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Director Gabriel Alconchel Morales Coordinadora Ángeles Rubio Gil Diseño Gráfico Pep Carrió / Sonia Sánchez Antonio Fernández Ilustraciones María Corte Edición © Instituto de la Juventud Redacción Observatorio de la Juventud en España Servicio de Documentación y Estudios Tel.: 91 363 78 09 Fax: 91 363 78 11 E-mail: estudios-injuve@migualdad.es web injuve: www.injuve.migualdad.es Biblioteca de Juventud C/ Marqués del Riscal, 16 Tel.: 91 363 78 20 E-mail: biblioteca-injuve@migualdad.es Libro impreso con papel reciclado, el 60% libre de cloro
ISSN:0211-4364 niPo: 802-10-004-8 Dep. Legal: M-19586-2010 Impresión: Lettergraf S.L. Las opiniones publicadas en éste número corresponden a sus autores. El Instituto de la Juventud no comparte necesariamente el contenido de las mismas.
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ÍNDICE
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Juventud y nuevos medios de comunicación
EL TEMA | pág. 5 Introducción | pág. 7 BLOQUE PRIMERO | JUVENTUD, NUEVOS MEDIOS Y SOCIEDAD DIGITAL 1. El crítico estatuto de la persona adolescente en la observación empírica de la comunicación. | pág. 11 Manuel Javier Callejo Gallego (UNED)
2. Televisión, Telefonía móvil y juventud en el contexto de la modernidad reflexiva de masas tardía: un proyecto de investigación | pág. 25 Juan Menor Sendra (URJC)
3. La ciberradio. Nueva alternativa de futuro para la radio.
| pág. 51
Julia González Conde (CEU, UCM. RNE)
4. Jóvenes y Televisión generalista en España: ¿Es Internet responsable de una audiencia perdida? | pág. 63 Pedro Reinares (URJC y IE Business School)
5. Juventud y tecnologías digitales: espacios de ocio, participación y aprendizaje. | pág. 77 Carlos Tabernero, Daniel Aranda y Jordi Sánchez-Navarro (Universidad Autónoma de Barcelona y UOC)
6. Usos de las TIC, relaciones sociales y cambios en la socialización de las y los jóvenes. | pág. 97 Francisco Bernete (UCM)
BLOQUE SEGUNDO | FACTORES DE RIESGO Y DE OPORTUNIDAD DE LAS TIC 7. Menores y redes ¿sociales?: de la amistad al cyberbullying | pág. 115 Jorge del Río, Charo Sádaba y Xavier Bringué (Universidad de Navarra)
8. Entre marcianitos y avatares: adicción y factores de riesgo para la juventud en un mundo digital. | pág. 131 Xavier Carbonell y Marta Beranuy (Universidad Ramón Llull)
9. Las nuevas lecturas juveniles y retos educativos. | pág. 147 Almudena Álvarez (Universidad Autónoma de Madrid)
10. El comercio y las finanzas de la juventud a través de los nuevos medios. | pág. 165 Mª Luisa Medrano, Luis Tomás Diez de Castro y Elvira San Millán (CUNEF y URJC)
11. Jóvenes y publicidad on line: nuevos espacios y formas, otros retos. | pág. 183 Clara Muela Molina y Antonio J. Baladrón Pazos (URJC)
12. Generación digital: patrones de consumo de Internet, cultura juvenil y cambio social. | pág. 201 Ángeles Rubio Gil (URJC)
MATERIALES
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COLABORACIÓN
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EL TEMA
Si existe un fenómeno que haya supuesto un cambio social drástico en las últimas décadas, ese es sin duda, el de la impresionante adopción de redes sociales digitales a escala mundial; y de manera más inten sa, entre la juventud de los países ricos. Es más, puede afirmarse que, profundizar en el tema “juventud y nuevos medios de comunicación”, es hacerlo sobre los aspectos distintivos de este grupo social en la primera década del siglo XXI: con una comunicación frecuente a través de redes, relaciones, adquisición de productos y servicios on line, influencias y gustos globalizados, hegemonía de lo audiovisual frente al soporte papel, y de las nuevas formas de interacción, expresión y entretenimiento asociadas. Es por todo ello que, este monográfico de la Revista de Estudios De Juventud presenta, a propósito de la relación entre adolescencia, juventud (de 15 a 25 años) y los nuevos medios, un conjunto de perspectivas plurales, pero complementarias. Perspectivas con las que se ahondará en el estudio de esta nueva generación, desde el interés por la influencia de los nuevos medios digitales en los factores de riesgo y de oportunidad que dispensan y en cómo la juventud, además de tomar la iniciativa en este terreno, está actuando como conductora de nuevas pautas de consumo e interacción social y por tanto, agente activo del cambio social.
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Las características del estudio de la juventud actual y los nuevos medios, exige el reto de mantener más si cabe, dos principios básicos del trabajo académico, como son la objetividad y la actualización (partir de lo que ya existe y conocer la realidad más reciente). Dificultades teóricas y metodológicas, ante un tema tan polémico, cambiante, que atañe al conflicto intergeneracional y que impregna la vida cotidiana, así lo exigen. Más que nunca estas premisas son necesarias para interpretar e interpretarnos, en unos momentos en los que la frenética racionalización digital puede abandonarnos en un callejón de perplejidad, “falta de explicaciones” y cuando no, en la más absoluta paradoja. Por ejemplo, cuando educadores, padres y administraciones suelen sorprenderse promoviendo o financiando los mismas tecnologías que temen o censuran; lamentan que las y los menores vean demasiado la televisión, al tiempo que pueden sorprenderse haciendo lo contrario, para intentar evadir su aislamiento frente al resto de pantallas (PSP, PlayStation, Ordenador, Móvil). O ante el fenómeno hackers, generalmente jóvenes, que son reprobados por las autoridades de organizaciones públicas y privadas, y al mismo tiempo pasan a ser contratados por éstas, para funciones de seguridad, competencia y defensa. La propia regulación de Internet, suele ser descrita con una metáfora de tal carácter paradójico, y generalmente por la propia juventud: “ponerle puertas al campo”. Sin embargo, la paradoja no deja de ser el marco idóneo para el debate y la investigación, porque la búsqueda de objetividad, exige de la predisposición necesaria para poner en tela de juicio cualquier tipo de identidad que el sentido común, cuando no el exagerado discurso noticioso, ha dado como válida. Parafraseando a Kierkegaard, puede afirmarse que, la paradoja como pasión del pensamiento y a la que éste no puede sustraerse, restablece la verdad –en tanto que verdad profunda-, frente a las “meras verdades” de la opinión común y hasta del conocimiento filosófico y científico. En éste interés por buscar clarividencia, que antes que conocer el futuro –como rezan las nuevas enciclopedias digitales- es en primer y segundo término discernimiento y ver las cosas claras, se ha seguido el criterio de solicitar su colaboración a un conjunto autores (20 doctores y doctoras), interdisciplinar (de distintas áreas de las CC. Sociales y del comportamiento), manteniendo más allá de los nombres propios, los equipos que han desarrollado su labor investigadora y docente en los últimos años sobre éste tema, y desde sus áreas específicas (psicología clínica y social, sociología, finanzas, pedagogía, publicidad, etc.). Algo que se ha considerado necesario para aportar toda la luz necesaria en un tema que alberga opiniones contradictorias, cuando no encontradas. El hecho de que dichos equipos además, procedan de distintas profesiones y facultades españolas, ha sido también una garantía, en la medida que desde disciplinas diversas y empleando diferentes muestras, los resultados de las investigaciones son similares. Finalmente, como no podría ser de otro modo, el mantenimiento de la pluralidad de perspectivas y tendencias ideológicas, ha dado lugar al enriquecimiento de los discursos y su suma final. De modo que, entremezclados enfoques críticos, eclécticos, con otros más integrados sobre la influencia de los nuevos medios en la adolescencia y la juventud, se ha pretendido avanzar en la mayor comprensión del fenómeno, desde éstas mismas tendencias que han presidido éste ámbito del conocimiento. Las contribuciones se han dividido en dos bloques, un primero centrado en los aspectos descriptivos y valorativos de los nuevos medios y su incidencia en la adolescencia y la juventud; y un segundo bloque, en el que se analiza su impacto desde el punto de vista de las oportunidades y los riesgos percibidos. Ambos
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han sido tratados de forma teoría y empírica, si bien procurando mantener un estilo divulgativo, para que resulte agradable; tanto para personas estudiosas del tema, como también para esa juventud curiosa y ávida de lectura a la que se alude. Y es que, a pesar de lo que normalmente se supone, es esta una juventud más lectora que las anteriores, como apunta el artículo de Almudena Álvarez, sobre las nuevas lecturas de las y los jóvenes y adolescentes, y se caracterizan no sólo por adaptarse perfectamente a los entornos digitales, sino además, por generar a través de su alta interactividad con los productos y entornos culturales, una retroalimentación comunicativa permanente: con editoriales, librerías, cabeceras periodísticas, autores, etc. De modo que, sus ideas y preferencias, están dirigiendo tendencias en la industria cultural y en el sistema educativo. Pero si el debate sobre los efectos de las TIC en la educación formal está siendo muy importante, no está siendo menos intenso el que se refiere a la socialización difusa. En el artículo de Francisco Bernete sobre las repercusiones del uso de las TIC en la socialización de la juventud, se pone el énfasis en la manera en la que, cabe vislumbrar cambios en sus relaciones sociales, y por tanto también en las relaciones con otros agentes: familiares, docentes, compañeros/as de trabajo, de estudio, de juegos, etc. Pero si la teoría sobre el impacto de los nuevos y viejos medios parecía una tarea, cuanto menos estructurada, antes que nada, el asunto que todavía exige, un gran debate científico y profesional, es el concerniente a la adolescencia y la juventud como objeto de estudio en tanto audiencias. En primer lugar, porque los nuevos medios exigen también de nuevos métodos de análisis, generan nuevas formas de consumo, y distintos problemas técnicos y éticos frente a su investigación; lo que a la postre, nos remite a otro debate sociológico, sobre el carácter reflexivo y fiable o no, de la decisión y la opinión de las y los más jóvenes. También sobre si, con esta nueva comunicación, y “nueva adolescencia y juventud digital”, más precoz y prolongada (por razones estructurales, culturales, biológicas), pueden usarse los mismos patrones de medida que antaño, y sobre todo, aplicar una perspectiva adulta, para interpretar realidades que les son propias. Tal cúmulo de dificultades son resueltas en el primer capítulo de Javier Callejo Gallego: “el crítico estatuto del adolescente en la observación empírica de la comunicación”, en el que se apunta que dicho estudio es tan necesario, como, al menos, difícil; y ante tal dificultad el autor introduce una tesis, partiendo de la idea de que cuando algo es necesario e imposible –aunque aquí sólo se mantenga que es difícil- conviene, como en las paradojas, cambiar de nivel de análisis. Es decir, que son los propios adolescentes los sujetos protagonistas de las transformaciones en el sistema de comunicación, porque su categoría social se constituye en relación con la comunicación. Otro de los aspectos que han supuesto cambios ineludibles en la vida colectiva que no podían quedar relegados, son los del consumo de los antiguos medios y su adaptación y redefinición a la realidad de la demanda digital, así Julia González Conde, en su artículo sobre la “ciberradio”, describe la radio a través de Internet y los nuevos formatos, que rompen radicalmente el esquema tradicional en uso de éste medio, al introducir nuevos elementos en su sistema comunicativo. Todo ello habrá de afectar, no sólo el número y la naturaleza de sus soportes técnicos sino también, y a consecuencia de ello, a los modos y hábitos de consumo de sus usuarios. En esto sentido, y en lo que respecta a la televisión generalista, Pedro Reinares en su artículo sobre la televisión, considera que su consumo debe enmarcarse dentro de la falta de consolidación de los hábitos de audiencia entre medios, existiendo indicios razonables para creer que, al menos en la juventud, Internet y televisión son medios complementarios (consumo simultáneo de ambos medios). Tendencia que permanecerá con la televisión digital. En lo concerniente a las nuevas formas de ver la televisión las y los más jóvenes, y con esta posibilidad de atisbar a través del conocimiento de la investigación internacional, el futuro inmediato, Juan Menor en su artículo sobre televisión y telefonía móvil, hace un recorrido histórico-sociológico por lo que ha supuesto para la juventud y las relaciones intergeneracionales este medio. Para el autor, el viejo binomio televisiónautomóvil, que constituyó la sociedad de la posguerra empieza a ser desafiado por las nuevas tecnologías de movilidad. La cuestión es si puede afirmarse que el móvil llegará a ser el “nuevo transistor audiovisual”, que ponga en cuestión la centralidad del hogar doméstico, y si podrá ser portador de nuevas culturas de lo público.
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De lo que ya no cabe duda, es que las redes sociales a través de Internet y otras aplicaciones, están transformando la forma de concebir las relaciones, en donde la familia, educadores y otros grupos de apoyo de los individuos pueden quedar relegados. El equipo formado por Jorge del Río, Charo Sádaba, Xavier Bringué, analizan cuatro cuestiones relacionadas con el fenómeno de las redes sociales y el acoso digital: ¿Es el acceso a Internet determinante a la hora de estar expuestos a recibir agresiones virtuales? ¿Facilita su acceso el desarrollo de conductas negativas de agresión a terceros? ¿Qué papel juegan el sexo y la edad en esta realidad de víctimas y agresores?, y por último, las redes sociales, tan populares entre este grupo de edad, ¿Constituyen un caldo de cultivo para este tipo de prácticas? Por su parte, Marta Beranuy y Xavier Carbonell, con su artículo “Entre marcianitos y avatares: adicción y factores de riesgo para la juventud en un mundo digital”, exploran aquellos conflictos que están relacionados con el uso problemático de Internet, el móvil y los videojuegos, y particularmente, la conducta adictiva que pueden propiciar ciertas aplicaciones. Factores de riesgo que no pueden hacer olvidar que, tanto en espacios informales (privados y/o relacionados con la familia o los amigos y amigas), como en espacios educativos formales (en clase o en alguna academia) y que se desarrollan a través de la Red y otros Medios digitales, son un ámbito de ocio y aprendizaje, en donde, se produce una selección consciente (por ejemplo de las redes sociales sobre los videojuegos que les interesan mucho menos), que ilustra unas formas características de gestión de la identidad y la privacidad por parte de la juventud de nuestro tiempo. Así lo ha puesto de manifiesto el equipo formado por Carlos Tabernero, Daniel Aranda y Jordi Sánchez-Navarro, en su artículo “Juventud y tecnologías digitales: espacios de ocio, participación y aprendizaje”; y que muestra un panorama halagüeño a partir de sus recientes investigaciones sobre la juventud y ordenadores, videojuegos, Internet, las cámaras digitales o los teléfonos móviles. En la misma línea, el equipo formado por Luis Díez de Castro, María Luisa Medrano y Elvira San Millán han ilustrado la situación actual del comercio y las finanzas de la juventud a través de las redes digitales: el uso del comercio electrónico, sus motivaciones y preferencias, el gasto medio, los problemas logísticos, el uso de los distintos tipos de medios de pago, la nueva tendencia de las compras a través del teléfono móvil, la Banca Online y la aparición en España de la Banca Móvil, enfocada principalmente hacia este colectivo, para terminar con una visión de las principales Web sociales financieras, como novedosa forma de comunicación entre inversores e incluso vía alternativa de obtención de financiación. Por su parte, Clara Muela Molina y Antonio J. Baladrón Pazos, con su artículo analizan las percepciones que las y los jóvenes tienen de la publicidad on-line, revelando algunos de los más importantes desafíos a los que tienen que hacer frente los anunciantes para comunicarse de forma transparente, honesta y eficaz con este target. Reflexionan sobre las nuevas formas que están empezando a explorar las empresas para dirigirse a sus públicos jóvenes; el papel crítico, informado y cada vez más activo de los y las jóvenes en los procesos de comunicación de las marcas, que obliga a una innovación constante en los formatos, que cada vez son menos impositivos y buscan una mayor implicación de los destinatarios. Todo ello se complementa con el recurso a diferentes datos de consumo mediático y nuevas tecnologías. Por último, después de este exhaustivo repaso, puede afirmarse que, tratar la relación entre juventud y nuevos medios, es hacerlo sobre las posibilidades de transformación social que ésta relación propicia: a través de la educación, la cultura, la participación política, el empleo o el desarrollo. Con el artículo “Juventud Digital: patrones de consumo de Internet, cultura juvenil y cambio social”, se aborda como las y los jóvenes, como promotores de patrones de uso de Internet, pasan a generar una serie de expectativas para las comunidades (apertura a mercados, desarrollo del capital social, inserción laboral), y unas pautas concretas de relación, asociación y socialización, y en resumen, de cambio social. Dichas pautas no son arbitrarias, sino reflexivas, con una valoración del tiempo libre ‘a la carta’ y no dirigido, preferencia por la recreación automatizada, las redes sociales, la educación integral (multimedia, intercultural, interdisciplinar e interactiva) y el trabajo en red, más participativo, personalizado, independiente y creativo, como forma de individualización en un mundo interdependiente. Esto afecta asimismo, a su educación, mediatizada por el conjunto de nuevas relaciones sociales virtuales, a la personalidad y la identidad de los sujetos, por las habilidades que se adquieren (o no) para la creación, la
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comunicación y la construcción del conocimiento. La relación entre jóvenes y nuevos medios excede la instrumentalidad de los conocidos hasta ahora, para erigirse en un nueva realidad antropológica en la medida que, los medios digitales son un hecho social total, en el que las y los jóvenes no sólo han tomado la iniciativa, sino que además, están siendo los generadores de nuevos cauces de innovación, y no sólo en lo que respecta a la cultura juvenil, sino por extensión a la vida cotidiana de toda la población. En resumen, este conjunto de artículos son el resultado del trabajo investigador de veinte doctores universitarios desde la perspectiva de las distintas ciencias sociales y del comportamiento, y de su propia experiencia entorno a las TIC. Con él se ahonda en el conocimiento de las y los adolescentes y jóvenes nativos en la era digital, tal como se les ha dado en llamar, y en dónde las personas más mayores, no debemos permanecer migrantes, ni ajenos. Ángeles Rubio Gil
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Javier Callejo Gallego. Departamento de Teoría, Metodología y Cambio Social. UNED
El crítico estatuto de la persona adolescente en la observación empírica de la comunicación
La adolescencia es una posición relevante en el sistema social de la comunicación, cuando éste pasa a ocupar un lugar dominante en la estructuración de nuestra modernidad tardía. Hay interés, público y privado, por abordar empíricamente la relación entre adolescencia y medios de comunicación. Sin embargo, la experiencia señala notables dificultades para ello, que afloran según el grado de conciencia metodológica de cada investigador. No es fácil preguntar a las y los adolescentes. Menos aún, valorar sus respuestas. Por lo tanto, estudiar el lugar de la adolescencia en el sistema de la comunicación mediada es tan necesario, como, al menos, difícil. En tal dificultad se introduce la tesis aquí mantenida desde la idea de que cuando algo es necesario e imposible –aquí sólo se mantiene que es difícil- conviene, como en las paradojas, cambiar de nivel de análisis: el de la adolescencia en el proceso general de comunicación. Los adolescentes son los sujetos protagonistas de las transformaciones en el sistema de comunicación porque su categoría social se constituye en relación con la comunicación. Palabras clave: adolescencia, sociedad de consumo, medios de comunicación, investigación de audiencias, metodología de las ciencias sociales.
La posición de la persona adolescente en el sistema social de comunicación de consumo: la asustada mirada adulta La relación entre adolescencia y comunicación mediada ha sido uno de los principales fantasmas que ha recorrido y recorre la observación de la comunicación. Podemos remontarnos al socrático Fedro (joven adolescente) (Platón, 1970) como fijación de una inicial crítica a la capacidad corruptora, debilitando el pensamiento, de la comunicación mediada por la escritura, resultando paradójico ver hoy como esforzados docentes intentan inculcar el amor a la lectura filosófica, entre sus jóvenes discípulos, a partir de textos que rechazan la escritura. En el propio Quijote se advierte de las nefastas consecuencias que puede tener la lectura en mentes débiles, como la de los jóvenes, lanzando a éstos a abrazar la libertad y la aventura. Pero el fantasma realiza la proeza de llegar a tomar cuerpo cuando se desarrolla la comunicación mediada con tecnologías capaces de rápida difusión de los mensajes y con relativo menor esfuerzo del receptor, que el presente en la lectura. Ya no sólo es un fantasma sino que la sucesiva y acelerada incorporación que hace la adolescencia de las nuevas propuestas de comunicación mediada se convierte en una especie de alien, de octavo pasajero en una nave-sociedad desbocada (Giddens, 2000). Valga una pequeña muestra: en una investigación sobre los riesgos y las incertidumbres en la sociedad actual (año del trabajo de campo 2008), los grupos de discusión realizados y en los que se recogía la opinión de la gente apuntaban como riesgo la gran cantidad –y descontrolada- información que reciben actualmente los jóvenes.
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Con la extensión de la televisión, como paradigma de la difusión comunicativa, la cuestión toma características de lo que actualmente denominamos alarma social. Tal preocupación tendrá una directa proyección en la realización de estudios destinados a evaluar las razones de la misma. Algunos de estos estudios, como los llevados a cabo por los equipos dirigidos por Himmelweit (1958), Schramm (1965) o Lyle y Hoffman (1972) tienen la categoría de clásicos de la investigación sobre el medio. Todos parten de una extendida preocupación adulta por los efectos de la televisión sobre niños y adolescentes. Una preocupación que se ha multiplicado con Internet, al ver estos adultos como la relación entre el medio y el adolescente escapa completamente al control de aquellos, pues ahora las posiciones se han invertido: los analfabetos en el funcionamiento del medio son los propios adultos. La preocupación asume así mayores dosis de incertidumbre. Antes y ahora, se ha dibujado una posición del adolescente frente a los distintos medios de comunicación como el actor más desvalido de todo el sistema, como un actor muy poco activo y como un elemento a proteger de la acción de los medios. Se le tiende a percibir en una posición más crítica que a los mismos niños. Una posición crítica derivada de la creciente posición autónoma que adquiere el adolescente frente a los adultos. A diferencia de los niños, ya no es un sujeto que se deja proteger. Es más, en sociedades individualistas, es cuando se constituye en individuo, en ente que intenta actuar de manera autónoma. Algo para lo que requiere separarse del control y dictado de los padres, que se ven sustituidos por el medio de comunicación. Los adultos ven como los mensajes del medio adquieren mayor autoridad que los suyos. Es más, son argumentados frente a los de padres. Cuentan con el carácter institucional del propio medio de comunicación. A Platón le preocupaba que en la comunicación escrita el joven en formación no pudiese discutir las tesis del autorescritor. A los padres les preocupa que los adolescentes adquieran argumentos en los medios con los que discutirles. Pero es que, además, asistimos a un proceso en que los medios desplazan a los padres en sus funciones. Cuando niños, la televisión hace de baby-sitter. De adolescentes: la radio les emociona, la televisión les da argumentos y con Internet hacen los deberes escolares, con ayuda de sus compañeros en constante conexión o directamente con el medio. ¿Qué queda de la función de los padres tras el paso del adolescente por los medios? En el ámbito de la comunicación, casi nada. Por supuesto, queda su función en el sustento económico-material de los adolescentes y jóvenes. Lo que explica la preocupación de unos, los adultos, explica la inmersión de los otros –jóvenes, adolescentes- en el sistema mediático de consumo. Hasta el punto de la continua identificación generacional con cada cambio de forma comunicativa (Moya, 1984). Hoy podemos hablar del o de la adolescente virtual, de la generación de la segunda oralidad (Ong, 1982) o de muchachas y muchachos estereoicónicos. Términos que intentan capturar en una sola voz lo que se intuye como un profundo proceso de transformaciones en la sociedad a partir de la incorporación que se hace del lenguaje de los distintos medios de comunicación, especialmente por los más jóvenes. Los medios –en sentido amplio: radio, televisión, Internet, reproductores de audiocassettes o mp3, libros- se sitúan en medio, valga el juego de palabras, de la relación entre adultos y adolescentes. De manera creciente en una sociedad en la que el papel del sistema de medios de comunicación ocupa
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un lugar central en su producción y reproducción. Si en la fábula que Freud construye en Tótem y tabu los primitivos-hijos-adolescentes se rebelan violentamente contra el jerarca-padre, terminando por demandar una figura fuerte que imponga el orden y acabe con la fratricida lucha de todos contra todos. Hoy la alianza contra la figura del padre constituye una polifonía de hermanos-en-la-red, que deniega la voz del padre. Es decir, que creen ausente. Ellos están ahí, en la red, porque precisamente no está el padre. Es su forma de asesinato simbólico, siguiendo con los conceptos psicoanalíticos. Incluso podríamos hablar de asesinato virtual de la figura del padre. El problema surge cuando, en la confianza de la ausencia de adultos, los adolescentes son atraídos –y potencialmente explotados- por adultos disfrazados virtualmente de otros adolescentes. En algunas ocasiones, originándose despreciables situaciones que el sistema policial y judicial-penal persigue, puesto que socialmente son objeto de dura condena. En otras, la intromisión adulta adquiere un sentido menos escabroso, incluso socialmente legitimado, como ocurre con las contaminantes intervenciones publicitarias. Es decir, los riesgos y las incertidumbres surgen porque en el orden social adolescente se introduce el orden social adulto. Como en Tótem y tabú, cuando en el orden social tras el asesinato del jefe, del padre, emerge lo peor de la herencia de éste. Por un lado, los adultos se alarman por la distancia que toman sus hijos con respecto a ellos y su poder. De hecho, la prohibición paterna del uso de Internet en determinados períodos, se ha convertido en general sanción por la inadecuada conducta del adolescente, con independencia de que ésta haya tenido origen en el uso del medio de comunicación. El enfrentamiento adulto-Internet (antes lo era la televisión) se proyecta así en los procedimientos educativo-disciplinarios a aplicar al adolescente. El medio no es sólo el mensaje o el masaje, como acertadamente propuso McLuhan (1973 y 1992), sino que el medio es el medio, lo que está en medio de las relaciones adulto-adolescente y lo que se utiliza en el intercambio entre dos posiciones sociales que tienden al antagonismo. Hace pocos años, finales de los ochenta, se utilizaban los dibujos animados de Oliver y Benji como negociada última opción televisiva de los niños, antes de irse a la cama y dejar el medio para uso exclusivo de los padres, con el informativo. Ahora, cualquier trastada adolescente se castiga con la abstinencia de conexión a Internet. Por otro lado, los adultos se alarman por el reconocimiento de la vulnerabilidad de unos sujetos a los que se concibe que hay que proteger. Tanto de ellos mismos, como, sobre todo, de quienes actuando como ellos, son otra cosa. Se abre así un debate que ya había empezado a tomar fuerza con relación a la televisión y que parece insertarse en el tradicional –aparentemente superado- debate moderno de grandes discursos, entre quienes abogan por acentuar las medidas de protección y quienes mantienen que la solución está en el fortalecimiento de la resistencia de los adolescentes, haciéndoles más fuertes frente a los medios formándoles críticamente. La vulnerabilidad proyectada en el adolescente es uno de los principales argumentos frente a cada uno de los medios de comunicación, cuyo eco está en proporción directa a la extensión del uso que los adolescentes hagan del medio. Cuanto más se use, más fuerza toma el argumento. Así, la figura del adolescente se convierte en referencia para criticar al conjunto del sistema de comunicación. Es más, la libertad del sistema de medios de comunicación parece terminar donde empieza la protección de niños, adolescentes y jóvenes. Baste leer el artículo 20.4 de la vigente Constitución. El adolescente
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aparece como una especie de agujero negro del sistema de medios de comunicación, que tiende a fundamentar las críticas hacia el conjunto de tal sistema. El estatuto crítico en que la mirada adulta sitúa al adolescente con respecto al sistema de comunicación mediada tiende, como todo producto de una alarma, a la exageración. En este caso, a la exageración de la relación entre los otros –adolescente y medio de comunicación- que excluyen al escandalizado. Sobre todo, se exagera la intensidad de tales afectos mutuos, ajenos y excluyentes para el adulto. Y es que cada vez que he tenido la ocasión de preguntar directamente a los adolescentes, la preferencia del juego directo con sus pares, especialmente fuera del domicilio familiar, lejos del control de los padres, puede considerarse absoluta. Así nos encontramos con un adolescente que es fiel a los medios de comunicación, mientras carezca de la oportunidad de “traicionarlos” con la calle. La fidelidad a los medios parece acabar en las paredes del hogar y en la más fuerte fidelidad a los compañeros de los juegos extradomiciliarios. Una fidelidad relativa y exagerada por los adultos a la comunicación mediada, pues como bien saben los propios medios de comunicación ofertantes, el adolescente se convierte en un consumidor tan fiel, como esquivo y cambiante. Un sujeto de difícil sujeción. A ello hay que añadir que es una de las categorías sociales con rutinas más cambiantes de un período a otro: de las temporadas escolares a las vacaciones, pasando por los exámenes académicos; de un curso a otro, en función de la variación de horarios escolares. Se convierte así en un elemento crítico para la capacidad de adaptación de las propias instituciones comunicativas.
El/la adolescente y la comunicación: un punto de partida para valorar la observación La preocupación y sospechas sobre la relación entre adolescentes y medios de comunicación de unos, la sociedad de adultos, y la búsqueda de lazos más intensos con esta categoría de audiencia por parte de otros, los medios de comunicación, ha generado amplia investigación en la que los adolescentes eran los principales protagonistas y, por lo tanto, informantes. Sin embargo, apenas se ha observado que lo que genera la preocupación –el cambio del adolescente en la comunicación- es lo que dificulta la propia observación. Apenas se ha hecho reflexiva observación de la observación (Luhmann, 1992), más allá de la mera evaluación de los estudios realizados, tal como es norma en el sistema social de la ciencia. Algo lógico si se piensa que el acento se ha situado más en lo que hacen los medios de comunicación a los adolescentes o, en el mejor de los casos, lo que hacen los adolescentes con los mensajes de la comunicación mediada, que en el lugar de los actores en el proceso de comunicación, en la comunicación. Es decir, se ha buscado la respuesta en clave de sistemas funcionales: qué hace el sistema funcional de los medios de comunicación a los adolescentes, lo que hacen en los adolescentes; más que en una integración de esos sistemas en los sujetos, preguntándonos por lo que hacen los adolescentes en la comunicación. Desde la asunción de que la observación empírica sociológica es especialmente comunicación, aunque esto puede extenderse a todo el campo de la observación y, en especial, de la observación científica, se requiere una mínima reflexión sobre el papel de los observados en la comunicación. En este caso, de las adolescentes y los adolescentes. Dos son las preguntas principa-
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les: con quién y de qué pueden comunicar los adolescentes. Aquí, como en otros aspectos de su posición social, nos encontramos con normas ambiguas producto de su situación en pleno crecimiento. Al igual que ocurre con su físico y su psiquis, también las respuestas con relación a su estatus comunicativo tienen que ver con el crecimiento. Etimológicamente, adolescente es el que crece. También el que crece comunicativamente. Así, a las transformaciones endocrinas y morfológicas, hay que añadir las sociológicas. Tiempo de cambios psíquicos y físicos; pero también cambios en la posición social (Gil Calvo, 2009). Es más, como han puesto de manifiesto los antropólogos, tales transformaciones corporales adquieren distinto sentido según la sociedad en que se inscriben y, por lo tanto, según la posición social que ocupa el adolescente en la misma. Los adolescentes dejan de ser niños, infans, los que no pueden hablar. El niño viene definido porque tiene muy restringido el circulo de aquellos con quien puede hablar y el campo de lo que puede hablar. Cuando hablan los adultos, los niños se callan, remarcando su posición en los límites de la sociedad. En el espacio público, se les asume carentes de opinión y sólo pueden comunicar cuando se les interpele. Sin embargo, el adolescente se define comunicativamente como el que empieza a tener sus opiniones, como bien saben los publicitarios y anunciantes de productos destinados a esta categoría de consumidores, convirtiéndose en un explosivo prescriptor, y como el que extiende su círculo de hablantes a los pares, a los iguales. Aún tiene restricciones o, al menos, se mira con sospecha que hable de cualquier cosa con cualquiera, lo que supone el estatuto comunicativo del adulto. En la medida que extiende el campo de lo que puede comunicar entre sus iguales, entrarán contenidos que se ocultan a los adultos. Ya no sólo no puede hablar de cualquier cosa con cualquier adulto, sino que no hablará de algunas cosas con ningún adulto, incluidos los padres. Establece así comunicaciones reservadas a sus iguales, frente al adulto, al que, si es necesario, mentirá. Conoce la mentira como producto de la libertad de la comunicación: se puede hablar con independencia de la realidad, de lo ocurrido. Es la mentira en sus diversas formas –ocultación, narración, exageración- lo que les hace libres y produce placer y no una verdad que les ata a la realidad de los adultos. Con distinta carga moral y disciplinaria, desde Pinocho a las aventuras de Tom Sawyer, la literatura está llena de magníficos ejemplos protagonizados por adolescentes mentirosos. La libertad genera un nicho comunicativo, su mundo de vida (Habermas, 1987), a partir de la exclusión del adulto y su mirada. Los adolescentes que rompan estas reglas de exclusión comunicativa del adulto, los que siguen contando a/con los adultos, serán vistos como sospechosos por sus iguales. Comunicativamente, el estatus del adolescente se construye contra el adulto. Nos parecerán algo taciturnos porque dejan de hablar como lo hacían antes. Sin embargo, con sus iguales, la expansión comunicativa apenas tiene límites. Los que tenía, derivados de la distancia, del dejar de estar con sus amigos y amigas, pues casi todas sus relaciones de iguales aparecen con igual categoría relacional, aparecen hoy parcialmente superados gracias a las denominadas redes sociales en Internet. Prácticamente puede estar en su nicho comunicativo, con sus amigos y amigas, de manera constante. Incluso estando físicamente en el hogar familiar, sobre todo cuando el adolescente está en su habitación, cerrada. El cordón de la red-de-iguales o red social les ayuda a romper con el cordón umbilical con la familia, incluso en el seno protector (alimento, vestido y casa) de esa propia familia denostada.
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El adolescente, que ha tenido cerrado el acceso al mundo comunicativo de los adultos, es ahora quien cierra su mundo de vida a los adultos. Éstos parecen recoger lo sembrado. De hecho, el cierre comunicativo entre ambas posiciones sociales parece mayor en el momento de la adolescencia, en la medida que viene precedido por una fuerte exclusión anterior del niño del espacio comunicativo de los adultos. El poder comunicativo del adolescente se erige contra el poder comunicativo del adulto. Mientras el resto de marcas sociales se diluyen, más allá del eco que encuentran los signos de transformación corporal y la explosión hormonal, es la comunicación la que marca la adolescencia en las sociedades modernas: emisoras de radio y programas de televisión dirigidos a la adolescencia, música producida para ellos, videojuegos. En nuestros días, la adolescencia es principalmente una forma de comportarse, de estar en el mundo y, sobre todo, de comunicarse y de estar en la comunicación. El mundo de vida adolescente es, más que ninguna otra categoría social, un nicho comunicativo y lo que le da un principal estatus en nuestras sociedades industriales, con el dominio del sistema de comunicación, es su carácter de nicho comunicativo mediado. Ahora bien, un nicho de difícil acceso para la investigación y, por lo tanto, para la producción planificada, por lo que nos encontramos con clamorosos fracasos y azarosos éxitos, casi sin impulso publicitario, de productos destinados a los adolescentes. Definidos comunicativamente, los adolescentes son consumidores maduros de productos mediáticos. Por lo tanto, difíciles de convencer. En las sociedades tradicionales, la adolescencia, especialmente entre las mujeres, era una fase prematrimonial (Mead, 1989). Hoy, el matrimonio queda simbólica y temporalmente muy lejos de las adolescentes –y los adolescentes- de las sociedades desarrolladas. Apenas está en sus horizontes o en sus expectativas. Es más, mientras el lugar de la adolescencia crece en la sociedad de consumo global, haciéndose sus integrantes más homogéneos sin tener en cuenta las fronteras nacionales, parece borrarse su función. Apenas se puede dar cuenta de lo que se espera de las adolescentes y los adolescentes. Es más, parece dominar más un discurso normativo prohibitivo sobre el adolescente, repleto de precauciones (embarazos, drogas, suicidios, criminalidad), que un discurso prescriptivo, fundamentado en lo que han de hacer los adolescentes. Parece que lo que mejor se puede esperar de ellas y ellos es que causen el menor número de problemas, que pasen desapercibidos. Los ritos de paso vinculados a la adolescencia han desaparecido en las sociedades avanzadas, siendo sustituidos por una difusa sucesión de “primeras acciones” (primera vez que salen solos, en pandilla, en la discoteca, que regresan tarde a casa…). Sucesión que los padres suelen vivir con una angustia que va en proporción directa al temor de la distancia que va tomando el menor con respecto a ellos. De hecho, para el conjunto de la sociedad, la adolescencia parece haberse convertido en un problema, que hay que tratar al más mínimo síntoma de desvío (Gesell, 1976; Olivares y otros, 1997) de no se sabe bien qué normas, del cómo ha de comportarse la adolescencia como tal. La adolescencia es una categoría social definida por una posición en el ciclo vital; pero la cuestión es que se trata de un ciclo cava vez más indefinido (Castells, 2009), lo que se proyecta directamente en las expectativas sociales sobre la adolescencia, sobre sus funciones. Salvo crecer y aprender apenas se espera nada de las y los adolescentes. Hablar entre sí, comunicarse, como si estuvieran en una gran sala de espera, parece haberse convertido en
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su función. Y he aquí que comunicándose, están transformando el propio sistema de comunicación mediada y, de paso, la sociedad. Comprender ahora su comunicación, se ha convertido en la obsesión de los adultos.
Las conflictivas fronteras para la observación La posición comunicativa del adolescente es el contexto social en el que debe lidiar la observación empírica destinada a conocer lo que el adolescente hace en la comunicación mediada. Una observación que, a su vez, es comunicación y es poder (Foucault, 1999; Bourdieu y otros, 1976; Ibáñez, 1979), que genera una situación de desigualdad entre observador y observado, y que encontrará en el adolescente resistencias. Incluso puede hablarse de conflictivas fronteras para entrar en el mundo de vida del adolescente. Señalamos aquí algunas de estas fronteras en distintas fases del desarrollo de un estudio, que hacen de la investigación con adolescentes una investigación con rasgos especiales. Los problemas empiezan con la definición de la población de estudio. La adolescencia es una etapa entre la niñez y la juventud, teniendo por identidad su carácter procesal. Fijarla en intervalos de edad, como solemos hacer, no deja de ser un convencionalismo expuesto a importantes críticas. Más que con respecto a otras clases de edad, sin que tal exposición esté ausente de las otras: infancia, juventud, madurez, vejez. Así vemos como la designación de la población adolescente se cruza con la de los niños -¿a los once años se es adolescente o niño?- o los jóvenes -¿a los 18 años se es adolescente o joven? Más que en otras clases de edad, se es consciente de la importante diferencia que puede existir de un año a otro, lo que obligará, en el análisis y la interpretación a matizaciones importantes según intervalos de edad anuales. Por otro lado, como proceso en el que se incorporan de forma casi irreversible las marcas sexuales, parece definida de distinta manera según los géneros. Se hace difícil definir al sujeto a interpelar y, sin embargo, tiene su proyección en lo que hemos referido como estatus comunicativo. El niño tenderá a convertirse en la voz de sus adultos, a reproducir lo que los adultos le dicen normativamente lo que tiene que decir o, más directamente, señala lo que le dicen sus padres (García de Cortázar, 1998). El joven se configura comunicativamente en pos de la individualidad en nuestras sociedades industrializadas y narcisistas (de Miguel, 1978), lo que paradójicamente le lleva al refugio de comunidades simbólicas y estéticas (Lash, 1994) en las que busca la diferencia de sus semejantes en edad. En medio, el adolescente en su expansivo nicho comunicativo de iguales. Sus respectivas y distintas posiciones en los procesos de comunicación llevan a pensar en asimismo distintas posiciones en el sistema de comunicación mediada. Sin embargo, para encontrar a los informantes se hace necesario señalar previamente, aun cuando sea de manera prudente y crítica, a la población. La construcción de las muestras contará con sus propias dificultades. Hay que tener en cuenta que la participación de los adolescentes en la investigación estará mediada por la previa participación de sus padres en la misma. Se requiere su autorización y, por lo tanto, su control para que los adolescentes participen en el proceso de comunicación puesto en marcha por la observación. Habrá que explicar a los padres o tutores en qué consiste la investigación, qué instrumentos se utilizarán o hasta qué tipo de preguntas se harán a sus hijos o pupilos. Son los adultos respectivos los que deciden la
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participación de los adolescentes. Por lo tanto, se seleccionan más adultos que adolescentes: muestras de hogares según las características de los padres o de colegios según los rasgos de éstos en encuestas con cuestionario estandarizado, de padres o directores de colegios o instituciones afines con los que el investigador tenga suficiente confianza, para que, a su vez, los responsables de los adolescentes confíen en el investigador, en los estudios de corte más cualitativo o que intentan la experimentación. La selección de los adolescentes se hace entre adultos, dejando al adolescente en mero objeto secundario en el proceso de observación: los que acaban participando en la observación, no hablarán porque quieren sino porque es un mandato de sus adultos, que alcanza el género de la caricatura cuando, por ejemplo, se les ordena que rellenen un cuestionario como si fuese un examen o se eligen “voluntarios” para que formen parte de grupos experimentales (grupos experimentales en sentido estricto, grupos de control, grupos de discusión o focus group) o ser entrevistados. Por otro lado, se alarga la proyección de la controladora sombra de los adultos seleccionadores sobre la potencial comunicación y comportamiento bajo observación científica de éstos. Es especialmente en la situación experimental de observación, que tiende a ser una situación de comunicación, donde la distancia entre adolescentes observados y adultos observadores es mayor. Donde se hacen evidentes las dificultades para entrar en el mundo de vida de los adolescentes. Mayor en situaciones ya, de por sí, poco proclives, por su estandarización, para entrar en el sentido que tiene la acción del encuentro observacional, entre observadores y observados, para éstos, como ocurre en la entrevista para la aplicación de un cuestionario estandarizado (Cicourel, 1984). Pero la distancia también se hace evidente en las entrevistas abiertas o cualitativas y los grupos de discusión o focus group. Cualquiera que haya intentado aproximarse a los adolescentes a través de estas prácticas de investigación es consciente del importante esfuerzo que ha de hacerse para obtener respuestas y para confiar en esas respuestas. Sus dinámicas se llenan de silencios, de levantamientos de hombros como respuesta, de miradas cómplices entre los observados, pues aunque previamente no se conozcan entre sí, les une su posición frente a quien cuestiona. Las situaciones concretas de las entrevistas y, sobre todo, de los grupos de discusión entre adolescentes, contienen excesivas manifestaciones de indiferencia con respecto a las cuestiones que plantea el entrevistador o el moderador de la reunión, como si se estuviesen haciendo referencias a un mundo que nada tuviese que ver con ellos. Salvo oportunas dinámicas en que, gracias a una competencia por la ostentación, se disputan el ser más que los otros participantes en los grupos, se tiene la sensación de estar frente a un muro, frente a otra cultura. Así, el material informativo (encuesta con cuestionario estandarizado) o discursivo (entrevistas cualitativas o dinámicas grupales) está trufado de tanta reactividad, de ser evidente producto de la observación de los adultos sobre un sujeto que tiende a la evasión de tal observación, que ha de plantearse su validez, con la sospecha de que lo dicho por los adolescentes es sólo producto de la propia observación. Metodológicamente conscientes de las resistencias de los observados adolescentes, se despliegan tácticas con el objetivo de su superación. Así, en mayor medida que con otros grupos sociales, se aplican técnicas proyectivas: dinámicas de juegos o tareas, producción de dibujos o representaciones,
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rol player o, sobre todo en los estudios destinados a evaluar productos mediáticos, exposición al producto, con observación de la propia situación de exposición. Las situaciones de observación tienden entonces a transformarse en experimentos o, mejor dicho siguiendo al clásico de Campbell y Stanley (1995), en cuasiexperimentos, poniendo entre paréntesis la validez externa o potencialidad de los resultados de la observación para ser proyectados a las situaciones cotidianas. Aún en tal situación experimental, difícilmente el observador empírico abandona la sensación de que es más observado que observador y que la implicación de los adolescentes observados en el proceso de observación desciende a mínimos. Algo que pude comprobar en una investigación empírica con chicos y chicas de dieciséis años en Arganda. Bajo la solicitud de que me ayudaran a construir un cuestionario para ser aplicado a personas como ellos –su edad, su localidad- se constató que la mayor parte de las preguntas de un borrador de cuestionario, que incluía preguntas repetidamente utilizadas para preguntar a adolescentes, jóvenes y población en general, eran cuestionadas sin pensar en la pregunta, especialmente aquellas que tenían que ver con la respuesta sobre la cantidad de tiempo dedicada a distintas actividades de ocio, como ver la televisión, leer un libro, pasear o jugar a las cartas. Frente a tales argumentos puede oponerse en primer lugar que tales dificultades para la observación de los adolescentes van más allá de los estudios sobre la comunicación, pues la referencia han sido prácticas o técnicas de investigación social generales. Incluso puede plantearse que la propia investigación en la comunicación ha desarrollado métodos específicos, diferentes a los anteriores. Es lo que ocurre con la investigación mediante audímetros, a cuyo favor se aduce una especie de objetividad derivada del hecho de que prescinde de la mediación lingüística de los observados –tendente a ser concebida como subjetiva- para sus registros. La audimetría está más destinada a ofrecer lo que hacen los programas (televisión) o los sites web (Internet), produciendo audiencia, y así fijar el precio de la publicidad, que a observar lo que hacen los sujetos, en este caso las y los adolescentes. Es decir, es un dispositivo que produce publicidad, más que un analista de los comportamientos de los receptores o actores de la comunicación. A ello hay que añadir las críticas, más o menos fundamentadas, que se hacen a sus procedimientos de medida. Así, con respecto a los adolescentes, nos quedamos perplejos ante algunos resultados, como el relativamente importante número de ellos que se encuentra viendo la televisión a altas horas de la madrugada: ¿realidad o efecto de un procedimiento de medir? Tan preocupante sería una explicación como la otra. Mayor fuerza cobra el argumento de que lo que pone de manifiesto la observación empírica de los adolescentes son, ni más ni menos, que los problemas existentes en todo tipo de observación empírica sociológica. La diferencia estaría en que la tendencia al comportamiento excesivo y menos modulado (menos cortés) de los adolescentes hace más evidentes tales problemas. En especial, las resistencias a la observación adulta señalan las existentes a toda imposición de poder, desde la descripción de la observación como poder. Lo que en la observación de otras categorías sociales puede llegar a quedar relativamente soterrado, emerge con nitidez en el contexto de una relación social y, por lo tanto, de lucha por el poder, que se perfila como innegociable, como es la existente entre adolescentes y adultos.
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De audiencia menor a protagonista de la transformación en el sistema de comunicación de consumo Ante tales dificultades para una investigación empírica etnocéntricamente adulta, cabría preguntarse si vale la pena mantener la observación de los adolescentes en la comunicación mediada, más acá de los fundamentados discursos sobre el interés general sobre los que se apoya tal realización de estudios. Sin embargo, ha de recalarse en que no es sólo el interés general el que pone en marcha la observación empírica de los adolescentes sino que también lo hace el interés particular de las instituciones comunicativas. Es más, cabría preguntarse incluso por la solidez de tal separación, entre interés general e interés particular, desde el momento en que se tiene que la adolescencia es un alarmante problema (Benito de la Iglesia, 2009) en nuestras industriales y modernas sociedades tras haberla convertido en categoría de consumo, en teenagers-rebeldes-sin-causa, ni referencias ajenas al propio mundo del consumo y el espectáculo. No parece que sea necesario el desarrollo de una economía política de la comunicación para apuntar que si la adolescencia interesa como categoría de consumo y, por lo tanto, a los anunciantes, interesa a las instituciones mediáticas destinadas a producir audiencias para tales anunciantes. Si interesa económicamente, interesa su investigación, aun asumiendo las dificultades que conlleva su seguimiento y, como bien saben estas instituciones mediático-comerciales, su satisfacción, siendo además una audiencia que a la mínima sensación de insatisfacción pierde el interés por el producto mediático y busca alternativas. Ahora bien, también saben que fijar exitosamente un producto mediático entre adolescentes es una rentable inversión, dado el grado de concentración de anunciantes que puede generarse en los limitadas intervalos horarios semanales en que los adolescentes están plenamente disponibles a dejar su tiempo en manos de, por ejemplo, las cadenas de televisión. En las mañanas televisivas de los sábados, muchas veces parecía llevarse a cabo una especie de juego de suma cero: el programador que acertaba con el producto de los adolescentes, ganaba la mayor parte de anunciantes. Sin embargo, se carece de constancia del logro de éxito entre el público adolescente, como los hay con respecto al público infantil, como ha sucedido con el incombustible Sesamo Street (Barrio Sésamo), cuya pública producción fue precedida de una interesante investigación didáctico-comunicativa (Mayer 1972:130 y ss.). Hay que resaltar que el interés privado por el estudio del lugar de los adolescentes en la comunicación mediada parece haber descendido en los últimos años en España. Sin detenernos aquí demasiado, cabe señalar las cuatro causas de este menor interés por saber lo que las y los adolescentes hacen con la investigación: a) El descenso demográfico que se produce en España a partir de 1975 se intensifica en un ciclo de casi treinta años. Independientemente de las dificultades de su definición como población, restringidos a componer un intervalo de edad, los adolescentes se convierten en una relativamente muy pequeña minoría de consumidores, tanto de medios, como de otros productos. b) Según los registros más convencionales –estudios de audimetría- apoyados por otro tipo de observaciones (por ejemplo, Encuesta de Empleo del Tiempo, 2002-2003), la adolescencia es la categoría de edad que menos tiempo invierte en el uso de los medios de comunicación de consumo más
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generales, como es la televisión. Los y las adolescentes son los que menos tiempo le dedican. En la explicación de este fenómeno se cruzan aspectos como la falta de programas adecuados a su interés, como la propia escasez de tiempo de que disponen unos adolescentes sobrecargados de tareas y dedicaciones extraescolares, lo que se extiende a las actividades deportivas o culturales de los sábados por la mañana. c) La configuración en clave de oligopolio del mercado televisivo, que hace que unas pocas grandes productoras a nivel mundial impongan su oferta a los respectivos canales nacionales, puesto que es frecuente que vengan de la mano de los anunciantes, grandes fabricantes de productos de carácter multinacional para consumidores infantiles y adolescentes de todo el planeta. Ante ello, el demandante y, por lo tanto, la decisión de la cadena de televisión que lo adquiere por la propia presión del anunciante queda reducida a situarlo en su programación, en colocar entre sus programas los nuevos programas adquiridos para adolescentes ¿Para qué, entonces, estudiar las preferencias de estos públicos? d) Por último, la progresiva extensión de la idea de que, al fin y al cabo, gustos de adolescentes y adultos no son tan distintos cuando se trata de televisión, de manera que lo interesante es que compartan programas y no buscar programas específicos para los primeros. De hecho, el éxito de audiencia se fundamenta en buena parte en la programación de productos intergeneracionales, como ocurre, por ejemplo, con la serie de dibujos animados Los Simpson. Estratégicamente se une a adolescentes que juegan a ser adultos y a adultos que juegan a ser adolescentes ante el medio. Por lo tanto, la investigación se dirige menos a conocer los gustos televisivos específicos de la adolescencia, para concentrarse en qué y cómo productos de adultos pueden ser atractivos para las y los adolescentes. El relativo menor valor de la adolescencia como objeto de estudio de la investigación comunicativa comercial, destinada al mercado, queda sobradamente compensado por la preocupación –cuando no la repetida y socorrida alarmareinante en la sociedad sobre las consecuencias que pueden tener para ella los nuevos modelos y medios de comunicación. La televisión volcada al mercado ha tendido a cuidar poco a la adolescencia en los últimos años, lo que, entre otras cosas, ha aumentado la propia preocupación de la sociedad, por la constante emisión de programas considerados poco aptos para ellos en sus horarios más disponibles. Pero, además, el estudio de las formas de comunicación mediada de los adolescentes se convierte en estratégico para entender cuál es el modelo de relación entre los distintos medios de comunicación y sociedad que se está generando. Desde este punto de vista y a pesar de las dificultades existentes para la investigación sociológica empírica de la adolescencia, su comprensión está en la base de la comprensión de la sociedad actual y de buena parte de la sociedad que viene. Así, una buena parte de propuestas comunicativas que parece que empezaron a estar destinadas casi exclusivamente a ese mundo de vida tan relativamente opaco a la mirada adulta como es el mundo adolescente, se proyecta directamente ya al mundo adulto, desde las redes sociales a los videojuegos.
La adolescencia: reto para la investigación empírica del sistema de comunicación En mayor medida que las otras categorías sociales, la adolescencia actual parece más intensa y extensivamente volcada a lo que puede considerarse
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nuevo sistema social de la comunicación mediada. Un nuevo sistema caracterizado por distintas notas, pero entre las que sobresalen el rasgo multimediático y la interactividad. La convergencia entre Internet-digitalización y adolescentes es intensa. Según los resultados del estudio del mes de mayo de 2007 sobre la juventud española, del Centro de Investigaciones Sociológicas y el Instituto de la Juventud, los consultados más próximos a la adolescencia (entre 15 y 18 años) han sido los más inclinados a responder que utilizan Internet. Lo hace el 76,3% de los consultados en este intervalo de edad, frente a un porcentaje medio del 70,1%. Ya sea verdad la respuesta, ya producto de la elevada legitimidad que adquiere el medio en este intervalo de edad, la convergencia parece alta. La realidad de esta adolescencia, como muestra también la distribución de las respuestas a la pregunta (p.17) del cuestionario del mismo estudio sobre los medios preferentemente utilizados para estar al tanto de la actualidad, pasa preferentemente por Internet. La forma de usar la comunicación por parte de la adolescencia obliga a repensarse a la propia investigación. Ya no sólo desde la reflexión, apuntada más arriba, para superar los problemas para su observación. También para la realización de nuevas propuestas de investigación capaces de integrar lo que ya los propios medios integran. Tal vez basten algunas imágenes: adolescentes jugando a la Play con otros amigos, cada uno en su casa; los comentarios a las jugadas las hacen a través del Messenger o programa de conversación online y sincrónica semejante y, a la vez, pueden estar hablando por el teléfono móvil con otro de los participantes en el juego. Parece que se podría llegar al infinito en las posibilidades de abrir canales de comunicación: ¿con qué están comunicando? ¿Con el videojuego? ¿con los otros participantes en la partida? ¿dónde está la audiencia? ¿habría que hablar de la audiencia de todos los medios utilizados simultáneamente? ¿sólo aquellos susceptibles de contener publicidad, como puede ser el chat o el videojuego? Lo que diferencia a la adolescencia en el consumo de medios no es tanto el tiempo dedicado a los medios, pues incluso en buena parte de los medios, especialmente la televisión, presentan medias de consumo menor que la población general. Lo que les diferencia es el modo de consumo. Ya sólo la fijación de su modelo de consumo mediático es un reto para la investigación básica, pues a partir de tal fijación es cuando podrá intentarse la propuesta de prácticas y herramientas de investigación social capaces de captar tal integración. La posibilidad de comprender un modelo de consumo mediático que, además, ha de tener en cuenta las diferencias entre las y los adolescentes, de las que hay repetidos síntomas. Por ejemplo, mientras las chicas prefieren Internet y la telefonía móvil, los chicos se inclinan por los videojuegos (Labrador y Villadangos, 2009). Una convergencia entre medios, de manera que se borran las fronteras entre ellos, pero también una convergencia entre tiempos, espacios y actividades, puesto que se esfuman las diferencias entre lo que es comunicación mediada institucional y lo que es comunicación mediada personal (véase lo que pasa con el móvil o Internet, donde conviven ambos tipos de comunicación) o entre lo que es comunicación mediada y lo que son otras actividades que hasta hace poco parecían tener autonomía propia. Así se experimenta la convergencia entre trabajo y ocio: nuestra adolescencia estudia con medios de comunicación, en colaboración con otros iguales y lejos de la autoridad de un autor, como ocurre con el libro, y comunica estudiando. La educación
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se integra así en la comunicación mediada entre pares, entre iguales, resultando de ello un horizonte de vértigo para la socialización y, por lo tanto, la reproducción de las sociedades. Se hacen deberes con los otros conectados a la red, se habla de estrategias colaborativas de estudio y aprendizaje utilizando Internet, dibujándose así un proceso evolutivo en el que se asoma la sustitución por el sistema de medios de comunicación del sistema de educativo. El medio de comunicación sustituye a la escuela, después de que ésta sustituyese a los padres (Mendel, 1972). La sociedad estereofónica (Montale, 1972; Moya, 1984) nace de la juventud de después de la segunda guerra mundial. La sociedad digital, si es que es algo, está en la adolescencia de este siglo XXI. Por ello, su observación empírica se convierte en un punto tan crítico, como estratégico, ya no sólo para entender la propia adolescencia y la comunicación o la relación entre adolescencia y comunicación mediada en nuestro tiempo. También para entendernos como sociedad.
A modo de conclusión Los y las adolescentes constituyen un particular problema para la observación sociológica empírica en general, y para la que pone la comunicación mediada en su centro, en particular. Surgen con más fuerza problemas epistemológicos (¿es posible observar a las y los adolescentes? ¿qué se puede llegar a saber de ellos y ellas?), metodológicos (¿cómo superar o, al menos, disminuir la barrera existente para entrar en su mundo de vida?) y tecnológicos (¿cómo preguntar sin que, por un lado, la distancia entre adultos y adolescentes se ponga en evidencia o que, por otro lado, los intentos de aproximación –“en plan colega”- no les parezcan esperpénticos o, para decirlo en su propio lenguaje, patéticos?). Situar a las y los adolescentes en el objetivo de la observación empírica significa asumir reflexiva y críticamente las limitaciones de ésta. La posición crítica de la adolescencia en el sistema de comunicación, en los procesos de comunicación cotidiana, es lo que la sitúa también como fuente de crítica hacia el conjunto de las formas de observación empírica. Ahora bien, al mismo tiempo que la adolescencia es un problema para la investigación comunicacional es también una fuente de soluciones hacia el futuro, ya que el modelo de comportamiento comunicacional que nos muestran hoy los adolescentes es muy distinto del de los adultos y todo apunta a que es el que dominará en el futuro. Por lo tanto, las propuestas de investigación de cara al futuro tienen en la adolescencia su principal campo de experiencias. Las y los adolescentes tienen la solución para la investigación del consumo mediático. La fijación en ellos ha transformado la manera de entender algunas concreciones de la comunicación, como es la publicitaria. Por ejemplo, sobre ellos se ha edificado el denominado marketing viral o un modelo de comunicación basado en el funcionamiento de las epidemias (Gladwell, 2001). Es el momento de que adolescentes, sistema de comunicación mediada e investigación empírica sobre la relación entre adolescentes y medios de comunicación crezcan juntos, pues ¿no es la adolescencia el momento vital del crecimiento? REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Benito de la Iglesia, A (2009) “Los comportamientos alarmantes de los adolescentes en la sociedad actual” Revista Estudios de Juventud. (84), 47-64.
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Juan Menor Sendra. Departamento de Comunicación I (URJC)
Televisión, telefonía móvil y juventud en el contexto de la modernidad reflexiva de masas tardía: un proyecto de investigación
Las sucesivas culturas juveniles han ayudado forjar mundos cada vez más pluralizados y globalizados en torno a “estilos de vida”, según ha ido entrando en crisis ese vínculo social holístico e inter-generacional que ligaba la familia nuclear a la “sociedad”, y que simbolizaba la vieja televisión de flujo obligatorio situada en el salón del hogar. Pero la juventud de nuestro tiempo reproduce en parte los esquemas de lo que significa la “juventud” desde la formación del mundo moderno de masas y especialmente desde la radicalización y universalización del individualismo, de la reflexividad y del autoajuste vital permanente. Y a pesar de la centralidad indiscutible de Internet entre los jóvenes, no es tan evidente en torno a qué dispositivos se van a realizar los mayores cambios sociales (y menos aún su naturaleza). El viejo binomio televisión-automóvil, que constituyó la sociedad de la posguerra empieza a ser desafiado por las nuevas tecnologías de movilidad, pero aún no sabemos si el móvil llegará a ser el “nuevo transistor audiovisual” que ponga en cuestión la centralidad del hogar doméstico. Y tampoco sabemos si pudiera ser portador de nuevas culturas de lo público. Aspectos todos ellos inexplorados que constituyen un reto para un objeto social sólo aparentemente sobre-investigado.
Introducción Uno de los lugares comunes de la sociología de la comunicación de nuestro tiempo es que la televisión está en decadencia. Siendo quizás prematuros los anuncios de su próxima defunción, sí que parece aceptado que la práctica cultural que durante años ha resumido la expresión “ver la TV” está sufriendo una profunda transformación (Aguilera, 2009). Parecía claro que en torno a un soporte (la televisión del salón del hogar) se habían estado organizando durante generaciones unas prácticas culturales que parecían muy sólidas. Una enorme gama de productos gratuitos iguales estaba disponible para todos los miembros de un determinado estado-nación, de todas las edades y clases sociales, en forma de flujo obligatorio. Hoy la situación es diferente. Unas audiencias cada vez más segmentadas, especialmente en los grupos de edad más jóvenes, están reintroduciendo dentro del mundo audiovisual, la lógica de auto programación personal que ya dominaba en la industria editorial casi desde sus inicios. Es probable que este cambio tenga que ver con la progresiva disolución del vínculo social y familiar al que la televisión creía servir. O dicho de otra manera, sería una consecuencia de la cada vez mayor importancia que está cobrando la generación como vínculo estructurador en un espacio afectivo y público cada vez más individualizado y globalizado. Internet sería el paradigma de esa nueva libertad audiovisual, frente al flujo obligatorio “social” de la vieja televisión del salón doméstico.
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Si la adopción privilegiada de las TIC e Internet no es consustancial a la juventud, sí lo es el hecho de que, en estos momentos los jóvenes estén actuando como conductores (drivers) de nuevos usos, relaciones y realidades sociales. Si un fenómeno caracteriza la juventud del siglo XXI ese es la adopción que ha realizado de Internet como “medio amigo” (Rubio 2009) por delante de la televisión. Y sin embargo, los paneles de audiometría y los estudios de la Asociación para la Investigación de los Medios (AIMC), y especialmente el Estudio General de Medios, siguen mostrando que la televisión, aun consumida cada vez más en la soledad de la habitación individual, sigue siendo, con diferencia, el medio con mayor impacto en la juventud en cuento al tiempo de exposición. Además, a pesar de la centralidad indiscutible de Internet, no es tan evidente qué dispositivos van a realizar las promesas ambiguas de libertad de acceso a la totalidad de los contenidos audiovisuales disponibles (la auto programación absoluta) y cuáles son los modelos de negocio y las conversaciones audiovisuales (Betettini) que se van a instalar en torno a los diferentes soportes que han irrumpido en el panorama comunicativo actual. Ni tan siquiera es descartable que finalmente, a pesar de todas las apariencias iniciales, se terminen estableciendo modelos de negocio y pactos comunicativos distintos por soportes. El paso del broadcasting al narrowcasting (lo que muchos, quizás prematuramente, asimilan directamente al fin de la televisión) está teniendo lugar de manera diferente en las distintas áreas audiovisuales mundiales (tanto en lo que se refiere a los tiempos de introducción como en lo relativo a las tecnologías de desarrollo: cable, parabólicas, satélite digital, TDT, Internet). La convergencia de redes implica que cada vez más redes digitales superponen sus servicios de forma transparente de tal modo que el usuario final sólo percibe una red única. El uso simultáneo de redes cableadas e inalámbricas invita a hablar de Cross-tv, es decir, de una televisión que fluye por un vasto sistema de comunicación (una “caja negra”) hasta llegar al usuario a través de cualquier soporte. La utopía digital es la de una unión de audio, video y datos en una fuente única, recibida por un dispositivo único a través de una única conexión. Se ha dicho que todo ello multiplicaría las posibilidades del ocio en el hogar (Álvarez Monzoncillo, 2004) y, sin embargo, bien pudiera ser que la gran tendencia social de nuestro tiempo terminase siendo el acceso ubicuo, es decir, disponible en cualquier momento y desde cualquier lugar. No es seguro que todos los dispositivos satisfagan la utopía del Cross-tv de la misma manera y es al mismo tiempo muy probable que surjan nuevas diferenciaciones de los contenidos, si no por soportes, al menos por espacios y contextos de uso. De momento, sí puede afirmarse que una de las características del consumo de medios entre la juventud es la sorprendente primacía de lo domésticoaudiovisual (Rubio, 2009; AIMC, 2009). La creciente valoración del tiempo libre ‘a la carta’ y no dirigido se materializa de facto en el acceso a Internet preferentemente en un entono doméstico “sedentario” aunque no familiar. Pero las potencialidades de los espacios de nomadismo y movilidad plantean nuevas incógnitas. Si la movilidad espacial y social, se dice, es una de las características esenciales de la juventud (definida como tal por su “inquietud” existencial), no se entiende muy bien por qué los dispositivos audiovisuales de movilidad siguen siendo marginales, es decir, meros apéndices de esa coss-tv doméstica.
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El móvil (y los contenidos audiovisuales para móviles) están ahora en medio de una encrucijada. La telefonía móvil es ya la forma de comunicación más extendida en el mundo, estimándose en 4000 millones el número de de líneas actualmente instaladas en el mundo. Después de su irrupción meteórica como el medio de comunicación de implantación más rápida y universal de la historia (por delante probablemente de la radio y de la televisión), no sabemos muy bien todavía cómo va a encajar en este nuevo entrono trasmediático. Recién llegado al nuevo panorama audiovisual, marcado por la convergencia digital, el Internet móvil pudiera ser simplemente un soporte más desde donde ver películas cinematográficas, series televisivas, emisiones radiofónicas, textos escritos y productos musicales. Pero también pudiera ocurrir que el carácter portable de la experiencia audiovisual conllevase por su propia naturaleza un conjunto diferente de posibilidades y de limitaciones. Pero, por supuesto, las tecnologías no tienen que ver con el “descubrimiento” de sus cualidades intrínsecas. Las innovaciones son socialmente contingentes y no se aplican como las conciben los innovadores que las ponen en circulación sino como las va moldeando una relación progresiva que se va estableciendo entre el productor y el consumidor en un determinado entorno cultural, político, tecnológico y de negocio (Menor, 2009) Y, con todo, el dispositivo también es importante. Es posible que televisión móvil no se posicione como una televisión más que se puede llevar en el bolsillo ya que el punto de referencia del usuario fija al móvil como una televisión diferente (pero en última instancia una televisión) con sus propias altas expectativas. Pero también se podría dar una alteración profunda de las expectativas y la apertura de un nuevo abanico de hábitos socioculturales en torno a la experiencia televisiva en movilidad a partir de una alteración profunda del contexto social de visionado y del sitio de visionado. Para analizar estos y otros aspectos, el Grupo de Investigación sobre Contenidos Audiovisuales Avanzados de la Universidad de Málaga (que se ha posicionado como un Observatorio de Innovación en Comunicación y Cultura) ha puesto en marcha la investigación “La industria de los contenidos audiovisuales ante su mutación digital. Búsqueda de las claves de decisión del nuevo consumidor”. La idea sería averiguar quiénes (tipologías) son los usuarios de los nuevos medios (iTV, TV convencional, IPTV, TV en movimiento, vblog, videosharing, P2P, web TV, …), cómo se relacionan con ellos (modelos de uso) y por qué (tipos de gratificación). Una de las grandes prioridades de este ambicioso proyecto, en el que participan Miguel de Aguilera, Ángeles Martínez, Alfonso Méndiz, Eddy Borges y el autor de la presente comunicación, es la de conocer en profundidad el marco teórico de la televisión en el móvil y el móvil como dispositivo innovador que se integra y transforma la vida cotidiana. El objetivo final es el conocimiento de la experiencia audiovisual del usuario de la televisión de movilidad (seguimiento de ciertos contenidos en varios soportes, actividades simultáneas a la recepción de mensajes en los diferentes contextos, cambios culturales, etc.) mediante la utilización de técnicas diversas (etnografía, focus y entrevistas en profundidad, técnicas online, etc..) Un primer estudio de los jóvenes como usuarios experimentales de la televisión para móvil constituye el corazón de un proyecto piloto, que ya se ha puesto en marcha con estudiantes de las Universidades de Sevilla y de Málaga. Lo que sigue a continuación no es el resultado de esta investigación en curso, sino un conjunto de reflexiones teóricas preliminares sobre las relacio-
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nes entre televisión, movilidad y juventud en el contexto de la modernidad de masas tardía. Los resultados de otras investigaciones anteriores nos servirán, sin embargo, para redefinir algunas de las hipótesis de partida.
Juventud y Modernidad Unos de los riesgos de los discursos en torno a la juventud como paradigma de una nueva sociedad y de un nuevo tiempo es olvidar los efectos estructurales de la organización social de los ciclos de vida. La juventud de nuestro tiempo reproduce en parte los esquemas de lo que significa la “juventud”. Y esta significación presenta algunos componentes estables identificables como mínimo desde la formación del mundo moderno de masas. Las sociedades, tanto las igualitarias “primitivas” como las jerárquicas más desarrolladas, suelen estar organizadas en torno a divisiones. Sus prácticas culturales, desde los ritos de paso a la cosmética, el vestido o la escucha de relatos tienden, como estableció la sociología con Durkheim, Mauss y Bourdieu, entre otros, a la reproducción del orden social mediante la producción de prácticas que se ajustan a esas divisiones. En todas las sociedades conocidas, el ciclo de vida constituye, dentro del sistema de divisiones, un vector central de la organización social. El rito de iniciación es el marcador más claro de las obligaciones que separan la niñez de la edad adulta Pero desde algo más de dos siglos se registró al menos entre las élites políticas y culturales un cambio radical de los discursos sobre los hombres y las sociedades, una revolución en los principios de significación, en los fundamentos imaginarios de construcción del mundo que, de arriba a abajo, se fue extendiendo a todas las capas de la población. Según Wagner, esta ruptura discursiva tiene dos bases de significación que alientan los impulsos de todas las prácticas modernas: la autonomía individual y el dominio racional. Estas bases de significación alteraron profundamente la naturaleza de todos los sistemas de clasificación, incluida la edad. El imperativo de la autonomía individual implica la transformación radical de todas las condiciones externas de la existencia humana. Para Berger y Luckman, la modernidad cambia una existencia determinada por el destino a otra que consta de una larga serie de posibles alternativas (Berger y Luckman, 1997: 79-99). Es paradójico que esa individualización profunda de la existencia y ese triunfo tan radical del logro como sistema de clasificación social haya ido unida a una extrema codificación de lo que constituyen las características “universales” de cada pequeño avance en el ciclo de vida de las personas. La edad es, junto, con el sexo, el único sistema de clasificación basado en adscripciones, que sobrevive al “huracán” de la modernidad. Pero mientras que las divisiones basadas en el sexo son, cada vez más, puestas en cuestión, la niñez y la juventud se fortifican como construcciones sociales. La juventud es, desde la modernidad, ese gran espacio ambiguo resultante de la dilatación de la etapa comprendida entre la infancia y la madurez. Es el resultado directo del alargamiento del periodo educativo y del retraso en la incorporación al mundo laboral. Los paquetes de información aprendidos en la hilera educativa permiten, por primera vez en la historia, separar por edades de forma nítida y universal a poblaciones enormes. Lo que habían sido prácticas segmentadas de sociedades separadas que marcaban diferentes
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formas de entrada en la edad adulta se convierten ahora en comportamientos específicos de jóvenes y adolescentes, alargados en el tiempo y relativamente universales más allá de las diferencias según la extracción social, la localidad y el sexo. Aunque el sistema educativo fija radicalmente la edad como criterio socioestructurante básico, la propia juventud, como periodo vital cada vez más extenso, se caracteriza por la ausencia de marcadores institucionales claros. Aunque algunos nuevos ritos de paso pueden hallar ciertas similitudes con los de otras sociedades en su función demarcadora, en cualquier caso se encuentran menos institucionalizados: son múltiples, inespecíficos y más determinados por el grupo de iguales que por una tradición más o menos aceptada. Se es joven porque se ha dejado de ser niño y no se terminan de asumir las responsabilidades de lo que significa “ser adulto” en un mundo abierto que está constantemente redefiniendo las posiciones sociales disponibles para los adultos. Es por ello que la adolescencia tal y como la definiera G. Stanley Hall (1904), el fundador del movimiento para el estudio de la niñez, es una etapa de “tormenta y estrés”. La adolescencia es, en primer lugar, un resultado colateral de la previa articulación de un conjunto de asunciones morales e ideológicas acerca del significado de la infancia. En términos históricos se trata de un desarrollo reciente, aunque cuente ya con varios siglos, y asumió sus formas actuales en el Occidente de los comienzos de la industrialización. El proceso ha venido acompañado de una proliferación de discursos acerca de los niños y también de discursos y relatos dirigidos específicamente a ellos. El impulsor más importante fue el desarrollo de la psicología como ciencia y su popularización en forma de consejos a los padres. El correlato ha sido la aparición de un mercado de juguetes y una literatura dirigida específicamente a los niños. Como señala Buckingham, la construcción de la infancia entraña una dimensión negativa (es decir, lo que queda prohibido para ellos, especialmente los contenidos de sexo y violencia) y otra positiva (es decir, la pedagogía, lo que los niños deben aprender y hacer) (Buckingham, 2005, pp. 468-9). La cultura familiar-infantil moderna se remonta a las codificaciones de los cuentos de hadas llevadas a cabo en Europa en los siglos XVIII y XIX. Los hermanos Grimm “recogieron” tradiciones populares, por otra parte extremadamente fluidas, y las fijaron y expurgaron de todo tipo de componentes sexuales y violentos. Cuando la Bella Durmiente se despertaba de su letargo ya no iba seguida de relaciones sexuales, ajustándose de esta manera a las definiciones morales de lo que las clases medias europeas consideraban apropiado para sus hijos. Como señala Zipes, todo un conjunto de escritores pedagógicos se apropiaron de las tradiciones orales disponibles aún en el siglo XVIII y las convirtieron en discursos morales con el objetivo de “civilizar” a los niños. Por primera vez, los niños fueron considerados universalmente como un grupo separado, cuya educación en un conjunto elevado de valores era decisiva para la suerte de la sociedad. Los cuentos eran, sobre todo, un instrumento de socialización, al servicio de un conjunto universal de valores civilizatorios (Zipes, 1988, p. 9). Fue mucho más difícil realizar una codificación tan afortunada y universal de lo que significaba la juventud. Dado que a los jóvenes les resultaba obligado pensar en su entrada en un mundo adulto abierto, las esperanzas y expectativas en torno a una mejora en el bienestar material, emocional y moral, que alimentaban los sueños de los mayores, se trasladaron, progresivamente, a las vidas imaginarias de los adolescentes.
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Las biografías individuales puestas en manos de individuos que quieren crear su propia identidad gustarán a jóvenes y a adultos. La cultura popular tratará de gentes corrientes y de sus dudas e indecisiones, especialmente críticas en los “momentos decisivos” de sus vidas (Giddens), cuando las historias alcancen sus clímax. Esos momentos decisivos suelen ser los de las fases últimas de la etapa juvenil, donde se acumularán un cúmulo de decisiones sobre la vida profesional y sentimental, que se convertirán el núcleo de la cultura popular. Inicialmente triunfó la versión más socializadora de “entrada” en la edad adulta: la que representaba para los chicos Robinson Crusoe, la primera novela de aventuras “moderna” del siglo XVIII que obtuvo un gran éxito internacional (llegó a ser traducido en el siglo XIX a 110 idiomas) y que mostraba a un héroe completamente normal que se enfrentaba a una circunstancia anormal, es decir, a un mundo abierto (Watt, 2003, pp. 255 y 280-1). Mientras que los reformadores sociales y morales intentaban mantener a la adolescencia dentro del mundo educativo (y por lo tanto, de las codificaciones ligeramente modificadas de lo que significaba la infancia), poco a poco se fue imponiendo entre los adolescentes, como reacción, el héroe “deteriorado”, ambivalente, incluso antisocial, solitario y violento, que rechazaba ser dominado y que se oponía a todos los estándares sociales y pretensiones de respetabilidad; y puede encarnarse en “el rebelde juvenil”, modelo Marlo Brando o James Dean. En el mundo femenino la pauta la marcó la estela que creó Pamela o la virtud recompensada (1740) de Samuel Richardson (seguida a los pocos años de Clarissa, del mismo autor), Las novelas sentimentales para mujeres y jóvenes adolescentes fueron el género más vendido de Europa en el siglo XX, y también unos de los más claramente codificados a través de colecciones especiales. Las adolescentes de todo el mundo se incorporaron, hasta que las fracturas causadas por los sucesivos movimientos feministas se hicieron visibles en forma de nuevas pautas masivas (aunque nunca mayoritarias) de rebeldía y resistencia juvenil, en una literatura global sobre la tensión entre la moral (el deber con respecto a los demás, generalmente la familia) y el amor y la felicidad individuales.
La televisión y el vínculo social inter-generacional La radio-televisión tal y como hoy la conocemos introduce una profunda distorsión en los modos de funcionamiento de las industrias culturales. Mientras que la literatura seguía el modelo horizontal de la auto-programación personal y conocía, con ello, una clara segmentación del mercado por edades y clases sociales, la televisión inauguró un nuevo modelo más rígido de vinculación social. Aparece con ella una enorme gama de productos disponibles gratuitos en forma de flujo obligatorio, lo que lleva la verticalidad hasta un extremo que hasta ese momento se desconocía. La televisión, como dice Gubern, constituye un púlpito que se disfraza de ventana (o una ventana que oculta un púlpito) (Gubern, 2009). Lo que estructura este modelo es el concepto, introducido por Raymond Williams, de “televisión de flujo”, en el que la programación, concebida como un conjunto ordenado y estructurado de contenidos, es más importante que los programas. La estabilidad en las pautas de consumo televisivo mostró muy pronto el valor de la célebre expresión de Paul Klein, que la gente no ve programas, ve televisión (Calabrese, 2005: 277). En ninguna otra industria
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cultural el catálogo establecido verticalmente había logrado un dominio tan abrumador sobre cualquier hipotética autoprogramación horizontal. La televisión tal y como la conocemos tiene que ver con una un momento histórico muy especial de formación de una sociedad industrial vertebrada, que se identifica y se va cohesionando en torno a los valores. Entendemos como “sociedad” un conjunto holístico interclasista autofundamentado (es decir, autolegitimado) en el que se integra la práctica totalidad de los habitantes de un determinado territorio que tiende a coincidir con las fronteras de un estado. Es, por lo tanto, una pertenencia al mismo tiempo territorial, política y cultural (Kymlicka, 2001: 39). La televisión no surge, pues, al servicio de un modelo de autoprogramación personal, como había sido el caso de la industria editorial y tal y como parecía entreverse en los primeros servicios de audio basados en el teléfono o en la actividad de los radioaficionados, sino que se desarrolla, amparada por la evolución posterior de la radio, sobre un modelo holístico de sociedad, en un momento en el que predomina la voluntad de hacer de ella un concepto real e integrador. El contexto proteccionista-nacionalista explica en buena medida la emergencia y desarrollo del actual modelo de programación televisiva organizada y colectiva. La televisión nacional es la koiné o espacio de lo común. Se inserta en el proceso de nacionalización efectiva de las prácticas sociales que se produce tras la Segunda Guerra Mundial. Tras un periodo convulso marcado por la masiva movilización bélica, las inquietudes revolucionarias de los excluidos en el periodo de entreguerras y el enorme impacto humano y social de las contiendas militares, el moderno estado de bienestar surge con una enorme ambición de apaciguamiento en el que la televisión construye el acontecer y el entretenimiento compartido de la nación (Menor, 2002). Los jóvenes, las mujeres y la clases obrera eran las piezas a integrar en un sistema de alta movilidad en el que hasta ese momento sólo habían participado plenamente los varones propietarios burgueses y las clases medias de “cuello blanco” y alta cualificación. A diferencia del mercado de libros, que estuvo siempre segmentado por clase social, sexo y edad, la televisión se concibió desde el principio como un instrumento interclasista e inter-generacional de inclusión social. Para entender el funcionamiento de las “sociedades” es muy útil el esquema de Shils (1975): existía un núcleo central de valores modernos que seguían guardando los valores adultos profesionales. En la periferia estarían las mujeres (recluidas en el hogar); en los márgenes quedarían quienes no participaban de ese centro de valores. Más compleja era la posición de los jóvenes, que Shils no situaba en el centro, pero que estaban más cerca de él que las mujeres que no trabajaban al participar al menos en términos de futuro. Era un esquema de círculos concéntricos que disponía de un orden y de un sistema de expectativas. Los varones adultos de empleos no profesionales estaban integrados a través del fordismo y del sistema educativo, con la esperanza de que la movilidad transferida a las sucesivas generaciones permitiese una permutación razonable de posiciones en el marco de una determinada sociedad unificada. Los jóvenes “engrasaban” el sistema de movilidad social que hacía posible que la sociedad se pensase como un todo y no a partir de segmentos sociales.
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La crisis de la televisión familiar La televisión se consolidó como la práctica comunicativa central de la sociedad cuando consiguió materializar el triunfo de la ideología doméstica que promovía activamente la mayor parte de las asociaciones cívicas y de los grupos religiosos y que, en todas las naciones industrializadas, consiguió articular un nuevo consenso moral. Aunque la tendencia al consumo doméstico es antigua (Flichy la retrotrae a la prensa popular y la industrialización del piano, después a la escucha de música a domicilio con un dispositivo de comunicación, el fonógrafo, y más tarde al teléfono), van a ser la radio y sobre todo la televisión, los que van a encontrar en el hogar y no en la calle su espacio natural de penetración. De alguna manera, la televisión, según fue encontrando ahí su público, se convirtió en propagandista de este nuevo modo de vida, lo que fortaleció aun más su legitimidad social (Flichy, 1993: 110). Es difícil establecer los orígenes del concepto moderno de familia nuclear. Edward Shorter ha enfatizado los valores de origen de los colonos puritanos de clase media, venidos de Europa, que buscaron desde el primer momento la intimidad, la privacy, señalando en ese sentido que la familia norteamericana “nació moderna” (Shorter, 1976: 242). Pero el célebre estudio de Richard Sennett sobre Union Park, un barrio de clase media de Chicago, mostraba la existencia (pero también la crisis) de toda vida social exterior al hogar (círculos asociativos, pubs, etc.), aun a finales del siglo XIX. Desde su perspectiva, la “sobreimposición de lo privado sobre lo público” es una consecuencia de la transformación de la familia en un refugio crecientemente idealizado y moralizado frente a los “terrores de la sociedad”, es decir, frente a los traumas que causó el capitalismo (Sennett, 2002: 54-5, 67). La televisión se inserta dentro de un contexto cultural que Williams ha caracterizado de “privatización móvil”. Después de las guerras mundiales, se consolida un estilo de vida enredado en todo un conjunto material y simbólico, definido por dos líneas aparentemente opuestas: la movilidad (el automóvil) y el hogar familiar autosuficiente (la televisión) (Williams, 1974: 26). El triunfo de este modelo no fue evidente. Los ferensebstuben o locales públicos para el visionado de televisión que hicieron furor desde 1935 en la Alemania prebélica (Chicharro y Rueda, 2005: 271); la tavern phase en la que la televisión posbélica penetró en las capas populares a través de los bares y de los teleclubs (Bogart, 1972, Menor, 2006); el modelo de “teatro abierto” japonés (Gaitou Terebi), según la estrategia que diseñó Nihon Terebi (NTV) (Yoshimi, 2005: 540) mostraban caminos alternativos que podrían haber sido viables. La televisión fue durante algún tiempo, en todas partes, un espectáculo público y la gente tenía que salir de sus casas a algún lugar público para poder verla. Pero finalmente quedó claro que la televisión se iba a convertir en un equipamiento universal de los hogares, en una sociedad en la que las vinculaciones al espacio físico inmediato se estaban disolviendo a una gran velocidad. En Estados Unidos, donde el proceso comenzó antes y fue más profundo, este cambio en las pautas de comportamiento de las poblaciones ha sido llamado “suburbanización” y muchos estudiosos de los medios piensan que es anterior a la televisión misma y a la primera crisis de la asistencia al cine (Bustch, 2000:247-251). En cualquier caso, la televisión surgió en un momento histórico en el que el repliegue al atomismo familiar de las poblaciones permitió simultáneamente una mayor homogeneización e integración nacional sobre bases no físicas sino electrónicas. En todas par-
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tes, un nuevo nacionalismo privatista encomienda explícita o implícitamente a la televisión una función de regulador colectivo (Menor: 2002). La televisión, dentro del esquema de Williams, cumple una función de mediación entre lo externo móvil y lo interno (el hogar como punto de anclaje). Por una parte, es una ventana al mundo, y un extraordinario proveedor de movilidad cognitiva, que facilita nuevos desplazamientos simbólicos, movimientos temporales rápidos, ligeros, por “micromundos mediáticos” (Thompson ). Por otra parte, es el lugar de sosiego, de control ilusorio que mantiene la sensación de privacidad del usuario. Pero eso, la televisión no sólo está en el hogar, sino que siente la necesidad de representar al hogar familiar autosuficiente. De ahí la importancia que Williams da a la comedia de situación (sit-com) como el género televisivo por excelencia, en el que la familia blanca de clase media se autorepresenta como un mundo ideal y autosuficiente. La televisión instaura un nuevo equilibrio entre aislamiento e integración, entre uniformidad y variedad, entre lo global y lo parroquial, que Silverstone también ha caracterizado metafóricamente como suburbano (1996: 95-135). La capacidad de jugar ambiguamente entre el aislamiento y la conexión, entre lo individual y lo colectivo, esa hibridación da valor a una metáfora que quiere describir un nuevo espacio cultural que no es propiamente urbano ni rural. En realidad, nos encontramos con un nuevo lugar físicamente deslocalizado Lynn Spigel, en su célebre y magistral estudio sobre los contenidos de la primera televisión, ha mostrado cómo en los años de la postguerra, el aparato de televisor se convirtió en una figura central en las representaciones de las relaciones familiares. Fue la época en la que la revista McCall´s acuñó en 1954 el término “espíritu de familia”; pero desde tiempo atrás las revistas de hogar venían incluyendo el televisor como un mueble fijo doméstico antes de que los americanos pudiesen incluso recibir una señal televisiva. Era un “retorno” a los valores familiares” en el que ya se había construido el papel de la televisión como un agente unificador, un “cemento doméstico” que prometía volver a reunir las “vidas astilladas” de familias que habían estado separadas durante la guerra. Detrás del realismo cotidiano parece pervivir un ideal de hogar que es el del hogar victoriano fascinado con la teatralidad (Spingel, 1992: 162). La adaptación de la sit-com a ese “espíritu de familia” en un momento en el que la televisión se construyó como cemento doméstico, forjó la televisión norteamericana, de una manera tan profunda que de hecho significó una ruptura frente a las tradiciones de universalismo e individualismo del Hollywood de los relatos de cortejo y aventuras, que continuaban la tradición de la literatura europea de masas de décadas anteriores. Hoy la fragmentación de las audiencias y los jóvenes que busca individualmente contenidos audiovisuales por Internet simbolizan la pérdida de la noción de un entretenimiento cohesionador y centrado en la dimensión doméstica de la televisión. Esto tiene que ver con la crisis de la un concepto unitario de la sociedad y de la familia como instancia imaginaria central que irradiaba valores a sus miembros. En su lugar prospera un nuevo individualismo, que se remite a un “sujeto atomizado en un mundo de relaciones posibles que pueden iniciarse y concluirse a voluntad” (Friedman, 2001, p. 328). Pero este individualismo es muy anterior a la revolución de Internet y tiene quizás mucho más que con la transformación cultural que supuso la irrup-
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ción de la juventud como fuerza social ya desde la década de 1960, que empezó a erosionar muy pronto la idea de una sociedad y de una familia unificadas y cohesionadas. Cuenta Flichy que los responsables de marketing de los fabricantes de aparatos estaban convencidos de que la única vía por la que podría expandirse la demanda, una vez que el uso de la radiotelevisión se había hecho universal, era la de la sustitución de los equipos. Estudios de marketing realizados en Francia a finales de los años 1950 mostraban que no había mercado para un nuevo tipo de receptor de radio, el transistor. Pero se equivocaron estrepitosamente (Flichy, 1993, p. 212). Durante la década de 1960 se iba a producir un fuerte crecimiento del multiequipamiento radiofónico, impulsado fundamentalmente por el auge del transistor. Los receptores baratos y portátiles individualizaron el consumo. El nuevo dispositivo permitía a los jóvenes adquirir una nueva movilidad audiovisual. Pero el transistor era sólo la parte más visible de un movimiento de mucho más calado: la individualización de la vida, la desfamiliarización de las relaciones sociales. En los años 1950 comenzó un nuevo boom de la industria musical con la puesta a punto del microsurco y la expansión extraordinaria de la producción de tocadiscos. El mercado del disco en Estados Unidos se triplicó entre 1946 y 1954, preparando el nacimiento en 1955 del rock´n´roll. Entre 1950 y 1978 las ventas de discos en Occidente se multiplicaron por 23 (Sassoon, 2006: 1616). Desde comienzos de la década de los 60, el rock’n´roll, música dirigida a los jóvenes (y expresión con connotaciones sexuales en el argot de los negros de Estados Unidos) dominó las ventas. Curiosamente, la presencia de la música había sido constante en la primera televisión. En Estados Unidos programas como Ed Sullivan Show, Your Hit Parade, Soul Train o American Bandstand fueron muy populares en la década de los 1950 y algunos de ellos permanecieron en antena durante varias décadas. Sin embargo, poco a poco, los contenidos que unificaban a la familia en torno a las listas de éxito, como Your hit parade, entraron en crisis (Moore, Bensman y Van Dyke, 2006: 44). Los jóvenes, cuyos ingresos habían aumentado entre 1938 y 1958 un 50% (más del doble que los adultos) se empezaron a comportar como un grupo autónomo que ya no aceptaba las formas de encuadramiento propuestas por los adultos (las organizaciones juveniles) y utilizaron el rock y en general la música hecha por ellos y para ellos, escuchada en el transistor, en el tocadiscos y pronto en el magnetófono, pero también en sus rincones, sus cafés y sus salas de baile, como un marcador, un contexto propio en torno al cual se desarrollaron otras formas de ocio (Flichy, 1993: 212-21). Los años 1960 no fueron, como se ha dicho, los del comienzo de la segmentación a gran escala, ni la era de la adolescencia. Ésta ya existía: más bien, se puede decir que entró en crisis o que, al menos fue repensada en términos diferentes a como había sido concebida con anterioridad, dentro del marco de un espacio doméstico unificado. El mercado de adolescentes ya era muy importante y estaba bastante universalizado pero cambió radicalmente su significación. Fue, más bien, el fin del mito del espacio homogéneo construido en torno a la familia, fruto en parte del proceso de privatización de las relaciones sociales, pero también de la inseguridad y el miedo del periodo de entreguerras y de los años posteriores a la II Guerra Mundial. Fueron los jóvenes, situados en los intersticios del sistema social (y no los trabajadores, plenamente instalados entre el sistema fondista y el Estado del
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bienestar), los que hicieron saltar el mito por los aires. Primero lo hicieron a través de sus prácticas culturales, después politizándolas y convirtiéndolas en símbolos de una propuesta de transformación total de la vida. No conviene exagerar la importancia política de esta revuelta juvenil. Aunque los jóvenes proclamaron su autonomía política y obtuvieron el derecho a ejercerla a través de la rebaja de la edad del voto, en realidad se expresaron fundamentalmente a través de las prácticas culturales y desde ellas puede observarse el alcance (y también los límites) de los modos de vida alternativos que desarrollaron. Los cambios más fuertes se produjeron en el terreno de las relaciones entre los sexos y en la democratización de las relaciones familiares. A pesar de las transformaciones puestas en marcha en estas fechas, el espacio doméstico se mantuvo, si bien se fueron extendiendo las formas de funcionamiento liberales e igualitarias en el seno del grupo familiar. Flichy no exagera cuando señala que el hogar moderno se había empezado a convertir ya en un espacio de yuxtaposición de prácticas individuales (Flichy, 1993: 220-1). Se inició en esa época, con el transistor y la habitación individual con el tocadiscos, el cambio hacia un modelo de comunicación individualizado y nómada, un proceso imparable que se irá jalonando de nuevos dispositivos, desde el walkman, a la televisión personal, el teléfono móvil y el MP3. El modelo de consumo familiar homogéneo entró en una crisis que, con el tiempo, no ha parado de profundizarse. La televisión es un caso sorprendente. Nació como medio familiar, sustituyendo a la radio en los años 1950. Cuando la individualización avanzó con la radio y el disco, la televisión se mantuvo fiel a sus orígenes familiares. Se hicieron muchos pronósticos sobre la televisión personal, pero todos fracasaron. La posesión de segundos televisores avanzó muy lentamente en los años 1960, 1970 y 1980, y aún más bajas eran todavía las cifras de visionado (Flichy, 1993: 223). Pero el ideal de la autonomía individual, que para Wagner es una de las rupturas discursivas de la modernidad misma, echó semillas muy profundas. La modernidad, que nació con la reivindicación del poder personal por parte del sujeto, empezaba a “cumplir su promesa” (Beck y Beck, 2003). Lo que había sido un patrimonio de unos pocos –llevar su propia vida- se universalizaba. Es decir, se estaba democratizando la promesa de individualización. La nueva fuerza de las significaciones de la autonomía individual se traduce en la literatura sociológica en la identificación de la reflexividad como con una de las claves de la fase cultural de radicalización de la modernidad. Llevando a la vida personal los imperativos modernos de la autonomía y del control, el yo reflexivo de una sociedad individualista que aprende de sus fracasos, ha de concebirse a sí mismo como centro de acción, como “oficina de planificación en relación a su propia vida”, según la magnífica metáfora de Beck (1998: 172). La identidad dejaba de ser un dato y pasaba a ser una tarea (Beck y Beck, 2003, pág.42). Pasábamos de un sociedad de vínculos preordenados (el más importante de los cuales eran una familia que, salvo casos excepcionales permanecía unida sin disolverse) al principio de “hasta nuevo aviso” (Bauman), las biografías de ajuste, de riesgo, averiadas, en suma, una “cultura de la propia vida” (Beck y Beck: 2003): “el placer de vivir una vida propia insegura y de coordinarla con las vidas distintivas de otras personas” (2003: 99).
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Esta transformación cultural se empieza a observar en las encuestas que Inglehart (1999) y el World Values Survey (Inglehart y Weltel, 2005) realizan por todo el mundo: los jóvenes posmaterialistas de alto nivel educativo, simbolizan un cambio que se expresa en el desprecio de los centros articuladores del bienestar material, en el fin de las biografías definitivas, el menor peso otorgado a la estabilidad laboral y emocional, la pluralidad de estilos de vida, la revolución sexual, la liberación de la mujer y la reivindicación de libertad personal. El ajuste personal es ahora mucho más difícil. El aumento de las relaciones amorosas provisionales, el creciente número de hogares unipersonales, las elevadas tasas de divorcio y los múltiples estilos de vida premaritales, no maritales, extramaritales y posmaritales, no encajan con el panorama monocorde de la televisión familiar (y aspiracional) de las sit-com de la posguerra. Los “momentos decisivos”, que marcaban el paso de la juventud a la edad adulta ahora se multiplican y se suceden a lo largo de toda la vida. Todo se vuelve cada vez más juvenil y el contorno de los que significa la juventud se hace todavía más difuso. Se multiplican también las maneras de ser joven, las segmentaciones internas de la juventud mundial, no por localidades o estratos sociales sino por “estilos de vida”. La decadencia del viejo modelo televisivo coincide con el paso de una sociedad fordista dominada por la fabricación de equipamientos materiales de masa con trabajadores sometidos a una estrecha división del trabajo incluso con cadencias impuestas, a una Sociedad de la información organizada en redes y transportando informaciones (Castell). Y también con la transformación de la televisión de masas, anclada en el concepto de broadcasting, a una nueva televisión segmentada, que atiende a cada vez más estrechos grupos de edad y de estilo de vida (narrowcasting).
La televisión de movilidad o el “nuevo transistor audiovisual”: algunas investigaciones Certificado el fin del flujo obligatorio “social” de la vieja televisión del salón doméstico, sorprende que hasta ahora todo este nuevo conjunto de posibilidades de individualización (o de multiplicación de segmentos que hacen “estallar” el vínculo social) se hayan materializado en dispositivos sedentarios (ya sea la televisión multicanal o Internet). La pregunta a hacerse es si existe para las nuevas generaciones un dispositivo de movilidad audiovisual que pueda jugar el papel revolucionario que desempeñó el transistor para la generación rupturista de jóvenes de hace ya varias décadas. El presente artículo informa simplemente del estado de la cuestión de la numerosa investigación existente sobre los móviles. A pesar de las incertidumbres existentes (o quizás debidas a ellas) se trata de un objeto sobreinvestigado. Desde The Terrestrial Broadcasting Tokyo Pilot Project impulsado por la Japanese Broadcasting Corporation y la Nippon Hoso Kyokai, que comenzaron su exploración inicial en el campo de estudio y transmitieron programación televisiva a terminales móviles y portátiles para determinar el potencial de esta actividad en el futuro; hasta los impresionantes trabajos puestos en marcha por el VTTTechnical Research Centre of Finland, la información es muy abundante. Lo que sigue a continuación no es una presentación exhaustiva de todas las investigaciones que se han realizado pero sí un recorrido por las más interesantes y actuales, especialmente las relacionadas con nuestro país (pero también algunas de las
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más relevantes llevadas a cabo en los países punteros en las nuevas tecnologías para móviles). Además de los estudios específicos sobre móviles, existen múltiples estudios generales que analizan el grado de implantación de la Sociedad de la Información en España. Por ejemplo, La sociedad de la información en España FUNDACIÓN TELEFÓNICA 2008 analiza del grado de adopción de las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones por parte de los ciudadanos, las empresas y las administraciones y proporciona alguna información valiosa sobre móviles. El informe correspondiente a 2009 constata la masiva adopción de terminales avanzados para navegar por Internet y constata la importancia los cortes generacionales en el acceso a la sociedad de la Información. El eESPAÑA 2007. Informe anual sobre el desarrollo de la sociedad de la información en España es un trabajo conjunto entre la Fundación Orange, la empresa Capgemini Consulting (autores del informe On line availability of public services in Europe, publicado por la Comisión Europea) y el Grupo de Investigación de la Producción y de las Tecnologías de la Información, de la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense de Madrid y tiene como finalidad conocer el uso de las TIC e Internet por los ciudadanos, las empresas y las administraciones. En concreto, el Informe de 2007 dedicó un apartado al sector de la telefonía móvil en aspectos como el mercado, la innovación y la inversión, los servicios, la competencia y las nuevas tendencias. El eESPAÑA 2008. Informe anual sobre el desarrollo de la sociedad de la información en España fue aún más lejos. En el apartado sobre telefonía móvil comienza a describirse el concepto de convergencia, que está básicamente conformada por telefonía, fija y móvil, Internet y TV móvil y se sondean datos concretos sobre la portabilidad. En el eESPAÑA 2009. Informe anual sobre el desarrollo de la sociedad de la información en España se detalla cómo una parte cada vez mayor del consumo de móvil se desvía a Internet (sobre todo al correo electrónico). Sin embargo, es probable que la adopción de servicios de voz sobre IP y de redes sociales (Facebook, Tuenti, etc.) pudiera estar atenuando el uso del teléfono móvil. Entre los estudios específicamente orientados al móvil ocupa un lugar muy destacado los desarrollados por The Cocktail Analysis. El informe iPhone. Estudio sobre la notoriedad y predisposición a la compra entre los usuarios españoles de telefonía móvil del año 2007 recoge los datos de un cuestionario online autoadministrado aplicado a una muestra aleatoria de individuos de ambos sexos, de entre 18 y 50 años, usuarios de telefonía móvil. También de The Cocktail Analysis es Televidente 2.0: segunda oleada es se editó en 2008 y es continuación del realizado dos años antes. Este informe sondea el consumo audiovisual a través de Internet y el teléfono móvil y es impulsado por Antena 3, Ericsson, MTV y Telefónica. A diferencia de su predecesor de 2006, esta segunda oleada amplia sus objetivos y revisa la metodología que se divide en dos fases: una fase cualitativa llevada a cabo en el período septiembre-octubre de 2007 donde se sondearon 13 minigrupos de discusión con consumidores de Internet y Mobile TV y se realizaron 6 entrevistas en profundidad a consumidores Joost, y una fase cuantitativa conformada por la aplicación de una encuesta online a una muestra de individuos de ambos sexos, de entre 18 y 55, representativa de la población internauta (tamaño muestral 3.015 individuos) en el período octubre- diciembre del mismo año.
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Se sondearon gustos y preferencias de los usuarios, expectativas de coste del servicio, la oferta de contenidos, contenidos que más interesaban, el interés de los usuarios, barreras para adopción, frecuencia de visionado, valoración de la experiencia, motivos de insatisfacción, motivaciones para la adopción, contextos de uso y disposición a estrategias publicitarias. DNXGROUP puso en marcha en 2007 Mobile TV: tendencias en España. Este informe esboza el escenario del mercado actual de servicios de contenidos audiovisuales en el móvil, así como las expectativas de formatos y momentos de consumo que tienen sus potenciales consumidores. Entre los estudios internacionales con datos sobre España destaca Using the mobile phone for online interactions. An international study of mobile usage. 2008 Este estudio comisionado por la International Usability Partners y que se realizó en China, Finlandia, Francia, Alemania, Italia España y el Reino Unido, tiene como variable principal el uso del Internet a través del móvil. Universal Satellite Home Connection (unic) Project. UNIC es un proyecto de investigación de target específico (STREP) fundado por la Comisión Europea bajo el programa Marco de Tecnología de la Sociedad de la Información para la I+D. Busca estudiar y probar medios atractivos para ofrecer servicios multimedia interactivos para terminales de satélite de dos vías de bajo costo en sets de televisión de usuarios. El grupo está liderado por Thales Alenia Space France y cuenta con colaboraciones de Eutelsat SA, MBI, Centro Ricerche RAI, Università di Pisa, Kreatel AB, Wind Telecomunicazioni, CNES y University College London. Entre los estudios de índole primordialmente tecnológica destacan The Kindest Cut: Enhancing the User Experience of Mobile TV through Adequate Zooming y The Sweet Spot: How People Trade off Size and Definition on Mobile Devices 2008. Antes hemos citado la importancia del VTTTechnical Research Centre of Finland: es una organización global en red promotora de la contratación de proyectos de investigación multitecnológicos. En el ramo de la televisión móvil cuenta con colaboradores como Destia, Digita, Elisa, Forum Virium Helsinki, City of Helsinki, Hewlett-Packard, IBM, Logica, MTV Media, Nokia, SWelcom, TeliaSonera, TietoEnator, Veikkaus, YIT, Finnish Broadcasting Company YLE y poseen una extensa tradición de investigación en el sector. FinPilot2 Final Report – User Acceptance of Mobile TV Services se realizó en 2008 y puso a prueba servicios de televisión móvil vía DVB-H en un panel de usuarios de Helsinki. Mobile TV should be more than a televisión. The final report of Podracing project 2008 contiene los resultados del proyecto ‘Plataforma de servicios multimedia intuitiva y paralela para 3G, podcasting y DVB-H (Podracing)’ El proyecto de dos años fue fundado por Tekes ‘Agencia Finlandesa de Financiación para la Tecnología y la Innovación’, VTT Centro de Investigación Técnica de Finlandia y otras compañías. Es muy valioso el Informe : Mobile TV in Everyday Life Contexts – Individual Entertainment or Shared Experiences? Pretende descubrir cómo quiere el usuario utilizar los servicios de TV móvil a través de dos estudios de campo. El propósito del primer estudio de campo (que comenzó en marzo de 2006) fue explorar las decisiones sobre el media en diferentes situaciones. Se testó un servicio media piloto que combinó texto, audio y video basado solamente en contenidos de noticias. Se utilizaron métodos cualitativos y cuantitativos a base de entrevistas semiestructuradas y diarios para conocer los hábitos, expectativas y preferencias de los usuarios.
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Entre los estudios más importantes y pioneros llevados a cabo en Asia destaca el realizado por NOKIA y que se presentó en el informe Personal TV: A Qualitative Study of Mobile TV Users, del año 2007. Este estudio llevado a cabo en Seúl, Corea del Sur, en septiembre de 2005 y que tuvo una duración de cuatro meses luego de que TU media lanzara sus servicios de TV móvil, fue precedido por una investigación que ya había recolectado una extensa cantidad de datos cualitativos. La edad promedio fue de 24 años. También en Asia HEWLETT-PACKARD Japan presentó en 2008 el informe: Relax or Study?: A Qualitative User Study on the Usage of Mobile TV and Video. Es el resultado del estudio sobre hábitos de uso de dispositivo de televisión y de vídeo móvil en Tokio, Japón durante Agosto de 2007. Telegent Systems es una compañía proveedora de servicios de emisión televisiva gratuita en dispositivos portátiles como teléfonos móviles, netbooks, y ordenadores portátiles a nivel mundial. Se encuentran en USA y en China. Presentó en 2008 el informe Post-Sale Mobile TV Survey, que presenta los hallazgos del estudio Telegent System´s Mobile TV finalizado en febrero del año 2008 en China. Se efectuaron entrevistas a una muestra de más de 400 consumidores de teléfonos y servicios de Telegent, los cuales compraron sus teléfonos con televisión a través de canales de ventas al por menor. Broadcast Mobile Convergence es un consorcio industrial internacional sin fines de lucro diseñado para proveer una plataforma de discusión para compañías involucradas en el desarrollo global de mercados para transmisión televisiva móvil. Presenta interesantes Annual report. El de 2007 se sustenta en una serie de documentos provenientes de distintas fuentes y explica la tendencia del consumo en los servicios de televisión móvil. De índole más jurídica es The Status of National Licensing Frameworks for Mobile TV (2008). La Institución: IBBT-SMIT, VRIJE UNIVERSITEIT BRUSSEL, PLEINLAAN 2 ha editado en 2008 el informe Does Mobile Television Challenge the Dimension of Viewing Television? An Explorative Research on Time, Place and Social Context of the Use of Mobile Television Content. Fue una investigación longitudinal bastante ambiciosa. Por otra parte, para monitorear la experiencia real de los usuarios se identificaron la relación y las diferentes dimenciones del visionado de televisión desde una perspectiva etnográfica. Para el primer estudio se usó una muestra de 12 usuarios a los que se les dieron móviles con servicios interactivos de video bajo demanda vía 3G. Año y medio después, los mismos participantes testaron una interfase en desarrollo basada en sus recomendaciones y experiencias durante una entrevista grupal. Después Se asignó a 70 usuarios teléfonos móviles con tecnología DVB-H o receptores DVB-H instalados en sus ordenadores portátiles. Los participantes fueron seleccionados vía muestreo útil usando diferentes criterios de selección como dominio de la tecnología móvil, comportamiento de visionado, destrezas en el manejo de las TIC. Finalmente por su ambición cuantitativa debe citarse el informe de The Nielsen Company Tuned into the Phone: Mobile Video Use in the U.S. and Abroad, del año 2009. Esta investigación está orientada a describir la experiencia del uso del consumidor de servicios de video en el móvil. Los datos provienen del Mobile Video Report del tercer trimestre de 2008, un estudio aplicado a 2,672 usuarios activos de servicios de video móvil efectuado en septiembre de 2008. Nielsen identificó a estos usuarios de una muestra de 90.000 para cada trimestre. Adicionalmente este informe incluye datos de
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otras fuentes de Nielsen como el Nielsen’s Bill Panel, un panel de medición directo de más de 50.000 suscriptores de servicios móviles que permiten el monitoreo de su actividad de facturación inalámbrica. También se efectuaron acciones internacionales provenientes de 85.000 suscriptores internacionales.
Balance de las investigaciones Estas investigaciones, y algunas más citadas en la bibliografía, constituyen interesantes ejemplos que sirven de inspiración a los proyectos que junto con Miguel de Aguilera, Ángeles Martínez, Alfonso Méndiz, Eddy Borges, estamos poniendo en marcha. Se trata, como hemos visto, y en contra de lo que algunos creen, de un objeto sobre-investigado. El balance que ofrecen estas investigaciones es, sin embargo, ambiguo. En la mayor parte de los casos su inspiración directamente comercial introduce una orientación que para la sociología de la comunicación puede parecer limitada. Por ejemplo, cada vez hay más información sobre el tipo de contenidos apropiados para el móvil, aunque subsistan discrepancias sobre el grado de centralidad que ocupan los llamados “microcontenidos reutilizables”. También los aspectos relativos a funcionalidad, calidad de imagen y sonido han sido ya muy investigados especialmente por la corporaciones privadas (podemos citar, por ejemplo, Mobile TV in Everyday Life Contexts – Individual Entertainment or Shared Experiences?, The Kindest Cut: Enhancing the User Experience of Mobile TV through Adequate Zooming 2007, o The Sweet Spot: How People Trade off Size and Definition on Mobile Devices 2008 además del ya citados FinPilot2 Final Report – User Acceptance of Mobile TV Services. Sin embargo, sorprendentemente, en el campo más específicamente económico del estudio de los modelos de nogocio persisten las vacilaciones, más allá de las conocidas generalizaciones acerca de las llamadas “largas colas” (Anderson 2008). Pero todavía no existen investigaciones de las prácticas culturales de que nos permitan reconocer la posible posición futura del móvil como un posible “nuevo transistor audiovisual”. De momento, todo apunta a que el binomio automóvil- la televisión de las viejas reflexiones de Williams sobre la “privatización móvil” siguen siendo vigentes, y que a pesar de la crisis de la familia como espacio de vinculación social, el entorno doméstico, aun pluralizado en formas de familia y estilos de vida diferentes, sigue siendo central. Sin embargo, algunos atisbos de cambio se detectan paradójicamente en las sociedades asiáticas, donde supuestamente el peso de los valores comunitarios (instrumentados por el llamado “asiatismo” o el nuevo confucionismo) debería ser mayor. Japón y Corea del Sur lideran con gran diferencia el mercado mundial de banda ancha móvil desde sus comienzos y de hecho fue en estos dos países donde, en 2001, se lanzó por primera vez un servicio comercial de banda ancha móvil. Desde ese momento han liderado todos los avances en la telefonía móvil. El hecho de que tanto el número de usuarios de banda ancha móvil como los niveles de penetración de teléfonos móviles de última generación (UMTS y superiores) sea tan elevado obedece a causas múltiples: son grandes demandantes de productos de electrónica de consumo, pasan mucho tiempo en transporte público y existe una gran integración entre fabricantes de teléfonos, desarrolladores de aplicaciones y operadores. Pero pudiera ser también que el entorno doméstico no hubiese garantizado las promesas de la nueva individualización de la misma manera que en
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Europa y América. Sin embargo, en todas partes (y no sólo en Asia) se detecta un ligero mayor peso de los dispositivos de movilidad audiovisual en las nuevas culturas juveniles. Casi siempre la edad es determinante. Por ejemplo, en el estudios realizado por DNXGROUP Mobile TV: tendencias en España, los jóvenes –menores de 24 años– aparecen como el grupo más entusiasta en términos de la experiencia de ver vídeo o contenidos de TV y los que menos resistencias tienen ante las limitaciones ergonómicas del móvil. Todavía más radical es el reciente La sociedad de la información en España FUNDACIÓN TELEFÓNICA 2008 que considera a la edad como la variable clave del nivel de penetración de las nuevas tecnologías en la sociedad. La conclusión generalizada es que el móvil es ya el espacio perfecto para que los consumidores más jóvenes se conviertan en productores. Es el celebérrimo discurso de los pro-sumidores sobre el que, a pesar de todo, aun persisten incógnitas (Hübel, Theilmann y Theilmann, 2007: 207). Todavía subsisten dudas acerca de cómo los jóvenes utilizan el móvil para interactuar con otros medios. En un reciente estudio realizado para el Instituto de la Juventud, sorprende que pese a lo que resultaría esperable derivado de la normalización del móvil y del videojuego entre la juventud, los datos no permiten observar todavía suficiente interrelación entre ambos medios; como tampoco se detecta un uso significativo de Internet a través del teléfono móvil (Rubio, 2009). Sin embargo, el último estudio de Telefónica (2009) apunta a que la situación podría estar empezando a cambiar y pronostica que en 2020 los dispositivos móviles serán la principal herramienta de conexión a Internet. Empieza a haber algunos estudios cuantitativos de audiencias que permiten conocer algunos datos de los comportamientos de los usuarios de televisión para móvil con cierta precisión. Fue pionero el trabajo de Södergård que estableció un prime time del móvil desde las 12 del medio día hasta las 8 de la tarde (Södergård, 2003:160). Para Corea, el Personal TV: A Qualitative Study of Mobile TV Users fijó un promedio de uso semanal de 375,5 minutos para ese país. En FinPilot2 Final Report – User Acceptance of Mobile TV Services, la televisión móvil se consumió por la mañana al desayunar y tarde en la noche para evitar perturbar al resto de la familia. Comúnmente se visionaban sesiones cortas durante el desplazamiento al trabajo y en los breaks. En el caso de la televisión móvil, el estudio realizado por ComScore en 2007 (y que ofrece información sobre el mercado norteamericano), presenta interesantes datos sobre el perfil de los consumidores. Entre los más sorprendentes, que en el interés por la televisión para móvil tenga tanta incidencia el factor género como la edad. Mobile TV should be more than a television. The final report of Podracing project ng, un trabajo llevado a efecto por Noppari, consiguió presentar una interesante tipología de los usuarios de la televisión móvil de Finlandia: Buscadores independientes de contenido, usuarios socialmente orientados, ociosos racionales y entusiastas del entretenimiento. Un buscador independiente de contenido es un varón joven en torno a los veinte años de edad, socialmente activo, interesado en la nueva tecnología; es decir, un experimentado consumidor mediático. El buscador independiente de contenido conforma la mayor parte de las redes peer to peer, su uso de Internet es versátil y no depende ni de las parrillas programáticas televisi-
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vas ni de los dispositivos de grabación. Es un usuario individual que encuentra la mayoría del contenido que le interesa en Internet. Los servicios audiovisuales de móvil se usan a menudo para pasar el tiempo en escenarios de espera, pero este tipo de usuario no tiene muchos momentos de dilación en su día. Cuando está en casa o en el trabajo, tiene Internet, así que no siente la necesidad de usar el móvil para mantenerse al día o para pasar ratos de ocio. Es un usuario selectivo, consume mayormente contenidos de entretenimiento y su ordenador está encendido las 24 horas los 7 días de la semana. A veces ve televisión y navega por Internet simultáneamente. El uso de la TV móvil se lleva a efecto tarde en la noche cuando el buscador independiente de contenidos se va a la cama. Como acostumbra a conseguir rápidamente lo que quiere, sus expectativas sobre la TV móvil son relativamente altas. Debido a que es un usuario selectivo de la televisión confía en que es capaz reinterpretar y evaluar contenidos sin importar quien los produjo. Otros tipos de usuarios son completamente diferentes. Por ejemplo, el Usuario socialmente orientado es una mujer de treinta y tantos años que a menudo comparte su experiencia en televisión móvil con otras personas. El. Ocioso racional es un hombre de unos cuarenta tantos años, que usa la televisión móvil de manera absolutamente tradicional cuando se desplaza al trabajo o viaja por asuntos de negocios, que espera del servicio que tenga alta calidad técnica y es también bastante selectivo, aunque, a diferencia del joven, no está interesado en contenido trivial. Finalmente la entusiasta del entretenimiento, es una mujer de unos treinta tantos años, que ve en el entretenimiento, especialmente en las series convencionales de televisión, y disfruta especialmente de la posibilidad del podcasting. Según este estudio, las pautas que marcan los hombres jóvenes divergen radicalmente de las de los mayores, pero también confirma que las diferencias entre hombre y mujeres son profundas en todos los tramos de edad. The Nielsen Company en su ya citado y voluminoso Tuned into the Phone: Mobile Video Use in the U.S. and Abroad de 2009 arroja datos sobre la adopción del video móvil en los Estados Unidos mostrando un incremento considerable desde el tercer trimestre de 2007. Su análisis por segmentos de edad es muy interesante. También The Cocktail Analysis en sus diferentes estudios han ofrecido información socio demográfica, aunque menos completa que la del estudio norteamericano.
Retos metodológicos: el estudio de las y los jóvenes en movilidad El interés de estos estudios es el del análisis de los mecanismos a través de los cuales determinados componentes tecnológicos terminan “naturalizados”, una vez que empiezan a establecerse y a interiorizarse determinadas reglas de funcionamiento cotidiano y se estabilizan las prácticas. Sin embargo, es posible que las limitaciones metodológicas de la investigación cualitativa convencional (incluyendo los supuestos estudios nominalmente “etnográficos”) no permitan detectar las significaciones emergentes y las nuevas “conversaciones audiovisuales (Bettetini, 1984) y potencialidades de uso de las tecnologías de movilidad. En un trabajo anterior, propusimos ir más allá y utilizar la propia movilidad cotidiana como el entorno a través del cual se podían empezar a generar nuevas experiencias comunicativas que pudiesen trascender de manera efectiva el binomio televisión-automóvil al que nos hemos referido anteriormente (Menor, 2009).
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En 1995 Marcus lanzó el desafío a la etnografía de medios de realizar investigaciones multi-localizadas. Proponía adoptar lo que él llamaba “posiciones móviles” alrededor de cadenas y trayectorias de localizaciones (1995: 95-117). Lo que venía a decir Marcus es que las descripciones densas que no consiguen ni la investigación cualitativa convencional ni las descripciones pasivas in situ podían lograrse mediante el seguimiento y entrelazamiento de diferentes hilos. Recogiendo el reto, Bakardjieva y Smith, en una investigación pionera sobre el uso de Internet en la vida diaria (2001), empezaron a ocuparse de las redes sociales más allá del hogar. Con ello, afrontaron un problema central de las nuevas prácticas comunicativas. El límite espacial bien definido del hogar, e incluso el de los lugares donde la movilidad es alta como las estaciones de tren (Sussex Technology Group, 2001), no agotaba, ni mucho menos, la dinámica de domesticación de las tecnologías. Pero ha sido el estudio de las tecnologías móviles el que ha proporcionado a los investigadores una verdadera oportunidad para ir más allá de los focus group y de las “etnografías” realizadas en el entorno doméstico. Un ejemplo muy nítido es el del estudio de Lasen sobre el uso del teléfono móvil en Londres, París y Madrid (2003, 2006). Quizás el mayor impulso ha venido dado por el trabajo de Nina Wakeford, que ya en el marco del INCITE había desarrollado trabajos muy interesantes sobre los cafés de Internet (2003: 377-99). Wakeford concibió el proyecto Urban Mobilities (seguido inmediatamente del 73 Urban Journeys), en el que el uso de los medios móviles no se estudiaba desde posiciones fijas, sino que lo realizaban investigadores sentados en el autobús 73 de Londres (INCITE, 2006). Jungnickel recogió el reto y le añadió nuevos elementos procedentes de la investigación comercial.
Jóvenes, nuevas tecnologías y ciudadanía Muchas descripciones de los cambios culturales que traen aparejadas los nuevos medios se parecen a un simple modelo matricial que liga a consumidores y tecnologías con la mediación neutra del mercado. Todo estará disposición de todos en cualquier momento. Esta fue la utopía tecnológica de De Pool, luego actualizada por Negroponte, convertida hoy en un lugar común. Pero el triunfo del mercado y la progresiva disolución de la “sociedad” como imaginario que estructuraba las prácticas culturales (y de manera muy especial la televisión) implicaría un cambio profundo en las culturas públicas, con el trasfondo quizás de una crisis profunda de la utopía comunicativa de la ciudadanía. Otra manera de ver las cosas es desde el optimismo ciberdemocrático. No está de más subrayar el empowerment que ha ido ganando la gente para servirse de los medios en su vida cotidiana. Ahora bien, esa nueva cultura puede ser la de individuos aislados, separados por su poder de compra, su media literacy y sus competencias culturales, o puede ser una cultura pública, participativa e igualitaria (Menor, 2009). Para muchos esto implica nuevos modelo de opinión pública, ciudadanía, capital social y participación. El estudio Urban Trapestries, impulsado por la London School of Economics y Proboscis, pero patrocinado por un número elevadísimo de instituciones públicas y privadas (entre ellas el ministerio de Comercio Británico y France Telecom) trataba precisamente del desarrollo
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de las nuevas tecnologías desde el punto de vista de la participación social. Era un proyecto extremadamente novedoso en el que se utilizaba la “triangulación metodológica de la observación participante, las entrevistas divididas en fases y la experimentación” (Urban Trapestries, 2005:13). Más allá de que el uso de técnicas de bodystorming como experiencias de juego en grupo para el uso de ideas nos parezca algo forzado, se trata quizás de la primera gran investigación imaginativa, con participación de los usuarios, en la que la tecnología parece ponerse al servicio de una promoción de un espacio público portador de un nuevo tipo de transparencia. Este es el tipo de reto metodológico que merece la pena afrontar no sólo para conocer cómo los jóvenes construyen su relación con los nuevos medios sino también para anticipar las potencialidades operativas (y políticas) de las nuevas prácticas comunicativas en un determinado entorno socio-político.
Resumen Podemos decir que la televisión para móvil es ahora mismo un objeto sobreinvestigado, por lo que empezamos a tener ya algunas certidumbres pero también sorprendentes lagunas y contradicciones. Algunas de ellas han sido subrayadas en esta rápida presentación. La investigación que ponemos en marcha intentará sortear algunas de ellas y aportar nueva información. El móvil (y los contenidos audiovisuales para móviles) están ahora en medio de una encrucijada y no sabemos si la salida de la misma se producirá con la apertura de un nuevo abanico de hábitos socioculturales en torno a la experiencia televisiva en movilidad. Salvo algunas excepciones, apenas existen trabajos sobre cómo la tecnología puede ponerse al servicio de la promoción de un espacio público portador de un nuevo tipo de transparencia. De momento, sólo sabemos que ese vínculo social que vinculaba la familia nuclear a la “sociedad” en un sentido holístico, y que simbolizaba la vieja televisión de flujo obligatorio situada en el salón del hogar, ha entrado en crisis. Pero, por otra parte, la lógica de la autoprogramación personal no es nueva y es en sí misma coherente con el universalismo y el individualismo que constituyeron a la modernidad. Las sucesivas culturas juveniles han ayudado forjar mundos cada vez más pluralizados y globalizados en torno a “estilos de vida”. Pero la juventud de nuestro tiempo reproduce en parte los esquemas de lo que significa la “juventud” desde la formación del mundo moderno de masas y especialmente desde la radicalización del individualismo, de la reflexividad y del autoajuste vital permanente, para poblaciones cada vez más amplias, a partir de la crisis a gran escala de la familia nuclear patriarcal en la década de 1960. Lo que de nuevo pueda aportar la juventud de la segunda década del siglo XXI en un contexto de implosión de nuevas tecnologías de movilidad permanece en gran medida inexplorado, a pesar de elevado número de investigaciones empíricas acometidas. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Accenture y la Fundación de la innovación Bankinter (2008) Tecnologías Móviles: Apertura y nuevos modelos de negocio. Future Trends Forum. Disponible en www.accenture.com; www.fundacionbankinter.org. - Aguilera, M. (2009) “Innovación, prácticas culturales y contenidos audiovisuales”, en Una introducción, en Aguilera, M. y M. Meere, Una tele de bolsillo. La televisión en el teléfono móvil: contenidos, formatos, audiencias. Málaga: Ad Hoc, pp. 9-16.
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documentos
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María Julia González Conde. Medios Audiovisuales. Universidad CEU San Pablo de Madrid
La ciberradio. Nueva alternativa de futuro para la radio.
Este artículo, a través de técnicas de observación y análisis de la nueva realidad sonora emergente de Internet, intenta delimitar el significado global de la ciberradio y de sus principales extensiones en la red. Presentando un mapa de identidades con las innovaciones más sobresalientes de cada una de ellas. Sabemos que hoy, las miradas de la juventud están puestas en Internet y que aumenta sin cesar el número de visitantes, sobre todo de este colectivo, con el objeto de informarse, formarse y entretenerse; funciones que hasta ahora habían correspondido sólo a los medios tradicionales de comunicación. De este modo, la aparición de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y su integración en el ámbito radiofónico, que converge en la radio en Internet o ciberradio, rompe su esquema tradicional al introducir nuevos elementos en su sistema comunicativo, que afecta no sólo el número y la naturaleza de sus soportes técnicos sino también, y a consecuencia de ello, a los modos y hábitos de consumo de sus usuarios. La ciberradio puede ampliar la oferta de la radio convencional con las peculiaridades comunicativas y multifuncionales propias de Internet. El dial de Internet se convierte así en una “alternativa real y de futuro” para la radio. Palabras clave: Ciberradio, radio en Internet, juventud y nuevos medios.
1. Introducción La radio siempre se ha caracterizado por superar, de forma imaginativa, las situaciones adversas, por lo que no es nuevo que adopte la tecnología emergente y la sepa aprovechar, como así lo hizo desde sus orígenes. Es el único medio de comunicación que no nació con este fin sino como consecuencia de un avance tecnológico, o, si lo queremos decir de otra manera, como un gran invento de comunicación sin contenidos propios. Se trataba, pues de un maravilloso y mágico aparato de voz y sonidos, que debería rellenarse con una programación adecuada, si quería llegar a convertirse en un verdadero medio de comunicación. Y así lo hizo y llegó a conseguirlo, alcanzando la máxima cuota de audiencia (sobre todo antes de la llegada de la TV) y transformándose en el más poderoso, natural, cercano y creíble. Ya desde el momento en que el predecesor de la radio deja de ser un simple instrumento con el que trasladar señales a distancia por medio de ondas radioeléctricas, sin hilos, y empiezan a detectarse los primeros síntomas que nos permite hablar de la radiodifusión como comunicación de masas, nos encontramos delante de un medio inmediato, instantáneo, simultáneo y rápido (González Conde, 2009:25). En la actualidad, la radio sigue los pasos de las nuevas tecnologías y continúa buscando, su gran y tradicional reto, contenidos con los que hacer frente a la avanzada técnica. Sin embargo, en esta ocasión, debe afrontar su propia idiosincrasia identificativa, el sonido, y hacerse eco por diversidad de canales y formas comunicacionales.
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Estas nuevas tecnologías suponen, pues, un cambio fundamental en el concepto, uso y tratamiento de la radio, que se transforma, con la ciberradio, en un nuevo ser, distinto del que era, ya que adquiere imagen y texto, pero no por ello debería perder su identidad de comunicación sonora en aras de una aparente virtualidad de su dimensión como expresividad visual, porque esto seguramente la llevaría a quedar confundida en el espacio de otras realidades multimedia, de otros cibermedios (Los ciberperiódicos, por ejemplo, también incorporan archivos de audio y video pero no dejan por ello de perder su identidad como medios escritos).
2. Un repaso a la radio convencional En la actualidad, somos muchos los que esperamos que los grandes cambios, las distintas fórmulas y las nuevas tecnologías favorezcan aún más al medio radiofónico; aunque también consideramos, como lo hizo Charles Chaplin con su vagabundo, que la radio siempre será sinónimo de pequeñez en su concepto de ser sencillo, natural, flexible, económico, informal e íntimo (González Conde, 2009: 26). La radio, desde el principio, entró en la vida privada de los ciudadanos como el medio más próximo, diádico (“tú a tú”) y de compañía. Bertolt Brecht ya en 1932 vaticinaba la capacidad comunicativa de este medio por encima de cualquier otro, prediciendo su posibilidad interactiva…: “la radio podría ser el más maravilloso aparato de la comunicación pública si supiera, no sólo cómo distribuir, sino también cómo recibir, no sólo cómo hacer escuchar a la gente, sino también cómo hacerles hablar; no cómo aislarles, sino por el contrario, cómo relacionarles entre sí”. El mismo Platón señalaba su descontento por el invento del libro por la falta de carácter dialógico: “una entidad antidialógica- decía en Diálogos-, no interlocutiva, con la que no se puede discutir y que no sabe o no puede responder”. El lenguaje oral, caracterizado por su construcción simultánea con el pensamiento, es el resultado de un razonamiento continuado. Así, mientras que la escritura invita a la reflexión y comunicación precisa, la expresión oral hace del verbo un lenguaje total y su comunicación es considerada la más universal. Ya en la primera mitad del último milenio, Charles Bally (1941), diagnosticaba la lengua hablada como la más auténtica por cuanto representaba ser “la única original”. Si atendemos a este postulado y reconocemos la reconversión del receptor– oyente en interlocutor, por su capacidad de escucha, evocación y recreación del mensaje, y su puesta en común con los demás interlocutores, nos acercaremos a su verdadero significado. “Precisamente ahí está la clave de la comunicación radiofónica: aunque los interlocutores no se vean, no se conozcan… pueden entenderse y crear sentido en común”, incluso podrán hacerlo cuando la comunicación no sea presencial, no se obtenga una respuesta inmediata o no se utilice un mismo canal (Cristina Romo, 1998)
3. De la radio convencional a la ciberradio La técnica, además de la justificación de su nacimiento, siempre ha representado el motor de cambio para el medio radiofónico: desde la transición de la tecnología analógica a la digital, que, en la década de los noventa, inició un proceso interno de cambio en las emisoras y que ha afectado a la radio en
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todas sus dimensiones- producción, difusión y recepción- hasta las dinámicas de convergencia, en las que la radio se expande por nuevas plataformas de difusión que renuevan y amplían sus posibilidades, tanto en lo que se refiere a su oferta como a su relación con la audiencia. Entre estas plataformas se encuentra Internet, con la pluralidad de opciones que conlleva para la distribución de contenidos sonoros (streaming, podcasting, P2P). Una red en la que la radio apareció por primera vez a mediados de los noventa, y en la que desde entonces ha ido experimentando nuevos caminos para la comunicación sonora que incluso cambian el concepto y el significado del medio radiofónico tradicional. Pudiendo decir que nos encontramos ante la “tercera generación de la radio” (Cebrián Herreros, 2001: 21). Nos hallamos ante un nuevo tipo de Sociedad, llamada de la Información o del Conocimiento, que viene a reemplazar a los dos modelos radiofónicos precedentes: Las radios convencionales y las temáticas o especializadas.
4. Qué se entiende como “radio en Internet” o ciberradio Como decimos, con la radio en Internet o ciberradio se modifica la concepción tradicional de los dos modelos radiofónicos el convencional y el especializado, consiguiendo una nueva fórmula de programación fragmentada o de contenidos aislados, que sustituye a la oferta de programas de emisión única y continuada y audición masiva. Además, se experimentan nuevos avances en la expresión sonora y multimedia que dan valor fundamental a la interactividad, a la búsqueda y a los enlaces. De este modo, los elementos comunes de Internet se incorporan como algo propio, pero se intenta conservar las peculiaridades de la radio tradicional, que también se transforma en distintos productos, movidos por la navegación, fragmentación, interactividad e individualización. La ciberradio ya no es una redifusión por Internet, sino que integra los componentes de ésta como algo propio y los transforma para convertirlos en algo diferente. No es la oferta de la programación tradicional, sino otra forma de presentarla mediante fragmentaciones o se da entrada a otras emisoras nuevas, aunque todavía no se aprecie que hayan impulsado todas sus aportaciones (Cebrián Herreros, 2009: 14). La radio en Internet puede extenderse entonces hacia otras difusiones o “prolongaciones” más inmediatas, como extensiones en las redes interpersonales y sociales de audio (Web 2.0), como la incorporación de la IPVoz, aplicación de las redes P2P y la RSS para el intercambio y conexión del archivo de audio con otros portales y webs de la red, con el podcasting y la sindicación de oyentes, las distintas opciones de ciberradio a la carta o la radio móvil. Asimismo, aparecen los blogs, audioblogs, radioblogs, y la wikipedia sonora, como diversos parámetros de inflexión que marcarán el proceso de la comunicación e información del futuro. Nos encontramos ante otros medios que confieren distintas e innovadoras estrategias narrativas y posibilidad de uso tecnológico en la elaboración del nuevo discurso cibernético. Es preciso que la radio en Internet descubra las posibilidades expresivas, creando una narrativa propia adecuada a las características multimedia, como en su momento lo hizo alejándose de la lectura de los periódicos (“Diarios Hablados”) a través de los micrófonos, y creando un peculiar lenguaje radiofónico.
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El reto lingüístico de los cibermedios consiste en desarrollar lenguajes que aprovechen esas cualidades (Salaverría, 2005:6). Como en todos los cambios sustanciales, el escenario que instaura la radio en Internet implica ruptura no sólo tecnológica, ya que ésta sería demasiado evidente, sino distintos modelos en los soportes de distribución, así como una renovación profunda del producto sonoro, que provoca un cambio sustancial en el lenguaje radiofónico al incorporársele otros elementos multimedia, además de los tradicionales de la palabra, la música, los efectos de sonido y el silencio. Tampoco debemos olvidar la incorporación de un importante componente social que está marcado por la alteración del consumo de radio consecuencia de la normalización de las estrategias tecnológicas interactivas que establece la red. Igual que sucede con otros medios que emplean plataformas digitales en Internet, surgen nuevas posibilidades del hipertexto, la interactividad y la multimedialidad, lo que ha supuesto uno de los principales retos para la ciberradio y para sus nuevas aportaciones y extensiones. Con este nuevo sistema, varía el control sobre la comunicación que pasa directamente a ser posicionada por los propios usuarios. De este modo, la digitalización y el fenómeno de la convergencia radiofónica con los diferentes medios electrónicos, construirán un espacio de interacción con la audiencia, lo que, para algunos profesionales (Manuel Ventero, ex director de los Servicios Informativos de RNE, 2003) ayudará más a la integración que a la fragmentación en la radio futura.
5. Una nueva radio con unos nuevos servicios Las innovaciones tecnológicas siempre han creado grandes revoluciones en el mundo de los medios de comunicación, hasta el punto de lograr formas distintas de hacer y entender el periodismo. However no new medium has never replace an existing one, radio did not replace newspaper, TV did not replace radio and I don ´t think the Internet will replace newspaper or anything else out there(1). (1) Cohen, Jodi B. “Time, Space, Form and Internet”, en Editor & Publisher, 11 May, 1996, page 28. Recogido de, María José PérezLuque: “El reto de crear noticias online. Análisis de la comunicación online actual y perspectivas de futuro”, en Cuadernos de Documentación multimedia, pag. 1. (2) Estrategia de Lisboa: Durante el Consejo Europeo de Lisboa (marzo de 2000), los Jefes de Estado y de Gobierno pusieron en marcha una estrategia denominada «de Lisboa» con el fin de hacer de la Unión Europea la economía más competitiva del mundo y alcanzar el pleno empleo antes de 2010.
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Sin embargo, hay que reconocer que Internet cambia la concepción tradicional de los medios de comunicación convencionales, como canales independientes, al irrumpir en la red como una convergencia mediática y como los nuevos servicios informativos online. En este nuevo escenario, el uso de la web 2.0 sirve de herramienta estratégica para la gestión de los productos radiofónicos, como a “todas aquellas utilidades y servicios de Internet que se sustentan en una base de datos, la cual puede ser modificada por los usuarios del servicio, ya sea en su contenido (añadiendo, cambiando o borrando información o asociando datos a la información existente), bien en la forma de presentarlos, o en contenido y forma simultáneamente”(2). La homogeneización de los medios online y sus contenidos, dos de los grandes impulsos producidos por Internet, lo hacen aparecer como un medio interactivo y dinámico, capaz de combinar, integrar y asemejar elementos audiovisuales y textuales en un ámbito que se extiende fuera del espacio y del tiempo. En cuanto al sistema radiofónico, inserto en Internet, podemos
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decir que no estamos delante de una emisora radiofónica sino de algo mucho más; se trata de la emisión continuada de una programación convencional de las distintas cadenas de AM y FM, estructuradas y sujetas a una temporalidad, a la que hay que añadir un sonido contextualizado con imágenes e información escrita. De momento hablamos de radio por Internet o de periódico por Internet, pero no son denominaciones exactas, lo mismo que tampoco fueron correctas las de periódico por radio (“diario hablado”) o periódico por televisión (“telediario”). Por estos errores iniciales de concepción, la radio tardó en desarrollar con autonomía la información (Cebrián Herreros, 2001: 21). Asimismo, no todo el sonido informativo que se extiende por Internet forma parte de las cadenas radiofónicas, ya que existen direcciones colgadas en la red que ofrecen contenidos y géneros radiofónicos- como entrevistas o reportajes- que no son páginas de emisoras de radio. De igual modo, se está produciendo un proceso de transformación en los contenidos de los web sites, que en un principio se limitaban a reproducir la información, normalmente impresa, pero con el tiempo (hacia finales de 1996), comienzan a mejorar sus contenidos en calidad y originalidad, introduciendo hiperlinks y personalizando la búsqueda de información, hasta el momento actual, que aparecen nuevas formas narrativas y diseños que se hacen propios de la fórmula online aunque pudiera tratarse de la yuxtaposición de distintos tipos de información de diferentes medios convencionales. Una gran parte de los elementos que integran la comunicación multimedia (texto, audio, vídeo, gráficos, etc.) son proporcionados por los medios tradicionales de forma aislada. De cualquier forma, la comunicación online, introduce un nuevo modo de distribuir información, que le confiere unas atribuciones que le son propias y peculiares en cuanto a sus posibilidades y servicios de interactividad con sus usuarios. Una característica que ha distinguido a la radio tradicional, en relación con otros medios, pero que es superada por Internet.
VENTAJAS
RADIO EN INTERNET
RADIO TRADICIONAL
Singularidad en el tipo de consumo del mensaje y su contexto, ya sea parcial o toda la programación, sin tener en cuenta el factor temporal.
La emisión y audición se hace simultánea, en tiempo inmediato y fugaz, para todos los oyentes.
Universalidad en el soporte en el que se aloja, con la desaparición de límites geográficos y búsqueda de nuevos consumidores u oyentes potenciales.
Cobertura de difusión y audiencia determinada, de acuerdo a un estilo, a un gusto, a una emisora y franja horaria determinada.
Convergencia en las terminales de recepción y dispositivos multifuncionales (MP3, teléfonos móviles, ordenadores portátiles…) que pueden ser consumidos, reenviados, compartidos y modificados.
Soportes de audio limitados, aunque posibles de movilidad y versatilidad.
Enfoque multimedia por la confluencia de diferentes dimensiones comunicativas.
Medio unisensorial y auditivo por excelencia
Consumo activo de los mensajes
Cierta pasividad en la recepción, a pesar de la creación de imágenes auditivas en los oyentes.
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6. El podcasting como extensión de la ciberradio El término podcasting proviene del acrónimo de iPod y broadcasting, aunque su concepto y aplicación no se restringe al iPod, es mucho más amplio, y esta denominación aceptada internacionalmente, sólo representa una parte de su todo. En este sentido, debería hablarse de “radio personal”, de “radio grabada-reproducida” o de “radio creada-recreada” por los mismos usuarios (Cebrián: 2008:31-32). La locución “podcast” se emplea para identificar los contenidos, ya sean de audio o de video (vodcasting, videoblogging) que se difunden por podcasting, adquiriendo estas grabaciones autonomía para la reproducción y audición en cualquier lugar y momento. El podcasting es una Radio portátil y autónoma; también concebida como una extensión de la ciberradio que, por un lado, permite la posibilidad de bajar y subir a la Red documentos sonoros, pero, por otro, se convierte en una especie de “audioblog” al ampliar el campo de los Webblogs al ámbito del sonido. Se podría decir que el podcasting es a la radio lo que las webblogs son a los periódicos digitales. Mientras que el podcasting es una apertura de las emisoras o de los particulares a la participación y comentarios, a través de la voz, en los webblogs se realiza por medio de la escritura. El podcasting se trata, pues, de un producto independiente y libre a cualquier tipo de difusión sincrónica o asincrónica, al facilitarle al usuario esos documentos, registrados, estén o ya no estén en la Red. En España, la primera cadena de radio española que se lanza al podcasting es la SER. El 10 de abril de 2005, inicia su servicio de podcasting en una primera fase, en la que ofrece todos los boletines horarios, algunos contenidos del programa deportivo “El Larguero”, la “Crítica de Teófilo el Necrófilo” (del programa de “El Cine en la SER”), el espacio “El guiñol de Canal Plus” y el programa “Ser Digital”, dedicado a las nuevas tecnologías. Según GARCÍA LASTRA, Director de Gestión de Contenidos de Unión Radio, la cadena inicia su oferta de podcasts porque necesita dar respuesta a una demanda “que viene dada por una nueva sociología del ocio y del consumo de medios de comunicación, en la que la emisora debe ofrecer sus contenidos en cada uno de los canales en los que se sitúe el oyente” (entrevista de Toni Sellas al autor). A finales de ese mismo año (2005) se incorporaría la Cadena Cope, con el programa informativo nocturno “La Linterna”, y la oferta de sus principales magacines:”La Mañana” y “La Tarde con Cristina”. Al mismo tiempo lo haría Onda Cero con su programa nocturno “La Rosa de los Vientos”, con la particularidad de que se trataría de un proyecto promovido por un grupo de oyentes del espacio (Sellas, 2008: 242243). El podcasting es un factor que tiene en cuenta la radio tradicional, por lo que siempre lo incorpora, no como un soporte más la difusión de sus contenidos, a través de Internet, sino porque son otros actores, además de sus profesionales, los que contribuyen a lo que hasta ahora había sido sólo patrimonio radiofónico: la creación de contenidos de radio. Si comparamos un blog de audio con un podcasting, advertimos que el podcasting es un instrumento sencillo y de bajo coste, que permite a cualquier ciudadano con una mínima infraestructura convertirse en creador y distribuidor de documentos sonoros; multiplicando y diversificando la presencia de contenidos en Internet, simplificando la comunicación sonora en la red y dando respuesta a nichos de audiencia muy concretos. Al mismo tiempo que contribuye a la trans-
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formación del ecosistema comunicativo, devolviendo las riendas a los ciudadanos, en este caso, a aquellos interesados en la información y la creatividad mediante el audio. (Sellas, 2008:194) Sin embargo, tampoco debe confundirse el podcasting , la comunicación interactiva de consumo portátil, con la utilización de los audioblogs, vinculados al trasporte de contenidos personales entre particulares, ya que mientras aquél está vinculado al ámbito de la difusión radiofónica(3), los audioblogs sólo se concentran en la difusión de contenidos de personas particulares. Así, mientras que el destino de los audioblogs es la exhibición de documentos entre particulares e instituciones el del podcasting es la difusión radiofónica a través de los podcasts. La diferencia principal entre un podcasting y la radio en Internet es que mientras que la ciberradio se encuentra conectada a la Red, el podcasting sólo necesita de esta conexión cuando la utiliza en el proceso de aviso y descarga de contenidos. Así, el podcasting, gracias a la sindicación del RSS (Really Simple Syndication), es un archivo de audio, inscrito en la Red, que permite bajar contenidos sonoros como discursos orales o música, que el programa del usuario puede detectar y descargar automáticamente en un soporte portátil como un iPod, un MP3 o un pendrive, entre otros.
EL PODCASTING Considerado como expresividad multimedia al incorporarle otros elementos como la interactividad, las búsquedas y los enlaces. Los modos de interactividad que más se utilizan son los servicios de podcasting, las encuestas, el correo electrónico y el servicio de aviso de titulares RSS. En cuanto a las fórmulas de más corrientes para la participación de audiencia son los foros de discusión, el correo electrónico, los chats y los blogs. También es habitual el uso de mensajes de teléfono y de líneas de tarificación adicional para la participación en programas. Es un servicio añadido de la ciberradio con ciertas posibilidades, autonomía empresarial y rentabilidad económica. En ellos se hace preciso solventar la cuestión del derecho de autor, así como la falta de contenidos originales y la incorporación de publicidad estable. Presenta una doble vertiente: - la profesional que realizan las emisoras para que los internautas suscriban o descarguen cualquier documento sonoro, parcial o completo de su programación, como otros archivos y grabaciones en directo, desde conferencias hasta entrevistas o conciertos. - La usuaria, de la sociedad civil, concebida como comunicación interactiva por su capacidad de edición y subida a la Red de documentación elaborada, propia. Su implantación va más allá de ser valorado como una mera descarga de archivos de audio, porque su fuerza radica en generar un fenómeno social al modificar los recursos en los procesos comunicativos de la Sociedad de la Información y del Conocimiento.
(3) Si se considera como audio, tampoco debe asociarse exclusivamente a las emisoras de radio, ya que también existen otros medios, como los periódicos o las webs de la prensa tradicional, vinculados a este mismo proceso de creación auditiva; un ejemplo de ello, son entrevistas, debates o cualquier otro documento de audio (como de video) creado para tal fin.
La tecnología y la cultura cambian y el concepto de globalización evoluciona, por lo que se hace cada vez más necesario encontrar temas y conceptos estables. Resulta evidente que cuanta más información recibimos, parece que conocemos menos. Se crean nuevos hábitos de escucha, de consumo radiofónico y una nueva segmentación de la audiencia desconocida. Una trasformación, como vemos, de gran magnitud que representa la evolución del medio radiofónico hacia la ciberradio y para lo que planteamos su relación con nuevos modos de expresión.
7. Campo de acción del la ciberradio a través de otros recursos sonoros generados en la red La ciberradio amplía su acción y enlaces con otros sonidos, generados dentro de la Red, que van siendo incorporados, como sinergias, y de forma
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directa o indirecta, en la ciberradio, incrementando y transformando así su modo tradicional de expresión auditiva. Una innovación sonora que puede funcionar de manera autónoma o integrada en el conjunto de servicios de la ciberradio y que concierne no sólo al elemento musical sino también a la voz; como ocurre con las aportaciones de telefonía que a través del IP (Internet Protocol) o VoIP (Voice Over Internet Protocol), provenientes de los distintos chats, blogs o foros, que se integran como otros elementos más a la ciberradio; lo mismo sucede con el amplio repertorio de voces de catálogo, creadas en Internet, para servir de ayuda a las pequeñas empresas radiofónicas que no cuentan con una plantilla muy extensa de locutores. Gracias a esta técnica, también llamada en español, del IPVoz (y traducida como “protocolo de Internet para voz”), se puede descodificar y comprender la voz natural de los usuarios (en su idioma cotidiano), sin necesidad de tener que hacerlo mediante la expresión escrita. Es la técnica de admisión de la voz como elemento propio de comunicación dentro de Internet. Con la incorporación de los servicios RSS, se relacionan a los emisores con sus receptores, tras la sindicación(4) previa del usuario con la fuente emisora que le aporta información. Las redes P2P son aplicadas a los intercambios musicales y de documentos sonoros y audiovisuales entre los usuarios (Un intercambio de archivo de audio, entre iguales, utilizado tanto en la radio musical y música interactiva o de video como en cualquier otro documento audiovisual), y extienden sus aportaciones a otras redes sociales o personales como los blogs empleados para el intercambio y difusión de información, de cualquier tema, entre usuarios, cuyas aportaciones ordenadas y de cronología inversa, se emplean para el intercambio de información o de cualquier otro tema. Al mismo tiempo que aparecen otras variantes, indicadas anteriormente, como los fotoblogs, audioblogs, videoblogs, teleblogs, radioblogs o moblogs La palabra fotoblog o fotolog, en español, tiene dos procedencias etimológicas: del inglés photoblog (bitácora fotográfica) y también derivada del sitio Fotolog.com (una de miles de bitácoras pertenecientes a una comunidad). A diferencia de un álbum de fotos, en un fotoblog se publican fotos diarias. Un audioblog es una variante de webblog, o bitácora, que consiste en una galería de ficheros de audio, en diferentes formatos, que pueden ser publicados de forma regular por uno o más autores, ya que su promotor puede autorizar a otros usuarios a sumarse con sus comentarios u otros ficheros de audio a esa misma logia. Un videoblog o vlog es un suministro de clips de vídeos, ordenados cronológicamente, publicados por uno o más autores. El autor puede autorizar a otros usuarios a añadir comentarios u otros vídeos dentro de esa misma galería. Un TeleBlog es la propia página personal en la web, alojada en un subdominio donde es posible publicar textos e imágenes de cualquier tema, así como también de recibir visitas y comentarios (4) Sindicación para el envío-recepción recíproco de contenidos a los que puede suscribirse cualquiera mediante un programa agregador de canales.
El Moblog es una mezcla de las palabras inglesas mobile y blog. Se trata de un servicio de publicación similar al weblog, que consiste en escribir y actualizar el blog por medio de equipos móviles, lo que permite una rápida actualización de contenidos (incluso de fotografías), desde cualquier lado, y desde cualquier móvil que contenga una cámara.
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Dentro de estas extensiones o componentes transversales es importante reconocer el papel que desempeñan los servidores y buscadores como mediadores y controladores de los procesos de comunicación, que se mantienen como meros soportes o ayudas para los usuarios. Ya no es necesario saber la dirección de las webs de cualquier medio de comunicación, ya que son los metabuscadores, buscadores y portales los que posibilitan esa labor de búsqueda. En el caso de la música, ésta cuenta con diversas vías de expansión en Internet, no sólo como contenido propio sino como ofertas radiofónicas de música especializada que servirán de opción a las descargas que podrán realizar los oyentes. Se produce una convergencia entre distintos grabadores- reproductores (MP3, iPod, ordenador, consolas de juego…) y la ciberradio, a través del canal Internet. Asimismo, la aplicación de la informática a todos los procesos productivos, desde el servicio de documentación hasta la edición, pasando por la comunicación a través de sistemas on line, es ya hoy una condición imprescindible de eficacia y un rentable instrumento en la medida en que permite mejorar la calidad de los productos radiofónicos. Las redes digitales de sistemas integrados, el desarrollo de la telefonía móvil y la generalización del RDS están cambiando las posibilidades de selección y escucha radiofónica, por lo que es preciso modificar también sus diseños programáticos. 7.1. Hacia un cambio de radio de contenidos Una de las características más evidentes de la radio en Internet es el énfasis que la tecnología otorga al modelo de consumo sincrónico y asíncrono de contenidos. Y, en este sentido, se marca la individualización de los mensajes y su evidente repercusión en la parrilla tradicional de programación. “Internet ha hecho que la prensa y la radio estén en “caída libre”, ha convertido los quioscos en “tiendas de todo a cien” y ha privado a la radio de su carácter inmediato” (Ignacio Villa, 2006)(5). Sin embargo, las radios convencionales siguen presentando en la red el mismo estilo y formato radiofónico, ofreciendo una agenda muy reducida circunscrita a la información de actualidad y repitiendo los mismos temas relacionados con el momento político, económico, cultural o deportivo y, en cuanto al contexto social, ciñéndose en las crónicas de sucesos cotidianos y prensa rosa. En cuanto a las radios especializadas, su oferta es también muy poco variada y sujeta a poca especialización, sobre todo en las radios musicales donde casi todas ellas se centran en los mismos géneros y estilos.
(5) Ignacio Villa (Director de Programas Informativos de la Cadena COPE), en Periodista Digital. 18 de noviembre de 2006. http://blogs.periodistadigital.com/periodismo. php/2006/11/18
Junto a la escasa variedad temática, el segundo de los problemas de la radio española tradicional y en Internet es la similar estructuración de contenidos a través de los mismos géneros de hace años y casi siempre en estado puro, a diferencia de los formatos híbridos televisivos. Entre los géneros y subgéneros informativos más utilizados se marca la noticia, en primer lugar, seguida del informe y la crónica. Entre los de opinión, la tertulia y comentario. Asimismo, existe una semejanza entre los géneros de participación en el sistema tradicional e Internet, casi siempre vinculada a los temas de actualidad.
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Los reportajes y los programas creativos son cada vez menos frecuentes tanto en la programación radiofónica convencional como en la ciberradio. 7.2. El nuevo perfil de usuario ciberradiofónico Una de las diferencias más importantes entre Internet y la radio se encuentra en la forma de difusión, determinada en ésta por su zona de cobertura limitada, pero no en aquélla. También por la cambio del estacionamiento de difusión, múltiple en la radio y personal en la red. Otra discrepancia la marcaría la actividad o iniciativa del usuario de Internet en su demanda o búsqueda de una información concreta, en comparación a la pasividad del oyente tradicional de radio, que se somete a las noticias que se le ofrecen, casi siempre seleccionadas de la actualidad. Y, por último, una de las divergencias que pudieran ser más evidentes entre Internet y la radio es la posibilidad, en Internet, de ruptura con la temporalidad en su proceso de almacenaje, con independencia de la inmediatez y la acción directa que se sigue preservando en la búsqueda de aquellos contenidos requeridos. Sin embargo, antes de emprender el sondeo de un producto de radio, adecuado a la red, deberíamos diseñarlo de acuerdo a las características y hábitos de consumo de los usuarios de Internet, lo que nos puede hacer llegar al punto de vislumbrar, partiendo de las estadísticas, la importancia que alcanzaría el audiovisión online, adaptado al criterio y apreciación de las y los jóvenes, que reconocen su preferencia por este nuevo medio ante cualquier otro. El usuario busca en Internet no sólo una fuente informativa y documental sino un lugar de entretenimiento donde poder seleccionar las páginas o sistemas que respondan a unos intereses lúdicos mucho más variados de los que pudiera ofrecer la radio convencional. Se trata de un consumidor de la red acostumbrado a encontrar todo tipo de contenidos generales o específicos. Estas variables, ya perceptibles, que suponen un carácter experimental de los usuarios, provocan, asimismo un replanteamiento de negocio y una cierta viabilidad por parte de los emisores y sus empresas y grupos de comunicación.
8. La empresa radiofónica y su necesidad de cambio La tecnología no es un valor en sí mismo, sino sólo cuando facilita y mejora los procesos de negocio de una organización. Es por esto, que las TICs son las mejores herramientas con la que cuenta la empresa para adaptarse al vertiginoso ritmo al que se suceden en la actualidad. La empresa radiofónica no es menos, por lo que también cuenta con las innovaciones tecnológicas que surgen en el mercado de la información. Como señalan Martí y Bonet (206:185), la radio no puede permanecer inactiva ante las transformaciones impulsadas por otros actores en el terreno que le es propio: “Ya sean la televisión, los ordenadores, un reproductor MP3 o los teléfonos móviles, la radio sigue yendo a remolque de lo que marcan otros medios, nuevos o viejos, cuando es ella la experta en tratamiento y gestión de audio... y de datos servidos en tiempo real”. 8.1. La paulatina incorporación de las empresas de medios en Internet El papel y los objetivos que cada empresa quiere alcanzar es integrarse en el ámbito de estos escenarios mediáticos. En España, es a mediados-finales de
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los noventa del siglo pasado cuando se aprecia una evolución de diseño y contenido de los sitios web, que podemos distinguir en distintas etapas: - La primera está conformada sólo con texto, porque sus creadores se limitaban a trasladar (copiar y pegar) desde su procesador de textos al documento colgado en la red. - Las siguientes páginas descubren los enlaces a otros sitios web y las posibilidades hipertextuales del medio. - En la evolución, van apareciendo pequeñas imágenes y logos,, donde además de pretender asociar la página con la imagen corporativa de la empresa, se intenta llamar la atención del navegante, a través de un diseño más atractivo. - Así, poco a poco, con la evolución tecnológica en las redes de transmisión, el desarrollo de un software específico y la proliferación de sistemas de digitalización como los escáner, las imágenes adquieren una mayor importancia lo que se corrobora con la abundancia en su tamaño y número en detrimento del texto escrito y, sobre todo, con la introducción de imágenes móviles que acompañan a fotografías, logos, ilustraciones, botones, banners, etc. - Más adelante, se multiplican las imágenes móviles como animaciones (por ejemplo, tipo Flash) y ventanas emergentes donde aparecen vídeos. Los Portales de información y servicios de las cadenas que siguen muy ligadas al grupo mediático al que pertenecen, y a su nombre de marca, ven ampliada su oferta no sólo a productos informativos exclusivamente sonoros sino a otros textuales y visuales. Se utiliza Internet para ampliar el ámbito de difusión, distribuyendo mundialmente la propia señal de directo de sus emisiones tradicionales. Se ofrecen contenidos concretos a disposición permanente del público y se fomenta la participación del oyente. Mientras tanto, la competencia mediática obliga a las cadenas de radio a reforzar sus estrategias de promoción para conseguir nuevas audiencias y cada uno de sus programas contiene mensajes constantes que incitan a la participación activa de sus oyentes, con el fin último de su fidelización con la emisora, a través de las diversas técnicas participativas. Para terminar utilizaremos unas palabras textuales para marcar la importancia de estas nuevas tecnologías para la superviven de cualquier medio de comunicación con proyección de futuro: (6) Discurso de esta magnate de la comunicación, Rupert Murdoch, en abril de 2005, como presidente de News Corporation a los editores de la Sociedad Norteamericana de Editores de Diarios. Recogido en el artículo de Jesús M. Flores y Guadalupe Aguado, titulado “Claves de los Weblogs y su influencia en la prensa tradicional “, en DOXA comunicación. Revista Interdisciplinar de estudios de comunicación y ciencias sociales. CEU Ediciones; mayo de 2006. Pp. 141-160.
Como periodistas, estamos situados en una posición privilegiada para transmitir noticias a la sociedad. Poseemos la experiencia, los recursos, la plataforma y herramientas para diferenciarnos en un mundo donde la información se ha convertido en un producto de consumo. Y, lo más importante, poseemos un nuevo aliado para hacerlo y poder, así, conectarnos con el nuevo perfil del consumidor: Internet (Murdoch(6), 2005). REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - CEBRIÁN HERREROS, M. (2001) La radio en la convergencia multimedia. Barcelona: Gedisa (2007): Modelos de radio, desarrollos e innovaciones; Fragua, Madrid
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(2008) La radio en Internet; La Crujía; (2009): “Expansión de la ciberradio”, en Revista Venezolana de Información, Tecnología y Conocimiento; nº 1, enero-abril.
- MARTÍ, J. M,; BONET, M. (2006) “Viejas tendencias, viejos parámetros de análisis”. En: Díaz-Nosty, B. (dir.) en Tendencias 2006. M. de comunicación. El año de la televisión. Madrid: Fundación Telefónica, pp. 185-196. - PAJARES TOSCA, S. (2004) Literatura Digital. El Paradigma Digital. Cáceres: Universidad de Extremadura Press. - ROMO, C. (1998) El lenguaje radiofónico: escucho y sin mirar así veo, en Siglo XXI Editores S.A - SALAVERRÍA, R. (2005) Redacción periodística en Internet(2005) Pamplona; EUNSA. - SELLAS GÜELL, T. (2008) (Tesis Doctoral) La voz de la Web 2.0. Análisis del contexto, retos y oportunidades del podcasting en el marco de la comunicación sonora. Universidad Internacional de Cataluña. (Palafrugell noviembre. 2008).
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Pedro Reinares Lara. Área de Investigación de Mercados (URJC) y claustro de la IE Business School
Jóvenes y Televisión generalista en España: ¿es Internet responsable de una audiencia perdida?
Este trabajo plantea la necesidad de profundizar con rigor en los hábitos de audiencia de la juventud. En este sentido conviene revisar, con objetividad, la afirmación de que Internet es el sustituto de la televisión convencional entre los y las jóvenes, dadas las dificultades metodológicas que implica establecer categóricamente dichas relaciones. El análisis del consumo de jóvenes de televisión debe enmarcarse en un contexto general de falta de consolidación de los hábitos de audiencia entre medios y de intereses económicos que favorecen planteamientos favorables hacia el medio Internet. Para la juventud Internet es un medio mas y por lo tanto su ocio se configura a partir de un uso de medios entre los que se incluyen tanto televisión como Internet. No hay un menor tiempo de audiencia de televisión para usar Internet, sino un reparto de las proporciones de consumo de medios diferente al del resto de perfiles sociodemográficos. Así, si bien es cierto que los jóvenes presentan un menor consumo de televisión y un mayor consumo de Internet en relación a la población, no se pueden aventurar las relaciones excluyentes entre ambos medios. Al contrario, existen indicios razonables de que, al menos en la juventud, Internet y televisión son medios complementarios (consumo simultaneo de ambos medios). Palabras clave: Jóvenes, audiencia de medios, Televisión, Internet.
Introducción
(1) Se ha acotado el rango de edad “joven” según los usos de EGM (AIMC) y TNS, al ser los dos organismos que reportan datos primarios, sobre el objeto de estudio, mas referenciados en trabajos similares. (2) Como ejemplo, según el trabajo de Interactive Advertising Internet Bureau (2009): “Las investigaciones de mercado reflejan que en las audiencias de entre 16-25 años, Internet domina frente a la TV tradicional programada. Este segmento ya tiene el control sobre su propia programación y ha comenzado a abandonar la TV tradicional. Para ellos, el acceso a contenidos en vídeo a través de Internet es mucho más importante que la televisión hasta ahora conocida”.
Este trabajo pone de relieve la necesidad de profundizar con rigor en la evolución y condicionantes de los hábitos de audiencia de televisión convencional entre las y los jóvenes españoles. Si bien el segmento de edad joven (1) (13-24 años) es objeto de numerosos trabajos que describen un nivel de audiencia del medio televisión muy inferior al de otros perfiles poblaciones, en ellos se asume que la explicación de dicho fenómeno se deriva del mayor consumo de Internet. Esto parece lógico dado que el tiempo de ocio es limitado, por lo tanto la dedicación a un nuevo medio como Internet debería repercutir en los medios tradicionales y, especialmente en la televisión, dado que es el medio que presenta mayores niveles de alcance y de consumo medio diario. No son pocas las fuentes que, ante esta relación, afirman con evidente tendenciosidad, que Internet evoluciona como medio predominante, incluso para el consumo de contenidos televisivos, entre este perfil (2). Sin embargo, los estudios realizados hasta ahora han ofrecido resultados dispares tanto en Europa como en Estados Unidos (Portilla, 2003). Dada la importancia socioeconómica de los hábitos de audiencia de televisión entre la juventud, parece conveniente relacionar las fuentes existentes, integrando nuevas fuentes y destacando las aportaciones de los trabajos más rigurosos con la finalidad de valorar con objetividad este fenómeno.
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Sorprende la importancia que la mayor parte de los trabajos presta al fenómeno de la reducida audiencia del target “joven” de televisión, obviando, como antecedente, que este presenta niveles similares a los de la edad precedente (niños y niñas de 4 a 12 años). En este targert los “niveles de exposición” al medio televisión son también bajos y muy similares a los de la población joven (Busquet et al, 2009). Si bien parece lógico inferir que, necesariamente, los hábitos de audiencia del target “joven” están condicionados por hábitos adquiridos en la etapa de edad anterior, se tiende a olvidar este relación, buscando explicaciones, como se ha señalado, a partir del mayor consumo de Internet entre los jóvenes. Casualmente esta interpretación del fenómeno deriva en implicaciones económicas favorables para el medio Internet, lo que apunta a la necesidad de revisar, con objetividad, la afirmación de que Internet es el sustituto de la televisión convencional para ver contenidos propios del medio entre los y las jóvenes (San Agustín, 2006).
Juventud, Internet y Televisión Los desarrollos tecnológicos permiten nuevas capacidades al medio Internet. Una de las mas notorias es la capacidad del medio para ser utilizado como fuente de contenidos audiovisuales que compiten con las cadenas actuales de televisión (analógicas y digitales terrestres visionadas en un receptor de televisión). Obviamente se percibe un interés comercial por ponderar las relaciones entre ambos medios (a partir de las nuevas capacidades del medio Internet) dado que el perfil del internauta joven (junto con el perfil de edad 4-12 años) es precisamente el target que presenta menores niveles de audiencia de televisión (TNS,2009) y además es de alto interés comercial para los anunciantes (Reinares y Reinares, 2003). (3) Crespo (2007) cita tres elementos de valor añadido de la televisión por Internet frente a la televisión convencional: 1. Los contenidos: El primer gran grupo de nuevas posibilidades disponibles para los usuarios es el relacionado con la cantidad y variedad de contenidos disponibles. En primera instancia, este efecto se traduce en la aparición de canales de televisión muy especializados. 2. La experiencia de la televisión: Estaría ligado a la calidad de la experiencia de ver televisión. Entre sus aportaciones la que probablemente haya recibido mayor atención es la calidad de la imagen, sobre todo por la llegada de la televisión de alta definición. Otro aspecto de mejora de la experiencia de usuario es el relacionado con la facilidad de uso de los servicios. 3. Flexibilidad para el usuario: El tercer grupo de posibilidades estaría formado por aquellas relacionadas con la flexibilidad del usuario, es decir, con la eliminación de la rigidez que suponen las parrillas de programación.
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En este contexto, surgen diferentes fuentes que, a partir de una realidad, el menor consumo de televisión de la audiencia joven (Gráfico 1), proponen difusos argumentos para validar la capacidad de Internet para captar los niveles de audiencia de televisión mediante las posibilidades tecnológicas y funcionales (3) que este medio permitiría para la difusión de canales de televisión y otros contenidos audiovisuales. Conviene aclarar que el uso del contenido audiovisual e Internet está vinculado a varias tecnologías, como la IPTV, la TV digital, la TV interactiva e Internet TV. Para ser precisos, este trabajo se centra en el contenido audiovisual recibido en un ordenador con acceso a Internet (Internet TV), e incluye toda la oferta televisiva cubierta por cualquier operador de Internet. En este caso, el usuario cuenta con una gama más amplia de contenidos que consume bajo demanda bajo las condiciones y oferta de las webs específicas. En la IPTV el receptor de televisión convencional está conectado directamente, a un set top box de banda ancha a Internet y recibe señal digital a través de Internet. Se basa, por tanto, en la programación y contenidos distribuidos por el operador de red. Ejemplos de este servicio son los servicios de Imagenio. Mientras que en la IPTV el servicio de televisión es controlado por un operador de red (la empresa de telecomunicaciones controla toda la cadena y ofrece al usuario final un servicio empaquetado), en la Internet TV el usuario tiene acceso a diferentes proveedores de contenidos a través de Internet. Por lo la tanto la Internet TV es un modelo abierto en la relación proveedor de contenidos / usuario. Hay libertad en cuanto a dispositivos de
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Gráfico 1. Consumo de televisión por grupos sociodemográficos. Año 2008. Elaboración Corporación Multimedia a partir de datos TNS. Audiencia de medios.
acceso y en especial destaca por una amplia oferta de contenidos. Dado que, como se señalaba, gran parte de estos trabajos se promueven desde los medios o sus clientes (los anunciantes), los estudios aplicados que se llevan a cabo en el mercado audiovisual tienden a centrarse en los perfiles de audiencia con un mayor interés comercial (Reinares y Reinares, 2007). Los jóvenes (13-24 años) son, en este sentido, recurrentes no tanto por relevancia como espectadores como porque se les supone una gran importancia como target con especial potencial comercial. La escasa capacidad de los medios convencionales para fidelizar este target ha hecho que se considere Internet la panacea que justifica estos hábitos diferenciales. Sin embargo, como se argumentara a continuación, la disminución del consumo de televisión entre los jóvenes no esta exclusivamente relacionada con el incremento de la penetración de Internet en los hogares.
La problemática en el análisis de las audiencias juveniles
(4) La dificultad para contrastar relaciones entre medios no es nueva, según Portilla (2003), el estudio de los efectos de los medios sobre ciertos comportamientos es complejo y suele dar resultados contradictorios. Así sucedió en su día en el estudio del efecto de la televisión sobre la lectura o, de los videojuegos sobre las actitudes y comportamientos de los menores.
Desde que Internet comenzó a tener una penetración sensible (allá por el año 1996) comenzaron a producirse manifestaciones sobre la amenaza que este nuevo medio podría suponer para el consumo de la televisión. Como era esperable, la idea de la “confrontación de medios” inspiró numerosos trabajos de análisis sobre los efectos del uso de Internet en la televisión. Del conjunto de estos trabajos no se extrae un resultado concluyente (4) ya que, en términos puramente numéricos, hay tantos estudios que correlacionan el ascenso de Internet con un declive televisivo como los que, de momento, no perciben un significativo impacto de un medio sobre otro (Piriz, 2006). Además de los intereses comerciales de la fuente promotora de los distintos trabajos consultados, la propia naturaleza de los objetivos del análisis condiciona que los resultados no sean ni coincidentes ni concluyentes. Tampoco existe una metodología de recogida de información especifica para las necesidades de este objeto de estudio, por lo que según Sadaba et al (2003), todos los métodos que se describen a continuación presentan carencias evidentes. Valorar si tener Internet en el hogar y/o hacer uso de él está
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reduciendo o no el tiempo dedicado a la televisión, se está contrastando a partir de: - Analizar las variaciones de las cuotas de audiencia global de televisión y el uso de medios tradicionales en un país desde la implantación de Internet. - Comparar el tiempo dedicado a la televisión por internautas y quienes no lo son. - Preguntar directamente sobre la actividad que se deja de realizar por navegar en la red. Los trabajos basados en los paneles de audiencia (generalmente una descripción de los datos del Estudio General de Medios o del panel de audimetría de televisión de TN Sofres) definen y posteriormente establecen las diferencias, entre la población general y el perfil de internautas, a partir de sus hábitos de consumo de los medios. Un ejemplo son todos los reportes citados de AIMC o Larrañaga (2008). Si bien este planteamiento descriptivo es metodológicamente correcto, dada la fiabilidad de la fuente de información, no lo es tanto si se considera el sesgo que frecuentemente se introduce al explicar la audiencia de Internet en función de la pérdida de audiencia del medio televisión. Estos análisis, además de olvidar, voluntariamente, las relaciones con el consumo de otros medios, establecen posteriormente, a modo de explicación del fenómeno, una relación causa-efecto entre ambos medios que difícilmente puede derivarse de resultados meramente descriptivos. No es casualidad que los trabajos que explican las relaciones entre el consumo de televisión y los hábitos de uso de Internet se centren en el perfil de edad 14-24 años (jóvenes); su mayor interés comercial con respecto a otros perfiles sociodemográficos obliga a los agentes del sistema publicitario a buscar explicaciones (que generalmente favorecen al promotor del estudio) a las especificidades del consumo televisivo en el target joven. De esta manera quedaría justificado, por ejemplo, el mayor poder del medio Internet para contactar publicitariamente con dicho target (5). Según IAB (2009), desde el punto de vista publicitario, la TV Interactiva ofrece al anunciante la oportunidad de unir el atractivo creativo de la publicidad tradicional en TV con la interactividad y personalización que permiten los medios interactivos. Por ello vaticinan enormes oportunidades para los anunciantes.
(5) Es notorio que otros targets presentan similares niveles de consumo televisivo que los jóvenes, sin embargo, parecen permanecer ajenos a los argumentos de las fuentes consultadas. Por ejemplo, los niños (4-13 años) en el 2008 presentaban una audiencia de 144 minutos diarios de consumo televisivo, frente a los 146 de los jóvenes (sólo 2 minutos diarios de diferencia entre ambos targets). Sin embargo, no se han encontrado fuentes que expongan con la misma vehemencia que el causante de que los niños vean poca televisión es el medio Internet.
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Otro grupo de trabajos se apoyan, para fundamentar sus argumentos sobre el efecto de Internet en la caída del consumo televisivo entre jóvenes, en encuestas a internautas sobre hábitos temporales de consumo de dicho medio y las actividades específicas a las que se dedican el uso de Internet. Dada la subjetividad inherente a dicha técnica, es fácil inferir que los internautas aumentan el consumo de dicho medio en detrimento del tiempo dedicado a la televisión convencional. Si además estos trabajos presentan tamaños muéstrales considerables, se aporta fiabilidad a conclusiones claramente sesgadas por los intereses comerciales del promotor del trabajo que se ven favorecidos por dichos argumentos. Otra limitación de las fuentes consultadas es la coyunturalidad de sus análisis al centrarse en un periodo concreto. Esto impide valorar la dimensión temporal del fenómeno y por lo tanto, aportar elementos que recuerden que los bajos niveles de audiencia de televisión entre jóvenes están consolidados desde periodos temporales anteriores al desarrollo de Internet. Como se comprueba en el Gráfico 2: “Evolución en los últimos años en el consumo infantil y juvenil”, ya en el lejano 1999 los jóvenes presentaban un importante
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Gráfico 2. Evolución de los últimos años consuño infantil y juvenil. Elaboración Corporación Multimedia a partir de datos TNS. Audiencia de medios.
diferencial negativo de consumo televisivo con respecto a la población general. Dada la reducida penetración del medio Internet en el año 1999, parece prudente inferir otras causas para explicar el motivo de por qué la juventud sólo pasaban 155 minutos al día frente a la televisión. En esta línea argumental, los datos muestran que 9 años después (con pleno desarrollo de Internet) el consumo de televisión de los jóvenes sólo se ha reducido 11 minutos (144 minutos en el año 2008). Este dato evidencia la necesidad de valorar la audiencia de televisión entre los jóvenes con una perspectiva temporal suficiente. Pero si bien es complejo aportar conclusiones categóricas (no es objeto de este trabajo) con respecto a este objeto de estudio, se pretende, como aportación, cuestionar ciertas afirmaciones construidas a partir de una interpretación parcial de fuentes cuyos resultados, además, están condicionados por la metodología para obtenerlos. Así, el Gráfico 2, evidencia lo simplista de la relación entre el efecto de Internet en el consumo televisivo. La limitada capacidad del medio de televisión para atraer audiencias jóvenes es estructural y obliga a valorar, si en contra de lo que se afirma, Internet no ha aumentado su consumo diario entre los jóvenes a costa de reducir su tiempo de ocio frente a la televisión. Sorprende que pocas fuentes como la de Busquet et al (2009) propongan que los hábitos de audiencia de los jóvenes estarán condicionados, entre otros elementos, por los hábitos desarrollados en etapas anteriores. No hay un cambio en el consumo de audiencia de televisión imputable a Internet, hay una consolidación de los hábitos previos. Los jóvenes no dejarán de ver televisión cuando cumplen 14 años. Simplemente continúan con las pautas de consumo televisivo desarrolladas entre los 4 y 13 años. Con estas reflexiones, a modo de antecedente, sobre la dificultad de aportar en este trabajo explicaciones categóricas sobre el fenómeno objeto de estudio, se procede a presentar y valorar las fuentes que se han considerado más relevantes, con el objetivo de que el lector sea guiado en sus propias interpretaciones.
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Hábitos de audiencia en la juventud: una realidad compleja Resultan clarificadoras las conclusiones del trabajo de Piriz (2006). A partir de una metodología adecuada se demuestra que el uso de Internet no tiene efectos negativos sobre el consumo de televisión. Este argumento de su trabajo se apoya en que las variaciones del promedio de visionado de televisión permanece estable a lo largo de los años, mientras que la penetración de Internet en los hogares sube progresivamente. Cabe destacar que a pesar de que a nivel global no se aprecian diferencias significativas, ni que tampoco se aprecian al analizar las principales variables sociodemográficas, la única diferencia relevante en la disminución del consumo televisivo se produce con respecto a la variable edad. En concreto en el perfil 16-24 años (una diferencia de consumo de televisión de -3.8% de minutos diarios de visionado). Si bien este es un efecto reseñable, está lejos de justificar las llamativas relaciones causales que se producen entre estos medios expuestos en otros trabajos. Otros trabajos que desarrollan metodologías especificas que evitan las carencias de las fuentes habituales como el de Portilla (2003), centrado en el rango de edad 10-18 años, apunta a la complementariedad de ambos medios, pues demuestran que no hay desplazamiento de la televisión por utilizar Internet, sino más bien que hay muchos niños y jóvenes que hacen un uso elevado de ambos. Estos resultados son perfectamente coherentes con los procedentes del panel de audiometría de TNS y de los datos de audiencia reflejados en el EGM en el sentido de que los internautas consumen menos televisión que la población en general. Según el panel de TNS AM, de forma sistemática los individuos pertenecientes a hogares con conexión a Internet consumen del 14% al 19% menos que la población total según los años. Los internautas consumen menos televisión, sin embargo no es Internet el causante directo de este inferior consumo. De otra forma: el tiempo de audiencia de Internet no ha producido a costa de la reducción del tiempo medio de visionado de televisión convencional (ver Grafico 4). Para el EGM la diferencia de consumo en el año 2008 de Internet en los jóvenes es notable comparada con la población general (un 20,5 los jóvenes frente al 11,1 en el total de la población). Sin embargo como muestra el Gráfico 3 este mayor consumo de Internet entre los jóvenes no solo se produce a expensas de un menor tiempo de audiencia de televisión. La diferencia porcentual del tiempo diario dedicado a la televisión entre los jóvenes es de sólo 4 puntos (52% del tiempo de jóvenes sobre el consumo total de medios para el medio televisión frente al 56.8% del total poblacional). Es significativo el menor consumo de radio entre jóvenes (4 puntos de diferencia) y el de periódicos (3.5% del tiempo de los jóvenes frente al 4.2 de la población). Esta reducción del consumo en todos estos medios contribuye al mayor tiempo que los jóvenes dedican a Internet (un 20.5% del tiempo diario dedicado al consumo de medios). Si bien son 10 puntos de media de diferencia, con respecto a la población general, supone que el target joven duplica el tiempo de audiencia del medio Internet con respecto a las medias poblacionales. Por lo tanto, se puede hablar de un perfil (jóvenes) con hábitos de audiencias de medios sensiblemente diferentes a los de la población general
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Gráfico 3. Fuente: AIMC (2009).
Todos los medios contribuyen en la reducción de su tiempo medio de audiencia en este perfil, al mayor tiempo que en proporción a otros perfiles los jóvenes dedican a Internet. Otra forma de justificar que los hábitos de consumo de los medios son diferentes en el target joven es comparar el alcance (audiencia total de un medio) de los medios entre los jóvenes y la población general. Tal y como se muestra en la Tabla 1 hay sensibles diferencias en la cobertura de los medios entre los jóvenes con respecto al total de la población.
Tabla 1.
TV
Diarios
Suplementos
Revistas
Radio
Internet (Últ. mes)
Internet (Ayer)
Exterior (Ayer)
Cine (Últ. Sem)
T. Población
88,5
42,1
21,7
53,6
53,1
45,4
29,9
51
4,2
14-24 años
87,4
39,3
16,5
65,4
51,4
72,5
49,9
63,1
7,4
Fuente: AIMC (2009)
Como es lógico en niveles de penetración tan altos, la diferencia en la cobertura del medio de televisión de los jóvenes es mínima (87.4% frente al 88.48% del total de la población). En el resto de los medios, las diferencias en el alcance varía sensiblemente, siendo la cobertura de los jóvenes inferior en diarios y suplementos, levemente inferior en radio (53.63% frente a 54.41%) y sensiblemente superior en revistas e Internet. En el caso de Internet (en el último mes) hay casi 30 puntos de diferencia en la cobertura de dicho medio entre los y las jóvenes y la población general. Sin embargo, tal y como se ha explicado anteriormente, el acceso de Internet entre los jóvenes marca la diferencia en el consumo de televisión. En el año 2008 el consumo medio diario de televisión fue de 227 por persona minutos para el total de la población española mayor de 4 años. La juventud, con acceso a Internet, solo pasó 136 minutos diarios delante del televisor.
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Gráfico 4. Evolución del consumo de Televisión en los/las jóvenes 14-24 años (minutos de consumo) Fuente: TNS Sofres. Ámbito: España. Jóvenes: Ind. 14-24 años.2009*: Estimado con datos a 14/12/2009
Como muestra el Gráfico 4, hay una relación entre el menor consumo de televisión y el acceso a Internet en el hogar de los jóvenes, pero conviene matizar las conclusiones que a simple vista se derivarían de este gráfico. En el año 1999 apenas hay diferencia en el consumo diario medio de televisión entre el total de jóvenes y los jóvenes sin acceso a Internet. Esta es la evidencia de la baja penetración de Internet en aquellos años. Por contra, ya en 1999 los jóvenes internautas presentaban un menor consumo de televisión. La reducción del tiempo de consumo televisivo en su evolución a lo largo de 10 años no permite explicar que el tiempo que los jóvenes dedican a Internet se ha producido a expensas de dicho consumo. La reducción del tiempo medio de audiencia de televisión en internautas es de 25 minutos en 10 años. En el año 2009 el diferencial de consumo de los jóvenes internautas es de sólo 40 minutos con respecto al de los jóvenes no afines al medio. Por lo tanto, este diferencial de tiempo no es suficiente para explicar el origen del tiempo que los jóvenes dedican a Internet. En el año 2008 el tiempo medio diario fue de 144 minutos. Aún suponiendo alguna relación, estos argumentos ayudan a cuestionar que los jóvenes no ven la televisión porque satisfacen sus hábitos de consumo televisivo, alternativamente, por medio de Internet. Se hace necesario profundizar con rigor metodológico en las relaciones entre ambos medios. Una sorprendente explicación al origen del tiempo que los jóvenes dedican a Internet se aporta en el trabajo de YMEDIA (2009), “los nuevos hábitos de consumo audiovisual”. A partir de fuentes de elaboración propia se cuantifica en casi 12 millones de personas las que afirman en España que simultanean la audiencia de televisión y navegar en la red. La penetración de ordenadores portátiles y el limitado tiempo disponible para el ocio explican este fenómeno, precisamente con mayor repercusión entre los jóvenes. Lo realmente sorprendente de sus argumentos es la complementariedad entre el medio televisión e Internet. Sus datos evidencian que el consumo de televisión es apreciablemente superior entre los que simultanean audiencia y televisión o/y uso de Internet. Para García Mirón (2008), las nuevas estrategias que están siguiendo las cadenas televisivas apoyan el valor de Internet en la búsqueda de audiencias. Internet y sus sinergias en la fidelización de audiencias se convertirán en la clave de las estrategias actuales de las cade-
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nas televisivas (6) para mantener o, mejor aún, ganar audiencia y conseguir una imagen de modernidad y adaptabilidad a los nuevos tiempos. En contra de lo expuesto por distintas fuentes consultadas, Internet y televisión no son medios excluyentes. Sin valorar la fiabilidad metodológica de dicha fuentes, sus argumentos ilustran como colofón en este recorrido, la falta de consenso en las relaciones entre Internet y la televisión a pesar de que muchos trabajos se apoyan en fuentes fiables como TNS o el EGM. Si lo poco concluyente de los trabajos basados en el análisis descriptivo de dichas fuentes se debe a su escasa capacidad para aportar explicaciones causales a partir de los efectos descritos, los trabajos basados en investigaciones primarias ad hoc intentan buscar estas relaciones a partir de unos resultados más que cuestionables. En este caso veremos como otra limitación (además de la metodológica) es la subjetividad en la interpretación de los resultados. Trabajos como Televidente 2.0 (2008) financiado por prestigiosos organismos, es una muestra representativa de que las implicaciones económicas para favorecer el medio Internet pueden condicionar los resultados. Es recurrente en estos trabajos aplicar un cuestionario a los internautas en el que se les pregunta a qué actividades concretas dedican el tiempo de conexión a Internet. En un alarde de tendenciosidad (7), sobre qué actividad el internauta ha reducido su tiempo para conectarse se cita en primer lugar “ver la televisión”. Incluso un organismo tan riguroso como la AIMC contribuye a reforzar las relaciones excluyentes entre ambos medios en la “Encuesta AIMC a usuarios de Internet” (periódica desde el año 2005) interrogando a los internautas sobre un conjunto de actividades cuyo tiempo se ha reducido. Al respecto, Piriz (2006) argumenta que, como era de esperar, es el consumo de televisión el que se considera el más afectado, resultado que coincide con la mayoría de estudios declarativos de estas características. Pero, según esta autora, se hace difícil dar a estas declaraciones un valor concluyente. La relación con la televisión que es, en general, muy fuerte pero un tanto vergonzante, puede estar condicionando las contestaciones con una importante y engañosa carga subjetiva.
(6) Tele5 lidera la audiencia de televisión en Internet y directivos de Antena 3 declaran la oportunidad que supone para las cadenas Internet, así como los nuevos soportes digitales. “Antena 3 desde el primer momento se tomó muy en serio este nuevo panorama. Desde la TV siempre hemos intentado estar en todos los nuevos soportes que supusieran un canal nuevo de información, de entretenimiento o de ocio. Somos una empresa de contenidos que trabajamos para 3 pantallas: Internet, TV y móvil”. (7) Es obvio que dicha pregunta condiciona la respuesta porque el internauta no tiene, como se ha explicado, necesariamente que haber sacrificado ninguna actividad a favor de Internet.
Como muestra el Gráfico 5, “disminución del tiempo en otras actividades“, la reducción del tiempo de ver la televisión es muy similar a la del tiempo que los encuestados declaran al tiempo de “no hacer nada”, por lo que no parece que el encuestado responda con la precisión requerida. Según AIMC (febrero, 2009) mientras que el 89,8 de los internautas ha visto la televisión a través de aparatos convencionales en día de ayer, solo el 14,8, en ese periodo la ha visto a través de Internet. Ni mucho menos dicha fuente (AIMC, 2009) apoya que Internet se usa para ver la televisión, pues sólo el 15.3% de los internautas declara usar Internet para ver las emisiones de televisión. Esta opción está situada en el puesto 21 de las actividades para las que se puede utilizar dicho medio. El problema es que se considera tanto para el entrevistado como la fuente “ver la televisión”. En gráfico 6 (AIMC, 2009) el 68,2 % de los internautas afirman ver videos “tipo YouTube” por Internet (cuarta posición en las actividades realizadas) ¿Se puede considerar, de forma estricta, este hábito como equivalente a la audiencia de televisión, o solo es asumible el 15,8 de internautas que el mismo periodo, febrero del 2009, declaran descargarse programas de televisión. Tampoco resulta clarificador que las fuentes se refieran a diferentes perfiles de edad en los encuestados.
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Gráfico 5. Disminución del tiempo en otras actividades por uso Internet Fuente: AIMC (2009)
Gráfico 6. Fuente: AIMC (2009)
Pese a ello, trabajos como los de Moreno (2006); San Agustín (2006); Moreno y Brutan (2008) deben valorarse como meras reflexiones que, intencionadamente, ayudan a promocionar la capacidad de Internet de adherir a la jugosa audiencia joven al medio Internet. Como se aprecia en una interpretación más prudente de las fuentes afines al tema, Internet no es, al menos todavía, un medio que va a permitir recuperar
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a los jóvenes al consumo televisivo. El estudio de redes sociales ZED DIGITAL (2008) sitúa a la actividad de ver la televisión en Internet en decimotercera posición entre las actividades de los internautas. Sin embargo, que el 53 % de los encuestados declare esta actividad, revela que no es una actividad minoritaria sino que se comparte con otras mas consolidadas. Para el informe anual de contenidos digitales en España (Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, 2009) sólo el 25,9 % de los internautas (mayores de 15 años) declara usar Internet para ver programas de televisión (excluyendo series de televisión). También destaca que se producen importantes incrementos en este hábito entre enero del 2008 y junio de 2009, pues el porcentaje que declara dicho habito en el periodo anterior es de solo un 11%.
Conclusiones El análisis del consumo de jóvenes de televisión debe enmarcarse en un contexto general de falta de consolidación de los hábitos de audiencia entre medios y de importantes intereses económicos que favorecen planteamientos favorables hacia el medio Internet. La menor audiencia de televisión entre los jóvenes responde a factores estructurales históricos anteriores al desarrollo del aumento de la audiencia de Internet en este perfil. Los hábitos de audiencia de medios de los jóvenes son sensiblemente diferentes al del resto de la población. El mayor consumo de Internet de este perfil se produce a partir del menor consumo medio diario de la mayor parte de los medios, no sólo televisión. Si bien es cierto que los jóvenes presentan un menor consumo de televisión y un mayor consumo de Internet en relación a la población, no se pueden aventurar las relaciones excluyentes entre ambos medios. Es inexacto por tanto, adelantar que los/las jóvenes utilizan Internet como sustituto en la audiencia de los contenidos propios del medio televisión convencional. La audiencia de televisión por medio de Internet sólo es una más de las funcionalidades en el uso por la juventud de dicho medio, y no precisamente la más importante. Existen indicios razonables de que, al menos en la juventud, Internet y televisión son medios complementarios (consumo simultáneo de ambos medios). La audiencia de los/las jóvenes esta relacionada con el aprendizaje en el consumo de medios en la etapa de edad anterior (4-12 años). Para este perfil Internet no es un nuevo medio que haya quitado tiempo de consumo a otros medios. Para los niños (y jóvenes) Internet es un medio mas y por lo tanto configuran su ocio a partir de un uso de medios entre los que se incluyen tanto televisión como Internet. No hay un menor tiempo de audiencia de televisión para usar Internet, sino un reparto de las proporciones de consumo de medios diferente al del resto de perfiles sociodemográficos. En este sentido, los contenidos de televisión pueden complementarse muy bien con un medio interactivo como Internet, logrando involucrar más a los espectadores con los contenidos. La televisión digital también es un reto para lograr tal complementariedad. Es necesario profundizar, con rigor y nuevas metodologías, en las relaciones causales de los hábitos de audiencia de la juventud, evitando discursos
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catastrofistas injustificados hacia el medio de televisión y positivamente tendenciosos hacia el desarrollo del medio Internet. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - AIMC (2005). “7ª Encuesta AIMC a usuarios de Internet”. Enero 2005. AIMC. - AIMC (2008). “Navegantes en la red.10. Encuesta AIMC a usuarios de Internet”. AIMC, Madrid. - AIMC (2009). “Navegantes en la red.11. Encuesta AIMC a usuarios de Internet”. AIMC, Madrid. - Busquet, J.; Perales, A. y Reinares, P (2009). ”La audiencia infantil de televisión en España. Ni tan escasa ni tan uniforme”. TELOS (81),14-32. - Crespo, S. (2007). “IPTV Internet: la perspectiva del futuro”. Telefonica. en www.telefonica.es/sociedaddelainformacion. - García Mirón, S. (2008). “La sinergia Web-televisión: una nueva estrategia de fidelización de las cadenas televisivas”, Hologramática. (9) 2, 3-23 IAB (2009): “Libro Blanco La Comunicación en Medios Sociales”.Internet Advertising Bureau. - Jauset, J. (2000). “La investigación de audiencias en televisión. Fundamentos estadísticos”. Papeles de Comunicación. Paidós, Barcelona. - Larrañaga, J. (2008).”Análisis económico de la evolución de las audiencias de los medios tradicionales e impacto de Internet en su consumo”. Área abierta (21) ,1-18. - Moreno y Brutau (2008). .“ La televisión por Internet ya esta aquí”.MK Mk Ventas (233),14-22. - Moreno, M. (2007). “Televisión por Internet: una nueva dimensión del marketing o publicidad”. Zentum Leader Tech, en www.zentum.com. - Perales, A. (2008). “La investigación de audiencias en televisión (I) Principios básicos de audimetría. Documentos AUC”, disponible en www.auc.es - Piriz, R. (2006). “El impacto de Internet en el consumo de televisión”, Actas 22º Seminario AEDEMO sobre Audiencia de Televisión. Sevilla. - Portilla, I. (2003). “La lucha por el tiempo: el efecto de Internet en la dedicación de la audiencia a otros medios” en Empresa Informativa y Mercados de la Comunicación. Estudios en Honor del Prof. Alfonso Nieto Tamargo, Ángel Arrese (coord.). EUNSA, Pamplona, 275-304. - Portilla, I. y Zufia, C. (2000). “Los usuarios de Internet, ¿dejan de consumir otros medios?”, Actas 7º Seminario de Medios. 95º Seminario AEDEMO. Valencia. - Reinares, P. y Reinares, E. (2003). “Fundamentos básicos de la gestión publicitaria en televisión”. ESIC. Madrid. - Reinares, P. y Reinares, E. (2007).”Analysis of the contents of the advertising saturation on television”. Esic Market. (126), 23-94. - Rubio, A. (2009). Adolescentes y jóvenes en la red: factores de oportunidad. Edición Injuve y en línea. - Sadaba, Ch.; Portilla, I. Díaz Noci J. (2004). “Internet and audiences: Are we building correctly the new advertising medium?” en Towards New Media Paradigms. Content, producers, organisations and audiences. II COST A20 International Conference Proceedings, Ramón Salaverría y Charo Sádaba (Editores). Ediciones Eunate, Pamplona, 701- 722. - San Agustín, E. (2006). “Internet, otro canal para el espectador”. Asociación cultural Zemos 98, en www.periodistas21.com - The Cocktail Analysis (2008). “Televidente 2.0. The Cocktail Analysis en http:\\www.tcanalysis.com - TNS (2009). ”Informe anual audiencias televisión” TN SOFRES. - Varela, J. (2006). “La televisión es personal”. Asociación cultural Zemos 98, en www.periodistas21. com - YMEDIA (2009) “Los nuevos hábitos de consumo audiovisual”. Actas del seminario AEDEMO TV 2009. Bilbao.
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documentos
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Carlos Tabernero, Daniel Aranda y Jordi Sánchez-Navarro. Internet Interdisciplinary Institute (IN3) / Estudis de Ciències de la Informació i de la Comunicació - Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
Juventud y tecnologías digitales: espacios de ocio, participación y aprendizaje
La juventud actual constituye una generación que ha crecido con las tecnologías digitales. Los ordenadores, los videojuegos, Internet, las cámaras digitales o los teléfonos móviles forman parte de su cotidianeidad y constituyen herramientas esenciales para comunicarse, compartir, consumir, participar o crear. Por ello, resulta esencial explorar las prácticas comunicativas y el consumo cultural de los y las adolescentes relacionados con el uso de las nuevas pantallas digitales. El presente artículo es un resumen descriptivo de los datos obtenidos a través de una encuesta dirigida a la población española de entre 12 y 18 años sobre el uso efectivo de Internet, redes sociales, teléfonos móviles y videojuegos. En concreto, los primeros datos nos muestran una juventud que ha aprendido a utilizar la red y se conecta a Internet principalmente en espacios informales (privados y/o relacionados con la familia o los amigos y amigas), pero no en espacios educativos formales (en clase o en alguna academia). Para ellos, Internet es fundamentalmente un espacio de ocio. Además, el estudio muestra que un tercio no utiliza herramientas como las redes sociales, los blogs o los fotologs, o que la mayoría no juega habitualmente a videojuegos, fundamentalmente porque no les interesa. Por otra parte, la percepción que tienen del uso de las tecnologías digitales ilustra formas características de gestión de la identidad y la privacidad por parte de la juventud. Palabras clave: juventud, tecnologías digitales, prácticas comunicativas, ocio, participación, aprendizaje, consumo cultural
Introducción La vida de los y las adolescentes se desarrolla en contextos caracterizados, entre otros aspectos, por la creciente presencia de medios y tecnología, y en los que las tecnologías digitales juegan un papel fundamental en relación con múltiples aspectos de la vida cotidiana. Los ordenadores, los videojuegos, Internet, las cámaras digitales o los teléfonos móviles son básicos en sus vidas, en tanto que herramientas esenciales para comunicarse, compartir, consumir, participar o crear. De hecho, como se viene argumentando en los últimos años, la cantidad de adolescentes que crea y mantiene activamente espacios de comunicación, auto-presentación y contribución en la red crece de manera constante (Tubella et al., 2008a, 2008b; Tabernero et al., 2008, 2009a; 2009b; Aranda et al., 2009). En este contexto, no cabe duda que este tipo de actividades, necesariamente asociadas a los patrones de apropiación de estas tecnologías, herramientas y servicios por parte de la juventud, repercute de manera significativa en su dinámica de obtención y desarrollo de competencias a nivel social, cultural y educativo, es decir, en la manera que tienen de comunicarse, consumir, trabajar, estudiar, colaborar y resolver problemas. En este sentido, se ha argumentado que es precisamente la juventud la que está contribuyendo de una manera particularmente elocuente al desarrollo de una cultura participa-
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tiva, caracterizada en teoría por una mayor facilidad para la expresión (en múltiples sentidos y de muy diferentes maneras) y un fuerte apoyo a la creación y el intercambio en un contexto en el que efectivamente se siente conexión social, dentro de una dinámica informal de afiliaciones, donde los que tienen más experiencia comparten sus conocimientos con los que están comenzando. Con estas premisas, el conocimiento, ya sea a nivel social, cultural, profesional o técnico, se comparte de manera informal y merece el reconocimiento de todos los implicados (Jenkins et al., 2008). Los y las internautas depositan parte de sus conocimientos y estados de ánimo en la red, y a cambio obtienen mayores cantidades de conocimiento y oportunidades de sociabilidad. Es decir, la juventud adquiere así capital-red social, o conocimiento asociado a la contribución propia y de los demás a la comunidad, al compartir sus experiencias y opiniones en nuevos espacios de apoyo, sociabilidad y reconocimiento que generan y desarrollan simultáneamente (Rheingold, 2002). O dicho de otro modo: la actividad articulada a través de las herramientas y servicios propios de las tecnologías digitales, como por ejemplo las redes sociales online, pueden entenderse como espacios de aprendizaje colaborativo, no formal, sustentados por relaciones de amistad y/o interés, y donde la expresión cultural, con toda su diversidad, y con toda su carga en relación con la construcción y consolidación de las comunidades humanas, puede abordarse en profundidad por todos aquellos que colaboran en su creación (Ito et al., 2008; Gee, 2004). Por todo ello, resulta particularmente esencial explorar las prácticas comunicativas y el consumo cultural de los y las adolescentes relacionados con el uso de las tecnologías digitales. En relación directa con la juventud, Internet, particularmente las redes sociales online, los teléfonos móviles e incluso los videojuegos, dado que jugar es una actividad colaborativa sustentada, en este caso concreto, por una estructura social formada por personas, narrativas, herramientas y tecnologías (Aranda y Sánchez-Navarro, 2008), pueden considerarse como herramientas educativas de gran potencial y alcance. En este sentido, el presente artículo es un resumen descriptivo de los datos obtenidos a través de una encuesta representativa de la población española de entre 12 y 18 años sobre el uso efectivo de Internet, redes sociales, videojuegos y móviles (Aranda, Sánchez-Navarro y Tabernero, 2009). Este estudio cuantitativo constituye tan sólo la primera fase de una investigación financiada por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio en el marco del Plan Avanza (referencia de la concesión: TSI-040400-2008-42), que está aún en pleno desarrollo y que lleva por título “Transformemos el ocio digital: un proyecto de socialización el tiempo libre”. El objetivo principal de este proyecto es elaborar una metodología y un programa de formación eficaz que permita a las asociaciones de tiempo libre incorporar como herramientas educativas las nuevas pantallas digitales propias del ocio de la juventud. La exposición de estos resultados se ha dividido en cuatro secciones que se corresponden con los tramos principales de la encuesta: uso de Internet en general, uso de redes sociales online, uso de teléfonos móviles, y uso de videojuegos. A modo de introducción, cabe destacar que los datos obtenidos revelan que la práctica totalidad de los y las adolescentes en España se ha conectado alguna vez a Internet y que la gran mayoría lo hace con regularidad. Asimismo, la mayoría de ellos aprende a utilizar Internet en contextos informales (es decir, no relacionados con la educación reglada), y se conectan principalmente en sus casas, donde apenas tienen restricciones para su uso.
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Figura 1. Base: muestra completa (porcentajes)
En este contexto, para la juventud española, Internet representa fundamentalmente un espacio de ocio. Con respecto al uso de herramientas de comunicación online, mientras que la gran mayoría utiliza Messenger, un tercio no usa ningún tipo de red social online, blog o fotolog. Por otro lado, en cuanto al uso de teléfonos móviles, la encuesta demuestra que la mayoría de los y las adolescentes en España tiene teléfono móvil propio y no tiene ningún tipo de restricción para su uso, con la excepción del presupuesto mensual. Después de las llamadas y de los mensajes de texto (SMS), los usos más habituales del móvil son hacer fotos y escuchar música, si bien sus percepciones al respecto, sobre todo en relación con las fotos, resultan notablemente contradictorias. Con respecto al uso de videojuegos, la encuesta revela que más de la mitad de los y las adolescentes en España no juega habitualmente a videojuegos, aunque hay diferencias significativas en relación con el género y la edad. Por otra parte, y de acuerdo con las observaciones realizadas en relación con el uso de Internet y de los teléfonos móviles, la mayoría de los que juegan son responsables de la elección de los videojuegos, de manera que más de la mitad afirma no tener ningún tipo de restricción al respecto. En este contexto, la gran mayoría de los jugadores y las jugadoras afirma que los videojuegos no coartan ni sustituyen su vida social cotidiana, entre otros aspectos porque su intensidad de uso es limitada (no llega a una hora diaria, como media). Y por ultimo, cabe mencionar que el estudio muestra una relación bastante clara entre el incremento de edad y un mayor nivel de integración, personalización y versatilidad en el uso de las tecnologías digitales, si bien en un contexto de amplia distribución de respuestas entre los distintos grupos.
Internet El primer dato significativo que revela el estudio es el hecho de que la práctica totalidad de los y las adolescentes en España afirma haberse conectado alguna vez a Internet (figura 1). Además, la mayoría lo hace con regularidad (la mayoría se conecta como mínimo una hora diaria, como media, y un porcentaje pequeño pero significativo afirma estar casi siempre conectado; véase figura 3). Esto implica que los resultados de esta encuesta nos ofrecen necesariamente un cuadro muy preciso de la relación que tiene la juventud española en conjunto con Internet. En concreto, los resultados obtenidos
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ilustran no sólo los usos que los y las adolescentes hacen en el momento actual y, por tanto, el grado de competencia con el que navegan por la red, sino, de manera especialmente significativa desde muy diferentes puntos de vista (social, cultural, educativo), sus percepciones y expectativas al respecto. Y todo ello, naturalmente, en relación con el contexto en el que se desenvuelven sus vidas, determinado en gran medida por los adultos, sobre todo a nivel familiar y educativo, y en relación con las vías de introducción al uso de Internet y las reglas que se les imponen (o no) en este sentido. Antes de continuar, es necesario puntualizar que hay un mayor número de personas que no usan Internet entre las chicas de entre 12 y 15 años, en comparación con otros grupos (chicos de entre 12 y 15 años, y chicos y chicas de entre 16 y 18 años). Dentro de un segmento de población que se encuentra cercano al acceso universal, este dato constituye un eco de una brecha digital (en relación con el género) que poco a poco va desapareciendo. En este contexto, y en relación con el lugar de uso de Internet por parte de los y las adolescentes, hay que destacar, en primer lugar, que la gran mayoría se conecta a Internet habitualmente en casa, sobre todo en su propia habitación. La disponibilidad de Internet en espacios privados o personales se incrementa con la edad (es más frecuente entre los que tienen entre 16 y 18 años que entre los que tienen entre 12 y 15 años). Del mismo modo ocurre, paralelamente, con el tiempo de dedicación, ligeramente superior entre los más mayores, a pesar de la gran diversidad observada en este aspecto, y con la migración gradual del horario principal de uso, desde las tardes (opción mayoritaria, pero más común entre los que tiene entre 12 y 15 años) hacia las noches o la conexión a cualquier hora (figuras 2, 3 y 4). Estos datos, en conjunto, sugieren un patrón de uso de Internet establecido para los y las adolescentes en el contexto familiar, que se va flexibilizando y diversificando en función de la edad, en principio como un desarrollo natural de dinámicas generacionales habituales, que, precisamente en el entorno doméstico, se traducen a menudo en discusiones y negociaciones relativas al uso y consumo de tecnología y medios de comunicación (en este sentido, véase, por ejemplo: Livingstone y Bovill, 2001; McMillan y Morrison, 2006; Hagen, 2007; Tubella et al., 2008a; Tabernero et al, 2008, 2009a, 2009b). Esta correlación se mantiene, de hecho, desde el punto de vista de las restricciones específicas impuestas por los padres y las madres en cuanto al uso de Internet, si bien sólo un tercio afirma tener algún tipo de norma al respecto. Por otra parte, resultan especialmente interesantes los datos correspondientes a la vía de introducción al uso de Internet. La gran mayoría aprende a utilizar Internet en contextos informales y por tanto no relacionados con la educación reglada. Destaca sobre todo el aprendizaje autodidacta o, alternativamente, con ayuda de algún familiar (padres, tíos, hermanos, primos) o de amigos y amigas. Cabe mencionar, en línea con las observaciones relativas a la edad destacadas anteriormente, que el peso de la familia como vía de aprendizaje del uso de Internet se nota especialmente entre los más pequeños (de 12 a 15 años). Con respecto a los usos específicos de Internet (figura 5), el entretenimiento (pasar el rato; bajar música, películas o videojuegos) y la información, tanto sobre intereses generales (informarse sobre temas de interés) como estrictamente prácticos (buscar información sobre trabajos o deberes del colegio o del instituto), son a primera vista los dos usos principales que la juventud hace de la red, por delante de la comunicación (relacionarse con gente), o
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Figura 2. Base: muestra completa (porcentajes)
Figura 3. Base: usuarios de Internet (porcentajes)
Figura 4. Base: usuarios de Internet (porcentajes)
Figura 5. Base: usuarios de Internet (porcentajes)
del uso de aplicaciones que impliquen la participación directa en los procesos comunicativos mediados por la tecnología (distribuir fotos, vídeos u opiniones). En este contexto, la comparación de los usos efectivos de la red con la percepción que tiene la juventud sobre Internet (figura 6) revela algunas características fundamentales relacionadas con su forma de introducir las
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Figura 6. Base: usuarios de Internet (porcentajes)
Percepción sobre Internet - Internet me permite...
Pasar el rato
Compartir contenidos propios
Saber lo que ocurre
Encontrar información necesaria
Hacer amigos
Hacer los deberes mejor
Decir lo que pienso Aprender mejor/sacar mejores notas
tecnologías digitales en su vida cotidiana. Si bien el entretenimiento (con Internet paso el rato y me entretengo) y la información (Internet me permite saber lo que pasa a mi alrededor; en Internet siempre encuentro la información que necesito) siguen siendo dos de las funciones principales atribuidas a Internet, también lo es la participación (Internet me permite compartir las fotos que hago, los vídeos que grabo). Sin embargo, en este sentido, “compartir” sugiere sobre todo un alto nivel de integración de Internet en la vida cotidiana por parte de los y las adolescentes, en tanto que extensión online de la vida offline. Esta apreciación se refuerza con otros resultados obtenidos paralelamente. En primer lugar, la función participativa queda matizada por un nivel mucho más bajo, aunque aún por encima de la mitad de la muestra, de atribución a Internet de la capacidad para expresar opiniones en general (a través de Internet puedo decir lo que pienso); la fórmula utilizada en el cuestionario elimina deliberadamente la cercanía que puede atribuirse a “compartir”. En segundo lugar, también queda en un segundo plano con respecto a las funciones principales, aunque de nuevo no minoritario, la posibilidad de hacer amigos y amigas a través de Internet (Internet me permite hacer amigos y amigas), lo cual puede ser interpretado también en el sentido de que Internet no amplía necesariamente los círculos sociales de la vida offline de los y las adolescentes. Y en tercer lugar, preguntados por la información que facilitan habitualmente la primera vez que conocen a alguien personalmente y con quien quieren seguir en contacto, la cuenta de Messenger es con diferencia lo que más se menciona, muy por encima de otros datos (el número del teléfono móvil; o, significativamente, el nombre). En este sentido, cabe mencionar que una gran mayoría de los y las adolescentes que usan Internet tiene una o más cuentas de correo electrónico, fundamentalmente en relación con cuentas de mensajería instantánea (Messenger, Skype, Jabber), lo cual implica que son muy pocos los que utilizan el correo electrónico como herramienta principal de comunicación online. En todo caso, cabe destacar que el uso del correo electrónico está más relacionado, en principio, con el entretenimiento (actividades relacionadas con el entretenimiento y el ocio) que con cuestiones meramente prácticas (actividades relacionadas con los estudios o el trabajo). Las características de uso de las cuentas de mensajería instantánea sin duda corroboran, por un lado, el alto nivel de integración de Internet en la vida cotidiana por parte de los y las adolescentes, sobre todo como extensión online de su vida social offline, tal y como se ha mencionado anteriormente, y por otro, que la actividad articulada a través de las herramientas y servi-
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cios de Internet se sustenta principalmente por relaciones de amistad y/o interés (véase: Ito et al., 2008). Así, los usos principales de estas cuentas son hablar con amigos y amigas y sobre lo que les interesa o gusta, muy por encima de usos relativos a las relaciones con personas ajenas a su círculo social cotidiano, con la familia o con profesores, o de usos más prácticos, una vez más, como solucionar dudas relacionadas con los estudios. Conjuntamente, las listas de “contactos” priman a los amigos y amigas y a los compañeros y compañeras de clase, mientras que relegan a los padres y las madres y a los profesores y las profesoras a los últimos lugares, o bien a los primeros en cuanto a quién no añadirían nunca a estas listas. Cabe mencionar, por otro lado, un nivel relativamente bajo de actividad relacionada con la creación y distribución de contenidos, tanto propios, como ajenos, lo cual sugiere que este tipo de actividad participativa no es, al menos de momento, y como se piensa en ocasiones, mayoritaria, si bien es significativa, lo cual indica, cuando menos, una dinámica de familiarización gradual con estas aplicaciones de Internet. En este contexto, y siguiendo con la percepción de Internet por parte de los y las adolescentes en España, cabe destacar otros dos aspectos. Por un lado, Internet constituye principalmente una fuente de ocio, entretenimiento e información, así como una herramienta de comunicación, pero no lo consideran tanto como una herramienta de aprendizaje y/o formación. En este sentido, si bien se confirma su utilidad como fuente de información práctica (con Internet puedo hacer los deberes mejor), la juventud española no le atribuye necesariamente una función educativa (la opción Internet me permite aprender mejor y sacar mejores notas es minoritaria), lo cual puede estar relacionado también con el discreto índice de confianza que muestran en la información que encuentran en la red (sólo la mitad se muestra confiada), por mucho que sea una de sus funciones y usos principales. Y finalmente, por otro lado, la juventud española articula con precisión una suerte de doble discurso sobre las tecnologías digitales tal y como lo recibe de sus padres y madres, que insisten en la utilidad de las herramientas (mis padres creen que es muy importante que yo aprenda a utilizar los ordenadores), al tiempo que protestan por la intensidad de su uso (a mis padres no les gusta que pase tanto rato navegando por Internet). Este doble discurso se puede interpretar como una expresión de los patrones de apropiación de estas tecnologías por parte de las dos generaciones que comparten el hogar: mientras que los padres y las madres adquieren y aprenden a utilizar las tecnologías digitales con unos objetivos principalmente prácticos, relacionados con sus obligaciones y responsabilidades, y después diversifican su uso a otras funciones que ellos previamente atribuían a otros medios, como la televisión, sus hijos e hijas se apropian de todos estos medios y tecnologías al mismo tiempo y desde edades tempranas, de forma que el uso de las tecnologías digitales es necesariamente más intenso y diversificado desde un primer momento, sobre todo a la hora de aprovechar la versatilidad técnica que ofrecen (véase Tubella et al., 2008a; Tabernero et al., 2008, 2009a, 2009b). Dentro de esta dinámica natural de negociación con respecto a los medios y la tecnología en el ámbito familiar, los hijos y las hijas, a medida que avanzan en la edad, van haciendo un uso más independiente y versátil de las herramientas de las que disponen. De hecho, se observa una relación bastante clara entre el incremento de edad y un mayor nivel de integración y personalización del uso de Internet. Así, en líneas generales, y sin olvidar que habi-
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tualmente se observa una amplia distribución de respuestas entre los distintos grupos, los que tienen entre 16 y 18 años están más significativamente relacionados con horarios de uso más flexibles, un mayor tiempo de dedicación, la conexión en espacios privados dentro del entorno familiar, una tendencia al aprendizaje por cuenta propia, y una tendencia hacia el uso más frencuente, intenso, personalizado y versátil de herramientas y aplicaciones online como vehículo inicial y principal de comunicación. Por otro lado, se observan también diferencias significativas relacionadas con el género, de manera que las chicas, en principio, parece que no atribuyen tanta versatilidad a Internet como hacen los chicos, aunque, como ya se ha mencionado, en un contexto de amplia distribución de respuestas entre los distintos grupos, lo que indica, cuando menos, una tendencia hacia la disminución de estas diferencias. En este sentido, cabe recordar que la diferencia entre géneros, uno de los factores principales de la brecha digital tradicionalmente descrita, tiende claramente a desparecer en este segmento de población, en virtud del acceso (véase la comparación con otros grupos de edad del Instituto Nacional de Estadística: Encuesta de tecnologías de la información en los hogares, 2008), y a pesar de que haya una mayoría (significativa) de chicas entre los no usuarios, en todo caso ligada a la edad (de entre 12 y 15 años). En este sentido, también es necesario destacar que son precisamente las chicas las que perciben con mayor fuerza que a sus padres no les gusta que pasen tanto rato navegando por Internet, lo puede ser indicativo, en principio, de un mayor nivel de control en su caso por parte de los padres y las madres. De hecho, este dato viene confirmado por la relación significativa de los chicos (sobre todo en la franja alta de edad, de entre 16 y 18 años) con la ausencia de normas en casa sobre lo que se puede hacer con Internet. Estas normas, cuando existen, se refieren más al tipo de páginas que se visitan y a las personas con las que se puede contactar en el caso de los más pequeños (entre 12 y 15) y de las chicas en general, y al tiempo de conexión con respecto a los chicos. En este contexto, las chicas presentan una relación más significativa que los chicos con las actividades prácticas (buscar información sobre trabajos o deberes del colegio o del instituto, en general, y también específicamente con respecto al uso del correo electrónico y del Messenger), aunque se relacionan más significativamente que los chicos con la percepción de que Internet no tiene relación con un mejor rendimiento escolar (permite sacar mejores notas). Estos datos sugieren que el control de los padres y las madres está fundamentalmente relacionado con el enfoque de éstos últimos en el uso práctico (los estudios de sus hijos e hijas) del binomio ordenador/Internet, por mucho que la percepción resultante no se corresponda con los resultados deseados. Sin embargo, también son ellas las que se relacionan de manera más significativa en comparación con los chicos con la distribución de fotos, vídeos u opiniones propias (del mismo modo en el caso específico del uso del Messenger). En un contexto en el que los chicos son usuarios más intensos, frecuentes e independientes, además de percibir una mayor versatilidad en la utilidad de la red, estos resultados sugieren que las chicas son más proactivas a la hora de explorar/explotar las características técnicas, herramientas y aplicaciones de la red. Estos datos pueden ser interpretados como indicativos de la tendencia hacia la disminución gradual y eventual desaparición de desigualdades en el uso de Internet entre chicos y chicas de estas edades.
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Figura 7. Base: usuarios de Internet (porcentajes)
En todo caso, todas estas conclusiones preliminares con respecto a las relaciones de los y las adolescentes con las tecnologías digitales en función del género y de la edad deben matizarse necesariamente con los datos y análisis correspondientes al uso y la percepción de las redes sociales online, de los teléfonos móviles y de los videojuegos, que se detallan en las secciones siguientes.
Redes sociales online y fotologs La contrastación de los datos relativos al uso y la percepción, por un lado, de Internet en general, y por otro, específicamente de las redes sociales (y de los teléfonos móviles, véase más adelante) nos ofrece la posibilidad de elaborar una primera aproximación de conjunto a los patrones de apropiación de tecnologías digitales por parte de la juventud española con respecto a la aplicación de diferentes servicios, herramientas y plataformas en relación con la obtención y el desarrollo de competencias a nivel social, cultural y educativo. En este sentido, con respecto al nivel y el tipo de contribución de la juventud a la construcción de modos de cultura participativa (véase: Jenkins et al., 2008), y en relación con los datos anteriormente mencionados sobre el nivel relativamente bajo de actividad relacionada con la creación y distribución de contenidos, resulta especialmente importante el hecho de que un tercio de los y las adolescentes en España no utiliza redes sociales online, blogs o fotologs (figura 7). Este dato es particularmente significativo en la medida en que este tipo de herramientas y servicios en Internet son aplicaciones que se construyen precisamente en torno a relaciones de amistad y/o interés, y cuyas características técnicas tienen una relación directa con las competencias sociales y/o culturales sobre las que se fundamentan nuevos modelos de cultura participativa y colaborativa (Tabernero et al., 2009b; Tubella et al., 2008b; Ito et al., 2008; Jenkins et al., 2008; véase también la sección siguiente de este artículo, además de: Aranda, SánchezNavarro y Tabernero, 2009). En este sentido, las aplicaciones de uso más común son Tuenti y Fotolog, en ambos casos por encima de Facebook, que, en principio, ofrece una mayor versatilidad técnica en relación con la participación. Por otro lado, el uso de los blogs entre los y las adolescentes en España es insignificante. En este contexto, los motivos de uso de estas herramientas y servicios entre la juventud revelan la importancia de estas herramientas y servicios con respecto a su vida social (figura 8). Así, los usos principales de las redes sociales en general son hablar con amigos y amigas y mirar lo que hacen o dicen los contactos de la lista de amigos y amigas, lo cual sugiere un patrón principal de apropiación en torno a relaciones de amistad. Además, estos datos
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Figura 8. Base: usuarios de redes sociales online (porcentajes)
Figura 9. Base: usuarios de Fotolog (porcentajes)
Usos de las redes sociales
Hablar con amigos/as Saber qué hacen los/as amigos/as Hablar sobre lo que me interesa/gusta Dar la opinión Enviar contenidos propios Enviar/recibir contenidos de otros Hablar con gente a la que no se ve a menudo Pedir/buscar información sobre intereses Hablar con familiares Solucionar dudas de los estudios Hablar con profesores/as
Usos de Fotolog Escribir/comentar en fotologs de amigos/as Publicar contenidos propios Comunicarse con amigos/as
Escribir sobre lo que interesa/gusta
Publicar contenidos de otros
Comunicarse con gente a la que no se ve a menudo
Comunicarse con familiares
Comunicarse con profesores/as
corroboran el hecho de que los y las adolescentes integran Internet en su vida cotidiana, al menos incialmente, como extensión online de su entorno offline. De hecho, los amigos y amigas y los compañeros y compañeras de clase son con diferencia las personas incluidas con mayor frecuencia en las listas de “contactos” de las redes sociales. En este sentido, es importante mencionar que la extensión online de la vida offline de los y las adolescentes a través de Internet no incluye a la familia, fundamentalmente a los padres y las madres: por un lado, hablar/comunicarse con familiares no se encuentra entre los usos principales de las redes sociales (o de Fotolog); por otro, los padres y las madres son un grupo minoritario en las listas de “contactos” al tiempo que son uno de los grupos principales que no incluirían nunca en dichas listas. Más allá de la importancia de las relaciones sociales, las relaciones de interés y la participación (si bien no necesariamente separadas de las relaciones de amistad) son también fundamentales: otros motivos principales de uso de las redes sociales en Internet para la juventud española son hablar sobre lo que me interesa/gusta, dar la opinión, enviar fotos, vídeos o textos hechos por uno mismo, y enviar/recibir fotos, vídeos o cosas divertidas que se encuentran por Internet. En el caso de Fotolog (figura 9), la participación, aquí claramente relacionada con las relaciones de amistad, se revela como la función más significativa: así, los motivos principales de uso de Fotolog son, por orden de importancia, escribir o comentar en Fotologs de amigos y amigas, publicar fotos, vídeos o textos hechos por uno mismo, comunicarse con amigos y amigas, y escribir sobre lo que interesa/gusta. En cuanto a las listas de “contactos”, el patrón es similar al de las redes sociales en general, de manera que los amigos y amigas y los compañeros y compañeras de clase son también los grupos con mayor presencia. En conjunto, estos datos sugieren poderosamente que la apropiación por parte de la juventud de estas herramientas y servicios constituye un vector de desarrollo de una cultura participativa, mediada por la tecnología, y sustentada en primer lugar por relaciones de amistad y en segundo lugar, de interés.
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Por otro lado, en relación con el hecho de que los y las adolescentes no consideran Internet como una herramienta de aprendizaje y/o formación, cabe mencionar que hablar con profesores o monitores o solucionar dudas relacionadas con los estudios son usos de las redes sociales abiertamente minoritarios. En este sentido, no es una sorpresa que los profesores y profesoras constituyan un grupo minoritario en las listas de “contactos” y sean también uno de los grupos principales que nunca incluirían en dichas listas. Todo esto no implica, sin embargo, que los y las adolescentes, mediante el uso habitual de las redes sociales online y los fotologs, no estén de hecho adquiriendo un capital-red (Rheingold, 2002), es decir, tal y como se ha mencionado anteriormente, un conocimiento asociado precisamente a una dinámica de contribución propia y de recepción de la contribución de los demás (sus iguales, en tanto que fundamentalmente amigos y amigas y compañeros y compañeras de clase) a la comunidad. Compartir sus experiencias y opiniones en espacios de apoyo, sociabilidad y reconocimiento que ellos mismos van generando y desarrollando en torno a las herramientas y servicios propios de las tecnologías digitales puede así entenderse como un importante vector de aprendizaje, por mucho que los propios interesados no lo perciban como tal. Otro aspecto importante a destacar tiene que ver con el temor de los adultos a la posibilidad de que los y las adolescentes establezcan contactos no deseados a través de la red. A este respecto, cabe recordar que sólo un tercio de los y las adolescentes afirma tener algún tipo de norma impuesta por los padres y las madres en cuanto al uso de Internet en general, si bien, de entre estas normas, las personas con las que se puede contactar son una de las restricciones más importantes. En este contexto, menos de un 20% afirma tener amigos y amigas que sólo conocen online. Teniendo en cuenta que la mayoría de los y las adolescentes que utilizan redes sociales online actualiza frecuentemente la información de sus perfiles en la red, es esencial prestar atención a la información que facilitan de manera más habitual en estos perfiles. Así, los datos que hacen una descripción más general del usuario (sexo, edad, fotografía, nombre y apellidos) son mucho más comunes que aquellos que permiten el contacto directo (dirección del Messenger, del correo electrónico o del Fotolog, dirección postal, número del teléfono móvil o del teléfono de casa). Cabe mencionar también que, aparte de la gente que no cae bien, los profesores y profesoras y los padres y las madres, la gente conocida online y no personalmente, y los desconocidos o gente que está conectada pero a la que no se conoce, son dos de las categorías principales que los y las adolescentes no incluirían nunca en sus listas de “contactos”. Todo parece indicar, por tanto, que una amplia mayoría de los y las adolescentes en España navega en Internet, y en concreto en las redes sociales, con prudencia en relación con la posibilidad de contactos no deseados, independientemente de si hay normas de uso o no impuestas por los adultos de su entorno. El estudio también revela algunas diferencias significativas en relación con el uso de las redes sociales online y los fotologs, sobre todo por lo que concierne al género. Así, cabe destacar que las chicas son particularmente más activas en el uso de estas herramientas y servicios como medio de comunicación interpersonal (con amigos y amigas, familiares, gente que conocen pero con la que no se ven a menudo), de participación (comentar lo que hacen los otros, distribución de fotos, vídeos o textos hechos por ellas mismas), y para la solución de problemas prácticos (resolver dudas relacionadas
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Figura 10. Base: muestra completa (porcentajes)
Usos del teléfono móvil (aparte de llamadas y SMS)
Figura 11. Base: tienen teléfono móvil (porcentajes)
Hacer fotos Escuchar música
Saber qué hacen los/as amigos/as Hacer vídeos
Pasar el rato jugando
Control de los padres
Navegar por Internet
Escuchar la radio
Figura 12. Base: tienen teléfono móvil (porcentajes)
Percepción sobre el teléfono móvil - el teléfono movil me permite... Intercambiar contenidos con amigos/as Hacer fotos de lo que quiero, cuando y donde quiero Control por parte de otros Saber lo que hacen los/as amigos/as Pasarlo bien Saber lo que ocurre Hacer amigos Aprender cosas
No salgo sin el móvil Me molesta que me puedan hacer fotos Con el móvil me va mejor en los estudios
con los estudios). Estos datos coinciden con el hecho de que las chicas se relacionan también de manera más significativa en comparación con los chicos con la distribución de fotos, vídeos u opiniones propias en el uso de Internet en general (del mismo modo en el caso específico del Messenger). Así, en un contexto en el que los chicos son usuarios más intensos, frecuentes e independientes, además de percibir una mayor versatilidad en la utilidad de la red, estos resultados sugieren que las chicas son más proactivas a la hora de explorar/ explotar las características técnicas, herramientas y aplicaciones de la red. Estos datos constituyen una indicación adicional, en tanto que hablamos de adolescentes, de la tendencia hacia la disminución gradual y eventual desaparición de desigualdades de género en el uso de Internet.
Teléfonos móviles Los datos relativos al uso y la percepción de los teléfonos móviles por parte de los y las adolescentes son esenciales para elaborar un cuadro general sobre la relación de la juventud con las tecnologías digitales. En concreto, complementan los resultados obtenidos en relación con el uso de Internet en general y de redes sociales online en particular, sobre todo desde el punto de vista de la sociabilidad, pero también de la participación, si bien en clara conjunción, como
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se ha visto, con sus relaciones de amistad. Así, con respecto al contexto de uso, una amplia mayoría de los y las adolescentes en España tiene teléfono móvil propio (figura 10), que alcanza la práctica totalidad entre los que tienen entre 16 y 18 años. Cabe destacar también que la mayoría tiene el teléfono móvil desde hace 4 años o más, incluido un tercio de los más pequeños (entre 12 y 15 años), lo cual indica que los padres y las madres están dispuestos a facilitar esta tecnología a sus hijos e hijas a edades tempranas. En este sentido, es interesante mencionar que la mayoría de los usuarios de este grupo de población piensa que tener el teléfono móvil encendido facilita que los controlen (figura 12). Por otra parte, y en relación con el control parental del uso del teléfono móvil por parte de los y las adolescentes, una mayoría de usuarios y usuarias afirma tener un presupuesto límite mensual, cuya media es de 14,81e, mientras que un pequeño porcentaje afirma tener otro tipo de restricciones, fundamentalmente relacionadas con el momento y el lugar en que pueden utilizarlo. Las limitaciones y el control de los padres y las madres en general, como cabía esperar, son más habituales entre los usuarios más pequeños (entre 12 y 15 años). Con respecto a los usos específicos que hacen los y las adolescentes relacionados con la comunicación interpersonal, si bien la mayoría utiliza el teléfono móvil principalmente para hacer llamadas, no sorprende que, en principio, casi la mitad lo utilice principalmente para enviar mensajes de texto (SMS), teniendo en cuenta que casi dos tercios de los usuarios tiene una limitación de presupuesto. Aparte de estos usos, las actividades más importantes que el teléfono móvil permite hacer (figura 11), según la juventud, son, por orden de importancia, hacer fotos y escuchar música. Las funciones del teléfono móvil como cámara digital y equipo de sonido vienen a completarse con la posibilidad de hacer vídeos como una actividad esencial, y con su uso también para escuchar la radio. En este sentido, parece evidente que para los y las adolescentes el teléfono móvil es, entre otros aspectos, y como ocurre con Internet, un espacio de ocio (de hecho, casi dos tercios afirman que con el teléfono móvil se lo pasan bien). Otra actividad significativa para los y las adolescentes con respecto al teléfono móvil y claramente relacionada con la sociabilidad es la posibilidad de saber qué están haciendo los amigos y amigas. A este respecto, las percepciones de los y las adolescentes sobre el uso de los teléfonos móviles (figura 12) revelan formas características de gestión de la identidad y de la privacidad. Por un lado, no dejan lugar a dudas en cuanto a que el teléfono móvil, al igual que ocurre con las redes sociales online, es una herramienta de contribución y participación inmediata (la mayoría de los usuarios y las usuarias adolescentes afirma que con el teléfono móvil pueden hacer fotos de todo lo que quieren, cuando quieren y donde quieren; mientras que también una amplia mayoría destaca que también les permite intercambiar fotos o vídeos con los amigos y amigas) en una comunidad definida por un círculo social cercano y, en general, ya construido (son pocos los que afirman que el teléfono móvil sirve para hacer amigos y amigas). Por otro lado, es una herramienta esencial para mantenerse en contacto y al día en el medio en el que se mueven (la mayor parte no sale sin el teléfono móvil y confirma que el teléfono móvil les permite saber lo que hacen los amigos y amigas; y casi la mitad destaca que les permite enterarse de lo que pasa a su alrededor). Pero, además, son perfectamente conscientes de que todas estas posibilidades también les atañen como receptores (como ya se ha mencionado, una amplia mayoría afirma que tener el teléfono móvil encendido facilita que los controlen, más allá de especificaciones sobre si se trata de los padres y las madres o de los amigos y amigas), y muestran su rechazo a la invasión de su privacidad (les molesta que con el teléfono móvil les pueda hacer
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Figura 13. Base: muestra completa (porcentajes)
Figura 14. Base: jugadores/jugadoras (porcentajes)
Figura 15. Base: jugadores/jugadoras (porcentajes)
Figura 16. Base: jugadores/jugadoras (porcentajes)
fotos quien quiera, cuando quiera y donde quiera). En conjunto, todos estos datos ilustran que el teléfono móvil es una herramienta esencial en relación con la sociabilidad de los y las adolescentes, al tiempo que un campo de pruebas con respecto a la gestión de la identidad y de la privacidad propias de la edad, sobre todo por lo que respecta a las funciones participativas que ofrecen las características técnicas de estos aparatos. Por último, para terminar con la percepción de los y las adolescentes sobre el uso del teléfono móvil, está claro que no lo consideran como una herramienta de uso práctico, en concreto relacionada con sus estudios (son muy pocos los que sostienen que con el teléfono móvil les va mejor en los estudios), o de aprendizaje en general (una minoría afirma que el teléfono móvil les permite aprender cosas).
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Videojuegos El uso de videojuegos por parte de los y las adolescentes es a menudo uno de los puntos principales del debate en torno a la relación de la juventud con los medios y la tecnología. Aspectos como el acceso a contenidos adecuados con respecto a la edad de los jugadores y las jugadoras, así como el uso frecuente e intenso que puede generar adicción en los y las adolescentes, además de la consiguiente alienación de su vida social, son argumentos habituales que se discuten a todos los niveles (académico, administrativo, público). En términos generales, de acuerdo con los datos obtenidos en este estudio, menos de la mitad de los y las adolescentes en España juega habitualmente a videojuegos (figura 13). En este aspecto, se observan diferencias significativas en relación con el género y la edad: así, los chicos juegan mucho más que las chicas; y por otro lado, los más pequeños, entre 12 y 15 años, también son jugadores y jugadoras más habituales que los que tienen entre 16 y 18 años. A este respecto, el estudio sitúa la edad media a la que se empieza a jugar en los 9 años. En cuanto a la mayoría de los que no juegan con videojuegos, el argumento principal que esgrimen con diferencia cuando se les pregunta por qué es la falta de interés (no me interesan; muy por encima de otros argumentos, como la falta de tiempo). Con respecto al horario y el lugar de juego (figuras 14 y 15), los resultados son similares a los obtenidos en relación con el uso de Internet: los horarios más habituales son las tardes y las noches (entre las 8 y las 12 de la noche), si bien el fin de semana cobra especial importancia; y el lugar de juego más habitual es la habitación propia, por delante del salón-comedor. En ambos casos, se observa una migración de hábitos con la edad, de manera que los más pequeños tienden a jugar más por las tardes y los fines de semana, así como en espacios de uso común en el hogar, mientras que los más mayores juegan más por la noche y en el entorno privado de su habitación. Del mismo modo ocurre con la intensidad de juego (figura 16): la media de tiempo dedicada a los videojuegos es de 5,2 horas a la semana. A pesar de que el porcentaje de jugadores y jugadoras entre los más pequeños es superior en comparación con los más mayores, son éstos últimos los que dedican más tiempo al juego (6,3 horas de media a la semana para los que tienen entre 16 y 18 años, frente a 4,4 horas para los que tienen entre 12 y 15 años). A este respecto, también se observan diferencias de género (5,9 horas para los chicos, frente a 2,8 horas para las chicas). Las vías principales de adquisición de videojuegos son las compras y las descargas de Internet (en este caso, principalmente para tener más, porque es un método más fácil, o para conseguir lo que aún no tienen los demás o no se ha publicado en España). En este contexto, una amplia mayoría de jugadores y jugadoras decide personalmente el tipo de juegos que adquiere, de manera que los padres y las madres apenas intervienen en la elección de los videojuegos. Así, y al igual que ocurría con Internet, no sorprende que también una mayoría de los y las adolescentes que juegan afirme no tener normas en casa sobre el uso de videojuegos, además de saber lo que puede y no puede hacer con ellos. Cuando existen normas, se refieren sobre todo al tiempo (dedicación, días de la semana en los que se puede jugar) y sólo un pequeño porcentaje habla de restricciones con respecto al tipo de juegos a los que puede jugar.
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Figura 17. Base: jugadores/jugadoras (porcentajes)
Percepción sobre los videojuegos
Prefiero salir con amigos/as a jugar a videojuegos
Los videojuegos sólo sirven para pasar el rato
Los videojuegos pueden crear adicción
La mayoría de videojuegos son violentos
Prefiero jugar a videojuegos que ver la TV
Con los videojuegos aprendo cosas
Después de jugar estoy más relajado
Los videojuegos me permiten hacer amigos/as
Juego a videojuegos no recomendados (edad)
Por otra parte, los amigos y amigas y/o los compañeros y compañeras de clase, es decir, de nuevo el círculo social extra-familiar más cercano, son las personas con las que más se habla de videojuegos, mientras que los padres y las madres son interlocutores mucho menos habituales. En este sentido, cabe destacar que las chicas en general, pero sobre todo las que tienen entre 12 y 15 años, mantienen significativamente una relación más cercana con los padres y las madres a la hora de jugar o de hablar de videojuegos. Este dato complementa los resultados relativos a un mayor control parental sobre las chicas y los más pequeños en torno al uso de tecnologías digitales, como ya se ha mencionado anteriormente con respecto a Internet y a los teléfonos móviles. En cuanto a los hábitos sociales asociados al uso de videojuegos, partimos de la base de que dos tercios de los y las adolescentes en España juegan habitualmente solos. Por su parte, la minoría que juega fundamentalmente con otras personas, cita sobre todo a los amigos y amigas y a los hermanos y hermanas. Los padres y las madres, en cambio, apenas aparecen como compañeros y compañeras de juego. Finalmente, teniendo en cuenta que también una mayoría de los jugadores y las jugadoras utiliza Internet para jugar, y en relación con el riesgo de contactos no deseados a través de la red, hay que destacar que las personas que se conocen online pero no personalmente no son necesariamente compañeros y compañeras de juego habituales. En este contexto general de prácticas relacionadas con el uso de videojuegos por parte de los y las adolescentes, sus percepciones al respecto (figura 17) revelan unos patrones de adopción que oscilan entre dos extremos: por un lado, la asimilación de los discursos preventivos que son de dominio público. Así, un alto porcentaje de jugadores y jugadoras afirma que los videojuegos pueden crear adicción o que la mayoría de los videojuegos son violentos. Por otro, la apropiación de estas tecnologías, junto con otras tecnologías y medios disponibles (como la televisión), de acuerdo, como no podía ser de otro modo, con las necesidades e intereses de sus vidas cotidianas. En este sentido, por un lado, una amplia mayoría reconoce que prefiere salir con los amigos y amigas a jugar a videojuegos, lo que es indicativo de que los videojuegos no son utilizados o no se convierten necesariamente en sustitutos de la vida social cotidiana de los y las adolescentes; por otro lado, la mitad de los jugadores y jugadoras prefiere jugar a videojuegos a ver la televisión, dato que viene a ilustrar la fuerte competencia entre los distintos medios y tecnologías disponibles en el hogar. Estos patrones de apropiación también incorporan un cierto grado de transgresión, por lo demás perfectamente atribuible a las inquietudes propias de la edad y a la negociación generacional, sobre todo en el ámbito doméstico. Así, teniendo en cuenta
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que la ausencia de normas con respecto al uso de videojuegos es común, y que una mayoría de los jugadores y las jugadoras afirma que sabe muy bien lo que puede o no puede hacer con ellos, como se ha mencionado anteriormente, buena parte también reconoce que juegan a videojuegos no recomendados para su edad. Por otra parte, cantidades apreciables de jugadores y jugadoras atribuyen a los videojuegos características abiertamente positivas relacionadas con la sociabilidad, su bienestar personal y, notablemente, con el aprendizaje. Por un lado, un tercio de los jugadores y las jugadoras afirma que los videojuegos les permiten hacer amigos y amigas; por otro, el buena parte de ellos sostiene que después de jugar están más relajados; y por otro, casi la mitad afirma que con los videojuegos se aprenden cosas. La atribución de funciones de aprendizaje en este caso es muy superior a la detectada para Internet, las redes sociales online o los teléfonos móviles, y probablemente tiene una relación directa con la interactividad y el nivel de implicación que se exige del jugador propios de los videojuegos. En este sentido, no hay que olvidar tampoco que los profesores y las profesoras, al igual que los padres y las madres, es decir, los adultos en general, del mismo modo que ocurre con el resto de las tecnologías analizadas, apenas aparecen como interlocutores para hablar de videojuegos o como compañeros y compañeras de juego. Así, en conjunto, estos datos vienen a reafirmar la prioridad que los y las adolescentes, a través del uso de las tecnologías digitales, entre otros aspectos, atribuyen a tipos de sociabilidad y aprendizaje entrelazados y más horizontales, en comparación con esquemas sociales y educativos tradicionales. Cabe destacar, por último, que los chicos, es decir, los que más juegan, y sobre todo los más mayores, y por tanto los usuarios más experimentados, son los que significativamente atribuyen a los videojuegos las capacidades para hacer amigos y amigas, relajar y aprender. Este dato viene a establecer una relación entre la intensidad de uso y la experiencia con una atribución de funciones, capacidades y posibilidades relacionadas con las tecnologías digitales más amplia, versátil y personalizada.
Conclusión Este estudio ofrece un panorama general de los patrones actuales de apropiación de tecnologías digitales por parte de la juventud española en su vida cotidiana. En concreto, dibuja un contexto en el que la práctica totalidad de los y las adolescentes tiene acceso a diversas tecnologías (Internet, teléfonos móviles), sobre todo en el ámbito doméstico, de modo que buena parte de ellos se va apropiando de las herramientas y servicios que ofrecen estas tecnologías (como las redes sociales online o las posibilidades técnicas de los teléfonos móviles más allá de la comunicación interpersonal) de acuerdo, como cabe esperar, con sus necesidades e intereses cotidianos. El caso de los videojuegos es ligeramente distinto, como ha quedado patente, puesto que su disponibilidad depende mucho más de una voluntad de adquisición periódica de estos bienes de consumo por parte de las familias. El acceso generalizado a estas tecnologías desde edades muy tempranas ha propiciado un debate a muy diferentes niveles (académico, administrativo, público) sobre el uso y los modos de apropiación de estas tecnologías por parte de la juventud. No cabe duda de que la vida de los y las adolescentes se desarrolla en contextos caracterizados por la creciente presencia de medios y tecnología, y en los que las tecnologías digitales juegan un papel
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fundamental en relación con múltiples aspectos de su vida cotidiana, como la sociabilidad, el consumo o el aprendizaje. En este sentido, se habla de la juventud actual como “la generación digital”, si bien esta denominación suele incorporar un doble sentido de acuerdo con los términos del debate sociocultural de dominio público: por un lado, son la vanguardia que representa un futuro mejor sustentado por el uso experimentado de estas tecnologías; por otro, debido a su edad, y por tanto a su inexperiencia, son vulnerables a los riesgos atribuidos a estas tecnologías, fundamentalmente en relación con el acceso a contenidos o contactos no deseados (Livingstone, 2003). Con estas premisas, y atendiendo a la necesidad creciente de conocer mejor la dinámica de apropiación de las tecnologías digitales por parte de los y las adolescentes, este estudio revela algunos aspectos esenciales. En primer lugar, el estudio corrobora que la vía principal de introducción al uso de las tecnologías digitales es el medio familiar-doméstico, de manera que el aprendizaje se realiza en contextos no formales (autodidacta o con familiares, fundamentalmente). A partir de aquí, los y las adolescentes van haciendo uso de las tecnologías y medios de los que disponen de acuerdo con sus necesidades e intereses cotidianos, es decir, fundamentalmente relacionados con la sociabilidad, el consumo y el aprendizaje, pero dentro de un debate generacional con los padres y las madres, que se desarrolla de un modo perfectamente lógico y natural en función de la edad, y que gira a menudo en torno, precisamente, a las características (frecuencia, intensidad, lugar) de uso de las tecnologías y los medios al alcance (Livingston y Bovill, 2001; Dickinson et al., 2001; McMillan y Morrison, 2006; Hagen, 2007; Tubella et al., 2008a; Tabernero et al., 2008, 2009a, 2009b). Este debate está muy relacionado con juicios de valor que contraponen la necesidad práctica de que los y las adolescentes aprendan a utilizar estas tecnologías, de acuerdo con esquemas educativos y profesionales tradicionales, y con los patrones de apropiación de estas tecnologías por parte de los padres y las madres, a la “pérdida de tiempo” que representa el consumo mediático ocioso, lo cual es una extensión de la percepción de los padres y las madres sobre el uso que los y las adolescentes (y ellos mismos) hacen de la televisión. Sin duda, tal y como revela el estudio, los y las adolescentes se apropian de estas tecnologías fundamentalmente como espacios de ocio. No obstante, en este sentido, el estudio también revela que lo más común es que los padres y las madres no imponen a sus hijos e hijas restricciones de ningún tipo en cuanto al uso de las tecnologías, excepto precisamente en relación con el tiempo (véase Hagen, 2007), es decir, con las horas que los y las adolescentes dedican a Internet, las redes sociales online o los videojuegos, e incluso los teléfonos móviles, en cuyo caso se traduce en límites de presupuesto. En segundo lugar, el estudio ilustra las características de la apropiación de estas tecnologías en torno a las necesidades e intereses de los y las adolescentes. Así, el uso que hacen de Internet, las redes sociales, los teléfonos móviles y los videojuegos gira en torno a sus círculos sociales cotidianos más cercanos fuera de la familia (los amigos y amigas y los compañeros y compañeras de clase), de manera que su alto nivel de integración de estas tecnologías en su vida cotidiana se traduce esencialmente en una extensión online de la vida offline. De este modo, las características técnicas de estas tecnologías las convierten en herramientas esenciales en relación con la sociabilidad de los y las adolescentes, al tiempo que un campo de pruebas con respecto a la gestión de la identidad y de la privacidad (con respecto y
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más allá del entorno familiar) propias de la edad. A este respecto, y teniendo en cuenta la ausencia de restricciones anteriormente mencionada, los y las adolescentes muestran un cierto nivel de asunción de los discursos preventivos propios de los adultos con respecto a los riesgos que corren, así como un alto nivel de seguridad en cuanto a lo pueden o no pueden hacer con las tecnologías. En este sentido, el estudio deja claro que los contactos realizados estrictamente online se reducen a porcentajes mínimos. Y por último, en tercer lugar, el estudio corrobora que la apropiación por parte de la juventud de estas tecnologías constituye un vector de desarrollo de una cultura participativa, mediada por la tecnología, y sustentada en primer lugar por relaciones de amistad, en tanto que extensión de la vida offline, como se ha dicho, y de interés (Jenkins et al, 2008; Ito et al., 2008). Los resultados obtenidos muestran que los y las adolescentes articulan sus actividades con las tecnologías digitales en torno a una dinámica de participación y contribución igualitaria a la comunidad. Esto, a su vez, conlleva la generación de formas características de obtención y gestión de competencias a nivel social, cultural y educativo, es decir, relativas a la manera que tienen de comunicarse, consumir, estudiar, colaborar y resolver problemas. Sin olvidar el hecho de que los y las adolescentes relacionan estas tecnologías principalmente con el ocio y no con el aprendizaje, lo cierto es que el estudio revela que la juventud, a través del uso de estas tecnologías, va generando espacios de apoyo, sociabilidad y reconocimiento que son también espacios de aprendizaje colaborativo, sin duda no formal, sustentados por el círculo social cotidiano, y en donde existen amplias posibilidades de desarrollo de muy diversas capacidades a nivel social, cultural, profesional o técnico. Como ya se ha mencionado, la juventud adquiere de este modo un importante capital-red (Rheingold, 2002). Compartir sus experiencias, inquietudes y opiniones a través de espacios alternativos ocio y participación constituye un importante vector de aprendizaje, por mucho que los propios interesados no lo perciban como tal. En todo caso, esto se debe probablemente a la naturaleza no formal de este aprendizaje, abiertamente colaborativo (horizontal e igualitario, frente a un flujo tradicional de transmisión de información vertical, de los adultos expertos a los menores profanos), y sustentado sobre todo por relaciones sociales extra-familiares, es decir, no centradas tanto en la función práctica del uso de las tecnologías digitales.
Nota metodológica El universo de este estudio se compone por el conjunto de adolescentes de entre 12 y 18 años de España (un total de 3.044.131 habitantes, sin contar con la población de Canarias, Ceuta y Melilla). En conjunto, se generó una muestra teórica final de 2.054 consultas, que sigue una distribución proporcional a la población española tanto por sexo como por edad de entre 12 y 18 años. La realización del trabajo de campo del estudio, se llevó a cabo entre los días 16 de marzo y 1 de abril de 2009. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Aranda, D., Sánchez-Navarro, J. (2008). “Understanding the use of videogames in non-formal education in Barcelona”. En: Proceedings of the International Conference on Advances in Computer Entertainment Technology – ACE 2008. New York, ACM. - Aranda, D., Sánchez-Navarro, J., Tabernero, C. (2009). Jóvenes y ocio digital: informe sobre el uso de herramientas digitales por parte de adolescentes en España. Barcelona, UOC.
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- Aranda, D., Sánchez-Navarro, J., Tabernero, C., Tubella, I. (2009). “Los alumnos del siglo XXI y la alfabetización digital”. VI Congreso de Inspectores de Educación de Galicia. Lugo, 2009.
- Dickinson, R., Murcott, A., Eldridge, J., Leader, S. (2001). “Breakfast, Time, and ‘Breakfast Time’: Television, Food, and the Organization of Consumption”. Television & New Media, 2(3), 235-256. - Gee, J.P. (2004). Situated Language and Learning: A Critique of Tradicional Schooling. New York: Routledge.
- Hagen, I. (2007). “’We can’t just sit the chole day watching TV’: negotiations concerning media use among youngsters and their parents”. Young, 15(4), 369-393. - Instituto Nacional de Estadística (2008). Encuesta de tecnologías de la información en los hogares, 2008; <http://www.ine.es> - Ito, M., Horst, H., Bittanti, M., boyd, d., Herr-Stepehnson, B., Lange, P.G., Pascoe, C.J., Robinson, L. (2008). Living and Learning with New Media: Summary of Findings from the Digital Youth Project. Chicago: The MacArthur Foundation. <http://digitalyouth.ischool.berkeley.edu/files/report/digitalyouth-WhitePaper.pdf>.
- Jenkins, H., Purushotma, R., Clinton, K., Weigel, M., Robison, A.J. (2008). Confronting the Challenges of Participatory Culture: Media Education for the 21st Century. Chicago: The MacArthur Foundation. <http://www.newmedialiteracies.org/files/working/NMLWhitePaper.pdf>.
- Livingstone, S. (2003). “Children’s use of the Internet: reflections on the emerging research agenda”. New Media & Society, 5(2), 147-166. - Livingstone, S., Bovill, M. (2001). Children and their changing media environment. A European comparative study. Londres, Lawrence Erlbaum Associates. - McMillan, S.J., Morrison, M. (2006). “Coming of age with the internet: a quantitative exploration of how the internet has become an integral part of young people’s lives”. New Media & Society, 8(1), 73-95.
- Rheingold, H. (2002). Smart Mobs. The next social revolution. Cambridge, MA: Perseus Publishing. - Tabernero, C., Sánchez-Navarro, J., Tubella, I. (2008). The young and the Internet: Revolution at home. When the household becomes the foundation of socio-cultural change. Observatorio (OBS*) Journal 6: 273-291 <http://obs.obercom.pt/index.php/obs/article/view/229/195>. - Tabernero, C., Sánchez-Navarro, J., Aranda, D., Tubella, I. (2009a). “Transformación de prácticas comunicativas en contextos de multiplicación de pantallas”. Tripodos extra 2009: 1011-1020. - Tabernero, C., Sánchez-Navarro, J., Aranda, D., Tubella, I. (2009b). “Media practices, connected lives”. En: Cardoso, G., Cheong, A., Cole, J. (eds.) World Wide Internet: Changing Societies, Economoies and Cultures. Macau, University of Macau. - Tubella, I., Tabernero, C., Dwyer, V. (2008a). Internet y Televisión: La Guerra de las Pantallas. Barcelona, Ariel.
- Tubella, I., Sánchez-Navarro, J., Tabernero, C. (2008b). “Tàctiques i estratègies en els nous camps de batalla de la comunicació. Transformacions en l’ús, consum i producció de la informació a la societat xarxa”. Tripodos 23: 119-133.
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Francisco Bernete. Teoría y Sociología de la Comunicación (UCM)
Usos de las TIC, Relaciones sociales y cambios en la socialización de las y los jóvenes
En este artículo nos centramos en un tipo de consecuencias que probablemente están teniendo ya los usos de las TIC, pero que no cabe observar más que a largo plazo: los posibles cambios en las relaciones sociales de los jóvenes y, por tanto, en su socialización, en lo que ésta depende de las interacciones con otros agentes sociales: familiares, docentes, compañeros de trabajo, de estudio, de juegos, etc. Interacciones que tienen un nuevo campo donde generarse, regenerarse, crecer, transformarse. No sólo en lo que más se identifica ahora como “redes sociales” (Facebook, Twiter, Tuenti, etc.) sino también en otros muchos espacios de intercambios informativos abiertos por Internet y la telefonía celular. Palabras clave: TIC, relaciones sociales, socialización, redes sociales, Internet
”Las ciencias están centradas en el papel que la comunicación cumple en la humanización y la socialización. En cambio la producción comunicativa se encamina hacia usos tecnológicos y macrosociológicos de la información cada vez más desvinculados de esas funciones antropológicas.” (Manuel Martín Serrano) (1)
Introducción Las relaciones entre los seres humanos tienen un nuevo campo donde generarse, regenerarse, crecer, transformarse. No sólo en lo que más se identifica ahora como “redes sociales” (Facebook, Twiter, Tuenti, etc.) sino también en otros muchos espacios de intercambios informativos abiertos por Internet y la telefonía celular. Ello no significa que se derrumben o se sustituyan las relaciones anteriores; sino que se están implantando nuevas formas de informarse, producir, divertirse, comprar, etc. que modifican el conjunto de las relaciones sociales, entendidas aquí como modos de actuar unos con otros que mantienen una cierta regularidad. Se trata de una transformación en los procesos de producción y recepción de informaciones cuyo sentido más general y cuyas consecuencias en la socialización de los niños, adolescentes y jóvenes se desconocen y generan incertidumbre y preocupación (como en su día ocurriera con la emergencia de la imprenta, la radio o la televisión).
(1) Entrevista para CIESPAL/ CHASQUI, Revista Latinoamericana de Comunicación. Octubre 2009
En general, son los adultos, más que los jóvenes, quienes se refieren a “nuevas tecnologías”, “nuevas interacciones” o “nuevas relaciones sociales”. Parece natural que quienes tengan más conciencia de las transformaciones que se producen en las formas de vivir (de trabajar, comunicar, relacionarse con otros) sean los sujetos de mayor edad en tanto que han conocido las situaciones anteriores a esos cambios; y que estas modificaciones sean más difíciles de identificar por parte de los jóvenes, en tanto han crecido con los
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mismos dispositivos tecnológicos que para sus padres y abuelos representan innovaciones espectaculares. Para los jóvenes actuales, usar Internet o el sms es algo tan natural como para sus padres ver televisión o para sus abuelos escuchar la radio. Sabemos que cada generación y cada grupo social “naturaliza” las tecnologías que tiene a su alcance e intenta sacarles partido. Pero queda mucho por descubrir acerca de los usos tecnológicos en los que se ocupan nuestros jóvenes y, aún más, acerca de la trascendencia de tales usos en el conjunto de las relaciones sociales y los procesos de socialización. En este artículo se pretende señalar determinadas líneas de investigación que parece necesario emprender en el campo de los estudios de comunicación, en el sentido de vincular los usos tecnológicos con el papel que la comunicación cumple en la socialización. Pues, si bien abunda la literatura sociológica, económica y tecnológica que registra y valora tendencias en la producción, la comercialización, el consumo o los riesgos asociados a la ocupación de los jóvenes con las actuales tecnologías de la información y la comunicación (en adelante TIC), no es fácil encontrar recursos para investigar de qué modo las interacciones mediante TIC están conformando nuevas formas de entender el mundo (público y privado; físico y psíquico), de articular o desarticular la sociedad y la cultura de los usuarios; de relacionarse con otros, cercanos y lejanos, jóvenes y mayores, usuarios y no usuarios de las mismas TIC.
Los usos de las TIC y la menor dedicación a otras cosas, como consecuencia a corto plazo. Hay sobradas razones para referirse a los usos -y no al consumo- de las Tecnologías de la Información y Comunicación por parte de los jóvenes. La principal de ellas es que muchas veces son creadores de tecnología, con independencia de que sean también consumidores. (2) Una parte de nuestros jóvenes son usuarios altamente participativos, con un intenso uso del medio Internet, para quienes la tecnología es una parte natural de su vida. De las investigaciones acerca de los usos, cabe esperar que indaguen sobre cuáles son los objetivos: para qué se usa (trabajo, ocio, estudio, etc.) y qué necesidades se satisfacen, qué se resuelve o qué se obtiene. Por ejemplo, sentirse en contacto con amigos, pareja, familia, etc.; sentirse perteneciente a un grupo social, con la valoración que le dé a esa pertenencia; consolidar y ampliar del círculo de relaciones sociales, etc.
(2) Por poner sólo un ejemplo, cuando se escriben estas líneas (diciembre de 2009) acaba de publicarse que IBM apuesta por EyeOS , un escritorio virtual de código libre, creado por tres amigos (dos de 18 años y uno de 22), de Olesa de Montserrat (Barcelona), que estudian informática y diseño y trabajan a tiempo parcial.
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Además de los objetivos y las gratificaciones, si se pretende abarcar las consecuencias que tales usos tienen a corto plazo, debe indagarse sobre qué cosas se hacen o se dejan de hacer por convertirse en usuarios de unas u otras TIC: se estudia menos, o se duerme menos, se ve menos televisión, se hace menos deporte o se visita menos a los familiares porque la duración de los días o las semanas no es elástica. Probablemente las actividades que con más claridad pueden recordar y reconocer los usuarios que están dejando de lado sean formas de pasar el tiempo libre en casa (como ver televisión) y formas de obtener información en materiales impresos (consulta de bibliotecas o catálogos de todo tipo de bienes y servicios). Precisamente, gran parte de las utilidades que se les ha ido encontrando a estas TIC, y que mejor han desarrollado, está relacionada
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con la obtención inmediata de información referida a toda clase de bienes y servicios, ofertados y demandados desde cualquier lugar del mundo. Internet -además de un medio para el correo electrónico y otras formas de comunicación, como las que facilitan las redes-, es un gran catálogo o escaparate mundial de ofertas y demandas, como corresponde a un mercado globalizado. En este artículo nos centramos en un tipo de consecuencias que probablemente están teniendo ya los usos de las TIC, pero que no cabe observar más que a largo plazo: los posibles cambios en las relaciones sociales de los jóvenes y, por tanto, en su socialización, en lo que ésta depende de las interacciones con otros agentes sociales: familiares, docentes, compañeros de trabajo, de estudio, de juegos, etc. Las relaciones personales ¿se mantienen, se refuerzan, se alimentan con los usos actuales de Internet y la telefonía celular? ¿o pierden autenticidad, densidad, quedan reducidas a contactos que se contabilizan? En tanto no se obtengan evidencias empíricas estaremos expuestos a un intercambio de presunciones como las que aparecen con cierta regularidad en los medios de comunicación pública. Véase la siguiente a título de ejemplo: Este fenómeno afecta profundamente a las relaciones entre ellos. En primer lugar, el Messenger les proporciona el escondite perfecto para expresarse sin exponerse. Pueden decir lo que quieran sin temor a la reacción del otro. Están en el entorno seguro de su pantalla, sin que nadie les vea y sin tener que dar más explicaciones que las que quieran dar. Esto les provoca una pérdida de habilidad en el intercambio personal (la comunicación personal se aprende practicando) y puede desembocar en una especie de “analfabetismo relacional” que les hará el camino mucho más difícil cuando como adultos no tengan más remedio que interactuar con los demás (Ferrán Ramón-Cortés, 2010).
Pero ¿cuál es el fundamento para afirmar que se pierde habilidad en el intercambio personal y no lo contrario, que los intercambios comunicativos a través de pantallas tienen un efecto amplificador (no inhibidor) de la comunicación cara a cara? ¿No habrá que investigar la relación entre las interacciones físicas y las que tienen lugar por medio de las TIC?
El uso de las “redes sociales” generadas en Internet Desde que comenzaron a usarse el correo electrónico y la World Wide Web (traducción aproximada: Red Global Mundial), se sucedieron los éxitos de dispositivos tecnológicos innovadores en las formas de comunicar e informarse. Después del auge y caída de algunos de estos dispositivos (foros, chats, etc.) llegó el éxito de los blogs, con sus comentaristas habituales que pronto empezaron a sentirse parte de “comunidades virtuales” generadas en torno a un blog o varios. Agrupaciones coyunturales que también aparecen en forma de opinadores de noticias, reportajes, crónicas, artículos de un periódico, una emisora de radio, un canal de televisión o un sitio web de otra índole. EL PAÍS digital creó hace algún tiempo un espacio propio para albergar los blogs de sus lecto-escritores y llamó a esa espacio “la comunidad”. En 2010 casi cualquier conjunto de gente organizada constituye una red, o al menos así se denomina: redes de bibliotecas, de ciudades educadoras, de lectores de un periódico, etc. (“Gente Qué! –dice la publicidad- es la red social de usuarios de QUÉ.es). En torno a cualquier afinidad de gustos, intereses, etc. se crean nuevas relaciones; se mantienen, se refuerzan o se transforman ciertos vínculos con
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otros cuando se intercambian comentarios al pie de una noticia, de un artículo, de un videoclip, etc. Los jóvenes han participado de todas las formas innovadoras de relacionarse y participar en comunidades virtuales, de lazos débiles, si se quiere enfatizar así, pero probablemente generadoras de sentimientos de pertenencia y otras gratificaciones, como cualquier comunidad. Pero ninguna había aglutinado a tantos participantes como MySpace, Facebook, Tuenti y otras mundialmente famosas, que para muchos llenan el campo semántico del término “redes sociales”. Estas “redes sociales” que se han generado en Internet, como bien dice Jesús Miguel Flores Vivar (2009), “se han convertido en el estandarte de la Web 2.0, entorno que también aglutina a los blogs, wikis y chats”. Según se afirma en el último informe presentado por la Fundación Telefónica sobre “La Sociedad de la Información en España 2009”, el uso de las redes sociales entre los jóvenes se habría multiplicado por seis a lo largo de 2009, lo que supone un aumento del 500% con respecto al mismo período del año anterior Obviamente, no todos hacen lo mismo ni durante el mismo tiempo. Hay diferencias entre mujeres y hombres que habría que investigar (3). Igualmente, se mantienen también diferencias en el uso de estas redes en función de las posibilidades de acceso a Internet: quienes tienen acceso ilimitado a Internet en casa y pueden usarlo por la noche son los que participan más modificando sus perfiles, coleccionando amigos y comunicándose con conocidos y desconocidos. Quienes pueden, acceden desde el centro de trabajo y lo hacen repetidas veces en el día, incluso en periodos de vacaciones. Qué sentido tiene para los y las jóvenes el uso de las redes sociales generadas en Internet: qué representa para cada persona (por ejemplo, una vía de comunicación íntima, una vía para dar a conocer lo que uno considera más propio y procurar que se valore lo propio), qué papel juegan estas prácticas en la sociabilidad, en el desarrollo identitario, etc. Los mayores no sabemos bien qué representa el uso de las redes para los jóvenes. Y ellos no saben lo extraño que puede ser ese mundo para los adultos. Para los mayores es un tercer entorno, muy diferente del segundo (el urbano) y éste muy diferente del primero (el natural o rural), siguiendo la tipología de Javier Echevarría (1999). Para los jóvenes, todo forma parte de un solo mundo, que es así porque así se lo han encontrado. La conciencia del cambio es de los mayores. Sobre este fenómeno social y comunicativo no tenemos una tradición libresca que nos ofrezca ya un conocimiento ordenado, porque es muy reciente y muy cambiante. La información sobre estas redes está en la Red; pero en la Red hay demasiadas cosas y cada vez está más claro que la sobreabundancia informativa ayuda poco a la comprensión. En este caso, hay también demasiado ruido.
(3) Hipótesis: las jóvenes de mayor edad es más probable que sigan usando la red que los jóvenes de mayor edad (a ellas les interesa más que a ellos comunicarse con amigos/as que también ven en persona).
Sin detenernos ahora en ello, anotemos que redes sociales han existido siempre; desde que hay sociedad, hay redes sociales. Desde que existe la World Wide Web se usa más el término, se ha puesto de moda y se piensan más cosas con esa clave en lugar de otras claves. A veces, los mimos fenómenos sociales, se piensan con unos conceptos en una época y con otros conceptos o categorías en otra época distinta. Hoy es habitual recurrir al término “redes” para identificar estructuras sociales de todo tipo: de delincuentes y
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de amigos, de empresas y de iglesias, de revolucionarios y reaccionarios, de cajeros automáticos y de mendigos, etc. Las que ahora son mundialmente conocidas por su rápida expansión por Internet también son variadas, según a qué se dediquen específicamente o según cómo funcionen; lo que permiten o prohíben, etc.): Unas son más para profesionales como Linkedin, donde se deja el CV y los empleadores pueden consultarlo y ofrecer empleo) otras son más bien para cotillear un poco (como Tuenti o Facebook, las preferidas de los más jóvenes para estar en contacto con los amigos). Estas redes de internautas (y, especialmente, algunas de ellas) están adquiriendo una importancia inusitada, como lo demuestra el hecho de que Google haya empezado a incluir en sus búsquedas resultados de Twitter, Facebook o MySpace.
El éxito de esta clase de redes MySpace comenzó a tener éxito porque ciertos grupos musicales abrían páginas en el sitio y sus fans podían escribirles y recibir sus respuestas en el mismo sitio. Fomentaban la identificación entre grupo (y cultura) musical con sus seguidores. Luego estos llamaron a otros jóvenes menos interesados inicialmente en esa conexión con los músicos, pero interesados en la confluencia con otros jóvenes. Los adolescentes encuentran valiosos referentes para su vida en las personas que conocen en su vida cotidiana y con los muy famosos que son de su gusto, sus ídolos. Antes de finalizar 2009, Google señaló las diez páginas que el buscador consideraba emergentes entre los usuarios hispanohablantes: colocó en el lugar número 3 Facebook, que ahora se considera la gran red social mundial; y en el lugar número 7 Tuenti, parecida a Facebook, pero más orientada a usuarios hispanohablantes y generalmente más jóvenes que los de Facebook. Han tenido tanto éxito que pueden localizarse en ellas todo tipo de usuarios: individuos, familias, grupos musicales, empresas, partidos políticos, etc. procuran estar dentro como forma de conjurar el temor a quedar socialmente excluidos. Las usan organizaciones grandes, medianas y pequeñas para crear sentimiento de orgullo comunitario y con la intención de acercarse a los espacios (muy reales por más que les llamen “virtuales”) donde pueden ser vistos por los jóvenes y tal vez algunos de ellos se animen a participar. Una estrategia algo diferente consiste en crear una red nueva, en lugar de tener presencia en una de las famosas. Pero con objetivos muy parecidos. Por ejemplo, el Consejo de la Juventud de España (CJE) y diversas organizaciones sociales han creado Juvenreda, una red dedicada a impulsar la participación social de jóvenes inmigrantes. El Partido Popular también ha creado su propia red social: popular.es
Los riesgos del uso despreocupado Debe representar algo importante en la vida de tanta gente para que lo usen, a pesar de los riesgos que se corren. Puede que se esté usando sin tener mucha conciencia de los riesgos, no sólo de que roben las contraseñas y otras claves, sino porque son públicas nuestras vinculaciones familiares, afectivas y amistosas con otras personas. En las redes se comparten muchos
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datos personales (intereses, gustos, imágenes, videos, etc.) y no sabemos qué uso van a hacer otros con nuestros datos. Por eso no sabemos si nos vamos a arrepentir o no de haberlo dejado ahí. Se están usando para acosar a adolescentes, para suplantar la identidad (digital) de alguien. Los jóvenes son más despreocupados que los mayores para facilitar informaciones como el lugar donde trabajan o estudian, la dirección de e-mail o el cumpleaños. En la propia página de inicio, cada usuario hace su performance, su construcción (pública) del yo, su exhibición; el perfil de cada usuario es un conjunto de datos de diversa naturaleza: un collage de texto e imágenes que componen un reflejo de sí mismo, pero maleable, cambiante, flexible. Pero, obviamente, no son los perfiles en sí mismos los que configuran una red, sino las conexiones que se consolidan mediante las invitaciones o peticiones de amistad (de pública amistad). Y las conexiones son públicas; algunas lo son a primera vista: aquellas cuyos comentarios al amigo quedan escritos a la vista de todos. A veces, se trata de comentarios medio privados, pero en un espacio público, pues hay observadores. Nada se oculta: ni la amistad, ni las conversaciones, ni la descripción que cada cual hace de sí mismo. Ciertamente, podrían reservarse a los amigos, pero es igual de cierto que se aceptan como tales a muchos desconocidos La mayoría dejan al descubierto sus datos personales. Esos datos persisten durante mucho tiempo; no sabemos cuánto. Pero Internet, además de ser un medio sincrónico, también es un medio acrónico para todas aquellas personas que accedan más tarde, que pueden ser muchas y desconocidas: no sabemos quien terminará oyendo o leyendo nuestras expresiones, ni donde estarán esas personas cuando lo hagan. Pero sí sabemos que, si alguien se lo propone, le bastará con teclear un poco para encontrar a cualquiera; puede hallar fotos de quien busque si alguien las dejó en la Red. Y puede apropiarse de sus expresiones escritas o habladas, de todo lo publicado. Además de los padres, pueden enterarse de aspectos inconvenientes de su vida los profesores y directivos de centros de enseñanza, pudiendo utilizarlos para adoptar medidas disciplinarias contra los estudiantes. Con más profesionalidad, puede hacerlo un policía, un jefe de personal o un comité de admisión que debe decidir si es o no un fichaje apropiado para una organización. Si, a pesar de todo esto, se sigue usando es porque tampoco importa mucho; o importa, pero se acepta entrar en el juego. En todo caso, significa que en nuestra vida se ha producido este cambio fundamental: lo público juega un papel diferente porque interactuamos con los demás de una forma que antes no existía, aunque lo hagamos con personas que ya eran conocidas para nosotros.
Los usos de las TIC y los cambios en la socialización, como consecuencia a largo plazo. Todo ser humano, desde su nacimiento aprende de lo que capta del entorno en el que se desenvuelve y actúa en ese entorno al tiempo que aprende el resultado de las actuaciones. Vive con la madre y otros adultos, de quienes depende y a quienes imita desde muy pequeño. Más tarde se sentirá afín a los miembros de ese grupo y se identificará como perteneciente a ese grupo, distinguiéndose de quienes no lo son. Ese proceso es de maduración biológica y cultural a la vez. De crecimiento y de enculturización, cuando el individuo asume las pautas que regulan sus interacciones con los demás.
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Para que los individuos asuman esas pautas, deben producirse y reproducirse unas visiones de la realidad que compartan los miembros del grupo o conjunto social del que se trate (familia, tribu, clan, ciudad, etc.) y que sirvan para sustentar la permanencia o la transformación de las normas que regulan los comportamientos. Las visiones de la realidad sólo cumplen esa función legitimadora de las normas en la medida en que son aceptadas por los miembros del conjunto social y consideradas valiosas como para transmitirlas y procurar su aceptación por parte de los demás. Esta transmisión se lleva a cabo en la forma en la que cada grupo humano ha podido expresar el sentido de su existencia como grupo y el valor de su permanencia como tal grupo. Se comprende, entonces, que en cada momento y en cada lugar, dependiendo de las capacidades y herramientas disponibles para comunicar, cada grupo habrá recurrido a ellas para lograr que los nuevos individuos sean respetuosos con el modo en que se organiza el conjunto y se mantiene cohesionado. La producción y reproducción de visiones de la realidad, ya sea con recursos más naturales o con recursos más técnicos, suele estar orientada a conseguir que esas visiones sean compartidas por otros, fortaleciendo una cierta cohesión social en torno a ellas. Esta tarea se nos antoja más sencilla en las sociedades pequeñas cuyos miembros se conocen, viven de una manera similar, comparten creencias, valores, actitudes, etc; y más complicada en sociedades grandes, desarrolladas y complejas, como la nuestra; donde no es posible identificar una visión de la realidad que cohesione a todos sus miembros, sino muchas que compiten entre sí, para conseguir que prevalezca un modo de organizarse y funcionar sobre otros. O, al menos, para formar parte de la negociación por el establecimiento de un orden normativo, con el fin de que el orden resultante no excluya tal o cual modo de entender el mundo y la vida en sociedad (el matrimonio, la familia, la educación, la igualdad, etc.). Socializar, en esta situación, supone saber cuáles son las exigencias compartidas (normas, valores, actitudes hacia propios y extraños), para canalizar las pulsiones y orientar el aprendizaje social de los individuos; y que éstos interioricen la necesidad de respetar una ley en cuya gestación no han participado. Obviamente, la socialización adecuada no está en absoluto garantizada; y es más difícil que lo esté cuando el sistema social carece de mecanismos para ordenarla: no establece con claridad qué espera de los adolescentes y jóvenes; ni qué lugar (simbólico y material) podrán ocupar los miembros jóvenes (profesiones, funciones paterna y materna, etc.) en una sociedad cohesionada. O, expresado en otros términos, cuál será su identidad social. El riesgo de desintegración social es tanto mayor cuanto menos se perciban por parte de todos, y especialmente de los jóvenes, la prioridad de determinados objetivos, la coherencia del sistema de valores o la congruencia entre valores y conductas de quienes son referentes para ellos. Entre los mecanismos para ordenar la socialización de los individuos, suelen citarse las instituciones mediadoras que actúan en primera instancia, como la familia y la escuela. Según en qué momentos y lugares, los clanes, las iglesias o los medios de comunicación pública tienen cierta relevancia en el encauzamiento de los deseos, la aceptación de los hábitos y normas sociales, la interiorización de creencias y valores. En todos los casos, estas instituciones mediadoras deben tener personas capacitadas para enseñar e influir en los niños con la finalidad de que éstos lleguen a ser, como ciudadanos adultos, sujetos de derechos y deberes.
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En todas las épocas, además de estos agentes formales (familia, escuela, organizaciones diversas), la socialización se produce como consecuencia del conjunto de interacciones en las que participa el individuo; y, por ello, siempre ha tenido una importante dimensión socializadora la interacción en el grupo de iguales, que tiene lugar en la vida cotidiana, fuera del marco escolar (salvo “el recreo”) o laboral; en lo que suele denominarse “tiempo libre”. Estas interacciones en los grupos no organizados formalmente (de amigos, compañeros, pares) han devenido más relevantes en las últimas décadas, como veremos en posteriores epígrafes.
La socialización en los entornos familiares Durante la infancia tienen lugar las primeras etapas –y probablemente las más decisivas- en la socialización de los niños y niñas. En cada sociedad se espera que la familia actúe como una especie de microsistema social, donde se respetan y se hacen respetar las normas y valores del conjunto. Asumir el rol de hijo o de hija significa de entrada aceptar la autoridad de los padres, los límites que ellos imponen a la conducta y, en general, las pautas que ellos establecen para las relaciones entre los miembros de la familia. Ese conjunto de relaciones sociales que se dan en el seno de la familia puede verse afectado por el uso que se haga de las TIC, incluyendo entre ellas las tecnologías que ya son consideradas “tradicionales” como el teléfono, la radio o la televisión. Nos ocupamos de ello en un estudio anterior, patrocinado por el Injuve. (Lorente, S.; Bernete, F. y Becerril, D., 2004). En aquella investigación se pidió a una muestra de españoles que mostraran su acuerdo o desacuerdo con ciertas afirmaciones preocupantes (4), a propósito de cómo puede estar repercutiendo Internet en las relaciones sociales y en las interacciones comunicativas de la familia. La proporción de quienes asentían más con dichas frases era mayor entre los entrevistados de las clases socioeconómicas más débiles y los niveles de estudio más elementales. En todo caso, registramos que jóvenes y mayores se repartían las pantallas en el interior del hogar familiar de la manera siguiente: “a) los mayores (padres y abuelos), más apegados al teléfono fijo y prestando más atención a las producciones audiovisuales de la radio o la televisión.
(4) Por ejemplo, “Internet resta comunicación en el interior de la familia”, “Los adolescentes que usan Internet salen menos a la calle” o “Si no se dispone de Internet, parece que no se es como los demás”
(5) Al igual que la edad, “la clase social también es un factor de gran peso en el nivel de acceso a Internet” se señala en el mismo informe de la Fundación Telefónica. Entre los entrevistados de las clases altas hay una mayor proporción de personas que acceden a internet.
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b) los jóvenes (adolescentes y jóvenes mayores de edad) sacando partido a las cualidades del teléfono móvil y siguiendo con más interés las producciones multimedia, a través del ordenador.” Siete años más tarde es más evidente el reparto de pantallas entre jóvenes y mayores. Los primeros pueden usarlas todas (según para qué cosas). Los segundos (abuelos/as y aún muchos padres y madres) siguen siendo fundamentalmente receptores de televisión. Según el informe La Sociedad de la Información en España 2009, “entre los jóvenes españoles, Internet ha desplazado a la televisión como medio que ocupa un mayor número de horas en su tiempo libre, y ya dedican a Internet 14 horas semanales”. La figura 3-21 del mencionado informe muestra gráficamente la correlación entre tramos de edad y porcentaje de entrevistados que acceden a Internet. (5) Aunque muchos de ellos necesitan que los hijos les enseñen el uso y las posibilidades de los instrumentos de comunicación -y ello puede hacerles
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Figura 3.21 Internautas en cada tramo de edad (ESPAÑA). Gráfico elaborado con datos del INE (2009) y recogido en el informe La Sociedad de la Información en España 2009. Fundación Telefónica.
sentirse dependientes de los hijos sin querer serlo- los padres pueden conocer (y los psicólogo suelen recomendar que conozcan) las TIC que manejan los hijos y, si lo estiman necesario, poner límites a su uso y, en general, establecer reglas sobre las páginas que los hijos e hijas pueden visitar; el tipo de información personal que sus hijos pueden dar a conocer a personas con las que interactúan por Internet; el tiempo que pueden pasar conectados, etc. En las “redes sociales” creadas en Internet, los padres son los primeros que pueden localizar el perfil y todo lo expresado por un adolescente, si están interesados y saben hacerlo (una minoría). Son los primeros que pueden comprobar qué páginas visitan o seguir las conversaciones del hijo o la hija con otras personas, en sitios como Facebook o Tuenti. Como es natural, esta incursión de los padres no es deseada por los hijos, porque prefieren tener espacios propios para sus relaciones sociales y no mezclar éstas con las familiares. Por esta razón, los padres deben saber que pueden encontrarse un rechazo si piden a sus propios hijos ser “amigos” o pueden hacer que éstos se sientan confusos y no sepan si aceptarles como amigos o rechazarles a riesgo de herir sus sentimientos. Estas y otras cuestiones hacen que, de algún modo se pregunten qué deben poner en este espacio que supuestamente sólo debería interesar a sus amigos y a otros como ellos, pero de hecho puede observarlo todo el mundo, incluidos sus padres y otros familiares. ¿Se puede escribir con entera libertad para los amigos y, al tiempo, quedar bien con los padres? ¿Se puede contar lo que se ha hecho y lo que a uno le gustaría hacer? Puede que verse obligado a hacerlo sea parte de lo que le ayuda a uno a madurar, comprobando dónde están los límites de su expresividad en cada entorno y, a fin de cuentas, seleccionando “lo que puede ser dicho, y las maneras de decirlo” (Martín Serrano, 2008). Una vez más estaríamos tentados de decir “como en la vida misma”, como si la interacción en ese entorno no fuera parte de la misma vida. A su vez, si los padres quieren, pero no pueden, controlar las conversaciones de los adolescentes (que no son privadas, pero sí entre comunicantes elegidos), también es probable que se sientan confusos, sin saber qué hacer al respecto. Quizá observen que el ordenador fue comprado para que los hijos saquen provecho en los estudios, pero lo utilizan más para el ocio; y perciban que, en su propia casa, los hijos están físicamente, pero intercambiando no se sabe qué datos y opiniones con no se sabe quién.
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De hecho, puede que se trate de una conexión con otros familiares lejanos o con alguien que, por afinidad, ha terminado convirtiéndose en un familiar, si bien electivo. Esta parece ser la dirección en la que están transformándose las relaciones familiares más allá de las protagonizadas por los que comparten un hogar: hay recuperaciones, reagrupamientos y reconocimientos de los miembros de la familia a través de Internet. Tal vez, con algunos de ellos, el contacto sea más regular porque la afinidad sea mayor; con otros será más esporádico. Pero, en todo caso, el contacto no exigirá prácticamente ningún esfuerzo. Depende más que nunca de la voluntad de establecerlo libremente; no de la obligatoriedad o el coste de la operación. El teléfono móvil también ensancha la libertad de los jóvenes respecto a sus familiares: por una parte, permite más libertad de horarios y movimientos a los jóvenes; por otra, también permite más control a los padres, pero no tanto como éstos quisieran. Los hijos e hijas puede comunicarse con personas de las que no quieren dar noticia a sus padres y pueden hacerlo con más libertad precisamente por la portabilidad del teléfono. La investigación social debe seguir enfocando los cambios en las relaciones familiares asociados al uso de las TIC y los cambios en el hogar y sus diferentes utilidades: descanso, ocio, educación, trabajo, etc.
La socialización en los entornos escolares La primera institución de socialización secundaria (donde comienza la educación formal) también está experimentando cambios importantes como consecuencia de la aparición y uso de las TIC dentro y fuera de los centros. La televisión principalmente -y en algunos contextos sociales la radio y la prensa- era “el aula fuera del aula” (Younis, 1993), una escuela paralela de enculturización para sujetos de todas las edades, que la propia escuela no podía ignorar, sino tomarla en cuenta e incluirla entre sus objetos de estudio en la medida de sus posibilidades, siempre limitadas. Hoy el reto de las instituciones educativas, en todos los niveles, es muchísimo mayor en tanto que la accesibilidad y el manejo de las TIC por parte de la población incide de diversas maneras en la educación de niños, adolescentes y jóvenes escolarizados. No sólo proporcionan lenguajes, visiones del mundo, valores y pautas de comportamiento muchas veces distintas de las que se enseñan en los centros, sino que también presionan para transformar los modos de enseñar y aprender utilizando ciertas tecnologías, guste o no a los docentes y a la totalidad de los discentes. Ahora, los padres y los educadores profesionales tienen que mediar entre lo que aparece en los medios de comunicación pública y lo que saben los hijos/ alumnos, si no quieren dejarles solos en la tarea de interpretar y dar sentido a esas emisiones. Pero además, tienen que saber usar las TIC para conocer lo que por ellas circula, cómo funcionan, qué puede encontrarse a través de ellas, qué usos son deseables e indeseables, qué riesgos se asumen, etc. Y, finalmente, tienen que saber utilizarlas para no renunciar a sus potencialidades en beneficio de la formación. En Dinamarca, por ejemplo, los estudiantes escriben los exámenes en sus ordenadores desde hace diez años y, desde noviembre de 2009, pueden consultar Internet, incluso redes sociales como Facebook, si creen que ahí
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van a encontrar información adecuada para responder en el examen. Esa utilización de las TIC ¿cambia las relaciones entre profesores y estudiantes? Esta es otra de las direcciones en las que tiene mucho que hacer la investigación social. De entrada, están modificándose tanto el rol de los profesores como el de los estudiantes, entre otras cosas, porque el cambio tecnológico se produce a la vez que ciertas transformaciones pedagógicas. Se pretende que el proceso esté centrado en el aprendizaje del estudiante y que sea éste el principal agente de su educación. En esta perspectiva, el cambio en las relaciones entre unos y otros parece garantizado porque el profesor no estará disponible sólo en el aula para el asesoramiento del alumno y porque tendrá que seguir los pasos de su aprendizaje para ayudarle durante el curso, no sólo para evaluarle al final. Si el conocimiento es una actividad mental de un sujeto con respecto a un objeto, a propósito del cual se obtienen y se organizan datos, finalmente aprende, no quien obtiene más datos sobre el objeto, sino quien consigue organizar los datos de modo tal que le encuentra un sentido a esa organización. Esta es la razón por la cual la ayuda de los profesores -y de los padressigue siendo necesaria, si están en condiciones de ayudar a los estudiantes a distinguir la validez de las informaciones (prácticamente infinitas) que hoy resultan accesibles. La tecnología convierte en accesible lo que antes no lo era, gracias a ello se acercan sujetos y objetos de estudio. Esta es la cara positiva de la mediación tecnológica. La dificultad estriba en que cada tecnología brinda unas posibilidades distintas y su conocimiento requiere horas de estudio. Y, sobre todo, en que los dispositivos tecnológicos aparecen y evolucionan (algunos, desaparecen) tan rápidamente que no hay manera de organizar un aprendizaje ordenado y controlado sobre ellos. Se espera de los profesores que lleven a cabo una mediación humana que ayude al aprendizaje, ante una transformación tecnológica tan rápida. Pero, a la vez, se observa que los centros educativos, que es donde se podría producir, en todo caso, un aprendizaje algo más ordenado, no tienen recursos humanos para organizarlo, aun en aquellos países donde disponen de recursos materiales y de infraestructura para acceder a la tecnología. Es decir –y esta es para mí la clave del problema-: donde se resuelve el problema del acceso, queda por resolver el problema de la formación y con ello, el problema de la mediación humana que se requiere cuánto más sofisticada sea la tecnología. La mediación humana no se ha considerado, en las políticas públicas, tan necesaria como el acceso: se proporcionan computadoras, aplicaciones para hacer a distancia una serie de actividades (clases, tutorías, trabajos individuales o grupales, etc.) y, por supuesto, para acceder a la documentación necesaria. Todo lo cual presiona para que tenga lugar un reciclaje de los profesores y los gestores de todos los niveles del sistema educativo. Sin esa capacitación de los mediadores, que por otra parte, son imprescindibles, no habrá cambio de modelo docente, ni habrá forma de aprovechar la tecnología como recurso eficaz en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Recurso con muchas posibilidades de adaptación a perfiles diferenciados de estudiantes (empleados y desempleados; jóvenes y mayores; cercanos y distantes, con discapacidad física o sin ella, etc.).
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Contra lo que a veces se piensa y se afirma: cuanto más se use la tecnología en la comunicación y en la educación, más necesaria y más importante es la mediación de los educadores para que el aprendizaje sea posible y consistente. Salvo que se confunda el aprendizaje con la recogida de información o con la memorización de los manuales. El educador no es sólo un proveedor de información (aunque en muchos casos siga siendo el único proveedor), es quien tiene que diseñar una estrategia didáctica y conducir unas actividades de aprendizaje de los estudiantes, sacando provecho de cada una de las experiencias exitosas y fallidas. Para que los educadores tengan esa capacidad de mediar, facilitando una experiencia con sentido por parte de los estudiantes, han de adquirirla primero y ello requiere la intervención de otros mediadores y expertos en la generación del conocimiento. O, si se prefiere, en la educación y la formación continuas de todos los actores que intervienen en los procesos de aprendizaje. Por ahora, se observan muchas dificultades de adaptación por parte de padres, educadores y otros agentes sociales. Y, sin embargo, no parece que haya vuelta atrás. Los docentes deben ir olvidándose de que “impartir sus clases” consiste en “transmitir información”. Deben ayudar a que el estudiante aprenda. En eso consiste la mediación del docente: en procurar que el estudiante aprenda a manejar la información (donde se inserta el uso de la tecnología), interactuando con otros colegas y con los profesores, en una comunidad de estudio. Que será una comunidad tan real como son las llamadas “comunidades virtuales”, creadas en torno a un periódico, un blog, un foro o una red de profesionales o ex-compañeros de estudios. Tanto la línea divisoria que separa a jóvenes y mayores como la que separa a conectados y no conectados han ido difuminándose progresivamente y cabe esperar que continúe esa tendencia. Sin embargo, no es tan probable que se difumine la línea divisoria entre quienes saben y quienes no saben operar con la información. Como anticipaba Manuel Castell en la Lección inaugural del programa de doctorado sobre la sociedad de la información y el conocimiento (UOC) hace más de diez años: “… aparece un segundo elemento de división social mucho más importante que la conectividad técnica, y es la capacidad educativa y cultural de utilizar Internet. Una vez que toda la información está en la red, una vez que el conocimiento está en la red, el conocimiento codificado, pero no el conocimiento que se necesita para lo que se quiere hacer, de lo que se trata es de saber dónde está la información, cómo buscarla, cómo procesarla, cómo transformarla en conocimiento específico para lo que se quiere hacer. Esa capacidad de aprender a aprender, esa capacidad de saber qué hacer con lo que se aprende, esa capacidad es socialmente desigual y está ligada al origen social, al origen familiar, al nivel cultural, al nivel de educación. Es ahí donde está, empíricamente hablando, la divisoria digital en estos momentos.” (Castell, 1999).
Se irían limando las diferencias sociales si los usuarios, además de tener acceso, adquiriesen todos la capacidad para seleccionar, cribar, distinguir el valor de las múltiples ofertas de productos, servicios, trabajos, datos, etc. ¿Cómo se adquiere esa capacidad? Si se adquiere en los centros educativos (colegios, institutos, universidades), el manejo de la información y sus posibilidades de utilizarla en provecho propio depende del funcionamiento de estos centros. Si se adquiere en el grupo de pares, cada individuo se apropiará de estas tecnologías dependiendo
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más bien de cómo lo haga el grupo. Dado que no todos los jóvenes y adolescentes van a los mismos centros educativos, ni tienen lo mismos grupos de pares, esas diferencias siguen operando en las posibilidades que tienen los jóvenes de sacar partido a las TIC y de relacionarse con otras personas. Parece más probable que se relacionen con quienes viven en situaciones semejantes más que con otros de un estatus muy superior o muy inferior.
La socialización en otros entornos. El ocio de jóvenes y adolescentes. En la empresa, el museo, el turismo, el comercio, el arte, la religión, la comunicación de masas, etc. No hay una dimensión de nuestra vida que no se esté viendo transformada por la innovación tecnológica y las posibilidades de manejar la información. Sin embargo, se observa cierta reticencia al cambio y cierto desconcierto en el que influyen factores diversos: miedo y desinterés, entre otros. “Pero miedo, ¿de quién? De la vieja sociedad a la nueva, de los padres a sus hijos, de las personas que tienen el poder anclado en un mundo tecnológica, social y culturalmente antiguo, respecto de lo que se les viene encima, que no entienden ni controlan y que perciben como un peligro, y en el fondo lo es. Porque Internet es un instrumento de libertad y de autonomía, cuando el poder siempre ha estado basado en el control de las personas, mediante el de información y comunicación. Pero esto se acaba. Porque Internet no se puede controlar” (Castell, 2008).
La extensión de las TIC a todas las capas sociales depende, no sólo de las infraestructuras y las capacidades, sino también de otros elementos familiares, locales, comunitarios, de la vida cotidiana, que dinamizan o ralentizan la apropiación de las tecnologías más innovadoras. Ciertamente, hay sectores de población que no ven la necesidad ni las ventajas de una adaptación urgente a la tecnología. Pero generalmente, no es el caso de los niños, adolescentes y jóvenes (más de clases medias y altas, pero también en parte de las clases bajas). Ellos suelen apropiarse las consolas, los móviles y las computadoras en tiempo de ocio y para el ocio con los amigos que conoce (a veces, con famosos o gente a la que desean conocer). Todo lo cual no significa que, si se les da a elegir entre estas formas de relación mediada por la tecnología y las no mediadas, prefieran las primeras. Tampoco está claro, aunque la comunicación on line sea valorada en términos positivos, que sean más extrovertidos, o que prefieran tratar on line los temas importantes para ellos. Así lo recogen Víctor PérezDíaz y Juan Carlos Rodríguez (2008) en un estudio patrocinado por la Fundación Vodafone: Un 62% (49% de los niños) dice que hablar on line con sus amigos le hace sentir como que siempre pueden estar conectados, en el buen sentido. Un 34% dice que le hace sentirse guay (cool), pero, como cabe esperar, este sentimiento abunda más entre los niños (52%) que, seguramente, se sienten mayores al comunicarse con sus amigos por Internet. No son pocos (41%) los que afirman que les hace sentirse libres (sólo un 18% de los niños). Y son muy pocos los que mencionan respuestas negativas: no cercano a mis amigos (9%), nervioso (4%), como que siempre puede estar conectado, en el mal sentido (3%) (Pérez-Díaz y Rodríguez, 2008: 85).
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¿Por qué les gusta tanto hacer contactos, saludarles y recibir respuesta en estos sitios? ¿Qué lugar ocupan estos intercambios respecto a los intercambios donde se ven las caras? Los jóvenes actuales son los que más tiempo han pasado en casa de pequeños. Apenas tienen experiencia de la vida en el entorno rural. El urbano cada vez se percibe como más inseguro que la casa propia y muchos viven en las afueras de las grandes ciudades, con padres y madres que pasan largas horas fuera de casa, o dentro pero ocupados. Si los hijos pasan mucho tiempo en casa, ese tiempo hay que llenarlo con algo; el entretenimiento también ha de estar en casa. Las TIC palian la soledad y ayudan a relacionarse con el grupo de amigos, ideal para compartir las informaciones, experiencias, inquietudes, etc. durante las horas de ocio. Los jóvenes y adolescentes se unen a las redes porque allí es donde están sus amigos, además de estar en el Instituto de Secundaria y Bachillerato, en la calle y otros lugares públicos. Los entornos que suelen llamarse virtuales, donde se produce (se reproduce, se prolonga) el encuentro con los amigos y colegas están convirtiéndose en algo esencial para ser una persona integrada en aquellos círculos que cada uno tiene por grupos de referencia (a los que quiere pertenecer). Por tanto, las redes devienen una parte importante de la vida social de los adolescentes, que siguen apreciando mucho los encuentros físicos, donde no se sienten vigilados por los mayores; pero la movilidad en el espacio físico (rural, urbano y conurbano) es limitada. Las redes en Internet ofrecen encuentros complementarios y alternativos. Para muchos adolescentes y jóvenes, esos encuentros se han convertido ya en poco menos que imprescindibles. En cambio, desde el punto de vista de bastantes personas mayores, no son más que simulacros de encuentros, que quitan tiempo para las “relaciones auténticas”, de interacciones densas y prolongadas. En parte quizá se trate, precisamente, de simular una forma de ser, de aparentar una forma de vivir, de exhibir unas relaciones y una cadena de amigos. Pero los usuarios de estas redes no se engañan respecto a la naturaleza de estas relaciones ni respecto al significado de la palabra “amigo” en este contexto. Saben como nadie que hay grados de amistad y que la interacción permanente se produce con un número de personas muy inferior al que se colecciona como “amigos”. Ese grupo pequeño de íntimos constituye la principal fuente de socialización. El resto de los que figuran como amigos en las redes como MySpace, Facebook, o Tuenti, donde están los más jóvenes, aparecen en la lista por distintos motivos: por ejemplo, son personas a las que se admira, o a las que supuestamente se podría recurrir en caso de necesidad, o de las que se quiere saber algo de vez en cuando. Se trata de una sociabilidad con fuertes dosis de exhibicionismo y voyeurismo, porque se entra en esos lugares para ojear quien hay por ahí y qué están haciendo (¿qué estás haciendo? es la pregunta bandera de Twiter; Facebook invita a expresar inmediatamente “qué estás pensando”, para que no quede nada sin exhibir). Y lo que se observa, cuando se entra allí son los intercambios informativos sobre lo que han hecho o lo que van a hacer. Escrituras inmediatas, no pausadas, no mediadas por la reflexión. Esta forma de sociabilidad podría asemejarse a otras formas de nuestro tiempo (como las charlas en los bares), en donde no hay propiamente rela-
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tos, narraciones educadoras, formadoras de la personalidad (como las que supuestamente proporciona la familia y la escuela), sino más bien conversaciones informales que, aún cuando tratan de asuntos serios, muchas veces terminan cayendo en mayores niveles de informalidad, banalidad, chabacanería, etc. (la misma evolución que puede observarse en los comentarios de los lectores a un artículo, noticia, reportaje, etc.). Los usuarios de Internet (o determinadas redes) no hacen uso de ellas porque sean matrices de sentido para sus vidas; y sin embargo, puede que encuentren alguna satisfacción en ellas o, al menos, que la busquen ahí con ahínco. Si lográramos desentrañar qué clase de satisfacción buscan, estaríamos más cerca de comprender para qué participan en esas redes. Una hipótesis plausible es que, como ya hemos avanzado, encuentran compañía, una mitigación de la soledad. Internet proporciona el contacto continuo; la sensación de que los conocidos y los desconocidos están ahí, al alcance de la mano, nunca mejor dicho. La banda ancha ha añadido posibilidades de verse y oírse en directo y gratuitamente. Esta satisfacción es similar a la que otras personas obtienen con la radio y otras más con la televisión. Son aparatos que se conectan sabiendo que siempre hay alguien al otro lado. Mediante Internet, los jóvenes conectan con los iguales, con gente muy parecida, y cercana en gustos, valores y actitudes, aunque esté lejos geográficamente. Curiosamente, en los medios de masas (radio y televisión, más que otros) se ha desarrollado un fenómeno paralelo: cada vez aparece más gente común y corriente, para que los espectadores se vean reflejados a sí mismos y para que intervengan desde sus casas, con sms, e-mail o llamadas telefónicas . En todo caso, la participación de los jóvenes en las redes sociales forma parte de un fenómeno más amplio: la conversión de muchos usuarios tradicionalmente receptores en emisores de información en medios públicos, colgando textos, fotos, audios, videos y cualquier combinación de formatos posible.
¿Afecta a los procesos de construcción de su identidad? Los jóvenes y adolescentes están modelando sus identidad social en todas sus apariciones y encuentros con otros. Lo hacen, en primer lugar a través del cuerpo, la vestimenta, los gestos, las expresiones verbales con sus tonos, etc. Causan una cierta impresión y, si les parece que deben cambiar algo para causar una impresión distinta, lo cambian. Es una habilidad que se aprende a lo largo de la vida: vamos observando e interpretando las reacciones de los demás a lo que hacemos y decimos; y ajustamos nuestro comportamiento si lo creemos conveniente. Pues bien, igual que cuando nos presentamos físicamente en la vida cotidiana, proporcionamos información de nosotros mismos y de nuestro estatus, también lo hacemos cuando elaboramos nuestros perfiles en estos espacios públicos, explicitando nuestros gustos e intereses. Los usuarios cambian la representación que proyectan de sí mismos, ajustándose a las situaciones, tanto en el mundo físico como en el de Internet, que para ellos no es más que una faceta del primero. Esta forma de construirse una identidad es fruto de su libertad. Lo hacen a partir de afinidades con otros que han sido explicitadas. Una vez expresadas esas afinidades y encontrados esos otros con los que sienten afinidad, los
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usuarios son valorados en función de qué otros les acepten. Todo lo cual puede ser mas importante para el sujeto que los vínculos con sus mayores y su comunidad de origen (especialmente para sujetos jóvenes y adolescentes, que son los más preocupados por su integración grupal). En una sociedad donde se ha fomentado el individualismo, paradójicamente se valora al individuo en tanto es miembro de (aceptado por) un grupo. Véase cómo lo expresa una adolescente de trece años: “I’m in the 7th grade. I’m 13. I’m not a cheerleader. I’m not the president of the student body. Or captain of the debate team. I’m not the prettiest girl in my class. I’m not the most popular girl in my class. I’m just a kid. I’m a little shy. And it’s really hard in this school to impress people enough to be your friend if you’re not any of those things. But I go on these really great vacations with my parents between Christmas and New Year’s every year. And I take pictures of places we go. And I write about those places. And I post this on my Xanga. Because I think if kids in school read what I have to say and how I say it, they’ll want to be my friend.” – Vivien, 13, to Parry Aftab during a “Teen Angels” meeting (citado en Boyd, Danah. 2007).
Vivien, como cualquier chica de su edad que se sienta más o menos sola en el espacio físico, encuentra que hay una vía abierta para hacer algo, con los cual mantiene la esperanza de que la reconozcan y la quieran. Es decir, lo que se busca siempre, pero en un espacio virtual donde encuentra que puede exponer algo de ella misma que no expondría de la misma manera en el entorno donde se mueve. El grupo de pares, además de observar, aprueban o desaprueban lo que ven de su amigo (por ejemplo, si cuenta con muchos amigos o con pocos; si les sitúan en el lugar que esperan o no del ranking de amigos) y esto, naturalmente, puede complicar las relaciones (por envidias, celos, etc.) como sucedería fuera de Internet si anduviesen por la calle con una pancarta que indicase el orden de sus amistades. Siempre habría quien se quejara de no ser correspondido como esperaba, de no estar entre los primeros o de no ser exactamente el primero de la lista. No digamos ya si se les limita las posibilidades de etiquetar fotos, de insertar mensajes en el muro o la pizarra de uno. El hecho de que muchos adolescentes y jóvenes se unan a las redes porque allí es donde están sus amigos significa que, en muchos casos se trata de relaciones preexistentes (de amigos o familiares) que se quieren mantener. O se trata de conexiones que estaban latentes, con personas con las que hay alguna clase de relación. Vincularse con ellas es un gesto que tiene valor en sí mismo (para los dos individuos que se vinculan) y también tiene valor en tanto que el nuevo vínculo pasa a formar parte de la lista de las contactos visibles (para todo el mundo). Otra cosa es qué ocurre después. No parece probable que se mantengan esos contactos de amigos (o familiares) que se han rescatado, más que en la medida en que el mantenimiento del contacto sea enteramente satisfactorio o necesario. Generalmente, porque llega un momento de saturación; cualquier persona con medianas habilidades para la relación con otros puede sentirse abrumado por exceso de “amistades” y no saber qué hacer con ellas. Cuando no se puede o no se quiere mantener tantas interacciones en esta clase de redes, darse de baja podría ser visto (quieren las redes que
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sea visto) como abandonar a los amigos sin despedirse. En cuanto uno señala la opción para darse de baja, aparece un mensaje del tipo “X te echará de menos”, “¿no quieres enviarle un mensaje de despedida?”. Entonces es cuando el usuario comienza a sentirse más enredado de lo que desea.
Conclusión En este artículo, sólo nos hemos interesado por las repercusiones del uso de las TIC en la socialización de los jóvenes, en tanto que la socialización está mediada por el conjunto de sus relaciones sociales, dejando de lado otro tipo de repercusiones en la socialización, la personalidad y la identidad de los sujetos, por las habilidades que se adquieren (y las que se pierden) para la creación, la comunicación y la construcción del conocimiento. Aún es pronto para saber cuáles serán las consecuencias o las implicaciones de un modo de socialización tan basado en las conversaciones con los iguales; en un medio público al que pueden acceder otros más tarde, desde cualquier lugar, porque la tecnología y la habilidad para usarla hace posible ese acceso. Pero, sobre todo, no sabemos las implicaciones de una socialización en un medio público que ha cambiado y cambiará más toda la vida pública y la propia concepción de lo público. Lo público, en Internet, se parece mucho a una extensión de lo privado en el sentido de que las comunidades que se forman son tantas y, a la vez, tan personales (basadas en intereses, afinidades, gustos propios) que tienen poco que ver con las estructuras sociales que coartan la libertad del individuo. Son espacios de sociabilidad, generan y refuerzan relaciones de unos con otros; pero la integración en ellas no es un rito de paso para asumir la condición de adultos, con los derechos y deberes de un ciudadano. Sus miembros adquieren la satisfacción de sentirse integrados, pero serlo en uno de los miles de microgrupos sociales dice más bien poco o nada respecto de su integración en el conjunto social; y, en no pocas ocasiones, es una forma de segregación. La mayoría de estas “comunidades” son porosas y operan como vasos comunicantes entre ellas. Pero no sería prudente desconocer que también hay comunidades cuyos miembros perciben el conjunto social (instituciones y leyes) como algo ajeno a su vida y la vida de “los suyos”, su cadena de amigos. El conocimiento de las consecuencias que tiene el uso de las TIC en los comportamientos, en las formas de relacionarse y en una socialización fuertemente sustentada en las interacciones con el grupo de iguales representa uno de los grandes retos para los investigadores de nuestro tiempo; pero junto con esta línea debe contemplarse otra línea contigua: el modo en que los jóvenes (y los mayores) usan las TIC por querer mantener unos comportamientos, unas relaciones o unas identidades sociales. En el primer caso, situaríamos la emergencia de las TIC como desencadenante de los cambios en otros órdenes de la vida; en el segundo, enfocaríamos su uso como resultante de factores anteriores. En ambas direcciones nos queda mucho por saber. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Albero, Magdalena (2002): “Adolescentes e Internet. Mitos y realidades de la sociedad de la información” Zer nº 13 (noviembre 2002).
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Jorge del Río, Charo Sádaba y Xavier Bringué. Departamento de Comunicación Audiovisual. Universidad de Navarra
Menores y redes ¿sociales?: de la amistad al cyberbullying
En el siguiente trabajo se estudian cuatro cuestiones relacionadas con el fenómeno de las redes sociales y el acoso digital, a través de los datos obtenidos por el proyecto Generaciones Interactivas, que entre marzo y junio de 2009 encuestó en España a 13.000 menores de entre 6 y 18 años: ¿Es el acceso a Internet determinante a la hora de estar expuesto a recibir agresiones virtuales? ¿Facilita el acceso el desarrollo de conductas negativas de agresión a terceros? ¿Qué papel juegan el género y la edad en esta realidad de víctimas y agresores? Las redes sociales, tan populares entre este grupo de edad, ¿constituyen un caldo de cultivo para este tipo de prácticas? Palabras clave: cyberbullying, adolescentes, redes sociales.
Introducción La especial afinidad que ha surgido entre menores y las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) ha sido ampliamente documentada en los últimos años: constituyen una generación de vanguardia en el uso de las TIC y han sido denominados, entre otras cosas, nativos digitales (Premsky, 2001), net-generation (Tapsccot, 1996) y también generación interactiva (Bringué y Sádaba, 2008). Lo que parece claro es que esta relación especial que mantienen con la tecnología supone el acceso a múltiples oportunidades en todos los ámbitos, al mismo tiempo que plantea nuevas situaciones que pueden ser problemáticas para los menores. La alarma social se acrecienta cuando estos riesgos son desconocidos para los educadores, los padres y las madres, que han crecido en un contexto no digital. En este campo, se pueden distinguir los riesgos pasivos del uso de la tecnología de los riesgos activos. Entender por riesgos pasivos aquellas disfunciones que el uso de la tecnología implica, sin que curse necesariamente la voluntad de los usuarios. Sufrir acoso virtual, ciberbullying, entraría en esta categoría así como, por ejemplo, recibir mensajes obscenos o contactos no deseados a través de Internet o del teléfono móvil: estar conectados a Internet o disponer de un móvil, nos convierte en blanco de la acción negativa de terceras personas por el mero hecho de formar parte de una global. Por otro lado, los riesgos activos hacen referencia a situaciones en las que disponer de una determinada tecnología facilita que alguien desarrolle una pauta nociva, como puede ser acosar a alguien, por ejemplo, a través de ella. El presente artículo se detiene de modo especial en estos dos riesgos. Para ello, tras una revisión de la literatura existente sobre bullying y ciberbullying, se presentan los datos obtenidos por el proyecto Generaciones Interactivas, que entre marzo y junio de 2009 ha encuestado a 13.000 menores de entre 6 y 18 años en España (Bringué y Sádaba, 2009). Entre las cuestiones presentadas a los menores, algunas hacen referencia exclusivamente a estos
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asuntos. Este texto pretende responder a algunas preguntas: ¿es el acceso a Internet determinante a la hora de estar expuesto a recibir agresiones virtuales?, ¿facilita el acceso el desarrollo de conductas negativas de agresión a terceros?, ¿qué papel juegan el género y la edad en esta realidad de víctimas y agresores? Las redes sociales, tan populares entre este grupo de edad, ¿constituyen un caldo de cultivo para este tipo de prácticas?
Bullying y Ciberbullying Para comprender la realidad de estas nuevas formas de acoso digital y su rápida expansión en la vida de los escolares, es oportuno entender qué es el bullying –acoso tradicional–, sus características y sus consecuencias (Mason, 2008: 324). Definición y consecuencias del acoso tradicional. La mayoría de los autores definen bullying como un acto o comportamiento agresivo e intencionado llevado a cabo por un grupo o un individuo repetidamente y a lo largo del tiempo contra una víctima que no puede defenderse fácilmente. Es una forma de abuso que está basado sobre un poder desequilibrado ya que la víctima no es capaz de defenderse por sí misma. La “debilidad” del agredido se debe, entre muchos factores, a su tamaño o fuerza, porque es superada por el número de agresores o porque no tiene la suficiente resistencia psicológica (Li, 2008; Manson, 2008; Diamanduros, Downs y Jenkins, 2008). Olweus (2003, 13) define el acoso tradicional que sufren los estudiantes en las escuelas del siguiente modo: Un estudiante es acosado cuando se encuentra expuesto repetidamente en el tiempo a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes. El agresor es quien intencionalmente desencadena o intenta desencadenar agresiones a otro u otros a través de acciones negativas. El bullying también hace alusión a un uso inapropiado de fuerza desequilibrada (o una relación de poder asimétrica), en el sentido que los estudiantes expuestos a este tipo de acciones negativas no sean capaces o tengan dificultad para defenderse.
Las consecuencias del bullying son diversas. Desde un punto de vista global, el bullying reduce y mina la calidad que ofrecen las escuelas y afecta a los resultados académicos y sociales de los estudiantes (Manson, 2008; Ybarra y Michell, 2004). Sin embargo, las consecuencias más duras recaen sobre las víctimas. El bullying afecta a la parte física y psicológica de aquellos que la padecen. Varios estudios realizados han dectectado que muchas víctimas muestran baja autoestima, altos índices de depresión, ansiedad, sentimiento de soledad, ideas de suicidio y absentismo escolar. Los daños psicológicos del acoso sufrido en la escuela a lo largo de muchos años pueden seguir presentes en la vida adulta del afectado (Ybarra y Michell, 2004). Olweus (1993) establece dos formas distintas de bullying: acoso directo en forma de ataques físicos y verbales; y acoso indirecto o acoso centrado en las relaciones sociales a través de exclusión deliberada o el aislamiento. Los chicos tienen más posibilidades que las chicas de sufrir acoso físico –golpeos, puñetazos, patadas, robo o daño de pertenencias– mientras que las chicas sufren un acoso provocado mayormente por rumores falsos y comentarios sobre comportamientos sexuales. La mayoría de las agresiones son directas, es decir, cara a cara, y se producen en la escuela.
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El nuevo acoso digital: definición, diferencias con el bullying, tipos y consecuencias. El acoso digital o cyberbullying surge por el rápido avance de las nuevas tecnologías de la comunicación como Internet, telefonía móvil, videojuegos, PDA, etc. Según Willard (2004: 1) el cyberbulllying puede ser definido, en pocas palabras, como “el envío y acción de colgar –‘sending’ y ‘posting’– de textos o imágenes dañinas o crueles en Internet u otros medios digitales de comunicación”. Manson (2008: 323) añade que el acoso lo puede realizar un individuo o un grupo de modo deliberado y repetitivo: “El cyberbullying se define como el uso de la información y comunicación a través de la tecnología que un individuo o un grupo utiliza deliberadamente y de manera repetida para el acoso o amenaza hacia otro individuo o grupo mediante el envío o publicación de texto cruel y/o gráficas a través de los medios tecnológicos.”
Según esta autora, en el fondo el cyberbullying es un modo disimulado de acoso verbal y escrito. Los acosadores hostigan a sus víctimas a través de dos medios –el ordenador y el móvil–. A través del ordenador, el afectado recibe mensajes acosadores en el e-mail, en el instant messaging. Le cuelgan post obscenos, insultos en chats. Incluso el acosador/es pueden crear blogs o websites para promover contenidos difamatorios. La naturaleza móvil de las nuevas tecnologías hace que las víctimas no tengan un respiro y así el cyberbullying es una forma de violencia invasiva que hostiga a los estudiantes que incluso no están en la escuela. Por tanto, y como no ocurría en el bullying tradicional, el hogar ya no es un lugar de refugio para la víctima: sigue recibiendo SMS o mails (Slonje y Smith, 2008; Li, 2008; Mason, 2008). Existen otros rasgos que diferencian el acoso tradicional y el digital (Heirman y Walrave, 2009; Slonge y Smith, 2008: 148; Li, 2006: 159; Li, 2008: 225; Ybarra y Mitchell, 2004): 1. Amplitud de la potencial audiencia. Cuando alguien cuelga una foto o un vídeo con la intención de herir a una persona, la audiencia que puede ver ese material puede ser muy grande. En el acoso tradicional, los espectadores de las agresiones eran grupos más pequeños. La capacidad potencial de las nuevas tecnologías para llegar a infinitas audiencias es una característica sólo aparece en el cyberbullying en comparación a otro tipo de acoso. No obstante es importante advertir que sólo en casos extremos el cyberbullying rebasa el nivel local para llegar a una audiencia masiva como el caso del chico de Star Wars (Heirman y Walrave, 2009). Smith (2008) observa que los adolescentes valoran el impacto de la agresión por el medio que se lleva a cabo. En su estudio, encontró que el uso de imágenes y videos tenía un mayor impacto negativo sobre las víctimas en comparación, por ejemplo, con el chat. El SMS, mail y website bullying se situaban al mismo nivel que el acoso tradicional. Para el autor, atribuye las repercusiones negativas del acoso con archivos de imágenes y vídeo a su facilidad para llegar a una vasta audiencia. 2. Invisibilidad o anonimato. El acoso digital no se realiza necesariamente cara a cara ante la víctima. Por tanto, el acosador puede sentirse menos culpable e incluso ignorar o no ser consciente de las consecuencias causadas por sus acciones. Sin la respuesta directa de sus actos puede haber menos
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oportunidades para el remordimiento y menos oportunidades para intervenir o solucionar el problema. El anonimato no es una característica nueva en el ámbito del acoso digital ya que siempre han existido casos de bullying tradicional donde el acosador actuaba sin mostrar su identidad. No obstante, la facilidad con la que se actúa en el anonimato o con falsas identidades en la esfera de las nuevas pantallas hace que este atributo tome mayor relevancia. Kowalski, Limber y Agatston (2008) señalan que los adolescentes creen que el anonimato puede favorecer el cyberbullying ya que el acosador tiene menos probabilidades de ser cogido. Parece, por tanto, que los jóvenes prefieren actuar a través de las nuevas pantallas en detrimento del acoso tradicional. Algunos autores sugieren que el anonimato en la red es bastante más fácil llevarlo a cabo por las grandes posibilidades que ofrece el medio, el cual permite a los adolescentes crearse múltiples identidades y pseudónimos. Algo que también permite los reenvíos de mensajes donde no hace falta ni mostrar el origen. 3. En cualquier lugar y en cualquier momento: La movilidad y conectividad de las nuevas tecnologías de la comunicación provoca que se traspase los límites temporales y físicos que marcaban el acoso en la escuela. Como se ha dicho, el hogar ya no es un refugio, ni incluso los fines de semana ni los períodos vacacionales. 4. Imperecedero. El contenido digital usado en el acoso se almacena en los sistemas electrónicos y no se pierde. 5. Rapidez y comodidad. La nuevas tecnologías hacen posible que el ciberbullying se expanda mucho más rápido y sea mantenido fácilmente: cortar y pegar mensajes; reenviar SMS a grupos, etc. 6. La fuerza física o el tamaño no afecta. Como consecuencia del anonimato, los acosadores digitales no tienen que ser más fuertes físicamente que sus víctimas. 7. El acosador no marginal. En el bullying, los acosadores suelen tener malas relaciones con los profesores mientras que los acosadores digitales pueden tener buenas relaciones con ellos. El cyberbullying, como se ha señalado al principio del epígrafe, es un modo disimulado de acoso verbal y escrito. Willard (2004) identifica siete categorías de violencia verbal y escrita a través de las nuevas tecnologías: 1. Flaming: Envío de mensajes vulgares o que muestran enfado sobre una persona a un grupo online o a esa persona vía email o SMS. 2. Acoso online: Envío repetido de mensajes ofensivos vía email o SMS a una persona. 3. Cyberstalking: Acoso online que incluye amenazas de daño o intimidación excesiva. 4. Denigración: Envíos perjudiciales, falsas y crueles afirmaciones sobre una persona a otras o comentarios en lugares online. 5. Suplantación de la persona: Hacerse pasarse por la víctima y enviar o colgar archivos de texto, video o imagen que hagan quedar mal al agredido.
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6. Outing: Enviar o colgar material sobre una persona que contenga información sensible, privada o embarazosa, incluido respuestas de mensajes privados o imágenes. 7. Exclusión: Cruel expulsión de alguien de un grupo online. La naturaleza de este acoso y las acciones que llevan a cabo los agresores a través de las nuevas tecnologías de la comunicación han hecho que lamentablemente las víctimas del acoso digital sufran los mismos efectos negativos sobre su salud mental y física que los agredidos por el bullying: baja autoestima, pobres resultados académicos, depresión, desajustes emocionales, desórdenes alimenticios, enfermedades crónicas, abandonos de domicilios y en algunos casos, comportamientos violentos y suicidio (Slonje y Smith, 2008). Muchas víctimas sufren depresión (Hawker y Boulton, 2000) que permanece en la edad adulta (Olweus, 1993). El bullying que persiste durante muchos años en el colegio puede tener efectos negativos a lo largo de la vida adulta de la víctima. Así, obviamente es crucial parar el acoso escolar para reducir y prevenir sus negativas consecuencias a corto y largo plazo.
Rasgos de la Generación Interactiva en España. Está claro que en estos últimos años estamos viviendo un rápido desarrollo de las nuevas tecnologías y el nacimiento de una Generación Interactiva compuesta por un público infantil y juvenil que “comparten un grado significativo de posesión y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), saltando no sólo las diferencias por países o las fronteras, sino las propias diferencias culturales y socioeconómicas” (Bringué y Sádaba, 2008: 29). En 2008 se presentó el estudio realizado entre 20.941 menores de 10 a 18 años en siete países iberoamericanos: Argentina, Chile, Colombia, México, Perú, Venezuela y Brasil (Bringué y Sádaba (coords.), 2008). En noviembre de 2009 se han publicado los resultados de la investigación realizada, entre marzo y junio de 2009, a 9.517 menores de la misma franja de edad. Esta investigación nos ha permitido conocer los rasgos más predominantes que marcan a la primera Generación Interactiva en España expuesta a las agresiones digitales. (En el caso de Iberoamérica, estos rasgos y su incidencia en el acoso virtual o ciberbullying han sido explicados recientemente por del Río et als. (2009)). Seis son los atributos más representativos de la primera Generación Interactiva en España: 1. Una generación equipada: En España, las casas se convierten en ciberhogares. La mayoría de los adolescentes de 10 a 18 años dispone de todos los dispositivos más representativos. El 97% declaran que en su casa hay un PC –el 82% con conexión a Internet–. El 83% tienen un móvil, cifra que alcanza el 100% entre los mayores de 17 años. El nivel de acceso a otros periféricos o dispositivos digitales es, como puede apreciarse en la tabla 1, notable. 2. Generación móvil. La elevada penetración del móvil –83% de los adolescentes tienen uno propio– y la variedad de funciones que éste cumple –comunicarse, acceso a contenidos, entretenimiento, organización personal– hace que se configure como la pantalla del presente y del futuro. La versatilidad se incrementa con la edad. Por ejemplo, los menores españoles usan el terminal para escuchar música (64%), fotos y vídeos (50%), juegos (44%),
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Tabla 1. Equipamiento tecnológico de los hogares de la generación interactiva de 6 a 9 años
de 10 a 18 años
PC
95
97
Red
71
82
Portátil
53,5
57
Impresora
61
77
Escáner
31,5
55
Webcam
30
55
USB
-
65
MP3/MP4/IPod
49
80,5
Cámara de fotos digital
70,5
82
Vídeo digital
49
55
TV de pago
40
44
Equipo de música
56
80
Teléfono fijo
63
75
DVD
82
86
Disco duro multimedia
34
39
Fuente: Encuesta Generaciones Interactivas en España. Respuestas a las preguntas nº 24; «De la siguiente lista de cosas seleciona todas aquellas que tengas en casa». N= 3.402 escolares de 6 a 9 años, y nº. 115: «De la siguiente lista de cosas seleciona todas aquellas que tengas en casa». N= 9.517 escolares de 10 a 18 años,
Tabla 2. Preferencia entre videojuegos y móviles. Por sexo Chicos
Chicas
Edad
10-18
10-18
Videojuegos.
63%
25%
Móvil
27%
65%
creación de contenidos (72% fotos y 57% vídeos), reloj (60%), despertador (60%), agenda electrónica (45%) y calculadora (49%). Al final, esta pequeña pantalla se convierte en un dispositivo cada vez más imprescindible entre los adolescentes que en términos de preferencia gana a la televisión y a los videojuegos (en este último caso, sólo entre las chicas). 3. Generación precoz. El ámbito interactivo avanza a una velocidad vertiginosa. En nuestro país, los datos hablan por sí solos (gráfico 1): antes de cumplir los 10 años, el 59% tiene o usa el teléfono móvil, el 71% dispone de conexión a Internet en su casa y nueve de cada diez tiene acceso a los videojuegos. 4. Generación multitarea: Son capaces de prestar atención a las nuevas pantallas mientras realizan al mismo tiempo otras tareas (gráfico 2). La primera Generación Interactiva ha convertido la posibilidad de hacer varias cosas a la vez en una necesidad. El 75% de los adolescentes españoles mantiene el móvil encendido mientras estudia. 5. Chicos, acción y chicas, relación. En función del género se puede establecer una diferencia básica entre los chicos y las chicas (tabla 2). Lo primeros ven en las pantallas un medio donde desarrollan actividades de acción: videojuegos, oferta lúdica basada en la competición, etc. Por el contrario, las chicas prefieren
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Gráfico 1 . Posesión de teléfono móvil propio (por edad)
Gráfico 2 . Multitarea frente al televisor (por sexo)
Gráfico 3 Evolución por edad de posesión de la televisión en la habitación (por edad y sexo).
el uso relacional de las pantallas: suelen chatear más, prefieren el móvil a otros medios que no permiten tanta interacción. Sus juegos más deseados son aquellos que permiten la construcción y gestión de entornos sociales. El género, en este atributo, determina el uso y preferencia de las herramientas tecnológicas para resolver sus necesidades: chicos, acción; chicas, relación. 6. Una generación emancipada: Sobre dos realidades se apoya la emancipación de los adolescentes: la cultura del dormitorio y el acceso en solitario a las pantallas como la forma más habitual de uso y aprendizaje. La cultura del dormitorio (gráfico 3) es una tendencia que se consolida con fuerza: aproximadamente el 36% de los menores en España tiene el ordena-
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Tabla 3. He utilizado Internet para perjudicar a alguien (envío de fotos, vídeos, comentarios). Por sexos.
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12
13
14
15
16
17
18 años
Chicos
5%
4%
4%
8%
8%
10%
8%
8%
Chicas
2%
3%
3%
5%
6%
3%
5%
3%
Tabla 4. Alguien me ha perjudicado a través de Internet (envío de fotos, vídeos, comentarios). Por sexo.
10
11
12
13
14
15
Chicos 3%
6%
6%
7%
9%
Chicas 6%
5%
7%
10%
10%
16
17
18 años
8,5% 17%
8%
9%
10%
5%
10%
13%
Gráfico 4 Alguien me ha perjudicado a través de Internet (envío de fotos, vídeos, comentarios). Por edad y sexo.
dor en su cuarto. Por otra parte, al ser la primera generación, su autonomía es alta: el 70% de la muestra afirma haber aprendido a manejar este medio sin ningún tipo de ayuda. Si antaño la falta de autonomía era considerada un rasgo definitorio de la adolescencia, los datos, al tratarse de tecnología, dicen lo contrario.
Metodología Para realizar esta investigación se ha empleado como herramienta fundamental un cuestionario online accesible para los centros desde la página web www.generacionesinteractivas.org que constaba de 126 preguntas estructuradas en siete partes: información general/demográfica; datos sobre actitudes y hábitos relacionados con el estudio; preguntas sobre Internet; sobre el uso del teléfono móvil; preguntas sobre hábitos y usos de los videojuegos; cuestiones relacionadas con el uso de la televisión; información sobre hábitos de consumo. Para la elaboración de este artículo, se han seleccionado aquellas cuestiones relevantes para obtener la información pertinente. A cada uno centro participante se le asignó un código de forma que se controlaba el acceso de los encuestados, al mismo tiempo que se protegía la identidad de los participantes, a los cuales no se les solicitó en ningún momento información personal. Destaca, como elemento de control,
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la limitación temporal para responder al cuestionario, y la presencia de un profesor en el aula durante la recogida de datos. Para alcanzar el objetivo de la representatividad se realizó un muestreo multietápico combinando muestreo estratificado y por conglomerados. En un primer lugar se escogió al azar las zonas de cada país agrupadas según la población escolarizada tanto privada como pública y en zonas urbanas y rurales. En segundo lugar se eligió al azar los colegios (unidad-conglomerado) en cada zona definida anteriormente por tipo de colegio y localización urbana y rural manteniendo un número de colegios proporcional al número de niños y niñas escolarizados en cada uno de los estratos descritos. En España el universo del estudio fueron los alumnos matriculados en primaria, E.S.O. y bachillerato, excluyendo Ceuta y Melilla. Para la elección de los centros escolares se aplicó un muestreo bietápico. En la primera etapa, se realizó un muestreo estratificado con afijación proporcional según comunidad autónoma y titularidad (público o privado), estableciendo un mínimo de tres centros por comunidad autónoma. Tomando en cuenta el tamaño medio de los centros, se estableció una muestra de 78,55 centros públicos y 23 privados. La selección de los centros en la segunda etapa se realizó mediante muestreo aleatorio simple.
Resultados 5.1. Valoración general de los menores acerca del ciberbullying a través de Internet Con el fin de conocer de primera mano qué hábitos de riesgo desarrollan los menores españoles, la encuesta les planteaba ocho frases con las que tenían que mostrar su acuerdo. Están agrupadas en cuatro temas: hábitos que pueden indicar grados elevados de dependencia o adicción; hábitos relacionados con una baja preocupación por la propia imagen/intimidad y la de los demás; aquellos referidos a la relación con desconocidos; y por último, si han sido víctimas o han llevado a cabo acciones de acoso o de cyberbullying. Hay que señalar que, salvo las dos últimas cuestiones, en las que nos centraremos a partir de ahora, en sí mismas estas actitudes no son negativas, sino que pueden suponer un riesgo si no se toman las precauciones adecuadas. En todos los casos, las respuestas se refieren exclusivamente al grupo de edad entre 10 y 18 años y recogen las respuestas de los 8.373 escolares de entre 10 y 18 años que se declararon usuarios de Internet. 5.1.1. Internet y cyberbullying El 5% de los menores entre 10 y 18 años ha “utilizado Internet para perjudicar a alguien (envío de fotos, vídeos, comentarios)”, aunque parecen más propensos los chicos, 7%, que las chicas, 4%. En concreto, entre chicos de 16 años esta práctica alcanza al 10% aunque la pauta se inicia en su caso a los 14 años y se mantiene hasta los 18 años. Entre las chicas, los valores se mantienen entre el 2 y el 6%, y la franja 14-15 años es la más propensa a desarrollar este tipo de actividades (tabla 3). Son más los menores que reconocen que “Alguien me ha perjudicado a través de Internet (envío de fotos, vídeos, comentarios)” (tabla 4): el 8%, y en este caso, las chicas se reconocen más atacadas que los chicos: 9% frente al 7%. En particular, las chicas de 16 años han estado más expuestas a este tipo de conductas, con un 13% de los casos (gráfico 4).
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Gráfico 5 Usuarios de redes sociales según red social (10-18 años).
Gráfico 6 Usuarios de tuenti y facebook (por edad y sexo).
51.5
91.6 85.3 84.5 75.1 79.2 78.0 74.3 78.0 71.2
16 15 52.9 56.0
13
28.7 80.0
10.7
14
22.7 22.6
90.0
23.6 25.9 34.2 20.9 33.1 19.4
17
38.6 44.9
100.0
19.5
18
70.0
60.0
50.0
40.0
30.0
12.5 20.0
10.0
22.1 21.5 15.4
12
9.1
11
7.6 8.8 2.2 11.4
10 0.0
0.0
Edad
10.0
47.0
20.2
20.0
30.0
40.0
50.0
Chicos
60.0
70.0
80.0
Chicas
90.0
100.0
5.2. Usuarios de redes sociales, ¿un factor determinante en estas actitudes? 5.2.1. El atractivo de las redes sociales. A la hora de determinar cuál es el atractivo que las redes sociales plantean para los jóvenes puede ser pertinente la propuesta de Izco (2007), que señala cinco características que explican la afinidad entre el público adolescente y las pantallas, y que pueden ser aplicables al contexto de las redes sociales. En primer lugar, la interactividad que permite desarrollar una comunicación activa (Gros, B. 2005: 61-62). Los jóvenes prefieren una situación de comunicación donde puedan tener un papel activo frente a un medio o una situación unidireccional. La segunda cualidad es la sociabilidad: la tecnología interactiva les permite fomentar esa necesidad de mantener un continuo contacto con sus pares. De acuerdo con el estudio realizado en la Comunidad Foral de Navarra en 2003 (Naval, Bringué y Sádaba, 2003), en opinión de los chicos y chicas de 15 a 18 años las nuevas tecnologías ayudan a relacionarse con los amigos. El hecho de dedicar más tiempo a estas tecnologías no supone, para ellos, quitar tiempo a estar con sus amigos. Es más, reconocen que en muchos casos sirve para seguir en contacto una vez que la presencia no es posible (chatear por la noche, enviar mensajes durante el tiempo de estudio, etc.). En tercer lugar, estas tecnologías ofrecen la creación de espacios de intimidad, priva-
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dos: se trata de una necesidad específica de este grupo de edad, que requiere y busca sus espacios como un modo de diferenciarse del mundo adulto y reafirmar su identidad. La personalización sería un cuarto motivo que explica esta afinidad: les permite cubrir una necesidad propia de este grupo de edad: sentirse diferentes. Y por último, la información ilimitada a la que tienen acceso: en el caso de las redes sociales, esta información se ciñe a sus amigos, y conocer sus aficiones, sus sentimientos y sus gustos les ayudan a sentirse más cerca de ellos. Estas cualidades configuran unos espacios para la comunicación que tienen en común algunos otros elementos como la instantaneidad y el carácter multimedia de la información que se intercambia. Los jóvenes valoran y aprecian las posibilidades expresivas y comunicativas que les facilitan y de las cuales hacen un uso intensivo. En su apropiación de la tecnología buscan adaptarla a sus necesidades de contacto y refuerzo social. No es despreciable tampoco el hecho de que los jóvenes sean conscientes de su superioridad tecnológica respecto a los adultos: este reconocimiento aumenta el atractivo que tienen para ellos, al convertirse en un medio para adquirir cierta autoridad frente a los mayores. Redes sociales y generación interactiva Una vez vistos los datos más generales, y teniendo en cuenta que muchas veces estas prácticas suceden en entornos virtuales que pueden pasar ocultos en un primer momento a los adultos, como redes sociales de carácter privado, se trataría de analizar la relación que pueden tener estas pautas, situaciones o actitudes de riesgo, con la variable sexo y edad, y con la especificidad de referirse sólo a aquellos menores que declaran ser usuarios de redes sociales. La popularidad de estos espacios de relación social virtual ha crecido en los últimos años entre toda la población y, de modo significativo, entre los menores. Los esfuerzos de los promotores de estas iniciativas, así como de las autoridades públicas, por asegurar que no se violen derechos de los menores en estas redes son notables. Sin embargo, son numerosas las noticias en los medios de comunicación acerca de un mal uso de estas redes, que acaba perjudicando a los menores. Según los datos recogidos por la encuesta Generaciones Interactivas, el 70% de los usuarios de Internet declaran ser también usuarios de redes sociales. Tal y como puede apreciarse en el gráfico 5, Tuenti.es es la red más popular entre este grupo de edad, 10-18 años, seguida de Facebook. Por otro lado, es habitual que los menores posean más de un perfil social en una red. El gráfico 6 muestra la distribución, por sexo y edad, de las dos redes sociales favoritas entre los adolescentes españoles. Los chicos parecen más precoces a la hora de abrir un perfil en una red social, y se decantan por tuenti con claridad. Las chicas empiezan un poco más tarde, pero luego entran con fuerza en el universo de las redes y mantienen más de un perfil. En este artículo, sin embargo, no tendremos en cuenta qué red social en particular usan los menores, sino tan solo si son usuarios de estas aplicaciones online. ¿Están los usuarios de estas redes más expuestos a estas conductas o hábitos de riesgo?, ¿hay diferencias entre usuarios y no usuarios?, ¿son la edad y el género determinantes?
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Tabla 5. Alguien me ha perjudicado a través de Internet (envío de fotos, vídeos, comentarios,…). Por edad: usuarios y no usuarios de redes sociales.
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13
14
15
16
17
18 años
Usuarios redes
9
7,3
9,3
10
9,4
10,9
6,7
8,7
No usuarios de redes
3,5
5,3
6,5
7,7
7,6
3,7
4,4
11,9
Tabla 6. Alguien me ha perjudicado a través de Internet (envío de fotos, vídeos, comentarios,…). Por género y edad: usuarios y no usuarios de redes sociales.
11
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13
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15
16
17
18 años
Chicos usuarios Chicas
10,6
7
8,4
9,5
8,6
7,8
8,5
9,6
6,1
7,6
10,1
10,4
10,2
13,9
4,8
7,8
Chicos no usuarios Chicas no usuarias
2,3
5
5
8,4
8,3
3,3
4,4
5,8
4,9
5,6
8,6
6,1
6
4,3
4,3
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Tabla 7. He perjudicado a alguien a través de Internet (envío de fotos, vídeos, comentarios,..).
11
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13
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15
16
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18 años
Usuarios redes
6,2
4,6
4,8
7,2
7,4
5,9
7
5,6
No usuarios
1,9
2,3
0,9
4,7
5,6
8,8
3,3
5,7
Tabla 8. He utilizado Internet para perjudicar a alguien (envío de fotos, vídeos, comentarios,…). Por género y edad: usuarios y no usuarios de redes sociales.
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18 años
Chicos usuarios Chicas
9
4,5
5,5
8,9
8,1
8,8
8,7
8,2
1,3
4,7
4,1
5,6
6,6
3,1
5,3
2,5
Chicos no usuarios Chicas no usuarias
2,2
3,2
1,3
5,9
7,6
13,8
4
8,1
1,5
1,4
0,3
2,1
0,6
0,9
2,3
4,1
Usuarios de redes sociales y cyberbullying: víctimas y agresores Si bien es cierto que, dado el carácter privado de algunas de estas redes sociales populares entre los adolescentes, uno de los primeros síntomas de acoso puede ser no ser aceptado o invitado a formar parte de ellas, no podemos afirmar que ésta sea la causa de que un porcentaje elevado, el 30% de los usuarios de Internet, no forme parte de las redes sociales.
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A la luz de los datos, puede afirmarse que ser usuario de redes sociales es una variable que incrementa sensiblemente la posibilidad de sufrir acoso a través de Internet. Es interesante observar cómo en todas las franjas de edad, con excepción de los más mayores, 18 años, los usuarios de redes sociales se han sentido con más frecuencia agredidos por el envío de fotos, vídeos o comentarios a través de Internet. El porcentaje es especialmente significativo entre los 13 y los 16 años, lo que permite suponer que hay una franja de edad, la más directamente vinculada con la adolescencia, 13-16 años, donde este tipo de pautas se dan con más frecuencia (tabla 5). Al añadir la variable género (tabla 6), se aprecian algunas diferencias significativas adicionales: 1. Mientras que los chicos empiezan a sufrir el acoso a una edad más temprana, en relación directa con que son más precoces en el uso de las redes sociales, a partir de los 12 años, las chicas son víctimas en mayor medida que los chicos. 2. Entre los no usuarios, en cambio, los chicos manifiestan sufrir esta práctica más que las chicas. 3. Los 16 años son una edad crítica entre las chicas: casi el 14% de las usuarias de redes sociales declara haber sido víctima de estas prácticas a esta edad, prácticamente el doble que los chicos. 4. Destaca también el elevado porcentaje de respuesta, el más alto de todos, entre las chicas no usuarias de redes sociales de 18 años. Tal vez pueda deberse a una mayor conciencia sobre estos fenómenos que les lleva a reconocerlos con más facilidad. Antes se mencionaba que un 5% de los menores usuarios de Internet habían utilizado la red para perjudicar a otras personas con el envío de fotos, comentarios o vídeos. Aunque había diferencias en función del sexo y de la edad en este caso, se trata ahora de analizar en qué medida el factor “ser usuario de redes sociales” es determinante en esta pauta. Los datos arrojan resultados similares a la situación de las víctimas (tabla 7): entre los usuarios de redes sociales, agredir virtualmente a otros es más habitual en todas las edades, salvo a los 16 años. A los 14 y 15 años la práctica se acentúa, y más del 7% de aquellos que tienen perfiles en redes sociales declara haber molestado a otros a través de Internet. Al igual que en el caso de las víctimas, añadir la variable género (tabla 8) puede aportar algunos matices interesantes: 1. Entre los usuarios de redes sociales, los chicos se muestran más activos que las chicas a la hora de acosar a terceros: en todas las edades arrojan valores mayores. 2. Las diferencias entre usuarios y no usuarios de redes sociales son muy claras entre las chicas, donde el riesgo de agredir a otros es mucho menor, y en varios casos cercano a cero. 3. Entre los chicos, usuarios más precoces de las redes sociales, el porcentaje de menores de 11 años que han usado Internet para agredir a otros es especialmente significativo: 9%. 4. Los chicos no usuarios, sin embargo, mantienen datos elevados de acoso, especialmente a los 16 años cuando aportan el valor más alto: casi el 14%.
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Conclusiones El estudio realizado en España nos permite concluir en primer lugar que el ciberbullying a través de Internet es un fenómeno minoritario. El porcentaje de menores que son víctimas o agresores en este contexto apenas supera el 10%. Está claro, sin embargo, que más allá de lo que los números significan, no hay porcentaje pequeño cuando nos referimos a menores de edad que están siendo agredidos por terceras personas a través de Internet, o que están desarrollando pautas violentas en el uso de la Red. El hecho de que por razón de su edad están en un momento clave para la formación de su personalidad exige toda la atención posible a este fenómeno, con el fin de minimizar los riesgos y maximizar las oportunidades que las TIC presentan para este público. La edad, el sexo principalmente y el uso de las redes sociales en segundo término, son variables todas ellas vinculadas a una mayor propensión a ser víctima o verdugo en un escenario de ciberbullying. Las chicas de entre 15 y 16 años son especialmente propensas a sufrir el acoso, mientras que los adolescentes de 14 y 15 parecen los más partidarios de ejercerlo. La mayor precocidad en el uso de las redes sociales justifica que los chicos estén expuestos antes a estos riesgos, mientras que la mayor intensidad en el uso de las chicas parece explicar que tengan más ocasión de ser víctimas de acoso y también de ejercer la agresión. Sin embargo, hay lugar para la investigación posterior: los usuarios de Internet que no tienen perfiles sociales, están menos expuestos a estas conductas, pero no son ajenos a ellas. De hecho, hay edades concretas donde este grupo arroja los valores más altos. La investigación futura debería ir encaminada a encontrar otras variables que expliquen la mayor o menor propensión a estas conductas, con el fin de educar en la prevención y en el uso seguro y responsable de las TIC. Referencias Bibliográficas - Beran, T. y LI, Q. (2005). “Cyber-harassment: A new method for an old behavior”. Journal of Educational Computing Research. Vol. 3, núm. 3, p. 265-277. - Bringué, X. y Sádaba, Ch. (2009) La Generación Interactiva en España. Niños y adolescentes ante las pantallas. Barcelona: Ariel. - Bringué, X. y Sádaba, Ch. (Coord.) (2008). La Generación interactiva en Iberoamérica. Niños y adolescentes ante las pantallas. Barcelona: Ariel. - del Río, J., Bringué, X., Sádaba, Ch. y González D. (2009). “Cyberbullying: un análisis comparativo en estudiantes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela”. Trípodos, Extra 2009, p.307316. - Diamanduros, T., Downs, E. y Jenkins, S. J. (2008). “The role of school psychologists in the assessment, prevention, and intervention of cyberbullying”. Psychology in the Schools, Vol. 45, núm. 8, p. 693-704. - Gros, B. (2005): “Pantallas y juegos: de la observación de modelos a la participación”, en Naval, C. y Sádaba, Ch. (coords.) Jóvenes y medios de comunicación. Revista de Estudios de Juventud, nº 68, MTAS, Injuve Madrid. - Hawker, D. y Boulton, M. (2000). “Twenty years research on peer victimization and psychosocial maladjustment: A meta-analytic review of cross-sectional studies”. Journal of Child Psychiatry and Psychiatry, Vol. 41, p. 441-445. - Heirman, W. y Walrave, M. (2009). “Asseing Issues and Concerns about the Mediation of Technology in Cyberbullying”. Trípodos Extra . Vol. 1, p. 317-329.
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Marta Beranuy y Xavier Carbonell. Departament de Psicologia Universitat Ramon Llull .
Entre marcianitos y avatares: adicción y factores de riesgo para la juventud en un mundo digital
En este artículo se explora aquellos conflictos que están relacionados con el uso problemático de Internet, móvil y videojuegos, y particularmente, la conducta adictiva que se podría desplegar con ciertas aplicaciones. Llegando a la conclusión entre todas ellas, de que las características de los juegos MMORPG facilitan el abuso y algunos síntomas adictivos. En este sentido, las características más propicias son la relación que se establece entre jugador y personaje, el juego con la identidad de éste, la evasión y disociación que el jugador consigue, la interactividad con los clanes, la presión social que éstos producen y la percepción de un mundo persistente. Asimismo se exponen los factores de riesgo que facilitarían el comportamiento adictivo en jóvenes y adolescentes, se resumen los criterios diagnósticos de la adicción a Internet y, finalmente, concluyendo sobre la conveniencia de compartir los MMORPG con amigos no virtuales, ser consciente de la presión que ejerce el clan en el juego y procurar una disociación sana acercando el jugador al personaje. Palabras clave: adicción a Internet, adicción a MMORPG, adolescentes, jóvenes, factores de riesgo.
Juventud y nuevos medios Todos participamos de los cambios fulgurantes de un mundo tecnológico que cambia de forma vertiginosa. Nacen conceptos nuevos como el de alfabetización digital (conocer el formato, tener acceso a él y utilizarlo), el de analfabetismo digital y el de brecha digital (la fractura existente entre ambos). De esta forma, se genera una nueva tipología de relación, de contexto, de experimentación, de sensación, de exclusión e, incluso, de problemática, como no podría ser otra: la digital. Nuestra juventud nace, crece y se desarrolla en éste mismo entorno. Son ‘nativos digitales’ (Prensky, 2005). Totalmente alfabetizados, coquetean en el Messenger, están al día con sus iguales a través el Facebook, se divierten jugando al World of Warcraft, leen las noticias on-line, dan su opinión en los foros, y consultan las mejores ofertas de su correo electrónico. Todo ello al alcance de la mano, entonces, ¿por qué nos asusta esta digitalización? Si bien es cierto que encontramos grandes ventajas en éste contexto, no es menos cierto que, como todas las novedades que afectan a la juventud, tiene sus riesgos. Aun así, muchos jóvenes maduran sin mayores conflictos y se desvinculan exitosamente de los usos y abusos juveniles. Pero cabe mencionar también aquellos que viven serias dificultades y que arrastran los problemas. Por ellos es preciso un espacio para analizar, concretamente, los riesgos que Internet supone. La red brinda un sinfín de posibilidades de comunicación e información que provoca estilos de comunicación alternativos. Castells (2001) introdujo el concepto de individualismo en red, es decir, personas que constituyen sus
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redes de intereses y afinidades en Internet. Bauman (1997) describió la sociedad líquida en la que las relaciones son cada vez menos sólidas, más inestables y menos comprometidas. Todo es líquido e Internet facilita esta sensación en relaciones y sentimientos. Además, hay que añadir el teléfono móvil, otra tecnología digital que tiene múltiples significados: un acceso constante a Internet, un bien cultural, una forma de demostrar prestigio, una herramienta de trabajo o un instrumento de control familiar. Pero adentrémonos en el fenómeno más valorado de esta digitalización. La comunicación escrita y a distancia facilita la expresión de emociones. Emociones líquidas, quizás, pero la ausencia de comunicación no verbal favorece el paso de una conversación banal a otra de contenidos más profundos y fantasiosos y posibilita alcanzar un alto nivel de intimidad virtual. De hecho, sin comunicación no verbal es difícil poner en marcha los protocolos inconscientes que se establecen en la comunicación cara a cara. Además, la asincronía del lenguaje escrito proporciona un preciado tiempo para pensar y reescribir, algo muy valorado por aquellas personas inseguras o extremadamente tímidas (Livingood, 1995). Asimismo, el anonimato de las aplicaciones en las que se utilizan nicks o sobrenombres, facilita la comunicación, la desindividuación, la desinhibición y la pérdida de límites y de pudor (Greenfield, 1999) así como el juego con distintas identidades (Griffiths, 2000; Matute, 2003; Young, 1996). Estas particularidades desembocan en un tipo de socialización característica, la digital, cada vez más común entre la juventud: redes con extraños pero con intereses comunes, contacto con personas que nunca habríamos conocido o reencontrado, expresión libre y rápida de opiniones o emociones, juego de identidades, exhibición y voyerismo sin fronteras y acceso universal de una forma superficial pero inmediata. Así, los cuadernos de bitácora (blogs) permiten expresarse libremente y ganar reputación. Chats como el Messenger o redes sociales como Tuenti o Facebook mantienen viva la red virtual-social y la conexión con el mundo exterior. Todas estas aplicaciones sociales pueden provocar la vivencia de una experiencia placentera, excitante y adictiva, aliviando el aburrimiento, la tensión, la depresión y la ansiedad (Sánchez-Carbonell, Beranuy, Castellana, Chamarro y Oberst, 2008). En este sentido, las aplicaciones de Internet que más utilizan las personas que se consideran adictas son las que permiten conocer, socializar e intercambiar ideas con personas nuevas, es decir, aplicaciones de comunicación (Young, 1996).
Factores de riesgo Muchos estudios analizan la relación de distintas variables con el abuso de Internet, móvil o videojuegos, con el fin de encontrar aquellas más significativas. Hallarlas nos permitiría enfocar la prevención y detectar los factores de riesgo para la juventud. En este sentido, Whang, Lee y Chang (2003) encontraron una correlación significativa entre el grado de adicción a Internet y estados psicológicos negativos como la soledad, la depresión y el comportamiento compulsivo. Black, Belsare y Schlosser (1999) una asociación entre el uso compulsivo del ordenador y diferentes síntomas psiquiátricos, así como también, un malestar emocional general. Yen, Ko, Yen, Chen, Chung y Chen (2008) hallaron que las y los adolescentes con un alto uso de Internet presentaban más psi-
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copatología (evaluada con el BSI, una versión breve del SCL-90) que sus iguales con menor uso. Asimismo, un estudio realizado en nuestro país con universitarios (Beranuy, Oberst, Carbonell y Chamarro, 2009), indicó que el malestar psicológico (evaluado también con el SCL-90) estaba relacionado con el uso desadaptativo de Internet y de móvil. En este mismo estudio, las mujeres eran las que tenían un uso de móvil más problemático y, por tanto, mayores consecuencias negativas. Igualmente, algunas alteraciones psicopatológicas crónicas como el estado de ánimo distímico, la apatía, la ansiedad o la fobia social, así como las tendencias obsesivo-compulsivas o la hipomanía, podrían incidir en el riesgo de adicción a Internet, el juego o a actividades similares (Viñas, Juan, Villar, Caparros, Pérez y Cornella, 2002). En cuanto a la edad, el periodo evolutivo de mayor vulnerabilidad para desarrollar una adicción digital sería entre los 9 y los 15 años (Díaz, Beranuy y Oberst, 2009). Hacia los nueve años los niños y niñas suelen elegir juegos de técnica, que desafían las habilidades cognitivas y constructivas complejas; en cambio hacia los doce, se sienten especialmente atraídos por aquellos que permiten el contacto social con iguales y en los que uno puede demostrar a los demás sus habilidades. Otro de los factores estudiados en relación al abuso de Internet es la personalidad. Black et al. (1999) encontraron que aproximadamente la mitad de su muestra cumplía los criterios para un trastorno de éste tipo, siendo el trastorno límite de la personalidad el más frecuente, seguido del antisocial. Niemz, Griffiths y Banyard (2005) encontraron una asociación entre el uso patológico de Internet y la autoestima. Yen et al. (2008) destacaron la hostilidad, un factor de riesgo predominante en adolescentes varones, que requeriría una atención especial en el tratamiento. Las dificultades cognitivas como la fantasía excesiva o la dispersión de la atención también pueden aumentar la vulnerabilidad, al igual que la facilidad para desarrollar pensamientos irracionales o erróneos en relación con la ilusión de control del juego, supersticiones (“si toco tres veces la silla, ganaré”, “la espada se mueve cuando la miro fijamente”), o la dificultad para distinguir entre lo que es habilidad personal y los de azar de los juegos. Por último, Young (2007) argumenta que los adictos a Internet presentan más distorsiones cognitivas catastróficas que los que no lo son. Esto, según la autora, contribuye al uso compulsivo de Internet proveyendo al usuario de un mecanismo de escape psicológico para evitar problemas reales o percibidos. También son factores de riesgo ciertas dificultades en el proceso de socialización como la timidez o la introversión extrema, el narcisismo o la necesidad de destacar o de competir (Echeburúa, 1999; Griffiths y Wood, 2000; Ko, Yen, Chen, Chen, Wu y Yen, 2006; Peters y Malesky, 2008; Widyanto y Griffiths, 2006). Sabemos, además, que algunos niños y niñas no aprenden a relacionarse con los demás personas de forma socialmente aceptable y pueden sufrir un rechazo. Suelen ser sobreprotegidos por sus familiares, con comportamientos obsesivos y una lógica particular que aumenta la vulnerabilidad para el tipo de adicciones que nos ocupa (Díaz et al., 2009). En la línea del proceso de socialización, hay otros factores de riesgo que se encuentran en el entorno de la juventud, como los modelos de rol familiar (progenitores que siguen “conectados a la pantalla” cuando llegan a casa), el papel educativo y controlador de éstos (por ejemplo, disciplina familiar inadecuada: o exceso de autoritarismo y rigidez o exceso de permisividad y desatención), la presión social del grupo de amistades y la necesidad de utilizar las nuevas tecnologías para estar conectado con los demás.
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Por último, no debemos olvidar el valor predisponente o precipitante que pueden tener los acontecimientos vitales personales en cualquier tipo de adicción. En muchos casos de comportamiento adictivo en la infancia y la adolescencia se encuentran acontecimientos estresantes en los primeros años de vida (separaciones, fallecimiento de los padres, enfermedades largas o graves, abusos, cambios de entorno frecuentes, etc.) que tienen su influencia en el comportamiento del individuo adolescente o joven. También existe un riesgo especial de comportamientos adictivos en fases de estrés o de crisis emocional, social o académica por ejemplo, primeros desengaños amorosos, fracaso escolar, acoso de los compañeros, etc. Aunque el uso desadaptativo de móvil y videojuegos ha recibido menos atención científica (Carbonell, Guardiola, Beranuy y Bellés, 2009), Kamibeppu y Sigiura (2005) y Billieux, Van der Linden, D’Acremont, Ceschi y Zermatten (2007) sugieren que es mejor no ignorarlo. De hecho, Jenaro, Flores, Gómez-Vela, González-Gil y Caballo (2007), encontraron un 8% de estudiantes universitarios españoles con uso patológico de móvil.
Entre marcianitos y avatares Como es sabido, la industria del videojuego, en franca expansión desde hace casi dos décadas, mueve billones de dólares anualmente e implica a un número extraordinario de personas en todas sus modalidades. Una mezcla entre los videojuegos clásicos y los juegos de rol son los MMORPG (del inglés: Massively Multiplayer On-line Rol Play Game). Los MMORPG permiten a miles de jugadores y jugadoras introducirse en un mundo virtual de forma simultánea a través de Internet, interactuar entre ellos y realizar diversas aventuras (o misiones) llamadas quests. Se trata de un subgénero de los juegos de rol en el que se puede jugar ininterrumpidamente con potencial de convertirse en una actividad a tiempo completo, es decir, veinticuatro horas los siete días de la semana (Chappell, Eatough, Davies y Griffiths, 2006; Grüsser, Thalemann y Griffiths, 2007; Ng y Weimer-Hastings, 2005). Actualmente el MMORPG más popular es el World of Warcraft que cuenta con once millones de subscritores de pago en todo el mundo. Su segunda extensión, The wrath of the Lich King, vendió 2.8 millones de copias durante las primeras veinticuatro horas de su puesta a la venta. Otro juego muy popular es el Everquest. Los jugadores de MMORPG (entre los que se cuentan cada vez más mujeres) consiguen su puntuación acumulando experiencia y alcanzando misiones (hay una relación directa entre las horas jugadas y la puntuación del personaje). Para ello, deben crearse un personaje o avatar que vivirá en ese mundo de fantasía y que se relacionará con los otros personajes. Muchos de éstas y éstos jugadores se crean más de un avatar, pues cada uno posee diferentes armas y funciones y, dependiendo de la misión, será mejor jugar con uno u otro. De hecho, la mayoría posee más de un personaje (Griffiths, Davies y Chappell, 2003). Muchas veces es necesaria la cooperación entre varias o varios jugadores pues para resolver misiones se necesita un equipo de diversos avatares que un solo jugador no podría manejar a la vez. Así, para conseguir objetivos, las y los jugadores se ven obligados a organizar grupos o clanes de diferentes personajes dirigidos. Los MMORPG son muy diferentes a los videojuegos tradicionales, con los que se inició la industria y popularización de esta tecnología. En los videojuegos tradicionales, sea cual sea su modalidad (arcade, shooter, aventura gráfi-
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ca, deportivos, etc.), la persona juega en solitario con la inteligencia artificial de la consola u ordenador (aunque los nuevos soportes incluyen conexión en línea). En cambio, en los MMORPG se interactúa con otras aunque cada una esté delante su propio ordenador y a distancia. Dentro de cada clan existen una serie de normas, roles y jerarquías y se crean interacciones con otros clanes: alianzas, conflictos, infiltraciones, usurpaciones de identidad, etc. Esta compleja interactividad constituye, por razones que más adelante detallaremos, una de las características más relevantes de los MMORPG. Por otra parte, los MMORPG son juegos de carácter abierto y no lineal como los tradicionales; las y los jugadores pueden escoger sus propias rutas de desarrollo argumental y no existe un final concreto sino que son juegos eternos, en los que siempre se pueden encontrar nuevos alicientes y actividades a ejecutar. Pero al final de una determinada misión (sea del tipo que sea: viaje, eliminación de un personaje, búsqueda de tesoros, etc.) el jugador obtiene un premio en forma de habilidades y de información que le sitúan en una nueva disposición de cara a la continuación del juego. Como veremos más adelante, los jugadores de MMORPG son los que tienen más riesgo de desarrollar una problemática adictiva. Personalidades muy variadas juegan a los MMORPG por motivos diferentes y escogen entre los diversos tipos de juegos en función, probablemente, de un sinnúmero de variables muy difíciles de acotar (Yee, 2006). No hay ningún trabajo capaz de un análisis completo y exhaustivo de un fenómeno tan complejo y por ello la literatura científica en torno al mismo no ha parado de crecer en los últimos años (Carbonell, Guardiola, et al., 2009). Finalmente, otro aspecto que nos interesa destacar es que en los videojuegos tradicionales la o el jugador sólo puede ocupar un determinado papel (el que dispara, el que conduce, el que salta, etc.). En cambio, en los MMORPG poseen libertad total para determinar la caracterización de los personajes (play character) con los que juegan. Una persona crea su propio personaje o avatar con las características físicas y psíquicas que uno desea, es decir, una identidad a la carta. En resumen, en los MMORPG además del refuerzo social, se pone en juego la identidad, se vive en un mundo virtual repleto de fantasía, se ganan puntos, se puede labrar un prestigio, se cumplen fantasías de poder se suma experiencia y se siente la presión del clan entero para seguir jugando.
¿Qué diferencias encontramos entre una vida real y una vida en los MMORPG? Destacaremos dos particularidades muy relevantes de los MMORPG: la interactividad y la posibilidad de la creación de una identidad propia para desenvolverse en el juego. Ambas están íntimamente relacionadas y acercan este tipo de juegos a una realidad que, si bien es a todas luces virtual, se asemeja a la realidad real, mucho más que en los otros juegos digitales. Esta proximidad se da en dos sentidos: a) la realidad cotidiana se vive en compañía de otros seres humanos con los que interactuamos constantemente de múltiples maneras; y b) la vida real es una perpetua autoconstrucción individual y colectiva, sin un argumento cerrado. Podríamos destacar otra característica propia de los MMORPG, que los avecina a la realidad: aquella que consiste en representar un mundo persistente, es decir, un mundo que sigue su curso aunque no estemos presentes. Si una
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o un jugador o un grupo de jugadores no participan del juego, este prosigue su devenir, evoluciona, cambia y se transforma (Ng y Wiemer-Hastings, 2005). Podemos concluir, por tanto, que las semejanzas de los MMORPG con la vida real son notables, aunque sus diferencias no pasan desapercibidas. De entre todas las diferencias podemos destacar las siguientes (Talarn y Carbonell, 2009): a) Impunidad. En el mundo virtual de los juegos existe inmunidad absoluta. Un individuo puede destruir, asesinar, traicionar y ejecutar muchas otras conductas de este tipo, sin ser sancionado realmente por ello; si bien en ciertos juegos se recibe algún tipo de penalización. b) Invulnerabilidad. Se pueden tomar actitudes de riesgo e intentar todo tipo de empresas sin ningún daño físico real. c) Gratificación. Casi todos los esfuerzos realizados en el seno del mundo virtual del juego son recompensados de un modo u otro, lo cual no siempre sucede en el mundo real. Esta impunidad, invulnerabilidad y gratificación permite la expresión de ciertas actitudes impensables en la vida real. Si bien es cierto que en los MMORPG el personaje o avatar puede ser sancionado o castigado, estas penas no alcanzan, ni tan siquiera simbólicamente, las que se darían en la realidad. Como vemos, estos juegos barajan muchas posibilidades y, algunas de ellas provocan en las y los jugadores el desarrollo de un comportamiento adictivo. Actualmente nuestro grupo de investigación explora las vivencias de los usuarios de MMORPG que solicitaron tratamiento en Unidades Hospitalarias de Atención a Conductas Adictivas en Cataluña. Algunos de los resultados preliminares y expresiones de las entrevistas realizadas a los usuarios se mostrarán a continuación.
Experiencias con los MMORPG Adentrémonos en las características de los MMORPG que hacen que las personas, y especial la juventud, pierdan el control de sus vidas. La primera de ellas es la relación que se establece entre el individuo y personaje. Smahel, Blinka y Ledabyl (2008) observaron este vínculo y realizaron un estudio en foros de MMORPG con el objetivo de relacionar el potencial adictivo (focalización, conflictos y pérdida de control) con el sentimiento que despertaba el propio avatar. Según este estudio, sentir orgullo o vergüenza con el avatar estaba relacionado con los factores de la adicción. Aun así, mientras consideraron importante esta relación concluyeron que no era el factor principal para causar adicción. Dos jugadores que participaron en nuestro estudio describieron la relación de la siguiente manera: - Es así. Tienes algo que hacer, tienes alguien con quien estar, porque conversas mucho, con mucha gente, y claro, tienes un personaje y en el fondo eres alguien. Y si no te gusta quien eres tú, en el fondo, lo eliminas y ya está. Te haces de nuevo. Esa es la gracia de estos juegos. Cuando no te gusta la vida que vas llevando, la haces de nuevo. - Veía la evolución del personaje. Y lo más importante es que si no te gustaba, lo hacías de nuevo. Tú puedes cambiar tu vida siempre. Si no te gusta, lo cambias. Parece que mientras jugadores y jugadoras disfrutan siendo su personaje pueden olvidarse de su ser real. Además, hemos de tener en cuenta las características del momento evolutivo. Las y los adolescentes están en pleno desarrollo de su identidad y su autoconcepto no es muy fuerte. Por eso, según Smahel et al. (2008), atribuyen más valor a estos juegos. Bessière,
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Seay y Kiesler (2007) concluyeron que las personas jugadoras de MMORPG tendían a crear avatares cercanos a sus ideales y que aquellos jugadores con menor autoestima o sentimientos depresivos creaban personajes más alejados de su propia realidad. Sigmund Freud ya se dio cuenta de que la identidad y el sentido de sí mismo no eran un componente monolítico de la personalidad y de la estructuración psíquica de cada cual. Por eso Freud describió dos aspectos del Yo que a menudo se confunden: el ideal del Yo y el Yo ideal. El ideal del Yo es un modelo, basado en las identificaciones con los progenitores, sus sustitutos y los ideales colectivos, al que el sujeto trata de adecuarse. Del ideal del Yo proviene el sentimiento de lo que se desea llegar a ser, para responder tanto a las propias exigencias, como a las de los aspectos más normativos y superyoicos. El Yo ideal, en cambio, posee un carácter más marcadamente narcisista y fantasioso, no tan adecuado a la realidad. Entre el Yo, -lo que uno realmente es-, el ideal del Yo, -lo que uno quisiera llegar a ser dentro de unos parámetros razonables-, y el Yo ideal, -las aspiraciones más fantasiosas que se poseen-, existen, es inevitable, unos márgenes de discrepancia. Todos tenemos cierta experiencia sobre lo que estamos describiendo. Por una parte, tratamos de acomodarnos a la realidad con el esfuerzo y la dedicación de nuestro Yo real -los recursos de los que disponemos-. Por otra, aspiramos a unas metas y objetivos que nos parecen alcanzables -ideal del Yo- aunque no siempre obtenemos lo que pretendemos. Y, por último, todas estas tareas y motivaciones conviven con nuestras fantasías más íntimas sobre logros y metas idealizadas, todopoderosas y de elevado carácter narcisista, tal y como lo demuestran nuestros sueños, fantasías diurnas, identificaciones colectivas con triunfadores (deportivos, económicos, artísticos, etc.) y demás. La discrepancia entre estas tres instancias, la tensión que de la misma surge, es lo que hace que, a menudo, necesitemos descansar un poco. Disponer de ciertas dosis de disociación (momentos de “desconexión” como suele decirse en la actualidad) con respecto a nuestra realidad y a nuestras personas. Cuando nos enfrascamos en una novela, nos absorbe una película, celebramos como propios los éxitos de un deportista o, incluso, cuando soñamos que somos alguien extraordinario, no hacemos otra cosa que evadirnos, transitoriamente, de nuestra propia realidad física, personal y social. La humanidad ha conocido diversas formas de disociación. Las experiencias con las drogas son un buen ejemplo de ello, los éxtasis religiosos o la meditación trascendental van en la misma línea. Aunque el término disociación nos lleva a pensar en cuestiones de índole psicopatológica, lo cierto es que esta idea solo es parcialmente correcta. Incluso desde el psicoanálisis se considera que ciertos niveles de disociación pueden ser necesarios y saludables (Hernández, 2008). La tecnología moderna se puede aprovechar para crear esta desconexión. Los MMORPG ofrecen un gran espacio para la misma puesto que permiten recrearse con el juego del Yo y sus diferentes instancias. Y siempre a gusto de la persona usuaria. En efecto, los jugadores de MMORPG pueden crear la identidad, física, psicológica y social, del avatar con el que juegan. Y, en esta creación, se pueden poner en acción todos los aspectos comentados hasta aquí: el Yo real, el ideal del Yo y el Yo ideal. El aparente anonimato permite, por ejemplo, que una persona adolescente se presente en el juego como un adulta o como alguien de otro sexo. De esta forma es posible experimentar
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con la identidad a bajo coste. Por otra parte, no es más que una nueva recreación del cuento de la Cenicienta en la que el reloj nunca llegará a dar las doce campanadas: cenicienta puede manipular el reloj mediante la tecnología digital. Volviendo a la disociación, se observa que algunas y algunos jugadores de MMORPG tienen tendencia a jugar por escapismo y/o para aliviar el estrés (Griffiths, Davies y Chappell, 2003, 2004). Y, a pesar de que eso no tiene porqué ser negativo (Wood, Griffiths y Parke, 2007), puede conllevar problemas como la culpabilidad, el sacrificio de otras áreas de la vida y diversos conflictos intra e interpersonales. Las y los jugadores entrevistados en las Unidades de Conductas Adictivas hacen referencia a esta evasión como una característica importante para ellos: - Podía pasarme un día entero y no saber si había pasado cuatro horas o 26. En este mundo aparte eres de una forma y te gusta. - Jugaba para olvidarme casi de todo, es como una segunda vida, estabas ahí y solo ahí. Creía que me relajaba, pero me estresaba mucho por la presión de los padres. - Lo usaba quizás como una medicina, tenía un poco de depresión y dejé el trabajo porque me pensaba que tenía un cáncer o que algo andaba muy mal… - Un buen rato, como si fuera un hobby. Me distrae. Y cuando me rallo también. Como una evasión, me hace desconectar porqué solo pienso en lo que pasa en el juego. Este tipo de persona jugadora MMORPG prefiere, entonces, vivir el mundo fantástico-virtual en lugar de vivir la realidad, sin que por ello caiga en el trastorno de identidad disociativo (personalidad múltiple) ni en la esquizofrenia. En palabras de Cole y Griffiths (2007), se sienten más ellas mismas cuando están inmersas en el juego que en el mundo real. Cabria entonces explorar, como sugieren Talarn y Carbonell (2009), si la o el jugador que comparte con amistades reales su afición por el juego tiene menos necesidad de evadirse o de alterar su identidad real a través del avatar que aquel jugador que juega solo o con amigos y amigas exclusivamente virtuales. Asimismo, las y los jugadores disfrutan siendo quienes quieren ser mientras sus compañías de juego les valoran por eso. Esto nos lleva a otra característica sumamente importante, la socialización en el juego y la presión social que las y los otros jugadores ejercen. Como dicen Carbonell, Talarn, Beranuy, Oberst y Graner (2009), en estos juegos se desarrolla un tipo de interactividad que es exageradamente compleja y que constituye una de las características más relevantes de los MMORPG. Veamos algunos ejemplos según los propios jugadores: - El WOW te atrapa. Hay mucha gente siempre conectada. Tener que hacerlo con gente te anima porque te convencen. Quedas con los amigos y puedes jugar y pasar los objetivos. - Por ejemplo, a veces tenemos que quedar para hacer una misión y necesitamos ser 10 personas. Si yo me he comprometido, no puedo dejarlos colgados. Tenemos que hacerlo. Y hasta que no terminamos, no puedo irme. A veces estamos 9 horas seguidas, pero no puedo dejarlos tirados.
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Y, como ejemplo de la relación entre la interactividad social y el personaje: - […] el hecho de que tú puedas cambiar tu vida en el fondo. Por lo que eres dentro del juego. Cada vez que te aburras o consideres que lo que tú estés haciendo está mal o no te gustó, lo cambias y empiezas de nuevo. Es como cambiar tu vida dentro del juego. (E: ¿Y eso tiene que ver con las relaciones virtuales?) Claro, porqué cambias tu forma de ser en relación a los otros. Con los que tú juegas. Necesitan un tipo de personaje específico que nadie lo tiene y tú vas y lo haces, para jugar con ellos. Sería como una consecuencia, claro, y de los compromisos. De los compromisos con otros jugadores que hacen que mantengas ese personaje. Parece que el clan ejerce un refuerzo social, altamente valorado por las y los jugadores, y que además presiona para mantener el personaje, el clan y jugar más tiempo. Wood et al. (2007) hacen referencia a esta pérdida de control, pues, según ellos, las personas jugadoras jugadores se ven obligados a defender sus posiciones y a responder al clan. Así encontramos otra característica igual de importante, la percepción de un mundo persistente (Talarn y Carbonell, 2009). Como ya hemos comentado, aunque un jugador no esté en línea el juego continúa y, a veces, esta persistencia implica una cierta obligación a jugar. Este mandato puede estar implicado en los usos problemáticos que se observan en algunos jugadores. Los jugadores de los clanes de Lineage, por ejemplo, saben que tal día y a tal hora deben defender sus posiciones; si no acuden a la cita, pueden perderlas. Además, la persistencia en el juego garantiza el refuerzo. En este sentido, cuanto más tiempo invierten los personajes (y los jugadores), más experiencia suman y más puntos tienen, con lo que el refuerzo es mayor. Veamos qué dicen los jugadores: - Pues depende del tiempo que tú pasas. Para lograr el nivel tienes que estar mucho tiempo jugando. Inconscientemente uno podría invertir mucho tiempo para lograr hacer lo que se propone y sentirse mejor. Tú te dedicas a hacer las misiones del juego, lo que tú te propones y en base a eso va a mejorar tu estado de ánimo. - Para subir niveles necesitas mucho tiempo. Tienes que invertir tiempo. (E: ¿Y está garantizado?) Sí, es una dirección directa. Mientras más tiempo, mejor va a ser tu personaje. Vas mejorando todo. A diferencia de otros juegos. Por ejemplo, juegos tipo shooter, como el Counter Strike, en esos juegos, si eres bueno eres bueno, y si eres malo, eres malo. Así de simple. Si juegas más tiempo puede que mejores un poco. Pero tienes que tener ciertas condiciones para ser bueno. En esto no hace falta. En esto con el tiempo tú tienes garantías que vas a ser bueno. Cualquiera puede jugar. Aquí todos parten igual, y mientras más tiempo inviertas mejor vas a ser. Los jugadores con usos excesivos de MMORPG sufren distintas consecuencias negativas. Según nuestras entrevistas, desarrollan conflictos intrapersonales que derivan, en su mayoría, del abandono de actividades de ocio y académicas, del déficit de alimentación y de sueño (jugar en lugar de comer o dormir) y de las mentiras a sus familiares sobre su estado de salud (decir que se está enfermo para quedarse en casa y poder jugar), tiempo de juego (decir que han jugado menos horas de las reales) o ubicación (decir que están en la biblioteca cuando se encuentran en el cibercafé jugando con los amigos). Se sienten mal por ello, dicen que pierden el control y que se sienten culpables.
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Por otro lado, encontramos conflictos interpersonales con sus familiares y amigos. El abandono en su alimentación, sueño y actividades académicas les obliga a mentir con la consecuente repercusión en la relación con los padres que les presionan para dejar el juego. El abandono de las actividades de ocio y la focalización de los temas de conversación en el juego conllevan conflictos con los amigos. Observamos también algunos entrevistados con consecuencias negativas laborales y económicas derivadas de salir antes del trabajo para poder jugar o de no buscar trabajo y/o buscarlo sólo en la mañana para poder jugar en la tarde (horario que establecen los jugadores para juntarse con el clan y superar las misiones). Algunos ejemplos de los conflictos más frecuentes son: - Sí, algunas veces que los amigos me han llamado para quedar y he dicho que no para seguir jugando. Jo diría que bastantes veces. Me llaman y puedo decir que no, que no puedo dejar colgados al grupo del juego. Si se trata de hacer una misión yo solo, vale, pero es que con el grupo no puedo dejarlos colgados. - Sí porque tienes más tiempo, y los temas de conversación son diferentes. Antes sólo hablaba del WOW y ahora hablo de más cosas. Lo veo con los amigos que tengo que aun están jugando ahora, que están ahí todo el día y no tienen nada más de qué hablar. - Dejé de hacer otras cosas para jugar. Decía que me encontraba mal para no ir al instituto y así jugar. Y las comidas. Las comidas me las pasaba por el forro. - No tengo tiempo de buscar trabajo y si no lo encuentro mejor porque así puedo jugar. Además, tengo que buscar un trabajo de mañanas para que en la tarde pueda jugar porque de mañanas no tiene sentido, hay más gente en el juego por la tarde. - Fue idea de mis padres porqué estaba mucho en el ordenador. Repetí de curso y no les hacía gracia. Es que estaba muy poco rato estudiando… - Siempre he jugado mucho y el verano pasado me compré el WOW para entretenerme y tal. Llegaba tarde al trabajo porque iba a dormir muy tarde. Desde que me lo compré… todo el día enganchado. Después de las vacaciones continué y no dormía por jugar. Trabajando y pensaba en la hora de salir del trabajo, dejando de ir a nadar para poder jugar… empecé a deprimirme, a jugar más… a veces he pensado que tenía que salir más. Como si estuviera más ligado a eso y no tanto a la calle. Más encerrado. - Paro el juego para ir a cenar, pero tampoco lo veo mal si algún día pillo el bocadillo y me lo llevo a la habitación mientras juego. Mi madre lo ve fatal, ¡pero no siempre lo hago! - Culpa siento. Si estoy muchas horas siento culpa. Pero es que no sé qué hacer. Yo sé que tengo que buscarme un trabajo porque no tengo dinero y porque tengo que buscarme una actividad pero es que no lo hago. - Siento sobretodo culpa, durante el curso, cuando tengo tareas del cole o voy a dormir tarde… - Después me sentía mal, pero porque veía que había estado muchas horas. Pero también veía lo que había progresado y estaba contento.
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Como vemos en las experiencias de estos usuarios, el uso de los MMORPG puede llegar a ser muy problemático. ¿Podríamos hablar de adicción? ¿Cuáles serían los criterios diagnósticos?
Criterios para diagnosticar una adicción Los criterios esenciales para diagnosticar una adicción son la dependencia psicológica y los efectos perjudiciales (Sánchez-Carbonell et al., 2008). Diferentes autores (Charlton, 2002; Charlton y Danforth, 2007; Davis, 2001; Echeburúa, 1999; de Gracia, Vigo, Fernández y Marcó, 2002; Greenfield, 1999; Griffiths, 2000; Kandell, 1998; Kubey, Lavin y Barrows, 2001; Morahan-Martin y Schumacher, 2000; Sandoz, 2004; Suler, 2004; Washton y Boundy, 1990; Wieland, 2005) consideran la dependencia psicológica como uno de los síntomas más importantes en las personas adictas a Internet. Ésta incluye: a) Craving. Aparece un deseo o pulsión irresistible para conectarse. Pese a los intentos de control, el usuario no puede dominar el impulso cuando aparece. b) Polarización o focalización atencional. La actividad se convierte en la más importante al dominar pensamientos y sentimientos, de modo que cuando no se está conectado, se piensa en qué se debe hacer para conseguir una conexión o en qué se hará durante la próxima conexión. Se limitan las formas de diversión, se reducen las relaciones sociales y la actividad física. Las amistades y el ocio giran exclusivamente en torno a Internet, o a los juegos MMORPG en este caso. Este aislamiento, unido a que se siente una intensa intimidad en línea, posibilitan la experiencia de satisfacción inmediata y huida de los problemas. c) Modificación del estado de ánimo. Se busca euforia, colocón o estado de trance a través de Internet y de los MMORPG. Todo gira en torno a la realidad virtual y ésta interfiere en la habilidad para funcionar en el mundo real. La persona afectada cree que Internet es el único lugar donde puede sentirse bien, pero a la larga pueden aparecer sentimientos de culpa, disminución de la autoestima, soledad, depresión y reducción del bienestar psicológico. d) Pérdida de control e impotencia. El usuario se conecta pese al intento de controlarlo y/o no puede detenerse una vez ha empezado. Se permanece muchas horas conectado y/o se pierde la noción del tiempo. La persona es incapaz de interrumpir la conexión (‘un minuto más’, ‘ahora voy’) y se conecta, pese a no pretenderlo, arguyéndose diferentes excusas, o se conecta antes y durante más tiempo. Es característico que la intensidad de los síntomas aumente gradualmente. El segundo síntoma esencial de la adicción son los efectos perjudiciales (intra e interpesonales) que la conducta adictiva genera (Griffiths, 2005; Griffiths y Beranuy, 2009). Los conflictos más comunes son de orden laboral, académico o financiero. Se limitan las formas de diversión a una sola, se reducen las relaciones sociales y aumenta el aislamiento social. Se puede llegar a descuidar el cuidado de la descendencia en el caso de las personas adultas. Las discusiones y problemas de pareja aparecen, debido al tiempo que se permanece conectado, a la polarización, a la reducción de otras actividades, etc. Además, una persona que pasa muchas horas delante de una pantalla de ordenador es propensa a una serie de trastornos fisiológicos como cervialgias, tendinitis, síndrome del túnel carpiano y alteraciones de la
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visión. Se descuida el aspecto personal, se pierden horas de sueño y se alteran los hábitos de alimentación. Wood et al. (2007) concluyen que perder el tiempo jugando a MMORPG puede resultar positivo o negativo dependiendo de estos efectos perjudiciales. Si la persona usuaria sacrifica otras áreas de la vida, se siente culpable y vive muchos conflictos, el uso es negativo. Pero si consigue relajarse y desconectar sin que eso conlleve más problemática, se trataría de un uso saludable. Otros elementos diagnósticos a tener en cuenta son: a) distorsiones cognitivas como la negación, ocultación y/o minimización de la duración de la conexión y la magnitud de los efectos perjudiciales; b) riesgo de recaída y de reinstauración de la adicción; y c) tolerancia y abstinencia.
Reflexiones En nuestra opinión, el uso desadaptativo de Internet, videojuegos y móvil son conductas con potencial adictivo de diferente intensidad. Examinar las características propias de cada aplicación tecnológica teniendo en cuenta los criterios diagnósticos esenciales nos lleva a la siguiente reflexión. La identidad a la carta, la disociación, el anonimato, la ausencia de consecuencias en la vida real, las proyecciones y la comunicación hiperpersonal (Moral, 2001) son características potencialmente adictivas debido a la rapidez con la que producen cambios emocionales y, por tanto, el refuerzo esencial para la adicción. En este sentido, dichas características sólo son posibles en Internet. Ni el móvil ni los videojuegos tradicionales permiten esto. Así, parece que la única tecnología capaz de producir dependencia psicológica, pérdida de control y consecuencias negativas suficientemente graves para el diagnostico de adicción serían algunas aplicaciones de Internet. Si bien es cierto que el móvil y los videojuegos tradicionales pueden comportar algunos componentes de dichos criterios, estos no completarían el diagnóstico de la adicción aunque quizás podríamos hablar de abuso o uso problemático de ambas tecnologías. Es posible que la atención focalizada y la ansiedad que se siente al desprenderse del móvil nos hagan pensar en una conducta adictiva pero esto no sería suficiente. El teléfono móvil es una herramienta de socialización muy poderosa y fomenta el proceso de emancipación (Ling, 2002), sobre todo durante la adolescencia y la juventud, cuando interviene significativamente en el sentimiento de pertenencia al grupo. Es como un regalo de iniciación a la fase juvenil de la vida, a la independencia social (Beranuy y SánchezCarbonell, 2007). De esta forma, el móvil realza el contacto con las amistades y otras personas fuera de la familia y del entorno laboral. Por tanto, es una fuente potente de refuerzo social. Aun así, este refuerzo no es suficiente para la adicción. Lo mismo ocurre con los videojuegos. Éstos consiguen absorber a la o el joven usuario y el refuerzo es elevado pero aun así, la absorción tiene fecha de caducidad cuando se supera la última pantalla del juego. Así, la intensidad y la duración de los síntomas marca la diferencia entre el abuso o uso problemático de móvil y videojuegos y la adicción a Internet. En relación a las diferentes aplicaciones de Internet, y como ya hemos visto a lo largo del artículo, algunas de ellas tienen más potencial adictivo que otras. Éstas son las aplicaciones comunicativas o sociales (SánchezCarbonell et al., 2008). Es decir, chats, páginas de redes sociales y juegos colectivos de rol. En cuanto a chats y redes sociales, sería necesaria más
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investigación al respeto, pero parece que el análisis de la literatura apunta a riesgos de otro tipo. En las redes sociales el o la joven se expone a publicidad engañosa, a que su imagen sea utilizada con fines comerciales sin su consentimiento, a sufrir acoso sexual, a que le ‘etiqueten’ en fotografías o vídeos y a ‘perder el tiempo’. Los riesgos son de la misma naturaleza de los que puede sufrir la persona novel en Internet aumentado por las características propias de la aplicación. Sin embargo, y a diferencia de los MMORGP, las redes sociales como Facebook o Tuenti implican una relación con jóvenes y adolescentes reales que, en la mayoría de los casos, forman parte de los propios círculos de amistades y conocidos. Ante esta situación es muy propio querer ofrecer la mejor imagen de sí mismo pero este deseo no es patológico ni tiene el peligro de serlo porque no es anónimo y sí tiene consecuencias en la vida real. Por tanto, los MMORPG son la aplicación de más riesgo para que el usuario pierda el control de su uso y sufra graves consecuencias negativas. Así, y a modo de reflexión final, cabría concluir que los MMORPG son la aplicación más comprometida para el desarrollo de una adicción aunque otras aplicaciones sociales de Internet también podrían ser problemáticas. En cuanto al móvil y los videojuegos, por sus características inherentes, preferimos hablar de un abuso en lugar de una adicción. De las experiencias narradas por los usuarios de MMORPG entrevistados en centros de tratamiento deducimos que es conveniente jugar (compartir el juego) con amistades no virtuales, estar alerta de la presión que ejerce el clan para jugar y tener una buena autoestima ya que acerca el jugador a su personaje, lo que repercute en una disociación más sana. Asimismo, prestar atención a los conflictos graves que el juego genera con otras áreas de la vida puede ser un indicativo sencillo de observar y insinuante del uso problemático. Referencias bibliográficas - Bauman, Z. (1997). “Legisladores e intérpretes. Sobre la modernidad, la posmodernidad y los intelectuales”. Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires. - Beranuy, M., Oberst, U., Carbonell, X. y Chamarro A. (2009). “Problematic Internet and mobile phone use and clinical symptoms in college students: The role of emotional intelligence”. Computers in Human Behavior, 25 (5), 1182-1187. - Beranuy, M. y Sánchez-Carbonell, X. (2007). El móvil en la sociedad de la comunicación. La movilización de la sociedad. En A. Talarn, “Globalización y salud mental”. Herder, Barcelona, 369-392. - Bessière, K., Seay, A. F. y Kiesler, S. (2007). “The ideal elf: Identity exploration in world of warcraft”. CyberPsychology & Behavior, 10 (4), 530-535. - Billieux, J, Van der Linden, M, d’Acremont, M, Ceschi, G, y Zermatten, A (2007). “Does impulsivity relate to perceived dependence on and actual use of the mobile phone?”. Applied Cognitive Psychology, 21, 527–537. - Black, D. W., Belsare, G. y Schlosser, S. (1999). “Clinical features, psychiatric comorbidity, and healthrelated quality of life in persons reporting compulsive computer use behavior”. Journal of Clinical Psychiatry, 60, 839-844. - Carbonell, X., Guardiola, E., Beranuy, M. y Bellés, A. (2009). “A bibliometric analysis of the scientific literature on Internet, video games, and cell phone addiction”. Journal of Medical Library Association, 97 (2), 102-107. - Carbonell, X., Talarn, A., Beranuy, M., Oberst, U. y Graner,C. (2009). “Cuando jugar se convierte en un problema: el juego patológico y la adicción a los juegos de rol online”. Aloma, 25, 201-220. - Castells, M. (2001). Internet y la sociedad en red. En “Lección inaugural del programa de doctorado sobre la sociedad de la información y el conocimiento”. UOC, Barcelona.
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Mª Almudena Álvarez Irarreta. Facultad de Formación del Profesorado y Educación. Universidad Autónoma de Madrid
Las nuevas lecturas juveniles y retos educativos
Tras “el retumbar” de la tercera ola tecnológica descrita por Alvin Toffler, nos situamos en la era mediática. La juventud, en mayor o menor medida, ha nacido y/o crecido a la vez que las TIC e Internet ocupa un lugar privilegiado en sus vidas con un progreso ajeno a detractores y defensores de este medio. Y es que Internet ha sido capaz de dar respuesta a las necesidades de la Generación @ al mismo tiempo que ha ido imponiendo su autoridad idiomática. La lectura se transforma ante la imperiosa necesidad de adaptarse tanto al formato como a la juventud lectora. La forma de lectura lineal, abre paso a la navegación, bien se trate de hipertextos, hipermedios o de documentos electrónicos. La comunicación escrita cobra una dimensión sin precedentes en una variedad de géneros sincrónicos y asincrónicos. En este contexto, la educación se sitúa en el ojo del huracán del cambio y los nuevos desafíos que se le plantean son importantes. Siguiendo las directrices marcadas por el Tratado de Bolonia y el Pacto de Lisboa, las tecnologías cobran mayor protagonismo en los procesos educativos. Es la oportunidad de facilitar a la juventud las competencias que precisa para que las meras destrezas digitales se enriquezcan con las informativas, que le permitan la construcción del conocimiento de manera personalizada y responsable y la formación integral como personas. Palabras clave: Era Digital, TIC, Internet, generación @, lectura, interactividad, hipertexto, hipermedia, publicaciones electrónicas, alfabetización digital, brecha digital.
Introducción: El advenimiento de la Era Digital Es sobradamente conocido que vivimos en una época de transición histórica, adentrándonos en la denominada Era Digital. Son numerosos los factores, condiciones y agentes responsables del cambio lo que no permite hablar de un modelo general de causalidad siempre aplicable de manera uniforme. Sin embargo, sí resulta de interés recordar al menos tres de las teorías que coinciden en demostrar que los medios de información y de comunicación han operado transformaciones sustanciales en las sociedades a lo largo de la Historia. David Riesman distingue tres etapas: Primero se encuentra la arcaica, de subsistencia y que se caracteriza por la importancia de la vida en grupo, el inmovilismo y el peso de lo tradicional. La segunda etapa abarcaría desde el Renacimiento hasta la Revolución Industrial. El ser humano percibe el mundo en cambio y siente la necesidad de adaptarse y, al mismo tiempo, tomar iniciativas. Es un período caracterizado por el individualismo. La tercera etapa sería la del consumo de masas, que aportará más seguridad material, pero traerá consigo inseguridad a nivel psicológico. Lo importante no es sólo adaptarse a los cambios, sino a las demás personas. Y en el deseo de obtener la adecuada orientación, el hombre y la mujer se rodean de los medios de comunicación. Marshall McLuhan por su parte, enuncia una teoría que ha gozado y goza de gran importancia y ampliamente debatida. Distingue también tres épocas en la historia de la humanidad: la primera sería la de la tribu primitiva, característica por la transmisión oral, incluida la enseñanza. El grupo es muy impor-
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tante para el individuo, el sentimiento de pertenencia al grupo. La segunda etapa comienza con la invención de la imprenta. Por ello, McLuhan la denomina Galaxia Gutenberg. En esta etapa, el sentido privilegiado es la vista. Sus señas de identidad serán el individualismo y el racionalismo. La tercera es la de los medios de comunicación electrónicos, la Galaxia Marconi, Bells… Los grandes medios hacen que se constituya la denominada Aldea Global McLuhaniana, que permitirá conocer lo que acontece en un lugar, gracias a dichos medios y en cualquier parte del planeta. De nuevo todos los sentidos de la persona entran en acción, como en la tribu primitiva, sobretodo ante la aparición de las pantallas de televisión y del ordenador. La idea capital harto conocida, que resume su pensamiento: “el medio es el mensaje”. Siguiendo con Alvin Toffler y utilizando su propia expresión, se producen tres grandes olas de cambios tecnológicos y socioculturales. En zonas puntuales de nuestro planeta, todavía pervive la primera ola. La segunda existe en casi todo el mundo, pero se percibe que va perdiendo fuerza. Esta segunda ola, surgida a consecuencia de la energía que transmitió el descubrimiento de América, va a tratar de dar respuesta a las nuevas necesidades que irán surgiendo: económicos, crecimiento demográfico, deseos de expansión y mejora de las comunicaciones… Hasta la era de la industrialización. La tercera ola comenzó a recorrer la Tierra tras la Segunda Guerra Mundial. Numerosos signos de cambio indican su advenimiento. “Si escuchamos con atención, podemos oír a la tercera ola retumbar ya en playas no tan lejanas” (1976, p.170). Toffler concluye que en muchos países están viviendo simultáneamente la fuerza de dos, e incluso de las tres olas, con la consiguiente conflictividad que de ello se deduce. La tercera ola es la de la sociedad postindustrial especialmente extendida desde mediados del pasado siglo. En lo concerniente a los medios de comunicación, se va pasando de una época masificada a otra desmasificada, donde el uso de dichos medios es cada vez más individualizado. En palabras de Toffler (1976, p.170): “Una infosfera está emergiendo a lo largo de la tecnosfera”. En cada una de las teorías expuestas se destaca el impacto de los avances tecnológicos en la humanidad y se desprende la inquietud e incertidumbre que se genera ante ello. La transición actual parece más compleja, tal vez por que el ser humano, hasta ahora autor y controlador de los medios, tiene la sensación de que el cambio, el avance de la tecnología, va por delante de él. El Presidente de EDUTEC (Asociación para el Desarrollo de la Tecnología Educativa y Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación), Martínez Sánchez (1990, pp. 160-161), lo explica de éste modo: “A lo largo de la Historia era necesaria la existencia de un problema para que apareciese el medio o la técnica que lo debía solucionar”, mientras que en la actualidad “el medio nos crea el problema y la necesidad de superarlo”. Mientras que Bill Gates opina: “El ordenador nació para resolver problemas que no existían”.
Nativos digitales versus inmigrantes digitales En la Sociedad de la Información y/o de la Comunicación, las tecnologías desempeñan un papel decisivo. En el ápice de la pirámide de las redes telemáticas se sitúa Internet. En el estudio llevado a cabo por AIMC (Asociación para la investigación de medios de comunicación), presentado en abril/mayo de 2009 sobre la audiencia en Internet, se pone de manifiesto el crecimiento anual en el porcentaje de usuarios que se conectan a Internet desde el año 1996.
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Cuadro 1 . AIMC. Fuente EGM
Cuadro 2 . AIMC. Fuente EGM
Según la investigación desarrollada por el Foro Generaciones Interactivas en España en noviembre de 2009, el 88% de los adolescentes (10 a 18 años) y casi el 71% de los niños (6 a 9 años) son usuarios de Internet. Lo más habitual es que naveguen desde casa (89% de adolescentes y 87,2% de los niños), lo que explica la alta penetración de Internet en los hogares. Conforme a este misma investigación, Internet es el medio preferido por las nuevas generaciones, superando a la televisión y al omnipresente móvil. En esta misma línea el prolífico autor de publicaciones de ciencia ficción y divulgación científica Isaac Asimov, afirma: “No temo a los ordenadores, lo que temo es quedarme sin ellos”. Otra cuestión de interés es el cambio sustancial que se está produciendo gradualmente en el porcentaje de usuarios de Internet de sexo femenino. Diversos son los términos empleados para denominar al elenco niños y niñas, adolescentes y jóvenes, que al haber nacido y crecido inmersos en plena revolución tecnológica se enfrentan a los medios con una perspectiva diferente e integrada. La Generación Interactiva de Tim O·Reilly, fundador y presidente de la editorial O’Reilly Media, fuerte impulsor del software libre y uno de los autores del concepto Web 2.0, o la Generación @ de Carles Feixas, doctor en Antropología Social, entre otras denominaciones similares, hacen referencia a los que han crecido paralelamente a la evolución de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación y ello les ha permitido
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acoger la llegada de Internet con inusitada naturalidad y entusiasmo. Internet se convertirá en un ciberespacio, término inspirado desde 1984 por el escritor de ciencia ficción norteamericano William Gibson, una nueva dimensión para la experiencia y expresión, que influirá de forma importante en diferentes facetas como formación, socialización, adquisición del conocimiento, ocio…y, en concreto, la lectura. Marc Prensky, diferencia los conceptos de Nativos Digitales e Inmigrantes digitales, reservando este último término para los que han nacido en el mundo predigital, antes de los años 90. La brecha abierta entre estudiantes nativos y docentes inmigrantes supone una significativa dificultad, como veremos más adelante, el proceso de la educación forma. En éste sentido, las palabras de Ayala (en Medina, 1994), referidas al medio televisivo, pueden extrapolarse perfectamente al universo informático “Ha impuesto una autoridad idiomática, ha desplazado a los profesores y académicos, asumiendo un papel protagonista en el uso del lenguaje”. Así como a comienzos del siglo actual la preocupación central en materia de alfabetización sería el analfabetismo lectoescritor, el nuevo problema, enfrentado pero no solucionado más que parcialmente, es la alfabetización tecnológica; es decir, el desarrollo de competencias instrumentales, cognitivas y axiológicas en el empleo de las tecnologías.
La lectura en el foro del debate: entre apocalípticos e integrados, hacia una postura ecléctica Ante el desarrollo de las tecnologías en general, y de Internet en particular, se ha generado un debate entre tecnófilos y tecnofóbicos. La dicotomía empleada por Umberto Eco (1968), para explicar las dos posturas enfrentadas respecto a los medios de comunicación de masas (los mass media): los apocalípticos, contrarios a los medios y los integrados. Planteamientos como la desconfianza que genera la novedad y el permanente crecimiento del universo mediático, el desconocimiento en el empleo de las múltiples posibilidades que ofrece Internet que puede conducir incluso a ver el medio como un “rival”, la dificultad de posibilidad de control que genera la independencia del joven usuario, la capacidad de influencia que ejercen los medios a nivel axiológico… Los tecnófilos esgrimirán que las ventajas ofrecidas por Internet son múltiples y capaces de dar respuesta a las necesidades e inquietudes de una nueva generación unido a otras características, como su inmediatez, universalidad, dimensión multimedia, multifuncionalidad, facilitación de la construcción del aprendizaje, capacidad de comunicación bidireccional que configura un modelo interactivo y retroactivo, tranversalidad (García Galindo, 1993)… Para Eco las actitudes extremistas acaban por confluir, llegando a una tercera postura, en el necesario equilibrio en el que se asumen tanto las posibilidades y ventajas como las limitaciones que entraña el empleo del medio. La lectura a través de la red no escapa a este ya antológico foro de debate en el que se dan cita argumentos pedagógicos, psicológicos, sociológicos diversos. Los estudiosos del tema se encuentran divididos. Por un lado se encuentran quienes opinan que el empleo de Internet disminuye la capacidad de lectura y pensamiento reflexivo. “La lectura profunda que solía suceder de forma natural se ha convertido en un esfuerzo”, escribe Carr, escritor con diversas publicaciones sobre tecnología, en su artículo Is Google making
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us stupid? El problema radica entonces en la tendencia a una lectura demasiado rápida, superficial de los textos. “Todo el mundo muestra un comportamiento de saltos y lecturas por encima”, insiste Carr. Además afirma: “Los buscadores como Google hacen que los estudiosos de hoy sean más tontos”. En la misma línea, Maryanne Wolf, investigadora de la lectura y el lenguaje de la Tufts University de Estados Unidos, manifiesta su temor acerca de que: “La información sin guía pueda crear un espejismo de conocimiento y, por ello, restrinja los largos, difíciles y cruciales procesos de pensamiento que llevan al conocimiento auténtico” (en Abel Grau, 2008). Jacob Nielsen, una de las personas más respetadas en el ámbito mundial sobre usos en la web, manifiesta que lo habitual es que un usuario no lea con detalle los textos de una página web, si no que se limita a ojear la página, es decir, a realizar lo que él denomina un “barrido visual” en base a los elementos que más captan su atención. Desde otro punto de vista encontramos dos posturas significativas: la primera, la de aquello que, desde el ámbito de la neurología y la psicología, consideran que el cerebro humano es capaz de adaptarse a los cambios y que por tanto, nos encontramos en un período de cambio en las formas de lectura y pensamiento del ser humano. Es más; para algunas personas estudiosas del tema consideran que, la combinación máquinas-cerebro, aunque éste último trabaje menos, nos hará más inteligentes. “Todas las tecnologías que codifican, clasifican y transportan lenguaje, lo modifican también, al igual que modifican al emisor, al receptor, a los usuarios del lenguaje. El lenguaje mantiene una relación estrecha con nuestra mente, y todas las tecnologías que afectan al lenguaje afectan también a las estrategias que utilizamos para organizar el tiempo, el espacio y nuestro propio ser. Por tanto, las psicotecnologías (como él denomina a dichas tecnologías), reestructuran nuestras mentes”, afirma el visionario cibernético director del programa McLuhan de Cultura y Tecnología, Derrick de Kerckhove en una entrevista mantenida para la revista Muy Interesante. La segunda postura, expresa que es preciso una “reeducación” en el empleo de Internet. Se trata de potenciar aquellas competencias que son necesarias. En la tipología contenida en el Proyecto Tuning Educational Structures in Europe (2003, pp. 81), realizado a partir de Bolonia, se especifican, dentro de las competencias genéricas o transversales, las instrumentales. En éstas se incluyen las habilidades cognoscitivas, capacidades metodológicas, destrezas tecnológicas y destrezas lingüísticas. Estamos hablando de las TICs como “objeto de formación en si mismo”. Hay que tener en cuenta, que la mayoría de los jóvenes no recibe esta formación. Siguiendo con el informe del Foro de la Generación Interactiva, antes mencionado, la mayoría de jóvenes se inicia y navega por la Red de forma autónoma. Según esto difícilmente podrá alcanzar las competencias que precisa para emplear la red en procesos que no sean básicamente “informales”. En esta línea se manifiesta un interesante informe elaborado por el University Collage of London (UCL) (2008). En él se analiza el empleo que la juventud (a la que denomina, generación Google y de “corta y pega”), realizan de la red, concluyendo que la mayoría la utilizan con destreza para fines comunicativos y lúdicos pero que sus competencias no están tan claras en otros ámbitos como los relacionados con los procesos formativos. Como recoge
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Abel Grau (2008), “una de las ideas que subyace en todas las conclusiones es que la destreza digital no equivale a destreza informativa, es decir, a saber cómo buscar información y transformarla en conocimiento”. Sea cual sea la postura en la que nos situemos, o si adoptamos una más ecléctica, no cabe duda de que el uso cultural de Internet constituye la nueva versión de lectura juvenil, adoptando diversidad de formas y fuentes. La lectura “se reedita a sí misma” (Lorenzo, 2005).
Lecturas en soporte digital Es frecuente escuchar desde diversos sectores que los jóvenes actuales leen menos y que cultivan en menor medida la expresión escrita. Sin embargo a partir de estudios de opinión, como “Las Revistas Juveniles” realizado para el CIDE y el Instituto de la Mujer (Rubio, 2008), se deduce que esta apreciación no es correcta. Eso sí, puede haber variaciones en los gustos lectores, en la presentación del texto, en la forma de lectura que tiende a ser como una “navegación en horizontal” diferente de la forma tradicional; y en el soporte empleado, reemplazando en muchas ocasiones la red al material impreso. Y lo mismo puede deducirse acerca de la comunicación escrita. Nuevos lectores y nuevo soporte constituyen los dos pilares sobre los que se asienta la evolución de la lectura a lo largo de la Historia. Enfrentándose a la representación literaria de que el libro existe en si mismo, Cavallo y Chartier en al introducción de la conocida obra Historia de la lectura en el mundo occidental, exponen: “Contra la representación elaborada por la propia literatura y recogida por la más cuantitativa de las historias del libro, según la cual el texto existe en sí, separado de toda materialidad, cabe recordar que no hay texto alguno fuera del soporte que permite leerle (o escucharle). Los autores no escriben libros: no, escriben textos que se transforman en objetos escritos –manuscritos, grabados, impresos y, hoy, informatizados – manejados de diversa manera por unos lectores de carne y hueso cuyas maneras de leer varían con arreglo a los tiempos, los lugares y los ámbitos.” Ciertamente el soporte de los textos ha ido cambiando a lo largo de las diferentes etapas en la evolución de la escritura tras su aparición en Sumer hace más de 5.000 años: arcilla, papiro, papel…La invención de la imprenta supuso un cambio tecnológico de enormes consecuencias. El conocimiento y la lectura dejaban de ser un privilegio de unos pocos. Era el inicio de la Era Gutenberg. La Galaxia Gutenberg comienza a dejar paso a la Digital, desde la aparición de un nuevo soporte: la pantalla. Al igual que ocurrió con la escritura frente a la tradición oral o con la creación de la imprenta, la tecnología digital ha generado rechazos y también una inquietud: ¿El soporte digital reemplazará al papel impreso? Nuevamente el debate surge. Todo hace presagiar, que al menos durante mucho tiempo, será posible la coexistencia armónica de publicaciones en ambos soportes: papel y digital. Concretamente, refiriéndose al libro, Patricia Halaban, maestranda en Investigación Educativa en el UNC (Centro de Estudios Avanzados), de Argentina, expone: “Podemos presumir que en el futuro, el libro y el ordenador coexistirán, y que cada uno de ellos se utilizará en beneficio de las funciones y de las necesidades personales y sociales que puedan satisfacer”. Nicholas Negroponte, uno de los grandes expertos del mundo tecnológico, reconoce que “los multimedia interactivos dejan muy poco espacio para la
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imaginación” frente a la riqueza de la palabra escrita.” Es esta una de las razones fundamentales por las que escribe su libro Being Digital (1995), utilizando su propia terminología, en átomos en lugar de bits, tal y como expone en la introducción del mismo (p.9). Este convivir del libro, llamémosle tradicional, y el digital, no supone que determinadas publicaciones como las Enciclopedias tiendan a su desaparición. Conforme sentencia Umberto Eco” Estoy seguro de que las nuevas tecnologías volverán obsoletos muchos tipos de libros...”. Se puede concluir que lo importante es que niños, niñas, adolescentes y jóvenes lean y escriban, no el soporte en que se sustenten. De lo que no cabe duda es que cualquiera que sea la forma en que el joven se conecte o navegue por la red, requerirá lectura y asiduamente, escritura. Una cosa es leer libros y otra cosa es leer. Así Fernando Savater, empedernido amante de la lectura, argumenta: “El que lea el portal de vosotros o cualquier blog lee al igual que los demás. No olvidemos que muchas personas importantes de nuestra cultura, un Aristóteles o un Séneca no tuvieron nunca en sus manos un libro tal como hoy los consideramos. Antes se leyó y se leyó mucho y personas con gran provecho leyeron y no manejaron nunca un libro. Es probable que haya un momento en que la gente vuelva a leer y leer mucho y no lea libros, sino otras cosas. Yo creo que hoy los jóvenes, con el Internet, leen mucho más que antes; antes era oír música o ver imágenes, hoy se lee, lo que pasa es que se lee con unas limitaciones de las abreviaturas…”
Formas de lectura en la Red: La Comunicación La oferta comunicativa de Internet es muy variada y el abanico de posibilidades en el ámbito de la lectura (y de la escritura), amplio. Aunque Internet se caracteriza por su carácter eminentemente sincrónico, en el espacio comunicativo se puede realizar una distinción entre comunicaciones sincrónicas y asincrónicas. La primera hace referencia a diálogos simultáneos entre dos o más interlocutores. La segunda se basa en el intercambio de mensajes sin que exista necesariamente simultaneidad. La comunicación sincrónica es la preferida por los jóvenes dada su inmediatez y su mayor capacidad de transmitir información. La comunicación personal se ha visto incrementada notablemente gracias a los nuevos recursos tecnológicos. A la vez se ha favorecido la lectura y la escritura. En la entrevista La Sociedad de la Información ¿Un nuevo orden para los ciudadanos?, Thierry Leterre, catedrático del Instituto de Estudios Políticos de París e investigador asociado al CEVIPOF1, opina en relación a si la escritura y comunicación tradicionales han quedado obsoletos: “El mayor secreto de la sociedad de la información es el prodigioso renacer de la escritura, gracias al correo electrónico, a los sitios, a los foros de discusión. En este sentido, la informática es un soporte cultural bastante tradicional. Desmiente la idea tan extendida de una sociedad audiovisual. En realidad, la escritura es un prodigioso vector de información. Mejor aún: se están redescubriendo formas de escritura olvidadas, como la escritura diaria, lo que se llamaba el billete”. El Chat (“charla” en inglés), se basa en la comunicación simultánea y en tiempo real de las personas conectadas en un Chat room; esto es, tertulia virtual. Se tiene en ocasiones una idea distorsionada del Chat como un medio de charla (chat en inglés significa “charla”), olvidando que también
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Cuadro 3.
permite conversaciones sobre cuestiones de profundidad y su empleo en al ámbito educativo. Goza de gran aceptación entre los jóvenes por su inmediatez. La mensajería instantánea permite, entre otras funciones, entablar diálogos, redactar mensajes, escribir y enviar felicitaciones, crear una página web y conectar con otras personas mientras se navega por la red. El webcam es frecuentemente utilizado tanto con el Chat como con la mensajería instantánea. El correo electrónico es empleado para establecer comunicaciones mediante mensajes escritos enviados a través de la red. Fácil y rápido, ha sustituido notoriamente al fax o al correo postal. Además permite incluir documentos diversos y leer grupos de noticias. El correo de voz y los vídeo-mail enriquecen el empleo de este medio, si bien el texto escrito continúa manteniéndose como el principal modo de comunicación en Internet. A pesar de su carácter asincrónico es muy utilizado y ha logrado crear su propio lenguaje. Desde el punto de vista educativo, uno de los grandes problemas que se plantea, común a otro tipo de mensajes, es el detrimento de la ortografía. Fernando Savater, anteriormente mencionado, hace referencia acerca del peligro que supone para la escritura la desaparición de la ortografía y la síntesis en muchos escritos como los correos. Los foros son lugares de encuentro y comunicación que invitan a los navegantes a intercambiar información y a debatir acerca de un tema bastante amplio, normalmente contenido en un sitio web, y son conducidos por un coordinador o administrador. Cada usuario aporta su intervención y puede abrir otro tema de discusión. A través de los foros se permite la transmisión e intercambio de información, y por tanto también, la construcción del conocimiento. Sin embargo no es uno de los espacios más visitados salvo causas fundamentalmente académicas. Una página web esta integrada por texto y por hiperenlaces a otras páginas. A través de varias páginas web se pueden enviar mensajes a teléfonos móviles, función que también se puede realizar con un mensaje de correo electrónico.
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Cuadro 4.
EDAD (años)
Recibir o enviar correo electrónico
Envío de mensajes a chats, blogs, foros, uso de M.I.
Colgar contenidos propios (texto, imágenes, fotos, videos, música, etc) en una página web para ser compartidos
De 16 a 24 años
92,3
80,7
58,7
De 25 a 34 años
88,8
60,7
38,1
Fuente: INE. Resultados nacionales. Utilización de productos TIC, 2009.
Cuadro 5. Buscar información sobre educación, formación u otro tipo de cursos
Búsqueda de información sobre bienes y servicios
Buscar información sobre temas de salud
De 16 a 24 años
62,1
74,9
44,0
57,0
De 25 a 34 años
60,1
82,1
54,7
52,5
EDAD (años)
Consultar Internet para algún tipo de aprendizaje
Fuente: INE. Resultados nacionales. Utilización de productos TIC, 2009.
Pocas personas no han utilizado u oído hablar de la Wikipedia. Se denominan wikis a sitios web donde se trata un tema colectivamente, creando entre un grupo de usuarios un documento que pueden visitar y editar libremente. Cada uno puede realizar aportaciones o modificar las realizadas. Finalmente el documento se suele publicar tras alcanzar un consenso. Un blog o bitácora es un sitio web cuyos usuarios están motivados por un tema y en torno a él se comunican e intercambian textos y reflexiones. La persona autora toma la decisión acerca de lo que debe ser publicado. La variedad de temas que pueden ser tratados, así como los recursos empleados, es muy amplia. Por ejemplo, un fotoblog tiene como elemento central la fotografía, que suele ir acompañada de comentarios tanto del autor como de otros usuarios con enlace. A nivel educativo el blog presenta grandes potencialidades. Son muchos los alumnos que manifiestan no encontrar placer en la lectura y/o en la escritura. Precisamente el blog aporta, utilizado de manera adecuada, supone una gran posibilidad de mejora de la motivación, la expresión, la creatividad y el acercamiento al mundo real. En su interesante artículo “Scaffolding for Stuggling Studentes ”Sara Kajder y Glen Bull (2003) : “Los “Blogs” ofrecen una herramienta de comunicación en la cuál cada estudiante puede participar en esa comunidad de aprendizaje, publicando, conectándose, viendo, leyendo, pensando, y respondiendo con un ritmo contagioso que induce una mayor participación en el escaso tiempo para pensar que ofrece la clase”. De todas las redes sociales virtuales la de mayor actualidad entre los jóvenes españoles es Tuenti, creada en 2006 por Zaryn Dentzel, un estudiante estadounidense afincado en Madrid y dirigida en un principio a estudiantes universitarios. Gradualmente se ha ido extendiendo a gran velocidad entre otros jóvenes usuarios jóvenes contando con más de 6 millones de usuarios en nuestro país. El usuario crea su perfil que incluye foto, blog y tablón de anuncios. El contacto con otros usuarios se ve favorecido por el chat recientemente incorporado. Compite con otras webs como Facebook o Myspace, como explica el periodista Alfonso Simón (2008), en su artículo Tuenty, la competencia de Facebook hecha en España. Juventud y nuevos medios de comunicación
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En la encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en los hogares en 2009 a nivel nacional, el resumen de datos de personas en tantos por ciento, que se conectan a la Red con fines comunicativos, se pone de manifiesto el alto porcentaje de utilización con un mayor porcentaje de conexiones por parte de los más jóvenes.
Formas de lectura en la Red: Búsquedas. Hipertextos e Hipermedia Uno de los usos más habituales de Internet es la búsqueda de informaciones sobre temas concretos. Los universalmente responsables de las numerosas búsquedas que se realizan son los buscadores que permiten obtener una amplia relación de páginas web relacionadas con el tema propuesto. Jacob Nielsen, anteriormente mencionado, comentó sobre los buscadores: “El comportamiento en la actualidad está dominado por los buscadores. Usted va a su buscador favorito, escribe lo que quiere buscar y la da al botón de buscar. Luego toman los primeros resultados y siguen los enlaces”. La variedad de temas sobre los que la juventud puede buscar información es muy extensa. La aparición del hipertexto ha supuesto una revolución en la forma de la lectura. El hipertexto está integrado por una serie de textos presentados como nodos relacionados mediante enlaces (de navegación o asociación), o hipervínculos, gracias a los que los usuarios lectores pueden navegar, creando numerosas rutas de lectura de forma “no secuencial”, frente a la forma habitual de lectura, lineal o secuencial. La lectura se realiza como si se estuviera navegando. De esta manera definió esta forma de lectura Theodore Hola Nelson, pionero de la tecnología de la información estadounidense, en su libro “Literary Machines”. Los hipertextos requieren innovadoras habilidades lectoras en gran medida distintas de las precisadas para los habituales medios impresos. La no linealidad y la interactividad son dos de sus más significativas características. Florie Krasniqi, literaria suiza afincada en España desde 1990, en su artículo El libro autómata (hipertexto): literatura y nuevas tecnologías, de 2008, define y conceptúa al hipertexto como una máquina que supera el simple medio artificial: “El hipertexto es un sistema automatizado por conexiones lógicas directas e indirectas, como las hay también en la psique humana. Su conocimiento completo es relativo. El hipertexto, móvil, sistemático, semiótico, es un fragmento elaborado de Memoria humana. La máquina hipertextual es, más que un mero artefacto, una criatura mitad viva, mitad artificial. Un libro autómata”. Los hipermedios son una extensión de los hipertextos. La diferencia entre el hipertexto y el hipermedia radica en que el segundo combina el hipertexto con la multimedia; es decir, incluye en una fusión digital textos, imágenes (estáticas o en movimiento), y sonidos en un soporte común. Desde un punto de vista pedagógico incluir el hipertexto en el ámbito educativo institucional facilita nuevas posibilidades creativas en la comunicación escrita de los jóvenes estudiantes. Para Francisco García García, Director del Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa de España, el advenimiento de las Nuevas Tecnologías de la Información y la comunicación han roto las barreras que el texto imponía a la creatividad para adentrarnos en las posibilidades que ofrece el hipertexto, potenciando cambios tanto en
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Cuadro 6.
EDAD (años)
Leer o descargar noticias, periódicos o revistas de actualidad on line
Realizar algún curso vía Internet de cualquier materia
De 16 a 24 años
57,8
9,5
De 25 a 34 años
65,9
14,7
Fuente: INE. Resultados nacionales. Utilización de productos TIC, 2009.
Cuadro 7. Tipo de publicaciones (%)
Chicas
Chicos
Adolescentes
Jóvenes
Periódicos de información general
32,5
31,3
18,2
38,1
Periódicos de información deportiva
6,0 12,1
43,2 11,4
21,7 13,4
26,3 11,0
Revistas musicales
4,7
1,7
4,5
2,6
Revistas del corazón
11,0
4,6
2,7
10,0
Información oficial (BOE y similares)
12,7
13,4
12,5
13,3
4,0
3,3
3,0
3,9
Publicaciones privadas (Blogs), Otros
Fuente: Adolescentes y Jóvenes en la Red: Factores de oportunidad. 2008.
el escenario educativo que afectan al profesorado y al alumnado. “El autor pasa a ser “auto-lector” y, viceversa, el lector es ahora “lecto-autor”; como se indica en el resumen de su artículo “La narrativa hipermedia aplicada a la educación”. La World Wide Web, es un sistema configurado por hipertextos e hipermedios enlazados y accesibles a través de Internet.de documentos de hipertexto y/o hipermedios enlazados y accesibles a través de Internet., como opinan algunos especialistas, entre ellos el Marqués Graells, del Departamento de Pedagogía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, es un inmenso océano en el que se puede navegar, aunque naturalmente, hay que aprender a hacerlo. Con toda seguridad, Internet supondrá para las nuevas generaciones una amplitud de miras a la hora de la búsqueda de la información. Como resalta Nicholas Negroponte, el conocido científico de la computación, en una entrevista concedida a la revista Muy Interesante en 1999: “La Red los convertirá en ciudadanos del mundo hasta extremos que no podemos imaginar”.
Formas de lectura en Red: Los libros electrónicos. Bibliotecas virtuales. Los e-books o libros electrónicos y otras publicaciones (revistas, artículos, periódicos)… son publicaciones a los que cada más se accede a través de Internet. Un libro electrónico, e-book o libro digital consiste esencialmente en la digitalización de un libro originariamente publicado impreso (aunque hay libros sólo en formato digital. Tal es el caso, por ejemplo, de la novela de Stephen King “Riding Bullet” en el 2000).
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Los eReaders permiten reproducir cómodamente los ‘eBooks’, Su aspecto se asemeja, cada vez en mayor medida, al de un libro, para facilitar la lectura. Sin embargo, la sensación no es aún la de leer un libro, lo que origina la preocupación de los expertos por lograr la mayor semejanza posible con el papel y el atractivo necesario para llegar al usuario. Más del 50% de jóvenes entre 16 y 24 años lee o descarga noticias y publicaciones on line. La proporción de los que realizan algún curso es inferior al 10%. Ambas proporciones aumentan al realizar el estudio con jóvenes entre 25 y 34 años. Para ampliar datos se puede consultar en http://www.Iine.es/. En la interesante investigación coordinada por la Socióloga Ángeles Rubio en 2009 para el Injuve, se detalla el tipo de publicaciones a los que acceden con mayor asiduidad la juventud de 15 a 25 años. Los comienzos de lo que hoy en día conocemos como libro electrónico o libro digital, se deben a Michael Hart al frente del Proyecto Gutenberg (www.gutenberg.net.), iniciado en 1971. El objetivo fue la creación de una biblioteca de e-books, obras clásicas de gran interés, disponibles en Internet. A finales de 2009 ya contaba con unos 30.000 libros en diferentes idiomas. La finalidad principal es la difusión de obras de relevancia entre los usuarios de forma gratuita. Diez años después, en 1981, aparece el primer libro electrónico con fines comerciales, el Random House’s Electronic Dictionary, editado por Random House. Posteriormente, las Bibliotecas virtuales comienzan un período de crecimiento. Como indica García Garanz (1998, p.18), Internet es la biblioteca más grande del mundo. A título de importante ejemplo, no puede dejar de mencionarse la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que lleva colgando en Internet documentos académicos de todo el mundo, especialmente de América Latina, en sus diez años de existencia. Bibliotecas de prestigio de cada uno de estos países realizan aportaciones a la misma. Actualmente es considerada la Biblioteca Virtual más consultada del mundo hispánico. Lo mismo que la imprenta de Gutenberg supuso una revolución en la difusión del conocimiento y la cultura, hoy podemos hablar de una nueva revolución gracias a la red y al soporte digital que permiten el acceso a publicaciones que de otra forma sería difícil o imposible, permitiendo que sea posible hablar sobre la internacionalización de la lectura. En la última feria comercial de libros (mayor del mundo), la de Francfort, celebrada en octubre de 2009, quedó patente que si bien el libro predominante sigue siendo el de papel, los libros digitales van cobrando importancia. Entraña una gran dificultad conocer el número de e-books empleados de alguna forma (consulta, descarga…), pero sí es posible afirmar que se trata de un fenómeno en gran crecimiento y expansión. Lo mismo se puede decir de otras publicaciones digitales. Su atractivo y la capacidad de interacción con el lector son cualidades aportadas por la tecnología y forma parte de un nuevo periodismo. Otra posibilidad interesante para lectores asiduas es la recepción de revistas en Internet mediante el correo electrónico. La Red se ha convertido también en un potente instrumento de promoción de libros y escritores. “Porque es en las webs, blogs y redes sociales, como Facebook, Tuenti o Twitter, donde los jóvenes se recomiendan un libro, lo encumbran con sus comentarios, donde se forman los grupos de fans y se genera y se ceba el fenómeno”, como indica la periodista Carmen Mañana en el artículo En una Red para atrapar lectores, 2009.
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En el mismo artículo citado, para Elsa Aguiar, de Ediciones SM, una de las claves del éxito de estas páginas está en que ponen en contacto a chicos con los mismos gustos a través del mundo. “A esta edad la pertenencia a un grupo es muy importante e Internet les permite integrarse en pequeñas sociedades donde comprenden sus pasiones. Y eso engancha”.
Los nuevos retos educativos Los estudiantes actuales viven inmersos en un mundo multimediático en el que la imagen y el soporte pantalla son fundamentales. Las innovaciones y los cambios tecnológicos han supuesto una progresión de grandes consecuencias para el mundo de la educación. Sin embargo, la implementación de las tecnologías de la información y la comunicación es todavía escasa en las instituciones educativas, máxime en la enseñanza no universitaria. En la enseñanza universitaria, si bien hay mucho camino por recorrer, se van conformando comunidades virtuales (centradas más en los conocimientos que en otras aspectos de la vida universitaria que también pueden desarrollarse), bien complementarias del entorno presencial, bien sustitutivas de la presencialidad. Este último es el caso, por ejemplo, de La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), o de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Cabe destacar también los campos virtuales interuniversitarios como El Proyecto Aula a Distancia Abierta (ADA), que integra a varias Universidades madrileñas. Las universidades de empresa también cuentan con su propio campus y enseñanza on line. Grandes desafíos a los que ha de enfrentarse la educación en el momento actual, los constituyen el factor económico por un lado, y la necesidad de nuevos planteamientos didácticos y formativos que se precisan, por otro. Por una parte, se precisan dotaciones materiales e infraestructuras adecuadas. Por otra, es difícil presuponer que todo el profesorado y el alumnado dominan el empleo de las TIC en el grado en que va a ser necesario en los nuevos planteamientos educativos donde la enseñanza, el aprendizaje, la investigación, la tutoría…, van a combinar presencialidad con la virtualidad. Precisamente la creciente virtualidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje del desarrollo de una serie de competencias que permitan un adecuado aprovechamiento del empleo de las TIC y de la fluidez en la comunicación. Así, no es suficiente con manejar el ordenador, con poseer cierta destreza digital, que puede ser en ocasiones mayor en el alumnado que en el profesorado. Una de las cuestiones más importantes es saber buscar, seleccionar y utilizar las informaciones (no ser un usuario de corta y pega o de lecturas superficiales que no profundizan). Los que no reciban la preparación necesaria para elaborar con eficiencia la cuantiosa y variada información de Internet no podrán utilizarlo de manera óptima. Nos situamos ante un nuevo concepto de alfabetización. Al respecto Thierry Leterre (entrev. cit, 2000), argumenta: “Hablar de información es hablar de aquéllos que son capaces de descodificar la información y de producirla. Dicho de otro modo, la educación es más bien un requisito que un resultado: para utilizar Internet hay que disponer de los medios culturales de hacerlo. Es tanto más cierto cuanto que la información que aparece en las redes está dispersa, requiere unas capacidades de evaluación, de síntesis, de análisis crítico, que son precisamente las que se aprenden en la escuela”. Con respecto a la lectura, aunque en las edades más tempranas el contexto familiar desempeña un importante papel, corresponde al docente tratar de
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crear hábitos de lectura tanto para el estudio como para el placer, y tanto en lectura secuencial como no lineal, y más en este último, por el carácter innovador del hipertexto. En este último los hipervínculos permiten acceder de unos textos a otros. Saber determinar su utilidad en función de unos objetivos claramente definidos será decisivo para la formación del alumnado. Sin una guía efectiva se puede provocar sensación de agobio. Sectores del profesorado propugnan que la diversidad de fuentes no es incompatible con un libro como base organizadora. En otro ámbito, el de la comunicación, las posibilidades constituyen un amplísimo abanico tanto entre el profesorado (intercambio de experiencias, cursos de formación, chats, foros…), entre el alumnado (chats, trabajos en equipo, correos…), y entre profesorado y alumnado (correo, grupos de discusión, listas de distribución…). Las tutorías virtuales o telemáticas resultan imprescindibles ante una forma asincrónica de trabajo. Como afirma el profesor de la UNED Ramos Méndez (1995, p.80): “Es preciso mantener abierto un cauce de comunicación que permite a los estudiantes recibir el necesario apoyo no solo pedagógico, sino en muchas ocasiones también psicológico para lograr coronar con éxito sus estudios.” La formación que por su parte puede precisar el profesorado es tanto de naturaleza técnica como didáctica. Tal vez la segunda sea la más difícil de asumir por la tradicional importancia concedida a los contenidos disciplinares frente a los aspectos pedagógicos. Desde la declaración de Bolonia se propugna que la metodología empleada ha de procurar un aprendizaje centrado en el estudiante, significativo y activo, promoviendo un alumnado buscador de información, investigador, indagador, creativo, con afán de resolver problemas y tomar decisiones. Se trata de construir un entorno activo de aprendizaje, permanente, flexible: capaz de dar respuesta a los requerimientos de una educación personalizada (Sevillano, 2005), y con actividades encaminadas a la consecución de los objetivos propuestos, favoreciendo el trabajo en grupo y la evaluación continua. Es en este marco contextual donde la tecnología desempeña un papel fundamental en todos los niveles educativos y en sus diversos ámbitos. Quizás en un futuro se cree un nuevo espacio social mediante las NTIT (nuevas tecnologías de la información y de las telecomunicaciones, tal y como lo describe Javier Echeverría, experto en cibernética e investigador del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científica. A ese nuevo espacio le denomina tercer entorno para distinguirlo del primero (entorno natural), y del segundo (urbano). El advenimiento del tercer entorno (E3), precisará de un nuevo sistema educativo. “En primer lugar, porque posibilita nuevos procesos de aprendizaje y transmisión del conocimiento a través de las redes telemáticas. En segundo lugar, porque para ser activo en el nuevo espacio social se requieren nuevos conocimientos y destrezas que habrán de ser aprendidos en los procesos educativos. En tercer lugar, porque adaptar la escuela, la universidad y la formación al nuevo espacio social requiere crear un nuevo sistema de centros educativos, a distancia y en red, así como nuevos escenarios, instrumentos y métodos para los procesos educativos”. De momento, el Virtual Reality Modeling Language (VRML) permite crear espacios en tres dimensiones a los que se puede accede desde el navegador, desplazarse por ellos e interactuar.
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Conclusiones La era Gutenberg va dejando espacio a la Era Digital. En ésta la lectura continuará siendo fuente de conocimiento y de placer, sea en soporte de papel o en la pantalla de un aparato tecnológico. La lectura se transforma en los nuevos soportes, abandona su linealidad tradicional y aparecen nuevas formas: a través de una comunicación en verdadero auge, con hipertextos e hipermedios, por medio de los e-books… La educación se sitúa en el ojo del huracán del cambio, con la vista puesta en los objetivos propuestos desde Bolonia y Lisboa y en los retos que le vienen proporcionados desde las propias tecnologías y desde un alumnado que, aunque inmerso en el mundo multimediático, necesita competencias para desarrollarse adecuadamente en él y conseguir su formación integral. La tecnología debe ser entendida no como un fin, debe serlo como un medio para formar; dado que será el cambio metodológico y los aspectos pedagógicos los que confieran sentido al empleo de la tecnología. Uno de los mayores problemas radica en la brecha digital abierta en dos ámbitos: entre los países con diferente nivel de desarrollo y entre, siguiendo la terminología de Prensky (ob. cit. 2008), los nativos y los inmigrantes digitales. En una sociedad en la que los TIC se han convertido en motor de desarrollo económico y social, la brecha digital y, paralelamente, la brecha de conocimiento que conlleva, implica un incremento de los desniveles socioeconómicos. Ciertamente, las nuevas tecnologías no son igualitarias. Las bibliotecas virtuales podrían haber constituido una importante ayuda para paliar la brecha abierta a nivel de países, pero la dificultad del elevado costo que supone el acceso a la Red, ha imposibilitado esta importante vía de difusión del conocimiento y la cultura. Desde las instituciones educativas y sociales habrá que promover acciones encaminadas a evitar la cibermarginación de jóvenes cuya condición socioeconómica baja les hace carecer de ordenador o de acceso a Internet, facilitando además la necesaria alfabetización digital a los que la necesiten, como manera de potenciar la igualdad de oportunidades. Referencias bibliográficas - AIMC. En http://www. aimc.es/ - Cavallo, G. y Chartier, R. (coords.) (1997). Historia de la lectura en el mundo occidental. Madrid: Taurus. - Carr, N. (2008). Is Google making us stupids? RevistaThe Atlantic, julio-agosto. - Dodge, B. (1997).Algunos pensamientos sobre Webquests. En webquest.sdsu.edu/about_webquests. html - Echeverría, J.(2001). Las TIC en educación. OEI Ediciones. Rev. Iberoamericana, nº 24, diciembre. - Eco, U. (1975). Apocalípticos e Integrados ante la cultura de masas. Barcelona.: Lumen Ediciones. - Entrevista a Derrick de Kerckhove. Las tecnologías reestructuran nuestras mentes. En http://www. banquete.org/banquete05/visualizacion.php? id=171. - Entrevista a Savater, F. (2009). El humor es mi forma natural de expresión. Libros de Mentira. En http:// librosdementira.com/fernando-savater-“el-humor-es-mi-forma-natural-de-expresion”/ - Entrevista a Thierry Leterre. La Sociedad de la Información ¿Un nuevo Orden Para los Ciudadanos? Tomado de Label France, nº 41, octubre de 2000.En http://www.escuelahistoria.fcs.ucr.ac.cr/contenidos/mod-his/e-t-leterre.html
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María Luisa Medrano, Luis T. Díez de Castro y Elvira San Millán. Área de Finanzas. Dpto. Economía de la Empresa. Universidad Rey Juan Carlos.
El comercio y las finanzas de la juventud a través de los nuevos medios
Se tratarán diversos aspectos relacionados con el comercio electrónico, tales como su uso por la juventud, los motivos por los que este grupo de edad compran y no compran online, sus productos predilectos, el gasto medio, los problemas logísticos, el uso de los distintos tipos de medios de pago de las transacciones electrónicas, el desconocimiento de la regulación de la compra online y la naturalidad con la que los y las jóvenes aceptan instintivamente las innovaciones tecnológicas. Asimismo se trata la nueva tendencia de las compras a través del teléfono móvil, cada vez más popular entre la juventud; la preferencia de este grupo de población por la Banca Online, destacando las diversas estrategias que establecen las instituciones financieras por captar al público joven como apuesta de futuro. Por último se aborda la aparición en España de la Banca Móvil, enfocada principalmente hacia este colectivo, para terminar con una visión de las principales Web sociales financieras, como novedosa forma de comunicación entre inversores e incluso vía alternativa de obtención de financiación. Palabras clave: Comercio electrónico, B2C, banca online, banca móvil, medios de pago, redes sociales financieras.
1. Introducción La juventud europea de entre 16 y 24 años son los que más tiempo dedican a navegar por Internet, con una media de 13 horas semanales. Además, se aprecia una gran regularidad en sus accesos ya que casi la mitad de este segmento de población (48%) no pasa más de un día sin conexión (EIAA, 2009). Estos usuarios van aumentando paulatinamente el uso de Internet como canal de compra, a pesar de ser el grupo más minoritario entre los compradores online, al realizar tan sólo el 13,5% de las compras de comercio electrónico (CMT, 2009). No obstante, la juventud española forma el grupo de compradores más activos, con una media de 6,8 procesos de compra al año. Los individuos más jóvenes dan mayor importancia al precio y son más críticos con sus compras online, demandando mayor información que otros segmentos de edad. Sin embargo, para ellos no es imprescindible la visualización física del producto que van a adquirir online. La inseguridad es menor entre los más jóvenes y son menos reticentes a facilitar datos personales para poder comprar por Internet, dado su mayor grado de afinidad con las nuevas tecnologías y mayor dominio de las mismas. No obstante, el 70% de estos internautas no conoce la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, que regula dicha actividad (EIAA, 2009). Por otro lado, las y los jóvenes con estudios primarios y nivel socioeconómico bajo se encuentran entre los principales clientes de las compras o descargas de productos y servicios realizada a tra-
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vés del teléfono móvil, siendo la participación en concursos el consumo estrella de este canal de venta. Entre los medios de pago, el más popular entre la juventud es el pago contra reembolso. La banca online y la banca móvil, son opciones valoradas y utilizadas en mayor medida por las y los jóvenes. Asimismo, las novedosas redes sociales financieras surgen como un medio de información y comunicación, afín a este grupo de población de menos edad. Suponen un nuevo canal de financiación alternativo para la juventud emprendedora y con talento, que se convertirá en prestataria de otros internautas que confíen e inviertan en sus proyectos.
2. Comercio electrónico B2C Internet funciona como un importante canal de información comercial, como demuestra que en 2008, el 70,2% de los internautas utilizaran la Red como fuente de información para adquirir productos o servicios en una tienda física (ONTSI, 2009). Pero además, Internet constituye un canal de compra en si mismo. De hecho, el comercio electrónico en España va ganando protagonismo año a año, aunque las y los jóvenes entre 14 y 25 años no son el segmento de población que más utiliza Internet como medio para efectuar sus compras de productos y servicios. Así, la edad de los compradores online tiende a concentrarse en segmentos de edad intermedia, especialmente entre los 35-49 años. Se aprecia que el comercio electrónico se está convirtiendo en una actividad cada vez más habitual, ya que el 83,3% de los compradores tiene al menos un año de experiencia en la compra por Internet, y el 43% compró online por primera vez hace más de tres años. Según estudios de la Asociación Española de Comercio Electrónico (AECE, 2001), las compras y el juego a través de Internet suelen realizarse fundamentalmente por motivos de comodidad, precio, rapidez y accesibilidad a ciertos productos. Entre la juventud, el precio y la accesibilidad son los principales motivos del uso del comercio electrónico, siendo la rapidez o la comodidad, atributos más valorados entre segmentos poblacionales más maduros. Además, la confianza y el dominio de Internet están directamente relacionados con el acceso de los y las jóvenes al mundo de las compras online. B2C es la abreviatura de la expresión anglosajona Business to Consumer (negocio al consumidor) y se refiere a la estrategia que desarrollan las empresas para llegar directamente al cliente final. El estudio sobre comercio electrónico B2C 2009, elaborado por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), presenta los datos del negocio electrónico a través de la compra realizada por consumidores en el año 2008 y analiza los hábitos, consumos y valoraciones que hacen sobre el comercio electrónico, así como las barreras que limitan el acceso a este canal de venta. Según este estudio, la cifra de negocio de comercio electrónico B2C en España en el año 2008 ha experimentado un crecimiento del 12,6% respecto al año anterior, alcanzando los 5.362 millones de euros. El principal motor de este crecimiento es el aumento del número de internautas en 2008, que pasa del 53,5% al 58,3% de la población de más de 15 años. El porcentaje de internautas que compró por Internet en el transcurso del año se eleva al
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40,3%, alcanzando un total de 8,9 millones de internautas compradores en 2008 (ONTSI, 2009). Perfil del comprador online español A pesar de que la juventud va paulatinamente aumentando el uso de Internet como canal de compra, se encuentra entre el grupo poblacional que menos compra por Internet al realizar el 13,5% de las compras de comercio electrónico (CMT, 2009), a pesar de que los y las jóvenes de entre 15 y 24 años suponen el 20,5% del total de internautas españoles (ONTSI, 2009). Así, Rubio (2008) mantiene que la juventud española utiliza Internet principalmente como medio para informarse (89,6%), relacionarse (80%), divertirse (79,7%), aprender y formarse (67,3%). Sólo el 21,3% de los y las jóvenes de entre 15 y 24 años encuestadas afirman utilizarlo para comprar online. El perfil de los compradores online españoles responde a las siguientes características sociodemográficas: hombres, de 25 a 49 años, residentes en hábitats urbanos de más de 50.000 habitantes, con estudios universitarios, de nivel socioeconómico alto y medio alto, trabajadores en activo a tiempo completo (ONTSI, 2009). En el otro extremo, encontramos que el perfil de los compradores menos experimentados responde a las siguientes características: jóvenes de 15 a 24 años y mayores de 65, residentes en municipios pequeños de 10.000 a 50.000 habitantes, con estudios primarios y de nivel socioeconómico mediobajo. (ONTSI, 2009). Tenencia de Email Aunque no sea siempre obligatorio, en muchas ocasiones para realizar una compra online se requiere una dirección de correo electrónico. De ahí que se observe una clara diferencia entre el colectivo comprador y no comprador online. Mientras el 95% de los compradores online dispone de una cuenta de correo electrónico, entre los no compradores el porcentaje disminuye hasta el 70% (ONTSI, 2009). A este respecto, la juventud utiliza el correo electrónico de forma masiva y habitual. De hecho, sólo el 1,6% de los jóvenes declara no utilizar nunca el correo electrónico. Por otro lado, las chicas lo utilizan más que por los chicos (90,2% y 85,8% respectivamente) (Rubio et al., 2008). Sin embargo, los colectivos que menos disponen de correo electrónico son los mayores de 35 años, residentes de localidades más pequeñas, con estudios primarios y de nivel socioeconómico bajo (ONTSI, 2009). ¿Qué se compra por Internet? Respecto a los productos y servicios que los españoles compran por Internet, los billetes de transporte, las reservas de alojamiento y las entradas a espectáculos continúan siendo los productos estrella del comercio electrónico, con cada vez más clientes. En 2008, más de la mitad de los compradores online (52,5%) adquirieron billetes de transporte, el 43% realizó reservas de alojamiento y el 41% adquirió entradas a espectáculos. Además, los datos muestran que las reservas de alojamiento es el producto que ha experimentado un mayor incremento porcentual de usuarios respec-
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to al año 2007, pasando del 44% al 52,5% de los compradores web (ONTSI, 2009). Estos datos concuerdan con los ofrecidos por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT, 2009) que señala que el sector turístico, considerado como la agregación de las agencias de viaje y operadores turísticos, el transporte aéreo y los hoteles, apartamentos y camping (9,3%, 6,2% y 3,2%, respectivamente), constituyó el 18,8% de los ingresos del comercio electrónico dentro de España. En este sector se ha producido un gran cambio en los canales de distribución, con un predominio de la agencia de viaje virtual sobre la agencia de viaje tradicional con presencia online. Además, Internet ha facilitado una cierta desintermediación. Así, el 29,2% de los cibernautas compra sus billetes de transporte directamente en la Web de la compañía aérea, mientras que otro 15,9% lo compra directamente de la empresa de transporte terrestre. Lo mismo sucede en el caso de los alojamientos, donde el 28% de los compradores de reservas de alojamiento lo hacen directamente con el hotel en cuestión. La juventud no es ajena a esta tendencia, tal y como muestran los datos reflejados en Rubio et al. (2008), donde la reserva y compra tanto de viajes como de entradas online es una actividad regular del 53,4% de los jóvenes encuestados. Además, la mayoría de las y los jóvenes utilizan Internet para comprar y adquirir productos culturales, ya que el 85,5% descarga películas y música, que se consolida como la actividad principal de la juventud en Internet. No obstante, este estudio destaca que más que la compra en si misma, la juventud opta por el uso de Internet como mecanismo de búsqueda, comparación y adquisición de oportunidades de productos específicos. En segundo término, encontramos los productos electrónicos, ropa y complementos, libros y productos de alimentación y bazar, que son adquiridos por entre el 20 y el 25% de los compradores por Internet (ONTSI, 2009). De este grupo, destacan especialmente las compras online de alimentación y bazar, que experimentaron un crecimiento de 9 puntos porcentuales respecto a 2007, alcanzando el 19,3%. Asimismo, se ha producido un gran incremento de las compras del grupo electrodomésticos y hogar, que con 7 puntos porcentuales más alcanza el 11,5%. En este sentido, el estudio CMT (2009) añade que también resultaron relevantes los juegos de azar y apuestas (4,7%), así como la administración pública, impuestos y seguridad social (3,4%). Cierran la lista la educación (3,3%), los electrodomésticos, radio, televisión y sonido (2,5%), los teléfonos públicos y tarjetas telefónicas (2,1%), los hipermercados, supermercados y tiendas de alimentación (2,0%) y, por último, servicios legales, contabilidad y gestión (1,6%). No obstante, frente a la popularidad entre los jóvenes de determinados tipos de adquisiciones gratuitas, tales como el intercambio de música o las webs de juegos y videojuegos, o las pujas en e-Bay de productos atractivos para la juventud tales como ropa, complementos, música, productos electrónicos, etc., las compras online todavía suponen una actividad poco relevante para la juventud internauta. Gasto medio en las compras online Respecto al dinero medio gastado en comercio electrónico, ONTSI (2009) establece que el gasto medio de los compradores españoles online en 2008
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es de 604€, con un ligero incremento del 1,5% respecto a 2007, que se situaba en 595€. En cuanto a las diferencias de gasto medio por edades, este estudio destaca que la juventud y los más mayores son los grupos que menos dinero dedican a sus compras online. Así, los mayores de 65 años son el grupo que menos gasta en Internet, con una media de 355€, seguido de los y las jóvenes menores de 25 años, quienes gastaron en 2008 una media de 377€ en sus compras online. Por otro lado, el análisis del gasto medio por variables sociodemográficas, ONTSI (2009) recoge que existe una diferencia importante entre hombres y mujeres. Éstas se consolidan como las más gastadoras, con una media de 649€, mientras que los hombres dedican 573€. Además, las mujeres han incrementado su gasto medio respecto a 2007 en 75€, lo que indica una tendencia creciente del dinero destinado al comercio electrónico por parte de este grupo. Por productos, el gasto medio efectuado en todo 2008 por comprador, sitúa a la cabeza a las reservas de alojamiento (475€), los billetes de transporte (420€) y los productos de electrónica (267€). Es necesario aclarar que el gasto en servicios financieros y seguros no se incluye en el cálculo del volumen total del comercio electrónico B2C, debido a la gran variabilidad que presenta; con determinadas adquisiciones tan elevadas, que hacen que el gasto medio destinado a invertir en productos financieros a través de la red se eleve a 5.272€. Número de compras anuales El número de procesos de compra realizados por los cibernautas difiere en función del producto de que se trate y el perfil sociodemográfico, teniendo en cuenta que el número medio de adquisiciones online por comprador durante 2008 asciende a 5,6, desde los 4,7 procesos de compra registrados en 2007 (ONTSI, 2009). En este mismo sentido, el Estudio de Hábitos de Internet (Ocio Networks, 2009), destaca que sólo 1 de cada 3 encuestados reconoce realizar al menos una compra al mes a través de Internet. Por edades, la gente joven de 15 a 24 años son los compradores más activos, con una media de 6,8 veces al año, es decir, realizan una compra cada algo más de mes y medio (cada 53 días). En este mismo sentido, Ocio Networks (2009) afirma que los internautas jóvenes entre 21 y 30 años son los que más compran de forma periódica a través de la Red (40%), destacando también la compra más habitual entre los mayores de 41 años que entre los menores de 20. Además, otros grupos demográficos destacables por su elevada periodicidad de compra online son los formados por los residentes en localidades pequeñas de menos de 10.000 habitantes (8,5 compras anuales) y los trabajadores a media jornada, que se consolidan como uno de los grupos más activos, con 10,5 compras por Internet en el año 2008 (ONTSI, 2009). En cuanto a los productos, los que registran mayor número de compras al año son los juegos de azar y concursos (7,4), electrodomésticos y hogar (4,5), servicios financieros (3,8) y billetes de transporte (3,4) (ONTSI, 2009). La juventud entre 15 y 24 años se muestra muy exigente en sus compras por Internet ya que son los clientes más críticos con sus compras junto a universitarios y residentes en hábitats urbanos de más de 100.000 habitantes. Los y las jóvenes españoles demandan mayor información de los productos que
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el resto de la población, pero también menores precios. Sin embargo, esta juventud exigente no da tanta importancia a otras variables tales como la amplitud de la gama o la exclusividad del canal de venta, preferido por un segmento más maduro de 35 a 49 años. Por otro lado, los individuos de 50 a 64 años y aquellos de clase social media-media son los más satisfechos con sus compras online. Sitios de compra en Internet La oferta de lugares de compra por Internet se ha diversificado, consolidándose el protagonismo de la tienda virtual con establecimiento físico y la exclusivamente virtual, y cobrando mayor importancia la Web del fabricante, así como los portales de compra-venta y los sitios de subastas online. Así, las tiendas online que además tienen un establecimiento físico siguen siendo los sitios más frecuentes, ya que el 70% de los compradores online acuden a algún sitio de estas características. El segundo espacio más frecuente para la venta por Internet sigue siendo la tienda de venta exclusiva por la Red, a la que recurre el 53,2% de los compradores. El tercer tipo de establecimiento que ha jugado un papel muy importante en las compras durante 2008 es el caso de la Web del fabricante, donde el 44,9% de los compradores ha realizado sus adquisiciones online. Las páginas de subastas por Internet, como eBay, también han aumentado, aunque de forma mucho más moderada, situándose como canal de compra para el 24,7% de los compradores en 2008, frente al 16% de un año atrás. Esta modalidad de compra-venta online es la fundamentalmente empleada por la juventud, abundando por esa razón, artículos propios de la juventud tales como productos culturales, moda, accesorios y complementos relacionados con las subculturas musicales como el hip-hop, rock, punk, heavy, etc. entre los productos subastados. No obstante, tal y como afirma Rubio et al. (2008), sólo el 10% de la juventud accede a este tipo de webs de casas de subastas en la red. Por último, los portales de compra-venta, como Amazon, han aumentado considerablemente como espacio de compra, pasando del 7,4% al 20,8% de los compradores. Este canal también es elegido por la juventud, así como por las personas de más de 65 años, residentes en localidades de 100.000 o más habitantes y nivel socioeconómico alto o medio alto (ONTSI, 2009). Internautas No compradores en Internet El 59,7% de los internautas no ha hecho ninguna compra online en el año 2008. Este porcentaje se reduce al 46% de los internautas si se trata de los que no han comprado nunca. Los cibernautas no compradores en 2008 se caracterizan principalmente por ser jóvenes de menos de 25 años (61,5%) o mayores de 65 años (73,5%). También es significativa la influencia que tiene el tamaño del hábitat en los hábitos de compra por Internet, de tal forma que a mayor tamaño del hábitat, la compra a través de la Red es más frecuente. Los motivos por los que los internautas no compran a través de Internet son diversos. Así, las mujeres y el colectivo de 46 a 65 años necesitan en mayor medida la visualización física de los productos. En cambio, los más jóvenes, son los que menos reparos tienen para la compra online en este sentido.
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Tabla 1. Internautas compradores y no compradores online.
Compradores Compradores Constantes
NO Compradores
Nuevos compradores Retornados
Noveles
Nuevos NO Compradores Recientes
Desencantados
NO compradores Nunca compraron
Edad De 15 a 24
8,3
21,7
18,6
6,3
13,3
28
De 25 a 34
28,2
16,5
13
23,1
37,6
14,3
De 35 a 49
39,8
39,8
35,9
43
40,5
33,6
De 50 a 64
21,13
19,3
30,3
25,1
7,6
17,4
2,3
2,8
2,2
2,5
1
6,7
65 y más
Fuente: elaboración propia a partir de ONTSI (2009).
La inseguridad es menor entre los más jóvenes, los cuales tienen mayor grado de afinidad con las nuevas tecnologías y mayor dominio o conocimiento de las mismas. Profundizando algo más en los elementos de inseguridad, las mujeres y los individuos de 35 a 49 años son más reticentes a la hora de tener que facilitar datos personales para poder realizar las compras por Internet. Entre quienes no han realizado ninguna compra por Internet los más dispuestos a comprar online en los próximos meses son los hombres y los jóvenes. En los hábitats más rurales se aprecia una mayor intención: el 8,8% declara que probablemente realice una compra en el futuro. Tal y como se señala la tabla I, podemos dividir a los jóvenes internautas entre 15 y 24 años en dos grandes grupos bastante similares desde el punto de vista cuantitativo: los compradores online (48,6%) y los no compradores a través de la red (51,4%). Sólo el 8,3% de la juventud es compradora constante, siendo el grupo demográfico que porcentualmente menos compra habitualmente en Internet, después de los mayores de 65 años. Por otro lado, la quinta parte de los jóvenes internautas (el 21,7%) han vuelto a utilizar el comercio electrónico a lo largo del año 2008, después de no haber realizado ninguna compra en 2007, grupo también denominado como los nuevos compradores retornados. Por último, el 18,6% de las y los jóvenes han utilizado el comercio electrónico por primera vez en su vida en el año 2008 (ONTSI, 2009). Respecto a los no compradores on line, suponen algo más de la mitad de los jóvenes internautas (el 51,4%). Este grupo también puede dividirse entre el 28% de los usuarios de Internet entre 14 y 25 años que nunca han comprado ningún producto online y los que han dejado de utilizar el comercio electrónico, bien por estar desencantados (13,3%), o los que no realizaron compras durante el año 2008 (el 6,3% de la juventud internauta) pero si lo habían hecho con anterioridad, denominados nuevos no compradores recientes (ONTSI, 2009). Problemas del comercio electrónico En cuanto a los principales problemas sufridos por los clientes en sus compras realizadas por Internet, ONTSI (2009) señala que los problemas logísticos están presentes en el 60% de los fallos del comercio electrónico español.
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Así, retrasos en la entrega del producto (25,2%), desperfectos de la mercancía (19,1%), no recepción del paquete (15,2%), no similitud con lo ofertado en la web (33,3%), problemas de devolución (2,6%), o de descarga (0,7%), o error en la recogida de datos y no realizar la reserva correctamente (0,8%). Otros problemas son los relacionados con el pago (21,7%), tales como cobrar dos veces (9,3%), fraude o problemas con el medio de pago (6,6%) o precio final distinto al precio mostrado en al web (3,5%). Regulación de la compra online Respecto a la regulación del comercio electrónico, el Estudio de Hábitos de Internet (Ocio Networks, 2009) analiza el conocimiento de la LSSI (Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico), vigente desde octubre de 2002. Esta Ley regula el comercio electrónico español y provee a los internautas con un catálogo sobre los derechos de los consumidores online al que pueden acudir a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología. El Estudio revela que casi 6 de cada 10 españoles encuestados no conocen la LSSI, mientras que sólo 3 de cada 10 han oído hablar de ella. Segmentando por edades, como suele ser habitual en temas legales y de regulación, los más jóvenes (menores de 20 años) son los que menor conocimiento tienen de la Ley (7 de cada 10 no la conocen). En cuanto a los mayores de 50 años, el 46% reconoce haber oído hablar de ella.
3. Compras a través del móvil El 93% de las y los jóvenes europeos entre 16 y 24 años es propietario de un teléfono móvil (EIAA, 2009). Según Conecta (2008), el 87% de los móviles que tienen los jóvenes españoles ya permite el acceso a Internet, mientras que el 93% de los terminales cuenta con cámara de fotos, el 88% poseen bluetooth y el 86% pueden grabar vídeos. Por edades, existen algunas diferencias significativas en el uso de los móviles. Los más jóvenes lo utilizan más como mp3, para sacar fotos, para intercambiar ficheros por bluetooth y para almacenar información, mientras que los más mayores utilizan más los mapas, el acceso a Internet y los envíos de MMS. Sin embargo, no hay grandes diferencias entre sexos: el hombre utiliza algo más los mapas, Internet y la radio; y la mujer utiliza algo más el despertador, los sms y la agenda. Entre los jóvenes españoles de 16 a 24 años, el 20% utiliza el móvil para navegar por Internet (EIAA, 2009). En contra de lo que pueda parecer, este porcentaje puede considerarse muy elevado, teniendo en cuenta que el uso de Internet en el móvil todavía no está muy extendido en España. No obstante, se aprecia una rápida progresión del uso del móvil para acceder a Internet a tenor del significativo aumento del porcentaje de personas entre 15 y 35 años que acceden a Internet desde el móvil, disparándose especialmente entre el segmento de los más jóvenes, los comprendidos entre los 15 y los 19 años, quienes han aumentado su uso un 64% en los tres últimos meses (Conecta, 2009). La proporción de jóvenes que accede a la red desde el móvil crece con la edad. Sin embargo, cuando los más jóvenes acceden a Internet en el móvil hacen un uso más intensivo. Así, los jóvenes se conectan una media de 2,6 horas a la semana a través de su terminal, tiempo que aumenta para los comprendidos entre 15 y 19 años, que dedican 3,5 horas a navegar desde el
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móvil. Téngase en cuenta que los y las jóvenes de 15 a 18 años presentan un perfil de usuario tecnológico diferencial, con unos rasgos característicos que nos permiten hablar de la primera generación española que ha crecido y se ha socializado en un ambiente digital: la denominada Generación ND (Nacido Digital), también llamados Generación Y. Así, aunque el acceso a Internet en el móvil aún es menor entre los más jóvenes, son los Nacidos Digitales que ya acceden a Internet desde su móvil, los que hacen un uso más intensivo y le sacan un mayor partido: le dedican más tiempo, hacen más cosas y acceden a más servicios. Entre los usos que aún no le dan al móvil pero que les gustaría dar, al 52% de las y los jóvenes encuestados para la elaboración del estudio Conecta (2009) les gustaría utilizar servicios de GPS, a un 39 por ciento, enviar y recibir mails y a un 34 por ciento, acceder a Internet. El deseo de emplear GPS se acentúa entre los más mayores (de 25 a 35 años) y el de navegar por Internet entre los más jóvenes (de 15 a 25 años). Además, según los datos del 3er Observatorio de tendencias, elaborado por Conecta (2009), los y las jóvenes consideran el móvil como una herramienta útil para mantener el contacto y disfrutar con los amigos, pero no sienten que su vida social dependa totalmente del móvil. Para el 72% de los encuestados, el móvil proporciona independencia, ya que permite llevar encima todo lo que importa, como música, fotos, mapas, y conectarte a Internet donde quieras, virtud atribuida al móvil especialmente por los más jóvenes (de 15 a 24 años). Según este informe, los jóvenes utilizan Internet desde el móvil principalmente para buscar información (76%), enviar y recibir e-mails (68%), buscar direcciones o itinerarios (58%) y mensajería instantánea (55%). Para el 51% de los encuestados, el móvil es sobre todo un elemento de ocio, para jugar (50%), escuchar música (60%) y hacer fotos (80%). Respecto al análisis de la compra o descarga de productos y servicios realizada a través del teléfono móvil, los jóvenes (menores de 25 años) con estudios primarios y nivel socioeconómico bajo se encuentran entre los principales clientes (ONTSI, 2009). En términos generales, uno de cada tres internautas adquiere productos o servicios a través del teléfono móvil, proporción similar a la registrada en el año 2007, con un gasto medio por persona y mes de 30 euros (Arias, 2009). Este dato coincide con el extraído del 2º Observatorio de Tendencias (Conecta, 2008) que refleja que el gasto de los jóvenes crece significativamente con la edad. La media de gasto mensual es de 32 euros, descendiendo a 20 euros en el segmento de los 15 a los 18 años y aumentando hasta los 36 euros en el caso de los situados entre los 31 y 35 años. Apenas hay diferencias de gasto entre hombres (31€) y mujeres (33€). A pesar de que este gasto aumenta con la edad, se mantiene estable la proporción de su gasto total que los jóvenes destinan al móvil. En términos generales, Conecta (2008) afirma que las salidas de ocio de los jóvenes españoles suponen su principal gasto, seguido del transporte y la ropa. Asimismo, casi dos terceras partes de los jóvenes dice haber reducido su gasto habitual en los últimos tiempos. De ellos, un 93% lo han hecho en ocio y salidas, el 60% en ropa y el 47% en artículos tecnológicos. Por otro lado, respecto a las actividades de compra o descarga a través del teléfono móvil, ONTSI (2008) señala que la mayoría se realizan por la red de telefonía móvil tradicional (GSM), y no necesariamente accediendo a
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Internet, desde un teléfono móvil con ésta capacidad. De este modo, esta actividad no se incluye dentro del comercio electrónico, por lo que el gasto generado no afecta al volumen de negocio B2C, ni los usuarios de dichas actividades se consideran compradores B2C. Los principales productos o servicios comprados o descargados a través del móvil son, según ONTSI (2008): participación en concursos (21,4%), descarga de melodías (10,6%), juegos (8,2), canciones (8%), noticias y alertas (5,2%), logos (3,9%), operaciones bancarias (2,8%), entradas para espectáculos (2,2%), otros bienes (1,4%), otros servicios (1,1%) y vídeos a través del móvil (0,9%). Como puede apreciarse, la participación en concursos sigue siendo el consumo estrella, estando más arraigada esta práctica entre las mujeres y los más jóvenes. De media, los individuos que compran a través del móvil, adquirieron dos productos o servicios en 2008. Por otro lado, el estudio de Antevenio (2009) sobre tendencias en navegación móvil que analiza el nivel de conocimiento y el uso de los distintos servicios y contenidos que ofrece el acceso a Internet a través del móvil, así como las preferencias de navegación móvil de los usuarios, señala que de las 11.385 personas encuestadas entre 14 a 65 años con acceso a Internet, el 47% se conecta a través del móvil. El 42%de los que navegan en Internet por el móvil son usuarios intensivos (acceden diaria o semanalmente). El precio es la principal barrera de entrada para los que nunca han navegado a través de su teléfono móvil (46%), seguida de otros motivos tales como que la tecnología del móvil no lo permite (20%), el pequeño tamaño de la pantalla (14%), o por no saber utilizarlo (8%). Respecto a la tecnología necesaria para el acceso a Internet, casi la totalidad de las personas (83%) que navegan por Internet tienen móviles 3G, adaptados para conectarse a alta velocidad, pero sólo el 39% de éstos tiene tarifa de datos. Entre los usuarios intensivos, la tarifa plana se incrementa al 56%. Independientemente del perfil de usuario, la lectura del correo electrónico es el principal uso del Internet móvil (49%), seguido de la navegación (46%) y la descarga de contenidos (32%). Entre los tipos de aplicaciones y contenidos descargados a través de la navegación por Internet vía teléfono móvil, destacan la descarga de tonos y logos (44%), de juegos (34%), aplicaciones bancarias (17%) y acceso a redes sociales (16%). A pesar de la gran popularidad de las redes sociales, el acceso a éstas a través del móvil es todavía bastante bajo. Entre las más utilizadas, Facebook consolida su liderazgo, siendo la favorita entre los que navegan a través de aplicaciones. Sorprende el caso de Twitter, que a pesar de la afinidad con el medio, está aún en una fase muy embrionaria en España (Antevenio Mobile, 2009). A corto plazo, se espera un crecimiento elevado del uso de esta red social. De este modo, es posible afirmar que de momento, las personas prefieren entrar a las redes sociales a través del PC, ya que en ese entorno ofrecen más funcionalidades y su uso es más fácil. No obstante, el gran potencial de esta herramienta queda reflejado en las palabras de Sixto Arias, presidente de la Mobile Marketing Association Spain, quien afirma que “ningún medio de comunicación viaja en el bolsillo del cliente, está encendido diez horas al día, admite sonidos, imágenes y videos, tiene una penetración superior al 90 por ciento de la población, es interacti-
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vo y además permite realizar pagos de una forma segura como el teléfono móvil”. Para el 80% de los usuarios, las principales ventajas de la navegación móvil son la ubicuidad y la posibilidad de aprovechar los tiempos muertos (Antevenio, 2009).
4. Medios de pago B2C Por comercio electrónico se entiende toda compra realizada a través de Internet cualquiera que sea el medio de pago utilizado. La característica básica del comercio electrónico reside en la orden de compraventa, la cual tiene que realizarse a través de algún medio electrónico, con independencia del mecanismo de pago efectivo (CMT, 2009). Según los datos reflejados en el Estudio sobre Comercio Electrónico B2C 2009 (ONTSI, 2009), los medios de pago utilizados por los internautas son variados. La mitad de los compradores (50,2%) prefieren pagar sus compras online a través de tarjetas de crédito o débito. Otras opciones aceptadas son el pago contra reembolso (29,1%), transferencias bancarias (6,7%), tarjetas PayPal (10,7%), domiciliaciones bancarias (1,8%) y tarjetas propias del establecimiento (0,1%). En 2008 mejoró la confianza en los medios de pago, aunque todavía sea una barrera para la compra online. Esta desconfianza alcanza al 16,3% de los internautas no compradores online en 2008. Se mantiene la preferencia de pagar las compras online a través de tarjeta de crédito (33,1%) y débito (17,1%). No obstante, la preferencia por la tarjeta de crédito se ha reducido notablemente del 39,6% en 2007 al 33,1% en 2008, acompañada del aumento de la preferencia por la tarjeta de débito, del 14,4% en 2007 al 17,1% en 2008. Las y los jóvenes no son el grupo que más utiliza este medio de pago en Internet, siendo los mayores de 34 años, con estudios universitarios y nivel socioeconómico alto, o medio alto, quienes optan mayoritariamente por la tarjeta de crédito. Los pagos por Internet con tarjeta bancaria disponen desde hace unos años, de sistemas de seguridad que cuentan con una contraseña de uso exclusivo para las compras y las operaciones y transacciones a través de Internet. Esta contraseña garantiza la seguridad del comprador y en muchos casos se ofrece, además, un SMS personal del banco al cliente que garantiza la legitimidad de la transacción y elimina la posibilidad de fraudes. Esta contraseña o pin de seguridad es ampliamente utilizado y ha experimentado un gran aumento en el último año. En 2008 el 62,2% de los compradores que paga con tarjeta de crédito o débito utiliza esta opción, tecleando un pin o número secreto personal para confirmar la operación. En este mismo sentido, el estudio de hábitos de Internet de Ocio Networks (2009), señala que en España todavía hay muchas reticencias a la hora de pagar con tarjeta de crédito en Internet. Así, menos de la mitad de los internautas (46,2%) utiliza su tarjeta de crédito con tranquilidad en Internet, lo que parece seguir siendo el gran obstáculo del comercio electrónico. No obstante, se observan grandes diferencias por edades. En primer lugar, destacan los bajos porcentajes de uso con tranquilidad en los menores de 20 años, lo cual podría deberse, entre otros motivos, a la no disponibilidad de tarjeta propia o al uso sólo bajo supervisión de padres y tutores. En cambio,
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entre los 21 y 40 años, el uso con tranquilidad de la tarjeta de crédito en la Red alcanza casi el 60% de los internautas, para volver a bajar a partir de los 41 años. No obstante, los sistemas como PayPal o el Comercio Seguro con comprobación por SMS, implantado por algunos bancos, hacen aumentar la sensación de seguridad, provocando que disminuya paulatinamente las reticencias a comprar por Internet, acercándonos a la media europea. Aunque los jóvenes apenas reconocen utilizar la tarjeta de crédito por Internet, sí conocen en mayor medida qué páginas Web son seguras para el pago online. Son los mayores de 50 años los que menos informados reconocen estar, mientras que entre los 21 y los 40 años más del 60% cree que cuenta con la información suficiente. La desconfianza de los internautas en el uso de sus tarjetas bancarias ha repercutido en el aumento del uso de otros medios de pago, tales como el pago contra reembolso (29,1%) que aumenta paulatinamente su protagonismo año a año. También aumenta la preferencia por el sistema PayPal, con un 10,7%, que tiene mayor aceptación entre los estudiantes y las personas con edades comprendidas entre 31 y 45 años. PayPal es un sistema para pagar de manera segura en Internet que consiste en una cuenta vinculada a la cuenta corriente del cliente. Con la apertura de una cuenta PayPal, el número de cuenta del cliente se da una única vez y el sistema garantiza la seguridad total de los datos personales y financieros. De esta manera, en la compra online con PayPal no es necesario introducir los datos de la tarjeta bancaria o número de cuenta del comprador, sino los de PayPal. Actualmente ya hay más de 100.000 sitios Web donde aceptan este método de pago, sin embargo, todavía no es un sistema implantado en todas las tiendas online. Por el contrario las transferencias bancarias son año a año menos atractivas. Ahora sólo el 6,7% lo considera una forma de pago preferida. Los jóvenes, los individuos de nivel socio-económico medio-bajo y los residentes en municipios pequeños de menos de 10.000 habitantes, se decantan por el pago contra reembolso en mayor proporción que el total de compradores (ONTSI, 2009). Para terminar, debemos señalar que toda transacción segura por la red debe incluir aspectos de autentificación (garantizar la identidad de los agentes intervinientes), integridad (evitar modificaciones por el camino), confidencialidad (evitar su interceptación no autorizada) y no repudio (evitar la posibilidad de negar que una operación se ha producido). Son varios los sistemas y tecnologías que se han desarrollado para intentar aplicar estos aspectos a las transacciones electrónicas, de los cuales el sistema SSL es el más conocido y usado en la actualidad. SSL permite la confidencialidad y la autentificación de las transacciones realizadas por Internet, en especial en aquellas transacciones en la que se intercambian datos confidenciales, como números de tarjetas de crédito o contraseñas de acceso a sistemas privados. El sistema SSL (Secure Socket Layer) es un sistema de protocolos de carácter general diseñado en 1994 por la empresa Netscape Communications, y
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está basado en la aplicación conjunta de criptografía simétrica y asimétrica, certificados digitales y firmas digitales para conseguir un canal o medio seguro de comunicación a través de Internet. Actualmente es el estándar de comunicación segura en los navegadores web más importantes (protocolo HTTP), como Netscape Navigator e Internet Explorer.
5. Banca online Existen aproximadamente unos 15,5 millones de jóvenes menores de 30 años en España. De ellos, nueve millones menores de 20 años se pueden incorporar al mercado financiero (BBVA, 2008). Por lo tanto, el potencial y la oportunidad de negocio de este segmento de población es enorme para la banca española. La eliminación de comisiones, descuentos exclusivos y préstamos más ventajosos son algunas de las ofertas que lanzan las entidades en su lucha por captar a los clientes menores de 30 años. Por otro lado y, según los expertos, la música es el mejor atributo que conecta con los jóvenes, por lo que la mayoría de entidades que intentan atraer a este colectivo ofrecen descuentos en todo lo relacionado con este mundo: conciertos, programas de música, compra de CDs, etc. La Banca electrónica es la actividad bancaria de intermediación financiera de depósitos realizada electrónicamente o a través de Internet, pero también es el conjunto de equipos informáticos necesarios para la prestación de servicios financieros en tiempo real, como el conocimiento de los saldos, transferencias bancarias, etc. En este sentido, podemos definir un Banco virtual como la entidad financiera que, exclusiva o primordialmente, permite realizar transacciones bancarias a través de la Red. En España existen cuatro bancos que operan exclusivamente por Internet: Bancopopular-e, Uno-e, Open Bank e Inversis (AEB, 2009). El resto de entidades bancarias españolas han creado divisiones de negocio online. Las y los jóvenes de entre 18 y 30 años prefieren realizar sus operaciones bancarias online en lugar de acudir a una sucursal (Javelin Strategy, 2008), aunque en determinado tipo de transacciones la mayoría sigue siendo partidaria de la relación presencial con los agentes. Así, los adultos jóvenes optan por Internet para interactuar con sus bancos en las transacciones más básicas, como el pago de facturas (70%), o informativas, como la comprobación de saldos y movimientos (74%), pero suelen acudir a la sucursal bancaria para realizar transacciones más complejas, como la apertura de cuentas (57%) y solicitar créditos (52%). No obstante, cada vez son más las y los jóvenes que optan por completar incluso sus transacciones complejas sin trasladarse a la sucursal. En vista de estos datos, los bancos que deseen atraer y retener nuevos clientes deberán llevar a cabo estrategias dirigidas a la integración de la Web en su organización; una transformación y adaptación de los procesos, las sucursales y el servicio de atención telefónica a ese nuevo entorno online, como negocio estratégico. Así, por ejemplo, La Caixa ha reforzado sus ofertas financieras para atraer a jóvenes, a pesar de ya contar con un millón de clientes menores de 26 años. La entidad cuenta con su propia marca LKXA, integradora de todos los productos y servicios del banco diseñados para los jóvenes, que se puso en
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marcha en enero de 2005, con ventajas como la supresión de comisiones. Además, ofrece una serie de ofertas no financieras, tales como exención de comisiones en la compra de entradas de ServiCaixa, descuentos en viajes, transportes y carburantes, tiendas de ropa, cursos de idiomas, eventos deportivos, cine, teatro, recargas gratuitas de móviles, etc. Por su parte, Caja Madrid cuenta con 1,3 millones de clientes entre 18 y 30 años. Su estrategia dirigida a este segmento gira en torno a CMCool, el portal (www.cmcool.es) que lanzó en octubre de 2006, creando una gama de productos financieros específicos para jóvenes (cuenta, tarjeta, depósito, ahorro vivienda...), donde se benefician de descuentos y ofertas exclusivas, como productos de ahorro con mayor remuneración o depósitos de alta rentabilidad para la posterior compra de una vivienda. Por otro lado, el BBVA es una de las entidades que más éxito ha tenido con su esfuerzo por atraer a jóvenes, gracias a su programa BlueBBVA, lanzado a principios de 2007. Su idea es competir ofreciendo nuevos productos y servicios no solamente financieros, con valor añadido para la clientela. El banco se ha propuesto atraer a los jóvenes través de los canales de Internet y el móvil. En la actualidad con 1,3 millones de clientes de 0 a 29 años y ha segmentado su oferta en tres grupos: Miniblue, para edades entre 0 y 13 años, Blue, de 14 a 20, y MasBlue, de 21 a 29 años. Sin embargo, la estrategia del Banco Santander para atraer jóvenes está en su Banco para universitarios, Universia, desde donde lanza diversos productos, especialmente préstamos, diseñados para estudiantes. Otros de los múltiples ejemplos del mercado financiero son la Cuenta Joven de CajaCanarias para jóvenes de 14 a 26 años, que además ofrece el servicio VINI para realizar compras seguras por Internet a través de una tarjeta de crédito virtual, la cuenta ClickOK del Banco Herrero dirigida exclusivamente a la juventud entre 14 y 25 años, con ventajas y descuentos en viajes, moda, deporte, conciertos, etc., el Banco Pastor, que ofrece un servicio virtual exclusivo para jóvenes o la apuesta global por Internet desarrollado por Bankinter. Todos estos datos demuestran que la juventud, a pesar de ser un segmento de población sin demasiados ingresos económicos, es una apuesta de futuro para el sector financiero, que intenta ofrecer una imagen atractiva y moderna a través del uso de las nuevas tecnologías y aplicaciones Web con el objetivo de fidelizar a esta clientela joven, que en el futuro accederá al resto de productos de la institución bancaria.
6. Banca móvil El 21% de los jóvenes norteamericanos usan ya la banca móvil, frente al 10% de la población de más edad, según datos de una encuesta realizada por Opinion Research para IBM (2009). Según la encuesta, será este segmento de población la que ayude a generalizar el uso de la a Banca telefónica, como actividad bancaria de intermediación financiera de depósitos realizada a través de la telefonía, móvil o fija. Pese a los grandes esfuerzos de los proveedores de servicios móviles y entidades bancarias, lo cierto es que la banca móvil no está captando a todos los consumidores. De hecho, son los jóvenes quienes ya están usando sus terminales para manejar su dinero. En concreto, el 21% de la población joven
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usa estas aplicaciones, mientras que sólo el 10% de los más maduros realizan alguna transacción bancaria con su terminal móvil. Uno de los motivos por los que todavía no se ha popularizado la banca móvil es por la desconfianza del 65% de los consumidores respecto a la seguridad de sus datos. Los operadores de telefonía móvil han invertido gran cantidad de dinero para promover el uso de este nuevo medio. Para ello, es necesario que sus clientes firmen un contrato con una institución financiera para ligar su cuenta bancaria a una aplicación móvil. Asimismo, las instituciones financieras cada vez vuelcan más servicios a través de este medio e incluyen información financiera, transferencias de dinero, pago de facturas o la gestión de sus cuentas. Muchas entidades españolas, como La Caixa o Banco Popular apuestan por las nuevas tecnologías. En concreto, e-La Caixa, líder en banca móvil en España, cuenta con una cuota de mercado del 52% (en EEUU, Bank of America tiene un 43%), y la Banca Móvil del Banco Popular acaba de adaptar su banca móvil a iPhone 3G a través de un acuerdo con Telefónica, ofreciendo mayor usabilidad con dispositivos asociados a una tarifa plana. Este aspecto es importante ya que según el estudio de Opinion Research (2009), el 85% de los consumidores ponen pegas a la hora de pagar por estos servicios. Tal vez en un futuro no muy lejano el móvil acabe con las monedas y el dinero de plástico gracias a la tecnología NFC (Near Field Communication). La Caixa impulsa la implantación internacional de este sistema de pago con el móvil. Así, cada teléfono móvil llevará un chip para almacenar cierta información bancaria, como la de una tarjeta de crédito. Cuando una persona compre un producto, se dirigirá a la caja y acercará el terminal móvil a un lector; el aparato leerá el chip y la compra se realizará. Será algo similar a pagar con tarjeta de crédito, pero a través del teléfono móvil. En Japón el pago con el móvil a través de tecnología inalámbrica de corto alcance es un éxito des de hace años. Está previsto que esta tecnología esté totalmente implantada en España en un plazo de entre tres a cinco años. Nokia y Siemens están trabajando en el desarrollo de esta tecnología. La expansión de la banca móvil en España está directamente relacionada a la evolución del Internet móvil. De momento, los usuarios españoles utilizan su teléfono sobre todo para comprobar el estado de sus cuentas, realizar transferencias y hacer compras de entradas. Para acercar la banca móvil a los jóvenes será necesario adaptar la tecnología necesaria a una serie de particularidades de este segmento de población. Así, por ejemplo, hay que ser conscientes que la mayoría de los jóvenes no tienen smartphones caros: Sólo el 14 por ciento de todos los usuarios móviles cuentan con este tipo de teléfonos, por lo que si la banca está interesada en la juventud como potencial cliente, deberá facilitar el acceso a estos teléfonos o generar otro tipo de aplicaciones compatibles, como las descargables en Java o banca vía SMS.
7. Redes sociales financieras Las redes sociales financieras son Clubes de inversores pero en Internet, al ser la idea subyacente de las redes sociales bancarias. Son un nuevo tipo de sitio que sigue la estela de Facebook o MySpace, pero especializado en
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temas financieros. En estas redes no asesora un analista profesional, sino otros inversores que comparten sus experiencias e intuiciones en la búsqueda del mejor rendimiento para su dinero. A mediados de 2007 en Estados Unidos, surgieron las primeras redes sociales especializadas en inversión. Covestor es una de estas comunidades virtuales que ofrecen la posibilidad de compartir los movimientos financieros realizados en entidades estadounidenses. La idea de extraer consejos a partir de lo que hagan otros ha sido un éxito e incluso firmas de inversión de este país permiten a sus usuarios compartir los datos de sus carteras con otros usuarios, como en el caso de Zecco. Unience es la primera comunidad online para inversores en España, creada en junio de 2008. Trabaja con 36 entidades bancarias, 23 españolas, 10 americanas y 3 británicas. El acceso a esta red requiere de la invitación de alguno de sus miembros. De este modo, la comunidad se pone al servicio de los usuarios para ofrecerles el estado de sus inversiones en tiempo real, en las distintas entidades bancarias con las que opere. La información financiera se convierte así en el centro sobre el que gira la comunidad. En esta plataforma no existen perfiles definidos, sino que se pueden encontrar desde pequeños a grandes inversores, así como asesores y profesionales especializados en el sector. Las posibilidades que ofrece esta red social es un mejor seguimiento por parte de los usuarios de sus carteras de inversión; los inversores pueden compartir información sobre sus fondos o acciones con otras personas, en algunos casos, con especialistas; y pueden compartir conocimientos relacionados con aquellos temas de su interés, a través de su blog. Otra modalidad de red social financiera son las comunidades que permiten los préstamos entre personas y que suponen un avance al producirse un intercambio monetario entre los miembros. Se constituyen en una alternativa a las vías convencionales de obtención de financiación. Normalmente se trata de préstamos de pequeñas cantidades que reportan beneficios a los inversores que los conceden y ofrecen un interés atractivo para los prestatarios. En Estados Unidos son pioneros en este ámbito al contar con sistemas automáticos para calcular el riesgo crediticio, con sitios como Lending Club, Kiva, que financia proyectos de emprendedores en países en vías de desarrollo. En Europa destacan sitios como Zopa, que ofrece sus servicios en Gran Bretaña e Italia. Lending Club nació como comunidad en mayo de 2007 dentro de Facebook y constituye un sistema para pedir y dejar dinero entre particulares. En España se ha lanzado en este segmento el sitio Comunitae, que cuenta con más de 2.600 usuarios registrados a pesar de estar en fase de pruebas. Bibliografía - AEB (2009). http://www.intereconomia.com/noticias-negocios/mercados-y-valores/empresas/bancaonline-sufre-los-efectos-crisis - AECE. Asociación Española de Comercio Electrónico (2001). - Antevenio Mobile (2009). Primer estudio Antevenio Mobile sobre tendencias en navegación móvil. www.antevenio.com - Arias, Sixto. (2009). http://spain.mmaglobal.com, http://www.mobchanics.com
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Clara Muela Molina y Antonio J. Baladrón Pazos. Área de Publicidad, Facultad de Ciencias de la Comunicación (URJC)
Jóvenes y publicidad on line: nuevos espacios y formas, otros retos
La juventud es el principal usuario de los nuevos medios de comunicación derivados del desarrollo de las nuevas tecnologías y, por consiguiente, uno de los objetivos más importantes de las estrategias publicitarias de las empresas en esos medios. En este artículo se profundiza en las percepciones que las y los jóvenes tienen de la publicidad on-line, revelando algunos de los más importantes desafíos a los que tienen que hacer frente los anunciantes para comunicarse de forma transparente, honesta y eficaz con este target. Por una parte, se reflexiona sobre las nuevas formas que están empezando a explorar las empresas para dirigirse a sus públicos jóvenes; el papel crítico, informado y cada vez más activo de los y las jóvenes en los procesos de comunicación de las marcas obliga a una innovación constante en los formatos, que cada vez son menos impositivos y buscan una mayor implicación de los destinatarios. Por otra parte, se ahonda en la realidad actual de dos de los nuevos espacios con mayor aceptación entre la juventud: las redes sociales y los teléfonos móviles. Todo ello se complementa con el recurso a diferentes datos de consumo mediático y nuevas tecnologías por parte de los y las jóvenes. Palabras clave: Juventud, publicidad, Internet, nuevos medios, marcas
La juventud y la publicidad: esa eterna relación amor-odio El segmento de la juventud, desde los adolescentes hasta los denominados jóvenes adultos, es uno de los que más está en el punto de mira de los anunciantes en las últimas décadas. El creciente potencial de consumo que alberga, su destacado papel como prescriptores e influenciadores en los procesos de compra o simplemente el deseo de las empresas de consolidar sus marcas entre ese target para seguir presentes en la mente de los consumidores a lo largo de sus vidas son algunas de las razones que justifican la importancia que ha alcanzado en los planes publicitarios de muchas empresas; importancia que, además, cada vez se ha ido adelantando a segmentos de edad aún menor, aquellos que, tal y como afirma Schor (2006), parecen ser “nacidos para comprar”. Ahora bien, el afán de los anunciantes por orientar las actitudes o los comportamientos de este segmento ante las marcas y productos ofertados en el mercado se ha topado al menos con dos hechos que hacen más complicado este objetivo. En primer lugar, nos referimos a la gran cultura publicitaria que tienen los y las jóvenes de nuestro tiempo y que los convierte en públicos objetivos altamente informados y mucho más críticos con los mensajes comerciales que impactan en ellos, a diferencia de lo que sucedía en las generaciones precedentes. La juventud actual valora en la publicidad su dimensión informativa como pieza clave de una sociedad de consumo y un sistema de libre mercado que, en términos generales, aceptan. Sin embargo, en principio es una juventud menos crédula ante la dimensión persuasiva de los mensajes
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comerciales. Conocedores de los códigos publicitarios y totalmente conscientes de que la publicidad es un mensaje interesado al servicio de los anunciantes, los y las jóvenes ponen en cuestión, más que otros públicos, las estrategias y comunicaciones comerciales de todo tipo. En general, no les gusta reconocer que la publicidad les influye, pues se consideran independientes, auténticos; les gusta sentirse especiales, por eso sus congéneres no les entienden y se distancian de ellos, pero recurren continuamente a las marcas para integrarse en los grupos de referencia donde comparten “los mismos símbolos, las mismas aficiones y los mismos valores” (Vera Vila, 2005: 28). La publicidad es una comunicación masiva que se dirige a un gran público con un perfil socio-demográfico y estilos de vida homogéneos, mientras que la juventud cada vez personaliza más su mundo y su entorno: su habitación, su ordenador, su móvil -incluidas las sintonías-, etc. Como consecuencia de todo ello, las empresas han tenido que adaptar su comunicación publicitaria a este segmento en varios aspectos. Uno de ellos es, indudablemente, el dejar de utilizarla como una instancia desde la cual dogmatizar o moralizar; “la publicidad trata de mostrar a jóvenes muy distintos, con actitudes y posiciones muy variadas; y no moraliza ni trata de ser educativa, sino que enfatiza sobre todo la idea de la libertad de elección” (Méndiz Noguero, 2005: 113). Si bien algunos estudios (Nicolás Ojeda, 2006 y 2008) apuntan hacia una representación publicitaria de la juventud no tan diversa como afirma Méndiz Noguero, no cabe duda de que esa sensación de libertad es una de las premisas de las empresas para comunicarse con la juventud. Otro aspecto fundamental es la tendencia en esa publicidad para jóvenes a incidir más en los aspectos emocionales que en los racionales, impulsada precisamente por el referido carácter informado y crítico de la juventud. El resultado, en ocasiones, son campañas en las que incluso la dimensión emocional se traduce en puro surrealismo. “Después de una larga temporada de dominio de los spots más verosímiles o realistas, tipo slices of life, en los últimos años hemos asistido a un auge de la ficción inverosímil que ya no se vehicula solamente a través del relato audiovisual sino incluso a través de un discurso audiovisual que pretende ser más ingenioso que verdadero”, escribe Rausell Köster (2004: 261-262). Tal circunstancia se ha acentuado en la publicidad para jóvenes porque, al ser éste un público menos crédulo, ya no es suficiente llegar a él con mensajes que sean creíbles, pues como punto de partida existe una certeza sobre el carácter parcial e interesado de la comunicación publicitaria. En segundo lugar, el otro hecho que ha complicado la relación de los anunciantes con la juventud es el papel cada vez más activo que los y las jóvenes tienen en los procesos de comunicación sobre marcas o empresas. Partiendo de lo críticos que son hacia la publicidad, las empresas han optado muy frecuentemente por las denominadas campañas de marketing de igual e igual. Internet, como escribe Quart, es “el gran vector de marketing de igual a igual, que amplía enormemente las posibilidades que tienen los jóvenes de compartir sus devociones y que les ahorra buena parte del trabajo a las grandes compañías. Los adolescentes actuales dedican una gran cantidad de horas a navegar por la Red, y ven en cambio muchas menos horas de televisión que las generaciones anteriores, por lo que no sorprende que Internet haya visto surgir y prosperar intensas campañas de promoción de igual a igual” (2004: 57). La publicidad tradicional, que cosecha la desconfianza de la juventud, corre el peligro de verse suplantada, de este modo, por la rele-
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vancia que adquiere el papel que los y las jóvenes desempeñan como prescriptores o simplemente propagadores del mensaje entre conocidos y amigos, cuestión sobre la que se abundará más adelante. Según se recoge en una de las obras más completas sobre publicidad y juventud, una de las “vertientes que permite a los jóvenes relativizar la influencia de la publicidad en sus decisiones de consumo es el reconocimiento de un influjo más poderoso, que es la publicidad que se ejerce entre iguales, considerada como mucho más importante, en términos de información o sugerencia, que la publicidad formal” (Sánchez Pardo, Megías Quirós y Rodríguez San Julián, 2004: 120). Ese papel activo hace que las empresas anunciantes vean cada vez más cómo la comunicación sobre sus productos y marcas se puede escapar de su control. En los medios propiciados por el desarrollo de las nuevas tecnologías, de los que como veremos en el epígrafe siguiente la juventud es un público asiduo, todos los individuos tienen capacidad para hacer llegar sus opiniones acerca de marcas y empresas al resto de la sociedad; de esta manera, al margen de los mensajes comerciales planificados por los anunciantes el ciberespacio se llena de otros muchos mensajes de particulares con un gran poder de influencia. En las próximas líneas proponemos, precisamente, un análisis sobre las percepciones que la juventud tiene de la publicidad on-line, sobre sus usos y sobre los retos de futuro para conectar de forma eficiente con este segmento de la sociedad. Para ello, en el epígrafe 2 se expondrán algunos datos sobre el consumo mediático de los y las jóvenes, tanto españoles como europeos. A continuación, el epígrafe 3 se dedicará a reflexionar sobre algunas de las nuevas formas que los anunciantes están empezando a explorar para comunicarse con la juventud, ahondando en los y las jóvenes como nuevos prescriptores y en el caso de los robots de Messenger. Estos aspectos se completarán con lo recogido en el epígrafe 4, en el que se abordan algunas de las claves de la publicidad dirigida a jóvenes en los nuevos medios, en particular las redes sociales y la telefonía móvil, señalando las principales tendencias y desafíos que tienen las empresas para consolidar con este segmento relaciones estables basadas en la confianza y en el respeto.
La juventud española y europea versus los medios de comunicación Una vez expuestas en el epígrafe anterior las claves más básicas para comunicarse con el segmento joven en nuestra sociedad, es momento de recoger algunos datos y reflexiones acerca de las pautas de consumo mediático del mismo. Para ello, en las próximas líneas se realiza un recorrido comparativo entre la realidad española y la del conjunto del continente europeo, intentando extraer algunas conclusiones relevantes sobre el uso que los y las jóvenes hacen de los medios on-line y la percepción que tienen de los contenidos comerciales en ellos insertados. La juventud española en el contexto mediático europeo Los y las jóvenes internautas europeos saben explotar mejor que los mayores las características lúdicas de los medios de comunicación. E, incluso, con los media digitales las distancias se manifiestan con más evidencia para los más maduros sintiéndose algo perdidos y bastante torpes a la hora de programar un DVD con disco duro, competir con un adversario virtual en la videoconsola o, simplemente intentar ponerse en forma con la Wii Sports.
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Gráfico 1 Horas semanales dedicadas a cada medio por los españoles de 16 a 24 años Fuente: European Interactive Advertising Association, Mediascope Europe, 2008
Gráfico 2 Reparto de los internautas europeos entre 15 y 24 años por sexo en % Fuente: Harris InteractiveNetObserver Europe, 2007
Gráfico 3 Influencia de la publicidad según los medios en las decisiones de compra de los internautas europeos de 15-34 años en % Fuente: Harris InteractiveNetObserver Europe, 2008
Los últimos estudios comparativos sobre el contexto mediático de los principales países europeos no muestran apenas diferencias entre los hábitos de exposición a los mismos por parte de los ciudadanos del viejo continente. Para los más jóvenes, los tres medios de entretenimiento preferidos son el
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cine, Internet y la televisión por este orden, perdiendo ésta última la posición privilegiada que ha mantenido durante tantos años en este segmento de la población comprendido entre los 15 y 35 años. La radio, cuya función destacada es la informativa, para los y las jóvenes es un medio que se asocia, sobre todo, con el ocio al igual que sucede con las revistas y, especialmente, con el cine. Internet, sin embargo, es un medio del que la juventud internauta europea se sirve tanto para informarse como para entretenerse. Asimismo, frente al 60% de los europeos que utiliza Internet, la cifra asciende al 90% si nos centramos en las y los jóvenes usuarios españoles; de éstos, el 68% utiliza otros medios a la par que se conectan a la red, en concreto, un 23% ve la televisión, un 21% escucha la radio, un 2% lee la prensa y la mitad de éste último porcentaje lee alguna revista. Como ilustra el Gráfico 1 y según el European Interactive Advertising Association (2008), el medio revistas es el que más se ha visto afectado por el decremento en cuanto a la exposición de la juventud española con un 27% menos de horas de lectura, seguido por la televisión con un 18% y la prensa con un 15%; la radio ha perdido menos horas de escucha, un 10%, en el público joven gracias a que escuchar música de fondo es una actividad fácilmente compatible con la navegación. Sin embargo, el único medio que ha visto incrementado el tiempo de uso entre las y los jóvenes españoles es Internet, que ha pasado de 9,9 horas semanales en 2004 a 14 en 2008, con lo cual el aumento es de un 40%. Respecto al nivel de utilidad que la juventud europea entre 15 y 24 años hace de la web 2.0, no hay grandes diferencias destacables (Harris Interactive, 2007a) entre los ciudadanos de los principales países comunitarios. Los españoles e italianos son los que más intercambian información o publican contenidos en comunidades de usuarios, un 88%, mientras que los ingleses son los que menos lo utilizan con un 77%; sin embargo, éstos junto con los españoles son quienes más gustan personalizar las páginas de inicio o las personales, los sites o blogs en idéntico porcentaje, el 70%, mientras que los alemanes sólo lo hacen en un 59%; por el contrario, los germanos son quienes más contribuyen al enriquecimiento del contenido de los sites colaborativos o wikis en un 79% de los usuarios, mientras que los franceses son los menos participativos en esta modalidad con un 55%. También este estudio señala la paridad de género en el uso de la red, es decir, que las internautas equiparan en cantidad a los internautas en España e Italia mientras que las francesas, inglesas y alemanas superan en número a los jóvenes del otro sexo como puede verse en el Gráfico 2. La juventud europea y la publicidad on-line Tal y como se está describiendo, para la juventud española y europea Internet es el medio donde invierten más tiempo informándose, entreteniéndose o relacionándose con otros usuarios; sin embargo, en cuanto a la influencia de los mensajes comerciales, los medios tradicionales como la televisión, la prensa o las revistas siguen siendo los que poseen un mayor poder de persuasión a la hora de decidir la compra de un producto o servicio (Harris Interactive, 2008) para el citado segmento social. Como muestra el Gráfico 3, los ingleses son los más influenciables por la publicidad en los principales medios; un resultado coherente si se tiene en cuenta que el joven anglosajón es bastante receptivo a los anuncios y que la percepción de la comunicación comercial es bastante positiva; así, sólo son superados por Italia, donde la telefonía móvil ejerce una mayor influencia que en el resto de países analizados, y por Francia,
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Gráfico 4 Percepción de la publicidad on-line por los internautas europeos de 15-24 años en % Fuente: Harris InteractiveNetObserver Europe, 2007
Gráfico 5 Percepción de la publicidad en los espacios personales on-line para los usuarios entre 15 y 24 años en % (I) Fuente: Harris InteractiveNetObserver Europe, 2007
Gráfico 6 Percepción de la publicidad en los espacios personales on-line para los usuarios entre 15 y 24 años en % (II) Fuente: Harris InteractiveNetObserver Europe, 2007
(1) El estudio NetObserver Europa es el mayor estudio on-line realizado sobre la Web Europea con cerca de 1.000 sites participantes y más de 400.000 respuestas anuales. Se realiza cada 6 meses desde el año 2000 por el instituto Harris Interactive para analizar la evolución del comportamiento y la percepción de los internautas de más de 15 años sea cual sea su lugar de conexión en 5 países.
que hace lo propio en los videojuegos (no obstante, las cifras guardan bastan-
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te distancia respecto a la presencia y protagonismo de estos medios en comparación con los más clásicos; publicitaria y comercialmente todavía no son equiparables). Los jóvenes internautas europeos entre 15 y 24 años tienen, por lo general, una percepción de la publicidad on-line peor que la de los usuarios de la red mayores de 25, exceptuando el Reino Unido donde la publicidad es particularmente creativa, según la 14ª oleada del estudio europeo NetObserver (1) (Harris Interactive, 2007a) realizado en Diciembre de 2006 a un total de más
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de 210.000 usuarios de la red en España, Italia, Francia, Alemania y Reino Unido. Genéricamente, y como muestra el Gráfico 4, los y las navegantes de la red entre 15 y 24 años están menos interesados que los mayores de 25 por la publicidad que ven en Internet y son pocos los que piensan que ésta les ayuda a tomar mejores decisiones de compra o a encontrar los productos y servicios que buscan en la World Wide Web. No obstante, no es desdeñable el número de los más jóvenes que considera la publicidad como creativa e innovadora y les ayuda, además, a descubrir nuevos productos y servicios. Para estos, los formatos publicitarios más interactivos como el marketing viral, los blogs, la Web 2.0, el podcasting o los sites de archivos compartidos como Dailymotion, Youtube, etc. son herramientas a tener muy en cuenta ya que son mucho más participativas con el internauta y, por tanto, más eficaces para el anunciante. Por países, las y los jóvenes españoles e italianos son quienes proyectan una mejor percepción de la publicidad on-line que los otros 3 países analizados: Francia, Alemania y Reino Unido; no obstante, son los ingleses los más interesados en la publicidad on-line y quienes más la perciben como creativa e innovadora. En el otro extremo nos encontramos con los alemanes, que son quienes peor valoran los mensajes publicitarios. La siguiente oleada del estudio europeo precisó más el contenido de las encuestas respecto al año anterior centrando el análisis de la percepción de la publicidad on-line durante 2007 en los espacios considerados personales para el internauta. Las principales conclusiones que aporta dicha investigación, como muestran los Gráficos 5 y 6, constatan que la publicidad de los blogs o en Internet no le resulta molesta a un porcentaje considerable de los usuarios europeos de la red y, según el país estudiado, entre un 47% y un 63% de los y las jóvenes internautas de entre 15 y 24 años considera que la publicidad en los espacios personales es igual de eficaz que cualquier otra insertada en otros sitios de Internet. Aún así, el 64% de estos mismos usuarios sugiere que los comerciales deben orientarse mejor en función del segmento a quienes van dirigidos; en este sentido, son los franceses los más críticos con la pertinencia de la publicidad: sólo el 46% de los internautas galos afirma que la publicidad interactiva a la que se exponen les resulta interesante. También, y como en el estudio precedente, los internautas ingleses son los más receptivos y quienes asignan a la publicidad en Internet una más alta valoración (al igual que en el resto de los medios). Son muchos los usuarios europeos de la red (entre el 52% en Alemania y el 64% en España) que demandan una publicidad más interactiva y participativa en los espacios personales; prefieren otro tipo de comunicación comercial -basada en el diálogo, en el intercambio y en una verdadera interacción- a los clásicos banners o formatos similares característicos de una comunicación unidireccional y vertical. A continuación, se describen algunos de los más destacados formatos publicitarios con los que las marcas llegan a su público objetivo de una forma novedosa y hasta el momento desconocida, así como plataformas digitales donde los anunciantes encuentran espacio para sus mensajes comerciales.
Nuevas formas publicitarias para comunicar con la juventud La relevancia adquirida por los nuevos consumidores como prescriptores de marca, cuestión sobre la que también reflexionaremos en el próximo epígrafe cuando nos refiramos al fenómeno de las redes sociales, o los robots emplea-
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Gráfico 7 Principales Softwares de Mensajería Instantánea usados por los internautas Fuente: AIMC, 2009
dos en la aplicación de mensajería directa de Messenger son dos ejemplos de la necesidad que tienen los anunciantes de cambiar los formatos tradicionales de la publicidad on-line en pro de otros más innovadores y adaptados a las tendencias actuales de consumo mediático y publicitario de la juventud. Generadores de contenidos publicitarios: las marcas y los prescriptores La principal contribución de la Web 2.0 ha sido, sin lugar a dudas, darle la vuelta al clásico esquema de la comunicación donde un emisor envía un mensaje a través de un medio para llegar a un receptor más o menos numeroso del que pretende obtener una respuesta cognitiva, emocional o conductual. Este cambio está modificando las costumbres comerciales en cuanto a la planificación y concepción de campañas publicitarias, con fuertes implicaciones para las marcas y con un nivel de exigencia para los profesionales hasta el momento desconocido ya que, en muy poco tiempo, han tenido que aprender una nueva tipología de formatos y un lenguaje hipertextual, viéndose obligados a innovar y experimentar en busca de la eficacia comunicativa y de la rentabilidad económica del anunciante que es, al fin y al cabo, quien inicia el proceso publicitario y arriesga su inversión. El consumidor 2.0 se informa mucho antes de realizar una compra y, por tanto, ésta es mucho más racional; como señalan Abuín Vences y Clemente Mediavilla “antes de adquirir un producto consulta sus bondades en los foros y se pone en contacto con personas que ya lo han comprado para saber qué opinan” (2009: 846). Acceden con suma rapidez a cantidad de información, comentarios, experiencias u opiniones de otros internautas en el momento que desean, en la forma y lugar que deciden; no cuando un anunciante cree, asesorado por su agencia de publicidad que es la mejor franja horaria o el soporte más adecuado para que el público objetivo esté expectante y preparado para recibir un mensaje persuasivo sobre el producto que fabrica o el servicio que debe contratar para satisfacer una necesidad que tiene consciente o latente. De hecho, más de la mitad de los varones de 15 a 34 años se suele fiar de la opinión de otros internautas antes de comprar un producto o servicio y más del 13% reconoce haber hablado de una marca o de una empresa durante los últimos 6 meses en algún sitio de la red (Harris Interactive, 2007b: 7). Los consumidores digitales están al acecho de cualquier dato y algunos se convierten en verdaderos expertos que no dudan en compartir su experiencia
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sobre los productos comerciales, ya sea positiva o negativa, con otros internautas. “Surge, así, una nueva figura: el prescriptor de marca o brand advocates; son líderes de opinión considerados en el marketing on-line como uno de los instrumentos más influyentes en la compra final con un ratio de conversión muy elevado. El perfil del prescriptor es el de un joven aventurero, seguro de sí mismo y con un elevado nivel económico y cultural” (Muela Molina, 2008: 193-194). La Web 2.0 ha transformado al público diana de los anuncios publicitarios en generadores de contenido; se ha pasado del outsourcing o subcontratación de servicios a empresas externas para abaratar costes al concepto de crowdsourcing, una técnica cooperativa donde un grupo más o menos numeroso de gente intenta dar con la solución a un problema planteado y donde el prescriptor, basándose en su experiencia con el producto o servicio, lo alabará o criticará. También el anunciante puede obtener un gran provecho de estas plataformas digitales ya que los consumidores y usuarios vuelcan en ellas sus experiencias, opiniones, críticas, valoraciones, sugerencias de mejora, etc., sobre sus productos y servicios y esto supone una información muy valiosa que, normalmente, se venía obteniendo a través de investigación cualitativa, sobre todo con grupos de discusión. E, incluso, utilizarlas para incluir contenidos comerciales en comunidades, redes sociales, blogs, wikis, etc., lo que se denomina content seeding. La realidad, no obstante, sigue siendo que la excesiva publicidad es el principal problema de la red para el 57,7% de los navegantes españoles (AIMC, 2009: 57) seguido del elevado coste de la conexión y de la infección por virus. No es de extrañar, por tanto, que sea en Internet, el medio que ha modificado la forma de relacionarse con la audiencia y el medio que más está innovando en su publicidad, donde se ha lanzado una plataforma de contraprestación para el usuario que permite voluntariamente recibir mensajes comerciales con su consentimiento a cambio de valorarlos cualitativamente; basada en el behavioural targeting, el solicitante recibe “publicidad de su interés en base al perfil que ha elaborado él mismo en la etapa de ingreso” (Colinas y Moreno, 2009: 20) (2). Las marcas cobran vida: los Bots o Robots de Microsoft Messenger
(2) Para más detalle véase la página Web de la empresa que ha desarrollado dicho sistema donde se explica el concepto y la metodología llevados a cabo; en www. adagreed.com
Si hay un instrumento en Internet preferido por los y las jóvenes, no cabe mucha duda de que es la mensajería instantánea de Messenger (entorno Windows Live de Microsoft) como muestra el Gráfico 7. Entre sus muchas características y ventajas que le han convertido en uno de los lugares más conocidos y más concurridos socialmente destaca que, en un solo programa de fácil manejo, se integran varias herramientas que se pueden usar a la vez que el usuario se está relacionando con un contacto de su lista como el correo electrónico, intercambio de ficheros, archivos y carpetas, envío de SMS, telefonía por Internet o, incluso la videoconferencia. Según Gordo López y Megías Quirós, entre la juventud se valora sobre todo “el tener una carpeta de contactos lo más amplia posible, pues ello propicia mayores posibilidades de entablar contactos, se hagan efectivos o no. Lo importante es tener la oportunidad, o no perder oportunidades “por si acaso”, pues es la expectativa de lo inesperado la que protagoniza el horizonte de relaciones y diversión en torno al que se configura el Messenger” (2006: 128).
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Un robot es una aplicación de software desarrollado por Windows Live Messenger que interactúa con el usuario integrándose en la “Comunidad Messenger”; es éste quien decide añadir el robot, como si de otro usuario de la lista de contactos más se tratara, junto con los amigos, compañeros de trabajo, familiares, etc., sin necesidad de descarga. Son aplicaciones altamente personalizadas transferibles a cualquier plataforma; por tanto, su carácter es viral e interactúa con la propia web, con juegos u otras aplicaciones digitales. Representan a la marca y siempre están preparados cuando se les requiere estableciendo un diálogo real y dirigido con el usuario y proporcionando tanta información sobre el producto o servicio como el internauta desee. Dan vida a una marca o a personajes publicitarios; por tanto, a la vez que se conciben como elementos promocionales, corporativos e informativos sirven de entretenimiento para el usuario que demanda el diálogo. A través de su marca personificada en el robot, el anunciante se comunica con su público objetivo mediante la mensajería instantánea de forma directa e interactiva. Además de su alto poder de segmentación, con este programa obtendrá informes muy valiosos que le permitirán conocer con más detalle a sus públicos y comprender mejor a los clientes, sus preferencias, sugerencias, nuevas ideas, etc. Otra de sus potencialidades como soporte publicitario, es la de poder conocer el número de conversaciones mantenidas y el tiempo de duración. Su versatilidad y funcionalidad lo convierten en un instrumento eficaz e inigualable para recomendaciones de productos o descuentos; para emisión de trailers de películas, mapas, direcciones, localizadores de tiendas o de productos; realización de concursos, competiciones, votaciones o encuestas; convocar citas o planes; realizar notificaciones de usuario a usuario; operaciones bancarias, etc. (3) Uno de los ejemplos de robots que reseñamos es el contacto de Messenger diseñado para educar, informar y ayudar a la juventud inglesa llamado “Talk to Frank” (véase Figuras 1, 2 y 3) con el que ésta puede hablar en absoluta confianza sobre lo concerniente a todos los tipos de drogas, demandando información, contando sus experiencias, riesgos, temores, etc., en un entorno de total privacidad. Es uno de los agentes con más contactos en Messenger, más de 500.000, y juega una función fundamental en la estrategia educativa sobre el consumo de drogas en el Gobierno del Reino Unido.
Nuevos espacios de la publicidad para jóvenes: redes sociales y telefonía móvil
(3) Para más información sobre todas las posibilidades que Microsoft Digital Advertising Solutions pone a disposición de los anunciantes véase http:// advertising.microsoft.com/espana/inicio y concretamente sobre los robots de Messenger, en http://advertising.microsoft. com/espana/robots.
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Éstas y otras aplicaciones y formatos publicitarios adquieren una gran importancia en la comunicación comercial con los y las jóvenes debido al nacimiento y expansión de nuevos medios que tienen una destacada acogida entre este segmento de la sociedad. Para terminar este artículo, en las próximas líneas ahondaremos en dos de ellos, las redes sociales y la telefonía móvil, haciendo hincapié en las percepciones y usos de la publicidad en estos medios por parte de la juventud y en los desafíos que implican para los anunciantes. Una actitud positiva hacia las marcas Aunque, como señalamos al principio de este artículo, los y las jóvenes suelen mantener una postura crítica frente al mundo de la publicidad, el hecho de que sean grandes consumidores de nuevas tecnologías ha abierto un campo especialmente provechoso para las empresas. Así, los nuevos medios
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Figura 1 Página inicio web oficial sobre las drogas “Talk to Frank” Fuente: http://www.talktofrank.com/
Figura 2 Página web oficial sobre las drogas; opciones de acceso a “Talk to Frank” Fuente: http://www. talktofrank.com/section. aspx?ID=110
Acceso al Bot o Robot de “Talk to Frank”
Figura 3 Página web oficial sobre las drogas “Talk to Frank”, link al robot Fuente: http://www. talktofrank.com/section. aspx?ID=110
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están siendo un lugar en el que parecen conciliarse los intereses de los anunciantes, de una parte, y los de la juventud, de otra. De este modo, mientras ésta tiende a dar la espalda a otros medios publicitarios, desde los impresos a la propia televisión, y tiende a tener una posición de rechazo hacia los contenidos comerciales en ellos insertados, los nuevos medios se están revelando como un lugar idóneo para el establecimiento de lazos más estrechos entre este segmento y las empresas que ofertan en los mercados productos y servicios dirigidos a él. Diferentes investigaciones ratifican esta actitud positiva de la juventud hacia el mundo de la publicidad y las marcas en los nuevos medios. Así lo corrobora, por ejemplo, el reciente informe “Young adults revealed: the lives and motivations of 21st century youth” (Microsoft Advertising y Synovate, 2009), una encuesta realizada a más de 12.000 jóvenes de 18 a 24 años de 26 países diferentes, incluida España. Entre sus conclusiones cabe señalar que casi la mitad, el 47%, hace click regularmente en la publicidad on-line o que en torno al 18% afirma acceder a información de productos y marcas a través de portales. El carácter mundial de esta encuesta constata esa tendencia a la implicación de la juventud en su relación con las marcas en países de todos los continentes, pero además esa tendencia global se refleja igualmente en los resultados correspondientes a nuestro país; por ejemplo, según el mencionado estudio 3 de cada 4 jóvenes españoles dicen haber visitado durante el último mes la web de alguna marca o empresa. El creciente uso de redes sociales entre la juventud y su postura cada vez más activa frente a los mensajes comerciales están en la base de esta positiva predisposición para interactuar con las marcas. Dicha implicación de los y las jóvenes se traduce en que cuando los contenidos publicitarios conectan con sus intereses y necesidades no sólo los perciben como relevantes, sino que además están dispuestos a promover su difusión entre amigos y conocidos, en la línea de lo ya explicado al principio del tercer epígrafe de este artículo en referencia al conjunto de la publicidad on-line. Son conscientes de la importancia que tienen sus opiniones sobre las marcas y empresas, por lo que utilizan Internet como plataforma para reforzar el boca a boca sobre productos y servicios de todo tipo; tanto es así que suelen disfrutar aconsejando o desaconsejando marcas y todo tipo de contenidos comerciales para intentar influir o liderar la opinión entre sus grupos de iguales. Sin duda no les mueve interés comercial alguno, sino más bien el deseo de ser reconocidos entre los amigos y, por supuesto, sólo están dispuestos a actuar así cuando la marca implicada tiene credibilidad y les hace sentirse cómodos. Nace, así, el denominado fansumer, “aquél que difunde información a través de sus contactos sobre los productos/servicios que consume. La difusión de la información se expande viralmente de modo instantáneo y proviene de personas conocidas, por lo que se recibe con un mayor grado de credibilidad” (Quintas Froufe y Quintas Froufe, 2009: 841). El último estudio IAB Spain sobre redes sociales en Internet (IAB Spain y Elogia Ipsofacto, 2009), centrado en el caso español, arroja conclusiones que refuerzan esa misma idea de actitud globalmente positiva de los y las jóvenes ante la publicidad. Según este trabajo, el 44% de los usuarios de redes sociales afirma que es fan de alguna marca o empresa en las mismas y sólo a un 20% le disgusta la publicidad que encuentra en las redes sociales. Eso sí, prácticamente todos los individuos que dicen que les molesta esa publicidad reconocen que no estarían dispuestos a pagar para omitirla; así lo afirma el 95% de ellos. Aunque estos datos no se refieren exclusivamente a la juven-
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tud, sino al total de usuarios de redes sociales, el hecho de que éstos sean mayoritariamente jóvenes nos permite tener una idea de su actitud ante la publicidad en las redes. Hay que tener en cuenta también que los y las jóvenes son precisamente quienes las utilizan de forma más intensiva, los denominados heavy-users, y es justamente este grupo el que mejor valora la publicidad en las redes, frente a lo que sucede entre los usuarios más esporádicos o con menor intensidad de consumo. El porcentaje de heavy-users a los que les gusta mucho esa publicidad es del 8%, frente al 2% y 1% de lightusers y medium-users; de igual modo, el 26% de heavy-users afirma que les gusta bastante, porcentaje que entre los otros dos grupos apenas llega al 5% y al 10%, respectivamente. En este sentido, el reto para las empresas sigue siendo el de entablar a través de sus acciones de comunicación relaciones basadas en la confianza y en la transparencia. Cualquier intento en una dirección contraria propiciará, con toda probabilidad, el rechazo de unos públicos cada vez más críticos y exigentes, y generará en ellos el mismo hastío que provocan desde hace tiempo otras modalidades de comunicación comercial en medios tradicionales. Es probable, en todo caso, que la novedad de los medios digitales esté jugando un papel determinante en esa posición comprometida de la juventud con el mundo de las marcas y la publicidad, actitud que podría diluirse con el paso del tiempo ante el desgaste de la novedad asociada a esos medios y prácticas publicitarias. Por eso, la innovación constante es una necesidad para los anunciantes, que progresivamente tendrán que adaptar sus comunicaciones comerciales a las inquietudes y necesidades de un segmento en constante evolución como es el de la juventud, sobre todo en lo referente a sus relaciones con los desarrollos tecnológicos. Otro desafío importante para las empresas es conseguir que esa actitud positiva de los y las jóvenes ante la publicidad en los nuevos medios se traslade también a sus comportamientos de compra on-line, cuestión que por el momento no ha sucedido en igual grado. Según el estudio de Microsoft Advertising “State of the nation report on youth” (2009), en ello influye sin duda la menor penetración de las tarjetas de crédito entre este segmento. Por consiguiente, los anunciantes han de prestar especial atención al papel que esa influencia on line pueda tener en las prácticas de consumo de las y los jóvenes en los canales tradicionales. No en vano la juventud a menudo consulta información comercial on-line referente a precios o calidades de los productos como paso previo a su compra off-line, de ahí que las acciones de los anunciantes en los nuevos medios puedan ser igualmente útiles, en especial si tenemos en cuenta el importante potencial de consumo que este segmento tiene en las sociedades desarrolladas. El reto de crear valor Para conseguir conectar con el target juventud a través de comunicaciones comerciales eficaces, una de las claves es que esos mensajes resulten útiles para los receptores ya que, como avanzamos al comienzo de este artículo, las y los jóvenes son consumidores de publicidad altamente críticos y formados. Así, poco a poco, al ir descubriendo las enormes potencialidades de los nuevos medios derivadas de su dimensión interactiva, las empresas han ido poniendo freno a este tipo de publicidad irrespetuosa, molesta e impositiva. Prueba evidente de ello es la tendencia, ya confirmada en los últimos años, a una disminución constante en la inversión publicitaria en modalidades intrusivas de publicidad interactiva y la creciente apuesta por estrategias más respe-
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tuosas con los internautas, abiertas a la colaboración e implicación de estos; se trata de una comunicación comercial más atenta a las necesidades e intereses de los públicos objetivo antes que a la obsesión desmedida por estar presente en todos los espacios aunque sea a costa del desinterés y del rechazo expreso de los destinatarios de las campañas. Es precisamente la juventud uno de los segmentos de consumidores que más valora la interactividad y la libertad que Internet y el resto de nuevos medios derivados de la red propician. Por tanto, esa publicidad dirigida a ellos ha de ser un mensaje útil, generador de valor (Baladrón y Martínez, 2007: 201-202): es necesario que el enfoque que el anunciante imprima a su publicidad no sea el de recibir valor, sino el de dar valor. No podemos negar que la empresa tiene que recibir del consumidor, pero sólo si también da al consumidor éste podrá encontrar en la empresa o marca un aliado con quien establecer una relación estable. La saturación publicitaria, que amenaza ya a los nuevos medios, el desinterés de los y las jóvenes ante las comunicaciones comerciales impuestas o el rechazo en el que ese desinterés corre el peligro de traducirse son algunas de las razones que están llevando a las marcas a tener que reinventar su comunicación. Se va pasando de un modelo de comunicación impositivo consistente en lanzar mensajes de modo más o menos indiscriminado, pese a los exhaustivos planes de medios, a otro modelo que ofrece los mensajes de modo selectivo a consumidores interesados en obtener información sobre los productos y servicios en ellos publicitados o en conseguir una utilidad generada gracias a su relación con la marca o empresa anunciante. Esa utilidad se traduce en un beneficio que, como se recoge en el informe “Estudio de Internet e interactividad en móviles y otros dispositivos portátiles” (IAB Spain y The Cocktail Analysis, 2009), puede al menos basarse en dos cuestiones. En primer lugar, en el contenido de la publicidad, ofreciendo información relevante que conecte con los intereses de los públicos objetivo de las campañas. Y en segundo lugar, en un beneficio de naturaleza económica, del tipo descuentos en las facturas, premios, promociones de ventas e incentivos de diversa índole. De hecho, en esta investigación se deja patente cómo la juventud es el segmento que más receptividad muestra a las iniciativas de publicidad a través del móvil, justificada en gran parte de las ocasiones por el beneficio o la generación de valor qué ésta puede implicar. Así, el 46% de las y los jóvenes de entre 15 y 20 años afirma estar totalmente de acuerdo en recibir más publicidad en el móvil si a cambio se le da un beneficio como ofertas en compra de productos, entradas para eventos o descuentos en la factura del teléfono, entre otros. Un porcentaje similar, el 41%, es el de quienes están a favor de esto en la franja de edad que va de los 21 a los 30 años. Sin embargo, entre las personas de más de 40 años apenas 1 de cada 4 declara estar totalmente de acuerdo. Por otra parte, casi la mitad de los individuos de entre 15 y 20 años está de acuerdo en que con publicidad en el móvil se puede acceder a información que quizá no se reciba por otros medios; valoran, en este sentido, que los operadores den a elegir temas que les interesen y conecten con lo que realmente necesitan o simplemente les gusten o les reconforten. Similares son las conclusiones a las que se llega en otro estudio reciente (Zed Digital, 2009), en el que incluso se afirma que el 53% de los usuarios de telefonía móvil daría permiso para recibir publicidad en su teléfono sin tener ninguna contraprestación, porcentaje que se incrementaría notablemente en caso de obtener a cambio algún beneficio, contenido de interés
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o solicitado bajo demanda. Los contenidos publicitarios o patrocinados por anunciantes que más interesan son, por este orden, los de temas de ocio y tiempo libre, música, deportes, noticias, viajes, meteorología y nuevas tecnologías. Además, los contenidos que los usuarios desean encontrar en los portales móviles son, principalmente, descuentos y promociones, información de la marca y aplicaciones para el móvil. También es interesante tener en cuenta que el 83% de los usuarios de Internet móvil, colectivo mayoritariamente joven, considera interesantes los mensajes publicitarios relacionados con el lugar en el que estén. Todo ello pone de manifiesto que, a pesar de la actitud de rechazo que suele existir hacia la comunicación comercial en los dispositivos móviles, las posibilidades de aprovechamiento publicitario son bastante importantes si se consigue generar utilidad para los destinatarios de los mensajes. Igual tendencia se da en el otro de los nuevos medios con gran penetración entre la juventud, el de las redes sociales. La importancia que en ellas tienen los contenidos y su carácter viral asociado al mencionado papel activo de sus usuarios son algunos de los referentes principales que han de tener las marcas interesadas en comunicarse a través de las mismas con la juventud. Esto obliga a ir más allá de las campañas publicitarias tradicionales y a comunicarse con este target combinando diferentes tipos de estrategias y formas de comunicación comercial. Como se recoge en “El Libro Blanco de IAB. La comunicación en medios sociales”, “en los soportes tradicionales los usuarios mantienen una actitud reactiva, abren su percepción a lo que el soporte les plantea, incluida la publicidad, mientras que en los medios sociales el usuario entra con una actitud proactiva para aportar contenido, fotografías, opiniones o propuestas. Por estas características propias de los medios sociales y de sus usuarios, las acciones publicitaras convencionales obtienen normalmente resultados muy inferiores a los obtenidos en otros medios” (2009: 13-14). Las y los jóvenes se relacionan cada vez más con las marcas a través de las redes sociales porque éstas consiguen acercarse a sus espacios cotidianos, intentando propiciar relaciones fructíferas para ambas partes. No en vano las redes son ya uno de los ámbitos a los que más tiempo dedica la juventud; según un estudio de Zed Digital sobre el fenómeno de las redes sociales (2008), entre los adolescentes la participación se hace para no sentirse excluidos, mientras que entre los llamados adultos jóvenes obedece en mayor grado a un deseo de mantenerse a la última. Ante esta gran demanda de las redes, a los anunciantes no les queda otra opción que estar en ellas, aprovechando además la gran ventaja de la microsegmentación para el logro de sus objetivos, así como la rápida y fiable medición de los resultados. Asimismo, en estos medios se intensifica la dimensión dialógica de la publicidad, puesto que la actitud proactiva a la que hacíamos referencia en el párrafo anterior conduce a una mayor bidireccionalidad entre las marcas y los consumidores. Tres son al menos los elementos que deben barajar las empresas para comunicarse con los y las jóvenes en los medios sociales y por tanto para desterrar prácticas intrusivas y demasiado manidas en pro de una publicidad de calidad para los destinatarios (IAB Spain, 2009: 18). En primer lugar, convertirse en generadores de contenido; se trata de ofrecer a los públicos información amplia y de calidad sobre la marca, información que además ha de ser cercana a los usuarios de las redes sociales. En segundo lugar, proveer a los públicos objetivo de herramientas y aplicaciones, con
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el fin de beneficiar la relación entre la marca y el consumidor; esas aplicaciones han de servir para dar información sobre las marcas y productos o incluso para promover o facilitar su compra. Y en tercer lugar, hacer vivir al usuario la experiencia de la marca; por supuesto haciendo posible que ésta sea directa con un producto o un acontecimiento a través de eventos de marca, pero también dialogando con los usuarios, participando y respondiendo a sus opiniones y comentarios. La juventud es el segmento al que en la actualidad van destinados la mayor parte de esfuerzos en este sentido por ser también el grupo más numeroso entre los usuarios de medios sociales. Ciertamente por ello, los y las jóvenes son quienes más recuerdan las campañas de publicidad que se hacen en las redes (IAB Spain y Elogia Ipsofacto, 2009); entre las personas de 18 a 24 años el 48% recuerda la publicidad en redes sociales, mientras que entre los mayores de 40 ese porcentaje se reduce a un escaso 12%. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Abuín Vences, N. y Clemente Mediavilla, J. (2009). “La hipersegmentación como solución a los problemas de la publicidad en la World Wide Web”, Trípodos, Extra 2009 (2), 845-853. - AIMC (2009). Navegantes en la red. 11ª encuesta AIMC a usuarios de Internet. Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, Madrid. - Antevenio Mobile (2009). “Primer Estudio Antevenio Mobile sobre tendencias en navegación móvil”, en http://blog.antevenio.com/wp-content/ uploads/2009/09/I-Estudio-Antevenio-sobre-Navegaci%C3%B3n-M%C3%B3vil-.pdf. - Baladrón Pazos, A. J. y Martínez Pastor, E. (2007). “Publicidad irrespetuosa en Internet. La comunicación comercial como instrumento para el engaño en la Red”. Falsedad y comunicación. Universidad de Málaga, Málaga. - Colinas, J. G. y Moreno, D. (2009). “Publicidad Online”, El Publicista (202), 18-26. - European Interactive Advertising Association (2008). “Mediascope Europe. 2008 Trends”, en http:// www.eiaa.net/Ftp/casestudiesppt/EIAA_Mediascope_Europe2008_launch.pdf - Fumero, A. y Roca, G. (2007). Web 2.0. Fundación Orange, Madrid. - Gordo López, A. J. y Megías Quirós, I. (2006). Jóvenes y cultura Messenger. Tecnología de la información y la comunicación en la sociedad interactiva. FAD e INJUVE, Madrid. - Harris Interactive (2007a). “Conclusions de la 14ème vague de l’étude NetObserver® Europe: Des différences d’usage et de perception du Web sensibles entre générations”, en http://www.harrisinteractive.fr/services/pubs/NetObserver_Europe_V14_03_2007.pdf - Harris Interactive (2007b). “Conclusions de la 15ème vague de l’étude NetObserver® Europe: Internet est non seulement le réseau de la convergence des usages média mais devient aussi un réseau d’influence incontournable pour les marques”, en http://www.harrisinteractive.fr/services/ pubs/HI_FR_NetObserverEurope_V15_FR_Sep07.pdf - Harris Interactive (2008). “Enseignements de la 16ème vague de l’étude NetObserver® Europe: Des différences sensibles entre générations d’internautes sur leurs usages des médias et sur les grands facteurs influençant leurs décisions d’achat”, en http://www.harrisinteractive.fr/services/pubs/HI_FR_ NetObserverEurope_V16_FR_Mar08.pdf - IAB Spain (2009). “El Libro Blanco de IAB. La comunicación en medios sociales”. Cuadernos de comunicación interactiva. (8) IAB e Interactiva, Madrid. - IAB Spain y Elogia Ipsofacto (2009). “Estudio sobre redes sociales en Internet”, en http://www.iabspain.biz/General/Informe_Redes_Sociales_IAB_nov_09.pdf. - IAB Spain y The Cocktail Analysis (2009). “Estudio de Internet e interactividad en móviles y otros dispositivos portátiles”, en http://iabspain.net/ver.php?mod=descargas&id_categoria=4,14,40,17#. - Méndiz Noguero, A. (2005). “La juventud en la publicidad”. Revista de estudios de juventud. (68), 104-114.
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Ángeles Rubio Gil. Área de Investigación de Mercados y Comportamiento del Consumidor Facultad de CC de la Comunicación (URJC)
Generación digital: patrones de consumo de Internet, cultura juvenil y cambio social
La caracterización y socialización de la adolescencia y la juventud actual se hayan íntimamente relacionadas con los nuevos medios y redes digitales. En esta ocasión se tratará su incidencia en este grupo de población, lo que al mismo tiempo, es hacerlo sobre las posibilidades de transformación social que ésta relación propicia: a través de la educación, la cultura, la participación política, el empleo o el desarrollo. Y es que las y los jóvenes, como generadores de patrones de uso de la Red, describen una serie de expectativas para las comunidades (apertura a mercados, desarrollo del capital social, inserción laboral), y unas pautas concretas (de relación, asociación, socialización) para el cambio social; porque, como se ha demostrado a través de la encuesta, dichas pautas no son arbitrarias, sino reflexivas, con una valoración del tiempo libre ‘a la carta’ y no dirigido, preferencia por la recreación automatizada, las redes sociales, la educación integral (multimedia, intercultural, interdisciplinar e interactiva) y el trabajo en red, más participativo, personalizado, independiente y creativo, como forma de individualización en un mundo interdependiente. Palabras clave: TIC, consumo de Internet, adolescencia y juventud, generación digital, cambio social, nativos digitales, socialización.
“El avance más apasionante del siglo veintiuno no será debido a la tecnología, sino al concepto expandido de lo que significa ser humano”. John Naisbitt
Introducción Hablar de juventud y medios digitales, es hacerlo de un fenómeno que está consiguiendo modificar de forma radical los modelos de uso del tiempo y las relaciones sociales. Es decir, el consumo que las y los jóvenes hacen de las redes digitales, y concretamente de Internet, está transformando, no sólo el ocio y las formas de interacción de éste segmento de la población con su entorno, sino además, por extensión, de la sociedad en su conjunto. Puede decirse que, por primera vez, son los individuos más jóvenes los que toman la iniciativa, actuando como conductores (drivers) en lo que se refiere al empleo de los medios y las funciones que emprenderán de forma intercomunicada. Algo así como una “socialización ascendente” en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y sus usos, lo que también afecta al mundo adulto, con una mayor individualización y “disolución de vínculos claros –esto es, la informalización de las relaciones-“, pero que se corresponde con la exigencia que tiene la juventud de desarrollar modos de empleo significativos de los medios (Tully, 2007). Se trata de pautas de uso que no son arbitrarias, sino que responden a una elección consciente, a tra-
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vés de la cual adolescentes y jóvenes asumen y llegan a jactarse de la libertad de autorregulación frente al mundo adulto (Callejo, 2001; Rubio, 2009). Esto da lugar a un empleo lúdico/utilitario, de gran contenido simbólico, que consigue que, más allá de la automatización de la vida cotidiana que prometen las redes digitales, Internet sea considerada como “medio amigo” por parte de la juventud, y los ‘gadgets’ (pequeños aparatos digitales con los que se tiene una relación de uso despreocupada y lúdica), sobre todo en el caso del teléfono móvil, auténticos objetos Totem (elementos de culto y veneración). Un auténtico empoderamiento de estos grupos de edad, como generadores de las conductas innovadoras que determinarán la implementación o no de las nuevas TIC, así como las nuevas pautas de relación, agrupación y comportamiento social. Y lo que es más importante, de creación de valor, que en nuestra sociedad se encuentra en la información y la innovación (Castells, 2001), ya no en los factores de producción, ni en la tierra.
Generación digital: una comunidad de educación unida por la experiencia con la innovación técnica Con esta definición de Generación Digital, como también, Generación @, Nativos digitales (Premsky, 2001), Net-generation (Tapsccot,1996), Generación interactiva (Bringué y Sádaba, 2008), Internet Generation (Generación I), generación Z o Byte (estás tres últimas sólo para designar a las personas nacidas entre 1994 y 2004), son términos con los que ha querido designarse a las y los jóvenes que han crecido rodeados de nuevos medios, que los utilizan en su día a día para comunicarse, formarse, entretenerse, y que representan el segmento de la población más activo en su uso; consiguiendo una pericia superior a la de sus progenitores, lo que les ha llevado a entender las redes digitales como una oportunidad y forma de vida. Todo ello “salvando no sólo las diferencias entre países o las fronteras, sino las propias diferencias culturales y socioeconómicas” (Bringué y Sádaba, 2008, Rubio, 2009). El concepto de generación, parte de pensadores como Karl Mannheim (1928) o Wilhelm Dilthey (1865), quienes lo consideraron fundamental para la comprensión de la historia; un método útil para estudiar la cultura de una época, resaltando el crecimiento en común y la influencia de vivencias colectivas de cada grupo generacional. Así, para Dilthey (1875), una generación presupone un grupo de individuos nacidos en torno a una fecha, pertenecientes a una comunidad de educación, formas de relación similares, preocupaciones comunes que terminan con la fuerza generadora de la anterior, y aunque algo más específico de las generaciones literarias, cuentan con una figura destacada o ‘caudillo’. Pues bien, para autores contemporáneos como Claus Tully (2007), dicha categoría analítica debería ser revistada, en tanto que, la experiencia con la innovación técnica es un aspecto fundamental, que debe ser considerado en dicha definición, y que distingue nítidamente, cada generación de la inmediatamente anterior y posterior (el disfrute de la radio, la iniciación en los “tocadiscos”, el televisor, el teléfono móvil, atraen el recuerdo de generaciones de jóvenes sucesivas). Hablar de adolescentes y jóvenes en la Red, es hacerlo de aspectos identitarios particulares, que a su vez son los más definitorios de éste grupo social en nuestros días, y que conllevan cambios profundos en la forma de autoconceptualizarse, interpretar la relación con el mundo adulto y enfrentarse a
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su tiempo. Dicho de otro modo, la caracterización de dicha generación se encuentra íntimamente ligada a la realidad de las redes digitales, como es en el hecho de tener gustos y preferencias globalizadas (en la música, la moda, las subculturas juveniles) que se suceden simultáneamente, acceso al conocimiento y un dominio de las TIC superior al de sus mayores, mayor equiparación entre sexos, movilidad geográfica, dominio del inglés como lengua común, comunicación y uso de servicios en “tiempo real”, preeminencia de la imagen y lo audiovisual, así como, de las nuevas formas de expresión y relación asociadas. La generación digital está siendo la primera en experimentar una serie de cambios drásticos en el procesamiento de la información y el acceso a la misma. Como hallarse conectada sincrónica y globalmente, acostumbrada a un acceso discontinuo a dicha información y al aprendizaje, gracias a los hipertextos y multifunción del software, las sintonizaciones a distancia y en el marco de una multiplicidad de canales y medios. Esto genera la necesidad de un aprendizaje más interactivo, secuencial, antes que lineal (con principio y fin). Posible, gracias a las facilidades que para la comprensión y el aprendizaje autónomo dispensan las “ayudas”, tutoriales, chats y foros de discusión, acceso ilimitado a cabeceras y bibliografía, etc. Lo que ha llevado a Frank Schirrmacher (2009) a describirlos en el entorno de la relación docente como “infornívoros” (organismos que consumen información para existir). Una juventud con mayor pericia en el procesamiento de información de forma rápida, cuantiosa y de diversas fuentes, sin reflexión previa, ni posterior sobre el enlace o el medio seleccionado, más en relación con el placer de “navegar”, que con el hecho de se trate de un uso no consciente. Porque entre otras cosas, se encuentra más preparada para unos interfaces en los cuales la distribución de la información es diferente: el texto ilustra la imagen y no al contrario, como sucedía en el soporte papel; es muy intensa gracias al hipermedia, los hipertextos y los múltiples vínculos, pasando de ventana a ventana, consultando distintas fuentes y medios, y realizando varias tareas al mismo tiempo. Por último, se trata de un grupo generacional condicionado por unos métodos de distribución de la información, las tareas, el juego y el aprendizaje de corte conductistas (refuerzo/castigo) que, como en los videojuegos y en la autoinstrucción on-line, estimulan el afán de logro, tanto como de consecución y recompensa significativa, concreta pero, inmediata. Diferencias que les distancian desde el punto de vista cognitivo, ejecutivo y procesual de las generaciones anteriores, y que repercutirá en la forma de pensar, aprender, reflexionar (en su capacidad de abstracción), trabajar, desenvolverse. No parece extraño en este entorno, que el síndrome de déficit de atención con hiperactividad (ADHD) sea un trastorno del desarrollo y el aprendizaje que más preocupa en nuestros días, inevitable en una cotidianeidad sumida en un flujo acelerado de información, o como afirma Daniel Dennett (2009) “una explosión de ideas que el cerebro humano sólo no alcanza a cubrir”. En esta línea, autores ya clásicos apuntan que se trata de una generación atrevida, impetuosa, desafiante, independiente, segura de si misma, adaptable, con autoestima alta y orientación global (Tapscott, 1998; Santori, 1998), pero que desconfía de la postergación de objetivos (quiere todo rápido y sin mucho esfuerzo), con menores habilidades para la comunicación verbal y unas relaciones amistosas más laxas (Bauman, 2005; Sennett, 2000; etc.); aunque mayor capacidad para organizarse telemáticamente (es decir a tra-
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vés de medios que combinan las comunicaciones con la microelectrónica); lo que unido a su domino de la tecnología y capacidades para las herramientas digitales, generarán la necesidad de redefinición de los entornos educativos, laborales y políticos (Dávila, 2006). Por tanto, con el símbolo de la arroba o el término generación digital quiere expresarse un conjunto de oportunidades y amenazas con las que los y las adolescentes y jóvenes actuales tienen que manejarse, adoptando los nuevos medios digitales de forma preferente y como ámbito de identificación. Un hecho diferencial con respecto a generaciones anteriores (Urry, 2003) que, como tal, interesa e inquieta a la población adulta.
Influencia de los nuevos medios en la socialización secundaria Después de la socialización primaria acontecida durante la infancia, se produce lo que Berger y Luckmann (1968) denominaron socialización secundaria. Es decir, la que tiene lugar sobre todo en la adolescencia, aunque prosiga a lo largo de la biografía, y que estos autores la definen como la tarea de iniciarse en los roles propios de la vida social: los asociados a la división del trabajo, a la diversidad profesional, la participación, a los grupos de diversión, religiosos, el género y las relaciones intersexuales, etc. La adolescencia es la fase vital que marca el tránsito desde la pubertad hasta la vida adulta, y como tal, puede variar según los individuos, las culturas o los criterios de análisis. Se caracteriza por un rápido desarrollo físico y psicológico, y por el aumento del interés sexual y amoroso por otras personas. Además, es el momento en el que las y los compañeros son a menudo más importantes que los progenitores en cuanto al apego e influencia” (Lahey, 1999:381). Por todo ello, se trata de un período de gran inestabilidad y cambios profundos. Durante esta etapa el chico y la chica adolescentes luchan por la construcción de su realidad psíquica, por la reubicación de sus vínculos con el mundo exterior y por su identidad. De ahí la importancia de la información recibida de los agentes de socialización difusa, que como la televisión, la prensa y más recientemente Internet y en general los nuevos medios, comienzan a anteponerse a los de socialización primaria (escuela y progenitores) cada vez de forma más temprana, y de forma consustancia a la propia lógica de la psicología adolescente de individualización. Por su parte, en lo que concierne a la primera adultez o juventud en sentido estricto, que va desde los 18 a los 25 años aproximadamente, se trata de la fase en la cual el individuo va adquiriendo y asumiendo las responsabilidades sociales en la esfera productiva, doméstica y familiar. Es éste también el momento en el que el pensamiento lógico-formal se afianza, permitiéndoles pensar en ideas y no sólo de forma concreta. Este tipo de pensamiento se traduce en mayor capacidad para reflexionar, control de los impulsos y con ello para la incorporación a la sociedad adulta. En todas estas tareas de anclaje social (Giddens, 1993) y desarrollo de la personalidad, lo característico de esta generación es la socialización en mundos técnicos y a través de redes sociales; en correspondencia a una individualización avanzada como rasgo característico de la modernidad (Castells, 1996; Urry, 2003). Es decir, en donde para todos “La pertenencia social y las obligaciones disminuyen, la propia persona ya no puede, sin embargo, encontrar su propia identidad en determinaciones colectivas” (Tully, 2007), y tiene que buscarla.
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En España existen, aproximadamente 16 millones de de hogares, de los cuales sólo en 40 %, cuentan con descendencia. El descenso de la natalidad, que actualmente se sitúa en 1,2 hijos por mujer, mientras que la media mundial está en 2,7, ha llevado a que el hijo o la hija sea ‘un bien’ escaso y cada vez más preciado, en muchos casos sin hermanos,-as, o primos, limitando a las amistades la socialización del lado de los pares. Por otra parte, el desarrollo alcanzado en las sociedades occidentales y que los progenitores esperen el momento profesional idóneo para engendrar y en el caso de ambos cónyuges, ha conseguido que podamos decir que, las y los jóvenes y adolescentes gozan de un estatus económico privilegiado, muy superior que en cualquier otra época pretérita. En pocas palabras, un entorno de socialización propio de la sociedad de consumo, en familias monoparentales o familias nucleares con una estructura más igualitaria, una marcada orientación hacia los hijos e hijas, preferencia por los derechos individuales sobre los colectivos e inclinación a la privacidad doméstica, que conjuntamente con el alargamiento de la vida en el domicilio familiar de una juventud ‘más precoz’, ha hecho que ésta encuentre en las TIC un ámbito de libertad. Sin embargo, como ocurre en las organizaciones, el término tecnología no es inocuo (carente implicaciones políticas), ni es una categoría determinista, sino que se encuentra profundamente relacionado con los componentes organizativos, ideológicos y culturales en donde ésta se circunscribe, en cuyo caso la percepción del proceso de innovación sería errónea, como han entendido desde muy temprano y desde diversas corrientes de pensamiento, autores clásicos como Marx (1867) o Schumpeter (en su primera fase, 1935). La relación entre sociedad y nuevas tecnologías ha sido un campo de debate muy prolífico en la historia de las ciencias sociales, en primer término como parte del proceso productivo (Marx,1867; Butera, 1988, Braverman, 1975) y más recientemente en lo que concierne a las actividades del ocio (Ritzer, La Mcdonalización de la Sociedad, 1996), y ambos dentro de otro proceso más importante como es la racionalización extrema de la vida cotidiana incluida la privada, gracias a la automatización que la tecnología propicia, y que ya anticiparan, George Simmel como extensión de la racionalidad financiera (1915) y Max Weber, de la racionalización burocrática (1900). Llegando finalmente en la sociedad contemporánea a lo que Zygmunt Bauman (2005) entiende como un proceso de “licuación” de las relaciones personales, como resultado de la automatización de la intimidad. Los nuevos medios a través de su adentramiento en el hogar favorecen formas intensivas y racionalizadas de relacionarse, de forma redificada, con conexiones distendidas que no limitan la libertad de elección, pero sí propician una mayor laxitud de las relaciones personales y una mayor fragilidad de los vínculos humanos, disminución de las obligaciones y las salvaguardias. De modo que, vivimos en la paradoja de hallarnos “desentendidos”, al tiempo que en estrecha intimidad comunicativa. Es decir, sin “corresponsabilizan” de la vida de las y los otros (Rubio: 2006). Las redes digitales que racionalizan y automatizan la vida cotidiana, especialmente de la juventud, como en su día ocurrió con las condiciones de trabajo en la esfera productiva, incorporan los siguientes factores de cambio: 1. Mayor economía del tiempo y el esfuerzo. 2. Actividad multimedia, audiovisual, interactiva, para el ocio y el trabajo con mayor número de estímulos, influencias y capacidad de respuesta que otros medios más pasivos como la televisión.
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3. Estandarización del tiempo y las actividades de ocio, así como, las pautas de interacción. 4. Acceso a un mayor número de personas, redes e información globalizada. Disolución de las líneas férreas que separaban el tiempo y la vida laboral de la privada. 5. Confluencia de las actividades de ocio y el trabajo, lo público, lo privado y lo íntimo. 6. Formación autodidacta, que confiere facilidades (contactos profesionales, conocimientos, publicidad, etc.) para el acceso al mundo adulto, trabajo académico más cooperativo con los pares y mayor autonomía de la juventud en ambos ámbitos. Todo ello supone una transformación física y simbólica de la realidad tal como la concebíamos hasta tiempos recientes, restructuración de las relaciones sociales y una adaptación de las personas a las máquinas, sus tiempos, inmediatez, versatilidad, disposición de tareas, etc. Pero sobre todo, los sistemas digitales “contribuyen desde el comienzo de la modernidad a redefinir las nociones de lo público y lo privado (Certaeu, 1992, citado por Gordo, 2006), lo tecnológico y lo sexual (y estas mediaciones “tecnosociales” afectarían igualmente a las nociones de infancia y juventud, su educación y gobierno” (Gordo, 2006). Porque, según Claus Tully (2007), “crecer en la sociedad moderna ha sufrido tres cambios fundamentales: la modificación de las relaciones familiares, la reestructuración de las fases de la niñez y la juventud (con una adolescencia más temprana y una independización más tardía) y un crecimiento continuo de los aparatos técnicos día a día”. Todos ellos afectan de forma radical a las bases mismas de la socialización tal y como era conocida. Si la socialización es el proceso que afecta a diversos aspectos del desarrollo sobre todo en la niñez y adolescencia, y que abarcan el crecimiento, cambios psicológicos y emocionales y la integración social, teniendo en cuenta estas premisas, los nuevos medios cumplirían una importante función en dicho proceso, a la hora de descifrar la estructura ideológica del entorno como soporte para la construcción de la identidad, encontrar anclaje social, o de simplificar el ‘conflicto de roles’ del que habla Coleman. (1985). Durante la adolescencia aparece lo que se ha dado en llamar ‘el estrés o tormenta emocional’, también crisis en su tránsito a la vida adulta. De ahí la importancia de los agentes durante la socialización secundaria que, como los iguales y los medios más influyen en esta etapa, antes que los progenitores o el profesorado, y que afectarán positivamente en la medida que contribuyan a establecer un reparto de roles satisfactorio para los individuos, capaz de sofocar dicha ‘tormenta”. En este sentido, estudios como los de Martín Serrano (1996:211), indican que los padres y madres a pesar de lo que pudieran pensarse, “son cada vez más importantes en el desarrollo emocional de la juventud, en la medida en la que van perdiendo protagonismo como modelos a emular”. En esta disyuntiva se encuentran las redes digitales, que por otra parte incrementan la fuerza socializadora de los medios y los iguales frente a la escuela o el padre y la madre; de un lado el teléfono móvil, como nexo de libertad-conexión con la esfera parental, e Internet, como microuniverso autónomo, de apertura al mundo e identificación; y ambos, relacionados como “medios amigos” de interacción e integración permanente con los pares.
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La influencia que sobre los individuos, y en concreto las socialización de las y los jóvenes consiguen los medios, ha sido muy estudiada, tanto desde la sociología de la educación, como de la comunicación; destacando cuatro corrientes: 1. La conductista, según la cual los medios tendrían una fuerza de arrastre de la conducta colectiva (Wright, 1978; Blumer, 1982); 2. La empíricoexperimental, para la cual son las variables culturales las que interfieren en la persuasión, interiorización y filtro de los mensajes (Laswle,1985; Klapper,1974; Defleur,1983); 3. La funcional-estructuralista, que pone el énfasis en sus funciones de cohesión social, como la identificación y el reconocimiento (Noble, 1975); y por último, 4. Las teorías críticas, cuyo principal exponente es Jürgen Habermas (1983), que parte de la defensa de situaciones ideales de comunicación (“situación ideal de diálogo”), que serían las presididas por la idea de igualdad y libertad, como único camino para la comprensión y la posibilidad de una “vida buena”. Giovanni Sartori ha sido el sociólogo que con su obra Homo Videns: la sociedad teledirigida (1998) alcanzó mayor impacto y presidió buena parte del pensamiento más “apocalíptico” sobre la influencia de la televisión en la juventud y la ciudadanía; no obstante, en lo que respecta a Internet, éste medio parece contar con un consenso generalizado, sobre que se trata de una forma más participativa e interactiva de ocio, con menor unilateralidad. Sartori apuntaba que “la televisión produce imágenes y anula los conceptos y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender” (1998:47). Mientras que por el contrario, los estudios sobre los juegos en red e Internet ahondaban en la posibilidad de interacción, el desarrollo de habilidades para la resolución de problemas, la creatividad, etc. (Sefton-Freen, 1996, y Weber y Fazal, 1994). Si bien éstos y otros autores/as, resaltan el hecho de que una tercera parte de los niños y niñas estudiados se sienten agresivos después de jugar con el ordenador. Por otra parte, otras críticas habituales son comunes con otros medios audiovisuales, por ejemplo, en lo concerniente a la exposición a contenidos de adultos que afectan a la personalidad en esta etapa. Así Meyrowitz (1984) apunta que la socialización en la red genera un “niño adulto”, debido a que éstos tienen acceso a contenidos que de otro modo, le estarían vedados por razón de su edad. También a unos valores con una fuerza socializadora mayor que los trasmitidos por los progenitores (Liebes, 1991); aunque, como señala éste último autor, dichos equipamientos en las escuelas puede propiciar una relación más armoniosa entre el profesorado y que las y los estudiantes puedan compaginar la educación con las actividades en el hogar. A través de los nuevos medios, los chicos y chicas aprenden qué es lo aceptable e inaceptable en la orbe simbólica de su propio grupo social juvenil y su sexo y desde edades muy tempranas (por ejemplo cómo se debe proceder en el trato social en un chat o en un blog, o en la autopresentación de ser en Myspace, en Tuenty o en Facebook y qué no lo es); contenidos que parten más de si mismos, que en otros medios y que se constituyen en modelos de interpretación e imitación aplicables a las distintas situaciones tipo. Una socialización que incluye la comprensión de la ética, y la formación de los valores, razón por la que la integración del conjunto de agentes de socialización, progenitores, educares y administraciones competentes, en el mundo virtual y de éste en la educación, suponen una garantía, para que la educación formal desde el sistema educativo, y en concreto la educación para los medios, no queden al margen de la realidad/virtual/real de la juventud.
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Patrones de consumo de Internet y nueva cultural juvenil El uso que adolescentes y jóvenes hacen de la Red, pone de manifiesto su penetración en las distintas esferas de actividad (doméstica, académica, laboral, de ocio), integrando tareas de unas en otras y combinando las de recreo y trabajo; lo que aminora la separación tradicional entre ámbito público y privado. Se comparten cuestiones “de clase” desde el hogar o el cibercafé, comunicaciones personales desde la biblioteca, etc. La implementación de las TIC y métodos más interactivos en la docencia, cómo se desprenden del Plan Avanza de equipamientos en la escuela o la reforma Universitaria Europea después de la Declaración de Bolonia, unido al importante uso de Internet para la búsqueda de información y formación, estarían afectando a la separación entre el ocio y el trabajo. Es decir, a las propias bases de una sociedad postindustrial y sus contradicciones culturales entre la ética de ambas; según defendiera en su reconocida obra sobre éste tema, el sociólogo Daniel Bell (1976). En la reciente investigación realizada sobre una muestra estadísticamente representativa de las provincias de Madrid y Granada, a la pregunta sobre en dónde sueles conectarte a Internet, jóvenes y adolescentes contestaron: en el trabajo un 11,1 % en Madrid, el 9,8 % de toda la muestra, mientras un 45,2% lo hacían en su centro de estudios, el 69% desde su casa, lo que constituye al hogar como primer punto de conectividad, con una distribución del 75% en Madrid, y un 37% en Granada. Los hogares con jóvenes y adolescentes cuentan con un número mayor de conexiones, y de éstos, el 61% en Madrid y el 64% en Granada, disponen de acceso en la habitación de las chicas y chicos. Asimismo, esta información concuerda con estudios anteriores (Lorente, Bernete y Becerril 2005, Garmendia y Garitaonandia, 2007, etc.) sobre la tendencia creciente entre la adolescencia y la juventud al uso de Internet y otros medios audiovisuales en sus dormitorios y de forma intensiva, lo que genera una autonomía que se ha dado en llamar “bedroom culture” (cultura del dormitorio), y que ya en el ámbito anglosajón planteaba a las y los investigadores la cuestión de la imposibilidad de control de los tiempos y contenidos audiovisuales. Lo que para la juventud, sin duda se constituye en uno de sus principales alicientes. Las chicas suelen conectarse algo más en casa de amistades y familiares, y bastante más que los chicos en el centro de estudios (8,4 puntos más que ellos) y poco más en bibliotecas y aulas culturales, lo que apuntaría a que Internet es para ellas un tipo de ocio menos solitario, más participativo. Así como ocurre en el caso de las y los adolescentes, antes que para los jóvenes (con un 20,5% que se conecta en otras casas, frente a sólo el 14, 7 % de los mayores). La mayoría de las y los jóvenes y adolescentes encuestados utilizan a menudo Internet para la formación (67,3% aprendizaje, 89,6 información), las actividades recreativas (79’7%), para la ‘adquisición’ de productos culturales (85% descarga de filmes y música, 53,4% compra de viajes y entradas), las relaciones sociales (80%, relacionarse, 30% contactar), la búsqueda de empleo y encontrar oportunidades (en un 58,5%). Locutorios, cibercafés, bibliotecas, aulas y centros culturales se están convirtiendo en nuevos espacios para compartir el tiempo libre, en dónde la necesidad de contar con información/comunicación con el mundo, pone en marcha nuevos usos de éste. Así, en vacaciones o durante los fines de semana en zonas los pueblos y zonas vacacionales, las y los jóvenes se reúnen en torno a los puntos de conexión, generando una serie de cambios en la distri-
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bución espacial y de las relaciones. Durante la jornada escolar estos puntos se encuentran en bibliotecas y centros de estudio que adquieren un cariz más lúdico. A su vez, las redes sociales establecidas a través de Internet quedan reforzadas mediante “quedadas” o concentraciones de las y los usuarios de una red concreta, como las realizadas a través de Tuenti, Meetic en distintas provincias, o como las que ya son habituales de floggers en centros comerciales, llegando estos últimos a constituirse en una nueva tribu urbana presencial. En el caso de los floggers, es precisamente la relación cybernética el origen de la pertenencia al grupo. Es decir, la relación establecida a través de la “subida” regular de autoretratos a fotolog o metroflog y los contactos que a partir de ahí se establecen de tipo viral (anexionando nuevas personas a la página personal para que éstos te sumen a la suya). Internet ha favorecido además que, tanto las concentraciones tradicionales, como las de nuevo cuño, tales como las propias de la juventud aficionada a la informática, puedan establecerse en un corto periodo de tiempo y ser multitudinarias. Son eventos de relacionados con diversas aficiones juveniles, propias del proceso de identificación con estilos de vida y la individualización de la postmodernidad, (dibujo manga –los cosplay-, clubs de fans, campeonatos de distintos deportes, moteros o amantes del tunning), pero también causas sociales (marchas por la paz, jóvenes cristianos, movimiento okupa, protestas puntuales, etc.), políticas (grupos neofascistas y antifascistas, skinheads y redskin, etc.). Así como, aquellas relacionadas con las viejas y nuevas subculturas juveniles (conciertos de música electrónica, heavy metal, hiphoperos, breakdancers, concentraciones de emos, darks o punks, etc.), en ocasiones en confrontación, como en el caso México D.F. o Querétaro en marzo de 2008, cuando cientos de punks se enfrentaron con emos por “el robo de sus signos de identidad”, o las de tipo, por ahora dialéctico, por la misma razón entre emos (amantes del emotive hardcore) y pokemones (que imitan la estética emo y escuchan reguetón). El 66,9% de las chicas y el 78% de los chicos realizan frecuentemente descargas/intercambios de música y vídeos en la Red, el 43,9% de éstas y el 57,8% de ellos descarga software, y sólo el 12,3% de las chicas, y el 7,9 de los chicos nunca se ha hecho con música y videos por éste medio. Analizando estas tareas entre grupos de edad, puede comprobarse que, las descargas de música y vídeos son más empleados en la adolescencia y el software entre la juventud; todo lo cual, al margen de debates sobre su licitud, esta dando lugar a que las personas jóvenes de nuestros días sean grandes consumidores de música y cine, que unido a la consulta y adquisición de viajes y revistas, incrementa sus conocimientos e intereses culturales. Si en el pasado se accedía a las influencias de ésta índole a través de grupos reducidos y muy localizados de amistades y en menor medida a través de revistas o de la televisión, ahora las fuentes se multiplican gracias a Internet, que abre nuevas e infinitas vías de contactar con personas y contenidos. En resumen, nuevos estilos de relación, asociación y tiempo libre que a su vez inciden en nuevas formas de exclusión social, y que no sólo pasan por tener o no acceso a una conexión a Internet, sino por aspectos más sutiles de segregación que ponen de manifiesto la parte menos emancipatoria de las comunicaciones. Son aquellas relacionadas con problemas de integración en el grupo de iguales, generalmente por factores de diversa índole, como ausencia de habilidades sociales, diferencia, una socialización complicada o marginal. Sin embargo, la soledad de las personas más jóvenes no parece relacionarse con el tiempo de conexión a Internet, como a veces ha querido
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pensarse, sino más bien ocurre al contrario, que las personas más sociables suelen contar con un uso más intensivo de la Red y de mayor variedad de aplicaciones para relacionarse. Según el UCLA World Internet Project sobre 14 países incluyendo España demostró que las y los internautas dedican más tiempo que los no usuarios a las actividades sociales, y la mitad de los jóvenes usuarios decían que la red mejora las relaciones con sus amigos (Lenhart y Rainie, 2001, citado por Garmendia 2007). No obstante, la principal preocupación de las administraciones de todo el mundo con respecto a las TIC, y en concreto Internet, ha girado en torno al concepto de ‘brecha digital’, entre regiones, estatus, edades y sexos, para que ningún grupo quede excluido del progreso y el conocimiento; término con el que ha querido conceptualizarse las diferencias en el acceso a los medios telemáticos y los conocimientos necesarios para la ‘alfabetización’ informática. En lo que concierne al caso español, siguiendo la encuesta propia, sólo el 3,4% de la muestra total decía no acceder nunca la Red, 0,5 en la submuestra de Madrid; de ese 3,4 %, sólo el 7,9 % era por un problema de ‘alfabetización digital’ (“es porque no sé”), y el 36,8% porque no tiene los medios, mientras que un 52,6%, manifestaba la falta de interés que suele conllevar otro tipo de diferencias de tipo sociocultural, a las que hacíamos alusión con la expresión: “porque no me interesa”. Las aplicaciones empleadas más a menudo (97 % de la muestra total) son aquellas destinadas a la búsqueda de información (Google y otros buscadores), y las que por excelencia caracteriza la Red, perfilando un patrón de uso de la conexión, presidido por la oportunidad de ubicación de contenidos y conocimientos, similar en la adolescencia y juventud, y entre chicos y chicas (contestando que nunca lo usan un 0% de los que acceden a la Red). En éste sentido, la dificultad que se observa es la tendencia en el discurso juvenil a no recabar información sobre el origen de las fuentes encontradas en las Web, manteniendo la confianza propia de los documentos publicados y no en función, de la fiabilidad de las fuentes. Algo que lleva a la equiparación en muchos casos, de las más cualificadas, acreditadas y solventes, con las que ocultan su identidad, contienen una información propagandística, capciosa o persiguen fines espurios, en especial entre las y los de menor edad. En segundo lugar la mensajería instantánea (Messenger, Skype, etc.) es la aplicación más empleada por un 91% de la muestra total, la primera, por su propia naturaleza, en dedicación de tiempo (más de dos puntos los adolescentes por encima de los jóvenes y las chicas que los chicos); mientras las personas de edad más avanzada prefieren el correo electrónico. El correo electrónico es la tercera aplicación más utilizada, su rapidez, seguridad, simplicidad y deslocalización de buzones (que no requiere un domicilio, ni las gestiones administrativas para dar de alta un destinatario) en relación con el correo tradicional, se adapta a la perfección a la nueva juventud viajera, que se conecta en varios puestos (hogar, centro de estudios, bibliotecas, lugares de vacaciones, etc.) y que demanda un mínimo control sobre sus comunicaciones. También han dotado éstas de unas mayores posibilidades de retroalimentación con las administraciones, educadores y organizaciones de toda índole. Es bastante más empleado entre la juventud, que en la adolescencia, que parece preferir la mensajería instantánea (91,7% y 79,8%), y más por las chicas que por los chicos (el 90,2% y 85,8% respectivamente).
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El envío e intercambio cotidiano de contenidos multimedia, constituye una nueva forma de interrelación entre sujetos y para la articulación de redes sociales, se manifiesta como un hecho generalizado entre la juventud, que está obligando a la industria cultural a la búsqueda de alternativas para su supervivencia. La descarga de programas puede realizarse previo pago, de forma gratuita o, incurriendo en lo que se ha dado en llamar cracking, que es una conducta delictiva consistente en la vulneración de las protecciones de los programas informáticos, a fin de que puedan ser copiados de forma masiva. Además, a través de la red es posible conseguir información sobre aplicaciones informáticas, resolver problemas de éstas en foros y chats específicos, adiestrarse en su uso a través de cursos de autoinstrucción y las ayudas de los propios programas, también comparar prestaciones y precios tanto de productos de software como de hardware, etc. Es decir, proporciona unas facilidades para la cualificación de las y los usuarios desde edades muy tempranas, cuyas limitaciones suelen partir más de la ausencia de motivación para adentrarse en la búsqueda y el intercambio, que como antaño, en las posibilidades de pagar instalaciones y cursos de formación. Estas facilidades que dispensa la Red están consiguiendo, que la adolescencia y la juventud, sin más motor que su propia curiosidad, se encuentren más aventajados en conocimientos informáticos que el resto de la población. Mucho más centrados en la vida cotidiana se encuentran redes sociales como Xing (antes Neurona), Facebook o Tuenti (en español y para las personas más jóvenes), que permiten conocer y establecer contacto personal y profesional con personas con intereses comunes, para compartir inquietudes, proyectos, información de utilidad sobre viajes, estudios, ofertas de empleo, becas, lugares de ocio, residencias para estudiantes, etc. En Tuenti cada semana ingresan 8000 nuevos usuarios y usuarias, con alrededor de dos horas de conexión, el de mayor éxito entre la adolescencia, mientras que en otras redes sociales como Facebook y MySpace no se llega a los 45 minutos. Estos dos últimos sitios, son las redes sociales con mayor incidencia entre las y los jóvenes (con un 48,7% que visitan a menudo), especialmente entre las chicas y los más mayores, seguido de Blogs y la visita o redacción (a menudo en un 31,4%) de otras páginas personales. Respecto a los Blogs los más empleados entre la juventud suelen ser los personales, periodismo amateur y los activistas, buenas prácticas para incentivar la expresión escrita, la participación política y el asociacionismo. Las relaciones sociales tienen bastante de juego que va imbricándose con la realidad hasta ser parte de ella, de entramado de contactos unos en pos de otros (Xing), de pertenencia al grupo, arraigo, familiaridad (Tuenty, Faccebook, Tweter), visibilidad, presentación, erotismo, expresión personal y asociación (Myspace), de descubrimiento, toma de contacto, cambio de impresiones, amistad, ligue (chats y foros, portales de encuentros), y más recientemente, de ‘juego’ de mayor complejidad (en realidad videojuegos), que terminan siendo relaciones sociales, nuevos roles y una realidad virtual paralela a la vida cotidiana, son los juegos sociales como Second Life. No obstante, se observa todavía escasa incidencia entre la juventud, con sólo un 9,7% que visita a menudo este tipo de juegos sociales, el 15 % de los chicos según la encuesta. Las aplicaciones para el acceso y promoción del empleo son unas de las visitadas con mayor frecuencia. Entre estas han sido incluidas para su estudio,
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aquellas que dentro de lo que habitualmente se considera ‘capital humano’ (en términos de ésta teoría socioeconómica promovida por Schulz premio Nóbel de economía en 1979) favorecen la promoción del empleo, como son la búsqueda y realización de cursos de formación, el acceso a bolsas de trabajos y becas y aquellas; que como las redes sociales con vocación profesional, como Xing o Linkedln, incrementan el capital social. Éste último, un concepto que va más allá del de capital humano, para enfatizar la importancia del establecimiento de contactos, redes y fiabilidad, antes que de credenciales educativas, y por tanto, incrementar las posibilidades de inserción laboral. Cómo parece lógico las bolsas de trabajo y las becas son más utilizadas por la juventud, que en la adolescencia, siendo visitadas a menudo por el 28,5%, y algunas veces el 37% de las y los jóvenes. Sin embargo, en lo que concierne a la búsqueda de cursos, se encuentran más equiparados ambos grupos de edad, con un 17,8% de ellos que visitan este tipo de sitios a menudo, y un 11%, una cifra muy significativa, que desarrollan cursos y formación a distancia a través de la red. Las diferencias entre ambos sexos no son importantes excepto en la realización de cursos, con diez puntos porcentuales por encima las chicas de los chicos en redes sociales con éste fin, bolsas de trabajo y becas. Lo que puede inducir a pensar que, en lo referente a la promoción laboral se produce una mayor disposición de éstas al empleo, al menos en su uso de la Red. En lo que se refiere a las aplicaciones con fines pedagógicos ocurre algo parecido. Son más visitadas por las chicas que por los chicos, y mucho más por las y los jóvenes que por las y los adolescentes. No obstante, porcentajes como el 24,4% de las y los adolescentes que utilizan la red muy a menudo para descarga de libros y apuntes, o un 17%, también muy a menudo que visitan bases documentales y bibliotecas, hacen pensar que este segmento de edad (de 15 a 19) que ya se ha desprendido del patrón de uso eminentemente lúdico de Internet, del que se hace mención a edades inferiores en distintos estudios (Soeters &Van Schaik, 2006, Yahoo LiderDigita.com, 2006. Garitaonandía, 2007, etc.) Frente a las simpatías que despiertan otro tipo de adquisiciones gratuitas, como el intercambio de música o las web de juegos y videojuegos, las compras propiamente dichas no son una actividad predilecta de la juventud internauta, contestando que recurren a ellas “habitualmente” sólo un 3,6% de toda la muestra, y no lo hace “nunca” un 52%. Una percepción contraria a lo que ocurre con los juegos y videojuegos, que sobre todo en el caso de los adolescentes, son bastante valorados y empleados, y ya sea por compra o libre acceso, contestando que los utilizan “a menudo” un 25,5% de toda la muestra, (el 40,2% de los adolescentes), y en una proporción inferior las chicas, con un 14,2 %; y confirmando éste último dato, el perfil sexuado y a menudo sexista, de este tipo de producto, como confirman investigaciones anteriores (ver la de Diez Gutiérrez para el CIDE). La juventud es la etapa de la vida en la que comienzan las primeras relaciones amorosas y sexuales, y sobre todo en la que se busca resolver dudas, incertidumbres y problemas de ésta índole. Así la información sexual dicen consultarla alguna vez o a menudo, tan el 30% de las y los adolescentes, y 42,2% de las y los jóvenes. Dicho todo esto cabe concluir, que si bien la Red es bastante empleada por la juventud para la obtención de información sexual y la intimidad a través de mensajería instantánea con amigos, y también para el acceso a pornogra-
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fía; se ha detectado durante el trabajo de campo y constatado en la encuesta que la utilización de sitios de contactos para encontrar pareja, o la relación virtual con personas desconocidas de forma continuada, el tráfico con pornografía y el cybersexo, del que nos habla la socióloga Marie-France Hirigoyen en su libro “Las nuevas soledades”, son conductas más propias de las personas adultas con menos tiempo y posibilidades para entablar amistades sólidas, amoríos y conocer personas que de la juventud española. Según la encuesta y el trabajo de campo, sólo un 1,4% de los jóvenes dice visitar las Web de encuentros a menudo, el 0,9% de las chicas de 15 a 25 años. Los sitios de pornografía y erotismo son bastante más visitadas por los chicos, con un 21,3% de ellos que las visitan a menudo, un 39% que han entrado alguna vez, y sólo un 39,9% que dicen no las han visitado nunca, un 91,3% en el caso de las chicas. Por último, chats y foros son páginas visitadas pero de una forma menos habitual, con un 11,6 de las chicas y un 21,3% de los chicos, que dicen hacerlo a menudo, y un 53% de ambos grupos que las ha visitado alguna vez. Adentrarse en la Red es participar de la cultura juvenil y en la sociedad de consumo al mismo tiempo; incluso a edades en que se carece de suficiente capacidad económica para la adquisición de muchos productos, éstos son simbólicamente accesibles a tiro de ratón (‘mirando qué comprar’, `donde comprarlo’, `por cuánto comprarlo’), o asequibles por medio de la piratería o el intercambio. Entrar en contacto con el mercado de productos culturales, individualidades, conductas y discursos a través de la Red, es una exposición, percibida por la juventud como “segura” y “desde la barrera”, y desde la cual, a la postre la adolescencia y juventud aprende a interpretar, recrear y moverse en un mundo de alta complejidad.
Jóvenes en la Red: factor de cambio y hecho social total A diferencia de aquellos en los que los seres humanos se hallan unidos sólo por un fin determinado, un hecho social total es aquel que pone en acción el conjunto de instituciones sociales. No se manifiesta a través de opiniones, sino también en otro conjunto de actitudes y comportamientos que mediatizan la intervención de dichas instituciones a través de sus ejecutores (otros medios, agentes sociales, progenitores, educadores, etc.), que de esta forma se insertan en la vida laboral, política, privada, e íntima de los individuos, y que como tal debe ser estudiado. Como diría Marcel Mauss (1923), el antropólogo padre del concepto, un hecho social total es “todo lo que constituye la vida social de las distintas sociedades” y que se expresa a través de instituciones religiosas, jurídicas, políticas, familiares y económicas por medio de dicho fenómeno, adoptando formas propias de interacción, prestación y distribución, a lo que se añaden a su vez, fenómenos estéticos. Por tanto, puede afirmarse que Internet y por extensión e integración, el conjunto de redes digitales, es un hecho social total que exige de un estudio desde una perspectiva sociológica que asuma su complejidad, excediendo de todo lo esperado de cualquier otro medio de comunicación al uso, sino más bien como una relación plena, internacional, supraindividual y suprafuncional, con reciprocidad entre los sexos, generaciones y culturas, y por todo ello, máximo exponente del cambio social en las últimas décadas. En primer lugar, la Red ha supuesto una revolución cultural y estructural sin precedentes, que ha cambiado la humanidad, siendo adoptada por la adoles-
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cencia y la juventud de forma preferente a otros medios, más pasivos y manipulables. A los requerimientos técnicos mínimos para el uso de Internet, más complicados y onerosos (ordenador con unas prestaciones en su software y hardware mínimas, un módem y conexión telefónica con acceso a la Red), se unen los conocimientos y aptitudes intelectuales necesarias, que han permitido una adaptación más favorable de la juventud y su introducción en la lógica de los contenidos audiovisuales, interactivos, la informática y los distintos “gadgets” (chucherías) y aparatos digitales (PSP, Play, móviles de distinta generación, calculadoras, etc.). Son habilidades mentales, manuales, motivacionales y culturales, que han conseguido que la alfabetización digital en estos grupos de edad sea rápida; al contrario de lo acontecido con otros segmentos de la población, como por ejemplo, en los años noventa ocurrió con las y los empleados de mediana edad en las grandes corporaciones. Un acceso favorecido por el apoyo parental y las administraciones, en especial durante la adolescencia, en la que es más necesario que el acceso a la Red no impedido por la familia y educadores; a pesar de las susceptibilidades relativas a las posibilidades de control y cómo afecta a sus estudios, constituyéndose en uno de los ámbitos de conflicto y reivindicación a estas edades (sobre su compra, tiempo y contenidos de acceso, etc.), y con ello, de identidad generacional. Jóvenes y adolescentes suponen el 24% de las personas usuarias de Internet, diez puntos por encima de su peso específico dentro de la población Española (con un 14, 22 %). Un hecho impensable sin la tarea de las administraciones públicas (el 99,3 % de los colegios españoles ya contaban con conexión activa a Internet en enero de 2009 de los que el 98% tenía banda ancha frente al 67% de la media europea según cifras oficiales), ni si éstos grupos de edad no hubiesen alcanzado un estatus económico privilegiado, tanto en el seno de sus familias, como en las formas de vida, tras la emancipación, pero además, una capacidad cognitiva derivada de la plena escolarización y una socialización en los medios de comunicación de masas desde su nacimiento en las sociedades occidentales. Un reducto de independencia en el seno del hogar familiar, cuando son mayores las dificultades, pero menores las necesidades de emancipación juvenil. Por la carestía de la vivienda, la precariedad del empleo o la mayor tendencia que otras generaciones a permanecer en unos hogares familiares más dotados, protectores y permisivos; aspectos todos ellos que han contribuido a la adopción de Internet de forma generalizada, como también ocurre con los móviles, por el hecho de propiciar un espacio propio e independiente y en el propio seno familiar. En relación a la estupenda adopción de Internet como “medio amigo”, además de los factores citados de, capacidad económica, cognitiva y de negociación (de infraestructuras, tiempos y espacios de acceso), se unen los valores culturales en alza, que permiten conocer cuáles han sido los grupos de referencia generadores de conductas de imitación. Ya sea por “efecto del halo” de diferenciación y libertad que rodea a la Red, ya por la asociación con el futuro y los nuevos hábitos juveniles, etc. “La referencia al uso de Internet sigue apareciendo como una mezcla de ejercicio de distinción y ‘confesión’, como apunta el profesor Javier Callejo (2001:226). Lo que en definitiva supone que las atribuciones que jóvenes y adolescentes realizan de ésta, son las de un Medio que representa sus aspi-
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raciones, en contraposición con el ‘mundo de los mayores’. De modo que, jóvenes y adolescentes opinan, sobre todo en el caso de los chicos, que las personas mayores consideran Internet, en primer lugar como “un peligro” (45%), en segundo lugar, como “algo que no saben utilizar” (34,7%), y por último, y en una proporción semejante (10-11%), que es un avance, pero también algo inútil (Rubio, 2009). La red consigue superar la verticalidad de los medios clásicos, y como tal, representa el ideal organizativo de los movimientos juveniles de insurgencia clásicos (con sistemas de debate de corte asambleario), atrayendo la presencia de éstos en la Red, (movimiento okupa, por la paz, antiglobalización), y a la aparición de otros nuevos (hackers y crackers políticos, movimientos de contrainformación). Sólo que, como argumenta Igor Sábada (en Adell 2004), a través de las redes digitales, dichos movimientos “corran el riesgo de convertirse en una simple distracción alrededor de una ‘mitología neotecnológica’ desvinculada del resto de problemas sociales” o en guetos virtuales. Este puede llegar a ser el caso de los hacklab (término que viene de la fusión entre hacker y laboratorio), un espacio en donde se reúne gente joven para investigar, debatir y difundir temas relacionados con las TIC y los derechos civiles, empleando un sistema de organización y aprendizaje cooperativo. Es decir, con unos fines presididos por un importante componente ideológico (algunos creados en centros sociales okupados), si bien quienes participan pueden verlo más cómo un lugar de aprendizaje que como de militancia, al igual que los hackmeeting (encuentros anuales de hackers y activistas) o las jornadas Interhacklabs. Si Internet favorece la organización de los grupos y la proliferación de redes, su densidad informativa y carácter global, limitan el impacto de informaciones y convocatorias, lo que finalmente supone mayor opacidad para las aventuras de cambio. Tal como ocurre en los sitios webs de las organizaciones políticas y las agrupaciones a través de redes sociales, el hecho de que la acción juvenil se centre en facilitar su opinión, puede detraer la misma de otros cauces de acción política más eficaz; si no fuese porque los mismos movimientos sociales, como se afirma Alan Tourane (2007), no puedan prosperar en la medida que, “los actuales utilizan una estrategia y un lenguaje ajenos a las motivaciones y a las actitudes de las categorías concernidas (‘el pueblo’, ‘los trabajadores’)”, se identifican con la reacción de víctimas, pero no conceden prioridad a la reflexión sobre sí mismos. En este sentido, hackers y activistas sociales han impuesto una práctica tecnopolítica que resuelve la contradicción de antiguos movimientos de izquierda entre mando y tecnología (Roig: 2007). Por otra parte, los sistemas multimedia responden muy bien a las necesidades estéticas y para la difusión de contenidos culturales de antiguas subculturas y de las nuevas, en algunos casos surgidas e íntimamente ligadas a la realidad virtual (cyberpunks, floggers), y en otras, en retroalimentación permanente (nemos), con unas posibilidades dialécticas de consulta y autointerpretación de su identidad de las que antes se carecía. Así, es habitual que la juventud debata en los foros sobre la música, atuendo y valores de cada tribu concreta, y sobre aquello que son falsas creencias sobre las mismas. Unas premisas de pertenencia de las nuevas tribus, en apariencia centradas en la estética, pero que van más allá, en la medida que enfatizan unos rasgos de erotismo y sentimentalidad, que andaban olvidados en el uso deshumanizado que el público, y no tanto la juventud, estaba dando a la red. Porque el hecho de que Internet se adentrase de forma tan radical y novedosa en la
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intimidad y en los miedos, deseos y represiones, ha conseguido que la sexualidad como fin último ocupe muchísimo espacio. Es como afirma MarieFrace Hirigoyen, “la hipersexualización de la sociedad moderna, que presenta una especial alianza con la Red” (2008:117). Tanto es así que, los mismos foros de temas políticos o tecnológicos son utilizados para conseguir una cita sexual, y los chats de amistad y encuentros amistosos, son sistemáticamente empleados para la búsqueda de cybersexo. Se trata de una comunicación sin erotismo, en la que predomina la genitalidad antes que cualquier otro contenido al que da lugar las relaciones intersexuales, y frente a lo que, las redes sociales en especial Myspace y Fotolog con sus autorretratos cuidados y nuevas tribus como emos y floggers, reaccionan con una coquetería y una hiperemotividad que raya la compulsión, introduciendo de paso estilos que consiguen aunar encopetamiento con desalineo prototípicamente juvenil (tatuajes, grandes flequillos, piercing, pantalones muy ajustados). La juventud opina en los foros y “wikis” de las administraciones, los partidos políticos, las nuevas enciclopedias o wikipedias, las cabeceras periodísticas, critica libros y otros productos culturales frente a librerías, autores y las propias editoriales, y de éste modo, se constituye en agente activo del cambio cultural y social gracias a la Red y su hegemonía digital. Es por todo ello que, el hacker que realiza su papel a través de la acción digital, es el que encarna los valores del mundo adolescente y juvenil, como experto en TIC y además, normalmente joven y varón. Lo que no puede confundirse con la brecha digital por razón de sexo entre la juventud, aunque sí con el hecho de que la pericia informática es un valor cultural masculino entre los jóvenes. Mientras los grupos con unos contenidos más centrados en la estética, las relaciones, las causas sociales y las emociones, suelen contar con una mayor tasa de feminización. “Hackers y su cultura son una de las fuentes esencias de la invención y continuo desarrollo de Internet”. Para ellos el valor supremo es la innovación tecnológica informática, la libertad de comunicación, la colaboración con otros hackers, la generosidad y reciprocidad (Castells, 2001). Consideran la creatividad como un valor superior a la riqueza económica y la satisfacción de los instintos, y es precisamente dicha innovación la que se erige en valor ético central de la era de la información (Levy, 1984, Himanen, 2001, Castells, 2001). El hacker respeta la autoridad de los compañeros más innovadores y aspiran a su propio reconocimiento, el placer por crear y competir en dicha creación, manteniendo así su poder y la ética de éstos sobre Internet que es el sistema nervioso de nuestras sociedades. Los hackers desprecian a los crackers por perturbadores “de la red” y porque desprestigian sus altos objetivos frente a la opinión pública, muchos son bromistas de muy corta edad, script kiddies, (distintos de “los trolls” que tan sólo buscan peleas por diversión y que no se relacionan entre sí) y que vulnerando la seguridad informática de las organizaciones o esparciendo virus, desafían el mundo adulto. Los hackers políticos luchan contra el control de gobiernos y corporaciones sobre la red, mientras los crackers políticos entran dentro de la acción directa, para protestar o retar a los poderes corporativos o políticos con los que no estén conformes, pero también estos últimos, se “arman” para la seguridad y la guerra informática. De modo que las y los jóvenes con altos conocimientos informáticos, suponen un valor económico y político para las organizaciones, que hasta la fecha nunca habían conseguido las personas hasta edades avanzadas.
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Podría decirse, en relación con estos grupos juveniles digitales, que el y la flogger, así como las y los bloggers o blogueros (personas que escriben en blogs) son comunes, el hacker, minoritario. Los primeros conforman grupos públicos de pertenencia, cuyo poder se basa en el número de ‘amistades’ y contactos que visitan o escriben en sus páginas; los hackers son grupos de referencia, en la medida que son pocos y sus valores se centran en los conocimientos informáticos que les confieren poder sobre los demás. Un poder juvenil por insurrecto y en la mayor parte de los casos, por la edad de sus protagonistas. La relación del hackerismo con otros movimientos juveniles de insurgencia, se caracteriza por invocar equidad, cuestionar las relaciones de producción, propiedad y de mando del mundo material, así como, por suponer un intento de proyección de los segundos al ciberespacio, como la forma de superar las relaciones sociales de dominación, por considerar “que imperan en las calles y se imponen en las redes” (Alcalde, en Adell, 2004) Sin embargo, cuando son preguntados sobre las oportunidades que dispensa Internet, el 66% de las y los jóvenes desean sentirse parte de algo, relacionarse sin límites y dar su opinión, pero no tanto en el sentido de ahondar en una democracia más participativa, como con el hecho de que favorece la difusión de sus opiniones, la comunicación bidireccional con las administraciones, los partidos y los agentes sociales, y qué esta se manifiesta como un nuevo canal privilegiado. Porque precisamente lo que la Red confiere a las y los jóvenes es poder, pudiendo hablar de su valor como totem; la soberanía de poder autoregularse y modular su tiempo, y no sólo dentro de la lógica del juego (Rubio, 2004), porque en Internet las redes, el trabajo, la publicidad, las compras, las relaciones, fraudes y delitos (que confieren mayor responsabilidad a las y los usuarios), cursan bajo un interface no presencial, pero en términos reales. En lo que se refiere a los contenidos injuriosos, inexactos, denigrantes, intrincados, el principal problema al que podría enfrentarse la juventud es aceptar como normalidad o realidad, lo que tan sólo son efectos de un medio todavía nuevo y no regulado. Pues bien, en este sentido la encuesta pone de manifiesto que las y los jóvenes tienen actitudes de rechazo frente a los contenidos molestos: una gran salvaguarda sobre aquellos relacionados con los delitos sexuales (39,5%), menor para las imágenes denigrantes (24%), la violencia (22,5%), el bullying y los comentarios humillantes (20%) y algo menos frente a los que pueden generar información falsa o tendenciosa (por ejemplo 19,2 el peligro de las sectas), en lo concerniente a la intromisión en la vida privada (12,3% problemas de pareja) o la práctica de cibersexo (13,5%), la protección es aún menor. Por otra parte, si son las adicciones un riesgo percibido por las y los jóvenes y adolescentes en primer término respecto a los problemas que puede propiciar la Red, con un 46,9 % de las y los entrevistados que así lo consideran, también es cierto que si se excluye la propia adicción a Internet, las páginas de las que pudieran derivarse en mayor medida éste tipo de adicciones ‘no tóxicas’ son las menos visitadas por la juventud: “juegos ‘on line’” (10,9%), “Cybersexo” (7,9%), “Chats” (6,9%), “Apuestas ‘on line’” (2,2%). Otra característica del consumo de medios entre la juventud, y que comparte con otros como la televisión, las revistas, la radio e Internet, es que su principal función es la recreativa, aunque seguida muy de cerca de la informativa; siendo las de menor impacto, aquellas que pueden despertar suspicacias o comportar peligros para su seguridad, como quedar con personas
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desconocidas o comprar, realizadas de forma habitual tan solo por un 1% y un 3,6% respectivamente. En lo que concierne a la educación, Internet ha integrado los distintos espacios docentes (aula, bibliotecas, lugares de trabajo y estudio y la propia Red) propiciando un apoyo a la metodología educativa, al tiempo que contribuye a la integración y al aprendizaje cooperativo entre estudiantes. Respecto al empleo las y los jóvenes han ido más allá, poniendo en práctica el concepto de Capital Social, a partir de las Redes sociales para la promoción personal y en el empleo que permite que la inversión en formación derive en rendimiento privado y comunitario. De ahí la oportunidad que tan nítidamente han visto la juventud en la Red, y el camino pendiente para que, las administraciones sepan aprovecharla para el incremento de las posibilidades para que la asignación de la oferta de puestos de trabajo se realice en las mejores condiciones, afectando a la cualificación de los recursos humanos, el desarrollo socioeconómico y la disminución del desempleo juvenil. Puede afirmarse por tanto que, adolescentes y jóvenes a través de Internet, sus aplicaciones y ‘sitios’ de encuentro afines, consiguen una apropiación simbólica de una realidad con la que identificarse y sentirse parte del grupo generacional, y del mundo. Que la comunicación global sea la primera oportunidad que consideran les facilita Internet, evidencia tres aspectos muy importantes para entender la juventud de nuestros días. En primer lugar y en orden al tema tratado, que ésta ha sintonizado a la perfección con el espíritu de Internet como medio de comunicación’; en segundo lugar, que su afán de interacción comunicativa con el resto de la humanidad les dota de una motivación cada día más necesaria para el empleo y la integración en una economía y unos mercados mundializados; y en tercer lugar, y el más importante, que la curiosidad y el conocimiento sin límites es uno de los motores de su acceso a la red, que de no ser ‘enmarañada’ con intereses espurios o quizás, por ser susceptible de todo uso, dispensa las premisas necesarias para que la información se convierta en conocimiento y éste a su vez, en desarrollo social y personal.
Conclusiones Las personas jóvenes han integrado Internet en sus vidas mucho más allá de las funciones recreativas con las que tal medio suele asociarse, y a las que se añaden otras como son la información, integración/socialización, el acceso a la industria cultural, a la formación y promoción del empleo juvenil. Ésta última la tercera función (con un porcentaje del 46,4% de las y los encuestados) que consideran más importante las y los propios jóvenes entrevistados en su uso de la Red, después de la de comunicación global y la información ilimitada. Jóvenes y adolescentes mantienen unas pautas concretas de uso de Internet, que describen nuevos patrones de ocio (relación, asociación, socialización) y de acercamiento a la formación y el empleo, que han sido descritos. Dichas pautas no son arbitrarias sino reflexivas y dan lugar a nuevas costumbres generalizadas en la juventud, que se debate entre la simplificación, automatización lúdica y estandarización de tareas que las TIC propician, y una creciente valoración del tiempo libre ‘a la carta’ y no dirigido, la educación integral (intercultural, multimedia, interdisciplinar e interactiva) y el trabajo en red, más interactivo, personalizado, independiente y creativo como forma de realización en un mundo interdependiente.
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Su influencia en la población en general es indudable, y se ve reforzada por otro fenómeno peculiar de nuestra época, que es lo que se ha dado en llamar la ‘juvenilización’ de la sociedad. Es decir que, como han señalado distintos autores, los estilos de vida, los grupos de referencia y las expectativas imperantes, coinciden con los valores propios de la juventud. Un hecho en franco desarrollo, si se atiende a la dilatación de ésta etapa de la vida comprendida entre la infancia y la madurez, por razones culturales y biológicas: maduración precoz, retraso de la procreación, en el ingreso en el mercado de trabajo, etc. Por último, la gestación y desarrollo de movimientos sociales y culturales juveniles a través de Internet, no hace otra cosa que confirmar ésta como un hecho social total, que no puede ser tratado como un medio de comunicación únicamente, sino que consiste y se manifiesta como una relación social plena, internacional, supraindividual y suprafuncional, con reciprocidad entre los sexos, generaciones y culturas, en la que se mezcla todo lo que constituye la vida social, a través del que se expresan las instituciones adoptando formas de interacción, prestación y distribución, a lo que se añaden a su vez, fenómenos estéticos. Pues bien, en dicho fenómeno social total la juventud está tomando la iniciativa. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Adell, R. (2004). Dónde están las llaves, El moviendo Okupa, prácticas y contextos sociales, Madrid, La Catarata. - Bauman, Zygmunt (2005), Amor líquido, acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, Madrid, FCE. - Bell, D. (1976). Las contradicciones culturales del capitalismo, Alianza, Madrid, 1988. - Bernete, F. (coordinador) (2007). Comunicación y lenguaje juvenil a través de las TIC. Madrid, Ministerio de Asuntos Sociales, INJUVE. - Blumer, H. (1982). “La opinión pública y su sondeo”. en H. Blumer. El interaccionismo simbólico. Barcelona. Ed Hora. - Braverman, H. (1975): Trabajo y capital monopolista. México, Nuestro tiempo. - Bringué, X. y Sádaba, Ch. (Coord.) (2008). La Generación interactiva en Iberoamérica. Niños y adolescentes ante las pantallas. Barcelona, Ariel. - Butera, F. (1988). “Automatización industrial y futuro del trabajo obrero”, en JJ. - Callejo Gallego, J. (2001). Investigar audiencias, Barcelona, Paídos. - Castells, M. (1997). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol.1 La sociedad Red. Alianza. Madrid. - (1996). The Rise of the Network Society, Cambridge MA/Oxford, UK, Blackwell Publishers. - (2001a). “Internet y la sociedad en red”. En Lección inaugural del programa de doctorado sobre la sociedad de la información y el conocimiento. Barcelona. UOC. - (2001b). “Hackers, crackers, seguridad y libertad”, lección inaugural de la UOC. - Coleman, James (2000). “Social Capital in the creation of human capital”, American Journal of Sociology, 94. 95-120. - Dávila, S. (2006). “Generación Net. Visiones para su educación”, Orbis Ciencias Humanas, Año 1, Nº3, Abril 2006. - De Fleur, ML. y Ball-Rokeach, S.J. (1983). Teorías de la comunicación de masas. Barcelona. Paidós. - Diez Gutiérrez, E.J. (2005). La diferencia sexual, Análisis de los Videojuegos, Madrid, CIDE, Instituto de la Mujer.
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Selección de referencias documentales. Juventud y nuevos medios de comunicación Esta relación está formada tanto por libros, como por artículos de revista o documentos de distinta procedencia, seleccionados en la base de datos de la Biblioteca del Instituto de la Juventud. (Observatorio de la Juventud en España). Caso de estar interesados en alguna de estas referencias pueden solicitar copia del material susceptible de reproducción, según la legislación vigente, así como la realización de otras búsquedas retrospectivas, dirigiéndose a: BIBLIOTECA DE JUVENTUD. Marqués de Riscal, 16.- 28010 MADRID. Tel.: 913637820-1; Fax: 913637811. E-mail: biblioteca-injuve@migualdad.es Así mismo puede consultar ésta o anteriores Revistas de Estudios de Juventud, así como las Novedades de la Biblioteca en la página web del Instituto: http://www.injuve.migualdad.es
Bernárdez Rodal, Asunción A la búsqueda de “una habitación propia” : comportamiento de género en el uso de internet y los chats en la adolescencia / Asunción Bernárdez Rodal En: Revista de estudios de juventud. -- n. 73 (junio 2006); p. 69-82. ISSN 0211-4364 Se describen los usos específicos de Internet y los chats por los adolescentes, desde las prácticas comunicativas más tradicionales hasta cuestiones más concretas como la identidad de género en la red. Internet es el lugar de lo instantáneo y lo lúdico, un lugar de mezcla de códigos orales y escritos donde se puede construir una identidad distinta a la de la vida real. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id= 1616249399
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Adicciones y Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación : perspectivas de su uso para la prevención y el tratamiento / coordinadores Juan del Pozo Irribarria; [autores Armayores Ruiz, Manuel... et al.]. -- La Rioja : Consejería de Salud, Dirección General de Salud Pública y Consumo, 2009 250 p. ; 30 cm En los últimos años la comunicación entre jóvenes se caracteriza por el uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación que han creado nuevas actitudes y creencias. En las intervenciones de este Seminario Internacional enmarcado en el proyecto DROJNETT, se defendió el uso de estas tecnologías para contactar de manera personalizada con los jóvenes e informarles de los riesgos que conlleva el consumo de drogas. ISBN 978-84-8125-321-4 http://www.riojasalud.es/ficheros/libro_drojnet.pdf
Adolescentes y jóvenes en la red : factores de oportunidad directora Ángeles Rubio Gil; equipo Juan Jesús Menor Sendra, Mª José Mesa Olea, Belén Mesa Olea. -- Madrid : Instituto de la Juventud, D.L. 2009 103 p. : tab. gráf. ; 24 cm Bibliografía: p. 87-90 Estudio del impacto de Internet sobre los adolescentes y jóvenes españoles y el uso que hacen de este instrumento, para lo que se realiza un perfil sociodemográfico de las y los usuarios y sus pautas de consumo, se enumeran las dificultades de acceso, la influencia de Internet en su educación y ocio, etc. además de proponer nuevas formas de uso de este medio. ISBN 978-84-96028-75-3 http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.item. action?id=1724774781 &menuId=572069434
Sánchez Vera, María del Mar Adolescentes y padres en un mundo informatizado: diferencias tecnológicas y actitudinales respecto a la web Mª del Mar Sánchez Vera. -- [s.l. : s.n., 2008] 15 p. ; 30 cm El número de hogares conectados a Internet y de niños y adolescentes que acceden a sus contenidos ha aumentado significativamente. Ante esta situación los padres deben desarrollar un papel mediador a la hora de elaborar criterios sobre su uso, pero en el momento de adoptar ese papel se producen ciertos conflictos originados por las distintas actitudes frente a las nuevas tecnologías de padres e hijos. http://www.internetyfamilia.com/superportal/export/sites/default/ bibliotecaVirtual/enlaces_internos/padres_adolescentes_web.pdf
Ramos, Marina Adolescentes, objetivo de la telefonía móvil / Marina Ramos En: Padres y Maestros. -- n. 323 (marzo-abril 2009); p. 17-21. ISSN 0210-4679 El móvil cumple todas las expectativas de los adolescentes, es un dispositivo personal e intransferible que puede expresar su personalidad y le permite comunicarse con su red de amigos, por este motivo, las operadoras de telefonía centran sus estrategias comerciales en el público joven con campañas dirigidas especialmente para ellos.
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Adolescents and audio-visual media in five countries / Ferrán Casas... [et al.] (eds.), with the support of Childwatch International. -- Girona : Documenta Universitaria, 2007 139 p. : tab., gráf. ; 23 cm. Esta experiencia educativa analiza la relación entre jóvenes de 12 a 16 años, pertenecientes a cinco ciudades distintas, y las nuevas tecnologías como fuente de recursos para su desarrollo personal y social. ISBN 84-96742-05-9 ISBN 978-84-96742-05-5
Sáinz Ibáñez, Milagros Aspectos psicosociales de las diferencias de género en actitudes hacia las nuevas tecnologías en adolescentes Milagros Sáinz Ibáñez; dirigida por Mercedes López-Sáez. -- [Madrid] : Universidad Nacional de Educación a Distancia, Facultad de Psicología, Departamento de Psicología Social y de las Organizaciones, 2006 392 p. : tab.(40 p.) ; 30 cm. Primer premio Injuve para tesis doctorales 2007. Tesis doctoral UNED Los estudios tecnológicos como ingenierías e informática, han estado vinculados a profesiones de género masculino; incluso hoy en día, aún hay mucho mas número de hombres que de mujeres en estos sectores. En este estudio se analizan las causas de que nuestra sociedad aun no haya conseguido la igualdad laboral ni académica en estas ciencias, así como que tampoco la mujer haya logrado igualarse al hombre en el interés y dominio de las nuevas tecnologías. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.item action?id=1423691052& menuId=52682864
Lévy, Pierre Cibercultura : informe al Consejo de Europa / Pierre Lévy, prólogo de Manuel Medina. -- Barcelona : Anthropos, 2007 XXIV p., 230 p. : tab. ; 20 cm. -- (Ciencia, tecnología y sociedad ; 16) Los avances traídos por las nuevas tecnologías están cambiando de tal manera las relaciones sociales tradicionales que estamos asistiendo al nacimiento de una era cultural y social radicalmente diferenciada de la tradicional heredada. ISBN 978-84-7658-808-6
Ciberculturas juveniles : los jóvenes, sus prácticas y sus representaciones en la era de Internet / Marcelo Urresti editor. -- Buenos Aires : La Crujía, 2008 334 p. ; 20 cm. -- (Inclusiones; categorías) Investigación sobre el impacto de las nuevas tecnologías de comunicación en la vida cotidiana y en la creación de identidad de los adolescentes de Buenos Aires. Se observa como gracias a las posibilidades de comunicación que internet ofrece en forma de foros, chats, blogs, etc. se configura progresivamente una cibercultura juvenil a través de la cual los jóvenes moldean sus gustos, preferencias e incluso sus proyectos de futuro. ISBN 978-987-601-053-5
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Galán Rodríguez, Carmen Cncta kn nstrs : los SMS universitarios (Conecta con nosotros; los SMS universitarios) / Carmen Galán Rodríguez En: Revista de estudios de juventud. -- n. 78 (sept. 2007); p. 63-73. ISSN 0211-4364 Los mensajes cortos (SMS) utilizados en los teléfonos móviles parecen haber roto el precario equilibrio entre el lenguaje hablado y el escrito. Especialmente entre los jóvenes, los procesos de abstracción lingüísticos se han generalizado como una particular forma de comunicación a medio camino entre lo textual y lo oral. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id= 1762295894
Pérez-Latre, Francisco J. Comunicación efectiva en circunstancias difíciles : el público entre 14 y 19 años / Francisco J. Pérez-Latre, Xavier Bringué En: Revista de estudios de juventud. -- n. 68 (marzo 2005); p. 53-59. ISSN 0211-4364 Comunicar a través de los medios convencionales con el público de este tramo de edad es difícil. Los adolescentes consumen revistas, van al cine y, especialmente, navegan por Internet; tienden acudir a los medios donde el pensamiento y la reflexión son menos necesarios. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id= 1938142452
Comunicación y lenguajes juveniles a través de las TIC [en linea] Coordinador: Francisco Bernete. -- Madrid : Instituto de la Juventud, 2007 97 p. : cuad., il.. -- (Estudios) Documento electrónico El objetivo primordial de esta investigación consiste en descubrir y describir cómo media la tecnología en la comunicación entre los jóvenes y como influye en su lenguaje, es decir, para qué usos comunicativos utilizan los distintos canales y las distintas tecnologías (chats, blogs, correos electrónicos, sms), y cómo los utilizan para transmitir su mensaje. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.item.action?id=541229710& menuId=572069434
Megías Quirós, Ignacio Cultura messenger en la sociedad interactiva / Ignacio Megías Quirós, Ángel J. Gordo López. -- [s.l. : s.n., 2009] 12 p. ; 30 cm Las nuevas tecnologías de la comunicación han sido rápidamente asimiladas por los jóvenes. Concretamente el messenger, por sus ventajas en cuanto a rapidez y economía, se ha convertido en su medio de comunicación más extendido, en el ámbito laboral y en el social, transformando su manera de relacionarse. Este artículo estudia el papel que desempeña el messenger entre los jóvenes, las nuevas formas de relación derivadas de su uso, así como la estructura social surgida de Internet y las nuevas tecnologías. http://www.ejgv.euskadi.net/r53-2291/es/contenidos/informacion/ jardunaldiak_15/es_10717/adjuntos/hitzaldia/IMegias.pdf
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Brea, José Luis Cultura RAM : mutaciones de la cultura en la era de su distribución electrónica / José Luis Brea. -- Barcelona : Gedisa, 2007 247 p. ; 24 cm. -- (Cibercultura) Las nuevas tecnologías nos facilitan, más que una memoria exhaustiva de datos, la posibilidad de interrelacionar todo el bagaje cultural heredado y poder elaborar nuevos productos que contribuyan a la mejora del avance social. ISBN 978-84-9784-016-3
Lasica, J.D. Darknet : la guerra de las multinacionales contra la generación digital y el futuro de los medios audiovisuales / J.D. Lasica, traducción de Lourdes Silveira Lanot. -- Madrid : Nowtilus, 2006 367 p. ; 23 cm. -- (A Debate) Las nuevas tecnologías se han convertido en un nuevo campo de batalla económico-política dónde los intereses de la industria ven una fuente de ingresos incompatible con los deseos de los ciudadanos de un acceso libre y barato a la información. ISBN 84-9763-239-7 ISBN 978-84-9763239-3
Diez Rodriguez, Angeles De molinos que son gigantes : herramientas políticas o simples instrumentos tecnológicos en manos de gente joven / Ángeles Diez Rodríguez En: Revista de estudios de juventud. -- n. 75 (diciembre 2006); p. 171-193. ISSN 0211-4364 Tomando como base una serie de entrevistas realizadas a jóvenes de un barrio de Madrid, se analizan las bases ideológicas e instrumentales que aportan las nuevas tecnologías (especialmente Internet) a la actividad política de estos jóvenes, que rechazan la política institucional, al mismo tiempo que se declaran activistas políticos. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt. action?id=696393444
Martinez-Otero Perez, Valentín Educación e Internet / Valentín Martínez-Otero Pérez En: Padres y Maestros. -- n. 318 (sept. 2008); p. 18-20. ISSN 0210.4679 Internet es una de las herramientas más útiles de aprendizaje para jóvenes en la actualidad, pero también cuenta con el posible peligro de adicción. Por ello se ofrecen pautas para una correcta utilización de internet y así poder evitar estos peligros.
Buckingham, David Educacion en medios : Alfabetización, aprendizaje y cultura / David Buckinghan. -- Madrid : Paidós, cop. 2005
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335 p. -- (Paidós comunicación ; 158) Bibliogr.: p. 314-330 Además de pasar revista a cambios recientes, tanto en el área de los medios de comunicación como en las vidas de los jóvenes, señala cuál debería ser la respuesta de los educadores mediáticos a los avances sociales, políticos y tecnológicos contemporáneos, así como al papel y la función de la propia educación. ISBN 84-493-1661-8
El adolescente ante las tecnologías de la información y la comunicación / Montserrat Castellana Rosell... [et al.]. -[Madrid : Colegio Oficial de Psicólogos, 2007] [9] p. ; 30 cm En: Papeles del Psicólogo. -- Vol. 28 (3) pp. 196-204 Las Tecnologías de la Información y la Comunicación influyen notablemente en el comportamiento de los adolescentes, por lo que es necesario describir las posibles desadaptaciones para evaluar su impacto en el desarrollo psicosocial de este sector de la sociedad. Por otro lado, hay que implicar a los agentes socializadores ya que está probada su influencia sobre el uso que los adolescentes hacen de Internet, los móviles o los videojuegos. Se proporcionan orientaciones preventivas y se incide en la necesidad de elaborar criterios diagnósticos y promoción de hábitos saludables. http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?ID=1503
Rosales Marticorena, Carolina El amor en Internet y la auto-publicidad : ¿Por qué tenemos la necesidad de “vendernos” para ligar en Internet? / Autora: Carolina Rosales Marticorena. -- [S.l.] : Observatorio para la Cibersociedad, 2007 4 p. ; 30 cm. En la era digital que nos ha tocado vivir, son nuestras carencias emocionales, aunadas a las relaciones que hemos establecido entre amor, consumo y conveniencia, las que han contribuido no sólo a la emergencia y actualidad de la búsqueda de pareja en Internet, sino específicamente a que hagamos esa búsqueda como en una especie de “supermercado” del amor. http://www.cibersociedad.net/textos/articulo.php?art=121
Levis, Diego El chat : el habla escrita de niños y jóvenes / Diego Levis. -- [S.l.] : Unirevista, 2006 6 p. ; 30 cm. Ordenadores, redes telemáticas y teléfonos móviles reintrodujeron la comunicación escrita como modalidad habitual de comunicación, dando lugar a una oralidad escrita, caracterizada por el uso de nuevos códigos y formas de expresiónapropiados a las características de los medios utilizados. El uso habitual del chat en sus distintas modalidades está haciendo emerger nuevas formas de relacionarse a las que podemos definir de carácter literario. http://www.alaic.net/ponencias/UNIrev_Levis.pdf
Balaguer Prestes, Roberto El chat y el Messenger : instrumentos de entrenamiento en comunicación para tiempos de incertidumbre y baja atención /
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Por: Roberto Balaguer Prestes. -- [S.l.] : Observatorio para la Cibersociedad, 2005 6 p. ; 30 cm. Con la pantalla encendida en forma constante, el contacto con los pares -que parece por momentos tomar sesgos adictivos-resulta en general necesario para la construcción de la identidad adolescente como tal. A través del chat el joven se instala en un lugar de pertenencia, un espacio de referencia que brinda nuevas formas de acceso a una identidad común adolescente. http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=209
El impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de los jóvenes. -- [S.l.] : Observatorio para la Cibersociedad, 2006 2 h. (Índice en papel) ; 30 cm. Eje temático B. Identidad y grupos sociales Contiene: Influencia de los videojuegos en los jóvenes; Las TIC en la vida de los jóvenes; Ciberrelaciones: del sexo digital al romance... Recoge las quince comunicaciones presentadas a este grupo de trabajo, con el objetivo de observar las posibles diferencias de utilización de las nuevas tecnologías por los jóvenes, que se producen en función de una serie de variables significativas como el entorno socioeconómico, el género, la edad y el contexto tecnológico. Asimismo analiza los discursos de los jóvenes, padres y profesores en relación con estas tecnologías y estudia sus efectos sobre la formación, las relaciones familiares, el grupo de iguales, las posibles adicciones y las medidas de control. http://www.cibersociedad.net/congres2006/gts/gt. php?llengua=es&id=55
Repiso Peña, Isabel El motor joven de la blogosfera / Isabel Repiso Peña En: Revista de estudios de juventud. -- n. 78 (sept. 2007); p. 161-175. ISSN 0211-4364 Estudio sobre el nacimiento del blog, la situación actual de la blogosfera y la interacción de los usuarios españoles. Se analiza especialmente el papel activo que posee el colectivo de la juventud (participación, perfil medio de usuario, evolución...), así como las grandes posibilidades que puede desarrollar este instrumento de comunicación: herramienta de afirmación, lugar común de reflexión y estímulo creativo. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id =1750183176
Siegel, Lee El mundo a través de una pantalla : ser humano en la era de la multitud digital / Lee Siegel. -- Barcelona : Tendencias Editores, 2008 188 p. ; 23 cm. -- (Tendencias) Reflexión sobre el modo en el que Internet ha cambiado la forma de vida y la cultura de millones de personas en la que se advierte de la gran influencia de la red que ha sido capaz de transformar todas las actividades humanas manifestándose en una pérdida de privacidad y libertad en favor de un nuevo modelo de negocio. ISBN 978-84-936194-3-5
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Choliz Montañes, Mariano Ellas, ellos y su móvil : uso, abuso (¿y dependencia?) del teléfono móvil en la adolescencia / Mariano Chóliz,Verónica Villanueva, Mari Carmen Chóliz En: Revista española de drogodependencias. -- vol. 34, n. 1 (2009); p. 74-88. ISSN 0213-7615 Los principales atributos que hace que los teléfonos móviles sean especialmente atractivos en la adolescencia son la autonomía frente a los padres, mejor comunicación con los amigos y la ampliación y mantenimiento de las relaciones interpersonales. También la multifuncionalidad de las innovaciones tecnológicas provoca la fascinación entre chicos y chicas aunque usen el móvil de distinta manera y con diferente frecuencia.
Gitlin, Todd Enfermos de información : de cómo el torrente mediático está saturando nuestras vidas / Todd Gitlin. -- Barcelona : Paidós, 2005 310 p. -- (Paidós Controversias ; 11) Nos dirigimos hacia una sociedad dominada por los medios de comunicación, donde el individuo juega el papel de mero espectador en una nueva cultura que se rige por criterios ajenos a la realidad de la calle y de los individuos que la protagonizan. ISBN 84-493-1713-4
Enredados en la red / Manuela Aguilera... [et al.] En: Crítica. -- n. 959 (enero febrero 2009); p. 11-99. ISSN 1131-6497 Monográfico Incluye: Datos sobre el uso de la red / Manuela Aquilera. Más que un fenómeno tecnológico. Internet : un motor de creación de metáforas / Javier Bustamante. - Internet : identidades en construcción ¿cómo nos reinventamos en la fábrica de sueños? / Javier Martín Holgado... Análisis de las cuestiones que plantea el desarrollo de Internet y de cómo se puede aprovechar este medio para construir una sociedad, una economía, una política, unas relaciones sociales e interacciones personales más humanas y más justas. En un entorno en el que los y las jóvenes encuentran natural el uso de las nuevas tecnologías, la alfabetización tecnológica tiene que formar a las generaciones futuras en valores y sentido crítico.
Estudio de uso problemático de las tecnologías de la información, la comunicación y el juego entre los adolescentes de la ciudad de Madrid / Instituto de Adicciones de Madrid Salud, Asped Investigación de Mercados. -- Madrid : Ayuntamiento de Madrid, 2008 174 p. ; 30 cm Las Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación han producido un profundo cambio social y cultural. Su fácil acceso a la información, la posibilidad de interactuar entre personas situadas en diversos puntos geográficos, unidas a las posibilidades que ofrece al mundo del ocio, lo convierten en una herramienta fundamental. A pesar de sus ventajas, el uso inadecuado de las nuevas tecnologías por los sectores más susceptibles de la población puede suponer un riesgo de
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adicción. Este informe analiza los a través de un estudio cualitativo y cuantitativo, de los factores adictivos de Internet, su efecto en niños y adolescentes, los perfiles de los usuarios con mayor tendencia a padecer estos problemas y las consecuencias que esta adicción puede acarrear. http://www.madridsalud.es/publicaciones/adicciones/doctecnicos/ UsoProblematicoTIC.pdf
Estudio Fundación BBVA : Internet en España. -- [S.l.] : Fundación BBVA, 2008 23 p. : princip. gráf. ; 30 cm. La Fundación realizó en el año 2005 la primera medición de este estudio. Los datos de esta edición no sólo permiten delinear una “foto fija”, sino que hacen posible un seguimiento de su evolución en el tiempo. Basado en una amplia encuesta, tanto por el tamaño de la muestra como por los temas abordados, estudia las pautas de uso de Internet, su impacto en diferentes áreas, y la percepción de fortalezas y áreas críticas por parte de los usuarios. Analiza también las barreras de acceso percibidas y las expectativas manifestadas por quienes todavía no utilizan la red. http://www.fbbva.es/TLFU/dat/Estudio_Internet_2008.pdf
Estudio sobre Redes Sociales en Internet : noviembre de 2009 / Interactive Advertising Bureau Spain Research ; Elogia Ipsofacto. -- [S.l.] : Iab spain, 2009 72 p. : gráf., tablas ; 2009 El informe destaca que los servicios más utilizados en Internet por los usuarios de medios sociales son los buscadores, los periódicos digitales y los foros, aunque siempre dedica más tiempo a las redes sociales que a otros servicios de Internet o incluso que a los medios convencionales. Entre los aspectos de las redes sociales más valorados por los usuarios destaca la posibilidad de compartir contenidos de forma inmediata con una gran cantidad de contactos, y las principales motivaciones para usarlas son la búsqueda de ideas para llevar a cabo en el tiempo libre y el uso de juegos y aplicaciones. http://www.iabspain.biz/General/Informe_Redes_Sociales_IAB_nov_09.pdf
Estudio sobre los jóvenes y las redes sociales en Internet / Xperience Consulting en colaboración con Findasense. -- [S.l.] : Xperience Consulting, 2008 31 : cuad. ; 30 cm. Estudio sobre una muestra de usuarios, con edades comprendidas entre 14 y 22 años en España y que navegan por Internet por lo menos cinco horas a la semana. Las redes sociales online más populares entre los jóvenes son Fotolog, MySpace y Tuenti. La inmensa mayoría de los jóvenes (83%) en España utiliza al menos una web de red social, y casi la mitad las usan diariamente. Además, el 14% publica sus videos, frente al 82% que publica fotos. Por otra parte, un 25% de los encuestados dicen estar registrados en más de una red social. http://happyuser.xperienceconsulting.com/wp-content/uploads/2008/09/ xperience_estudio_jovenes_y_redes_sociales_jun08.pdf
Paredes, Miguel Facebook y el cambio social / Miguel Paredes. -- [s.l.] : [s.n.], 2008
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5 p. : il. ; 30 cm Las redes sociales como Facebook han transformado las relaciones interpersonales, permitiendo un contacto permanente a tiempo real y favoreciendo el contacto entre personas con intereses comunes. Por otro lado sus detractores acusan a estas redes de favorecer relaciones alienantes, ya que la comunicación directa se sustituye por la comunicación a través del ordenador. El artículo describe las características, ventajas e inconvenientes de la red social Facebook como herramienta de socialización. http://www.enter.ie.edu/mybox/cms//6604
Boschma, Jeroen Generación Einstein : más listos, más rápidos, más sociables / Jeroen Boschma. -- Barcelona : Gestión 2000, 2008 320 p. ; 22 cm. Tras los reivindicativos baby-boomers de los años cincuenta y la romántica y desencantada Generación X de los sesentas, setentas y ochentas, la era digital ya cuenta con los que serán sus representantes en el futuro: la Generación Einstein, que abarca desde 1988 hasta la actualidad, y que ha nacido en pleno desarrollo de la sociedad de la información, convirtiéndose en personalidades críticas, conocedoras de las reglas del marketing y del mercado y poco clementes ante las celebridades, productos, empresas o servicios que no aciertan en su comunicación hacia ellos. ISBN 978-84-96612-97-6
Roig Domínguez, Gustavo Hacktivismo : hackers y redes sociales / Gustavo Roig Domínguez En: Revista de estudios de juventud. -- n. 76 (marzo 2007); p. 201-223. ISSN 0211-4364 El movimiento hacktivista o activismo técnico-político surge en España en la década de los 90 como consecuencia del acercamiento entre las redes de activistas anticapitalistas y las redes de jóvenes apasionados por la tecnología, Internet y la cultura libre. De aquí surgen los hacklabs: laboratorios de experimentación técnica y social que consolidan el hacktivismo como movimiento social articulado dentro y fuera de la Red. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=654140991
Martínez Estéfano, Joaquín Herramientas de trabajo en red / Joaquín Martínez Estéfano En: Entrejóvenes. -- n. 107 (dic. 2008 enero 2009); p. 10-11. ISSN CES-1000968 Los informadores juveniles prestan una función más valorada por los jóvenes que por las administraciones de las que dependen. El Instituto Andaluz de Juventud planteó un programa en el que informadores juveniles pudieron visitar otros centros en otras Comunidades Autónomas para conocer su funcionamiento y aplicar mejoras en sus propias sedes.
Tovilla Quesada, Vania Cecilia Hikikomoris y screenagers : nuevas formas de reclusión
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inhibición y aislamiento / Tovilla Quesada, Cecilia, Trujano Ruiz, Patricia, Dorantes Segura Jessica. -- [s.l.] : [s.n.], 2009 7 h. ; 30 cm Las nuevas tecnologías de la comunicación (móviles, redes sociales, programas de mensajería instantánea, etc.,) han transformado el modo de relacionarse de los individuos. Internet es el refugio de las nuevas generaciones y el origen de grupos sociales como los “Hikikomori” en Japón o los “screenagers” en Estados Unidos, caracterizados por dedicar la mayor parte del tiempo al ordenador, abandonando otras actividades. Esta situación trae consigo múltiples consecuencias negativas, como, por ejemplo, el impedimento del desarrollo de las habilidades sociales. http://www.psiquiatria.com/articulos/psiq_general_y_otras_areas/ internet/39302/
Nicolás Romera, César Identidades juveniles y discursos de marcas : la creación de imagen corporativa en los nuevos escenarios tecno-comunicativos / César Nicolás Romera y Miguel Ángel Nicolás Ojeda. -- [S. l.] : La Iniciativa de Comunicación, [2005 ?] 6 p. ; 30 cm. Artículo publicado en Global Media Journal Edición Iberoamericana. Volumen 2, Número 3. 2005 Propone abordar un análisis de los sites web de marcas globales para identificar las estructuras de relación existentes entre las audiencias y las propias empresas anunciatarias. Se analiza especialmente el caso de las audiencias juveniles, llegando a la conclusión de que uno de los aspectos más interesantes que promueven estas estrategias comunicativas es el hecho de la utilización por parte de los jóvenes de su tiempo en entrar, participar y formar parte de una comunidad imaginaria de ocio. http://gmje.mty.itesm.mx/articulos2/cesar_nicolas_ot04.html
Gálvez Córcoles, Álvaro IJCARM : comunidad virtual de los servicios de información juvenil / Álvaro Gálvez Córcoles En: Entrejóvenes. -- n. 101 (nov.-dic. 2007); p. 10-11. ISSN CES-1000968 Los términos “weblogs, wikis, sindicación de contenidos, recomendaciones de jóvenes, redes sociales y web social o web 2.0” son cada vez más utilizados en el ámbito de los profesionales de la información juvenil. El portal IJCARM tiene como objetivo el de construir un espacio virtual con el fin de potenciar la comunicación y la cultura cooperativa en la Red de Servicios de Información Juvenil de la Región de Murcia.
Arroyo Cabello, María Impacto de la prensa gratuita en los jóvenes : algunas claves del fenómeno mediático / María Arroyo Cabello. -Pamplona : Universidad de Navarra, 2006 11 p. : tab. ; 30 cm Ponencia presentada al XXI Congreso Internacional de Comunicación: los jóvenes y el nuevo escenario de la Comunicación Bibliografía: p.10-11
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La aparición de la prensa gratuita ha modificado el consumo de prensa diaria entre los jóvenes españoles menores de 35 años, generando un perfil de consumidor diferente al de los periódicos convencionales, compuesto por hombres y mujeres activos, formados, pero poco habituados a la lectura. Por su formato, gratuidad y contenidos accesibles, la prensa gratuita se ha convertido en un medio atractivo para los jóvenes y en un modelo de negocio que se sirve de su popularidad para vender espacios publicitarios que pueden no ser adecuados para los adolescentes y que, sin embargo, son sus principales receptores. http://www.unav.es/fcom/cicom/2006/docscicom/2_ARROYO_CABELLO.pdf
Influencia de las Nuevas Tecnologías en el ocio y tiempo libre juvenil / Samuel Bodoque Abarca... [et al.]. -- [s.l.] : [s.n.], 2009 p. ; 30cm Análisis del uso por parte de los jóvenes de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación como alternativa a la oferta tradicional de ocio. En el análisis se observaron aspectos como el tiempo invertido en estas nuevas formas de entretenimiento, así como su disponibilidad o las ventajas e inconvenientes de su utilización.
Sáez, Cristina Internet pone la vida en el escaparate / Cristina Sáez. -[s.l. : Observatorio para la Cibersociedad, 2008] 5 p. ; 30 cm Publicado originariamente en “La Vanguardia” En los últimos años han proliferado los sitios web como MySpace o Facebook, donde los usuarios publican todo tipo de información personal. Cada uno de estos sitios web posee sus propias características, pero como factor común permiten la proyección pública de sujetos anónimos, mediante la que se satisface su deseo de darse a conocer incluso de forma exhibicionista y narcisista. A pesar de eso, sus defensores señalan que las redes sociales, fotologs y blogs son positivos ya que facilitan las relaciones sociales y laborales. http://www.cibersociedad.net/recursos/art_div.php?id=288
Naval Duran, Concepción Introducción : juventud y medios de comunicación frente a frente / Concepción Naval, Charo Sádaba En: Revista de estudios de juventud. -- n. 68 (marzo 2005); p. 9-17. ISSN 0211-4364 Análisis de la relación que hay entre la juventud y los medios de de comunicación y de cómo la sociedad, padres y educadores se cuestionan que esta relación pueda afectar positiva o negativamente a la formación y el desarrollo de la personalidad de los jóvenes. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id= 1836488182
Jóvenes en cibercafés : la dimensión física del futuro virtual / Adriana Gil Juárez y Montse Vall-llovera Llovet (coordinadoras). -- Barcelona : UOC, 2006
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303 p. : tab. ; 24 cm. Las nuevas tecnologías han supuesto una manera distinta de ocio para los jóvenes que los padres no acaban de comprender, al verse desbordados por unos códigos que escapan a su control y que son percibidos de manera distinta por unos y otros. ISBN 84-9788-532-5
Rodriguez San Julian, Elena Jóvenes en los medios : la imagen mediática de la juventud, desde su propia mirada / Elena Rodríguez San Julián, Ignacio Megías Quirós. -- Madrid : Fundación de Ayuda contra la Drogadicción-FAD, Injuve, 2007 136 p. ; 24 cm. Los jóvenes no se ven reflejados en las imágenes que proyectan de ellos los medios de comunicación y consideran que se les atribuyen unas características que no les identifican y contribuyen a la confusión y la generalización. ISBN 978-84-95248-82-4 http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.item.action?id= 715934382&menuId=
Jóvenes y cultura messenger : Tecnología de la información y la comunicación en la sociedad interactiva / ángel J. Gordo López - Coordinador. -- Madrid : Instituto de la Juventud ; Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, 2006 215 p. : tab., gráf. ; 24 cm. Bibliogr.: p. 209-215 Existe una consolidada representación social que une estrechamente juventud y tecnología, hasta el punto de entender la relación con lo tecnológico como un criterio de diferencia intergeneracional. Este estudio se dedica a analizar en qué medida existe realmente dicho vínculo y cuál puede ser el trasfondo del mismo. Es de especial interés el análisis de la relación entre tecnología y construcción social, o el señalamiento de algunos efectos de carácter estructural que la relación entre jóvenes y tecnología supone en campos como el de la integración social o laboral, la distinción entre los espacios de ocio y de trabajo, y las relaciones familiares o las interpersonales. ISBN 84-95248-72-7 http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.item.action?id=90016137 &menuId=572069434
Jóvenes y medios de comunicación en España : Base de datos y repertorio bibliográfico / Directores: María Cadilla Baz, José Antonio Alcoceba Hernando. -- [Madrid] : [Instituto de la Juventud], 2007 144 p. : tabl. ; 30 cm. Trabajo de recopilación bibliográfica sobre jóvenes y medios de comunicación.
Gordo López, Ángel J. Jóvenes y nuevas formas de ocio y comunicación en torno a
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Internet : sobre chats, foros y sistemas de mensajería instantánea / Fundación de Ayuda contra la Drogadicción ; Ángel J. Gordo López, Ignacio Megías Quirós. -- Madrid : Instituto de la Juventud, 2006 142 p. : tab., gráf.. -- (E-109/2005) Anexos A partir de un trabajo de campo realizado con entrevistas y grupos de discusión se estudian las relaciones de los jóvenes con las nuevas tecnologías y sus implicaciones y tendencias.
López Martín, Sara Jóvenes, internet y movimiento antiglobalización : usos activistas de las nuevas tecnologías / Sara López Martín En: Revista de estudios de juventud. -- n. 76 (marzo 2007); p. 183-199. ISSN 0211-4364 Análisis del movimiento antiglobalización a partir de los usos políticos que sus activistas hacen de las nuevas tecnologías, especialmente Internet. Tomando como punto de partida el que los jóvenes son los principales usuarios del “Internet político-social”, se enumeran los recursos que esta herramienta facilita: información, comunicación y coordinación, conformación de identidad compartida y de grupos, y la organización de eventos. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=257234009
La adicción a Internet y al móvil : ¿moda o trastorno? / Xavier Sánchez-Carbonell... [et al.] En: Adicciones. -- vol. 20, n. 2; p. 149-159. ISSN 0214-4840 Bibliogr.: p. 156-159 Se describen los síntomas del uso nocivo de Internet y del móvil, extraídos a través de investigaciones publicadas entre 1991 y 2005. Se concluye que el uso excesivo de Internet representa un trastorno mental de tipo adictivo que puede afectar sobre todo a personas con necesidades emocionales especiales y a jóvenes y adolescentes. A diferencia de Internet, el uso desadaptativo del móvil puede llegar a ser un abuso, pero no una adicción, porque no se producen ni las alteraciones emocionales rápidas ni el juego de identidades que pueden producirse en chats y juegos de rol en línea. http://www.adicciones.es/files/Sanchez-Carbonell.pdff.pdf
Perez-Diaz, Víctor La adolescencia, sus vulnerabilidades y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación / Víctor Pérez-Díaz, Juan Carlos Rodriguez. -- [Madrid] : Fundación Vodafone España, 2008 154 p. (Informe completo); 13 p. (resumen ejecutivo) : cuad., gráf. ; 30 cm. Análisis del binomio adolescencia-nuevas tecnologías, especialmente desde la situación en España, aunque además el trabajo está enriquecido compilando datos y análisis realizados en EEUU e Inglaterra principalmente. ISBN 978-84-933740-3-4 http://fundacion.vodafone.es/VSharedClient/FundacionVodafone/ PDF/adolescencia.pdf
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Winokur, Pablo La brecha digital generacional / Pablo Winokur. -- [s.l.] : Opinión Sur Joven, 2009 7 h. ; 30 cm Se compara la revolución que ha supuesto la instauración de Internet en el entorno laboral y doméstico, con los grandes avances tecnológicos que han supuesto un cambio radical en la forma de entender las comunicaciones, como lo hicieron la imprenta, la locomotora o la televisión. Al mismo tiempo, se denuncia el abismo que la nueva sociedad de la información ha abierto entre los que se desenvuelven bien en el entorno tecnológico y aquellos que por razones económicas o generacionales tienen dificultades para adaptarse al nuevo medio. http://opinionsur.org.ar/joven/La-brecha-digital-generacional
Vageois, Pierre La cyberdépendance : fondements et perspectives / par Pierre Vaugeois. -- Montréal : Centre québécois de lutte aux dépendances, 2006 40 p. : gráf. ; 30 cm Estudio en el que se plantea la dependencia del uso de Internet como una nueva enfermedad mental. Para ello se estudian las características del abuso, cuál es el perfil del “ciberdependiente”, cómo diagnosticar la enfermedad, cuáles son las consecuencias negativas para el paciente y su tratamiento. ISBN 0-9780797-4-42 http://www.cqld.ca/publications/cyberdependance.pdf
Iskander, Elsa La cyberdepéndance chez les jeunes / par Elsa Iskander. -Québec : Infobourg, 2009 2 h. ; 30 cm Según un sondeo se prevé que entre un 0’5 y un 2 % de la población padezca dependencia a Internet. Esta adicción se observa sobre todo en jóvenes de entre 14 y 20 años, fundamentalmente enganchados a juegos on line en los que pueden competir a tiempo real con jugadores de todo el mundo. La “ciberdependencia”, tiene una serie de síntomas físicos y psicológicos que pasan por los trastornos del sueño y por el aislamiento social, entre otros. http://www.infobourg.com/sections/editorial/editorial.php?id=14465
Arregocés Carrere, Benyi La expansión de Twitter / por Benyi Arregocés Carrere. -[s.l.] : [s.n.], 2009 3 h. : il. ; 30 cm La red social Twitter recibió a sus primeros usuarios en 2007 y en la actualidad registra mensualmente casi cuatro millones. Su fin es ponerles en contacto así como darles la posibilidad de expresarse y comentar noticias, entre otras opciones. El imparable crecimiento de este servicio ha permitido que no solo se limite al contacto entre usuarios, si no que algunas empresas han empezado a intuir las posibilidades de negocio que este medio ofrece. http://www.consumer.es/web/es/tecnologia/internet/2009/02/09/183250. php
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La generación interactiva en Iberoamérica : niños y adolescentes ante las pantallas / coordinadores Xavier Bringué Sala, Charo Sádaba Chalezquer. -- Madrid : Fundación Telefónica Barcelona : Ariel, cop. 2008 328 p. : graf. ; 30 cm. -- (Colección Fundación Telefónica) Informe sobre la relación entre las Tecnologías de la Información y la Comunicación en Argentina, Brasil, Chile, mColombia, México, Perú y Venezuela. Los resultados permiten conocer el uso, posesión y valoración de teléfonos móviles, ordenadores, Internet y otras tecnologías por parte de los menores de estos países. Los datos obtenidos están seguidos por una reflexión sobre cómo las particularidades socioeconómicas y culturales de cada región influyen en el consumo de las TIC. El informe se acompaña de un anexo con las tablas y herramientas para su elaboración. http://www.fundacion.telefonica.com/forum/media/publicaciones/ La_Generacion_Interactiva_en_Iberoamerica.pdf
Betti, Silvia La jerga juvenil de los SMS :-) / Por: Silvia Betti. -[S.l.] : Observatorio para la Cibersociedad, 2006 9 p. ; 30 cm. El estudio analiza el uso de los SMS (iniciales de Short Messages Service o System), los mensajes que enviamos a través del móvil y que podemos considerar como una de las formas más ingeniosas y creativas de comunicarse en el siglo XXI. Los jóvenes han creado una nueva forma de comunicación no verbal taquigráfica que ha entrado con fuerza en nuestro mundo, dando vida a una nueva jerga juvenil. http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=226
La juventud y las redes sociales en Internet : informe de resultados de la encuesta / Fundación Pfizer. -- Madrid : Fundación Pfizer, 2009 240 p. ; 30 p. Análisis de los hábitos de uso de las nuevas tecnologías de la comunicación por parte de los jóvenes españoles, especialmente de las redes sociales. Se empleó para ello una encuesta realizada a 1.000 chicos y chicas de edades comprendidas entre los 11 y 20 años complementada con otra encuesta paralela a sus padres así como entrevistas en profundidad a expertos en la materia. http://www.fundacionpfizer.org/pdf/INFORME_FINAL_Encuesta_ Juventud_y_Redes_Sociales.pdf
Lorenzo Rodríguez, Javier La lectura en la generación de la red : jóvenes, lectura e internet / Javier Lorenzo En: Revista de estudios de juventud. -- n. 70 (septiembre 2005); p. 65-79. ISSN 0211-4364 Según J.L. Cebrián el término Generación Red se refiere a los niños que en 1999 se encontraban en edades comprendidas entre los 2 y los 22, no sólo los que utilizan Internet. Con la llegada de las TIC, la lectura se ha reinterpretado a sí misma y se adapta a los cambios tanto de soporte como del lector.
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http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt. action?id=895928833
Balaguer Prestes, Roberto La migración de la recreación juvenil al sedentario mundo de la pantalla / Por: Roberto Balaguer Prestes. -- [S.l.] : Observatorio para la Cibersociedad, 2005 7 p. ; 30 cm. La pantalla y el abandono del deporte no guardan relación de causalidad entre ellos, los jóvenes simplemente se mantienen en la pantalla y abandonan el deporte. Lo que migra es la diversión, aunque la pantalla como mundo sedentario se corresponde con una situación actual, pero no necesariamente futura. http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=207
Albero Andrés, Magdalena La mirada adolescent : violència, sexe i televisió / Magdalena Albero Andrés. -- Barcelona : Octaedro, 2006 174 p. ; 23 cm. La importante incidencia de los medios de comunicación en la vida cotidiana de los adolescentes es objeto de investigación sociológica para determinar el grado de influencia de los mismos en la definición de determinados aspectos de la personalidad de los jóvenes. ISBN 84-8063-513-4
Rodríguez Rossi, Ruben La obesidad infantil y los efectos de los medios electrónicos de comunicación / Rubén Rodríguez Rossi. -Guadalajara (México) : Medigraphic, 2006 4 p. ; 30 cm. Artículo publicado en Medigraphic, Vol VIII. Número 2. Agosto 2006 Intenta resaltar la doble ubicación de los medios de comunicación a la contribución a la génesis de la obesidad infantil, los cuales fomentan tanto el sedentarismo como el aumento de la ingesta hipercalórica a la vez. http://www.medigraphic.com/pdfs/invsal/isg-2006/isg062g.pdf
La segunda brecha digital / Sara Añino... [et al.] ; Dirigido por Cecilia Castaño. -- Madrid : Cátedra, 2008 363 p. ; 21 cm.. -- (Feminismos ; 95) Refleja las diferencias entre mujeres y hombres respecto a los usos y las habilidades de Internet. Pone de manifiesto la necesidad de impulsar mejoras que vayan más allá de ofrecer una mayor disponibilidad de ordenadores e implica políticas decididas de inclusión y fomento de las mujeres en los estudios y carreras de investigación y tecnología, así como el empleo en estos sectores. ISBN 978-84-376-2475-4
Medrano Samaniego, Concepción La televisión y el desarrollo de valores / Concepción Medrano Samaniego, Pilar Alejandra Cortés Pascual y Santiago Palacios Navarro
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En: Revista de educación. -- n. 342 (enero-abril 2007); p. 221-222. ISSN 0034-8082 Contiene 1 disco CD-ROM La televisión posee grandes potencialidades en materia de enseñanza y aprendizaje de valores por la posibilidad de llegar a mucha gente y de tener una gran capacidad de influencia en los comportamientos sociales y en la creación de opinión. http://www.revistaeducacion.mec.es/re342_15.html
La transición a la sociedad red / Manuel Castells... [et al.] ; Colaboración de: María Isabel Díaz de Isla, Barry Wellman. -- Barcelona : Ariel, 2007 240 p. ; 22 cm.. -- (La era de la información en Catalunya) Este proyecto es el resultado de una investigación sobre la sociedad de la información, a partir del caso catalán. La transición a la sociedad red estudia los efectos de las tecnologías de la información y la comunicación en nuestra sociedad actual, tanto en el ámbito personal como en el colectivo. ISBN 978-84-344-4271-9
La universidad en la sociedad red : usos de internet en educación superior / Josep M. Duart... [et al.]. -- Barcelona : Ariel, 2008 354 p. ; 22 cm.. -- (La era de la información en Catalunya) Estudio de los usos dados a Internet en el sistema universitario catalán, así como en las transformaciones que se están produciendo o se producirán como consecuencia de éstos. Para ello se analizan, entre otros aspectos, los usos deInternet de profesores y alumnos, tanto los académicos como los no académicos, la relación entre usos de la tecnología y rendimiento académico, así como el papel de la institución en el desarrollo de un marco favorable al uso de las tecnologías. ISBN 978-84-344-4279-5 1012875
La Universidad llega a Second Life En: Entre estudiantes. -- n. 145 (octubre-noviembre 2007); p. 44-50 Second Life es un universo virtual formado por un conjunto de islas al que se han unido ya más de diez millones de personas, así como tres instituciones docentes (Universidad Pública de Navarra, Autónoma de Madrid y Universidad de Barcelona). En este entorno se pueden desarrollar diversas actividades como comprar o vender con una moneda propia (dólares linden), recibir clases reales, participar en debate, etc.
Moreno Herrero, Isidro Las nuevas pantallas, un reto educativo / Isidro Moreno Herrero, José Antonio García Serrano En: Revista complutense de educación. -- vol. 17 n. 1 (2006); p. 135-149. ISSN 1130-2496 Análisis de las diferencias entre las distintas pantallas (internet, videojuegos, teléfonos móviles, televisión y publicidad) destacando lo beneficioso y lo
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perjudicial de cada una de ellas, con el fin de que todas las personas implicadas en los procesos educativos puedan abordar mejor la educación en materia de tecnologías de la información y la comunicación. http://www.ucm.es/BUCM/revistas/edu/11302496/articulos/ RCED0606120135A.PDF
Campos Freire, Francisco Las redes sociales trastocan los modelos de los medios de comunicación tradicionales / Francisco Campos Freire. -Tenerife : Laboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social, 2008 8 p. ; 30 cm En: Revista Latina de Comunicación Social. -- Tenerife : Laboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación social, 2008. -- nº63 Bibliografía: p.7-8 Las redes sociales se han convertido en la primera fuente de entretenimiento e información de millones de usuarios ofreciendo, además, nuevas posibilidades de negocio como la personalización de los usuarios, lo que supone una publicidadmás efectiva. En esta investigación se analizan y comparan once redes sociales y treinta periódicos españoles en su edición electrónica, para dar a conocer la nueva oferta de mediación,relación negocio y contenidos de las redes sociales frente a la ofrecida por prensa. http://www.ull.es/publicaciones/latina/_2008/23_34_Santiago/ Francisco_Campos.html
García Canclini, Néstor Lectores, espectadores e internautas / Néstor García Canclini. -- Barcelona : Gedisa, 2007 136 p. ; 19 cm.. -- (Visión 3x) Los museos, las editoriales y los medios de comunicación ya no pueden ser como eran antes desde que interactúan bajo la convergencia digital. Se indaga, sobre todo, los nuevos hábitos culturales para redefinir cómo son ahora los ciudadanos y hacia dónde van la piratería, el zapeo y los usos del cuerpo. Reflexiona, asimismo, sobre los mecanismos de interacción social emergentes y las consecuencias que tiene sobre el ciudadano la multiplicidad de mensajes que recibe. ISBN 978-84-9784-238-9
Hernández Toribio, Isabel Lenguaje coloquial juvenil en la publicidad de radio y televisión / Isabel Hernández Toribio, Ana María Vigara Tauste En: Revista de estudios de juventud. -- n. 78 (sept. 2007); p. 141-159. ISSN 0211-4364 Análisis del lenguaje utilizado en la publicidad destinado al público juvenil. Los publicitarios suelen poner de manifiesto la dificultad de persuadir a un público excesivamente crítico que conoce perfectamente los resortes que rigen este discurso. Los diálogos publicitarios distan mucho de reflejar el diálogo juvenil, a pesar de que lo parezcan. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=912664829
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Los concursos en la televisión : mama (sin tilde), ¡quiero ser famoso! / Ana Sanz Crespo En: Revista de estudios de juventud. -- n. 78 (sept. 2007); p. 193-206. ISSN 0211-4364 Descripción del modo en que la televisión hace participar a los jóvenes en unos nuevos formatos de concursos donde además de concursantes y espectadores, son principalmente público objetivo de grandes operaciones publicitarias y comerciales de las propias industrias de los medios audiovisuales. Estos concursos transmiten valores que benefician el consumismo, la idea de una eterna juventud, belleza, éxito sin esfuerzo y fama. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=1230491929
Congreso Internacional de Comunicación (21º. 2006. Pamplona) Los jóvenes y el nuevo escenario de la comunicación : XXI Congreso Internacional: Pamplona, 9 y 10 de noviembre de 2006. -- Pamplona : Universidad de Navarra, 2006 Se propone una reflexión sobre la relación entre los jóvenes y las nuevas tecnologías de la comunicación. Su uso esta tan extendido que se les ha denominado “Netgeneration”. Por otro parte, se cuestionan los efectos sociales que se derivarán de esta generación tecnológica y para ello se deben conocer varios aspectos, como el tipo de publicidad o el lenguaje empleado por los jóvenes para comunicarse a través de estos medios. http://www.unav.es/fcom/cicom/2006/es/index.htm
Robles, José Manuel Los jóvenes y las nuevas formas de participación política a través de internet / José Manuel Robles En: Revista de estudios de juventud. -- n. 75 (diciembre 2006); p. 155-169. ISSN 0211-4364 Las nuevas tecnologías han desarrollado una nueva manera de interrelación social entre ciudadanos y gobierno. Los jóvenes son los que más utilizan este nuevo tipo de recursos en la participación política, como demuestra el uso del teléfono móvil para la coordinación en procesos de participación puntuales. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=1387533174
Los jóvenes y las pantallas : nuevas formas de sociabilidad / Roxana Morduchowicz coord.; Jesús Martín-Barbero... [et al.]. -- Barcelona : Gedisa, 2008 114 p. ; 23 cm. -- (Serie culturas) Análisis de diversos aspectos en torno a la configuración de la cultura juvenil a través de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías, medios decisivos en la actualidad en la sociabilidad de los jóvenes. Se analizan cuestiones como el modo en el que los jóvenes a través de Internet y la telefonía móvil se relacionan entre ellos y sus familias, cómo asimilan a su propia cultura la cultura popular gracias a las nuevas tecnologías, cuáles son los contenidos a los que acceden y qué respuesta da la escuela a la cultura juvenil. ISBN 978-84-9784-269-3
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Miranda de Larra, Rocío Los menores en la Red : comportamiento y navegación segura / Rocío Miranda de Larra. -- Madrid : Fundación AUNA, 2005 31 p. : tablas, gráf.. -- (Cuadernos/sociedad de la información ; 6) Para hacer un buen uso de las nuevas tecnologías es necesario dotar a los menores de una educación apropiada que no les causa daños mayores que los beneficios que les produce, además de hechas contra los contenidos ilícitos por medio de la ley y las líneas de denuncia http://www.fundacionauna.com/documentos/analisis/cuadernos/ los_menores_red.pdf
Palacios, Patricia Los peligros de ligar por internet / Patricia Palacios En: Hacer familia. -- n. 166 (dic. 2007); p. 32-34. ISSN 1133-8687 La comunicación a través de Internet resulta muy cómoda para muchos jóvenes porque se desinhiben más y se pierde el miedo y las inseguridades. Pero meterse en un chat público abierto a personas desconocidas y dejar por escrito una supuesta intimidad personal encierra grandes riesgos y peligros.
Arregocés Carrere, Benyi Los widgets se ponen de moda / Benyi Arregocés Carrere. -[s.l. : s.n.], 2009 6 h. : il. ; 30 cm Las pequeñas aplicaciones creadas con el fin de insertarse en webs, logs o escritorios de ordenador se han extendido significativamente en Internet. Permiten acceder a casi cualquier tipo de contenido digital e integran video, audio y texto. Pueden proporcionar información sobre el tiempo, noticias, etc. Los últimos años han experimentado una notable proliferación explicada por la cantidad de empresas dedicadas a su diseño para servir a otras empresas mayores. http://www.consumer.es/web/es/tecnologia/internet/2009/02/11/182908.php
Magnitudes sociodemográficas de Internet / Observatorio de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información. -[Madrid] : Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, 2006 15 p. : gráf. Los datos recogidos reflejan el perfil sociodemográfico característico de los internautas españoles, atendiendo a las variables sexo, edad, situación laboral, estudios terminados y tamaño de hábitat. http://observatorio.red.es/estudios/documentos/magnitudes_ sociodemograficas.pdf
Manual de urbanidad y buenas maneras en la Red / José antonio Millán. -- Madrid : Melusina, D.L. 2007 145 p. ; 17 cm. -- (Melusina [sic.]) Dado que la red es un medio que precisa de una serie de convenciones y protocolos que permitan lograr un uso eficiente de los recursos que nos ofrece y tomando como base la afirmación
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de que “cualquier interacción humana se rige por unas normas”, se establecen una serie de recomendaciones expuestas como un manual para normalizar las relaciones a través de Internet. ISBN 978-84-96614-30-7
Aierbe, Ana Mediación familiar en los hábitos televisivos de adolescentes y jóvenes / Ana Aierbe, Concepción Medrano, Santiago Palacios En: Psicología Educativa. -- vol. 12, nº 1 (2006); p. 35-48. ISSN 1135-755X La influencia educativa de la televisión puede aportar factores positivos a los jóvenes cuando el entorno parental ayuda al análisis y comprensión de los mensajes emitidos.
Reyero Garcia, David Medios de comunicación, participación y juventud / David Reyero García En: Revista de estudios de juventud. -- n. 68 (marzo 2005); p. 33-43. ISSN 0211-4364 Análisis del papel de los medios de comunicación en la sociedad actual a través de los estudios en este campo de Vattimo y Toffler, en los que se hace especial referencia a las posibilidades que ofrece internet a los jóvenes para que puedan interpretar de una manera constructiva y valiosa la información que este medio propone. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt. action?id=183634515
Domingo, David Medios digitales : donde la juventud tiene la iniciativa / David Domingo En: Revista de estudios de juventud. -- n. 68 (marzo 2005); p. 91-102. ISSN 0211-4364 Actualmente los jóvenes se sienten poco identificados con la prensa y los medios de comunicación tradicionales, y tienen preferencia por los nuevos modelos de comunicación digital que ha proporcionado Internet: bitácoras, agregadores de noticias, listas de correo... http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt. action?id=428628668
Solé Blanch, Jordi Microculturas juveniles y nihilismos virtuales / Por: Jordi Solé Blanch 11 p. En: Revista TEXTOS de la CiberSociedad. -- n. 9 (2006). ISSN 1577-3760 En los mundos de vida de los jóvenes actuales existen espacios desde los que expresan sus experiencias vitales y desarrollan procesos de enculturación propios. Con la aparición de internet se ha producido un verdadero estallido en las dinámicas de las microculturas juveniles para
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practicar una forma de conciencia “freak” y “nihilista”. http://www.cibersociedad.net/textos/articulo.php?art=98
Silva Machado, J. Alberto Movimientos sociales y activismo en red / J. Alberto Silva Machado. -- [S.l.] : Wikilearning, 2005 18 p. ; 30 cm. Muestra como los colectivos sociales han atribuido a Internet un papel central en sus modos de articulación y acción, desarrollando con éxito nuevas formas organizacionales, con un compartir de metas, alineación de estrategias y formación de coaliciones y alianzas de alcance global. Tal fenómeno abre un amplio horizonte de transformaciones y cambios sociales, que apuntan el surgimiento de nuevas dinámicas de acción colectiva con base en complejas redes identitarias, orientadas por valores universales. http://www.wikilearning.com/movimientos_sociales_y_activismo_en_ red-wkc-2945.htm
Pérez Cariacedo, Lola Mujeres jóvenes y nuevas tecnologías : nuevas actrices y herramientas para una vieja deuda / Lola Pérez Cariacedo En: Revista de estudios de juventud. -- n. 83 (dic. 2008); p. 163-176. ISSN 0211-4364 Continúan existiendo desigualdades por cuestión de género en formación, acceso y usos de las principales herramientas relacionadas con las nuevas tecnologías, que provoca que las mujeres no sean tenidas en cuenta para multitud de productos y contenidos, y que se perpetúen estereotipos sexistas y machistas en Internet y a través de la tecnología. Como ejemplo están los videojuegos y la violencia de género que se reproduce a través de Internet. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=1413355378
Navegantes en la red : 11ª encuesta AIMC a usuarios de Internet / Patrocina ODEC ; colabora Páginas Amarillas. – Madrid : Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, 2009 134 p. : gráf., tab. Con más de 40.000 respuestas, analiza el comportamiento del usuario de Internet, hacia dónde evoluciona su conducta, con qué problemas se encuentra, cómo se relaciona a través de la red o qué aplicaciones y sistemas gozan de mayor éxito. Se pone especial interés en la actualización anual del estudio para mostrar las nuevas áreas que se desarrollan en la Red, entre las que destaca la instauración de las redes sociales http://www.aimc.es/03internet/macro2008.pdf
Nuevas tecnologías para la educación en la era digital / José Antonio Ortega Carrillo, Antonio Chacón Medina (coords.). -- Madrid : Pirámide, 2007 408 p. : il., gráf. ; 24 cm. -- (Psicología ; Pedagogía)
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La incorporación de las nuevas tecnologías a los programas de enseñanza es una necesidad indispensable para el acceso de todos a la ingente fuente de conocimiento que se ofrece en las redes telemáticas. Para el buen uso de estas posibilidades, los pedagogos deberán enseñar el manejo adecuado de las mismas, para obtener el mejor rendimiento posible de los recursos que se ofrecen. ISBN 978-84-368-2086-7
Regidor, Ricardo Nuevas tecnologías y sentido crítico : ¿jóvenes de “banda ancha” y de “banda estrecha”? / Ricardo Regidor En: Hacer familia. -- n. 150-151(agosto-septiembre 2006); p. 48-51. ISSN 1133-8687 La masiva oferta en materia de información de que disponen los jóvenes hace necesaria una sólida formación crítica para hacer el uso adecuado de la misma.
Bofarull, Ignasi de Ocio en los nuevos medios de comunicación / Ignasi de Bofarull En: Revista de estudios de juventud. -- n. 68 (marzo 2005); p. 116-127. ISSN 0211-4364 Descripción de las distintas Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (NTIC) y sus diferentes usos lúdicos por parte de los jóvenes, así como de la progresiva mercantilización del ocio digital en el mundo de la habitación del nuevo adolescente (“bedroom culture”) y su consumo privatizado de pantallas. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=2047348497
Ocio y Tecnologías de la Información y de la Comunicación = Aisia eta Informazio eta Komunikaziorako Tecnologiak = Leisure and Information and Comunication Technologies / Roberto San Salvador del Valle... [et al.] En: Adoz. -- n. 32 (2008); p. 9-122. ISSN 1134-6019 Monográfico Contiene: Ocio y TIC / Roberto San Salvador del Valle. ¿Libertad o derechos de autor? / Richard M. Stallman. Nuevos retos para la propiedad intelectual / Ignacio Casado... El desarrollo tecnológico ha facilitado la generación de unocio electrónico digital en el que los procesos de gestión, lo multimedia, la interacción, la simulación y la comunicación han ido alcanzando mayores cotas de complejidad e integración. La incorporación de nuevos medios, soportes y contenidos invita a la esperanza de un ocio más humano apoyado en la tecnología.
Águila Soto, Cornelio Ocio, jóvenes y posmodernidad / Cornelio Águila Soto. -Almería : Universidad de Almería, Servicio de Publicaciones, 2005
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236 p. -- (Monografías: Humanidades ; 46) Las nuevas tecnologías han producido un cambio cultural en el comportamiento de los jóvenes, pero persisten los viejos esquemas sociales y de clase que han definido tradicionalmente las estructuras económicas. ISBN 84-8240-785-6
Gros, Begoña Pantallas y juegos : de la observación de modelos a la participación / Begoña Gros En: Revista de estudios de juventud. -- n. 68 (marzo 2005); p. 61-71. ISSN 0211-4364 Descripción de la influencia de los juegos digitales e internet en las formas de participación de los jóvenes en los medios de comunicación. Los espacios de ocio se ocupan cada vez más en nuevas formas de acceso a la información y el conocimiento, especialmente a través de las pantallas (televisión, consolas, ordenador). http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id= 496762510
Perfil sociodemográfico de los internautas : análisis de datos INE 2008. -- Madrid : Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, 2009 27 p. : gráf., tab. ; 30 cm Se representan a través de una serie de tablas estadísticas las características sociales y demográficas de los usuarios de Internet residentes en España durante 2008. La investigación se realizó sobre individuos de entre 16 y 74 años. Se analizaron diversas variables entre las que se encuentran la frecuencia a los accesos a internet y su uso en función de las características sociodemográficas, el nivel de formación del usuario, la situación laboral y su edad media. http://www.ontsi.red.es/hogares-ciudadanos/articles/id/3027/ perfil-sociodemografico-los-internautas-analisis-datos-ine-2008.html
Políticas tecnológicas para la sociedad del conocimiento = Políticas tecnológicas para a sociedade do conhecimento / Francisco Benavides... [et al.] En: Revista iberoamericana de educación/educação. -- n. 45 (septiembre-diciembre/setembro-dezembro 2007); p. 19-156. ISSN 1022-6508-X Monográfico. Edición bilingüe Contiene : Políticas educativas sobre nuevas tecnologías en los países iberoamericanos / Francisco Benavides, Francesc Pedró. Políticas tecnológicas en un escenario de gestión del conocimiento en educación / Giovanni Gutiérrez Vargas, Juan Carlos Orozco Cruz. El saber y las TIC : ¿brecha digital o brecha institucional? / Paz Peña Ochoa, Mónica Alejandra Peña Ochoa... Visión panorámica, desde distintos puntos de vista, del estado de las relaciones que hay entre las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) y la educación escolar, especialmente en los
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procesos de innovación educativa y sus implicaciones políticas, institucionales, tecnológicas y pedagógicas. http://www.rieoei.org/rie45.htm
Portedejo.com : Memoria Final = Memòria Final = Final Report Dirección General de la Juventud del Gobierno de Cantabria. Santander: Dirección General de Juventud, 2005 116 p. : fot. + CD Texto en castellano, portugués e inglés Este proyecto, financiado por el Fondo Europeo para el Desarrollo Regional, ha permitido la creación de herramientas atractivas, ágiles e intuitivas que están contribuyendo a reforzar la participación social y el trabajo en red entre la juventud de Cantabria.
Preferències i expectatives dels adolescents relatives a la televisió a Catalunya / Ferran Casas (coord.). -- Barcelona : Consell de l’Audiovisual de Catalunya, 2007 260 p. : tab., gráf. ; 27 cm. La influencia que ejerce la televisión en los adolescentes ha llevado a elaborar un estudio que recoja sus preferencias en la programación televisiva y los cambios que les gustaría realizar en la misma, con el objetivo de reflexionar sobre la oferta televisiva dirigida a esta población y elaborar nuevas propuestas de televisión de calidad. ISBN 978-84-393-7494-7 http://www.cac.cat/pfw_files/cma/recerca/altres/Prefer_ncies_i_ expectatives.pdf
Redes sociales, menores de edad y privacidad en la red / Observatorio de la Seguridad de la información , Área Jurídica de la Seguridad y las TIC. -- Madrid : Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación, [2009] 30 p. ; 30 cm. -- (Guías legales) Las redes sociales constituyen una nueva manera de relación humana que paulatinamente se ha ido convirtiendo en uno de los medios de comunicación a través de Internet más populares, y la cifra de sus usuarios aumenta día a día. Pero, a pesar de sus ventajas, no se puede decir que se trate de un medio exento de peligros, especialmente para los menores, precisamente el sector que hace más uso de ellas. Para evitar problemas es necesario conocer tanto el funcionamiento de las redes y sus riesgos, como las leyes que amparan a los menores de delitos que vulneren su derecho a la intimidad. http://www.inteco.es/Seguridad/Observatorio/manuales_es/ guiaManual_redes_menores
Seguridad infantil y costumbres de los menores en el empleo de la telefonía móvil / PROTÉGELES. -- [Madrid] : Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, 2005 126 p. El excesivo éxito de los teléfonos móviles entre la juventud española ha llevado a situaciones de adicción en determinados individuos, y ha hecho
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necesario acometer un estudio para alertar a este colectivo de los problemas que puede acarrearles. http://www.dmenor-mad.es/pdf/estudiotelefonosmoviles.doc
Selección de referencias documentales sobre juventud y medios de comunicación / Injuve En: Revista de estudios de juventud. -- n. 68 (marzo 2005); p. 130-145. ISSN 0211-4364 http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id=453174702
Solitarios en la red / Herminio Otero... [et al.] En: Misión joven. -- n. 382 (noviembre 2008); p. 5-32. ISSN 1696-6432 Monográfico Contiene: Jóvenes y cultura messenger : nuevas tecnologías, nueva realidad / Herminio Otero. - Redes sociales y nuevos espacios de socialización / Francisco Javier Valiente. - Los jóvenes ante los medios de comunicación : educación del sentido crítico / José Carlos Fernández Borreguero La mayor parte de los informes sociológicos sobre jóvenes muestran la fuerte importancia que tienen las tecnologías multimedia entre este grupo. A través del móvil, el ordenador o el correo electrónico, encauzan la imaginación, la creatividad, la espontaneidad o la rebeldía. A pesar de las dificultades, gracias de las TIC se puede mejorar la enseñanza, democratizar la cultura, promover el sentido crítico y construir una sociedad más libre y solidaria.
Vázquez, Susana Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y laboratorio de wikis / Susana Vázquez En: Padres y Maestros. -- n. 310 (septiembre 2007); p. 36-39. ISSN 0210.4679 El acceso rápido a la información es un recurso educativo de gran utilidad que pone a disposición de profesores y alumnos una herramienta que mejora la calidad y facilidad de la enseñanza.
Tecnologías de relación / Sandra Pedrals...[et al.] En: Entrejóvenes. -- n. 106 (oct.-nov. 2008); p. 23-37. CES-1000968 Monográfico Contiene: Nuevas miradas de las políticas de juventud /Sandra Pedrals.Nuevas tecnologías de relación / Adriana Gil.- Comunicación, educación y voluntariado / Alejandra Betegón... Recoge las actividades realizadas en el Encuentro Internacional de Juventud de Cabueñes, celebrado del 22 al 26 de septiembre, y que tiene como tema central las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Montero Rivero, Yolanda Televisión, valores y adolescencia / Yolanda Montero Rivero. -- Barcelona : Gedisa, 2006 220 p. -- (Estudios de televisión ; 22)
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La preponderancia de la televisión en la transmisión de valores a los adolescentes sirve para analizar el declive de la familia, la escuela, la religión y la cultura en esa función educadora. ISBN 84-9784-133-6
Domínguez Sánchez, Mario Transformaciones en las prácticas culturales de los jóvenes : de la lectura como ocio y consumo a la fragmentación neotecnológica / Mario Domínguez Sánchez, Igor Sádaba Rodríguez En: Revista de estudios de juventud. -- n. 70 (septiembre 2005); p. 23-37. ISSN 0211-4364 La lectura está inscrita en los códigos educativos actuales como una fuente de garantía de capital cultural imprescindible. El lector joven, debido a la irrupción de las nuevas tecnologías, está habituado a la hipertextualidad y a la lectura en pantalla; se ha roto el orden clásico de consumo de libros. http://www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt. action?id=429885237
Tus 10 comportamientos digitales : formando un criterio para la vida en el ciberespacio. -- Bogotá : República de Colombia, Ministerio de Tecnologías de la Comunicación y las Telecomunicaciones, cop. 2009 21 p. : il. col. ; 30 cm Se propone un código de conducta ética en el uso de Internet dirigido esencialmente a jóvenes. Basado en tres conceptos básicos: ciudadanía digital, comunidad virtual y uso ético de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Las recomendaciones buscan fundamentalmente el respeto a los demás y la responsabilidad en el uso de la red. http://www.tusdiezcomportamientosdigitales.com/Library/News/Files/ Guia%20de%20Apropiacion%20Escolar%20de%20Tus%2010%20 Comportamien319.PDF
Siri, Laura Un análisis de You Tube como artefacto sociotécnico / Laura Siri. -- [s.l. : s.n.], 2009 14 p. ; 30 cm Bibliografía: p. 14 Estudio del popular portal de intercambio de videos en su faceta de medio sociotécnico, en el que participan aspectos sociales y tecnológicos, y que está definido por un conjunto de diseñadores, administradores, redes de ordenadores y decisiones políticas. El análisis describe cada uno de los componentes de este entramado y el uso real que los usuarios dan a esta herramienta. http://www.dialogosfelafacs.net/77/articulos/pdf/77LauraSiri.pdf
Belmonte, Rosa Un vistazo a la televisión / Rosa Belmonte En: Padres y Maestros. -- n. 307 (marzo-abril 2007); p. 33-36. ISSN 0210-4679 A pesar del gran vehículo de comunicación que es la televisión nunca ha gozado del beneplácito de la intelectualidad y se le atribuyen más influencias negativas que positivas en cuanto a educación en valores.
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Uso y abuso de Internet en jóvenes universitarios / José A. García del Castillo... [et al.] En: Adicciones. -- vol. 20, n. 2; p. 131-142. ISSN 0214-4840 Bibliogr.: p. 140-142 A través de cuestionarios adaptados, recoge los resultados sobre el uso y/o abuso de Internet así como, la relación entre frecuencia de uso y determinadas variables psicosociales de jóvenes universitarios. El uso y abuso de Internet se relacionó con el componente cognitivo de las habilidades sociales. http://www.adicciones.es/files/garcia%20del%20castillo.pdf
Usos inadecuados de las nuevas tecnologías entre la población adulta española : Tecnoadictos / Append. -- Madrid : Append, 2007 27 p. : tab., gráf. ; 30 cm. En portada: OMNIBUS. Informe de Resultados D17-02 Las nuevas tecnologías aportan mucho a la calidad de vida y a las propias posibilidades de desarrollo de las personas y por ello cabe desear que estas sean accesibles al conjunto de la población. Sin embargo, es interesante reflexionar sobre algunos de los riesgos que comporta un uso inadecuado de las mismas. Este informe ofrece algunas pinceladas cuantitativas sobre posibles conductas de riesgo al respecto. http://www.append.es/datos/estudios/archivo22.pdf
Violencia en los medios de comunicación / Carlos Zeller... [et al.] En: Políticas sociales en Europa. -- n. 21 (febrero 2007); p. 5-111 Monográfico Contiene : La representación periodística de la violencia y la desigualdad social / Carlos Zeller; Mirada ética sobre la violencia / Catherine Bert; Legitimación de la violencia en la televisión y en la vida social / Concepción Fernández Villanueva, Roberto Domínguez Bilbao, Juan Carlos Revilla Castro Aborda el tema de la violencia en los medios de comunicación de masas, cómo esta violencia puede afectar a la sociedad y qué medios existen para combatirla. Trata entre otros temas: la violencia en la televisión, prensa, videojuegos, etc.
Fumero, Antonio Web 2.0 / Antonio Fumero y Genís Roca; con la colaboración de Fernando Sáez Vacas. -- Madrid : Fundación Orange España, D.L. 2007 136 p. ; 30 cm Análisis de las páginas web 2.0, los blogs y las redes sociales desde un punto de vista sociotécnico, económico y empresarial. En los últimos años se ha producido una pérdida de entusiasmo previo a causa de la caída de los valores financieros asociados a las empresas emergidas de Internet. Con la aparición de las redes sociales se experimenta un enérgico renacer en la actividad empresarial directa e indirectamente relacionada con la Red, debido a su importante repercusión que ha transformado el entorno social, cultural y las relaciones sociales. http://www.fundacionorange.es/areas/25_publicaciones/publi_253_11.asp
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Justribó, Reyes 1º Observatorio de Tendencias : Los jóvenes, la tecnología y el móvil / Reyes Justribó, Miguel Muñoz. -- [S.l.] : Nokia, 2008 36 p. : principalmente cuad., gráf. ; 30 cm. Elaborado por el Instituto Conecta Estudio realizado a partir de una muestra de 2.000 personas seleccionadas en el ámbito nacional, y con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años, que revela que los jóvenes viven rodeados de todo tipo de dispositivos, y que no existen diferencias significativas en cuanto a sexos, ya que ambos cuentan con prácticamente el mismo equipamiento tecnológico, si bien se perciben algunas diferencias en cuanto a su actitud hacia los mismos y hacia la tecnología en general. El móvil es percibido como un elemento de autoimagen, sólo superado por la ropa y el peinado. http://www.gsmspain.com/down.php?id=0&tipo=descargas&carpeta= varios&file=observatorio_tendencias_nokia_2008.pdf
Bringué Sala, Xavier ¿Cómo son las generaciones interactivas? / Xavier Bringué Sala En: Nueva Revista de Política, Cultura y Arte. -- n. 124 (julio-septiembre 2009). -- p. ISSN 1130-0426 Tras estudiar los resultados de un cuestionario de 25.467 escolares, se definen los rasgos característicos comunes de los adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes, incluidos dentro de la “generación interactiva” latinoamericana.
Gordo López, Ángel J. ¿Jóvenes en peligro o peligrosos? : alarmas y tecnologías sociales del “desarrollo” y gobierno digital / Ángel J. Gordo López En: Revista de estudios de juventud. -- n. 82 (sept. 2008); p. 103-114. ISSN 0211-4364 Los tradicionales métodos educativos basados en el respeto a la autoridad y las moralidades al uso, se entremezclan actualmente con nuevos hábitos y discursos tecnológicos. Las nociones de riesgo atribuidas a las relaciones entre jóvenes y tecnologías de la información y ocio fomentan un doble juego: los móviles, el Messenger, Facebook, H15 y otras redes sociales alimentan la alarma social acerca de la violencia y los riesgos a los que se exponen, por otro lado, incitan y allanan el camino para difundir prácticas más accesibles al control y la regulación. http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action? id=979734427
Palazzo, María Gabriela ¿Son corteses los jóvenes en el chat? : Estudio de estrategias de interacción en la conversación virtual / Por: María Gabriela Palazzo 17 p. En: Revista TEXTOS de la CiberSociedad. -- n. 5 (2005). ISSN 1577-3760
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El propósito es determinar en qué grado los participantes de las conversaciones llamadas virtuales utilizan estrategias de cortesía en el marco de la interacción, en un medio en el que la pertenencia a una comunidad “real” y otra “electrónica” entran en relación. http://www.cibersociedad.net/textos/articulo.php?art=60
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COLABORACIÖN
Colaboran en este número: María Almudena ÁLVAREZ IRARRETA Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la UNED, Master en Innovación educativa y evaluación de programas formativos, Profesora de Didáctica en la Universidad Autónoma de Madrid y Orientadora psicopedagógica en la Comunidad Foral de Navarra; con 26 años de experiencia docente e investigadora. Autora de artículos y libros como “La fotonovela: Un valioso recurso didáctico en Escuela. “Un canal educativo para la educación universitaria a distancia” en Comunicar, La televisión educativa: una respuesta a las necesidades de formación en una sociedad multicultural en Pearson Prentice Hall, Formación de formadores después de Bolonia, Díaz de Santos. Investigadora responsable en Proyectos de Innovación, participante en varios Proyectos I +D y de Convergencia Europea, miembro del Grupo de Investigación EMIPE con el que ha colaborado en publicaciones diversas, ponente en Congresos e instituciones educativas… Daniel ARANDA JUÁREZ Doctor en Comunicación y Profesor de los Estudios de Información y Comunicación de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya). Su línea investigación actual se centra en el estudio de las formas de consumo y prácticas culturales del ocio digital de los jóvenes (videojuegos, el uso de las redes p2p o la utilización de teléfonos móviles y otros dispositivos portátiles). Ha publicado artículos sobre consumo cultural y recepción de la televisión y el cine, y numerosos trabajos sobre ocio digital. Es coautor del libro Guión Audiovisual (2006) y co-editor de los libros Puntos de vista. Una mirada poliédrica a la historia del cine (2009) y Aprovecha el tiempo y juega. Algunas claves para entender los videojuegos (2009). Antonio J. BALANDRÓN PAZOS. Doctor en Publicidad y RR.PP., licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y licenciado en Publicidad y RR.PP. por la Universidad de Vigo, es en la actualidad profesor de esta especialidad en la Facultad de CC. de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos. En 2003 fue galardonado con el Premio a la Investigación sobre Comunicación de Masas del Consell de l’Audiovisual de Cataluña por un trabajo sobre las relaciones entre la publicidad y la violencia. Cuenta con varios libros publicados y numerosas aportaciones en revistas académicas y participaciones en congresos y reuniones científicas. En los últimos años ha impartido cursos de posgrado sobre publicidad y nuevas tecnologías. Marta BERANUY FARGUES Doctoranda en Psicología. Investigadora del programa de Formación de Personal Universitario del Ministerio de Educación y Ciencia. Postgrado en Psicoterapia Cognitivo-Social. Diploma de Estudios Avanzados. Investigadora
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del Grupo de Investigación en Conductas Desadaptativas de la FPCEE Blanquerna (URL). Coautora de múltiples artículos científicos y capítulos de libros sobre adicciones a nuevas tecnologías y drogodependencias. Universitat Ramon Llull. Facultat de Psicologia Ciències de l’Educació i l’Esport Blanquerna. Departament de Psicologia. Francisco BERNETE GARCÍA Doctor en Ciencias de la Información (1990); Profesor Titular de Teoría y Sociología de la Comunicación en la Universidad Complutense de Madrid. Ha participado en investigaciones patrocinadas por el Injuve desde 1990. Entre ellas, Los valores actuales de la juventud española (1991) y Historia de los cambios de mentalidades de los jóvenes 1960-1990 (editado en 1994). Es coautor (con Santiago Lorente y Diego Becerril) del libro Jóvenes, relaciones familiares y tecnologías de la información y la comunicación (2004) y director del estudio Comunicación y lenguajes juveniles a través de las TIC (2006). Coordinó el núm. 78 de la REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD, monográfico dedicado a “Culturas y lenguajes juveniles”. Actualmente, es el coordinador del Master Oficial UCM en Comunicación Social. Xavier BRINGUÉ SALA Licenciado en Ciencias de la Educación y Doctor en Comunicación. Profesor Adjunto del Departamento de Empresa Informativa, imparte su docencia para las asignaturas de Psicología e Investigación de Mercados. También es miembro de la Society of Consumer Psychology, subdirector del Instituto de Ciencias para la Familia y subdirector del Departamento de Empresa Informativa, en la Universidad de Navarra. En la actualidad preside el Consejo Académico Asesor del Foro Generaciones Interactivas, entidad fundada por la Universidad de Navarra, Telefónica Internacional y la Organización Interamericana de Universidades, cuyo objetivo es el estudio científico de la relación entre los menores y las diversas pantallas como base para la puesta en marcha de iniciativas académicas, formativas y empresariales de ámbito internacional. Javier CALLEJO GALLEGO Doctor en Sociología, con Premio Extraordinario, y licenciado en Sociología y Ciencias de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense de Madrid. Ha realizado numerosas investigaciones empíricas sobre la relación entre sociedad y medios de comunicación, especializándose en los procesos de recepción de éstos, donde destaca la publicación de La audiencia activa (Centro de Investigaciones Sociológicas, 1995). En la actualidad, es profesor de Técnicas de Investigación Social en la UNED, convirtiéndose la metodología en su gran campo de especialización, articulando tanto métodos cuantitativos como métodos cualitativos de investigación social. Fruto de esta especialización son sus últimos libros en colaboración con los profesores Antonio Viedma (Proyectos y estrategias de investigación social, 2005), Ramón Ramos (Riesgos y catástrofes. Actitudes y conductas en la sociedad española, 2008) y Carlos Prieto y Ramón Ramos (Nuevos tiempos del trabajo. Entre la flexibilidad competitiva de las empresas y las relaciones de género, 2008). Xavier CARBONELL SÁNCHEZ Doctor en psicología y Profesor Titular Universidad Ramón Llull. Cuenta con una amplia experiencia como psicólogo clínico experto en adicciones, tanto
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desde la psicoterapia, la gestión, como desde la investigación. Es Director del Grupo de investigación en Conductas Desadaptativas (ConDesa) de la FPCEE Blanquerna (URL). Universitat Ramon Llull. Facultat de Psicologia Ciències de l’Educació i l’Esport Blanquerna. Departament de Psicologia. Ha publicado entre otros libros y artículos científicos: Adicciones tecnológicas en la adolescencia (Pirámide), Consumo de drogas y terapia familiar sistémica (dedebé), Manual de psicopatología clínica (Paidós), “¿Adictos a Internet y al móvil?”, “Qué uso hacen los jóvenes de Internet y el móvil”, “el adolescente ante las TIC”, etc. Jorge DEL RIO PÉREZ Doctor en CC de la Información. Licenciado en Periodismo (1996) y Publicidad y Relaciones Publicas (1997) por la Universidad de Navarra. Desde que se doctoró (2002), su investigación se ha centrado en la Creatividad Publicitaria y las Generaciones Interactivas. Es profesor de la asignatura de Creatividad Publicitaria y Proyectos Publicitarios en la Universidad de Navarra. Es coordinador del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Universidad de Navarra y miembro consultor de la revista científica Comunicación y Sociedad. Luís Tomás DÍEZ DE CASTRO Doctor Catedrático de la URJC. Académico de la Real Academia de Doctores. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales. Postdoctoral Scholar en el Departamento de Business Administration en la Universidad de California en Los Ángeles, durante el curso 1973 74; “Risk in Business Decisions”. Miembro fundador de AEDEM; Miembro de la Academy of Management; Honorary Fellow de la Graduate School of Business de la Universidad de Wisconsin; Premio de la Fundación Universidad Empresa 1975; Secretario General de la Asociación Europea de Dirección y Economía de la Empresa; Subdirector del Centro Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) 1993-1995; Miembro de los Consejos de Redacción de las revistas: Económicas y Empresariales, Gestión Científica; Revista de Economía y Empresa, Actualidad Financiera; Miembro de la Financial Management Association. Entre otras muchas publicaciones: “Control Cibernético y Empresa”, Esic Market, “Ingeniería Financiera. La gestión en los mercados financieros internacionales”, MacGraw Hill, 1991 (2ª Edición 1994); “Dirección Financiera”, Prentice Hall, 2001; “Introducción a la Ingeniería Financiera”, Contabilidad, Teoría y Práctica,nº8 9. Julia GONZÁLEZ CONDE Doctora en Ciencias de la Información, Periodista de radio y TV y profesora universitaria de Medios Audiovisuales hace más de quince años (Universidad Complutense de Madrid, Universidad Francisco de Vitoria, CEU San Pablo). Directora académica del Master de Radio (Fundación Radio Popular y Cadena COPE, en colaboración con la Universidad CEU San Pablo) e imparte clase de Locución y Técnicas de Voz, en el Master de RNE y UCM. Ha publicado más de treinta artículos científicos y libros relacionados con la radio, la televisión, Internet, los jóvenes, la infancia, nuevos contenidos y formatos audiovisuales, entre otros: La radio. El sonido de la supervivencia (2009); La televisión. Estrategia audiovisual (2009); R@dio por Internet. En busca de contenidos (2005); Radio en Internet: nuevo reto para jóvenes audiencias (2003); Nuevos conceptos para nuevos medios (2002) o Comunicación radiofónica. De la radio a la Universidad (2001). Ha participado en diversas investigaciones como: Cybermedia, innovaciones, procesos y nuevos desarrollos del periodis-
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mo de Internet, Telefonía móvil y otras tecnologías del conocimiento y Forma parte del grupo de investigación sobre la Preferencia juvenil en nuevos formatos de televisión. María Luisa MEDRANO GARCÍA Doctora por la Universidad Rey Juan Carlos. Profesora titular en el Dpto. de Economía de la Empresa. Actualmente es la Co-Directora del Master en Dirección de Empresas de Moda de la Cámara de Comercio de Madrid y la URJC. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) UCM. Master Oficial en Marketing. Master Oficial en Ciencias Históricas: Investigación, Documentación y Nuevas Tecnologías. Académica Numeraria de la Academia Europea de Dirección y Economía de la Empresa. Liason para España de la International Academy of Business Disciplines. Profesora visitante en la Beijing Language and Culture University, 2007, 2008, (Pekín, China); Waseda University, 2009, (Tokio, Japón) y la Academy of Finance under the Government of the Russian Federation, 2009, (Moscú, Rusia). Publicaciones: “Digital Marketing in Spain: Search engines and Social Networks”. Journal of International Business Disciplines. “Los grupos de interés y la gestión medioambiental”, Cuadernos de Gestión. Juan MENOR SENDRA Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor Titular del departamento de Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos. Impartiendo: Estructura del Sistema Audiovisual y Gestión de Soportes Digitales en las Licenciaturas de CC. de la Comunicación. Desde 1991 ha ocupado los puestos en RTVE de Director de Investigación de Mercados, Director de Emisiones, Director de Antena, Director de Antena y Programas y Director de Televisión Española hasta diciembre de 2004. Miembro del comité de seguimiento del código de Autoprotección de contenidos en horario de máxima protección infantil. Miembro investigador del Research Committe on Communication, Knowledge and Culture, de la International Sociological Association (19811990). Colaborador del Centro de Estudios Sociales Aplicados (1989-1990). Socio investigador - Análisis de Imagen y Comunicación (A.N.I.C.O.M.) (19881991). Miembro del Group of European Audience Researchers (1992-1997). Entre otras publicaciones: “Mito y discurso tecnológico “. “Problemática de medición de los medios”, “Audiences, citizens and politics as a religion: the Spanish television” (con Ricardo Pérez-Amat), en Manuel Alejandro Guerrero y Manuel Chavez Empowering Citizenship through Journalism, Information and Entertainment in Iberoamerica, Michigan State University, 2009, etc. Clara MUELA MOLINA Doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Publicidad y RRPP en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Autora de dos libros y de varias publicaciones, ha colaborado en varias investigaciones, ha asistido como ponente en congresos nacionales e internacionales, etc. Está especializada en el análisis de la publicidad de los principales medios de comunicación y, especialmente, de la creatividad de los mensajes comerciales en televisión, radio, gráfica e Internet especialmente. Es, asimismo, componente del grupo internacional de investigación GRER: Groupe de Recherches et d’Études sur la radio.
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Pedro REINARES LARA Doctor en Doctor en CC. Económicas y Empresariales (UCM), Licenciado en Publicidad por la Universidad del País Vasco y Master en Marketing Estratégico por la Autónoma de Madrid. Profesor del área de Comercialización e Investigación de Mercados en la Universidad Rey Juan Carlos y del Claustro de prof. Asociados de la IE Business School. Ha sido director del Departamento de Marketing de la Universidad Europea y de la agencia Index Comunicación. Viaja con regularidad a los países de América Latina como Consultor y ponente de organismos públicos. Es profesor colaborador de los principales master y posgrado del área de marketing en España. Ha desarrollado importantes proyectos de investigación, tanto competitivos como con empresas y administración publica. Autor de libros como “Comunicación en Internet”, Paraninfo Thomson Learning, Madrid. 2001. “Marketing Relacional”, Prentice-Hall Finantial Times, Madrid 2002. “Gestión de la comunicación comercial”, Mc Graw-Hill. 1999. “Fundamentos básicos de la gestión publicitaria en Televisión”, ESIC, Madrid, 2003 entre otros, y de más de 80 artículos sobre marketing y comunicación(30 en revistas internacionales). Ángeles RUBIO GIL Doctora en Sociología y Ciencias Políticas por la Universidad Complutense. Profesora en la Facultad en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y en distintos postgrados internacionales. Autora de quince libros de ensayo y manuales universitarios y cuarenta publicaciones científicas, entre otros: Adolescentes y Jóvenes en la Red, Finanzas y Sociedad, El azar como destino: de las sociedad del juego al miedo, Formación de formadores después de Bolonia, etc. Ha contado con múltiples becas y premios de investigación sobre comportamiento del consumo y cambio social: Sociología del Juego en España (Celej), Mediación en el conflicto intercultural en el aula (SM), Revistas juveniles (CIDE). etc. Colaboradora habitual de distintos medios escritos y audiovisuales (La Vanguardia, Psychologies, etc.), mantiene la comunicación con sus lectores a través de conferencias y de su página Web: www.angelesrubio.net Charo SÁDABA CHALEZQUER Doctora en Comunicación por la Universidad de Navarra. Desde el año 2006 dirige el Departamento de Empresa Informativa de la Facultad de Comunicación donde imparte las asignaturas Marketing Directo e Interactivo y Nuevos Medios Publicitarios. Su investigación está relacionada con la convergencia tecnológica, los usos comerciales y publicitarios de las nuevas tecnologías, y la relación entre jóvenes y TIC.Es Directora de Investigación del Foro Generaciones Interactivas,.www.generacionesinteractivas.org. Ha participado en numerosas iniciativas de investigación, nacionales e internacionales, y ha publicado numerosos artículos y capítulos en libros sobre estos temas. Elvira SAN MILLÁN FERNÁNDEZ Documentalista de Extensión Universitaria y Política Social (URJC) y Master en Información Internacional de la Universidad Complutense de Madrid. Doctoranda en Humanidades Contemporáneas. Coordinación del Master Seminario “Web 2.0 ¿sabes lo que es?” Facultad de CC. Jurídicas y Sociales. Miembro de la asociación comunicacionciudadana.org, asesora en Web 2.0 de la URJC y responsable del programa de Universidad Digital Saludable,
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vinculada con la RSC, y community manager del Instituto de Humanidades URJC. Jordi SÁNCHEZ-NAVARRO Doctor en Comunicación y Profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya. Ha escrito sobre cine y televisión, y en la actualidad investiga sobre las formas que adopta la innovación en el entretenimiento audiovisual y la manera en que estas interaccionan con las nuevas prácticas de consumo cultural en el paisaje mediático contemporáneo. Es autor de los libros Narrativa audiovisual (2006), Freaks en acción. Alex de la Iglesia o el cine como fuga (2005) y Tim Burton: Cuentos en sombras (2000), y ha coeditado, entre otros, los libros Aprovecha el tiempo y juega. Algunas claves para entender los videojuegos (2009), Puntos de vista. Una mirada poliédrica a la historia del cine (2009), HoritzóTV. Perspectivas d’una altra televisió possible (2007), Realidad Virtual. Visiones sobre el ciberespacio (2004) e Imágenes para la sospecha. Falsos documentales y otras piruetas de la no-ficción (2001). Carlos TABERNERO HOLGADO Doctor en Biología Molecular. Investigador del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) y profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Ha escrito sobre Internet, cine e historia de la ciencia, y actualmente investiga sobre la transformación de prácticas comunicativas asociada a la creciente difusión de las tecnologías digitales y sobre la percepción pública de la ciencia y de la tecnología en relación con los medios de comunicación, sobre todo a través del cine. Es coautor del libro Internet y televisión. La guerra de las pantallas (2008), y del capítulo Media practices, connected lives en el libro World Wide Internet. Changing societies, economies and cultures (2009). Entre sus publicaciones recientes se encuentra el capítulo El proceso salud-enfermedad como instrumento del discurso hegemónico en el cine español de la posguerra (1939-1950) en el libro La experiencia de enfermar en perspectiva histórica (2008).
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Revista de Estudios de juventud
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