AMOR IMPOSIBLE No buscaba un plato de restaurante, ni siquiera las sobras del día anterior, un simple trozo, aunque fuera minúsculo, de pan que llevarse a la boca, era lo único que necesitaba para alegra el acabar de su día; por desgracia no encontró nada que fuera de utilidad para satisfacer su hambre, tuvo que conformarse con las sobras de atún que una anciana del pueblo repartía entre los gatos callejeros. Día tras día, esa era su rutina, la de mendigar algo con lo que poder alimentarse pero que pocas veces le servía de algo. Era viernes por la tarde y Ángel seguía buscando cualquier alimento que pudiera hacer pasar por cena y decidió mirar entre la basura de una de las personas más ricas del lugar, no encontró comida pero sí algo que le hizo abrir los ojos, una invitación para una fiesta privada de esa misma noche para jóvenes dispuestos a contribuir en una causa benéfica la cual a él no le interesaba, lo único que le importaba lo que ponía en la parte baja de dicha invitación, había un “catering” y vio la oportunidad perfecta para poder satisfacer sus deseos de comer. Siguió buscando en la basura hasta que halló un traje, algo deteriorado, con el que poder presentarse y pasar desapercibido entre los demás jóvenes ricos.
Eran las nueve de la noche, la fiesta había empezado y Ángel nervioso como el que más, entró sin despertar sospechas que él no era realmente quien en su invitación decía ser. Esperó hasta que la charla del fundador de la causa acabó y empezó a comer de tal manera que parecía que no había comido en años, el resto de los invitados le miraban extrañados por sus modales pero eso a él no le importaba, solo quería comer. No podía apartar los ojos de semejantes manjares hasta que, con un vestido rojo como lo pétalos de una rosa, entró una bella dama, alta, apuesta, con un cabello y sedoso. Ángel no pudo contener sus ansias de conocer a dicha damisela y esperó a que se encontrase sola para acercarse a ella y con el corazón en un puño, atreverse a saludarla como es debido.
Empezaron a hablar, parecía como sise conocieran de toda la vida y aún desconocían sus nombres hasta que Ángel decidió presentarse y seguidamente lo hizo ella, se llamaba Alicia y vivía en la casa más espectacular de toda Sevilla era una de las personas más importantes de toda la sala, o dicho su padre; Ángel no le llegaba a ella ni a la suela de los zapatos, era un simple vagabundo, pese a ello decidió confesárselo, aún con el miedo de su desprecio, pero no fue así, ella le agradeció su sinceridad, todos fingían quienes no eran tal de conocerla, pero él no hizo tal cosa, se sinceró desde el principio que provocó que se enamorase de él, tanto como él de ella. La fiesta dio a su fin y el padre de Alicia se acercaba y no permitía que su hija estuviera con gente vulgar. Ángel tenía que irse pero antes de que se marchase Alicia le dijo de verse al día siguiente a la fachada de un hotel situado frente a su casa a la misma hora del comienzo de la y Ángel aceptó encantado. Ángel, nervioso como en la vida había podido estar, se dirigió al sitio acordado, lo tenía delante, Alicia estaba ante sus ojos, no sabía si acercarse o marcharse corriendo, pero los sentimientos adquiridos ante ella obligaron a ser valiente e ir junto a la chica, fue la mejor decisión que pudo tomar. Fueron a un restaurante que había junto al local donde se orla fiesta de la noche pasada y Alicia le invitó a cenar. Ángel se sentía afortunado por haber encontrado a una persona a la que le diera igual que fuera un sucio vagabundo, que no le importaba su situación, y que le quisiera por cómo realmente era, para él era un sueño. Cenaron y pasaron el resto de la noche conversando, conociéndose, aclarando por completo todo tipo de dudas que tenían cada uno sobre el otro. Había cosas buenas y cosas malas, pero asolo podían fijarse en cómo se sentían, en cómo de rápido les palpitaba el corazón estando juntos, eso era suficiente para no querer separarse jamás. La noche tocaba a su fin, tenían que irse, Ángel decidió acompañar a Alicia a su casa. Ande separarse, Alicia no pudo contenerse y le beso, pero antes de poder decir nada ninguno apareció padre de Alicia y echó a Ángel y le dijo que no a aparecer por allí, que solo era un vulgar vagabundo que quería aprovecharse de su hija. Intentó explicarle que eso no era cierto que él amaba, pero no escuchó y metió a su hija en casa. Alicia no quería saber nada de su padre estaba avergonzada por su comportamiento y por las palabras que le dijo a Ángel , ella solo quería estar con él, poder estar a su lado en todo momento, pero su padre no la dejaba, se lo había prohibido. Cada noche a partir de ese día, Ángel iba a casa de Alicia, subido a un árbol que se encontraba junto a su habitación, así podían verse, no era mucho, pero era suficiente, el poder mirarse a los ojos el poder susurrarse un “te quiero” eso les hacía felices. Una noche, mientras Ángel estaba subido a ese árbol, el padre de Alicia que salía a tomar el aire, vio a Ángel como hablaba con Alicia, y sin pensarlo dos veces cogió un hacha, tael árbol, con que si volvía a verlo, su destino sería el mismo que el del árbol. Alicia no soportaba el comportamiento de su padre y decidió enfrentarse a él, pero fue en vano, su padre seguía enfadado y firme con su decisión. Pasó una semana de aquello y Ángel y Alicia no habían vuelto a verse, ambos estaban asustados por cómo era el padre de Apero ella no aguantó más, y mientras su padre estaba pescando, hizo las se despidió de su madre, quien estaba a favor de sus decisión y se fue a la ciudad a buscar a Ángel, pero no lo encontró y tuvo que hospedarse en un hotel, se negaba a volver a casa con su padre, no podía seguir aguantándole. Pasó la noche y decidió seguir buscándole daba igual el tiempo que tardase en hacerlo lo que quería era volver a verle y besarlo como si fuera la primera vez. El día estaba punto de cesar y Alicia estaba hambrienta, tenía que comer algo y pensó en ir a un restaurante a cenar, pero no a uno cualquiera, sino al que para ella era especial, en el que cenó junto a Ángel. Estaba lejos, muy lejos, pero le daba igual, necesitaba revivir su encuentro con él volverle a ver aunque fuera solo un espejismo poder sentarse en la mesa en que compartió un hermoso momento con el hombre al que amaba. Dieron las nueve, Alicia llegó al restaurante, pidió una mesa y se sentó, quiso ni mirar
la carta, simplemente pidió lo mismo que la vez que estuvo con Ángel, vino el camarero para servirle lo que había pedido, eso y además, una nota en la que ponía: “sabía que algún día volverías, que volvería a ver a la mujer a la que amé, porque se puede vivir de muchas formas, pero hay formas que no dejan vivir, y si no estoy a tu lado no puedo seguir, te amo”. Alicia levantó la cabeza, Ángel era el camarero, quiso demostrarle que podía lograr lo que fuera con tal de estar con ella, que ese restaurante era a de ese día su lugar preferido, y que desde el día que se vieron por primera vez, se puede afirmar que había empezado a vivir, porque su vida comienza estando a su lado. Alicia se levantó y besó a Ángel, le dijo que amaba, que quería pasar con él toda su vida, pensara lo que pensara su padre, lo único que deseaba era ser feliz. Junto a él. El tiempo pasa, Ángel sigue trabajando de camarero en el restaurante en el que empezó a ser feliz, Alicia decidió hacerse escritora y así no tener que vivir a costa de su padre y, justo un año de su primer beso, Ángel llevó a Alicia a cenar y ante el mundo se arrodilló, le colocó un anillo en su dedo, se armó de valor y le hizo una pregunta, una pregunta que marcó el resto de su vida. ALICIA SERRANO MARÍN 2º B