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TEMA 6
LA ESCUELA COMO LUGAR DE LA CATEQUESIS
CURSO LOS ÁMBITOS DE LA CATEQUESIS ITEPAL 2013
2 “La Escuela como lugar de la Catequesis” Es un lugar de Evangelización y comunión. El número de escuelas y colegios católicos ha disminuido en proporción con las exigencias de la comunidad pero, por otra parte, se es más consiente de la necesidad de la presencia de cristianos comprometidos en las estructuras educativas estatales y privadas no de la Iglesia. Puebla 112. OBJETIVO Que el catequista descubra que un lugar propicio para la catequesis es la escuela, para que en lo posible y dentro de las posibilidades haya injerencia dentro de ellas y en la comunidad educativa. DESARROLLO DEL TEMA
Al lado de la familia y en colaboración con ella, la escuela ofrece a la catequesis posibilidades no menores. En los países, cada vez más escasos por desgracia, donde es posible dar dentro del marco escolar una educación en la fe, la Iglesia tiene el deber de hacerlo lo mejor posible. Esto se refiere, ante todo, a la escuela católica. El carácter propio y la razón profunda de la escuela católica, el motivo por el cual deberían preferirla los padres católicos, es precisamente la calidad de la enseñanza religiosa integrada en la educación de los alumnos. Si es verdad que las instituciones católicas deben respetar la libertad de conciencia, es decir, evitar cargar sobre ella desde fuera, por presiones físicas o morales, especialmente en lo que concierne a los actos religiosos de los adolescentes, no lo es menos que tiene el grave deber de ofrecer una formación religiosa adaptada a las situaciones con frecuencia diversas de los alumnos, y también hacerles comprender que la llamada de Dios a servirle en espíritu y en verdad, según los mandamientos de Dios y los preceptos de la Iglesia, sin constreñir al hombre, no lo obliga menos en conciencia. Nos referimos también a la escuela no confesional y a la estatal. En respuesta a un derecho claro de la persona humana y de las familias y en el respeto de la libertad religiosa de todos, sea posible a todos los alumnos católicos el progresar en su formación espiritual con la ayuda de una enseñanza religiosa que dependa de la Iglesia, pero que, según los países, pueda ser ofrecida a la escuela o en el ámbito de la escuela, o más aún en el marco de un acuerdo con los poderes públicos sobre los programas escolares, si la catequesis tiene lugar solamente en la parroquia o en otro centro pastoral.
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En efecto, donde hay dificultades objetivas, por ejemplo cuando los alumnos son de religiones distintas, conviene ordenar los horarios escolares de cara a permitir a los católicos que profundicen su fe y su experiencia religiosa, con unos educadores cualificados, sacerdotes o laicos.
Ciertamente, muchos elementos vitales además de la escuela contribuyen a influenciar la mentalidad de los jóvenes: asuetos, medio social, medio laboral. Pero los que han realizado estudios están fuertemente señalados por ellos, iniciados a unos valores culturales o morales aprendidos en el clima de la institución de enseñanza, interpelados por múltiples ideas recibidas en la escuela: conviene que la catequesis tenga muy en cuenta esta escolarización para alcanzar verdaderamente los demás elementos del saber y de la educación, a fin de que el Evangelio impregne la mentalidad de los alumnos en el terreno de su formación y que la armonización de su cultura se logre a la luz de la fe. Es importante que los sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares que se ocupan de ayudar a estos alumnos en el plano de la fe.
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Es de suma importancia promover al educador cristiano, especialmente laico, para que asuma su pertenencia y ubicación en la Iglesia, como llamado a participar de su misión evangelizadora en el campo de la educación. 1 Es necesario transformar la escuela católica en una comunidad centro de irradiación evangelizadora, mediante alumnos, padres y maestros. Fortalecer la comunidad educativa y en ella un proceso de formación cívicosocial, inspirado en el Evangelio y en el Magisterio social de la Iglesia que responda a las verdaderas necesidades del pueblo. 2 Dentro de las mismas estructuras que tiene un país, es importante dar prioridad en el campo educativo a los numerosos sectores pobres de nuestra población, marginados material y culturalmente, orientando preferentemente. La fe no es ajena a la cultura en cuanto núcleo esencial de valores que dan a un pueblo su identidad. La escuela, llamada como institución a buscar la educación integral del hombre, debería ofrecer a las catequesis ricas posibilidades. Sin embargo, no podemos negar que en nuestro continente latinoamericano presenta una problemática específica en cada país. La escuela como institución educativa deberá preocuparse por considerar la “Enseñanza religiosa” como elemento fundamental de la acción educadora dirigida a conseguir una adecuada síntesis entre la fe y la cultura dando una visión cristiana de la realidad. Atención especial merece los educadores cristianos que trabajan en escuelas confesionales u oficiales. Con frecuencia están enfrentados a problemas muy
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concretos en la educación cristiana de los alumnos y carecen muchas veces de preparación adecuada y recursos. La escuela católica que se define precisamente por su, referencia explícita al Evangelio con el intento de arraigarlo en la vida de los jóvenes, ofrece variadas formas de catequesis según los condicionamientos culturales. Para que la escuela católica pueda presentar una formación catequística con todas sus riquezas y sus exigencias, debe abrirse a una visión de los grandes problemas del mundo y orientar a los alumnos hacia una integración con la Iglesia Universal. La escuela católica también se relacionará con la vida de la comunidad parroquial y diocesana, procurará la integración de sus alumnos en su Parroquia, como miembros activos, dispuestos a participar de las riquezas de la Vida litúrgica y pastoral de la Iglesia. Compete también a la Escuela católica buscar una vinculación cada vez más estrecha con la familia y extender su acción evangelizadora y catequística procurando la máxima colaboración de los padres en la formación cristiana de los hijos.
5 Exigencias que se tienen que tener en cuenta:
Es necesario destacar que este tipo de catequesis requiere apoyo y colaboración de toda la comunidad educativa, formando un ambiente propicio y promoviendo el testimonio cristiano de la caridad. La comunidad educativa de la escuela católica debe aspirar a constituirse en comunidad cristiana, es decir, en verdadera comunidad de fe. La catequesis en la escuela deberá respetar el objetivo y los métodos de la “Escuela como Escuela” y deberá insertarse como una auténtica materia escolar con objetivos claros y bien circunscritos y contenidos cuidadosamente seleccionados. Por otra parte, la catequesis requiere un ambiente diferente, horarios especiales y recursos para su desarrollo que la escuela debe procurar. Tratándose de una catequesis en el ámbito escolar no se debe olvidar la necesidad de que tenga una estructura intelectual conforme al alcance escolar que van teniendo los alumnos. La escuela católica es un lugar muy relevante para la formación humana y cristiana. Es necesario hacer el cambio decisivo en la historia de la escuela católica: el paso de la escuela-institución al de la escuela-comunidad. La escuela católica busca, en no menor grado que las demás escuelas, los fines culturales y la formación humana de la juventud. Su nota distintiva es:
Crear un ambiente de la comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y caridad, Ayudar a los adolescentes para que, en el desarrollo de la propia persona, crezcan a un tiempo según la nueva criatura que han sido hechos por el bautismo, Ordenar últimamente toda la cultura humana según el mensaje de la salvación.
El proyecto educativo de la escuela católica tiene que elaborarse en base a esta concepción propuesta por el Concilio Vaticano II, de ser una escuelacomunidad.
Este proyecto educativo se realiza en la comunidad educativa escolar, de la que forman parte todos los que están directamente comprometidos en ella: profesores, personal directivo, administrativo y auxiliar; los padres, figura central en cuanto naturales e insustituibles educadores de sus hijos; y los alumnos, copartícipes y responsables como verdaderos protagonistas y sujetos activos del proceso educativo. Cuando los alumnos de la escuela católica pertenecen mayoritariamente a familias que se vinculan a esta escuela en razón del carácter católico de la
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misma, el ministerio de la Palabra puede ejercerse allí de múltiples formas: primer anuncio, enseñanza religiosa escolar, catequesis, homilía. Dos de estas formas tienen, sin embargo, en la escuela católica, un particular relieve: la enseñanza religiosa escolar y la catequesis, cuyo respectivo carácter propio ya ha quedado indicado. («El carácter propio y la razón profunda de la escuela católica, el motivo por el cual deberían preferirla los padres católicos, es precisamente la calidad de la enseñanza religiosa integrada en la educación de los alumnos»3. Sin embargo, esta realidad y deseo queda reducido a un grupo hasta cierto punto limitado, las personas que pueden acudir a las escuelas católicas, en nuestro país, son aquellas que cuentan con los recursos económicos necesarios, en muchas ocasiones las cuotas son altas y la gran mayoría no lo puede pagar. Cuando los alumnos y sus familias acuden a la escuela católica por la calidad educativa de la misma, o por otras eventuales circunstancias, la actividad catequética queda necesariamente limitada y la propia enseñanza religiosa cuando es posible realizarla- se ve obligada a acentuar su carácter cultural. La aportación de este tipo de escuela subsiste siempre: como un «servicio de gran valor a los hombres», y como un elemento interno a la propia evangelización de la Iglesia. Dada la pluralidad de circunstancias socioculturales y religiosas en que ejerce su labor la escuela católica a través de las naciones, resultará oportuno que los Obispos y las Conferencias Episcopales precisen la modalidad de actividad catequética que corresponde realizar a la escuela católica en los respectivos contextos.
CT 69.