EL COLOQUIO DE LOS PERROS Un día cualquiera estaba paseando con mi perro hacer cosas que no son propias de contar y me encontré con otro perro era un perro salchicha, una raza con la que normalmente no me llevo bien pero con éste congenié. Yo siempre he sido un perro muy aventurero y él también, pero nuestra suerte había sido diferente en los días pasados. -
¡Hola! – comentó él oliéndome el trasero.
-
Hola – respondió yo con la misma acción.
Pasado el tiempo nos fuimos conociendo y contándonos experiencias de la vida, al mismo tiempo que nuestros amos. Uno de ellos me llamó la atención tanto como me conmocionó. Y así empieza: Después de separarme mi madre y de tres de mis cinco hermanos llegue a una casa familiar: un niño y una niña pequeña y unos padres irresponsables, empezando por adoptar a tres cachorros en un enano, después dejando a los niños solos; el inocente de mi hermano bebió lo que los niños habían derramado en el suelo mientras corrían por la cocina.
Mi otro hermano y yo perseguíamos a los niños para jugar sin darnos cuenta que no estaba el pequeño de la familia, fuimos a cocina y lo encontramos tumbado en el suelo sin pulso ni respiración. Recuerdo cómo intentaba llamar a los niños, pero el dolor y la angustia me dejaban soltar ni un solo ladrido. Nunca supe que hicieron los padres con mi difunto hermano y tampoco supe que le pasó a mi otro compañero de pesadillas; teoría es que se deshicieron de él por la noche unos meses después al ver que no podían cuidar de los dos. Yo solo aguanté
un año más de sufrimiento porque me escapé de allí. Sobreviví tres meses en la calle y cinco en la protectora donde me encontró mi amo actual. Me quedé sin palabras al oír historia. Yo siempre he sido un perro de vivir aventuras y no desgracias, como cuando uno de mis muchos amos me llevó a la nieve o a la playa o a correr por las calles mientras llueve… Desde aquel día nos hicimos amigos y vivimos alguna que otra aventurilla. ANDRÉS BORJA2º de ESO A