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Periodismo social
al cubrir hechos que involucran a vecinos de la ciudad, si no tiene cuidado (y aun así muchas veces) son sancionados. Esta sanción suele llegar a través de las redes o en mensajes privados, y fundamentalmente es un reclamo porque se publicó información con algún error o con detalles considerados insuficientes. A veces el reclamo puede hacerse cara a cara en cualquier momento.
Esto difícilmente sucede en medios de ciudades muy pobladas o cuando el periodista trabaja para una empresa que responde por los contenidos publicados.
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Periodismo social
Alicia Cytrynblum (2004) define al Periodismo Social como un “periodismo que asume su papel como protagonista de los procesos sociales y reflexiona sobre su responsabilidad en los mismos”. Su objetivo principal, sostiene, es “que la comunicación sirva para generar un mejor diálogo entre los distintos actores de la sociedad”.
Para lograrlo, la autora sostiene que los principales instrumentos son: 1) Colocar al eje social en igualdad de importancia con el tándem político-económico; 2) Brindar una visión más abarcativa de la sociedad con la incorporación de nuevas fuentes; 3) Investigar la búsqueda de soluciones; y 4) generar perspectiva de derechos.
También afirma que el periodista social “se siente, ante todo, un ciudadano comprometido con la realidad de su país y, como tal, un actor social de peso. De modo que se sustrae de la idea de que el periodista es un testigo objetivo de la profesión”. El periodista que asume este nuevo desafío, sostiene, busca reducir el margen de subjetividad con la suma de nuevas fuentes que tiendan a un mayor pluralismo informativo y, por ende, a devolver un mapa más completo de la realidad al público.
El periodismo social nace en los años 90, con el encumbramiento del neoliberalismo (antes impulsado por la dictadura militar de 1976-1983). Fue en esa década que irrumpe el llamado Tercer Sector (conformado por organizaciones sociales e instituciones de la sociedad civil) que buscó mitigar las inequidades profundizadas por las políticas del estado y el fundamentalismo de mercado.
Cytrynblum indica que en ese contexto, la dinámica social se hizo más compleja y surgieron otras voces que el periodismo debía considerar. Al respecto, Cytrynblum afirma “En los últimos años se sumaron nuevos actores sociales (asambleas vecinales, ONG,
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organizaciones piqueteras, fábricas recuperadas, entre otros) y los periodistas no siempre sabemos cómo incorporarlos en las notas o por falta de conocimiento no les damos el tratamiento necesario”.
La autora advierte el riesgo de que el periodismo quede alejado de sus lectores y rezagado respecto a los procesos sociales. Las organizaciones no gubernamentales o ONG´s (hoy llamadas organizaciones de la sociedad civil, OSC´s) son voluntarias y tratan temas de interés público, como son la educación, el desarrollo social, la cultura, la salud y el medioambiente, entre otros.
Se trata de fuentes de información vitales para un medio local, no solo porque por su permanente actividad son una permanente usina de novedades, sino porque además son entidades de bien público que conforman la red de organizaciones sociales, trabajan en atender las necesidades de los que menos recursos tienen, en defender los derechos de alguna minoría, en la incorporación de nuevos temas al debate social, promover el empleo, recuperar o sostener alguna tradición cultural, etc.
Al amplificar la voz de las organizaciones de la sociedad civil, el medio está interviniendo socialmente y promoviendo un diálogo más rico y plural.
Cytrynblum explica que el fortalecimiento democrático (incluso de las instituciones) depende de la firmeza con la que el tercer sector medie entre el Estado y el mercado en favor de los derechos sociales. Para lograrlo, la autora afirma que el trabajo de los comunicadores es fundamental, e indica que el desafío es “revalorizar la acción social”, confrontando permanentemente a los actores de la política y la economía con los actores sociales. Para Cytrynblum “(…) el periodismo social busca devolver una visión más amplia que ayude a la construcción de una sociedad más inclusiva”.
Esta mirada social del periodismo propuesta por Cytrynblum puede ser enriquecida con otros actores que no pertenecen al tercer sector propiamente dicho, pero enriquecen el abordaje de la realidad y el debate social del mismo modo, como son los actores individuales (damnificados por alguna problemática puntual, emprendedores sociales, profesionales investigadores e intelectuales, artistas, artesanos y pequeños comerciantes, etc) que pueden aportar miradas diferentes sobre la actualidad o sobre un hecho particular.
Por último, retornamos a Cytrynblum para distinguir cuatro aspectos del periodismo social que la autora considera innovadores y que son plausibles de aplicar en nuestro producto: 1)
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