PORTFOLIO Inés Platini
Inés Platini
2018
ENTRE LIBERTADES Y CONDENAS Perfil redactado para el final de la materia Seminario-Taller Integración I
ENTRE LIBERTADES Y CONDENAS
El destino la llevó a estudiar abogacía. El destino la llevó a defender los derechos de las mujeres. El destino la llevó a ser jueza de primera instancia. La vida la convirtió en una mujer que, a pesar de las difíciles experiencias que atravesó, nunca bajó los brazos. La vida la convirtió en Cristina Beatriz Fortunato. Es una cálida mañana de domingo. Todavía no hay mucho movimiento en las calles rafaelinas. Parece un verano europeo, hace veinte grados en pleno diciembre. En una de las calles perpendiculares al Boulevard Santa Fe, hay una puerta antigua, pintada de blanco, con rejas negras, separada de la vereda de baldosas rojas por solo dos escalones de mármol. A la izquierda de la entrada, hay un timbre que no funciona, por lo que se debe golpear una aldaba que simula ser de oro, para ser atendido por la dueña de la casa. Una mujer entusiasmada abre la puerta. Saluda con fervor y dice “pasá” al mismo tiempo que se hace a un costado. Un pequeño pasillo con una puerta cerrada a cada lado, y al final, la sala principal. Es una casa con un estilo tradicional, quizá de principios del siglo
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pasado. Predominan mucho las tonalidades opacas aunque, las paredes del living tienen un tono alegre, naranja y blanco. Luego procede a sentarse en un sillón individual cubierto por una manta clara tejida, que si bien se camufla con la pared pálida, hace contraste con los muebles de madera oscura. Llama a sus tres perros caniches por el nombre de Teresita, Rita y Ramón, a sentarse en el sofá de tres plazas situado frente a ella, separados por una pequeña mesa ratona. Los contempla con adoración por unos minutos, y seguidamente comienza a hablar. De sangre santafesina pero radicada en Rafaela hace exactamente 28 años, Cristina lleva una vida marcada por la libertad y la prisión desde pequeña. En la región es conocida como la Doctora Fortunato, jueza penal de primera instancia. Sin embargo, la abogacía es solo una parte de su admirable historia, de todo lo que transitó, con paciencia y perseverancia, para por fin sentirse preparada para su cargo actual. Ama Rafaela pero no tanto como la capital de la provincia. Porque allí nació. Porque allí se conocieron sus padres. Porque allí vivió. Porque sigue yendo al puente colgante y se le hace un nudo en la garganta. Porque sigue yendo a la costanera, el lugar donde pescaba su papá. Es poseedora de una vida familiar muy rica, rara y llena de vacíos. Por un lado su padre, fue abandonado por su mamá cuando era chico. Una artista de circo alemana, que dejó a sus dos hijos a cargo de su novio en aquel momento y nunca más volvió. Ni tampoco aparece en la partida de matrimonio de él. Por el otro lado
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su madre, descubrió a los cuarenta años que quien creía que era su papá biológico, nunca lo fue. En realidad era hija de Juan Hernández, el ginecólogo de su mamá, quien unos años más tarde fue el partero de ella. De su hija teniendo a sus nietas. Y ella nunca lo supo, hasta ese momento. Cuando tenía tres años y su hermana Graciela cuatro, su joven padre de 33 murió por un cáncer de pulmón. A pesar de eso, fueron criadas por su madre, quien tuvo que asumir ambos roles. Pero a los seis años, su mamá comenzó a salir con un hombre y él se mudó con ellas, a su casa. La experiencia no fue del todo buena. Por lo que Cristina, luego de su divorcio, nunca la repitió con sus hijos, ni la hubiera repetido. Con cierto rencor, aún se refiere a él como su padrastro. En 1974, debieron irse a vivir a Gualeguaychú, la tercera ciudad más poblada de la provincia de Entre Ríos, a 321 kilómetros de Santa Fe. Tuvieron que trasladarse por el trabajo del padrastro. Él era ingeniero y debía trabajar en unos caminos de Fray Bentos. Se mudaron a una hermosa casa sobre la avenida principal, 25 de Mayo. La misma tenía un balcón desde el cual se podían ver pasar las carrozas durante la época de carnaval. En 1974, Isabel Martínez de Perón emitió un decreto habilitando a las fuerzas armadas y gendarmería para que aplacaran e intervinieran en la guerrilla. Le habilitó a los militares a estar en la ciudad.
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Una tarde, ella con tan solo diez años volvía, junto a su hermana, de clase de inglés, cuando vieron dos militares, cada uno con un fal, fuera de su casa. Su madre llorando destruída como el interior de la vivienda. Allanaron su hogar, extrajeron los veinte mil libros que tenían, levantaron el parqué y se llevaron detenido a la pareja de su mamá. Al parecer, el chofer de la empresa constructora era montonero activo, y el padrastro había estado afiliado al Partido Comunista en su pasado, motivo suficiente para arrestarlo. Lo mantuvieron en cautiverio tres años en Concepción del Uruguay, a 73 kilómetros de Gualeguaychú. Por lo que cuando iban a visitarlo debían quedarse a dormir allí, en la sala familiar. Con tan solo diez años. - Yo pienso cómo la vida te va poniendo en los lugares, porque ahora me dedico a eso y toda la vida estuve rodeada de eso. Nunca hubiera podido estudiar otra cosa. El padrastro aún seguía encarcelado cuando tuvieron que volver a Santa Fe, ya que no tenían suficiente plata para permanecer en la ciudad entrerriana. Unos años más tarde, se comprobó que él era inocente y lo liberaron con muchos problemas de salud y algunos en la vista debido al encierro. Regresó a vivir con ellas y comenzó a vender libros, ya que debido a su condición no podía volver a dedicarse a su antigua profesión. Desde chica, el principal mandato materno fue siempre estudiar. Hicieron diez mudanzas, cambiaron cinco veces de escuela prima-
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ria y era importante que la casa quede cerca de la misma. Hasta que pudieron comprar una propia. A pesar de no tener una buena posición económica, iban a clases de inglés y arte. Al mediodía, al retornar del colegio, Cristina se encargaba de hacer la comida y Graciela de lavar los platos. A la una de la tarde, se dirigían a la esquina a esperar a su madre que llegaba de trabajar. Al terminar la secundaria, inició sus estudios de abogacía en la Universidad Nacional del Litoral, ubicada en la ciudad de Santa Fe, y por las mañanas trabajaba en una escribanía. En su casa no tenían teléfono, así que cada vez que rendía acudía a un locutorio cerca de la facultad y llamaba a su vecina para que le avise a su mamá si había rendido bien o mal. En 1986, a los 23 años, faltandole solamente una materia para recibirse, su mamá muere de un infarto. En el silencio de la mañana, amplificado por el alto techo de la casa, Cristina se queda mirando un punto fijo. Su voz se agudiza, y duda al retomar la conversación. - En diez minutos mi reducido universo se destrozó. Pareciera que hubieran sabido, sin siquiera sospecharlo, lo que iba a ocurrir. La última materia que su mamá la vio aprobar fue derecho internacional privado. Una asignatura con la que se podía considerar recibida. Ese día se abrazaron e hicieron un asado en celebración en su casa. Un mes después de la pérdida, concluyó la carrera de abogacía. En medio del dolor, decidió casarse con una pareja que tenía hacía cinco años. Tuvieron su primer hija, Angi.
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Él era Licenciado en Comunicación y trabajaba en el Banco de Crédito Comercial. Hasta que un día, en su departamento ubicado en barrio Las Flores, recibieron la visita de Alberto Valsagna con una propuesta. Este hombre, había comprado la Empresa de válvulas, EDIVAL, en Rafaela. Les ofreció irse a vivir a la pequeña ciudad donde él les proporcionaría una casa, en un complejo de viviendas de la fábrica, y trabajo para él. Si Cristina aún hubiera tenido a su mamá en Santa Fe, quizá lo pensaba dos veces, pero ya no era así. Con Angi, de un año y medio, y su título, aún sin uso, se mudó. Una vez más. Sus deseos de empezar a trabajar eran cada vez más grandes. Tal así, que apenas llegó rindió un concurso para trabajar en tribunales. Fue un viernes cuando nació su segundo hijo, Nacho. Y fue el lunes siguiente cuando la llamaron para hacer un reemplazo a Ángela Capitanio. Como consecuencia de haber dado a luz hacía apenas tres días, le concedieron una semana libre antes de incorporarse. Con su hijo recién nacido, inició como subrogante en certificación de firmas. Un puesto totalmente ajeno a su profesión, donde lo único que debía hacer era recortar y pegar estampillas. Tiempo después, en 1995, la historia se repitió. Se divorció del papá de sus hijos y él retornó a vivir a Santa Fe. Al igual que su mamá, tuvo que criar a Angi, Nacho y Marcos sola. Ese mismo año lo detuvieron por realizar compraventa de cereales en negro. Lo acusaron por evasión impositiva calificada y asociación ilícita. Estuvo en la cárcel tres años, como su padrastro.
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A las 11:36 se levanta del sillón y se acerca a la puerta que tiene salida al patio para dejar pasar a sus perros. Se pregunta cómo sería su vida sin ellos, quienes la esperan ansiosos cada mediodía cuando regresa de trabajar. Una vida llena de anécdotas, buenas y malas. Recuerda una de cuando trabajó como secretaria en el juzgado de instrucción, donde se investigan delitos graves, donde eligió lo penal. Eran las cuatro de la mañana de un diez de enero de 1997, cuando recibió una llamada a su teléfono fijo. Era la policía informandole que hubo un homicidio en barrio Barranquitas, el más conflictivo de la ciudad en ese entonces, y necesitaban que ella acuda para poder examinar la escena. - Me llamaron y me dijeron: “Doctora tenemos un homicidio”, a lo que respondí: “No, llueve”, y corté. Al segundo me di cuenta de lo que había hecho. Deben haber pensado que estaba loca. Enseguida, volví a llamar y me excusé diciendo que estaba medio dormida, que me pasaran a buscar. Aún recuerda lo que tenía puesto. Un vestido de verano color verde agua y unas sandalias. Un conjunto desacertado para la ocasión y el clima. Cuando llegó al lugar del hecho, ya estaban todos esperándola. Ella era la única mujer entre tantos hombres. Observó el piso y distinguió un cuerpo que yacía sin vida. Había sido apuñalado.
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Era la primera vez que veía algo así. Se dijo a sí misma que esa situación debía ser normal para ella. No podía mostrar ni un poco de debilidad, ni un poco de feminidad. Tomó aire e intentó decir, lo más natural que pudo, que lo den vuelta. Luego, pidió que se haga la autopsia y que investigarán el sitio. Volvió a su casa temblando y embarrada, y fue corriendo a ver a sus hijos, la mayor de seis años, que se habían quedado solos. No tenía otra opción. Hubo otro caso, pero en este no pudo contener las lágrimas. Ocurrió en la ciudad de Frontera, a 87 kilómetros de Rafaela. Un bebé de ocho meses, sus hermanos y su mamá, habían sido acuchillados por un asesino de 16 años. La Doctora Fortunato entró a la casa y los vio colgados de la pared. Muchas veces intentaba mantener la compostura en el trabajo, pero esa vez simplemente no pudo. Y algunos de los policías tampoco. Porque además, en lo único que podía pensar era en volver y estar con sus hijos. Y acababa de ver niños muertos. Años más tarde, en 2014, asistió a rendir el concurso para su cargo actual. Fue la única mujer que se presentó y lo ganó, con una nota de ocho. Una función merecida por su compleja vida personal, que la preparó sin saber, sin querer, para ese momento. No todos los jueces han pasado por esas experiencias, que no fueron fáciles, y le brindaron las herramientas suficientes para responder por qué toma determinadas decisiones. Todos sus trabajos se los puso en la piel y los llevó en la espalda. Más que nada a su ocupación como fiscal, un puesto que amó, defendió y lloró.
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La jueza afirma que el sistema judicial es un mundo muy machista. Dos sucesos actuales como el de Nahir Galarza y Lucía Pérez, son claros ejemplos de su afirmación. En ambos juicios se observó una notable desigualdad respecto al rol del hombre y la mujer. Los modos en que se resolvieron los casos fueron totalmente diferentes. En el caso de Pérez, no solamente se destrozó a la víctima, sino que eso, a su vez, fue motivo suficiente para resolver que no se cometió un delito. Y en el caso de Galarza, la vida de la víctima, de sexo masculino, ni siquiera fue motivo de vacilación para los jueces. - Es determinante la visión que tengamos. Un dictamen fue rápido y sin cuestionar a la víctima, y el otro duró dos años, y únicamente se cuestionó a la víctima. Podés probar científicamente que no hubo abuso, pero no es necesario usar la historia de la difunta para provocar una duda. Esa es una forma machista de juzgar. Todos sus compañeros son jueces varones. De toda la zona oeste es la única mujer que ejerce el cargo de jueza penal. Día a día tiene que batallar con la cuestión de género, porque todos los casos de abuso y violencia familiar, son tomados por hombres que les falta kilómetros en cuanto a quitar ese machismo del medio. Entonces siguen minimizando estas cuestiones. Si una mujer deja a una persona en libertad, la nota en el diario es mucho más grande que si lo hubiera hecho un hombre. Algunos medios de la ciudad, suelen aplicar este tipo de diferencias. Tergiversan la
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información con el fin de brindarle al público lo que quiere escuchar. Suelen criticar en exceso a los jueces, quienes aplican la ley, en vez de sentenciar al sistema judicial, que son los que permiten hacer eso. Cristina es una gran defensora de los derechos de las mujeres, del colectivo feminista. Y a su vez, de las personas más vulnerables, quienes no se criaron en el mejor contexto social. A veces, es bueno ver que ,de vez en cuando, hay una persona con semejantes valores ejerciendo esa función. Una persona que se pone en el lugar del otro, de los que menos voz tienen en nuestra sociedad. - Sobre la despenalización del aborto, ¿qué opinás? - Estoy de acuerdo por supuesto. ¿Cómo yo, una persona de la justicia, no voy a estar de acuerdo en que se legalice, una cuestión que es una costumbre y una conducta que toman las mujeres desde toda la vida? - Es paradójico, que del otro lado digan “salvemos las dos vidas”, cuando en realidad no están salvando ninguna. - No lo puedo ni siquiera tomar en cuenta. Nadie puede meter en tu cabeza que no lo hagas, porque lo vas a hacer igual, ¿y te vas a morir por eso? No te tenes que morir por eso.
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- ¿Viste morirse mujeres por esto en tu juzgado? Su mirada se llena de irritación y otro silencio se apodera de la habitación. - Un montón. Y ya estaban muertas. Porque se metieron perejil, porque se metieron una aguja de tejer, porque fueron de alguien que les cobró por hacerlo y no sabía. Y ya estaban muertas. Cristina es una persona con muchas aspiraciones. A sus 54 años, siente que le queda demasiado para dar. Quizás en un futuro se dedique a la política. Aún tiene un largo camino por recorrer y en ese tiempo anhela poder cambiar cosas en la justicia, lograr que no haya desigualdad respecto a la cantidad de hombres y mujeres que trabajan en el poder judicial, con el fin de que haya equidad de condiciones a la hora de resolver casos. - Si me preguntarías: “¿te querrías jubilar mañana?”, te diria que no, absolutamente que no.
2018
UN TALENTO OCULTO TRAS LAS SIERRAS Entrevista en profundidad redactada para la materia Seminario - Taller Integraciรณn I
UN TALENTO OCULTO TRAS LAS SIERRAS
“El puerto” Julio Storero
Todo sucedió un poco casual: mientras mi familia observaba fascinada cada detalle del último cuadro que nos hizo, yo lo entrevistaba en el fondo del living mientras admiraba una de sus primeras obras donde se veía un cementerio de París. Julio “Tato” Storero, un hombre de pocas palabras pero muy inquieto, es un artista rafaelino que creó una nueva forma de hacer arte con recortes de diarios, libros y revistas. En su adolescencia realizaba cuadros con “pinturas y cosas convencionales”, como él lo llama, pero un día de 2006 se aburrió de esa técnica habitual y comenzó a hacer microcollage sobre tela y se dio cuenta de que tenía muchas más posibilidades de las que él creía.
UN TALENTO OCULTO TRAS LAS SIERRAS
El proceso consiste en empapelar un cuadro de lienzo con papel de diario, luego dibujar encima con lápiz o café lo que quiere hacer, y por último, pegar recortes de diarios, revistas y libros que encuentra, sobre ese boceto, lo cual cubre con barniz una vez que está terminado. A veces deja los diarios al sol un par de días para que tomen un color amarillento y le den una sensación de calidez al dibujo. Sus diseños los hace con imágenes que encuentra en internet y le llaman la atención. Por último, firma sus cuadros formando su apellido con letras recortadas de revistas, y el año en que lo hizo al final. Sus primeros cuadros los hizo en su ciudad natal, Rafaela (Santa Fe), y los últimos en Villa Dolores (Córdoba) donde vive actualmente con su pareja. Al principio, le llevó varios meses lograr lo que “tenía en mente porque no estaba seguro de como hacerlo”, pero con los siguientes ya se sentía más confiado sobre la técnica, y al último lo elaboró sólo en tres meses. Normalmente los hace por encargue en el living de su casa. No tiene intenciones de publicarlos en ningún lado o hacerse famoso, porque además “para hacer una producción necesitaría seis años” y no es lo que a él le interesa. En 2007, uno de sus cuadros fue elegido en un concurso entre otras 263 obras enviadas de diversas provincias de Argentina, para obtener el premio “Fondo Nacional de las Artes”. Este retrato muestra un puerto donde predomina el color azúl.
UN TALENTO OCULTO TRAS LAS SIERRAS
Este último tiempo, la hija de su pareja, quien se dedica a la fotografía, estuvo intentando convencerlo de armar un catálogo de sus obras, y con ellas hacer una exposición para que más personas conozcan de su técnica. Tato es uno más de esos talentosos artistas que prefieren permanecer en la oscuridad del anonimato en vez de salir a la luz y permitirle al mundo disfrutar de su arte.
2019
EL VIAJERO DE LA ETERNIDAD Ensayo sobre la historieta argentina “El Eternauta” realizada en la materia Seminario - Taller Integración II
EL VIAJERO DE LA ETERNIDAD
La primera vez que nevó en la ciudad de Buenos Aires fue el 22 de junio de 1918. La segunda, durante el invierno del año 1963 en las páginas de la historieta El eternauta, creada por el guionista Héctor Germán Oesterheld. De por sí, no es habitual ver nieve en la capital argentina, sin embargo, nunca una como esa: la nieve de la muerte. En 1957, se publicó la primera versión de la historieta en la revista Hora Cero Semanal, acompañada con dibujos originales de Francisco Solano López. La misma, inicia en la casa del dibujante en el año 1959, cuando un hombre apareció sentado en una silla frente a él, “como un fantasma”. El extraño se presentó a sí mismo como el Eternauta, para explicar su “condición de navegante del tiempo”. Así, luego de algunas aclaraciones, se aventuró a narrarle su historia, la cual tuvo lugar en el futuro, un frío invierno de 1963.
EL VIAJERO DE LA ETERNIDAD
El relato comenzó en su casa. Pero él aún no era el Eternauta, sino Juan Salvo, esposo de Elena y padre de Martita. El viajero de la eternidad se hallaba en el sótano de la casa junto a sus amigos Polski, Hebert y Favalli. Los cuatro jugaban un partido de truco, cuando de repente escucharon un ruido misterioso fuera de la vivienda. De manera que se acercaron a la ventana y notaron una atípica nevada verde fosforescente, como si fuera radioactiva, y una abundante cantidad de cadáveres. Este fue el principio de todo lo que sucedió después: una lucha constante de algunos sobrevivientes, contra la avanzada de “Los Ellos” en las calles de Buenos Aires. La historieta que dibujó Solano López concluyó su publicación en 1959. No obstante, unos años más tarde, en 1969, Oesterheld creó una nueva versión del primer cómic, junto al dibujante Alejandro Breccia, el cual fue difundido en las páginas de Revista Gente. Dicha edición, tuvo un carácter político más fuerte que la anterior, en la que se planteaba que las grandes potencias habían traicionado a América del Sur entregando sus países al invasor para salvarse a sí mismas. Como consecuencia, la revista, con el apoyo del mandatario Juan Carlos Onganía, exigió al autor terminarla antes de tiempo. Por un lado, es posible observar una gran diferencia en los dibujos de Solano López y los de Breccia. En el primero, eran ilustraciones muy claras que acompañaban perfectamente al relato y ayudaban al lector a comprender la historia. Sin embargo, en el segundo, eran bocetos sombríos y conceptuales. Quizá un poco vanguardistas, los cuales no eran fáciles de interpretar. Por
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ejemplo, cuando el Eternauta comenzaba a narrar los acontecimientos en la versión de Solano, la imagen revelaba un primer plano de él con evidentes rasgos de preocupación. Por el contrario, en la representación de Breccia, se observaba al viajero inclinado sobre la silla, y detrás de su cabeza un remolino, tal vez haciendo alusión a sus pensamientos. Por el otro lado, en relación con el argumento de Oesterhled, es muy interesante su forma de transportar al espectador a la ciudad de Buenos Aires, utilizando distintos recursos. Entre ellos, calles, paradas del tren, lugares como el Estadio de River Plate y otros iconos de la metrópoli. Y, a su vez, a Argentina, mediante referencias culturales, como el truco. Muchos la consideran la historieta más grande hecha en Argentina. Es conveniente subrayar, que Oesterheld tomó recursos de los reconocidos cómics estadounidenses, los cuales siempre se distinguieron de los de nuestro país. En aquella época, el público no estaba acostumbrado a ver invasiones extraterrestres en las producciones de ciencia ficción argentinas. En efecto, Oesterheld marcó una diferencia en este género. “¿Será posible?”.
2019
RETRATO DE LAS HISTORIAS QUE NO SE VEN Entrevista en profundidad redactada para la materia Seminario- Taller Integraciรณn II
RETRATO DE LAS HISTORIAS QUE NO SE VEN
De niño soñaba con ser arqueólogo. El tiempo lo encaminó, de alguna manera, hacía eso. Un documentalista documenta, sigue los rastros, las huellas, hace conexiones, encuentra historias, y destapa aquellas que no están a la luz, al igual que un arqueólogo. Un niño que desde pequeño tuvo contacto con el mundo del cine gracias a su tío. Un adulto que luego de pasar por varias carreras sin tener éxito, descubrió su pasión por la cámara y su profesión: ser documentalista. Un hombre al que se lo conoce como Diego Fidalgo. Es una fría tarde de otoño. La ciudad rosarina está colmada por vehículos que llenan su ambiente con ruidos ensordecedores. Sobre la calle Entre Ríos, apenas unos metros antes de llegar a Montevideo, se encuentra Diego sentado en una de las mesas del bar Jacinta, bebiendo café. Se levanta y saluda con mucha amabilidad. Ofrece algo para tomar a su entrevistadora. A los pocos segundos vuelve a situarse en la silla de madera, y comienza a relatar su historia.
RETRATO DE LAS HISTORIAS QUE NO SE VEN
Diego lleva a Rosario en su identidad hace 47 años y la realización audiovisual hace 14, desde 2005 cuando publicó su primer cortometraje conocido con el nombre 350, hasta hoy con la presentación de su último documental Fotosíntesis. Sus primeras experiencias se desarrollan en el ámbito fotográfico. Sin embargo, luego de un tiempo comenzó a producir cosas relacionadas con el video, antes de la era digital. “Con lo digital es mucho más fácil empezar porque los medios están al alcance. No es como ahora que cada uno tiene todo lo necesario, pero por lo menos alguien tenía una cámara, otro para edición, algún tipo de sonido y armabas un grupo”, argumenta Diego. Para Fidalgo, cada proyecto tiene su forma de contarse. Por lo general, sus ideas surgen a partir de un interés. Escribe ideas, las comienza a desarrollar y las guarda por meses, quizás años, hasta que el boceto toma forma. El realizador relata: “Hay veces que es algo inesperado. Por ejemplo, El origen del pudor fue un encuentro casual con material fotográfico en la calle. No era algo que venía pensando”. La mayoría de sus historias son de Rosario: de la ciudad, gente cercana, personas que conoce o quiere conocer. No obstante, para su primer largometraje, Hombre de ideas avanzadas, el cual narra la vida del anarquista catalán Joaquín Penina, grabó una parte en España con la colaboración del INCAA. Diego afirma que al filmar en el extranjero se poseen muchos menos prejuicios debido a que, al tener otra mirada del lugar, todo parece fascinante. Por el contrario, cuando documenta en Argentina todo es más predecible ya que conoce y sabe cómo se mueve la ciudad.
RETRATO DE LAS HISTORIAS QUE NO SE VEN
El documentalista cuenta que, muchas veces, realiza sus trabajos sin apoyo económico, pero que gracias a concursos y premios, obtuvo el equipamiento necesario para finalizar sus proyectos. Él considera que cuando se tiene interés por algo hay que ejecutarlo con o sin la ayuda financiera. Posiblemente, requiera mayor tiempo ya que con un sustento es más fácil. El realizador confiesa que sus largometrajes terminan en la primer proyección, antes no. Si no se muestra, la película no está finalizada. El objetivo es que la vean otros. Esto es algo que lo alegra, a pesar de que le es difícil exponerse y hablar frente al público. Uno de los trabajos que más disfrutó realizar fue el último, Fotosíntesis. Alega que el proceso fue muy interesante y que con Matías Sarlo, el protagonista del documental, formaron una relación de amistad, de cooperación y colaboración muy buena entre ambos. “Yo conocí la pampa húmeda santafesina de la mano de él. Uno vive en la ciudad rodeado de campo y no conoce nada del campo. Además, yo empecé con la fotografía y ahí había una conexión con el protagonista del documental que también es fotógrafo”, expresa Diego. Durante los años 2004 y 2005, formó junto a dos colegas una productora llamada Calanda. El propósito de esta era colaborar en proyectos de otros cumpliendo los roles que hacían falta. Estuvieron tres años elaborando varias cosas, y luego comenzó a colaborar con Maxi Quintero, un guionista. La palabra que más le gusta es colaboración, ya que es esto lo más importante para cualquier proyecto. Es muy difícil trabajar solo sin equivocarse porque uno se encierra en sus ideas. Por ello, es indispensable consultar otros puntos de vista. Él valora mucho la opinión de su pareja, quien lo ayuda a encaminar sus ideas.
RETRATO DE LAS HISTORIAS QUE NO SE VEN
A su vez, el productor manifiesta que a los trabajos es necesario dedicarle el tiempo que precisan y no hacer las cosas rápido, si se quiere lograr un buen resultado. En lo personal, le agrada participar en todos los roles. Sin embargo, se siente muy a gusto en la realización del guión y el montaje. A su parecer, en este último se percibe la real escritura de la película. Al rosarino la ficción le atrae, aunque tiene mayor facilidad para el documental. Quizás está relacionado a su deseo de ser arqueólogo, sin embargo en la secundaria nunca se interesó por la historia. Le contenta rastrear, archivar en cajas, ya sea de su historia familiar u otras. A pesar de ello, nunca realizaría un largometraje en primera persona dado que es muy reservado y no le agrada exhibirse, ni siquiera en las redes sociales. Prefiere retratar historias que pocos ven y que siente que tienen que ser contadas. Le costó mucho poder encaminarse y sentirse cómodo, como está ahora en su profesión. La carrera fue un proceso de construcción y constancia que le llevó muchos años. Manifiesta que le hubiera gustado iniciar en este contexto actual donde los medios y equipos son más accesibles. Fidalgo tiene muchos proyectos que aún no escribió. Explica, entre risas, que a las ideas hay que dejarlas reposar, como “la masa de la levadura”. “El camino del documentalista es arduo. A veces, se presentan muchas dificultades para lograr concretar algo, y es indispensable dedicarle mucho tiempo. Asimismo, es comprometerse con las cosas que uno tiene que hacer, darle tiempo y ponerle el cuerpo”, concluyó.
2019
GUSTAVO MONDINO: “CADA OBRA ES UN MUNDO” Entrevista en profundidad publicada en el medio Crónica Z, en la materia Taller de Periodismo Científico- Tecnológico
GUSTAVO MONDINO: “CADA OBRA ES UN MUNDO”
Él no transita su vida como cualquier otro, lo hace teatralmente, atento y receptivo a las situaciones que ocurren en su día a día puesto que todo puede ser llevado a escena. Sus ideas son un motor que aparecen por determinado tema del cual quiere hablar, de algo que vió y lo inspiró, o de alguna conversación que escuchó. Él es Gustavo Mondino, un rafaelino que no teme soñar porque “En algún momento puede suceder”. Su pasión y vocación por el teatro surge desde muy pequeño, precisamente desde sus ocho años cuando comenzó a tomar clases de teatro con Marta Bustamante en el Liceo Municipal “Miguel Flores”, hasta los 13. A los 15 llegó al taller de teatro “La Máscara” gracias a la recomendación de una amiga, donde conoció a su nuevo profesor: Marcelo Allasino. “Me fascinó cómo Marcelo daba las clases”, manifiesta Gustavo. Según él, hay que
GUSTAVO MONDINO: “CADA OBRA ES UN MUNDO”
formarse y entrenar permanentemente, ya que se trabaja con el cuerpo, la cabeza, las emociones. El centro cultural “La Máscara” nació en 1991 gracias al deseo de un grupo de actores de tener su espacio propio. En un principio, se instalaron en la planta alta de una imprenta ubicada en calle Leandro N. Alem y Lavalle. Allí realizaron distintas muestras, obras de teatro, pequeños café concert, ciclo de charlas, entre otros. Luego, durante varios años cambiaron de locación, hasta que finalmente en el año 2007 se asentaron donde se encuentran actualmente: en Constitución 250. Es posible encontrar información sobre los distintos eventos que realizan tanto en su página web, como en su perfil de Facebook e Instagram. Gusti, como lo llaman sus conocidos, forma parte de la organización del Festival de Teatro de la ciudad de Rafaela, el cual realizó en julio de este año su quinceava edición. El mismo, está conformado por aproximadamente 35 espectáculos que contemplan diferentes géneros, y que no sólo están pensados para espacios teatrales sino también para realizarse en la calle, vecinales o lugares especiales que pueden requerir algunas obras. “Es una organización intensa porque el Festival es grande y moviliza a muchas personas”, declara Gustavo. A su vez, el evento invita de manera directa, es decir que “puedo ver cualquier obra que me guste y que quiero traer al festival y la convoco”. Debido a que ganó mucho prestigio, poseen una casilla de email para que quien quiera enviar su obra pueda hacerlo. En los últimos años, reciben entre 300 y 400 correos, no solo de Argentina sino también de otras partes del mundo. Toda la información del festival se encuentra disponible en Instagram, Facebook y en la página de la Municipalidad de Rafaela.
GUSTAVO MONDINO: “CADA OBRA ES UN MUNDO”
En relación al público, Gustavo alega que ver la sala llena es una alegría enorme, ya que uno ensaya y trabaja mucho tiempo para las obras. No obstante, para él lo más lindo es poder hacer muchas funciones. “Nosotros queremos sacarle mucho jugo a las obras”, dice Gusti en referencia a él y su grupo de actuación conocido como Punto T. De la misma manera, en relación con las críticas que recibe, expresa que “uno siempre quiere que sean buenas pero hay que aprender también a leer y a escuchar porque son opiniones de personas especializadas en el tema”. Conviene subrayar, que en este momento en Rafaela no hay nadie que haga crítica teatral ni medios que escriban sobre espectáculos, lo que él describe como una verdadera vergüenza. Actualmente, se encuentra realizando una obra llamada “Nombrarte Recuerdo”. La misma pertenece al género de autoficción, es decir, que surge de las vivencias personales de los actores y luego, al llevarlas a escena, se cruzan con la ficción, provocando que el límite de qué es verdad y qué es mentira sea confuso para el espectador. El público que presencie la obra se encontrará con siete monólogos de siete actores y actrices diferentes, con una historia que engloba a las otras historias. “La gente queda muy conmovida, movilizada y emocionada porque los relatos que se cuentan son todos nuestros, entonces hay algo que provoca este gesto de abrir el corazón y relatar algo tan privado en escena, que el público agradece”, describe Gusti. A Gustavo le encanta actuar, es un actor por naturaleza, a quien estar en escena lo hace sentir poderoso. “Cada obra es un mundo, cada una te deja cosas diferentes, y cada una se completa cuando llega la hora de estrenarla y ponerla frente al público”.
2019
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN AL RÍO PARANÁ Crítica de cine sobre el documental “Los ríos del río” de Diego Fidalgo, redactada para la materia Seminario- Taller Integración II
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN AL RÍO PARANÁ
Así como dice el refrán “Todos los caminos conducen a Roma”, en Rosario todos los caminos conducen al río Paraná. El documentalista, Diego Fidalgo, representa esto a la perfección en su largometraje “Los ríos del río”. Quizás, esto mismo quiso manifestar en el título, diversas historias separadas que tienen un hilo conductor: el río. El documental estrenado en mayo de 2019, registra cuatro historias diferentes relatadas por distintas personas que son testigos de lo que ocurre en el caudal. Estos sucesos son los agronegocios y su impacto ambiental, las prácticas letales que convierten al Paraná en territorio de necroteatralidades de la violencia institucional; la privatización de la franja costera, ya sea en el desarrollo inmobiliario como en el desalojo de otras formas de vivir el río, tomando a este como metáfora. Varios entrevistados aportan su punto de vista durante el documental. Entre ellos se encuentran Damián Marino, Matías Piccolo, Santiago Bereciartúa, Malvina Casco, Ramón Casco, Ro-
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN AL RÍO PARANÁ
drigo Rivero, Julieta Riquelme, Valeria Hernández, Carla Gras, Daniel García, Laura Prol, Julián Aguilar, Cecilia Galimberti, Juan Munuce, Gabriel Schiavina, Laura Bianciotto, Eugenia Cozzi, Matías Romaguera y Soledad Fontana. El montaje está muy bien realizado. Por medio de superposición de imágenes, combinadas prudentemente con la voz del entrevistado, y a su vez, con música y sonido ambiente; el director logra cautivar al espectador y transportarlo al lugar de los hechos. Por ejemplo, en un momento parece que se está arriba de un barco o en la costa, escuchando la bocina del mismo y el fuerte viento. Si el público es rosarino o posee conocimientos de la ciudad, reconocerá muchos de los sitios que se presentan en la película. Y, tal vez, relacione estas con su experiencia personal. La mayor parte de las escenas aparentan estar grabadas en verano, debido al desgaste de los colores y las ropas que visten los testigos. Asimismo, en algunas imágenes, el césped se ve seco, no llega al color verde que posee en las otras estaciones del año. “Navegar por el río es como navegar por las venas de un cuerpo humano. El barro que se encuentra en el fondo del agua contiene mucha historia”, confiesa Damián Marino, licenciado en química. Una de las historias más controversiales que se exponen es la de Franco Casco. Un joven de 20 años, quien desapareció luego de permanecer detenido en la Comisaría Séptima. 24 días después su cuerpo fue encontrado sin vida en el Paraná. Muchos respon-
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN AL RÍO PARANÁ
sabilizan a la policía como autores del suceso. El documental logra evidenciar la indignación del pueblo, la tristeza de su familia y la búsqueda de justicia. Al mismo tiempo, consigue que uno se sienta parte de las movilizaciones que ellos realizan en las calles rosarinas. En una de estas secuencias se escuchan los gritos de la multitud y al mismo tiempo se ve la ciudad, creando así una ilusión de que quien grita es toda la comunidad, toda la localidad. En los últimos minutos, cada entrevistado concluye con su testimonio. No obstante, hay uno que es muy polémico y valiente. El del poeta y militante Matías Romaguera, quien recita: “No me vengan a hablar de inclusión si cuando matan a un pibe, a nadie le importa. Cuando matan a un pibe, los milicos se lavan las manos. A nadie le importa saber quién era ese pibe, ni qué sueños tenía”. Para finalizar, el documental está muy bien logrado. Mediante la combinación de imágenes y sonidos, genera en el espectador diversas emociones, ya sea amargura o tristeza. Pero, a su vez, obtiene que el público perciba el río de otra forma que quizás nunca hizo. Como si el Paraná fuera una persona, con sentimientos, cuerpo e historia.
2019
LOS MISTERIOS DEL SUBCONSCIENTE Crítica de cine sobre la película Spellbound, redactada para la materia Seminario- Taller Integración II
LOS MISTERIOS DEL SUBCONSCIENTE
Alfred Hitchcock, el director británico que creó un nuevo universo en el cine, manteniendo al público impaciente hasta el último minuto, se animó en 1945 a filmar una película junto a Salvador Dalí, uno de los pintores más excéntricos del surrealismo. El nombre del filme es Spellbound, conocida como Cuéntame tu vida en Argentina. No obstante, la traducción correcta es “maravillado” o “cautivado”. La trama se basa en la novela de Hilary St. George, Saunders y John Palmer The House of Dr. Edwardes (1927), firmado bajo el seudónimo de Francis Beeding. El largometraje comienza con la presentación de la Doctora Constance Peterson, la única mujer psicoanalista en el hospital psiquiátrico Green Manors en Vermont, atendiendo a una paciente. Constance, interpretada impecablemente por Ingrid Bergman, es una mujer fría con un gran dominio sobre sus sentimientos, a quien lo único que le importa es su carrera. No obstante, esto cambia cuando la Dra. Peterson conoce a John Ballantyne, un hombre con amnesia quien dice ser un doctor llama-
LOS MISTERIOS DEL SUBCONSCIENTE
do Anthony Edwardes. El personaje representado por el actor Gregory Peck, no recuerda nada, pero podría ser la persona que asesinó al Dr. Edwardes. Durante todo el filme, la doctora Constance utiliza sus conocimientos sobre el psicoanálisis para analizar a Ballantyne, y así determinar si verdaderamente es un homicida. En una de las escenas, la Dra. Peterson y su mentor, el Dr. Alexander Brulov, examinan un sueño de John Ballantyne. Hitchcock deseaba que esa situación sea lo más real posible, por lo que contactó a Salvador Dalí para que diseñe el escenario de esta ilusión. En el mismo, se puede observar una pared repleta de ojos, y uno de ellos está siendo cortado en alusión a la secuencia del cortometraje Un perro andaluz. A su vez, aparece una rueda “derretida” como los relojes de la pintura La persistencia de la memoria. Esta fue ejecutada por William Cameron Menzies, y filmada en estudio. En un principio, la secuencia duraba veinte minutos. Sin embargo, terminó recortada en apenas tres minutos. Los 180 segundos más fascinantes y recordados de la película. Hitchcock y Dalí pretendían que perdure más, pero el productor David Selznick, no se lo permitió. Por un lado, para reducir costos. Y por el otro, debido a que Dalí no era de su agrado. "Yo tenía la impresión de que si tenían que presentarse secuencias oníricas, éstas debían ser vívidas. Utilicé a Dalí por su gran ejecución gráfica. Deseaba presentar los sueños con una gran nitidez y claridad visuales, más precisos que el propio filme: las largas sombras, la infinitud de la distancia y las líneas convergentes de la perspectiva”, argumenta Hitchcock.
LOS MISTERIOS DEL SUBCONSCIENTE
Es revelador, que una persona como Dalí, quien disfruta de hablar en exceso sobre sus trabajos, rara vez hizo referencia a la película luego de finalizar el proyecto. Una de las pocas cosas que dijo sobre Spellbound, fue que las mejores partes del filme habían sido suprimidas. La película es una de las primeras grandes producciones de Hollywood en contar con el psicoanálisis y la enfermedad mental como trama. Lo que generó un considerable interés del público por esta psicología freudiana. La colaboración entre Alfred Hitchcock y Salvador Dalí es una de las rarezas más maravillosas de la historia del cine. Durante una hora y 58 minutos, Hitchcock juega con el espectador. Cada vez que uno piensa que por fin sabe si está ante un asesino o ante un hombre enfermo totalmente inocente, el director lo desorienta y vuelve a sembrar el misterio. Muchos de los personajes, parecen ser culpables en algún momento del largometraje. Si se mira este filme en el año 2019, probablemente se advertirán varios detalles técnicos mal ejecutados, o incluso muy irreales y exagerados. Sin embargo, si se tiene en cuenta que se hizo en 1945, se puede apreciar lo perfectamente lograda que está. Al mismo tiempo, el argumento es increíble. No importa en qué época se vea Spellbound, la audiencia será cautivada.
2019
UN ROSARINO DE CORAZÓN Perfil redactado para la materia Seminario- Taller Integración II
UN ROSARINO DE CORAZÓN
Nacido en el sur del país pero criado en Rosario. Creador de la fiesta de las colectividades en la ciudad. Papá de tres hijas mujeres. Escritor, periodista e historiador. Ciudadano ilustre de la metrópoli. Rosario es una ciudad muy exigente en cuanto a la cultura local, y parte de ella es Rafael Ielpi. El Negro, como lo llaman sus amigos, nació en el Maitén, en Chubut, el 29 de marzo de 1939. Sin embargo, fue inscripto en el registro civil de Esquel, ya que el pueblo no tenía. Debido al trabajo de su padre como ferroviario y otras circunstancias familiares, desde muy pequeño se crió en casa de sus abuelos paternos en Rosario, junto a su cinco hermanos. En su adolescencia estudió la carrera de Letras en el año 1958. Hubiera deseado estudiar periodismo pero en esa época, la licenciatura aún no existía. Luego trabajó algunos años como
UN ROSARINO DE CORAZÓN
operador nocturno en el teléfono del Estado, y más tarde en el departamento de trabajo, donde era inspector en una dependencia que llevaba el nombre de Administración de asuntos rurales de la provincia. Años posteriores se insertó en el mundo periodístico. En un principio en Agro Nuestro. Asimismo, en la década del ‘60 en el Diario Hoy en la sección de información nacional. Este último se caracterizaba por sus noticias breves con informes bastante condensados, un rasgo que después tomó el Diario La Razón. A continuación redactó en el Diario Crónica sobre temas culturales, bajo la dirección de Néstor Joaquín Lagos. En la década de los ‘80, apenas Alfonsín asumió la presidencia, lo contactaron del Diario Democracia para publicar allí. No obstante, uno de los medios con mayor impacto en el que ejerció periodismo fue en la Revista Boom, junto a Roberto Fontanarrosa. Ielpi manifiesta: “Creo que fue la mejor experiencia periodística que tuve, primero como redactor y luego como secretario de redacción”. Ingresó por invitación de Rodolfo Vinacua, y permaneció allí desde 1969 hasta 1970, cuando la revista dejó de salir. El mensual, fue uno de los pioneros en hacer investigación periodística sobre temas que, en aquél momento, no se hablaban. Como por ejemplo, la comunidad judía, la homosexualidad en Rosario, el juego clandestino, la prostitución, conflictos sindicales, entre otros. Conviene subrayar que la revista hizo la cobertura más significativa del Rosariazo.
UN ROSARINO DE CORAZÓN
No solo destacó en los diarios, sino también en la radio. Durante un año y medio, todos los días en LT2 con Carlos Gabetta, donde leía poemas y comentaba sobre política. Luego en LT8, "La vida está en otra parte”, con Reynaldo Sietecase. Finalmente, fue libretista de radio con el productor Domingo Márquez. Por un lado, fue Subsecretario de Cultura municipal con el regreso de la democracia. Y, por el otro, fue concejal de Rosario en tres oportunidades y ejerció la presidencia del Palacio Vasallo. Más adelante, en 2003, obtuvo el puesto como director del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, donde aún ejerce en la actualidad. Por último, en el año 2009 ha sido declarado Ciudadano Ilustre de la ciudad rosarina. Para Rafael, trabajar en el Centro Cultural tiene una condición entrañable, porque allí estaba la Secretaría de Cultura donde fue Subsecretario durante 6 años. Relata que su despacho se encontraba en ese lugar, por lo que a mucha de la gente que trabaja ahí los conoció cuando tenían apenas 20 años. “Así que hemos crecidos juntos, por lo que es muy significativo para mí”, declara el Negro. Por lo que refiere a la escritura, Ielpi publicó varios libros, ya sea de poesía, música o investigaciones, tales como "Prostitución y rufianismo", en colaboración con Héctor Zinni; la cantata “La Forestal”; “Del 900 a la década infame”, una obra de cuatro tomos en la que realiza una radiografía de los primeros 30 años del siglo XX, entre otros. Sin embargo, muchas cosas de las que escribe no las publica, debido a que es muy autocrítico.
UN ROSARINO DE CORAZÓN
Su amor por la literatura lo tiene desde pequeño. Posiblemente, el libro “La muerte de Virgilio”, de Hermann Broch, fue uno de los ejemplares que le hicieron dar cuenta de que la redacción es algo superior, y que no está al alcance de cualquiera narrar novelas. Hace algunos años, volvió a comprar esta edición que había leído a los 14 años, en una feria de libros usados que se realiza en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa. La mayor parte de lo que aprendió sobre literatura y periodismo, lo hizo leyendo grandes escritores como Raúl González Tuñón, Jorge Luis Borges y Roberto Arlt, quienes le brindaron una visión cultural muy consistente. Rafael hace hincapié en que “Siempre fue un lector panorámico, es decir, leyó desde los poetas chinos hasta los norteamericanos de la actualidad. Y sobre todo poesía, ya que nació en la vida literaria como poeta”. Para concluir, Ielpi afirma que las dos condiciones que hacen a Rosario habitable son, por un lado, solidaridad de la gente, y por el otro, su situación de ciudad portuaria. Para él, la localidad posee un espíritu de convivencia muy particular, donde subsisten clubes, bares y lugares de encuentro donde la gente convive. “Tengo un profundo sentido de agradecimiento a este lugar, porque aquí me pasó todo lo bueno: estudié, me casé, tuve hijos, tuve nietos, escribí. Mi lugar en el mundo es esta ciudad: Rosario”.
2019
UN CIUDADANO ILUSTRE NO RECONOCIDO PerямБl redactado para publicar en el medio Rafaela Noticias
UN CIUDADANO ILUSTRE NO RECONOCIDO
Muchos rafaelinos conocen las fábricas que hay en la ciudad, pero muy pocos su historia. ¿Qué pensarían si alguien les dijera que la fábrica Giuliani Hermanos S.A., fue fundada por un jóven de tan sólo 18 años? Un hombre que a sus 12 años construyó un auto de madera. El primero que mudó su empresa al actual barrio industrial. El mismo que donaba su sueldo cuando era concejal. Él es el protagonista de esta nota: Agustín Giuliani. Durante su adolescencia concurrió a la actual Escuela Técnica, conocida en aquella época como la Escuela Fábrica. A su vez, hacía sus prácticas en los talleres de Gentilini. Ambas instituciones, prepararon a varios de los que luego abrieron empresas.
UN CIUDADANO ILUSTRE NO RECONOCIDO
En sus comienzos, compró un torno brasileño con el cual hacía reparaciones generales junto a su hermano Nino, en un galpón muy pequeño que tenían en su casa. Restauraban gatos hidráulicos para los camiones, y luego, comenzaron a producir amortiguadores y crucetas. Más tarde, abandonó los camiones e ingresó al ámbito del alimento balanceado. En el año 1951 fundó Giuliani Hermanos S.A. En ese momento tenían ocho empleados, pero luego fueron aumentando, y llegó a tener 240. Agustín siempre fue muy emprendedor, la mayor parte de su tiempo lo empleaba ideando cosas nuevas, por lo que la empresa creció a pasos agigantados. Como resultado, en 1970, le compró los terrenos a Sabena, y se establecieron en el lugar donde se encuentran hoy en día. “Yo le decía a Modenesi, y a las demás fábricas que estaban en la ciudad, que se tenían que ir allá, y me decían que estaba loco. Y ahora todo el parque industrial se encuentra allí”, manifiesta Agustín. Rafaela era una ciudad que, en esa época, crecía en demasía gracias a que había mucho trabajo. Las empresas precisaban mano de obra, por lo que muchas personas de otras localidades se trasladaron a nuestra ciudad. Por consiguiente, fábricas como la de Giuliani, Modenesi, Edival (Valsagna), Frío Raf (Szewc), entre otras, le proporcionaron empleo a gran parte de los habitantes.
UN CIUDADANO ILUSTRE NO RECONOCIDO
Agustín siempre fue una persona muy querida y conocida en la ciudad. Él, muy humildemente, le otorga crédito por eso a su padre. Alega que Don Mario Juan Giuliani, recibido de técnico constructor en Italia, le dió trabajo a muchas personas de Rafaela. “El Nono”, trabajó junto al arquitecto José Nidasio. Construyó, entre otras cosas, parte del Castillo de Foti, la Catedral, y la casa donde actualmente se encuentra el Bar Bacán, sobre calle Belgrano. Sin embargo, no sólo lo estimaban a Agustín, sino también a su esposa Doris, sobre todo en el hospital Doctor Jaime Ferré. Ambos fueron muy generosos, ya sea donando o brindando trabajo. Es más, desde 1985 hasta 1987, fue concejal en la intendencia de Rodolfo Muriel, y en esos tres años regaló su sueldo. El primero se lo dió a la Escuela Sarmiento, donde realizó la primaria, y el segundo a la Escuela Técnica. Probablemente sea el único que tuvo ese gesto desde un cargo político. “Mis hijos me dicen: ‘Che papá, ¡cómo te quiere la gente! Vos sabés que a donde vamos preguntan por vos’”, argumenta Agustín. “En realidad les deben decir: ‘¿Che tu viejo cómo anda?’, y ellos les deben responder: ‘Y ahí anda, bien, tirando’”. Es increíble escuchar estas anécdotas desde la perspectiva de una persona nacida en los últimos treinta años. Pensar que desde chico logró tantas cosas que ahora uno ni se imagina posible que alguien a esa edad las pueda realizar. Por último, Agustín reflexiona, y expresa que “le preocupa que ahora los jóvenes tengan todo hecho, accedan a todo y se queden en la comodidad de no estar obligados a crear nada”.
2019
UNA PESADILLA A TRAVÉS DE INSTAGRAM Artículo periodístico redactado para participar en el 11° concurso literario organizado por el Centro Ana Frank Argentina
UNA PESADILLA A TRAVÉS DE INSTAGRAM
Muchos conocen el diario de Anne Frank. Una niña alemana, a quien el sólo hecho de ser judía le costó la vida. Una vida que se puede leer en las páginas de su libro, donde soñaba con ser escritora, y su padre le cumplió el sueño. ¿Cómo hubiera sido ver la segunda guerra mundial en vivo y directo? Más precisamente, ¿cómo hubiera sido ver el día a día de una víctima, viviéndolo en primera persona, a través de historias de Instagram? El pasado 2 de mayo, la fecha en que se conmemora en Israel el Día de la Memoria del Holocausto, surgió una nueva cuenta en Instagram, la de Eva Heyman. Una niña húngara de 13 años, quien fue asesinada en Auschwitz, un campo de concentración alemán ubicado en Polonia, donde murieron aproximadamente un millón de personas. En las “stories” -narradas en inglés y subtituladas en hebreo- se puede vivenciar en carne propia, las atrocidades ocurridas en esa época. Concretamente, el testimonio que permaneció dormido por años en las hojas del diario de Eva.
UNA PESADILLA A TRAVÉS DE INSTAGRAM
La primera historia es del 13 de febrero de 1944, y la última, de junio de ese mismo año. En el relato, Eva comienza introduciéndose. La pequeña, cuenta que vive en Budapest con su familia, en casa de sus abuelos, y al lado, en otra vivienda, su mejor amiga Annie. Eva expresa su esperanza por que los rusos los liberen de la guerra, y sus deseos de ser reportera gráfica cuando cumpla 24 años. Dos días más tarde, el 15 de febrero, un soldado se lleva a su prima. Sus abuelos le dicen que la llevan a Polonia, seguramente a un campo de exterminio, aunque ella no lo sabe. Ese fue el momento en el que, por primera vez para ella, la guerra ingresa en su casa. “No puedo dejar de preguntarme: ¿qué van a hacer a Polonia, sin siquiera llevarse un bolso?”. Por un lado, las historias manifiestan la vida de una niña que va al colegio, juega con su amiga y se enamora de un niño llamado Pista Vadas. Las experiencias de todo preadolescente. Por el otro lado, el espectador sufre la guerra con ella, observando cómo le arrebatan la farmacia a su abuelo, cómo se llevan a su mejor amiga al Gueto, la ocasión en que tiene que arruinar su saco favorito cosiéndole la Estrella de David. “Esta estrella amarilla se sitúa justo sobre mi corazón. Siento que con ella, cualquier persona puede hacerme todas las cosas terribles que se le ocurran”. El 19 de marzo, los Nazis invaden Budapest e imponen nuevas reglas que los judíos deben respetar. Los mismos, sólo tienen
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permitido circular por las calles en la mañana de 9 a 10. Asimismo, cierran todas las escuelas judías de la ciudad, incluyendo la de Eva. Los militares comienzan a irrumpir en las casas, obligando a sus inquilinos a desalojarlas para trasladarlos a Guetos o directamente a los campos de concentración. Unos días más tarde, Eva y su familia son llevados al Gueto. A partir de ese día, sus historias evidencian la vida allí dentro, y se logra advertir el modo en que empeora el aspecto de la niña a medida que transcurre el tiempo. Se la muestra pálida, con ojeras y los labios lastimados, probablemente por la falta de hidratación. Al mismo tiempo, exhibe cómo dormían, qué comían, las actividades que tenían asignadas cada uno, hasta junio. En el sexto mes del año 1944, la pequeña Heyman es deportada a Auschwitz. Es obligada a viajar de pie, dentro de un vagón repleto de personas, por cuatro días. El 17 de Octubre, Josef Mengele, oficial de la SS, reparó en unas heridas que tenía Eva en sus pies, y por consiguiente, la envió a las cámaras de gas, donde murió a sus 13 años. “Nunca sabremos cómo se sintió realmente Eva ese día, porque dejó de escribir en su diario el día anterior”. El propósito del proyecto fue cumplir el sueño de esa niña que soñaba con ser reportera gráfica. Y, a su vez, se hizo en memoria de los 6 millones de judíos que fueron asesinados en el Holocausto. Una idea extraordinaria para que las nuevas generaciones, quienes, en su mayoría, evitan leer libros de historia, conozcan y sean conscientes de estos terribles acontecimientos, para no volver a repetirlos.
2019
LAURA ZOMMER: “EL PERIODISTA ESTÁ OBLIGADO A DECIR LA VERDAD DE LOS HECHOS” Entrevista publicada en el medio Crónica Z, en la materia Taller de Periodismo Científico- Tecnológico
LAURA ZOMMER: “EL PERIODISTA ESTÁ OBLIGADO A DECIR LA VERDAD DE LOS HECHOS”
Verdadero; verdadero, pero; discutible; apresurado; exagerado; engañoso; insostenible o falso. No todo es blanco, ni todo es negro. No todo es un river-boca. La mayoría de las cosas son grises, y esto lo demuestra Chequeado en cada afirmación que indaga. Laura Zommer es licenciada en Comunicación y Abogacía de la Universidad de Buenos Aires. Trabaja como periodista desde sus años como estudiante, en el Diario La Nación, cubriendo tópicos relacionados con derechos civiles y corrupción. Luego ejerció como jefa de gabinete en la Secretaría de Seguridad del Interior, y más tarde, como directora en el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
LAURA ZOMMER: “EL PERIODISTA ESTÁ OBLIGADO A DECIR LA VERDAD DE LOS HECHOS”
En mayo de 2012, llega, quizá por accidente, a integrar el equipo de Chequeado. Hasta ese entonces, Laura aún trabajaba en CIPPEC cuando recibió la visita de los fundadores del medio, quienes buscaban aliarse con el Centro. Desde ese momento, ejerce como directora ejecutiva y periodística de este grupo que busca informar a sus lectores la verdad de los hechos. Chequeado surge gracias a tres argentinos, entre ellos, un doctor en física, un doctor en química y un economista, que eran y siguen siendo grandes consumidores de medios. Nace debido a que no hallaban en ninguno datos ni evidencia, que era lo que le hacía falta al debate público de Argentina. En la plataforma se encuentra publicado el método que utilizan para chequear las afirmaciones, el cual fue realizado por ellos y consultado con expertos. “No chequeamos todo lo que se dice en el debate, sino sólo aquello que es contrastable, no chequeamos opiniones, no chequeamos ideas, no chequeamos futuro”, afirma Zommer. El método consta de ocho pasos: 1- Seleccionar una frase del ámbito público. 2- Ponderar su relevancia. 3- Consultar a la fuente original. 4- Consultar a la fuente oficial. 5- Consultar a fuentes alternativas. 6- Ubicar en contexto. 7- Confirmar, relativizar o desmentir la afirmación. 8- Calificar.
LAURA ZOMMER: “EL PERIODISTA ESTÁ OBLIGADO A DECIR LA VERDAD DE LOS HECHOS”
Una vez terminado el chequeo, es revisado por un redactor, luego corregido por un editor, y por último, revisado por Laura. “Todas las notas son leídas por, al menos, ocho ojos”, expresa la directora. No obstante, es posible que cometan errores. En caso de haber uno, su metodología posee una política de corrección, que es pública y es su contrato con la audiencia. En el momento en que alguien les hace saber o ellos mismos advierten que cometieron una equivocación, lo aclaran de manera transparente. Esto quiere decir que “no solo bajamos la nota o la borramos, sino que explicamos que en la versión original decía una cosa y en realidad debió decir tal otra”, expone Laura. A su vez, cuentan con un procedimiento para verificar contenidos virales sospechosos que cuenta con dos matices. Por un lado, no siempre se sabe quién es el autor originario de una afirmación, por lo que no todas la veces es posible consultar a la fuente. Por el otro, en general la desinformación afecta a alguien o a algo negativamente, entonces, en esos casos se consulta a la víctima o persona afectada. “No porque esa consulta nos sirva para desmentir el contenido, sino porque nos parece importante que pueda estar la voz de aquel que se vio perjudicado por ese contenido”, declara Zommer. Por lo que se refiere a tecnologías, Chequeado desarrolló el Chequeabot. El mismo, utiliza inteligencia artificial y machine learning, y aprendió a distinguir qué frases son chequeables y
LAURA ZOMMER: “EL PERIODISTA ESTÁ OBLIGADO A DECIR LA VERDAD DE LOS HECHOS”
cuáles no. Hoy en día, durante los chequeos colectivos en vivo, lo que realiza es desgrabar de manera automática con una herramienta lo que se expresa y distingue en esa transcripción cuáles son las afirmaciones posibles a ser chequeadas. Asimismo, selecciona las declaraciones relacionadas con chequeos anteriores. Algunas de las plataformas que también utilizan son Infogram, WordPress y Drive, entre otras. Por último, en Chequeado se encuentra publicado un excel con medios que en realidad no lo son, sin embargo, se presentan como tal y generan desinformación. Minutos antes de finalizar la llamada, Laura responde a una última pregunta y sintetiza: “Lo que nosotros planteamos es que es posible opinar lo que uno quiera, uno es libre de hacerlo, pero si uno es periodista lo que no puede es falsear los hechos. El periodista está obligado a decir la verdad de los hechos con todas las limitaciones o comillas que valgan la pena”.
2020
UNA VIDA ENTRE HERRADURAS Entrevista en profundidad redactada para la materia Periodismo Deportivo
UNA VIDA ENTRE HERRADURAS
Imagen: Pablo Martinez Rubio
Muy pocos deportes conceden la posibilidad de estar en contacto con un ser vivo. No solo hay que cuidarse a uno mismo, sino también se debe estar pendiente de un animal. Y esta es una de las cosas que más disfruta Josefina Rico de equitación. No recuerda la primera vez que subió a un caballo. Por fotos advierte que era muy pequeña. Ni siquiera está segura de lo qué sintió en ese momento. Lo que sí sabe es que fue una sensación única que la continúa experimentando hasta el día de hoy. Jose, como la llaman sus más allegados, comenzó a montar con tan solo dos años. Se acuerda con cierta nostalgia de los domingos que asistía a los típicos almuerzos en su quinta de Rafaela, Santa Fe, y cabalgaba junto a su familia. Puesto que no sólo ella practica el deporte, casi toda su familia materna también.
UNA VIDA ENTRE HERRADURAS
Entre risas relata sobre una vez que se cayó del caballo cuando era aún una niña, y no se atrevía a volver a montarlo. Por lo tanto su familia muy astuta, decidió cambiarle el nombre cada vez que acudían a la quinta: “Me decían ‘no no, este es Lucero’, que era el caballo que yo quería, entonces me subía felíz, y en realidad era el mismo que me había tirado”. Nos encontramos en cuarentena, un domingo de otoño particularmente cálido. Ella desde su departamento en Buenos Aires, donde vive con parte de su familia desde 2017, cuando comenzó a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires. Por suerte a Jose la cuarentena ya no la afecta como antes: “Al principio sentía que caminaba por las paredes, me quería morir porque desde los cuatro años, cinco veces a la semana estoy con caballos. No aguantaba estar encerrada”. No obstante, consiguió un permiso de agricultura y ganadería, y ahora concurre todas las semanas a ayudar a su profesor a montar los 22 caballos que posee. Sólo vuelve a capital un domingo cada quince días. Durante sus estudios primarios y secundarios en el Colegio San José, Josefina entrenaba en el Jockey Club Rafaela, donde tomaba clases con su prima Vanesa Perotti. Al ser una ciudad pequeña, hay solo tres profesores de equitación, dos de ellos son primos de Rico.
UNA VIDA ENTRE HERRADURAS
No obstante, al faltar un año para irse a vivir a Buenos Aires le escribió a Carlos Milthaler para que sea su entrenador. La amazona tiene muy en claro lo que quiere, por lo que al ver el estilo del jinete y la manera en que cuidaba a sus caballos, supo inmediatamente que quería prepararse con él. Comenzó con Milthaler en el Club Hípico Argentino. Sin embargo, las comodidades del club no eran las mejores por lo que a los seis meses decidió irse al Haras Solaguayre, a 70 km de Capital. “Como mi profesor monta ahí me fuí para allá, así que viajo todos los días. Por suerte lo puedo hacer y lo hago contenta”, manifiesta Josefina desde el otro lado de la pantalla. Es un deporte en el que uno nunca termina de aprender. Con cada caballo se comienza desde cero, y cada uno deja una enseñanza diferente. Lo más difícil del deporte es ser constante, es decir, participar de todos los concursos y siempre alcanzar un buen rendimiento. Aunque para Josefina no lo es porque le encanta, pero sí es un deporte en el que hay que entrenar todos los días y cuanto más tiempo se le dedica mejor es. Su único conflicto es que es demasiado prolija y cuidadosa, y a veces le gustaría animarse a arriesgar un poco más para lograr resultados sobresalientes. No hay nada que asuste a la rafaelina. Disfruta el deporte al máximo. En 2019 finalizó saltando 1,45 m, siendo el límite 1,60 m, lo más alto que alcanzó en toda su carrera. En ese momento su
UNA VIDA ENTRE HERRADURAS
cabeza hizo “click”: “Cuando empezás a saltar pruebas más importantes caes en la cuenta de la concentración que necesitás tener para que todo salga bien, porque puede terminar siendo peligroso para uno mismo y para el caballo. Pero nunca me puse nerviosa de no querer saltar. Por ahí solo pienso un poco de más”. No tiene un esquema fijo para entrenar. Todo depende de lo ocupada que esté con la facultad, de si hay una competencia próxima, y más que nada del clima, porque es un deporte muy ligado a si llueve o no. A pesar de eso, intenta montar cuatro veces por semana. Actualmente, esto naturalmente cambió debido a la cuarentena. En efecto, puede dedicarse mucho más al deporte y eso la pone contenta, porque le permite perfeccionarse al máximo. Todos los días, su entrenamiento comienza a las ocho de la mañana y finaliza a las dos de la tarde, menos los domingos que los tiene libres. En su tiempo libre intenta entregarse de lleno a sus estudios. A sus 21 años está muy segura de lo que quiere hacer al terminar la carrera universitaria: dedicar todo su tiempo a la equitación. Su sueño más cercano es trabajar de esto, montar caballos de otras personas y recibir dinero a cambio. Al igual que los periodistas deben pagar derecho de piso, Josefina deber formarse un nombre dentro del rubro. Dicho de otra manera, mostrar buenos resultados para que más personas quieran que ella le prepare a sus equinos. A su vez, tiene la ilusión de hacer un intercambio a otro país, de preferencia Italia, por un par de meses, dedicándose siempre al deporte. Lo cierto es que no quiere dar clases.
UNA VIDA ENTRE HERRADURAS
Indiscutiblemente, una de las cosas que más admira del deporte es el compañerismo. A pesar de que se compite individualmente, se necesita un equipo de apoyo detrás. Gracias a las clínicas para jóvenes promesas organizadas por la Federación Ecuestre Argentina, a sus 12 años Josefina hizo una gran cantidad de amigos con los que aún ahora mantiene relación. Con cierto orgullo reconoce que: “Cuando iba a competir a otros países no era Josefina Rico, éramos el equipo de Argentina”. Por último, Josefina reflexiona unos minutos y concluye: “Voy a seguir concursando hasta que sienta que estoy haciendo las cosas mal. La mayoría de las personas que saltan durante toda su vida nunca se despegan del deporte. No es solamente competir y concursar, también podés dedicarte al trabajo del día a día”.
2020
MUCHOS DECIDIERON SU DESTINO, UNA PANDEMIA DECIDE EL NUESTRO Ensayo redactado para participar en el 12° concurso literario organizado por el Centro Ana Frank Argentina
MUCHOS HOMBRES DECIDIERON SU DESTINO, UNA PANDEMIA DECIDE EL NUESTRO
Mi primer idea para este ensayo había sido comparar la cuarentena que debió hacer una amiga de Alemania que me visitó en marzo de este año, con el encierro de Ana Frank. Releí el diario de Ana, que leí por primera vez cuando tenía trece años, la misma edad que tenía ella cuando comenzó a escribirlo. Mi amiga, Finja, permaneció encerrada siete días en un hotel en la ciudad de Rosario, sola. Y al pasar una semana le permitieron terminar la cuarentena a mi casa en Rafaela, Santa Fe. Eso fue una semana antes de que se declare la cuarentena obligatoria en Argentina. Finja también escribió un diario para dejar constancia de esos catorce días. Sin embargo, ella lo escribía desde una reposera en el patio de mi casa, a la luz del sol. Y entonces me di cuenta. No existe comparación.
MUCHOS HOMBRES DECIDIERON SU DESTINO, UNA PANDEMIA DECIDE EL NUESTRO
Fue en ese momento cuando se me ocurrió otra idea. ¿Qué hubiera pasado si Ana Frank no hubiera vivido refugiada durante la segunda guerra mundial? ¿Qué hubiera pasado si le hubiera tocado vivir encerrada en cuarentena durante la pandemia del Covid-19? ¿Y si hubiera tenido su diario? ¿Y si hubiera escuchado en la radio, o visto en las redes sociales sobre un concurso de escritura? Quien escriba un diario de la pandemia podrá participar para que sea publicado al concluir la cuarentena. Ella no sabía cuando iba a finalizar la guerra o si iba a sobrevivir. Nosotros no sabemos cuando van a encontrar la vacuna. No sabemos por cuánto tiempo vamos a vivir encerrados. No sabemos si nos vamos a contagiar. Tengo 22 años y no soy paciente de riesgo. Quizás lo contraigo y no muero. Quizás sí. Quizás no, pero contagio a otro y ese sí. Y otra vez vuelvo a la comparación. Y me siento mal. Porque pienso en lo que vivió Ana y se me hace un nudo en el estómago. Y cada vez que me quejo de estar encerrada pienso en ella. Soy una afortunada. Porque me toca estar en cuarentena y no en un escondite. Puedo ir al supermercado, puedo pedir helado, puedo comer pizza, puedo hacer muchas cosas, ¿no? Este año se cumplieron 75 años de la liberación de Auschwitz. Pienso en mi sobrina Catalina, que tiene dos años. Cuando esté en secundaria se van a cumplir casi 90 años. ¿Lo seguirán dando en la escuela? ¿Le importará como me importa a mi? A veces pienso en eso y me asusta pensar que quizás el diario de Ana quede perdido en la historia.
MUCHOS HOMBRES DECIDIERON SU DESTINO, UNA PANDEMIA DECIDE EL NUESTRO
Dicen que los libros nunca mueren. Nunca pasan de moda. Nunca desaparecen. Cata pertenece a la generación táctil. Es posible que su generación no se interese más por los libros. A lo mejor sí, ¿pero elegirá el diario de Ana? Ana marcó mi adolescencia. Nunca estudié el holocausto en la escuela. Me lo enseñó ella. Su diario logró que me interese la historia. Todavía ahora, no puedo dejar de leer libros o ver largometrajes sobre la Segunda Guerra Mundial. A mis trece años me propuse que iba a conocer el campo de concentración que terminó con su vida, y la de su familia. Por ello, decidí aprender alemán, porque dicen que el idioma ayuda a comprender la cultura de un país. Con quince años comencé a tomar clases. A los diecisiete me fui de intercambio a Alemania. En mayo de 2015 conocí Auschwitz. Era una tarde muy calurosa de primavera en Polonia. Me acordé de ella y me quedé muda. Lo escribo ahora y se me cierra el estómago. En enero de 2018 viajé a Holanda con la esperanza de conocer su escondite. Fue un viaje improvisado por lo que intenté adquirir entradas a último momento. Lamentablemente, su casa se encontraba en refacción. Por lo que me saqué una foto junto a su estatua. No se sabe con certeza cuántas personas murieron durante el holocausto. Se cree que fueron 17 millones, según el Museo del Holocausto de los Estados Unidos. Hay más de 390.000 fallecidos por Covid-19 en el mundo. Todavía nos situamos muy lejos de los 17 millones, y ojalá nunca lleguemos.
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Distingo una violación de los derechos humanos en todo el mundo. En Guayaquil, Ecuador, se ven imágenes de cadáveres abandonados en las calles, y rápidamente recuerdo las fosas comunes donde arrojaban los cuerpos sin vida durante el Holocausto. En Estados Unidos marchan por los derechos de las personas afroamericanas. Año 2020 y todavía se debe proclamar por la igualdad y protestar contra la discriminación. Me gustaría que en algún lugar del mundo haya una niña, o un niño, escribiendo un diario. Redactando su vida en cuarentena. Yo por mi parte saco fotos, anoto cosas que me ocurren, grabo videos, llevo mi propio registro porque soy contemporáneos a algo que va a aparecer en los libros de historia. Como ocurrió con el diario de Ana. La primera vez que leí el diario, al llegar al final me desilusioné. Me entristeció notar que el libro concluía en la última página que ella escribió y luego había un par de hojas más que explicaban lo que le ocurrió. Me enojé con la mujer que los denunció. Me enojé con los nazis que los deportaron. Me enojé cuando leí que se murió poco tiempo antes de que liberaran el campo. Me enojé con ese final. Con su final. Sentí pena por su papá. Sentí pena por todos los que fueron asesinados. Sentí pena por ese final. Sentí pena por su final. Me hace feliz que su diario exista. Ana es un diario. Un libro. Una estatua. Un escondite. Una casa. Un museo. Un símbolo. Mientras los jóvenes la sigan leyendo, Ana seguirá viva.