Varejón 144: "Los derechos del pueblo"

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144 enero y febrero 2016

Los derechos del pueblo 144. Enero y febrero 2016 / www.indignacion.org

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Foto Rodrigo Díaz Guzmán

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Con los derechos de los pueblos, va este Varejón, con la intención de ir un poco más abajo, un poco más adentro, entre los montes, la tierra, las aguadas, la costa, el mar, el territorio, la libre determinación, la autonomía. Chablekal abre esta edición y en realidad abre una discusión nacional sobre la tierra y el territorio al reivindicar el derecho del pueblo como legítimo titular de un derecho que el ejido, en ocasiones, ha monopolizado. En este caso, el ejido está excluyendo al pueblo para vender y está siendo herramienta para el despojo de tierras contra el pueblo maya y a favor de grandes empresarios. En Halachó, la criminalización de la lucha por la tierra. Aquí es el ejido el que se defiende del abuso de un empresario. Tanto Chablekal como Halachó nos hablan de sus montes… y nos enseñan que en los montes hay mucho más que tierra: diversidad, historia, territorio, origen. ¡Tenemos que defender nuestros montes! gritó Chablekal ante la Procuraduría Agraria. Como si los hubiese escuchado, don Mario Tun nos regala una leyenda que algo nos muestra de los montes habitados. No es casualidad que este Varejón quiera ir con los pueblos originarios y esté dedicado a sus luchas. Por estos días se cumplen 20 años de los Acuerdos de San Andrés, firmados entre el EZLN y el gobierno federal, traiciona-

Equipo Indignación

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dos por el gobierno cumplidos por los pueblos zapatistas, que los han hecho valer en los hechos, viviendo la autonomía en sus pueblos. Algo nos comparte Mauricio Casares Castro sobre esto en su xec, con jícama y chile, como fruto sabroso de la lucha. Entre los derechos de los pueblos la península ha recordado el derecho a la consulta, que si no está ligada al derecho a la libre determinación se desvirtúa y trivializa, como nos hace notar Jorge Fernández en su artículo sobre la insuficiente resolución de la Suprema Corte de Justicia en el caso de la soya transgénica. Un intento de desalojo ocurrido en Chablekal y frenado por la propia comunidad nos recuerda la fuerza del pueblo pero también nos hace ver el abuso del gobierno y la extraña forma de proceder que llega a desalojar, con la policía, sin orden de desalojo. ¡Alerta! 20 años, un katún de los acuerdos de San Andrés nos trae también otra celebración katúnica, la del Congreso Nacional Indígena. Randy y Koyoc nos comparten sobre el reciente encuentro en el que participaron. Como siempre le agradecemos a RLM su columna, acompañando con música la causa de cada Varejón. Todas las fotos de este Varejón, incluyendo la de la portada (y exceptuando la de la columna de RLM), son de Rodrigo Díaz Guzmán, a quien le agradecemos su entrañable solidaridad, su terrible mirada.


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Chablekal: una lucha de mujeres y jóvenes mayas

¿La tierra es del pueblo o del ejido? ¿De quién es la tierra? ¿de quien la trabaja? ¿de quien la paga? ¿de quien hereda derechos ejidales? ¿de quien la habita? ¿de quien la sueña? ¿de las mujeres, excluidas históricamente del ejido? ¿de los jóvenes, muchos de ellos sin derechos ejidales? ¿y el pueblo? Chablekal lanzó la pregunta, como acertijo que nadie logra responder. Derechos de los pueblos, derechos agrarios, ejido. Lo viejo y lo nuevo en una tensión que no pasaría de ser un acertijo interesante si no fuese porque entran los intereses de los avorazados. Mujeres y jóvenes encabezan una lucha que ha puesto en jaque al Tribunal Agrario por lo novedoso del planteamiento. El pueblo reclama su derecho a la tierra, a poseerla, a usufructuarla y a decidir sobre el territorio. El derecho está amparado por la legislación nacional e internacional, por los acuerdos de San Andrés, por los derechos indígenas. Pero en México la tierra se “devolvió” a los pueblos a través de la figura del ejido, después de la revolución. Y los derechos ejidales, cien años después, han quedado en manos de muy pocos en el pueblo. Y los ejidatarios deciden por todas las personas y suelen dejar fuera a las mujeres y a los jóvenes. En los alrededores de Mérida la situación es más dramática por la voracidad ambiciosa de los compradores de tierras, de los especuladores. Unos pocos de cada pueblo están decidiendo por todos, por todas. Y Chablekal se preguntó en voz alta quizá lo que se preguntan muchos pueblos en voz baja: ¿de quién es la tierra? ¿No es el pueblo el que tiene derecho a decidir sobre la tierra? El ejido ¿protege la tierra? ¿o usurpa el derecho del pueblo a decidir sobre su territorio? El ejido protegía la tierra y quizá no se planteaba el asunto del territorio ni el asunto de los derechos de los pueblos originarios.

Chablekal, pueblo maya, sí se lo plantea. Y, además de la pregunta, tomaron posesión de tierras que aún no se han vendido. Y lanzaron un manifiesto al cumplir un año de constituirse como unión y tomar posesión de las tierras. Aquí incluimos un fragmento, celebrando su lucha: Manifiesto El 28 de agosto se cumplió un año de que los pobladores, avecindados y comuneros de este pueblo de Chablekal, tomamos posesión de las tierras que siempre nos fueron negadas por parte del ejido y de las autoridades agrarias. En esta fecha se constituyó la Unión de pobladoras y pobladores del pueblo de Chablekal, por el derecho a la tenencia de la tierra, el territorio y los recursos naturales. Esta unión la conformamos poco más de 250 personas entre hombres y mujeres; muchos somos hijos e hijas de ejidatarios, otros somos hijos e hijas de ejidatarios que fueron depurados de manera ilegal, también estamos aquellos que hace años llegamos y que nos establecimos, haciéndonos vecinos. Todos aquellos somos vecinos y naturales porque somos hijos e hijas nacidos en este pueblo de Chablekal. Nuestra Unión de pobladoras y pobladores ha resistido un año de lucha comunitaria, se ha mantenido unida y comunicada. Ha permanecido todos los domingos en las tierras que hemos ocupado, en el polígono denominado Misne -Balam (El gato-Jaguar). (…) ACCIONES JURIDICAS La Unión de pobladores presentó el día 8 de septiembre

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de 2014 una demanda ante la Procuraduría Agraria del Estado de Yucatán, en la que se solicitaba la intervención de dicha autoridad para que suspendiera toda clase de transacción que se pudiera hacer con las tierras de nuestro pueblo. También se solicitó el reconocimiento de los derechos que todas y todos tenemos a la tenencia de la tierra y el territorio. (…) El 10 de octubre del 2014 presentamos nuestra demanda ante el Tribunal Unitario Agrario; en ella exigimos se reconociera nuestro derecho a la tenencia de la tierra, el territorio y los recursos naturales. También exigimos que dicho Tribunal dictase las medidas precautorias necesarias para detener la venta de nuestras tierras. ¿QUÉ ES LO QUE ESTAMOS EXIGIENDO? Las y los pobladores de Chablekal le exigimos al ejido que paren las ventas de las tierras de nuestro pueblo. LA TIERRA ES DE TODOS Y TODAS Que reconozcan el derecho que tienen todos los pobladores, avecindados, comuneros y posesionarios, sobre las tierras y seamos incluidos en la toma de decisiones (…) Exigimos a la Procuraduría Agraria que deje de solapar todas esas ventas que se han hecho de manera ilegal y tramposa. (…) Y al Tribunal Agrario QUE DEJE DE DEFENDER A LOS EMPRESARIOS Y QUE DEFIENDA AL PUEBLO. ÉSE ES SU TRABAJO. Después de analizar la situación que hoy existe en la ma-

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yoría de nuestros pueblos, naciones y comunidades indígenas que vivimos en el territorio nacional, en Chablekal hemos resuelto manifestar nuestra palabra. Damos a conocer que actualmente muchos de nuestros pueblos mayas de Yucatán somos víctimas de despojos violentos de nuestras tierras, territorios y recursos naturales. Los grandes empresarios de Mérida, junto con el capital extranjero, están acaparando todo nuestro territorio. Y peor aún es lo que pasa en otros estados de la república, en donde se ha asesinado, desaparecido y encarcelado a cientos de hermanas y hermanos indígenas. (…) La intromisión de los malos gobiernos y las empresas en nuestras comunidades y pueblos, se ha dado a través de los programas gubernamentales que las dependencias, funcionarios, partidos políticos y empresarios, a través de mentiras, corrupción, engaños y traiciones han venido imponiendo sin consultar a nuestras comunidades. El PROCEDE, PROCECOM, la SEMARNAT, Secretaría de Turismo, SEDESOL, INEGI, Procuraduría Agraria, el CDI, INDEMAYA, FANAR, CULTUR, y Tribunal Unitario Agrario: ¡ÉSTOS SON LOS QUE CHINGAN AL PUEBLO! Lo anterior es una manera en que los malos gobiernos convencen, confunden, controlan y someten a muchas de nuestras comunidades, generando divisionismos y pleitos que han permitido a los malos gobiernos facilitar muchas veces la represión, el asesinato y la cárcel. Insistimos en que la tierra, que es nuestra madre, NO SE VENDE, CON LA VIDA SE DEFIENDE.


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El Congreso Nacional Indígena, 20 años después

¡Ni un paso atrás! Randy Soberanis Dzul/ José Koyok

San Antonio Las Palmas, Oaxaca, enero de 2016.- A casi 20 años del Congreso Nacional Indígena diversos pueblos nos dimos a la tarea de encontrarnos en San Antonio Las Palmas, territorio chinanteco, para seguir de cerca las noticias que surcan el territorio nacional de despojo, discriminación y pobreza pero también de esperanza y lucha. La encomienda es mucha, llegamos a territorio chinanteco con la esperanza de mirarnos, de evaluarnos y sobre todo, recordarnos del porqué pertenecemos al Congreso Nacional Indígena. Asistieron más de 30 pueblos originarios con sus representantes; por mencionar algunos: las abejas de Chiapas, wixarikas, kumiai, los del pueblo zoque, representantes de Nurío llegaron de la ciudad de México y mayas yucatecos, por mencionar algunos. La idea era reforzar con nuestra presencia las diferentes trincheras de las comunidades que están en problemas porque el Estado se ha volcado contra nosotros para despojarnos de nuestras tierras dándole todos los beneficios a los empresarios. Se rindió un pequeño homenaje al compañero Federico que días antes de la reunión falleció de un infarto en su hogar; se leyeron algunas muestras de solidaridad y algunas cartas de condolencias por su terrible pérdida, ya que el compañero fue un incansable luchador, un guerrero y sobre todo cercano al dolor de los pueblos originarios. Los compartimientos eran similares, la lucha de los pueblos en defensa de su territorio, el estado corrupto con sus dependencias agrarias que avalan los despojos y, sobre todo, la organización que los pueblos han logrado para hacerle frente a estos atropellos, como los compañeros de Candelaria, Campeche, quienes acusan al gobierno de intentar intimidar a las personas que se encuentran en resistencia sobre al no pago de la luz en candelaria Campeche. En el pueblo maya de Yucatán compartimos que la situación es distinta; ahí con la pena pero es el propio ejido que se ha encargado de regalar sus tierras, escribo regalar literalmente ya que se han propuesto rematar a cualquier precio sus tierras desde dos pesos hasta 10 pesos el metro cua-

drado de ese tamaño es la mezquindad y la ignorancia de 360 ejidatarios de chablekal, dejando en la orfandad de no poseer un pedazo de tierra al resto de la población. Es por ello que hace más de un año que la Unión de Pobladores y Pobladoras del Pueblo de Chablekal por el Derecho a la tenencia de la Tierra, el Territorio y los Recursos Naturales, nace para hacerles frente a estos 360 ejidatarios y decirles que basta ya de despojarnos de la tierra, de vender indiscriminadamente nuestros montes. Les dijimos eso a ellos y a las distintas dependencias de gobierno como son las Procuradurías Agrarias, el Tribunal Agrario y el Registro Agrario que lamentablemente son los principales promoventes del despojo, facilitándoles toda clase de garantías a los empresarios para poder poseer tierras del ejido, abusando de la ignorancia de los ejidatarios, dándoles una pésima asesoría para así abrir paso a que empiece el despojo, eso está pasando aquí en Chablekal, Yucatán…así lo dijimos en san Antonio Las Palmas los que fuimos ahí. Muy pronto estaremos en las redes sociales, haciendo uso de esa herramienta que nos queda, ya que ni radios comunitarias nos dejan tener en nuestros pueblos. Pronto podremos tener información sobre las distintas luchas que acompañan estos casi 20 años de haberse formado el CNI, que originalmente es el espacio para todo pueblo que decida mandar al diablo al Estado, no pertenecer a ningún partido político y simplemente compartir su lucha y ayudar a otras comunidades a empoderarse y más que nada estar más cercano al dolor y unir fuerzas para lo que viene ya que hay que estar pendientes de todo lo que está pasando en México. Los pueblos ultimadamente están siendo asesinados, desaparecidos por el simple hecho de defender sus tierras, defender su ideales y, para variar, hasta por el simple hecho de no estar de acuerdo con lo que sucede, el Estado reprime… Ay que seguir, seguir mirando adelante. Ningún paso atrás.

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Intentan criminalizar la lucha de Halachó J. Orvelín Montiel Cortés El pueblo indígena maya del estado de Yucatán no es la excepción: tal como otros pueblos originarios como la Tribu Yaqui, en el Estado de Sonora; el pueblo purépecha de Cherán, en el Estado de Michoacán; el pueblo zapoteco de Juchitán de Zaragoza, en el Estado de Oaxaca; los pueblos mephaa y na savi en el Estado de Guerrero y, el pueblo Tlahuica en el Estado de México, entre otros, sus líderes y/o luchadores sociales han sido el blanco perfecto por parte del gobierno federal, estatal y municipal para criminalizar su lucha sostenida o la protesta social emprendida para la defensa de sus tierras, territorios, recursos naturales y/o formas de gobierno. Criminalizar significa convertir en delito la lucha social, muchas veces a través de acusaciones falsas o, como dice la Fundación para el Debido Proceso: Criminalizar implica “descontextualizar los conflictos sociales, despojarlos de su carácter de reclamos colectivos, para convertirlos meramente en “delitos”, lo que conlleva un juzgamiento individual que diluye su carácter de reivindicación como pueblos.” Campesinos mayas de Halacho, Yucatán, al igual que otros luchadores indígenas de otros estados como los ya mencionados, han sido criminalizados, acosados y hostigados, esto con la finalidad de ser despojados de las tierras que ancestralmente han poseído y de las cuales tienen, además, títulos que datan de la época porfiriana. Aproximadamente son 40 los campesinos mayas de Halacho quienes se encuentran inmersos en tres procesos judiciales de índole penal, dos averiguaciones previas y un proceso judicial ya iniciado ante un juez del fuero común. El contexto dentro del cual se encuentra esta problemática resulta ser un conflicto puramente agrario, el cual data desde el año de 1913, en razón de una anexión de 581 hectáreas conformantes de las tierras de uso común del ejido a favor de la propiedad de San Gerónimo Kuncheila mediante un acta de escritura de ese año de 1913 la cual no fue nunca inscrita en el Registro Público de la Propiedad y que, fraudulentamente se extendió a 581 hectáreas. Fue en el año 2010 cuando los campesinos ejidatarios mayas de Halachó se dieron cuenta de que dicha propiedad privada invade parte de sus tierras ejidales trayendo como consecuencia la criminalización, acoso y hostigamiento hacia su persona, esto por parte del dueño actual de la finca San Gerónimo Kuncheila Hebert Zumárraga Rejón, pues éste impide a los ejidatarios mayas trabajar en sus parcelas en las cuales realizan sus actividades económicas

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tradicionales tales como la siembra de la milpa, de cítricos y agroforestales. Todo lo recién expresado forma parte del origen y contexto en el cual se encuadra la criminalización de la cual vienen siendo víctimas los campesinos miembros del ejido, puesto que, como ya se dijo actualmente, más de 40 de ellos enfrentan procesos penales derivados de las denuncias penales interpuestas por Zumárraga Rejón por el supuesto delito de daño en propiedad ajena ocurrido supuestamente en el mes de abril del 2010 en la finca que dice es de su propiedad. En los procesos penales instaurados en contra de los ejidatarios mayas, no existen elementos de prueba o evidencias contundentes para presumir la probable responsabilidad de éstos, se dice lo anterior puesto que el denunciante no vio de manera personal quien realizó los supuestos hechos por los cuales les acusa de haber dañado su propiedad, ya que habría sido llamado por su encargado para informarle de los supuestos daños sufridos en su propiedad; por otro lado uno de los testigos de cargo se desistió de las acusaciones hechas en contra de los ejidatarios pues manifestó ante la autoridad ministerial que había declarado en contra de los ejidatarios porque así le dijo su patrón que lo hiciera pues de lo contrario perdería su trabajo. En el presente caso se evidencia que existe un patrón de criminalización hacia los campesinos ejidatarios de Halachó como herramienta para el despojo, puesto que un particular intenta quedarse con más de 500 hectáreas con la aceptación o complicidad de las dependencias del gobierno y las autoridades agrarias que han permitido la invasión y despojo de las tierras de los ejidatarios mayas. La criminalización y los ataques contra los campesinos ejidatarios de Halacho han sido constantes y en ellos han participado las policías estatales y municipales quienes han acompañado a Zumárraga Rejón para sacarlos del lugar donde se encuentran cosechando sus milpas, por tal motivo se afirma que el gobierno mexicano, en sus tres niveles, actúa como administrador de despojo de los pueblos originarios. Finalmente se concluye que la utilización de los órganos de procuración de justicia como instrumento de criminalización, amenaza e intimidación, sitúa a los campesinos y/ o luchadores sociales indígenas en una posición de desventaja en la resolución de conflictos. El sistema de justicia penal debe enfocarse en la investigación, persecución y sanción de aquellos delitos que representan un agravio a la sociedad y no ser herramienta de coacción frente a colectivos que están reclamando sus derechos.


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La Suprema Corte ante los derechos de los pueblos: insuficiente protección Jorge Fernández Mendiburu El 4 de noviembre pasado, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió una resolución de suma trascendencia para el pueblo maya peninsular en México. Se confirmó de manera definitiva la concesión de tres amparos presentados por comunidades y asociaciones de apicultores pertenecientes a dicho pueblo originario, en contra de un permiso otorgado por la Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Social, Pesca y Alimentación) a la empresa transnacional de biotecnología y agroquímicos Monsanto, para la siembra, en fase comercial, de 253,500 hectáreas de soya genéticamente modificada en 7 entidades del país, incluyendo las tres que integran la península de Yucatán. En pocas palabras, la Corte consideró que se había violado, en perjuicio de los quejosos, el derecho a la consulta libre, previa, informada y culturalmente adecuada. Este derecho se encuentra protegido tanto en el artículo 2° de la Constitución Política, como en el 6° del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y básicamente obliga a los Estados a garantizar la participación y recoger la opinión de los pueblos originarios en la determinación de aquellas políti-

cas públicas, sean administrativas, legislativas o de cualquier otra índole, que sean susceptibles de afectarles cultural, económica, social, territorial y/o ambientalmente. Dadas las condiciones en las que se encuentra nuestro maltrecho sistema de justicia, el hecho de que los amparos en revisión estaban siendo analizados por la Sala más conservadora de la Corte y la evidente parcialidad del gobierno federal, que prácticamente litigó de la mano de Monsanto (¡Hasta el Ministerio Público Federal impugnó a favor de la empresa!), la resolución en cita representa un triunfo importante para las apicultoras y apicultores mayas en una batalla legal y política que se antojaba, desde su inicio, muy desigual. Sin embargo, los argumentos a partir de los cuáles resolvió la Segunda Sala distan de acercarse a los estándares más altos en materia de protección a los derechos humanos. De hecho, existen razones para afirmar que hay una tendencia regresiva por parte del principal tribunal del país en materia de derechos colectivos, fundamentalmente en relación a los derechos de los pueblos originarios. En el presente caso son básicamente dos las razones que sustentan la afirmación anterior: 1.- La ausencia de pronunciamiento en torno al argumento de

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la violación al derecho a un medio ambiente sano. A pesar de que esa fue la razón principal por la cual los Tribunales Colegiados de Campeche y Yucatán solicitaron a la SCJN la atracción de los casos[1], la Corte reconoce que en los juicios existían elementos probatorios[2] que acreditaban las posibles afectaciones ambientales, a la salud y económicas (contaminación de la miel) que podrían generarse con la siembra de soya transgénica en las comunidades indígenas aquejadas por el permiso[3]. Sin embargo, se limita a afirmar que dicho “impacto significativo” justifica la implementación de la consulta, pero no representa, por sí mismo, una violación a los derechos humanos, en este caso, al medioambiente sano. Así como se escucha. Se tiene que consultar a las comunidades mayas para que ellas decidan si aceptan o no una política que de antemano la misma Corte considera que podría causar efectos perniciosos a la salud y al medioambiente, entre otros. El Máximo Tribunal del país hace mutis del principio precautorio [4], a pesar de reconocer los inminentes riesgos que la siembra de soya genera. La SCJN pasa por alto diversos criterios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que reconocen el acceso y preservación de los recursos naturales como elemento esencial de los derechos culturales de los pueblos originarios (patrimonio biocultural). Igualmente, omite, de paso, los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad establecidos en el párrafo tercero del artículo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos[5], la que obligaban a realizar un análisis integral y no sesgado de la realidad y los derechos argumentados como violados. Se intuye que las razones que llevaron a la Corte a dejar fuera de la discusión el tema del principio precautorio como un elemento fundamental para la defensa del medioambiente sano y de la salud, son más de carácter político que jurídico. Efectivamente, de

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haberle entrado al análisis sobre la argumentada violación del principio precautorio, había una alta posibilidad de anular de manera definitiva el permiso, pues no existía en el expediente prueba alguna que demostrara la “inocuidad” de la soya transgénica. Por el contrario, sí muchas que acreditaban serios riesgos ambientales y a la salud para las comunidades afectadas. Al someter la vigencia del permiso solamente al proceso de consulta indígena, la Corte deja abierta la puerta a Monsanto y a otras transnacionales de biotecnología para que sigan comercializando semillas transgénicas a sabiendas que dicho proceso de consulta será impulsado por el mismo gobierno federal que ha promovido y defendido la política agroindustrial de siembra de semillas genéticamente modificadas[6]. 2.- La Segunda Sala niega que los representantes indígenas tengan interés legítimo para impugnar el permiso, es decir reconoce que existieron violaciones para las y los apicultores que reclamaron en lo individual (interés jurídico), pero que éstos no pueden erigirse como representantes de todas las comunidades mayas afectadas por el permiso impugnado, sino solamente de aquellas en las que habitan. Lo anterior, significa particularizar derechos que sólo tiene sentido si se piensan en una lógica de colectividad. Al individualizar el derecho a la consulta, este se reduce a un mero trámite procedimental, desvinculándolo de otros derechos sin los cuales no se puede pensar en un ejercicio serio de participación de los pueblos originarios, como lo son la autonomía y autodeterminación. En consecuencia, la Segunda Sala de la Suprema Corte empieza a delinear lo que, muy probablemente, será la postura del máximo tribunal mexicano (o cuando menos de la segunda sala) en futuras discusiones que tengan que ver con reclamos de pueblos originarios que, a lo largo y ancho del país, se enfrentan a megaproyectos de toda índole que afectan su integridad cultural. Quizá la


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frase de la sentencia en cuestión que mejor condensa esta apuesta del máximo tribunal por limitar la autodeterminación de los pueblos indígenas es la siguiente: lo anterior no significa que el Estado deba consultar a los pueblos y comunidades indígenas siempre que se vean involucrados en alguna decisión estatal, pues se llegaría al absurdo de tener que consultarlos incluso para la emisión de alguna ley o decisión administrativa. Es decir a criterio de la Corte la determinación del grado de Impacto (y si éste es significativo) de una política pública que pudiera aquejar a un pueblo o comunidad indígena, queda al arbitrio del propio Estado y no de las consideraciones que, desde su propia lógica e identidad cultural haga el pueblo afectado. En síntesis, si bien la resolución de la Suprema Corte deja sin efecto el permiso otorgado a Monsanto para la siembra de soya GM en las comunidades afectadas, queda corta frente a las necesidades planteadas y la urgencia de establecer criterios que hagan efectivo el derecho a un medioambiente sano, derecho que, además, adquiere un carácter esencial cuando se relaciona con el ejercicio de los derechos indígenas, dada la importancia cultural e histórica que para aquellos tienen su relación con la naturaleza. Al negarse la Corte a realizar un análisis integral del caso, deja a las comunidades el peso en la definición de una política cuyos impactos van más allá de los pueblos originarios. Pero además, la historia reciente marca que en la actualidad no existen en el país condiciones mínimas para que un una consulta en materia indígena pueda efectuarse con garantías. En ese sentido, más allá del necesario proceso de organización comunitaria y de la vigilancia ciudadana que se haga sobre este proceso, toca a la Segunda Sala verificar que su sentencia, aún con las limitaciones que conlleva, sea cumplida a partir de los más altos estándares en materia de derechos humanos.

Este artículo se publicó también en http://dplfblog.com/2016/02/16/sentencia-desuprema-corte-sobre-la-soya-transgenica-en-la-peninsula-de-yucatan-una-tutela -insuficiente-de-derechos-humanos/ notas [1] Tanto el Tribunal Colegiado del Trigésimo Primer Circuito, como el Segundo Tribunal del centro Auxiliar de la Octava Región al solicitar a la Suprema Corte que ejerciera su facultad de atracción, argumentaron que la razón principal que justificaba dicha atracción era que en los amparos se veían involucrados …temas relativos no sólo a derechos humanos de una colectividad indígena, sino a los derechos humanos a un medio ambiente adecuado de todos sus destinatarios, contenido en el artículo 4 constitucional. [2] Entre ellos los dictámenes de la Comisión Nacional para Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) y de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) que desaconsejaron la siembre de soya OGM en los polígonos autorizados. [3] Algunos de los riesgos derivados de la siembra de soya transgénica e identificados por la misma Corte en su sentencia son a) los posibles riesgos ambientales y sanitarios que se deriva de la utilización del herbicida glifosato; b) el potencial peligro de dispersión de las semillas genéticamente modificadas a zonas libres de transgénicos; c) la afectación al proceso de polinización de las abejas, entre otros [4] El principio de precaución impone el deber a las autoridades de tomar las medidas necesarias, a fin de evitar un posible daño ambiental y a la salud, cuando no hay evidencias científicas suficientes, para asegurar que dicho daño no será producido. Tiene sustento, entre otras normas internacionales, en el artículo 15 de la Declaración de Río sobre Medioambiente y Desarrollo. [5] “Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.” [6] Sobre el particular es preciso recordar que dos de los procesos de Consulta indígena más importantes efectuados en los últimos años en México, el del Acueducto Independencia en Sonora y el de los parques Eólicos en Oaxaca, han sido señalados de no cumplir con los mínimos estándares en la materia. Para mayor información ver https://observacionconsultayaqui.files.wordpress.com/2015/02/ informe-yaquisweb.pdf y https://consultaindigenajuchitan.wordpress.com/

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El pueblo frena desalojo Silvia Beatriz Chalé Euán / Randy Soberanis Dzul El día viernes 8 de enero del año en curso, Magdalena Euán Guardia se encontró en la puerta de su casa a Román Zapata Brito, acompañado de dos licenciados y dos muchachas. Buscaban a Salvador Euán, abuelo de Magdalena, y venían a desalojar la casa. La amenaza fue que “si no se salen por las buenas va ser a la fuerza”. Venían con ellos algunos policías y un camión de mudanza que habían entrado ya a la parte trasera de la casa y sin permiso. Mientras los invasores sacaban pertenencias, Don Salvador Euán, de 93 años de edad, se fue cambiado de recámara para evitarle una alteración en su salud. Vecinos y familiares se dieron cuenta de lo que pasaba. La respuesta fue inmediata. Los vecinos salieron para hacer frente a los invasores y evitar que se llevara a cabo el desalojo. En poco tiempo se juntaron a las puertas del domicilio cerca de 200 personas. Ninguno de los invasores presentó documento alguno firmado por un juez que ordenara o justificara el desalojo que estaban realizando. La gente reunida impidió la expulsión. Los agentes de la Policía Estatal se retiraron sin mencionar quién estaba a cargo de las unidades. Se retiraron hacia las afueras del pueblo, ante gritos y reclamos de la gente, permaneciendo con las unidades estacionadas frente al cementerio por varias horas.

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Antecedentes del conflicto por la tenencia de la propiedad Salvador Euán ha vivido por muchos años en la casa de la que pretendieron desalojarlo. Cuando sus padres murieron los cuatro hijos recibieron cada uno un terreno donde pudieran hacer sus casas. Muertos ya dos de los hermanos varones, Severiana, una de las hijas, inició un juicio de propiedad, argumentando

que era ella la única heredera legítima de todas las propiedades. Severiana falleció sin que el juicio hubiera concluido. El único sobreviviente de los cuatro hermanos es Salvador Euán. Antonio Chalé Euán, hijo de Severiana, continuó con el juicio que quedara inconcluso tras la muerte de su madre. Ha desalojado ya a uno de sus primos hermanos en 2014. Muerta su madre, él dice estar recuperando lo que le pertenece. Román Zapata dice haber comprado esta casa a Antonio Chalé. Los hijos y nietos de Salvador aseguran que hay un juicio todavía no resuelto entre ellos y Román Zapata. Dieron el número del expediente del juicio (519/2015 del Juzgado Tercero de lo Civil) y aseguran que no se ha dado aún sentencia de parte del Juez y tienen una cita pendiente para el próximo mes. Román Zapata Brito intentó el desalojo acompañado de personas que dijeron ser del Juzgado (sin demostrarlo) y dela Policía Estatal. Si el juicio aún no se ha definido con sentencia ¿ cómo es que empleados del Juzgado y policías estatales realizaron la maniobra sin orden del Juez? Se trata de un modus operandi común pero inexplicable. Los familiares de Salvador han interpuesto una demanda ante el Ministerio Público y queja ante la CODHEY. Los vecinos anotaron los números de unidades de la Policía: 5987 / 1873 / 6264 / 5884. El 18 de febrero hubo un nuevo intento de desalojo: Román Zapata, junto con policías y funcionarios, irrumpieron de manera violenta. La gente, de nuevo, impidió el desalojo a gritos de ¡Fuera! ¡Rateros! La intervención del equipo Indignación logró que la fuerza pública se retirara de la casa y que ambas partes entablaran una negociación.


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Las campanas del pueblo Sofía Magdalena Sonó la campana de la iglesia en la mañana, con un sonido urgente. El silencio roto con la alerta, el sonido de la convocatoria, traía el eco de un tiempo de autonomía y resistencia. Esta mañana, la campana nos llamaba a todas, a todos. Las campanas del pueblo tienen su lenguaje: convocan, avisan, alertan. Tocan para anunciar que alguien falleció, tocan para llamar al inicio de alguna ceremonia…o tocan a rebato. El sonido lúgubre, pausado, largo que acompaña la carroza fúnebre rumbo al cementerio es distinto del llamado a misa o del llamado al rosario. En Chablekal esta vez, ante el intento de desalojo, las campanas tocaron a rebato: la convocatoria urgente ante un peligro, el repique rápido, como grito de auxilio. Hace muchos años las mujeres de Tetiz nos contaron cómo rompieron el cerco impuesto por policías antimotines para llegar a la Iglesia del pueblo y tocar las campanas. Una vez tocada la campana, el peligro mayor estaba conjurado pues la presencia segura de todo el pueblo podía enfrentar cualquier abuso. En cada pueblo, ante cualquier peligro, la iglesia se ha hecho compañera del pueblo con sus campanas.

Y así, este febrero en Chablekal, ante el intento de desalojar a una familia injustamente de la casa que han vivido por años y décadas, alguien tomó las campanas y avisó. Era el segundo intento de desalojo. Más de doscientas personas salieron a defender a una familia de la injusticia, una familia en la que hay también un señor de más de noventa años. La ley de afuera, mañosa y torpe, llegó a ejecutar una orden injusta. Pero el pueblo salió, convocado por la campana y por saberse pueblo. La ley de afuera, tan ajena, debiera pedir permiso al entrar al pueblo. Debiera preguntar y averiguar. El sonido de la campana tenía también tono de autonomía recuperada, pues en los pueblos no ha faltado quien ha querido que la campana no suene con el dolor del pueblo. En Chablekal un tiempo las autoridades de la iglesia intentaron arrebatarle la campana al pueblo y prohibir que se usara para alertar o llamar en casos de riesgo para el propio pueblo. Por eso la campana, al romper el silencio de la mañana, traía también el sonido de otras luchas, llamaba con urgencia. Y el pueblo, la comunidad, acudió al llamado.

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Historias y leyendas mayas

A través de sus ojos Mario Tun

Esto que les voy a contar sucedió hace muchos, pero muchos años atrás que no me acuerdo ni cuándo.. Así me lo contaron, así te lo cuento. Cientos de familias que vivían en la orilla de la selva se adentraron en ella buscando tierras más fértiles para hacer sus milpas. Llevaban consigo sus útiles de labranza tales como coa, machete, piedra de afilar, metate y alguna que otra vestimenta. Buscaban un lugar donde establecerse, generalmente un claro junto a una aguada, estableciéndose por algún tiempo, entonces erigían su casa con materiales que la misma selva les prodigaba: maderos gruesos para los horcones, bejucos para el amarre, palma para el techo y embarraban lodo con zacate para rellenar los espacios que había entre bajereques, no era un trabajo agotador. El clima era sofocante para quien no estaba acostumbrado, era un calor bochornoso. Hubo una familia que se distinguía por ser pequeña, consistía en un matrimonio joven con un bebe de pecho. La mujer ayudaba al esposo en el desmonte de la selva, llevando al hijo en la espalda sujeto con el rebozo. Trabajaban de sol a sol para, cuando llegaran las lluvias, la milpa estuviera lista a tiempo. Fueron pasando los días y no se daban cuenta de lo que ocurría a su alrededor, distraídos como estaban en el desmonte. El joven esposo en sus ratos libres, que por cierto eran muy pocos, labró una batea para que la mujer pudiera lavar la poca ropa que tenían para el recambio. Su casa era de una sola pieza, techo de palma de guano o huano como ellos gustan llamarlo, su hamaca estaba hecha con hilo de henequén, sobresalían puntitas del mismo que causaban picor al que no estaba al tanto de ello.

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Para que él bebe no llorara por hambre y se mantuviera quieto mientras los papas trabajaban, le hicieron un chupón de trajo remojado en miel o simplemente agua. Pero tenían un acompañante que no podía faltar en cualquier casa o familia, me refiero al perro fiel amigo de los mayas cuando salen de cacería, flaco al igual que el dueño, pero efectivo para alejar a los depredadores que rondaban el jacal o simplemente husmeando. Salían de caza todos los días y las piezas cobradas eran pequeños: un jaleb, o un cutz o pavo de monte, algún conejo, un tsub o liebre, un bach o chachalaca, tsu tsuy o paloma torcaz. En fin, no tenían descanso; la vida era dura para esta pareja de mayas. Al perro le daban su ración de carne según su participación en la caza, así eran de justos los mayas, de acuerdo al trabajo hecho era lo que le tocaba disfrutar, moviendo la cola se alejaba para disfrutar de su comida para luego retozar al pie de un gran árbol de pich o ceiba. No contaban los días sábados o domingos simple y sencillo. Vivían de acuerdo a la selva, así transcurrían los días. El perro tenía por nombre pek, en lengua maya; presentaba en el cuerpo diminutas cicatrices, signos del enfrentamiento con los animales del monte; varias veces había traído a la familia conejos, jaleb, era un magnifico compañero de las horas de soledad del joven matrimonio, lamía con cariño al bebe y éste alargaba las manitas tratando de tocarlo. Estuvo en la ceremonia que realizó un chamán para invocar a Yum Kax, para que diera permiso para iniciar el desmonte. Como sabrás el maya quería los favores del dios del monte para que tuviera mucho maíz para alimentar a su familia, no tomaban la tierra así nada más, reconocían con rezos la autoridad divina que también tenía participación en el agasajo


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que consistía en un altar hecho en medio de la selva. Terminada la ceremonia se sentaron al suelo para comer el cool que se había preparado para tal fin, los huesos del pavo de monte se lo daban a pek, al atardecer regresan los tres juntos, nadie hablaba para no interrumpir al dios en su labor. Si estaba bien dicho el rezo o usaban las palabras adecuadas las lluvias llegarían pronto para humedecer el suelo, entonces crecería el maíz, recogiendo abundante cosecha, así pensaban los dos hombres, ahora se dispuso a construir un chil, es decir una troje. Justo como lo había pronosticado el chamán, las lluvias cayeron, inundando las aguadas, llenando los jaltunes o sartenejas con agua cristalina que los animales montaraces bebían con ansia al igual que los mayas, preparando su keeyen y cariñosamente tapaban el jaltún, dejando espacio para que pudieran usarlo los animales. Crecieron las plantas del maíz, gruesos tallos que trataban de alcanzar el cielo como dando gracias al dios Yum Kaax por dejarlos crecer en sus dominios. Grandes mazorcas de la santa gracia doblaban los tallos, llenas de granos blancos o amarillentos. Despejaba el hombre la maleza que podía impedir el crecimiento de las plantas; de noche corrían a través de los surcos el venado, el jabalí, el pavo de monte, los conejos e infinidad de animales y ninguno, es decir, ninguna planta de maíz fue estropeada; temían la ira del dios que podía, entregarlos a los cazadores para que hicieran lo que quisieren con ellos Cuando llegó el tiempo de la cosecha, hombre y mujer con el bebé a cuestas, doblaban las cañas para que no se pudrieran o comieran los animales, fueron llenadas la troje o chil apretando las mazorcas para evitar que los ratones hicieran algún estropicio, así cuidaban la preciosa gracia o santa gracia o madre gracia los mayas. La mujer traía las mazorcas mientras el esposo las colocaba en apretado haz, iba y venían cargada con el cesto, no estaban lejos de la vivienda, por lo tanto en el ir y el venir el bebé quedó profundamente dormido en la espalda de la madre. Ella dejó por un momento el cesto, dirigiéndose rápidamente al jacal, acostándolo en la hamaca, despacio se fue alejando para no despertarlo, siguió su trajín, cuando escuchó el llanto, había despertado; al no encontrar el brazo materno prorrumpió en gritos, la mujer comenzó a desesperarse, buscaba afanosamente algo o alguien que pudiera ayudarla, topó su mirada con pek que estaba echado a un lado de aguada, disfrutando el frescor. Espetó al perro diciéndole en maya, ay pek, queshi tech ka uantene, lo cual quiere decir siquiera tú me ayudaras, pero el bebé lloraba y lloraba, mas de pronto un silencio que había sucedido pek no estaba, sigilosamente la mujer se dirigió al jacal, miró a través del colooche, observó como pek mecía al niño con sus menudita patas, colocó suavemente al bebé en la hamaca, para luego mecerlo . Terminada esta acción se echó debajo de la hamaca cuidando que nadie molestara el dulce

Limpiando surcos de café en la Selva Lacandona Mauricio Casares Castro / Indignación AC

La primera comunidad que visité en la selva Lacandona fue Santa Amalia, en las cañadas de Las Margaritas. La comunidad tenía pocos años de haberse iniciado y menos de una veintena de familias la conformaban. Su génesis fueron jóvenes que querían trabajar en colectivo, fundaron un nuevo pueblo y, una a una, fueron levantando las casas; casas de techo de lámina, paredes y horcones de madera, y con pisos de tierra. Entre los jóvenes tenían un promotor de educación, elemento sumamente necesario pues en estas latitudes los maestros salieron corriendo de la montaña en 1994. El primer trabajo que pusieron en colectivo fue el café. Tuve la oportunidad de acompañarlos al cafetal; el día comenzó mucho antes que saliera el sol. Tras dar cuenta de unos frijoles con tortillas, la pregunta del hermano fue: ¿va usté a llevar machete? Respondí afirmativamente y comenzamos la caminata entre la bruma nocturna, adentrándonos en la selva. Amaneció tras caminar cerca de media hora y arribar al cafetal, donde entra poca luz a través del denso follaje, hay mucha humedad en el ambiente y la tierra es obscura y húmeda. Al árbol de café ellos la llaman “Mata de café”. El café es un arbusto que se cosecha en tres sombras de distintas alturas: La sombra del mismo arbusto, la sombra del árbol del plátano, y la sombra de cualquier otro árbol de superior tamaño que la mata del café y del plátano. “Limpiar” es el verbo que usan para la acción y efecto de cortar la maleza con machete en la tierra alrededor de las matas de café y a eso nos dedicamos la mañana entera. Al cenit del sol, un hermano me buscó para ofrecerme una bebida y tras reunirnos con algunos hermanos más, en un claro del cafetal, me entregaron una botella que llamaban “litro” y contenía “pozol”: masa de maíz de grano, pasado por el molino únicamente una vez y disuelto en agua. De rústica textura y blanda naturaleza, el maíz se mastica efusivamente para salivar y envolverlo en el bolo alimenticio para auténtica absorción. Todo un ritual. Refrescante al instante, el pozol alimenta mas no abulta el estómago. Sorbo tras sorbo gasté la botella y un hermano comenzó a contar una historia, tras la cual, todos ellos rieron. Los observé reírse. Yo no había entendido el chiste por lo que no reí, y tras sus risas, sonreí y uno de ellos exclamó, melódicamente y viéndome a los ojos: “Hermano Uicho”. Me habían puesto un apodo, un apodo cariñoso. Regresamos a limpiar los surcos de las matas de café un par de horas más. Fueron terminando los hermanos y a mí me faltaba para terminar la parte que me correspondía. El Hermano Margarito me mostró su habilidad para cortar la maleza ayudándome en mi surco; comparado con él yo era torpe y débil usando el machete. Minutos después terminamos juntos el surco y emprendimos la marcha rumbo casa. Al día siguiente asistí al servicio religioso. Leyeron un fragmento de la Biblia, del libro “Hechos de los Apóstoles” donde lxs primerxs Cristianxs ponían sus bienes en común. Esta comunidad estaba viviendo el evangelio con su cafetal en común, huerto en común, promotor de educación y estaban trabajando ya en el proyecto de un gallinero en colectivo. Autonomía y Libre Determinación en su estado puro. Por la noche, el Hermano Margarito tocó la guitarra y cantó para mí y mi compañera. Pocas canciones sabía, pero se esmeraba y si se equivocaba la repetía hasta lograrla correctamente. Fue mucha gozadera ese viaje, nos despidieron con tamales de ibes y nunca lo voy a olvidar. Hasta las próximas letras

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Daniel May Pat – Educaciones

Máasewáal RLM “Queremos ser un pueblo libre y autónomo, queremos ser Pueblo entre los pueblos del mundo, con todo lo que se necesita para serlo. Queremos vivir todos nuestros sueños, sintiendo nuestras alegrías y decidiendo y construyendo nuestra propia historia, nuestro futuro” del libro Rebelión y resistencia del pueblo Maya. En Yucatán, según cifras del INEGI en 2010 había 537 mil 618 personas que hablaban maya. Ubicándonos como el segundo estado con mayor presencia de personas que hablan un dialecto indígena en México únicamente por detrás del estado de Oaxaca. Hablar español en Yucatán no es excluyente a ser maya, por esto podría pensarse con seguridad en una mayor presencia de ellos en la península. El lenguaje no es lo único que determina la pertenencia a un pueblo, sin embargo es justo decir, que si es uno de los factores mas determinantes para ello y que en él van muchos aspectos de la propia cultura. La lengua maya ha resistido a duros embates culturales y sociales, sin embargo poco a poco las nuevas generaciones de mayas van escuchándola menos, leyéndola menos, cantándola menos. La música maya como otro aspecto cultural importante ha tenido una historia mayormente instrumental. En la actualidad los ejemplos vocales existen, sin embargo, no tienen la difusión suficiente ni la cotidianeidad en las comunidades; la radio y la televisión como reflejo de nuestra sociedad actual brindan poco espacio a estas manifestaciones afectando primordialmente a la juventud. Tal vez con esta conciencia Daniel May Pat, maya proveniente del municipio de Felipe Carrillo Puerto del estado de Quintana Roo, emprendió su vocación musical y pedagógica. Licenciado en educación por la Universidad Pedagógica Nacional, estudió también dirección musical en la escuela presbiteriana San Pablo en Mérida Yucatán, y un diplomado en dirección coral. Es maestro, músico, compositor y poeta miembro de la sociedad de Autores y Compositores de México y de la Academia de la Lengua y Cultura Maya de Quintana Roo. En el año 2004 participó en el concurso de canción en lengua maya organizado por el INDEMAYA obteniendo el primer lugar con la hermosa canción Máasewáal que dice asi:

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Ich u k’i’inam máasewáal Ku líik’sik u k’ab u t’aan Ku ba’atel yóok’sal u kaajal U machmaj u jaajilil. Ich u k’i’inam máasewáal Ku líik’sik u k’ab u t’aan Ku ba’atel yook’sal u kaajal U machmaj u jaajilil. K’aay ti’ le lu’uma’ Tia’al u lu’umil noj balam Tia’al u lu’umil máak ma’ sajki’ Tumen siij tia’al u náajal. K’aay ti’ le lu’uma’ Tia’al u lu’umil noj balam Tia’al u lu’umil máak ma’ sajki’ Tumen siij tia’al u náajal. K’aay ti le lu’uma’ K’aay ti le lu’uma’ K’aay ti’ u lu’umil máasewáal Dzo’ok u najal yéetel u t’aan Yéetel xan u jaajilil. Táan u xíimbal máasewáal Sáansamaal tun je’ik u beel Dzo’ok yilik tak tu’un kun náakal Dzo’ok yilik u kúuchilil. Táan u xíimbal máasewáal Sáansamal tun je’ik u beel Dzo’ok yilik tak tu’un kun náakal Dzo’ok yilik u kúuchilil. K’aay ti le lu’uma’ Tia’al u lu’umil noj balam

En el dolor del máasewáal Alza su mano y su voz Grita y lucha por su pueblo Empuñando su verdad. En el dolor del máasewáal Alza su mano y su voz Grita y lucha por su pueblo Empuñando su verdad. Canta a la tierra A la tierra del gran jaguar A la tierra del valiente Que nació para vencer. Canta a la tierra A la tierra del gran jaguar A la tierra del valiente Que nació para vencer. Canta a la tierra Canta a la tierra Canta a la tierra del máasewáal Ya ganó con su voz Y también con su verdad. Está caminando el máasewáal Cada día abre su camino Ya vio donde llegará Ya vio ese lugar. Está caminando el máasewáal Cada día abre su camino Ya vio donde llegará Ya vio ese lugar. Canta a la tierra A la tierra del gran jaguar


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La melodía y el arreglo coral de la canción le dan un sentido casi solemne a los versos en que se nombran con orgullo y esperanza; el camino, la tierra y el dolor del máasewáal (nativo) que junto a su pueblo, está caminando, vencedor con su voz y su verdad. Participante frecuente en festivales institucionales e independientes de música en lengua indígena tanto en México como otros países, Daniel se ha vuelto un promotor cultural relevante para su comunidad llegando a desempeñarse como director de cultura de su municipio y coordinador del museo regional de la música en Quintana Roo. Ha sido becado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes para poder desarrollar otro de sus proyectos musicales y de promoción de la maya ahora dirigido a un sector de la comunidad desatendido no solo por la música maya sino por la música en general: los niños. Daniel cuenta su preocupación al ver cómo los niños de preescolar y primaria de las zonas urbanas de su estado iban dejando de aprender la lengua de sus padres y abuelos. Para esto compuso una serie de canciones infantiles con letras en maya y español acompañados con cuadernos didácticos para repartir en las escuelas. Así han visto la luz los discos Educaciones vol. 1 y 2 con canciones como Un gato persigue a un ratón, la araña o llueve que llueve.

Palabras de Daniel que resiste con su música a la amenaza del olvido. A pesar de la discriminación y precariedad con que muchas comunidades de pueblos originarios viven en nuestro país y estado, ejemplos como el del pueblo maya y sus historias de resistencia (relatadas de propia voz en el libro mencionado en la introducción) nos hablan de una cultura con una fortaleza especial y una riqueza viva que se debería respetar plenamente y escuchar con atención, mucho nos tienen que decir. Cuentan que el 4 de octubre del 2008 se llevo acabo en Chichen Itzá un polémico concierto llamado de las mil columnas con la participación del tenor Plácido Domingo. Un concierto de repercusiones internacionales pero que de nuevo aquí en el estado abrió la discusión del trato a los pueblos originarios, sus tierras, su legado cultural y la manera en cómo se les ha querido vender como atractivo turístico frívolo. Cuentan que esa noche ante políticos, artistas y miembros de la sociedad yucateca, antes de la intervención del destacado tenor, comenzaron a sonar suaves las notas provenientes del espíritu de un compositor maya ausente, palabras como una flor que sigue viva. ¿Habrán escuchado los asistentes?... Está caminando el Máasewáal, cada día abre su camino, ya vio dónde llegará, ya vio ese lugar.

“Estamos trabajando por la cultura de nuestra comunidad y los niños son los herederos de la cultura maya”

Imagen tomada de la memoria del festival de la cultura maya 2014. La traducción de máasewáal fue tomada del sitio www.mayas.uady.mx

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Xec con pozol Mauricio Casares Castro

“…y aquellos pusieron nombre al país y a los pueblos, y pusieron nombre a los pozos en donde se establecían y pusieron nombre a las tierras altas que poblaban y pusieron nombre a los campos en que hacían sus moradas. Porque nunca nadie había llegado aquí, a la garganta de la tierra, cuando nosotros llegamos”. Chilam Balam de Chumayel

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Foto Rodrigo Díaz Guzmán

En Uay Ja’ estamos de manteles largos: nuestrxs compañerxs zapatistas cumplen 20 años de firmar los Acuerdos de San Andrés con el gobierno de México. No comeremos pib porque la tierra sabe cuando le mienten y qué tal que no acepta el sacrificio de alguno de nuestros animales. Lo que si ofrecemos es el xec con pozol. Comeremos xec pues observamos que la dulzura de nuestros cítricos se alcanza cuando se separa la fruta en buen tiempo de las ramas. Lxs zapatistas lucharon contra el estado con tiros y balacera, y después, lucharon con el gobierno en las mesas de diálogo. Hicieron consultas e hicieron marchas llevando éste esfuerzo entre zapatistas y gobierno -los Acuerdos de San Andrés-, hasta el Congreso de la Nación, y así la lucha zapatista fue madurando y creciendo. Y tras la traición del gobierno a los acuerdos firmados podemos decir que el fruto de los zapatistas era tan grande, tan “nojoch”, que ninguna rama les podría sostener. El fruto regresa a la tierra y la lucha zapatista comenzó un nuevo ciclo abonando su tierra, fundando sus Municipios Autónomos, el Congreso Nacional Indígena, y haciendo un llamado a los corazones de todos los humildes y sencillos del mundo en la sexta declaración de la selva Lacandona. Un mundo donde quepan muchos mundos es la lucha zapatista. Basta mirar una naranja con todas esas semillas que carga, para saber que muchos árboles y muchxs frutxs están contenidxs en la singularidad de un gajo. Porque así los zapatistas acostumbran ver la vida, así nosotros también, cuando echamos las semillas en la tierra, vemos también muchxs frutxs en nuestra mesa. Así entonces, nuestro xec tiene cítricos, frutos de lucha en muchos pueblos, y semilla que nace de la mano de quien quiere un mejor futuro.

La jícama de nuestro xec viene de la sociedad civil, porque vemos que la jícama crece enraizada en toda la tierra. Hay jícama que le dicen yucateca y otra más grande que venden en los mercados en todo el país, y otra más que le dicen “nabo” y crece en Europa. Y es así como la jícama que crece en toda la tierra (y protegida por ella), así también las luchas de la sociedad civil crecen y se hacen más en todo el planeta; aún cuando tengan otros nombres, otros rostros. El chile molido es como nuestros hijos, porque dan sabor a nuestra vida, y son ellos también los que gozarán de nuestras luchas, de la mano amable del sembrador que mira a futuro y actúa y siembra en el presente; el fruto de un mundo donde quepan muchos mundos. Acompañamos nuestro xec con pozol, pues el maíz da fuerza para seguir la resistencia. No es casualidad que el maíz germina cuando varios maicitos se siembran juntos en la tierra. Así también, la lucha y la resistencia crecen cuando juntos hacemos un esfuerzo colectivo por un mejor mañana. Pues así de cosas que en Uay Ja’ comemos xec con pozol y hacemos un ejercicio de memoria histórica. No olvidamos la traición del gobierno mexicano tras incumplir los Acuerdos de San Andrés, más sin embargo, nos alimentamos día con día de la lucha y la fuerza de nuestro pueblo, hoy con xec y pozol, mañana, mañana haremos pib con aquellos verracos que hemos alimentado por tanto tiempo.


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