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y los servicios a la juventud

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y voluntariado

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Impulsar la Comisión Interministerial para la Juventud y el Consejo Interterritorial de la Juventud.

Convocar el Consejo Rector del INJUVE que integra el CJE para articular la participación de la juventud en las políticas públicas. Convocar con frecuencia el foro de participación “Diálogo Abierto con la Juventud” y darle continuidad. Coordinación de la Red de Centros de Información Juvenil (Red SIJ) y la red Eurodesk.

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Meta

Incorporar una perspectiva feminista a todas las políticas de juventud, garantizando la plena igualdad efectiva de todas las mujeres, el desarrollo y respeto de sus derechos en todos los ámbitos y la atención a sus necesidades específicas y fomentando su participación activa en todos los procesos de toma de decisiones.

Análisis de situación

Las mujeres jóvenes afrontan mayores retos que los varones y son víctimas de discriminación debido a su propia condición femenina y a su juventud. Su mayor participación y rendimiento en el ámbito educativo no se reflejan en posiciones de igualdad desde el punto de vista profesional y laboral, como sería de esperar.

El abandono temprano es menor en chicas que en chicos, siendo en estos de un 20,2 % frente al 11,6 % de ellas, según los datos del INE en 2020. Un 84 % de alumnas se titula en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y un 63,1 % en Bachillerato, porcentajes muy superiores a los de los alumnos, ya que un 73,8 % de los varones titula en ESO y un 47,6 % en Bachillerato. También son mayoría (55,6 %) entre el alumnado universitario, pero se matriculan menos en ingeniería, industria y construcción (29 %) e informática (13,4 %) y más en educación (77,9 %) y salud y servicios sociales (71,8 %) (MEFP: 2021). Esta brecha de género en la rama STEM, en favor de las especialidades orientadas al cuidado, especialmente en educación superior, acaba traduciéndose en una menor presencia en profesiones con mayor proyección social y mejores condiciones económicas dentro del mercado laboral.

La precariedad en este ámbito que sufren las mujeres jóvenes tiene también que ver con los altos índices de temporalidad y con el trabajo a tiempo parcial y ambos fenómenos se relacionan a su vez con la asunción del cuidado de menores y personas dependientes. Como indican los datos del INE para 2020 recogidos en el IJE 2020, el último trimestre de ese año el empleo a tiempo parcial afectaba al 45,4 % de las mujeres de 20 a 24 años y al 25 % de las mujeres de 25 a 29 años. Para los hombres, las cifras eran de 29,8 % y 13,8 % respectivamente. En cuanto a la temporalidad entre los jóvenes, alcanzó el 52,1 % llegando hasta el 55,6 % entre las mujeres (IJE 2020: Resumen Ejecutivo). Paralelamente, de las personas que han dejado de trabajar por cuidar a un hijo o hija propio o de la pareja, según un estudio de la Fundación Reina Sofía/FAD (2021), el 87 % de los hombres lo hicieron por un período de seis meses como máximo. En el caso de las mujeres estos períodos son más desiguales, el 50 % realizaron una interrupción de seis meses, el 21 % entre seis meses y un año y el 10 % durante más de 5 años.

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