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CONSTRUYENDO CULTURA DE RIESGO

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El gran DRAGARET

El gran DRAGARET

Al hablar de enfoque de riesgo, en los diferentes fórums y espacios de índole académico y empresarial, una de las preguntas más frecuentes es ¿Cómo se apropia adecuadamente el enfoque de riesgo? Aunque es una pregunta aparentemente sencilla, la misma ha dado paso a fuertes discusiones dentro de las organizaciones, pues si bien es cierto, algunas han logrado estructurar e implementar unidades especializadas de riesgo, su efectividad genera mucha incertidumbre, dado que de cultura de riesgo es poco… en algunos casos, y el decir poco, es inclusive una apreciación muy ligera, de lo que realmente sucede al interior de las organizaciones, pues muchas entienden el enfoque de riesgo, como un cumplimiento de norma, o un ejercicio de auditoría vinculante, cuando en realidad no lo es…

El aporte de acoger este enfoque como herramienta de gestión gerencial, no es otra, que el de proveer una mirada adicional, que identifique las posibles situaciones que pueden alterar el cumplimiento de los objetivos institucionales, y por consiguiente la respuesta que esperan todos los grupos de interés que giran en torno del cumplimiento de la oferta de valor. Así mismo, otras organizaciones piensen que contar con equipos técnicamente competitivos, para medir el grado de exposición a un riesgo, es suficiente, se olvidan que lo que hay detrás de cualquier sistema empresarial de gestión, depende de quienes lo administran, es decir, los agentes económicos que operan el negocio, bien sea desde el componente táctico o estratégico, de acuerdo, con el rol que desempeñen.

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Teniendo en cuenta la frase final que hace referencia al recurso humano, en muchos de los casos, su participación se circunscribe solo al componente técnico, cuando en realidad hay muchos factores que inciden en el proceso de administrar adecuadamente los riesgos, a los que se expone una organización. Los agentes económicos nos asimilamos a los fractales, dado que, como seres racionales, cada uno evalúa las situaciones de acuerdo con su criterio, adicionalmente cada uno opera dentro de un ecosistema determinado (empresa, familia, negocio, entre otros), bajo un entorno y contexto diferente, lo que finalmente incide en su toma de decisiones; entonces surge la siguiente pregunta, cuál es el elemento determinante que incide para que se tomen buenas decisiones, será la cultura de riesgo?.

Cultura de Riesgo

Como especialista en administración de riesgo, siempre me he preguntado, porque algunas organizaciones con equipos de alto desempeño en administración de riesgo, caen en default, que fue lo que pasó, que falló, que se dejó de hacer…, desde mi punto de vista creo que se ha fallado en el proceso de formación para la adecuada administración de riesgo, soy un convencido de que quién no administra sus riesgos, difícilmente lo hace en la organización, y cuando me refiero a esta frase, estoy pensando en cómo la administración del riesgo personal incide en el desempeño de la administración de riesgo empresarial, pues si no hay un convencimiento del valor agregado que genera apropiar el enfoque, entonces no se tiene confianza en el posible resultado.

Retomando lo anterior, es posible que el enfoque disruptivo que propongo genere comezón en los ortodoxos de la administración de riesgo, no obstante, desde mi perspectiva considero conveniente socializarlo y generar el espacio de discusión, a bien, de generar una visión complementaria que genere mayor valor a los enfoques ortodoxos tradicionales, considero que el enfoque tradicional de la administración de riesgo, ha subvalorado a los tomadores de decisiones, dado que a pesar de que los reportes de riesgo enseñen una realidad organizacional, es posible que las decisiones que se tomen, vayan en contravía con lo racionalmente esperado.

Por eso considero que la administración de riesgo, tiene su génesis desde el ser, especialistas en Sociología, Psicología, Economía, coinciden en esta apreciación, y son conscientes en que la forma emocional, el económico y el espiritual, entendido este último, como códigos de ética, transparencia y conducta en el relacionamiento que tenemos de acuerdo con el rol que estemos desempeñando en determinado momento, es claro, que los individuos tenemos una gama de comportamientos respecto al riesgo, pues podemos ser adversos o proclives al riesgo, dependiendo de cada situación en particular, por ejemplo, un deportista puede ser proclive a situaciones de riesgo relacionadas con el deporte que practica, pero puede ser adverso a situaciones que impliquen asumir un riesgo en el componente económico, y como este tendríamos muchos ejemplos aplicados para cada individuo, de hecho, cuando surge la pregunta en el auditorio ¿Cuál es tu nivel de riesgo?, los participantes no tienen una respuesta concreta, en algunas situaciones, se enfocan en uno o dos componentes, pero no cuentan con una visión integral de su nivel de riesgo, pues al igual que en las organizaciones, los individuos como agentes económicos, cuentan con su propio nivel de riesgo, el cual es propio de cada uno de nosotros.

¿Cómo podemos aproximarnos para incorporar el enfoque de riesgo individual adecuadamente?, ante todo reconocer que estamos expuestos a situaciones de riesgo constantemente, concientizarse en que debemos darle un manejo adecuado y tener la responsabilidad para asumirlos, capitalizar las oportunidades que pueden derivarse de una exposición a riesgo y finalmente aprender la lección para no volver a pasar por lo mismo.

Incorporar el enfoque de riesgo a nivel personal significa, ANTICIPARSE, a tratar todas las situaciones que se presentan en nuestra vida en los diferentes componentes (físico, emocional, económico y espiritual), antes que se vuelvan problemas.

Ahora bien retomando los componentes que aplican a nivel individual, tenemos que el físico está influenciado por el estilo de vida, el medio ambiente, factores biológicos y condiciones asociadas al bienestar (salud, educación, vivienda, etc.), el componente espiritual corresponde a como actuamos en nuestro relacionamiento con otros y en general con la sociedad, es decir, si somos transparentes, éticos, y si obramos de manera correcta con todos aquellos con los que nos relacionamos en diferentes espacios, (trabajo, hogar, vecindario, entre otros), en cuanto al componente económico, este se visualiza a través de la salud financiera del individuo, dado que está íntimamente relacionado con el manejo eficiente de los recursos, pues al igual que las organizaciones, el individuo también puede afrontar situaciones complejas en el manejo de sus finanzas, bien sean generadas por decisiones propias o generadas por agentes externos, que a la postre minan sus recursos y pueden afectar drásticamente su salud financiera, por último tenemos el componente emocional, tal vez, uno de los más delicados y complejos, dado que como seres racionales, tenemos la potestad de darle un manejo adecuado a las emociones, no obstante, en algunas ocasiones, los individuos reaccionamos de manera inadecuada ante las situaciones que se desvían del curso natural, desembocando en estados de ira, tristeza, miedo, agresividad, sumisión, odio, terror, melancolía, que comprometen la salud emocional, impidiendo el poder disfrutar la vida y afrontar los obstáculos diarios, tomando decisiones y/o adaptándose a las condiciones cambiantes de la vida, sin comprometer la salud emocional, pues, cualquier desbalance en el manejo de las emociones, puede posteriormente manifestarse en el componente físico, vía interconexión de riesgos por componente, recordemos que, “el cuerpo responde a la manera como pensamos, sentimos y actuamos”, esto con frecuencia es lo que conocemos como conexión mente-cuerpo.

Es importante tener claridad, que cada individuo tiene un perfil de riesgo propio, y la forma en que le da manejo depende si y solo si de él y del contexto en el que se desenvuelve.

Bienvenidos, es hora de construir tu perfil de riesgo.

El lema es - QUIEN NO ADMINISTRA SUS PROPIOS RIESGOS, DIFÍCILMENTE LO HACE EN LAS ORGANIZACIONES.

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