MÂŞ Auxiliadora Maestre del Pino
La ratita bigotes largos de los
La ratita de los bigotes largos
© Texto: Mª Auxiliadora Maestre del Pino © Ilustraciones: Lara Ferrer Camarena © Diseño & Maquetación: Editorial Gunis Editorial Gunis info@editorialgunis.com www.editorialgunis.com Reservados todos los derechos.
MÂŞ Auxiliadora Maestre del Pino
La ratita bigotes largos de los
Erasé una vez, una ratita que vivía en las orillas del río Genil, en el cual, abundaba mucha vegetación. La ratita pasaba el día recogiendo ramas y cañas para construir una casa para ella y los demás ratoncitos.
Una vez terminada la casa de la ratita, todos estaban muy felices porque ya tenĂan donde pasar las noches y guarecerse del frĂo y de las lluvias.
Entonces una de las noches de invierno, donde el viento era muy fuerte, la casa de la ratita sufriĂł daĂąos en su estructura.
Pero el verdadero problema no era la reparación de la casa sino que para poder repararla tenían que pasar a la otra orilla del río para recoger más ramas y cañas. Los ratoncitos estaban muy preocupados porque no sabían como cruzar el río.
Su amigo el jilguero al verlos angustiados se acercó y les contó que conocía un ganso que paseaba todas las mañanas por el río y que le podían pedir que los subiera a su lomo y los cruzara a la otra orilla del río para recoger las ramas. Los ratoncitos al escuchar la propuesta del pájaro se pusieron muy contentos porque vieron una solución a su problema.
A la maĂąana siguiente, desde muy temprano, la ratita espero sentada en la orilla del rĂo a que pasara el ganso nadando por allĂ.
Y al cabo de un rato apareció el ganso e inmediatamente la ratita llamó su atención, para decirle que si podía ayudarle a cruzar el río para recoger ramas en la otra orilla porque el fuerte viento les había derribado una parte de su casa.
El ganso muy amigable le dijo: -Sii. Este se acercรณ y le dijo: -Sube a mi lomo ratita.
Una vez al otro lado de la orilla la ratita recogiĂł todas las ramas que pudo y con la mayor rapidez posible, y cuando el sol estaba en lo mĂĄs alto, la ratita ya tenĂa recogidas ramas suficientes para reparar su casa.
Al atardecer, la ratita y los demĂĄs ratoncitos tenĂan la casa casi terminada de reparar gracias a la ayuda del ganso, con el cual, todos los ratoncitos quedaron agradecidos por prestarle su ayuda. Una vez terminada la reparaciĂłn todos los ratones estaban muy alegres y festejaban que volvĂan a tener un hogar donde vivir. FIN.
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