# 5 SED DE CINE

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SED DE CINE

#05

Fanzine del Festival Internacional de Cine en el Desierto / 15 de mayo 2016

Edición: Carlos Sánchez Corrección: Rosy Orozco Diseño: Argelia Juárez

Julio Hernández

Cordón

México es un país convulso, con muchas tormentas y huracanes y quise hablar de la violencia que se está viviendo Carlos Sánchez

Te prometo anarquía es su película más reciente. Este filme cierra la sexta edición del Festival Internacional de Cine en el Desierto (FICD). Julio Hernández Cordón es la exploración desde los temas que le obsesionan. Es también quien comparte el conocimiento. Junto a Martín Rejtman imparte el laboratorio Por un cine posible, en el marco del FICD, donde se reúnen miradas nuevas, propuestas joviales, sobre la construcción de cine. Un taller que ausculta, propone, pretende llevar a buen puerto las aspiraciones cinematográficas de los participantes.

Julio, vienes a ser espectador en la proyección de tu película Te prometo anarquía, vienes también a impartir el laboratorio Por un cine posible. Respecto de este ejercicio, ¿cómo has visto a los participantes? Lo interesante de este laboratorio es que ha sido gente muy joven, gente que está debutando y que además tienen este ímpetu de iniciar sus carreras, de poder contar mejor sus historias y por otro lado pues el festival en el desierto hizo una selección, una curaduría muy interesante, hay gente de varias partes de América Latina, como Argentina, Colombia, alguien de Honduras, hay gente del interior de la república, gente de Sonora, gente del DF. Me sorprende porque este es un festival reciente y que tenga esta convocatoria, de gente interesada, me parece increíble. ¿Y qué siento?, siento que en los planteamientos suele pasar en todas las películas, que de repente ya está la tecnología, las herramientas técnicas, pero a veces falta afinar la historia o el contenido, pero creo que eso de afinar historias o el contenido tiene que ver más con la experiencia, con la práctica, de ir puliendo la mirada, de ir encontrando qué tipo de historias y por qué. Y bueno, creo que es un proceso que se tiene que dar.

¿Cómo es la dinámica de este laboratorio?

Trabajo con un compañero argentino, Martín Rejtman, cineasta y lo que hacemos es que se proyectan los trabajos de los talleristas, luego se abre micrófono a los participantes, luego nosotros participamos, comentamos o hacemos sugerencias, todo de manera cordial, sin ninguna imposición, sino más bien creamos un diálogo y el director de cada proyecto

puede problematizar lo que se le está comentando y él mismo hacer sus conclusiones de cierta manera. Eso sería lo ideal, pero faltaría ver cómo regresan los talleristas a sus lugares y cómo se confrontan con el feed back recibido y su trabajo.

En este festival, aparte de impartir el laboratorio, también se proyecta tu película Te prometo anarquía. ¿Qué elementos de tu vida detonan para la creación de este filme?

Hay varios elementos. No es una película biográfica, la película está inspirada en gente que conozco, y por otro lado tengo la intención creativa de retratar el espacio donde vivo y convivo con los demás, Siento que México es un país convulso, con muchas tormentas y huracanes, y quise hablar de la violencia que se está viviendo, estas desapariciones masivas que me parecen irreales, de pesadilla, que puedan desaparecer de un golpe 43 personas. Y sobre todo hablar de la impunidad, de cómo a veces la gente de un extracto social puede más y la ley no le es lo mismo, entre comillas, pero ante todo Te prometo anarquía es una historia de amor entre dos chicos, y esto hace que, a mi parecer, la película sea entrañable porque aborda algo que es universal, todo mundo se ha enamorado, a todo mundo le han roto el corazón y está en el marco de la Ciudad de México de esta década.

¿Por qué hacerlo con dos chicos como protagonistas?

Porque está inspirado, como comenté, en gente que conozco, en un familiar y mi familiar es gay, y también por otro lado, es la primera vez que hago una historia de amor y pensé que sería más fácil poder diseñarla con una historia de amor masculina, porque obviamente por mi género, puedo entender mejor el mundo masculino que el mundo femenino, y sobre todo me pareció provocador, porque el mundo de la patineta es un mundo muy masculino y que dos chicos que patinan se estén acariciando. Y por otro lado es como el presente, por lo menos la Ciudad de México es una de las ciudades más tolerantes a la diversidad sexual y cada vez se están promulgando leyes y espacios de mayor igualdad para todos. Se me hace como una especie de tocar temas actuales y hacerlo sin amarillismo, de una manera sumamente cotidiana que es como se vive en la Ciudad de México.

“Mis relaciones con el cine son las de un matrimonio mal avenido, que no pueden vivir juntos ni separados”. García Márquez


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Fanzine del Festival Internacional de Cine en el Desierto / 15 de mayo 2016

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Todo el rancho se asustó Diego Osorno / @diegoeosorno

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an Marcos era un pueblo de Sinaloa que, como todos los pueblos, estaba hecho no solo de casas y calles, sino de personajes humildes e historias sencillas como la de aquel atormentado hombre que lo mismo lanzaba con precisión piedras a 50 metros de distancia, que se tijereteaba con desespero una herida en las piernas en busca de una bala perdida entre sus huesos. Martín Rochín se llamaba el sujeto ya fallecido por la gangrena. Había también una yegua en brama que recorría las noches con violencia, asustando niños a quienes sus padres no calmaban cuando les decían que era el caballo del diablo. “Así como les estaba platicando, hay muchos historiales aquí. Pueda que bastantes”, recuerda uno de los protagonistas de Los reyes del pueblo que no existe. Otro de los personajes de esta película es una entrañable mujer que por la noche destaza un pollo en una cocina sin luz, mientras nos vamos enterando que este lugar ubicado en Mazatlán quedó inundado por la construcción de una presa. Solo tres casas seguían habitadas cuando la cámara recorrió las ruinas que dejó la decisión oficial -ejecutada con ayuda criminal-, de borrar a este pueblo del mapa. Los sobrevivientes del hundimiento de San Marcos son quienes se quedan a contarnos la historia, ya que los otros tuvieron que irse a vivir a un sitio llamado Nuevo San Marcos o de plano ya no los dejaron vivir. “Todo el rancho se asustó”, escuchamos con atención a uno de los náufragos retratados en este documental mexicano.

Los reyes del pueblo que no existe, no es solamente un documental que denuncia de manera eficaz el desplazamiento forzado de un grupo de habitantes de uno de los estados más violentos de México. Se trata en diversos momentos de un hermoso mosaico rulfiano levantado en medio del acabose. Como cuando “Jaime”, uno de los náufragos, le comenta a su esposa que quiere ir por la noche al panteón a ver a los espíritus del pueblo abandonado que andan por ahí y ella le pregunta qué va a hacer cuando los tenga enfrente. “Pues los lazo”, dice este pícaro campirano.

algunos de los habitantes de San Marcos que fueron trasladados por el gobierno hacia un territorio llamado Nuevo San Marcos, después volvieron a ser desplazados de manera forzada. Si la causa de su primer desplazamiento fue la autoritaria y corrupta construcción gubernamental de la presa Picachos, la de su segundo desplazamiento se trató de una violenta y corrupta guerra entre facciones del Cártel de Sinaloa, que derivó en asesinatos de pobladores de Nuevo San Marcos, cometidos lo mismo por narcos que por militares.

- Las almas en pena no las puedes lazar tú. Porque tú no eres Dios- contesta su mujer. - Pos me hago Dios en ese rato. - ¡Ay, Jaime, cállate la boca! Esas cosas son serias.

En el remanso de Los reyes del pueblo que no existe, hay una escena que da luces para conectar cuál es la tragedia de San Marcos y de Nuevo San Marcos (y probablemente también de muchos pueblos del resto del país). Sentados en el porche de una de las casas, los náufragos conversan con calma

Como es normal, debido a que el enfoque es otro, este documental no informa que

acerca de las ventajas de seguir viviendo ahí, en ese sitio inundado y prácticamente abandonado. - En la mañana puedes ver un sol bien bonito y en la noche una luna bien bonita. Eso no lo compra el dinero -dice uno de los personajes-. - No, ¿cuándo lo va a comprar el dinero? Eso no. Eso te lo da la naturaleza. - (Con dinero) compras lo que la misma humanidad creó para venderse. Es cierto que el gobierno desapareció las casas y calles de San Marcos -y no se descarta que el narco haga lo mismo luego con Nuevo San Marcos-, pero han sobrevivido sus personajes humildes y sus historias sencillas. Gracias a Los reyes del pueblo que no existe están ahora más presentes y sirven para que no olvidemos y para que sigamos resistiendo.

Quizá por lo inmediato del asunto, la literatura mexicana no se ha esforzado demasiado en reflejar la barbarie con la que México ha hecho convivir su reciente vida democrática. En este primer cuarto del siglo XXI, atendiendo a su naturaleza un poco más inmediata, el periodismo literario y el cine documental han intentado mostrar la contradicción en la que se encuentra ese país que todavía se llama México. Hay que incluir este trabajo de Betzabé García en esa cruzada aún en marcha.

(Sub) versiones… Ramón Valdez

S

ueña la noche con sus propias soledades, pare sus propias pesadillas. Cuerpos-quimeras escarban en la sombra: Madriguera que se torna escaparate del deseo. Brota el amor como un torrente envenenado. Dos cuerpos, dos adanes. Johnny (Adán alfa) es a la vez la serpiente y la manzana que Miguel (Adán beta) se niega a compartir con una Eva más bien intrusa, en un paraíso desprovisto de cómix o historieta alguna que venere a ningún héroe-dios-redentor: La esperanza es un insulto. Muere la noche. El día dibuja el desamparo y asombra el asomo de piedad. El hambre y el olvido son los hilos que mueven a Tecno, resignada marioneta que acepta la inercia que lo lleva de estación en estación: “Lléveloesbaratollévesesucumbiaparatodaocasiónllév…” Bastardos descendientes de los Jinetes del Apocalipsis cabalgan su existir en patinetas: Peces de madera nadando en el asfalto de una ciudad que los contempla hostilmente, tal vez hastiada de sus propios absurdos: La urbe ordeña a los famélicos vampiros-banda que celebran su hermandad en la violencia. El profeta enuncia su destino escrito en un hip-hop: “Vamos a reinar en los cielos y en una ventana rota”.

Esta publicación cuenta con el apoyo del Instituto Sonorense de Cultura

La ciudad se resigna a su imposibilidad de acunar a la inocencia. Sombras casi infantes viajan en el Metro. Sabuesos sin collar bailan slam en los vagones. El moho ha carcomido los anhelos, solo queda aferrarse a las estacas del camión que transporta indiferente a los fantasmas sin memoria, sin proyecto, sin más meta que refrendar su condición de mortales de estómago implorante. Absurdas postales son posibles: Un efebo calzando mocasines y listo para ejecutar indignas danzas ataviado cual isleña. La avidez de su cartera empata con la necedad de un rating que humille al infeliz… Otra vez, inhalar la pócima-ilusión: Floreado cortinaje disponible en dosis que -por pequeñas que sean- no resultan permisibles. Al final, los adanes-amantes montan sus patinetas-corceles, invitándose mutuamente a imitar sus proezas. La ciudad-demonio-soledad ha quedado atrás por el momento. Con su película Te prometo anarquía, Julio Hernández Cordón complace el presagio de Bertold Bretch: “El arte no es un espejo. Es un martillo”. Así sea.

Consulta cartelera en: www.ficd.mx


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