13 minute read
Diseño en los espacios para vivir
Diseño en los espacios para vivir
«De la cuchara a la ciudad», frase atribuida a muchos y a nadie, sintetiza el pensamiento moderno y hace eco en Mendoza: todos los elementos que rodean a las personas admiten ser diseñados. Con sus adaptaciones y sus singularidades, la provincia cordillerana produce un cuerpo teórico e implementaciones que demuestran la relevancia de la formación arquitectónica en el desarrollo de objetos, artefactos y muebles.
La llegada al país de arquitectos extranjeros, como los italianos Enrico Tedeschi y Ernesto Lapadula, colabora con la penetración de teorías europeas contemporáneas. Su proliferación y la generación de redes profesionales ocurren fundamentalmente en las escuelas de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (uba), la Universidad Nacional del Litoral (unl), la Universidad Nacional de Tucumán (unt), la Universidad Nacional de Córdoba (unc) y la uncuyo, con sede en San Juan.
Empapados de un espíritu crítico y en búsqueda de respuestas a los problemas cotidianos, los nuevos estudiantes ponen el foco en asuntos como el urbanismo, la vivienda colectiva y la resolución de objetos de uso popular.
Parte de la responsabilidad la tienen educadores de la envergadura de Eduardo Sacriste. Desde la dirección de Arquitectura de la unt y con escritos como «Charlas a principiantes» (1961), este hacedor de una obra sin estridencias se consagra como un maestro y difusor de la especialidad, además de un indiscutido referente del modernismo criollo.
En la uba, la misión iniciada en la primera mitad del siglo por Wladimiro Acosta, promotor de las bases de la arquitectura social y del diseño industrial de mobiliario en Argentina, es continuada por profesores como Jannello desde la cátedra de Semiología Arquitectónica.
1. Marca para la fau, um (1964). Módulo gráfico basado en la morfología de la fachada del establecimiento. Diseño: Enrico Tedeschi. 2. Fachada exterior de la fau, um (1964). Edificio construido en base a módulos de hormigón prefabricados, unidos a través de terminaciones metálicas soldadas. El recinto institucional alberga a pioneros en docencia arquitectónica de Mendoza y del resto de Argentina. Paseo Emilio Descotte 750, Ciudad de Mendoza. Cálculo ingenieril: Diego Franciosi. Proyecto arquitectónico: Enrico Tedeschi.
En las universidades cordobesas, se incorporan a ellos figuras de amplio reconocimiento y prestancia docente, como Jaime Roca –pionero en la introducción del Movimiento Moderno en la provincia mediterránea–, Osvaldo Pons –destacado en el uso de tecnología aplicada a la arquitectura y, posteriormente, primer director de la carrera de Diseño Industrial en la unc– y José Ignacio Díaz –referente de la fusión entre la cultura ladrillera regional y los lineamientos formales de vanguardia–.
Pero Mendoza, pese a albergar un surtido elenco de arquitectos, sigue sin tener su escuela. No es hasta 1961, cuando por iniciativa de Tedeschi, Daniel Ramos Correas, Raúl Panelo Gelly y Justo Pedro Gascón, con el apoyo de Emilio Descotte, se instaura en la flamante Universidad de Mendoza (um) la primera Facultad de Arquitectura y Urbanismo (fau) provincial.
Se trata de una experiencia pedagógica disruptiva, encabezada hasta 1972 por Tedeschi en su rol de decano-organizador. La apuesta del italiano, consciente de la oportunidad que significa instituir el primer establecimiento de este tipo en la provincia, supone un cambio radical en la formación tradicional y atina a propalar una mentalidad reformista. Dicho de otra manera: busca poner fin a las influencias historicistas y las construcciones del tipo chalé californiano e ingresar de lleno a una arquitectura coherente con su tiempo y, en particular, con su geografía.
Para eso, nuclea a los personajes más influyentes de la escena local –muchos, miembros activos de la Sociedad de Arquitectos de Mendoza (sam)– en contacto con prestigiosos polos académicos nacionales. En la primera etapa son parte del equipo Gerardo y Carlos Andía, Juan Brugiavini, Raúl Bulgheroni, Luis Casnati, Arístides Cottini, Diego Franciosi, Miguel Giraud, Noemí Goytia, Daniel Moisset de Espanés, Aniceto Puig, Juan Carlos Rogé, por nombrar algunos.
El programa plasma un juicio totalizador de la disciplina que abarca las nociones macro y micro, la estructura, el equilibrio entre la función y la forma, el urbanismo y el mobiliario. Si bien no tienen la misma intensidad que las cátedras medulares, las materias de diseño de equipamiento ocupan una considerable extensión curricular. Los trabajos van desde crear una cuna hasta una biblioteca callejera con pabellones móviles. Docentes como Sacriste y Casnati le otorgan importancia al relevamiento y el análisis de elementos cotidianos, bajo el principio de que a partir del contacto con estos se aprehende un cúmulo de conceptos constructivos y detalles tecnológicoformales factibles de aplicar en escalas mayores. Otros, como Brugiavini y Franciosi, indagan las posibilidades estructurales y expresivas de materiales como el hierro y el hormigón armado.
El edificio que Tedeschi delinea para albergar la escuela privada es un legítimo manifiesto. Inaugurado en 1964 y encarado con la colaboración de los ingenieros Franciosi y Roberto Azzoni, se alza como un paradigma de transversalidad entre arquitectura, diseño y producción industrial. La idea arranca de una exoestructura, presente en sus dos fachadas principales, constituida por piezas prefabricadas de hormigón a la vista de la firma scac con las juntas metálicas soldadas.
Ninguna decisión es caprichosa: la retícula le da al conjunto flexibilidad para responder a los movimientos sísmicos, a su vez que permite filtrar la entrada de la luz solar.
3. Maqueta de la Casa Solar del lahv, iadiza (1978). Madera balsa y plástico. Construcción piloto para el estudio de la energía solar aplicada a la calefacción y la iluminación natural de un inmueble. Calle Juncal, barrio Parque Sur, Godoy Cruz. Dirección y proyecto arquitectónico: Enrico Tedeschi.
4. Chimenea y revestimientos en sala de estar de departamento (década del 60). Chapa estampada y módulos de hormigón premoldeado con terminación martelinado. Diseño y producción: Mario Vicente. 5. Revestimiento interior del Palacio Policial (1966). Módulos de hormigón premoldeado con terminación martelinado y motivos latinoamericanistas. Av. Manuel Belgrano y calle Virgen del Carmen de Cuyo, Ciudad de Mendoza. Proyecto arquitectónico: Raúl Panelo Gelly. Diseño y producción: Mario Vicente.
En la cara norte se ubica una galería semicubierta que regula la temperatura y propicia el paso del aire, fundamental para el clima desértico mendocino.
El esquema funcional se ordena en tres pisos y una planta baja, donde se ubican las oficinas. El núcleo húmedo y de circulación está situado en el centro, lo que ofrece dos aulas por nivel con ventilación cruzada norte-sur. Las vigas de hormigón que unen ambas mallas generan amplias luces y dan versatilidad e interconexión a los espacios de uso.
El bloque se integra con una plaza seca diseñada por Ramos Correas. Su configuración prevé la expansión sobre terrenos vecinos para completar el claustro e incorporar otras dos unidades académicas, proyectadas por Tedeschi tiempo después.
La visión estratégica de Tedeschi puede entenderse aun por fuera de su gestión en la fau, um. Como integrante de la Comisión Especial de Planeamiento Urbano y Código de Edificación de la Ciudad de Mendoza, redacta en 1961 el «Informe Tedeschi», un antecedente del Código de Edificación que rige desde la década del 70.
Del mismo modo, crea en 1973 el Laboratorio de Ambiente Humano y Vivienda (lahv) del Instituto Argentino de Investigación de Zonas Áridas (iadiza), dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Sus ensayos brindan aportes teóricos, metodológicos y tecnológicos a las problemáticas del hábitat, la energía y el entorno natural. Las acciones del laboratorio y sus investigaciones en pos de una arquitectura bioclimática regional son innovadoras para la época y un auténtico avance en el ámbito constructivo.
Su fundador impulsa en 1978 la primera casa solar del país, emplazada en la calle Juncal de Godoy Cruz. El ahorro en calefacción e iluminación de la «Estructura Experimental» es del 70% en relación al consumo promedio. Para lograrlo fusiona diferentes métodos, que van desde las usuales premisas de orientación del inmueble, la elección de materiales aislantes y la utilización de ventanas de doble vidrio para ganancia directa de energía hasta la instalación de mecanismos más complejos, como colectores de agua y muros de captación solar Trombe-Michel.
En el área de edificación pública y habitacional es nutrido el elenco de profesionales que maneja con destreza los diferentes niveles de diseño y de resolución de los detalles. En numerosas ocasiones, la fórmula resulta de sociedades temporales entre arquitectos y personas de oficio. Así es como Brugiavini, Casnati y Panelo Gelly acuden a artistas plásticos de la talla de Mario Vicente y Luis Quesada para ejecutar o enriquecer sus propuestas.
Al respecto, es preciso señalar la heterogeneidad productiva de Vicente, graduado en los años 40 como profesor de Decoración, Dibujo y Grabado en la apba e integrante del Club del Grabado junto a Carlos Alonso, José Bermúdez, Quesada y otros. Con los dos últimos concreta los murales de la Casa de Gobierno y la Galería Tonsa, ambos hechos con la técnica de cemento martelinado, desarrollada por el propio artista, un aporte esencial a la práctica muralista.
Becado por el gobierno provincial, viaja a Perú y a México a mediados de los años 60 para especializarse en las expresiones estéticas de los pueblos americanos. Ya en su Mendoza natal, e influenciado por la cultura precolombina, realiza innumerables
trabajos en metal, especialmente en chapa batida. Con este procedimiento diseña alrededor de 150 chimeneas en residencias particulares, revestimientos de columnas y murales en sitios públicos, puertas de mausoleos y hasta adornos y trofeos.
Un caso ejemplar es el edificio Stabio (c. 1965-1969), de Panelo Gelly. El arquitecto, de trayectoria ecléctica, suele incorporar a sus proyectos guardas, muros u otros elementos realizados por Vicente. En el inmueble de la calle Boulogne Sur Mer de la Ciudad de Mendoza, la decoración está resuelta íntegramente en cobre: las columnas del ingreso con trabajos sobre una matriz, el aplique luminoso –con la anexión de vidrio– basado en un sol azteca y las chimeneas de cada uno de los pisos.
Vicente perfecciona el tratamiento de vidrio soplado aprendido durante su recorrido continental y lo emplea en vitrales de grandes dimensiones, lámparas y bloques de vidrio para bancos, iglesias y casas. Prueba, incluso, la fusión con otros materiales, como la adición de vidrio soplado dentro de bloques hexagonales de cemento martelinado, fabricados para la Casa Hisa (década del 70) de Tunuyán.
Su habilidad en el diseño de baldosas combinables de cemento premoldeado prevalece en obras públicas de jerarquía. El Palacio Policial (1966) y el Colegio Universitario Central (1967) son algunas. En la primera, de impronta brutalista y atención a la eficiencia energética, Panelo Gelly las usa como envolvente interior. En la segunda, concebida por Brugiavini, se lucen en su extensa fachada principal. En ambos casos, con pocos elementos seriados genera un sinfín de motivos distinguidos por las tramas, las figuras zoomorfas y las reminiscencias indígenas.
En la esfera residencial, Gerardo Andía continúa en este período con su fecunda producción. Una de las particularidades de su trabajo está en la capacidad manifiesta para el diseño total. Sus croquis nunca se encuentran despojados de mobiliario, al contrario: son los muebles, los artefactos y los jardines los que terminan de darle forma a sus espacios organicistas de corte wrightiano pero de raigambre local. En sus obras, dominadas por el uso de volúmenes puros y la superposición de planos, vincula el interior y el exterior con el juego de texturas y de transparencias. Para lograrlo aprovecha los materiales de la región, como la piedra y la madera, algo frecuente en la escena urbana durante los 60. Además de las viviendas, también aplica sus saberes prácticos en la ambientación de tiendas comerciales, entre las que sobresalen las disquerías Luminton de la Galería Tonsa y del Pasaje San Martín de la Ciudad de Mendoza, para las que diseña equipamiento y pinta un mural abstracto.
Brugiavini, influenciado por las condiciones ambientales de su geografía, explora las variables de las estructuras antisísmicas y de los parasoles de hormigón para el control térmico y solar. En sus pruebas traslada los conocimientos absorbidos en el Laboratorio de Ensayo de Estructuras sobre Modelos del Politécnico de Milán, al que asiste por una beca del gobierno italiano luego de recibirse en la uncuyo. Asimismo, y al igual que Díaz en Córdoba, el autor de la Escuela Martín Zapata (1962-1964) y del complejo del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Cricyt, 1976-1977) posee una vasta trayectoria en la experimentación con el ladrillo. Mediante diversos cribados y trabas de mampuesto, resuelve tanto la arquitectura general como parte del mobiliario fijo.
6. Croquis del local comercial Luminton (década del 60). La propuesta contempla la escalera, las barandas, la luminaria, el sistema de exhibición, las alfombras y la cartelería, entre otros elementos. Calle San Martín, Ciudad de Mendoza. Diseño interior y de equipamiento: Gerardo Andía.
7-8. Comedor de la Casa Cosarinsky/ Stradella (década del 60). La vivienda proyectada para Gregorio Cosarinsky es adquirida en 1967 por Ana Constanza Bianchi y Aurelio Stradella, quienes solicitan la remodelación y el equipamiento. La mesa y las sillas, de línea organicista, tienen tallas e incrustaciones de metal trabajado con ácido. Calles Montecaseros y Alvear, San Rafael. Proyecto arquitectónico y diseño de mobiliario: Luis Casnati. Arte aplicado: Luis Quesada.
Por último, la tarea que emprende el binomio Casnati-Quesada, regida por la interdisciplinariedad, es cardinal para entender la recreación local del diseño moderno.
Casnati proyecta sus primeras obras en San Rafael, adonde llega después de graduarse en 1952 de la unc. A fines de la década del 50, al asumir como Director de Arquitectura y Urbanismo de Mendoza, se asienta en la capital provincial y, años más tarde, su amistad con Tedeschi lo hace partícipe esencial del armado y la consolidación de la fau, um.
De su prolongada labor en unidades residenciales de la Ciudad de Mendoza, Godoy Cruz, Guaymallén y Luján de Cuyo, se destacan la del escritor Antonio Di Benedetto, la de Quesada y las encargadas por las familias Giraldi, Módica y Stradella. Arriba, en estas, a contribuciones tipológicas significativas, respaldado por un estudio meticuloso de las proporciones espaciales y una destreza técnica inigualable.
Su propia vivienda, construida a mediados de los años 60, contiene muchos de los elementos que lo caracterizan: techos abovedados, paredes de piedra y de ladrillo blanqueado, pisos de gres y entablonado, aberturas de medio punto y articulación funcional. La ubicación en el centro del lote posibilita vistas privilegiadas a la vegetación que la rodea, con tilos, abedules, abetos, cipreses y pinos sobre un resistente manto de chipica (pasto cuyano).
«Es un casa de aire campesino, ni antigua ni moderna, concebida con el voluntario propósito de que su sello formal parezca evadido en el tiempo. Tal vez por esta resistencia de dejarse tentar en coqueteos esteticistas, y por cierto ascético lirismo que el arquitecto cree ver emanar como hijo de esa severidad y ese rigor, sería acreedora a alguna de las categorías de la aceptación o el respeto», dice Casnati en su memoria descriptiva, publicada en 1976 en la revista Summa n.º99.
Como en casi todas sus obras, el también poeta y productor cinematográfico se ocupa de cada detalle: puertas, ventanas, rejas, cercos, divisores, chimeneas, aparadores, mesas y asientos. La innovación estructural y el manejo creativo de los materiales se propaga a los muebles y los objetos: de metal y madera; con mármol, cerámicas y textiles rústicos; empotrados y autoportantes.
El vínculo estrecho que mantiene con Quesada se funde en lo laboral. Generalmente el artista plástico colabora en las terminaciones de talla en madera, marquetería metálica, chapa batida, microfundición, vitrales, entre otras técnicas manejadas con virtuosismo.
La obra del grabador, escultor y pintor atraviesa una fenomenal cantidad de objetos, todos signados por su calidad artesanal. Además de su intervención en componentes para arquitectura, produce elementos utilitarios de menor tamaño y joyería. En sus diseños recurre a una abstracción de geometría blanda y a formas de evocación precolombina a las que llama «horquillos». Con refinamiento, refuerza el valor intrínseco de materiales rústicos como la madera y las piedras de canto rodado, a los que combina con plata, bronce, cobre o alpaca. Sus collares, dijes y anillos se comercializan en la sede porteña de la firma francesa Christian Dior, por intermedio de la diseñadora de moda vienesa Fridl Loos. Entre 1962 y 1986, crea más de 1500 piezas exclusivas.