Marzo 2021
Anabel Rosa ¡La Revista de tu comunidad!
CONTENIDO Publicador AnneMarie Ziegler
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Anabel Rosa Una esperanza Excesiva
Contactanos en info@holafay.com Escritor Daniel Montoya
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Anabel Rosa
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Una esperanza Excesiva Por Daniel Montoya
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nabel vive en Durham, NC. Abogada de profesión, una carrera dominada por hombres, donde ella es parte del 1% de la profesión, aparece en nuestro encuentro online rodeada por sus perros. Ella comenta que, antes de tener sus dos perros, en su casa todo tenía que estar perfecto, limpio y reluciente. Todo cambió cuando esos seres peludos llegaron a su vida. Ella no presume, pero comenta al pasar sus fotos con Nelson Mandela. Tampoco esconde que viene de Vega Alta, Puerto Rico, el mismo pueblo del que Lynn Manuel Miranda, el creador de Hamilton, es originario. Un lugar tan pequeño y donde todo está tan cerca que el padre del artista recibió clases de matemática de la madre de Anabel. A los 16 años Anabel llegó a Nueva York para estudiar en la universidad de Syracuse, graduándose a los 21 años. Su meta era no regresar a Puerto Rico sin haber hecho algo productivo. Al terminar le ofrecieron un puesto de asistente en la universidad para enseñar español en el Máster de Literatura. Como ella tenía un bachillerato en Producción
de Televisión buscó trabajo en esa área, mientras una amiga le ofreció quedarse a vivir con ella (y una cotorra) compartiendo ‘un departamento del tamaño de un closet’. Es entonces que Anabel recibe una oferta para ser reportera en HITN (Hispanic Information and Telecommunications Network), la cual en ese momento recién se establecía. Allí, Anabel comenzó haciendo el reporte meteorológico durante el primer año y después el resto de las noticias. En HITN permaneció por varios años, aunque algo insatisfecha ya que lo suyo era la producción, es decir, estar detrás de cámara. ‘Me fue muy bien en el medio y conseguí un trabajo de reportera en Los Ángeles, pero no acepté’, dice. En ese momento el presidente del Borough de Manhattan, el recientemente fallecido David Dinkins, le ofrece un puesto. Dinkins fue el primer afroamericano sirviendo como alcalde de la Ciudad
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de Nueva York. Con él, Anabel comenzó a dirigir la oficina hispana en el municipio. Ella recuerda a Dinkins como alguien incansable. Cuando ella llegaba a las seis de la mañana Dinkins había recién terminado de jugar al tenis. Anabel viajaba todo el tiempo con él y pasaba el día entero en el trabajo. Entonces su día consistía en seguir al alcalde a todos lados. Encargada de la avanzada para todos los eventos del magistrado, ella preparaba las preguntas que la prensa haría y otros detalles. Ella aún recuerda uno de los primeros celulares recién aparecidos que llevaba consigo. Involucrada en esa tarea, Anabel llega conocer a Nelson Mandela. En sus años de estudiante, la universidad de Syracuse había boicoteado el apartheid in Sud África. Anabel había estado involucrada en las protestas, pasando noches enteras en el frio. ‘Yo tengo que conocer a Mandela cuando venga’, le dijo a Dinkins. Para esto, ella se involucra en la organización del concierto de Paul Simon contra el apartheid. ‘Cuando Mandela llegó a la Mansión Grace, me acerqué a la fotógrafa y le pedí que me sacara una foto con él’. En ese entonces Anabel tenía 20 años y se aproximó a Mandela pidiéndole una foto ‘para mostrar a sus nietos’. Él la miró y le dijo ¿“Tú tienes nietos?”, mientras soltaba una carcajada. En la foto aparece Mandela con esa
risa. ‘En ese momento, un policía de los que nos acompañaban gritó ‘ella ni siquiera tiene novio’’, agrega Anabel para redondear un recuerdo único. ‘La ciudad de Nueva York en esa época tenia el tercer presupuesto de la nación. Allí se tomaban decisiones importantes, y yo escuchaba como se tomaban esas decisiones y quienes lo hacían. Lo que aprendí allí no tiene precio’, indica. Ella recuerda un día volando sobre el puerto de Boston con el alcalde. ‘Él me apunto con el dedo y me dijo ‘Allí es donde sucedió el Tea Party”. Ella le respondió que había tomado historia con unas monjas españolas, razón por la cual no sabía nada de historia americana. Se dio cuenta entonces que, después de seis años de trabajo en ese puesto, ella no sabía lo suficiente. ‘Me di cuenta que necesitaba más conocimiento acerca de la constitución y la historia americana’. Ella menciona al pasar que querría estudiar leyes. Entonces Dinkins le respondió que eso es lo que debería hacer entonces. ‘Mi abuela no estudió en la universidad, aunque era una mujer brillante. Mi mamá, sin embargo, tiene su maestría en Trabajo Social’. Los hermanos de Anabel fueron a la universidad, pero sus padres le dijeron que no habría dinero para que ella estudiara. ‘Yo estudié con becas e hice todo el esfuerzo así que mi hija, que está en Loyola, es un premio a ese esfuerzo’. Anabel tomó los exámenes y fue aceptada en la universidad de
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Brooklyn. ‘Dejé el mejor trabajo que he tenido en mi vida, donde volaba en helicóptero, iba a los Grammy, para convertirme en abogada. Mi corazón siempre fueron los trabajos de primera enmienda y derechos civiles. Y así lo hice por muchos años. He trabajado con una cantidad sobrehumana de casos de negligencia. El año pasado rompimos nuestro propio record con más de 400 casos’. Así fue nominada y recibió el premio 2020 Citizen Lawyer Award of NC Bar Association, basado en las horas pro-bono ofrecidas en el año. ‘Fuimos integrales en conectar el grupo hispano de Durham, trabajando desde el 2002, ahora es un grupo reconocido oficialmente. Pasamos dos años trabajando en los reglamentos internos. Los sábados dábamos clases de español, o ayudábamos en organizaciones para combatir la pobreza. Me siento como la abuelita del grupo. Se siente como un hijo propio, pero, por supuesto, el crédito corresponde también a los que vinieron antes’. ‘Cuando yo llegué había dos o tres abogados que hablaban español. Hoy, en mi oficina hay como seis u ocho abogados que hablan español. Mi propio jefe habla español. Me siento muy orgullosa porque ya tengo clones en todo el estado’. Después del huracán María la cantidad de portorriqueños en el Triángulo ha aumentado exponencialmente. ‘La mayoría dejó la isla por la falta de recursos, la falta de ayuda del gobierno’, indica Anabel. Sin embargo, ella reconoce que hoy en Durham hay un espíritu muy
positivo, con gente muy dedicada; gente como Javiera Caballero en el ayuntamiento o Alexandra Valladares en la Junta Escolar. ‘Nada de eso existía cuando yo llegué’, aclara. A pesar de los avances, Anabel reconoce que hay mucho por hacer. ‘La ignorancia es frustrante, dice. A mi hijo le hicieron un bullying terrible en la escuela publica, aún cuando habían nacido en Brooklyn. En la escuela le decían ‘Go back to Mexico’. Por eso tuve que cambiarlo a un colegio privado. Pero hoy las cosas están mejorando’. ‘No puedes rendirte, declara Anabel en inglés, tienes que tener esperanza. Tienes que tener una esperanza excesiva, sacar esperanza de donde no la hay, inventarte la esperanzas, respirar esperanza, de otra forma te amargas. No es bueno vivir amargado porque solo tienes una vida’. Miembro actual del Consejo Asesor del Gobernador para Asuntos Hispanos-Latinos, ella dice que la presencia hispana en la mesa del gobernador es necesaria, un esfuerzo abre-camino. ‘Hoy, dice, sentarse a la mesa con el gobernador es un gran beneficio, nos han dado la oportunidad de ser escuchados. Debemos causar una buena impresión para tener chance de que las cosas cambien’. Uno solo puede esperar que así sea.
~H~
Orginally from Argentina, Daniel Montoya is a freelance writer for HOLA Fayetteville. For more information on Daniel Montoya visit the ARRAYNC website
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