La rutina y la improvisación en la vida del ser humano, son los principales enemigos que impiden el desarrollo y crecimiento de toda persona. No sólo obstaculizan su crecimiento, sino además la deterioran y la llevan a perder el sentido de la vida. Dentro de la catequesis, la improvisación y la rutina, han sido una grave enfermedad que ha llevado casi a la muerte la fe de los niños y padres que se acercan a buscar al Señor de la Vida. Enseguida, presentamos algunas imágenes de catequistas que tienen esta enfermedad:
EL CATEQUISTA “BOQUITA DE ORO” Es aquel que hace de la catequesis “discursos elevados”, con palabras llamativas. Al no planear el encuentro, no parte de la experiencia, de la realidad de las personas y su mensaje no les dice nada para su vida.
EL CATEQUISTA “SABIONDO” Es aquel que no necesita planear su encuentro porque cree “saberlo todo” y hace de la catequesis, discursos largos y aburridos; creyendo que hablando mucho será mejor su catequesis.
EL CATEQUISTA “AHÍ SE VA” Es aquel que no es consciente de la gran misión que Dios le ha confiado y, por lo tanto, no ve necesaria la planeación del encuentro. Deja todo “a la buena de Dios” y realiza su catequesis con lo que vaya saliendo.
EL CATEQUSITA “MONO” Este, cree que la finalidad de la catequesis es pasarla bien, tener un momento entretenido. Al no planear su catequesis, no sabe qué hacer con el tiempo y lo llena de dinámicas, juegos y actividades sin contenido y mensaje.
EL CATEQUISTA “EXPRESS” Es aquel que minutos antes del encuentro lee rapidito el contenido del tema y por la premura no tiene manera de conseguir lo necesario para realizar adecuadamente la catequesis dice dos o tres palabra y todo lo hace rápido, rápido, rápido.
EL CATEQUISTA “LORO” O EL CATEQUISTA “DISCO” Es aquél que sólo repite lo que dice el libro, lee, lee y lee. Al no preparar el encuentro, sólo repite ideas y hace memorizar conceptos, sin provocar la experiencia de comunión con Dios ni con los hermanos.