso político-militar. Siendo lo más destacado la referencia

al pelotón Silvia

conformado sólo por mujeres. Análisis posteriores (Vásquez:1996), apuntan que éste se originó en 1981 como una experiencia del Partido Comunista, ante la necesidad de buscar alternativas disciplinarias que controlaran la sexualidad de las jóvenes guerrilleras, “para

preservar el espíritu de las parejas, sin

lesionar la disciplina militar”, ya que mantener confinadas a las jóvenes les permitía ser visitadas por sus parejas. Sin embargo el pelotón es recordado (duró aproximadamente dos años) por su valentía y la novedad de enfrentar al enemigo, es precisamente esta visión la que se refleja en el libro.

Claribel Alegría y J.D. Flakol (escritora salvadoreña/nicaragüense y su esposo escritor estadounidense), entrevistaron a mujeres de diferentes sectores sociales: maestras, estudiantes, obreras que fueron militantes de las Fuerzas

117


Populares de Liberación Farabundo Martí -FPL-, a inicios de los años ochentas. En 1983 se publica No me Agarran Viva, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1983. Entre las mujeres destacadas en el libro figura “Eugenia”, seudónimo de Ana María Castillo Rivas, quien murió combatiendo el 17 de enero de 1981, tenía 31 años. “El 17 de enero de 1981, cuando cumplía una difícil misión revolucionaria de nuestra Organización, la compañera Eugenia cae en heroico combate desigual contra muy superiores fuerzas del enemigo…Su muerte en combate sella con el más sublime heroísmo una vida militante y guerrillera que se caracterizó por su entrega incondicional a nuestro Pueblo y su causa libertaria, por sus mil veces probada contextura proletaria, por su elevada capacidad de dirección y organización y por el más caluroso y sencillo espíritu fraternal. Al momento de su muerte, era miembro del máximo Organismo de Dirección de las FPL: El Consejo Revolucionario y formaba parte del Estado Mayor del Frente Central Felipe Peña”24.

La vida de Eugenia le sirve a Claribel Alegría de eje en el libro, también el título que en artículos escritos por ella afirmó: “que prefería combatir hasta morir, antes que ser capturada”. Tomando como base entrevistas realizadas a dirigentes, hombres y mujeres, que la conocieron, la autora y su esposo logran entretejer la vida de las otras entrevistadas, algunas muy destacadas, como Mélida Anaya Montes o como Tulita de Carpio, obrera y luchadora, entre otras.

Por medio del libro se logra mostrar un retrato de la participación de las mujeres en el combate guerrillero y fue importante para generar solidaridad internacional hacia al pueblo y a las mujeres salvadoreñas, en plena guerra.

Otra Comandante del FMLN capturada en 1985 fue Nidia Díaz, fundadora del ERP, después militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos -PRTC- fue liberada por una acción guerrillera y la presión social, nacional e internacional, que pugnó por su libertad. Ella suscitó admiración por su cercanía con la población campesina de San Vicente 24

Eugenia: poemario escrito y editado por el Comandante Javier, compañero de Eugenia. FPL, San Salvador, 1981.

118


(Departamento situado al oriente de San Salvador) y su valor cuando fue detenida y torturada por el ejército, como lo cuenta en su conmovedor testimonio Nunca estuve Sola , UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1987.

Inmediatamente después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, comenzaron a llegar a El Salvador investigadoras/es internacionalistas que hicieron valiosos aportes al rescatar la experiencia de lo que había sido el proceso de la guerra civil y el inicio de la transición post-conflicto. Así llegó Sthefan Ueltzen, alemán, quien escribió el libro Como Salvadoreña que Soy, Editorial Sombrero Azul, San Salvador, El Salvador. 1993, el cual sistematiza ocho testimonios de mujeres excombatientes, militantes políticas, feministas, dirigentes, con papeles protagónicos en la guerra.

A lo largo de su historia personal y social las entrevistadas expresan sus opiniones sobre las relaciones familiares, antes, durante y después el conflicto; muestran cómo la política atraviesa sus vidas, llenas de contradicciones y peligros; los lazos familiares y de solidaridad que tuvieron que construir para sobrevivir. Dejan ver cómo la dedicación a la política las ha escindido, las separa de lo que podría llamarse “vida normal”.

Las ocho mujeres, en diferentes formas, por vías particulares, en espacios y en contenidos diversos de su participación política a partir de su condición genérica, demuestran cómo se construye la mujer salvadoreña como sujeta política en ese momento histórico.

Ese mismo año el Instituto Panos de Londres incluyó a El Salvador en el Proyecto Mujer y Conflicto, que recopiló narraciones de unas 250 mujeres en 12 países. Fue diseñado por esta Institución en respuesta a un vacío obvio que llevaban a cabo organizaciones de desarrollo sobre el impacto de las guerras, para rescatar el punto de vista de las mujeres como un ingrediente vital que generalmente estaba ausente. Los libros resultantes de esta experiencia fueron: Armas para luchar, Brazos para proteger, Las mujeres hablan de la guerra. Editorial Icaria, España, 1995 y ¡¿Valió la Pena?! Editorial Sombrero Azul, San Salvador, El Salvador, 1995.

119


El objetivo específico de ese proyecto fue “permitir que las mujeres expresaran sus propias experiencias, percepciones y preocupaciones sobre el impacto del conflicto armado y sus consecuencias” (PANOS, 1989: 6,7). Al concluir el libro Panos sostiene que, se obtuvo una imagen de la mujer contraria a la predominante y estereotipada como víctima generalmente pasiva y afligida. En contraste el libro muestra que las mujeres contaban con gran fortaleza y recursos, y eran agentes activas del cambio y la supervivencia.

Lo más valioso de esta indagación a través de testimonios orales fue penetrar en aspectos ocultos, o más bien silenciados de la vida de las mujeres. Se advierte cómo los “hechos históricos” se reflejan en lo cotidiano, pues las historias de estas mujeres no se centran tanto en las hazañas como en las vivencias típicas del ambiente rural.

Realidad, complejidad y variedad de experiencias son las diferent diferentes facetas subrayadas en los testimonios de ambos libros comentados, pero los más importante es que dieron “voz a las mujeres en un tema que durante tanto tiempo ha estado dominado por el lenguaje macho de la misma guerra y de aquellos que informan sobre ella”.

También llegaron después de 1992: Clara Murguialday de España, Norma Vásquez, de México y Cristina Ibáñez de Argentina, investigadoras, que dejaron documentados aportes sobre el impacto de la guerra en las salvadoreñas. Es de referencia obligada el libro Mujeres-Montaña .Vivencias de Guerrilleras y colaboradoras del FMLN, Editorial Hora y horas, España, 1995. Puede considerarse un libro pionero en el abordaje de la sexualidad y la maternidad, temáticas consideradas tabú en El Salvador. Precisamente el objetivo de este trabajo fue “Analizar las prácticas sexuales y maternales de las guerrilleras y colaboradoras del FMLN durante la guerra, y el impacto que tuvieron en sus concepciones y las secuelas heredadas”.

Realizaron alrededor de 60 entrevistas y grupos focales con guerrilleras y colaboradoras del FMLN del área rural y urbana. Para socializar los resultados y a manera de consulta, convocaron a un foro centroamericano de mujeres

120


que habían participado en las guerras de sus respectivos países para obtener comentarios y/o insumos que profundizaran el trabajo, también a comandantes hombres del FMLN.

Algunos de sus principales hallazgos fueron: Identificaron la ausencia de un cuerpo teórico coherente en el discurso utópico y triunfalista del FMLN, sus consignas agitativas carecen de análisis y propuestas, especialmente se destaca la carencia de reflexión en torno a la subjetividad y las desigualdades entre hombres y mujeres. Las mujeres que se involucraron en la guerra lo hicieron motivadas por razones diversas: las del área rural lo hicieron por que se vieron arrastradas por el terror y la inseguridad, y las del área urbana con un poco más de conciencia y de compromiso militante. Demuestran que la vivencia de la guerra fue distinta para mujeres y hombres porque distinta fue su inserción, sus tareas, sus expectativas, su involucramiento político, y diferentes eran también sus identidades y los impactos que en ellas ocasionó el conflicto. Que el prototipo de feminidad vigente (hasta 1995) en la sociedad salvadoreña sigue considerando a la maternidad, como la meta fundamental de las mujeres, sobre este eje se articula la identidad femenina. Lo cual influyó en sus vidas entonces y ahora. Las colaboradoras del frente del área rural hacen un balance positivo de su

participación.

Las

mujeres-montaña

fueron

las

nutrientes

indispensables mientras la guerra fue el eje central de la lucha revolucionaria. Las que colaboraron de forma voluntaria y por conciencia expresan más a menudo satisfacción por haber sido protagonistas y artífices de la guerra.

Tras la muerte de Norma Virginia Guirola de Herrera, en 1990, se fundó el Centro de Estudios de la Mujer -CEMUJER- que lleva su nombre en homenaje a su memoria. Actualmente es una las instituciones especializadas en la violencia contra la mujer en el marco de los derechos humanos de las mujeres, realizan estudios e investigaciones sobre la condición legal y la violencia contra la mujer. Asimismo, CEMUJER en homenaje a Norma publicó el libro: Norma: Vida Insurgente y Feminista Talleres Gráficos-UCA, San Salvador, El

121


Salvador, 1996, que sistematiza testimonios de mujeres que la conocieron y habla sobre su vida como luchadora por los derechos de las mujeres, su visión sobre el trabajo femenino y su vida ejemplar como guerrillera y madre.

El politólogo Ilja A. Luciak, investigador y Director del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Virginia Tech, durante aproximadamente siete años se dedicó a documentar y analizar las participación en la revolución de las salvadoreñas, guatemaltecas y nicaragüenses, utilizando entrevistas como fuente principal de su investigación.

Para el caso salvadoreño, Luciak realizó alrededor de 200 entrevistas para analizar el grado de participación de las mujeres en el FMLN durante la guerra y la reinserción de los excombatientes a la vida civil. También analiza el papel que las mujeres jugaron en el proceso electoral de 1994 y la igualdad de género en el FMLN. Sus valiosos análisis han contribuido a evidenciar los vacíos en el proceso de democratización del partido de izquierda, en cuanto a la representación genérica en las estructuras partidarias y en la Asamblea Legislativa, así como la identificación de limitaciones y obstáculos para avanzar en la igualdad genérica (Luciak, 1998, 2001:36).

Estos trabajos han sido el fundamento de posteriores investigaciones que se han realizado sobre temas específicos o particulares: salud y sexualidad en la guerra, pos-trauma, educación, legislación, violencia, participación política que no es del caso comentar en este espacio; sin embargo estudios sobre la historiografía de las organizaciones de mujeres o de mujeres destacadas, pese a que hay trabajos o artículos sueltos, no han logrado presentar un panorama general de ello.

3.2 Eclosión de organizaciones y ONGs de mujeres y feministas. Bases del Movimiento de Mujeres-MM- en El Salvador.

Recién pasada la guerra y la firma de los acuerdos de paz se da paso al período histórico más reciente del MM, que se abre con la realización en El Salvador del VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Costa del Sol del Departamento de La Paz en noviembre de 2003; elevándose

122


así, su accionar a nivel nacional, regional e internacional. Consolidación del Movimiento de Mujeres -MM- en El Salvador y el surgimiento de algunas experiencias organizativas de mujeres rurales, a quienes se les dedicará un apartado especial. El surgimiento acelerado de organizaciones de mujeres entre 1989 y 1993, dio lugar a que la reflexión sobre la situación de las mujeres salvadoreñas, fuera el tema central de estos grupos y de otras personas e instituciones. Surgen así trabajos cuya línea central será la cuantificación de la opresión femenina; o sea hacer visibles los niveles de pobreza, discriminación en la educación, empleo, salud, fundamentalmente la materno-infantil. Se podrían mencionar trabajos pioneros como el realizado por UNICEF en el marco del Programa Regional “Educación de la Mujer y Supervivencia Infantil”, el Programa de la Mujer del CSUCA y la Carrera de Sociología en la UCA que orientó las tesis en la línea de visibilizar la situación de la mujer salvadoreña. El estudio regional de FLACSO sobre las Mujeres Centroamericanas (1989) se constituyó en un referente obligado por muchos años.

Estos trabajos se constituyeron en instrumentos útiles para la denuncia, planificación de acciones y fomento de la organización de las mujeres, pero sobre todo, se inicia una línea de investigación multidisciplinaria ya que al momento, podemos encontrar trabajos de las siguientes disciplinas: sociología, educación, derecho, economía, sicología, medicina, etc

Hasta más o menos 1995, hablar de Teoría de Género en El Salvador era un asunto casi sólo de mujeres. Pero a partir de la IV Conferencia Internacional de la Mujer realizada en Pekín, China en septiembre de 1995 y al crecer en el mundo el debate sobre del concepto GÉNERO y sobre los movimientos de mujeres, también en El Salvador fueron ganando terreno estos conocimientos.

Al respecto afirma Norma Vásquez: “A mediados de los 90´s, cuando llegó el momento de preparar la participación en la Conferencia de Beijing, se pudo constatar que género y perspectiva de género han sido conceptos utilizados tanto por el movimiento feminista,

los

movimientos

de

mujeres,

algunas

ONG´s

mixtas

y

gubernamentales. Eso ocasionaba que fuera necesario ponerse de acuerdo

123


sobre el significado del concepto antes de iniciar cualquier discusión que lo contuviera” (Vázquez, 2001:184).

Al firmar los acuerdos de Pekín y aceptar su plataforma por parte del gobierno de El Salvador, se obligó a emplear la perspectiva de género en sus planes y programas, de allí que exista desde 1997 la Política Nacional de la Mujer y un Instituto Salvadoreño de Desarrollo de la Mujer, responsable de su ejecución.

En el ámbito académico, constituido por más de 19 universidades y por diversos centros de Investigación, todavía hace falta que los planes de estudio, los currículos y las investigaciones hagan suya la Teoría de Género. En la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, UCA entre 1995 y 1997, se realizaron algunos cursos libres, pero no han tenido continuidad ni institucionalidad.

De hecho, El Salvador es el único país (2006) en América Latina que todavía no tiene una cátedra, un diplomado, un curso, etc., a nivel universitario que institucionalice los estudios de género, a través de acciones académicas concretas. La Reforma Educativa postula el género como un eje transversal; sin

embargo es paradójico que todavía no haya instituciones que formen

docentes en esa línea.

A nivel de ONG´s de desarrollo se realizan múltiples y variadas acciones: talleres seminarios, formulación de políticas institucionales de equidad de género. Aunque todavía no se mide el impacto social de dicho trabajo, son considerables las acciones realizadas. También es a nivel de estas instituciones que se ha logrado realizar estudios, diagnósticos, investigaciones, etc. En este punto han tenido un papel importante los centros de documentación, creados en las Instituciones de Mujeres. Después de los Acuerdo de Paz han proliferado en el país las maestrías, los diplomados, cursos, etc, impartidos por Universidades extranjeras; en ese marco la Universidad de Gerona, España, en coordinación con el Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes –MAM-, CEMUJER y DIGNAS, impartieron en 1997 una Maestría en Relaciones de Género.

124


Beijing + 11

Después de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer realizada en Beijing en 1995 ¿qué ha pasado con los estudios de la mujer y de género?, no es fácil hacer un recuento o balance, ya que se necesitaría tiempo y recursos, sin embargo se hará un punteo de los más destacados. Destaca en 1995 la investigación realizada por el programa regional La Corriente con el título “Catálogo Centroamericano. Investigaciones y Estudios de la Mujer”. Recopilaron información existente en la región durante 1990-1995. Encontraron 503 estudios de los cuales el 45% se habían realizado en Costa Rica, el resto se repartía en los otros países, encontrando para El Salvador alrededor de 100.

Los temas abordados se ubicaban en salud: predominando el enfoque materno infantil; división sexual del trabajo: triple rol; trabajo: aquí interesaba desagregar por sexo la información para destacar la situación de discriminación y desventaja de la mujer, como nivel de ingresos, incursión en empleos tradicionalmente

masculinos;

violencia:

maltrato

en

la

pareja,

casos

denunciados en las instancias judiciales; mujer rural: sobresalen estudios descriptivos de su incorporación al trabajo agrícola.

La mayor parte de estos estudios son financiados por organismos internacionales o instituciones regionales que gestionan fondos para la investigación destacan: OPS, UNIFEM, Fundación Arias para la Paz, PNUD. Desde las organizaciones de mujeres se realizan estudios de tipo exploratorio y cualitativo: sexualidad, maternidad, participación política, impacto de la guerra en la salud mental de las mujeres, por mencionar algunos temas.

Sobre mujeres rurales también se avanzó: Anteproyecto de Código Agrario 1998-, Empoderamiento de Mujeres Rurales -1999-, Experiencias Organizativas de Mujeres Rurales: Post-Guerra 1992-1999. El estudio regional de Carmen Diana Deere y Magdalena León: “Género Propiedad y Empoderamiento: tierra, Estado y mercado en América Latina (2000).

125


A nivel regional centroamericano contamos con el trabajo de Ilja Luciak: “Después de la revolución: igualdad de género y democracia en El Salvador, Nicaragua y Guatemala” UCA Editores, 2001.

Pese a los terremotos de enero y febrero de 2001 se realizó el Encuentro sobre Literatura y Testimonio en la Universidad de El Salvador en marzo de ese año, se montó una mesa de Mujer y Testimonio que contó con aproximadamente 10 ponencias. Las DIGNAS han publicado en el año 2000 los títulos siguientes: Salvando Obstáculos. Los Derechos Laborales de las Mujeres; Discriminación Laboral y Acoso Sexual; Memoria del Encuentro Feminista para la Reconstrucción con Rostros de Mujer; Recopilación de Cuentos “Contando Cuentos para Cambiar”. En proceso de revisión para publicación: “Calidad de vida de las mujeres trabajadoras remuneradas de la zona periférica de San Bartolo, Ilopango”; “Embarazos

en

la

adolescencia”;

“Mujeres

y

Analfabetismo”;

“Pasos

Fundamentales a seguir para implementar un Modelo de Educación No Sexista” Las MELIDAS publicaron en noviembre 2001 “Violencia Intrafamiliar y Delitos Contra la Libertad Sexual en el Área Metropolitana de San Salvador” realizada por Margarita Velado y en marzo 2001 “Construyendo una Concepción y Estrategia de Desarrollo Local desde Las Mujeres” La Fundación Nacional para el Desarrollo -FUNDE- publicó en 2004 la investigación: ” La Participación de la Mujer en los Municipios de: Tecoluca, San Salvador, Soyapango, Nejapa, Olocuilta y El Carmen”, elaborada por María Elena Moreno y María Candelaria Navas.

Los estudios sobre masculinidad están ganando algún terreno en noviembre de 2001, se participó en la presentación del libro “El Género también es Asunto de Hombres”, de Edgar Chacón y Gustavo Briceño, investigadores centroamericanos, con un comentario en el cual se apunta, “Este libro es la herencia sin testamento (parafraseando a Francoise Collin) que las feministas han construido a lo largo de 50 años, pero más específicamente desde los años 80´s a la fecha. De alguna manera es un

126


retomar el trabajo de las teóricas feministas y colocarlo en masculino con el ingrediente histórico-cultural de la región centroamericana. Se ve entonces que fue necesario develar la discriminación contra la mujer para identificar, 25

cuestionar y reflexionar sobre el patriarcado” .

La investigación: “Paternidad Responsable en el Istmo Centroamericano”, coordinada por Javier Alatorre con el patrocinio de CEPAL fue acompañada de un

despliegue

de

publicidad

y

de

la

movilización

de

instituciones

gubernamentales y no gubernamentales que cerró con un foro de Universidades centroamericanas, causando impacto sus resultados.

Entre 2001 y 2002 se realizó en la Universidad de El Salvador el Diplomado sobre Género y Estadísticas, dirigido a mujeres y hombres de instituciones gubernamentales, como resultado de un Convenio firmado con el

Instituto

Salvadoreño de Desarrollo de la Mujer –ISDEMU.

Con el auspicio del FNUAP, han sido graduadas 3 generaciones de la Maestría en Derechos Sexuales y Reproductivos desde 2002 a 2006. Actualmente se inician los trabajos de investigación sobre remesas y migración, feminicidios, entre otros temas.

Todo el marco anterior sirve de base y sustento, es decir el contexto, para el inicio y posterior desarrollo del movimiento de mujeres.

3.3 De guerrilleras a feministas: Origen de las organizaciones de mujeres post-conflicto.

El 16 de enero de 1992, las fuerzas guerrilleras que constituyeron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el gobierno de El Salvador firmaron el histórico convenio de paz en el Castillo de Chapultepec, en México. Este Acuerdo puso fin a un conflicto que duró más de una década (1979-1992) y traumatizó a una nación entera. La guerra generó 1.5 millones de refugiados y aproximadamente 70.000 asesinados, la mayoría civiles.

25

Navas, María Candelaria, presentación/comentario del libro

127


Tras la firma del Acuerdo surgió un optimismo general con respecto al futuro de El Salvador. Al fin la paz y la democracia parecían estar al alcance de la mano, la plena instauración de los acuerdos de paz en el país, tendría que conducir a cambios profundos en las estructuras socioeconómicas y políticas establecidas. El reto de las antiguas guerrillas, consistió en encontrar la manera de proseguir la lucha por la justicia social, al tiempo que buscaban su transformación en partido político. También debían demostrar que los acuerdos de paz efectivamente representaban una “revolución negociada”. Difícil y complicada tarea ya que era necesario reinventarse ideológicamente, en especial por la caída de socialismo real en Rusia y Europa del Este, situación que como sabemos “ha llevado a que la izquierda revolucionaria en América Latina, África y Asia a reexaminar la ideología socialista, dado que, repentinamente, se tuvo la impresión de que el paradigma socialista,” la luz conductora” de los movimientos revolucionarios del mundo en vías de desarrollo, había perdido su legitimidad” (Luciak, s/f:3).

En El Salvador, la dirigencia del FMLN fue muy explícita en afirmar que la guerra revolucionaria estaba abanderada por el socialismo. Al respecto el Dr. Luciak entrevistó al legendario dirigente Schafik Hándal el 10 de febrero de 1996 (Ibidem), como jefe del recién disuelto Partido Comunista de El Salvador y uno de los cinco comandantes militares del FMLN durante la guerra, quien afirmó a la luz de la realidad “postsocialista” que el FMLN se encontraba en proceso de formular un nuevo proyecto político y en relación con la Tendencia Comunista, dentro del FMLN, afirmó que “cuando hablamos sobre los comunistas, nos referimos a los comunistas de fines de este siglo, es decir, gente que está elaborando una nueva forma de pensar que aún no está escrita”.

En este apartado, se explora la dinámica sociopolítica que dio paso a las organizaciones de mujeres que trascendieron las demandas de clase hacia las de género en el marco de la “nueva forma de pensar”. Durante los años ochenta, las guerrillas lucharon contra el proyecto hegemónico de Estados Unidos y sus aliados internos. A esta pugna por la justicia social y económica, se integraron muchas mujeres, quienes deseaban participar en la “construcción de una nueva sociedad” (AMES, 1982: 12).

128


Siendo el hilo conductor de este trabajo la participación de las mujeres como grupo organizado o como personas de manera individual, es de justicia visibilizarlas en la guerra, por lo tanto se analizará, a continuación, el nivel de participación de las mismas en el FMLN durante la guerra.

Después de la firma de los Acuerdos de Paz, las fuerzas del FMLN debían desmovilizarse en un proceso que constó de cinco etapas, del 1o de mayo al 31 de octubre de 1992. La Misión de Observadores de Naciones Unidas en El Salvador (ONUSAL) supervisó la desmovilización, tomó los datos y fue consignando a cada uno de los miembros del FMLN, quienes fueron inscritos de acuerdo con su categoría, como combatientes, lisiados no combatientes o políticos. En 1994, la ONUSAL registró un total de 15.009 miembros del FMLN, integrados por 8442 combatientes, 2474 lisiados no combatientes y 3983 políticos. El número total de mujeres fue de 4492 o 29.9% (ONUSAL, s/f : 12). Algunos investigadores tienen sus reservas sobre los datos de ONUSAL, pues se supone que entre el 10 y el 15% de los miembros del FMLN no fueron incluidos, por varias razones que tienen cierta lógica dada la historia de represión y violencia en El Salvador. Por ejemplo: algunos no estaban dispuestos a revelar su verdadera identidad, después que lograron infiltrarse en oficinas gubernamentales; otros tenían poca fe en la viabilidad de los acuerdos de paz; algunos altos oficiales del FMLN no lo hicieron para dar ejemplo y que no se interpretara como que quisieran sacar ventajas de los beneficios a los que tenían derecho las personas que se registraran. Sin embargo, dadas esas limitaciones, a continuación analizaremos algunos datos ofrecidos por esa Institución.

129


Composición por género en los grupos del FMLN26 Grupo Mujeres % Hombres % Total

ERP 1,156 25.7 2,274 26.4 3,930 FAL 734 16.3 1,516 14.4 2,250 FPL 1,397 31.1 3,685 35.0 5,082 PRTC 356 7.9 892 8.5 1,248 RN 849 18.9 1,650 15.7 2,499 TOTAL 4,492 100.0 10,517 100.0 15.009 Fuente: ONUSAL, Proceso de desmovilización del

%

Mujeres como porcentaje del total 26.2 29.4 15.0 32.6 33.9 27.5 8.3 28.5 16.7 34.0 100.0 29.9 personal del FMLN, San

Salvador, Imprenta El Estudiante, s/f.

Como podemos apreciar en el cuadro, en términos generales, la participación de las mujeres en los cinco ejércitos representó entre el 27 y el 34 %. De acuerdo con un estudio representativo realizado por la Fundación 16 de enero, que abarcó a una tercera parte del total de las mujeres inscritas por la ONUSAL, un poco menos del 30% de las mujeres afiliadas al FMLN durante la guerra trabajaban en la cocina, mientras que 15% estaban asignadas a tareas relacionadas con la salud. Combatientes armadas eran alrededor del 15%, un 11% ejecutaba funciones de apoyo. El 40% restante cumplía otro tipo de tareas (Fundación 16 Enero, 1993:10)

Sin embargo durante el período de guerra estas combatientes, después de su integración a la guerrilla tuvieron que enfrentar una realidad difícil, en donde prevalecían los prejuicios de género. Aquellas que llegaron a tener cargo de dirección pagaron un precio muy alto. Las exigencias para mujeres y hombres eran diferentes, para las mujeres que tenían hijos la situación era compleja: “No sólo había que hacer bien las cosas, sino había que demostrar que se sabían hacer bien...Yo me recuerdo mucho más dura que los otros jefes, o sea más exigente...para que pudieran respetarme los combatientes, para que pudieran aceptarme en la jefatura… Yo creo que las rupturas con la maternidad fueron un elemento muy desgarrador y ser jefa en ese tiempo, o asumir jefaturas o tareas de dirección militar era absolutamente contradictorio con asumir la maternidad. Eso no es así con los hombres, porque el vínculo padre e hijo es distinto en esta sociedad. Ojalá fuera así, pero no es así. Ese 26

Abreviaturas: ERP: Ejército Revolucionario del Pueblo. FAL: Fuerzas Armadas de Liberación. FPL: Fuerzas Populares de Liberación. PRTC: Partido Revolucionario de Trabajadores Centroamericanos. RN Resistencia Nacional.

130


costo me acuerdo. En una ocasión una de mis hijas se había quebrado un brazo y me avisaron que estaba quebrado el brazo y que me llamaban desde el hospital. Me llega una carta y pido permiso al equipo de la jefatura y me dijeron: “Mirá, vos sabes que ninguno de nosotros puede salir de aquí sin autorización de los compañeros que están en Guazapa. Entonces, como ya dentro de un mes vamos a ir a una reunión, esperémonos mejor”. Vaya pues, yo llego a la reunión, estaba en occidente, esperanzada que iba a obtener el permiso para ver a mis hijas. Tenía casi cuatro años de no verlas y, este, lo planteo y me dicen. “Bueno, tenés derecho a un permiso pero tenemos un problema y es que hay que abrir un corredor en occidente”. Y entonces el jefe de la zona conocía más Santa Ana que yo. Y entonces me dice: “Lo tiene que ir a ver Antonio, pero si Antonio se va, nadie más que vos se puede quedar en la zona y eso se puede tardar más de 2 ó 3 meses. Si vos salís, la tarea estratégica de abrir corredor se para. Pero no te podemos negar el permiso. Vos lo decidís”. Yo me acuerdo de lo que lloré esa noche yo decía “Cómo hago, ay, cómo hago, yo quiero ir a ver a mi hija. Tanto tiempo está quebrada del brazo, pero la tarea es urgente. Y, además, sabía el costo que iba a tener si yo optaba por aquello. Y me quedé. No pude ver a mi hija sino hasta un año después” (Luciak, 2001: 67).

En Nicaragua, por ejemplo, a fines de 1978 el FSLN tenía más claridad de su compromiso con las mujeres, el Programa de Gobierno, publicado después del triunfo, en el apartado No. 22 se lee: “Vamos a luchar por acabar con la discriminación contra la mujer” “La mujer será puesta en el mismo plano de igualdad que el hombre. Se luchará por acabar con la prostitución y la servidumbre” (Navas, 1985, 221).

Un día después del triunfo, justamente, se prohibió la prostitución y la utilización de la mujer como objeto sexual en los medios de comunicación. Pero el FMLN no planteó abiertamente los derechos de las mujeres en sus primeros pronunciamientos y programas. Luciak resume como resultado de las entrevistas que realizó a las militantes los siguientes factores que pudieron haber influido para que existiera tal vacío: la fuerte influencia religiosa, el origen predominantemente rural de la base de la organización y la cultura machista que lograba inhibir hasta las más prominentes liderezas.

Asimismo se puede decir que la ausencia de una organización de mujeres, con especificidad genérica, pudo haber contribuido a tal vacío. En este punto es de

131


justicia reconocer el trabajo de Doña Tula Alvarenga de Carpio esposa del eminente, legendario dirigente obrero y guerrillero Salvador Cayetano Carpio, quien al interior de las FPL logró nuclear a salvadoreñas militantes de esa organización, que se encontraban fuera del país por razones políticas, creando un equipo de apoyo internacional, vinculado con las estructuras para el trabajo de promoción y dirección de la Asociación de Mujeres de El Salvador -AMESque funcionaba en los frentes guerrilleros y en las zonas sub-urbanas.

Doña Tula fue fundadora de Fraternidad de Mujeres en 1956 ) y en los años que coordinaba el trabajo de AMES (1978, año de su fundación hasta 1983) tuvo que enfrentarse a las posiciones machistas y misóginas de los dirigentes de las FPL quienes no se cuidaban en expresar la desvalorización que se hacía del trabajo con las mujeres. Con frases como “¿ya terminaron su reunión?”, preguntaban refiriéndose a las reuniones que ella tenía con el equipo de mujeres de AMES, “es que ahora vamos tener nuestra reunión de dirección que es seria”, obviamente era una manera de minimizar y subvaluar esos esfuerzos, que lograron recursos, solidaridad internacional, no solo para las mujeres sino que para todo el proceso, difusión y promoción del trabajo de AMES. Este grupo sistematizó y divulgó testimonios, necesidades e intereses de las mujeres en los frentes de guerra y en la periferia de San Salvador

Después del asesinato de la comandante Ana María y el suicido de su esposo, el Comandante Marcial (abril de 1983), Doña Tulita fue marginada, así como su equipo de trabajo, la dirección de AMES se dividió en dos y posteriormente se disolvió.

Un análisis cualitativo de la participación de las mujeres salvadoreñas en la guerra nos remitiría a una clasificación diferente a la de la ONUSAL. Por ejemplo, para la realización, en 1993, del libro ¡¿Valió la pena?! (Navas, etl al: 1995a), cuyo objetivo era recopilar testimonios de las mujeres que vivieron la guerra, se utilizó el concepto de “población desarraigada”, caracterización proporcionada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR- que

incluía cuatro categorías de mujeres, así:

refugiadas, repatriadas, desplazadas y repobladoras. En menor proporción incluía casos de “excombatientes” y “tenedoras”, categorías resultantes de la

132


finalización del conflicto. Sin bien las veinte y una entrevistas presentadas y analizadas no agotaron la totalidad de las experiencias vividas por las mujeres salvadoreñas durante la guerra como protagonistas, no como víctimas u observadoras pasivas, pero fueron una muestra amplia y representativa de los diferentes grupos sociales a quienes pertenecían.

Estas mujeres entraron a la guerra por opción personal, otras porque sus hijos, hermanos, compañeros o padres las involucraron, y otras a través de las comunidades de base. “Tenía entre diecinueve y veinte años entonces ellos me hicieron el planteamiento, hicieron que mi hermano hablara más conmigo, pues existía la posibilidad de que yo pudiera servir mucho en el trabajo clandestino. Entonces mi hermano empezó a plantearme la incorporación (Carolina)” ( Navas, et.al, 1995ª: 92)

“Nos empezamos a organizar, primero estudiando la Biblia. Empezamos la celebración de la palabra y a motivar a la gente de que vivíamos una injusticia y de que eso no debería ser así. Entonces nació la organización y fue cuando empezaron a perseguirnos”. (Vicenta) (Idem: 127)

En sus relatos expresan sus rupturas emocionales y sentimentales, la inestabilidad que les trajo el conflicto y las dificultades que circundaron la maternidad. La violencia de género cómo fue vivida y finalmente qué ganancias obtuvieron: ¿tierras, becas, créditos?, ¿educación?, etc.; en resumen es un recuento de aprendizajes y de visibilizaciones de la participación de las mujeres rurales y semi-rurales en la guerra. “Después de desmovilizarme, me hubiera gustado acompañarme con mi compañero y seguir estudiando; hacer mi futuro en un plano como quien se casa y se va a su casa y recoge a todos los niños y empieza a trabajar, algo así...Pero por el momento no estoy estudiando porque nos habían prometido una beca y esa beca no salió…” (Carolina) (Idem: 106) “En la guerra aprendí bastante, sí valió la pena. Aprendí a leer y a escribir, charlas políticas, que ya lo militar; era vivir una vida ya no sólo metida en la casa cuidando gallinas”. (Amanda) (Idem: 234)

133


En tiempos de paz, a muchas y muchos les ha significado un cambio pero sin duda, las mujeres que fueron madres cargaron con un peso extra que no compartieron con los padres de sus hijos; la maternidad les originó sentimientos contradictorios tanto durante como después de la guerra, muchos de ellos relacionados con la culpa por el abandono o por la muerte, la mayoría afirma que podría repetir su experiencia íntegra, salvo el dejar a los hijos. Sin embargo, “muchas mujeres evalúan su participación en la guerra (al nivel que fuera) como altamente positiva, como determinante en sus vidas y como experiencia que les dejó una autovaloración con la que no contaban” (Soriano, s/f p.7). Obviamente está pendiente hacer un balance de las ganancias y las pérdidas físicas, emocionales y materiales como herencia de la guerra.

De todas maneras es insoslayable el protagonismo de las mujeres en la guerra y en el llamado proceso de transición (a partir de 1992). En los años inmediatamente después de la firma de los acuerdos, se vivieron momentos de incertidumbre, de búsqueda, de esperanzas de toda la sociedad salvadoreña: de los reinsertados a la vida civil, de un partido que nacía a la vida democrática. Fue notorio que los temas relativos a las mujeres recibieron nula o escasa atención durante las negociaciones de paz, aun cuando había oficiales de la alta jerarquía política participando en el proceso como; Nidia Díaz, Lorena peña, Ana Guadalupe Martínez, entre otras. La ausencia de una perspectiva de género, evidente en el diseño de los programas de reinserción, se tradujo en discriminación hacia las mujeres excombatientes, que no recibieron un trato igualitario en la asignación de recursos esenciales como las tierras (Romero, 1995: 370).

Las razones de este comportamiento fueron muchas que iban desde la cultura predominante machista, hasta la falta de apoyo de parte de la dirigencia, mayoritariamente masculina, del movimiento guerrillero, es el caso de Carmen Ábrego del Cantón la Joya de San Vicente que reaccionó así cuando recibió un trato discriminatorio en el reparto de tierras: “Me ha salido tierra, no me habían puesto a mí, sólo a él lo habían puesto. Ese día que llegó el señor, que iban a ver las tierras, le dije yo.” ¿Y a quién han puesto?. No, ustedes pónganme a mí porque él hoy es y mañana no es; y

134


yo todo el tiempo soy con mis hijos, y si él un día se va, me voy a quedar sin nada. La gran jodida que me he pegado y que no den pero ni por lo que he luchado las tierras. Entonces me pusieron” (Idem: 94).

Fueron momentos difíciles dejar la guerra y entrar a la paz sin dejar completamente su compromiso político; mujeres y hombres enfrentaron, por igual, dificultades para reintegrarse a la sociedad. Sin embargo, las mujeres del FMLN tuvieron que superar obstáculos adicionales debido a su condición genérica. Por ejemplo: “…las combatientes que intentaban regresar con sus familias fueron tratadas como parias por sus propios padres, parientes e hijos, por haber abandonado a éstos durante la guerra y haber elegido la lucha revolucionaria por sobre sus familias. Mientras ellas eran consideradas “traidoras a sus familias”, los hombres eran alabados por “su heroica lucha “ . (Luciak, s/f: : 19).

La sociedad salvadoreña, que no difiere de otras, aplicando diferentes estándares a los hombres y a las mujeres.

Las y los excombatientes, de ambas fuerzas,

fueron favorecidos con

programas de “reinserción” que consistieron fundamentalmente en becas para continuar estudios, capacitación empresarial y de oficios, reparto de tierras incorporando en este programa a las personas que habitaron las zonas de control político y militar de la ex guerrilla.

Para las mujeres campesinas, para las mujeres de los barrios marginales o para las mujeres de la clase media, para las estudiantes o las obreras, excombatientes o civiles, la vuelta a la paz está sembrada de trampas, pero también de problemas comunes. Primero, el de la sobre vivencia económica frente a la mala voluntad del gobierno a la hora de cumplir con los Acuerdos de Paz, lo cual refuerza el impacto devastador de la política neoliberal que se aplica desde 1989. Durante los doce años de la guerra civil se dedicaron a ser brigadistas de salud, radistas, capacitadoras, educadoras populares, etc., actividades que no tienen ningún diploma reconocido en la vida civil.El Programa de Transferencia de Tierras -PTT-estaba olvidando a las mujeres y las becas para reinsertarse a la vida civil, no eran suficientes. La vuelta a la

135


paz, a la “normalidad” para muchas militantes llegó acompañada de una fuerte tendencia a querer cerrar lo antes posible el penoso paréntesis de la guerra, fue también una vuelta al seno familiar con las manos vacías. Otra trampa son los recuerdos personales que cada quien guarda de la guerra: el dolor, el duelo están presentes, pero también las contradicciones que las identidades construidas durante la guerra, como la independencia, la heroicidad, no empatan con las identidades en las relaciones de género tradicionales. Cuando se esperaba la paz, se observa durante la post-guerra un aumento considerable de la violencia.

El fenómeno ya experimentado en otras sociedades que han vivido un conflicto armado se expresó en El Salvador, se aceptó y permitió que las mujeres desempeñaran un papel no tradicional, siempre que fue necesario durante el conflicto, pero una vez terminada la guerra, cuando sus nuevas identidades representaban una amenaza para las relaciones tradicionales de género, se intentó relegarla a la esfera privada y despojarla, de autoridad. Un estudio realizado en 1993, sobre 1100 mujeres del FMLN evidencia que eso ocurrió.

Antes de la guerra el 57% de las mujeres entrevistadas afirmaron que trabajaban fuera del hogar, mientras que un año después de los acuerdos de paz, el 95% se dedicaban al trabajo doméstico (Fundacion 16 Enero, 1993: 10). Como una respuesta a la discriminación, con las heridas emocionales aún frescas y con los traumas de la guerra presentes, las mujeres del FMLN orientaron sus energías a contrarrestar la discriminación partidaria y social.

De hecho, las primeras expresiones organizativas de mujeres surgidas de las organizaciones político-militares, en general, tenían como identidad el hecho de ser madres y desde esa condición lucharon por sus hijos e hijas presos, heridos o desaparecidos a causa de la represión. “Estas mujeres organizadas no lo hicieron por iniciativa propia, sino por instrucciones de quienes lideraban las organizaciones beligerantes que comenzaron a ver en ellas cualidades “características o habituales” que las hacían susceptibles de participar en organizaciones legales, sin ser blanco tan fácil de la represión pero que además presentarían el rostro más sensible, el personaje más sufrido de la guerra” (Soriano, s/f: 18). Obviamente sus demandas no giraban en torno a sus

136


intereses prácticos o estratégicos, sino de la organización político-militar a quien representaban o en la cual militaban.

Con el desmantelamiento de las organizaciones político-militares y la necesidad de que sus integrantes buscaran un reinserción en la sociedad algunas de la organizaciones del FMLN orientaron su membresía a la creación de instancias que pudieran formar parte de una sociedad civil con nuevos objetivos, por un lado que la fortalecieran y por otro que tomaran un cuerpo propio; de allí que algunos grupos de mujeres pertenecientes a organizaciones político-militares decidieron formar sus propias organizaciones de mujeres que posteriormente tomaron forma y contenido; algunas habían empezado a organizarse durante la guerra, renovando sus esfuerzos después de la firma de los acuerdos y a luchar por buscar su autonomía en relación al partido. Existen diferentes explicaciones para esta situación, una de ellas es la siguiente: “Esto debemos comprenderlo en el marco de que si la paz ya había llegado, si ya no se estaba luchando por el socialismo, por una sociedad más igualitaria, contra el dictador, ya no era consigna postergar las demandas de las mujeres; es entonces, hasta ese momento, que ellas, que vienen de una larga

guerra,

se

encuentran

un

espacio

para

representarse

a

mismas...Fueron en un primer momento un instrumento, pero algunas se valieron de esa experiencia para continuar construyendo su espacio” (Ibidem).

El FMLN concluyó su transformación de un movimiento guerrillero en un partido legal a finales de 1992, a estas alturas la influencia de las mujeres feministas ya comenzaba a perfilarse en los documentos. A diferencia de las posiciones que el Frente tuvo durante la guerra, cuando toda referencia a los derechos de las mujeres estaba ausente en los documentos oficiales, en el programa del nuevo partido había una referencia específica a las mujeres: “La edificación de una verdadera democracia supone la plena realización de las mujeres y su participación creadora en todos los ámbitos de la vida nacional. Este es un principio fundamental en el proyecto de sociedad por el que lucha el FMLN. Tenemos un compromiso: conseguir la igualdad de derechos para las mujeres, eliminar la superación de su marginación y opresión en la sociedad salvadoreña “ (FMLN, 1993: 19).

137


Es precisamente durante este período de transición cuando aparece un movimiento poderoso e innovador. “ Basado primero en las militantes revolucionarias civiles y ex guerrilleras a las

que poco a poco se suman mujeres de diversos sectores, se afirma

desde comienzos de 1992 por medio de numerosas acciones públicas y un proceso de lucha para la democratización, vinculado con una clara toma de autonomía de cara a la hegemonía de los partidos. El año siguiente, construye su unidad y desarrolla con rapidez una nueva identidad sui-géneris, el feminismo salvadoreño”. (Falquet, 1998: 4)

Se buscaba la democratización de las relaciones entre los géneros y al interior de las organizaciones antiguas y nuevas, en especial las organizaciones de mujeres buscaban “desmilitarizar” y “despatriarcalizar” sus propias estructuras. Justamente es el momento en que el naciente movimiento de mujeres (1993 a la fecha), que corresponde al VI Período del presente estudio, comienza a desempeñar un papel clave en los esfuerzos por convertirse en el portavoz de los derechos de las mujeres. Se da, entonces, una coyuntura favorable para que las mujeres que formaron parte del FMLN impulsen la fundación de organizaciones de mujeres. Por ejemplo, el Movimiento de Mujeres “Mélida Anaya Montes” (Las Mélidas), fue impulsado por mujeres que pertenecieron a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) en julio de 1992; las mujeres pertenecientes a la Resistencia Nacional (RN), fundan “Mujeres por la Dignidad y la Vida” (LAS DIGNAS); las mujeres del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRTC), fundan el Movimiento Salvadoreño de Mujeres (MSM). El Instituto de Investigación y Desarrollo de la Mujer (IMU), fundado en 1986, en un principio estrechamente ligado al Partido Comunista. El ERP no creó ninguna instancia de masas porque pronto se desligaría del FMLN.

A partir de enero de 1993, las representantes de diversas organizaciones femeninas empezaron a trabajar por una “coalición de base amplia, que presionara a favor de las demandas de las mujeres” (Luciak. s/f: pag.19), luego de que constataran que las mujeres había sido marginadas en los acuerdos de paz, optaron por ejercer presión sobre los partidos políticos que entrarían en la

138


contienda en las elecciones de 1994, para que apoyaran una plataforma de los derechos de las mujeres.

En algunas organizaciones guerrilleras, como las FPL, antes de su disolución, las mujeres militantes dieron, al interior del partido, un debate que generó algunos logros. La Comisión Nacional de la Mujer organizó una asamblea de mujeres del Comité Central, el 2 de octubre de 1994, para elaborar aportes que fueran expuestos y discutidos en el Congreso Extraordinario que se realizó en noviembre de ese año y a las asambleas territoriales. En el documento resultante de dicha asamblea, se sostiene lo siguiente: “Consideramos que estas actividades constituyen el primer paso de un proceso abierto de aporte de las mujeres militantes al Congreso y la renovación del partido. El presente documento recoge las propuestas ya elaboradas, que presentamos a la militancia y en especial a las mujeres militantes para su consideración y enriquecimiento. Las propuestas constan de tres aspectos fundamentales: 1) Que el partido asuma el análisis de género como un eje constante en su pensamiento y en la elaboración de líneas. 2) Que se profundice la democratización interna y como parte de la misma, promover la acción afirmativa para las mujeres. 3) Que reivindiquemos como propios los principios éticos que son coherentes con el nuevo orden que buscamos construir tales como: la moral única en los público y lo privado, la paternidad responsable, el respeto de los derechos humanos en la vida 27

cotidiana y el respeto a la diversidad de pensamiento, entre otros” .

Antes y durante la guerra las mujeres, que militaron en organizaciones populares, en partidos políticos y posteriormente en organizaciones y frentes armados, en su mayoría difícilmente aceptarían un enfoque diferente o integrado con el análisis de clase, aún en años inmediatamente anteriores a la firma de los Acuerdos de Paz; en octubre de 1989, por citar un ejemplo, en la Universidad Nacional se realizaba un taller regional auspiciado por el Consejo Superior Universitario Centroamericano -CSUCA- en el que participaban profesionales docentes de la región, el tema general del taller era “Mujer y Trabajo Informal”, la profesional responsable de impartir el tema sobre Teoría de Género, casi fue expulsada del aula. Cuatro años después de este hecho, las militantes de las FPL afirman lo siguiente en su propuesta: 27

Aportes de las Mujeres Congresistas de las FPL para la renovación del partido, mimeo ,s/f p.1-2

139


“Concluimos, por lo tanto, que a pesar de que la mayoría de las mujeres compartimos con los hombres la opresión de clase, enfrentamos la pobreza, la marginación en condiciones diferentes, la mayoría de las veces en desventaja para las mujeres(los salarios más bajos, leyes discriminatorias, violencia, etc.).Dicho de otra manera, las mujeres sufrimos una doble opresión por nuestro género, que no será superada sólo a través de la lucha como clase”. (Idem:2).

De este modo, las mujeres afiliadas al FMLN esperaban ser plenamente incluidas en las nacientes estructuras políticas y recibir los mismos beneficios que sus contrapartes masculinos, de acuerdo al nuevo rol que como partido comenzaría a jugar en la transición.

Posiblemente la cita anterior podría ser considerada como una declaración de guerra ideológica al interior del FMLN, dado que la transformación de la guerrilla en partido político, significó cambios sustantivos en sus estructuras y discurso; coyuntura que las mujeres militantes y simpatizantes del Frente, aprovecharon para introducir el debate sobre el enfoque de género; nunca antes las militantes habían hecho críticas públicas a la línea partidaria, pero en agosto de 1993 criticaron al Frente por su falta de apoyo: “Consideramos que en el FMLN nuestra problemática no ha sido incorporada de manera adecuada en la concepción y práctica revolucionaria. Al no tener una concepción que abarca la desigualdad entre los géneros, se reproducen los esquemas culturales, se evidencian prácticas marginadoras, no se capta y promueve ese gran potencial de mujeres. Nuestra dirección y nuestra militancia han sido tolerantes frente a esta situación, ya que de manera consciente o inconsciente, pesa mucho la ideología sexista”

(FMLN,1993:

18). La situación antes planteada por la recién creada Secretaría de la Mujer del FMLN (agosto 1993) refleja los problemas que se daban al interior de los cinco grupos que formaban el Frente, por ello: “La lucha por la igualdad de género tuvo lugar en dos frentes. Las mujeres que habían estado subordinadas dentro de sus respectivos grupos durante la guerra trataban de liberarse de las viejas ataduras, y, al mismo tiempo,

140


luchaban por asegurar que el nuevo partido que estaban construyendo fuese diferente” (Luciak, 2001: 311).

La experiencia vivida por las militantes de los cinco grupos del Frente en cuanto a que se les utilizara como canal de captación de fondos o ser objeto de burlas o discriminación por sus planteamientos innovadores sobre la democratización en las relaciones Inter-genéricas y la inclusión de sus demandas específicas en el programa del nuevo partido, las obligó a reflexionar y discutir sobre la conveniencia o no de seguir subordinadas al partido, llegando a la conclusión necesaria de buscar la autonomía, como organización social, del partido.

Estos debates se dieron entre las militantes del Frente que pertenecían a la Secretaría de la Mujer y las fundadoras o que estaban en la conducción de las nacientes organizaciones de mujeres. Por ejemplo: el surgimiento del Movimiento de Mujeres “Mélida Anaya Montes” (MAM), en sus inicios estuvo vinculado con las Fuerzas Populares de Liberación-FPL; además había sido fundado en julio de 1992 por militantes de esta organización político militar. Sin embargo, ante la falta de apoyo para levantar la lucha por los derechos de las mujeres y por los intentos de los miembros del partido de ejercer control sobre el movimiento, las líderes del MAM declararon su autonomía de las FPL como una respuesta a: “las burlas, marginación total, desacreditación ante las bases, ingerencia de la dirección para corregir las desviaciones” (Idem: 313).

Precisamente la discriminación experimentada por las militantes de los diferentes grupos del FMLN las llevó a concluir que tenían que independizarse del partido. No deseaban que se repitiera la experiencia nicaragüense, pues durante los años ochentas, el movimiento de mujeres había permanecido subordinado al partido sandinista. Otro caso es el de la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida -Las Dignas- fundada por militantes de la Resistencia Nacional, su propia experiencia las llevó a la conclusión de que la autonomía de sus miembros era incompatible con la militancia partidaria, ello no significaba que se negaban al diálogo con los compañeros y consideraban que la participación activa en un movimiento de mujeres no impedía la continuación del trabajo en un partido y que se podían combinar.

141


En los documentos para conmemorar los diez años de fundación, Las Dignas recuerdan: “La historia no sería completa si no decimos que, desde el momento de la gestación, fuimos rebeldes. Nos engendramos con el virus de la rebeldía en cada uno de nuestros tejidos, concibiendo una organización de mujeres distinta a la que la dirección de la RN tenía en su cabeza. Nos parimos con dolor porque queríamos una instancia que sirviera a las mujeres, que abordara nuestras preocupaciones y necesidades, que fuera una herramienta para nuestra lucha como mujeres” (Las Dignas, 2000: .25)

Por su lado el Instituto de Investigación, Promoción y Desarrollo de la Mujer IMU- que originalmente estuvo vinculado fuertemente al Partido Comunista también buscó y logró una mayor independencia; sin embargo, ellas coincidían con Las Mélidas en cuanto a que era importante permanecer activas dentro del Frente y dar lucha internamente. Entonces su estrategia fue la de cambiar al FMLN internamente. La Secretaría de la Mujer del FMLN, creada en agosto de 1993, contribuyó a dar el debate.

El punto central del debate de las organizaciones giraba en torno a la pregunta de cómo alcanzar la autonomía. Unas opinaban que podrían ejercer una doble militancia: como feministas y como miembras del partido; otras, en cambio, como Las Dignas concluyeron que ambas militancias eran incompatibles. Entendida la construcción de la autonomía, de manera amplia, como la reconquista del propio cuerpo, control de los recursos materiales individuales y colectivos para gozar de una vida digna, reconocimiento de los derechos de las mujeres, en especial de su organización específica para plantear sus propias demandas.

La efervescencia y los vientos de cambio que vivía el país y la inminente participación del otrora movimiento guerrillero como partido político en las elecciones de 1994, a dos años de la firma de los acuerdos, se suma a la experiencia de realizar en El Salvador, en 1993, el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe.

142


Sin embargo, es importante mencionar, aunque sea brevemente, la lucha que las militantes del FMLN dieron al interior del partido desde la Secretaría de la Mujer para obtener algunos logros.

De manera muy convincente algunos investigadores como el Dr. Ilja Luciak sostienen que los regímenes revolucionarios no cuentan con muy buenos antecedentes en lo que se refiere a su empeño por el logro de la emancipación de las mujeres. Margaret Randall, la investigadora feminista norteamericana realizadora de importantes libros sobre las mujeres cubanas y nicaragüenses (Las Mujeres en la Revolución Cubana: 1964; Todas estamos despiertas: 1980; Las Hijas de Sandino: 1994), ha expresado lo siguiente: “Cada día me convenzo más de que un error fundamental de las revoluciones del siglo XX ha sido su incapacidad o falta de voluntad para elaborar una agenda feminista”.

Richard Harris, otro autor citado por Luciak, respalda la posición anterior y sostiene que, “La evidencia histórica indica que el marxismo debe volverse a enfocar para incluir la perspectiva feminista, y los regímenes socialistas deben tomar las medidas adecuadas para crear el contexto ideológico y las condiciones materiales para la genuina emancipación de las mujeres y para la eliminación de las desigualdades de género en todas sus formas”. (Luciak, 2001: 306).

A partir de las aseveraciones anteriores no queda duda de que el futuro político de la izquierda revolucionaria de El Salvador, deberá incorporar la equidad de género en sus programas como objetivo estratégico, sea como oposición o en el poder.

Las militantes del FMLN que comenzaron a introducir la perspectiva de género lo hicieron primero declarando públicamente su apoyo a tal medida, luego señalando la ausencia de la misma durante la guerra, en los documentos oficiales de la organización, por supuesto que éste señalamiento antes de los Acuerdos de Paz no lo habrían hecho. Luego su estrategia fue la creación de la

143


Secretaría de la Mujer, con el objetivo de fortalecer su posición dentro del partido.

Con su creación (1993), se aprobó que en su constitución estarían mujeres representantes de los cinco grupos que integraban el FMLN, situación que en algunos momentos afectó el buen funcionamiento, dada la pugna interna en la que se sumió el frente, ya que eran años de mucha agitación. Entre 1993 y 1995 la Secretaría se limitó a luchar por los intereses prácticos de género y no por los estratégicos, no fue sino hasta 1995 que se logró la cuota del 30% de mujeres en los cargos y en la participación para lograr cargos de elección popular. Según entrevista realizada a una miembra de la Secretaría de la Mujer del FMLN: “Las mujeres habían logrado que en el reglamento para la elección de los candidatos de elección popular, se estatuyera que debían votar por las mujeres militantes por lo menos en un 30% para lograr la meta; realizamos acciones de concientización para motivar el voto por las mujeres” 28. Según datos de la Secretaría las mujeres miembras de dicho partido constituyen el 35%.

A manera de epílogo se puede señalar que las mujeres salvadoreñas ya sea como militantes del partido o como asociadas de las nacientes organizaciones, surgidas antes y después de los Acuerdos de Paz, comenzaron una función significativa dentro de la izquierda revolucionaria que ha impactado a la sociedad salvadoreña en los cambios sociopolíticos y jurídicos a partir de la incorporación de la perspectiva de género en sus múltiples quehaceres y facetas. Se puede mencionar algunos factores que contribuyeron a su surgimiento y posterior fortalecimiento:

1. Las múltiples funciones que las mujeres desempeñaron durante la guerra, en la guerrilla y en las organizaciones que desde la sociedad civil apoyaron el proyecto contra hegemónico. 1970-1992. 2. La experiencia organizativa histórica de las mujeres salvadoreñas desde la creación de Fraternidad de Mujeres 1956.

28

Entrevista a Licenciada Rina Clará Salinas, miembra de la Secretaría de la Mujer del FMLN. Realizada en Abril de 2007.

144


3. Las experiencias individuales de mujeres que apoyaron los cambios desde diferentes espacios de acción social. 4. El peso del apoyo internacional y del movimiento feminista internacional y regional, a favor de los derechos de las mujeres. 5. La eficacia de las estrategias que perseguían las militantes tanto partidarias como feministas.

3.4. IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe

Durante 1993 el movimiento de mujeres se desarrolla y afirma su carácter de lucha por los derechos de las mujeres y feminista, perfilándose como el movimiento social más organizado y dinámico de la post-guerra, con dos proyectos unitarios. El primer proyecto, por orden cronológico, está vinculado al movimiento feminista del continente: se trata de preparar el VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe previsto para noviembre de 1993.

Son los albores y muchas mujeres no sabían exactamente el significado de la palabra “feminista”, especialmente en un ambiente patriarcal y machista donde durante y después de la guerra, se decía que era: “un peligroso movimiento extranjero”, “pequeño burgués”, “anti-hombres”, “que dividía la lucha y a las familias”. Muchas mujeres expresaron que si pudieron con la guerra, podrían “aprender el feminismo”. Estaba a disposición del movimiento la experiencia de las exiliadas en Costa Rica, Nicaragua pero especialmente en México, quienes respaldaron las actividades de difusión, capacitación y promoción del feminismo. También un grupo de extranjeras se ofrecen para compartir su experiencia; por ejemplo, dos capacitadoras respaldadas por uno de los más antiguos grupos feministas mexicanos, el Centro para la Comunicación, Intercambio y Desarrollo Humanos en América Latina -CIDHAL- se trasladaron a vivir a El Salvador.

Las organizadoras expresaron: “Cuando en la plenaria final de San Bernardo (V Encuentro, realizado en Argentina) aceptamos ser sede del próximo Encuentro, fuimos conscientes de la complejidad del compromiso: teníamos en Centro América un feminismo naciente, con distintos niveles de desarrollo, diversas experiencias de

145


construcción en cada país, gran distanciamiento del resto del movimiento feminista latinoamericano y del Caribe, falta de vínculos entre las feministas centroamericanas y las propias limitaciones de vivir en países pequeños y pobres” (Memorias VI Encuentro…, 1993: 15 ).

Pero quizás nunca se imaginaron que su realización estaría precedida por una campaña de difamación misógina y lesbofóbica, la cual arranca en septiembre de 1993, cuando aparecieron en la televisión nacional “spots” en los que hablaban de un encuentro de homosexuales y lesbianas preparado por el FMLN, para degradar “la moral y la cultura” salvadoreña, a quienes no les había bastado con destruir el país sino que ahora venían a destruir los valores y traían el SIDA. Asimismo el 29 de octubre, en el aeropuerto de El Salvador, fueron detenidas 70 mujeres que venían al VI Encuentro procedentes de diversas latitudes, fueron detenidas por orden presidencial y se les incautaron sus pasaportes.

Las dificultades fueron superadas y 1200 mujeres se dieron cita en la playa Costa del Sol del 30 de octubre al 5 de noviembre, para lograr el cumplimiento del objetivo: Avanzar en la construcción de la fuerza política feminista y de su capacidad propositiva que fortalezca el carácter subversivo del feminismo en todos los espacios de la vida; asumiendo las coincidencias y diferencias dentro de la diversidad, y la pluralidad como fuente de riqueza.

Para las salvadoreñas era crucial, en ese momento, aunar esfuerzos, también, para clarificar aún más la cuestión de la autonomía de los espacios feministas y del movimiento de mujeres en relación a los partidos.

La situación antes planteada se refuerza en la siguiente cita: “Este encuentro, a diferencia de otros anteriores, tuvo como telón de fondo la interrogante de si el feminismo salvadoreño ofrecía garantía de solidez teórica y de autonomía, la eficaz respuesta del Comité Organizador a la campaña de difamación desatada por los medios derechistas salvadoreños y la decisión, casi unánime, de mantener las fechas y la sede del encuentro, fueron muestras de la firmeza con que las organizadoras asumieron el compromiso de realizarlo”. (Murguialday y Vásquez, 1993: 179).

146


Las visitantes provenientes de toda América Latina y el Caribe encuentran en El Salvador un incipiente feminismo, sus jóvenes tendencias se asemejan a las grandes tendencias del feminismo latinoamericano. Temas como: relación movimiento feminista y partidos; liderazgos colectivos e individuales; violencia contra la mujer y racismo; ecofeminismo; derechos reproductivos; diversidad sexual, entre otros, nutren a las ávidas salvadoreñas presentes, conscientes de que “El trabajo que realizamos las feministas presenta grandes dificultades derivadas de un país que recién está saliendo de una guerra que duró una década” (Memorias del VI Encuentro…,1993: 134). “Y el sueño que alguien soñó, se realizó... y no morimos en el intento... por eso y en honor a la diversidad... caminamos hacia el VII Encuentro para reeditar nuestros sueños, deseos y locuras... Hasta entonces.” (Idem: 213).

3.5 Mujeres 94

La segunda gran iniciativa del movimiento de mujeres, que más bien responde a las preocupaciones directamente vinculadas a la coyuntura nacional: es Mujeres 94. El objetivo fue elaborar una plataforma de mujeres para enfrentar las elecciones de 1994, en donde por primera vez el FMLN participa como partido político. Constituyó un esfuerzo unitario del conjunto de las organizaciones de mujeres existentes hasta ese momento. Es considerado como un espacio de coordinación que a través de foros y consultas construye una propuesta programática y de lucha reivindicativa para las mujeres salvadoreñas. Para diferentes analistas “fue la experiencia más amplia y diversa de coordinación de mujeres, con mayor capacidad de coordinación estratégica, de alcance, proyección y contenido de las demandas, y de mayor incidencia y presencia pública en una coyuntura concreta como fue la etapa pre y electoral durante 1993 y 1994” (Herrera, 1998: 259).

147


La Plataforma es fruto de amplias consultas con mujeres de diferentes sectores y es presentada públicamente en septiembre de 1993, allí están representados los intereses prácticos y estratégicos de campesinas, obreras, trabajadoras domésticas, privadas de libertad y prostitutas. La Plataforma combina reivindicaciones económicas clásicas del movimiento de mujeres como salud, trabajo legislación con demandas claramente feministas, tales como la despenalización del aborto y el respeto a las diferentes preferencias sexuales. Se incluyen talleres de autodefensa para las jóvenes escolares.

Mujeres 94 argumenta que las mujeres constituyen más de la mitad de la población por lo que exige para las mujeres el 51% de puestos de responsabilidad y poder en todos los niveles. Usa dos estrategias. Una tiene que ver con la sensibilización y desarrollo de la conciencia política de las mujeres lanzando una campaña para que se inscriban en las listas electorales y publica una versión popular, ilustrada de la Plataforma. La otra tiene que ver con el trabajo de cabildeo con los partidos políticos inscritos en la contienda electoral, realizan foros con los candidatos para que expresen sus opiniones sobre los planteamientos del documento. También convocan a una marcha con la asistencia de aproximadamente, 5.000 mujeres para realizar el lanzamiento público de la Plataforma.

Este espacio tiene una duración aproximada de un año, pero sus logros son históricos. Por ejemplo: fue el único movimiento social que preparó una verdadera plataforma en las llamadas “elecciones del siglo”29. Las mujeres son las únicas en realizar un ejercicio ciudadano: analizar todas las plataformas de los partidos (Partido Demócrata Cristiano, FMLN, ARENA, Convergencia Democrática, Partido de Conciliación Nacional) y compararlas con sus propias reivindicaciones; el documento Mujeres 94 es elaborado con antelación y presentado por el movimiento de mujeres en su conjunto como una fuerza social, adelantándose a las propuestas partidarias.

Definitivamente se presenta como una nueva forma de hacer política en el país como movimiento de mujeres, original y creativo, se coloca a la cabeza de la 29

“Elecciones del siglo” es el nombre con el que se denominó el evento electoral de 1994, debido a su trascendencia ya que fueron las primeras elecciones después de la guerra.

148


“nueva sociedad civil” que reivindica nuevos espacios de participación en la post-guerra;

también

presenta

demandas

novedosas

que

pasaban

desapercibidas. Durante la guerra lo que se buscaba era la toma del poder con la consigna “Queremos el poder del Estado bajo la alianza obrero campesina, con hegemonía proletaria”. Mujeres 94 hace suya la consigna: “Una nueva mujer, un nuevo poder”, lema que le dio vida al Primer Encuentro de Mujeres Centroamericanas, realizado en Nicaragua en marzo de 1992. ¿Qué implica este nuevo poder? El preámbulo de la Plataforma de Mujeres 94, lo explica: “…el tipo de poder que hemos conocido, ejercido desde arriba, sinónimo de sumisión, un poder exclusivo y excluyente, que responde a intereses de clase, marginalizó a la mayoría y especialmente a las mujeres. El tipo de poder que necesitamos es un poder nuevo, participativo y representativo de la diversidad, democrático, descentralizado y basado en el consenso” (Mujeres 94, 1993).

Así ponen en el tapete de la discusión los temas y espacios donde quieren ejercer el poder: en la vida cotidiana, en las instancias donde se toman las decisiones. Así la sobrevivencia material de las mujeres y sus familias ocupa un lugar importante, junto con temas como la violencia doméstica, la irresponsabilidad paterna, entre otros. En ese marco surge un grupo de mujeres, Mujeres Demandantes, que hacen fila en la Procuraduría General de la República solicitando la cuota alimenticia que sus ex –maridos deben darles para sus hijos.

Objetivo de la Plataforma Mujeres 94 La Plataforma también exige, por ejemplo, espacios específicos para denunciar las violaciones y la violencia hacia las mujeres, reclama líneas telefónicas de emergencia, tribunales competentes y la posibilidad de que las mujeres maltratadas puedan seguir viviendo en sus casas, siendo protegidas de un compañero violento.

Las DIGNAS inician un trabajo nuevo que vincula poder, autoestima y reflexión sobre la subjetividad femenina, también promueven grupos de terapia basados en el principio de autoayuda dirigidos a excombatientes y otras militantes revolucionarias quienes pasan problemas en su proceso de reinserción. Hay

149


valoraciones sobre el trabajo doméstico bajo el análisis de la división genérica del trabajo. En fin, es un paso hacia delante para continuar el proceso de concientización e información sobre la perspectiva de género y el movimiento Elaborar una plataforma reivindicativa común a ser negociada con la clase política. Creación espacio Mujeres 94 que elaboró la Plataforma de Mujeres Salvadoreñas.

Contenidos importantes

1.

Alto al maltrato, incesto, violación y hostigamiento sexual

2.

Tierra, crédito y asistencia técnica para mujeres

3.

Vivienda digna y propia para las mujeres

4.

Capacitación Laboral y más puestos de trabajo e igualdad de salario.

5.

Alto al aumento en el costo de la canasta básica

6.

Igualdad de oportunidades para las niñas en la escuela.

7.

Atención integral para las mujeres en más y mejores hospitales

8.

Educación sexual integral y sin prejuicios

9.

Maternidad libre y voluntaria

10. Paternidad responsable y aumento en las cuotas alimenticias. 11. Respeto al medio ambiente y mejorar calidad de vida para las mujeres 12. Políticas de desarrollo que cubran las necesidades de las mujeres 13. Leyes que no discriminen que las mujeres. 14. .50% de los puestos de poder para las mujeres.

Como resultado de esta iniciativa las militantes del FMLN negociaron reformas de estatutos del partido en torno a la representación y otros temas, logrando el 35% de representación de las mujeres en todos los puestos de decisión interna y popular. En el plan de gobierno se incluyó algunas medidas de la plataforma (Cansino, 2001: 27) Desafortunadamente no se estructuraron mecanismos de seguimiento que permitieran monitorear los compromisos adoptados.

150


Acciones Beijing 95

La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer realiza La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Beijing, China en 199530, contribuyó de manera sustantiva en la consolidación del Movimiento de Mujeres en El Salvador, por dos razones: una fue que el cumplimiento y la ejecución del Plan de Acción de Beijing en El Salvador involucró al Estado dado que adquirió dicho compromiso, como tal, en la Conferencia; por otro lado contribuyó al encuentro de la organizaciones de mujeres, para preparar su participación y posteriormente para vigilar el fiel cumplimiento de los compromisos adquiridos por el gobierno en turno.

Resultado de la Primera Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, en 1975, fue el Plan de Acción Mundial para el Decenio de la Mujer (19751985), una de las recomendaciones de dicho Plan fue el establecimiento de mecanismos tendientes a promover la integración y participación de la mujer en el desarrollo, tales como la creación de Comisiones Nacionales, Oficinas de la Mujer y otras entidades responsables.

En 1982, la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), un organismo especializado de la Organización de Estados Americanos (OEA), resolvió recomendar a los gobiernos que se creara o fortaleciera la Oficina de la Mujer en los Estados miembros, especialmente en aquellos países que carecieran de infraestructura administrativa, para la realización de acciones que contribuyeran a lograr la plena integración de las mujeres, en el proceso de desarrollo económico y social de los países.

Es así como se crea la Oficina de la Mujer en 1983, como iniciativa de la Dra. Dina Castro de Callejas, delegada titular para El Salvador en la CIM quien también ejercía el cargo de Procuradora General de la República. En el período de 1983-1985 la Oficina de la Mujer fue ubicada como una dependencia de la Procuraduría General de la República; de 1986 a 1988 fue ubicada como 30

Le antecedieron: la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer (México: 1975); Conferencia de la ONU de la Media Década para la Mujer 1975-1995 (Copenhague, Dinamarca: 1980); Tercera Conferencia Mundial de la Mujer (Kenia, Nairobi: 1985).

151


dependencia del Ministerio de Cultura y Comunicaciones; y de 1988 hasta finales de 1994 fue una dependencia del Ministerio de Educación. Es de hacer notar que la Oficina de la Mujer fue siempre una sub-dependencia de algún ministerio o institución gubernamental, tuvo siempre un escaso presupuesto y poco personal, lo cual se constituyó en la principal limitante para que su labor, se pudiera difundir con mayor cobertura e incidir en más espacios de la sociedad. Fue cerrada en 1995.

La III Conferencia Mundial de la Década de la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz, realizada en Nairobi, Kenia, en 1985, incluyó en la agenda tres temas adicionales: educación, empleo y salud. El documento adoptado en esta Conferencia Mundial tuvo como fundamentación la Convención sobre todas las formas de discriminación contra la Mujer, más conocida como la CEDAW, que fue aprobada por las Naciones Unidas en 1979. En El Salvador, dicha Convención fue ratificada por la Junta Revolucionaria de Gobierno en mayo de 1981, por el Decreto 705 y entró en vigor como Ley nacional en agosto de 1981. Sin embargo, hasta ahora (2007), el gobierno no ha aprobado el Protocolo Facultativo de la CEDAW, que permitiría la aplicación inmediata de la CEDAW.

Con base en este documento adoptado en Nairobi, conocido como Las estrategias de Nairobi orientadas al desarrollo de la Mujer, el gobierno de El Salvador se comprometía a reformar la legislación al igual que el resto de países signatarios, para lo cual se creó el Comité de Naciones Unidas que se encarga de velar por su cumplimiento en los diferentes gobiernos, al cual el gobierno tiene la obligación de informar sobre los avances.

Al mismo tiempo que se realizaba la Conferencia Mundial, tuvo lugar el FORO de ONG´s paralelo, donde se abordaron otros temas aparte de los oficiales, tales como: la esclavitud sexual femenina, feminismo, el salario por el trabajo doméstico y otros. Este FORO contribuyó al crecimiento del movimiento internacional de mujeres y al desarrollo de nuevas redes a nivel mundial. El Movimiento de Mujeres salvadoreño se hizo presente en el evento.

152


Estas Conferencias mundiales no estaban en la agenda del Estado salvadoreño, ya que su principal prioridad en ese momento era la guerra de contra-insurgencia de baja intensidad. Es en este período cuando la conducción política del Estado pasa a manos de civiles (el Ing. José Napoleón Duarte, líder histórico del Partido Demócrata Cristiano, ganó la presidencia de la República en las elecciones de 1981) como forma de legitimación de la política contrainsurgente.

La coyuntura internacional se presenta favorable para el movimiento de mujeres salvadoreño ya que la preparación de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer a realizarse en septiembre de 1995, les permite participar en los preparativos centroamericanos y latinoamericanos. En El Salvador se elaboraron dos informes sobre la situación de las salvadoreñas: el del movimiento de mujeres y el del gobierno, pese a los esfuerzos de la cooperación internacional para que la delegación gubernamental y las organizaciones de mujeres elaboraran una propuesta conjunta. La siguiente cita presenta un panorama de cómo habían proliferado las organizaciones de mujeres en El Salvador en ese momento: “Para 1994 existían 150 organizaciones de mujeres registradas. Ello ha llevado a que se hagan esfuerzos por caracterizar al movimiento de mujeres, aunque todavía no existe consenso respecto a ello. LAS DIGNAS (1993) señalan que éste está compuesto por cuatro vertientes (no excluyentes entre sí): las movilizaciones femeninas centradas en la lucha por la sobrevivencia y por el acceso a los servicios colectivos; las movilizaciones a favor de los derechos humanos, contra la represión política y por la paz; los espacios de mujeres en las organizaciones tradicionales de la acción social y política; y los espacios feministas” (Domínguez, 1995: 75).

Aunado a lo anterior, desde mediados de la década de los noventa, fue evidente el papel del Estado salvadoreño en cuanto a facilitar la instauración del modelo neoliberal, cuyas consecuencias en el desarrollo socio económico han sido de mayor exclusión. Uno de los aspectos relevantes se refiere el alto perfil empresarial en el quehacer político partidario y, concretamente, en la administración pública y, por lo tanto, en las prioridades de las gestiones gubernamentales.

153


La estrategia de modernización del Estado ha sido uno de los componentes esenciales de los programas de asistencia financiera impulsados por los organismos financieros internacionales en El Salvador, desde principios de los noventa y, dentro de ella, ha tenido especial prioridad el achicamiento progresivo del aparato estatal.

En este contexto, sin embargo, se crea a nivel internacional una exigencia fuerte e insistente -así como paradójica-, respecto a las tendencias mencionadas, relativa al fortalecimiento de la acción del Estado en materia del adelanto de las mujeres y la realización de sus demandas desde el poder público. De ahí que: “En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en 1995, se demanda de los gobiernos la creación de un mecanismo institucional dirigido al desarrollo de las mujeres, desde las más

altas instancias gubernamentales, con

responsabilidad ministerial, capacidad ejecutiva y profesional, decisión política y presupuesto suficiente, así como personal formado en la perspectiva de género “. (IMU, 2004: 10).

El Movimiento de Mujeres, en el país, había sido reticente, apático y hasta había rechazado la

relación con una instancia estatal dirigida hacia las

mujeres; con la creación del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer -ISDEMU- en 1996, esta situación comenzó a romperse ya que el mandato de poner en práctica los compromisos establecidos en el Plan de Acción Mundial -PMA- emanado de Beijín recayeron en el ISDEMU, de donde se deduce que éstos fueron el punto de partida para la elaboración de la Política Nacional de la Mujer -PNM-.

Es considerado un hecho de trascendencia política y de los logros más trascendentales alcanzado por el movimiento de mujeres en El Salvador, la elaboración y posterior aprobación de la PNM correspondientes al período presidencial: 1097-2000. La Política fue producto de la construcción democrática de un mecanismo de acción y de una política pública específicamente dirigida a las mujeres.

154


Esa coyuntura fue un importante momento de acopio del desarrollo del movimiento de mujeres respecto a sí mismo, tanto en las capacidades organizativas como en la construcción de una fuerza colectiva y unificada sin precedentes, tanto a nivel nacional como internacional, alrededor de las necesidades e intereses propios de las mujeres. A nivel internacional en la línea de las organizaciones sociales y de mujeres del mundo que dieron relevancia en Beijín a su accionar reivindicativo y que incluyeron entre sus principales objetivos; “monitorear, dar seguimiento e influenciar las políticas diseñadas”.

Y finalmente cabe destacar que la suma de estas actuaciones novedosas ya que eran experiencias recientes, permitió al movimiento de mujeres apropiarse de un evento internacional que terminó siendo favorable a sus reivindicaciones de género. Sumado a lo anterior también el movimiento de mujeres jugó un papel protagónico que ningún otro sector social había tenido en la transición post-conflicto.

Durante los siguientes cinco años aproximadamente (1996-2000) el Movimiento de Mujeres girará alrededor del monitoreo, seguimiento e incidencia hacia el Estado del Plan de Acción de Beijín y también darán sus aportes a la divulgación, capacitación y seguimiento desde sus respectivas áreas geográficas de trabajo y de acción del Plan de Acción. De la Política Nacional de la Mujer, ejecutada por el ISDEMU.

3.6 Concertación Feminista Prudencia Ayala –CFPA.

El Movimiento de Mujeres en El Salvador tiene en su historial diferentes esfuerzos o intentos de unir fuerzas para concertar acciones, unos efímeros o coyunturales, y otros, de trascendencia y permanencia en el tiempo, con cierto impacto nacional. La Concertación Feminista Prudencia Ayala constituye una de las iniciativas más recientes. Antes de su análisis, se darán sus antecedentes principales.

155


En 1986 se fundó la Coordinadora Nacional de Mujeres Salvadoreñas CONAMUS- que aglutinaba en sus inicios grupos y asociaciones de mujeres comunales, dos años después, en 1988, se creó la Coordinadora de Organismos de Mujeres -COM- que estuvo integrada por CONAMUS, AMS, MSM, ADEMUSA, ORMUSA y LAS DIGNAS. Surge como parte de las iniciativas que funcionaron por algún tiempo a nivel nacional del Comité permanente del Debate nacional por la Paz -CPDN-, instancia amplia que aglutinó a organizaciones populares que representaban a diferentes sectores sociales y que jugó un papel importante presionando al gobierno para la apertura del proceso de diálogo y el establecimiento de la negociación.

La COM es la instancia nacional que formó parte de la Asamblea de Mujeres Centroamericanas por la Paz, iniciativa que convoca desde las mujeres a presionar por el proceso abierto desde el Acuerdo de los presidentes de Centro América que determina un giro decisivo hacia los procesos de negociación y salida de los conflictos armados en la región centroamericana, conocido como Esquipulas II.

Fue la COM quien en su nacimiento integró organizaciones previamente constituidas con ciertas afinidades políticas de izquierda. Este perfil se fue modificando, probablemente influido por sus organizaciones integrantes que fueron, en la marcha, redefiniendo sus alianzas y coordinaciones con los partidos y con otras instancias del movimiento social. A inicios de los años noventas su accionar se caracterizó por ser una instancia de colaboración entre sus integrantes, apoyo, coordinación de acciones políticas y de gestión y ejecución conjunta de proyectos. En la actualidad dicha caracterización ya no corresponde, pues dejó de ser la instancia aglutinadora para convertirse en una ONG de desarrollo en 1998.

La Concertación de Mujeres por la paz, la dignidad y la igualdad, surgió en 1991, a partir de una iniciativa de las mujeres que participaron, por primera vez, en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Argentina. En una búsqueda de definiciones feministas se plantean como instancia de coordinación autónoma respecto de los partidos políticos.

156


“Aglutinó por tres años a más de veinte organizaciones y grupos feministas y de mujeres, así como a mujeres individuales. Presenta un proceso de integración más abierto-por ejemplo, se podía formar parte de la instancia en representación de un grupo o sin él, lo cual abría la posibilidad a feministas que hasta ese momento no pertenecían a ninguna organización, sin embargo ese carácter abierto se vuelve amorfo y sin estructuras, lo que repercutía en algunos momentos en poca efectividad para organizar acciones”. (Herrera, 1998: 258).

Pese a lo anterior, la Concertación incentivó la realización del Primero y el Segundo Encuentro Nacional de Mujeres febrero de 1992 y julio de 1993, respectivamente, Sus principales logros fueron:

a. Introducir a las salvadoreñas en los debates feministas regionales, al constituirse en el espacio nacional de preparación y realización del primer Encuentro Centroamericano de Mujeres, realizado en Montelimar, Nicaragua en marzo de 1992, que fue el preámbulo de la realización del VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe . b. Estas actividades constituyeron para las salvadoreñas un primer acercamiento entre organizaciones de mujeres existentes hasta ese momento en el país y la oportunidad de encontrarse en discusiones feministas más amplias, así como la discusión sobre construcción de la diversidad del movimiento de mujeres... c. La Concertación realiza una primera convocatoria para la construcción de una plataforma de mujeres en ocasión de las elecciones de 1994.

La Red por la Unidad y el Desarrollo de las Mujeres Salvadoreñas, creada a instancias de la cooperación del gobierno de Italia, por medio del Programa Regional de los Refugiados -PRODERE- llegó a aglutinar alrededor de diez organismos relacionados con el trabajo con y para mujeres, a quienes apoyaron en el área de capacitación técnica y de incidencia en el tema de la violencia hacia las mujeres. Pero básicamente fue un espacio que favoreció la formación y las discusiones en perspectiva de género y feminismo. Con temas sugestivos para la realización de los foros como: “Celebrar

y

reflexionar

sobre...nuestro

potencial

como

movimiento;

Relaciones del Movimiento de Mujeres y el Estado; Reconocernos como

157


somos: identidades dentro del Movimiento; La interlocución entre nosotras: 31

diálogo interno en el Movimiento de Mujeres” (Red de Mujeres…, 1997: 32) .

Las reflexiones en ese momento eran de contenido filosófico y feminista, por ejemplo Mercedes Cañas, afirma: “Creo que un problema fundamental que tenemos es el olvido, la falta de memoria. Yo creo que la falta de memoria tiene que ver también con la falta de identidad, a qué aspiramos en realidad las feministas. Yo lo que quisiera es que no llegáramos un día, ninguna de nosotras a decir lo que dijo el mejicano José Emilio Pacheco: ya somos todo aquello contra lo que luchamos hace veinte años, espero que nunca nos convirtamos en lo que no queríamos, en lo que nos inspiró la rebeldía... si tenemos mala memoria, sólo le sirve al sistema, al poder” (Idem, marzo 1997: 3).

En las Memorias de la Red encontramos un panorama general de las inquietudes de las integrantes de las organizaciones de mujeres y de mujeres independientes, que se relacionan directamente con los componentes centrales del Movimiento como la Identidad, aspecto al que hace referencia la cita anterior, también están frescas las heridas de la guerra y hay especial interés por dar cuerpo a la sociedad civil en cuanto a su institucionalidad, por un lado, y por el otro, cómo insertarse individualmente y como grupos en el naciente movimiento social, las preocupaciones se pueden ver reflejadas en la cita que sigue: “Si queremos construir una fuerza política organizada de mujeres que se declare a favor de la lucha feminista , dice Deysi Cheyne, lo primero que debemos hacer es construirla fuera de las instituciones donde laboramos. Esto no quiere decir que no utilicemos nuestras instituciones, sus recursos y medios a favor de impulsar la lucha feminista. Pero un movimiento feminista organizado debe crearse con la militancia personal de las que estén dispuestas a trabajar por la agenda feminista...La militancia feminista tiene que ser voluntaria, consciente... mujeres que se pongan de acuerdo en una agenda común y se genere un espacio de debate respetuoso, de construcción colectiva de pensamiento feminista propio salvadoreño, que sirva para la movilización y organización de las mujeres” (Idem, mayo 1997:9)

31

Red de Mujeres por la Unidad y el Desarrollo, Memorias. Marzo de 1997; Mayo de 1997; Noviembre 1997; Enero de 1998.

158


Otros temas de ese momento eran por ejemplo: el conflicto entre ONGorganización, u ONG – movimiento; Estado y Movimiento, para entonces se decía: “Veo al Estado como algo estructural y funcional donde está enquistado el patriarcado y de donde se nos jode (molesta) a todas las mujeres. Con lo jurídico, con representaciones sociales, etc. eso es lo que nos tiene jodidas, entonces hay que acercarse ahí y ver cómo vamos incidiendo y cómo vamos transformando” (Idem :12).

En ese momento apenas han transcurrido 5 años desde la firma de los Acuerdos y ya hay signos de acercamiento al Estado. Probablemente fue el Movimiento de Mujeres uno de los primeros en romper el bloqueo histórico entre movimiento social y estado, que durante muchos años fue de oposición radical y dentro del movimiento, solamente algunas organizaciones de mujeres estaban abiertas a dar ese paso.

Resulta ilustrativo para ampliar el punto anterior referirnos a las reflexiones que Liza Domínguez, presenta sobre la actitud de confrontación del movimiento de mujeres frente al Estado, “… éste no se da porque el Estado sea de carácter patriarcal, sino porque el análisis que se hacía desde la izquierda era únicamente del Estado como articulador de intereses clasistas se vivía un ‘momento de izquierdas’ y ello ha influido en las posiciones… políticas del movimiento frente al Estado” (Domínguez, 1995: 80).

Actualmente

afirma,

se

viven

“momentos

liberales”

que

incluyen

la

modernización del Estado. Para el movimiento de mujeres continúa siendo un reto, accionar en un momento de liberalismo, en cuyo discurso el Estado se presenta como un árbitro en la solución de conflictos y en la práctica se desentiende de sus responsabilidades sociales. El movimiento de mujeres ha sabido tener presente qué implican esos momentos liberales para las mujeres y cuáles son los espacios en que pueden participar.

Precisamente este acercamiento se intensifica cuando el movimiento participó en el proceso de formulación de la Política Nacional de la Mujer 1997-1999, en

159


donde no fue fácil introducir la agenda de las mujeres en los temas que tocan las reivindicaciones estratégicas de género y clase, la libre opción sexual, la maternidad libre y voluntaria, los derechos laborales de las mujeres, o una política de crédito diferente que la de la banca formal. La diputada del FMLN Lorena Peña recuerda la coyuntura de la aprobación de la Ley de Creación del Instituto Salvadoreño de la Mujer –ISDEMU-, en 1996, que estuvo precedida de consultas a las organizaciones de mujeres: “Yo la experiencia más dura la tuve en el ISDEMU. Nosotras peleamos increíblemente por meter las demandas de las mujeres la ley iba a salir, ellos querían sacarla el 8 de marzo. Intentamos a tope meter todo lo que se planteó en las consultas. ¿Qué pasó? Después ellos plantearon que no se podía recibir a las mujeres porque iban a ir a sabotear y la ley tenía que salir el día siguiente “ (Red de Mujeres…, marzo 1997: 18).

Después de aprobada la Ley de creación del ISDEMU, el siguiente paso era empujar la formulación de la Política, con la perspectiva de género, que solamente el movimiento de mujeres podía garantizar; también no podemos perder de vista algunos elementos que contribuyeron a avanzar en esa línea: en primer lugar un ambiente internacional propicio para relanzar las reivindicaciones de las mujeres ligadas a importantes procesos más globales, como el desarrollo humano sostenible, los derechos humanos y el equilibrio sociodemográfico; cambio en el Gobierno, respecto a sus obligaciones nacionales en relación a las mujeres y un movimiento de mujeres decidido a constituirse en un referente obligado para el Estado en cualquier decisión y actuación relacionada con la situación de las mujeres salvadoreñas.

En 1997 se aprueba la Política Nacional de la Mujer-PNM- 1997-1999 como un resultado de la confluencia entre las reivindicaciones propias del Movimiento de Mujeres y el compromiso que el Estado adquirió con la Plataforma Mundial de Acción. Lo que según algunos analistas se constituyó, en su momento, “En términos institucionales, es el hecho político más importante para las mujeres en la administración pública” (IMU, 2004:10)32. Luego se formuló otra para el período 1999-2004 y la última que abarca el período 2005-2007.

32

IIMU (2004) Evaluación de las Políticas Públicas para las Mujeres, 1999-2004. Documento elaborado por su autora Nancy Orellana San Salvador, El Salvador, p. 10

160


El ISDEMU se rige por una Junta Directiva en donde, por ley, la Presidenta es la esposa del Presidente en turno; está constituida por los Ministros del área social; el movimiento está representado por dos mujeres propietarias y dos suplentes, en franca minoría, cuando de acuerdos trascendentales se trata, situación que ha llevado al conjunto de organizaciones a retirarse de dicha estructura, punto que ha llevado a controversias internas: unas argumentan que no pueden estar en una Junta Directiva en donde solamente llegan a sumarse o avalar propuestas gubernamentales”, otras, en cambio, opinan que “es importante estar, para dar la lucha desde dentro”.

Como se observa, el contexto de las relaciones institucionales de poder con el movimiento de mujeres no es tarea fácil y además le sigue siendo adverso y parece continuar por esa ruta, mientras no se modifiquen los contenidos de la Ley, en donde el movimiento de mujeres tiene escaso o nulo impacto, a tal grado que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-, en su Cuaderno de Equidad de Género en El Salvador, de abril de 2004, hace un vehemente llamado a todos los sectores involucrados a iniciar un diálogo democrático y una suerte de concertación nacional respecto a retomar los avances irregulares en materia del “adelanto de las mujeres” en El Salvador, así como a corregir las acciones insuficientes y enfrentar los puntos pendientes, sobre todo los más complejos como la salud sexual y reproductiva.

El dilema anterior no ha sido resuelto, sigue siendo motivo de discusión, a veces, hasta de fuertes señalamientos personales como el del enfrentamiento que se tuvo en agosto de 2004 en el marco de la reunión de CEPA , preparatoria de Beijín+ 10 , celebrada en Ciudad de México, en la cual la Delegación Oficial del ISDEMU, incluía a las dos representantes del Movimiento de Mujeres que no tenían autorización para participar en nombre del Movimiento, había representantes del movimiento pero en calidad de participantes del Foro alternativo, de allí que los reclamos públicos no sehicieron esperar.

La Red por la Unidad y el Desarrollo desaparece en 1998, un año después en 1999, aparece la Concertación Feminista Prudencia Ayala-CFPA- como

161


resultado de la lucha emprendida por las mujeres, en el marco de la campaña por la participación política llamada “Prudencia Ayala” 33 , la cual buscaba llevar a una mujer, a la Dra. Victoria de Avilés como candidata a la presidencia por parte del FMLN, en 1998. La CFPA nace: “Con el propósito de mantener vivo el ideario feminista bajo las expresiones concertadas y de amplia alianza entre las mujeres. En un proceso de complicidad y tensión, desarrollado en el post conflicto para fortalecer la democratización del país..... contiene la genealogía de los movimientos que proceden del siglo anterior y de la historia reciente, retoma la historia personal y colectiva de un movimiento de mujeres feministas, portadoras de esperanzas, y aporta en la lucha por superar la subordinación femenina” (CFPA, 2003).

Han transcurrido nueve años de la creación de la CFPA (1999-2008), período en el cual sus integrantes han experimentado diversas formas de organización, articulación, propuestas, campañas, talleres, asambleas; entre las incontables actividades en la búsqueda de una propuesta

ágil, coherente, que logre

aglutinar y articular las demandas e intereses prácticos y estratégicos de las 18 organizaciones integrantes y de la cincuenta y dos mujeres, representantes de las organizaciones de mujeres,

y mixtas y

mujeres independientes, que

asisten a sus actividades (CFPA, 2006).

En una síntesis apretada se presenta a continuación, algunos elementos que permitan una caracterización de la CFPA y de sus proyecciones. Se auto definen como un espacio de articulación del movimiento de mujeres y feminista que impulsa cambios en la vida de las mujeres y en las relaciones de poder entre los géneros con un ideario feminista, bajo expresiones concertadas y de amplia alianza entre mujeres para fortalecer la capacidad individual y colectiva.

Su estructura organizativa se compone de una asamblea general o grupo ampliado de mujeres que se reúne cada dos meses; aquí se toman las decisiones estratégicas. Luego existe un comité de enlace conformado por representantes de cuatro mesas de trabajo. Estas mesas se han establecido en

33

Prudencia Ayala, fue la mujer que en 1930 se auto proclamó candidata a la Presidencia de la República, fecha en que las mujeres salvadoreñas aún no podían ejercer el sufragio.

162


función de la agenda de trabajo y los ejes de acción establecidos por la CFPA, tienen reuniones periódicas.

Cada mesa atiende un eje temático, ellos son: Incidencia en políticas Públicas; Territorial y relaciones; Seguimiento a compromisos internacionales y de Fortalecimiento. Cada Mesa tiene su respectivo plan de trabajo y acción. Cabe destacar dos actividades realizadas por la mesa de Incidencia en Políticas públicas, una es la firma de un protocolo de compromisos entre la CFPA y las diputadas de la fracción legislativa del FMLN con el propósito de contribuir al fortalecimiento y ejecución de una agenda legislativa a favor de los derechos de las mujeres, a partir de una iniciativa expresada por las diputadas para el período 2006-2009.

Un objetivo específico de este convenio es impulsar el debate, reflexión y generación de opinión sobre las propuestas legislativas: la Ley de igualdad de oportunidades y la Ley de protección a víctimas. Ambas iniciativas son importantes y necesarias y una de ellas, la ley de protección a víctimas, presentada hace aproximadamente cuatro años, ha estado engavetada sin ser atendida para su ejecución. A continuación un resumen de las acciones realizadas en 2006. I. Agenda Legislativa CFPA 1. Ratificación del Protocolo Facultativo de la CEDAW 2. Aborto terapéutico 3. Ley de Igualdad de Oportunidades 4. Ley de Protección a Victimas 5. Código Agrario con Perspectiva de Género 6. Política Macro y Micro económica. 7. Migraciones 8. Presupuesto General de la Nación Etiquetado 9. Reformas al Código Penal 10. Legislación sobre Niñez Mecanismos para seguimiento. 1. Mecanismos para la interlocución con las diputadas II: Agenda Judicial CFPA 1. Violencia Intrafamiliar 2. Aplicación de la Legislación para la discusión del abordo terapeútico. 3. Cumplimiento de la CEDAW

163


2.1 Sobre la propuesta de Ley de Igualdad de Oportunidades y la Ley AFI    

Conformación comisión de análisis para diseño de Ley Rendición de cuentas Capacitación: CEDAW, Género y legislación Foros, debates y conversatorios en fechas claves (8 de Marzo, 1º. de mayo,28 de mayo, 21 de junio34, 17 de junio, 11 de julio35, 23 de julio36, 8 de septiembre37, 15 de octubre, 25 de noviembre, 10 y 20 diciembre.  Encuentro centroamericano con parlamentarias y mecanismos nacionales que tiene la Ley de Igualdad de Oportunidades.  Foros, debates para impulsar la aprobación de la Ley Orgánica de la Administración Financiera del Estado. 2. 2. Sobre la Ley de Protección Integral a Víctimas de Violencia.  Comisión para que retome la Ley de Protección Integral a Victimas de Violencia trabajo legislativo)

La CFPA podría convertirse en el espacio de coordinación idóneo del Movimiento de Mujeres en El Salvador, ya que tienen claridad de la situación o contexto del país y su compromiso político, aún cuando todavía falta definición en cuanto a su política de alianzas con los partidos, el movimiento social y definición en cuanto a sus relaciones con el Estado, no solamente con el ISDEMU, sino también a través de las autoridades locales que no pertenecen al FMLN.

Para dar un cierre eventual a este apartado se presenta la siguiente cita de la ponencia de una miembra de la CFPA, en reciente participación en un foro gubernamental, en la cual realiza una revisión de la problemática relación entre el movimiento de mujeres y el Estado, desde su creación, en los siguientes términos: “El actual movimiento de mujeres salvadoreño, integrado por las expresiones más diversas de organizaciones, instituciones, grupos de mujeres y mujeres independientes, surgió a fines de los años 80, levantando la bandera del diálogo y la negociación y la demanda de que el acuerdo de paz, que se firmara entre las partes en conflicto incluyera los intereses y las necesidades de las mujeres. Este histórico pacto, como todas sabemos, no hizo alusión a las mujeres, es decir, a la mayoría de la población que la constituimos. 34 35 36 37

Día de la educación no sexista Día Mundial de la Población Día del trabajo doméstico Día de la Alfabetización

164


Debemos decirlo con mucha franqueza en este foro: no hemos encontrado en el aparato gubernamental y en las instancias del Estado, el interés ni la voluntad requerida para hacer de estas problemáticas, compromisos claros a favor de las mujeres… vemos que la posibilidad de tomar consensos entre el gobierno y el movimiento de mujeres está cada vez más distante por las permanentes coyunturas electorales que mantienen a la sociedad polarizada y sin estrategias de desarrollo para las grandes mayorías de nuestro país” (Cheyne, 2007).

En esa participación también se puntean algunos retos de Movimiento, a saber:

a. Análisis del tipo de país que se ha venido estructurando desde la finalización de la guerra y del Estado de mercado: Impacto de la dolarización y migraciones en las mujeres. b. Identificar estrategias propias, alianzas, metas y objetivos claros y tangibles.

3.7. Las Mujeres Rurales: Su Organización38

Es pertinente señalar que el papel de las mujeres rurales en la sociedad salvadoreña, ha sido invisibilizado por el MM, tanto que en sus análisis sobre la situación y condición, así como en las demandas a favor de las mujeres salvadoreñas, aparece de manera muy tímida, su papel en el desarrollo productivo y reproductivo del país, por tal razón se ha considerado dedicar un apartado especial para ellas.

Cuando se inició el interés por los trabajos relacionados con las mujeres en la agricultura, desde los años setenta aproximadamente, y durante mucho tiempo, se utilizó el término “campesina” como una categoría amplia, para designar a las mujeres que vivían en las zonas rurales y que hacían parte de la producción agrícola especializada en cultivos tradicionales. Este término marcaba la

38

El siguiente resumen está basado en las investigaciones siguientes: María Candelaria Navas, Nancy Orellana y Liza Domínguez: ”Experiencias Organizativas de las Mujeres Rurales en la transición postconflicto:1992-1999”,FUNDE-IMU-OXFAM América , Equipo MAIZ, San Salvador, 2000.;María Candelaria Navas” Mujer Rural, Acceso a la Tierra y Empoderamiento en El Salvador”,FUNDE, Impreso por Taller Arte y Vida, San Salvador,1999.

165


diferencia con las mujeres urbanas y las asaasalariadas agrícolas, y podía designar a diferentes estratos sociales y características étnicas. De acuerdo con algunas autoras, la categoría “mujer campesina” no recogía la diversidad y especificidad de mujeres, que se podían encontrar en las diferentes tipologías de unidades campesinas, que varios autores desarrollaban a partir de los análisis de las relaciones de producción de las economías campesinas en América Latina. Se hablaba de “la campesina” con altos niveles de homogeneidad y todavía no se contaba con las investigaciones necesarias, para registrar las diferencias al interior de los tipos de unidades productivas. Situación válida para los países andinos (Colombia, Ecuador y Perú) que empezaron el análisis de las economías campesinas del altiplano y laderas, en donde resultaba evidente la participación sistemática de las mujeres campesinas en la agricultura.

A medida que evolucionaron tanto la capacidad conceptual como la metodológica para investigar a las mujeres rurales y, especialmente, con la introducción del enfoque de análisis por sistemas productivos a nivel micro en contraste con los grandes modos de producción, la investigación sobre las mujeres rurales fue ganando capacidad para mostrar un mosaico de tipos de mujeres: la campesina criolla y la campesina indígena; las campesinas en los sistemas de producción de papa y maíz en las áreas andinas; en los sistemas pecuarios (ganadería lechera y ovina de los países del sur); las campesinas de subsistencia y las de aquellas unidades con capacidad de reproducción y acumulación.

En países como México, Colombia y Chile -para citar algunos- aparece la preocupación por las asalariadas agrícolas, temporales o permanentes, que surgieron como un contingente importante de población vinculada al llamado sector capitalista-moderno de la agricultura dedicada a la exportación.

En el caso de El Salvador, aun cuando no tenemos estudios específicos y a profundidad del mosaico de mujeres rurales, podríamos referirnos a las mujeres de las cooperativas, socias o compañeras de socios de los tres tipos de cooperativas agrícolas: tradicionales, de la reforma agraria y del programa

166


de transferencia de tierras; aparceras, estacionales, peonas, etc. De allí la importancia de hablar de mujeres del campo o mujeres rurales, como una amplia categoría que recoge: a. La pluralidad (el término mujer rural es simplificador en singular); b. La definición de un espacio geográfico opuesto al espacio dominante en las sociedades semi-industriales, industriales y urbanas; c. La relación con un medio ambiente que está asociado a recursos naturales (tierra, agua, bosques, etc.). Lo anterior obliga a pensar en las mujeres rurales como sujetas que contribuyen de manera permanente, en los diferentes procesos productivos y sociales, desde diversos grupos sociales, etnias, sistemas de producción, formas de relación laboral y nichos agro-ecológicos.

Al reconocer la heterogeneidad de las mujeres rurales se establece la necesidad de profundizar en las investigaciones orientándolas a estudios de casos particulares para profundizar en el conocimiento y comprensión de su situación, problemas y necesidades prácticas e intereses estratégicos, así como de los elementos condicionantes que intervienen en cada situación.

Entenderemos por mujeres rurales a aquéllas cuya identidad social está determinada por encontrarse en condiciones de pobreza, con niveles mínimos de ingreso, alejadas de los centros comerciales y de poder, ligadas a fuentes de subsistencia (recursos agropecuarios y pesqueros), tanto para el autoconsumo como para la venta no mayorista. Por otra parte, su identidad cultural está condicionada fundamentalmente por: su rol de la maternidad, en el que engendrar, parir y criar es determinante de su “ser mujer” (reproducción biológica y social); una actitud de fatalidad, conformismo y religiosidad en cuanto a su sexualidad y al número de hijos e hijas, relacionada con la tierra (como productora o jornalera); su referente inmediato generalmente es la comunidad; persistencia de mitos y tabúes en el ciclo reproductivo, en las enfermedades, etc.

La FAO en 2003 reporta que la población total de El Salvador es de 6,517,800, el 41% está constituida por la población rural y el 59% por la urbana, en el

167


modelo de transición demográfica, El Salvador se ubica en una segunda etapa, es decir, presenta moderada tasa de mortalidad y alta natalidad (4.95%).

En lo rural el analfabetismo alcanza un 30.3% y en lo urbano el 11.1%; la escolaridad promedio es de 5.5% y en el área rural de 3.5%. Del 52 % de mujeres rurales que declaran trabajar, el 20% recibe remuneración y el restante 52% trabaja sin ella. Las mujeres rurales ocupadas se distribuyen en el sector comercio y hoteles (35.4%); servicios comunales y personales (26.4%); seguido de los sectores industrial (23.2%) y agricultura y pesca (13.9%) (FAO, 2003 :pag 29). La jefatura de hogar femenina ha aumentado pese a que en las estadísticas se subestima esta información, debido a patrones culturales. Asimismo la migración interna y externa presenta una tendencia creciente. Respecto a la organización de las mujeres rurales, en el documento ““Diagnóstico Situacional y Directorio de la Organización de las Mujeres Rurales” realizado en septiembre de 1997, se pudo constatar lo siguiente: (Navas y Orellana, 1997).

1. Desde el surgimiento de las organizaciones de mujeres (al menos desde cuando indica la información disponible), se puede afirmar que éstas han estado compuestas por mujeres de los estratos populares y medios, con fuerte contenido contra-hegemónico, pero con ausencia de las mujeres rurales. 2. Después de los Acuerdos de Paz, surgen las organizaciones de mujeres levantando reivindicaciones específicas de género, pero en ellas también han estado ausentes las reivindicaciones propias de las mujeres rurales. 3. El recurso organizativo de las mujeres rurales es inmediato y doméstico, pocas veces extra-doméstico, sin trascender la esfera local, ya que obstáculos de carácter estructural e ideológico cultural les limitan su participación, aún en las organizaciones campesinas mixtas, en donde participan más los hombres que las mujeres. 4. Tanto en la participación de las mujeres en la estructura orgánica, como en cuanto a tierra, la situación es desigual para las mujeres. La productora o trabajadora agrícola es considerada apoyo del hombre. Asimismo en la investigación ejecutada por la Fundación Arias para la Paz (1998:10-11), para el caso salvadoreño se concluyó que:

168


-

-

-

No hay un movimiento de mujeres rurales, ni tampoco una organización nacional que las represente. El movimiento de mujeres no ha integrado totalmente las luchas específicas de las mujeres. No hay datos sobre mujeres rurales organizadas. En las organizaciones mixtas participan más los hombres que las mujeres y más bien las mujeres se sienten representadas por sus esposos o compañeros. Tanto en la participación de las mujeres en la estructura orgánica, como en cuanto a crédito y acceso a la tierra, la situación es desigual para las mujeres. La productora o trabajadora agrícola es considerada como apoyo del hombre.

Pese a las dificultades de la ausencia de datos y de los obstáculos antes mencionados, se sabe que las mujeres rurales participan en organizaciones cooperativas, federaciones, confederaciones, comités, proyectos y alianzas para tener acceso a la tierra, al crédito y a la tecnología, pero no constituyen una muestra representativa a nivel nacional, y no están ligadas, de manera directa, en este momento al movimiento amplio de mujeres.

El mismo estudio encontró que existen alrededor de 13 organizaciones de mujeres y mixtas, de éstas 10 tienen personería jurídica y su cobertura es a nivel nacional. Se identificaron 12 organizaciones que promueven a las mujeres rurales de ellas solamente dos trabajan directamente con mujeres, el resto con hombres y mujeres. Se le ha dado importancia a la asistencia técnica, educación y capacitación, alternativas de producción, derechos humanos, organización y créditos, solamente una organización de las estudiadas aseguró haber partido de las iniciativas de las mujeres, el resto generan sus acciones desde fuera; en las estructuras de dirección participan mayoritariamente hombres.

En 1999, el Instituto de Investigación y Capacitación de la Mujer -IMU- y la Fundación Nacional para el Desarrollo -FUNDE- patrocinaron la investigación: “Las experiencias organizativas de las mujeres rurales en la transición postguerra” (1992-1999) (Navas, et.al, 2000). El objetivo de este estudio fue rastrear las experiencias organizativas integradas exclusivamente por mujeres rurales que se desenvolvieran e incidieran a nivel local; fue restringido a las comunidades; no pretendía ser un diagnóstico, ni un registro exhaustivo de

169


grupos y organizaciones, que hubieran sido creadas en la fase de transición post-conflicto o sea entre 1992 y 1999.

Desde el punto de vista metodológico para conocer y profundizar sobre la temática, se decidió la utilización de fuentes primarias que permitieran obtener los datos cualitativos sobre la organización de las mujeres rurales, privilegiando el contacto directo con ellas y su realidad cotidiana. Se presenta información cuantitativa, derivada de la encuesta, con la que se intenta ilustrar y sustentar algunas afirmaciones. Se elaboró un Mapa en el que se identificaron 33 experiencias organizativas de mujeres rurales ubicadas a nivel nacional y se entrevistaron un total de 127 mujeres.

Se buscaba conocer la forma cómo se gestaron las experiencias organizativas desde dentro, así como la incidencia o proyección que ha podido tener a nivel comunitario, el abordaje metodológico de esa única realidad se realizó desde la perspectiva de tres categorías de mujeres organizadas.

a) Lideresas, abarcando a mujeres que desempeñan cargos dentro de la estructura organizativa o que han destacado en la conducción de la misma.

b) Mujeres de Base, de la experiencia organizativa, que siendo miembras de ésta al momento de ser entrevistadas no desempeñan cargos de dirección.

c) Mujeres no organizadas, que viviendo en la misma comunidad no participan de la experiencia organizativa.

Total de Entrevistadas, por Categorías Tipología Total % Liderezas 49 38 Mujeres de base 43 34 Mujeres no organizadas 35 28 TOTAL 127 100

170


Los resultados de la investigación mostraron que la organización de las mujeres rurales, como experiencia organizativa específica, tiene diferentes momentos, así: a) Los grupos de mujeres rurales que surgieron durante la guerra son aquellos insertos en procesos de repatriación y repoblación, pertenecientes a comunidades usualmente,

identificadas hubo

ONG’s

como de

de

zonas

desarrollo

ex-conflictivas.

(mixtas)

apoyando

En

ellas,

procesos

comunitarios que, recientemente, han “separado” la dinámica de las mujeres de la que lleva el colectivo organizativo en general.

Aquí se ubican grupos de mujeres rurales atendidos por CRIPDES, CORDES, FUNDE e IDEA, por ejemplo. También en este período surgieron g grupos de CONAMUS y la Asociación Comunal de Mujeres de Morazán que, aunque son ONG’s de mujeres, no están ajenas a las características de trabajo organizativo ya mencionadas. Igualmente, en este período surge la cooperativa de mujeres pescadoras artesanales “Las Gaviotas”, que rompe con este escenario de acción.39

b) Los grupos de mujeres rurales que surgieron después de los Acuerdos de Paz, están ligados fundamentalmente a la labor organizativa desarrollada por las ONG’s de mujeres. Todas ellas, identificadas -en mayor o menor medidacon tendencias político-partidarias de izquierda, se ubicaron en zonas o comunidades

altamente

ex-conflictivas

y

con

mujeres

estrechamente

vinculadas a la dinámica político-militar. Su trabajo organizativo específico con mujeres (rurales, en este caso) coincide con su esfuerzo -iniciado precisamente después de terminada la guerra- por lograr autonomía organizativa de las estructuras y líneas estratégicas de carácter partidario para dedicarse, prioritariamente, a promover iniciativas y fortalecerse institucionalmente desde las reivindicaciones de género más que de las de clase.

Aquí se encuentran los grupos de mujeres rurales atendidos por CONAMUS, IMU, DIGNAS, MAM y MSM. 39

Esta cooperativa pertenece a una zona que no fue conflictiva durante la guerra y, prácticamente, nada afectada por ella. Surge, además, sin vínculos político-partidarios, siendo parte de una iniciativa desligada del conflicto político-militar lo cual la ha hecho permeable y vulnerable.

171


c) Los grupos de mujeres rurales que surgieron después de 1995, pertenecen principalmente al esfuerzo organizativo que, en esta línea específica (mujeres), iniciaron estructuras organizativas tradicionalmente masculinas, como las cooperativas y federaciones/confederaciones de cooperativas. Se insertan en el “boom” de iniciativas y financiamiento de proyectos que la cooperación internacional comenzó a apoyar, de manera decisiva, entre los que sobresalieron las temáticas de género y medio ambiente40. De esta manera, se crearon programas o secretarías de la mujer. Se incluyen aquí los grupos de mujeres rurales atendidos por FESACORA, la cooperativa “Gusamalú” y FEDECOOPADES. Por tratarse de una iniciativa que surgió desde “agentes externos”, es pertinente conocer los argumentos con los que motivaron a las mujeres rurales a organizarse en sus comunidades. Estos, fundamentalmente, fueron dos: a) A un 50% de ellas se les invitó o convocó para -en general- trabajar juntas y apoyarse mutuamente. b) A poco menos de una cuarta parte, se le invitó o convocó motivándole a través de expectativas o promesas de responder a sus necesidades y su situación material (socioeconómica). Al respecto, proporcionalmente hablando, no hay diferencia significativa entre la motivación institucional que se les planteó a las mujeres afectadas o vinculadas directamente con el conflicto político-militar (tanto a las liderezas como a las de base)41 y a las que no lo estuvieron. Igualmente, a ambos argumentos recurrieron los diferentes “agentes externos”.

Un dato interesante es que una cuarta parte de las mujeres de base entrevistadas, no tuvo como intermediaria motivación institucional alguna, sino que participó de la organización de mujeres de su comunidad por interés y disponibilidad propios, pues no la convocaron, ni la invitaron y mucho menos le ofrecieron nada, pero se dio cuenta de la iniciativa y se acercó a ella. También hubo casos en que una capacitación fue suficiente para motivarlas a participar. 40

41

Incluso, al cuestionar a algunas de las entrevistadas sobre la iniciativa para formar la organización de mujeres en su comunidad/cooperativa, expresaron, claramente, que ésta había provenido de una agencia donante de Austria. La única diferencia entre ellas, es que las mujeres de base fueron más específicas al “enumerar” cómo se pretendía responder a sus necesidades: beneficios que obtendrían, proyectos, créditos, lanchas, etc.

172


Sin embargo, al ahondar en el funcionamiento y desenvolvimiento de las organizaciones de mujeres rurales estudiadas, se percibe una realidad organizativa que no está lo suficientemente consolidada como para trascender a una etapa de expansión. Por el contrario, los indicios de lo endeble que ha sido la construcción de ésta, contrasta con las expectativas que despierta como posibilidad de acción de las mujeres rurales.

El panorama que caracteriza a las organizaciones de mujeres rurales, prácticamente se enmarca en un patrón común, en el que sobresale:

Una Estructura Organizativa tradicional que reproduce esquemas (o, al menos, nociones) verticalistas de trabajo. Usualmente, dicha estructura está formada por: presidenta, vicepresidenta, secretaria, tesorera y vocales, pudiendo faltar alguno de estos cargos pero manteniéndose la lógica que ella impone.42 Se pudo constatar que las mujeres rurales no acompañan el “sentir nacional” de que el proceso salvadoreño se encuentra “transitando a...” una situación y condiciones distintas ni mucho menos mejores a las que propiciaron o, al menos, precedieron al conflicto político-militar.

En síntesis, las mujeres rurales consideran la transición como un proceso que únicamente ha favorecido el ejercicio de los derechos y las libertades individuales, en especial, con las referidas al reconocimiento y protección de su integridad personal y su participación política. Es, sin embargo, un proceso que no ha incidido en la transformación de las condiciones socioeconómicas precarias, que han gestado conflictos sociales sensibles y que configuran un contexto adverso a la satisfacción de las necesidades más elementales de ellas y sus familias.

Es así como, en general, la transición no es considerada satisfactoria por las mujeres rurales como la mejor ruta para dejar atrás la guerra o las causas 42

Únicamente un grupo de mujeres atendido por CONAMUS no tiene aún estructura organizativa alguna.

173


(socioeconómicas, sobre todo) que tuvo a su base y que se han convertido ya en problemáticas crónicas en sus vidas. No se sienten optimistas respecto a ella, aunque estimen en gran medida la finalización del enfrentamiento armado. Sienten y saben que debió haber significado algo más en sus vidas, que no existió y que todavía no “ven claro”.

Más aún, en un número considerable, las mujeres rurales aún sienten nostalgia por “el antes”. Y esto es igual tanto para las que estuvieron muy involucradas en el conflicto político-militar, como para aquellas que lograron salir casi intactas de él; aunque, obviamente, en las primeras es más profundo este sentimiento. “El antes” se refiere a la posibilidad de trabajo, y a que el producto de ese trabajo diera -al menos- “para irla pasando” sin mayores carencias. En algunos casos, significó más todavía: fue la experiencia del refugio, las repatriaciones y repoblaciones, donde los víveres, la ropa, las medicinas, los talleres vocacionales, las capacitaciones, los créditos y otras formas de solidaridad nacional e internacional eran lo característico.

Ciertamente, la socialización genérica de las mujeres rurales las ha llevado a conformarse con que la transición no les haya significado lograr cierto bienestar personal, en lo relativo a sus condiciones materiales de vida; pero sí apreciando que ésta haya repercutido en sus condiciones subjetivas: que ya no se vea amenaza en su integridad ni la de sus familias; su estado emocional; su esperanza hacia el futuro, una sensación de libertad, etc.

Esto tiene sentido en la medida en que evidencia su inclinación (culturalmente reforzada) a atender y cuidar de las y los otros, a desprenderse y no aferrarse a grandes -y justas- aspiraciones, a lograr sobrevivir en y distribuir la carencia o la insuficiencia, cuando se muestran “conformes” con el tipo de mejoría que experimentan en su situación personal. El mostrar una actitud contraria a la hora de valorar como insuficiente la transición para la demás mujeres de su comunidad, refuerza lo anterior.

Si la característica medular de un proceso de transición es, precisamente, pasar de un estado, situación o condición a otra, ligándolas entre sí, la percepción de las mujeres rurales respecto a la insuficiencia del período post-

174


conflicto es correcta, en la medida en que no agotó las exigencias de transformación que la situación de conflicto político-militar planteaba, sino que las limitó a las referidas al régimen político-institucional.

En otras palabras, la experiencia de la transición de las mujeres rurales y su opinión crítica sobre la misma, es un cuestionamiento no una invitación ni una demanda a los márgenes en que ésta se circunscribió. Para ser satisfactoria debió abordar más allá del paso del contexto de conflicto político-militar, a uno de

paz

(situación

durante),

que

permitiera

superar

las

condiciones

problemáticas y conflictivas que la determinaron (situación previa).

La investigación realizada mostró que la experiencia organizativa de las mujeres rurales se ha inscrito en este tipo de transición post-guerra, que respondió más a las condiciones impuestas por la transición democrática. Esta, definida primordial y casi exclusivamente como participación político-partidaria e institucional, más que a partir de las exigencias reales de una re-construcción del tejido social, emocional y material, entendida como la instauración de formas nuevas y diferentes de relaciones humanas y entre los géneros.

Menos aún, en cuanto a cuestionar nuestro sistema económico de mercado y el poder de sectores económico-financieros, que actúan para proteger sus intereses y los valores tradicionales de la ideología dominante-patriarcal que nada tienen que ver con la vida, las necesidades, las demandas y los intereses de las mujeres rurales. Todo lo cual impide el avance en materia de derechos de las mujeres.

El análisis motiva a continuar con el esfuerzo de aplicar las categorías de género, en tanto ha dado como resultado la necesidad de replantear el concepto de la transición, ampliándolo a su impacto en la vida privada de las mujeres y cómo, desde ahí, se relaciona con la vida comunitaria y del país.

Por otra parte, los procesos organizativos estudiados repiten un mismo esquema, independientemente de la entidad que las ha apoyado y atendido, así como de la finalidad que motivó a las mujeres rurales a organizarse, en el sentido de que:

175


Se ha partido más de las prioridades institucionales y de sus posibilidades financieras que de las necesidades y aspiraciones más sentidas o, al menos, más urgentes de las mujeres rurales. Se ha definido y seleccionado una población líder que ya es prácticamente “cautiva” y “vitalicia”, más que la tarea de exploración, identificación y formación de nuevas y más liderezas. La delimitación de las demandas e inquietudes (de capacitación, de proyectos, de temáticas por saber, de actividades por hacer) para las que, institucionalmente, se tienen o quieren algunas respuestas, más que las que las mujeres rurales consideran como prioritarias. La confinación de sus relaciones al mundo institucionalmente definido, y no al conocimiento e intercambio de otras experiencias que aunque diferentes vayan más allá. La construcción, más bien, de una extensión de la estructura institucional, y no de un referente colectivo con identidad propia. La dificultad de parte de las mujeres rurales de reconocerse y valorarse a sí mismas como tales, de manera que su conciencia y praxis de género sea capaz de cruzar y saltarse los esquemas partidarios, ideológicos y de cualquier otra índole que subordinen, diluyan o posterguen a los primeros. Las mujeres rurales siguen invisibilizadas como sujetas protagónicas de sus vidas. Por eso es que su aporte en la transformación de los valores, prácticas y relaciones entre los géneros, es escaso o prácticamente nulo, ya que estas experiencias muestran que: Su estructura organizativa usualmente se agota en las mujeres rurales que participan de lleno y decididamente en su dinámica (reuniones de planificación, capacitación, beneficiarias de proyectos), sin trascender a otras, incluso de su misma comunidad, limitando su crecimiento y, por el contrario, sufriendo deserciones. La práctica organizativa se sustenta o tiene su base en la definición o inducción “desde fuera”, determinando su naturaleza, sus prioridades, estrategias y proyecciones del grupo. Es decir, no sólo la iniciativa de organizarse como mujeres rurales proviene de “agentes externos”, lo cual en sí mismo no es descartable. El problema es que no se permita que, una vez iniciado el proceso, éste se continúe conduciendo desde las necesidades y demandas de dichos agentes y no desde ellas. Organizadas como mujeres rurales, su experiencia es reciente, es decir muy nueva y específica en cuanto a su identidad genérica. Es promisoria en muchos casos, pero igualmente es bastante endeble.

Las mujeres rurales conciben su experiencia organizativa como el mecanismo que, en el corto o en el mediano plazo, les permitirá mejorar sus

176


condiciones de vida, tanto en lo relativo a la satisfacción de sus necesidades prácticas como de sus intereses estratégicos. Lo que probablemente hace más difícil su consolidación es que se encuentran insertas en el contexto adverso ya descrito creado por el período de transición. Avances en la participación de las mujeres.

Han transcurrido 16 años (1992- 2008) desde la firma de los Acuerdos de Paz. Ese año se conmemoró, desde la perspectiva gubernamental y no gubernamental, sin embargo si se revisan los avances sustanciales de los derechos de las mujeres, se tendrían que hacer algunos señalamientos.

La ciudadanía tiene que ver con la posibilidad de que una persona sea considerada y pueda asumirse y ejercitar su derecho a proponer y decidir sobre la resolución de problemas en su comunidad, barrio, colonia o municipio, es decir, es una participación que trasciende el ámbito de lo asociativo o comunitario.

El gobierno de El Salvador se comprometió a cumplir los acuerdos de la Conferencia de Beijing en 1995, por medio de la creación del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU) en 1996, y la aprobación de la Política Nacional de la Mujer PNM, como política de Estado, en 1997.

En el área de participación política y ciudadana se plantearon cuatro objetivos específicos:

a) Promover la participación de las mujeres en el diseño de políticas públicas en los ámbitos nacional y municipal. b) Fomentar el ejercicio y reconocimiento social y político de los derechos ciudadanos de las mujeres. c) Impulsar la participación igualitaria de las mujeres y los hombres en las estructuras públicas y privadas de poder, desarrollando su capacidad y liderazgo para tener acceso a la toma de decisiones. d) Promover y fortalecer la organización social y política de las mujeres, potenciando su capacidad asociativa y de interlocución con los poderes públicos y privados. Varias instituciones han evaluado los avances de la Política Nacional de la Mujer PNM. Algunas de ellas son: la CEPAL, el Instituto de Investigación y

177


Capacitación de la Mujer IMU, el Movimiento Salvadoreño de Mujeres MSM y la Iniciativa Centroamericana de Seguimiento a Beijing. Esta última plantea: “existen graves obstáculos en la implementación, en la decisión y en la acción política para operar la justicia hacia las mujeres. Ni en los altos niveles gubernamentales ni en las estructuras intermedias, existe política alguna para superar los mecanismos culturales en los comportamientos, y la visión de operadores de la gobernabilidad del país impide el acceso de las mujeres a altos puestos públicos” (PNUD, 2001:66).

Si bien se reconocen logros oficiales en la implementación de acciones que incentiven la participación política y ciudadana de las mujeres, sin embargo, los indicadores cuantitativos de avances sobre la igualdad genérica en este ámbito muestran resultados poco satisfactorios. Veamos 

Una dimensión para medir la participación política y ciudadana son los partidos políticos. Una evaluación somera de este avance a nivel de los partidos nos muestra resultados pesimistas. El Partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN ha establecido en sus estatutos una cuota del 35% para la incorporación de las mujeres en sus organismos de dirección y en sus candidaturas a puestos de elección popular. El resto de partidos se sigue caracterizando por una actitud de indiferencia en torno a la participación de las mujeres en sus estructuras de poder. En 1999, las mujeres tenían una participación global del 36% con respecto al total de miembros que integraban los organismos de dirección de los partidos inscritos. En ese mismo año el Partido Alianza Republicana Nacionalista ARENA actualmente en el gobierno, reportó uno de los índices más bajos: una mujer en el Consejo Ejecutivo Nacional, donde hay 13 miembros.

En los Gobiernos Locales la situación es grave: las mujeres representan apenas un 8% del total de alcaldes y alcaldesas, el 12.6% de los síndicos/as, el 20.6% de los regidores/as propietarios y el 22.8% de los regidores/as suplentes. Los datos anteriores podrían establecer una tendencia progresiva en la medida en que las posiciones implican menos autoridad y capacidad de decisión. La mayor representación de mujeres en los Concejos Municipales se da en el municipio de San Salvador, con el 27%. (PNUD, 2001: 66) En la Asamblea Legislativa, período 1991-2001, las mujeres han representado en promedio el 11.31% del total de parlamentarios y los hombres han mantenido el 88.69%.

En lo que corresponde al Órgano Ejecutivo, las mujeres ocupan el 23% de los puestos ministeriales y apenas un 12% en los vice-ministerios.

El Órgano Judicial no muestra, en equidad genérica, mucha diferencia respecto a los otros órganos del Estado. En la Corte Suprema de

178


Justicia, la participación de la mujer alcanza el 16% del total de las magistraturas. Pero su participación es menor cuando se trata de los magistrados y magistradas titulares o propietarios, entre quienes la proporción de mujeres es apenas del 13%. Analizando los datos anteriores, podemos concluir que la participación de las mujeres en la vida política y ciudadana es baja. Una encuesta reciente puso de manifiesto que, en el ámbito nacional, la participación de las mujeres llega al 22%. Su participación se concentra en actividades religiosas (15%); seguidas de lejos por actividades políticas (2%), comunitarias (2%), gremiales y sindicales (2%). (Quintana y García del Corral, 2000: pag.30 )

Si bien es cierto que se necesitan espacios y mecanismos institucionales para incrementar la participación de las mujeres, consideramos también importante un clima de subjetividad política que los propicie y estimule. En este sentido vale la pena mencionar que según un estudio realizado por la empresa Gallup en el año 2000, la población salvadoreña residente en San Salvador, expresó tener mayor conciencia de las desigualdades genéricas y aceptó tener una mayor inclinación hacia la participación de las mujeres en política.

La participación social, comunitaria y política de las mujeres salvadoreñas ha contribuido a estructurar un marco referencial teórico y práctico para la construcción de ciudadanía. 3.8. Del avance en la participación de las mujeres

Con el objetivo de ilustrar dichas expresiones se presenta a continuación algunos de los resultados de la investigación sobre “La Participación de las Mujeres en los Municipios de: San Salvador, Olocuilta, Soyapango, Nejapa, Tecoluca y El Carmen: un Estudio Comparativo”, que muestra algunos avances de la participación de las mujeres, participación ciudadana que es un factor de impulso de la democracia participativa.

Se aplicaron 154 encuestas a mujeres de los 6 municipios de entre 20 y 50 años, con nivel educativo entre educación primaria y superior universitaria. El 62.3% de las mujeres encuestadas participan activamente en por lo menos un tipo de espacio a nivel local. Tomando en cuenta que son espacios cuya

179


naturaleza y funciones están vinculados a actividades de índole social, es un nivel de participación (entendida como involucramiento comprometido y conciente) bastante alto.

a) Espacios de participación: Tipo de espacio de participación Grupo Religioso Concejo Municipal Alcaldía Consejo de Desarrollo Municipal Comité de emergencia municipal Directiva Municipal Partido Político Sindicato Organización de mujeres Cooperativa y sistema de apoyo a la prod. Comités escolares, de salud, deportivos TOTAL

Total en % 27.6 7.5 6.0 5.2 3.7 18.7 7.5 1.5 6.0 7.4 6.0 2.9 100.0

Aunque en términos porcentuales el espacio de mayor confluencia de mujeres es el religioso; la mayoría (41.1%) participan en espacios vinculados a las estructuras de los Gobiernos Locales como la alcaldía, concejo, comités y directivas municipales.

Un reagrupamiento entre lo que se puede clasificar como Comités de Servicios y de Asistencia y las Organizaciones Productivas, daría un sugestivo 14% orientado a cubrir demandas, expectativas, necesidades de sobrevivencia, desarrollo comunal y los servicios.

Otros espacios como las Organizaciones Políticas y Sindicales y las Organizaciones de Mujeres, indican los caminos que se van abriendo hacia la participación en asuntos específicos relacionados tanto a la condición de las mujeres, como con intereses estratégicos. Hay cierta tendencia a la participación

en

espacios

de

empoderamiento:

con

representatividad,

legitimidad, nivel de decisión y de incidencia, donde las capacidades, habilidades y disposición se ponen en evidencia, se pueden reconocer y

180


legitimar. De hecho también significan lo mismo a la hora de valorar las expectativas y demandas mencionadas al principio.

El nivel de participación en grupos religiosos es más alto que en partidos, sindicatos y organizaciones de mujeres juntos, lo cual indica que la religión, sigue siendo un espacio socialmente reconocido y aceptado entre los roles tradicionales de las mujeres, ya que no representa amenazas en cuanto a descalificaciones, desprestigios o desconfianzas.

La demanda de actividades, pensamientos y sentimientos de orden espiritual, si bien desde unos años atrás ha tenido como factor de incidencia intereses externos (sectas, gobiernos extranjeros, etc.), expresa también una necesidad inmediata y un canal de salida para enfrentar angustias, depresiones y encontrar respuesta a lo no explicable, como los desastres naturales vividos en los meses de enero y febrero del 2001. La poca participación de las mujeres en partidos políticos se podría explicar de dos formas: a) desprestigio de los partidos por su mala actuación en los últimos dos períodos de gobierno: riñas de poder, prebendas electorales, diputados incapaces, divisiones internas, etc.; b) las cúpulas de los partidos son mayoritariamente masculinas, difíciles de permear, sobre todo porque se carece de mecanismos de promoción de las mujeres.

Aunque la participación en ONG´s es muy baja o poco significativa en el plano numérico, cualitativamente indica otra brecha que se abre. Es interesante distinguir entre lo que sería una participación asalariada y una voluntaria, como también considerar la posibilidad mixta (asalariada y voluntaria). Un ejemplo de ello son las ONG´s

donde, aunque las mujeres que trabajan en ellas las

reportan como espacios de participación, en la práctica son trabajos asalariados. Lo mismo ocurre con la alcaldía y las cooperativas.

Es importante indagar si este hecho incrementa o no la participación y si la cualifica, así como explorar en los casos voluntarios o mixtos, de qué viven y cómo organizan su tiempo para participar de esa manera.

181


La mayoría de las mujeres que participan, lo hace en un sólo espacio (70.8%), sin embargo, hay quienes lo hacen en dos espacios (21.9%) y hasta en 3 ó 4 (7.3%).

A pesar de las cargas del trabajo y responsabilidades domésticas, familiares y laborales, las mujeres tienen tiempo para participar en más de un espacio de acción. Lo más frecuente es que pertenezca a una directiva comunal más otro espacio; o a un Grupo religioso más otro espacio, que bien puede ser el COEM, una organización de mujeres, una cooperativa o un comité escolar.

Las que forman parte del Concejo Municipal o trabajan en la alcaldía, generalmente son militantes de un partido político. a) Cargos: El tipo de cargo que las mujeres tienen en los espacios donde participan se puede clasificar en 3 grupos: -

-

Cargos Principales: de dirección, como presidentas, vice-presidentas, jefas o coordinadoras Cargos secundarios: asistencia a cargos de dirección, como tesoreras, secretarias, vocales o suplentes, promotoras, concejalas y miembras de directivas. Cargos de apoyo: actividades de colaboración, socias de organizaciones, enlaces institucionales, catequistas, etc.

Las actividades que realizan en los diferentes espacios son de cuatro tipos: -

Planificación, dirección y toma de decisiones sobre actividades a realizar: 20.1%. Organización de actividades: 17.9% Asistencia a actividades (reuniones, cultos, misa, etc.): 32.1% Atención y trabajo con comunidades, gestión de proyectos: 15% Promoción, Capacitación y Asesoría: 6.7%

El tipo de actividades está en relación con el cargo que ocupan, es decir, no conllevan poder de decisión en cuanto a políticas, estrategias, metodologías y contenidos. Continúan en actividades operativas, de servicio y atención directa.

182


Razón para participar Mejorar condiciones de vida familiar: mejorar ingresos, involucrarse en proyectos Solucionar problemas de la comunidad Compromiso religioso: ayudar a los demás Ayudar a tomar decisiones en el municipio Representar a las mujeres en cargos de dirección Informarse, saber lo que pasa Capacitarse y conocer sus derechos Otros Total

% Total 23.9 16.7 15.8 14.5 10.3 8.1 9.0 1.7 100.0

Solucionar problemas de la comunidad denota un anhelo de servicio, de contribución, de aporte, de cooperación que, por supuesto, también cubre a quienes participan, por ser parte de la comunidad, en la búsqueda de soluciones

a

problemas

relacionados

con

necesidades

prácticas,

infraestructura, servicios, productividad. Pero de acuerdo a los datos del cuadro, la motivación principal tiene que ver con la solución de necesidades prácticas de las mujeres y sus familias.

El compromiso religioso, según esa concepción de ayuda, apunta a cubrir necesidades espirituales para entender la vida y el mundo, pero en concordancia con las demandas de la población sobre alguna necesidad sentida y expresada claramente.

Ayudar a tomar decisiones en el municipio y representar a las mujeres en cargos de dirección, son dos razones de índole política por cuanto se trata de una participación conciente, voluntaria y dirigida al ejercicio del poder; al parecer tienen claro que el estar allí es necesario y va a producirles un beneficio. Reagrupadas las variables de manera más global, esos mismos datos nos arrojan lo siguiente: Un 32.5% participa por anhelo de servicio social y religioso. Un 24.8% para incidir políticamente (representar al pueblo, que haya mujeres en cargos de dirección, participar en toma decisiones de organismos de gobierno) Un 23.97% por interés de mejoras en las condiciones materiales de vida Un 17.1% por superación y crecimiento personal.

183


Tales datos muestran la proporción entre los aspectos claves de la vida de las mujeres y, por otro lado, los aspectos claves de la vida de la comunidad. Por lo tanto, participar en soluciones de la comunidad; utilizar espacios de empoderamiento (comprensión de la dimensión de los espacios políticos); buscar y cubrir espacios relacionados con las condiciones materiales de vida, y entenderse a sí mismas como sujetas con derechos, de incidencia en cambios sociales y personales, son los principales móviles en la participación de las mujeres. b) Condiciones que han facilitado la participación: Condiciones que facilitan la participación % Contar con el reconocimiento comunitario del liderazgo y 22.7 capacidad de la mujer Contar con experiencia en organización y participación 17.8 Contar con apoyo de familiares, esposo e hijos/as 13.5 La creación de espacios para que las mujeres puedan 11.4 participar Contar con el apoyo de organizaciones de mujeres e 9.2 instituciones Privilegiar la contratación de mujeres locales 5.4 Cuotas de participación al interior de los Partidos Políticos 3.2 y de las organizaciones Valores religiosos 3.2 Otros 13.6 Total 100.0 El reconocimiento comunitario del liderazgo y capacidad de las mujeres, la experiencia previa en organización y participación, y el apoyo de esposos, hijos, hijas y familiares, son las variables que más han incidido en el ejercicio de la participación.

Estas tres variables apuntan a factores importantes, en la construcción de identidad de mujeres con una visión integral: contar con reconocimiento social, estar legitimadas social y políticamente, al tener un espacio de participación propios, y sentirse apoyadas en el ámbito de sus relaciones afectivas, son tres componentes de su personalidad que las hace fuertes, convencidas de lo que hacen y respaldadas.

184


3.9 Dificultades para participar: a) A nivel personal Dificultades personales Total en % Carga de trabajo laboral y necesidades económicas: 14.2 Carga de trabajo doméstico y cuido de familiares e hijos/as 11.1 Falta de tiempo y horarios: 11.1 Actitudes sexistas como la oposición de su pareja, 9.0 compañeros de militancia, y estilos autoritarios de las estructuras partidarias: Falta de apoyo expresado en indiferencia, apatía, 5.0 desinterés, críticas no constructivas y sobrecarga de responsabilidades socio-políticas: Problemas de salud 5.1 Falta de capacitación y analfabetismo 5.1 Ninguna 27.3 No contestó 12.1 Total 100.0 Este es un rubro (como muchos otros) donde los porcentajes de mujeres que no contestaron y las que dijeron no tener ninguna dificultad, son los más altos, lo cual hace pensar, a quienes conozcan de cerca el trabajo con mujeres, que, como es común en rubros donde lo que se pregunta pudiese generarles conflictos, prefieran abstenerse de contestar. De todos modos es un indicador de inseguridad o de temor frente a represalias, que dejaría ver entre líneas la existencia de un clima cultural de coerción.

Las respuestas señalan dificultades cotidianas concretas como la carga de trabajo laboral y doméstico, carga que automáticamente se traduce en falta de tiempo, limitante que figura como la primera de la lista (36.4%).

Aunque los resultados son cuantitativos, tienen una connotación cualitativa, ya que las mujeres expresan una práctica cultural genéricamente discriminatoria por parte de su pareja, de la gente de la comunidad y de las estructuras partidarias.

Al final, las mujeres señalaron lo referente a su salud, de las problemáticas específicas de las mujeres con su cuerpo, ya que generalmente cuando hablan de estos temas, se refieren a niños, a la familia, a necesidades de la comunidad y muy raras veces (aquí lo demuestran) aluden a lo suyo.

185


b) A nivel de la comunidad o municipio:

Nuevamente el porcentaje mayor se da en las personas que no contestan (36.5%) y en quienes responden no tener ninguna dificultad en la comunidad que les impida participar (28.1%), lo cual permite deducir que la indisposición a responder está asociada con los temores ya señalados, máxime si trabajan en espacios de este tipo, donde opinar sobre lo que no les parece podría resultar amenazante para la permanencia en su trabajo. En todo caso, las observaciones hechas en el literal anterior, son válidas aquí también.

Las principales limitantes de las mujeres dentro de la comunidad se ubican en la falta de cooperación de la población; en formas no adecuadas de abordar desacuerdos, críticas y problemas; marginación, discriminación y falta de confianza hacia las mujeres; el poco involucramiento en la toma de decisiones y, finalmente, en que los cargos de dirección están ocupados por hombres.

Si se observa atentamente las respuestas, exceptuando la primera, todas aluden a actitudes, estilos y prácticas que tienen que ver con la ausencia de equidad de género.

Aunque muy pocas (2.1%) manifestaron involucramiento en la toma de decisiones, se refleja un pequeño cambio en la concepción de la participación, es decir, en la necesidad de involucrarse en los espacios locales de toma de decision c) A nivel del trabajo: Cuando se les pregunta a las mujeres acerca de sus limitaciones para participar a nivel laboral en actividades políticas, la mayoría de las respuestas vuelven al ámbito personal (falta de tiempo, y carga de trabajo doméstico). Son muy pocas (4.1%) las que señalan la falta de apoyo de los patronos y la discriminación que sufren por la concepción de que el “trabajo de los hombres es mejor”.

Parece que la limitante de la carga doméstica sigue siendo tan fuerte que se olvidan de los problemas laborales y de la importancia que tienen las intervenciones del orden político y social para mejorar su situación (leyes

186


laborales no discriminatorias, seguridad en y fuera del centro de trabajo, participación

de

utilidades,

promoción

de

la

fuerza

de

trabajo

con

capacitaciones, pagos de horas extra, organización de la actividad productiva que no obligue a labores extenuantes, etc. )

d) Cómo superar las limitaciones:

Para que las mujeres participen o asistan a actividades, requieren de ciertos apoyos

tanto en las tareas domésticas como en la planificación de las

actividades que se realizan dentro de los espacios público y privado.

Las encuestas dan cuenta de 3 indicadores importantes a los que valdría la pena tomarles el pulso:

-

Realización de tareas en casa: Un 35.2% de las mujeres que participan dejan las tareas del hogar hechas antes de ir a las actividades o al trabajo, y un 51.8% recibe ayuda de otras mujeres como son la trabajadora doméstica, madre, hija o hermana. O sea que en un 87% de los casos, las tareas del hogar las realizan las participantes y otras mujeres, lo cual apunta a la necesidad de una mayor intervención que impacte en la población masculina. Al respecto algo se ha logrado, ya que un 13% de hombres contribuye o apoya en el trabajo doméstico (3.7% los esposos y 9.3% los hijos).

-

Planificación de actividades: Un abrumador 64.4% señaló que su participación depende mucho de los horarios, los lugares y las distancias donde se celebran las actividades. Cuestiones como la seguridad al trasladarse, la cercanía de su centro de trabajo y/o su vivienda, y el acortar tiempo de transporte, requieren considerarse a la hora de planificar actividades, si se quiere que las mujeres participen. Y aunque cuantitativamente no parezca significativo (un 6% relacionado con resolver asuntos del trabajo doméstico y cuidados del hogar, más un 3% el que sea incluida o invitada), las mismas mujeres dan la pauta sobre los factores que influyen en su participación. Por tanto un trabajo de sensibilización y formación en equidad de género y la promoción de su participación en las decisiones que se toman, formaría parte de lo que ya se ha venido señalando como líneas para la acción en la promoción de la participación y organización.

-

Hombres que obstaculizan: El 25% de las respuestas aluden a hombres que quieren imponer su voluntad (figura de autoridad no elegida, autoimagen de ser portadores del poder de decisión sobre lo que hay que hacer).

187


Un 20% aluden a los casos a nivel político partidario, de directiva o de gobierno. O sea, hombres que ocupan cargos y detentan un poder que les permite decidir a quién incluyen, qué “debe hacerse” y todavía más, contar con recursos para que todo lo anterior se haga efectivo. Un 10% lo expresa en intervenciones menos directas, pero no menos agresivas: Falta de apoyo de los hombres a iniciativas de las mujeres. Las restantes, si bien en términos porcentuales no son muy significativas, en lo cualitativo vuelven a poner en evidencia las carencias de formación masculina en cuestiones de equidad de género: dicen que las mujeres no son capaces, no las toman en cuenta o no valoran sus opiniones. Aquí también podría hablarse de los hombres que manejando un discurso de género por verse obligados por el entorno, en la práctica no lo aplican porque sencillamente no están convencidos de que así sea ni están dispuestos a perder el poder que hasta ahora han ejercido. Abonando a lo anterior un grupo de concejalas señalan que las principales dificultades para desempeñar sus cargos en el gobierno municipal son: la descalificación, la desconfianza y marginación, de que son objeto por parte de los hombres alcaldes y concejales.

Beneficios obtenidos con la participación:

Beneficios de la participación Total en % Adquisición de conocimientos técnicos, vocacionales, 27.0 políticos, religiosos, derechos y autoestima: Evidenciar presencia de las mujeres por su capacidad y 42.2 aportes en el fortalecimiento de las organizaciones de mujeres y de gobiernos municipales: Mejoras económicas, infraestructurales y de servicios en 15.2 la comunidad: Salir de casa, satisfacción personal y espiritual, conocer 13.8 más personas Ninguno 0.4 No contestó 1.4 Total 100.0

En cuanto a los beneficios, sucede al contrario que con el rubro de las limitantes: el porcentaje de mujeres que no contestan o que dicen que no han obtenido ningún beneficio, es muy bajo. Cuando se trata de hablar de beneficios no hay ningún temor a expresar lo que se siente y se piensa.

188


Es importante observar cómo valoran los beneficios que obtienen y el orden en que los señalan.

El primero y segundo son logros que tienen que ver

directamente con su crecimiento personal y el nivel de incidencia, así como con el alcance de su participación. El tercero referido al ámbito de lo económico y material, complementa lo anterior. En la medida que también en su entorno esta situación mejora, el tiempo y el esfuerzo dedicados a su consecución puede ya quedar libre y ser empleado en superarse y superar su participación. Es curioso ver el peso que le dan al “salir de casa y conocer nueva gente”, casi equiparable con los beneficios de índole económica. A ellas el simple hecho de salir de la casa, les genera una gran satisfacción personal y espiritual.

Avances en la participación Un primer avance de la participación de las mujeres es el hecho de no “tener que pedir permiso al esposo”. Es bastante alentador que un 79.2% de las mujeres encuestadas ya no tengan que pedir permiso para participar, lo que habla de una

mayor independencia y autonomía para tomar decisiones,

aunque también habría que analizar con qué condiciones cuentan y si antes tenían que hacerlo y ahora ya no y por qué. Pero en comparación con épocas anteriores es un avance en las libertades democráticas de las mujeres y en su autoafirmación.

Las pocas mujeres que aún piden permiso, lo piden al esposo, a la madre o al jefe. Aunque solamente 3 mujeres hayan señalado que lo tienen que hacer con el jefe, buena parte de las intervenciones puede hacerse con empresarios y patrones sensibles, que consideran positiva la participación de su empleada sobre todo cuando de capacitaciones se trata, o incluso, sensibilizarlo para que capacite en sus propias instalaciones.

Los cambios estructurales tanto a nivel socioeconómico como económicos son extremadamente lentos en El Salvador, las estructuras económicas son poderosas. Probablemente los espacios a nivel local podrían permitir romper barreras y potenciar la participación de las mujeres.

189


CAPITULO IV

4. Estrategias del Movimiento de Mujeres en El Salvador: 1997- 2008.

Tal como quedara enunciado al final del capítulo anterior, es pertinente iniciar el presente capítulo con una breve visión de lo que es, ahora, la situación y condición de las mujeres salvadoreñas.

El escenario en el cual transitan sus vidas, aproximadamente dos millones y medio de mujeres, pese a que han transcurrido diecisiete años (1992-2008) de

finalizado

el

conflicto

armado,

sustancialmente sus condiciones

no

parece

que

haya

cambiado

económicas, sociales y culturales; las

políticas neoliberales han profundizado la pobreza y las dificultades para acceder a las oportunidades de equidad y de éxito que proyectan las campañas mediáticas de los programas nacionales y regionales en los cuales El Salvador se ha insertado, en el contexto del neoliberalismo. Asimismo, pese al accionar del movimiento de mujeres, todavía falta más

presencia femenina en los

niveles de decisión.

Antes de finalizada la guerra, en 1989, se imponen los gobiernos neoliberales y con ello una dinámica que pone al libre comercio en el centro de las aspiraciones personales y nacionales. Al mismo tiempo la feminización de la pobreza y la violencia de género adquieren dimensiones insospechadas. Esta situación es coincidente con el boom de las organizaciones de mujeres.

De hecho, desde la llegada de ARENA al poder (1989–2008), ha constituido una verdadera proeza de las mujeres salvadoreñas sobrevivir a la pobreza, a los desastres naturales, a los patrones socioculturales, a la violencia de género, a la imposición de políticas económicas regionales: ALCA, PPP, TLC, etc.

A continuación presentamos un perfil de la situación de las mujeres salvadoreña.

190


4.1.

La Pobreza y las Mujeres en El Salvador

La población total en El Salvador es de 6.756.786 dentro del país y, aproximadamente, según el gobierno, 2.5 millones, o 1.2 millones, cifra del Informe para el Desarrollo Humano (PNUD, 2001:145), fuera del país, principalmente en Estados Unidos. La población urbana es de 4,031,882 (59.0%); la rural de 2.724.904 (41.0%). Las mujeres a nivel nacional representan el 52%.

La pobreza urbana y rural muestra en El Salvador niveles elevados: 60 por ciento de población pobre en los años 80´s, o sea, durante la guerra. En los inicios de los años 90´s, se observa una disminución de ocho puntos porcentuales; sin embargo, a partir de 1996 vuelve a subir, especialmente en el área rural. En 2005, a escala nacional, el 12.6% de los hogares del país se encuentra en situación de extrema pobreza, mientras que otro 22% de las familias sobrevive en condiciones de pobreza relativa, para un total de 34.6% de hogares en situación de pobreza (PNUD, 2005: 349)

Algunos elementos que pudieron haber ayudado a que disminuyera la pobreza en lo urbano, en la década de los 90´s, podrían ser: expansión del sector terciario (comercio y servicios) y de la maquila, la migración del campo a la ciudad y hacia el exterior, con el consiguiente aumento de las remesas, flujo de recursos externos de diferente tipo (financieros y en especie), entre otros, aunque los salarios reales decayeron, dado que las actividades de los servicios y el comercio se caracterizan por los bajos salarios.

Las políticas neoliberales implementadas en El Salvador han agudizado las condiciones de pobreza. En este marco el tema de la migración adquiere cierto carácter permanente de índole eminentemente económica, no es posible entender El Salvador, hoy en día, sin contemplar el fenómeno de la migración internacional, que trae consigo cambios en las relaciones familiares, en las relaciones generacionales y en las relaciones laborales: madres, hijas, abuelas, tías, amigas asumen las responsabilidades afectivas y materiales, muchas veces, de las familias, ya que por lo general son los hombres los que migran.

191


El total de hogares que reciben remesas en El Salvador representa el 22.3%, los que tienen jefatura masculina son el 17.3%, en éstos las remesas representan el 27.6% del total de los ingresos percibidos. A diferencia del total de hogares con jefatura femenina, 32.7% reciben remesas, las cuales representan el 42.4% de sus ingresos. Del total de personas que reciben remesas o que son destinatarias de las mismas, 55% son mujeres. Además, “Hay un cuerpo creciente de literatura que confirma que los ingresos en las manos de las mujeres tienden a ser canalizados hacia el bienestar de la familia”.(PNUD, 2004:16)

En el área urbana la pobreza en los hogares dirigidos por mujeres (33%) es mayor que en los hogares que dirigen los varones (27%). Los primeros hogares no cuentan más que con el ingreso de la mujer jefa de hogar; en el caso de los segundos, éstos cuentan siempre con el apoyo de la mujer para el desarrollo de algún trabajo en el sector informal. En el área rural la situación de pobreza en los hogares adquiere matices, la jefatura femenina es menor (44%) que la masculina (51%), aquí las mujeres realizan otras actividades adicionales a las agrícolas, como

comercio, artesanías y servicios que elevan un poco el

ingreso familiar. Además, se reciben más remesas que en el área urbana (PNUD, 2004:14) La condición y posición desigual de las mujeres son agudizadas por la pobreza; ya que para ellas las oportunidades se reducen y la carga doméstica, familiar y comunitaria se incrementa.

Para el 2004, las mujeres constituían el 38.6% del total de la PEA reflejando así la menor participación de la mujer en el mercado laboral, los datos para la población masculina son del 61.4%. Según el BID, sin embargo, la participación de la mujer en el mercado laboral ha crecido, ya que en 1997, de cada 100 mujeres en edad de trabajar, 35 trabajaban o buscaban trabajo y para 1999, esta cifra había subido a 39. Pero no se aclara cuántas estaban desempleadas.

De acuerdo con estudios realizados por economistas en relación al Índice de Remuneración Media de Género (IRMG) que mide los salarios promedios de las mujeres, como proporción de los salarios de los hombres vigentes a nivel nacional en un período determinado, en 1996-1998 los salarios promedios de

192


las mujeres fueron un 29.63% menores a los salarios de los hombres. Para el año 2002, equivalía al 75.9% del percibido por los hombres. Asimismo se constata que la presencia de las mujeres en el sector informal y en la microempresa es mayoritaria: las mujeres representan el 65% del total de microempresarios(as) a nivel nacional y el 57% de los ocupados en el sector informal. Las mujeres microempresarias tienden a ubicarse en las actividades de menor rentabilidad (comercio minorista, venta ambulante, etc. Los sectores micro-empresarial

y

el

informal,

comercio

y

trabajo

doméstico

mayoritariamente, son los generadores de ingresos para un alto porcentaje de mujeres, con el agravante de que están incorporados al sistema de seguridad nacional. En relación a la salud integral de las mujeres, ésta se presenta como un verdadero problema de salud pública, del total de la población con problemas de salud el 45.4 % son hombres y el 54.6% son mujeres. La salud reproductiva y el embarazo en adolescentes, son dos de los principales problemas que afectan a las mujeres, por factores como: acceso a servicios de salud, la falta de información, de educación y el peso de las responsabilidades familiares, que son determinantes en estos problemas. Los resultados de la Encuesta Fecundidad en El Salvador -FESAL- 2002/03 muestran que el 19% del grupo de mujeres de 15 a 19 años tiene al menos un(a) hijo(a) vivo, cifra que se eleva al 60% en el grupo de 20 a 24 años de edad.

En 1998 la tasa global de fecundidad fue para el área rural de 4.56 y para el área urbana de 2.79. Estas diferencias están marcadas de manera directa con el nivel de analfabetismo registrado en 1997, para el área rural del 31.8% y para la urbana, 20.1%. En ambas el porcentaje de las mujeres es mayoritario en relación a los hombres. Urbano el 14.3% y rural el 34.6%.

Por otra parte el acceso a los servicios de salud ha disminuido, las mujeres deben caminar muchas horas para llegar a un centro de salud, y en algunos pagar una cuota por la atención recibida; asimismo la falta de camas y atención en los hospitales obliga que se atiendan en la casa a los enfermos, situación que recarga el trabajo de las mujeres. Con el incremento en los últimos meses de las enfermedades de las vías respiratorias y gastrointestinales, como el

193


dengue en niñas y niños, el Hospital Bloom no logra atender la demanda y las señoras deben pasar muchas horas y hasta días haciendo fila para su turno.

Las cifras de embarazos en adolescentes son elevadas. La tasa específica de fecundidad (nacimientos vivos por cada 1000 mujeres), correspondiente al grupo de 15 a 19 años, descendió de 125, en el período 83/88, a 116, en el período 1993/98 continúa siendo alta (CDC, et.al 2005: 5).

Es reconocido que la educación es un factor vital para el empoderamiento de las mujeres; les permite romper con la pobreza y subordinación de género. Pese a que la educación formal es un derecho constitucional, el porcentaje de mujeres que no cuentan con ningún grado de escolaridad ha presentado una disminución, en relación a los hombres. Del 2.05%, en 1996, llegaba al 37.95% y en el 2002, se reduce al 25.9%, el problema sigue siendo grave.

Otro aspecto a revisar, para completar este perfil, directamente vinculado al tema central del presente trabajo es el relacionado con la participación de las mujeres en puestos de elección popular y/o en puestos políticos. La presencia de mujeres en cargos o puestos de responsabilidad municipal y legislativa correspondiente a

2003-2006, fue del 6.5% de alcaldesas y 10.6 % de

diputadas. Ha sido una drástica baja en relación a las elecciones de 1994, recién firmados los Acuerdos de Paz (1992), ya que en el ámbito local la representación de las alcaldesas electas para el período 1994-1997, fue del 32%, en cambio para el período 2003-2006 fue del 17%.

Lo anterior denota una precaria participación política de las mujeres en cargos de elección popular, lo cual podría estar expresando la ausencia de políticas afirmativas no solamente para que participen y accedan más mujeres a los cargos, sino también para que permanezcan en ellos. Los partidos políticos juegan en este aspecto un papel definitivo, el FMLN es el único partido que tiene una cuota del 35% para la participación de mujeres en cargos de elección popular, pero no la cumple. Es abierta, no obligatoria; pese a ello es de los partidos que cuenta con el 22.6 % de mujeres en su bancada legislativa. También se debe señalar el hecho de que no existen políticas públicas para las mujeres y los mecanismos existentes son muy frágiles, como el ISDEMU, que

194


carece de presupuesto y está directamente ligado a la esposa del Presidente de la República. Probablemente el Movimiento de Mujeres –MM-sea el movimiento social más dinámico y sostenible de todos los que surgieron en la post- guerra, que aprovechando los espacios democráticos que abrieron los Acuerdos de Paz, ha logrado colocar el tema de la discriminación genérica en la agenda nacional, creando cierta “masa crítica”43 en algunos sectores sociales y políticos de la sociedad salvadoreña. De hecho, logró romper el histórico divorcio entre el Estado y el movimiento popular al involucrarse de lleno en la elaboración de la Política Nacional de la Mujer, en 1996, antes de la creación del Instituto Salvadoreño de Desarrollo de la Mujer -ISDEMU. Resulta ilustrativo para ampliar el punto anterior referirse a las reflexiones que Liza Domínguez presenta refiriéndose a la actitud de confrontación del movimiento de mujeres frente al Estado, antes de 1992. Este no se da porque el Estado sea de carácter patriarcal, sino porque el análisis que se hacía desde la izquierda era únicamente del Estado como articulador de intereses clasistas se vivía un “momento de izquierdas” y ello ha influido en las posiciones políticas del movimiento frente al Estado.(Domínguez, 1995,80)

Al trascender esta tipificación del MM, las características que presenta después de 1992 le hacen aparecer como un movimiento flexible, creativo, dinámico

lo cual le ha permitido, a manera de ensayo y error, elaborar y

ejecutar sus estrategias, teniendo claro como su adversario el patriarcado y no muy explícito su carácter de clase, pero sus acciones han sido enfiladas hacia el Estado.

43

Masa crítica: Situaciones en las cuales un proceso se torna autosostenido después de atravesar un determinado umbral. De la magnitud de la masa crítica dependerá que un nuevo sistema de creencias genere una reacción en cadena y con el tiempo convencer a la mayoría para que adopte dicha costumbre. Abuderne ,Patricia (1993, pp.12-13). Megatendencias de la Mujer. Editorial Norma, Bogotá, Colombia.

195


4.2. Balance Mínimo del Movimiento de Mujeres

Transcurridos diez y seis años, un mínimo balance del MM en El Salvador durante el período, nos lleva a preguntarnos:

¿Qué es el Movimiento de Mujeres, sociológicamente hablando?, ¿quiénes lo forman?

Partimos de la evidencia de que el movimiento social de mujeres-MM- es un actor social y político, cuyas demandas y propuestas han desafiado el patriarcado y su expresión más evidente, el autoritarismo que prevalece en las esferas políticas, económicas, sociales y culturales salvadoreñas. Colocamos en primer plano la desigualdad genérica, producto de las relaciones desiguales de poder, que habían permanecido ocultas y naturalizadas. La lucha de las mujeres ha sido visibilizar la desigualdad y la discriminación. Justamente el subvertir ese orden establecido le confiere sentido político a su lucha. Las interrogantes anteriores, también, nos introducen al tema de la confluencia de las organizaciones de mujeres, afirmamos que el MM está integrado por las expresiones más diversas de organizaciones, instituciones, grupos y mujeres independientes, donde encontramos diversos enfoques y lo que algunas feministas latinoamericanas, como la peruana Virginia Vargas, califica como “vertientes”. Ella argumenta que “el movimiento feminista es una expresión del movimiento social de mujeres mucho más amplio, compuesto al menos por tres vertientes: la feminista, mujeres que participan en espacios mixtos e institucionalizados y mujeres de sectores populares”. La misma autora cita al sociólogo italiano

Alberto Melucci, estudioso de los movimientos sociales,

quien define a las vertientes como “espacios, más simbólicos que geográficos, múltiples y discontinuos y un punto de referencia simbólico (Melucci,1989 citado en Vargas,1991,49),que contienen y expresan la forma específica, particular, única e

irrepetible en que las mujeres están articulando sus

experiencias de vida, subjetividades, percepciones, posiciones-sujeto”. Probablemente el concepto de vertientes no logre abarcar o comprender la diversidad actual

del Movimiento de Mujeres en El Salvador, habría que

especificar más; sin embargo, la categoría de vertientes

196

resulta útil para


explicitar que se trata de espacios y de expresiones organizativas de mujeres, que lo componen o integran.

Otros elementos a considerar estarían relacionados: a) con su base teórica de sustentación ,lo cual nos llevaría a analizar las ideas explicativas que dan fundamento a su análisis sobre la realidad del contexto y su propia condición y posición genérica En este punto resultarían útiles los enfoques de desarrollo desde las mujeres ; b) con el conjunto de demandas y propuestas de cambio social que plantean para cada momento histórico, por ejemplo para El Salvador el MM ha tenido demandas bien demarcadas en los tres períodos que ya hemos esbozado: 1º :cuando estuvo ligado al movimiento obrero,2º: el período de la guerra civil en el marco del proyecto contra hegemónico;3º : en la post guerra; c) el movimiento mismo, es decir, quiénes lo integran : personas, grupos, organizaciones, su base social propiamente dicha, su extracción de clase y quiénes coinciden con sus planteamientos y demandas como compromiso, poniendo a disposición del MM sus energías, recursos físicos, materiales, emocionales, artísticos, para el logro de sus aspiraciones y demandas ; d) las acciones conjuntas que impulsan a la sociedad y a las instituciones del Estado hacia las transformaciones y los cambios. Este conjunto de dimensiones no se dan de manera separada, pueden coexistir y retroalimentarse mutuamente, su análisis trasciende los objetivos de este estudio que se limita al MM mismo, sin embargo hemos incorporado algunos de estos rasgos. Entre las manifestaciones creativas y la búsqueda de formas para ejecutar sus estrategias, el MM tiene su propio historial, diferentes esfuerzos o intentos de unir fuerzas para concertar acciones, unos efímeros o coyunturales, y otros, que han tenido trascendencia y permanencia después de la firma de los Acuerdos de Paz (1992). Se pueden mencionar dos experiencias de concertación: Mujeres 94 y Mujeres 97(experiencias reseñadas en el capítulo IV). En 1999 se crea la Concertación Feminista Prudencia Ayala-CFPA- que es hoy por hoy la instancia más representativa de coordinación, planificación y acción del MM.

Han transcurrido nueve años de la creación de la CFPA (1999-2008), período en el cual sus integrantes han experimentado diversas formas de organización, 197


articulación, propuestas, campañas;han realizado talleres, asambleas, entre las incontables actividades en la búsqueda de una propuesta ágil, coherente y que logre aglutinar y articular las demandas e

intereses prácticos y

estratégicos de las más de 20 organizaciones integrantes y de las cincuenta y dos mujeres, representantes de las organizaciones de mujeres y mixtas y mujeres

independientes,

que

están

asociadas

y

asisten

a

sus

actividades.(CEFPA,2006, 18)

En una síntesis apretada se presentan a continuación algunos elementos que muestran una caracterización de la CFPA y de sus proyecciones. Se auto definen como un espacio de articulación del movimiento de mujeres y feminista, que impulsa cambios en la vida de las mujeres y en las relaciones de poder entre los géneros, con un ideario feminista, bajo expresiones concertadas y de amplia alianza entre mujeres para fortalecer la capacidad individual y colectiva.

Su estructura organizativa se compone de una asamblea general o grupo ampliado de mujeres que se reúne cada dos meses. Aquí se toman las decisiones estratégicas. Luego existe un comité de enlace conformado por representantes de cuatro mesas de trabajo. Estas mesas se han establecido en función de la agenda de trabajo y los ejes de acción establecidos por la CFPA; tienen reuniones periódicas. Cada mesa atiende un eje temático; ellos son: Incidencia en Políticas Públicas; Territorial y relaciones; Seguimiento a compromisos internacionales, y de Fortalecimiento. Cada Mesa tiene su respectivo plan de trabajo y acción. Cabe destacar dos actividades realizadas por la Mesa de Incidencia en Políticas públicas en el año 2008: una es la firma de un protocolo de compromisos entre la CFPA y las diputadas de la fracción legislativa del FMLN con el propósito de contribuir al fortalecimiento y ejecución de una agenda legislativa a favor de los derechos de las mujeres a partir de una iniciativa expresada por las diputadas para el período 2006-2009.

Un objetivo específico de este convenio es impulsar el debate, reflexión y generación de opinión sobre las propuestas legislativas: Ley de Igualdad de

198


Oportunidades y la Ley de Protección a Víctimas de Violencia Intrafamiliar. Ambas iniciativas son importantes y necesarias; una de ellas, la ley de protección a víctimas,

presentada hace aproximadamente cuatro años, ha

estado engavetada sin ser atendida para su ejecución.

En el año 2007, la mayor parte de las acciones han sido de incidencia entendida ésta como: “…un concepto que hace referencia a la acción política organizada y que se utiliza para planificar un conjunto de esfuerzos orientados a la transformación de determinados programas y políticas públicas, relacionados con aspectos que involucran la situación y condición de las mujeres en el entorno social, político y cultural en El Salvador” (PNUD,2003,5)

Otra actividad de incidencia de la CFPA ha sido la llamada Ley AFI, la cual es una iniciativa del Área de Género del PNUD El Salvador, avalada por el MM y consiste en una iniciativa de ley presentada por las diputadas del FMLN, para que la ley general del presupuesto nacional incorpore la perspectiva de género, en lo que se ha llamado Presupuestos participativos con Enfoque de Género, en donde haya aspectos etiquetados específicos para favorecer la equidad de género. También la Mesa de seguimiento a Convenios Internacionales ha iniciado una campaña de concientización y cabildeo para lograr, a corto plazo, la ratificación por parte del Estado del protocolo de la CEDAW. El Salvador ratificó en 1981 la Convención sobre todas las formas de Discriminación contra la Mujer, más conocida como CEDAW; en 2001 el gobierno suscribió el Protocolo Facultativo, acordando aprobar el texto y enviarlo a la Asamblea Legislativa para su ratificación, situación lo cual aún no se ha cumplido. Al no ratificarlo, limita los derechos de las mujeres, ya que restringe su libertad y su acceso a la justicia. El protocolo permite acceder también a Tribunales Internacionales. Un elemento nuevo en el accionar del MM es el de haber, por fin, elaborado un perfil del Proyecto Feminista que contiene la AGENDA FEMINISTA, la cual fue elaborada como borrador para ser presentado el 8 de marzo (2008) como Nuestras Demandas, previamente firmaron un Pacto Ético Político de las Mujeres que constituye la fundamentación filosófica del Proyecto Feminista basado en una agenda que tiene los puntos siguientes:

199


1.

2.

3.

Diagnóstico del mecanismo que dio lugar a la Ley de creación del ISDEMU y una evaluación de la PNM, que permita obtener lo que realmente quiere y necesita el MM... Firma de un protocolo con las Magistradas de la República con el objetivo de que se pueda contar con ellas en la defensa de las iniciativas de ley. Continuar afianzando el convenio con las diputadas para reforzar las iniciativas de ley en la Asamblea Legislativa.

También han realizado actividades de calle en las fechas conmemorativas como el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer; el 21 de mayo, Día de la Salud de las Mujeres; el 21 de junio, Día de la Educación No sexista. Realizaron además una sentada en el único hospital nacional de la mujer, el de Maternidad, para reclamar sobre el exiguo presupuesto asignado a este hospital y por la privatización del sistema de salud.

La CFPA podría convertirse en el espacio de coordinación idóneo del Movimiento de Mujeres en El Salvador, ya que tienen claridad de la situación o contexto del país y su compromiso político, aún cuando todavía falta definición en cuanto a su política de alianzas con los partidos, el movimiento social, y definición en cuanto a sus relaciones con el Estado, no solamente con el ISDEMU, sino también a través de las autoridades locales que no pertenecen al FMLN.

Un punto de quiebre podría darse ante la negativa de algunas organizaciones y personas que pertenecen al ala más radical del movimiento de crear alianzas con el movimiento social en su conjunto, ante coyunturas electorales para apoyar a algún candidato. Pese a que aún no existe un balance general exhaustivo de los logros del MM en cuanto a su impacto social y político podríamos afirmar que ha logrado una posición importante en la sociedad civil y política de El Salvador. Existen criterios que algunos estudiosos de los movimientos sociales presentados en el libro Movimientos Populares en Centro América bajo la coordinación de Daniel Camacho y Rafael Menjívar ( Flacso,1985),

han definido para calificar la

pertinencia o no de un movimiento social. El MM en El Salvador los cumple esos criterios, que son:

200


a- Su permanencia en el tiempo, lo cual se ha tratado de demostrar en este trabajo desarrollando los seis períodos históricos identificados, desde la creación de la Universidad de El Salvador en 1841, hasta 2008. b- La presencia de organizaciones de mujeres en todo el país. En el mapeo nacional de las expresiones organizativas a nivel municipal, realizado en 2007(FUNDE, 2008,14), se informa de 526 organizaciones locales, 11 organizaciones nacionales y 14 redes que articulan a las organizaciones de mujeres y feministas de carácter nacional. c- Planteamiento de sus demandas en el marco del contexto del país y del análisis político feminista, por un cambio cultural y político. Aquí se incluyen aquellos estudios que han tenido como objeto de investigación la situación o situaciones y experiencias de las mujeres en la sociedad, considerando a las mujeres como sujetos centrales del proceso, como base para plantear sus demandas. d- Acciones conjuntas. Ejemplos de acciones conjuntas hay muchas y variadas: nacionales, locales, territoriales, en alianzas con el movimiento social o con otros sectores sociopolíticos. e- Identificación de su adversario. En general el adversario del MM es el Sistema Patriarcal en el marco de una sociedad capitalista neoliberal.

4.3. Los aportes del MM a la Sociedad Salvadoreña

A. Incorporación de la perspectiva de género en el análisis de la realidad social.

En esta

línea podemos colocar las innumerables investigaciones macro y

micro social que desde la perspectiva de género se han realizado en El Salvador Los temas más relevantes han sido: salud y derechos sexuales y reproductivos,

violencia,

educación,

legislación,

organización

social

y

comunitaria, planificación y ejecución de políticas de equidad de género comunitarias, municipales, nacionales, etc. . Entre las mismas organizaciones existe cierta división temática , como ya lo hemos mencionado, facilitando la identificación de los temas para el análisis de las estrategias. Las Dignas, por ejemplo, tienen su programa de Educación No Sexista. CEMUJER, investigaciones

sobre violencia contra la Mujer; el IMU estudios sobre las

mujeres rurales y evaluaciones de impacto de la Política Nacional de la Mujer; LAS MELIDAS y ORMUSA, investigaciones sobre Mujer y Maquila, Mujer y Derechos Laborales.

A nivel de Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo-ONGs- se realizan múltiples y variadas acciones: talleres, seminarios, formulación de

201


políticas institucionales de equidad de género. Aunque todavía no se mide el impacto social de dicho trabajo, son considerables las acciones desarrolladas.

Estos estudios

han tenido como objeto de investigación la situación o

situaciones y experiencias de las mujeres en la sociedad. Considerando a las mujeres como sujetos centrales del proceso de investigación y teniendo como base de sustentación la teoría feminista , tomada ésta como una teoría crítica y activista que actúa en nombre de las mujeres : su objetivo es producir un mundo mejor para mujeres y hombres y, por tanto, para toda la humanidad.

Esta teoría ha tratado de romper algunos paradigmas o modelos sociológicos en especial aquel que supera el análisis macrosocial frente al micro social, los análisis cuantitativos frente a los cualitativos, este análisis trata de profundizar en la condición y posición de las mujeres pobres proporcionando ideas, datos e información particulares sobre las macro estructuras, como el patriarcado y el modelo económico, que originan la subordinación. Se focaliza a las mujeres pobres

ya que en su mayoría realizan el trabajo invisible o doméstico, la

crianza de los hijos e hijas, el cuidado de enfermos, el apoyo emocional y psicológico y las actividades de coordinación con el trabajo asalariado- formal o informal- como esperar, adaptarse o ser interrumpida en su trabajo.

B. Identificación de procesos

a través de los cuales se mantiene la

inequidad entre los géneros.

Simone de Beauvoir, escritora y filósofa francesa, fue una de las primeras feministas que develó de manera científica los orígenes de la subordinación y discriminación de las mujeres, al identificar el proceso de socialización que se inicia en la familia, se continúa en la escuela, pasando por la iglesia, el estado y los medios de comunicación, como los agentes responsables de la estructura de las relaciones de poder; también antes que los de Simone encontramos los de Margaret Mead con su libro “Temperamento y adolescencia en Samoa” ,en el que demostró que las prácticas sexuales de los jóvenes norteamericanos y los de la isla de Samoa en los años 20¨ eran diferentes por el contexto y la

202


misma

socialización, ella llamó temperamento a lo que ahora conocemos

como género. En el Libro de Beauvoir “ El Segundo Sexo”, escrito en dos tomos y editado en 1949, ya citado en el capítulo I ,aparece su lapidaria frase No se nace mujer, se aprende a ser mujer. Ahora agregaríamos que también se aprende a ser hombre.

A partir de entonces se han escrito múltiples

tratados, estudios,

investigaciones, desde todas las disciplinas del saber humano, dando lugar al análisis del Sistema sexo-género. En su aplicación práctica lo conocemos como “Enfoque de género”. Este enfoque establece que las diferencias entre mujeres y hombres son construcciones sociales

formadas a lo largo del

proceso de socialización.

La identificación del proceso de socialización al interior de la familia y su continuación en la escuela nos ha permitido identificar las disparidades de género en cuanto a las expectativas diferenciadas entre niños y niñas, la construcción de la identidad de ambos, los premios y castigos en el aula, por ejemplo. Esta socialización diferenciada puede ser definida como el proceso presente durante toda la vida de los individuos mediante el cual las y los miembros de una sociedad aprenden o interiorizan, a través de los principales agentes de socialización, las normas, valores, etc., que le permitirán adaptarse al grupo y a la sociedad”.

Los roles y estereotipos sexuales presentes en textos escolares, en el aula al asignar premios y castigos diferenciados, así como la concepción del mundo por medio de la subjetividad femenina y masculina son instrumentos que han sido difundidos y utilizados por capacitaciones y para la

el movimiento de mujeres para realizar

ejecución de programas y proyectos dirigidos a

mujeres y hombres de los sectores populares para conscientización y sensibilización

realizar procesos de

que permitan deconstruir

sexistas y a su vez eleven la autoestima de las mujeres .

203

las prácticas


Asimismo y como derivado de la socialización se establece el proceso que da lugar a la división genérica /sexual del trabajo a través del cual se asigna a mujeres y a hombres roles y espacios en función de sus sexos a partir de la condición biológica que a cada quien le confiere el sexo; lo anterior inserta a hombres y mujeres de manera diferenciada en las distintas actividades, sean estas educativas, económicas, sociales, políticas, productivas o reproductivas, dando diferente valor a las actividades realizadas por cada uno de los géneros.

Los trabajos y acciones relacionados a los temas sobre socialización genérica han derivado en cambios en la cultura y en el sentido común, relacionados con el cuestionamiento a la concepción equivocada sobre la naturalización de los comportamientos masculinos y femeninos. Aunque todavía persiste más en los hombres que en las mujeres, hay cierta aceptación de la necesidad de los cambios culturales, al respecto.

El MM se ha enfrentado a posiciones de grupos fundamentalistas, religiosos o no, que propugnan por que persistan los valores y las creencias en los que las mujeres deben ser las únicas responsables del cuicuidado y crianza familiar y del trabajo doméstico, hay presión social y política para que las mujeres mantengan posiciones conservadoras , a nivel estatal la explicación que se ha argumentado sobre las causas de la violencia está destinada a culpabilizar a las mujeres por su no presencia en el hogar.

C. Desarrollo de herramientas para la elaboración e implementación de proyectos y programas hacia la equidad.

Los diversos enfoques que han predominado en la planificación de proyectos dirigidos a las mujeres pobres podemos agruparlos en tres grandes tipologías que se han ido construyendo en la medida que la perspectiva de género ha evolucionado:

Primera tipología: Mujer y Familia. Uno de los contenidos relevantes es el de conceptuar a la mujer como la persona responsable del cuidado, alimentación, higiene y educación de los niños en el hogar.

204


Segunda Tipología: Mujer y Comunidad. Enfatiza la importancia de atender a las necesidades básicas de las comunidades, para así proporcionar servicios y mejores condiciones de vida que faciliten a las mujeres el ejercicio de sus roles familiares y comunales.

Tercera tipología: Mujer y Desarrollo. Plantea que la mujer independientemente de sus roles como madre y/o esposa es productora de bienes y servicios, es trabajadora, o sea que además de reproductora es productora y propone proyectos económicos, medidas legales, cambios educativos y medidas de participación política para las mujeres.

La incorporación de la perspectiva de género en proyectos y programas en instituciones no gubernamentales y en algunas gubernamentales ha supuesto que se identifiquen las necesidades prácticas y estratégicas de género.

El desarrollo y aplicación de estas herramientas ha significado en algunas ocasiones las siguientes propuestas: Política Nacional de la Mujer desde el ISDEMU,

Políticas

Institucionales

de

Equidad

de

Género,

Políticas

Municipales, entre otras.

Como sabemos, toda política institucional de género requiere que al menos se cumpla con los siguientes requisitos: 1. Que haya una verdadera redistribución de los recursos y del poder, es decir que este tipo de planificación es tanto de naturaleza técnica como política 2. La planificación de género asume el conflicto en el proceso de planificación, es decir que debemos aprender a debatir y a superar los conflictos, lo anterior implica que debemos leer, analizar , reflexionar y debatir sobre la equidad de género. 3. Los asuntos de género comprenden procesos transformativos, de cambio entre las personas involucradas. 4. La planificación de género es o debe ser participativa.

205


D. Aplicación de estrategias que contribuyan a la transformación de las relaciones de género

Las Estrategias para el Futuro de la Mujer resultado de la Conferencia de Nairobi 1985-1995, retomadas en la Cuarta Conferencia Mundial de Beijin, 1995, evaluadas luego en 2000 , con una ampliación hasta el 2005, han servido de guía para la formulación de programas de incidencia hacia el estado y autoridades municipales. Los documentos y compromisos que los gobiernos han adquirido en estas conferencias han sido de alguna manera plasmados en la Política Nacional de la Mujer de 1997-2000 y en la de 2004, el movimiento amplio de mujeres ha estado expectante ante su cumplimiento.

La falta de cumplimiento

y los débiles procesos de interlocución

entre el

estado y el movimiento de mujeres ,han impedido que se constituya un mecanismo de verificación de cumplimiento de las acciones de la PNM y una acertada articulación para tener mayor incidencia en la Junta Directiva del ISDEMU.

4.4 Análisis de las Estrategias desde el MM

A continuación presentamos la evolución de los avances del MM, como producto de

los análisis de dos importantes investigaciones, realizadas en

2007 y 2008. En una de ellas se registran y analizan las demandas y a través de qué medios y estrategias ha girado su accionar para lograrlas. En el otro trabajo se analizan aquellos factores que contribuyen a la construcción de la ciudadanía de las salvadoreñas y los obstáculos que la restringen. A. Herrera, Morena y otras: Movimiento de Mujeres en El Salvador: 19952006: Estrategias y miradas desde el feminismo, FUNDE ,2008.

Este documento es producto de un año de trabajo de un grupo de investigadoras representantes de cinco organizaciones de mujeres y una Institución mixta: El proyecto fue coordinado por Morena Herrera. Las organizaciones participantes fueron: IMU, DIGNAS, ORMUSA, LAS MELIDAS, COLECTIVA FEMINISTA PARA EL DESARROLLO LOCAL y la Fundación 206


Nacional para el Desarrollo, FUNDE, que tuvieron en la mira revisar las experiencias de las organizaciones de mujeres durante diez años: 1995-2006 (cinco años antes y cinco después del nuevo milenio), en diferentes ámbitos de actuación y lucha por los derechos de las mujeres. La consolidación del MM como movimiento social, tiene que ver con los espacios y las expresiones de su pluralidad, tanto de las mujeres como de las organizaciones que lo integran.

Los temas trabajados fueron asignados de acuerdo a las fortalezas e identidad de cada organización en cuanto su universo de trabajo: DIGNAS: promoción y vigencia de los derechos sexuales y reproductivos; MELIDAS : la erradicación de la violencia; COLECTIVA FEMINISTA: la promoción y apoyo a las iniciativas económicas de las mujeres; ORMUSA : defensa de los derechos laborales en el marco de los procesos de integración centroamericana y apertura comercial; IMU: estrategias de empoderamiento organizativo de las mujeres rurales, en el marco de la integración regional. Se ha mantenido también un análisis de estrategias de otros temas del movimiento de mujeres y feminista.

Cada una de las organizaciones mencionadas asumió la realización de una investigación en particular; los productos intelectuales derivados del proyecto han sido considerados como el cierre de un ciclo histórico y la apertura de otro, dado que presentan un balance del accionar del MM con respecto a

las

principales estrategias impulsadas, un mapeo de las organizaciones existentes tanto a nivel territorial como descriptivo y un documento sobre las principales investigaciones realizadas en el período. Dichos documentos también se realizan un año antes(junio, 2009) de que asuma la presidencia del país un gobierno de izquierda, situación que lleva al movimiento social y de mujeres a la revisión de su accionar, por lo que dichos documentos resultan valiosos por la recuperación que se hace del trabajo del MM

La concepción trabajada sobre Estrategia está basada en la propuesta de Margaret Schuler (Schuler,1987,20). Utilizamos el término estrategia para significar toda actividad de grupo previamente planificada conducente hacia el logro de un objetivo” o “ Una serie de acciones organizadas que desafían o utilizan el sistema legal para forjar el poder económico, político y social de la mujer”.

207


La incidencia política feminista ha sido definida como “un conjunto de estrategias, habilidades y herramientas dirigidas a influir en los procesos de toma de decisión en el ámbito de lo público, social, cultural y estatal, con el fin de eliminar las desigualdades entre mujeres y hombres, así como las diversas formas de opresión y exclusión, y lograr el respeto por la diversidad y la diferencia, contribuyendo de esta manera a un cambio cultural, social y político en la perspectiva de la ciudadanía plena y activa para las mujeres. Una incidencia política eficaz no sólo cambia la política sino que aumenta la voluntad del gobierno a través de la expansión de la participación ciudadana y forma actitudes y comportamientos sociales respecto a una problemática social;

implica

además:Cabildeo

directo

con

actores/as

políticos,

Fortalecimiento de las organizaciones de mujeres, Fortalecimiento de la sociedad

civil,

Empoderamiento

de

las

mujeres,

Cumplimiento

de

responsabilidades por los actores políticos, gobierno, etc.” (PNUD, 2003: 20)

El recuento y análisis de las diferentes estrategias del MM permitió ver, en perspectiva, la acumulación y presencia de experiencias organizativas, organizaciones

y acciones colectivas femeninas que desde diferentes

denominaciones, contextos y orígenes, colocan la condición y posición de las mujeres

como su principal preocupación y motivación para su accionar en la

esfera pública, es decir en el contexto de la sociedad civil( sociedad en su conjunto, en su sentido más amplio) y de la sociedad política(Estado, gobierno, instituciones públicas), a nivel comunal, local y nacional. Su punto de partida son las condiciones de pobreza que se han agudizado en la transición posconflicto, a partir de la aplicación de medidas neoliberales para derivar en demandas específicas: mejores condiciones de vida, violencia, ejercicio de sus derechos: laborales, por una libre opción sexual, políticos, etc. entre otros.

A nivel nacional es importante valorar la presencia y la incidencia política de las mujeres, como producto de las acciones colectivas y demandas ejecutadas a lo largo de aproximadamente dieciocho años. Por ejemplo, hay una aceptación generalizada de que las mujeres deben estar o participar en los campos de la vida económica, social y política. La aceptación de que en la planificación de las políticas públicas se aplique el enfoque de género. En

208


aproximadamente treinta y dos Alcaldías se han elaborado Políticas Municipales y análisis de presupuestos con enfoque de género.

La metodología utilizada en las investigaciones

Con algunas variantes, determinadas por las temáticas, las investigadoras utilizaron la metodología feminista de investigación .Para esto fue muy útil tomar de base el planteamiento de Eli Bartra sobre la metodología feminista , “significa el análisis meticuloso de cuanto conocimiento existe sobre el tema que se trabaje, para descubrir los sesgos sexistas e intentar corregirlos. Considera siempre, de forma explícita o no, la división social por géneros y se contempla su jerarquía” (1998:148).

En la metodología feminista, así como en general en las ciencias sociales la técnica de la investigación cualitativa ha demostrado ser apropiada para estudiar los diversos procesos sociales a través de la interpretación de la subjetividad de las y los individuos y los resultados de su interacción; sus herramientas ofrecen la oportunidad para que las y los participantes expongan libremente lo que desean hacer del conocimiento de los demás. Igualmente deja en claro que con esta metodología no se trata de “que el punto de vista de las mujeres sea el que impere y se vuelva ciego, sordo y mudo frente al género masculino. Quiere decir que en lugar de ignorar, marginar, borrar, hacer invisible, olvidar o incluso, deliberada y abiertamente, discriminar el quehacer de las mujeres en el mundo, ahora simplemente se intenta ver en dónde están y qué hacen o no hacen y por qué” (Ibid:154).

Así, con esta metodología lo que se pretendió investigar fue el quehacer del Movimiento de Mujeres Salvadoreño en relación a las estrategias de lucha para erradicar la violencia contra las mujeres; los derechos sexuales y reproductivos; derechos laborales; iniciativas económicas; las mujeres rurales y su organización, en el transcurso de diez años tomados a partir del periodo de restauración y afirmación de la democracia posterior a la firma de los Acuerdos de Paz, hasta la fecha, esto es, de 1995 a 2006.

209


Fuentes de Información. Las investigaciones se apoyaron en fuentes primarias y secundarias de información. Entre las fuentes primarias se contó con la información que se obtuvo de primera mano, levantada a partir del contacto directo con las y los informantes

clave

de

las

organizaciones

de

mujeres,

organismos

internacionales, gubernamentales, organizaciones mixtas, así como de mujeres promotoras o facilitadoras y usuarias de los servicios de atención para los casos de violencia. Igualmente se obtuvo información indirecta mediante cuestionarios que fueron enviados vía electrónica a personas que por su trabajo independiente de alguna institución o no, han estado vinculadas con el tema y que por lo tanto denominamos expertas.

Las fuentes secundarias comprendieron una serie de material documental que fue revisado, tales como libros, informes, cartas, publicidad, trípticos, convenios, cartas de compromiso, memorias de congresos o conferencias, ponencias,

guías

metodológicas,

videos,

estadísticas,

presentaciones,

periódicos, revistas y boletines, discos compactos, registros fotográficos. Igualmente se hizo una revisión cuidadosa del material disponible en internet, visitando

portales

de

las

organizaciones

e

instituciones

nacionales,

internacionales, y documentos relacionados con los temas que se vinculan con el tema principal.

El proceso de la investigación fue desarrollado en tres etapas: en la primera se identificaron las organizaciones de mujeres que se caracterizaran por un trabajo fuerte en el tema correspondiente, tanto a nivel central, como de las locales44; de organizaciones mixtas, instituciones de gobierno, agencias de cooperación y organismos internacionales, así como profesionales hombres y mujeres con experiencia en el tema, que en algunos casos fueron contactados.

Se realizaron entrevistas con otras personas externas a las organizaciones de mujeres, pero conocedores y sensibles al tema y que habían tenido la 44

Al hablar del nivel central, nos referimos a aquellas localizadas en la capital y su área metropolitana. El nivel local está referida a las organizaciones de mujeres cuyas bases se encuentran en las demás ciudades o cabeceras municipales del país.

210


posibilidad de vincularse transitoriamente con ellas, era obtener la mirada crítica de otros actores y actoras sobre el papel desempeñado por el movimiento de mujeres, sobre la efectividad, problemas y retos que enfrentan las estrategias empleadas; de esta forma tener la opinión de las dos caras de la misma moneda y poder hacer un análisis con mayores elementos.

La segunda etapa consistió en la recopilación de información a través de la aplicación de los instrumentos y de la revisión documental en medios impresos y

del

material

en

formato

electrónico.

Se

aplicaron

entrevistas

semiestructuradas, talleres, grupos focales

La tercera etapa estuvo dedicada a la trascripción de entrevistas, talleres y grupos focales, análisis de la información y redacción del documento.

A.1 Análisis de

las Estrategias del Movimiento de Mujeres para la

erradicación de la violencia contra las mujeres Institución responsable: Las Dignas. Investigadoras: Olga Lucía Rodríguez y América Romualdo Algunos datos:

Entre los años 1990 y 2001 se atendieron vía telefónica 12.188 casos por violencia a mujeres, niños y niñas y 8.631 casos de atención directa en la Clínica de CEMUJER45. (Fuente: CEMUJER. Clínica de Atención Integral a Mujeres, Niños y Niñas Violentadas, 2002). Entre 1992 y 1997 se atendieron en el Instituto Salvadoreño de Medicina Legal de San Salvador, 4.223 casos por violencia sexual. (Fuente: Instituto de Medicina Legal Dr. Roberto Masferrer. Corte Suprema de Justicia (CSJ). Región Metropolitana, 1998). Entre 1995 y1998 el Programa de Saneamiento de la Relación Familiar atendió 11.313 casos por violencia intrafamiliar, 11.691 por maltrato a menores, 14.798 de consejería y atención emocional y 1.334 casos de delitos sexuales. (Fuente: ISDEMU. PSRF, 1999). De los 4.059 delitos cometidos contra mujeres a nivel nacional en 1998 y atendidos en la Policía Nacional, 26% corresponde a delitos contra la vida y la integridad personal (152 fueron homicidios, 746 de lesiones, entre otros); un 9,5% corresponde a delitos contra el pudor y la libertad sexual (353 casos de violación); un 16,9% de delitos contra la libertad personal y moral; un 2,8% contra la inviolabilidad de morada; un 42,2%

45

Las cifras de CEMUJER fueron tomadas de Isis Internacional www.isis.cl/temas/vi.htlm

211


delitos contra el patrimonio; y 0,6% delitos contra los bienes jurídicos de la familia. (Fuente: PCN, 1999). En el período de enero-octubre de 2001 se registraron 434 casos por violencia física contra mujeres y niñas; 634 casos por violencia psicológica; 117 casos por violencia sexual (violación, acoso sexual); y 445 casos por violencia económica. (Fuente: CEMUJER. Clínica de Atención Integral a Mujeres, Niños y Niñas Violentadas, 2002). En relación a feminicidios, de 134 mujeres asesinadas entre septiembre de 2000 y diciembre de 2001, el 98.3% fue producto de una relación de pareja. El 26.7% fue a manos del esposo; 21.4% el ex-esposo; 27.4% el conviviente; 18.3% el ex-conviviente; 2.7% el novio; y 17% el ex-novio. (Fuente: CEMUJER, Clínica de Atención Integral y monitoreo de medios escritos La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, 2002). En 2005 hubo 383 mujeres violentadas, de las cuales el 49.6% corresponden a homicidios; 37.6% fueron violadas; 5% con lesiones; 3.9% con agresión sexual, 2.9% equivalentes a prostitución/pornografía; 0.8% privación de la libertad y 0.3% por extorsión (Fuente: Las Dignas, registro de tres medios CoLatino, El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica, 2005). De 134 casos de violencia contra mujeres en 2005, el 35% fueron cometidos en el entorno familiar y el 10.4% por mareros.(Fuente: Informe de prensa 2005,Violencia contra las mujeres. Las Dignas. De los 154 casos de violencia contra niñas en 2005, el 56.5% fueron por violación; 28% homicidios; 18% lesiones; 7% pornografía/prostitución; 2.6% agresión sexual (Fuente: Informe de prensa 2005 Violencia contra las mujeres. Las Dignas). Según ORMUSA, los asesinatos de mujeres van en ascenso: en el año 2005, hubo 390; en 2006, 437 y hasta junio del año 2007, 168 mujeres han sido asesinadas (Fuente: Observatorio de la Violencia de Género contra la Mujer, ORMUSA con base en los registros del Instituto de Medicina Legal (IML), en coincidencia con la Policía Nacional Civil y Fiscalía General de la República). No cabe duda de que quienes han hecho posible que el tema de la violencia contra las mujeres se haga visible como uno de los principales problemas que afecta a las mujeres, que restringe sus derechos y limita su desarrollo, que no atañe solo al ámbito privado, sino a la sociedad en su conjunto, han sido las mujeres que integran el movimiento de mujeres y feminista. Al igual que en los demás países de la región centroamericana y de Latinoamérica, en El Salvador el tema de la lucha por violencia en contra de las mujeres ha sido, es y seguirá siendo un tema importante en las agendas de las organizaciones de mujeres, en tanto siga siendo un problema grave de salud pública, de seguridad ciudadana y de abuso patriarcal (García y Valdivieso, 2005:42).

212


Aunque en el país no existe en la actualidad ninguna organización que esté dedicada exclusivamente al tema de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, este tema fue para varias el que motivó su creación. De las once organizaciones de mujeres que se consideraron para este estudio, cuatro de ellas fueron señaladas por la casi totalidad de las y los entrevistados como las más reconocidas por su gran esfuerzo y labor en el tema: Son estas LAS DIGNAS, CEMUJER, LAS MÉLIDAS y ORMUSA y en menor proporción fueron mencionadas AMS y el IMU, como organizaciones que no obstante ser largamente reconocidas por su trabajo en otras líneas, recientemente están teniendo una mayor y más activa participación en el campo de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. La trayectoria de estas organizaciones en relación con la temática no ha sido lineal; han tenido periodos de auge, de estabilidad, de debilitamiento, de reestructuración de sus enfoques, de incursionar en otras modalidades y por lo tanto las estrategias llevadas a cabo también Principales Programas institucionales sobre el tema de Violencia contra las Mujeres. Nombre Organización

Área o Programa

AMS Asociación para la Autodeterminación de Mujeres Salvadoreñas CEMUJER Instituto de Estudios de la Mujer “Norma Virginia Guirola de Herrera”

Prevención de la Violencia Programa de Ciudadanía con Rostro de Mujer

CONAMUS Coordinadora Nacional de la Mujer Salvadoreña

Erradicación de la Violencia contra la mujer

IMU Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer

Vida sin Violencia

LAS DIGNAS Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida

Programa por una vida libre de violencia

MAM LAS MÉLIDAS Asociación Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes

Salud y No Violencia

ORMUSA Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz

Atención de la Violencia, Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos Prevención y Atención de la VIF y de Género en tres municipios

Salud y Violencia

CONCERTACIÓN FEMINISTA PRUDENCIA AYALA

Fuente: Elaboración propia con base en información de las entrevistadas y páginas web de las organizaciones

213


Las principales Estrategias emprendidas para erradicar la Violencia contra las Mujeres son: a. b. c. d. e. f. g. h.

Estrategias de Atención. Estrategias de Organización Estrategia de Capacitación/Formación. Estrategia de Sensibilización Estrategia de Investigación. Estrategia de Incidencia . Estrategia de Prevención . Estrategia de Construcción de Coordinaciones.

Alianzas,

Redes

o

Valorando el impacto de las Estrategias en la lucha contra la violencia hacia las mujeres. La lucha para erradicar la violencia contra las mujeres no ha sido fácil, más cuando se trata de sociedades como la salvadoreña, con una historia de violencia reciente, donde la resolución de los conflictos se realiza generalmente vía la imposición de la fuerza y en la que el sistema social patriarcal imperante ha consentido que “los hombres –a través de la fuerza, la presión directa, los rituales, la tradición, la ley y el lenguaje, las costumbres, la etiqueta, la educación y la división del trabajo- decidan cuál es o no es el papel que las mujeres deben interpretar” (Varela, 2002:69) y en el que en las más de las veces, las mujeres son ubicadas en posiciones subordinas frente a ellos; en un contexto como ese, la violencia es considerada lógica y natural.

Es por esto que en el tránsito de estos doce años de trabajo sostenido de los grupos organizados de mujeres, se han encontrado con una innumerable serie de obstáculos que lejos de rendirlas, las ha impulsado a desafiarlos, haciendo más disfrutable cada conquista.

a. Logros y avances. Entre los primeros logros identificados por las mujeres de las organizaciones entrevistadas, se encuentra el avance que se ha tenido a lo largo de estos años en materia de conocimiento y comprensión del fenómeno de la violencia, la ampliación del concepto de violencia de género, la identificación en aquellos espacios y modalidades que antes pasaban desapercibidas, la evolución en el desarrollo de estrategias y metodologías para enfrentarlo y la contribución para que miles de mujeres pudieran contar con espacios de ayuda y fortalecimiento 214


que las empodera para salir de las situaciones violentas. Igualmente, el tesón de estos años las ha llevado a idear nuevas estrategias para acometer desde diversos flancos y públicos en lo local y nacional el problema, les ha valido actualmente el reconocimiento general de haber sido quienes visibilizaron el problema, desde donde mayor trabajo se ha realizado por los derechos humanos de las mujeres y la erradicación de la violencia en contra de ellas en el país, ser hoy en día consultadas y referidas tanto a nivel nacional como internacional y haber puesto a hablar, discutir y reflexionar sobre el tema a más de uno en los diversos sectores sociales e instancias.

De manera articulada con los logros alcanzados por las estrategias de organización, capacitación, sensibilización y atención, se encuentra como logro la construcción de redes sociales a partir de los grupos de autoayuda, por cuanto les han permitido a las mujeres usuarias obtener la fortaleza de sus capacidades, especialmente en la toma de decisiones a nivel individual para una vida futura sin violencia.

Como parte de las coordinaciones, también es destacable a nivel de las organizaciones, el haber superado las diferencias, respetado las identidades que en su inicio les acompañó, para que ahora puedan establecer alianzas aunque sean puntuales, pero que les permiten alcanzar mayores grados de impacto en las acciones. . b. Obstáculos y debilidades. Fue generalizado que de los obstáculos que las han acompañado durante los doce años el más severo ha sido la barrera cultural, de allí se derivan otra serie de obstáculos para el desempeño en relación a esta temática. Como ya es sabido, “la violencia se rige por condiciones sociales específicas, con un carácter histórico concreto,en un marco de normas, valores, intereses y cosmovisiones propios de cada cultura, donde se genera una red discursiva que entrelaza las prácticas sociales cuya eficacia radica en naturalizarse en el diario vivir hasta hacerlas imperceptibles, con el fin de que se interioricen, se asuman, se practiquen y se legitimen en la cotidianidad” (Molinar, 2004:284).

215


Por esto es difícil derribar las barreras de la resistencia que van desde las mismas mujeres víctimas de violencia, hasta el Estado. Se van reproduciendo y renovando con el apoyo de la Iglesia (en todas sus modalidades) que como organización jerárquica y sexista, ha influenciado a toda la sociedad en la idea de la obediencia y sometimiento y donde las mujeres deben subordinarse a los hombres.

Entre los principales obstáculos hay que señalar

la misoginia presente en

todos los ámbitos de la vida, la naturalización de la violencia que impide muchas veces a las mujeres denunciar por desconocimiento de que está viviendo violencia y por temor a ser juzgadas por su entorno familiar. Las subvaloración de todo lo concerniente a la mujer, por lo que el trabajo de las organizaciones de mujeres durante muchos años no fue tomado con la seriedad que merece, son desdeñadas con juicios de valor descalificativos.

Es una grave dificultad tener un gobierno con una actitud pasiva hacia el problema y hacia las organizaciones de mujeres, que va desde las altas autoridades a quienes no les interesa el tema o lo ven como secundario, hasta los prestadores de servicio que amparan las malas prácticas como la revictimización aunada a la impunidad, que muchas veces le permite al agresor seguir en libertad después de una reincidencia. Así mismo esa negligencia del Estado, ha tenida que ser cubierta por las organizaciones, asumiendo la carga económica y social que le corresponde al Estado.

Otra de las grandes dificultades que encuentran en su quehacer las organizaciones de mujeres en relación al combate a la violencia contra las mujeres, es el tema de los recursos económicos con el cual respaldar su labor. Dado que el Estado nunca ha provisto de recursos este trabajo ni a estos grupos, ellas han dependido en su totalidad de los fondos donados por las agencias de cooperación e instancias internacionales, lo cual a su vez las enfrenta con otros problemas como el debilitamiento cuando se da un recorte o finalización de los apoyos y la adaptación a los temas de su interés y a las dinámicas propias de estar en búsqueda continua del proyecto para el sostenimiento de la institución.

216


En este abordaje se cuenta hoy en día con ocho estrategias empleadas: de Atención, Organización, Capacitación, Sensibilización, Incidencia Política, Investigación, Prevención y Redes o Alianzas y acciones que acompañan a algunas, como el caso de la difusión.

A.2. Análisis de Estrategias de las organizaciones de mujeres para la promoción y vigencia de los derechos sexuales y derechos reproductivos.

Institución responsable: Las Mélidas Investigadoras: Silvia Matus y Melisa Oliva

Las

autoras de esta investigación afirman que les fue difícil determinar

exactamente cuándo se inicia el trabajo de las organizaciones de mujeres en materia de defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos. Señalan

los

siguientes

factores

como

posibles

causas:

falta

de

sistematizaciones dentro de las organizaciones que archiven o registren cronológicamente el trabajo desarrollado desde sus inicios o por años; otro factor

es el hecho que en los promocionales, trípticos, hojas volantes y

material escrito, de audio, etc. no aparecen las fechas de su elaboración, por lo que se vieron en la necesidad de analizar el tipo de arte y diagramación para estimar el período de tiempo en el que se crearon. Pero en general existen vacíos en cuanto a las fechas y a los programas específicos que se han realizado en el período comprendido entre 1995 y 2007.

Como una forma de superar lo anterior y además sistematizar las experiencias establecieron cuatro períodos y hechos que marcaron el rumbo y contenido de las estrategias de las organizaciones de mujeres para defender y promover los derechos sexuales y derechos reproductivos

217


Sin embargo, fue favorable para la recolección de información que las encargadas actuales del área sobre46 los derechos sexuales y reproductivos de las organizaciones, llevará una larga trayectoria en la organización.

Con todo esto, existen vacíos en cuanto a las fechas y a los programas específicos que se han realizado entre 1995 y 2006.

Como una forma preliminar de documentar estas experiencias, se han establecido cuadro períodos a partir de acontecimientos y hechos que han marcado el rumbo y contenido de las estrategias de las organizaciones de mujeres, para defender y promover los derechos sexuales y los derechos reproductivos. A continuación se presenta un esbozo de dichos períodos.

Antecedentes: 1984 a 1995.

La mayoría de las organizaciones empiezan a trabajar en la promoción, defensa, socialización y ejercicios

de Derechos Reproductivos (DR), casi

desde sus respectivas fundaciones (entre 1989-2004) y aunque no se hable directamente del

término en sí, se realizan acciones y programas de

proyectos destinados a dichos fines.

Así, en los programas de violencia

intrafamiliar, prevención del VIH-SIDA,47 Salud Reproductiva con mujeres adultas y adolescentes, sensibilidad en género, orientación jurídica, incidencia médica, entre otros, se consideraban aspectos relativos en los derechos Reproductivos, en la mayoría de los casos, y Derechos Sexuales, en algunos casos específicos.

Las organizaciones pioneras en el trabajo en esta área han sido: Las Mélidas, Las Dignas , Flor de Piedra y Cemujer, han desarrollado Talleres internos, Jornada

de

Sensibilización

y

material

propagandístico

destinado

al

conocimiento del cuerpo, la promoción del ejercicio del auto cuidado y el goce sexual; las Dignas además, impulsaron acciones para promover el debate y la defensa por la identidad y diversidad sexual. 46 47

En los casos concretos de las Dignas, Conamus, Flor de Piedra, La Alianza por la Salud Sexual y Reproductiva, La Coordinadora de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos. En 1984, se conoce el primer caso de SIDA en El Salvador y solo cinco años después (1989) el Gobierno inicia las primeras Acciones del VIH-SIDA. En 1999, se elabora el primer plan estratégico para la prevención del VIH.SIDA, como puede verse la respuesta del Gobierno ante la epidemia fue bastante lenta.

218


Logros y retrocesos de: 1995 a 2000.

En ese período se inicia una serie de acciones coordinadas entre las organizaciones, así como la apertura de sus programas de trabajo el área de salud Sexual y Reproductiva (Las Dignas y las Mélidas); pero, es a partir de la presión que recibe el gobierno salvadoreño para asumir sus compromisos y acuerdos adquiridos con las conferencias del Cairo(1994) y Beijing(1995), que lleva a las organizaciones de la sociedad civil a iniciar un trabajo más o menos sostenible en el campo de la salud sexual y reproductiva, desde el enfoque de derechos. El debate por “Los Derechos sexuales y

Reproductivos” aún no aparece

claramente en ese período, sino más bien se aborda el tema desde la perspectiva de la salud sexual y reproductiva, para promocionar de manera rápida

servicios y

protección en salud a las mujeres, compensando, en

algunos casos, de forma significativa48, la irresponsabilidad garantizar condiciones,

del estado en

infraestructura y recursos para promover y garantizar

la salud de las salvadoreñas. Dentro del programa “Erradicación de la Violencia de Género”, a partir de 1998 se desarrollaron investigaciones sobre violencia sexual contra las mujeres y se impulsaron campañas de sensibilización a través de distintos medios (materiales escritos49 como campañas radiales, jornadas de sensibilización, etc.),

como formas de prevención, así como acciones en contra de la

impunidad de la violencia sexual.

Las Dignas, también editaron materiales

escritos educativos, que fundamentaron el enfoque de derecho, como una manera de facilitar la

comprensión del ejercicio de la salud sexual y

reproductiva.

En 1997 comenzó el primer proyecto de salud sexual y reproductiva orientada por la Cooperación Técnica Alemana-GTZ- junto con el Ministerio de Salud con una experiencia piloto con, 48 49

el sistema básico de asistencia en salud integral

Dependiendo del alcance y e incidencia de los proyectos. Ejemplo de ellos fue el documento “Cómo actuar ante los abusos sexuales?” elaborado pro Dinora Aguiñada Deras y Equipo Maíz, Financiado pro Intermón, Unión Europea y oxfam.

219


(SIBASI) en tres municipios. Contradictoriamente a esta medida progresista en El Salvador, entre 1998 y 1999 se dio un grave retroceso en los Derechos Sexuales y Reproductivos al penalizar las tres causales de aborto toleradas en el

Código Penal (por mal formación del feto, por enfermedad de la madre y

por

violencia en la mujer).Los grupos católicos fundamentalistas y la

Fundación Si a la Vida, promovieron en el pleno Legislativo, la prohibición del aborto por

cualquier razón, llegándose a modificar la Constitución Política en

el aborto 1, que ahora reconoce como personas humanas a todo ser humano desde el instante de la concepción.

En general, ninguna de las Organización de la mujer estuvo preparada a nivel jurídico, de movilización e inclusive discursivamente para enfrentar la medida jurídica; que penalizo todo tipo de aborto en el Código Penal (abril de 1997), esto implicó, la penalización de todas las causales que legitimaban el aborto (por

motivos terapéuticos; por motivos éticos en caso de violación; y por

eugenesia en caso de mal formaciones fetales o que corra peligro de vida la madre).

La implementación de esta medida tomó por sorpresa

al conjunto de

organizaciones de mujeres feministas de la época, que estaban optimistas por haber logrado incidir en la creación y puesta en marcha de la Ley contra la Violencia Intrafamiliar en 1996 (concertación feminista prudencia Ayala, 20052008), la creación del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la mujer (ISDEMU), otorgándole cuotas de participación a las organizaciones de mujeres

y la elaboración de “La política nacional de la mujer” en 1997

(CEMUJER, 2003: 52). Así como la revisión del Código Penal y la inclusión de los delitos de acoso

sexual, violencia intrafamiliar, discriminación laboral

en el nuevo Código Penal (concertación Ídem) aprobado en abril de 1997 y puesto en vigencia en abril de 1998.

Es importante señalar, que los debates sobre la penalización del aborto se realizaron enana coyuntura política pre-electoral (Villalta, 2004:25), situación que

aprovecharon los sectores conservadores de derecha y fundamentalistas

220


de las iglesias,50 para asumir un fuerte protagonismo y generar una opinión publica que coarta la libertad de acción de la mujer sobre su cuerpo. Esto impacto en los grupos parlamentarios composturas más progresistas, que los obligo a dejar al libre albedrío de cada diputado o diputada para que votara de acuerdo a su “conciencia” – a favor o no de la penalización del aborto- y así desligar a los

partidos políticos del debate. Esto marco un hito en la

forma de toma decisiones en la Asamblea Legislativa, ya que generalmente, cualquier votación se resuelve en bancada o grupo legislativo.

La penalización del aborto dejo al descubierto la importante relación entre los sectores conservadores de la sociedad, la derecha y la iglesia. Además, se produjo un escenario de acción difícil para la organización de mujeres interesadas en defender y promover los derechos de las mujeres, específicamente los sexuales y reproductivos; porque, el debate manipulado por los sectores conservadores de la sociedad promovió una visión negativa y así “

criminal”

de

las

organizaciones

de

mujeres

que

defendieron

públicamente el derecho de decidir.

Legitimación de los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos: De 1999- 2005.

Durante el periodo de 1999 se crea la norma de planificación familiar (CEMUJER, 2003:37), por parte del ministerio de salud, con el objetivo de establecer un marco regulador de los métodos anticonceptivos. Esto genero el debate sobre la anticoncepción de emergencia y la anticoncepción en la adolescencia.

Esto desencadeno un interés legítimo de las organizaciones de mujeres por trabajar como jóvenes-mujeres-como mayor profundidad del eje temático de salud sexual y reproductiva. Es así como surgen en Las Dignas y Las Mélidas grupos embrionarios de mujeres jóvenes para capacitarse en temáticas relacionadas con los derechos sexuales y reproductivos.

50

Dicho sector estuvo liderado por mujeres de la Organización “SI a la Vida”, así como los principales representantes de la Iglesia Católica Identificado con el Opus Dei.

221


En inicios del año 2000, Flor de Piedra, asociación que trabaja con trabajadoras sexuales, instalo una clínica de atención en salud sexual y reproductiva como una forma de promover dichos derechos. Sin embargo, por falta de recursos propios y externos no le dieron continuidad al proyecto.

En el marco del noveno encuentro internacional feminista, realizado en 2002 en San José, Costa Rica surge la campaña por la convención de los Derechos Sexuales y Reproductivos, con el objetivo de trabajar desde una lógica de derechos humanos, que permita situarlos como responsabilidad y obligación de los Estados para generar marcos de garantías ciudadanas, desde el enfoque feminista del goce y ejercicio de la sexualidad desvinculándola de la reproducción de las mujeres, excluyendo la tutela “moral” de la iglesia, el Estado y los hombres (CLADEM, 2002).

Este movimiento regional señala la importancia de ampliar la comprensión de los derechos sexuales y reproductivos más allá de la salud y de una visión biologuita. Este esfuerzo se impulsa a través del comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los derechos de la mujer (CLAEDM), cuyo enlace en el 2003 para El Salvador es el Instituto de Estudios de la Mujer “Norma Virginia Guirola Herrera” (CEMUJER). En mayo de 2003 CLADEM realiza el “Diagnostico de la situación de los derechos sexuales y los derechos reproductivos”, investigación regional en la que participa nuestro país. tanto los resultados del estudio como la Campaña por la Convención de los Derechos Sexuales y reproductivos se convierten en un punto de encuentro y fortalecimiento de los esfuerzos de las organizaciones de mujeres para impulsar con mayor énfasis este tema generando interés en aquellas organizaciones que aún no lo habían contemplado.

Las Dignas producen durante este periodo (2002-2003) investigaciones y material referido a la sexualidad en jóvenes. los estudios realizados fueron entre otros “Información y practicas sexuales: investigación con estudiantes de bachillerato de San Salvador” (2002) y Derechos Sexuales y Reproductivos, así como otras relacionadas con la penalización del aborto enfocada como una violación a los derechos de las humanas y los embarazos precoces como

222


problemas de salud publica, durante estos mismos años, Las Mélidas inician su trabajo con grupo de jóvenes, desde donde se sensibiliza e informa sobre derechos sexuales y derechos reproductivos, desarrollando contenidos sobre prevención y riesgo de ITS, VIH-SIDA, auto cuido y ejercicio de una sexualidad libre de prejuicios, informada y responsable.

Otra estrategia de Las Mélidas para incidir en la promoción y defensa de los derechos sexuales y reproductivos fue la realización de investigaciones sobre la asignación presupuestaria del Estado en salud de las mujeres; así como la planeación y ejecución de políticas municipales de género (algunos ejemplejemplos son: San Rafael Cedros, Cojutepeque Zacatecoluca, Santa Tecla.)

Del mismo modo el surgimiento de la Coordinadora de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos, en el año 2001, marca una pauta importante para la lucha por los derechos de las mujeres, ya que esta red incorpora una visión con enfoque de genero y generacional, que enriquece el debate y el abordaje de los DSR al interior mismo d la organizaciones de mujeres. Se les reconoce la responsabilidad directa de abrirse campo e introducir el enfoque juvenil dentro del trabajo de las organizaciones de mujeres.

En ese mismo año, un grupo e becarias de un programa de la Asociación Demográfica Salvadoreña, al finalizar su diplomado sobre Salud Sexual y Reproductiva en Estados Unidos, deciden impulsar la creación de la Alianza por la Salud Sexual y Reproductiva, que fue constituida en el 2002 como una coordinación estratégica para defender y promover los derechos sexuales y reproductivos. En dicha alianza participan organizaciones de mujeres afines al tema e instancias públicas como el Ministerio de Salud Publica y Asistencia Social (MSPAS), la Universidad de El Salvador, así como personas independientes identificadas y sensibilizadas con la temática.

223


Revisión y replanteamiento en búsqueda de nuevos horizontes de acción: 2005-2006.

En el año 2005, el Ministerio de Educación (MINED) en componenda con La Iglesia Católica censuran programas de educación sexual en escuelas públicas que se vinculan a organizaciones no gubernamentales de salud y al Ministerio de Salud. Esto desencadena, nuevamente, otro escenario de polémica que reafirma las posiciones de los sectores conservadores de la sociedad (Iglesia Católica, Si a la vida, etc.) con respecto a la promoción de los derechos sexuales y reproductivos. En esa circunstancia es que el MINED hace pública su preocupación por “la información” a la que están teniendo acceso los y las jóvenes en edad escolar. Esto permite que se normalice la intervención de las ONG’S en las escuelas publicas, ya que dicho ministerio establece que solo podrán realizar trabajo conjunto y de cooperación con permiso previo y bajo su supervisión. Es en este contexto que organizaciones como el IMU, ORMUSA, Las Dignas, Las Mélidas, entre otras, establecen coordinaciones para capacitar a estudiantes y personal docentes de las instituciones educativas publicas. Dichos acuerdos de colaboración dependen de la voluntad del profesorado, directoras y directores de Centros Escolares específicos, ya no del visto bueno del MINED.

Con la consolidación de Redes, Alianzas y coordinaciones que se empiezan a plantear posiciones sostenidas como ejes de lucha de las organizaciones respecto a los DS y DR. La concertación Prudencia Ayala ha sido un espacio importantísimo para debatir y posicionarse con respecto a la defensa y promoción de los derechos sexuales y los derechos reproductivos.

La lucha por los derechos sexuales y reproductivos bajo el enfoque de derechos humanos, han sido asumidos como uno de los pilares del trabajo de las organizaciones de mujeres, aun cuando estas no tienen, explícitamente, programas sobre el tema. Sin embargo, en la actualidad muchas de las organizaciones están redefiniendo los mecanismos y estrategias para promover y defender los DS y DR como uno de sus ejes estratégicos. Algunas de ellas,

224


están considerando establecer áreas de trabajo a nivel de gerencias o programas institucionales para trabajar específicamente esta temática.

Movimiento de Mujeres: logros y alcances de los DS y DR en El Salvador.

Algunos datos

Según FESAL 2002/2003, el uso de anticonceptivos entre mujeres casadas o acompañadas entre los 15 y los 44 años de edad ascendió el 59.7% en el 1998 a 67.3% en el 2002 y 2003 en la zona urbana y al 60% en la rural.

El uso de anticonceptivos en la primera relación sexual para los años 2002 y 2003, según la misma fuente fue el 23% en la zona urbana y 10% en la rural. Mientras que un 64.3% en las áreas urbanas y un 54.8% en las rurales conocen al menos tres formas de prevención del VIH-SIDA.

El cambio en los indicadores de salud, se debe en gran parte al esfuerzo de organizaciones de mujeres en estos temas, fundamentalmente con el trabajo de promoción, difusión, sensibilización y concienciación sobre derechos sexuales y derechos reproductivos, con el que han llegado a amplios públicos de jóvenes, mujeres y hombres del país.

De acuerdo a las representantes de las áreas de promoción y defensa de los DSR en las organizaciones de mujeres51 entrevistadas y a mujeres usuarias de las mismas se logra identificar múltiples acciones y determinar algunos de sus logros y alcances.

51

Asociación Movimiento de Mujeres “Mélida Anaya Montes” ( Las Mélidas) Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida “Las Dignas”, Organización de Mujeres por la Paz (ORMUSA), Asociación Flor de piedra, Coordinadora Nacional de la Mujer Salvadoreña 8VONAMUS), Movimiento de Mujeres Salvadoreñas 8MSM) Y EL Instituto de Investigación, Capacitación, Formación y Desarrollo de la Mujer (IMU).

225


Formación

y

sensibilización

de

derechos

sexuales

y

derechos

Reproductivos, DSR.

Las organizaciones de mujeres, en su gran mayoría, han utilizado acciones de formación y sensibilización como parte de la estrategia de promoción y defensa de los DSR. Los procesos de formación en DS y DR se han desarrollado en cuatro niveles: 1) Procesos de formación a usurarías de programas y proyectos, en su mayoría enfocados a poblaciones jóvenes; 2) Campañas de divulgación y sensibilización a través de diversos medios de comunicación; 3) Al interior de las mismas organizaciones de mujeres; y 4) Producción de manuales o instructivos. Procesos de formación a usuarias de programas y proyectos La mayoría de organizaciones de mujeres ha realizado procesos de formación con grupos de mujeres adultas y jóvenes, ya sea solo mujeres o grupos mixtos. Por lo general, estos procesos están dirigidos a fortalecer el conocimiento en métodos anticonceptivos y de protección de las infecciones de transmisión sexual, ITS. Solamente en las acciones desarrolladas por Las Dignas y Las Mélidas, se incluyen la formación tópicos sobre el goce y el ejercicio de la sexualidad. Entre los contenidos temáticos se encuentran: el placer, autonomía del cuerpo, auto cuidado, autoerotismo, etc. ambas organizaciones cuentan con materiales escritos con formatos de manuales o instructivos.

Los mayores logros obtenidos son la difusión de los derechos Sexuales y Reproductivos a amplios grupos de mujeres y hombres, funcionando como un contrapeso social ante la visión moralista, conservadora y religiosa de los grupos fundamentalistas del país. Por otro lado, a través de las actividades realizadas se ha promovido “el derecho a la educación sexual”, el derecho “a decidir de forma libre sobre el cuerpo y la sexualidad” y el derecho “a ejercer y disfrutar plenamente de la vida sexual” como un derecho de las personas, especialmente de las mujeres. Estos son algunos de los factores que han contribuido a llevar la reflexión feminista sobre Derechos Sexuales y Reproductivos a amplios grupos de mujeres, jóvenes y a representantes del sector público local. En la actualidad

226


temas como el Trabajo Sexual y los Derechos Sexuales y Reproductivos de las Trabajadoras Sexuales, la identidad y la Diversidad Sexual comienzan a promoverse como parte de una visión más holística de la sexualidad.

Campañas de divulgación y sensibilización a través de diversos medios de comunicación.

Los mecanismos más usados para la difusión de temas relativos a los DSR han sido la distribución de material ilustrativo tales como: trípticos, fólders, afiches, portadas de cuadernillos, manuales y material promocional como estampados en camisetas, gorras , maletines, carteras, pañoletas, etc,

Además han

producido campañas radiales para difundir temas específicos como la Prevención de la Violencia y explotación sexual.

El elemento común de estas campañas ha sido la utilización de formatos sencillos de lenguaje comprensible, empleando símbolos, dibujos o colores llamativos, por lo que se deduce que están dirigidos a sectores amplios de la población femenina, y a jóvenes mujeres y hombres.

El MM ha logrado cierto reconocimiento en las sociedad y son una voz autorizada en materia de defensa de los derechos de las mujeres y en el abordaje de la salud sexual y reproductiva desde el enfoque de derechos, mostrando que también estos son derechos humanos.

Al interior de las mismas organizaciones de mujeres

La mayoría de organizaciones desarrollan esfuerzos formativos dirigidos a sus socias y, en algunos casos, a todo su personal, en los que realizan actividades que facilitan la reflexión sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos. La metodología utilizada son talleres, reunidos, foros de debate y jornadas. Entre los logros más relevantes se encuentran en primer lugar, que las organizaciones de mujeres cuentan con una reflexión vivencial sobre temas como la sexualidad y los Derechos Sexuales y Reproductivos, lo que les ha permitido promover las campañas de difusión y formación hacia otros atores

227


sociales externos a la institución.

En segundo lugar, han facilitado la

apropiación del derechos “a la igualdad de oportunidades y la equidad” tanto interna como externamente.

En tercer lugar, estos procesos de sensibilización y reflexión han potenciado la deconstrucción de los mitos y tabúes relacionados con los Derechos Sexuales y Reproductivos, lo que ha contribuido al empoderamiento y crecimiento

del

liderazgo

de

muchas

mujeres

integrantes

de

las

organizaciones. Mujeres que tras varios procesos de formativos y vivenciales han podido trascender las barreras de sus propios prejuicios, para poder vivir una diva más libre, autónoma y auto determinada, implicándose con la defensa de sus derechos.

Producción en Manuales o Instructivos

Aunque son muy pocas las organizaciones que cuentan con producción propia de materiales de formación en temas relativos a los DSR (Flor de Piedra, MSM, Las Mélidas y Las Dignas) estos están orientados a educar y sensibilizar a las mujeres sobre anticoncepción, exposición detallada sobre los órganos reproductivos y genitales femeninos y masculinos, los ciclos menstruales, la prevención de VIH-SIDA e ITES.

Estos materiales cuentan con explicación clara que diferencian la sexualidad humana de las relaciones sexo-coitales.

Así como cuestionamientos a las

costumbres, prejuicios, ideas tradicionales, mitos y tabúes impuestos por el sistema patriarcal y su ignorancia, orientación básica sobre las distintas preferencias sexuales, prevención y atención en casos de violencia sexual, etc.

En ocasiones estos materiales constituyen devoluciones de investigaciones o sistematizaciones de experiencias, por lo que cuenta con matrices y datos estadísticos, así como con la información jurídica sobre aborto, embarazo precoz, violencia sexual, etc.

Todas las organizaciones involucradas en este estudio forman parte de la campaña por la Convención de los Derechos Sexuales y Reproductivos a

228


través de la campaña 28 de septiembre por la Despenalización del Aborto. Este esfuerzo cuenta con un Manifiesto escrito, publicado en forma de folleto, en donde defienden los DSR

desde el enfoque de derecho, a la vez que

diferencia los DS de los DR y plantea la necesidad de comprender los DSR más allá del ámbito de la salud. Este material ha sido difundido a través de las organizaciones consultadas para esta investigación.

Como resultado de estos esfuerzos se señala que desde las Organizaciones de Mujeres y las Coordinaciones, se ha tratado de trascender el lenguaje académico y médico sobre sexualidad y preproducción al utilizar un lenguaje coloquial, desprejuiciado, laico, sin estigmatizaciones y comprensible, así como material gráfico sencillo para poder llegar a un amplio publico de mujeres con el mensaje de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Con estas actividades se ha garantizado hacer accesible el derecho “a la información científica, sin prejuicios y laica sobre la sexualidad”.

Planificación Familiar (anticonceptivos, anticoncepción de emergencia)

La estrategia más utilizada en casi todos los casos ha sido la de divulgar, informar, educar y sensibilizar a la población joven, con prioridad en las mujeres, considerando que es esta la población en riesgo de embarazos no deseados. Efectivamente, han sido las organizaciones de mujeres quienes han defendido y promovido el uso de la anticoncepción de emergencia como un método eficaz, cuyo uso responsable puede prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Han logrado este objetivo a pesar de la información que divulga el Estado a través del MINED y el Ministerio de Salud, así como la Iglesia Católica, que los métodos anticonceptivos por excelencia son la fidelidad y la abstinencia. Así mismo, con estas acciones se ha obtenido promover el derecho

“a la

libertad reproductiva”, difundiendo entre mujeres y hombres el uso de anticonceptivos orales o inyectables, cubriendo a poblaciones del área rural tradicionalmente olvidadas por las políticas públicas.

229


El Aborto

En general el tema sobre el aborto y la decisión de las mujeres por la maternidad ha sido enfocado sólo por las organizaciones de mujeres desde una perspectiva de derecho. En el ámbito internacional, en 1990 con el apoyo del movimiento feminista argentino, se declara el 28 de septiembre Día de la Despenalización del Aborto en América Latina y El Caribe. Además, se creó una red de organizaciones para demandar a los gobiernos, la legalización del aborto.

Su acción se

materializó en la campaña denominada “Campaña 28 de septiembre pro la Despenalización del aborto”.

A pesar del silencio que se apoderó del movimiento de mujeres posterior a la penalización del aborto, esta temática ha sido recuperada abajo el enfoque de los Derechos sexuales y Reproductivos a partir del año 2000, aunque no como un eje central.

Identidad y diversidad sexual.

En general, el respeto a la diversidad sexual genérica, lésbica y transgenética ha sido un tema de los contenidos de todas las organizaciones utilizados para sensibilizar, aunque no constituye parte de ningún programa o proyecto en concreto, ni posee acciones permanentes. En 1992 se constituye en El Salvador, la organización Lésbica “Colectivo Lésbico de la Media Luna”, espacio informal que convocaba a mujeres lesbianas, bisexuales, y lesbiana políticas. En su momento realizaron talleres de reflexión sobre la identidad lésbica, encuentros y convivios lúdicos.

El

merito de este esfuerzo radica en que por primera vez en el país, las mujeres lesbianas contaron con un espacio de encuentro, teniendo en cuanta las condiciones de pobreza, producto de los doce años de guerra civil. Si bien la “vivencia de lesbianismo no era nada nuevo en El salvador, afirmarla como una identidad social y desafiar la lesbofobia, si fue algo nuevo a nivel político y cultural” ( Ready,, S/F) .

230


El colectivo lésbico elaboró dos folletos de información sobre la identidad lésbica que circularon ampliamente dentro del movimiento de mujeres. Este colectivo desapareció por diversas razones en 1997. “Los vínculos transnacionales y trans-movimientales entre los movimientos lésbicos, feministas e izquierdistas crearon una coyuntura que facilitó el surgimiento de la Media Luna. La semillas de su creación fueron aportadas por los movimientos lésbicos de aquellos países hacia donde las salvadoreñas llegaron en busca de solidaridad o en calidad de exiliadas (México y EE.UU. de manera particular); una vez sembradas en un terreno atravesado por la guerra, el movimiento feminista Centroamericano

se

encargó de abonarlas” (Ready, ídem).

Por lo tanto no es de extrañar que uno de los antecedentes concretos de la formación de la media Luna fuera el encuentro feminista Centroamericano realizado en Monte limar, Nicaragua en 1992. Ahí, las lesbianas salvadoreñas que participadas regresaron cargadas de energía y deseos de trabajar por el respeto de sus derechos. Posteriormente, un grupo de aproximadamente doce mujeres lesbianas, bisexuales y mujeres que les apoyaron, empezaron a reunirse informalmente, A pesar de la homofobia existente en el Movimiento de Mujeres y en la izquierda, en unos meses comenzaron a consolidarse y relacionarse con las redes existentes, con el apoyo internacional, dos integrantes del grupo participaron en la tercera conferencia de América Latina y El Caribe en Puerto Tico en julio de 1992 ( Ready,, S/F).

Sobre la desaparición del grupo, Ready menciona que “las repercusiones del encuentro ( VI Encuentro Feminista de América Latina y El Caribe) y los debates alrededor de la plataforma MUEJRES 94 dejaron al Movimiento de Mujeres Salvadoreñas y en particular a la Media Luna, agotado y traumatizado. El nivel de lesbofobia que se había desatado contra ellas, fue alago inesperado y sin precedentes. El surgimiento del grupo había sido gradual y anónimo y ninguna de sus integrantes había asumido públicamente un perfil lésbico fuera del movimiento de mujeres. Cuando el grupo empezó a recuperarse, sus actividades fueron sobre todo de carácter social”.

231


También afirma: “una dinámica de relaciones internas parecida a la que señala Norma Mogrovejo en su discusión sobre el movimiento lésbico latinoamericano (1996), donde las relaciones políticas y románticas se mezclan dando como resultado que las infidelidades y los celos tienen tanta influencia sobre el rumbo de la organización como las agendas políticas, Cualquiera que ha experimentado dinámicas parecidas sabe que tales relaciones pueden ser muy destructivas para una organización. Otros dos factores influyeron en el desenlace del grupo de manera significativa: la integración de integrantes de la Media Luna como asalariados de un organismo de mujeres y la disminución de las relaciones con los movimientos solidarios de otros países” (Ready, ídem).

Un último factor que afirma la autora, es que la convocatoria de la Media Luna, había sido fundamentalmente realizada por lesbianas extranjeras, que al dejar el país, el resto no fue capaz de darle un perfil y un seguimiento al espacio. En el movimiento de mujeres Las Dignas ha sido la organización que más ha trabajado la temática; desde los años 90 han venido desarrollando talleres y procesos de reflexión en torno al sexismo, el heterosexismo y la lesbofobia con el objetivo de fomentar y preparar una posición interna sobre el lesbianismo. En 1994 con el apoyo de Kathy Burger, miembra honoraria de las Dignas se desarrollan jornadas de reflexión y una serie de actividades (Encuentros, cine foros, charlas, conversatorios), tanto al interno como al externo de la institución, dirigidos a fomentar y promover la organización de lesbianas como gremio. La importancia de estas actividades radica, en que han servido de medio de difusión de concepto y se ha sensibilizado a las mujeres dentro y fuera de la organización en el respeto y tolerancia.

Sin embargo, se considera que es a partir del año 2004 cuando en realidad se da más apertura al lesbianismo y a las mejeros lesbianas dentro de las Dignas de forma simbólica y visible. En la actualidad aunque las Dignas no cuenten con un programa o proyecto especifico para el área, consideran que el lesbianismo es un tema vital para la estrategia de fortalecimiento del movimiento de mujeres. En los años 2005 y 2006 promovieron cine fórum con películas que planteaban la identidad lésbica.

232


En el 2007 las Dignas facilitaron cine fórum y encuentros lúdicos, algunas de estas actividades las desarrollaron con grupos lésbicos como “La casa de Safo” y la colectiva de lesbianas salvadoreñas (COLESAL) y otras organizaciones de mujeres

como

las

Mélidas.

Estas

últimas

promovieron

talleres

de

sensibilización y fomento al respeto del lesbianismo en el contexto del Día internacional del Orgullo Gay y Lésbico (28 de junio).

Las lesbianas, organizadas o no, han logrado manifestar en diversos espacios su inconformidad con el movimiento de mujeres, especialmente porque este ultimo no retoma sus demandas y no impulsa acciones positivas en relación a las lesbianas en sus instituciones, considerando que existe una lesbofobia internalizada en el movimiento.

Con las acciones antes mencionadas, las organizaciones feministas y lésbicas han promovido el derecho “a decidir de forma libre sobre el cuerpo y la sexualidad”, el derecho a “no ser discriminadas”, el derecho a “decidir con quien compartir la vida y la sexualidad, las emociones y afectos” y el derecho a “la intimidad y la vida privada”. Sus acciones han visibilizado una vivencia de la sexualidad considerada tabú en nuestra sociedad y poco reconocida, inclusive por el movimiento de mujeres, mismo que se considera amenazado cuando con la idea de desvalorar su actuación y credibilidad le colocan desde afuera la etiqueta de “lesbianas”.

A.3 Análisis de las Estrategias del MM para la promoción y apoyo a las iniciativas generadoras de ingresos de las mujeres. Institución responsable: Colectiva Feminista Investigadoras: Ana Landa y Morena Herrera

Esta investigación encontró que la mayoría de las organizaciones del movimiento de mujeres entrevistadas consideran el apoyo a iniciativas generadoras de ingreso como un medio para fomentar la autonomía económica de las mujeres, su salida del ámbito doméstico y su acceso a la toma de decisiones en todos los ámbitos, en definitiva, su empoderamiento. De esta manera son conscientes de desarrollar estrategias para, a partir de la necesidad práctica de las mujeres de conseguir ingresos para mejorar su nivel

233


de vida y el de sus familias, incidir en el interés estratégico del empoderamiento femenino

En cuanto al tipo de iniciativas que se apoyan 

La mayoría de las mujeres entrevistadas realizan trabajos tradicionales,

extensión de sus actividades domésticas como el cultivo de patios, la crianza de animales menores, la producción de alimentos, artesanías o la venta de productos comerciales. A pesar de ello, algunos cambios significativos se aprecian en la vida de las mujeres que se incorporan en alguna medida a labores tradicionalmente masculinas, como la crianza de ganado, o que realizando tareas tradicionales comienzan a salir del ámbito doméstico bien para producir, asistir a reuniones o capacitaciones, cuestionando la división tradicional de espacios.

Son escasos en la actualidad los programas que promueven el acceso de las mujeres

a

oficios

no

tradicionalmente

femeninos,

y

se

concentran

prioritariamente en el ámbito agropecuario como la producción de ganado, tilapia o camarón, que con apoyo adecuado tanto a los procesos técnicos y empresariales como a la capacitación en género, pueden promover no sólo la mejora de la condición de las mujeres sino de su posición y valoración social.

En general existe escasa diversificación e innovación en los diferentes sectores productivos, por lo que los productos elaborados y comercializados por las mujeres productoras se mantienen en mercados donde la competencia es elevada, mientras que la calidad ofrecida es inferior con frecuencia a la que aportan otros proveedores de productos similares.

En cuanto a los énfasis

Los programas de crédito

Se demuestra en la práctica que las estrategias que llevan implícita de alguna manera la metodología crediticia son una alternativa interesante para medir el interés y la capacidad empresarial real de la candidata y también para

234


promoverla, siempre que las condiciones de acceso sean adecuadas para las mujeres que las necesitan. Las mujeres empresarias que solicitan créditos, cuando son productoras, asumen también activamente la comercialización de sus productos y se dedican a ella con intensidad.

La mayoría de las mujeres participantes en los programas de microcrédito valoran positivamente en términos de apoyo a sus iniciativas, ya que no exigen las garantías de las instituciones crediticias tradicionales, fomentan el trabajo en grupo, los intereses son algo menores que los de mercado y la renovación del crédito es muy rápida, si se responde adecuadamente en términos de pago, pudiéndose incrementar los montos financiados.

Los proyectos productivos 

Como en el caso de los créditos agropecuarios, la carencia de tierra

propia es la principal dificultad de las mujeres para participar. Otra de las limitaciones evidenciadas es el corto plazo de los proyectos implementados. 

En este caso, la mayoría de la producción obtenida se enfoca finalmente

al autoconsumo, dada las escasas habilidades comerciales de las productoras.

Las empresas asociativas 

Atención específica merecen las empresas asociativas, por la cantidad de

esfuerzo material y humano que se les dedica y el relativo escaso éxito que han tenido en estos años. Estas nacen en la mayoría de los casos a partir de un proyecto, en el cual entran las mujeres interesadas en el mismo, a partir de algunos criterios básicos que dependen de las organizaciones.

Las redes 

El espacio de la redes permite a las mujeres intercambiar experiencias de

forma permanente con otros grupos de localidades diferentes, lo que les permite ampliar su visión, adquirir más conocimientos, promueven la

235


solidaridad colectiva y establecen alianzas de complementariedad productiva (unas elaboran los productos y otras los envasan), de adquisición o de comercialización, que contribuyen a mejorar el rendimiento económico de las empresas.

Procesos de incidencia política 

Los procesos de incidencia local para el apoyo a las iniciativas económicas

de las mujeres, se dan en el marco del fortalecimiento a las asociaciones locales de mujeres a las que éstas pertenecen. Van encaminados a conseguir el apoyo de las municipalidades en cuanto a concesión de terrenos, edificios para la instalación de las empresas de las mujeres, o el apoyo de la alcaldía para la promoción de los productos de las mujeres en ferias u otros eventos.

Todas las organizaciones, aunque en mayor o menor medida en la práctica, coinciden en que la autonomía económica y el empoderamiento de las mujeres no se alcanzan únicamente a partir de obtener ingresos económicos. Es necesario que estas actividades estén acompañadas de procesos de reflexión personal desde el hecho de ser mujeres, formación en derechos, generación de liderazgos, fortalecimiento de las organizaciones, incidencia política hacia el gobierno local para recabar apoyos. Es por ello que la mayoría de las organizaciones combinan sus énfasis de apoyo a la iniciativa con procesos más o menos intensos de capacitación en género, derechos de las mujeres, prevención de la violencia de género o promoción del liderazgo femenino, asumiendo que la generación de autonomía económica en las mujeres no es necesariamente un factor de transformación de la discriminación femenina sino hay un proceso previo de reflexión y reconocimiento de la subordinación en la propia vida.

El impacto en la vida de las mujeres 

Uno de los retos principales que siguen afrontando las mujeres

empresarias, tanto aquellas individuales como colectivas, es la sobrecarga de trabajo que determina dobles y triples jornadas. Los esfuerzos de las

236


organizaciones han estado enfocados a promover la corresponsabilidad del trabajo doméstico a partir del fortalecimiento de la conciencia de género de las mujeres, para que de este modo ellas demanden mayor participación de la pareja y de los hijos e hilas en las tareas del hogar. En este sentido se detectan algunos avances importantes en cuanto a la incorporación de algunos miembros de la familia al trabajo doméstico, en particular hijas e hijos, pero todavía la responsabilidad del hogar está fundamentalmente a cargo de las mujeres.

Cuadro N° 29 Capacidades a desarrollar para promover el empoderamiento de las mujeres en un proyecto de generación de ingreso Capacidades Expresión Individuales Capacidad de participar, expresarse en público con habilidad. Capacidad de visibilizar sus aportes, contribuciones y derechos. Capacidad de identificar, legitimizar y solucionar intereses. Capacidad para conocer, manejar y proyectar el negocio. Grupales

De organizarse: trabajar en conjunto para una meta común. De negociar: alcanzar soluciones comunes, llegar a acuerdos. Funcionar como grupo: ambiente de confianza, tolerancia, solidaridad, visión común. De prevenir y resolver conflictos: mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.

Fuente: Elaboración propia a partir de Bucher 1996.

Las

mujeres

que

participan

hoy

en

iniciativas

empresariales

están

desarrollando capacidades individuales y grupales. De particular evidencia es el desarrollo de habilidades de expresión pública y comunicación, que van permitiendo a las mujeres establecer otras relaciones con el entorno, así como visibilizar sus aportes y sus contribuciones, tanto a nivel de la empresa como de sus hogares.

Las mujeres valoran el espacio de trabajo colectivo no sólo como una oportunidad

económica

sino

como

237

oportunidad

para

estar

juntas,


“desconectarse” de la rutina y los problemas diarios, hablar sobre sus preocupaciones o reflexionar sobre sus derechos. Este aspecto positivo se puede convertir sin embargo fácilmente en un problema si los grupos no establecen claramente las reglas del juego internas y mecanismos ágiles y cercanos de resolución de conflictos.

RETOS REFLEXIONES PARA CONTINUAR En primer lugar se plantea urgente que las organizaciones del movimiento de mujeres y feministas establezcan canales de comunicación y coordinación entre ellas, para intercambiar experiencias, analizar resultados, compartir dificultades y aprender una de otras. I nvestigando y evaluar el impacto de este tipo de programas que incentivan la generación de ingreso para mujeres En este sentido, es necesario reforzar son los sistemas de medición de impacto de estas estrategias en la vida de las mujeres, no sólo a nivel económico sino social, político, familiar y cultural. Es importante reforzar las actividades de análisis y factibilidad previas en el marco de los procesos económicos que las organizaciones de mujeres apoyan. Que podrían servir para clarificar y ajustar expectativas en cuanto a su posible impacto en términos de ingreso, salarios o puestos de trabajo.

Mantener la innovación y la creatividad que son claves para poder acceder a un espacio en el mercado y facilitar que el negocio de las mujeres sea rentable. Es necesario revisar los programas de capacitación en administración y gestión empresarial para hacerlos más cercanos a la realidad concreta de las mujeres, sus niveles educativos y las capacidades progresivas de aprendizaje. Urgente en este caso se plantea desarrollar programas sostenidos de alfabetización matemática que acerquen el uso y el manejo básico de los números a la cotidianidad de las mujeres.

Es necesario desarrollar metodologías innovadoras ya que es un componente clave para que la generación de ingresos en el caso de las mujeres pueda convertirse en un factor de autonomía personal y empoderamiento. En muchos casos la participación de las mujeres está limitada por la doble y triple jornada que deben asumir para llevar adelante sus empresas y asegurar el trabajo

238


reproductivo. La tecnología es sin duda un elemento estratégico en tiempos de la globalización. A pesar de ello la promoción del acceso y el uso de las tecnologías de la comunicación es muy escasa en las estrategias analizadas.

La mayoría de las mujeres encuestadas no usan computadoras y mucho menos acceden a los recursos de Internet o del correo electrónico, aunque la mayoría de sus hijos e hijas ya lo hacen. Son muchos los retos que el contexto actual de globalización neoliberal plantea para la sostenibilidad de los esfuerzos desarrollados de las organizaciones promotoras de mujeres y feministas y para el avance de las empresas de las mujeres, superando la marginalidad en la que se encuentran actualmente. Trabajar en red, articularse, unir fuerzas y compartir experiencias superando celos institucionales será sin duda la mejor estrategia para hacer realidad los sueños de autonomía económica y empoderamiento de las mujeres de nuestro país.

A.4 Análisis de las Estrategias de las mujeres en defensa de los derechos laborales en el marco de los procesos de Integración apertura comercial. Organización responsable: ORMUSA Investigadoras: Jeannette Urquilla Ledy Moreno Vilma Vaquerano Jorge Vargas Las estrategias del Movimiento de Mujeres

Dentro de las diferentes estrategias impulsadas por el Movimiento de Mujeres a favor de los derechos laborales de las trabajadoras se encuentran:

a)

Campañas Mediáticas

Las campañas mediáticas realizadas por los organismos de mujeres en beneficio de los derechos laborales de las trabajadoras han sido diversas: “los derechos laborales no son negociables”, Alto a la flexibilidad laboral”, “Empleo si, pero con dignidad”, este ultimo es el eslogan adoptado por la Red Centroamericana de Mujeres en Solidaridad con las Trabajadoras de las 239


Maquilas (REDCAM), para la realización de la primera campaña mediática regional en 1997. Dicho eslogan se ha conservado desde entonces en las campañas mas recientes. en 2001, desde la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con sede en El Salvador, se realiza una campaña mediática conjunta que involucro entre otras a las organizaciones de mujeres; Las Dignas, Las Mèlidas y ORMUSA. La campaña implementada tuvo como eje principal la violación de los derechos laborales de las mujeres en las plantas maquiladoras. Estas organizaciones inician su trabajo de defensa de los derechos laborales en el segundo quinquenio de la década del 90 y continúan

aportando

importantes

propuestas

relacionadas

en

materia

económica laboral.

En 2004, año en que se funda la la Concertación por un Empleo Digno en la Maquila CEDM, se desarrollo una campaña de medios a escala nacional y regional para colocar en la agenda de discusión de los diversos actores una temática altamente sensible para las trabajadoras de la maquila. la salud ocupacional. Dicha campaña fue reflejo nacional de un esfuerzo regional que involucro a la REDCAM (AMES, CODEMUH, MEC, Las Mèlidas, MSM y ORMUSA), Las Dignas, CALDH y FEASIES, esta ultima una federación sindical la mayoría contrapartes de la familia Oxfam que ese año decide desarrollar una campaña en “Derechos Laborales/Comercio con Justicia”, y para lo cual se asocia con dichas organizaciones nacionales y redes en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. La campaña a su vez creo oportunidades de alianza coyunturales y de largo plazo, como la conformación de la Concertación por un Empleo Digno en la Maquila (CEDM) y la Red de Salud de los y las trabajadoras en Nicaragua.

En los últimos diez años, las temáticas abordadas en dichas campañas han sido: seguridad social (ISS,AFP, Salud Ocupacional), empleo digno, empleo decente, calidad de empleo, flexibilidad laboral y en general, los derechos laborales vinculados específicamente a las trabajadoras de maquila, colocando dichos temas en las agendas de diferentes actores y generando directa o indirectamente el debate y la aprobación de planes, políticas e incluso de nuevas legislaciones que favorecen a las mujeres en su lugar de trabajo.

240


b) Denuncia de casos de violación a los derechos laborales a través de campos pagados o atividades de calle.

Los casos son conocidos por las organizadoras a través de los centros de atención legal u oficinas jurídicas, en las cuales se brinda asesoría correspondiente. Dichos casos son denunciados en conferencias de prensa o bien a través de campos pagados, señalando a empresas involucradas, derechos vulnerados y cantidad de mujeres y hombres afectados. Así mismo la información es enviada a las instituciones gubernamentales encargadas de la vigilancia, cumplimientos y garantía en materia laboral, como el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (MINTRAB). Esta estrategia es muy importante porque las empresas arriesgan su prestigio, al ser denunciadas como centros de trabajo donde se violentan los derechos laborales de sus empleadas y empleados. Además de algunas actividades públicas, participan mujeres afectadas, lo que se hace mucho mas efectiva la presión ante los diferentes hechos. Este esfuerzo es monitoreado desde las organizaciones

de mujeres y la

CEDM, y tras ser sistematizado se devuelve al público en forma de noticia de denuncia.

c) Asistencia legal a trabajadoras incluso mediante sus propias unidades o departamentos de Asistencia Legal o Jurídica.

Ante la proliferación de las maquilas y la violación sistemática a los derederechos de quienes mayoritariamente se empleaban en dicho rubro de la economía, -las mujeres-, es que desde mediados de la década del noventa se crean oficinas legales y/o jurídicas con el fin de brindar asesoría jurídica, consistente en orientación legal sobre el caso consultado, de acuerdo a lo que establece

la

ley

incluyendo

información

sobre

los

mecanismos

y

procedimientos dicho servicio se ha caracterizado por su gratuidad. En el país se identifica por lo menos a cuatro organizaciones feministas integrantes de la CEDM, como las que cuentan con oficinas o áreas

241


especializadas que ofrecen ese servicio, Esta constituye una de las estrategias de mayor demanda y utilidad para la clase trabajadora, ya que las personas sienten confianza en acudir a solicitar

la asistencia debido a que incluye

acciones como acompañamiento a la persona para que acuda a las instituciones respectivas a hacer

la denuncia, seguimiento del caso y

procuración, es decir la representación técnica por medio de una abogada ante las autoridades, ya sean administrativas o jurídicas. Se trata de una estrategia que también es implementada por otras organizaciones de la REDCAM en la región.

d) Capacitación en derechos laborales a grupos de trabajadoras

Esta estrategia consiste en llevar a cabo procesos formativos con trabajadoras, que posibiliten información y conocimientos sobre sus derechos laborales, con el fin de empoderarlas respecto a los m ismos y que los hagan valer en sus centros de trabajo.

Además se realizan

jornadas de estudio (encuentros, convivios, talleres de intercambio), lo que les permite intercambiar experiencias a escala nacional y regional. Esta estrategia ha estado aparejada a acciones como la organización, no precisamente sindical, debido a que los sindicatos han constituido escenarios donde las mujeres tienen una participación secundaria o no se han sentido representadas en sus intereses y necesidades, o bien porque con frecuencia son amenazadas con despido al sindicalizarse.

En tal

sentido, las organizaciones de mujeres han creado espacios distintos para organizarlas, buscando su empoderamiento en los distintos escenarios donde se desenvuelven, tomando en cuenta sus múltiples roles y necesidades.

Los temas abordados, en otros son: derechos laborales,

derechos humanos, salud ocupacional, auto cuido, violencia contra las mujeres,

mecanismos

de

protección,

coyunturales, salarios, etc.

242

género,

legislación,

análisis


e) Gestionar y/o promover iniciativas de ley o reformas al marco jurídico existente.

Los insumos de las oficinas legales y la investigación realizadas por las organizaciones de mujeres, han permitido conocer de mejor manera el escenario desfavorable de las trabajadoras y fundamentar las diversas propuestas de ley y reformas en gemas como la retención de cuotas en concepto de ISSS y AFP, cuya falta de pago a dichas instancias por parte de las empresas actualmente constituye un delito.

Haber logrado su

tipificación particular, por las de mujeres. Otros esfuerzos en esta línea son: la propuesta para el mejoramiento en los procesos de inspeccionen los centros de trabajo y los aportes al contenido del anteproyecto de Ley de Previsión y Riesgos en los Centros de trabajo (a la que se le introdujo el enfoque de género, como un esfuerzo de la CEDM).

F) Acompañamiento de las organizaciones de mujeres en los casos de despido masivo.

Esta estrategia consiste en la atención y acompañamiento en los que se verifican despidos masivos, cierres de fábricas, intoxicaciones y muertes, con el fin de interpelar y ejercer una contraloría a la institucionalidad del Estado en torno al área laboral, y que incluye entre otras acciones las siguientes: documentación del caso, denuncia nacional e internacional, gestión para el cumplimiento de los derechos afectados o resarcimiento de daños, que puede ser con las empresas nacionales o marcas.

g) Publicar y distribuir materiales formativo-educativos sobre derechos humanos y laborales en los centros de trabajo y comunidades.

Esta estrategia consiste en la elaboración de materiales informativoseducativos sobre derechos laborales, casos prácticos, instituciones, teléfonos y direcciones de las instancias a las que pueden acudir las mujeres, así como promocionar los servicios de asesoría jurídica, que las organizaciones prestan, Además se elaboran diferentes artículos promocionales en los que se colocan mensajes relacionados con los derechos laborales.

243

Estos materiales son


distribuidos en las afueras de los centros de trabajo, zonas francas, recintos fiscales y en las mismas comunidades donde residen las trabajadoras.

h) Realizar y publicar investigaciones sobre la situación laboral de las Trabajadoras Salvadoreñas y sus Derechos Laborales

Las investigaciones constituyen una estrategia de mucho valor porque ubican a la mujer en la primera línea de importancia dentro del escenario laboral y, además sirven de insumo para argumentar situaciones prácticas que les afectan. De ahí que es necesario tener planteamientos claros de las situaciones investigadas.

La investigación como estrategia ha contribuido, entre muchos aspectos más, a lo siguiente:

a) Fundamentar propuestas legislativas o ministeriales desde las mismas organizaciones de mujeres; b) Conocer de mejor manera la situación de precariedad en que laboran millares de mujeres en El Salvador, Centro América y el mundo; c) Visibilizar las brechas de inequidad y desigualdad existentes, como producto de la discriminación contra las mujeres por razones de género en el mundo laboral; d) Sensibilizar a diferentes actores sociales e institucionales estatales respecto a la problemática.

i)

Constitución de redes de carácter permanente y coyuntural.

Aglutinar a ciertas organizaciones para un fin común se ha convertido en un elemento estratégico que le otorga fuerza a la sociedad civil para reivindicar los temas priorizados en las agendas, en este caso en la agenda del Movimiento de Mujeres sobre el tema laboral las redes conformadas en los últimos diez años se han dado a dos niveles: regional y nacional. A nivel Regional La Red Centroamericana de mujeres en solidaridad con las Trabajadoras de la Maquila (REDCAM), actualmente está integrada por la Colectiva de Mujeres

244


Hondureñas

(CODEMUH)

Solidaridad(AMES), Guatemala;

Honduras;

Asociación

de

Mujeres

en

Movimiento de Mujeres Trabajadoras y

Desempleadas María Elena Cuadra ((MEC) Nicaragua; Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes (Las Mélidas), Movimiento Salvadoreño de Mujeres (MSM), y la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), El Salvador. Fue fundada en 1996 por organismos integrantes de la Coordinadora de organismos de Mujeres (COM) de El salvador- integrada por CONAMUS, AMS, ADEMUSA, MSM Y ORMUSA-, MEC de Nicaragua, CODEMUH de Honduras y por AMES Y GRUFEPROMEFAM de Guatemala. Posteriormente se incorpora a la REDCAM el Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes ó Las Mélidas de El Salvador. A escala regional ha sido la REDCAM, y sus organizaciones, la que ha contribuido a colocar en la agenda pública y, por consiguiente, a visibilizar las necesidades e intereses de las trabajadoras de la maquila, posibilitando con ello avances importantes en la defensa de sus derechos laborales.

A nivel Nacional

En El Salvador, este aporte se realiza desde la Coordinación de Organismos de Mujeres (COM),

que inicia un trabajo de acompañamiento brindando

información y capacitación a mujeres trabajadoras de la maquila e impulsando procesos de sensibilización siempre bajo el eslogan: “empleo si, pero con desigualdad”. En tal sentido, el trabajo realizado desde el Movimiento de Mujeres, principalmente, ha contribuido también a que las instituciones del Estado que velan por el cumplimiento de los derechos laborales, tengan hoy poco espacio para limitar su desempeño a favor de los derechos laborales, tengan hoy poco espacio para limitar su desempeño a favor de la parte empleadora, alto que era veladamente frecuente en las décadas previas a la firma de los Acuerdos de Paz (1992).

Es decir, que el impacto de la presión ejercida por dichas

organizaciones en los últimos diez años, ha permitido que actualmente sea menos frecuente y más visible el incumplimiento de os derechos laborales y humanos, sobre todo de las mujeres trabajadoras, lo que ha evitado al mismo tiempo que muchos queden en la impunidad.

245


. La apertura comercial en el marco de la integración Centroamericana sin la participación plena de las mujeres.

Se ha retirado desde distintas instancias e investigaciones publicadas que en la mayoría

de

procesos

de

integración

en

Latinoamérica

y

el

istmo

centroamericano, se prioriza en la apertura para el intercambio comercial, sin tomar en cuenta el impacto social y económico de dichos procesos en las condiciones de vida de la población afectada. Con respecto al proceso de integración en Centroamérica, la OTI52 destaca que la experiencia en procesos como el de la Unión Europea, manifiestan la necesidad de que los gobiernos reconozcan la participación de la sociedad civil y que esta reconozca su responsabilidad en la construcción de una nueva comunidad basada en la cooperación y solidaridad como es el propósito del sistema de integración centroamericana (SICA).

Refiere el proceso a Centroamérica ha buscado la unidad política desde l siglo pasado pero el tema de la participación de la sociedad civil no ha tenido demasiado espacio como el tema económico pese a que la carta que protocolizó la creación y la iniciativa civil par la integración centroamericana (ICIC), entrega a los presidentes de la región en la cumbre presidencial de Guatemala en 1943, inicio un proceso iniciando un proceso de participación que buscaba representar a la sociedad civil en diferentes instancias y foros del sistema de la integración centroamericana.

De acuerdo con el tratado de integración social, crea un subsistema dentro al SICA dedicado a temas sociales: “Gobiernos del Istmo Centroamericano se comprometieron a mejorar la calidad de vida de la población asignando beneficios del desarrollo sostenible con los siguientes objetivos: respeto a la vida, concepto de la persona, la familia, la paz, la no discriminación, el acceso 52

- El proceso de integración centroamericana en perspectiva/OTI. Impacto Social y participación de la Sociedad Civil en el proceso de integración. - La ICIC surgió de un conjunto amplio de organizaciones campesinas de pequeños empresarios, organizaciones comunales y trabajadores de la subregión como un instrumento para garantizar el papel de la sociedad civil como interlocutores ante los gobiernos centroamericanos y otros actores sociales.

246


a la salud, educación, vivienda y trabajo justamente remunerados. Por tanto, llevar a la práctica la participación de amplios sectores de la población bajo esquemas de representación es una tarea bastante ardua en todos los países.

Dicha

participación

se

ha

visto

opacada

por

Centroamérica, principalmente la carencia de

diversos

factores

en

una verdadera tradición

democrática en varios países provocando baja participación ciudadana y política, ausentismo en procesos electorales e indiferencia de la ciudadanía por los problemas de los países. De manera que la participación de la sociedad civil más que una necesidad, es un reto para las naciones de la región si es que se pretende que el proceso de integración tenga como resultado sociedades más igualitarias y equitativas.

En este contexto, superar el escepticismo de la ciudadanía. Por ahora, añade, citando a Arriola y Aguilar, “El marco institucional del SICA reproduce las estructura jerárquicas refractarias a la participación social de las mayorías populares en el destino de las naciones.

El

espacio reservado a la

participación de las organizaciones sociales, mediante el Comité Consultivo de SICA (CC-SICA) es insuficiente e ineficiente desde al perspectiva de una real participación social en el proceso.

En ese mismo orden cabe señalar que el mismo espacio de la OIT, se plantea como una instancia tripartita, donde no existe actualmente o no se considera válida la interlocución de otras organizaciones que no sean representantes dela empresa privada, los gobiernos y los sindicatos. En esa misma línea de cosas y respecto a os procesos de integración y apertura comercial es importante mencionar la existencia de otros espacios de participación y debate que se plantean como alternativos de los movimientos sociales y de mujeres, que desde diferentes lecturas han hecho públicas sus propuestas y posicionamientos, Sinti Techan y el Foro Mesoamericano, en donde no obstante han participado las organizaciones del movimiento feminista y de mujeres, todavía son espacios donde se pierde el principio de especificidad, es decir las mujeres escasamente nos vemos, si no tenemos una voz propia, dijo la vocera de ORMUSA

247


Dimensión Social de la integración y propuestas de Movimientos Sociales

Aunque en la práctica no se ha retomado la integración social formal, esta figura en diversos documentos que vinculan políticas oficiales en ámbitos más amplios a lo nacional, sobre salud y seguridad social, educaci9on y cultura, donde la persona se constituye en el sujeto y objeto de los acuerdos, expresada directamente en el Tratado de integración Social (TISCA), acuerdos de Cumbres Presidenciales yen la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES).

Los objetivos específicos de la integración social fueron formulados desde 1990 en cuanto a la necesidad del impulso de políticas para el Desarrollo Humano y en los compromisos de abrir espacios de participación. En julio de 1991, se incorporó el tema social en la Cimbre de San salvador, el Protocolo de Tegucigalpa y el Compromiso presidencial suscrito en Honduras, en 1991, a través del mandato de formulación de un Programa Regional para

el

Desarrollo Humano (Delgado, 2004).

En el TISCA fue creada la Secretaría Técnica del Consejo de la Integración Social (SISCA), el Consejo Centroamericano de Instituciones de Seguridad Social (COCISS) y La Comisión Regional de Asuntos Sociales (CRASS). Se creó en julio de 1991, como parte de las Cumbres de Presidentes, una Comisión

de Primeras Damas de la región y se les definía como el

“mecanismo orientado a contribuir a la coordinación y el seguimiento para la atención adecuada de la problemática social de los distintos sectores de la región”.

Pese a la existencia del sistema institucional, se observan debilidades notorias en la voluntad de los Estados Unidos para cumplir sus compromisos comunitarios. El espíritu integracionista en la región e tornó en contenido del discurso oficial para darse imagen hacia afuera, pero fue opacado por la dinámica

aperturista,

anulando

esfuerzos

y

espacios

institucionales

importantes, que impactaron la integración de lo social, no obstante que ha estado ampliamente tratada en los documentos oficiales” (ídem).

248


Además de la estructura actual que facilita el SICA, en los últimos años ha habido esfuerzos “formales” de involucrar a la sociedad civil en los procesos de integración regional a nivel centroamericano. Entre ellos se involucró a la Federación de Entidades Privadas de Centroamérica del Seminario sobre Multiculturalismo y macro integración Regional de 1996 y el balance “Hacia una integración

desde

Abajo:

Participación

Sociedad

Civil

e

Integración

Centroamericana” del proyecto SICA/CERLAC/PAR de 1999 (Ídem).

De igual manera se organizaron reuniones motivadas pro catástrofes asociados a fenómenos naturales en la región y del Grupo Consultivo Regional, en las reuniones de Estocolmo (1999) y Madrid (2001); en esta última participaron organizaciones de mujeres salvadoreñas como Las Dignas y otras que formaban el Foro de Ciudadanas,53 para quienes poca participación real de la sociedad civil.

A nivel formal o político, los esfuerzos por incluir la agenda económica de las mujeres en el sistema centroamericano, cobraron impulso mediante la Declaración de Managua, suscrita en 2002, en la cual Ministras, Secretarias de Estado Presidenciales, Viceministras, Subsecretarias de Estado y Directoras Regionales Nacionales de la Mujer de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y República Dominicana, participaron en el Encuentro Regional de Mecanismos Nacionales para la Promoción de la Mujer.

En el mismo año, en el mes de diciembre, se conformó el Consejo de Ministros de Asuntos de la Mujer (COMMCA), a fin de incorporar este consejo al interior de la estructura del SICA e introducir temas de interés en materia de género y políticas de igualdad.

Efectivamente, tres años después54, se incorporó el

Consejo de Ministros sobre el tema de la Mujer (COMMCA), como parte del SICA, en el Subsistema de la Integración Social (Martínez, s/f).

Dicho subsistema fue acordado en 1995 con la firma del Tratado de la Integración Social (Protocolo de San Salvador) por parte de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, mediante el cual se sustituye a la Comisión 53 54

Entrevista Nora Hernández, de Las Dignas, San salvador, 4 de octubre de 2007. Durante la XXVI Reunión Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del SICA, desarrollada en Honduras, el 30 de junio de 2005.

249


Regional de Asuntos Sociales (CRAS) por el Subsistema de la Integración Social y se crea la Secretaría de la Integración Social, el órgano directivo de Secretaría es el Consejo de la Integración Social, conformado por el o la Ministra, Coordinador(a) del Gabinete Social de cada país.

La agenda de

trabajo del COMMCA abarba temas sociales y económicos.

Es de señalar que fuera de estos mecanismos formales, las organizaciones de mujeres Y MIXTAS, ENTRE ELLAS Las Dignas, ORMUSA, MSM, Las Mélidas y ACOGIPR, son parte de redes regionales y latinoamericanas que abordan el tema de los derechos humanos de las mujeres trabajadoras, los derechos humanos de la población en general y los derechos de las personas con discapacidad, como se detalla en el capitulo siguiente.

Dichas acciones, en palabras de representantes, ya sea a nivel individual o colectivo, persiguen el fortalecimiento de la autonomía de las mujeres para ejercer una ciudadanía activa en el proceso y evaluación de las políticas públicas que les afectan, una de esas experiencias fue el Foro Mesoamericano de los Pueblos.

De igual manera, promueven condiciones para que las

mujeres centroamericanas puedan acceder de manera efectiva a la información que les permita reclamar sus derechos laborales. Finalmente, en esta apartado conviene mencionar al menos dos elementos importantes en relación a la participación de las mujeres en la defensa de los derechos laborales y a su participación en los procesos de integración económica. En primer lugar, lo poco abordado que ha sido el tema laboral y económico en las agendas de los movimientos de mujeres

y movimientos

feministas, lo cual sin duda tiene su respuesta en las mismas estructuras que han excluido a las mujeres de la participación social, económica y política.

Y en segundo lugar, está lo relacionado con los encuentros y desencuentros de las feministas y las organizaciones involucradas en estos procesos a partir de las deferencias de métodos, enfoques y en la forma de nombrarnos y nombrar a las otras y otros, desde las líneas denominadas de la incidencia y resistencia; el cuestionamiento

de las organizaciones que plantean que debe hacerse

propuestas y en qué medida se cae en los juegos del gran capital. Develar estas diferencias es importante porque en medio de todo hay un significado

250


político para quienes se ubican en la línea de resistencia, que no es más que la negativa a que esos cambios sucedan a espaldas de la población y en perjuicio de la misma: de hacer propuesta, porque la fuerza social que hemos producido aún no se pude medir o equiparar con la fuerza económica e incluso geopolítica que se encuentra detrás o claramente explicita en los procesos de negociación comercial.

Retos y perspectivas de incidencia a favor en los derechos laborales en el marco de la integración centroamericana y de los procesos de apertura comercial.

Pese a la existencia de instrumentos formales dentro del SICA para promover la participación de las organizaciones de la sociedad civil, sector empresarial e instancias públicas, las organizaciones aún no hacen uso de dichos mecanismos limitando las posibilidades prácticas de los movimientos de mujeres para incidir en la agenda de la integración centroamericana.

Según as mismas organizaciones de mujeres que intenta incidir en dicha agenda, la perspectiva de impacto de las propuestas de mujeres es bastante limitada.

Existen factores internos y externos vinculados a los procesos

políticos, económicos y culturales que afectan esa incidencia.

Uno de esos factores es que el proceso de integración centroamericana es si mismo se enfoca principalmente en medidas

económicas e integración

comercial, más que en la búsqueda de la integración social.

Al revisar los acuerdos protocolos y la realidad misma, es evidente que los gobiernos centroamericanos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, han analizado prioritariamente tópicos vinculados a la Unión Aduanera. el Proceso de Unión Económica, la coordinación de negociaciones comerciales con terceros países o bloques regionales, entre ellos el Acuerdo de Libro Comercio Triangulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) con México (2000) y el Acuerdo de Libre Comercio Centro América-Estados Unidos (CAFTA).

251


El proceso de integración centroamericana enfatiza en el perfeccionamiento de la zona de libre comercio; la construcción de la unión aduanera y la negociación conjunta de un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, acorde al esquema económico vigente basado en la liberación, la apertura comercial y la consolidación de una estructura de exportación extra regional, potenciada con las facilidades de acceso a mercados concedidas por la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y el Sistema Generalizado de Preferencias de la Unión Europea, permitiendo el surgimiento de nuevas actividades y sectores económicos relacionados con el proceso exportador (FLACSO,2006).

Esos cambios han influido en los procesos productivos, que han impactado en los diversos sectores sociales, principalmente en las mujeres, debido al incremento de su participación como fuerza de trabajo de bajo costo en las actividades económicas del modelos exportados, principalmente en la maquila textilera y cultivos no tradicionales de exportación.

Pese a ello, el énfasis de la integración regional en los últimos años, ha estado en la potenciación de la agenda económica de los países, mientras que los aspectos sociales o políticos no han tenido el mismo protagonismo en la agenda centroamericana, a pesar de la incorporación de la agenda social en el proceso de integración a partir de 1994, con la suscripción de la Alianza para el Desarrollo Sostenible y el Tratado de Integración Social de 1995. En reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de Centroamérica celebrada en junio de 2005, con el fin de promover el enfoque de género en todos los órdenes de la vida regional, se decidió incorporar el Consejo de Ministros o Ministritas de la Mujer, como parte del Sistema de integración centroamericana, en especial dentro del subsistema de integración regional, el espacio para incorporar la perspectiva de género en el quehacer integracionista.

Con el fin de potenciar ese espacio, en abril de 2006, se realizó un encuentro regional de mujeres líderes en San José, Costa Rica “enriquecer el debate contemporáneo

55

, cuyo objetivo fue

en Centroamérica, con las voces y

enfoques novedosos desde las mujeres, sobre los rumbos deseables y posibles 55

Bajo los Auspicios de FLACSO, con el apoyo de la Embajada Británica en Costa Rica a través de DFID, el Proyecto “Las Mujeres en la agenda económica y la apertura comercial” de UNIFEM, la Fundación Konrad Adenauer y el Programa Centroamericano de la Unión Europea (PAIRCA).

252


de la región centroamericana, en su proceso de integración; en virtud de la proximidad del proceso de negociación hacia un Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea”.

En ese contexto, es indudable la importancia y necesidad de incorporar la agenda económica de las mujeres, en el subsistema de la integración económica centroamericana, debido a tres razones (Martínez, s/f).

El mayor flujo de comercio regional es realizado por micro, pequeñas y medianas empresas, en donde existe una presencia significativa de mujeres como propietarias, como abastecedoras o compradoras en algún eslabón de las cadenas productivas regionales existentes y/o en las cuales se emplea mano de obra femenina. En el subsistema de la integración centroamericana es donde se realiza la negociación y la coordinación general de las condiciones de participación de los países del istmo, en el proceso de apertura comercial extra regional, y que posteriormente se traduce en medidas nacionales de política comercial. Se puede prever, entonces, que las, que las negociaciones comerciales afectan directamente a las mujeres en el planos económico, pero éstas están ausentes de las mismas. Para ello, se requiere de recursos con los cuales financiar agendas económicas complementarias que faciliten la inserción de las mujeres en las nuevas oportunidades que abren los acuerdos comerciales. La cooperación internacional para el desarrollo ha manifestado su interés en apoyar programas para el desarrollo económico de carácter regional. Desde el sistema de la integración económica se pude incorporar en la agenda de la cooperación internacional, programas que tengan como objetivos la promoción de la autonomía económica de las mujeres y el mejoramiento de sus formas de inserción productiva en las economías nacionales y en el espacio regional. El estudio de UNIFEM denominado “Las Mujeres en la agenda económica y la apertura comercial”, indicó que entre las opciones más viables para incorporar la agenda económica de las mujeres dentro de la agenda del SICA, es la conformación de una UNIDAD Técnica de Género e integración Económica dentro de la SIEGA, por ser este el organismo más visible y mas operativo dentro del subsistema de la integración Económica; además se relaciona de manera directa y relativamente ágil, con todas las instancias que forman este subsistema y que son parte de los diferentes procesos de toma de decisiones.

253


En la medida que la SIECA acompaña, facilita y apoya el trabajo de todas estas instancias, tiene la posibilidad de incidir técnica y políticamente en el diseño de acuerdos, resoluciones, recomendaciones y reglamento. Para la agenda económica de las mujeres, esto acarrearía ventajas, puesto que los temas y/o preocupaciones de las mismas, tendrían la oportunidad de ser consideradas dentro de las discusiones y decisiones que se adopten en el mencionado subsistema. Es de esencial importancia el apoyo de la Secretaria General del SICA, donde se establecen los temas de las agendas de las reuniones de presidentes y, por consiguiente, eventualmente se puede incidir en la incorporación de los temas de la agenda económica de las mujeres en dichas cumbres presidenciales.

De igual manera, señala Martínez, el Comité consultivo de la integración Económica podría desempeñar un importante rol de apoyo al COMMCA, lo que exigiría una relación más estrecha entre sectores gubernamentales y no gubernamentales.

Desde la óptica de los movimientos de mujeres, la

desconfianza, la apatía y aun la falta de recursos humanos y técnicos afectan esa relación (Martinez, s/f). Diversas instancias públicas y no gubernamentales han reiterado que para la integración centroamericana debe existir un Parlamento Centroamericano legitimado social y políticamente en la región; que asuma funciones claves en el ámbito legislativo y no de simple planteamiento, análisis y recomendación, sino toda la iniciativa jurídica regional en torno a homologación, adecuación y equipamiento legal. Abrir puertas de comunicación y diálogo entre las y los parlamentarios centroamericanos y los parlamentarios nacionales, sólo es posible sobre la base de propuestas concretas.

Se han señalado dos posibilidades de reforma: Elaborar su propia carta social centroamericana a ser negociada con la oficialidad del sistema, con las reivindicaciones regionales que incorpore la homologación y armonización de la legislación laboral, la equipación de la planta social instalada en el istmo y una efectiva política de libre transito de personas, e impulsar un programa de integración integracionista

centroamericano

254

que contemple temas sobre


derecho comunitario, participación democrática y convivencia pacifica entre los pueblos. La propuesta del Código Laboral Sustantivo Centroamericano se orientaba hacia la armonización de la legislación laboral y leyes más justas para trabajadores y trabajadoras centroamericanas.

La propuesta aún no ha

prosperado, aunque desde las mismas redes nacionales y regionales trabajando en el tema laboral, se impulsó su análisis. Aunque la propuesta elaborada por el diputado guatemalteco, Aquiles Linares, también fue cuestionada incluso por algunas organizaciones que no confían en la labor del PARLACEN, de igual manera, recibió comentarios positivos por su alto valor proteccionista de la clase trabajadora. Según las organizaciones de mujeres que trabajan en el tema de los derechos laborales, en el marco de los procesos de integración económica y de las negociaciones comerciales si bien este es parte de la agenda de trabajo de algunas organizaciones, no se trabaja de manera integral, además, consideran que por ahora no existen las condiciones idóneas para incorporar la agenda de las mujeres en los procesos del SICA.

En coincidencia, representantes del Foro de Mujeres con la Unión Europea, con la participación de organizaciones sociales de los países el istmo Eillen Girón, coordinadora del Foro, capitulo El Salvador, comenta que éste ha tenido un funcionamiento irregular debido a largos periodos de inactividad, principalmente a causa de la escasez de recursos. Desde inicios de 2007 el Foro se ha reactivado. A la fecha, la coordinación pro-tempore es asumida por la nicaragüense Haydee Castillo. A inicios de este año

se

integró

al

Comité

Consultivo

del

Sistema

de

integración

centroamericana (CCSICA), conformado por unas 23 confederaciones y redes de la sociedad civil de todos los países de la región. El Comité sirve como interlocutor con la Unión Europea y demás gobiernos de la región en el proceso de negociación del Acuerdo de Asociación. Esa condición nos permite conocer, qué significa realmente un acuerdo de esta magnitud para Centroamérica.

Desde esa instancia se logró gestionar la

255


participación de movimientos feministas centroamericanos en el segundo encuentro de la sociedad civil, celebrado en Honduras. contacto

con

los

Ministerios

de

Trabajo

Además facilita el

centroamericanos

y

otras

organizaciones feministas de la región, dice Eillen Girón, también Directora Ejecutiva de ACOGIPRI. “Esta no es en si una organización feminista,- refiriéndose a ACOGIPRI-. Tampoco tenemos un programa que trabaje específicamente el tema a nivel de organización, pero

se aborda el tema de los derechos humanos de las

personas con discapacidad y somos parte de la Concertación Feminista Prudencia

Ayala

y de

la Red Latinoamericana para

Personas con

Discapacidad. Las redes tienen más impacto y más oportunidad de incidir en la políticas públicas”, agrega Girón. A nivel individual, no se trabaja el tema de los derechos laborales de las personas con discapacidad, pero se realiza un trabajo de incidencia más amplio para proteger los derechos humanos de ese colectivo en general, sin distinción de género. Nuestro trabajo es brindar asesoría a las personas con disparidad que buscan empleo, conectarlas con empresas para su inserción laboral. No abordamos el tema de los derechos laborales porque apenas estamos luchando por la inserción laboral.

Lamentablemente, si una persona discapacitada logra

conseguir empleo ya e es un gran logro. He conocido casos de personas que han sido despedidas al tratar de reclamar sus derechos; las empresas ven como un favor que están haciendo contratar a una persona discapacitada, cuando solamente están cumpliendo con la ley.

El tema de los derechos laborales es un paso más delante de la inserción; en el caso de las mujeres

discapacitadas aún se esfuerza por obtener

oportunidades de habilitación para el empleo e inserción laboral; no han avanzado por lograr una participación en el mercado de trabajo. “Las mujeres pasamos invisibilisadas en la sociedad en general. El acurdo es más que todo un acuerdo comercial, pero es trascendental para Centro América. Si las mujeres no participamos no tenemos la oportunidad de señalar

256


y esperar a que el acuerdo tenga impacto favorable en la vida de las mujeres”, opina.

En una opinión menos optimista, la Directora Ejecutiva de la Mélidas juzga que los movimientos de mujeres han sido excluidos del tema de negociación y de la misma integración. El TLC no fue consensuado entre la población y mucho menso entre las organizaciones sociales. Incluso, considera que redes como la REDCAM han profundizado en la temática de manera desigual, en algunos países más que en otros, con el propósito principal de contrarrestarlo pero fue imposible.

“Al final, las organizaciones nos limitamos a informar a las

trabajadoras cual es el impacto de los Tratados y las cosas negativas que pudieran afectarlas. Para mi, el tema quedó concentrado a nivel de gobiernos beneficiando sus intereses y no los de la población”.

Roles y retos del Movimiento de Mujeres para la incidencia en los procesos de integración económica y negociaciones comerciales.

Las representantes de las organizaciones admiten que la incidencia de los movimientos feministas en el proceso de integración es bastante “débil”. Se enfrenta diversos obstáculos que dificultan la participación de las mujeres, ya sea por desconocimiento, falta de cultura política y, sobre todo, por falta de herramientas necesarias para lograr una participación más afectiva.

Con base a las afirmaciones de las entrevistadas, los principales obstáculos para

la

participación

del

Movimiento

de

Mujeres

Salvadoreñas

y

Centroamericanas, se sintetiza en:

Falta de protagonismo de las mujeres en la exigencia de rendición de cuentas o monitoreo de los acuerdos tomados por los presidentes de Centro América, desde que inicio el proceso de integración. Falta de confianza en los procesos. Si bien éstos están abiertos al diálogo, consideran que “todo está previamente preparado entre el sector empresarial y gubernamental”. Esa desconfianza provoca, a la vez, cansancio o desmotiva a las organizaciones a involucrarse más en el proceso de integración. Juzgan que la falta de resultados es un desgate que confirma la falta de cultura de diálogo entre los políticos, ya que

257


muchos se rigen exclusivamente por los intereses de las cúpulas partidarias. Desde las organizaciones existe voluntad por presentar y elaborar propuestas, pero se enfrentan al poder económico, que tiene cooptado al sistema judicial, legislativo y ejecutivo, calificando al gobierno cono férreo defensores de la libertad económica y los intereses del poder económico. Existen diferencias entre las organizaciones en cuanto a la decisión de incidir o no en dichos procesos y cómo hacerlo. La falta de información es un problema para todas las organizaciones. Según la Directora Ejecutiva de Las Mélidas, además del obstáculo que representa la poca generación de oportunidades de consultar por parte de los gobiernos hacia las organizaciones de mujeres, se adiciona la falta de conocimiento del proceso, que sigue siendo árido y complicado, de difícil comprensión para las mujeres que no poseen formación técnicaeconómica. “En el caso del TLC, además de que el documento al que tuvimos acceso estaba en ingles, tampoco conocíamos las verdaderas intenciones del Gobierno, aunque de alguna manera logramos conocerlo y analizarlo a través de economista”. En la misma línea, la Directora Ejecutiva de ORMUSA, y luego confirmado en un grupo focal, agrega que existe poca inserción de las mujeres incluso del movimiento feminista al debate económico y menos si es público; pareciera, incluso, que hay cierto temor a involucrarse en estos temas - hay pocas profesionales de la economía dentro del Movimiento de Mujeres es como un área masculinizada; se ha dejado el análisis económico- aparte del tema laboralcomo una habilidad de hombres, pero que afecta directamente a las mujeres. Falta más movilización, más presencia de las mujeres para demostrar visiblemente su oposición a las políticas y proyectos que no las benefician. La aprobación y vigencia de leyes para detener la movilización social, como la Ley Antiterrorista, representa una amenaza para la libre expresión y el derecho de manifestarse de la ciudadanía, ya sea a favor o en contra de las políticas del Estado. Medidas de este tipo fomentan la cultura del miedo por parte del mismo gobierno. La carga económica hace priorizar la supervivencia, manifiesta especialmente a través de las altas tasas de emigración, debido a que las personas no encuentran oportunidades laborales y de desarrollo en su país natal. Según una investigación de Las Dignas, el 80% de las mujeres no se organizaría para defender sus derechos “esa barrera la enfrentamos todas las organizaciones de mujeres, Ellas tienen que las apresen e incluso que las asesine, ya que es preocupante el alto índice de fiminicidios”, declaró la entrevistada.

Síntesis

Lo cierto es que a nivel de políticas públicas, se insiste en que se ha incorporado el enfoque de género, pero muchas veces no se expresa mediante las acciones prácticas de los Estados. Es sólo mediante la presión de las

258


organizaciones de mujeres que se incorporan algunos cambios - por muy mínimos que se consideren - en las instancias y políticas gubernamentales.

Igual podría estar sucediendo en los procesos de integración centroamericana, que aunque se vislumbra cierta apertura, las organizaciones de mujeres aún no pueden dar cuenta de l a situación real, porque es un tema casi inexplorado por éstas; no obstante es tan importante que requiere de mayor atención e involucramiento.

Su participación y escrutinio podría incidir de cierta manera para incorporar el enfoque de género en el proceso de integración centroamericano y crear los mecanismos necesarios, para que las propuestas de la sociedad civil y, particularmente de los movimientos de mujeres, sean tomadas en cuenta e incorporadas en el desarrollo del mismo.

Una de esas medidas, sin duda sería la puesta en marcha de la Unidad Técnica de Género e Integración Económica en la SIECA, tal como se recomendó hace unos años. Lógicamente bajo el previo compromiso político de que ésta tenga incidencia efectiva en la agenda de los mandatarios y en las negociaciones de tratados comerciales al interior o fuera de la región.

Dado que persiste el desconocimiento, apatía y/o fundada desconfianza en los procesos y subsistemas de integración regional entre las organizaciones de mujeres, se vuelve aún más necesario el fortalecimiento, difusión e involucramiento de los movimientos de mujeres. Uno de ellos como se ha mencionado es el Consejo Consultivo del SICA, por ser éste hasta ahora el espacio formal que promueve la participación y diálogo entre la sociedad civil, los gobiernos regionales y externos de la región. Es importante avanzar en el reconocimiento de los propios liderazgos y d las otras, así como fortalecer la coincidencias y reconocer las diferencias, particularmente en el abordaje de ciertos temas, entre ellos el que atañe a la presente investigación, lo cual ha influido en la falta de impacto y posible incidencia, dentro del proceso de integración regional y los efectos de la apertura comercial.

de igual manera es necesario rescatar la necesidad d

generar mayor capacidad en las mujeres para el debate económico y laboral.

259


Conviene traer a cuenta algunas recomendaciones previas para fortalecer la integración centroamericana y redefinir los temas de la agenda de dicho proceso, en el sentido de involucrar a toda la institucionalidad del SICA desde una visión estratégica global, es decir la Corte Centroamericana de Justicia, Parlamente Centroamericano

y de la misma Secretaria General, hacia las

siguientes líneas:

La región debe asumir su relación frente a otros países y la apertura con el mundo, tomando en cuenta las particularidades de sus naciones, su población y la desigualdad entre géneros y sectores sociales, partiendo de un enfoque de derechos humanos, equidad de género y protección de la clase trabajadora, especialmente de las mujeres.

En el caso especifico de El salvador, es el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), como ene rector de la Política Nacional de la mujer y como parte del COMMCA, la instancia que en aras de propiciar mejores condiciones para el desarrollo integral de la mujer, debería promover su participación a través de las entidades gubernamentales involucradas en el proceso de integración regional (Ministerio de Trabajo, Ministerio de Economía, Ministerio de Hacienda, etc.) y, particularmente, en aquellas instancias donde se adoptan acuerdos que, siendo sobradamente de carácter económico, pueden vulnerar mucho más sus derechos laborales y humanos.

Por tanto, la ausencia de las mujeres o el poco o nulo

espacio para su

participación en el proceso de integración centroamericana y en los tratados de libre comercio, no hace más que reiterar la urgente necesidad de revisar los reglamento de constitución y funcionamiento de la referida institución, con la finalidad de adecuarlos a las exigencias actuales y que al mismo tiempo responda a los propósitos de su creación. He ahí, por consiguiente, otro de los desafíos del Movimiento de Mujeres. El movimiento feminista ha demostrado interés porque se democraticen los espacios de participación y particularmente, porque se institucionalice realmente el enfoque de género en las instancias públicas. Ese debería ser un

260


reto compartido por las organizaciones de mujeres y el ISDEMU, sin embargo ese escenario no parece estar cercano. 4.5 Análisis de las Estrategias de empoderamiento organizativo de las mujeres rurales, en el marco de la integración regional. Institución responsable: IMU Investigadoras Nancy Orellana María Candelaria Navas Principales estrategias del movimiento de mujeres respecto a las mujeres rurales

Teniendo conocimiento de que la labor realizada por la mayoría de las ONGs de mujeres y feministas ha destinado importantes recursos financieros, humanos y de gestión política para desarrollar proyectos productivos, crediticios y de capacitación en género dirigido a las poblaciones-meta con las cuales trabajan en el área rural, la siguiente exposición de estrategias no pretende enumerar las actividades y acciones realizadas a este respecto.

El propósito es señalar las que pueden considerarse principales estrategias, porque revisten un alcance más allá de atender a un grupo de mujeres beneficiarias a través de iniciativas o apoyos de tipo económico o relacionados con la disminución de la carga doméstica.

Se trata de retomar aspectos claves de estrategias que, impulsadas en y desde el área rural, han tocado la organización de la propiedad, la socialización del conocimiento y la democracia participativa, promoviendo o acompañando la organización y/o accionar de las mujeres rurales.

a) Tierra

La reivindicación de la propiedad de la tierra ha figurado entre las prioridades de, al menos, dos de las organizaciones del movimiento de mujeres y feminista conocidas en este estudio: Las Dignas y el IMU. También ha sido retomada en las Plataformas Electorales que han contado con un significativo nivel de consenso e incidencia política, en los últimos años.

261


Vale la pena señalar que se parte de la constatación de que esta reivindicación no ha estado al margen de la pretensión de contribuir a una redistribución de la tierra pero desde una perspectiva de género en la superación de las condiciones de desigualdad socioeconómica, y no solamente como un instrumento de reparto de recursos para la sobrevivencia y la pretendida generación de capacidades productivas en el área rural.

Sin embargo, la cuestión de la tierra figuró como estrategia de organización y acción reivindicativa prácticamente sólo en la etapa de reconstrucción nacional (1992-1997) y su contexto inmediato. No significa esto que se dejó excluida de las demandas presentadas sobre la condición y posición de las mujeres rurales, pero sí se perdió beligerancia con relación a la importancia concedida en el marco de las mismas, coincidentemente durante los períodos de retroceso del Sector Agropecuario y Rural y del nuevo posicionamiento de éste en la lógica económica y de desarrollo nacional.

De esta forma, e inaugurando la acción estratégica en esta temática, Las Dignas realizan una destacada labor en cuanto a asegurar el reconocimiento y la mayor inclusión de las mujeres excombatientes en la población beneficiaria del Programa de Transferencia de Tierras (PTT), diseñado para el reparto y entrega de parcelas para la reinserción56. Lograr que, al menos, poco más de una tercera parte fueran mujeres se debió, precisamente, a un conjunto de gestiones y negociaciones impulsadas desde Las Dignas en apoyo al acceso femenino a la propiedad y uso de la tierra, dentro de la campaña nacional que se denominó: “Discriminación contra las Mujeres en las Transferencias de Tierras”57.

A principios de los años noventa, se conformó la Concertación de Mujeres por la Paz, la Dignidad y la Igualdad que convocó a un espacio de coordinación que terminó dando vida a la iniciativa denominada Mujeres 9458, que presentó 56 57

58

Hay que recordar que Las Dignas nacen como movimiento organizativo en 1990. Navas, María Candelaria. Mujer rural, acceso a la tierra y empoderamiento en El Salvador, Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), Serie AVANCES No.4, San Salvador, El Salvador, junio de 1999, pág.20. Que se autodefinió como: “una iniciativa pluralista e independiente que busca hacer oír por primera vez en el campo político, las reivindicaciones impostergables de las mujeres. Mujeres 94 defiende los

262


públicamente, en esas fechas, la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas que planteó, entre los principales problemas del diagnóstico de la situación de las mujeres en El Salvador, la exclusión del acceso a la tierra y el crédito en los procesos de reforma agraria implementados, mientras que entre las reivindicaciones, sea incluyó: la número 6 referida a la promoción “de la investigación para el uso de tecnologías que no dañen el medio ambiente y resuelvan realmente los problemas técnicos productivos y administrativos de las mujeres”59.

Además, en el apartado del área económica, se retomaron también demandas relacionadas con la tierra y las trabajadoras campesinas (B.iii)60, así: “20. Que se otorguen en propiedad tierras a las mujeres campesinas sin requisitos discriminatorios. 21. Implementación de programas especiales de capacitación en gestión financiera, administración cooperativa y empresarial, y técnicas de producción agropecuaria. 22. Que a las mujeres campesinas se les garantice el acceso al crédito en condiciones adecuadas. 24. Que las mujeres ex–combatientes campesinas y tenedoras en las ex–zonas conflictivas sean incluidas en el inventario de tierras”. Finalmente, en el apartado del área jurídica se planteó como reivindicación D.iv, lo relacionado al Derecho Agrario, en los siguientes términos61: “68. Que en el Código Agrario se garantice el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra”. Según algunos estudios, Mujeres 94 y la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas resultado de su capacidad de actuación colectiva se concibieron “como un instrumento de empoderamiento que favorecía a los esfuerzos

59 60 61

intereses prácticos y estratégicos de las mujeres, a la vez que pretende aportar nuevos elementos de debate para la democratización de la sociedad salvadoreña…”. Lo anterior, fue el resultado de una experiencia creada también “por primera vez”, a partir de la reunión de “una amplia gama de organizaciones y grupos de mujeres, así como mujeres independientes, campesinas, especialistas del tema, profesionales, mujeres del sector informal, trabajadoras urbanas”, que durante 8 meses trabajaron en conjunto para identificar sus necesidades y demandas. Ver: Separata Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas, agosto 1993, págs.1 y 2, así como: Iniciativa de Mujeres por la Igualdad en la Participación Política. Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas 1997-2000, Las Dignas, San Salvador, 10 de marzo de 1997, pág.3. Separata Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas, Op.cit., págs.3 y 5. Ibid, págs.6 y 7. Ibid, pág.11.

263


organizativos del movimiento de mujeres salvadoreño, su capacidad de movilización como fuerza político social y como parte del proceso de concientización y educación hacia toda la sociedad, pero con prioridad hacia las mujeres”

62

. Pese a ello, se reconoció también que, entre las dificultades

que mostró esta experiencia se encontró “la imposibilidad de promover y lograr una mayor presencia de mujeres de todos los sectores sociales en la construcción de la plataforma”. De hecho, en las recuperaciones históricas de esta iniciativa no se identifican claramente organizaciones de mujeres rurales63.

Con relación a dicho Código, su propósito ha sido resumido señalando que ha: “cimentado los derechos a la tierra, el trabajo remunerado, la organización sindical y cooperativa, los créditos, la asistencia técnica, la educación, la salud, la vivienda digna, y la redistribución de tierras por medio de una reforma agraria, así como insistiendo en el cumplimiento de las obligaciones del Estado”64.

Los esfuerzos alrededor de este marco legal se ubicaron, sin embargo, sobre todo entre 1998 y 1999 –incluyendo una serie de estudios y acciones sobre la seguridad jurídica en el agro–, involucrando en ellos a profesionales especialistas en la materia para la fundamentación jurídica y el soporte social del mismo. Y, de acuerdo al IMU, tales esfuerzos resultaron “del permanente trabajo de investigación, consulta y divulgación que caracteriza al IMU en su accionar en torno a la opción preferencial por las mujeres rurales, así como a la amplia participación de mujeres y hombres de todos los sectores de la sociedad civil y política…”65.

En el ámbito de la actuación conjunta y después de un período considerado como de “dispersión y debilidad” del movimiento de mujeres al no haber “acciones conjuntas ni propositivas”66, se elabora la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas 1997-2000, lanzada en marzo de 1997, como un esfuerzo de 62 63 64

65

66

De Fries, citada por Domínguez Magaña, Liza. De acciones de mujeres…, Op.cit., págs.76-77. Ibid, págs.75-79. Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo basado en los Derechos a la luz de la práctica: El Caso de los Círculos de Estudio entre Mujeres en El Salvador, Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer (IMU), San Salvador, El Salvador, mayo 2006, pág.22. Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer (I.M.U.). La perspectiva de género…, Op.cit., sin numeración. Domínguez Magaña, Liza. De acciones de mujeres…, Op.cit., pág.78.

264


revisión de cumplimiento y actualización de la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas de 1994, de cara a definir nuevas reivindicaciones de parte de organizaciones miembras del movimiento amplio de mujeres y feminista, esperando que el mismo trascendiera “hacia la identificación de nuestra agenda permanente y de los mecanismos necesarios para darle seguimiento, a través de múltiples acciones que garanticen el logro del mayor número de demandas hacia el año 2.000”67. Una vez más, en el diagnóstico de la situación económico se señaló la exclusión de las mujeres del acceso a la tierra y al crédito refiriendo explícitamente los limitados alcances de la reforma agraria y del programa de transferencia de tierra al respecto68.

Se presentaron reivindicaciones, prácticamente redactadas en los mismos términos que tres años atrás: la número 6 se refirió nuevamente a la promoción “de la investigación para el uso de tecnologías que no dañen el medio ambiente y resuelvan realmente los problemas técnicos productivos y administrativos de las mujeres”69.

No se introdujeron cambios significativos en el apartado del área económica y trabajo, demandando, de nueva cuenta70: “19. Que se otorguen en propiedad tierras a las mujeres campesinas sin requisitos discriminatorios. 20. Implementación de programas especiales de capacitación en gestión financiera, administración cooperativa y empresarial, y técnicas de producción agropecuaria. 21. Que a las mujeres campesinas se les garantice el acceso al crédito en condiciones adecuadas 33. Revisar las leyes de propiedad de la tierra para garantizar que las mujeres rurales tengan acceso igualitario a este recurso71”. Finalmente, en el apartado de Legislación, se retomó nuevamente lo relacionado al Derecho Agrario (D.iv), también con idéntica redacción72: “95. 67 68 69 70 71

Iniciativa de Mujeres por la Igualdad en la Participación Política. Plataforma…, Op.cit., pág.4. Ibid, pág.5. Ibid, pág.9. Ibid, pág.10. Para esta fecha, la reivindicación específica en torno a las deficiencias del PTT para asegurar el acceso de mujeres rurales a la tierra, se abandonó y parece haberse concebido incluida en los numeral 19 y 33.

265


Que en el Código Agrario se garantice el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra”. Habiendo sido archivada esta última iniciativa legislativa, todavía en el 2002 – en el contexto de la celebración de diez años de la firma de los Acuerdos de Paz–, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró su cumplimiento, el IMU envió una comunicación a la Secretaría General del organismo expresándole la ausencia aún de un Código Agrario, como estaba estipulado en el texto de los Acuerdos, aun cuando las organizaciones de mujeres habían presentado una propuesta en este sentido. A nivel parlamentario, ocurrió un desgaste del cabildeo político ante los cambios que, cada tres años, sucedían en los miembros y miembras de la comisión legislativa de trabajo respectiva, frente a quienes había que retomar, desde el principio, las gestiones en torno al anteproyecto de Código.

Posterior a ello, disminuyeron significativamente las estrategias individuales y colectivas de las ONGs del movimiento amplio de mujeres y feminista en torno a la reivindicación de la tierra, aunque persistieron iniciativas, de naturaleza más académica e investigativa, en torno a contribuir, más bien, a visibilizar la realidad de las mujeres rurales y cómo su persistente situación de subordinación y empobrecimiento en relación a su nulo o deficiente acceso a la tierra, condiciona efectivamente sus posibilidades de empoderarse personal y organizativamente73.

b) Acceso a crédito e insumos

Para ORMUSA el proyecto de créditos que desarrolló a principios de los noventa, aun con pocos recursos, permitió una relación de fortalecimiento con la organización y los grupos de autoayuda de las mujeres, a través de la subvención que facilitaba el mismo crédito otorgado.

72 73

Ibid, pág.14. Se cuentan entre tales iniciativas la siguiente: Navas, María Candelaria. Mujer rural…, Op.cit.

266


En el caso del IMU, entre sus primeras iniciativas de crédito ligadas al empoderamiento organizativo de las mujeres, se menciona en 1995 la implementación de un Programa Crediticio al Área rural para el desarrollo de las actividades productivas en las áreas de Agricultura y Comercio, a través de las Organizaciones Comunales.

Ya para los primeros años del Nuevo Siglo, el apoyo con fondos rotativos de crédito a organizaciones de mujeres rurales y suburbanas fue una estrategia para alentar su fortalecimiento organizativo, como ocurrió con la Asociación de Mujeres para un Futuro Mejor (AMFM) –después constituidas en la Asociación de Desarrollo Comunal de Mujeres para un Futuro Mejor (ADESCOMFM) del municipio de El Refugio, en Ahuachapán. De acuerdo a su valoración de la experiencia,

tales

préstamos

fueron

acompañados

de

conocimientos,

habilidades y estructuras operativas ligadas a la Asociación para su manejo, así como de garantías dispuestas a su alcance, destinándose a pequeños negocios o ventas para la generación de ingresos; sin embargo y pese a ello, no dejaron de encontrarse importantes obstáculos tanto para aplicar adecuadamente las capacitaciones recibidas como en la cancelación de los montos recibidos, especialmente después de la dolarización de la economía, lo que comenzó a generar pérdidas, deserciones, desconfianza y descontento 74. Lo importante es que dicha experiencia continuó y se habría ido logrando la cancelación de créditos en varias rondas.

Por su parte y sobre todo a raíz de los terremotos de 2001, Las Dignas promueve entre las asociaciones de mujeres en sus territorios de influencia organizativa, la constitución y funcionamiento de “fondos semilla”, bajo la lógica de préstamos rotativos y con estructuras directivas y asambleística, así como de instancias de seguimiento a los créditos, dirigidos especialmente a “mujeres pobres dedicadas a la agricultura de subsistencia, a la venta informal y amas de casa” 75. Con buena parte de ellos, se pudo avanzar en la creación de una cultura de pago (recuperación), al mismo tiempo que brindaron recursos, tanto para la sobrevivencia familiar –a través de mejorar cultivos o criar animales domésticos–, como para desarrollar actividades propias de las organizaciones 74 75

Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias…, Op.cit., págs.34-40. Las Dignas. Construyendo ciudadanía…, Op.cit., págs.22 y 23.

267


locales de mujeres. La sistematización de esta experiencia habría concluido en lo que consideró un fortalecimiento de los tres niveles de empoderamiento de las mujeres involucradas en esa experiencia: en lo personal, dentro de su familia y en la comunidad76.

Zenaida Joachín de Las Dignas describe que, en los últimos cinco años, se han vinculado en dos cosas: por un lado, en la demanda especifica del derecho al agua en las comunidades rurales, ya que su desabastecimiento es una de las problemáticas más crueles que implica para las mujeres también situaciones de inseguridad, cansancio físico y duplicación de tareas domesticas. Por otro lado, se ha estado trabajando en el acompañamiento para fortalecer algunas iniciativas económicas que desarrollan algunos grupos de mujeres rurales, específicamente en el municipio de Berlín; iniciativas como la elaboración y venta de quesadilla, productos de reciclaje y artesanía, en un esfuerzo –que todavía no toma forma totalmente– que persigue la posibilidad de generar y fortalecer las capacidades de desarrollo de las iniciativas económicas a nivel local con la idea de ver cómo se fortalece el desarrollo interno.

c) Vivienda

A principios de los años noventa, se conformó la Concertación de Mujeres por la Paz, la Dignidad y la Igualdad que convocó a un espacio de coordinación que terminó dando vida a la iniciativa denominada Mujeres 9477, que presentó públicamente, en esas fechas, la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas que planteó, entre los principales problemas del diagnóstico de la situación de las mujeres en El Salvador, la exclusión del acceso a la tierra y el crédito en los procesos de reforma agraria implementados, mientras que entre las reivindicaciones, sea incluyó: la número 6 referida a la promoción “de la 76 77

Ibid, pág.24. Que se autodefinió como: “una iniciativa pluralista e independiente que busca hacer oír por primera vez en el campo político, las reivindicaciones impostergables de las mujeres. Mujeres 94 defiende los intereses prácticos y estratégicos de las mujeres, a la vez que pretende aportar nuevos elementos de debate para la democratización de la sociedad salvadoreña…”. Lo anterior, fue el resultado de una experiencia creada también “por primera vez”, a partir de la reunión de “una amplia gama de organizaciones y grupos de mujeres, así como mujeres independientes, campesinas, especialistas del tema, profesionales, mujeres del sector informal, trabajadoras urbanas”, que durante 8 meses trabajaron en conjunto para identificar sus necesidades y demandas. Ver: Separata Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas, agosto 1993, págs.1 y 2, así como: Iniciativa de Mujeres por la Igualdad en la Participación Política. Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas 1997-2000, Las Dignas, San Salvador, 10 de marzo de 1997, pág.3.

268


investigación para el uso de tecnolo tecnologías que no dañen el medio ambiente y resuelvan realmente los problemas técnicos productivos y administrativos de las mujeres”, así como la número 46 sobre el “Acceso a la vivienda para las mujeres del campo y la ciudad, con especial atención a las mujeres jefas de familia”78.

En el ámbito de la actuación conjunta y después de un período considerado como de “dispersión y debilidad” del movimiento de mujeres al no haber “acciones conjuntas ni propositivas”79, se elabora la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas 1997-2000, lanzada en marzo de 1997, como un esfuerzo de revisión de cumplimiento y actualización de la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas de 1994, de cara a definir nuevas reivindicaciones de parte de organizaciones miembras del movimiento amplio de mujeres y feminista, esperando que el mismo trascendiera “hacia la identificación de nuestra agenda permanente y de los mecanismos necesarios para darle seguimiento, a través de múltiples acciones que garanticen el logro del mayor número de demandas hacia el año 2.000”80. Una vez más, en el diagnóstico de la situación económico se señaló la exclusión de las mujeres del acceso a la tierra y al crédito refiriendo explícitamente los limitados alcances de la reforma agraria y del programa de transferencia de tierra al respecto81.

Se presentaron reivindicaciones, prácticamente redactadas en los mismos términos que tres años atrás: la número 6 se refirió nuevamente a la promoción “de la investigación para el uso de tecnologías que no dañen el medio ambiente y resuelvan realmente los problemas técnicos productivos y administrativos de las mujeres”; sin embargo, en torno a la vivienda, se modificó la demanda precedente –tres años atrás– de promover el acceso a la misma de parte de las mujeres del campo y la ciudad, y se plantearon dos exigencias concretas: la de “instalación de servicios básicos tanto en las zonas urbano-marginales como en las zonas rurales” (numeral 68), así como la de “Erradicación de las políticas de

78

Ibid, págs.3, 5 y 9. Domínguez Magaña, Liza. De acciones de mujeres…, Op.cit., pág.78. 80 Iniciativa de Mujeres por la Igualdad en la Participación Política. Plataforma…, Op.cit., pág.4. 81 Ibid, pág.5. 79

269


desalojo en las zonas urbano marginales y rurales si no se tiene una solución digna que sea convenida con la comunidad” (numeral 69)82. Posterior a ello, sin embargo, no se conocen estrategias del movimiento amplio de mujeres y feminista que retomen otros aspectos relacionados con la dotación de servicios básicos asociados a la vivienda y desarrollo rural, como lo que planteara en entrevista América Romualdo de Las Dignas: la intervención en áreas rurales se hace con una visión de desarrollo de ciudad. “Cuesta pensar –sostiene– cómo a las personas del área rural le llegan esos servicios y cómo también les llegan los recibos, si muchas veces sus ingresos no son en efectivo”.

d) Educación y salud

Dada la coyuntura existente en torno al sistema nacional de salud, como parte de la acción conjunta del movimiento amplio de mujeres y feminista, a través de la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas 1997-2000, se incluyó en ese contexto entre las reivindicaciones referidas a esta área, las siguientes: “63. Que no se privaticen los servicios de salud y que por el contrario, estos se amplíen sobre todo en el área rural. 64. Que el Ministerio de salud capacite y contrate a las parteras especialmente en las áreas rurales que no están cubiertos (sic) por el sistema de salud” 83. Como estrategia colectiva, sin embargo, no se le dio mayor seguimiento a la consecución de tales demandas, después de su planteamiento y exigencia públicamente.

En el plano de la acción institucional individual, Las Dignas han realizado acciones de difusión y debate referidas a la salud de las mujeres, en el marco de procesos nacionales e internacionales que tienen un impacto significativo en ella, tales como la reforma del Sector Salud en nuestro país, como los efectos asociados a la globalización84. En el nivel local o municipal, se han

82

Ibid, págs.9, 10 y 13. Iniciativa de Mujeres por la Igualdad en la Participación Política. Plataforma…, Op.cit., pág.12. 84 Las Dignas. Memoria de Labores 2003, págs.13 y 15. 83

270


acompañado jornadas o campañas, entre ellas: toma de citología y tratamiento de ITS.

Respecto a la educación, se ha elaborado un diagnóstico del nivel educativo de las mujeres y una propuesta de alfabetización dirigida a mujeres en cuatro municipios: Santa Marta (Cabañas), San Salvador, Zacatecoluca (La Paz) y Tecoluca (San Vicente)85.

Algunos apoyos de las ONGs de mujeres se han dirigido a contribuir al ingreso de las mujeres, vía el mecanismo de evitar gastos familiares, cuando el IMU facilitó a ADESCOMFM becas para algunas hijas de socias, con lo que se les brindó un apoyo financiero puntual para cubrir las necesidades de educación y salud de las niñas restándole presión al presupuesto familiar de las socias, al mismo tiempo que se aseguró su capacitación en autoestima; pero este proyecto no tuvo continuidad86. Similar experiencia ocurrió con AMUDESCO87. Las Dignas también habrían brindado becas a niñas y mujeres pertenecientes o relacionadas a las organizaciones de mujeres rurales a las que se ha dado acompañamiento y apoyo.

Por su parte, el MSM elaboró en 1996 cartillas de alfabetización para adultos y adultas con tres módulos denominados: “Cuando las letras hablan…” 88. Cada uno de ellos, contiene un lenguaje e ilustraciones que retoman la cotidianeidad rural de hombres y mujeres como medio para promover la experiencia de concientización, organización y empoderamiento desde la vivencia marcada por la ruralidad. El abordaje es, además, incluyente de la realidad de mujeres rurales pero también de los hombres.

85

Las Dignas. Memoria de Labores 2005, pág.10. Ibid, págs.48-50. 87 Ibid, pág.67. 88 Grupo ALFIN-MSM-ASDI. Cartilla de Alfabetización para adultos y adultas. Módulo No.1: Derechos Humanos, San Salvador, El Salvador, 1996; Grupo ALFIN-MSM-ASDI. Cartilla de Alfabetización para adultos y adultas. Módulo No.2 Organización y Poder y Módulo No.3: Medio Ambiente y Desarrollo, San Salvador, El Salvador, 1997. 86

271


e) Capacitación

Los alcances de las capacitaciones impartidas, en términos cuantitativos, aparecen como muy pequeños y se han dirigido preferentemente a mujeres líderes y/o en cargos o con responsabilidades claves en instituciones públicas y municipales,

en

temáticas

como

derechos

sexuales

y

reproductivos,

participación política, resolución de conflictos, violencia intrafamiliar y de género, entre las más destacadas. Lo anterior, porque se ha considerado que uno de los obstáculos más fuertes siempre es la sobrecarga doméstica y las dificultades que enfrentan las mujeres para salir de sus hogares y lo que para ellas puede implicar atender a su familia, pero también la falta de educación (por ejemplo, el tema de la no lectura-escrita) y el analfabetismo que las mujeres sienten y lo viven como un obstáculo fuerte para poder desenvolverse mejor. Zenaida Joachín de Las Dignas, agrega a las anteriores, los celos, los condicionamentos y las limitantes que impone a las mujeres no poder salir, relacionados con el tema planteado por muchas mujeres como dificultad referida a sus compañeros de vida.

Cabe mencionar, sin embargo, desde el punto de vista cualitativo, que en el caso de Las Dignas, por ejemplo, en sus acciones de alfabetización económica se habrían incluido jornadas que tocan temáticas relacionadas con la economía, el poder, los derechos, el comercio y el modelo económico y las iniciativas y proyectos referidos al DR-CAFTA y al PPP89. Las mismas se han concentrado hacia comunidades y organizaciones de San Salvador y Cuscatlán (Suchitoto), aunque han incluido mujeres rurales trabajando en ONGs, sindicatos y entidades mixtas.

Otras acciones en el área de capacitación han sido las dirigidas a las asociaciones de mujeres legalmente constituidas a nivel local o territorial, en temáticas como teoría de género, desarrollo local, legislación y competencias municipales. El IMU ha tenido su experiencia de capacitación en temáticas formativas prácticamente en los mismos departamentos y a veces hasta en los mismos municipios atendidos por L Las Dignas, como ha ocurrido en San

89

Las Dignas. Memoria de Labores 2003, pág.7.

272


Salvador y en Suchitoto (Cuscatlán). Las comunidades atendidas sí suelen ser diferentes.

El MSM y AMS han coincidido también en sus propósitos y enfoques para la formación de liderezas en el área rural, incluso con organizaciones mixtas de desarrollo que también tienen su ámbito de influencia organizativa en algunas zonas. Como parte de ello, por ejemplo, habrían realizado una labor de cara a “la construcción de un tejido organizacional de mujeres donde lo fundamental es la formación de nuevos liderazgos femeninos en el ámbito local, de forma de garantizar una herencia generacional entre las mujeres” con las que habrían venido trabajando desde sus inicios90. Resultado de esta experiencia fue la elaboración conjunta de un Manual para la Formación de Mujeres Liderezas para el Ejercicio de la Ciudadanía, en 2005, que presentado en una versión popular y accesible, se basó en una construcción teórica sobre las vivencias de liderezas rurales de diferentes municipios. El empoderamiento colectivo y transformador figura entre las temáticas que sintetizan el proceso formativo.

Previamente, desde 1997, el MSM también utilizó material de capacitación contenido en tres Cuadernos que constituyeron una serie temática, a través del desarrollo de actividades conducidas por lo siguiente: “Diferentes sí, desiguales no” (primer cuaderno), “Mi historia, tu historia” (segundo cuaderno) y “Género en Camino” (tercer cuaderno). Si bien su contenido, ilustraciones y población meta no se limitó a la experiencia de mujeres rurales, se retomaban muchas de sus problemáticas, escenarios y realidades propias, lo que le constituía en una importante herramienta de capacitación para la organización.

Por su parte, desde el año 2002, el IMU habría puesto especial énfasis en los Círculos de Estudio de la Mujer (CEM) capacitando en el conocimiento y defensa de sus derechos humanos a mujeres líderes –en su calidad de coordinadoras de cada CEM– preparadas como multiplicadoras en sus propias comunidades; acción que se

ha realizado en San Salvador, convocando

inicialmente a mujeres de varios municipios de influencia (Ahuachapán, Chalchuapa en Santa Ana y San Marcos, en Salvador), con temas priorizados 90

Asociación para la Autodeterminación y Desarrollo de Mujeres Salvadoreñas, CRIPDES y MSM. Manual para la Formación de Mujeres Liderezas para el Ejercicio de la Ciudadanía, Primera Edición, San Salvador, 2005, pág.3.

273


para desarrollarse91. En el caso de los dos primeros, el perfil de las participantes ha sido rural, mientras que en el último, ha sido de mujeres urbano marginales, pero todas ellas, perteneciendo a iniciativas por organizarse y movilizarse colectivamente con proyección a conformar asociaciones de mujeres con personería jurídica92. El objetivo de los CEM se habría planteado como: “promover espacios para que las mujeres se reúnan, reflexionen sobre su lucha diaria, analicen su posición de discriminación, aumenten el conocimiento de sus derechos, incrementen su autoestima, y se movilicen para defender sus derechos mediante la acción colectiva”93. Respecto a esta estrategia, se ha señalado además, que “Aunque se espera que este proceso de organización y movilización conduzca a un incremento de la participación de las mujeres en la toma de decisiones a nivel local, y por lo tanto, que contribuya a la transformación de la sociedad salvadoreña, el proceso de aprendizaje en sí mismo también está altamente valorado”94. Los CEM contabilizaron, en 2006, la participación de unas 500 mujeres en 10 municipios, algunas ya organizadas en asociaciones legalizadas y otras en proceso de obtención de su personalidad jurídica, pero coincidiendo en la gestión de proyectos –especialmente económicos– ante sus respectivas autoridades municipales95. Al mismo tiempo, el IMU ha impulsado como estrategia la formación de mujeres como Defensoras Populares96, llegando a diseñar y a aplicar –resultado de este esfuerzo–– un Modelo de Organización e Incidencia Ciudadana para el combate de la violencia intrafamiliar y genérica, que fue construido después de un proceso de capacitación recibido, conjuntamente con instituciones y autoridades locales de los municipios donde se focalizó el mismo97. 91

Para una profundización al respecto, consultar: Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo…, Op.cit.. 92 Ibid, págs.26 y 27. Como parte del proceso impulsado por los CEM, por ejemplo, en Ahuachapán, mujeres de tres Círculos formaron la Asociación de Derechos de los Derechos Humanos de la Mujer (ADEMUJER), pretendiendo posicionarse como organización de mujeres con personería jurídica. 93 Ibid, pág.24. 94 IMU (2003) citado por Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo…, Ibid 95 Ibid, pág.76. 96 Uno de sus antecedentes, de hecho, fue la experiencia de los CEM. Ibid, págs.45 y 75. 97 Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares…, Op.cit., pág.8.

274


Las mujeres capacitadas han pertenecido especialmente a dos asociaciones legalmente constituidas, AMUDESCO (Suchitoto) y Asociación de Mujeres de San Marcos (ASMUSAM) (San Marcos) y han constituido estructuras que especifican su labor: Comités de Defensoras Populares98. A través de este mecanismo se habría buscado fortalecer su autoestima, conocimiento y liderazgo en sus comunidades, mediante ocho jornadas de estudio de 6 horas cada una, al inicio de la experiencia, al mismo tiempo que el IMU logró aportar institucionalmente al abordaje municipal del tema99. Ampliada a cinco municipios del país, el trabajo de las Defensoras impulsó una campaña denominada: “Defensoras Populares por una Sociedad sin Violencia” y, posteriormente, a nivel nacional, se sumó a una estrategia de prevención de la violencia de género llamada: “Entre Vos y Yo, una Vida Diferente”100, promovida conjuntamente con AMS, MSM y otras organizaciones feministas y mixtas, cuyo alcance fue más bien nacional y con fuerte énfasis hacia la institucionalidad estatal101.

f) Oportunidades de trabajo y/o generación de ingresos En la estrategia colectiva del movimiento amplio de mujeres y feminista alrededor de Mujeres 94 y de su Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas, se incluyó entre las reivindicaciones, el diseño e implementación de políticas de generación de empleo y oportunidades laborales para las mujeres tanto en el campo como en la ciudad102, pero de manera más específica, en cuanto área económica, se destinó un apartado exclusivo que recogió las demandas de las trabajadoras campesinas (B.iii)103, así: “19. Establecer mecanismos que posibiliten la participación de las organizaciones de mujeres rurales en el diseño de las políticas agrarias, en el control y seguimiento de su ejecución y en la formulación de propuestas que las beneficien…

98

Ibid, pág.15. Ibid, págs.20, 22, 30 y 31. 100 Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo…, Op.cit., pág.75. 101 AMS y otras organizaciones. Sistematización sobre “Campaña de prevención de la violencia de género”. San Salvador, febrero 2005. 102 Separata Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas, Op.cit., págs.5-7. 103 Los numerales 20, 21, 22 y 24 ya fueron citados en el literal referido a tierra. 99

275


23. Creación de servicios sociales colectivos que alivien la carga doméstica de las mujeres en el campo. 25. Oportunidad de que las mujeres jornaleras se inscriban individualmente en las planillas, para que puedan recibir en propio el pago de su trabajo. 26. Aplicación para las jornaleras del principio igual salario por igual trabajo. 27. Creación de una Oficina de las Mujeres en el Ministerio de Agricultura y Ganadería que vele por los derechos de las mujeres campesinas. 28. Creación de secretarías de las mujeres en los consejos de administración de las cooperativas”. Tres años después, en el contexto del lanzamiento de la Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas 1997-2000, estas reivindicaciones se volvieron a exponer, introduciendo pocos cambios pero significativos104: “18. Establecer mecanismos que posibiliten la participación de las organizaciones de mujeres rurales en el diseño de las políticas agrarias, en el control y seguimiento de su ejecución y en la formulación de propuestas que las beneficien. 22. Creación de servicios sociales colectivos que alivien la carga doméstica de las mujeres en el campo. 23. Obligatoriedad de que las mujeres jornaleras se inscriban individualmente en las planillas, para que puedan recibir en propio el pago de su trabajo. 24. Aplicación para las jornaleras del principio igual salario por igual trabajo. 25. Creación de Secretarías de las mujeres en los consejos de administración de las cooperativas 38. Que se creen urgentemente centros de capacitación para mujeres en el área rural” (las cursivas no corresponden al original). Se eliminó la petición de contar con una Oficina de las Mujeres en el Ministerio de Agricultura y Ganadería encargada de velar por los derechos de las mujeres campesinas.

104

Iniciativa de Mujeres por la Igualdad en la Participación Política. Plataforma…, Op.cit., págs.10 y 11.

276


No se ha desarrollado otro esfuerzo conjunto por retomar la situación laboral y de ingresos de las mujeres rurales, de tanta envergadura como los de los años 1994 y 1997.

Desde el año 2003, resulta evidente que la creación de oportunidades de trabajo y generación de ingresos no es un eje prioritario de Las Dignas, en su quehacer institucional.

En el caso del IMU, las oportunidades de generación de ingresos han cubierto a pocas mujeres rurales pero se han inscrito en el marco de la atención de su situación económica como liderezas y/o miembras de las asociaciones acompañadas, aparejada a la expectativa de su crecimiento y constitución en una iniciativa con mayor alcance (como constituir talleres de costura).

Así, por ejemplo, a partir de 2003, siete socias de ADESCOMFM, del municipio de El Refugio, en Ahuachapán, recibieron apoyo para iniciar un proyecto de panadería, que les significó gestiones con la alcaldía para obtener un terreno en comodato y construir el local, así como contar con capacitaciones –que fueron impartidas por el INSAFORP y la Asociación Scout– y tener un lugar para recibirlas, así como la búsqueda y solicitud de financiamiento a agencias cooperantes105. Para el 2005, se logró el local, pero no la maquinaria y las herramientas.

Junto a esta iniciativa, también el IMU respaldó a ADESCOMFM para capacitar mujeres que se dedicarían a la sastrería y la costura, pero el monto destinado resultó insuficiente, quedaron fueran algunas interesadas porque no sabían leer y escribir, además de que el tiempo que les demandó capacitarse les generó problemas de sobrecarga doméstica y en su salud106. La experiencia trató de continuarse gestionando un proyecto propio de la Asociación que, sin embargo, no ha podido ser concretado aún.

Como ya se señaló previamente, en otros casos, la capacitación técnica se ha dirigido a apoyar el ingreso de las mujeres, vía el mecanismo de evitar gastos 105 106

Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias…, Op.cit., págs.50-59. Ibid, págs.43-46.

277


familiares, como ocurrió con la asistencia técnica y semillas que brindó el IMU a AMUDESCO para desarrollar un huerto casero de hortalizas. Esta iniciativa, sin embargo, no tuvo sostenibilidad y finalizó al poco tiempo. Una situación parecida ocurrió con el funcionamiento de un chalet, para el cual fueron capacitadas algunas socias, en seis jornadas sobre temas de administración.

g) Ciudadanía

La mayoría de experiencias organizativas y reivindicativas de las mujeres rurales es resultado de procesos previos de capacitación en género desarrollados por las ONGs de mujeres del movimiento, en sus zonas de influencia.

En sus inicios, las mujeres rurales que fueron apoyadas en sus esfuerzos organizativos pudieron alcanzar importantes logros: desde ser reconocidas como referente, tanto en sus comunidades, frente a sus autoridades locales como ante la cooperación, hasta la consecución de varias de sus gestiones relacionadas con sus condiciones de trabajo, de acceso a servicios comunitarios, de participación e involucramiento en su municipalidad.

A partir de mediados y finales de los noventa, la opción estratégica de las ONGs de mujeres y feministas en lo comunitario o territorial se ha traducido en apoyar los procesos propios de grupos ya constituidos, en aspectos como legalización, planificación, estructura y estrategias para su funcionamiento, así como posicionamiento para su reconocimiento y/o actuación coordinada en la localidad, a través de plataformas, declaraciones o pronunciamientos. La recuperación y sistematización de sus experiencias, ha sido otro instrumento de apoyo organizativo y de planificación al que se ha dado importancia estratégica, en función de fortalecer el accionar de las organizaciones a partir de lecciones aprendidas o logros y dificultades identificados.

Las Dignas, el IMU y el MSM han logrado por ejemplo respaldar procesos organizativos de mujeres que ahora cuentan, además de su personalidad jurídica, son reconocidas en sus comunidades y municipios; entre ellas:

278


      

Asociación para el Desarrollo Integral de las Mujeres de Zacatecoluca. Asociación de Mujeres para el Desarrollo Integral de las Mujeres de Jiquilisco (APADEIMJ). Asociación de Desarrollo Comunal de Mujeres Activas por la Equidad de Género (ADCMAIG). Asociación de Desarrollo Comunal de Mujeres para un Futuro Mejor (ADESCOMFM). Asociación de Mujeres para el Desarrollo de la Ciudadela Guillermo Manuel Ungo (AMUDESCO). Asociación de Mujeres de San Marcos (ASMUSAM). Asociación de Mujeres de San Esteban Catarina (AMUSEC).

Dirigir su apoyo económico y/o respaldo institucional a este tipo de esfuerzos responde a la convicción de que la conformación misma de tales organizaciones legales es un logro importante, en la medida en que se constituye en una herramienta con la que “pueden formular sus acciones para la lucha y la defensa de los derechos de las mujeres, con una visión amplia de interlocución y alianza con otras mujeres del municipio”, al mismo tiempo que se consigue el reconocimiento de las autoridades de las comunas y su inclusión en la gestión municipal107.

En función del propio proceso interno de las organizaciones legales de mujeres rurales, las ONGs de mujeres y feministas consideran que favorece su empoderamiento y protagonismo de cara a su desarrollo108. De hecho, el MSM visualiza el escenario siguiente, como horizonte a alcanzar, en similares términos a los expuestos en el párrafo precedente: Las mujeres con las que se trabaja han alcanzado un mayor protagonismo a nivel local y nacional, hacen gestión propia, desarrollan proyectos productivos sostenibles y están incidiendo en las políticas públicas con equidad de género

109

.

Asimismo, se promueven las concertaciones, uniones o colectivos, tanto como la incorporación de organizaciones de mujeres rurales a estos espacios conjuntos ya existentes. Buena parte de éstos, sin embargo, son de carácter institucional y urbano, como ocurre con la Alianza por los Derechos Sexuales y 107

Alvarado, Milagro. La participación política de las mujeres y su aporte al desarrollo local en Jiquilisco, Boletina 2003, pág.12. 108 Movimiento Salvadoreño de Mujeres. 1988-2005…, Op.cit., pág.11. 109 Ibid.

279


Reproductivos o el Comité Interinstitucional contra la Violencia Intrafamiliar del Municipio de Berlín (Usulután) promovidos por Las Dignas.

El IMU, por su parte, logró promover un espacio amplio de participación de organizaciones de mujeres rurales, constituido desde su identidad como tales denominado, justamente, Mesa Permanente de Mujeres Rurales que tenía como antecedente la identificación también de sus necesidades y demandas propias en lo que fue la Plataforma de Mujeres Rurales, elaborada por liderezas capacitadas por el IMU en 1998. A esta fecha, sin embargo, las expectativas siguen siendo muchas pero el espacio se encuentra bastante diezmado

por

la

debilidad

organizativa,

financiera,

programática

y,

probablemente, por el bajo perfil alcanzado dado el desconocimiento de su labor y la poca visibilización de la misma, sus logros y resultados a la fecha.

Actualmente, la Unión de Organizaciones Locales de Mujeres por la Democracia y el Desarrollo Local, aglutina una treintena de organizaciones de mujeres locales rurales y también urbanas110, representando entonces una experiencia con un matiz un tanto diferente, pues si bien amplía las alianzas también debe procurar un accionar lo suficientemente incluyente que visibilice las demandas propias de las mujeres rurales y no sólo las que son comunes entre ellas y las urbanas.

Pero, de acuerdo a la documentación revisada e información recopilada, en buena medida los espacios organizativos que se han fortalecido y apoyado en los últimos años –en especial, desde mediados y finales de la década de los noventa– no corresponden, preferentemente, a los de alcance local sino nacional e inclusive los internacionales, aunque los mismos se constituyan por mujeres con liderazgo o participación municipal y comunitaria, tales como laAsociación Nacional de Regidoras, Síndicas y Alcaldesas de El Salvador (ANDRYSAS) y la Red de Mujeres Municipalistas Centroamericanas, en el caso de Las Dignas.

110

Asociación Unión Salvadoreña de Organizaciones Locales de Mujeres por la Democracia, la Justicia Social y el Desarrollo Local con Equidad de Género y Colectiva Feminista para el Desarrollo Local. Unión Salvadoreña de Organizaciones Locales de Mujeres por la Democracia, la Justicia Social y el Desarrollo Local con Equidad de Género. Planificador 2007.

280


Cuando ocurre que la naturaleza de las organizaciones de mujeres rurales es municipal o más territorial (en lo rural) su alcance se ha mostrado con limitaciones –probablemente en razón de la complejidad de la problemática específica que han pretendido atender–, como habría ocurrido con la conformación de la Red Intermunicipal de Comités de Defensoras Populares, que iniciaron con un convenio entre dos comités municipales con proyección de expandirse111. O como se observa con las estrategias que han perseguido la consecución

de

objetivos

relacionados

con

el

fortalecimiento

de

la

institucionalidad del gobierno local referida a la promoción de la equidad de género, como ocurrió con la firma de un Protocolo de Compromisos Mínimos para el abordaje de la problemática de la violencia entre autoridades locales y organizaciones en el marco de dicha Red.

Una importante virtud de estas dos últimas estrategias es que se ha favorecido que los grupos o comités de mujeres constituidos entren a dialogar y proponer con las esferas del Estado en un espacio común y/o compartido. En un sentido similar, el MSM y AMS –en el contexto de su participación en la Concertación de Mujeres– consideraron, a principios de 2003, que la reactivación y mayor promoción de la participación política de las mujeres podría lograrse a través de las políticas municipales de género “con el objetivo de contribuir a sentar las bases para el desarrollo sustentable con equidad de género para las mujeres del sector rural del país”, al lograrse la aplicación de acciones positivas dirigidas a la vigencia de sus derechos en el contexto del desarrollo comunitario en cinco municipios (urbanos y rurales) donde tendrían presencia institucional: Apopa y Santo Tomás (San Salvador), San Bartolomé Perulapía y Tenancingo (Cuscatlán) y Concepción Batres (Usulután)112.

Sin embargo, se ha reconocido que las transformaciones y avances experimentados en la esfera de las municipalidades en materia de equidad de género, han enfrentado dificultades que, en gran medida, provienen de la persistencia de estereotipos y opiniones negativas provenientes de la misma 111

Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares…, Op.cit., págs.25, 27 y 41-43. 112 Concertación de Mujeres (MSM-REDES-FUNSALPRODESE-AMS-CRIPDES). Las Políticas Municipales de Género, un mecanismo de participación política y ciudadana de las mujeres. Sistematización de 5 experiencias municipales, San Salvador, El Salvador, marzo de 2005, pág.3.

281


población, especialmente de hombre. Las organizaciones locales/comunitarias de mujeres que han trabajado con las municipalidades han señalado, además, en diversas ocasiones, las dificultades y debilidades para que funcionen los mecanismos e instrumentos de género introducidos en las alcaldías, desde problemas de recursos hasta de voluntad política.

4.6 A manera de recapitulación Puede concluirse de lo expuesto que organizaciones del movimiento de mujeres y feminista consideran y asumen que sus estrategias incluyen, tácitamente, entre sus poblaciones meta o participantes o beneficiarias, a las mujeres rurales y la defensa de sus derechos. De esta forma, no ven necesario expresarlo de manera explícita ni en su Misión, Visión u objetivos. La práctica muestra, sin embargo, que aunque buena parte de las mujeres que reciben la atención o coordinan con las ONGs de mujeres y feministas son rurales, mucha de la incidencia más sistemáticamente desarrollada se queda en las áreas o problemáticas más bien urbanas, aun cuando las acciones se expandan al interior del país y salgan del AMSS.

Es así como se observa, desde mediados de los noventa, un énfasis de las estrategias del movimiento por incidir en la institucionalidad del Estado, ya sea a través de la promoción de políticas y planes relativos a la equidad de género lo mismo que de medidas afirmativas dirigidas a las mujeres. Además, se ha promovido el involucramiento de funcionarias y funcionarios o personal de las entidades públicas, municipales, judiciales y del Ministerio Público en acciones individuales, o en redes, o coordinaciones, lo mismo que en actividades o intervenciones referidas a temáticas y problemáticas de las mujeres. Dichas entidades

y

profesionales

del

Estado,

sin

embargo,

también

tienen

mayoritariamente un perfil predominantemente urbano, con excepción de algunas concejalas.

En este sentido, existe un expreso interés en el movimiento de mujeres y feminista por consolidar las condiciones de interlocución con los ggobiernos municipales, de manera muy especial. Los esfuerzos más sostenidos e ingentes en los últimos años, sin embargo, se han concentrado privilegiando

282


las capacidades del municipio (“dotándoles” de funcionarias o trabajadoras formadas en género, políticas institucionales, proyectos con presupuesto, y de mecanismos e instrumentos de seguimiento de medidas afirmativas) más que las capacidades de las propias mujeres organizadas que deben interlocutar con éste.

Por otra parte, las temáticas atendidas ciertamente son parte de la vivencia de las salvadoreñas de diferente o cualquier edad, zona de residencia, condición económica, estatus social, nivel educativo, involucramiento político-partidista, etcétera. Nos referimos, por ejemplo, a la violencia intrafamiliar y de género, derechos humanos, participación ciudadana, salud sexual y reproductiva, economía y legislación, ente las más destacadas.

Pese a ello, la especificidad con que éstas ocurren en el área rural ha sido poco visibilizada, o se concibe implícita en el abordaje de las estrategias de impacto nacional impulsadas o se ha atendido con menor relevancia respecto a las problemáticas referidas más al acontecer nacional. Para el caso, las trabajadoras agrícolas asalariadas (permanentes o temporales) se encuentran insertas en un mercado laboral altamente desregulado, con muy escasa o inefectiva protección institucional y una experiencia sindical prácticamente nula, todo lo cual no ha sido retomado aún, decididamente, en las estrategias del movimiento amplio dirigidas a la reivindicación y luchas sobre sus derechos. Ni siquiera recientemente, pese a los efectos de la migración, el rezago para superar la pobreza rural y la precarización de las fuentes de ingresos y de las oportunidades de trabajo de las mujeres en el campo o zonas peri-urbanas. Un caso similar ocurre con la atención y gestión de riesgos: el mapa nacional muestra serias vulnerabilidades en el área rural, permanentes (cada año, según estación) y coyunturales (por el cambio climático y otros fenómenos asociados). Pero los esfuerzos e iniciativas se han concentrado especialmente en el AMSS. Asimismo, en materia de violencia y salud sexual y reproductiva, los diagnósticos y estadísticas que reflejen la realidad rural, continúan sin ser privilegiados en investigaciones y registros, mientras que la problemática de la mortalidad materna o los atentados a la integridad y la vida no se colocan como de especial sensibilidad entre las mujeres rurales.

283


Ha ocurrido, además, que los procesos de ciudadanía y de defensa y ejercicio de derechos, como los asociados a la violencia intrafamiliar, han brindado a las mujeres el conocimiento jurídico y doctrinal sobre los mismos, así como herramientas para la denuncia y su reivindicación, según sea el caso. Pese a ello, no se ha apoyado la calificación de su formación ni respaldado su necesidad de enlazar estos procesos con la coordinación y alianzas institucionales –públicas y privadas– requeridas en el nivel local, que permita a las mujeres lograr la mayor efectividad e, incluso, seguridad personal en el curso de sus gestiones y diligencias, así como la propia solución a sus problemas proyecto

de

sobrevivencia

para

dedicarse,

voluntariamente,

a

este

113

. De esta forma, por ejemplo, liderezas de AMUDESCO, en su

calidad de Defensoras Populares, al recuperar su experiencia habrían señalado que, aunque han logrado ayudar a otras mujeres y compartir lo aprendido, sus dificultades han sido muchas, entre las que destacaron las de naturaleza económica y de carga doméstica “así como, la poca capacidad para ayudar a otras mujeres114”. Sus expectativas y sugerencias en ese sentido, expresadas al IMU como institución que les respalda, giraron alrededor de incrementar su capacitación

para

resolver

y/o

canalizar

los

casos

atendidos;

las

recomendaciones resultantes de la sistematización de esta experiencia las retomaron y se redactaron en ese mismo sentido115.

Los esquemas aplicados parecen haber respondido también, en buena medida, a lógicas urbanas: un conjunto de jornadas de estudio para el conocimiento y manejo de teoría, doctrina, leyes, planteamientos políticos, metodologías, etcétera, que en sí mismas requieren de una base educativa que no se corresponde con mucho de las oportunidades escolares a las que han tenido acceso las mujeres rurales ni a su disponibilidad de tiempo y recursos para hacer uso efectivo y continuado de los conocimientos y habilidades aprendidas. La firme voluntad, el interés y la buena disposición y compromiso de estas mujeres, choca con un débil seguimiento al fortalecimiento de tales conocimientos y creación de capacidades y oportunidades –incluidas las de

113

Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares…, Op.cit., págs.28 y 29. 114 Ibid, pág.20. 115 Ibid, pág.35.

284


sobrevivencia económica–, afectando la sostenibilidad y efectividad de estos esfuerzos, así como su multiplicación.

Una situación parecida se pudo observar en relación a varios proyectos económicos y de generación de ingresos apoyados, especialmente los implementados durante los primeros años de accionar de las ONGs de mujeres y feministas como estrategias para brindar alternativas económicas para las mujeres rurales. Las capacitaciones y asistencia técnica proporcionadas no siempre se adecuaron a las condiciones educativas, sociales ni organizativas de sus grupos, ni tampoco a la realidad socioeconómica en que éstas debían funcionar y salir adelante, con lo que tampoco se pudo favorecer su sostenibilidad. El proyecto de chalet gestionado por AMUDESCO, fue una experiencia en este sentido116.

Por otro lado, se logra encontrar coordinaciones y participación en esfuerzos e iniciativas de alcance regional, en la experiencia prácticamente de todas las ONGs de mujeres y feministas, pero al parecer esto ocurre actuando en su calidad de organización como tales y no tanto como facilitadoras de un espacio más de articulación de grupos de mujeres desde los niveles locales en temáticas de interés para el espacio y la experiencia rurales.

Finalmente, no se encontró información que pudiera dar referencia sobre el crecimiento en número de las mujeres rurales organizadas, grupos formados o total de municipios a los que se ha ampliado, con el correr de los años, la incidencia de las estrategias impulsadas, así como logros propios de las organizaciones de mujeres rurales con las que se trabaja o a las que se apoya117. Lo que sí se han constituido son espacios amplios, a manera de concertaciones o alianzas o inclusive denominándose movimientos de alcance municipal e intermunicipal, pero las organizaciones y quienes las representan en cada uno de ellos, suelen ser prácticamente las mismas mujeres, en su calidad de liderezas o en razón de los cargos que han ostentado por mucho tiempo en sus respectivas organizaciones de mujeres rurales. Para el caso, en

116 117

Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias…, Op.cit., págs.69-73. La excepción de esto último la constituyen las sistematizaciones de experiencias concretas que se han mencionado a lo largo de este estudio.

285


la recuperación de su experiencia, AMUDESCO señaló entre los principales obstáculos enfrentados como organización, el siguiente: Algunas mujeres tenemos muchos compromisos fuera de la asociación – en la Casa de la Mujer en Suchitoto, en la Unión de Mujeres, en el partido, en la alcaldía. Hemos aprendido el valor de la participación de las mujeres en espacios comunitarios, pero a veces por esa misma dedicación, descuidamos lo propio, que es la asociación

118

.

Resulta claro, además, que las ONGs del movimiento amplio de mujeres y feminista, se encuentran trabajando muchas veces en los mismos municipios u otros cercanos, temas similares o conexos. La ventaja que representa esta circunstancia es la posibilidad de establecer sinergias y respaldar las iniciativas comunitarias y locales –como ocurrió con el Comité de Defensoras Populares del IMU y los Grupos de Autoayuda de ORMUSA119; la desventaja, sin embargo, es que los grupos de mujeres rurales que atienden, pueden ser los mismos o, mejor dicho, las liderezas de los mismos pueden encontrarse participando de varias de estas iniciativas, de acuerdo a la estrategia impulsada y que las convoca, sin que ello signifique, necesariamente, la ampliación de liderazgos o el crecimiento de la base organizativa de sus grupos.

Puede señalarse, finalmente, que no puede hablarse de estrategias del movimiento hacia el empoderamiento organizativo de mujeres rurales. Lo que se observan son diferentes acciones dirigidas a este propósito, pero que se inscriben en otras estrategias de un alcance más nacional o que en su afán incluyente de la situación general o común a las mujeres salvad salvadoreñas, no necesariamente retoman la especificidad de la realidad rural.

118 119

Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias…, Op.cit., págs.75 y 76. Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares…, Op.cit., pág.23.

286


Navas, María Candelaria y Rodríguez, Olga Lucía: Construcción y ejercicio de ciudadanía de las mujeres salvadoreñas. Principales obstáculos que la restringen, FUNDE, San Salvador , febrero de 2009

En esta apretada síntesis priorizaremos aquellos obstáculos que de acuerdo con la frecuencia que las y los entrevistados señalaron, representan en orden de importancia los principales obstáculos que encuentran las salvadoreñas para la construcción y práctica de su ciudadanía en su orden son:

1. Los derivados del sistema patriarcal salvadoreño

Fuertemente arraigado en El Salvador, el patriarcado ha sido señalado mayoritariamente como el principal obstáculo para el goce de la ciudadanía femenina y causa de la exclusión histórica de las mujeres en esta condición. Como forma de organización social, económica, política y religiosa que tiene como fundamento el control y dominio de los hombres sobre las mujeres, niñas y niños, la juventud y otros grupos que por clase, origen étnico, preferencia religiosa o política, sean minoritarios o diferentes al grupo dominante, etc; lo cual impide avanzar a las mujeres, ya que las limita y somete, testimonios sobre el rol doméstico, la familia, la maternidad, el matrimonio, el divorcio son más que elocuentes: Entre las manifestaciones del machismo como obstáculo, se encuentran “el entorno socioeconómico dominado por hombres”, “la actitud machista y misógina de los hombres”, “la resistencia de algunos hombres políticos”, “la cultura machista que favorece la educación de los niños, sobre las niñas”, “la cultura machista que da tierra a los hombres” y “el pacto de caballeros” que cierra el círculo, excluyendo a las mujeres de cualquier oportunidad; “la resistencia generacional al cambio”; “las innumerables trabas que los hombres ponen para que las mujeres realicen su trabajo o se sigan formando”, “la sobre exigencia que hacen a las mujeres para desempeñar cargos” y “el esfuerzo que deben hacer las mujeres para argumentar su capacidad, presencia y voz en espacios mixtos”.

287


La dependencia de las mujeres a los hombres igualmente es considerada una gran limitante; dentro de ella lo más comentado por las y los informantes fueron “la naturalización de la mujer de su posición de dependencia al marido”, “la falta de autonomía en general de las mujeres y en particular la autonomía económica”, “la mujer sumisa”, “relaciones de pareja que privan a las mujeres de sus derechos”, “la subordinación de la sexualidad” y “los celos del marido”. Un gran número de entrevistadas y entrevistados, afirmaron que “la violencia ejercida sobre las mujeres”, “el abuso sexual de niñas” y la “falta de espacios físicos y sociales seguros y bien vistos” eran importantes obstáculos para la ciudadanía plena de las mujeres en El Salvador.

2. Producto del patrón cultural existente

Entendiendo por cultura el conjunto de todas las formas y expresiones de una sociedad determinada, que incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias, así como toda la información y habilidades que posee el ser humano120, los obstáculos de mayor señalamiento por las y los informantes son producto de la cultura simbólica y espiritual, en tanto que otros son parte de los rasgos culturales de la sociedad salvadoreña.

De esta manera, el principal obstáculo mencionado para el logro de la ciudadanía plena por parte de las mujeres es el desconocimiento, que va desde no conocer el concepto mismo de ciudadanía, pasando por sus implicaciones en función de los deberes y derechos y que por lo tanto, hacerlos valer o asumir su responsabilidad, genera a su vez otros obstáculos.

Vinculado a esto, la falta de educación o el bajo nivel educativo, más la escasa información, es decir la carencia de una cultura de derechos en la que estos se ignoran y en consecuencia no se defienden, se convierte en un enorme obstáculo que les impide asumirse como sujetas de derechos e integrantes de una comunidad política.

120

Colaboradores de Wikipedia. Cultura [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2009 [fecha de consulta: 11 de diciembre del 2008]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Cultura&oldid=23183777>.

288


El segundo obstáculo de índole cultural para una ciudadanía activa es el miedo, el temor de la población y en especial de las mujeres. Al parecer puede s ser una de las secuelas de la guerra, ya que tomando en cuenta los “ciclos” de la historia, veinte años es un periodo corto y todo el miedo generado durante ese lapso, puede seguir presente y paralizar a las mujeres. El miedo como arma de dominación política y de control social restringe cualquier intento ciudadano; así por ejemplo se afirmó que representa un obstáculo importante por cuanto “impide a las mujeres exigir, demandar, reclamar sus derechos”, “hablar, decir que no, o cuestionar el status quo”, por “miedo a las críticas, a ser juzgadas por la sociedad, a perder el trabajo o los puestos políticos alcanzados, al enfrentamiento”, prefieren abstraerse y perder su derecho a la libre expresión, al derecho a la libertad y a la vida, al derecho a la ciudad, a la reivindicación de sus derechos, a participar en las instancias de decisión.

El miedo también alcanza a las organizaciones de mujeres quienes se autocensuran frente a ciertos temas que son importantes para las mujeres como el lesbianismo, el aborto, etc.

La religión en todas sus manifestaciones e instituciones como las Iglesias, juegan un papel importante en la definición de roles y d La religión en todas sus manifestaciones e instituciones como las Iglesias, juegan un papel importante en la definición de roles y de la moral en la sociedades; con toda su carga simbólica, representa un obstáculo significativo en tanto su influencia y presión sobre las mujeres, fomenta el modelo patriarcal, promueve la actitud pasiva y conformismo de las mujeres, refuerza el patrón tradicional de las mujeres, juzga y castiga si se atreven a hacer otras cosas, provoca miedo, restringe la educación sexual y coarta la libertad de conciencia y credo. Además de todo esto, fueron identificados como obstáculos “el auge del ultra conservadurismo religioso y la desmedida religiosidad”, “la iglesia radical”, “el poder político que ejerce la Iglesia”, “la idea de que Dios define la vida de las personas”, “las argollas religiosas” y la “falta de un Estado laico real” en donde la moral pública sigue siendo en buena medida moldeada por la jerarquía religiosa.

289


Finalmente, también representan obstáculos para la ciudadanía de mujeres y hombres -pero en especial para ellas- “la resistencia cultural al tema”, la ciudadanía “no es un tema relevante para la mayoría” de la población, en el país “no se le enseña a la gente a ser ciudadanos”, y “los problemas de las mujeres son un problema más en el país, pero no prioritario”. Quizás el más preocupante es que “no existe un sistema de libertades plenas en el país”.

3. Los que se derivan del sistema político y los partidos políticos

Un sistema político es la materialización organizativa de un conjunto de interacciones estables a través de las cuales se ejerce la política en un contexto limitado. Este sistema viene formado por agentes, instituciones, organizaciones, comportamientos, creencias, normas, actitudes, ideales, valores y sus respectivas interacciones, que mantienen o modifican el orden del que resulta una determinada distribución de utilidades.

Por su parte, los partidos políticos son las organizaciones que median entre los ciudadanos y el Estado, vinculando a los primeros con la esfera de poder sustentada por el segundo, para poder satisfacer sus demandas concretas de bienestar. Por lo cual es evidente la importancia de los partidos políticos.

Con un sistema y cultura política patriarcal no asombra que los partidos políticos constituyan una fuente incesante de obstáculos para la ciudadanía de las mujeres -en general- y para su vinculación en las esferas de poder político en particular-. La estructura vertical del poder parece más explícita en el caso de los partidos políticos; esa práctica vertical del poder, no permite que alguien que generalmente ha estado en los escalones más bajos, pueda subir fácilmente y si además, coincide con que es mujer se le aplican reglas más estrictas. Se “golpea” en el punto más débil y si para las mujeres es “su imagen” hacia ahí irá dirigido “el golpe”. Así mismo, no existe una práctica interna real de los partidos que apoye que más mujeres sean seleccionadas como candidatas a puestos de elección popular o de dirección

290


No obstante, en El Salvador el sistema político parece haber extraviado su rumbo y en el caso concreto de las ciudadanas, haberse convertido en generador de limitaciones para el desarrollo y vivencia plena de su condición. De acuerdo con las y los informantes, la razón de ello es la “ausencia de una institucionalidad democrática”, con “una cultura política autoritaria y excluyente de ciudadanía”, “un sistema político corrupto y altamente patriarcal” en donde como consecuencia, “sus partidos políticos son dominantemente masculinos”. Manifestaciones sobre los aspectos obstaculizantes son: “la idea de que los hombres son quienes tienen la facultad exclusiva para decidir, en tanto que las mujeres son chismosas y mejor deben quedarse lavando”, por lo tanto no consideran la presencia femenina en sus filas, “las cúpulas de los partidos siguen ignorando a las mujeres: por una parte no hay apertura para su inclusión” y cuando finalmente logran entrar, los hombres no creen que ellas tengan la capacidad para desempeñarse bien” entonces proceden a toda una sistemática labor por “cohibirlas, las aburren, las relegan a las funciones menos importantes; les bajan el perfil, son boicoteadas”. De igual manera, los partidos políticos “no implementan nada para capacitar a las mujeres, ni diseñan programas ni proyectos para las mujeres. Por otra parte, fue muy común el mencionado “sentido utilitario y manipulador de los partidos que ve a la población como cliente político y no como ciudadanía” el “tubo partidario o argollas partidarias” que señalado por Arana y Santacruz “los partidos políticos siguen siendo la única puerta de acceso de la ciudadanía al ejercicio del poder, definido así por la ley, con lo cual se eliminan otras posibilidades para la representación” (2005:48). Así, se restringe la entrada de las mujeres, pero además filtra las propuestas o acciones que se deseen realizar, eliminando la posibilidad de un canal por el que se puedan procesar las demandas de las mujeres.

4. Originados y relativos al rol del Estado Según los testimonios de las y los entrevistados, son obstáculos “la poca o nula promoción que el Estado hace de los derechos, es decir un Estado que hace muy poco por construir ciudadanía”; “la falta de recursos financieros a nivel del

291


Estado para la promoción de la ciudadanía” en general de todos y con mayor razón para las mujeres. Siendo el Estado considerado como una o varias arenas en las que se escuchan las peticiones y se resuelven los conflictos, son obstáculos para la ciudadanía “un Estado que no ejerce su verdadero papel”, “que no reconoce o da cumplimiento de sus obligaciones para con la ciudadanía”, “la impunidad del Estado”.

Diferentes estudios han comprobado la intensificación de problemas añejos del país a causa de los procesos de globalización y la implementación del modelo económico neoliberal, los cuales en relación a la ciudadanía generan obstáculos para hombres y mujeres, mismos que son agravados para estas últimas. Tres de ellos identificados por las y los entrevistados fueron en su orden: la pobreza, la inseguridad y la migración. También fue manifiesto que “el problema de la sobrevivencia impide a las mujeres tener una cultura del reclamo o de la participación”, así como la falta de autonomía económica o la falta de recursos económicos como la tierra o el hábitat” no dejaban ejercer la ciudadanía a las mujeres.

La seguridad es un derecho que le asiste a ciudadanas y ciudadanos y obligación de un Estado de Derecho brindar el respeto al derecho ajeno. De tal manera que cuando no existe un orden público ciudadano que elimina las amenazas, la inseguridad, ligada a la desprotección y a la existencia de violencia se convierten en fuertes impedimentos del ejercicio de derechos. En El Salvador existe una historia de violencia recurrente desde el siglo XIX, que ha transitado desde la violencia social, política y civil, siendo la violencia de orden criminal común la que se ha mantenido desde esa época. La experiencia de vivir durante más de una década en guerra, parece haber dejado una secuela profunda en el sentir y vivir de las y los salvadoreños. En este contexto no extraña que las y los entrevistados hayan señalado como obstáculos para el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres factores como “las maras y las organizaciones delictivas”, “la inseguridad en el país” y “el clima de violencia y el enfrentamiento”. Las mujeres de cualquier edad temen reclamar sus derechos tanto en el ámbito privado, como en el público, por las

292


represalias, violencia y por la impunidad que se vive en el país; temen salir a la calle solas, disfrutar de un parque o transitar por las aceras; no pueden vestir de cualquier manera por ser susceptible de acoso y/o estigmatización”. 5. Subjetivos de las mujeres. Como muchas autoras y autores han señalado, la ciudadanía es una lucha continua de ciudadanas y ciudadanos por alcanzar el derecho que permite participar y decidir sobre las cuestiones relacionadas con la sociedad a la que pertenecen. Aunque la lucha para las mujeres ha durado mucho tiempo, se han logrado conquistas importantes como el reconocimiento de su estatus, al menos en lo formal. Las mujeres

mencionaron como obstáculos subjetivos

para ejercer su

ciudadanía que: “las mujeres no se creen que sean capaces”; que “las mujeres no se creen con derechos”; “la inseguridad de las mujeres en sus capacidades”; “la timidez de la mujer salvadoreña que hemos heredado y que no nos la podemos quitar”; “las barreras psicológicas” como “la culpabilidad o remordimiento” por estar contraviniendo el papel de madre socialmente esperado y poniendo en cuestión su identidad centrada en la maternidad.

Para el caso salvadoreño, fueron referidos como obstáculos, actitudes y sentimientos tales como el desinterés y la represión. En el primer caso como “el desinterés de las mujeres” por su estatus y práctica ciudadana, “desinterés por pedir o reclamar”, “el grado de conformismo histórico de la sociedad salvadoreña”, “la pasividad, adormecimiento”, “la incredulidad o escepticismo de que las cosas cambien”. Igualmente fueron apuntados factores como “la baja autoestima de las mujeres”, “la represión autoimpuesta por evitar confrontaciones”, “las mujeres prefieren no reclamar o no hablar por evitar sean tildadas”; las mujeres prefieren no participar por los prejuicios sobre ello”. 6. Surgidos de fenómenos intensificados por la globalización. Conceptualmente, la ciudadanía ha sido definida por la serie de derechos y obligaciones que las y los integrantes de una sociedad tienen por su

293


pertenencia a una comunidad política, misma que desde la modernidad se ha asociado al Estado.

Diferentes estudios han comprobado la intensificación de problemas añejos del país a causa de los procesos de globalización y la implementación del modelo económico neoliberal, los cuales en relación a la ciudadanía generan obstáculos para hombres y mujeres, mismos que son agravados para estas últimas. Tres de ellos identificados por las y los entrevistados fueron en su orden: la pobreza, la inseguridad y la migración. También fue manifiesto que “el problema de la sobrevivencia impide a las mujeres tener una cultura del reclamo o de la participación”, así como la falta de autonomía económica o la falta de recursos económicos como la tierra o el hábitat” no dejaban ejercer la ciudadanía a las mujeres.

Como consecuencia de la pobreza, la migración también se ha convertido en un obstáculo para el ejercicio ciudadano de hombres y mujeres.

Pero si la migración implica una restricción para el ejercicio de ciudadanía de hombres, para las mujeres mucho más, tanto si son ellas migrantes, o si son sus compañeros hombres quienes han emigrado. Desde el punto de vista inicial, enfrentan más riesgos, están en una situación de mayor vulnerabilidad y tienen menos y posibilidades de ejercer una ciudadanía plena.

Si son los esposos o compañeros de vida quienes emigran y dejan las mujeres como responsables por la sobrevivencia de la familia, ellas tienen que realizar más trabajos para atemperar el impacto que implica la demora en recibir las remesas (cuando las reciben), entonces, realizar además de su rol reproductivo el productivo y asumir toda la carga que eso representa, como ya se señaló en líneas arriba, restringe el tiempo y la atención para dedicarse a sus deberes y obligaciones ciudadanas.

294


Conclusiones

Aunque en El Salvador los hombres también encuentran obstáculos para el ejercicio de su ciudadanía plena, los obstáculos de unos y otras no solo son diferentes, sino que los de ellas son mayores y más delicados, por su invisibilidad histórica, por las barreras patriarcales ,por la subjetividad femenina construida en base a su auto devaluación como ser humana. Asimismo a lo largo de la investigación se constató que la lucha de las mujeres por acceder a la ciudadanía es una lucha por la autonomía frente a restricciones y barreras impuestas por las instituciones, llámense: matrimonio, familia, Iglesia, Estado, entre otras.

Los obstáculos básicos que fueron determinados en la totalidad de entrevistas tienen que ver con: el rol del Estado; el sistema político y los partidos políticos del país; obstáculos de orden cultural; obstáculos producto del sistema patriarcal imperante; obstáculos devenidos de

importantes fenómenos

socioeconómicos del país y obstáculos subjetivos.

Conclusiones Generales Al finalizar una investigación las preguntas recurrentes son: Logramos los objetivos que nos propusimos? Qué validez académica y política tienen los hallazgos encontrados?

1. El problema o situación que originó esta investigación está relacionado con la invisibilidad de las mujeres salvadoreñas en la historia y en la polìtica, tanto como personas individuales o como mujeres organizadas, participando activamente en los movimientos sociales, en los movimientos populares revolucionarios y en el movimiento de mujeres.

2. Argumentamos que dicha invisibilidad está directamente relacionada con las pautas socio culturales que han pautado qué es ser mujer y qué es ser hombre en la sociedad salvadoreña, están determinadas por el patriarcado, expresadas en comportamientos, formas de pensar, en la distribución del poder en la vida privada y en la vida pública, como elementos que estructuran y activan las relaciones intergenéricas.

295


3. Como lo hemos podido constatar en el desarrollo de la investigaciòn las mujeres salvadoreñas organizadas en asociaciones mixtas o solamente de mujeres

han estado presentes en los diferentes momentos de la historia

polìtica del país,

concretamente en el lapso histórico, objeto de nuestro

estudio, de 1986 a 2008. Por lo que la mencionada invisibilidad es producto,lo reiteramos, de las construcciones

socioculturales que penetran en la

subjetividad de mujeres y hombres y en todo el imaginario de la sociedad salvadoreña.

4. Con el propopósito de demostrar lo anterior nos propusimos estudiar y analizar la documentación especializada o no, sobre la participación de las mujeres en la construcción y el ejercicio de la ciudadanía, desde una perspectiva de género, lo cual implicó por un lado, una forma de mirar y de pensar los procesos sociales, las necesidades, las demandas, los objetivos y beneficios del desarrollo, y por otro, supone una metodología de trabajo que considera a las mujeres como agentes de cambio que impulsen una adquisición individual y colectiva de poder (“empoderamiento”), que las ponga en equidad frente a los hombres y les posibilite relaciones con diferentes actores y espacios.Asimismo realizamos entrevistas a mujeres lideresas representantes de diferentes organizaciomes.

5.Estudiando el proceso de construcción de su ciudadanía las mujeres salvadoreñas obtuvieron el derecho a votar y ser votadas desde 1950, participaron activamente en huelgas, mitines, marchas, demandando el derecho a vivir en democracia y a las reivindicaciones propias de su sector o gremio; pero no fue sino hasta su encuentro con el feminismo que pudieron organizarse como mujeres para demandar sus derechos específicos como mujeres: derechos sexuales y reproductivos, derecho a vivir una vida sin violencia, acceso a la tierra, a la participación política, derehoa legislación específica para normarlos,etc.

6. Estas demandas fueron posibles gracias a que fueron develadas ,desde la perspectiva de género, su situación y condición como mujeres ,base fundamental para hacer visibles sus aportes, sus necesidades sus intereses,su

296


utopía de sociedad en donde la igualdad y la equidad de género serían las prevalecientes.

7. Algunos de los aportes del MM, ha sido reconocer a las mujeres como actoras y desde esta premisa rescatar del olvido a las antepasadas que, desde tiempos inmemoriales, transgredieron un deber ser impuesto. Otro ha sido el de la sexualidad que aún sigue siendo tabú en una sociedad conservadora como la salvadoreña, también el de la violencia de género.

8. Las organizaciones de mujeres que conforman el Movimiento de Mujeres (MM) han diseñado e impulsado de manera sostenida estrategias vinculadas con la generación de ingresos, derechos sexuales y derechos reproductivos, erradicación de la violencia contra las mujeres, derechos laborales y empoderamiento de las mujeres. Estas estrategias han sido puestas en marcha a través de procesos de incidencia política frente a instituciones del estado tanto a nivel nacional como municipal.

9. Los temas que se han logrado impulsar con otros actores sociales son los relacionados con los derechos laborales, erradicación de violencia contra las mujeres y los derechos reproductivos, fundamentalmente. Entre los avances registrados en esta línea se refieren los siguientes: Para responder a la demanda del movimiento de mujeres y a los compromisos asumidos en Beijing, el gobierno central creó el Instituto de la Mujer (ISDEMU- 1996) y aprobó la Política Nacional de la Mujer (1997). Igualmente, en la gestión de la salud han incluido la categoría de embarazos no deseados en la Encuesta Nacional de Salud Familiar (ADS y Ministerio de Salud) y la anticoncepción de emergencia como un método de planificación familiar121. Se promovió y se logró el incremento de más mujeres en la Corte Suprema de Justicia, de tres magistradas se pasó a cinco, de un total de 15 magistraturas. En el ámbito de la Asamblea Legislativa, se logró la creación o reforma al marco jurídico nacional, entre las que se puntualizan: a) la Ley contra 121

La dificultad en el caso de la anticoncepción de emergencia es que el sistema de salud no proporciona información al respecto.

297


la violencia intrafamiliar (1996)122; b) Aprobación de un nuevo Código Penal (1997), en el que se incluyeron figuras penales que tenían como objetivo “proteger los derechos de las mujeres de actos de violencia como el acoso sexual y la violencia intrafamiliar, aunque enmarcándolos en categorías menos graves”123; c) la Ley de Protección Civil y Prevención ante Desastres124; d) Reformas a la Ley de Zonas Francas y Recintos Fiscales, en el área de seguridad social (1996). En el ámbito municipal, se destaca la promoción y apoyo en la creación de políticas municipales para la equidad de género y mecanismos municipales, como comisiones de género, unidades de género, comisiones de la mujer, partidas presupuestarias para la implementación de acciones afirmativas hacia mujeres, entre otras.

10. Incrementar la participación política de las mujeres en cargos de elección popular, ha sido una apuesta importante y sostenida del MM, desde la visión de contribuir con la transformación del Patriarcado y cambiar la representación política en la toma de decisión y el sistema político.

Actualmente existen ejemplos que evidencian, tanto en el ámbito local como nacional,

la

existencia

de

una

relativa

autonomía

orgánica

de

las

organizaciones de mujeres, tanto locales como nacionales, con respecto a los partidos políticos.

La existencia de más de 500 expresiones organizativas de mujeres y el incremento de liderazgos de mujeres en el ámbito local, son una muestra del reconocimiento de la capacidad de conducir procesos entre mujeres, lo que está derivando en una nueva reconfiguración del o los movimientos de mujeres.

122

En el diagnóstico sobre la Incidencia Política y el Movimiento de Mujeres, realizado por las Dignas, se afirma que es un logro y un avance significativo, pero sostienen que ha presentado muchos problemas en el ámbito de su aplicación, dadas las debilidades institucionales en el órgano de aplicación de justicia. Pág. 5. 123 LAS DIGNAS: Diagnóstico: La incidencia política y el Movimiento de Mujeres Salvadoreño; pág. 5. 124 Este caso evidencia el interés del Movimiento de Mujeres por incidir no solo en temas relacionados con las mujeres.

298


La particularidad de las organizaciones locales de mujeres radica en la construcción de sus propias agendas, sus propias estructuras organizativas y actividades en los territorios.

La formación y capacitación son procesos que las diversas organizaciones del movimiento de mujeres, han asumido como un eje, que si bien es cierto no es el prioritario, pero es considerado uno de los factores claves que dinamizan el empoderamiento de las mujeres, dado que centra su acción en el conocimiento de los derechos y los mecanismos que faciliten el acceso a la justicia.

La formación-capacitación es central en la generación de conocimientos, en la reflexión y aplicación de los mismos, porque permite que las mujeres a partir de su práctica descubran aquellos elementos que nos identifican como mujeres en nuestra condición histórica, es decir la construcción social que nos identifica con la sexualidad para otros, que está relacionado con la procreación de la vida.

Un factor determinante para la generación del conocimiento es el proceso de investigación y producción del conocimiento, que es un acto de por sí cuestionador y cuestionante, porque propicia la categorización de los hechos para llevarlos a un nivel de abstracción del pensamiento y crear nuevas propuestas que permitan avanzar en la lucha contra la erradicación de la subordinación de género.

Entre 1996 y 2006 se ha registrado un aproximado de 400 publicaciones con temas diversos, entre los que se señalan: actoras sociales y movimiento de de mujeres, educación y capacitación, política institucional y participación política, salud sexual y reproductiva, programas y propuestas de políticas, entre otras.

Este es un esfuerzo que comparativamente al período 1985-1995 que registró una producción de 109 publicaciones, resulta alentador porque además de incrementar las publicaciones éstas se mantienen en las 21 categorías analizadas.

299


Finalmente, una investigación feminista como la que presentamos que ha cubierto

los requisitos académicos

exigidos por la Universidad Nacional

Autónoma de México-UNAM- , podría contribuir a que la academia salvadoreña expresada en la Universidad Nacional de El Salvador (pública) y las privadas, incluyan en sus políticas educativas la promoción de las investigaciones feministas,incorporando la perspectiva de género, y que en un futuro no muy lejano emulen a la UNAM quien publicó en la Gaceta, Organo Informativo de la Universidad

Nacional Autónoma de México, del 7 de marzo de 2013, Los

Lineamientos Generales para la igualdad de Género en la UNAM, “que son de observancia obligatoria para regular la equidad de género ,como una condiciòn indispensable y necesaria para lograr la igualdad de género” (p.23).

300


Referencias Bibliográficas AGUILAR, A. L Dole, B. E., Herrera, M, Montenegro, S, Camacho, L. y Flores, L. (1997) “Movimiento de mujeres en Centroamérica”, Programa Regional La Corriente / Fundación Buntstift: Managua, Nicaragua. ALEXIS, Boris. (1986) “Movimientos Sociales y Cambio Social, Asociación de Investigación”, Trabajo y Estudios Sociales A.C., Bogotá, Colombia. ALVARENGA, Patricia (1996), Cultura y ética de la violencia: El Salvador: 1880-1932. EDUCA, San José, Costa Rica. ÁLVAREZ, Sonia (2002)” El boom de las organizaciones feministas no gubernamentales en América Latina” en Fundación Heinrich Böll: Género, feminismo y masculinidad en América Latina, San Salvador, Centro América. AMES (1982) “Reflexiones de las mujeres salvadoreñas”, Women´s International Resource Exchange Service, Nueva York . AMES (1983). Publicaciones de la Representación de AMES en México. Desde los Frentes; Posición de AMES por la paz, la distensión y desarme; Cómo nacemos y qué hacemos; Desarrollo de la participación política de la Mujer Salvadoreña y su influencia en el proceso de Liberación Nacional AMES (1982), “Como nacemos y que hacemos”, Colección Luz Dilían Arévalo, San Salvador. UNICEF (1988)”Análisis de la situación actual de la mujer y el niño en El Salvador”, El Salvador. ANTÓN, Joan y Rivero, Ángel (2000), “Derechos y ciudadanía: contrastes entre el liberalismo y el pensamiento conservador”. Colección Temas de la Democracia, Serie Conferencias Magistrales 12. Instituto Federal Electoral (IFE). México, D.F. Aportes de las Mujeres Congresistas de las FPL para la renovación del partido, mimeo ,s/f p.1-2 . ARANA, Rubí Esmeralda y Santa Cruz, María (2005), “Opinión pública sobre el sistema político del país y la participación de la mujer en política”, UCA Editores, San Salvador, El Salvador.

301


ARIAS, GÓMEZ, Jorge (1972),”Farabundo Martí. Un esbozo biográfico”, EDUCA, San José, Costa Rica. AMPES (1983) “Boletín Compañera Silvia No 1”, Asociación de Mujeres Progresistas de El Salvador, San Salvador, El Salvador. ASMUSA, (1984), “Boletín No. 1”, Asociación de Mujeres SalvadoreñasSan Salvador, El Salvador. ASTELARRA, Judith (2005), “Veinte años de Políticas de Igualdad”, Ediciones Cátedra, Universidad de valencia, Instituto de la Mujer España. AYALA, Prudencia (1924), “Inmortal y Luz de Orión”, Imprenta Arévalo, San Salvador. Bonder, Gloria. Género y Subjetividad: avatares de una relación no evidente. Pagina Web www.modemmujer.org Blazquez Graf, Norma( 2008). “ El retorno de las brujas” . BROWNING, David (1982), “El Salvador, la tierra y el hombre”, Ministerio de Educación, Dirección de Publicaciones, San Salvador, El Salvador. CABARRÚS, Carlos (1983) “Génesis de una revolución”, CIESAS, México. CÁCERES Prendes, Jorge (1993). “Género, ciudadanía y cultura política en El Salvador, 1930-1959”, Ponencia en el Seminario “Balance Histórico del Estado-Nación Centroamericano, 22-26 de noviembre de 1993: San Salvador, El Salvador. CANSINO Sonia, (2001). “Mujeres en los partidos políticos”, Presencias,

ausencias e impactos, CAÑAS Dinarte, Carlos (1999),”Las hijas de Minerva: notas para una historia educativa y cultural de las mujeres salvadoreñas”. San Salvador, premio Ensayo Juegos Florales Nacionales Casa de la Cultura de Panchimalco. (mimeo) Castañeda Salgado, Marta Patricia “ Metodología de la Investigación Feminista” Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-CEIICHC, UNAM, México, Fundación Guatemala, Guatemala Librería e Imprenta Evolutión, Guatemala 2008.

302


CASTELLS, Manuel (1999), “La Era de la Información en El Poder de la Identidad Volumen II”, Tercera Edición, Siglo XXI, México. (páginas 159269) CDC y otras instituciones. (2005). “El Salvador por dentro”, Editorial UCA, San Salvador, El Salvador. CFPA (2003), “Pacto Político Feminista”, San Salvador. CFPA (2006), Mapeo a activistas y organizaciones, San Salvador. CHAYNE, Deysi (2007), “Avances y retos de las políticas para el desarrollo de las mujeres salvadoreñas”, Ponencia presentada en abril de 2007 (Integrante de la Mesa de políticas Públicas de la CFPA) CIDEM (2001), “Mujeres al Timón en Bolivia”, Impresión Bolivia dos mil, La Paz, Bolivia. Colectiva Feminista por el desarrollo local, Proceso electoral 2006 (2007): Una mirada feminista sobre la participación política de las mujeres. Fundación Eber, San Salvador, El Salvador: marzo 2007. Comandante Javier (1981). “Eugenia “ , Fuerzas Populares de Liberación -FPL- San Salvador. CUMS (1983), “La Mujer en el Comité Unitario de Mujeres Salvadoreñas”, Comité Unitario de Mujeres Salvadoreñas. D´ATRI, Andrea. 2005 Feminismo Latinoamericano. Entre la Insolencia de las luchas populares y la mesura de la institucionalización. Fuente http://www.Creatividadfeminista.org/artículos/2005/fem-05-atri.htm. De BEAUVOIR, Simone (1988), “El Segundo Sexo”, Dos Tomos, Ediciones Cátedra, Madrid .España. De PIERO, Sergio (2005), “Organizaciones de la Sociedad Civil Tensiones de una Agenda en Construcción”, PAIDOS, Argentina. Diagnóstico: La Incidencia Política y el Movimiento de Mujeres, San Salvador. 2006. DIGNAS (1997) “Iniciativa de Mujeres por la Igualdad en la Participación Política”, Plataforma de las Mujeres Salvadoreñas 1997-2000, San Salvador. Domínguez Magaña, Liza (1995), “De acciones de mujeres y olvidos estatales”, Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer -IMU-, Serie Estudios de la Mujer N 4, p. 75.

303


Domínguez, L. y Ortiz, E. A. (2001), “Memoria Histórica de las mujeres”, Ponencia presentada en el Encuentro Internacional de Testimonio y Literatura San Salvador, El Salvador. ESCADÓN RAMOS, Carmen (Comp.) (1992) “La nueva historia, el feminismo y la mujer”. En Género e historia, Instituto Mora/Universidad Autónoma Metropolitana: México. FALQUET, Jules (1998) “El Movimiento de Mujeres en la democratización de pos-guerra en El Salvador”, mimeo. FAO El Salvador (2003) “La mujer en la agricultura, medio ambiente y la producción rural”. Preparado por el Servicio de la Mujer y el Desarrollo, San Salvador FRAISSE, G. y PEROT M. (1993) “La Ruptura Política y los Nuevos Modelos Sociales, en Historia de las Mujeres”, Tomo VII, El Siglo XIX editado por George Duby y Michelle Perot, Editorial Taurus, España. . FMLN (1993) “Documentos Políticos”, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Frente, Ediciones Alternativa, San Salvador, El Salvador.

FUNDACION 16 DE ENERO.(1993) Diagnóstico de la situación actual de la mujer excombatiente Fundación Arias (1998), “Diagnóstico sobre la organización de las mujeres rurales en Centroamérica”. Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, San José, Costa Rica. GARCÍA Quesada, Ana Isabel y Gomáriz, Enrique. (2000). “Género y ciudadanía en América Latina: otra mirada al horizonte”. GOMÁRIZ, Enrique y Meentzen, Ángela, (s.f), (Compiladores),”Democracia de Género. Una propuesta para Mujeres y Hombres del siglo XX”I. Fundación Heinrich Böll y Fundación Género y Sociedad (GESO). San José, Costa Rica. Pp. 85-114 GARCÍA, Ana Isabel, GOMARRIZ, Enrique (1989), “Mujeres centroamericanas” Tomo II. Efectos del conflicto, FLACSO, San José, Costa Rica. GARCÍA, María Isabel (1989), Mujeres Centroamericanas Tomo I, FLACSO, San José, Costa Rica GARGALLO di Castello Lentini, Francesca (1987),”Las transformaciones de conducta femenina bajo el impacto del conflicto socio-militar en El Salvador”, Tesis doctoral, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México: México, D.F.

304


GUIROLA de Herrera, Norma(1983), “La mujer en la revolución Salvadoreña”, COPES, México. HERRERA, Morena (1998), “Pensándose a sí mismas” en Aguilar, Ana Leticia, et.al. Movimiento de Mujeres en Centro América, Movimiento de Mujeres en Centro América, Programa Regional La Corriente, Managua, Nicaragua et. al, 2007. HERRERA, Morena (2008), “Marco de referencia: Movimiento de Mujeres en El Salvador 1995-2006: Estrategias y miradas feministas”. Movimiento de Mujeres en El Salvador 1995-2006: Estrategias y miradas desde el feminismo. Fundación Nacional para el Desarrollo FUNDE, Cooperación Austriaca para el Desarrollo y Horizonte 3000. El Salvador pp. 29-60 HUEZO Córdova de Ramírez, (1971) ,Artículo escrito en febrero de 1971, mimeo, ISDEMU,( 2005), Política Nacional de la Mujer. IMU (2004), “Evaluación de las Políticas Públicas para las Mujeres 19992004”, Instituto de Investigación y Capacitación de la Mujer Documento elaborado por Nancy Orellana .San Salvador, El Salvador. IMU/FUNDE/OXFAM América (s.f) “La experiencia organizativa de las Mujeres Rurales en la Transición Post –Guerra: 1992-1999” , Ediciones Maíz, San Salvador, El Salvador Intelectuales de los cuarenta: negociando lo privado y lo público, ponencia presentada en LASA, Dallas, TX, USA, marzo de 2003. Krill, Leslie, (2005), “Declaración de Sentimientos de Séneca Falls”. Traducción LAGARDE, Marcela (1996), “Género Y Feminismo. Desarrollo Humano y Democracia”. Editorial horas y HORAS. España. Lagarde, Marcela (2001) “Los cautiverios de las Mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas.” Primera reimpresión, UNAM, México LARS, Claudia (1983),”Tierra de Infancia”, Dirección de Publicaciones del Ministerio de Educación, San Salvador, El Salvador. . LAS DIGNAS (2000), “Una década construyendo feminismo”, San Salvador, El Salvador LAROUSSE (1991) “Diccionario de Escritores Hispanoamericanos Referencias”, México.

305


Luciak, Ilja (2001), “Después de la revolución igualdad de género y democracia en El Salvador, Nicaragua y Guatemala”, UCA Editores, San Salvador. Luciak, ILja.(1998),“La Igualdad de Género y la Izquierda Revolucionaria: el caso de El Salvador”. En Género y Cultura en América Latina. Cultura y participación política, Volumen I. Tarrés Barraza, María Luisa (compiladora), El Colegio de México. LUNGO, Mario (1987), “La lucha de las masas en El Salvador”. UCA Editores, San Salvador, El Salvador. MANCÍA de Alfaro Jovel, (1990), “El proceso histórico y mis memorias “ (mimeo) San Salvador, El Salvador MARCO, Yolanda, (2002) “Ser ciudadana en Panamá en la década de 1930”.en RODRÍGUEZ, Eugenia (2002) ,“Movimiento de mujeres, feminismo y sufragismo en América Central” (1900-1960). Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica, Costa Rica, mimeo. Memoria IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, Taxco,México,1987 Memorias del Taller: Mujer Centroamericana, violencia y guerra, Taxco,México (1988). Memorias del VI Encuentro Feminista latinoamericano y del Caribe, Costa del Sol, El Salvador. (2003) MENJÍVAR, R, y D. Camacho, (1985) “Movimientos Populares en Centroamérica”, EDUCA, San José, Costa Rica. MENJÍVAR, Rafael (1980) “El Salvador: el eslabón más pequeño”, EDUCA, San José, Costa Rica. MINED, (1994), “Historia de El Salvador. Tomos I y II ”,Ministerio de Educación de El Salvador Convenio México-El Salvador, Imprenta Libros Gratuitos, México. MOLINEUX, Maxine. (2003)Movimientos de Mujeres en América Latina. Estudio Teórico Comparado. Ediciones Cátedra, Universidad de Valencia, España. MOLYNEUX, Maxine ( 2001) “Género y ciudadanía en América Latina: cuestiones históricas y contemporáneas”, Revista Debate Feminista Año 12, Vol.23, Abril. México, D.F. MORENO, Elsa (1997).” Mujeres y política en El Salvador”, FLACSO, San José, Costa Rica.

306


MORENO, María Elena (2003),“Participación de las Mujeres en el Desarrollo Local Estudio comparativo de seis municipios de El Salvador”. Fundación Nacional para el Desarrollo-FUNDE, San Salvador: MURGUIALDAY, Clara (2001), “La construcción de la ciudadanía de las mujeres después del conflicto”. En Wyatt, Dominic y Saillard, Dominique (Coords). Guerra y Desarrollo. La construcción post-conflicto. UNESCO ETXEA. Bilbao, España, pp. 38-42 MURGUIALDAY, Clara y Norma VÁSQUEZ (1993), “El feminismo centroamericano también existe”, en Memorias VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, El Salvador NASH, Mary (2005), “Mujeres en el Mundo. Historia, Retos y Movimientos”, Alianza Editorial, España. NAVAS, María Candelaria (1987), “Las organizaciones de mujeres en El Salvador 1975-1985”, Tesis de maestría en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México: México D.F. NAVAS, María Candelaria (1985), “Los Movimientos femeninos en Centro América”, en Movimientos Populares en Centro América, FLACSO, San José, Costa Rica. NAVAS, María Candelaria(1988) “Apuntes sobre la situación de la mujer salvadoreña actual”, ponencia presentado en el Encuentro Latinoamericano sobre Derechos de las Mujeres, convocado por el Instituto Latinoamericano de Estudios Sociales-ILSA-Bogotá, Colombia 9-10 de abril . ONUSAL,(s.f) “Proceso de desmovilización del personal del FMLN”, Imprenta El Estudiante, San Salvador. ORELLANA, Nancy (1997), “Diagnóstico situacional y directorio de la organización de mujeres rurales”, San Salvador, El Salvador, mimeo. OXFAM. (1988) “Memorias del Taller Mujer Centroamericana: Violencia y Guerra”. IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Pacto de la Mesa de San Andrés.( 2003) Incidencia política desde las mujeres. San Salvador. PNUD (2004) “Cuaderno de Desarrollo Humano El Salvador”. PNUD (2001) “Informe de Desarrollo Humano El Salvador” PNUD (2004) “La Equidad de Género en El Salvador”, San Salvador, El Salvador.

307


Red de Mujeres Escritoras Salvadoreñas (1997) “Mujeres en la literatura salvadoreña” Imprenta Pública, San Salvador, El Salvador. Revista Educación

(1965) Año II, No 5-6 julio a diciembre de 1965,

San Salvador. RODRÍGUEZ, Eugenia (2002) ,“Movimiento de mujeres, feminismo y sufragismo en América Central” (1900-1960). Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica, Costa Rica, mimeo. RODRÍGUEZ, Olga María. (2007), “Estrategias para la erradicación de la violencia contra las mujeres 1995-2006”, El Salvador,p.26 ROMERO, Irene. 1995, “La reinserción de la mujer excombatiente. Un legado de guerra”, Revista Realidad, número 22, 1995, San Salvador. RUIZ, Rubenia (1951), “Evolución histórica de los derechos políticos de la mujer salvadoreña”, Mimeo: San Salvador, El Salvador. SANCHO, Eduardo (2002), ”El conflicto armado en El Salvador”, en El Salvador. Historia General, Editorial Nuevo Enfoque, San Salvador. SECRETARÍA DE LA MUJER, (1993), “Conclusiones del encuentro nacional de mujeres del FMLN, 21 de agosto de 1993”, San Salvador. Semanario El Municipio Salvadoreño (1889) San Salvador, 12 de septiembre. SHULER, Margaret (1997), “Los derechos de las mujeres son derechos humanos: la agenda internacional del empoderamiento”. En León, Magdalena (Compiladora). Poder y Empoderamiento de las Mujeres. TM Editores/U.N. Facultad de Ciencias Humanas: Bogotá, Colombia. SORIANO Hernández, Silvia, (s.f.) “La organización de las mujeres a partir de la guerra Nicaragua y El Salvador”, CCyDEL-UNAM, México. SUNCÍN, Consuelo de Saint-Exupèrry (1998), “Memorias de Oppède”, Dirección de Publicaciones e Impresos. CONCULTURA, San Salvador. TICAS , Sonia (2003), “Intelectuales de los cuarenta: negociando lo privado y lo público”, ponencia presentada en LASA, Dallas, TX, USA,. TICAS, Sonia(s.f) ,La Lucha sufragista salvadoreña en la primera mitad del siglo XX: avances y retrocesos. p.14 TICAS, Sonia. (2002), “Hacia una historia del feminismo salvadoreño: Prudencia Ayala y las décadas del veinte y treinta”. Ponencia presentada en el Congreso Centroamericano de Historia 22-26 de julio, Panamá

308


TOURAINE, Alain (1998), “¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes.” Fondo de Cultura Económica, Argentina. TOURAINE. Alain (2006). “Los Movimientos Sociales” Revista Colombiana de Sociología, No 27,2006. pp.255-278 TOURAINE, Alain (2005). “Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy”, Editorial Paidós ,España TRISTÁN, Flora.(1977).Unión Obrera Editorial Fontamara, Barcelona, España UNGO, Urania (2000), “Para Cambiar la Vida: Política y Pensamiento del feminismo en América Latina”, Producciones Gráficas, Panamá. UNICEF (1988),” Análisis de la situación actual de la mujer y el niño en El Salvador”. Documento preparado por María Candelaria Navas, mimeo. VALCÁRCEL, Amelia. (2005), “La Memoria Colectiva y los Retos del Feminismo,” en El Feminismo en el Siglo XXI Valcárcel, Amelia y otras (compiladoras) Instituto Andaluz de la Mujer, España. VALLEJO, Delia Selene de Dios (2004),”Sociología de Género,” Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Centro de Estudios Sociológicos. México. VÁSQUEZ, N., Ibáñez, C., Murguialday, C. (1996), “Mujeres Montaña: vivencias de las Guerrilleras y Colaboradoras del FMLN”. Horas y Horas la editorial, España. VILLARS, Rina (2001), “Para la casa más que para el Mundo: Sufragismo y Feminismo en la Historia de Honduras”. Editorial Guaymuras, Honduras. . VIOLA, Susana.( 2000), “Los Discursos del poder”, Editorial Norma, México WOLLSTONECRAFT, Mary. (1994),”Vindicación de los derechos de la mujer” Ediciones Cátedra ,Instituto de la Mujer, Madrid, España

309


ANEXOS En la periodización siguiente se expresa un proceso de evolución marcado por un gradual y mayor protagonismo ciudadano de las salvadoreñas. Desde la segunda mitad del siglo XIX, a lo largo del siglo XX e inicios del XXI, las mujeres aparecen como fuerza organizada o como personas individuales, en distintos espacios: sectoriales, gremiales, corporativistas o literarios. En la delimitación de los períodos se han considerado los siguientes aspectos: a) Que los hechos que inician o cierran el período sean de trascendencia para las mujeres, relacionados a aspectos educativos, legales y/o organizativos. b) Que él o los hechos trasciendan a la sociedad de manera estructural y que impacten a mujeres y hombres. c) Que los hechos se ubiquen dentro de una coyuntura nacional o internacional que influya de alguna manera a la implementación de medidas que favorezcan la puesta en práctica de acciones para hacer efectivos los derechos de las mujeres. Tomando en cuenta lo anterior se proponen seis períodos: Primer Período: De la segunda mitad del siglo XIX, con el antecedente de la creación de la Universidad de El Salvador (1841) y el parcial acceso de las mujeres a la educación, hasta la segunda mitad de la década de los años 50 del siglo XX con la creación en 1956 de la Organización Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, ligada al movimiento obrero del Partido Comunista Salvadoreño, creado en 1930. Primer Período: De la segunda mitad del siglo XIX, con el antecedente de la creación de la Universidad de El Salvador (1841) y el parcial acceso de las mujeres a la educación, hasta la segunda mitad de la década de los años 50 del siglo XX con la creación en 1956 de la Organización Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, ligada al movimiento obrero del Partido Comunista Salvadoreño, creado en 1930. Segundo Período: De 1957 a 1975, la creación de Fraternidad de Mujeres cierra y abre este período que se caracteriza por el surgimiento de las primeras organizaciones exclusivamente de mujeres, cuyo énfasis tenía como centro el sector social al cual pertenecían ya fuera obrero o campesino, aunque elaboraron reivindicaciones y estrategias de acción propias ligadas a la esfera doméstica. Las mujeres se integran a las diferentes organizaciones que 310


conforman el movimiento popular e incluyen sus demandas de clase dentro de la plataforma de las demandas populares. El inicio de la Década de la Mujer 1975-1985, instaurada por las Naciones Unidas, cierra este período y abre el siguiente, ya que tal iniciativa da pautas y ejerce cierto tipo de influencia y presión a nivel gubernamental; a las mujeres, en particular, les abre ventanas y motivaciones para dar los saltos que les permitan trascender la esfera doméstica para dar forma a lo que será a futuro el Movimiento de Mujeres-MMSalvadoreño. Tercer Período: De 1976 a 1985: “Primera oleada” esta categoría se utiliza y aplica al contexto salvadoreño para efectos explicativos o didácticos, pero no corresponde

de forma contemporánea a otros contextos sociopolíticos de

organizaciones femeninas, muchas de ellas conformadas en el exilio y otras dentro del país, para apoyar la lucha popular. La característica principal de estas organizaciones de mujeres es la nula reivindicación de género en sus objetivos, demandas o plataformas. Este período coincide con el auge del conflicto armado y las migraciones masivas, dentro y fuera del país, por razones políticas. También es la apertura de la creación de organizaciones que trascenderán el análisis de clase, para integrar el análisis de género. Cuarto Período: De 1986 a 1989: “Segunda oleada” de organizaciones que, provenientes de organizaciones políticas de izquierda, comienzan a analizar “la problemática de la mujer”, lejos de asumirse feministas. Todavía la guerra civil se encontraba en su accionar. Justamente con el inicio del período aparecen el Instituto de Investigación, Promoción y Desarrollo de la Mujer IMU- desde la sociedad civil, sus fundadoras son mujeres del Partido Comunista y la Organización de Mujeres por la Paz-ORMUSA- iniciativa de mujeres militantes del partido Cambio Democrático. Cierra el período la ofensiva guerrillera de noviembre de 1989 en la cual es asesinada la fundadora del IMU, Norma Virginia Guirola de Herrera; además se abren los cauces para un cierre negociado a la guerra civil. Quinto Período: De 1990 a 1992: “Tercera oleada”, que se enmarca en el desenlace de la guerra civil. Con las organizaciones creadas en los períodos anteriores se empieza a perfilar el actual Movimiento de Mujeres-MM- y a

311


integrar la perspectiva de género en las demandas y denuncias. Asimismo le empiezan a dar una dimensión regional e internacional al incipiente movimiento, pues desde su primera participación en el IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en Taxco, México en 1987, participaran en los subsiguientes.

Sexto Período: De 1993

a 2008: Cubre la fase de transición de post-guerra y

la implementación de los gobiernos y políticas neoliberales. Este período se abre con la realización en El Salvador del VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (Costa del Sol, El Salvador, noviembre de 1993); elevándose así su accionar a nivel nacional, regional e internacional. Consolidación del Movimiento de Mujeres en El Salvador y el surgimiento de algunas

experiencias

organizativas

de

mujeres

rurales.

Su

principal

característica es el impulso y auge de las organizaciones de mujeres, quienes logran consolidar un Movimiento de Mujeres-MM- de impacto nacional.

312


313


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.