Un catecumenado para la familia

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Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística Un Catecumenado para la Familia1 Nuestra vida es un proceso donde vamos creciendo y madurando paso a paso. Nadie logra todo de un momento para otro. Por eso, toda catequesis de iniciación, como es el caso de “El Señor sale a nuestro encuentro”, requiere ir dando pasos y cumpliendo etapas. La Iglesia, a partir del siglo II, desarrolló el catecumenado como un camino pedagógico para iniciar en la fe a los adultos que deseaban convertirse al cristianismo. El presente camino catequístico ha tomado algunos elementos del catecumenado adaptándolos a la familia que desea catequizar hoy a sus hijos. El resultado ha sido un verdadero y original “Catecumenado para la familia” divido en cuatro etapas:

A partir de este método la Catequesis Familiar quiere ayudar a padres e hijos a construir un camino catequístico en forma progresiva y sistemática, desde los estados iniciales del encuentro con Cristo hasta una mayor participación y compromiso con el Señor y la vida de la Iglesia. Una presentación detallada de esta adaptación se puede leer en el capítulo II, acápite 2: Objetivos, contenidos e itinerario de la Catequesis Familiar. Sin embargo, es importante destacar acá cómo el itinerario catecumenal considera y respeta con delicadeza el proceso mediante el cual las personas van acogiendo en su vida el misterio y las enseñanzas de Jesucristo.

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Tomado de los “Elementos fundamentales de la Catequesis Familiar”. Instituto Pastoral Apóstol Santiago, Santiago de Chile. 2010.


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El proceso catecumenal aplicado en la Catequesis Familiar tiene su punto de partida en un precatecumenado de carácter antropológico, el cual considera las interrogantes más profundas de la persona. Estas preguntas del ser humano acerca del dolor, la alegría, el temor y la frustración, la esperanza, la muerte, etc.-, nunca se dan aisladas o desconectadas de su referencia o apertura a la trascendencia. El ser humano no se pregunta primero por lo “humano” y luego por lo “sagrado” como si fueran dos cosas opuestas o una más importante que la otra. Las grandes preguntas son al mismo tiempo inmanentes y trascendentes. La dimensión trascendente de la persona no corre en paralelo a su dimensión inmanente. Pensar lo contrario es decretar en la persona una división que no es tal. En este sentido escribe el Papa Benedicto XVI cuando señala que: “El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano… Solamente un humanismo abierto al Absoluto nos puede guiar en la promoción y realización de formas de vida social y civil”2. Un punto de partida antropológico debe incluir, por lo tanto, un contacto inmediato con lo sagrado. Por eso el Precatecumenado de la Catequesis Familiar pregunta por las búsquedas más importantes de la persona y, al hacerlo, pone en contacto con Jesús, referente cristiano ineludible para una apertura a lo trascendente. Esta intuición recoge, además, una de las grandes aportaciones de la enseñanza eclesial: el reconocimiento de que las semillas de Cristo están presentes en todas las personas, incluso antes de ser evangelizadas. En todas ellas, aunque en algunos casos de manera no “florecidas”, están las Semillas del Verbo («Spermata tou Logou»)3. Por eso “El evangelizador que llega a una tierra todavía no evangelizada, siembra la semilla de la Palabra en una almas que no están del todo ajenas a la Palabra de Dios, sino que más bien han sido preparadas largamente por el Espíritu Santo, pues aquellas recibieron desde su creación el Verbo Creador, esto es, la semilla divina, que espera el rocío de un nuevo amanecer para que crezca y fructifique”4. Nótese, por ejemplo, cómo se plantea el primero de los encuentros de catequesis, donde, a la luz del texto de los discípulos de Emaús, las preguntas que guían el diálogo en el encuentro de padres -ante la presencia del resucitado a quien más tarde se reconocerá- son:    

Al igual que los discípulos de Emaús, ¿hemos caminado desanimados, tristes, desorientados? ¿Quién me acompañó en esas circunstancias? ¿Pude reconocer de alguna forma la compañía amorosa de Jesús?


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He aquí el objetivo de un pre catecumenado antropológico que no demora el encuentro con Jesucristo, frente a quien las respuestas a las preguntas más profundas van encontrando su sentido pleno. En las familias, incluso antes de ser catequizadas, el Verbo está como en su casa, como entre los suyos5. El resto del proceso catecumenal irá profundizando en esta experiencia inicial de encuentro con Jesús a partir de las cuestiones más importantes de la vida y preparará a los niños para la recepción de los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía. Lo mismo en el caso de los adultos que no hayan celebrado alguno de los sacramentos de la iniciación. Esta catequesis desarrollará todos los elementos necesarios para que celebren estos sacramentos, con la verificación y el consentimiento del párroco, quien decidirá la conveniencia de realizar algún encuentro de preparación más específica para la celebración de cada uno de ellos. En este proceso, además, hemos querido conceder un lugar especial, como nos recomiendan las orientaciones de la Iglesia6, a la celebración del Sacramento de la Reconciliación, para darle la identidad, lugar, importancia que tiene en sí mismo, sin duda vinculado teológica y existencialmente a la Eucaristía, pero no exclusivamente por la temporalidad sino por la autenticidad de la vida cristiana, por la necesidad de la gracia para vivir en la amistad con Dios y crecer en nuestra vocación a la santidad. Por ello, como se verá más adelante, incorporamos la primera celebración de este Sacramento al final del primer año del proceso, que se puede incluir dentro de un retiro. El hecho de que el presente programa sea catecumenal, explica la duración del camino de interiorización en la fe programado para dos años, lo que permite que las familias comprendan que los cristianos se construyen en un compromiso progresivo, que requiere tiempo para la maduración de la fe. El siguiente esquema, resume las etapas del primer catecumenado adaptadas a la Catequesis.


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«El Catecumenado en la Catequesis Familiar» ETAPA PRIMERA ETAPA: «Jesús sale a nuestro encuentro». Precatecumenado: Familias en búsqueda.

SEGUNDA ETAPA: «Jesús nos invita a vivir en su amistad». Catecumenado: Familias en Camino.

OBJETIVOS 

Tiempo de acogida a las propias interrogantes de la familia.

Profundización antropológica basada en el anuncio de Dios que sale a nuestro encuentro en su Hijo Jesucristo.

TERCERA ETAPA: «Jesús nos invita a ser  uno con Él». El Misterio Pascual en nuestra vida: Familias enviadas por Cristo.

CUARTA ETAPA: «El Señor nos regala su  Espíritu y nos envía». La vivencia de la fe en la misión: Familias servidoras del Reino. 

RESPUESTA ESPERADA 

El encuentro con Jesucristo, la fe, la conversión inicial y la opción decidida de seguirlo como familia.

Tiempo de formación integral y sistemática de la fe a través de la propuesta de Jesucristo de vivir en su amistad.

El deseo de entrar en una relación de amistad con Jesús y la voluntad deliberada de recibir los Sacramentos como expresión de esta amistad.

Anuncio del Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y su llamado a ser uno con Él.

Celebración del discernimiento para el seguimiento comprometido de Cristo.

Superación de los pecados para vivir en la amistad con Dios.

Acogida del Credo como fundamento de la vida cristiana.

Nueva comprensión de la misión de la Iglesia en el mundo.

Una intensa vida cristiana como miembros activos de la comunidad.

Profundización y acogida del Don del Espíritu Santo e invitación a anunciar el Evangelio. Tiempo de vivencia comunitaria y compromiso apostólico.


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Plantear la Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística en clave catecumenal, significa rescatar valores educativos importantes para cualquier itinerario cristiano, como son: - La seriedad de la opción cristiana que se hace con responsabilidad y compromiso comprobados por la Iglesia en forma rigurosa (verificaciones). - La duración del camino de interiorización de la fe que permite comprender que los cristianos se construyen en un compromiso progresivo que requiere tiempo. - Las actitudes y comportamientos en el proceso del crecimiento, donde las celebraciones sacramentales son fuente y estímulo de las mismas. - El convencimiento vital de la persona catequizada que lleva al seguimiento irrestricto de Jesucristo. - La globalidad en la propuesta educativa, que integra el conocimiento del misterio de Cristo, la celebración de la fe, la experiencia comunitaria y el ejercicio del compromiso cristiano en el mundo. - La comunidad, en cuanto es toda la comunidad eclesial la que educa en el cumplimiento de su misión pastoral y en cuanto es el catecumenado quien procura integrar al cristiano a la comunidad eclesial. Sólo en una perspectiva catecumenal la catequesis es una iniciación a la vida cristiana total y por lo mismo a la vida de la Iglesia.


6 Trabajo para la tarde

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Lectura del documento: “Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística. Un Catecumenado para la familia”. Preguntas: o ¿Qué elementos del documento destacaría como expresión de una catequesis para la familia? o ¿Qué aspectos del método catequístico pueden ayudar a la trasmisión de la fe entre los miembros de la familia? o ¿Qué aspectos de la catequesis familiar desarrollada en Chile podría aplicarse a otras diócesis de América Latina y el Caribe?


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