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OPINIÓN
Financiación y estrategia coordinada en la salud bucodental
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Juan Pablo Ramírez Director de iSanidad
La financiación de la salud bucodental tendría un coste de 5.423 millones de euros para las arcas del Estado. El cálculo pertenece a un estudio elaborado por la compañía Vitaldent en colaboración con la patronales CEOE y Fenin. Es cierto que se trata de una estimación procedente del sector privado pero sorprende que las administraciones públicas no hayan hecho un ejercicio similar.
En las últimas elecciones generales existía un consenso entre los grandes partidos sobre la necesidad de incluir la salud bucodental en el Sistema Nacional de Salud. La alianza de PSOE y Unidas Podemos lo ha asumido como un compromiso. El proceso ya ha comenzado. El pasado junio El Ministerio de Sanidad inició una consulta pública para aprobar la orden ministerial que amplíe la Cartera de Servicios. El Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria 2022-2023, aprobado en el Consejo Interterritorial, también hace referencia a la incorporación de la atención bucodental. Sin embargo, en más de dos años de legislatura, nadie se ha preguntado a cuánto asciende una inversión que recaerá especialmente sobre las comunidades autónomas.
Los Presupuestos Generales del Estado son el ejemplo más evidente del desconocimiento desde las administraciones públicas. En los dos últimos años se han incorporado partidas específicas para salud bucodental, pero la cantidad queda muy lejos de las estimaciones del sector privado. En 2021, el Gobierno destinó 49 millones de euros y en 2022 se invertirán cinco millones menos, un total de 44. Tras dos años y en el marco de los fondos de la Unión Europea, ya se ha producido la primera rebaja de esta partida.
Resulta lógico pensar que los cálculos del sector privado y del sector público no coincidan. Pero el Gobierno, el Ministerio de Sanidad y los servicios de salud de las comunidades autónomas deben empezar a hacerse preguntas que aún no se han hecho. Si no lo hacen ya van a poner un parche en la Cartera de Servicios que no va a resolver los problemas de los ciudadanos.
Cualquier estrategia, por muy buena que sea, necesita de una dotación económica para que pueda llevarse a cabo. El Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas deben sentarse para decidir qué acciones se van a financiar y qué gasto o inversión es necesaria, sobre todo en un momento en que las tensiones presupuestarias son más que evidentes a pesar incluso de los fondos europeos. Habrá que estudiar la inclusión de copagos o la inversión en estrategias de prevención que pueden generar importantes ahorros a la larga. Llevamos dos años asistiendo a una reunión semanal del Consejo Interterritorial por la pandemia. Ahora que ómicron parece que ofrece una tregua y que el plan de vacunación marcha a un buen ritmo, quizás sea buen momento para plantear una reunión específica sobre salud bucodental entre el Ministerio y las comunidades autónomas.
Salud Bucal y General, una alianza cada vez más necesaria y urgente
En un reciente informe, sobre el coste financiero y humano de la enfermedad periodontal elaborado por The Economist Intelligence Unit y la Federación Europea de Periodoncia (EFP), se advierte que, si no se mejora la prevención y tratamiento de periodoncia en España, el gasto a 10 años superará los 26.000 millones de euros.
En la mayoría de los casos, la periodontitis podría prevenirse mediante una correcta higiene bucodental y la realización de revisiones o chequeos periódicos. Sin embargo, el informe señala que, en los países de Europa occidental, los avances relacionados con la prevención y tratamiento de esta enfermedad parecen haberse estancado. La prevalencia de la periodontitis se ha mantenido prácticamente invariable durante los últimos diez años, y la concienciación entre población general y los profesionales sanitarios de otros ámbitos es escasa.
La situación resulta especialmente dramática si se tiene en cuenta que la periodontitis afecta aproximadamente a la mitad de la población mundial (la periodontitis avanzada es la sexta enfermedad más prevalente del planeta). Esta enfermedad que puede llegar a provocar la pérdida de piezas dentales y causar dificultades para masticar, hablar o sonreír, problemas de autoestima y está asociada a otras 60 patologías de gran relevancia clínica y sociosanitaria; actualmente se sabe que algunos patógenos existentes en la boca, o los mecanismos inflamatorios de la periodontitis, están estrechamente vinculados con enfermedades tan relevantes como las cardiovasculares, las neurodegenerativas o la diabetes.
A una consulta dental acude diariamente un elevado porcentaje de personas con una o varias enfermedades crónicas, cuyo número y gravedad se incrementan con la edad. La Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) y la Fundación SEPA, a través de la iniciativa Alianza por la Salud General y Bucal, trabajan desde hace años con otras sociedades médicas de referencia en la detección precoz de estos cuadros o de sus factores de riesgo en la consulta odontológica, así como en el manejo de las enfermedades periodontales cuando actúan como un elemento de riesgo más en el desarrollo de estos procesos.
Esta Alianza, que no ha dejado de crecer desde su nacimiento en 2016 y que actualmente cuenta ya con más de un centenar de entidades vinculadas (Sociedades Científicas, Universidades, Grupos de Investigación, Empresas y Administraciones Públicas Sanitarias), fomenta la cooperación científica entre dentistas y médicos, y potencia tres ámbitos esenciales: la información, la integración multidisciplinar y la investigación, y remarcando la importancia que desempeña la consulta dental como centro colaborador en la promoción de la salud y la prevención. Este marco de cooperación científica e institucional, que apuesta por un enfoque integrador de la salud bucal y general, requiere también de la incorporación de los poderes públicos de ámbito estatal y autonómico con responsabilidad en las políticas de salud.
España cuenta con más de 22.000 clínicas odontológicas, lo que, bien articulado y protocolizado, puede representar una tupida y complementaria red de centros de prevención y promoción de la salud. Esto, entre otras muchas iniciativas, puede resultar clave para contribuir a la racionalización del uso de antibióticos, la detección precoz de diabetes, la promoción activa de la salud cardiovascular o el desarrollo de programas de cesación tabáquica.