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EL DEPARTAMENTO DE CAQUETÁ - UN TERRITORIO EN TRANSFORMACIÓN

Todos estos elementos fueron validados a través de una línea de base, que desplegó al equipo de campo durante cinco meses. Los resultados de este diagnóstico permitieron reorientar algunas de las acciones e inversiones planteadas. Como veremos a lo largo del documento, esta es una de las grandes cualidades del proyecto: su capacidad de escucha, concertación y adaptación. Esto adquiere especial importancia en un contexto de posconflicto, ya que se trata de periodos volátiles y sensibles en los que se producen cambios permanentes a nivel político, institucional y social. Esta flexibilidad permite poner en práctica el enfoque territorial y garantizar una intervención al servicio de la realidad y las necesidades locales.

El Departamento del Caquetá es un territorio de gran biodiversidad y, por lo tanto, de alta importancia para el país dada su riqueza ambiental y su gran variedad de recursos naturales, étnicos y culturales. Se trata de un corredor estratégico, ubicado al sur del país, cuya extensión comprende desde el piedemonte andino hasta la serranía de Araracuara, conectando dos ecosistemas claves que son fundamentales para sentar las bases del desarrollo sostenible. Es de anotar que toda el área departamental, que representa un 7,79% del territorio nacional, corresponde a la gran cuenca amazónica, reserva mundial de biodiversidad y fuente fundamental de recursos hídricos.

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El territorio se ha visto fuertemente afectado por sucesivos ciclos de violencia. Por un lado, el Departamento de Caquetá se ha integrado al país a través de sucesivos procesos de colonización, que han producido tensiones sociales y económicas sobre las que se gestaron y agudizaron las dinámicas del conflicto. Posteriormente, la expansión de las economías ilícitas, el fracaso de las negociaciones del Caguán y el creciente enfrentamiento entre fuerza pública y grupos insurgentes, se materializaron en una presencia institucional diferenciada y en la disputa violenta por el poder a nivel local y regional. Adicionalmente, dicho contexto fomentó una estigmatización del territorio y sus habitantes dentro del imaginario colombiano, lo que se ha trasladado a los procesos organizativos a nivel local y departamental y ha complejizado la relación entre el Gobierno Nacional, la sociedad civil organizada y las comunidades de base.

A nivel económico, los medios de vida se concentran en los sectores primario y terciario. Las cadenas productivas que más aportan a la economía familiar, incluyendo a las poblaciones vulnerables, son las siguientes: ganadería mayor y menor (carne y leche), caucho, café, cacao y caña panelera. La actividad forestal ocupa otro sector significativo de la productividad departamental, así como otras actividades de menor intensidad como la piscicultura, la cría de especies menores o la pesca artesanal. De igual manera, encontramos productos como el plátano, la yuca, el maíz o el fríjol que ocupan extensiones significativas, aunque principalmente orientadas hacia la seguridad alimentaria. Estas dinámicas económicas, sobre todo aquellas que tienen que ver con la ganadería extensiva y la expansión de la frontera agrícola, tienen un impacto ambiental muy significativo, lo que ha hecho que Caquetá se sitúe, en los últimos años, en los índices más altos de deforestación y pérdida de áreas de bosque y selva de todo el país. Al ser una región de alta sensibilidad ambiental, la ruptura de los corredores biológicos supone una pérdida invaluable de flora, fauna, fuentes hídricas y área vegetal.

La llegada del Acuerdo de Paz, aun en un contexto de alto escepticismo y polarización, representó una oportunidad histórica para la transformación socioeconómica y la reconstrucción de un nuevo pacto social, como elemento constituyente de un proyecto territorial más inclusivo, sostenible y competitivo.

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