# 3 ESCENA

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ESCENA

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Nuestra propuesta es fortalecer la línea del juego infantil: Julio Patricio Cárdenas

El Principito

Foto: Miguel Galaz

Fanzine de la muestra estatal de teatro / 03 de agosto 2016

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l juego infinito, el teatro y sus posibilidades, la magia materializada en escena: aquí se dibujan corderos, se aman rosas, se vuela en el desierto. ¿Lo esencial es visible para el teatro? Saltimbanqui regresa a la Tierra a El Principito. Conversamos con Julio Patricio Cárdenas, director: ¿Cuál es la versión que propone Saltimbanqui para El Principito? Nuestra propuesta es fortalecer la línea del juego infantil basada en la clásica y maravillosa obra de Antoine de Saint-Exupéry, tan famosa, tantas veces llevada a la escena y a la pantalla grande. Estamos dirigidos al público infantil encontrando su lenguaje, pero también a los adultos con el propósito de reencontrarlos con su niño interno. Los actores, que son cuatro adultos, tienen el objetivo de jugar como niños a contar la historia, para que los niños que estén presentes en la obra puedan creerles. Lo del juego es repetitivo, porque queremos verlo siempre desde el punto de vista de la infancia. ¿Qué particularidades hacen diferente esta obra de otras referentes a El Principito? Me atrevo a decir que en este caso, además de la historia que estamos contando, podemos ver otras cosas que suceden en escena –donde los que hayan leído el libro puedan ir cotejando lo que aparece, o quienes no lo hayan hecho, por consecuencia quieran leerla–; hay un juego entre los actores que cuentan la historia, paralelo a la historia misma. Conforme vamos viendo la historia de El Principito, también vemos lo que sucede entre ellos en su propia dinámica e interacción, y las mismas situaciones y bromas que van preparando todo para contar la historia. Entonces hay una doble obra de teatro: la de la historia de El Principito y la de los actores que la cuentan. Es una obra para imaginar mucho, el público viaja con ella, con casi una hora pueden percibir la novela en todo su esplendor, claro que muchas cosas fueron sintetizadas, pero quien ha leído la novela siente que está allí. Siento que hay una conexión muy fuerte con el público y la historia en sí.

Son cuatro actores que interpretan a múltiples personajes cada uno, ¿cómo se logra ese trabajo? Es primeramente logrando que el público se crea que los actores son niños y de ahí ellos empiezan a contar la historia utilizando los elementos y situaciones que tienen a la mano, para lograr crear a los personajes con elementos aparentemente sencillos pero que se transforman en otras cosas. Nuestro propio juego nos permitirá ver en escena, por ejemplo, al zorro, aunque no veas allí al animal. En este sentido, quiero destacar que aunque veamos personajes que están creados con elementos sencillos, El Principito, personaje central, sí aparece en escena. Está completamente allí con su atuendo y eso, desde mi punto de vista como creador me gusta mucho, porque cuando aparece, la gente se sorprende y se logra algo muy padre, adquiere otra dimensión. ¿Cómo fue para ti dirigir la obra? ¿A qué te remonta? ¿Recuerdas la primera vez que leíste el libro? La obra la he leído varias veces, de niño, de joven, ya de adulto y precisamente porque hace tiempo que la quería llevar a escena, pero la había dejado guardada para próximas ocasiones. Ahora literalmente, puedo decir que la obra llegó a mí, a nosotros; pero a mí en primera instancia porque en un taller de teatro con niños, ellos propusieron hacer la obra de El Principito; allí tomamos el texto original –no un guion de teatro existente–, leímos la novela por partes, los niños generaban ideas, armaban cosas y allí fui escribiendo, haciendo la adaptación a partir de sus dinámicas, jugando. Se llegó a una etapa con ellos en donde logré un guion hasta cierto punto y después vienen estos actores profesionales que continúan el trabajo que se venía haciendo. Porque no es otra cosa distinta, sino la continuación de lo ya planteado, emplean el mismo lenguaje que los niños hicieron, lo recrean y hacemos la parte que faltaba para concluir este montaje. Ha sido una experiencia muy bonita en todos los sentidos. Leí el libro como a los 9 o 10 años, no recuerdo la edad exacta porque también vi

la película, la de hace muchos años, una de los sesentas creo, que también era medio musical. Escuché también una radionovela y en aquellos tiempos pasaban también una caricatura en la televisión, hubo muchos momentos en mi vida donde apareció. También me tocó ver hace muchos años la puesta en escena de El Principito que hizo Sonia León, en ese entonces yo era un niño y me tocó observarla desde ese punto de vista, me gustó mucho: aparecían Jesús Ochoa como el aviador y Jorge León –hijo de Sonia– era quien hacía a El Principito, que en aquel entonces era un niño y le quedó perfecto el papel. ¿Cómo se crea Saltimbanqui? ¿Cómo es trabajar desde la independencia? Se crea a partir de un proyecto colectivo entre varios compañeros que fundamos el grupo hace más de dieciocho años y va caminando, creciendo en cantidad de participantes, proyectos, muchas obras de teatro. Siempre desde la independencia es estar buscando no nada más lo que vas a presentar, sino dónde lo vas a presentar, cómo, con qué recursos, qué vas a recuperar para continuar presentándote. Entonces siempre es como tener los tiburones en la bañera: no puedes estar tranquilo, relajado, porque hay que estar moviendo hacia enfrente tus proyectos; yo creo que afortunadamente es una tarea que no te deja descansar. ¿Cómo se trabaja con el público infantil? Es un público que puede ser muy exigente, pero si entras en su dinámica, en su juego, en lo que les gusta, es maravilloso porque si lo convences y te cree, ya está allí. Lo disfruta, reacciona, se divierte, es un público muy noble. ¿Qué es el teatro? Pues es mi vida. Encuentro una forma de expresión a través del teatro, así como los pintores la encuentran a través del lienzo, otros artistas con la música, su cuerpo, en este caso todas las posibilidades del teatro me permiten contar historias. Los que nos dedicamos a esto, hemos hecho que nuestra vida esté enfocada aquí y que nos permita vivir del teatro y para el teatro. Por Astrid Arellano

El Principito: obra de teatro para cuatro actores con corazón de niño

Alegra ver el teatro a plenitud. Las butacas cómplices del ensueño, el deseo de encontrar la emoción. Felicita el curso de la Muestra Estatal de Teatro 2016. Aplauso siempre en reconocimiento a los padres de familia que ofrecen como opción a sus hijos el arte. Anoche el Teatro de la Ciudad de Casa de la Cultura vivió la infancia perenne, con la propuesta de la obra clásica El Principito, en un trabajo teatral desde Saltimbanqui Teatro, la compañía que dirige Julio Patricio Cárdenas. Volvimos los espectadores adultos, a ese páramo siempre febril que es la inocencia de la niñez. Todo a consecuencia de lo que ocurrió encima del escenario. Cuán difícil se vuelve el reto de trasformar una de las obras clásicas de mayor prestigio en la literatura universal en una puesta en escena. Nomás leer el título y para los puristas de la crítica, el prejuicio se exacerba. ¿Cómo plantearán otra vez este magnánimo relato, los actores, el director? Pues así, simple y llanamente, con la pasión y la honestidad, con el ingenio que dicta la búsqueda, con la trayectoria, el bagaje de un director de escena que decidió entregar su vida al teatro: Julio Patricio Cárdenas. Tiene el atino, tanto en la selección del texto como en la propuesta de dirección y qué decir del reparto: parecería que los eligió con lupa, o que el casting lo supervisó durante muchos días, meses o años. Anoche los espectadores, construyendo un rumor de satisfacción y sorpresa, volvimos a la filosofía lúdica de la historia escrita por Antoine de Saint-Exupéry. Así como los actores se divierten encima del escenario, así los espectadores aprendimos de la literatura y su contenido, esa literatura narrada en cuerpos y voces, desde esa vuelta de tuerca que da el director con su planteamiento al convertir a los actores en juglares como una estrategia de esqueleto en el montaje. Alegra ver la respuesta en el público, saber que hay demanda para observar la creación. Aplauso para Saltimbanqui Teatro que permanece en la búsqueda anteponiendo esta responsabilidad en la selección de temas, en la inclusión de un reparto por demás profesional. Seguimos en la Muestra. Habemus teatro. Por Carlos Sánchez


ESCENA

Fanzine de la muestra estatal de teatro / 03 de agosto 2016

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Edición: Carlos Sánchez Corrección: Rosy Orozco Diseño: Argelia Juárez

Entrevista con

Alejandra Abascal sobre

Foto: Miguel Galaz

COOIL La historia que contamos es la reinterpretación de este mito que habla de tres estrellas

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n el desierto se cuentan historias, en el mar se cuentan historias, en el cielo se cuentan historias. Lejos de las luces del hombre, en las profundidades del cielo nocturno, existen las coaamc. Tres mujeres que son ahora una formación de estrellas, una mantarraya de luz que navega con su cuerpo de diamante en las frías aguas de la noche. Es COOIL, la puesta en escena del Colectivo Sonder en la Muestra Estatal de Teatro. La conversación es con Alejandra Abascal Petterson, actriz: ¿Qué significa la palabra COOIL? Cooil significa “azul” en lengua comcáac (seri). Nosotros lo relacionamos también al color azul que está en su bandera, el azul que significa esperanza, pureza, agua, aire. ¿Qué relación tiene el nombre de la obra con la historia que narra? Decidimos nombrar la obra de esa manera porque tiene que ver con uno de los mitos de la tradición oral comcáac; el de las cooamc (mujeres). La historia que contamos es, la reinterpretación de este mito que habla de tres estrellas a las que ellos nombran de esa manera. Son estas tres mujeres que aparecen en el firmamento cada primero de julio; con ellas vienen las mareas, los frutos del desierto, representan la esperanza del pueblo, la unión. Todo lo encierra esa palabra: cooil. ¿Qué significa para ti interpretar a una mujer comcáac? Unión. Unirme a mis compañeras, unirme al trabajo. Esto siempre está presente, me siento un símbolo de la unión, una luz que tiene la labor de integrar. Zara Monroy, una de las actrices de COOIL, es una mujer comcáac. ¿Cómo ha sido el trabajo con ella? ¿Cuál es su influencia? ¿Cómo ha empapado la obra? Ha sido muy importante porque ella es nuestro enlace con la comunidad. Desde que empezó el proyecto y que fuimos allá a investigar, ella nos llevó con el maestro René Montaño a que nos platicara sobre el mito, un señor de la etnia que pudo darnos la información más completa, algo que también es interesante porque como no deja de ser un mito, entonces cada persona que consultamos tiene su propia historia, varía su versión. Zara es también quien musicaliza la obra con los cantos tradicionales originales, con los

rezos, con sus poemas, porque ella también escribe. Su aportación es muy importante, pero sobre todo, por su cosmovisión, porque ella percibe diferente el tiempo, las situaciones; hemos tratado de integrarlo todo. ¿Por qué interesarse en rescatar la tradición oral?, ¿por qué hablar de la Nación Comcáac? Porque para nosotros como colectivo es importante tener una perspectiva integral e intercultural y nos interesa ejecutar proyectos en distintos tipos de comunidades. Nos acercamos a la etnia porque yo también tenía ya historia con ellos, estuve en un proyecto totalmente distinto donde conocí a Zara, Julio Perea (director) también la conoció antes; todo confluyó para trabajar allí. Tenemos ese interés por integrar todas estas comunidades al hecho escénico. ¿La escritura de la obra fue colectiva? ¿Cómo la construyen? Fue sobre la marcha, porque teníamos algo así como una escalera del contenido. Al mismo tiempo que las actrices hacíamos trazos, Julio iba redactando. Él se encargó de darle forma, escribir el texto e integrarlo con la dirección. ¿Qué es el Colectivo Sonder? ¿Qué significa también esa palabra? Sonder es una de esas nuevas palabras que significa que todos los seres humanos, de alguna manera, tenemos emociones y sensaciones muy intensas. Nadie siente más que otro, todos tenemos intensidad propia. Nos gustó esa palabra porque creo que tiene que ver mucho con el teatro, el teatro es hablar de la vida y sus conflictos y meterse en los recovecos del corazón. Sonder engloba todo eso: todos tenemos nuestra propia historia, la capacidad de sentir emociones al máximo. ¿Qué te provoca el teatro? ¿Por qué hacerlo? Elegí el teatro sin saber lo que era, cuando yo era niña. Siendo más joven era mi momento de libertad y de diversión, luego decidí profesionalizarme en eso y hacerlo mi manera de vida. Es como yo puedo estar más satisfecha conmigo misma, haciendo algo que me llena el espíritu, sabiendo además que puedo aportar a la sociedad; saber que lo que hago no es solo para mí, sino que tiene una repercusión social, como cualquier otra profesión. Es algo que no puedo dejar de hacer, algo que me mantiene viva. Por Astrid Arellano

COOIL Tres estrellas, tres mujeres comcác Hermosillo, Sonora.- El Teatro Íntimo nos recibe con salvia; provenie de la enramada instalada en el escenario como parte del montaje escénico COOIL que en seri significa azul y se presenta en el segundo día de actividades de la Muestra Estatal de Teatro 2016. La obra inicia con cantos comcáac (seri) interpretados por Roxana Sarahí Romero, quien porta la vestimenta tradicional de la etnia. La atmósfera está puesta para llevarnos a un mundo mágico. Alejandra Abascal y Misuki Takaya, completan la trilogía que da vida a esta obra, cantan letanías mientras poco a poco van mezclándose en la escena para iniciar la narración de la tradicional oral sobre las estrellas llamadas cooamc (Mujeres). Con largas varas de ocotillo, estas mujeres ilustran historias que pasan en la tierra, en el agua, en el aire; todas tienen que ver con las tres estrellas que aparecen el primero de julio, que pronostican el temporal de lluvia, las mareas altas y el nacimiento de los frutos del desierto. Para los comcáac estas estrellas simbolizan también la protección y la unión, especialmente en tiempos en los que esta nación ha necesitado de esa fuerza. Quizá será por eso que levantan un reclamo para los que los limitaron a un espacio, los que prometen y no cumplen, para los que pretenden cambiarlos sin respetar sus creencias. El montaje utiliza varios recursos que lo vuelven vistoso y místico, entre ellos juego de luces, video-animación, expresión corporal, pero sobre todo la presencia de tres mujeres comprometidas con una tradición ancestral.


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