Edita Arzobispado de Santiago de Compostela Seminario Menor de La Asunción
Director
Artículos
Manuel Blanco
Editorial: La llamada del Señor por D. Julián Barrio Barrio
Redacción y Coordinación
La historia del Seminario por Manuel Ferreiro Méndez
Inma Tamayo
“Ser y dar Luz”
2 3-6
Colaboran en este número
por Daniel Pérez - Director espiritual
Julián Barrio Barrio, Manuel Ferreiro Méndez, José Daniel Pérez Espasandín, Alberto Fraile Cancela, Adrián Barreiro Cerqueiro, Santiago Romero Trabazo, Yolanda Mª Gómez, Iván Senín Pereira
Reportaje fotográfico
17-22
Ser profesor en el Seminario por Alberto Fraile Cancela
23-24
Reportaje fotográfico
25-28
Testimonio Adrián Barreiro Cerqueiras
Fotografía
Señor, ¿qué quieres de mí? por Santiago Romero - Formador
Miguel Castaño
Educar compromete
7-14
29 33-36
por Yolanda Mª Gómez - Pedagoga
39-40
Distribución
El profesorado del Seminario
41-44
Secretaría de Medios de Comunicación del Arzobispado de Santiago de Compostela
Testimonio
por Iván Senín Pereira
barcadesantiago@archicompostela.org
Semana Cultural “San Rosendo” 51-72
Diseño y maquetación Inma Tamayo Miguel Castaño
Barca de Santiago Suplemento 3 - abril 2013 Santiago de Compostela
Reportaje Fotográfico
45 46-50
abla, Señor, que tu siervo escucha” (1 S 3, 3b-10.19). Estas palabras de Samuel, en respuesta a la llamada de Dios -en el “santuario del Señor, donde estaba el Arca de Dios”nos ponen en la pista de una importante dimensión del ser humano en su relación con el Altísimo: su capacidad de silencio y de plena acogida y disponibilidad a la voluntad del Padre. No es fácil en estos tiempos de ruido externo y de distracciones que los jóvenes “oigan” la voz del Señor. Si no hay actitud de escucha tampoco habrá voluntad de seguimiento. Por eso es tan importante que nuestros niños y jóvenes dispongan de espacio y tiempo para que alguien les hable de Dios y, como Elí, les señale que ese Dios es un Dios cercano e íntimo que habla en lo profundo del corazón. Nuestro Seminario Menor es un lugar privilegiado para ejercer esta mediación que ofrezca a niños y jóvenes la posibilidad de estar atentos a la llamada de Señor. Sin olvidar que es en la familia donde los pequeños deben escuchar por primera vez la deliciosa voz del Padre y empezar a degustar el misterio de la fe. Ofrecer esta mediación para favorecer el diálogo de la gracia de la oferta de Dios y la gracia de una respuesta libre, exige un absoluto respeto al tesoro que significa cada uno de los alumnos. Formamos personas para que sepan vivir con responsabilidad y libertad su opción cristiana y ayudamos a discernir si a algunas de ellas el Señor les llama al servicio y al ministerio sacerdotal. Como pastor de esta Diócesis no puedo por menos que agradecer el esfuerzo y la dedicación constante que realiza desde hace sesenta años el Seminario Menor para formar a estos jóvenes y plantearles que, acaso, Cristo el Señor les convoque a una misión específica como sacerdotes. Puede parecer poco, pero es mucho.
l Seminario de Santiago fue fundado por el Arzobispo Fray Rafael de Vélez en el año 1829 en el edificio de San Clemente, actualmente IES Rosalía de Castro. En el año 1868 el Cardenal García Cuesta, ante la necesidad de espacio que requería el Seminario, que había crecido en número de seminaristas, consigue que el gobierno de entonces permute el Seminario de San Clemente, un edificio en perfecto estado de conservación, por el destartalado monasterio de San Martín Pinario. Desde 1869 hasta la actualidad el Seminario de Santiago desarrolla sus actividades en dicho edificio.
Proyecto elegido para la construcción del nuevo Seminario, antes de añadir la torre principal
La idea de construir un Seminario Menor nace de la situación de los alumnos en el Seminario de San Martín, pues era una situación insostenible debida, sobre todo, al número elevado de ingresos y a la falta de adecuación de las instalaciones. Ya en 1928 el arzobispo Fray Zacarías Martínez, al tomar posesión de la diócesis se da cuenta del serio problema en que se encuentran los seminaristas mayores y menores del Seminario de San Martín e intenta solucionar aquella situación. Se piensa en construir un nuevo pabellón en la huerta del Seminario. Pero hay serios problemas económicos. Intenta recaudar fondos en la diócesis; y lo consigue. Pero en 1933 se muere el arzobispo y los fondos conseguidos se emplean en realizar aquellos trabajos más urgentes que afectan a la infraestructura del Seminario Mayor.
La Guerra civil supone un grave quebranto en todos los planes. Terminada ésta se produce un fuerte aumento en el alumnado y San Martín resulta insuficiente. Se piensa, entonces en buscar otro edificio para acoger a los seminaristas menores. En 1947, siendo Arzobispo Monseñor Muñiz de Pablos, se traslada parte del Seminario al Hospital de san Roque aunque el edificio no reunía las condiciones necesarias para este cometido. Al ser nombrado Arzobispo de Santiago, D. Fernando Quiroga Palacios, se propone la restauración de San Martín y construir un Seminario Menor de nueva planta. En 1953, D. Fernando es promovido al cardenalato y, en ese mismo año, se inicia la andadura del Seminario Menor de la Asunción de Santiago de Compostela. - El primero de marzo, fiesta de San Rosendo, glorioso prelado composte-
inaugura solemnemente el Seminario. - Desde 1968 los estudios realizados en el Seminario Menor tienen la misma validez que aquellos que se imparten en los Institutos de Enseñanza Secundaria y Bachillerato existentes en el Estado Español.
lano, se coloca la primera piedra del edificio. - El 30 de septiembre de 1955 termina la primera fase de las obras e ingresa la primera promoción de alumnos en número de 224, con el correspondiente equipo de formadores. Monseñor José Cerviño fue nombrado primer rector del Seminario - En el curso 1956-57 son 1124 los alumnos matriculados - El 2 de octubre de 1957 bendijo el conjunto el Nuncio de Su Santidad, Monseñor Antoniutti, acompañado del Sr. Cardenal, de Monseñor Nóvoa Fuente, Obispo Auxiliar y de las autoridades locales y provinciales. - El 10 de septiembre de 1958, día de san Pedro de Mezonzo, el Jefe del Estado, Francisco Franco Bahamonde,
El Seminario se dedicó a Nuestra Señora de la Asunción porque, mientras se construía, tuvo lugar la definición dogmática. El Rector en el Seminario El Seminario Menor es una comunidad educativa diocesana erigida por el Obispo según las normas de la santa Sede para cultivar los gérmenes de vocación sacerdotal de quienes, en edad temprana, presentan indicios de esa vocación y se inclinan por el sacerdocio diocesano secular ( P.F.6) La tarea educativa en el Seminario Menor la lleva a cabo el Equipo Educativo del seminario que está integrado por: - El equipo de formadores, cuya función es atender la marcha general del Seminario según las tareas encomendadas a cada uno. - El grupo de profesores, cuya función más directa es atender a la formación intelectual.
Para atender al funcionamiento del Seminario Menor hay que atender a estas funciones: Rector, Formadores y Tutores, Director o Directores espirituales, Director técnico, Profesores y tutores académicos, Psicopedagogo, Secretario, Administrador, Bibliotecario, Personal de cocina, limpieza, portería, mantenimiento. Por supuesto que no es necesario que cada cargo esté desempeñado por personas distintas. Al frente de todo este organigrama está el Rector del Seminario, que es nombrado por el Obispo. Al Rector le corresponde el encargo de la Dirección del Seminario. Es el representante del Obispo en el Equipo Educativo y el representante del Cen-
El Seminario en construcción, todavía sin la escalinata
tro en todos sus asuntos. Ha de cuidar y velar por la buena relación entre todos los miembros de la Comunidad Educativa así como del buen desarrollo de la tarea formativa y educativa. Es el responsable de todas las áreas educativas del Seminario: Formación, celebración, estudios, deportes,…y es el coordinador de todos los miembros del equipo educativo. (P.F.90). Para esto necesita contar con un equipo de formadores bien cohesionado, ilusionados por su sacerdocio, en el que reine la caridad fraterna y el espíritu de servicio a su Obispo y a la Iglesia diocesana. Manuel Ferreiro Méndez Rector del Seminario Menor
Colocación y bendición de la primera piedra
irigirse espiritualmente” no consiste sólo en desahogarse psicológicamente, ni simplemente buscar consejo como se hace en el marco de la amistad. No tratamos de ser amigos de los seminaristas sino sus formadores, su referente. Les damos confianza, cariño, comprensión, pero cada uno en su sitio, sabiendo poner distancias y corrigiendo lo que hay que corregir. Hay que tener siempre presente -y los santos nos lo recuerdan eficazmente con su ejemplo- que el verdadero y único modelo de la santidad cristiana es Jesucristo, y que toda
¿Cómo es un día en el seminario a nivel espiritual? Tengo que decir que es muy exigente.
labor de acompañamiento espiritual consiste en procurar que cada cristiano tenga una amistad personal e íntima, de verdadero amor, a su manera, con Cristo, hasta querer identificarse con Él. Las conversaciones de la dirección espiritual pretenden dar luz a cada uno para que en su libertad, con su inteligencia, sepa discernir el camino que Dios tiene preparado para él de forma que pueda corresponder libre, personal, responsable y generosamente.
Desarrollé mi ministerio como diácono y sacerdote en la parroquia de San Juan Bautista de Carballo y cuando hace cinco meses aterricé aquí me parecía increíble que jóvenes de entre trece y dieciocho años pudiesen alcanzar ese nivel de exigencia. Aunque es un pecado por mi parte, he de decir que los primeros días tuve que acostumbrarme al estricto horario: oración a la mañana, laudes, ofrecimiento de obras, luego las clases, con su recreo a media mañana para continuar con más clases. Comida, deporte, clases, estudio, Misa, cena, tiempo libre, oración de la noche (completas) y por fin, el merecido descanso.
Habrán notado los lectores que he dicho “pecado” y digo bien, porque cuando estuve en la parroquia si no rezaba laudes a las 8:00 h lo hacía después y no pasaba nada. Aquí ni formadores ni seminaristas nos damos ese lujo. Cada cosa a su tiempo. Aprendemos a guardar el orden para que el orden nos guarde a nosotros, que decían los clásicos y nuestros antiguos formadores de seminario nos recordaban casi a diario.
hacia la capilla para la primera oración de la mañana en comunidad. A las 8:15h los seminaristas menores (de 1º a 3º de E.S.O.) ya en su capilla hacen el ofrecimiento de obras y escuchan la Palabra de Dios, acompañados por uno de los directores espirituales, mientras que los seminaristas mayores (de 4º de E.S.O. a 2º de BAC.) en la capilla de San José hacen el rezo de laudes, en gallego, con otro director espiritual.
Si la hora de levantarse es a las 7:30h, no cabe posibilidad de otro momento, ni el minuto siguiente ni el anterior. Un timbre muy estridente, que tengo el gusto de hacer sonar todos los días, nos llama a una ducha de agua caliente.
Después de un día lleno de clases, risas, riñas, deporte, estudio y un largo etcétera de vivencias, llega la hora más importante: la hora de la Misa, que comienza puntualmente a las 20:15 h todos los días. Cada día preside un formador y el jueves el rector con toda la comunidad de mayores y menores junta. En la Misa cantamos, muchas veces reímos, y aprendemos a
Cuando suena el tercer timbre son las 8:10 h, es decir la hora de ir
descubrir el valor de la Palabra, lo que Dios quiere decirnos a cada uno de nosotros. Teniendo la barriga llena con la magnífica cena que nos preparan, y después de un rato de descanso, nuevamente volvemos a la capilla para terminar el día con la oración de la noche, donde pedimos perdón al Señor por nuestros pecados, a veces grandes a veces pequeños, y también agradecemos a Dios todos los beneficios, favores, detalles que ha tenido con nosotros a lo largo del día. Aquí también aprendemos a valorar lo que Dios hace por nosotros cada día. ¿Me entendéis ahora por qué digo exigente? Ojalá que todos los sacerdotes llevásemos esta vida tan ordenada. Todavía nos queda por hablar de la celebración penitencial que tenemos cada 15 días. Es un momento especial en el que un sacerdote es capaz de ver la obra que Dios hace a través del seminario en cada uno de los jóvenes que aquí vive. El Señor nos da luz para reconocer nuestros errores, fuerza para corregirlos, ánimo en nuestras luchas. Salimos muy reconfortados y
alegres porque dejamos una mochila pesada en ese armario llamado confesionario. Con todo, también los lunes por la tarde, tanto los externos como internos tienen esta posibilidad puesto que hay un sacerdote en la capilla para este fin. Somos conscientes de que son chicos jóvenes, muy jóvenes, que están absorbiendo todo cuanto les llega a sus mentes y sobre todo a su corazón. Por eso además de la Eucaristía, la celebración penitencial y las oraciones, hemos creado un pequeño grupo de oración en el que aprendemos a rezar, a hablar con Dios y sobre todo, a escucharle. Es un grupo voluntario, ni siempre somos muchos, ni siempre vienen los mismos, pero algunos repiten y con gusto. Muchas veces me quedo sorprendido de cómo preparan la oración. A decir verdad, ni los creía capaces, pero los jóvenes siempre sorprenden, y cuando escucho las reflexiones que hacen sobre lo que la Palabra de Dios les ha dicho, me quedo atónito. Bueno, atónito y feliz de que se vayan acercando más a Jesús, a María, y nos demos cuenta de lo que Ellos son capaces de hacer por nosotros; de cómo nos aman. Os voy a contar una pequeña anécdota para que veáis un ejemplo de la relación de los seminaristas con Dios. Un día teníamos la adoración perpetua. Desde la oración de la mañana (8:15h.) hasta la misa de la tarde (20:15h.) el Santísimo está expuesto en la capilla general. Establecemos
estas experiencias que los jóvenes del seminario pueden tener y de hecho tienen, con Dios.
turnos de adoración para alumnos y profesores. Aproximadamente estamos 15 minutos delante del Señor en silencio. Aunque a priori parezca que rezamos mucho, algunos repitieron turno voluntariamente, y a otros se les debió de pasar el tiempo tan rápido que los quince minutos los transformaron en treinta. Es una gozada ver a los jóvenes delante del Señor, en silencio, mirándole y Mirándolos. Todo aquello que le intentamos transmitir sólo lo pueden experimentar en ese momento, estando a solas con Él. Hay muchos que se sienten nerviosos ante el silencio y la soledad; otros que tienen su mente puesta en el examen o deberes que no hicieron… pero muchos de ellos han manifestado que se han sentido muy a gusto, sin saber explicar por qué. Han sentido paz, se han sentido acompañados, mirados por Él, le han hablado de sus cosas importantes, o dicho de otro modo, han estado con el Amigo. A mí me resulta increíble y me da mucha alegría poder disfrutar de
Nosotros que tantas veces pensamos que está todo perdido, que la juventud ya ni se abre a la trascendencia, que recurrimos al seminario como último recurso,… Sin embargo, aquí encontramos un lugar en el que los jóvenes sí aprovechan estos momentos, adquieren experiencia de Dios, lo pueden conocer e incluso enamorarse de Él hasta el punto de entregarle la propia vida. Esto es lo más importante a nivel espiritual. No sólo anunciarles la buena nueva del Evangelio, sino que puedan experimentar el maravilloso regalo que Dios nos da que es la FE. Así se lo pedimos al Señor, y así os pido a cada uno de vosotros que recéis por el Seminario Mayor y Menor, tanto por los jóvenes como por sus formadores. Termino con el siguiente texto de San Pablo a los Romanos ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? (…) Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Rom 10, 14-15). José Daniel Pérez Espasandín Director espiritual del Seminario Menor
Capilla general de la Asunci贸n
Capilla de San JosĂŠ, utilizada por la comunidad de mayores
23 - Barca de Santiago Revista diocesana
Capilla de la Inmaculada, utilizada por las Hijas de la Natividad de MarĂa durante casi 50 aĂąos
Santiago Apóstol tiene un lugar destacado en nuestra casa
Santo Tomás de Aquino, el gran teólogo
San Fernando, rey de España, patrón del Cardenal
San Juan el Apóstol más joven, no dudó en seguir a Cristo
San José, protector de Jesús y de todos los seminarios
San Pedro de Mezonzo, obispo de Santiago y compositor de la Salve
os profesores del Seminario Menor somos conscientes de nuestra labor en el centro y de nuestra responsabilidad con la Archidiócesis. Sabemos que un sacerdote ha de ser, sobre todo, un buen cristiano. También sabemos que un buen cristiano es, antes que nada, una buena persona. Y a eso nos dedicamos. Todos nuestros esfuerzos, a través del contacto diario con los seminaristas en las clases, en los pasillos o en los tiempos de recreo, están encaminados a lograr una buena educación para ellos. Nos ocupamos especialmente de la formación académica e intelectual de los seminaristas, pero no sólo de eso. También procuramos en
todo momento transmitir unos valores acordes con el humanismo cristiano. Valores que ayudarán a nuestros alumnos a crecer como personas y sacar todo el potencial que atesoran. Por eso a nosotros nos importan los resultados que consiguen nuestros alumnos, pero también los procesos para conseguirlos y el esfuerzo empleado. Por eso damos valor a la participación, al compromiso, al esfuerzo, al respeto, a la sinceridad,… Por eso no nos cansamos de apostar una y otra vez por nuestros alumnos, ya que estamos convencidos de nuestro trabajo está dando sus frutos. Alberto Fraile Cancela, Profesor del Seminario Menor
22 - Barca de Santiago Revista diocesana
maneira de como cheguei ao Seminario é moi curiosa. A decisión de vir xurdiu dun día para outro. En principio eu quería facer un ciclo medio, porque me dixeron que non valía para estudar, pero tiña claro que quería facer o Bacharelato. Mirando colexios descubrimos que o Seminario era a mellor opción, pregunteille a un veciño meu que se ordenara facía pouco, e díxome que non había problema por ir e que era unha boa idea. Decidinme eu só a vir, sen que ninguén me dixera nada. A miña intención era estudar e ter unha formación, pero có convencemento de que Deus me pode pedir cousas maiores. Desde moi novo, ofrecinme a ser monaguillo para axudar ao meu párroco, e teño unha relación especial coa miña parroquia. Gústame moito ser
monaguillo e non me arrepinto de vir estudar para o Menor. O meu párroco está contento de que haxa un fregués no Seminario con vocación. Aquí no Menor dannos un reforzo espiritual que nos achega a Deus dunha maneira especial e nos fai sentir máis preto da Igrexa. A través da palabra de Deus sentímonos identificados con Xesús. A xente escandalízase de que esteamos no Seminario, porque nos ve como “bichos raros”, pero non é así: somos mozos normais que queremos ter a Cristo nas nosas vidas. No Seminario aprendín a valorar as pequenas cousas da vida e a querer aos que me rodean. Adrián Barreiro Cerqueiras San Xoan de Laiño – Dodro 1º de Bacharelato
San Rosendo, obispo de Iria, en cuya fiesta se coloc贸 la primera piedra de nuestra casa
San Juan de テ」ila, patrテウn del clero espaテアol, ha sido proclamado este curso Doctor de la Iglesia
Y
es que el formador de un Seminario está para acompañar a aquellos que les han sido encomendados a crecer en todos los sentidos. Efectivamente, la formación académica es uno de los pilares fundamentales de nuestra labor junto al resto del profesorado, pero no tiene menos importancia la formación humana, la comunitaria y la espiritual (por la cual velan especialmente los directores espirituales que el Señor Arzobispo nombra). Para ello, el formador acompaña y anima al seminarista en todos estos ámbitos desde una preocupación constante, como lo hace un padre con sus hijos. Igual que un padre no po-
dría enumerar sin más como realiza esta labor, tampoco el formador, puesto que cada chico es único y tiene sus propias circunstancias. No obstante, sí creo que nos podría ayudar a descubrir esta labor formativa el saber en qué consiste el día a día de un seminarista. Lo primero que debemos de tener en cuenta es que el Seminario es como una gran familia compuesta por los sacerdotes, el profesorado, el personal de la casa y los chicos que, a su vez, pueden ser externos (sólo vienen a las clases), mediopensionistas (duermen en sus casas) e internos. Tras levantarnos, hacer la oración de la mañana y desayunar, la jornada viene marcada por el horario de las clases: por las mañanas cinco horas y por las tardes dos (menos los
miércoles). Los alumnos cursan los estudios propios de la ESO y el Bachillerato (con tres ramas diferentes), prestando un especial cuidado a los estudios humanísticos. Todos coinciden en la preocupación que cada profesor muestra por cada uno y su cercanía, que nunca está reñida con el respeto que se manifiesta en gestos tan sencillos como el hecho de ponerse en pie cuando cualquiera de ellos llega al aula. También en el tiempo de
clases queremos reconocer esa cercanía de Dios ofreciéndole el trabajo del día y pidiendo su ayuda para llevarlo a cabo. Tras reponer fuerzas con la comida, hay tiempo suficiente para el descanso y el deporte, mediante el desarrollo de distintas ligas internas. Otros prefieren practicar con algún instrumento musical o simplemente disfrutar de sus compañeros en los jardines e instalaciones del centro. Lo que se explica a lo largo de la mañana y a primera hora de la tarde, es necesario asimilarlo y trabajarlo de manera individual, por lo que tras la merienda y algo de descanso, comienza el tiempo de estudio: hora y media por la tarde y otra hora antes de dormir. Obviamente, hay días en los que hay más trabajo que otros, pero el tiempo de estudio siempre es necesario. Antes de cenar y tener otro poco de tiempo libre, la celebración de la Eucaristía alimenta e ilumina ese deseo de crecer en amistad con Aquel que da verdadero sentido a nuestra existencia. Para revisar cómo vamos en este sentido y dar gracias por lo recibido, la oración de Completas marca el último acto comunitario de la jornada. El fin de semana (puesto que van a casa cada quince días), ofrece más tiempo para otro tipo de activi-
dades. Desde las mañanas de retiro, las caminatas, el deporte, las excursiones, el trabajo de la casa, las proyecciones… hasta la oportunidad de conocer otras realidades de nuestra diócesis: parroquias, obras de caridad y apostolado, encuentros y celebraciones… Son muchas también las actividades que salpican todo el curso escolar: los ensayos del grupo de teatro; el festival de Navidad y los concursos que se convocan en estas fechas; el Concurso de Sto. Tomás; las distintas Semanas Cultural, Vocacional y de las Letras Gallegas; los encuentros Vocacionales en el Seminario Mayor y el Seminario Menor (con monaguillos); los Ejercicios espirituales; las Jornadas misioneras y de recogida de alimentos; los encuentros con las familias; las excursiones, visitas culturales y viajes de fin de etapa; los actos de graduación; los campamentos de verano… Todo ello, unido a ese seguimiento y trato personal con el seminarista constituyen la labor del formador. Junto a la dimensión por la que vela el director espiritual favorecen esa tierra buena en la que va planteándose la vocación, para que, como el joven Samuel, también nosotros podamos proclamar: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Santiago Romero Trabazo Formador de la Comunidad de Menores
l Departamento de Orientación quiere estar al servicio de la comunidad educativa del colegio para ello intentamos detectar, prevenir, atender, solucionar posibles problemas que se manifiesten en nuestros alumnos y atenderlos individualmente. “Nuestro objetivo es despertar personas, hacer que los alumnos que pasan por el centro protagonicen su vida. Para ello la estrategia orientadora se construye sobre el convencimiento de que la educación tiene que ser personalizada y, además, abordarse desde todas las instancias posibles: familia, profesores y educadores, por que educar compromete siempre y nos compromete íntegramente a todos”. En el alumno este compromiso pasa por poner orden, constancia, voluntad, motivación y la alegría de ver que uno es capaz de vencerse y poner-
se metas y cumplirlas. De potenciar el esfuerzo. En el profesor, estando al servicio del alumno para que este crezca como persona en comunidad, proponiendo, posibilitando, educando en la responsabilidad. Nuestro centro es una gran familia de educadores y como comunidad educativa, ofrece todos los medios pedagógicos de formación humana, intelectual y espiritual, que toda auténtica formación educativa está llamada a desarrollar. El estilo de vida ordenada ayuda al adolescente a estructurarse mediante la adquisición de hábitos de estudio, oración y convivencia, que garantizan la adquisición de seguridad en uno mismo y el desarrollo de la responsabilidad. Los valores propios del Seminario ayudan no solo a descubrir el cristianismo como un hecho de vida profundo y enriquecedor si no que también preparan a la persona hacia una vida social, profesional y familiar íntegra.
Por eso la espiritualidad no es un capítulo aislado en la vida de nuestros alumnos. Por el contrario, se realiza cuidando todas las dimensiones del crecimiento personal: una afectividad sana en la relación con la familia y la convivencia con los compañeros, el esfuerzo intelectual en el estudio y el amor a la Iglesia. La formación espiritual armoniza todo estas facetas y les ayuda a realizar un buen discernimiento vocacional. En este camino la celebración de la Eucaristía, la oración, el acompañamiento de un padre espiritual y la presencia de los sacerdotes formadores son ayudas en este crecimiento personal cristiano. Un educador decía que el colegio debe servir para aprender a leer, a escribir, a hablar, a pensar, a rezar, a amar, a contemplar y a actuar. Eso queremos. Yolanda Mª Gómez, Pedagoga y terapeuta de familia
El Cardenal Quiroga, promotor del Seminario, en el claustro a ĂŠl dedicado
No hay que olvidar las actividades de ocio que ofrece el Seminario: frontón, fútbol, baloncesto, bádminton, futbolín, tenis de mesa,... También otras actividades extraescolares como son las clases de guitarra y piano que se ofrecen.
ntrar en el Seminario Menor supuso un cambio profundo en mi vida. Me ha conectado con Dios de una manera que antes nunca había imaginado, sintiendo en mi interior una gran paz y tranquilidad. He aprendido a valorar las pequeños ratos con Dios del día a día: las oraciones por la mañana, las completas, el rezo del Rosario, la celebración de la Eucaristía... En lo referente a lo académico he mejorado mucho en mis estudios ya que tenemos un tiempo de estudio donde recibimos ayuda y refuerzo, y contamos con una gran biblioteca disponible todos los días.
Yo he llegado al Seminario con una conexión con mi parroquia ya que ayudaba a los distintos párrocos en el mantenimiento de la iglesia. En mi caso, al llegar, tenía miedo (por no conocer a gente, lo grande que era el Seminario…), y llegué al punto de no querer estar. Pero llegó un momento en que descubrí que esto era una gran familia y yo era parte de ella, se nota con el cariño que te tratan los formadores y el personal de la casa, y después se crea un vínculo entre tú y el Seminario que tendrás por siempre. Si tienes una vocación, el Seminario es el mejor lugar para que florezca y siga creciendo, porque recibirás ayuda para descubrirla y ser feliz. Iván Senín Pereira San Fiz de Estacas – Cuntis 4º de E.S.O.
El 1 de marzo, fiesta de san Rosendo, se celebró el 60 aniversario de la colocación de la primera piedra del Seminario Menor de la Asunción, el gran proyecto del Cardenal Quiroga Palacios. Con este motivo, el Seminario Menor sacó adelante la I Semana Cultural de San Rosendo donde se desarrollaron todo tipo de actividades culturales y deportivas, concursos, exposiciones, inauguraciones, conferencias y el nacimiento de la “Asociación de ex-alumnos y amigos del Seminario”.
Alumnas y profesoras del Conservatorio de Santiago
Seminario Menor de La Asunci贸n - Santiago de Compostela www.smasuncion.es