Palabra de Dios en palabras humanas

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Palabra de Dios en palabras humanas1 Quien se acerca a las Sagradas Escrituras lo hace con respeto porque sabe que contienen la "Palabra de Dios". Pero ¿qué se afirma cuando se dice "Palabra de Dios"? Algunos han dicho que Dios dictó frase por frase, al oído de alguien, lo que quería. Esto no es así. Se trata de un fenómeno más complejo que se llama inspiración. La Inspiración La inspiración es la acción que Dios realiza a través del Espíritu Santo, sobre su pueblo y los autores de la Biblia para que comprendan su historia desde una mirada de fe, reconociendo lo que Dios ha querido decirles a través de esos acontecimientos, para su salvación. Esta acción de Dios tiene en cuenta la humanidad concreta de los autores, su cultura, su lenguaje, sus experiencias, sus capacidades, su forma de escribir. Ellos ponen toda su humanidad al servicio de lo que Dios quiere decir “a los hombres como amigo”. Por ello ambos son autores, ya que los autores humanos, usando sus capacidades ponen ante su pueblo el mensaje que Dios ha querido comunicarles. En este sentido decimos que la Biblia es Palabra de Dios escrita en palabras humanas. El pueblo que vivió estos acontecimientos, los guardó en su La inspiración es la acción memoria y los puso por escrito. Luego acoge estos textos y, que Dios realiza a través a través de la lectura en la liturgia, la enseñanza y el anuncio, la reconoce como Palabra de Dios y define su del Espíritu Santo, sobre su carácter sagrado. pueblo y los autores de la Biblia para que Por lo tanto, cuando se pregunta por el autor de la Biblia se debe tener en cuenta una doble dimensión: por un lado, el comprendan su historia autor es Dios, el que inspira; por otro, los autores humanos desde una mirada de fe y la lo hacen, según sus medios personales y culturales. pongan por escrito. ¿Qué dice la Biblia de la Inspiración? Conviene ver cómo la misma Escritura comprende la inspiración. Dios desea comunicarse con su pueblo y los autores, y al poner por escrito los textos los autores comprenden este deseo de Dios: 1. La Palabra de Dios es de origen divino: • “El Señor dijo a Moisés: Escribe estás cláusulas, pues a tenor de ellas yo establezco una alianza contigo y los israelitas. Moisés (…) escribió sobre las tablas los diez 1 Cfr. Luis Heriberto Rivas, Los libros y la historia de la Biblia, Introducción a las Sagradas Escrituras, Buenos Aires 2001, 15-20.

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mandamientos” (Ex 34,27-­‐28). También Dt 4,13; Ex 17,14; Nm 33,2.

2. También los profetas transmiten la Palabra de Dios que han recibido: • “Ahora ve y escribe esto en una tablilla, anótalo en un libro; quede para la posteridad como testimonio perpetuo” (Is 30,8). 3. El Nuevo Testamento también habla del origen divino de las Escrituras: • “Entonces Jesús dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos” (Mt 11,25). • “Ninguna profecía ha sido anunciada por voluntad humana, sino que los hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo" (2 P 1,20-­‐21). La Biblia nos enseña que la inspiración es como un soplo (Espíritu) de Dios en el pueblo y los autores para que puedan reconocer en su historia lo que Dios ha querido decirles para que vivan plenamente y se salven. A esto le llamamos inspiración. ¿Cómo la Iglesia ha entendido y enseñado la Inspiración? En el intento de explicar el fenómeno de la Dios es el verdadero autor de la inspiración se incurrió muchas veces en el error de afirmar unilateralmente que Dios es el autor de la Escritura en cuanto produce la Biblia, quitando al hombre toda participación obra inspirada, mediante su reduciéndolo a mero transmisor de un mensaje acción en los hagiógrafos dictado por Él, como si fuera un acto mágico. (redactores), a quienes reconoce El Concilio Vaticano II (1962-­‐1965) abordó el tema en también como 'verdaderos la Constitución dogmática Dei Verbum. Este autores'. documento pone el fenómeno de la inspiración dentro de un proceso personal y comunitario, que implicó la memoria del pueblo (tradición), la redacción, la conservación y transmisión de la revelación por vía escrita. Todo esto se realiza por obra del Espíritu Santo. En síntesis, la Iglesia afirma que Dios es el verdadero autor de la Escritura en cuanto produce la obra inspirada, mediante su acción en los hagiógrafos (redactores), a quienes reconoce también como 'verdaderos autores'. Es la primera vez que el Magisterio de la Iglesia aplica al hagiógrafo este título de "autor". La obra de los autores humanos de la Biblia resulta determinante para la transmisión de la revelación porque hace comprensible al hombre lo que Dios le ha manifestado de muchos modos para invitarlo a ser su amigo. Esta invitación se ha hecho en palabras conocidas para el hombre, usadas en el hablar cotidiano, que por la acción del Espíritu Santo se han constituido en portadoras del mensaje de salvación. Dios ha querido “dialogar” como lo hacen los amigos de modo que cada uno pueda entenderse lo mejor posible. Esto nos permite decir que la Biblia es la Palabra de Dios en palabras humanas.

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