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Lunes 22 de noviembre de 2021
Las listas de los listos
Ni todos los que están ni todos los que quieren CEEPyS Departamento del Análisis Político
N
o existe ninguna regla escrita que señale quiénes son los aspirantes a la candidatura presidencial del gobierno en turno. Muchas veces son los propios funcionarios que desean la nominación quienes inducen sus nombres en columnas políticas para que salten a las páginas informativas de primeras planas. De 1920 a 1970, el modelo fue el del tapado: el presidente era el único que conocía el nombre del feliz afortunado, pero lo ocultada de golpes y presiones hasta el día de la nominación primero como precandidato oficial. Echeverría fue el primero que acudió a la versión
de las listas reconocidas de manera oficial. En 1975 envió a su secretario de Recursos Hidráulicos, Leandro Rovirosa Wade, a dar una plática informal de banqueta con la fuente presidencial y mencionó a seis aspirantes. El hermano del secretario de Obras Públicas, Luis Enrique Bracamontes, era dueño de un diario y coló su nombre. López Portillo movió su sucesión en el modelo tradicional del tapado, aunque con una corta lista de dos nombres que representaban dos propuestas: la política a través de Javier García Paniagua en funciones de presidente nacional del PRI y
Miguel de la Madrid Hurtado en el cargo de secretario de Programación y Presupuesto. El presidente De la Madrid formalizó la lista publica de seis y llevó a los preseleccionados a dar un discurso de propuestas ante la cúpula del PRI; otra vez, la competencia fue entre dos: el político Manuel Bartlett Díaz y el economista Carlos Salinas de Gortari. La cúpula del PRI se reunió un domingo en el partido y ahí dio a conocer el nombre del seleccionado. Salinas de Gortari filtró seis nombres, en orden alfabético: Pedro Aspe Armella, secretario de Hacienda, Manuel Camacho Solís,
Marcelo Ebrard Casaubón, Claudia Sheinbaum Pardo y Ricardo Monreal Avila.