4 minute read
Periodismo participativo
La presentación del problema con posibles soluciones, 2) la información complementada con recursos educativos y de capacitación, 3) la información complementada con servicios y 4) la incorporación de nuevas fuentes.
De este modo, la propuesta de la autora es un periodismo que no se queda solo en la denuncia de los problemas, sino que investiga qué respuestas, salidas o soluciones han sido propuestas desde espacios científicos o sociales, locales o foráneos, para incluirlos dentro del abordaje.
Advertisement
Que el artículo incorpore información con recursos educativos y capacitación, implica no solo brindar datos, sino contribuir a la aprehensión de un conocimiento susceptible de ser apropiado y utilizado por los públicos en pos del ejercicio de sus derechos. Al respecto, la autora sostiene que “si un artículo se refiere a una nueva temática es muy probable que más de la mitad de los lectores no sepan exactamente de qué se está hablando. Por esa razón se recomienda la inclusión de un recuadro con una definición, que se introduzcan en la nota las herramientas, etcétera”.
Cytrynblum también propone que el abordaje de los temas incluya información de servicio que contribuya con la participación, “información de servicio e información para la acción”. Cómo acceder a las fuentes, o cómo sumarse a las causas que conmueven a sus receptores: “En cada nota brinda los datos para que el lector se comunique directamente o amplíe información adicional en Internet o por medio de bibliografía”, sugiere.
Finalmente, la autora rescata la necesidad de incluir fuentes diferentes a las tradicionales, de modo que se promueva la pluralidad de voces y la equidad en sus tratamientos.
Periodismo participativo
La capacidad de interacción con los contenidos que las nuevas tecnologías (fundamentalmente internet) le brindan a los públicos ha llegado a un punto sin precedentes en la historia del periodismo. Los “lectores” (hoy mucho más que eso) ya no solo son receptores de la información, ni meros comentaristas de los mismos, sino que pueden crear sus propios contenidos, elaborar análisis y opiniones, compartir informaciones y testimonios en textos, audios o videos y publicarlos en internet, gracias a la facilidad con la que se pueden crear sitios sencillos de bitácoras personales, popularmente conocidos como “blogs”.
25
En su artículo, “Periodismo digital: 25 años de investigación. Artículo de revisión”, Ramón Salaverría (2019) sostiene que el llamado “periodismo ciudadano” surgió a mediados de la década de 2000, acompañado por vaticinios de desaparición del periodismo profesional. El autor sostiene que el concepto de “periodismo ciudadano”, popularizado en esos años, se presentaba como una supuesta alternativa al periodismo producido por profesionales. Se pensaba que los medios de comunicación producidos por profesionales y gestionados por compañías tenían los días contados frente al empuje de los contenidos compartidos por ciudadanos corrientes. Pero muchos estudios confirmaron que las nuevas formas participativas de producir contenido informativo constituían más un complemento para los medios que su sustituto.
En definitiva, estas innovaciones tecnológicas fueron asimiladas por los medios periodísticos profesionales en sus rutinas cotidianas. “Los medios digitales fueron incorporando blogs, abrieron espacios para los comentarios de sus lectores y, en general, multiplicaron las formas de participación y contribución informativa por parte de la audiencia, dando pie a una tendencia que se bautizó como crowdsourcing”, sostiene Salaverría (2019).
Si bien hubo experiencias de medios dedicados a publicar información producida por ciudadanos, Salaverría sostiene que “el periodismo ciudadano se demostró pronto una simple moda y, como tal, no tardó en declinar”. Pero resaltó que “algunos de sus rasgos esenciales sobrevivieron”.
Si bien se comprobó que las audiencias activas no iban a causar un derrumbe y sustitución inmediata de los medios, sí que habían desencadenado una transformación soterrada y sin retorno en el modo en el que los medios se relacionaban con el público. Este ya no estaba constituido por meros destinatarios pasivos, sino por interlocutores activos. Había nacido un ´periodismo participativo´, también etiquetado como colaborativo”, indica Salaverría, citando a otros autores.
A diferencia de la idea original de periodismo ciudadano (periodismo hecho por personas no periodistas), el periodismo participativo propone un mayor protagonismo de los públicos en la producción y difusión de las notas, pero con un acompañamiento y curaduría por parte del periodista profesional, que chequea la información, la contextualiza, la organiza y la brinda al público a través de canales que ya cuentan con su confianza.
26
Si la tarea del periodista ya dejó de ser la del gatekeeper dueño de los contactos y las fuentes que le permiten acceder a la información, y las novedades hoy brotan y se desbordan a través de múltiples canales y redes sociales; el rol del periodista hoy es más el de un profesional de la información, capaz de chequear y diferenciar lo verdadero de lo falso o lo engañoso.
En tiempos donde la tecnología permite que el emisor sea cualquiera, e incluso un anónimo escondido detrás de una identidad personal o institucional falsa, este rol periodístico es de suma importancia y vigencia para la sociedad.
27