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enero--febrero de 201o 201o--Números 125 125--126 Mérida, Yucatán enero

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Ustedes

Razón tienen la


El ocio fecundo

Invictus Carlos Bonfil / La Jornada

Al día siguiente de haber conquistado la presidencia del país del apartheid, Nelson Mandela (interpretado sobriamente por Morgan Freeman) contempla los titulares desafiantes de un diario local: Ha ganado, ¿pero puede gobernar? A un colaborador suyo le confía: Es una pregunta sensata. A partir de ese momento Invictus, de Clint Eastwood, plantea la estrategia política y moral del hombre que hizo de la reconciliación nacional la pieza central de su programa de gobierno. Ante el recelo tenaz sus correligionarios de raza y de partido, que veían en toda política de perdón y olvido una traición a los largos años de agravios racistas, el mandatario negro opuso siempre un argumento de talla: en las difíciles condiciones en que se encontraba el país: un ajuste de cuentas con la minoría blanca, dueña absoluta del poder económico, sería un desacierto mayúsculo para una democracia incipiente. El respaldo internacional era enorme y había que aprovecharlo. El descrédito del gobierno de De Klerk era tan grande como el prestigio moral del hombre que durante 27 años había padecido las mazmorras del país, injuriado como terrorista, y que ahora, luego de un intenso activismo político, alcanzaba la estatura de un líder mundialmente reconocido. Sudáfrica había enfrentado múltiples boicots por su política segregacionista, y uno de ellos afectaba directamente a la vida deportiva. El rugby, deporte nacional, tenía en el equipo Springbok todo un emblema de la supremacía blanca y como tal era detestado por la mayoría negra. La jugada maestra de Mandela presidente, misma que describe la película de Eastwood, fue apoyar a ese equipo ahora desmoralizado y perdedor, infundirle ánimos, congraciarlo con la comunidad negra, convencer a esta última de los beneficios de la estrategia, y apoyarlo en todo momento hasta la conquista final de la Copa del Mundo de rugby en 1995 frente al poderoso equipo de Nueva Zelanda, hazaña que el líder negro aprovecharía políticamente. Basada en el libro testimonial del periodista británico John Carlin, El factor humano (Playing the enemy), y con un guión de Anthony Peckham, la nueva cinta de Eastwood combina el relato deportivo convencional (el fogueo y triunfo sorpresivo del equipo por el que ya nadie apuesta) y una parábola sobre los reveses de la mentalidad racista. Concentra la historia en la educación moral del capitán del Springbok, Francois Pienaar (Matt Damon), un atlético afrikaner fascinado por la personalidad de Mandela (Freeman), y luego procede a mostrar un paulatino vuelco de la comunidad blanca hacia insospechados niveles de tolerancia moral y armonía

social con sus connacionales oprimidos. Todo el talento del realizador de Los imperdonables no basta para convencer al público de la química providencial que allana los odios ancestrales, e Invictus se transforma en lección bien pensante sobre el voluntarismo personal, el ánimo de superación y la concordia entre discriminados y opresores, con una figura patriarcal que actualiza la resistencia civil de Gandhi, anticipando, a su modo, el cambio de mentalidades que culminará con la victoria moral de Barack Obama. En el momento en que se produce la primera chispa de simpatía de Pienaar por el mandatario negro, se diluye en la cinta toda reflexión consistente sobre la situación política en Sudáfrica, se aterriza en el terreno de los buenos sentimientos, y durante una larga e intensa hora el espectador asiste sólo a los pormenores del partido histórico que sella la reconciliación del pueblo sudafricano. A la eficacia del relato contribuye vigorosamente la actuación de Morgan Freeman, y en menor medida la agradecible contención de Matt Damon, pero difícilmente podrá Invictus tomar un lugar destacado en la filmografía de un director que de Un mundo perfecto a Million dollar baby se ha distinguido por su sobriedad narrativa y su capacidad de mantenerse, con ironía y malicia, al margen de los convencionalismos del cine comercial. En el registro del relato épico, su nueva cinta queda muy por debajo de su reciente díptico histórico, Flags of our fathers y Letters from Iwo Jima. La figura de Nelson Mandela tenía todo para propiciar una obra vigorosa y contundente sobre la intolerancia, pero también los ingredientes para una película sin profundidad ni matices, mera ilustración empeñosa del relato biográfico del antiguo corresponsal en Sudáfrica, John Carlin. Estwood ha elegido la ruta más directa para el reconocimiento de la Academia. Decía Mandela a propósito de sus adversarios políticos: No hay que apelar a su razón, sino a sus corazones. El director de Invictus no hace aquí otra cosa frente al viejo sistema hollywoodense.

Edita: Equipo Indignación A.C. Correo Eletrónico: derechoshumanos@indignacion.org www.indignacion.org 913--70Suscripción Comunitaria: $10.00 , 10 ejemplares al Tel /Fax: 913 70-21 Reserva: 0404-20012001-011711403800011711403800-102

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Carta abierta a las y los estudiantes que se organizan

Ustedes tienen la razón Equipo Indignación

Nuestra Indignación está atenta a su lucha, la cual seguimos con admiración, respeto y en discreta alerta. Hemos tomado nota del acoso policíaco que enfrentan; de los intentos de coartar la libertad de expresión, manifestación y de reunión; de la continua vigilancia que se traduce en hostigamiento… todo lo que un gobierno democrático no haría. Pero… ¿Democracia? ¡Ja! Un gobierno democrático garantizaría a los estudiantes no sólo el transporte, sino todo lo necesario para asegurarles el acceso a la educación libre y gratuita. Ustedes tienen la razón. Las y los estudiantes — TODOS— tienen derecho al transporte TODOS LOS DÍAS DEL AÑO y tienen, por supuesto, derecho a la protección de su información. Cancelar el descuento en vacaciones y días festivos es una estupidez del tamaño de la ambición de los empresarios del transporte. Con ese absurdo pensamiento pronto comenzarán los camioneros, como lo hacen ya ilegalmente los policías y militares en los retenes anticonstitucionales, a preguntar: ¿a dónde se dirige? Y condicionar el descuento al destino. La ambición les hace ignorar que el descuento es una mínima acción para cumplir con la obligación de garantizar el derecho a la educación. El descuento, parcial o total, es para que las y los estudiantes —TODOS Y TODAS— puedan dedicarse de tiempo completo a sus estudios, independientemente de la situación económica de sus familias y de la relación que tengan con ellas. Aun así muchas y muchos estudiantes, por este desastre que es México, tienen que trabajar y sostener a sus familias… e incluso dejar de estudiar. En otros países las acciones incluyen, además, garantizar a todos los estudiantes un ingreso económico.

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En realidad, tendríamos que cambiar el país para acabar con la desigualdad y garantizar todos los derechos a todas las personas. Ahí están los pueblos indígenas haciendo eso, desde abajo. No son pocas ni pocos los jóvenes que “abandonan” la escuela por el costo del transporte (Es curioso. Más bien la escuela los abandona. La mayor parte de ellos quería seguir estudiando). El costo del transporte es uno de los principales obstáculos para acceder a la educación. En Mérida, 46 pueblos mayas rodean y forman parte del municipio. En la mayoría de ellos no hay secundaria o sólo hay telesecundaria, casi en ninguno de ellos hay preparatoria y, por supuesto, en ninguno hay universidad (es decir, no hay para los propios habitantes de las comisarías, aunque alguna universidad se encuentre por ahí y, en ese caso, su trabajo es limpiarlas). En varios la primaria se ofrece mediante el esquema de “aula única”. Y esto es Mérida. Los 105 municipios restantes de Yucatán están en condiciones aun más difíciles, viviendo la permanente violación a sus derechos económicos, sociales y culturales. El gobierno de cualquier país democrático Al observar su insistente, organizada y del mundo entendería que, si no puede garantizar secundaria o preparatoria en cualfestiva movilización, no podemos menos que quier población, está obligado a costear el sonreír con la certeza: ustedes ya ganaron transporte para que las y los jóvenes de ese pueblo tengan acceso a la educación en sar y a organizarse y desafían lo establecido. Con su protesta igualdad de condiciones. Y no estamos hablando de un desdibujan también el país que queremos: uno en el que la educuento, sino de absorber el costo total. Si no, ese gobierno cación sea para todas y todos; uno en el que la diferencia se incurre en discriminación. respete y no signifique desigualdad; uno en el que los dereEn vez de cumplir sus obligaciones, atender la desigualdad y chos sean eso, derechos, y no privilegios de quienes puedan eliminar la discriminación, vemos sucederse uno tras otro a pagarlos. gobiernos que, sean del signo que sean, lloren o no al hablar Además de tener la razón, observamos un movimiento creatide la pobreza, obstaculizan el acceso a la educación para bevo, pacífico y organizado que, con habilidad y carácter, disneficiar a los empresarios del transporte, abusan de sus funtingue y se deslinda de los intereses ajenos o contrarios a los ciones requiriendo información, llegan a activar represalias suyos. Compañeros, ustedes ya ganaron esta batalla. contra disidentes e incluso a reprimir. ¿Qué gobierno sería capaz de obstaculizar el estudio a los Indignación —como ustedes, estamos seguras— no olvida el estudiantes? Sólo uno verdaderamente ignorante y contrario a 13 de marzo ni la impunidad que regalaron a manos llenas el los intereses de su propio pueblo. gobierno estatal y el Ayuntamiento de Mérida. Desde arriba, Al observar su insistente, organizada y festiva movilización, la estrategia fue tan clara como antigua: Infiltrar y provocar no podemos menos que sonreír con la certeza: ustedes ya para reprimir y así desalentar cualquier manifestación. ganaron. No podemos dejar de mirar y admirar, entonces, el moviEl movimiento que están levantando, de acuerdo con nuestra miento que están levantando a favor de las y los estudiantes modesta opinión, está contribuyendo a ampliar la conciencia y, acaso, lo decimos con cauteloso optimismo, a favor de un sobre los derechos y a hacerlos efectivos. Y esto no puede futuro más digno para la península, sobretodo en estos tiemmás que alegrar y entusiasmar nuestra Indignación, que está, pos en que gobierna la torpeza autoritaria que exige halagos y por supuesto, en alerta. reprime o esconde críticas. Las y los estudiantes vuelven a ser quienes convocan a pen-

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Don Ricardo Uc谩n, libre Comunicado del Equipo Indignaci贸n

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Mes y medio después de la audiencia que se realizó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, don Ricardo Ucán Seca está en libertad. El caso llegó a la CIDH porque a don Ricardo, indígena maya sentenciado a 22 años de prisión por privar de la vida a una persona en defensa de su vida y la de su familia, se le violó el derecho a una defensa adecuada, a contar con intérprete traductor y se cometió contra él discriminación. Don Ricardo Ucán Seca, detenido desde junio del año dos mil, ha atraído la atención y recibido la solidaridad de organizaciones y personas de México y del mundo. Su caso fue incluido en el informe de Amnistía Internacional sobre el sistema penal mexicano (2007). En los nueve años que estuvo preso, don Ricardo ha recibido la simpatía de artistas locales y nacionales que han participado en campañas para promover su libertad. Las embajadas mexicanas de lugares como Alemania, Inglaterra, Australia y Estados Unidos han recibido numerosas cartas de activistas de esos países que piden su libertad. En febrero de 2007 el entonces Relator para Pueblos Indígenas de la ONU, Rodolfo Stavenhaguen, se dirigió a los representantes de los tres poderes del estado solicitando incluir en la legislación yucateca la figura del indulto y concedérselo a don Ricardo Ucán. Dicho exhorto fue ignorado, junto con la petición del Relator de hacer una ley contra la discriminación. Ese mismo año más de ochocientas firmas reunidas en un solo mes en Yucatán se presentaron ante el Congreso del estado solicitando el indulto para don Ricardo Ucán Seca. En 2008 la CIDH admitió el caso.

Para el equipo Indignación, organización que es copeticionaria ante la CIDH junto con la Red Todos los Derechos para Todas y Todos, el caso de don Ricardo Ucán Seca ha sido emblemático pues exhibe la discriminación que persiste contra el pueblo maya de Yucatán, particularmente en el ámbito de la justicia. En la audiencia ante la CIDH, realizada el pasado 5 de noviembre, el Estado mexicano se comprometió a encontrar la vía para una solución amistosa al caso. Dicha solución se concreta mediante un acuerdo que implica la libertad inmediata de don Ricardo Ucán por vía administrativa, de acuerdo con facultades del Ejecutivo. Quienes integramos el equipo Indignación nos alegramos junto con don Ricardo, con doña Donaciana, su esposa, y con toda su familia. En esta liberación reconocemos, valoramos y agradecemos todo el esfuerzo de la sociedad civil local, nacional e internacional. La libertad de don Ricardo tiene un enorme significado y representa un importante triunfo en el trabajo de lograr que se respeten plenamente los derechos del pueblo maya de la península de Yucatán. Don Ricardo Ucán puso en evidencia un sistema de justicia que discrimina a los integrantes de los pueblos originarios; les niega un juicio justo, una defensa adecuada y una procuración y administración de justicia en su propia lengua y en respeto de sus sistemas normativos propios. Confiamos en que el caso de don Ricardo Ucán contribuya a modificar estas condiciones y favorezca el reconocimiento y el pleno respeto a los derechos del pueblo maya de Yucatán.

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Años nuevos Kalicho

Cuánto ha pasado en los últimos nueve años: nuestro estado recibió un comunicado de Rodolfo Stavenhaguen, Relator para Pueblos Indígenas de la ONU, donde el remitente trató estérilmente de convencer a los legisladores yucatecos de la urgencia de incluir la figura del indulto en nuestras leyes; organismos internacionales publicaron diversos comunicados sobre las falencias del sistema de justicia yucateco (y mexicano, en general); embajadas mexicanas en países de Europa, América y Oceanía recibieron numerosas cartas de ONG’s que se unieron a la presión internacional; la sociedad civil se organizó en diversas demostraciones públicas de apoyo en todo el Estado y, más recientemente, presenciamos vía Internet una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, D.C. a mediados de noviembre del año agonizante. El inventario de esfuerzos que abarcaron diversos organismos, asociaciones y grupos civiles inicia el 2010 con la alegría de presenciar el fruto después de casi diez años: Don Ricardo Ucán ha sido liberado de la pena privativa de libertad a la cual fue sentenciado en un juicio lleno de arbitrariedades. Siendo un indígena maya, cuyo conocimiento del español era escaso, fue llevado a juicio sin ser proveído de un interprete traductor (derecho garantizado tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en la Convención Americana de los Derechos Humanos -de la cual México es estado partepara cualquier persona cuya lengua materna no sea el español), además de que la abogada que le fue proporcionada por el Estado estuvo ausente en diversos momentos del proceso penal, por lo que también se le violó el derecho a una defensa adecuada. Sentenciado a veintidós años de cárcel por privar de la vida a una persona en legítima defensa (la cual en nuestra legislación es excluyente de responsabilidad penal), Don Ricardo tuvo que esperar nueve años para que el Estado reconociera que había cometido un gravísimo error. Hoy la noticia de su liberación es motivo de reflexión y de alegría. Como muchos pensarán, es evidente que no puede ser motivo de felicidad el hecho de que se haya tenido que esperar tanto para su liberación; pero

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es un destello de esperanza para soñar con que un mejor sistema de justicia en México puede ser posible si la sociedad aprende a no quedarse con los brazos cruzados. Fue la acción civil, tanto nacional como internacional, la que lograron éste gran “milagro judicial" que demuestra que la sociedad sigue siendo motor de cambios en su entorno y, sobre todo, en su país. Para Ricardo Ucán no empieza únicamente un nuevo año, sino una nueva etapa para rehacer su vida, retomarla justamente donde la había dejado tiempo atrás, cuando en el 2000 tuvo que defender a su familia al momento en que hombres armados entraron a su propiedad amenazándolos. Ahora, su entorno parece haber cambiado y no solamente por el paso de los años.

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CIUDAD JUAREZ: SEGURIDAD SIN DERECHOS HUMANOS Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para todas y Todos

Felipe Calderón estuvo por segunda ocasión en Ciudad Juárez para anunciar lo que serán los cambios en la estrategia gubernamental en esa ciudad. A esta visita le precedió el reconocimiento de que la ciudadanía y su participación han sido ignoradas y que parte del cambio consistiría en promover la participación de la ciudadanía. En el encuentro y diálogo entre Felipe Calderón y algunos grupos ciudadanos fue excluida la mesa de derechos humanos, instancia que en la que participan defensoras y defensores de derechos humanos. Además se hizo uso de la fuerza para reprimir manifestaciones públicas de inconformidad. Ante estos hechos la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, “Todos los derechos para todas y todos”, integrada por 68 organizaciones, manifiesta lo siguiente: Resulta totalmente contradictorio que primero se reconozca la falta de ausencia de participación ciudadana en el tema de seguridad en Ciudad Juárez y se plante que ahora sí promovería dicha participación, para acto seguido excluir a la mesa de derechos humanos en el proceso de diálogo y búsqueda de soluciones a los graves problemas de violencia en Juárez. Dejar fuera a los Derechos Humanos y a quienes los defienden no es nuevo, más bien ha sido un componente permanente de la política del gobierno federal, del gobierno de Chihuahua y de Ciudad Juárez. Recordemos que el /Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad,/ firmado el 21 de agosto de 2008, los derechos humanos estuvieron ausentes por completo y los organismos civiles de derechos nunca fueron incluidos. A lo largo de los dos últimos años las defensoras y defensores de derechos humanos han registrado y denunciado cientos de casos de violaciones de derechos humanos cometidos por militares y la respuesta del gobierno federal ha sido la de descalificar a las voces de quienes defienden los derechos humanos de las víctimas e ignorar los reclamos de justicia. En las acciones anunciadas por los tres niveles de gobierno para este “nueva” etapa en la estrategia en Juárez otra

vez los derechos humanos están ausentes, no hay una sola mención sobre los mismos e incluso se deja fuera las voces que reclaman que las acciones que se emprenden tengan a los derechos humanos como componente indispensable. En este contexto volvemos a insistir que la seguridad sin derechos humanos, será de corte autoritario y difícilmente dará los resultados que los habitantes de Juárez reclaman. La participación en la creación de seguridad para los personas no puede ser un gesto de buena voluntad de los gobiernos, es en realidad un derecho de los ciudadanos el cual hasta ahora ha impedido ejercer real y efectivamente. El artículo 21 constitucional establece que la seguridad pública y las instituciones involucradas están sujetas a una serie de base mínimas y una de ellas establece lo siguiente: D)…La participación de la comunidad que coadyuvará, entre otros, en los proceso de evaluación de las políticas de prevención del delito así como de las instituciones de seguridad pública. El Pacto de Derechos Civiles y Políticas de Naciones Unidas, adoptado por México desde 1981, establece en su artículo 25 lo siguiente: “Todos los ciudadanos gozarán…de los siguientes derechos y oportunidades: a) Participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente…” En la actualidad no hay asunto más público que la seguridad. Por tanto lo que la ciudadanía de Juárez reclama es una participación no como dadiva, sino como derecho y un derecho cuyo alcance supone participar en el diseño de las acciones concretas, monitorearlas de forma permanente y evaluar de manera sistemática. No hay que olvidar que la seguridad sin la participación ciudadana nunca deje de ser autoritaria. Como Red insistimos los cambios en Ciudad Juárez deben ser a partir de poner a los derechos humanos como el centro y de manera destacada en de la participación de quienes viven en esa ciudad y particularmente a las defensoras y defensores de derechos humanos.

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La sombra blanca de Mandela JOHN CARLIN * / El País

Lleva más de una década junto al legendario líder surafricano. Zelda La Grange, su mano derecha, ha pasado más tiempo que nadie con Nelson Mandela desde que llegó a la presidencia de su país. Es la guardiana del mito. La redención, el amor, pobreza y riqueza: los elementos clásicos de los cuentos de hadas están todos presentes en la historia de Zelda La Grange, una joven surafricana que surgió de la ceguera política de la clase media blanca en tiempos del apartheid y se ganó el afecto y la confianza de un hombre negro que en otro tiempo había sido el enemigo más temido de su familia y de su tribu los afrikáners y que hoy es, por consenso general (los afrikáners incluidos), el político vivo más grande del mundo. La Grange, de 37 años, ha pasado más tiempo que nadie en compañía de Nelson Mandela desde que éste llegó a la presidencia de Suráfrica, hace 14 años. Sólo su tercera mujer, Graça Machel, pasa más tiempo con él. La Grange ha sido su secretaria, mayordomo, ayuda de campo, portavoz, compañera de viaje, confidente y "como dice ella, y él está de acuerdo" nieta honoraria, y ha tenido una relación cada vez más estrecha con él desde el día en que empezó a trabajar como anónima mecanógrafa en la oficina presidencial en 1994. Cuando Mandela dejó su cargo, en 1999, ella se convirtió en su guardiana de facto, un puesto que le dio un enorme poder, además de acceso a todo tipo de gente famosa. Porque no ha habido -ni hay todavía- un líder político, un actor de Hollywood, un cantante moderno, un futbolista famoso, que no haya soñado con hacerse una fotografía con él. Lo cual quiere decir que todo el mundo, desde Bill Clinton hasta Robert de Niro, desde Elton John hasta David Beckham, ha tenido, hasta cierto punto, que congraciarse con ella. Y que, cada vez que una celebridad ha mantenido una audiencia con el noble anciano, ella siempre ha estado a su lado y ha participado en la entrevista, no como alguien del servicio, sino con todo el reconocimiento y la deferencia dignos de lo

que es, un miembro del círculo más íntimo de Mandela. Desde que Mandela se retiró formalmente de la vida pública -aunque, la verdad, sólo se retiró a medias- en 2004, el vasto volumen de trabajo de Zelda, hasta entonces de siete días a la semana, ha disminuido un poco. Continúa organizándole la agenda y los dos están permanentemente en contacto. Pero ahora Zelda tiene tiempo de ampliar sus actividades más allá de la agenda personal de él, y se dedica también a recaudar fondos en nombre de las organizaciones benéficas de Mandela, en especial 46664, la organización que toma el nombre de su número de preso durante los 27 años que vivió en la cárcel y cuyo objetivo es luchar contra el sida en Suráfrica, el país con más víctimas de la enfermedad, y en el mundo. Como tal, Zelda ha visitado varias veces Londres en los últimos meses y es una de las principales organizadoras de las festividades por el 90º cumpleaños de Mandela. Es durante una de esas visitas cuando acepta hablar conmigo. Me habían advertido que le daba miedo conceder entrevistas, que le preocupaba que no se traspasaran ciertos límites, y eso me puso doblemente en guardia. La había conocido brevemente en el curso de varias entrevistas y algunos encuentros ocasionales con Mandela, y me había parecido una temible sargento de policía. Recordaba haber vislumbrado algo de encanto y dulzura bajo la dureza hiperprotectora, pero había sido precisa cierta generosidad por mi parte para detectarlo. Mi sorpresa es total, por consiguiente, cuando me encuentro con ella en un selecto hotel de Park Lane en el que Mandela y ella suelen alojarse cuando van a Londres y, desde el momento en el que nos damos la mano, veo que es una mujer cordial, segura de sí misma, decididamente más atractiva en todos los aspectos de lo que yo recuerdo haber pensado cuando la conocí durante una entrevista que le hice a Mandela en su casa de Johanesburgo hace cinco

*Autor del librolibro-guión Invictus

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años. Enseguida empiezo a hablar con ella como con cualquiera de los magníficos amigos afrikáners que hice durante los seis años que pasé en Suráfrica. La diferencia es que este hotel constituye su hábitat natural y el mío no, ni tampoco el de mis viejos amigos afrikáners, como no lo había sido de ella, ni remotamente, antes de que el azar la colocara en la órbita de Mandela en agosto de 1994, tres meses después de que a éste le designaran el primer presidente negro de Suráfrica. Se crió, cuenta, "en un barrio residencial al norte de Pretoria, en una típica familia afrikáner de clase media, muy poco concienciada y muy poco interesada en la situación política del país; muy cómodos en nuestra vida protegida, muy normal y muy inspirada en los valores calvinistas afrikáners". Su padre era un ejecutivo de las Cervecerías Surafricanas que posteriormente tuvo su propia carnicería; su madre era profesora. Votaban reflexivamente por el Partido Nacional, la formación gobernante e inventora del apartheid, y los domingos acudían a los servicios religiosos en la Iglesia Holandesa Reformada y luego se bañaban en la piscina familiar. "Estábamos muy ajenos a lo que pasaba políticamente, sí", confiesa La Grange, que reconoce sin reparos que su familia sabía poco y pasaba bastante de la situación de la mayoría negra del país, condenada por las leyes del apartheid a ser ciudadanos de tercera clase, sin derecho a voto, sin acceso a la calidad de educación, vivienda, trabajo, playas, parques, hoteles, restaurantes y aseos públicos que los blancos reservaban celosamente "y a menudo de forma brutal" para sí mismos. COMO ERA HABITUAL entre los afrikáners de clase media en los años setenta y ochenta, la familia tenía una criada negra interna. No la trataban mal, ni tampoco especialmente bien. La Grange se esfuerza en dejar claro que de niña no atesoraba ni un ápice de la incipiente sensibilidad política que algunos surafricanos blancos a los que ha conocido aseguran haber tenido en su día. Sin embargo, como era frecuente entre los niños blancos, guardaba mucho cariño a la criada, y pasaba muchas horas en su compañía. La vida, incluso en los más oscuros tiempos del apartheid, tenía siempre sus matices, no era todo blanco o negro. "Ella tenía una pequeña habitación aparte, lo básico, como todos los empleados domésticos por aquel entonces, pero era frecuente que mi madre fuera a buscarme allí cuando llegaba la hora de irme a la cama. Irónicamente, para mí era una especie de refugio. Sin embargo, también es verdad que ella vivía con arreglo a las normas de separación que regían entonces en Suráfrica. Disponía de su propio plato, su propia taza, sus propios cubiertos; para una niña, aquello no tenía especial importancia. Pero tampoco la maltratamos nunca. Nunca la tratamos de forma indigna y todavía hoy llama a mis padres de vez en cuando para preguntarles cómo están, y viceversa". La primera vez que pensó en algo vagamente parecido a la política fue en 1985, cuando tenía 14 años y llamaron a su hermano para que se incorporase al servicio nacional, que en aquel tiempo significaba servir con el ejército en las

ciudades negras, reprimir a los que se manifestaban en favor del encarcelado Mandela y su partido prohibido, el Congreso Nacional Africano. "Entonces empecé a hacer preguntas, a querer saber por qué tenía que hacer mi hermano aquello. Me dijeron que había una guerra, pero no conseguí saber contra quién". Entendió algo más cuando su hermano y ella escucharon al brutal presidente de aquella época, P. W. Botha, anunciar en la radio la imposición de un estado de emergencia nacional. "Recuerdo aquel momento con claridad", dice La Grange. "Y el miedo que sentimos a que, por la noche, los negros fueran a matarnos. Eso es lo que entendimos de la situación". ¿Por qué -le pregunto- pensó aquella adolescente que los negros querían matarla? "Porque lo que sí sabíamos era que lo que pasaba en Suráfrica era siempre un problema de los negros contra los blancos. Era lo que nos habían enseñado la Iglesia, el colegio y el sistema, la historia que nos habían contado". ¿Significaba algo para ella el nombre de Mandela en aquel tiempo? "Creo que me enteré de su existencia más o menos cuando se declaró el estado de emergencia, más de 20 años después de que le metieran en la cárcel. Quizá había oído el nombre y que estaba en Robben Island, pero no tenía ni idea de por qué. No sabía si había robado un coche, para ser sincera", dice, y estalla en carcajadas. Sin sentimiento de culpa, porque Mandela, con quien ha hablado de estas cosas, la absolvió hace tiempo con su propia risa. "Sí, bromeo

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con frecuencia sobre ello para dejar clara la ignorancia que tenía entonces", dice. "Crecimos en un país en el que no sabíamos lo que estaba pasando". ¿QUÉ REACCIÓN TUVO cuando Mandela salió en libertad, en febrero de 1990? "Cuando el presidente F. W. de Klerk anunció que iba a dejar en libertad a los presos políticos? nunca lo olvidaré. Estaba en la piscina, y mi padre salió y dijo: "Ahora vamos a pasarlo mal". Y yo pregunté: "¿Qué?". Y él respondió: "No, el terrorista va a quedar en libertad". Le insistí: "¿Quién es ése?". Y él dijo: "Nelson Mandela". No hacía falta preguntar nada más, comprendí que era una persona que representaba el miedo, que provocaba miedo, que era algún tipo de amenaza?". Tenía 20 años y estaba pensando en su futuro. Tenía aspiraciones de ser actriz, pero su padre le advirtió de que, salvo que llegara a Hollywood, sería pobre como una rata, de modo que tal vez le convenía tener una segunda opción. "Por una vez le hice caso y estudié para ser secretaria ejecutiva". Con el tiempo hizo lo mismo que muchos otros jóvenes afrikáners de Pretoria: consiguió un puesto en la burocracia del Gobierno. Primero como mecanógrafa en el departamento de gastos estatales y luego como secretaria. En 1994, mientras el país experimentaba su revolucionaria transición política, las principales preocupaciones de La Grange eran económicas, especialmente cómo pagar el alquiler de su piso. Necesitaba encontrar un trabajo más cerca de casa y se enteró de que había quedado libre un puesto de mecanógrafa en las oficinas del presidente, no directamente con Mandela, sino con su oficina económica, de modo que lo solicitó. Sin embargo, al ir a entrevistarse a Union Buildings, se vio acorralada por la secretaria privada de Mandela, Mary Mxadana, que buscaba desesperadamente a gente que trabajara con ella. Sin darse cuenta, La Grange se convirtió en mecanógrafa del equipo personal del presidente. "Llevaba dos semanas trabajando allí -esto era en agosto de 1994- cuando me encontré con él por primera vez, mientras iba al despacho de Mary a coger un documento. Él salía cuando yo entraba, y me dieron escalofríos. Para entonces había empezado a leer sobre él. Sabía que era un hombre cordial. Le había visto saludar a otras personas, pero nunca había hablado con él. Pero entonces me topé con él, como digo, y empezó a dirigirse a mí en afrikaans, y no le entendí a la primera porque lo último que me esperaba era que me hablase en mi propia lengua. Su afrikaans era perfecto, pero yo estaba tan nerviosa que no entendí lo que me decía. Estaba toda temblorosa". ¿Por qué? "Porque tenía miedo, no sabía qué esperar de él, si iba a despedirme, a humillarme? e inmediatamente me entró ese sentimiento de culpa que tienen todos los afrikáners". ¿Culpa? ¿Respecto a los negros en general, o a él en concreto? "No, respecto a él en concreto, porque estaba claro que ya no tenía 60 años, tenía 75 en aquel momento, y que era un anciano, y lo primero que una pensaba era: "¡Yo envié a este hombre a la cárcel!. ¡Mi gente envió a este hombre a la cárcel! Yo había sido parte de aquello incluso aunque no pudiera votar. Había sido parte de aquello, de los que habían encerrado a una persona como él toda su vida. Así que empecé a llorar. Y él me cogió la mano". ¿DE VERDAD EMPEZÓ A LLORAR? "Sí, bueno... no con sollozos, pero me emocioné mucho, sí, y derramé unas

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cuantas lágrimas. No pude impedirlo. Salió todo a la vez. Seguramente, también el hecho de que no sabía qué hacer -tenía 23 o 24 años-. No había hablado con ningún presidente en mi vida. Pero él se limitó a cogerme de la mano y a seguir hablándome, y, cuando vio que seguía tan emocionada, me puso la otra mano en el hombro y dijo: "No, no, no... no es necesario, es una reacción excesiva". Me calmé, quizá sonreí, y empezó a preguntarme cosas. ¿Dónde había crecido? ¿A qué se dedicaban mis padres? Acabamos hablando unos cinco minutos. Pero no es que me tratase de forma especial, hablaba igual con todos los miembros del equipo, negros y blancos; les preguntaba por su historia, su familia...". No fue, como dice La Grange, una conexión instantánea. El momento decisivo llegó al año siguiente, en 1995. ?Entré un día en su despacho a ponerle un té y me dijo: "Quiero que vengas a Japón conmigo". Entonces no conocía bien la mecánica del Gobierno, por no decir nada, y mi respuesta fue: "Muchas gracias, señor presidente [se ríe al recordarlo] pero, por desgracia, no tengo dinero suficiente para ir a Japón". Y él empezó a reírse de mi ingenuidad. Me dijo: "No, tienes que ir a ver al profesor Gerwel [el director general de la presidencia], y él te explicará el pago y el protocolo". Después comprendí que se trataba de uno de esos casos en los que Madiba [el nombre tribal honorario por el que muchos conocen a Mandela] demostró lo gran estratega que es. Sabía que en aquel momento era importante enseñar al mundo que íbamos a aceptar todas las culturas, que iba a haber blancos trabajando con nosotros". Es verdad, le digo. La gente, a veces, ha preferido considerarle una especie de presidente por azar, una especie de Chauncey Gardner [el personaje de la novela y la película Bienvenido, Mr. Chance], lleno de bondad, pero sin ninguna astucia. Y nada está más lejos de la verdad. Es, como decía su amigo y biógrafo oficial, el difunto Anthony Sampson, -un maestro de las imágenes políticas-, alerta y consciente del poder de persuasión del simbolismo. "Sí, sí, ése es él, cien por cien", dice La Grange. "De modo que fuimos a Japón. Para mí fueron unas vacaciones. Después seguimos a Corea del Sur y yo ¡no hice nada! Me limitaba a aparecer en las cenas mientras otros hacían todo el trabajo. Fue verdaderamente una cosa estratégica, llevarme en el viaje. No trabajé absolutamente nada y me limité a que me presentaran a jefes de Estado y de Gobierno, emperadores y una lista de personas importantes, como si yo fuera fundamental para la existencia del planeta. No escribí nada a máquina, no hice nada". Pero después de aquel viaje las cosas cambiaron. "Empezó a llamarme cada vez más para hacer cosas personales, escribir cartas a máquina, asistir a reuniones para tomar notas. Entonces, en 1996, insistió en que fuera con él durante su visita de Estado a Francia; seguía siendo mecanógrafa, pero en esta ocasión no se llevó a ninguna otra secretaria. De pronto me encontré con que tenía que hacer todo el trabajo de las secretarias en el extranjero, yo sola. No me quedó más remedio que esforzarme en aprender cómo se hacían las cosas, en qué consistía una visita de Estado, lo que teníamos que hacer. Y a partir de ahí fui participando cada vez más, por ejemplo, en las cosas relacionadas con su vida privada. Él insistía en que le acompañara a todas partes: cuando iba a visitar una comunidad afrikáner típica, quería que fuera con él. A sus ojos, yo era

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la personificación de la típica bóer, y a mí me encantaba. No dejaba de aprender". Debía de ser mucho más que un trabajo normal de oficina, ¿verdad? "Sí, por supuesto. Trabajaba a todas horas. Cambiaron mi título por el de secretaria privada adjunta. El presidente trabajaba muchísimo. Estaba en pie hasta la una o las dos de la madrugada, hablando y llamando por teléfono, a veces toda la noche, y nunca recuperaba el sueño perdido. Y yo siempre estaba allí, lista para reaccionar a toda prisa. Facilitó las cosas el hecho de que tenía una edad en la que disponía de mucha energía y no tenía más compromisos que mi trabajo". La rapidez de reacción de La Grange fue lo primero que llamó la atención sobre ella a Mandela, que es un obseso de la puntualidad. "Siempre ha sido muy puntual, no le gusta hacer perder el tiempo a nadie. Es seguramente la única cosa que verdaderamente le desagrada, que la gente llegue tarde a una reunión y cualquier falta de honradez. Yo estoy de acuerdo. Los dos teníamos la misma sensación de urgencia. Además, yo tenía una cosa muy afrikáner, que es el respeto a las órdenes del jefe y a los mayores, la sumisión ante la persona que está al mando, y estaba muy contenta porque me habían educado así. Pero sí, quizá lo más importante fue que yo respondía con más rapidez que otros colegas y que prestaba una atención minuciosa a los detalles". CUANDO MANDELA se retiró de su cargo de presidente en 1999, un año después de cumplir 80 años y de haberse casado precisamente el día de su cumpleaños- con Graça Machel, la relación de La Grange con él pasó a un plano completamente nuevo. "Cuando dejó la presidencia, le permitieron llevarse a una persona con él. Era un privilegio que el Gobierno daba a todos los ex presidentes, y me preguntó si quería ser la que siguiera trabajando para él". Trasladaron sus oficinas de Union Buildings, un enorme complejo de principios del siglo XX sobre una colina que domina Pretoria, a la que había sido la casa de Mandela antes de ser presidente en Houghton, un barrio acomodado de Johanesburgo. "De la noche a la mañana perdimos nuestra infraestructura. No más líneas de teléfono ni de fax, y, sin embargo, todo el mundo esperaba mucho de él y cada vez había más peticiones para verle, para que participase en cosas, y yo no daba abasto. Teníamos de 150 a 300 llamadas de teléfono, solicitudes por fax y propuestas diarias, así que nombramos a uno o dos ayudantes más. Al final creamos la Fundación Nelson Mandela, que nos permitió empezar a construir otra vez nuestra propia estructura". Mandela se dedicó personalmente a recaudar dinero para la fundación -que funciona junto al Fondo Nelson Mandela para la Infancia, la Fundación Mandela Rhodes, un programa de becas africanas y 46664-, con la misma energía obstinada que había exhibido en sus 50 años de lucha para liberar a su pueblo. En La Grange encontró a una persona que tenía la misma energía y el mismo celo que él. "SE DESARROLLÓ ENTRE NOSOTROS un respeto mutuo. Madiba valoraba que yo intentaba proporcionarle lo que necesitaba para lograr lo que quería sin la gran estructura de apoyo con la que habíamos contado durante la presidencia, veía que yo

intentaba hacerlo lo mejor posible. Era muy tolerante y se convirtió en el mejor mentor que se podía desear. Por supuesto, empecé a saber de antemano cómo iba a reaccionar él ante cualquier situación concreta porque, cuando se ve a una persona todos los días durante un periodo de 10 años, una aprende a prever lo que piensa y cómo va a responder; y eso facilitó las cosas. También se dio cuenta de que le tenía afecto como ser humano, e intimamos aún más, como un abuelo y una nieta. Por eso empecé a llamarle khulu, que significa abuelo en xhosa [la lengua de Mandela]. No era sólo el trabajo de oficina. Era también viajar juntos, a menudo con largos trayectos de avión. Entre mis deberes en esos viajes figuraba asegurarme de que le sirvieran el desayuno a la hora debida y con las cosas más parecidas posibles a lo que le gustaba. Luego me sentaba a desayunar con él. Era inevitable que intimásemos. Otros ex presidentes viajan con delegaciones de, al menos, cinco ayudantes, y algunos de ellos tienen un perfil mucho menor que Madiba. Yo tenía que desempeñar muchas tareas, y sólo llevábamos el personal médico y el de seguridad. Sigo pensando que es un milagro que lográramos mantener un equipo tan simple a su alrededor, pero me gustaría pensar que además hemos hecho cosas, pese a la categoría que tiene y todo lo que se exige de él". A La Grange y Mandela les unía también lo frenético de sus agendas. Desarrollaron una solidaridad como la de los soldados que están en primera línea de combate. "De 1999 a 2004, cuando anunció su supuesta jubilación, fueron los que yo llamo los años locos. Entonces, a pesar de la enorme atención que prestaba a la fundación, el proceso de paz de Burundi y otras expectativas, la vida se guiaba en gran parte por los acontecimientos mundiales. Tenía libertad, hasta cierto punto, para hacer lo que quería, pero también se veía abrumado por cosas que no eran prioritarias, y eso le robaba gran cantidad de energía. Llegaba al despacho a las 8.30, tenía cinco o seis citas con gente -cada visitante quería una foto, un autógrafo y toda la atención- y luego se iba a casa a comer, y después tenía más reuniones por la tarde, o se montaba en un avión para ir a algún sitio. Hacíamos 12 o 13 viajes internacionales largos al año, incluso cuando estaba a punto de cumplir 85 años. Me alegraba cuando la señora Machel podía acompañarnos. Iba muchas veces, pero también estaba muy ocupada con su propia fundación y su labor internacion al".

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DA LA IMPRESIÓN de que no sólo tenía un trabajo de siete días a la semana, sino de 24 horas al día. "Sí, prácticamente, durante esos años locos. Estaba en el despacho a las siete de la mañana, porque a él le gusta tener ordenada su mesa de determinada forma, sus bolígrafos, sus periódicos y el programa del día, y le gusta que las cosas se hagan en un orden determinado. A las ocho empezaban a sonar los teléfonos y, a partir de ese momento, era el no parar, así que prefería preparar todo para su llegada antes de que se desatara la locura diaria. Los visitantes eran todo tipo de gente, un primer ministro, un presidente, un ex presidente, un líder mundial, alguien de fama mundial, un sindicalista, un DJ, jefes rebeldes de Burundi, gente normal como un ciego que le escribió una carta y entonces Mandela le invitó a visitarle. Yo organizaba los programas, la logística, el protocolo, los viajes, los medios, etcétera. Lo más agradable del trabajo era asistir con él a las reuniones; lo peor, las peticiones y llamadas telefónicas interminables, la continua necesidad de responder correos electrónicos de cualquier oportunista persistente. Muchas veces estaba hasta la noche desbrozando todo aquel volumen de cosas. No podía dejarlo para el día siguiente porque entonces llegaba otro tanto. De todas partes llegaban peticiones para que les dedicara su tiempo". Pese a todo, siempre daba gusto trabajar con Mandela, insiste. "Una de las personas más agradables del mundo, aunque pone sus condiciones básicas. Le gusta un agua determinada, siempre tiene que tener un reposapiés en la habitación y las comidas hay que servírselas a una hora concreta. La comida tiene que ser muy sencilla, como la que le preparan en casa, alimentos cocinados, fruta y cosas sanas. No siempre es fácil conseguir una comida sencilla en un hotel de cinco o seis estrellas, y en todos los viajes echábamos enseguida de menos la comida del cocinero xhosa que tanto tiempo lleva con él, Xoliswa". ¿Alguna anécdota especial? "Uf, hay tantas... pero he aquí una. Hubo un caso en los tribunales con el que tuvo algo que ver, contra el presidente de la federación de rugby, Louis Luyt. Fui con él al juzgado y lo primero que hizo fue acercarse a los abogados, la gente de Luyt, y darles la mano. Pensé: "¿Por qué hace eso? ¡Esa gente es el enemigo!". Y en la pausa para el té le pregunté: "¿Por qué lo ha hecho?". Contestó: "No, no, no. Si haces eso, haces que la gente se sienta cómoda". Lo que quería decir era que no hay que dejar que el enemigo decida el terreno de batalla, y ésa se convirtió en una de las lecciones más importantes que he aprendido en la vida. Pero volvió a sorprenderme porque, después de que ganaran el caso en los tribunales aunque luego el tribunal constitucional lo desestimó-, tuvimos una visita del presidente Chirac de Francia. Todo el mundo quería ir al banquete de Estado y a mí me tocó elaborar la lista de invitados. El presidente me llamó y me dijo: "¡Tenemos que invitar a los abogados de Louis Luyt!".

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Al principio no lo hice y confié en que no estuviera hablando en serio, pero él volvió a recordármelo y no tuve más remedio que incluirlos. Ellos no supieron qué decir cuando vieron que les habían invitado, pero así es Madiba. Venga de donde venga una persona, siempre tiende la mano y ofrece su amistad". AL OÍR LA GRABACIÓN de la entrevista, me sorprende darme cuenta de que La Grange utiliza la primera persona del plural para referirse a cosas que, en principio, uno podría pensar que sólo tienen que ver con Mandela. Por ejemplo, hablando del caso en los tribunales. Verdaderamente se convirtieron en familia; ella había nacido dentro de la vieja raza opresora, pero él se convirtió en su khulu. "Sí, ha pasado a ser parte de mi vida. Es como un abuelo que se interesa por mi vida personal". Habría sido extraño en caso contrario, porque, según los cálculos de La Grange, hicieron juntos más de 96 viajes. Y por el camino conocieron prácticamente a todas las personas famosas del mundo (ninguna más famosa que el propio Mandela). Ahora que Mandela se dispone a cumplir 90 años, La Grange no tiene ya una relación tan obsesiva con él. Todavía le organiza el programa diario y la oficina, se encarga de las relaciones públicas y de mantenerse en contacto con quienes donan generosamente a las organizaciones benéficas de Mandela. "Cada vez me absorben más otros deberes dentro de la fundación, sobre todo 46664, porque siento apasionadamente la necesidad de hacer algo para mitigar la crisis del sida en nuestro país, que afecta a los derechos humanos. El sida puede evitarse y, sin embargo, destruye millones de vidas cada año. Y todavía me preocupo por los detalles. Si planeamos una cena, me encargo de que las cosas se hagan como le gusta a Madiba. Siempre ha sido muy minucioso para los detalles". Mandela es seguramente lo más parecido que tiene el mundo a un santo laico, pero, es de suponer, no va a vivir eternamente. La Grange está resignada a su mortalidad, a la que se supone que será una muerte razonablemente inminente, con un sentido fatalista bastante africano. ?Nos llega a todos?, es lo único que dice cuando saco el tema. "La verdad es que está tan bien como puede estar una persona de 90 años.

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No hay nada como volver a un lugar que parece no haber cambiado para descubrir en qué cosas has cambiado tú mismo. Nunca, nunca y nunca otra vez, debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra. Es un ideal el cual quiero vivir para verlo hecho realidad. Pero si para ello es necesario, por el cual estoy preparado a morir.


Está deseando asistir a los actos, donde se verá rodeado por viejos partidarios y amigos. Está excepcionalmente bien. Su presión sanguínea es seguramente mejor que la mía o la suya, y el corazón, los pulmones y otros órganos vitales están en mejor forma que los de la mayoría de los jóvenes de hoy. Claro que, a los 90 años, si uno tiene un problema en la rodilla, se deja notar. También el oído, la vista y esos dolores y molestias de los que todos nos quejamos a medida que cumplimos años. Pero su sentido del humor es tan agudo como siempre". ¿Qué es lo mejor de él? "Muy fácil. Su humanidad. Cómo es un magnífico ser humano. La pregunta que más veces hace la gente es si verdaderamente no guarda resentimiento, y es muy fácil de responder: ¡No! No ha mostrado nunca ni una grieta. Si hubiera sido yo, ¡ni hablar! Él es un ser humano especial, extraordinario. Muy generoso, y se ve en el interés que tiene por la gente corriente. Cuando te pregunta cómo está tu padre, verdaderamente quiere saberlo. Siempre me pregunta cómo están los míos, cómo está mi hermano; me pregunta por los novios que puedo tener en un momento dado, un tema sobre el que me toma el pelo sin cesar. Todo mi equipo está compuesto por mujeres y él nos toma el pelo a todas sobre cuestiones personales, como haría cualquier auténtico abuelo". ¿QUÉ VALOR HA TENIDO ESTAR tan cerca de él durante los últimos 14 años? ¿Es mejor persona? "¡Oh, desde luego! No quiero ponerme filosófica, pero a veces me pregunto: -¿Qué tenía mi vida de malo que he tenido que cambiar tanto?-. La verdad, no creo que una sola persona merezca todos los privilegios que yo he tenido en estos 14 años. Me ha hecho distinta, me ha hecho pensar y abordar la vida de forma distinta, equilibrada y positiva. Me gusta pensar que mi padre me educó en el sentido común, pero ahora veo que además hay que meditar bien las cosas, desde lo más pequeño que te rodea hasta los grandes temas políticos, para comprender verdaderamente la vida y sus retos. Mandela es una persona asombrosa. El presidente Clinton dijo una vez que nos inspira a todos a ser las mejores personas posibles, y es verdad". Gracias también a él, dice, es una persona más amable que antes. "Desde luego, me ha enseñado a ser respetuosa con toda criatura viviente". Le hago, pues, una pregunta sencilla y directa: ¿Le quiere? No duda en su respuesta: "Desde luego", dice. ¿Se puede hablar de amor? "Sí, sin ninguna duda". De modo que la siguiente pregunta es cómo consigue conciliar el papel de nieta con lo que sigue siendo formalmente, una empleada remunerada. "Hay que aprender a guardar el equilibrio. Nunca he invitado a Madiba a mi casa para una braai [barbacoa] familiar, nunca le he pedido una foto de los dos salvo cuando es él quien me pide que posemos juntos. Soy una empleada y nunca lo olvido. Respeto los límites, nunca adopto un tono demasiado familiar ni creo que tengo derecho a algo, y trato de darle el espacio que necesita, lo cual hace que le proteja ferozmente". ¿Hay algo de Mandela que no le guste? "No. Nada. Nada". ¿Al menos algún defecto que le haya encontrado? Por ejemplo, le digo, su gran amigo de toda la vida y compañero de cárcel, el gran y difunto Walter Sisulu, me dijo en una ocasión que, si tenía una debilidad, era quizá su tendencia a confiar demasiado en la gente. "Es verdad, es verdad. Es muy confiado. Tiene una frase: "No dudes de la integridad de otra persona sin motivo, porque podría ser un reflejo de la tuya". No pone en duda la

integridad de otra persona hasta que las pruebas se lo demuestran, y eso ha hecho a veces que tuviéramos diferencias, porque él es demasiado amable con la gente y yo le insto a ver sus verdaderas intenciones más deprisa. Yo soy cínica, a veces demasiado, al pensar en los motivos que mueven a las personas". ¿Y su cinismo y la extrema generosidad de él han chocado alguna vez? "Sí, pero él no ve más que lo mejor de cada uno. ¿Cree que alguna vez se le acerca alguien para mostrarle sus peores aspectos? No. En cambio, los demás sí los vemos. Yo veo todas las ideas que llegan, las ideas aprovechadas y oportunistas con las que a veces se le acerca la gente, que indican claramente una explotación. La Fundación Nelson Mandela se ha propuesto protegerle contra la explotación comercial. Así que yo tengo una actitud diferente. Tengo un gigantesco sistema de banderas rojas. Es parte de mi trabajo". Este papel de guardiana debe hacer que la gente se enfade con ella, ¿no? "¡Oh, sí! Creo que tengo más enemigos que cualquier otra persona que conozco. Lo pienso a menudo, porque no me gusta decepcionar a la gente. Se vuelve un poco negativo cuando hay que decir a la gente no, no, no, 200 veces al día. Una gran parte de este trabajo consiste en decir: "No, no puede verle". Pero luego pienso que no asumí este puesto para ganar un concurso de popularidad y que mi principal objetivo es proteger los intereses de Madiba y hacer realidad su deseos; mientras lo haga, no debe importarme quién se enfada conmigo ni por qué". ¿A qué puede dedicarse después de esto? "Seguramente trabajaré como consultora, asesoraré a empresas sobre la estructura de sus oficinas para contribuir a apoyar y mejorar las funciones de sus directivos, organizar actos, ese tipo de cosas, y siempre está 46664. No me veo trabajando para otra persona, como un presidente, o un famoso, o algún otro ex presidente. No podría". Dice que a veces ha luchado para creerse los privilegios que tenía. Sin embargo, como prueba de que nadie está nunca totalmente satisfecho, confiesa que lamenta algunas cosas, que tiene deseos no cumplidos. "Es verdad. He tenido mucha suerte. Pero por el camino ha habido muchos sacrificios personales. Por ejemplo, no tener ninguna vida social durante mucho tiempo, y tengo 37 años. El trabajo ha hecho que me fuera muy difícil confiar en las personas y en lo que pretendían, y he aprendido algunas lecciones muy caras. He viajado por todo el mundo, he conocido a mucha gente y sé que soy extraordinariamente privilegiada, pero mis amigos han encontrado satisfacción con las cosas normales, y yo no; tienen hijos, y yo no. Sería bonito llevar a mis hijos al colegio. Después de vivir una vida tan extraordinaria, hay tendencia a desear las cosas sencillas. No obstante, tengo tres Boston terriers que son mis hijos en todos los sentidos? aunque les resulta difícil cuando viajo. Si tuviera que volver a vivir mi vida, me gustaría que volviera a pasar lo mismo, pero me pregunto si no me gustaría tener unos hijos a los que contar todas mis historias. Es humano?". Lo que es evidente es que ha recorrido un largo camino desde el norte de Pretoria. La Grange, que ya no es ignorante ni aislada, que ya no es -ni por asomo- corriente, se despide afectuosamente de mí en la puerta del hotel, bajo la mirada serena de los porteros con sus libreas verdes, y se va paseando al sol de la tarde en dirección sur por Park Lane, una mujer enormemente segura y elegante, con un pasado fabuloso detrás y un rico futuro por delante que, con suerte, incluirá un regalo que habría sido algo asombroso -y más- cuando era niña: un bisnieto blanco para Nelson Mandela.

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El ataque al Estado laico Sabina Berman/apro 1. El ataque viene de fuera y de lejos. Del Vaticano. De un Papa alarmado por la disminución mundial de sus fieles y por la relajación de la fidelidad de los católicos a la palabra papal. Católicos pero a un tiempo ciudadanos de democracias, la mayoría de los católicos actuales parecen escuchar al “Santo Padre”, pero no obedecerlo sin mediar su libre albedrío. 2. Otro podría haber sido el camino elegido por el Papa Benedicto XVI para volver relevante a la Iglesia en sociedades democráticas. Una cruzada contra la pobreza o una cruzada contra la enfermedad, por imaginar dos causas pertinentes. Esta es la desgracia para la década que inicia en el 2010: Aniquilado el Diablo del comunismo, el Papa ha elegido como nuevo Satán la ascendente moral democrática, y eso con la única intención de restaurar, sin enmienda, la marchita moral autoritaria del catolicismo. 3. Ninguna desviación de una moral delgada como un filo de navaja: control de la vida desde la concepción hasta la muerte: cero libertad, por ende cero diversidad, por tanto abominación de la invención: adiós al libre albedrío, terror al cuerpo humano y al placer y espanto de las mujeres autónomas y de los “diferentes”: el triste rosario de negaciones de la vieja moral autoritaria.

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4. El Satán a combatir: la nueva moral hecha de libertades civiles: haz lo que quieras y te haga feliz, con tal de que no dañes a tu prójimo: ama a quien amas; elige el número y espaciamiento de tus hijos; edúcalos en las creencias en las que crees; y muere como mejor te parezca morir. Y todo con la protección y auxilio del Estado. Los valores: la elección individual, la diversidad, el placer, la felicidad. 5. Lanzada en Latinoamérica en el año de 2007, la cruzada vaticana indica a los obispos cooptar arriba para imponer abajo. Cooptar la voluntad de las clases dirigentes para imponer como ley civil a los ciudadanos la desprestigiada moral restrictiva. Indica igualmente tres vertientes de acción: anular las libertades civiles vigentes en sus países, blindar la prohibición de las aún no legisladas y aumentar los poderes del clero. 6. Así, el sueño de hoy de los obispos sería una sociedad donde sean ilegales y castigados: la diversidad sexual, la anticoncepción, el aborto, los matrimonios gays, el divorcio y la eutanasia. Y donde la Iglesia tenga: injerencia en la educación pública y en el Ejército, medios de comunicación masiva propios y el derecho a recibir un impuesto recabado por el Estado. 7. La cruzada vaticana ha tenido éxito en Latinoamérica únicamente en países donde la joven moral democrática todavía es muy insegura; en Perú y República Dominicana, países de por sí rezagados en cuanto a derechos civiles; en Nicaragua y en México, países de clases políticas corrompidas por el oportunismo y el analfabetismo moral. 8. En México la cruzada arraigó primero en la presidencia del PAN, desde donde los panistas liberales fueron arrasados debido a su distracción y/o su indolencia moral. Luego arraigó, y tal vez para el asombro de los mismos obispos, en la presidencia del PRI, nunca tan mendaz y desesperada por el poder como hoy. Y en los dos partidos la táctica subsecuente ha sido idéntica. Los presidentes de cada partido convencieron a sus gobernadores y/o caciques locales para realizar el trabajo sucio de presionar a la mayoría de sus diputados para aprobar la criminalización del aborto en sus estados. 9. Es falso que la criminalización de las libertades civiles refleje el conservadurismo de la ciudadanía, como insisten para su disculpa los presidentes del PRI y del PAN, y afirman algunos de nuestros intelectuales “liberales”, por falta de curiosidad sobre sus prójimos. En el caso reciente de la criminalización del aborto en 18 estados, sencillamente nadie consultó a la ciudadanía. Las reformas se realizaron de espaldas a los ciudadanos, y a menudo guardando el secreto de las fechas de su votación y aun de su contenido. Por lo demás, consultas de la sociedad civil indican lo contrario: los mexican@s no somos conservadores. 10. Estas son algunas de las cifras de la encuesta realizada entre católic@s mexican@s en 2003. Reproduzco apenas algunos resultados pero invito al lector a consultarla íntegra en la dirección de internet www.catolicasporelderechoadecidir.org.

Una persona puede usar métodos anticonceptivos y ser un buen católico: 84%. En la escuela debe informarse sobre todos los métodos de anticoncepción: 89%. En nuestro país debe permitirse la interrupción de un embarazo en los siguientes casos: cuando la vida de la mujer está en peligro (82%); cuando la salud de la mujer está en riesgo (77%); cuando la mujer tiene sida (69%); cuando el feto presenta defectos congénitos graves, físicos o mentales (66%); cuando el embarazo es resultado de una violación (65%). 11. Lo que veremos en México en próximas fechas probablemente será a las dos morales, la vieja moral autoritaria y la nueva moral democrática, medir sus fuerzas. Ya se prepara desde el interior del PRI el movimiento de Ciudadanos en Defensa del Estado Laico (edolaico@gmail.com). Ya se preparan desde varios flancos controversias constitucionales para revocar las reformas antiaborto en 18 estados. Ya opera el Fondo María para auxiliar a mujeres que deseen venir al DF a abortar en hospitales públicos (maria.balance@gmail.com). Ya se aprobó en la Asamblea de la Ciudad de México la despenalización del aborto, la libertad para recurrir a la eutanasia y, hace apenas unos días, el matrimonio de personas del mismo sexo. Por el lado de la reacción, ya prepara el PAN la controversia constitucional para vetar el matrimonio de personas del mismo sexo. Ya ha colocado en la Suprema Corte de Justicia un nuevo juez catolizante. Ya se prepara el veto al aborto en otros seis estados. Ya es estridente el silencio de un presidente panista que prometió cuando candidato no interferir con las libertades individuales y respetar el Estado laico. 12. Una confesión personal, para cerrar este texto. Daría cualquier cosa por escribir sobre el futuro de mi país y no sobre la pesadilla de un pasado decimonónico que se nos ha venido encima. Corrijo: que nos han lanzado encima desde fuera a l@s mexican@s. Pero esta es la miserable arena que hay que palear antes de volver la mirada hacia delante.

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Cuestión de prioridades José Anastasio Euán / Indignación A.C.

En estos últimos días la jerarquía de la iglesia católica, se ha pronunciado con mucha fuerza, en contra de la unión de personas del mismo sexo. Con el argumento de que México es un país mayoritariamente cristiano, los jerarcas católicos han logrado juntar sus voces con otros jerarcas cristianos no católicos, (sacerdotes ortodoxos y cristianos, evangélicos o protestantes) para condenar estas uniones que han calificado como antinaturales y perversas. Estas reacciones de la iglesia católica y las demás iglesias cristianas son válidas. Tienen derecho a expresar su opinión. Las iglesias han recibido la encomienda de predicar el evangelio y muchas veces se quedan en silencio. Lástima que la iglesia, cuando menos la mía, que es la católica, solamente alce su voz con bombo y platillo cuando se trata de defender lo que ella entiende como la única y verdadera moral. Ojalá alzara también su voz cuando la inmoralidad de muchos sacerdotes católicos se hace presente en las violaciones y abusos a menores. Ojalá alzaran su voz para denunciar los salarios de hambre que cada día matan al pueblo pobre. Ojalá denunciaran y excomulgaran a todos los grandes empresarios que cada día matan a los trabajadores y trabajadoras al no cumplir con las condiciones de un trabajo digno. Ojalá unieran sus voces todos los cristianos para denunciar las condiciones de pobreza extrema y de exclusión en la que se encuentran los más pobres en los países latinoamericanos, donde, por cierto, nos jactamos de decir que la gran mayoría de sus habitantes somos católicos. Ojalá hablaran con la misma fuerza los jerarcas católicos y cristianos cuando los legisladores aprueban leyes que encarecen más la vida y denunciaran que lo único que se busca con estas leyes es salvaguardar el interés de los grandes capitales naciones y transnacionales. Ojalá defendieran con las mismas agallas los derechos de nuestros pueblos indígenas, que en México todavía no están cabalmente reconocidos, aunque se diga que tenemos a un presidente emanado de un partido súper católico. Vergüenza nos debería de dar a todos los cristianos católicos, la realidad de desigualdad en la que vivimos ¿Dónde está el espíritu del evangelio? Hasta ahora no he escuchado una sola palabra del episcopado mexicano para denunciar la inmoralidad de los senadores y diputados, tanto federales como locales, que, ante el hambre del pueblo, continúan con sueldos de reyes. Ojalá hubieran denunciado las actuaciones de los gobiernos de Ulises Ruiz y

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el “góber precioso” Mario Marín… ¿o es que para los obispos los actos de estos funcionarios no son deshonestos e inmorales? Ojalá denunciaran los obispos las acciones del ejército mexicano, cunado invaden cientos de pueblos para intimidarlos y desarticularlos en la lucha por sus derechos. Ojalá se pronunciaran cada vez que los gobiernos incumplan con su trabajo de servir al pueblo. ¿Cuándo escucharemos una denuncia del episcopado, cuando las instancias de “justicia” no aplican el debido proceso cuando se trata de indígenas o ciudadanos de escaso recursos? Ojalá muy pronto el episcopado asumiera el compromiso de acompañar al pueblo en todos los aspectos de la vida, para hacer vivo uno y quizás el más importante compromiso asumido en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, (Brasil). Ojalá los obispos defendieran con la misma fuerza los derechos de las mujeres en todos los ámbitos de su vida y dejara de condenarlas cuando éstas deciden un aborto o cuando las condiciones de desigualdad las orilla a trabajar como servidoras sexuales. Por cierto, hay que decir que las mujeres son las que sostienen a la iglesia. Pongo como ejemplo mi pueblo (Chablekal) en donde, por cada cien mujeres que asisten a misa hay, a lo mucho, diez varones. Si estas mujeres dejaran de asistir, la iglesia quedaría vacía. Y, aún así, nuestro querido sacerdote siempre que se dirige a los fieles diciendo solamente “hermanos”, haciendo a las mujeres invisibles. Ojalá la iglesia de Yucatán dijera una palabra de apoyo a las y los estudiantes ante el problema de las credenciales que no están siendo garantizadas para todas y todos los estudiantes. Ojalá denunciara la iglesia de Yucatán el despojo de grandes extensiones de tierras ejidales por parte de los grandes capitales, nacionales y transnacionales, valiéndose del hambre del pueblo pobre. Ojalá denunciara la iglesia esa descarada desigualdad social en la que vivimos en Yucatán. Si la iglesia católica ha optado por defender lo que, a su parecer, está muy mal ante los ojos de Dios (las uniones de personas del mismo sexo así como el aborto) y ha sido capaz de mover grandes masas de adeptos (digo adeptos porque tengo la duda de que fueran verdaderos creyentes de Dios y del evangelio) para combatir las reformas políticas que, en estos dos casos, lo que buscan es garantizar el respeto a los derechos humanos... ¿Por qué no se atreve a realizar acciones con la misma fuerza en otros temas, como, por ejemplo, todos los que he mencionado arriba?


El honor de servir Gustavo Esteva / La Jornada

Hace poco, la jerarquía de la iglesia se jactó al decir que México es un país católico, y por lo tanto la iglesia tiene el deber de salvaguardar la única moral dictada por Dios. Me pregunto si para los ojos de la iglesia no son inmorales algunos de estos puntos señalados arriba. Lo pregunto porque a mí no me cabe duda de que son verdaderas inmoralidades, además de que son delitos y violaciones a los derechos humanos. Y ante esas acciones no hemos visto que la jerarquía de la iglesia salga a denunciar, ni hemos visto ninguna acción de convocación como las que ha realizado en los temas del matrimonio de personas del mismo sexo y el aborto, que son los únicos que parecen interesarle.

Los lectores de La Jornada habrán notado que quienes conocimos al Ronco Robles y tenemos acceso a este espacio no dejamos de hablar de él. Hay muchos asuntos que reclaman comentario, como los daños que los salvadores de Haití le asestan y pueden resultar peores que los del terremoto. Están también nuestras propias obsesiones, nuestros campos de interés, lo que elaboramos periódicamente en estas páginas. Pero no podemos dejar de ofrecer un testimonio. Mal empezó el año. El Ronco decidió partir. Debemos entender por qué. Estaba muy cansado ya. La carga que llevaba a cuestas le resultaba cada vez más pesada. Y sentía que se había cumplido su ciclo. (Lo entendemos, Ronco. No te lo reclamo. Pero en tiempos como los que se vienen serás más necesario que nunca.) Como ha mencionado ya Magdalena Gómez, el evangelizador resultó evangelizado. Alguna vez me contó: Yo iba a hacer mi tarea cerca de los rarámuris. Me preparé bien para cumplirla. Apenas llegué me di cuenta de que no hacía falta lo que yo traía, pero como soy más terco que una mula tardé mucho en comprender, en convertirme. Si hoy me preguntan qué es Dios o quién es Dios, respondo sin vacilación: es la manera en que se relacionan entre sí los rarámuris. Como cuidaba también la fe que lo llevó hasta allá quedó configurado un oxímoron peculiar. En esta figura del lenguaje la combinación de palabras o conceptos opuestos les da un nuevo sentido. El silencio atronador de los zapatistas, que se produce cada vez que deciden emplear esa estrategia, es un ejemplo muy claro. Lo del Ronco es más complejo. No era fácil apreciar y aún menos entender el sitio existencial al que lo había llevado la combinación de sus creencias, mucho más allá de cualquier sincretismo superficial. Nunca regresó a la tarea inicial. ¡Sácate a esconder!, me decía, con una carcajada, cada vez que lo embromaba para que se ocupara profesionalmente de mi condición de descreído, cuando un amigo querido nos hizo compadres. Muchos rasgos del Ronco entran en la categoría de oxímoron. Asombraba la oscura luminosidad de su inteligencia, lo mismo que su gozosa serenidad o su espectacular sencillez. No daba crédito a lo que ocurría. No sentía que su experiencia tuviese nada extraordinario. Se sorprendía sinceramente cuando intentábamos mostrarle su carácter excepcional. El Ronco encontró su lugar en el enlace, la articulación. Su capacidad de ganarse la confianza de partes muy diferentes y en muchos casos enfrentadas le permitía convertirse en puente entre ellas, transitable en ambas direcciones. Y el puente operaba como gozne efectivo, como mecanismo de articulación, por su genio intercultural y por su notable modestia: evitaba cuidadosamente todo protagonismo y toda función intermediaria al prestar su servicio, que vivía como un honor, un privilegio, una gracia. Esta capacidad cumplió funciones de enorme importancia en la parte final de las negociaciones de San Andrés. Gozaba de la plena confianza de los comandantes y de los asesores. Cuando una docena de éstos se ocuparon de la tensa y difícil negociación final con los representantes gubernamentales en cuatro mesas separadas, El Ronco, que los coordinaba, fue vehículo entre ellos y con los comandantes, a quienes mantenía continuamente informados de lo que ocurría y cuyas decisiones transmitía fielmente a los asesores. Un papel semejante, aunque de índole muy distinta, cumplió en la creación y los primeros pasos del Congreso Nacional Indígena. El enlace en este caso era muy distinto: se trataba de articular y poner en consonancia a representantes y voceros de muy distintos pueblos indios. Y es ésa la tarea que hoy importa cumplir. La articulación de los descontentos, los insumisos, los rebeldes, no ha de darse en términos ideológicos o partidarios o a través de un líder carismático. La argamasa que unifique a los diferentes, sin pretender homogeneizarlos o controlarlos, ha de ser la confianza que permita superar la des-confianza que aún prevalece entre ellos, su des-concierto, sus innumerables di-vergencias… Necesitamos extender la escuela del Ronco. En vez de cuadros profesionales o promotores, necesitamos personas caracterizadas por la sencillez, la discreción, la humildad, la paciencia del que sabe escuchar y aprende cuando camina, la sabiduría de quien sirve sin servirse… Como él decía, se trata de acompañar, no de dirigir y ni siquiera de asesorar, al tanto siempre del rumbo que uno trae, para saber si de verdad el camino lleva a recuperar ese mundo que asesinamos todos. Estando las cosas como están, y siendo el Ronco como era, como es, no creo que descanse en paz.

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Quiero cobijas Randy Soberanis / Indignación A.C.

Ésta fue la petición que la alcaldesa del municipio de Conkal, la señora María Elena Uicab, le hizo a la señora gobernadora en días pasados. Esta petición estuvo motivada por las bajas temperaturas que en la mayoría de los países del mundo estamos padeciendo. Efectivamente, los alcaldes y el gobierno se están preocupando porque sus ciudadanos no sufran estos días por el frio intenso que estamos padeciendo. Pero… ¿en verdad se preocupan? ¿o sólo es para quedar bien en momentos de inicio de campañas políticas en vistas a las elecciones? Ante esto, la gobernadora del estado, la señora Ivonne Ortega, respondió que Conkal no es un municipio donde exista gente vulnerable, pues el censo del INEGI así lo testifica. Por lo tanto, el municipio no requiere cobijas: “para eso se los llevamos a los del sur, pues ahí si hay gente más necesitada”, señaló la señora gobernadora. ¿Será por eso o por la perspectiva de conseguir votos? Recordemos aquí que la alcaldesa del municipio de Conkal es del Partido Acción Nacional, así que me parece que lo de censo del INEGI y de que no hay gente vulnerable en Conkal es puro discurso político con un toque de revanchismo por parte de la gobernadora. Está fuera de duda que en todos los sectores del estado existen personas vulnerables, sean uno o mil. Sólo que para los partidos políticos regalar una o dos cobijas no les reditúa muchos votos. Por eso prefieren regalar mil, o sea, regalar en grandes cantidades para que se note, y así la supuesta bondad se convierte en un mercadeo e intercambio de favores. Así resulta ser desgraciadamente la política. No dudo que la mayoría de los alcaldes de los 106 municipios del estado de Yucatán conozcan a fondo las necesidades de sus comisarías. Estoy seguro, incluso, de que conocen la cantidad de gente que requiere ayuda. Pero, como señaló la alcaldesa de Conkal, la falta de recursos para solucionar estos problemas se convierte en un verdadero viacrucis para muchos municipios. El asunto es que en muchos casos, independientemente del partido al que pertenezca el gobernante, los recursos existentes son repartidos dando prioridad a los que pertenecen al mismo partido del que esté en el gobierno. Así, la administración en turno conserva la tranquilidad y la reputación política, pero resulta una desgracia para los ciudadanos que pertenecen a partidos distintos y que desconocen cómo se mueven los recursos.

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En el caso de la alcaldesa de Conkal, su reclamo habría tenido eco si no fuera porque, al final de sus declaraciones a la prensa del 12 de enero de 2010, señaló: “Gracias al apoyo del gobierno federal hemos hecho muchas obras como pies de casas, baños carreteras…seguiremos así”. Aquí claramente nos damos cuenta que la alcaldesa cayó en el mismo defecto que criticaba, porque solamente da las gracias por los apoyos recibidos de un gobierno emanado de su mismo partido, el gobierno federal. O sea, que está haciendo ella lo mismo que le reclama a la gobernadora. De esta manera, la igualdad de derechos termina siempre en igualdad de partidos ¿y los pueblos qué culpa tenemos? La responsabilidad del gobierno federal es precisamente distribuir los recursos que vienen de los impuestos de todos los ciudadanos, sin importar gafetes partidistas, o si pertenecen a un grupo político contrario. Estos recursos, como ya he dicho, no son regalos, sino que provienen de nuestros impuestos. Es, por tanto, dinero nuestro, sólo que los escogimos a ellos que lo administrasen, no para que anden despilfarrándolo por ahí. Así que lo que el gobierno, sea federal, estatal o municipal, nos entrega no es de la quincena de los gobernantes, sino que es dinero nuestro. La gobernadora no sólo nos debiera dar cobijas si no que debiera preocuparse por proporcionar a todos los ciudadanos vivienda digna y mejores condiciones de vida. A eso se comprometieron los que están en un cargo público, sólo que no se los exigimos. Ojalá que las cobijas, chamarras y otros beneficios, que son buenos en sí mismos porque alivian, al menos en parte, las necesidades de la gente pobre, y que les parece tan insignificante a los políticos, fueran entregados según las necesidades de la gente y no según criterios políticos. Pero a usted, querido lector, le queda responder a la interrogante: ¿será que esos programas tienen como interés primordial nuestra salud? Yo no lo creo…

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La contrarreforma indígena en Chiapas Magdalena Gómez

y la del Estado. Bien se dice que lo accesorio sigue la suerte de lo En el mar de negros balances de 2009 y vaticinios aún peores para principal. Ni política, ni jurídicamente desde una entidad se puede 2010, en Chiapas se consolidó el mecanismo jurídico gatopardista modificar la estrategia de Estado que el priísmo diseñó en 2001 con para los pueblos indígenas. Si a la contrarreforma indígena de 2001 la complicidad de PAN y PRD en el Senado.Y para ello sólo una en la Constitución general le han seguido otras en algunas entidaperla: el artículo 65 señala que los pueblos indígenas tendrán acceso des, en el caso de Chiapas es doblemente paradigmático que se a los recursos de sus tierras y territorios en los términos del artículo pretenda construir formalmente una salida endeble para un conflicto 27 de la Constitución federal, y que los mecanismos y programas político que tuvo su asiento original en ese estado y que permanece para el aprovechamiento de estos recursos deberán diseñarse en latente en lo que respecta al levantamiento armado zapatista, y muy coordinación con autoridades federales y estatales. Para decirlo en vivo y presente mediante la consolidación de las juntas de buen términos llanos: se reconoce la libre determinación del Estado, no la gobierno (JBG) cuya base son los municipios autónomos, que rede los pueblos indígenas. cientemente reiteraron que no buscan reconocimiento alguno del Se llega al extremo, en ese contexto, de pretender regular las relaEstado. ciones de los pueblos indígenas chiapanecos con otros fuera del Después de su fallida incursión directa sobre el zapatismo, el Conestado, también deberán apegarse a lo dispuesto en las constituciogreso local aprobó el pasado 29 de diciembre la Ley de los Derenes estatal y federal. También se establece, en el artículo 77, que el chos Indígenas para el estado de Chiapas, que reproduce el discurso gobierno del estado y los ayuntamanipulador de la contrarreforma de mientos impulsarán empresas 2001. La virtual trivialización del derecho propiedad de las comunidades a la libre determinación y a la autonomía El 29 de diciembre la Ley de los indígenas, para optimizar la utilide los pueblos indígenas, contenidos en los acuerdos de San Andrés Larráinzar, se Derechos Indígenas para el estado zación de las materias primas de sus territorios y para ello propone expresa discursivamente en la exposición de Chiapas, que reproduce el como intermediarios a la Secretade motivos de la iniciativa que presentó el ría de Economía estatal y al Instigobernador Juan Sabines sin cumplir con discurso manipulador de la tuto Marca Chiapas. la consulta previa establecida en el convecontrarreforma de 2001 La tesis central de la referida ley nio 169 de la Organización Internacional que por cierto tuvo unanimidad del Trabajo (OIT) y sobre la cual ya se (¿Quién recuerda al PRD en el Senado y hoy en el gobierno estaexpresaron por esa instancia internacional abundantes razonamiental?) es que el llamado derecho a la diferencia se convierte en el eje tos en ocasión de la reclamación indígena sobre la contrahechura de que desplaza al de autonomía y libre determinación, entre otras 2001. cosas las relativas a su desarrollo. Si no consultaron previamente la Qué paradoja, el gobierno que presume de que la Constitución chialey aprobada, menos lo harán con las inversiones millonarias de paneca es la única en el mundo que contiene el reconocimiento a los 2010 sobre el llamado combate a la pobreza. Ya lo hemos dicho objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU no asume el respeto reiteradamente: el saldo del proceso de juridicidad impulsado por a instrumentos jurídicos, no programas, como lo son el referido los pueblos indígenas es la elevación a rango constitucional de la convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre política indigenista. Se reconocen sí los usos y costumbres, pero no Derechos de los Pueblos Indígenas. los de los pueblos, sino los del poder. Habrá que ver si las representaciones en México de Naciones UniY en todo esto, ¿qué hace la Cocopa visitando Chiapas para reactidas están conformes con ese reduccionismo, y en los hechos, con su var el diálogo?, ¿con quién lo hará seriamente? Nos deben una exsilencio, lo avalan. También habrá que comparar el texto completo plicación, porque hoy participan en esa instancia algunos que intede la ley, sobre todo en contraste con la de Roberto Albores, de graron la que en sus orígenes jugó un digno papel. Que las causas 1999; sin embargo, la prensa ya apuntó elementos de la misma. (en que generaron el conflicto zapatista están vigentes ni duda cabe, especial Ángeles Mariscal el 31/12/2009, en La Jornada). pero tampoco la debe haber sobre la responsabilidad de Estado para Por ejemplo, el énfasis en el reconocimiento de usos y costumbres, dinamitar los caminos del diálogo. siempre que no contravengan los preceptos de las constituciones Al Ronco Robles, rarámuri, maestro y amigo. estatal y federal o derechos de terceros. O el reconocimiento a la libredeterminación y a la autonomía en el marco de la Constitución

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Colorida Caracola, la diócesis de San Cristóbal de Las Casas Martha Capetillo Pasos

Una semana después sigo metida en el ritmo del caracol maya con el que hicimos oración en San Cristóbal de Las Casas: su espiral, su movimiento hacia adentro y hacia fuera, su sonido… todo ayuda para llevar más adentro y más abajo la palabra compartida y reflexionada momentos antes en uno de los grupos de trabajo del Congreso Teológico Pastoral realizado para celebrar los cincuenta años episcopales de J-Tatic Samuel. San Cristóbal, la diócesis indígena, la diócesis maya, pueblo de Dios que fue casa abierta para los refugiados guatemaltecos, que es siempre asamblea fraterna, caracol que camina en espiral, colorida imagen, baile que celebra la palabra. Una mira y, más que a un obispo, ve a una diócesis, a una iglesia que refleja en gran medida nuestros sueños: iglesia india, maya, pobre, alegre, sencilla, fraterna. “Algunos acontecimientos de la diócesis son dignos de incluirse en los hechos de los apóstoles”, nos recuerda Cuca, esa permanente y sensata alegría que acompaña al pueblo… y por supuesto recordamos los ochentas, cuando los pueblos abrieron sus casas y compartieron tierras, alimentos e incluso persecución con las familias guatemaltecas que huían de la guerra genocida en su país. ¿Qué pueblo hace eso? Uno que escucha la Palabra y la hace vida. El mismo que dijo YaBasta… el que se levantó en Paz, a pesar de tanta violencia recibida. A Don Samuel, además de JTatic, los pueblos mayas lo nombraron “Kana’an lu’um”: el que cuida a su pueblo incluso a costa de su propia vida. Celebrar con esta diócesis maya, apostólica, servidora es un privilegio. Ahí están también Las Abejas, ese testimonio extremo de paz y evangelio. Ahí nos vamos encontrando con amigos, con compañeras y compañeros que diez, veinte, treinta años después continúan con la utopía, si no intacta, sí dispuesta e intensamente viva y continúan construyendo esa iglesia que, además de optar por los pobres, es ella misma pobre y maya. “Con Romero, Dios pasó por El Salvador”, decía Jon Sobrino hace unos años, al recordar al pastor y profeta salvadoreño en el 25 aniversario de su martirio, de su resurrección. Ahora pienso que en la diócesis de San Cristóbal Dios, su Palabra, se hizo carne en un pueblo que la recibe, la escucha, la conversa, la reflexiona, la siembra, la vive, la colorea, la canta, la baila y la camina en espiral, como el caracol, hacia adentro de los pueblos y hacia fuera, transformando la realidad. ¡Qué cancha para el espíritu y la palabra! Esta diócesis se ha dedicado a convertir obispos. Primero fue don Samuel, que se hizo pueblo y que se hizo profeta y pastor. ¡Con cuánta valentía anunció la palabra! ¡Cuántas campañas, cuántos ataques enfrentó! Después convirtieron a don Raúl… Ahora nos sorprendimos escuchando a don Felipe inaugurar el Congreso

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Teológico diciendo que en la diócesis no hay lugar para quien no viva la opción por los pobres. Hace diez años un grupo de compañeros mayas catequistas nos dijo que: “Si don Felipe no sabe caminar, lo vamos a enseñar”. No sé si muy ha aprendido don Felipe… pero ciertamente los pueblos siguen cumpliendo su palabra de enseñarle. Con el ritmo del Caracol, Dios se metió en el pueblo maya. Recordamos a don Samuel anunciando un tiempo de gracia en pleno conflicto… Esa es la mirada y la palabra del profeta. Don Samuel siempre con el Evangelio, con la Buena Noticia, con la alegre ternura. “¿Sabía don Samuel, era consciente, se imaginó todo lo que iba a generar” me pregunta y se pregunta Tilo, que tampoco parece saber todo lo que su propia respuesta ha hecho en nuestra historia. Las mujeres y los hombres mayas conducen el evento, comparten la palabra, nos enseñan, nos cuentan su experiencia y nos comparten sus testimonios. Alonso, Carlos y Margarita nos abren el entendimiento con su lucidez y nos hacen reír con su buen humor. Gustavo Gutiérrez no llega pero envía su palabra que, como siempre, inquieta el pensamiento y el corazón. Pablo Richard se pregunta qué sujeto es capaz de construir el otro mundo posible, concluye que los pueblos indígenas son los más avanzados como sujetos comunitarios y desdobla una reflexión entre el sujeto comunitario y el individualista que es toda una lámpara para caminar este mundo construyendo el Otro. Mariana me ha gustado mucho y es audaz al responder a un despistado del auditorio. “¿Pero dónde pones a las mujeres, que las hay, que se aprovechan y acusan falsamente?” Y Mariana, genial: “en el mismo lugar que a los hombres que hacen eso mismo”. Las mujeres siempre somos sospechosas. Ya lo recordaba Gustavo Gutiérrez citando a Santa Teresa, un día antes: “Teresa de Ávila, santa y doctora de la Iglesia, en defensa de la dignidad de la mujer y rechazo del machismo, repudiaba a “los jueces del mundo, que como son hijos de Adán y, en fin, todos varones- no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa”. Jorge Santiago nos habla de la pedagogía de la esperanza y pienso en la hermenéutica de la victoria. Casi sin querer recuerdo al compañero que, hace unos meses, frente a mi desesperada indignación, me preguntó con tranquila y paciente certeza: “Pero, compañera ¿usted no sabe que vamos a ganar?” Sí, claro que lo sé. Por supuesto que lo creo. Lo he visto… En la diócesis de San Cristóbal los frutos abundan: comités de derechos humanos, cooperativas, teólogas y teólogos, catequistas que conducen, tuneles, diáconos, asamblea fraterna; un pueblo que se reconoce maya, defiende su identidad y se gobierna; mujeres con cargos en la iglesia y en el pueblo… El camino de regreso también lleva el ritmo del caracol: las curvas y las vueltas para salir de la montaña van acompañadas por la palabra compartida. Y sí, por supuesto: arden nuestros corazones. Para leer todas las intervenciones: http://www.diocesisancristobal.com.mx/ctppp.htm

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Se reconoce el derecho de las personas con VIH/SIDA a contraer matrimonio La lucha contra la discriminación es una de las tareas fundamentales en la construcción de una sociedad libre y democrática. Como los demás ciudadanos y ciudadanas, las personas que viven con VIH/SIDA deben ver todos sus derechos respetados, entre ellos el derecho de casarse y formar una familia. El pasado 28 de enero de 2010 fue publicado en el Diario Oficial del Estado de Yucatán el Decreto 275 a través del cual se reforman varios artículos del Código Civil del Estado de Yucatán. Entre las modificaciones aprobadas se encuentra la que reconoce el derecho de las personas con VIH/SIDA a contraer matrimonio. Yucatán era de los pocos estados de la república mexicana que todavía mantenían en su legislación civil artículos que limitaban el ejercicio del derecho al matrimonio por parte de las personas afectadas por el VIH. La estigmatización, producto de la ausencia de información adecuada y de políticas públicas incluyentes y de la falta de actualización de las normas secundarias que rigen la vida cotidiana, ha significado en la práctica que aquellas personas que padecen VIH/SIDA vean acotados sus derechos de manera sistemática, siendo considerados ciudadanos de segunda clase. Adecuar las normas que rigen la vida y las relaciones cotidianas, para garantizar que el mandato constitucional de prohibición de la discriminación se aplique de manera real en la vida de aquellas personas que padecen VIH, es una obligación que durante muchos años han soslayado las y los legisladores. En el largo camino de exigencia han quedado algunas personas que perdieron la vida sin ver respetado su derecho a casarse. Son varias las parejas que, después de agotar todos los medios a su alcance dentro del Registro Civil tuvieron que resignarse ante la indolencia de las autoridades y la incapacidad de los poderes del estado de hacer respetar este derecho elemental. Algunas de esas personas han muerto ya. Otras parejas tuvieron que trasladarse a otros estados de la república para poder casarse y hacer uso de los beneficios sociales que sólo el matrimonio legal concede a los contrayentes. La argumentación falaz que pretendía sostener la permanencia de tal disposición era que el Estado debía velar por la salud de las familias. Muy pronto quedó claro que tal argumentación era solamente la cobertura de un acto discriminatorio, dado que tal normatividad se aplicaba de manera exclusiva a las personas portadoras de VIH. Ante la permanencia de esta legislación discriminatoria, distintas personas y organizaciones sociales comenzaron a manifestarse a favor de una reforma que permitiera a las personas con VIH poder contraer matrimonio. A este posicionamiento político de exigencia de derechos se unió un trabajo intenso de información y exigencia hacia el Poder Legislativo. El 3 de junio de 2008, representantes del Oasis de San Juan de Dios A.C. y del equipo de derechos humanos Indignación A.C., presentaron ante los diputados integrantes de las Comisiones de Derechos Humanos y Grupos Vulnerables y de Salud del Congreso del Estado de Yucatán una propuesta legislativa para reformar diversos artículos del Código Civil y del Código del Registro Civil del estado de Yucatán, para garantizar que aquellas personas afectadas por el VIH/Sida pudieran ver reconocidos en la ley una serie de derechos que, en la práctica, les eran negados. A esta exigencia, otras organizaciones añadieron acciones de presión política y algunos juicios de amparo fueron promovidos por parejas seropositivas a quienes les fue negada la posibilidad de casarse. A la

El 3 de junio de 2008, representantes del Oasis de San Juan de Dios A.C. y del equipo de derechos humanos Indignación A.C., presentaron ante los diputados integrantes de las Comisiones de Derechos Humanos y Grupos Vulnerables y de Salud del Congreso del Estado de Yucatán una propuesta legislativa para reformar diversos artículos del Código Civil y del Código del Registro Civil del estado de Yucatán, para garantizar que aquellas personas afectadas por el VIH/Sida pudieran ver reconocidos en la ley una serie de derechos que, en la práctica, les eran negados. persistencia de ciudadanos/as y organizaciones correspondió la insensibilidad de funcionarios y la renuncia de los poderes del estado a garantizar el derecho de un grupo culturalmente estigmatizado. La reforma actual, aunque no modifica su terminología anacrónica cuando habla del impedimento para casarse cuando se padece alguna enfermedad “de las tenidas por incurables, que además sea contagiosa y/o hereditaria”, añade que “el impedimento será dispensable cuando ambos contrayentes acrediten fehacientemente haber obtenido, de institución o médico especialista, el conocimiento de los alcances, los efectos y la prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiesten su consentimiento para contraer matrimonio”. Con esto, las personas portadoras de VIH podrán contraer matrimonio mediando el consentimiento informado. Así se recoge la demanda ciudadana, conjugando el derecho que toda persona tiene a casarse y formar una familia, con el control epidemiológico y la protección de los ciudadanos y ciudadanas a que está obligado el Estado. Queda todavía mucho por hacer. Dejar claro en la ley que los portadores de VIH pueden ser tutores, dado que vivir con VIH no incapacita para ejercitar esta función; garantizar que en las actas de defunción de aquellas personas que fallezcan como consecuencia del VIH/Sida se establezca la causa inmediata del fallecimiento y no la remota, dado que siendo documentos públicos de fácil acceso a cualquier ciudadano, pueden generar situaciones de estigmatización y discriminación hacia los familiares del fallecido, son sólo algunas de las batallas que quedan por dar. El conjunto de modificaciones al Código Civil está muy lejos de representar una auténtica homologación de las leyes locales con los más altos estándares de protección en materia antidiscriminatoria. Seguiremos insistiendo hasta lograrlo. Continuaremos vigilantes de las autoridades y en pie de lucha para denunciar cualquier tipo de discriminación contra las personas afectadas por el VIH y contra cualquier grupo vulnerable. Las minorías también tienen derechos. Seguiremos revisando las leyes vigentes y promoviendo reformas que contribuyan a construir un estado y un país donde la discriminación se vuelva un vergonzoso recuerdo del pasado, porque creemos que sólo una sociedad que no discrimina a ninguno de sus miembros es una sociedad decente y justa.

Oasis de San Juan de Dios A.C. Indignación A.C.

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Lamento a Dios por Haití Leonardo Boff / Koinonía

Hay un viacrucis de sufrimiento con estaciones que nunca terminan en el pequeño y pobre país de Haití. Sufrimiento en el cuerpo, en

el alma, en el corazón, en la mente asaltada por fantasmas de pánico y de muerte. También hay mucho sufrimiento en todos los seres humanos que no han perdido el sentido mínimo de humanidad y de solidaridad. De esta compasión universal nace una misteriosa comunidad que anula las diferencias, las religiones, las ideologías que antes nos separaban y nos dividían. Ahora sólo cuenta la común humanitas absurdamente maltratada, que debe ser socorrida. Con cada haitiano que sufre bajo los escombros o que muere de sed y de hambre, también nosotros morimos un poco con él. A fin de cuentas somos hermanos y hermanas de la única y misma familia. ¿Cómo no sufrir? Pero hay también un sufrimiento profundo y desgarrador en las personas de fe que proclaman que Dios es Padre y Madre de bondad y de amor. ¿Cómo seguir creyendo? Quejosos nos preguntamos: «Dios, ¿dónde estabas cuando se formó aquel temblor que diezmó a tus hijos e hijas más pobres y sufridos de todo Occidente? ¿Por qué no interviniste? ¿No eres el Creador de la Tierra con sus continentes y sus placas tectónicas? ¿No eres Padre y Madre de ternura, especialmente, de aquéllos que son como tu Hijo Jesús los injustamente crucificados de la historia? ¿Por qué? Este silencio de Dios es aterrador, porque simplemente no tiene respuesta. Por más que genios como Job, Buda, San Agustín, Tomás de Aquino, Leibniz hayan diseñado argumentos para eximir a Dios y explicar el dolor, no por eso el dolor desaparece ni la tragedia deja de existir. La comprensión del dolor no elimina el dolor, del mismo modo que oír recetas de cocina no quita el hambre. El mismo Jesús no estuvo exento de la angustia y el sufrimiento. Desde lo alto de la cruz lanzó un grito desgarrador al cielo, quejándose: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Damos la razón a Job, irritado con sus «amigos» que le querían explicar el sentido de su dolor: «Vosotros no sois más que charlatanes y falsos médicos: si al menos os callaseis, los hombres os tomarían por sabios». Pero no podemos callar. Hay demasiado dolor y la noche es tenebrosa. Necesitamos alguna luz. Aun incluso sin luz, seguimos creyendo con el corazón partido, porque estamos convencidos de que el caos y la tragedia no pueden tener la última palabra. Dios es tan poderoso que puede sacar bien del mal, sólo que no sabemos cómo. Esperanzados, apostamos por esta posibilidad que no deja que nuestras lágrimas sean en vano. Creemos además que Dios puede ser aquello que no comprendemos. Por encima de la razón que quiere explicaciones, está el misterio que pide silencio y reverencia. Él esconde el sentido secreto de todos los eventos, también de los trágicos. Me identifico con el poema de un gran argentino, Juan Gelman, que perdió un hijo durante la represión militar:

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Padre, desde los cielos bájate, he olvidado las oraciones que me enseñó la abuela, pobrecita, ella reposa ahora, no tiene que lavar, limpiar, no tiene que preocuparse andando el día por la ropa, no tiene que velar la noche, pena y pena, rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente. Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces, que me muero de hambre en esta esquina, que no sé de qué sirve haber nacido, que me miro las manos rechazadas, que no hay trabajo, no hay, bájate un poco, contempla esto que soy, este zapato roto, esta angustia, este estómago vacío, esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre cavándome la carne, este dormir así, bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido te digo que no entiendo, Padre, bájate, tócame el alma, mírame el corazón, yo no robé, no asesiné, fui niño y en cambio me golpean y golpean, te digo que no entiendo, Padre, bájate, si estás, que busco resignación en mí y no tengo y voy a agarrarme la rabia y a afilarla para pegar y voy a gritar a sangre en cuello por que no puedo más, tengo riñones y soy un hombre, bájate, ¿qué han hecho de tu criatura, Padre? ¿un animal furioso que mastica la piedra de la calle?

Que el Padre baje sobre el pueblo haitiano con su amor.

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