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HACIA UN LIBRE MERCADO HUMANISTA

En noviembre, durante el Encuentro Anual de Alumni, tuve la alegría, el privilegio y la responsabilidad de presentar mi libro Hacia un libre mercado humanista, en el cual reúno mis conversaciones con algunos líderes empresariales con quienes hemos compartido reflexiones y puntos de vista sobre el papel de la empresa, en especial, en estos momentos de incertidumbre en los que, como empresarios y directivos, debemos tener una visión más amplia y más integral sobre el papel de las organizaciones en la construcción de una sociedad más justa. Durante estos meses, he tenido la oportunidad de releer y recordar varios de esos diálogos profundos que compartimos con cada invitado, distribuidos en esos tres grandes capítulos: “Organizaciones con propósito”, “Liderazgo humanista” y “Capitalismo consciente”, y concluyo que estamos en la construcción de un camino que nos lleva, como lo indica el título de mi libro, hacia un libre mercado humanista. Este no es un asunto finalizado; por el contrario, los empresarios y directivos tenemos la gran responsabilidad de hacer realidad los conceptos que buscan defender y promover la dignidad del ser humano. En el ámbito empresarial tenemos aún mucho trabajo por realizar.

Este es un camino que apenas comenzamos a recorrer y debemos ver con esperanza el futuro del libre mercado, pues siempre será perfectible. Es un camino en el que los líderes, los académicos y las personas más privilegiadas de la sociedad debemos ser conscientes de que el capitalismo, a pesar de sus defectos, es probablemente el menos malo de los modelos económicos que hemos diseñado e implementado.

Sin embargo, quienes estamos al frente de las organizaciones que hoy son modelo y estructura para el desarrollo social, debemos tener presente que el modelo capitalista no es sostenible por sí mismo, sino que debe avanzar hacia su verdadero fin último: la persona y su dignidad en todos los ámbitos, no solo en el empresarial. En este sentido, el libro es una invitación a pensar que el centro de cualquier institución social tiene que ser la persona y su desarrollo en un entorno que debería ser el libre mercado —libre porque sin libertad no hay dignidad—.

Estamos ante un mundo que nos plantea retos y desafíos para los cuales no estábamos preparados; con ello llega la incertidumbre. Pero, en particular, los empresarios y directivos hemos aprendido a sortear los cuestionamientos que descalifican el papel de la empresa en la sociedad y su importancia para el desarrollo del entorno al que pertenece, pero también en el crecimiento de las personas que conforman nuestras organizaciones.

A propósito de ese desafío, recuerdo con especial aprecio mi conversación con Judy Samuelson, fundadora y directora ejecutiva del Aspen Institute Business & Society Program y autora del libro The Six New Rules of Business: Creating Real Value in a Changing World, en el que, como comento en mi obra, nos invita a empresarios y directivos a analizar “los cambios profundos en cuanto a la actitud y mentalidad que la sociedad está sufriendo y cómo ello está llevando a redefinir las nociones de lo que es una empresa, su poder, su éxito y su papel en las comunidades donde opera”.

Si bien es cierto que aún queda mucho trabajo por realizar en la búsqueda de una sociedad más justa, también es necesario entender que vivimos en un tiempo en el que se

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