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Y, ASÍ FUE COM SAN VALENTÍN GODÍN, NOS FLECHÓ
Y, ASÍ FUE COMO
Hoy iba a ser como cualquier 14 de febrero; no esperaba nada especial. Entré corriendo a la oficina por que en Polanco, en viernes y en quincena, el tráfico estaba de locos. Además de darme un porrazo al caerme de lo sorprendida que estaba, me llevé una gran sorpresa al ver que en mi escritorio había un ramo de flores, un café y una dona de esas con chocolate y chispitas de colores, así como me gustan.
No podía creerlo, ¿eran para mi?, ¿es una broma?, ¿estaba soñando? Me acerqué disimuladamente checando que nadie me estuviera viendo y busqué alguna nota. Así fue como todo comenzó… con tinta negra, a mano y con su hermosa letra de abogado, decía: Para Lety de ANDRÉS
MARCELO PEÑA.
NOS FLECHÓ...
Ok, para que entiendan, este tipo de historias no me pasan a mi. Andrés Marcelo es el hombre perfecto: el cuerpo como el de William Levy; unos ojazos del color del cielo; su pelo de color café, como ese que necesitas para despertar todas las mañanas; y la verdad, hasta su risa es melodiosa.
La única persona que sabía de mi amor eterno por Andrés Marcelo era Valentín. Para que se lo imaginen, Valentín es el típico amiguero, a todos en la oficina les cae bien y a pesar de que es un poco chismoso, le platicas todo porque sabes que siempre tiene buenas intenciones. Él se dio cuenta que babeaba por Andrés Marcelo y, cómo no, si nada más lo veía y me imaginaba en el altar con él.
Para no hacerles el cuento tan largo, como él sabía que jamás me acercaría a Andrés Marcelo, empezó a escribirle cartas de mi parte con todo lo que yo le platicaba que veía en él: cómo se servía el café (con dos cucharadas de azúcar y una de crema), cómo todas las mañanas saludaba a la señora de limpieza y le ofrecía una de sus galletas, la manera tan diferente de sonreír cuando escuchaba la música que le gusta y todas esas cosas que hace que me vuelven loca.
Había notado que Andrés Marcelo se portaba diferente conmigo, no es que antes me tratara mal, pero después de esas cartas, empezó a acercarse más a mi, a hacerme preguntas sobre mi día, las series que me gustan y cosas así. Una vez más Valentín Godínez había hecho de las suyas; no por nada le decían que era un Santo, hasta dos matrimonios había logrado dentro de la oficina.
Fue así como surgió su día, el día de San Valentín Godínez. Hoy, después de ver a Andres Marcelo todos los días por 5 años desde las 8 de la mañana hasta las 7 de la noche, tengo una nota que dice: